Vivir entre incendios: relato de una aventura fúnebre entre el Antropoceno y el Amazonas.

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VIVIR ENTRE INCENDIOS: relato de una aventura fúnebre entre el Antropoceno y el Amazonas.

Un monumento para los habitantes no humanos del Jardín Botánico de Buenos Aires.




Sensibilidades unidas por una alerta incendiaria. La suma de incendios provocados nos movilizó y permitió un encuentro para pensar-con, sentir-con, crear/criar-con otros. Considerar las muertes provocadas por estos incendios que abren paso a monocultivos. Viviendo la incertidumbre que genera la impotencia frente al “¿qué hacer?”, motorizados por una justicia medioambiental multi-especie, poli-cosmológica, el invernáculo nos acogió para comenzar una charla. Si Theodore Adorno se preguntaba cómo podía haber poesía después de la Shoá, nosotros nos preguntamos qué creación/crianza humana hace sentido, para quién, para qué, dónde y cómo. El Jardín Botánico nos propuso un contexto: el mundo en torno a una Piptadenia Excelsa u Horco Cebil. Lápidas, entierros, santificaciones populares, altares, rondaron nuestros pensares, abatidos directamente por la idea de que el humano puede hacer algo que no sea para el humano. Acto de resarcimiento afectivo. Nos pusimos en el lugar de, jugamos a ser como, nos posicionamos como microcosmos del Horco Cebil, y pensamos formas de goce de nuestra intervención especialmente armado para los no humanos, a fin de cuentas, es el territorio de los habitantes del jardín botánico quienes se verían afectados directamente por cualquier intervención que realizásemos. Así los sonidos, los cantares, las denotaciones de territoriales, las plantas autóctonas, en un jardín que colecciona especies de todo el mundo, que recrea ecosistemas, domina lo indominable nos hizo tender hacia lo infinitamente pequeño, hacia transformaciones minúsculas. ¿Qué sería un mausoleo para los insectos, las plantas? ¿Cómo podríamos nosotros corrernos del lugar antropocéntrico? ¿Es posible? ¿Cómo hacer-con la muerte de tantos otros seres que consideramos iguales? ¿Cómo transformar la inextricable distinción entre Naturaleza y


Cultura en una naturocultura o cultunatura? Es el humilde, pretencioso, intento de dejar la creaciĂłn para pasar a la crianza, dando lugar a que la naturaleza abra su camino, gestando una intervenciĂłn efĂ­mera, que integrara sus cualidades en sus tierras. Devolver la tierra a la tierra. Reunirnos para conmemorar. Celebrar vidas. Buscar acojo de la intemperie humana. P.M.




Un taller durante una formación intensiva; un círculo al pie de un plantín de ruda; una ceremonia fúnebre en las raíces de un árbol tropical. No nos conocíamos. No sabíamos hacia dónde íbamos. De eso se trataba el juego. Dejarnos llevar por... Deslizarnos por la piel de… Oír aquello que... Caminar sin rumbo a... Confiar en... Para nosotros, la muerte estaba presente. La materia descompuesta, recompuesta, viva, también. ¿Y para ellos? Nuestros cuerpos estaban en el compost; el fuego irrumpió. ¡Cuánta materia! Voló sobre el violeta, Enterrada en el violeta, De la primavera porteña. Hacer con la incertidumbre, Abrirse a la finitud; Fue un momento luminoso para nosotros ¿Y para ellos? J.L.G.





“Nuestra imaginación está impactada solo por lo que es grandioso; pero el amante de la filosofía natural debería reflexionar por igual sobre pequeñas cosas”. Alexander von Humboldt - Personal narrative of travels to the equinoctial regions of the New Continent Elegido por Alejandra Potocko


Sólo el viento empujará las cenizas, hasta que pase cierto tiempo. Entonces, llegarán las maquinarias para trabajar el suelo, sacando restos de troncos quemados, limpiando la superficie y nivelando terrenos. Así, las cosechas serán más eficientes y la pastura para los nuevos habitantes crecerá sana y fuerte. Quizás algunas aves lograron escapar de la tragedia. Pasado el tiempo, quizás regresen. Encontrarían un nuevo y distinto lugar, ocupado por civilización humana, con camiones que vienen y que van, moviéndose en ríos de pavimento, con tractores modernos que trabajan la tierra, sembrando y cosechando sin cesar. Tal vez incluso algunas de estas aves acicale a los nuevos y dichosos habitantes. ¿Qué recordarán del escenario anterior? ¿Quizás el ensordecedor sonido de las mañanas, cuando los millares de habitantes se comunicaban? ¿Sentirán curiosidad o miedo de este nuevo escenario? ¿Se preguntarán dónde fueron a parar los sabios arboles? Nahuel Martínez


