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El mejor país del mundo E

mpezamos 2023 con una alegría que hacía años no teníamos y que, incluso, hay un par de generaciones que nunca llegaron a sentir. Fue una especie de unión a la que no estamos acostumbrados, pero que de a poco empezamos a ver cómo se diluye en el día a día. Iba a pasar, lo sabíamos, e incluso algo de ese espíritu aún queda en el aire, extendido por las fiestas, las vacaciones y la necesidad de no pensar en lo que va a pasar el resto del año.

Pero ahora hay que continuar y volver a la normalidad: peleas políticas, COVID, restricciones, vuelos cancelados o reprogramados y más. Parece un escenario medio pesimista para un momento en el que debemos estar más contentos que antes. Pero es la realidad, al menos, a la que estábamos acostumbrados. Tan acostumbrados que no nos llamaba la atención vivir en un clima de malestar constante.

Estos primeros días iremos volviendo a la cotidianeidad; otros, en unas semanas; y algunos más afortunados, en unos meses. A la pelea diaria de mantener a flote empresas en el clima de incertidumbre al que nos somete este país, que queremos y elegimos, pero que nos gustaría que por momentos sea un poco menos hostil.

Todo esto sin contar que es un año de elecciones presidenciales, con todo lo que eso conlleva.

A veces se siente como que ya no hay más lugar para tirar de la cuerda: no hay finan- ciación en los viajes al exterior, la multiplicidad de tipos de cambios ya no pueden existir más, porque hacen subir los impuestos encareciendo los aéreos… entonces ¿qué más le puede pasar al turismo?

Aun así, en medio de este escenario, Argentina se presentó en Fitur con una importante delegación y gran convocatoria. El país reconfirmó que la unión es el camino y que es momento de dejar las diferencias. Incluso muchos hicieron un esfuerzo particular por alejar los problemas. El ejemplo de lo que hacen las regiones como Patagonia o el Norte es el rumbo a seguir. Un turismo en el que se apoyan entre todos y no se deja a nadie de lado, y en el que se entiende que hacer el propio juego también tiene que significar una derrama para el país; si no, no tiene razón de ser.

Las diferencias están, son imposibles de disipar porque somos seres humanos, pero entender que el respeto y la necesidad de reactivar el turismo deben ser la bandera que todos tienen que enarbolar. Las propuestas de Argentina demostraron que el país sigue más vigente que nunca, por más pretenciosas que pudiesen sonar las proyecciones, hay un público que responde que quiere viajar al país en que nació Messi. Este presente puede ser una gran oportunidad, es una especie de momento bisagra, porque puede salir muy bien o muy mal. Es la oportunidad de demostrar que el turismo puede hacer las cosas bien y que nadie salga perdiendo porque en el sector hay lugar para todos.

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