Ser Roshingya ¿Quiénes son y por qué son excluidos de Birmania? Históricamente este grupo étnico, cuya población se localiza en Birmania occidental, al norte del estado de Rakáin, han sido segregados y perseguidos debido a sus diferencias religiosas. Según Amnistía Internacional, el conflicto se agudiza desde 1978 por su oposición a la formación de un estado islámico en Birmania dando como resultado la huida de muchos de ellos hacia Bangladesh. Los roshingyas constituyen una minoría religiosa de Birmania entre una mayoría budista, que pese a verse forzosamente excluidos de la sociedad, continúan arraigados a sus valores, creencias y costumbres; a su cultura y su modo de vida, demostrando la fuerza de esta pequeña comunidad que ha sido víctima de una oleada de violencia anti musulmánica perpetuada por el movimiento 969 cuyo líder es un monje budista llamado Ashin Wirathu. Hoy se encuentran como parias, sin reconocimiento, desamparados y bajo las más terribles condiciones humanas. En 2016 el ejército birmano ha sido acusado de violaciones de derechos humanos a gran escala, incluyendo ejecuciones extrajudiciales, violaciones en grupo, incendios premeditados e infanticidios. Dichos reclamos han sido negados por parte del propio gobierno, tildándolos de “operaciones” mediáticas. El conflicto principal se produce en Myanmar, territorio perteneciente a la antigua Birmania. Los roshigyas no son considerados ciudadanos, no tienen reconocimiento como grupo étnico, pese a haber poblado el estado de Rakhine prácticamente desde sus orígenes gracias al desarrollo del comercio árabe. Su nacionalidad se mantiene en debate por parte del Estado birmano quien asegura que son migrantes musulmanes cuya verdadera proveniencia se estipula sería el territorio de Bangladesh, desde donde surge la emigración de la población hacia Myanmar durante la ocupación británica. La situación en la que se encuentran es alarmante, el Estado les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades y no tienen derecho a poseer tierra ni propiedades. Entre la espada y la pared, la población ha logrado huir de la violencia de Myanmar (Birmania), sin embargo Bangladesh, su paradero actual, no es precisamente un paraíso: muchos mueren en condiciones miserables. Lamentablemente, el caso ha llegado a un punto crítico este mes, tras ser encontrados por la guardia costera al menos 20 personas ahogadas en el río Naf, frontera entre Bangladesh y Myanmar. Las fronteras del norte han sido custodiadas desde el 2009 por el ejército de Myanmar conocido como Tatmadaw, específicamente el grupo Border Guard Force (BGF) donde existe una fuerte presencia de carteles del opio (principal producción de Myanmar) que junto con otras organizaciones armadas separatistas han conformado alianzas comerciales, poniendo en jaque a la población que habita.