MG La revista - Edicion 10

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Editor General Álvaro Mendoza

alvaro@mercadeoglobal.com

Asesoría Periodística Carlos Eduardo González caredugo@mercadeoglobal.com

Diseño Giancarlo Rodríguez

gian@mercadeoglobal.com


EDITORIAL

Los mensajes de la vida Tristemente, le hizo eco a la tradición y fue un septiembre negro. Dos terremotos en México y destrucción y desolación en el Caribe y La Florida, principalmente, por cuenta de los huracanes Irma y María. La naturaleza mostró su furia y con fuerza golpeó a pueblos hermanos y nos recordó cuán frágiles somos, cuán efímeros somos. Pero, sobre todo, nos dejó lecciones valiosas que necesitamos aprender y aplicar en la vida. Si sigues con juicio la actividad de mi blog, te habrás enterado de que fui uno de los evacuados debido a la emergencia provocada por Irma. Sí, tuve que interrumpir la cotidianidad de mi vida y, con mi esposa y mis hijas, dejar la casa y buscar refugio en un lugar seguro. Fueron unos días en Charlotte (Carolina del Norte), con tránsito por Atlanta (Georgia), que me sirvieron para hacer unas reflexiones que quiero compartir contigo. La primera parece obvia: ¡Qué afortunado soy! De muchas maneras, los seres humanos, inclusive en la peor de las situaciones, somos muy afortunados. Y no nos damos cuenta, o despreciamos aquello que la vida nos regala. La vida misma, que se renueva cada día; la salud, el trabajo, la familia, los amigos, las personas con quienes compartimos, aquellos a quienes podemos servir y ayudar, los que nos hacen daño y nos fortalecen. Podrá sonarte a cantaleta, pero cuanto más conscientes seamos de ello, más podemos

disfrutarlo. Es una bendición, y un privilegio, cuando tienes ropa buena y limpia para vestirte, cuando abres la nevera y puedes escoger qué comer, cuando tienes una cobija que te proteja del frío, cuando compartes tus alegrías y tristezas con alguien, cuando construyes una vida que vale la pena, que tiene verdadero sentido. Alistar unas cuantas pertenencias, cerrar tu casa y partir sin saber a ciencia cierta cuándo volverás (o si podrás volver) es una de las experiencias más dolorosa que he vivido. Te invade una sensación de incertidumbre que no soy capaz de describir y saber que aquello que has construido, eso que tanto trabajo y esfuerzo te costó, puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos es una situación incómoda que no se le desea ni al peor enemigo. Hoy, cuando han pasado varias semanas de los desastres naturales, doy gracias a la vida porque lo que viví fue apenas un susto y porque mi gente no sufrió daño. Y no puedo dejar de pensar en aquellos que lo perdieron todo (algunos, inclusive, la vida), que en un instante vieron cómo se derrumbaba su vivienda, su sueño, su vida. Y aunque no deseo estar en su situación, procuro ponerme en sus zapatos para aprender las lecciones. Con los años y la experiencia, aprendí que la vida tiene extrañas formas de enviarnos mensajes.

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La mayoría de las veces, a través de sucesos dolorosos, arrebatándonos a los que amamos, derrumbando lo que hemos construido. Son sucesos que nos ponen a prueba, que nos exigen al límite de las fuerzas y de la resistencia (y a veces, más allá), que hacen que nos cuestionemos acerca del papel que cumplimos en este mundo. Sin embargo, también son oportunidades. Para encontrar lo mejor que guardamos en nuestro interior, para prender el fuego en el corazón, para sacar las fuerzas que han estado dormidas, para revaluar los roles, para edificar nuevos sueños. Creo que, si la vida nos quita algo, nos quita tanto, es porque en algún momento nos va a compensar, nos va a devolver eso y más, nos va a multiplicar los beneficios y las bendiciones. Admiro profundamente a las víctimas de las tragedias ocurridas recientemente y su entereza para levantarse de los duros golpes que les propinaron la vida y la naturaleza. Intento aprender de su tesón, de su capacidad de sacrificio, de su solidaridad, de su resiliencia, de sus ganas de vivir. Valoro inmensamente la resignación con que aceptan los designios del destino y la férrea voluntad con la que se levantan para seguir la vida. Porque la vida sigue. Es fácil decirlo, es terriblemente difícil vivirlo después de que se es víctima de un terremoto, de un huracán. Pero, hay que seguir, porque rendirse ante la adversidad es peor que la misma muerte. No hay opción distinta a levantarse, sacudirse y echarse a andar, reinventarse en procura de llegar a ser una mejor versión de sí mismo. Ese es el reto que nos impone la vida, el premio que nos ofrece la vida. Cuando tu vida ande mal, que el negocio no funcione, que haya quebrantos de salud, que sufras una pérdida irreparable, que tus sueños se derrumben, ¡no te rindas, no arrojes la toalla! Recuerda el ejemplo inspirador de aquellos hermanos del Caribe y Latinoamérica que en el reciente mes de septiembre lo perdieron todo y hoy, como si nada hubiera ocurrido, trabajan para construir otra vida, otro sueño, otro futuro. ¡Lucha, reinvéntate!

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Volver a empezar después de que la vida nos propinó un golpe es clave para entender por qué vinimos a este mundo, cuál es nuestra misión, dónde está la felicidad.



¿Te ha pasado alguna vez que estás fuera de casa, llega la hora del almuerzo y tienes mucha hambre? Buscas un restaurante en el que vendan alguno de tus platillos favoritos y le pides expresamente al mesero que sea una porción grande. Aguardas con impaciencia, mientras revisas tu teléfono móvil constantemente, y cuando finalmente te ponen el plato sobre la mesa te lo devoras con rapidez, sin siquiera darte la oportunidad de saborearlo. El hambre es una de las sensaciones más complicadas para el ser humano. Una capaz de transformar nuestro comportamiento, de cambiarnos (para bien o para mal) el estado de ánimo. Esa es una realidad que los emprendedores deberíamos aplicar en los negocios, porque es una estrategia que puede llevarte a cumplir el sueño de vender mucho, de aprovechar la ansiedad de los clientes y darles justo lo que desean, hasta que se sacien. Sin embargo, a la hora de la verdad, omitimos esta enseñanza y, por eso, enfrentamos serias dificultades en el mercado. Partimos de una base equivocada, porque creemos que el producto que ofrecemos es lo suficientemente bueno como para que los clientes lo soliciten, porque estamos convencidos de que nuestra oferta es la que mejores características y beneficios brinda, pero el mercado no lo percibe así. 8


