Mas Cerca del Cielo Cr贸nica del ascenso al Nevado del Ruiz, Colombia, en Bicicleta
Por Menzo Menjunjes
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Adelanto de Historias Nomades
Mas cerca del cielo
Cronica de una aventura en bicicleta. Subiendo Al nevado del Ruiz con la compa単ia itinerante Familia Flamini, Colombia, 2008
por Menzo Menjunjes
Hemos vueltos a la vida el día que decidimos aventurarnos a lo desconocido; abandonar las comodidades; la cama acolchonada; la heladera y el techo seguro; el día que decidimos dejar riendas sueltas al azar donde iremos a llegar; donde iremos a dormir; con quienes nos hemos de encontrar? Preguntas que no precisan certezas ni promesas. Asi fue que sin buscarlo fuimos zoológico ambulante; parque de atracción; bichos raros; toque de color en un documental; fuimos los jinetes de un apocalipsis que nos negábamos a vivir, ese apocalipsis, que éramos conscientes que muchos lo Vivian;
no nos conformamos con ver pasa la vida; el mundo ante nuestros ojos; queríamos ponerle la cara a la corriente; el pecho al destino escrito; el cuerpo a lo inesperado: al futuro vivido en el presente; el instante convertido en eterno; fluir, dejar que las cosas sucedan, siempre atentos y despiertos a la sorpresa, los avatares; los imprevistos; detenerse o seguir?; sin tantos porque; no buscábamos explicaciones, sucedían las cosas; tenía que pasar algo que inexorablemente alterara la normalidad de nuestro andar:
he aquí lo inigualable de transitar; de andar; el camino te forja; te llena de historias inesperadas; te sumerge en mundos que solo es posible vivirlos pasando a velocidad hormiga: sin tiempo sin apuros sin prisas y con pausas: cuantas cosas merecían tomarse su tiempo: consientes o no de que sería único e irrepetible ; tantas situaciones que quedaran grabadas en las huellas de la eternidad sí soñábamos despiertos o dormíamos soñando; pero siempre cambiando de cama estaderos de ruta; casas a medio construir; veras de rio; plazas; quinchos; villas olímpicas; fincas de papas; paramos fríos y desolados; camiones de bomberos; hoteles pagos con agua caliente; albergues estudiantes; casas familiares; de nuevos amigos; madres adoptivas; campos llenos de estrellas; valles; montañas y la lista sigue no la se a ciencia cierta; pero la intuyo; pareciera que el destino se empecina en no ser repetitivo; en regalarte siempre nuevas experiencias: cuando se vive realidades cotidianas extraordinarias todo adquiere tal relevancia que no resulta extraño recordar ¡% días y noches en la inmensa mañana de la memoria: cuantos días ya pasaron inadvertidos; monótonos; aburridos; cuantas vidas condenadas a la rutina y cuan fácil se vuelve quebrar con todo, transitando; viviendo; palpando el viento; sudando el propio esfuerzo a bordo de una bicicleta estoy hablando de todo eso que significa salir sin mapas; sin horarios; sin tiempo; sin dinero; sin miedo; todo puede pasar; solo depende de cuánto tiempo les des para que suceda:
un chorro de agua puede ser un simple comentario, un fugaz deseo irresoluto, una realidad o una vivencia alucinante: calmar tu sed; tu agobio; tu calor; tu sudor; sin gaseosa alguna; sin producto; sin dinero; sin acciĂłn mas que la de arrojar todo tu ser en la inmensidad de una caĂda de agua; dejarte embargar por esa virgen felicidad de baĂąarte en un torrente de agua pura aparecida en el medio de un camino; una cascada exclusiva en medio de la ruta; un lugar olvidado por el apuro; que pasa inadvertido por la velocidad; recuerdo esos privilegios que no tienen precio; que nadie los podra comprar; porque vivir la vida intensa y libremente no hay dinero del mundo que lo pueda pagar; porque los guerreros le ponen el cuerpo; se embarran los pies sin importarles que no los espera un lavarropas ni una ducha caliente:
II. el rio de aguas calientes; un premio de la pachamama; al alcance de quien se aventure a encontrarlo: porque subir al Nevado del Ruiz siendo uno mas de la Familia Flamini hoy a la distancia fue una de las locuras sin cura mas lindas que he cometido: descender por un camino difuso; poblado de frailejones de paramo; sintiéndose en medio de un campo de guerreros; sabiendo que la recompensa es un rio termal; no hay como explicarlo y la guerra estaba arriba con el ejercito haciendo cambuche a cuatro mil metros de altura; cocinando en el depósito de una tienda perdida en el medio del páramo: pero le pusimos freno a la muerte; rejuvenecimos bajando al rio termal; el frio tenaz; los burbujeantes indicios del calor azufroso; el placer; el reconfortante calor del un rio de agua caliente; ojo al piojo con las salpicadas que arde como la mierda:::: y lo recuerdo al lui feliz de la vida frotándose los cayos del pie con una piedra pome improvisada; dandole duro a ese talón cayudo; limando asperezas; disfrutando de ese regalo divino; recuerdo ese peregrinar en descenso; sin bicis después de cuatro días subiendo; de ese camino fangoso; que hundía mis cotizas; de ese sendero difuso; lleno de atajos entre frailejones; de ese olor intenso y putrefacto a azufre; de las piletas personales donde liberar las tensiones y los dolores de tanto esfuerzo:
que naturaleza tan sabia; recompensa; tiene preparado los regalos apropiados para cada circunstancia: subimos hechos una lechuga; relajados; sobrepasamos sin pena el brusco cambio; la salida, del ferviente calor al frio intenso: desandamos el incierto camino plagado de frailejos; subimos la quebrada; allí arriba nos aguardaban nuestras yeguas de dos ruedas: tambien la comida y el desapego la camara de fotos; unico testigo visual de la subida al Nevado del Ruiz; no estaba; desaparecida en el sobresaltado camino;
apropiada en nuestra ida al rio de aguas calientes; víctima de lo indescifrable; el páramo nos invitaba a recordar esos instantes; no había ya más posibilidad de verlos más que través de nuestras retinas o nuestro relato: comenzaba a ser historia ese domingo….
