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nomastique

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fantasma

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Resurgimos. Cada vez que una cucaracha muere un nomastique renace. Renombramos. En cada cuartilla, nuestras líneas ansían cambiar de dirección. Navegamos. Y cada ola sacude el timón. Nuestra nave t .ne a la deriva hasta el final. dia e m Ciudad de México ma nu e agosto m 2012


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ÂżAlguien ha visto el fantasma del pudor? Prosa de: Oswaldo Trujillo PoesĂ­a de: Francisco Segovia*


1 Hay dos maneras de entender la voz fantasma, pensada a partir de su origen griego. Según la primera, no es que el fantasma esté siempre fijo en una realidad dada, sino que es mero ensueño: la imagen de un objeto en el espíritu. La segunda cambia el enfoque: lo fantasmal es todo aquello que estando ahí se nos esconde; de pronto el ahí se parte, cobra realidad el aquello y se aparece con claridad de chispazo y luciérnaga en un aquí de pleno mediodía de verano. El ahí es siempre real. El ahí es siempre Otraparte. 2 Fantasma quiere decir visión así nada más, sin prejuicios. Es decir, que no se califica si el vidente está poseído o si da la espalda a la realidad de los sensatos, ni tiene tampoco nada que ver con superpoderes de espiritistas ni con la capacidad de afilarse los colmillos de vampiro. Se trata simplemente de la visión de un mundo particular ––de los dormidos, despiertos, poseídos, da igual––; la aprehensión natural de una imagen objetiva de un tipo cualquiera, de un punto dado en el espacio y su traslado al propio terreno anímico del sujeto, al espíritu de uno mismo, o si se prefiere la terminología de nuestra gaya ciencia: a sobreposición de redes de sinapsis neuronales de un cerebro dado. Todos vemos fantasmas y nadie nunca se apacigua ni amedrenta por eso: cerebro y pantalla siempre permanecen encendidos. 3 A veces una sombra camina con nosotros. Los jóvenes se vuelven queriendo sorprenderla y se miran en silencio. Los demás clavamos los ojos frente a nuestros pasos. El pudor es algo que se arraiga con los años.

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4 Hay quien todavía se empeña en comprobar ––¿ a los otros? ¿a ellos mismos? –– que las sombras que uno ve o presiente, realmente están ahí y transpiran una realidad ineludible; otros, en cambio, sabemos que aquello no tiene la menor importancia: verdaderas o no, las sombras juegan en los linderos de lo inasible con palabras. Alguien podrá refutarlas pero ellas no se irán. La vida es una fantasmagoría inagotable. La vida es sueño, como diría un poeta más antiguo. 5 La existencia entre sombras, no sólo recuerda a una versión literaria británicodanesa de un príncipe loco y su padre loco, sino a una realidad particularmente evidente en nuestra época según la cual nadie cuestiona las órdenes del Dios publicitario ni nadie pone en duda la veracidad de nuestros mundos virtuales. A nadie en su sano juicio se le ocurriría dudar de la autenticidad de las estrellas de cine, de las modelos televisivas, ni de las dobles vidas en redes sociales. Lo que está ahí no se toca pero está, lo que se toca no se ve pero también está. El único fantasma es el rémora que se empeña en no salir en fotografías ni tener vida en virtuales sociales. 6 El sonido de unos pies que lijan el suelo Es un hombre vivo La sombra que interrumpe el espejo De la luz entre las hojas Es un hombre vivo El despertar de un aleteo en plena noche Es un hombre vivo… Confiamos nuestra vida a estos indicios Y en todo vemos hombres vivos Por no mirarnos muertos.