Parodiando el ejemplo inicial, es como cuando le ofreces comida al que no tiene hambre. Si el producto que vendes es un complemento alimenticio que ayuda a bajar de peso, a quién sería más lógico vendérselo: ¿A un tipo con ligero sobrepeso que cada noche se sienta en el sofá a ver tv mientras toma Coca-Cola y consume comida chatarra (hamburguesa doble carne y papas fritas con abundante salda de tomate)? Hum, apostaría un par de dólares, con buenas posibilidades de ganancia, a que a este sujeto no le interesaría mucho tu producto. Sus hábitos son claramente sedentarios y no parece ser consciente del daño que le hace a su salud. Más bien, entonces, ¿por qué no pruebas con una mujer que está a 6 semanas de su boda? Ella necesita bajar 5 kilos para entrar en el vestido y verse increíble en las fotos que guardará el resto de su vida… Me parece que ella sí estaría interesada, muy interesada, especialmente si tu producto brinda resultados rápidos. Esa novia es lo que llamamos tu multitud hambrienta, es decir, esa porción del mercado que está a la expectativa de la solución perfecta para su necesidad. Es a ese nicho que debe-

mos enfocar nuestras estrategias, nuestros mensajes, nuestros recursos, nuestros recursos: es un público hambriento listo para consumir. Uno de los conceptos más valiosos que necesitamos aprender los emprendedores es aquel de a quién debemos dirigirnos, a quién debemos apuntar, a quién podemos ayudar. Con quién hablas y cómo le hablas es la clave del éxito: si te enfocas en un público que ya sació su hambre, seguramente te van a rechazar; en cambio, si miras a esos a los que el estómago les cruje en clara muestra de que está vacío, seguramente tendrás éxito. Trabajar para saciar a la multitud hambrienta y poner a su consideración la oferta irresistible son los dos pasos que te garantizarán buenos réditos. Es una combinación tan poderosa que no necesitas ser un gurú de los negocios o un marketero experto para acertar. Conseguirás un doble impacto: darle al público hambriento lo que necesita y desea y, de paso, obtener una satisfacción personal por haber solucionado su problema. El Sistema Millonario Wifi es justamente eso: te brinda las herramientas necesarias, te permite desarrollar las habilidades que requieres para convertirte en la mejor opción para ese nicho de mercado conformado por la multitud hambrienta. Esta es, quizás, la oportunidad que esperabas para darle un vuelco a tu vida, para trabajar menos tiempo y obtener mayores ingresos. Si crees que esto es para ti, no te lo pierdas… Haz clic aquí!

Con quién hablas y cómo le hablas es la clave del éxito 9


Tú eres tu mejor creación: ¡disfrútala!

¿Sabe cuál es el obstáculo más grande que un ser humano enfrenta en su vida? ¡Él mismo! Sí, esas metas superexigentes que se impone, la cantidad de retos simultáneos a los que se les mide, lo intolerante que es consigo mismo ante circunstancias tan comunes como los errores, la facilidad con la que renuncia a perseguir a sus sueños cuando la cuesta se empina, lo proclive que es para hallar la excusa perfecta para procrastinar.

ano m u h r e s a Cad le. b i t e p e r r i es único e onsiste, La tarea c aprender n e , s e c n o t rar en r o b a , s o ntic é t u a r e s a stra e u n r i b i r c y rees e u q z e v a d historia ca nforma. no nos co 60

El origen de este problema es la educación que nos dieron, el modelo de vida que nos transmitieron nuestros padres y abuelos o el que copiamos de quienes nos inspiraron en algún momento. ¿Por qué? Porque nos enseñan que la vida es una competencia, que tenemos que ser mejores que los demás; nos inculcan que somos perdedores si no alcanzamos las metas propuestas, si no somos exitosos. Que tenemos que ser abogado o médico o ingeniero como el papá, como el abuelo; que debemos casarnos con alguien de nuestro nivel social y económico; que tenemos que formar


una familia como la que tuvieron nuestros padres y criar a los hijos para que sean hombres de bien; que debemos conseguir un trabajo con un buen salario para mantener el estatus de la familia y garantizar el futuro de las próximas generaciones. El libreto es tan extenso como quieras y sé que tú lo conoces tan bien como yo, porque ambos nacimos y crecimos en ese ambiente. Eso es lo que llamo una vida convencional, como la de cualquiera, como la de todo el mundo. Y es ese, precisamente, el punto en el que se me alborota la bilirrubina: no hay razón válida para ser igual a otros, no tengo porqué resignarme a ser como otros, me resisto a limitarme a vivir como los otros. Durante más de 30 años, viví esa vida y, te lo confieso, no fui feliz. Disfruté a ratos, sí; me gocé la juventud, sí; tuvo el privilegio de contar con unos padres ejemplares y una familia cariñosa, sí; fui parte de un círculo de amigos genial y divertido, sí. Pero, y ahí está el dilema, no fui feliz. Seguí el libreto establecido al pie de la letra y, de pronto, me encontré en un callejón sin salida, oscuro y peligroso, en el que me enfrenté a mis peores miedos.

ca de mi papel en este mundo. Hasta que entendí cuál era el mensaje que la vida me transmitía: si no estaba conforme con lo que era, con el rumbo que había tomado mi existencia, no había más remedio que volver al punto de partida y comenzar otra vez, ¡reinventarme! Un día, uno cualquiera, decidí que ya no más. Sí, que era suficiente de esa vida vacía, de esas relaciones por conveniencia, de esa cordial hipocresía, de ese trabajo que solo me generaba deudas y estrés. Ese no era el yo con el que había soñado, no era la persona que esperaba ser cuando llegara el tiempo de conformar una familia y tener hijos, no era el ser humano que quería llegar a viejo para contarles historias a sus nietos. Entonces, pensé: “Si mi vida se está derrumbando, si lo que he construido no me satisface, ¿por qué no acabamos de tumbarlo, por qué no sentamos otras bases y comenzamos de nuevo?”. Y, bueno, aquí estoy, veinte años más tarde, disfrutando la nueva versión que soy, esta creación salida de mis entrañas, más auténtica, más humilde, más comprometida, más servicial, más desprendida. En una sola palabra, ¡feliz!

“Pero, ¿qué hago aquí?, si eso no es lo que quiero ser yo. ¿Por qué sigo aquí?, si eso no es lo que quiero de mí. ¿Por qué insisto por este camino?, si esa no es la vida que ansío”, fueron algunos de los interrogantes que me formulé mientras buscaba una escapatoria. Por un tiempo, mi vida se convirtió en un deambular sin rumbo fijo: no era feliz con lo que era, pero tampoco sabía con exactitud qué quería ser, en qué quería convertirme.

Debo decirte, sin embargo, que no he terminado la reinvención. De hecho, soy consciente de que nunca voy a finalizar la tarea y eso, precisamente, es lo que me apasiona: cada día que me regale la vida es una oportunidad para intentar crecer, para avanzar en mi autoconocimiento, para aprender a aceptarme como soy y sacar provecho de los dones y los talentos con los que fui bendecido, para compartirlos con los demás.

