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milagro nomastique/menuma pamphletarium
Ciudad de MĂŠxico octubre 2012 ma
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“ Pedimos milagros, como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos.“ Miguel de Unamuno
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Via Crucis Oswaldo Truxillo
“Cuando Michel era jóven creía que había una gran dignidad en las personas que sufren; más tarde tuvo que reconocer que lo que le confería dignidad al hombre no era el sufrimiento, era la televisión”. M. Houellebecq
La gente se lanzaba sobre Jesús, como una jauría de perros hacia la caza de un hueso roído y minúsculo. Un fotógrafo sueco, experto en arte sacro que había oído de la representación del Via Crucis se hizo a codazos de un lugar privilegiado: de haberlo querido, podría haber tocado el sudor del elegido con su propia mano. Esperó el momento justo, el del mejor sol sobre los alambres que ataban las muñecas percudidas de Cristo, el de la mejor brutalidad en su sonrisa. Según él, así se distinguían los pintores mediocres de los grandes maestros. Sólo los italianos —los españoles nunca se enteraron por su extrema mojigatería— habían logrado reflejar en el rostro de El Salvador un sarcasmo agazapado durante su tortura que expresaba a la perfección de qué se trataba todo el asunto: no de un indecible y brutal sufrimiento —la comitiva de mujeres bobas llorando a un lado— sino de un gesto de asco a punto del alivio extremo. Jesús se sabia a salvo, y por primera vez lejos de aquel sucio y miserable mundo de perros. De vuelta en su estudio de Linkönig empezó el procedimiento. Cuando vio por primera vez los revelados sintió un escalofrío. Se sirvió otro vaso de vino y logró tranquilizarse lo suficiente para repasar todas las fotos y los negativos uno a uno.
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No había error posible: no se encontraba ninguna toma de lo que él había visto. Sólo un indio nahuatlato chinampero mugroso y jadeante a punto de venirse entre el olor a sudor, sangre y sufrimiento. Todo lo que quedaba era la efigie de “un indecible y brutal sufrimiento”. En donde tenía que estar una mueca canina y ebria, se dibujaba la sonrisa beata de un Cristo arrebatado y misericordioso. ¿Por qué nada de lo que estaba en el papel se parecía de veras a lo que el había visto y había querido enmarcar? Era la primera vez que se sentía derrotado por su Canon Canonet QL17 GIII. Sintió que había sido burlado. Sintió en fin, que había perdido el toque, que había sido abandonado por el Arte. A pesar de todo, dos meses más tarde por consejo de su agente, decidió publicar las fotos. Los elogios a su ojo mítico y dislocado fueron ditirámbicos. Bebió mucho vino durante esa temporada. En el fondo se sentía miserable. Esas tomas no habían salido de su ojo experto. Guardó su cámara y con un lápiz barato, sin gracia ni importancia, intentó dibujar en una servilleta la cara de aquel nahuatlato, pero su memoria estaba dominada por su Canon, por sus fotografías. Supo entonces que El Salvador había logrado su cometido: había transformado este mundo de perros, en un vals maquinal de una Canon Canonet, treinta pixeles de plata por segundo.
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Avoir or not avoir R. H. Q.
Dice el Tao que cada pequeña cosa es un milagro que cada coma cada punto es el aliento y el alma de otros seres. Las voces
que nos han precedido.
Pero también dice Tao que cada pequeña cosa no es un milagro. que cada punto y cada coma es la no existencia. Es el aliento de la nada que engendra a la nada. La nada
que nos ha precedido.
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... sobre milagros
Pablo Martínez Zárate
Abrió los ojos. Un rayo de sol se colaba entre las cortinas Tocando sus labios y trazando una diagonal De luz sobre su torso desnudo. Él ya no estaba en cama. Lo escuchó en la cocina, Preparar el desayuno y tararear una canción Que no pudo adivinar. Estiró los brazos, arqueó los pies, Cerró nuevamente los ojos y dejó que el calor Del sol sobre su piel Tejiera fantasías. Regresó los brazos con las palmas abiertas: Una mano emprende un paseo Entre sus senos, Mientras la otra sigue la diagonal Hasta perderse debajo de las sábanas. Deja de escuchar al amante Quien sirve dos tazas de café Antes de volver a la recámara Y encontrarla tendida en su propio placer, Y caen las tazas y el pan con mermelada, Y él se precipita sobre la diagonal de luz Hasta tocar el sol, hacer de la luz carne Y de dos tiempos distintos Una sola realidad.
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El milagro de la desaparición
Susana Santoyo.
