Forjar alianzas: la memoria compartida con el yrupé - Sobre Z. de Candela Sotos - Por Pablo Méndez

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Forjar alianzas: las memorias en común con ciertas plantas Sobre Z. de Candela Sotos “¿Quién sabe? Quizás, descubrirán, si perseveramos en esta vía, que ellas nos volvieron capaces de expandir nuestras aptitudes sensibles, que nosotros podemos ser menos bestias que lo que fuimos, que somos capaces de progresar, y que podríamos devenir, con ellas, tremopoetas tranquilos, músicos de acordes sinestésicos, inventores de historias verdaderas a venir de las cuales no seremos los únicos autores – remember that not only the living have stories to tell [Recuerden que no solo lo viviente tiene historias para contar]”

- Vinciane Desrpet

La consciencia del cambio de era geológica (del Holoceno al Antropoceno) o de los efectos del humano (blanco, occidental, hombre, digamos si queremos delimitar al antropos responsable) en la ecología global despiertan una vertiginosa angustia. Es angustia porque justamente remite a un momento de vida de incertidumbre. Sin embargo, somos varios aliados que buscamos pensar en conjunto, re-habilitar(nos) sensibilidades, re-posibilitar vínculos multi e inter-especie, buscando una justicia reproductiva, y pensando un mundo posible de habitar diferentemente. Esto es quizás una suerte de oposición, o conjunción a la propuesta de ¡Otro mundo es posible!. El arte contemporáneo, al ser una disciplina inespecífica (es decir, no se limita a una única disciplina y sus viscosas fronteras permiten amplitud en la forma de hacer), puede ser un espacio de encuentro, especialmente para aquellos que defendemos habitar y ser parte del planeta a través de la post-disciplina. Así se posibilitan re-encantamientos de los vínculos con otredades no-humanas. Decimos re-encantamientos pensando en Alexandre von Humboldt, Charles Darwing, los naturalistas que, si bien en un principio seguían los principios de la ilustración, estaban esencialmente guiados por su curiosidad y la observación en sus periplas. Ellos visitaban un mundo encantando. El modernismo se encargó de cientifizarlo de forma tal que pierda su encanto. 3


En las ciudades permanecen erguidas las instituciones forjadas a lo largo de la ilustración que pretenden perpetuar su modelo. Entre ellos, el Museo de Ciencias Naturales, el Planetario, el Zoológico y entre otros los Jardines Botánicos. Pero muchas veces, los confundimos como enemigos, como si fueran aliados del Antropoceno, cuando en verdad aquellas personas que conforman la institución donde trabajan en general están más volcados a una crítica sagaz de la era geológica actual, facilitando nuevos vínculos a establecerse desde el estómago de la bestia. Candela Sotos, artista contemporánea post-disciplinaria mantiene un vínculo afectivo con varios ejemplares de la especie del Irupé. El yrupé o irupé o la victoria cruzianna, es una planta acuática endémica del río Paraná y Paraguay. Candela viajó desde Madrid hasta Buenos Aires para ir a ver por primera vez esta planta en su estado silvestre en la Provincia de Corrientes. Primer proceso migratorio. Candela comienza a trabajar con diversos viveros acuáticos del Gran Buenos Aires, y estudiar la manera de germinar esta planta. Segundo proceso de migratorio: del río Paraná o Paraguay hasta Buenos Aires. Los vínculos generacionales hacen que la especie se encuentre actualmente también en espacios organizados para propiciar las condiciones de vida de la misma. En la contemporaneidad se piensa en la resistencia de la memoria transgeneracional preponderante en casos migratorios. Guillermo F. Zúñiga, biólogo, director de cine científico y fotógrafo fue designado director de cine científico en el proyecto de Expedición al Amazonas del buque Artabro. El biólogo, que posteriormente colaboraría con el documentalista Jean Painlevé en París, vio frustrada su oportunidad profesional al proclamarse la guerra civil española y el buque Artabro acaba por convertirse en hospital de guerra. Sin embargo, su vinculación a la Alianza de Intelectuales Antifascistas por la Cultura o al Partido Comunista le llevó a retratar grandes personajes y artistas de la época, así como a recorrer varias trincheras durante la guerra civil española. El acervo fotográfico de Zúñiga abarca acontecimientos históricos como la liberación de París, el entierro de Largo Caballero 4