III. el sifon una tienda en medio de la nada y otro encuentro con militares; comida; musica y otra vez al ruedo; a pedalear; a transitar la travesía; ese camino de piedritas; atravesado por riachos azufrados; lleno de vueltas y vericuetos; un corto trecho que nos separaba del Brisas; la entrada al Nevado; el sendero era nuestro; nadie más que las curvas andaba por ahí fue propio; el origen de cuanta vida y también de la tragedia como la de Armero; visto; palpado y sentido con nuestro propios sentidos: el domingo se esfumaba; la bruma tomaba parte de nuestro horizonte cercano y el frio no menguaba: divisamos el cartel esperado: un desvió a la izquierda en considerable subida era el camino hacia lo tan ansiado. La puerta del Nevado: fue la subida con más frio y sudor de todo el viaje; cansancio y esperanza que transitamos: al nevado nunca entramos: hasta ahí llego nuestra suerte; nuestro pase vip; se acababa en las puerta del Ruiz: había que pagar entrada; dejar las bicicletas fuera: todo a partir de mañana; hoy se les puede dar permiso para dormir por ahí; en medio de la nada: en las cabañas imposible; la humanidad y tantas otras cosas propias de la gente común; no existían entre sus posibles respuestas de los guardaparques. para afuera; a pasar frio en el medio del paramo: asi vivimos la víspera al cumpleaños del Lui Mongo; más unidos que nunca; debajo de una casa; quemando unos palos encontrados por ahí; con una buena comida y una noche fría bien fría que siempre recuerdo por lo difícil que fue conciliar el sueño:
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IV. los veintucatro del Lui: Hubo chapatis; aguapanela y alguito mas: amanecimos de cumpleaños; hoy la mama me lo recordaba. Era un diecinueve de mayo: amanecíamos al pie del cerro Guali; nos fumábamos un porro con un colimba rapero y nos tomábamos una foto en un cartel que aseguraba cerro Guali cuatro mil metros: obviamente a pesar de las promesas de milico nunca nos mandaría la foto: emprendíamos el ansiado descenso; la merecida recompensa en medio de garua; niebla y lluvia: el Lobo en la retaguardia obligado por su frenos: el Verso; el Lui y yo sin tanto sufrir gastábamos los pastillas para no deslizarnos sin control en ese ripio resbaladizo: la carretera descendía y a lo lejos; varias curva arriba veíamos bajar al lobo; frenando quien sabe como… cada tanto con esos pieces descalzos con los que caminaba ::: la garua continuaba; nos cubríamos con nuestro improvisados pilotos; el Lui con su rompeviento verde que le quedaba pequeño; el Verso con un deportivo violeta y blanco de los 80; Mariano con pro impermeable azul; yo con uno rojo que se filtraba el agua fruncíamos el ceno; encogíamos los hombros; levantamos un poco el culo del asiento y apretabamos los frenos; cerrábamos los ojos lo suficiente como para que las gotas no nos piquen y los ojos no dejen de ver; el diluvio menguaba; llegábamos nuevamente al
asfalto una casita sola blanca y roja al costa del camino nos servía de descanso y luego de refugio ante la nueva arremetida de la lluvia: retomamos camino con lluvia cansados de esperar que pare y convencidos de que así tenía que ser: no paramos de descender; fue breve y pensar que todo eso costó tanto esfuerzo escalar: la aridez daba paso al verde; al bosque; a las montanas; a las curvas; a los ríos y quebradas: la lluvia paraba por momentos; salía el sol; las ropas se secaban al viento: pero luego recomenzaba; nos obligaba a fruncir más el entrecejo a mirar finito; a aguantar las gotas pinchudas hasta encontrar un lugar donde parar: y así como estábamos de repente apareció la otra ruta; la que obviamos; la que todos andan; la asfaltada; la más corta; la de los camiones; los buses; la que hubiera sido fatal para nuestra sed de aventura: otra parada con unas vacas de testigo y de amigas; de oyentes y escuchas del estreno: le cantaron el tema fresquito; recién salido del horno o de la teta; de los campos de Ubate, Cundinamarca: el Verso arpegiaba; el lui comentaba sorprendido la atenta respuesta de las vaquitas que nos miraban fijamente mientras la canción sonaba y no