Aunque las personas que me rodeaban me veían feliz y sonriente, la procesión iba por dentro. Fue una época difícil, terriblemente dolorosa, que me hizo cuestionarme acer-

Ha sido un proceso fascinante, extraordinariamente enriquecedor.

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No pierdas tu tiempo yendo por un camino que no te hace feliz. Atrévete a cambiar la ruta, a modificar el libreto, las veces que sea necesario, hasta que encuentre el rumbo hacia lo que deseas. 3) No te prives de la soledad:

Aprendí a darles el valor adecuado a ciertas cosas que antes eran imprescindibles y hoy son desechables; pero, por encima de todo, aprendí a darles valor a las personas que me rodean, a quienes me acompañan en este viaje, a esos seres humanos maravillosos como tú que la vida puso en mi camino para que entendiera que la única misión por la que estoy aquí es para ser feliz.

llegamos solos y nos vamos igual, pero nos inculcan que en el camino debemos estar acompañados, y no necesariamente es así. Ser feliz te exige darte tiempos para ti mismo, en solitario, y disfrutarlos. El día que aprendas a disfrutar de tu propia compañía podrás comenzar a ser ese compañero de viaje ideal para los otros.

Un proceso en el que aprendí estas cuatro lecciones que te comparto a continuación:

4) Selecciona tu compañía: la

1) Sé bueno contigo mismo:

el primer efecto de asumir la vida como una competencia es que somos demasiado duros con nosotros mismos, y eso es terriblemente dañino. Date gusto en lo que te gusta, dedica tiempo a lo que amas, no te prives de aquello que te apasiona, descubre qué quieres y lucha por conquistarlo. ¡Consiéntete, mímate!

2) Permítete aprender de lo negativo: la vida no es perfecta, está cla-

ro. Es un largo viaje lleno de dificultades en el que tropezamos con dolor, envidia, celos, deshonestidad, maldad, deslealtad y otras especies parecidas. De eso debemos aprender que se vale estar triste, se vale llorar, se vale perder, se vale equivocarse. ¡Eso también es vida! 12

vida incorpora pesadas cargas, demasiados sinsabores, grandes responsabilidades, como para transitar el camino en la compañía inadecuada. Rodéate de personas positivas, creativas, inspiradoras, con las que compartas sueños, la visión de la vida, pasiones. Son el mejor combustible para alcanzar tus sueños. Solemos decirnos que cada día es una nueva oportunidad, pero la verdad es que vivimos una vida rutinaria, repetida, en la que cada día es igual al anterior. Eso nos enseñaron, así nos sentimos cómodos. Sin embargo, la verdadera vida, la que te permite alcanzar tus sueños de felicidad, éxito y prosperidad, es aquella en la que te das el lujo de ser tu mejor creación. ¡Reinvéntate cuantas veces sea necesario, disfruta ese proceso!


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Las 11 virtudes de Aristóteles para reinventarte y ser feliz y exitoso Hemos estado engañados todo el tiempo. Peor aún, ¡hemos sido engañados! Nos dijeron que necesitamos ser exitosos para alcanzar la felicidad, y no es así. De hecho, es a la inversa: solo cuando somos felices es que podemos aspirar a ser exitosos. Y, por supuesto, el concepto de éxito está lejos y más allá de lo material, de posesiones, de dinero, de lujos, de una vida con comodidades y facilidades. Las décadas de los años 50, 60 y 70 del siglo XX quedaron marcadas por los aires de libertad de los jóvenes, por su rebeldía y su espíritu contestatario. Se negaban a ser iguales a sus padres, y a los padres de sus padres, porque entendían que esa no era una vida que les permitiera ser felices. Y tenían razón, claro que tenían razón. El problema es que en alguna curva del camino perdieron el rumbo y terminaron igual que aquellos. 14


Por eso, quienes tenemos más de 40 o 50 años hemos vivido sufriendo las consecuencias de la frustración de esas generaciones. Más aún, a sabiendas de que cuando ascendimos al tercer piso (30 años) apareció el siglo XXI y nos convirtió en padres de mileniales. Y, claro, ese fue el acabose. En la flor de la vida, la época para gozar y disfrutar de la madurez, nos enfrentamos al reto de criar y educar a unos personajes muy particulares. Y aquí estamos, confundidos y frustrados, conformistas y amargados. Nos enseñaron un libreto y juiciosamente lo aprendimos y lo aplicamos, hasta que nos dimos cuenta de que nos habían metido gato por liebre. “Estudia, consigue un trabajo, cásate, ten hijos, atesora riqueza, sé exitoso, y serás feliz”, nos dijeron. Sin embargo, un día descubrimos que nos engañaron porque el libreto está caduco, revaluado. Y nos tocó reinventarnos. Si tu idea de felicidad está antecedida por el éxito, te prevengo: vas por el camino equivocado.

El engaño radica en que nos dicen que el éxito es un estado, un momento, y no es así. Si eso es cierto, el éxito es una broma de mal gusto. ¿Por qué? Porque concebido así representa un final, un techo, un límite. Y si hay algo contrario a la esencia del éxito son precisamente los puntos finales, las fronteras, los límites. ¿Entiendes? Cuando comencé a formarme como emprendedor, yo era como muchos, como casi todos: mi objetivo era alcanzar el éxito. Y como éxito entendía reconocimiento, fama, bienes materiales, una vida llena de lujos y comodidades, riqueza material. Afortunadamente, la vida puso en mi camino a seres maravillosos, mis padres y mis mentores, que me enseñaron el verdadero sentido del éxito: luchar por ser feliz y hacer felices a los demás. Aristóteles, el filósofo más famoso e influyente de la historia de la humanidad, decía que “Un día soleado no hace una primavera, por eso, un buen día o un conjunto de buenos momentos no es lo que hace a un hombre bendecido y feliz”. Eso va en contravía de aquellos que creen que la felicidad es pasar un rato con los amigos, o ir a una fiesta, o tener un carro nuevo, o alcanzar un logro en los estudios o en lo trabajo.

e t n e i s n o c Aunque s o n e u q e t n e i b m a que el , a i c n e u l f n i a n u s e rodea e u q a m r i f a s e l e t ó t Aris o n u a d a c e d d a d i c i l la fe e t n e m a c i s á b e d n e dep . s e n o i s i c de sus de ! z i l e f s á r e s y a t r e ¡Aci

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¿Por qué? Porque esos son momentos o hechos que puedes o no tener, que puedes perder. Según el filósofo griego, la verdadera felicidad consiste en vivir plenamente cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, como si fueran el primero, como si fueran el último. Y por vivir plenamente se entiende al límite, sacando el máximo provecho posible, aprendiendo de los aciertos y aceptando los errores, cada día, todos los días. Vista de esa manera, entonces, la felicidad no es algo que se alcance, que se posea, sino algo que se construye. Significa, por lo mismo, que mi felicidad es distinta de la tuya, de la que busca mi esposa, de aquella con la que sueñan mis hijas. Y significa también que el proceso de cada uno de distinto, que el aprendizaje de cada uno es distinto, que la evaluación de cada uno es distinta. ¿Ves por qué el libreto que nos dieron estaba mal? En el libro Ética Nicomáquea, escrito en el siglo IV a. C., Aristóteles afirma que la felicidad es la finalidad de todo ser humano y se consigue cultivando once virtudes: coraje, templanza, magnanimidad, orgullo, paciencia, veracidad, sabiduría, amistad, modestia y liberalidad y magnificencia.