“Un suspiro y una lágrima más en este interminable adiós, mi mirada humana disociada no trajo más que un largo penar, y esta larga idealización del sacrificio, el miedo ante el deseo de inmortalidad, en éste que no será mi último gesto en pos de redención” Laura Paladino


"Cada cual ve la naturaleza a su manera, y habrá quizá quien piense que esa clase de paisaje no merece una mirada. A mí, por el contrario, son esos montes y esos ríos vulgares, ni majestuosos ni incomparables, los que me invitan a una dulce ensoñación y me dan ganas de quedarme para siempre. Un panorama así podrá no sorprender a los ojos ni arrebatar el espíritu, pero recibe al viajero con sonrisa de amigo. En un primer momento no parece gran cosa, pero permaneced un rato y os sentiréis rodeados de un dulce afecto, como en los tibios brazos de una madre amorosa." Junichiro Tanizaki - El cortador de cañas Elegido por Daniel Duhau


“No te piso esta vez. Organismo vivo de nutrientes. Tantos micro-movimientos en una canción rítmica. Sos posibilidad y despedida.” Gabriela Messuti


"El viento le agita las largas plumas del pecho. No alcanzo a distinguir el color. En la penumbra creciente parece mucho más grande de lo que es en realidad. Agacha la cabeza noble pero en seguida vuelve a erguirla. Ahora cede rápidamente su salvajismo a la noche que nos va cubriendo como agua oscura. Los grandes ojos me miran a los ojos. Cuando muevo el brazo delante de él siguen mirándome, como si no pudieran desviarse de algo que ven más allá de mi. La última luz se descascara y cae a pedazos. Tierra adentro la distancia atraviesa las tenues líneas de olmos, y se acerca, y se une detrás de la oscuridad del halcón. Se que ahora no a va a volar. Me trepo al muro y me paro frente a él. Y él duerme." John Alec Baker - El peregrino Elegido por Laura Borsellino


“À l’enterrement d’une feuille morte Deux escargots s’en vont Ils ont la coquille noire Du crêpe autour des cornes Ils s’en vont dans le soir Un très beau soir d’automne Hélas quand ils arrivent C’est déjà le printemps Les feuilles qui étaient mortes Sont toutes réssucitées Et les deux escargots Sont très désappointés Mais voilà le soleil Le soleil qui leur dit Prenez prenez la peine La peine de vous asseoir Prenez un verre de bière Si le coeur vous en dit Prenez si ça vous plaît L’autocar pour Paris Il partira ce soir Vous verrez du pays Mais ne prenez pas le deuil C’est moi qui vous le dit Ça noircit le blanc de l’oeil Et puis ça enlaidit Les histoires de cercueils C’est triste et pas joli Reprenez vos couleurs Les couleurs de la vie Alors toutes les bêtes Les arbres et les plantes Se mettent a chanter A chanter a tue-tête La vrai chanson vivante La chanson de l’été Et tout le monde de boire Tout le monde de trinquer C’est un très joli soir

Un joli soir d’été Et les deux escargots S’en retournent chez eux Ils s’en vont très émus Ils s’en vont très heureux Comme ils ont beaucoup bu Ils titubent un petit peu Mais la haut dans le ciel La lune veille sur eux.” Jacques Prévert Chanson des escargots qui vont à l’enterrement Elegido por Julie Le Gall



“Cuando Baal Shem quería resolver un problema difícil, se retiraba al bosque, encendía un fuego, rezaba, y, así, absorto en su meditación, resolvía el problema. Cuando una generación después, el Maggíd de Meseritz se encontraba en una situación parecida, iba al mismo lugar en el bosque y se decía: ya no sabemos encender el fuego, pero podemos decir las plegarias. Y el problema se resolvía. Más tarde ya no se sabía encender el fuego ni se conocían las plegarias, pero bastaba con encontrarse en ese lugar del bosque para resolver el conflicto. Al final, el rabino Yisra’èl de Rischin a la hora de afrontar el problema, se quedó sentado en una silla dorada, en su castillo, y dijo: no podemos hacer el fuego, no podemos decir las plegarias, y no conocemos más el lugar en el bosque, pero podemos contar una historia. Y una vez más, frente al problema, eso bastaba.” Giorgio Agamben - El fuego y el relato Elegido por Miguel Martínez García


