Nomastique # 30 / Sucio

sucio

#30

nomastique/menuma pamphletarium

Ciudad de México noviembre 2014

menumamedia.net info.nomastique@gmail.com

Nomastique # 30, noviembre de 2014, es una revista digital en línea, editada por H. Pilar Morales Lara, calle Prolongación San Isidro No. 151, cubículo E-044, col. San Lorenzo Tezonco, del.

Iztapalapa, México, D.F. C.P. 09790, tel. 58 50 19 01 ext. 14344, http://issuu.com/menumamedia/ docs, info.nomastique@gmail.com. Editor responsable: Susana T. Santoyo. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo: 04-2014-072214201400-102, otorgada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor.

ISSN: En trámite.

Responsable de la última actualización de este número: Pablo Martínez Zárate. Fecha de la última modificación: 17 de noviembre de 2014.

Nomastique es una revista digital en línea, de periodicidad mensual. Nomastique es una plataforma de creación artística. El contenido de los textos e imágenes es responsabilidad y propiedad de sus autores. Se autoriza la reproducción total o parcial de esta revista, siempre y cuando se cite la fuente y no sea con fines de lucro.

Y yo, tantas veces bajo, tantas veces puerco, tantas veces vil, Yo tantas veces indiscutiblemente parรกsito, Indisculpablemente sucio.

Fernando Pessoa

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contemplo la palma...

Pablo Martínez-Zárate

contemplo la palma de mis manos largo rato son ellas espejo de nuestro mundo sobre su terreno total huelo la suciedad que los hombres de poder pretenden enterrar bajo trajes finos y palacios negros escucho las risas crueles e inocentes del recreo descifro la holgura y falta de compromiso del anarquista en sintonía con los modos del gobierno que busca derrocar brotan el dolor y el pasmo del pueblo y el interés genuino de los jóvenes por tejer el país de paz de nuestros sueños

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leo las agendas ocultas en el bramido de los medios y me dejo llevar por los cantos dulces e inescapables de todas las musas el baile desinteresado de las doñas maquilladas de frivolidad ciegas de tantos diamantes y vacías de gozo y relucen a la par los ojos y la blanquísima sonrisa de las mujeres oaxaqueñas y sus pies que saben caminar sobre nubes y sus plantas que paso a paso revelan el mapa del universo contemplo la palma de mis manos y descubro que soy el mundo que habito y todos sus pecados que la sangre y los efluvios de las vírgenes hacen de mis líneas caudalosos ríos y el resto de la mano altas cimas que elevan mi sentido de responsabilidad al infinito

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Testigo

Virginia Meade Los árboles desnudos crecieron tan cerca que desdibujaron su identidad, algunos de los brazos están entrelazados como hermanos, pero las ramas superiores decidieron ser diferentes: enhiestas dirigen una plegaria al cielo.

Las pocas hojas amarillas de bordes oxidados que penden de las raquíticas ramas son como banderas de un ejército vencido, han sido abandonadas en el campo de batalla y están pagando el precio antes de caer y desintegrarse en el suelo terroso.

Los árboles fueron castigados por el temporal y ahora durante el invierno, se encogen protegiéndose con pudor. En un tímido intento de modestia permitieron que el musgo y el liquen invadieran sus cuerpos oscuros. Las cortezas parecen desmoronarse.

Salgo del auto; bajo mis zapatos, crujen las hojas y chirrían las piedras. Al llegar a la arboleda, sobre el suelo duro que hace daño, yacen los restos impuros de las ramas, están cubiertas por las hojas secas. Ahí donde pareciera que todo terminó, los insectos trabajan incesantes y los hierbajos se defienden; éstos carecen de forma, se contentan con crecer, empujan los obstáculos de tierra y piedras. Con un suspiro obsceno, salen victoriosos para conocer al sol.

El cielo se vestirá de gris nublado por unos días más.

Paciencia, paciencia. Un poco de luz esperanzadora nos animará, luego vendrá el calor y las nubes aparecerán como brochazos violetas y rosados. El Ajusco se vestirá de blanco y lucirá sus aristas de diamante como un rey sobre todos nosotros. Muchos días, presumirá una corte de nubes estiradas, enloquecidas por el viento de febrero que terminará de desvestir árboles y montes.

Filas y filas de árboles con sus olores de humedad nos avisarán que otro ciclo empieza. El sol cegará nuestra soberbia mañanera. Nosotros, si queremos, venceremos nuestra negligencia y hastío.

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Nuevo inquilino

Erick Salgado

Recibir a un nuevo inquilino puede resultar en desgracia, en romance, en nada especial o en incertidumbre absoluta; esta última caracterizada por la mandíbula ligeramente caída, lengua tiesa y seca, respiración interrumpida y ojos dilatados, llenos de sorpresa y resignados ante la confusión que gota a gota se cuela a través de las pupilas. ―Uno nunca sabe en qué se mete –declaraba Samuel casi en un grito mientras levantaba un par de zapatos–. Apenas un día… ¡parece que no han limpiado en una semana! Polvo por todos lados; zapatos debajo y sobre la cama, cochambre y grasa, o quién sabe qué es esto…

Mientras cavilaba en estas circunstancias, levantaba o sacudía distintos objetos, luego los acomodaba para después retirarlos, limpiarlos y reacomodarlos en un lugar distinto, o a veces en el mismo pero en distinta posición.

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Barrió debajo de la cama y sacó trozos de papel higiénico, bolas de pelusa, botellas vacías, condones y bolsas de frituras sin terminar; todo condenado al basurero; muy chico para tanto desperdicio.

Sacudió los libreros y las ocho esquinas del cuarto; escombró cajones y gavetas; lo que parecía basura, lo puso en una bolsa; lo que parecía útil, en otra y las etiquetó de acuerdo a su contenido; trapeó dos veces y cubrió la atmósfera con un manto perfumado.

Creo que este sujeto tiene algún tipo de problema con la limpieza… es decir, reconozco que mi cuarto estuviera sucio… más de lo que imaginaba, pero eso de llegar y limpiar el cuarto de otro… eso sí es grave… aunque pensándolo bien, ahora también es suyo.

Como iba diciendo, abrí la puerta y al principio no pude reconocer la fragancia, las paredes o el suelo de mi cuarto, pero sí al recién llegado, por lo que, al ver todo diferente, completamente ordenado, limpio, con otro color, quedé atónito. ―¿Qué hiciste? –pregunté. ―Limpié, como me ordenaste. ―¡Yo sólo te pedí que acomodaras tus zapatos!

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El beso Adriana Azucena Rodríguez

Cuando un sapo se enferma de amor y recibe un falso beso, no se convierte en un príncipe sino en un indigente.

Si lo ves, encogido en una esquina, en cuclillas como cuando vivía feliz en el pantano, ten lástima de sus costras de mugre, de sus ojos saltones acuosos de horror, de su fealdad perfecta; intenta escuchar sus cantos roncos de amor sin fortuna.

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Imagen Omar Arcega http://omararcega.blogspot.mx portada, páginas 3, 4, 9, 10, 11 y 12 Jose Enrique Porras http://pdeporras.wix.com/joseporras páginas 13, 15, 16 y 17

Texto Pablo Martínez Zárate http://pablomz.info

páginas 5 - 6

Virginia Meade

páginas 8 - 9

Érick Salgado http://botasdelgato.blogspot.mx

páginas 9 - 10

Adriana Azucena Rodríguez http://adrianaazucenarodriguez.com

página 14

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