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La clave está en entender que estas cualidades no son innatas, sino que se aprenden: el objetivo de la vida es aprenderlas, cultivarlas y practicarlas. Coraje es la capacidad para vencer al miedo de hacer lo que quieres y cuando quieres. Templanza es esa virtud que nos permite disfrutar de los placeres sin caer en excesos indebidos. Magnanimidad es poder realizar grandes cosas, sin importar cuán difíciles sean. Orgullo es estar satisfecho con nuestros logros. Paciencia es saber soportar las dificultades sin renunciar o tirar la toalla. Veracidad es la actitud de buscar siempre la verdad. Sabiduría es la búsqueda permanente del conocimiento y la acción basada en el raciocinio. Amistad es contar con personas que nos apoyan genuinamente, más allá de nuestros errores y defectos, de manera incondicional, y que siempre procuran nuestro bienestar. Modestia es aceptar que todos somos iguales y que nadie es superior a otro. Y liberalidad y magnificencia es la capacidad de ayudar y servir a otros sin esperar nada a cambio.

Sin importar a qué te dedicas, si las actividades que realizas están impregnadas de nobleza y bondad, si tienden a la excelencia, podrás decir que eres una persona feliz.


Si te das cuenta, eso que escribió Aristóteles hace 25 siglos se mantiene vigente y, además, es perfectamente aplicable a los negocios. De hecho, por la experiencia que he vivido desde que me convertí en emprendedor, puedo decirte que en esas once virtudes está lo que llamamos la fórmula del éxito. Podrás hacerle algunos retoques, porque hoy hay que hablar de honestidad, de lealtad, de credibilidad, pero la base es esa. Habíamos estado engañados todo el tiempo. Peor aún, ¡habíamos sido engañados! Nos criaron bajo la creencia que el éxito es una etapa previa, e imprescindible, a la felicidad. Y nos tocó reinventarnos para entender qué es eso. Felicidad es que tus hijos sean libres y autónomos y luchen por sus propios sueños. Felicidad es que los lazos de tu familia sean tan fuertes que ninguna distancia, ni ninguna dificultad los pueda quebrar. Felicidad es que el fruto de tu trabajo sea el bienestar de quienes te acompañan, de aquellos a quienes sirves. Felicidad es que cada noche, cuando reposas la cabeza en la almohada, tengas la honesta convicción de que hiciste tu mejor esfuerzo y hagas un sincero propósito de enmienda para corregir eso que salió mal. Felicidad es que puedas ir a donde quieras con la frente en alto, pues tus acciones están libres de maldad o codicia. Si en tu vida ya tienes las virtudes de las que habla Aristóteles, aprovéchalas y ponlas al servicio de los demás. Si careces de ellas, o de alguna, procura aprenderlas.

Y enfoca tu vida en aplicarlas en cada uno de tus actos, de modo que cuando hagas un balance tengas la plena satisfacción de saber que tu felicidad no es pasajera, sino una maravillosa experiencia que renuevas cada día. Ese, sin duda, es el éxito más grande al que puedas aspirar… 17


Cuando perderlo todo es una gran fortuna a la e t r a t n e r f En rlo e d r e p e d d eventualida te obligado r e v e d , o d o t la a d e t , e t r a a reinvent e saber qué dd a d i n u t r o p o otar r r e d e d , s ere tan fuerte s que no te los miedo feliz. dejan ser

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A veces, sin que le encontremos una explicación racional (porque, de hecho, no la tiene), nuestra vida se convierte en un espiral sin fondo. Comienza quizás con un problema laboral que se traduce en un despido inesperado, pasa por el rompimiento de una relación a la que le habíamos dedicado tiempo y esfuerzo, sigue con quebrantos de salud que minan nuestras fuerzas y termina con un descalabro económico considerable.


“El mundo se me vino encima”, pensamos. Los más religiosos apelarán al “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Otros intentarán salir de esa racha yendo a que les lean las cartas o adonde el yerbatero para que les prepare una pócima que extirpe de su cuerpo esos espíritus malignos. Como se dice popularmente, cada uno mata las pulgas a su manera, es decir, cada uno busca la solución donde cree que la puede hallar. La vida es una mezcla de experiencias positivas y negativas, de alegrías y tristezas, de risas y llanto, de triunfos y derrotas, de éxitos y fracasos. Así es en lo personal, en lo laboral, en lo sentimental, en todas y cada una de las facetas en que nos desempeñemos. Y si luego de cada suceso que vivimos lo anotáramos en una libreta comprobarías que son más, muchos más, los negativos que los positivos. A pesar de eso, nunca aprendemos a aceptar aquello que nos provoca dolor, eso que nos hace tropezar camino de la realización de nuestros sueños. Es porque el ser humano busca, por cualquier medio, huir del dolor y sus manifestaciones. Peor aún, busca huir de las situaciones en las que el dolor o alguna de sus manifestaciones puedan presentarse. Así, por ejemplo, no vamos al odontólogo, porque tenemos pánico de sus herramientas. O nos abstenemos de salir de paseo con los amigos porque les tenemos pánico a las piscinas (piletas) o al mar. Y así, sucesivamente, nos privamos de experiencias que pueden

ser gratificantes, enriquecedoras, reconfortantes, porque le tememos a una eventualidad que, valga decirlo, la mayoría de las veces no se da, no se concreta. Lo único que conseguimos es autosabotear nuestra felicidad, la posibilidad de aprender y crecer. Tenemos la creencia que, si evitamos ciertas situaciones, también evitamos las posibles consecuencias, y no es así. Es como si no saliéramos a la calle por el miedo a sufrir un accidente, a ser víctimas de un atraco, a vivir una experiencia negativa en el trabajo, a tener una pelea con la pareja, y nos quedamos en la casa. Pero, igual, allí nos puede dar un para cardíaco, o podemos padecer una caída, o nos intoxicamos con la comida. La vida es un riesgo permanente, pero un riesgo que vale la pena correr. Porque es allí, en esas dificultades, que están los grandes aprendizajes, que podemos descubrir de qué material estamos hechos, que estamos en capacidad de superar nuestros límites, que nos atrevemos a prender ese fuego interno que nos impulsa hasta la cima. La adrenalina de enfrentar esos riesgos, además, es el condimento que le da sabor a la vida. A veces, sin que le encontremos una explicación racional, nuestra vida se convierte en un espiral sin fondo. Y no la encontramos sencillamente porque no existe, porque la vida es eso: subir y bajar, caer y levantarse.