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7 Si hacemos a un lado una crítica centrada en la moral de lo verdadero, si nos despojamos de la “ilusión” de centro y realidad, nos queda sólo admitir que lo fantasmal, que lo fantasmagórico, es inherente a nuestra naturaleza humana. Hay algo de platónico y divino en todo esto. Algo que nos empuja a fundirnos con la imagen de un fantasma que somos nosotros mismos. No es casual que la palabra que designa los ojos del computador sea “pantalla” y que la relación entre el que mira y lo que se mira, se diluya siempre entre una mezcla de admiración y ensueño: el espectador anhela ser la imagen en el espejo, aspira a que el espíritu de la imagen encarne en sí mismo. El phantasma se trasvasa en la pantalla y viceversa. 8 El triunfo del pasado en este país y sus fantasmagóricos nefastos, es significativo en el terreno de lo simbólico. No es el pueblo sin memoria, como dicen algunos, es el Páramo rulfiano que se acuerda pero no se acuerda cuándo. ¿Fue ayer o fue mañana? Da lo mismo, la rueda rueda y la espalda se acostumbra a la carga, el destino es repetirse y fundirse en esa repetición como la sangre con el polvo que seca es sólo tierra. Pienso en el final de alguna mala novela en la que el personaje se funde con un horizonte nebuloso y difuso, patidifuso. La pobre ficción de un pintor que aburrido de sí, comienza a replegarse en un solo color negro infinito. Y bajo esa perspectiva, cualquier acontecimiento político, cualquier digresión lingüística e incluso todo devenir humano pierde sentido. Da lo mismo que los fantasmas del pasado vuelvan, los toleramos como a nuestros propios muertos, como a nosotros mismos muertos.

*Tomada de Partidas, Ediciones sin nombre, México, 2011; con permiso de reproducción de autor, pero no de su maluso. 6

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Verónica Bapé Estudió Artes Visuales en la Academia de San Carlos. Posteriormente cursó la licenciatura en Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Los inetereses que Verónica Bapé aborda en su obra están relacionados con sensaciones como el vacío interno y la pérdida. Realiza intervención in-situ, el objeto y la pintura. Ha expuesto colectiva e individualmente, destacan sus exposiciones realizadas en: Galería Tal Cual de la ciudad de México y el proyecto Traslados en San Sebastián Etla, Oaxaca. Web: http://www.wix.com/bapeveronica/veronicabape/veronica-bape (páginas 2, 3 , 7 y portada)

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Disociación de (tu) I. “(En la noche que cae, que aquellos que han estado unidos y que se borran no sientan ese borrarse como una herida que se harían uno al otro.)” M. Blanchot.

Habría de repetir su nombre hasta olvidarlo. Deformarlo para que se convirtiera en otro. Así lo había visto a través del tiempo, en los letreros de los nombres de las calles. Juan A. Gutiérrez se habría convertido, de su infancia a su madurez, en Juana Gutiérrez, en los últimos años se leía simplemente J. Gutiérrez. ¿Cuántos años habrían de pasar para dejar de sentir algo de aquella historia caduca en cada rincón de su vida?, ¿cuánto tiempo sería necesario para borrarlo como se borran palabras del diccionario? esas que ya nadie usa y se omiten en la siguiente edición. La siguiente edición de la vida prometía acabar con el sobresalto en los lugares habitualmente frecuentados… Las madrugadas eran difíciles, cualquier sombra era suficiente para detonar el miedo de (no) encontrarlo. El miedo a la familiaridad que le generaba contar sus pasos al subir las escaleras de una casa que nunca era la misma. La familiaridad de la ausencia. El miedo a lo oculto que no era, ni estaba. Pasado un tiempo se habría convertido en una imagen borrosa, ya no recordaba la fisonomía exacta, a veces apuraba la mirada sobre ciertas imágenes para buscar, y aprisionar la pura idea sin contornos y sin peso, una imagen abstracta de lo que solía ser aquel otro. Nombrarlo en las reuniones para afirmar su presencia, con temor a decirlo demasiadas veces e invocar aquella abrumadora sensación de no estar sola de regreso a casa. Existían razones para tal miedo: no había muerto, sólo había desaparecido. Tras años de imaginarlo a su lado, un día, el deseo de estar con aquel a quien había idealizado, se desvaneció por completo. Ya no ansiaba terminar las historias de paseos o planear el menú del fin de semana, investigar la cartelera cultural o hacer presupuestos de viajes para dos. Un día, la acompañaba sólo el llano murmullo de haber vivido con aquel deseo arraigado. Un silencio de esos que caminan cerca de la gente. 9