"Podemos hablar de extinción mucho antes de que no quede ningún ser más de una especie. En muchos casos, en ciertos refugios de animales donde intentan salvaguardar la existencia de la especie, vemos que no desean reproducirse, que presentan síntomas de depresión, entre otras cosas (...) La extinción de una especie empieza cuando el mundo que le importa se ve reducido a la nada o casi nada." Thom Van Dooren - Fligth ways Elegido por Pablo Méndez

“La práctica de las artes de la memoria envuelve a todos los bichos terranos. ¡Esto debe formar parte de cualquier posibilidad de resurgimiento!” Donna Haraway - Seguir con el problema. Generando Parentescos en el Chthuluceno Elegido por Lucila Mazzacaro





Vivir entre incendios: relato de una aventura fúnebre entre el Antropoceno y el Amazonas. Ceremonias fúnebres e inter-especies en homenaje a las víctimas incineradas. Este trabajo es el resultado de un taller concebido en el marco del ciclo cultural y artístico sobre el Antropoceno urbano inaugurado en Buenos Aires (noviembre de 2019), después de la realización de la Primera Escuela latinoamericana sobre el Antropoceno urbano (Julio de 2019, École urbaine de Lyon, UNSAM, Institut français d’Argentine) con el fin de profundizar un trabajo iniciado sobre la incertidumbre en la era que habitamos. La propuesta invitaba a un grupo pluridisciplinario a explorar formas de homenajear a las víctimas de los incendios para la posterior explotación del territorio, hundido en cenizas, por la industria agrícola ganadera. Si bien decidimos hablar del Amazonas por su proximidad regional, vivir entre incendios evoca (y convoca) a la consciencia sobre la quema en otros lugares de Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Venezuela, Colombia, Brasil, el Congo Belga, Indonesia, Siberia, Australia, entre otros que seguramente desconocemos. Así, la dimensión metafórica de la idea de vivir entre incendios, evoca un vivir entre fuegos: en crisis constante. El Antropoceno comprende la urgencia poniendo frente a frente al humano y la naturaleza no ya para generar una distinción sino más bien una integración. En su sentido más concreto, pensamos que en esta oportunidad hablar del Antropoceno implica también hablar del “Plantacionoceno” tal como lo postula Donna Haraway: una era donde la dominación del cultivo arrasa con especies humanas y no humanas desplazándolas y aniquilándolas.1 Dialogando con la curadora del Jardín Botánico de Bue1 HARAWAY, Donna: Making kin, not population. Chicago: Prickly Paradigm Press, 2018.


nos Aires Carlos Thays, la ingeniera agropecuaria Gabriela Benito, propusimos realizar el homenaje fúnebre en este Jardín. Todas estas víctimas de diferentes especies merecían ser recordadas a través de un funeral. El mismo sería una performance a realizarse el día de la inauguración de una pieza que cumpla diferentemente el rol de una lápida. La directora del Jardín nos propuso un sitio específico dónde realizar la intervención: a los pies de una especie autóctona subtropical, el Horco Cebil. El mismo es oriundo del noroeste argentino y de las pocas de su tipo presentes en el jardín. Debatimos las formas de intervención, cómo guiar al grupo y de qué manera podríamos generar una sinergia dinámica que fuera lo más fructuosa. Establecimos distintos tiempos. Uno para la observación del Jardín Botánico con una mirada crítica, reflexiva, a su vez naturalista y encantadora . En un segundo momento propusimos pensar: ¿qué hacer?, la gran pregunta que muchos se hacen frente a la impotencia del Antropoceno. En una tercera instancia, pensamos: ¿cómo y para quién hacer qué? Si otro mundo es posible, ¿cómo podemos empezar a cultivarlo en conjunto? Nuestra metodología de trabajo convergía en plantear el problema y retirarnos para poder conformar una comunidad polifónica con encuentros y desencuentros, esperando sensibilidades abiertas a compartir, rebatir, discutir, pensar, hacer, activar y desactivar, cambiar ejes de mirada, tomar perspectivas otras, amplitudes, lejanías, cercanías. Todo fluyó naturalmente. La primera reunión, realizada en el invernáculo del Jardín, dio lugar a pensar para quién queríamos hacer esta intervención. Se decidió que sería una obra para los habitantes del botánico no humanos. Correspondía pensar en algo que fuera respetuoso para sus vidas, y de esa manera establecería otra forma de vincularse con espacios naturales. Si bien en esta primera instancia la propuesta