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Lo que sucede es que le tenemos pánico a eso que llamamos comenzar de cero, cuando en realidad se trata de volver a comenzar, porque el concepto de cero no existe: contamos con conocimientos y experiencias que nos sirven. No te voy a decir que es algo agradable, porque sería mentir, pero no le temas a algo que es natural de la vida, de su proceso: volver a comenzar. Perderlo todo es una de las vivencias más dolorosas a las que estamos enfrentados, pero no es el fin de la vida. Mientras respiremos, hay otra oportunidad, hay miles de oportunidades. Sobre todo, si ese perderlo todo se restringe a objetos materiales, a pertenencias.

ción de esta naturaleza, jamás sabremos de lo que en verdad somos capaces. Y vivir así, con esa duda, no es agradable, no es justo, es un precio demasiado elevado que no vale la pena pagar. Si aún tienes dudas, si sigues convencido de que es mejor hacerles el quite a las dificultades, si estás dispuesto a vivir con miedos, date la oportunidad de leer los tres beneficios que puedes perderte, las tres formas en que la vida te premiará si te permites el lujo de correr riesgos. Quizás te das cuenta de que tienes toda la vida por delante y te dan ganas de salir a comerte al mundo, a hacer realidad tus sueños. Vamos, pues:

1) Conocerte – Aceptarte: cuan-

Si tu mundo se derrumba a pedacitos, si el planeta se te viene encima, si la vida te obliga a conocer su lado más oscuro y desagradable, no te preocupes de más. Nada, ni siquiera esas situaciones, son para siempre. Lo que debemos aprender (que no es fácil, eh), es que la vida nos envía mensajes en lenguajes que a veces no entendemos, en señales que no podemos descifrar, en formas que nos negamos a aceptar. Es eso, nada más.

do habitas en tu zona de confort, ni siquiera sabes en verdad quién eres. Una dificultad extrema te permite conocerte, te descubre fortalezas y virtudes que no sabías que poseías, te enseña que los límites están en tu imaginación. Acepta la vida como viene, lídiala, demuéstrale de qué estás hecho y sé feliz, muy feliz.

No es castigo divino, no es que los astros se alinearon en nuestra contra, no es que nos hacen magia negra. Es la vida, así de simple. Es la vida que nos pone pruebas con el objetivo de sacarnos de la zona de confort, que nos da un toque de alerta para que entendamos que desperdiciamos los dones y los talentos que nos regaló, que nos dice que estamos dejando pasar la mejor oportunidad de que disponemos, la vida misma.

car fondo, sentir que todo está perdido, hace que aprecies el valor de lo que tienes, de lo que has construido, de quienes te rodean. Si nunca pierdes nada, nunca aprenderás el valor de recuperarlo, nunca experimentarás la satisfacción de haberte levantado y haber espantado esos espíritus que te atormentaban.

Irónicamente, aquello de la vida a lo que más le tememos, que es caer en un hoyo profundo y tener que volver a comenzar, es la experiencia más enriquecedora que podemos vivir. Si nunca nos enfrentamos a una situa20

2) Perderte – Recuperarte: to-

3) Exigirte – Superarte:

los seres humanos, todos, desconocemos de qué somos capaces hasta que la vida nos exige, nos pone a prueba. Si te rindes a la primera, no solo jamás sabrás hasta dónde puedes llegar, sino que te niegas la posibilidad de disfrutar lo bueno que la vida tiene reservado para ti. Supérate, quítate las ataduras, libérate.


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CASO DE ÉXITO

Alexander Méndez Marketing para darle forma a tus sueños

El arte del éxito y la felicidad en la vida está en tomar las decisiones adecuadas, más allá de las circunstancias que nos rodean. Desde muy temprano, Alexander Méndez Castro, tuvo claro que su futuro estaba fuera de Cuba, donde nació, y que buscaría una vía de llegar a esa tierra firme donde pudiera encontrar las condiciones y garantías para comenzar a construir un futuro sin límites. Por eso, puso sus ojos más allá de donde el horizonte se vuelve infinito. “Vivir en un país donde los sueños casi nunca se concretan, es difícil. Pero, de lo que estaba seguro era de que iba a vivir y trabajar fuera de allí, donde pudiera luchar para hacerlos realidad”, explica. Además, estaba la influencia de su madre, que lo educó en los principios de la libertad, la autoconfianza, el compromiso y la responsabilidad. Estudió Ingeniería Informática, que en la década de los 90 se proyectaba como una profesión con futuro. Pero, sobre todo, una labor que se puede desempeñar en cualquier lugar del mundo, y eso fue justamente lo que le llamó la atención a Alexander. “Al terminar la carrera, hice un máster en Informática Aplicada a la administración y el Marketing especializado en turismo”. Paso a paso, abonaba el camino al éxito. 24


Ingresar al mercado laboral supuso un duro golpe que lo marcó. “Me vinculé a la empresa de servicios informáticos de Holguín, mi ciudad, y me di cuenta de que nadie hacía nada, se iba a la oficina a leer el periódico”. Lejos de dejarse contaminar por el ambiente, buscó proyectos en los que podía trabajar y que luego le significaron premios a la compañía en ferias empresariales. Una gran muestra de su resistencia a la realidad en que vivía. No se detuvo ahí. Aprovechó sus conocimientos y formó a los técnicos en las últimas tecnologías de la época: Windows y Microsoft Office-95. Fue tal el éxito, que los cursos se impartieron al público en general y a otras empresas. “Llenamos las aulas del edificio con alumnos externos, todo el día, y le dimos un impulso a la dinámica de la compañía”, recuerda. Un pichón de emprendedor en un país donde no se permite emprender. Sus sueños, sin embargo, volaron lejos. Con nada más que un morral deportivo y 75 dólares en el bolsillo, cruzó el Atlántico y se afincó en España. Fue una decisión difícil, porque significó dejar atrás a su familia, a sus seres queridos, para aventurarse en un mundo desconocido. Una experiencia que le enseñó que la clave del éxito está en no perder el foco, en confiar en ti mismo y, sobre todo, en pasar a la acción. Allí, en la Madre Patria, comprobó que las ganas son un buen punto de arranque, pero insuficientes para alcanzar los sueños. Y más cuando te das cuenta de que tienes muy poca formación como emprendedor o empresario. Entonces, aprendió de la forma más común, pero también más dura, que existe: de los errores. Su primer emprendimiento fue una maestría de qué no se debe hacer si se quiere tener éxito en los negocios. “Desarrollábamos software a medida, intentando competir con las grandes consultoras.

Pero, carecíamos de una estrategia, no había un camino. No había un producto, ni una estrategia de comercialización, ni un plan. Ese fue el error más costoso”, afirma. Entonces, no hubo más remedio que, con humildad e inteligencia, reconocer que debía regresar al punto de partida y fortalecer las bases del conocimiento para cimentar un proyecto sólido.

