Obama se despide de Cuba

Page 1

OBAMA SE DESPIDE DE CUBA

Por: Laura Tlachi Santacruz

El 20 de marzo de 2016, después de 88 años, un presidente estadounidense pisaba suelo cubano. El Air Force One, que trasladaba a Barack Obama, aterrizaba en el aeropuerto José Martí de la Habana, Cuba a las 16:19 horas, comenzando así una visita que él mismo calificaría como “histórica” y “primer paso” en la nueva relación bilateral Cuba-Estados Unidos, cuyo proceso de acercamiento había comenzado a finales de 2014. Y si bien, el futuro de la relación entre ambos países parece incierta tras el triunfo del candidato republicano, Donald Trump, lo cierto es que Obama se despide de Cuba de la misma forma en que se acercó: de una manera histórica. El pasado 12 de enero el presidente norteamericano anunció el fin, con efecto inmediato, de la política “pies secos, pies mojados”, acompañada también de la derogación del Parole de Médicos Cubanos. Mientras que de manera también histórica, las concesiones de Cuba al respecto giran en torno a la adopción de un acuerdo por parte del gobierno revolucionario para aceptar el regreso de aquellas personas con orden de deportación, así como el retorno de inmigrantes interceptados en altamar, algo que no sucedía hasta ahora. La política “pies secos, pies mojados” permitió durante dos décadas que los cubanos que tocaban suelo estadounidense (pies secos) pudieran permanecer legalmente en el país y acceder a la residencia, mientras que quienes eran interceptados en altamar (pies mojados) eran deportados. Esta normativa implementada en 1995 durante el gobierno de Bill Clinton, representaba sin embargo, sólo un agregado a la Ley de Ajuste Cubano de 1966, donde se establece que los cubanos podrán recibir un estatus especial tras un año y un día de llegar a territorio norteamericano. Por su parte el Parole de Médicos Cubanos o Programa de Admisión Condicional para Profesionales Médicos Cubanos, calificado por la Habana como un “robo de cerebros”, fue


implementado en el 2006, durante la administración de George W. Bush, el cual incentivaba la deserción de médicos cubanos destinados a misiones fuera de la isla, ya que facilitaba la solicitud de un permiso para ingresar a Estados Unidos en cualquier embajada norteamericana de un tercer país. Las derogaciones parecen apuntar hacia el hecho de que tras décadas de privilegios, los migrantes cubanos serán tratados de la misma manera que el resto de los migrantes indocumentados. Las medidas anunciadas y celebradas por los dos gobiernos representan, según declaraciones de ambos, un avance en la normalización de las relaciones bilaterales. Y si bien, se podría asumir que estas medidas se ajustan a las exigencias que durante años la Habana ha hecho a Estados Unidos con respecto al tema migratorio, lo cierto es que aún queda camino por recorrer, ya que según el presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, aún resulta necesaria la derogación de la Ley de Ajuste Cubano, para poder garantizar una migración “regular, segura y ordenada”. Sin embargo, lo que es celebrado y calificado de avance por unos, es condenado y tachado de retroceso por otros. Son muchos los cubanos en el exilio los que comparten los sentimientos expresados por el congresista republicano y cubanoamericano Mario Díaz Balart, quien planteó que “Este último acto para reducir los salvavidas que le quedan a los cubanos que languidecen en el totalitarismo es una despreciable traición final a personas que merecen algo mejor de un presidente americano”, tachando las medidas como una nueva concesión a la Habana, traicionando el compromiso del gobierno norteamericano con los derechos humanos. Y si bien al interior de la isla nos es imposible conocer con certeza los sentimientos que estas nuevas medidas migratorias han despertados, es de suponer que existen posturas encontradas. Aquellos cubanos fieles al régimen deben celebrar la medida de la misma manera que Castro, mientras que los opositores deben enfrentarse a una sensación de incertidumbre y desasosiego. Sin embargo, el adiós histórico que Obama da a Cuba, sólo fue una confirmación de las sospechas, que con respecto al tema migratorio, habían comenzado a surgir desde que se


inició el acercamiento entre ambos países. Como respuesta de tal temor se había visto un incremento en el flujo migratorio, de tal manera que en 2015 se registró la entrada de 43 159 cubanos a Estados Unidos, 78% más que en 2014, mientras que en 2016 se calcula que ingresaron 54 000 cubanos a través de la frontera con México. Dichos números verán una caída a partir del 9 de enero de 2017, y sin embargo es lo único que se puede asegurar con esta medida. Es cierto la decisión se ha tomado dentro de un contexto que busca el acercamiento entre ambas naciones, pero también lo es que el anuncio se hace tan sólo unos días antes del fin de la gestión del único presidente que ha buscado el “deshielo”. Las medidas asumidas por Obama con respecto a Cuba son históricas y sin precedentes, pero las relaciones entre ambos países parecen ser hoy más inciertas que nunca. A partir del 20 de enero de 2017, Donald Trump comenzará a escribir la historia con Cuba.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.