de una radio; sino de las entrañas del sentimiento: seguimos en el descenso; la lluvia nos obligo a parar una vez mas; a tomar una agua panela en un estadero: quedaban sus veinte km a la ciudad de Manizales: el descenso fue placentero hasta la entrada a la ciudad: nuestro ultimo y tenaz esfuerzo fue escalar esa pendiente extrema que exige Manizales para darse a conocer: subida larga y exigente con curvas super pronunciadas imposibles de sortear; jineteábamos nuestras ciclas ante las miradas de los automóviles: una vez más iba ultimo: el peso acabada la subida un auto paro para curiosear y hacer un regalo; igual que otro jeep que nos halló en el medio de la nada: y desembolso otro tanto; pero cuantos otros que nos brindamos
muchos
mas
que
el
dinero:
V-Manizales preguntando se llega a Roma y los bomberos suelen tener un camino siempre breve y fácil de llegar: frente al estadio del Once Caldas; donde se caronó campeón ganándole al boca esta el cuartel: la buena voluntad de uno de ellos nos abrió las puertas para quedarnos: meta café; y mas café; varios termos pasaron en esa tarde lluviosa: hablamos como siempre; contamos mil historias motivados por el aluvión de cafeína; cortamos verduras con el cansancio a cuestas;
comimos como siempre y dormimos unos encima de un camión viejo de colección; otro en una carpa ocultada entre otros autos y amanecimos bien temprano antes del cambio de turno para llegar una vez mas pasados por agua y todo trajinados a la Alcaldia de Manizales:::
al día siguiente dormíamos en hotel con agua caliente; desayuno incluido; pero seguíamos cocinando con alcohol en un piso alfombrado; cortando verduras encima de una cama con acolchado y comiendo avena con banano: en una de esas tarde de hotel el verso sacaba otro tema gitano con la melódica; comíamos arepas asadas del mercado: hubo tiempo para llenar la bolsa de compras con verduras que luego peregrinaron por la ciudad en negativa a ser arrojadas por la comodidad: los temas Flamini conmovieron a los puesteros y las frutas y verduras florencieron: a decir verdad ese mediodía nos anotábamos en los anales de la vuelta a Colombia en bicicleta; como los participantes mas excéntricos de todos: caídos del cielos nos inmiscuíamos entre bicicletas de carrera; deportistas depilados y súper acelerados; arribando a Manizales corriendo contra reloj;; atravesando la peatonal y la Santander; cuatro peludos llenos de bártulos desconcertaban al público presente corriendo su propia carrera; sin relojes; ni equipos deportivos; sin metas prefijadas; se filtraban entre los deportistas cuatro aventureros; y llegaban a la meta; que recién era el comienzo; una etapa inicial de un largo periplo; una larga travesía; un vuelta sin tantas vueltas; con muchos vericuetos; muchas peripecias; el ansiado retorno; la vuelta a casa;
VI El Verso y el Lui, hermanos de sangre y viaje,
se lo tomaron tan en serio; que creyeron poca cosa participar en la vuelta a Colombia: decidieron extenderse; unir fronteras; atravesar los limites establecidos; cruzar líneas imaginarias; unir mundos; dejar huellas; canciones; recuerdos; vibraciones; alegrías; devolver a la juglaría su sentir y su melodía; trayendo historias de otras partes; uniendo culturas con el arte: noches; días; atardeces; fueguitos que han dejado encendidos en su paso; cenizas que resurgirán; sueños depositados en tierras recónditas; los sentires del lui mongo depositados en cada noche; en cada mejilla apoyada en una nuevo suelo ; en una nueva tierra: el lui dejo su pedacito; se repartió entre mil lugares antes de despedirse; y nunca dijo adiós; porque no se ira jamás de nuestros corazones; ese niño con barba tan divertido y sensible: el lui mongo
lui dejo su cuerpo el 2 de Julio del 2009, luego de que un autobús asesino lo arrollara cerca de Puno, Perú. Fue un dolor muy grande para todos los que lo conocimos en diferentes partes del mundo. No solo por la perdida de un amigo, sino de un gran músico, un divertidísimo payaso, un ser sensible, profundo, reflexivo y en una búsqueda espiritual elevada… El lui esta vivo en nuestros recuerdos y corazones…