oscilaba entre un altar popular (al estilo del Gauchito Gil o la Difunta Correa) donde dejar ofrendas, y una obra para los no humanos que pudiese congregarlos, fue la segunda propuesta, aquella que perseveró. Bajo el Horco Cebil, buscamos tomar el punto de vista de los no-humanos. La figura del compost emergió al pensar cómo hacer algo para los no humanos. Si bien pareciera que el compost es algo natural, en verdad se trata de la imitación de la naturaleza en su mayor nivel. Compost viene del latín compositus (poner en conjunto distintos elementos) y fue desarrollado a partir de la observación de la naturaleza por el químico alemán Justus von Liebig. Nosotros nos encontrábamos en un compositus también. Parecía ser la forma más invisible de realizar la intervención. Comenzamos a recolectar material orgánico disperso en el Jardín, y pensar otros elementos posibles para traer al acto fúnebre. Cada cuál de los participantes envió un texto, escrito o elegido por él/ella. Decidimos que unos troncos quemados serían idóneos para evocar los incendios. Si bien indagamos potencialidades artísticas sonoras, registrando el sonido de las aves del botánico, o incluso sonidos de la selva que se fueran silenciando, optamos por no reproducir nada y librarnos a la escucha en el territorio mismo. Por último, nos dispusimos en torno al árbol para comenzar la intervención. Utilizamos arcilla fresca como base (o pegamento) natural. Es difícil explicar lo acontecido, con las ramas quemadas, las flores caídas recogidas, las hojas húmedas, y muchas voluntades de explorar desde la materia y lo sensible. Todos participamos y buscamos hacer homenaje, señalar situaciones, propiciar lugares para el encuentro entre los humanos y los no humanos. El mismo día inauguraríamos la pieza, realizando una


performance recreando grupalmente las formas y modos de las ceremonias fúnebres. Habíamos hablado la semana anterior sobre qué título podría llevar esta pieza y optamos por la imagen gráfica decodificad de ondas sonoras captadas de la grabación sonora. La emisión de sonidos aparece como un elemento ni necesariamente humano ni descifrable por los humanos. Instalamos un cartel símil a aquellos generados por el Jardín Botánico para rotular plantas. Invitamos al artista Juan Carlos Urrutia a participar. Dibujó a mano alzada los momentos que transitaron el árbol, el grupo y las especies, con carbonilla, material seleccionado aludiendo al carbón de las quemas. Llegada la hora, nos reunimos en círculo, se comentó la acción a realizar. Tomamos un momento para observar y oír el contexto en el que nos encontrábamos. Si bien esperábamos encontrarnos en el mismo entorno idílico en que nos vimos al intervenir el árbol, preponderó el ruido de la ciudad, por su cercanía a la Avenida Santa Fé. Cada cual leyó un texto. Hicimos un minuto de silencio e invitamos a todos los visitantes humanos a ver la intervención y la interacción multi-especie.

Pablo Méndez (artista – coordinador del taller) Nahuel Martínez (artista ceramista – colaborador docente) Candela Sotos (artista, registro video – colaboradora docente)







Autores: Pablo Méndez, Candela Sotos, Nahuel Martinez, Juan Carlos Urrutia, Julie Le Gall. Participantes del taller: Laura Borsellino, Bruno Del Giudice, Daniel Duhau, Julie Le Gall, Nahuel Martinez, Miguel Martínez García, Lucila Mazzacaro, Pablo Mendez, Gabriela Messuti, Romina Orazi, Laura Palavecino, Alejandra Potocko y Candela Sotos. Dibujos: Juan Carlos Urrutia. Coordinación del Ciclo cultural y artístico sobre el Antropoceno urbano: Julie Le Gall, CNRS-Centro de Estudios mejicanos y centramericanos, Université de Lyon, École urbaine de Lyon. Agradecimientos: École urbaine de Lyon - Plan d’investissement d’avenir Institut français d’Argentine - Ambassade de France en Argentine Jardín Botánico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires “Carlos Thays” Universidad Nacional San Martín - Instituto De Altos Estudios Sociales © Los textos citados no poseen derechos de reproducción. Toda reproducción total o parcial requiere de la autorización de los autores. Buenos Aires, Argentina, Diciembre de 2019.




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