Libro: “El Mapa de Tu Negocio - El primer paso que debes dar para crear un negocio rentable y duradero” Descárgalo gratuitamente desde: ElMapaDeTuNegocio.com “Me formé en Gestión de la Productividad y en Diseño de Estrategias de Marketing, para no repetir los mismos errores. Conocí el método Sostac, que luego me serviría para crear Marketing4Pymes, mi negocio actual”, relata. Antes de volver a lanzarse al agua como un balsero aventurero, estableció un plan. “Diseñé un programa detallado con cada uno de los pasos que he ejecutado año tras año hasta llegar a donde estoy hoy”, agrega. En ese camino, afortunadamente para él, encontró a las personas que lo marcaron, que lo guiaron y que lo acompañaron rumbo al éxito y la felicidad. “Encontré un blog con información de la más alta calidad, mercadeoglobal.com, de Álvaro Mendoza. Fue la luz para comenzar a hacer las cosas bien y, sobre todo, para ayudar a mis clientes a generar ventas a través de la red. Desde entonces, Álvaro es mi mentor y un buen amigo”.

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Después apareció Aritz Urresti, su coach. “Me enseñó que para cada cosa que quieras conseguir en la vida existe una metodología que te ayuda a hacerlo de la forma más sencilla, siguiendo un paso a paso”. De ese aprendizaje, precisamente, surgió Marketing4Pymes, un programa destinado a ayudar a cualquier emprendedor a diseñar y ejecutar la estrategia de marketing adecuada para su negocio. Por último, en su camino se cruzó Benlly Hidalgo, al que conoció en un evento presencial en Madrid, gracias al programa Celebridad Instantánea. “Llegué con la ilusión de conocer a Álvaro, pero no estaba allí. Quedé muy decepcionado, hasta que vi la charla de Benlly y me di cuenta de que era con quien quería trabajar. Con él, aprendí la importancia de tener un buen mentor y de esforzarte al máximo para alcanzar la excelencia”. En 2014, en Bilbao (España), lanzó el programa Marketing4Pymes, para el que ideó y ejecutó una estrategia de cuatro fases: la primera, diseñar y lanzar un programa para empresarios y emprendedores de su comu-

nidad; la segunda, madurar y formar casos de éxito; la tercera, crear una plataforma y llevarlo al mundo virtual, para escalarlo; la cuarta, impartir conferencias y seminarios a nivel internacional sobre el tema. Ya cumplió con éxito las tres primeras fases y este mes, precisamente, arrancará con la cuarta: dictará un seminario en Miami (EE. UU.) y en noviembre irá a Quito (Ecuador). Además, trabaja en la publicación de un libro para explicar detalladamente su metodología y compartir las experiencias acumuladas a lo largo de cuatro años de trabajo. Y prepara un nuevo programa, totalmente práctico, con su amigo y consultor Gustavo Beltrán. “Soy muy feliz cuando alguien me dice que lo ayudé a mejorar su negocio y no dudo que, si volviera a empezar, de nuevo sería emprendedor”. Uno que, valga decirlo, está en proceso de construcción: “Mi reto es dar el salto internacional”. Sí, que otros como él se resistan a la realidad que les tocó vivir y crucen el horizonte hasta llegar a tierra firme, allí donde los esperan sus sueños, el éxito, la felicidad y la prosperidad.

¿Quieres saber más de Alexander? Marketing4Pymes facebook.com/alexandermendez72 facebook.com/mk4pymes twitter.com/alexandermendez twitter.com/mk4pymes es.linkedin.com/in/alexandermendez/ AlexanderMendez.com/ 26


HablarParaVender.com

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ENTREVISTA

tiene el mejor trabajo del mundo Colombia es un país de estereotipos. En medio de su rica variedad cultural, cada región tiene una característica que la distingue claramente de las demás y que sirve para que la imaginación vuele sobrepasando las fronteras del humor hasta los territorios de las etiquetas sociales, que suelen ser odiosas. Y dado que se trata de un país históricamente machista, la mujer es quizás la principal víctima de esta conducta. Que la mujer santandereana es brava (de mal genio), que la antioqueña es echada pa’ lante (emprendedora), que la bogotana es light (ligera), que la llanera es temperamental, que la costeña es alegre y mandona, en fin. Las etiquetas son variadas como nuestras mujeres, pero hay dos de carácter nacional: que las mujeres son ineptas, incapaces de manejar dos cosas en la que los hombres son ‘maestros’: el coche y el dinero.

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La verdad, es un estereotipo que jamás compartí, por una razón muy poderosa: siempre viví rodeado de mujeres, en la casa de mis padres y ahora con mi esposa y mis hijas. Y puedo dar testimonios que las eximen. Mi mamá, la señora Julita, antes de retirarse fue una empresaria y emprendedora exitosa, que gozó de libertad financiera desde muy joven. Y también era hábil al timón de un automóvil. Por ese mismo camino de la vida viaja Vero Prieto, una joven nacida en Medellín que antes de cumplir los 30 años es un inspirador modelo de éxito y una guía para otras mujeres. Es la creadora del programa Inversoras, que brinda educación financiera para sus semejantes.

“¡Hola! Soy Vero. Consejera financiera e inversionista de la Bolsa de NY, y quiero ayudarte a que vivas en paz con tu bolsillo”, se presenta en su web. “Tengo el sueño de cambiar vidas, que más mujeres se empoderen de su vida, de sus finanzas, de ellas mismas. Siento que de esa forma les dejaré a mis hijos un mejor mundo, porque al educar cambias el mundo. Ese será mi legado a la sociedad, esa será mi huella, y aportar mi grano de arena es mi mayor satisfacción”, afirma. “Sigo siendo una soñadora, una apasionada, un proyecto en construcción”, agrega. Una construcción que comenzó muy temprano, a los 3 años. A esa edad, cuando todavía no tenía conciencia de muchos aspectos de la vida, sufrió un trauma irreparable: su padre murió en un accidente de tránsito. “Eso cambia mi percepción de la vida para siempre y redefine lo que es la familia y su importancia para mí. Es el primer gran dolor de mi vida, pero solo meses después consigo entender qué significa morir”, relata. Creció, entonces, bajo la égida de su mamá, una mujer luchadora que “nos mostró un mundo lleno de abundancia y, sobre todo, sin límites, en el que todo era posible”. Una luz que iluminó su camino y que le enseñó que “los límites solo están en los mapas. Su mayor enseñanza fue no castrar mis sueños, sino motivarme para que soñara cuan alto pudiera. De ella aprendí que no tenía que ser perfecta, ¡sino feliz!”.

