EL BREXIT: EXPRESIÓN DE LAS ONDAS LARGAS EN SU FASE DEPRESIVA
Por: Jacob Mendoza1
El resultado de elección democrática más resonada de los últimos tiempos tuvo lugar el pasado 23 de junio de este año. Por una diferencia mínima (51,9% contra 48,1%), la mayoría de los británicos votaron por dejar la Unión Europea, después de varios años de permanencia ciudadana. De inmediato, las opiniones a favor y en contra de la salida comenzaron a inundar los sitios webs de las revistas y periódicos más prestigiados. La mayoría señalaba el efecto negativo que tendría sobre los mercados financieros del mundo. Otros intentaron explicar la causa de la salida, a través del descontento creciente de las clases populares al establishment impuesto por la UE, como si la idea del leave representase una victoria para la clase trabajadora sobre el capital transnacional.
No obstante, la explicación del llamado brexit (British Exit, ‘salida británica’), y la base obrera que lo apoyó, tiene fundamentos materiales muy concretos que ayudan a entender el resultado, así como las ideologías que lo sustentan. De inicio, tenemos que abstraer el análisis de la coyuntura actual, y llevarlo al contexto histórico bajo el que se desarrolla. Ningún fenómeno surge de la casualidad, ni se encuentra aislado del entorno que lo rodea.
El brexit es un fenómeno del sistema de producción capitalista, el cual, a traviesa, desde hace varios años, un periodo de reordenamiento. A partir de la crisis financiera mundial de 2008, el capitalismo ha intentado fortalecer las formas de reproducción neoliberal promovidas a finales de la década de los 70s, para restablecer la caída de la tasa de beneficio. Sin embargo, dichos remedios no han podido recuperar las tasas de ganancia, ni detener el empeoramiento del desempeño económico, sino todo lo contrario. Se presenta un periodo de inestabilidad, en
1 Mg. En Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México
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el que tenemos las burbujas financieras por un lado y la caída de la inversión y el empleo, por el otro.
Como bien señala Mandel (1986), ello se debe a que la crisis actual del capitalismo se inscribe en la fase depresiva de una onda larga iniciada en la década de los 40s, la cual permitió al sistema una producción expansiva de más de 20 años. De igual forma, Brenner (2007) plantea en su análisis de largo plazo, una división de la economía de la posguerra: un auge que va de 1940-1973 y un largo declive que perdura hasta nuestros días, donde no se ve claramente la posible recuperación e inicio de un nuevo periodo de auge. En ambos, la causa del declive es la caída de la tasa de ganancia desde la década de 1960, una caída irrecuperable por el lento incremento de la inversión y el empleo.
Así mismo, si revisamos los acontecimientos históricos que proceden a las crisis capitalistas, veremos que en todos ellos se presenta un intento geopolítico por revertir la caída de la tasa de ganancia por parte de los países hegemónicos. La salida de la crisis de la década de los 30s, significó la reconfiguración del orden mundial a través de la intensificación de los regímenes nacionalistas que, en el caso de Europa, derivó en el conflicto bélico más importante de la historia. A finales de la década de los 70s, cuando la onda larga expansiva llega a su fin, el capitalismo encuentra su huida hace adelante en el neoliberalismo, cuando los países centrales aplican e imponen reformas estructurales para salvaguardar el sistema económico, con profundos efectos sociales en los países subdesarrollados (aunque claro, sin necesidad de una guerra mundial).
En este marco de análisis, podemos entender que lo único que se experimenta hoy en día, es un intento por superar temporalmente las tendencias de estancamiento dentro de la fase descendente del capitalismo. Estos implican necesariamente quebrantar la fuerza organizativa de la clase obrera, recortar las libertades democráticas (entendiendo por democracia, no sólo las cuestiones electorales), y una búsqueda de la expansión del mercado mundial hacia el intercambio del trabajo más caro por el trabajo más barato. 2
Ahora mismo, nos encontramos en una fase depresiva que quiere ser superada por los países centrales. El escenario es similar al de los años posteriores a la crisis de 1929, cuando la marcha hacia “la segunda guerra mundial pudo haber sido invertida si Hitler no hubiera tomado el poder, si Franco hubiera sido derrocado, si el ascenso revolucionario en Francia no hubiera sido ahogado por el Frente Popular” (Astarita, 2016, p.2). Años antes de la “Gran depresión” el capitalismo había entrado en un periodo de crisis estructural con periodos intermitentes de ascenso en la tasa de ganancia, algo muy similar al neoliberalismo de los 90s y la crisis de 2008.
En este sentido, no se puede argumentar irresponsablemente, como lo hace Paul Krugman, que la única posible salida de la crisis es volver al pasado, promoviendo el capitalismo intervenido keynesiano e incrementando el gasto militar2. Primero, porque la vuelta a un capitalismo regulado como el del siglo pasado (“fordista” o “keynesiano”) es imposible, la base material es muy diferente; la preponderancia keynesiana fue posible gracias a las condiciones materiales que presentaban una necesidad histórica particular de valorización del capital. Y segundo, porque, aunque no se presente una salida bélica como Paul Krugman promueve, las consecuencias geopolíticas y sociales serán igualmente graves.