la presencia

Susana Santoyo

II. “Respetas el miedo. – Quizás, pero él no me respeta, carece de consideración.” M. Blanchot.

Se podría hacer un diagrama perceptual de la presencia, de aquella que aparece de pronto y genera una reacción ante su espectador. La presencia que sobrepasa lo real y al mismo tiempo la razón. Aquella que cuya mediación podría derivar hasta en apreciaciones estéticas, si se engloba en lo “sublime” que es pariente de lo que alguna vez se llamó bello y generaba un goce. Ahora las categorías son otras, sin embargo aún se puede imaginar, en tanto imagen, la presencia. Se puede describir la reacción ante ésta y asociarla a lo siniestro, sobre todo si viene de un “real familiar”, de lo que se conocía y cruzó una línea de suspenso. Entonces podemos nombrar a la presencia y tratar de atar la razón al diagrama. [Te nombro aunque te desdibujes. Se disocia el ente de mi lenguaje, pero aún así te nombro]. La presencia no genera miedo por ser desconocida, lo genera por ser familiar, pero sobre todo por ser inesperada. El diagrama que imagino y estas líneas que he escrito, vienen de Trías, Kant, Freud, Burke, Barthes, Blanchot, Stendhal y Schelling, entre otros. Viene de un montón de gente que ha pensado en lo que se desvanece y aparece, de repente, separado de lo que era, pero siendo. Como la misma imagen fotográfica, como la misma memoria desdibujada del que fuera el ser amado. Se podría hacer dicho diagrama, he intentado; tengo unas flechas entre palabras en la libreta, tengo una lista de tipos de presencias y momentos de suspenso. Sin embargo, se me escapa el nombre de la presencia, se me escapa porque no sé si sigue acá o ha desparecido, si se ha quedado en un recuerdo y de repente me sobresalta dentro de mi propia libreta, temo completar el diagrama, darle nombre, juntar las partes, me da miedo porque nunca nadie las ha juntado. De lo único que sé yo, ya, es de pequeñas presencias personales que penan entre viajes, escaleras, sótanos, mares, memorias y, por qué no, en uno que otro teatro, para no defraudar y cerrar en redondo el cliché. 10

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Agustín “El Guty” González Estudió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Ha participado en numerosas ferias y bienales internacionales de arte contemporáneo como la XV Bienal de Pintura Tamayo. Ha obtenido becas y distinciones como la del programa Jóvenes Creadores del FONCA (2008-2009 y 2006-2007) y el primer lugar en la 1a Bienal Pedro Coronel, Encuentro Nacional de Arte Jóven y Concurso José Guadalupe Posada. Entre sus exposiciones individuales se encuentran “El Desayuno del Tornado” en Arróniz Arte Contemporáneo, 2010; “Puño de Tierra” en FGS, Karlsruhe, Alemania, 2010. Entre sus exposiciones colectivas más destacadas: The Name is Borroughs, ZKM Center for Art and Media, Karlsruhe, Almenia; NOW Obras de la Colección Jumex, en el Hospicio Cabañas; Tiempo de Sospecha, Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Web: www.agustingutigonzalez.com (páginas 12, 14, 15 y 18)

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si éste no fuera un mundo de fantasmas... Pablo Martínez Zárate

I. si éste no fuera un mundo de fantasmas entonces nadie andaría por ahí de cuerpo etéreo sin poder tocar las cosas que lo llenan y a quienes rondamos sus calles solitarias nadie ignoraría los peligros de la insensibilidad de la falta de tacto al refugiarse en los rincones más obscenos de la fábula bursátil

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II. de no ser éste un mundo de fantasmas nadie portaría la voz de lo inefable para hacer de ella un eslogan revolucionario de carácter oficial la estrella del momento desde el templo de la historia no cegaría las almas de los ciegos con versos bélicos o tácticas publicitarias los hombres no matarían niños por centavos de dólar y la imagen del tiempo sería la luz del sol y su reflejo sobre la superficie lunar que tanto se parece a tu piel

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III. si todos los que decimos estarlo estuviéramos en verdad vivos el mundo sería otro: la memoria habitaría la carne y las piedras corrientes valdrían más que el dinero tú estarías conmigo con todos pero no es así apesta a muerto el sol tras el esqueleto del reloj y el recuerdo de nuestros años que antaño fueran astros ahora una serie insaciable de cifras y grafías ajenas a toda forma de vida ecos ahora y siempre inasibles de nuestro ruidoso reino fantasmal

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LIMERICKS

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