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Y aunque le queda toda la vida por delante, Vero es feliz, especialmente porque nunca se negó la oportunidad de hacer lo que le gustaba. “Hubo un tiempo en el que quería ser cantante y pasé 10 años de mi vida estudiando música. Luego descubrí que no quería una carrera profesional y hoy canto porque me fascina”. También quiso ser bióloga y periodista para “escribir en las áreas de economía y política de un periódico”. Su rumbo comenzó a definirse cuando fue a Buenos Aires (Argentina) a estudiar diseño. Una maestra la inspiró para que fuera a la biblioteca, donde devoró libros de marketing y estrategias digitales. “Me di cuenta de que a través de las empresas podemos cumplir propósitos y eso me pareció mágico”, explica. Un aprendizaje que le sirvió para darle a su madre un poco convencional regalo de cumpleaños: un plan de marketing. Más adelante, se fue a Milán (Italia) a estudiar Negocios para el retail y a regreso el destino le indicó cuál era su camino: conoció a quien hoy es su esposo, el mismo que la motivó a emprender. Comenzó con una agencia de marketing digital, a la que se dedicó por completo durante dos años. “Fue una responsabilidad enriquecedora”, dice. Hasta que llegó a Vero Prieto, que más que un proyecto laboral es su proyecto de vida.

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No fue tan fácil como parece, porque hubo una etapa en la que todo estuvo a punto de derrumbarse. Sin embargo, no se entregó. “Aún en esas dificultades, sabía que tenía algo importante en mis manos y que debía perseverar y tener fe”, afirma. “En el momento más abrumador, lloré un día y al otro me levanté diciendo: ‘Ok, ¿ahora cómo lo arreglamos?’, y seguí adelante”. La fe y la confianza en que iba por el camino correcto la guiaron.

Sí, como otros hicieron en su vida. “Uy, son muchas personas. Mi mamá, una mujer de una calidad humana y una fortaleza impresionantes. Mi papá, que con sus actos me enseñó que cualquier decisión trae consecuencias y que hay que aceptarlas. Mis mentores, que con bondad compartieron su conocimiento conmigo. Aquellos que me dieron por derrotada, pero me forzaron a sacar la fuerza para levantarme con más convicción”.

Esos tropiezos le enseñaron cuál es la estrategia: “Perseverar, perseverar y perseverar. El éxito es de quienes tienen ese compromiso ilimitado con su vida. Es un proceso que requiere tiempo y sacrificios, pero, si es tu sueño, definitivamente vale la pena”, asegura. Y el de ella, claro, la vale. “Sí, porque si hay algo seguro en mi viaje es que todos los días tiene una nueva aventura y un nuevo desafío”. Y sueños, y desafíos, la motivan a seguir adelante. “Soy una soñadora, una apasionada, un proyecto en construcción. Quiero cambiar vidas, que más mujeres se empoderen de su vida, de sus finanzas, de ellas mismas”. Sí, que se empoderen como ella lo hizo desde que se convirtió en emprendedora, una vocación que le permitió entenderse como mujer, como esposa, como hija, como ser. Y que le ha permitido dejar huella.

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Vero vive intensamente, sin moldes, sin formas establecidas y con todos los sentidos. “La clave para ser feliz es recordar esto todos los días”, dice. Y vive su vida a través de la ayuda que les brinda a otras mujeres. “Una alumna me agradeció porque lo que le enseñé le permite trabajar y estar con su bebé de 9 meses. Un bebé con su mamá las 24 horas y una madre que produce para construir la vida que quiere. ¡Ese es mi mayor logro!”.

Con su trabajo, Vero Prieto fija un nuevo estereotipo en Colombia: el de las mujeres capaces de conducir exitosamente su vida, de guiar a otras a cumplir sus sueños, de cristalizar sueños que cambian el mundo. “Hace poco, una persona me contó que desde que sigue mis consejos el salario le alcanza hasta el fin del mes. Me siento muy agradecida, bendecida por poder brindar esta ayuda. ¡Es el mejor trabajo del mundo!”.

¿Quieres saber más de

Vero Prieto? veroprieto.com/ facebook.com/veroprietooficial/ twitter.com/veroprieto instagram.com/veroprieto_com/ youtube.com/veroprietotv

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“Persever a persevera r, ry persevera es de quie r. El éxito nes tienen ese compr omiso ilimitado c on su vida. 32


No te pierdas la mejor informaciรณn sobre marketing para tu negocio

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La cara más solidaria y noble de la web A veces, cuando te sientes impotente, ¿cómo reaccionas? La mayoría de las personas desiste, se rinde, tira la toalla. Eduardo Higareda Gutiérrez, por el contrario, se transformó en el ángel de las víctimas del terrible terremoto que sacudió Ciudad de México y sus alrededores el pasado 19 de septiembre. Un fantástico ejemplo de cómo la solidaridad, sumada al buen uso de las herramientas digitales, es algo poderoso. Pocos minutos después de ocurrida la tragedia, Eduardo se enteró de la noticia y en lo primero en que pensó fue en sus amigos que estaban en el Distrito Federal. “No sabía si se referían al simulacro que se había realizado en las horas de la mañana o era que en verdad había ocurrido un terremoto”. De inmediato, buscó noticias en la web y en la televisión y quedó pasmado al constatar la dimensión de lo acontecido. Como a millones de mexicanos, el dolor, la frustración, el desespero y la ansiedad lo invadieron. Sin embargo, entendió que no podía dejarse llevar por esos sentimientos y se enfocó ayudar. Lo primero que hizo fue donar dinero a Los Topos, el grupo multidisciplinario que atiende 34


desastres como huracanes, inundaciones, accidentes aéreos y ferroviarios o incendios urbanos y forestales en México o donde se le requiera. Luego, a través de las redes sociales, publicó el enlace de esta web para que más personas hicieran su aporte. Con esas acciones, cualquiera se hubiera sentido satisfecho, pero Eduardo sabía que podía hacer más. Y puso manos a la obra. Después de salir de su trabajo como diseñador web de la desarrolladora de software Icalia Labs., en Monterrey, se fue a casa y aprovechó sus conocimientos para crear una plataforma de código abierto. “Empecé a ver lo que pasó y sabía que podía hacer algo. Pero, ¿qué? Estaba a cientos de kilómetros del lugar de la tragedia y, como muchas personas que no estaban en Ciudad de México, me sentí impotente.