En todo el mundo estamos viendo acontecimientos políticos que asemejan el escenario al de la década de los 30s o el de finales de los 70s. La victoria por el Brexit, es sólo una expresión más, de las múltiples salidas que busca el capital para restablecer la tasa de ganancia. El quedarse o salir de la UE eran dos alternativas capitalistas, pero la permanencia era el mal menor porque tomaba distancia del nacionalismo extremo.
El triunfo por el leave estuvo alimentado por la xenofobia hacia los migrantes y el sentimiento nacionalista. La promesa por restringir el libre movimiento de personas, para garantizar la 2 Cfr. Krugman, Paul, (2012). ¡Detengamos esta crisis ya! Ed. Crítica, México, D.F., 2012, pp. 237 - 249
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seguridad y estabilidad laboral de los trabajadores británicos, fue la propaganda utilizada para legitimar los intereses de la clase capitalista de Inglaterra. La necesidad del capital en este particular momento histórico, fue quien posibilito la realidad del brexit con el apoyo de una gran parte de la población. No es la ideología quien determina la realidad económica, es la realidad económica la que termina por posicionar una u otra forma de pensamiento hegemónico. Como explica Mandel, fue el tránsito de una onda larga expansiva a una depresiva en la década de los 70s, lo que determino el cambio de la prioridad keynesiana de pleno empleo a la prioridad monetarista de combate a la inflación.
Ese mismo transito ideológico se puede ver también en la academia, donde en fases depresivas de la onda larga lo que prevalece es el misticismo y la irracionalidad, así como la falsificación del pensamiento hacia el fatalismo y la desesperanza. La sociedad burguesa en su conjunto se caracteriza por una combinación sui géneris de racionalidad parcial y de irracionalidad global.
Ello ha posibilitado el ascenso peligroso de una ola nacionalista en todo el mundo, como una respuesta obrera equivoca al estancamiento económico, la desocupación, y la desigualdad. En Europa, múltiples partidos de derecha se han consolidado y ganado terreno sobre las llamadas fuerzas progresistas. En EEUU, las victorias republicanas de Donald Trump se presentan como un peligro eminente para los migrantes en ese país. Mientras tanto, en América Latina la victoria de Macri en Argentina, los juicios en contra de Dilma en Brasil, y el ascenso de la derecha en Venezuela, son ejemplos claros de este fenómeno.
Una nueva derrota de la clase obrera3 se está gestando desde las fracciones capitalistas más radicales, siendo apoyada incluso por múltiples movimientos obreros. He aquí la tragedia que subyace en acontecimientos democráticos como el Brexit que, en el imaginario de una
3 De acuerdo con Mandel, la derrota histórica de la clase obrera en el periodo de guerra y posguerra, fue la que determinó el nuevo ascenso de la tasa de plusvalor en el siglo pasado, debido al ascenso del fascismo y la guerra fría. Esta derrota en el punto inflexión de 1940/48, fue lo que determinó el crecimiento acelerado de la tasa, el abaratamiento del capital constante y el incremento en la circulación del capital por la proliferación de las empresas multinacionales.
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democracia popular y efectiva, el carácter capitalista de los programas burgueses se impone de manera contundente.
En este sentido, no se puede argumentar siquiera algún rasgo positivo a la decisión que tomó una parte del pueblo británico. No estamos ante un nacionalismo de carácter progresista, como el que aplicaron los países latinoamericanos oprimidos por el imperialismo estadounidense. Estamos ante una gran potencia económica que refuerza el carácter xenófobo y el resentimiento nacionalista, como sucedió a principios del siglo pasado (no olvidemos que el nazismo llegó al poder democráticamente).
El hecho de que una fracción de la izquierda haya celebrado el triunfo del leave como una victoria de la clase trabajadora sobre el capital internacional, es irracional y poco científico. Los trabajadores migrantes que radican en Gran Bretaña, como el sector más desprotegido y menos tomado en cuenta de esta decisión, serán los principales afectados. Por eso, autoproclamarse progresista y estar a favor del Brexit, no se diferencia de celebrar el posible triunfo de Trump en EUA, argumentando que la construcción de un muro detendrá la explotación internacional del capital. Recordemos que el capital no puede sobrevivir a la restricción de las fronteras nacionales. Su carácter internacional es su propio motor de supervivencia, y al mismo tiempo su propio sepulturero.
Teniendo como base una economía mundial, el intentar poner trabas nacionales al capital, implica necesariamente el abaratamiento de la fuerza de trabajo. Las restricciones a las que se enfrentarán los trabajadores migrantes en el reino unido, traerán como consecuencia una disminución de los salarios, no sólo de los trabajadores foráneos, sino de los propios británicos.
La posibilidad de un nuevo periodo de ascenso capitalista se expresa siempre en una lucha entre capital y trabajo con grandes costos sociales y humanos por pagar. La derrota de la clase obrera que condujo al ascenso del fascismo, posibilitó un incremento sustancial de la 5
tasa de plusvalía mediante la disminución de los salarios reales y el incremento de la intensidad del trabajo. “Para salir de la crisis de los años 30 sin salir del capitalismo, la humanidad pagó el precio de 100 millones de muertos, el precio de Auschwitz y de Hiroshima” (Mandel, 1983, p. 5).
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