o los campos de concentración de Argeles-sur-Mer o Gurs, del cual se escapó para unirse a la resistencia en Francia. Formó parte de las Misiones Pedagógicas de la II República, rodó documentales como El exilio español en París (1946) y gracias a amigos artistas también forzosamente exiliados, como Gori Muñoz, Alejandro Casona y Rafael Alberti, pudo entrar a trabajar en los Estudios San Miguel en Buenos Aires. La correspondencia con su familia en España describe su labor de ayudante de dirección o director de producción en películas argentinas marcadas por la época peronista entrelazándose con su preocupación por volver al país sin ser represaliado por sus militancia política o trabajos previos. Dicen que Zúñiga, para documentar la guerra, aguardaba pacientemente para tomar las imágenes sin sufrimiento, sin bombas, sin desesperación, esperando el momento de calma. Utilizaba el mismo protocolo para sus pequeños cortometrajes sobre animales y plantas. Una estética sostenida en documentar la pura transición de un estado a otro, o la guerra entendida igual que el ciclo natural: un devenir. Guillermo, tío abuelo de Candela, compartía con ella una pasión por la observación, una curiosidad inquieta por la naturaleza y las formas de organización sociales. Guillermo le transmitió indirectamente (sin siquiera hablarlo) una sensibilidad que tendía más bien a germinar, criar una planta, opuesto a la idea de creación exnihilo de la Academia de Bellas Artes (otra institución de la Ilustración dicho sea de paso). Este criar, germinar se extiende a otras formas de resarcimiento afectivos y especialmente de cuidado de la propia historia. ¿Qué historia nos han contado de nuestros antepasados? ¿Qué historias podemos contar ahora de ellos? ¿Cuán empantanados quedan esos vínculos en una generación que padeció un mutismo pos-militar sobre su propia identidad? Estas preguntas de alguna forma se despliegan en varias aristas del trabajo de Candela. Siguiendo la propuesta de la filósofa belga Vinciane Despret, podríamos decir que Candela esta haciendo lo que “los muertos le hacen hacer”. Traigo a colación este concepto dejándolo abierto a un sentido amplio, holista; Uno que pueda considerar a la yrupé 5


intergeneracional, a su tío abuelo, a los desaparecidos, a la propia Candela buscando no dejar el espacio vacío de una historia, y potenciando las posibilidades del storytelling de esta historia que fácilmente podría permanecer muda. Sea por lo que los muertos le hacen hacer a Candela, o por motus propio, se fijó en una forma de afecto que funciona como la ampliación de un negativo revelado de un film inconcluso. Guillermo habría visitado los mismos esteros en miras de conocer el contexto ecológico de la flor acuática, logrando una filmación de la misma en 16mm inconclusa. Otro puntapié para pensar todas las historias a ser contadas. ¿Sabe el Yrupé que nos refereimos a él así y ya no Victoria Cruziana? En paralelo el Jardín botánico de la ciudad de Buenos Aires “Carlos Thays” posee un estanque, dentro del cual a principios del siglo XX poseía varios ejemplares acuáticos, entre los que primaban las Yrupés. Allí habría filmado Guillermo Zuñiga los procesos de germinación. Candela generó una alianza con los trabajadores del botánico para devolver Yrupés al estanque. Esto invita también a pensar: ¿qué recuerdo guarda de las Yrupés allí presentes el estanque? ¿Y sus colegas vegetales? ¿las estatuas? ¿Estarán ansiosas, nostálgicas o indiferentes por que brote la flor y se abra por esas dos noches lila perfumadas? o ¿será esta una mágica sorpresa intertrans-generacional? Una floración más cercana a un destiempo que propiciará nuevas historias para el agua, para los papiros, las estatuas, para Candela, para Guillermo, para todos los visitantes. Esta historia es una historia de las tantas que podrían inscribirse en la ficción de Candela. Como diría Donna Haraway, no se trata tanto de qué historia es mejor o peor, sino de cuál es aquella [historia] que nos permite generar nuevas historias, componer nuevos mundos, extender percepciones, ampliar sensibilidades. Generar estos espacios de encuentro subvirtiendo el sentido originario del Jardín Botánico (desde una lectura contemporánea, claro está), es también una forma de poesía que replicará en los destellos de violetas y brillos de la noche en que la Yrupé se abra. 6


Esta es una manera de habitar el problema, de hacer con la incertidumbre y de amplificar voces, para así decir al resto: no es otro mundo [el posible], ¡Es este del que somos parte y podemos habitarlo de otra forma! Citando nuevamente a Vinciane Despret: Y podremos sentir, entonces, los cantos de la tierra y del cosmos, de las ramas y de las plantas que responden a las vibraciones de las cigarras, el aire será nuestra escena y el viento nuestro maestro de orquesta. Aprenderemos finalmente la poesía de un silencio tembloroso y a penas murmurado.

Pablo Méndez Artista e investigador independiente Diciembre 2019 mendez.pablo.julian@gmail.com www.mendezpablo.net

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Texto escrito a la ocasión de la reinserción del Yrupé en el Jardín Botánico Carlos Thays, Buenos Aires, 2020. Imagen de tapa y contratapa realizada por transferencia por contacto de una hoja de Yrupé, Acrílico sobre lienzo, 2018. © Candela Sotos Imagen dentro del cuaderno: film-still del documental en proceso. © Candela Sotos.

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