Existen seres precavidos que, vislumbrado su propia desaparición, precisan la música para tal evento. Algunos otros se preparan para ella, probándola, sumergiéndose en los anonimatos del silencio y la ausencia de lenguaje. Otros, adelantándose al sino, se desaparecen a sí mismos en el acto de escribir. ¿Qué lleva a alguien a desparecer? ¿Cuál es el motor del deseo de desaparición? ¿Por qué buscar formas elegantes y complejas para dejar de estar? ¿En dónde está la desaparición si se deja rastro de la existencia? ¿Acaso la desaparición estará impulsada por el deseo de dejar vestigios de uno mismo? En 1975, Bas Jan Ader se embarcó para cruzar un océano e ir en busca de un milagro. Nunca llegó al destino, ni volvió al punto del cual salió. Casi un año después de la partida fue encontrado el bote vacío: éste sí, había llegado al otro lado del océano. Sin cuerpo, sin rastros. Meros documentos. Bas Jan Ader planeaba cruzar un océano en una barquita, para ello había música elegida A Life on the Ocean Wave de Henry Russel. Realizó una exposición previa a partir de una acción desarrollada y preveía una acción final al llegar a su destino. La pregunta quedó en el aire ¿se salvaría? No se sabe, cumplió su cometido, desaparecer. Inevitables las voces que lo acusan de premeditación, de engaño. No es cosa de juicio, es de lo que se nos ha mostrado, de lo que no hemos visto y quedó. No me atrevo a especular sobre la vida o muerte del artista, y mucho menos a seguir con el juicio sobre las medidas que tomó para tal propósito, si fue o no un ardid que le otorgara un lugar en la posteridad de la historia del arte. No lo sé, me quedo con el hecho, con el bote vacío. Con el acto cuidado de dejar de existir. 12
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Existen también quienes se desvanecen en el acto de escribir, escriben para no ser más ellos. Maurice Blanchot, en 1973, publicaba esto “Escribir no está destinado a dejar huellas sino a borrar, por medio de las huellas, todas las huellas; a desaparecer en el espacio fragmentario de la escritura, más definitivamente de lo que se desaparece en la tumba; o también a destruir, a destruir de forma invisible, sin el estrépito de la destrucción.” Refiriéndose al acto de escribir, a la simple acción, sin pensar en un acto creativo o de autor, simplemente tomar una pluma y enfrentar la hoja en blanco, aunque posteriormente se refiera a “el que escribe”. El presente perdido, el duelo, la muerte, el desvanecimiento, cada fragmento del texto arranca una parte de su propio proceso de desvanecimiento, en el acto de escribir para borrar. Existir es, no sólo vivir. Existir es que los otros sepan que uno está, comunicarse con los otros, dar señas de seguir presente. Aunque lejos, uno está presente. Aunque cerca, puede ausentarse. Nos despertamos cada día muriendo, dejando capas de piel en la ducha, dejamos cabello en la almohada y cada cierto tiempo se desgasta más un músculo y luego un tendón; caminamos y desgastamos la suela de nuestros zapatos, cansando y deformando la planta de los pies, nos vamos a diario un poco, es sabido. Algunos ilusionistas se esmeran en esfumarse del peligro para reafirmar su existencia, pero contrario a lo que se esperara de un acto mágico, algunos precavidos, han querido acelerar el paso de su desvanecer, han querido tomarnos la delantera en el proceso y dejarnos otro tipo de vestigios, más allá del paso lento, la arruga o las capas secas de piel, el milagro no ha sido constatar la habilidad para reaparecer en el escenario. En cambio nos han dejado, cual prueba de su milagro, el relato de no estar.
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Cynthia Yee Artista visual egresada de la ENPEG “La Esmeralda”. Su obra está constituída principalmente por el dibujo y la instalación. Le interesa el arte como el terreno idóneo para mapear la distancia entre lo sagrado y lo mundano. La identidad, la fé y la experiencia artística son los principales temas de investigación en su trabajo. Colecciona revistas de rock. http://www.cynthiayee.com/ páginas 5, 8, 9 y portada
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Gabriela Rodríguez Artista visual egresada de la ENPG “La Esmeralda”. Ha recibido el apoyo del Programa de Residencias Artísticas FONCA-CONACYT 2011, la beca “Jóvenes Creadores” del FONCA en el 2003-2004, el “Premio Philips Art Expression”, en el 2002, entre otros. En 2005 funda, junto con Luis Carlos Hurtado, el proyecto editorial MoNDAo corp. EDICIONES. Ha realizado diversas exposiciones, entre otras: Sabotage, galería Desiré Saint Phalle, 2012; MoNDAo corp. GRABADO, Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y en el Museo Nacional de la Estampa (MUNAE) 2010; MoNDAo corp, galería MDF, en la ciudad de México 2006; Killingmesoftly, galería Ramis Barquet, en la ciudad de Nueva York 2005 www.mondaocorp.com.mx páginas 11, 13, 14 y 16
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ciudadmerced.mx / noviembre
2012