Creo que, a lo mejor, este tipo de iniciativas llevan esa chispa de que, aunque, las personas no pueden estar ahí, pueden hacer algo”. Caía la noche, el momento más apremiante para las víctimas y para los involucrados en el rescate. Por solo 200 pesos mexicanos (11 dólares), compró el dominio y luego se puso a trabajar. “Necesitaba un nombre fácil de pronunciar y fácil de recordar que, además, estuviera estrechamente relacionado con el terremoto”, afirma. La versión inicial de la web fue bastante elemental, producto de sus conocimientos de programación en lenguaje HTML y CSS. Luego creó la cuenta de Twitter @comoayudarmx, para que todos la conocieran. Nueve horas después del terremoto, comoayudar.mx estaba en línea. “Para solicitar ayuda o brindar ayuda, por favor seguir las siguientes instrucciones y nosotros lo comunicanos”, fue el mensaje que encontraron cientos de miles de anónimos internautas que conocieron la iniciativa a través de la web y las redes sociales y se sumaron de inmediato. En pocas horas, más de 50 desarrolladores voluntarios fortalecieron el portal. Algunos de ellos se empoderaron y se unieron de tiempo completo a la iniciativa, aportando también su conocimiento y esfuerzo.

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Fue tal la fuerza que comoayudar.mx tomó desde el comienzo, que en una de sus alocuciones en la noche del trágico día el presidente Enrique Peña Nieto la referenció como una web confiable, fidedigna para recibir y distribuir ayudas a las víctimas. ¡El poder de la web en su máxima expresión! Cuando sucede una tragedia como el terremoto del 19 de septiembre, la prioridad es la atención de las víctimas, el rescate de aquellos que quedaron bajo los escombros. Del mismo modo, son cientos de miles los que se ponen a disposición para ayudar, los voluntarios que dejan todo atrás y se dedican a servir a otros y, por último, comienza la tarea de recibir, canalizar y entregar las ayudas de manera efectiva y certera.

de México. A lo largo y ancho del planeta, cientos de anónimos ciudadanos de bien se sumaron a la iniciativa. De hecho, desde Taiwán se registraron donaciones para la Cruz Roja y Los Topos. Fue una cadena interminable que desbordó la capacidad operativa de Eduardo, que solo pudo salir airoso gracias a la contribución de otros voluntarios. A la par de comoayudar.mx surgieron otras opciones de ayuda a las víctimas. #Verificado19S es una plataforma digital que verifica las necesidades de un sitio vulnerable y la difunde en redes sociales. Por su parte, Mascotas Sismo CDMX publica en Twitter y en una página web los reportes relacionados con mascotas rescatadas, para que puedan volver a reunirse con sus propietarios.

Dado que hay personas inescrupulosas que se lucran o sacan provecho indebido de estas situaciones, iniciativas como esta son invaluables. “La gente nos toma como un medio seguro, nos preguntan a dónde llevar herramientas y medicinas. Las redes sociales nos dicen a dónde enviarlas”, explica Eduardo. Antes de publicar, el equipo que trabaja con él verifica la información para que las ayudas lleguen a los que en verdad las necesitan.

También sismomexico.org, una web creada por Codeando México, una comunidad virtual que ayuda a resolver problemas públicos y sociales, ofrece información acerca de centros de atención y de acopio, atiende solicitudes de búsqueda de desaparecidos y, lo mejor, incluye un chatbot que detecta noticias falsas y las elimina. “La prioridad es conectar necesidades con necesitados”, dice Alma Rangel Macías, su coordinadora.

“En un futuro cercano nos gustaría contar con una plataforma más sólida, automatizarla, que pueda ser replicable y llevarla a otros desastres en México, como huracanes o inundaciones”, concluye Eduardo. En pocos días, comoayudar.mx superó la barrera del millón de visitas y contribuyó eficazmente a paliar la situación de quienes fueron afectados por la fuerza de la naturaleza. Hoy es referencia obligada para los afectados y sus familias.

Con frecuencia, nos quejamos porque la web y las redes sociales se volvieron unas cloacas llenas de inmundicia, y muchas veces es cierto. Sin embargo, ese no es un problema de las herramientas, sino del uso que les damos. Y lo sucedido tras el terremoto del 19-S en México nos demuestra cuál es el poder de la tecnología cuando la utilizamos para beneficio de todos, cuando entendemos que son un servicio de posibilidades ilimitadas.

Las ayudas, la solidaridad y los aportes no solo llegaron de los cuatro puntos cardinales 36

A los que a través de la web se pusieron al servicio de las víctimas y brindaron su conocimiento para superar la emergencia, se los conoce como los héroes digitales.


MercadeoGlobal.com/flujo

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Oprah Winfrey No hay que ser perfecto para ser feliz

Es, seguramente, la mujer afroamericana más influyente de la historia de Estados Unidos. Es, sin duda, un modelo de empresaria exitosa que inspira a millones de mujeres en ese país. Es la conductora de talk show más reconocida de los medios, la que desnudó los secretos de cientos de personajes de toda índole, pero todavía no entrevistó a quien puede contar el más increíble relato de superación: Oprah Winfrey, su propia vida. Hablar de Oprah Winfrey es tocar de un tema delicado en Estados Unidos. Los medios la convirtieron no solo en millonaria, en una de las mujeres más ricas del país, sino también en una celebridad intocable. Su nombre despierta susceptibilidades que tocan las más profundas y sensibles fibras del corazón de quienes ven en esta mujer nacida el 29 de enero de 1954 en Kosciusko (Misisipi) la cristalización del más puro sueño americano. Es justo reconocer, sin embargo, que, así como cuenta con millones de fervorosos seguidores, Oprah también tiene numerosos detractores. 38

REFLEXIÓN


Y no son pocos los medios que desvirtúan algunos de los episodios cruciales de la vida de esta conductora, especialmente los ocurridos durante su niñez y adolescencia. Sin importar en cuál de los bandos estás, lo cierto es que es mucho lo que se puede aprender de la vida de esta mujer. Hija de madre soltera, fue criada hasta los 6 años por su abuela. Las condiciones de pobreza, limitaciones, frustraciones y sueños fallidos de esa disfuncional familia la convirtieron en una niña rebelde, prolija a los malos hábitos. Desde esa edad, y hasta cumplir los 15 años, Oprah afirma haber sido víctima de repetidos abusos sexuales, físicos y sicológicos. Vivía más en la calle, expuesta a los peligros, que en la casa. Y la calle, lo sabemos, no es un buen lugar para una niña. Allí descubrió lo que son los bajos instintos del ser humano

y cometió errores de los que todavía se arrepiente. A los 14 años, quedó embarazada (por este hecho, sus detractores la acusan de prostituirse) y entendió que necesitaba darle un giro radical a su vida, o iba a perder su vida. Tocó fondo y llegó a considerar la posibilidad de suicidarse (“Tomé detergente”), pero desistió. “Yo sabía que mi embarazo era el resultado de malas elecciones. No tenía límites, el abuso, haber sido abusada sexualmente desde los 9, 10, 11, 12, 13 años, me volvió una persona promiscua y me sentí aliviada cuando perdí ese bebé con el que no tenía ninguna conexión”, dijo en una entrevista en el programa de televisión Piers Morgan Tonight, de la cadena CNN. “No estaba preparada para semejante responsabilidad”, aseguró. “Cuando yo tenía 14 años, ser madre era el final de tu vida, todo se acababa. Entonces, cuando el bebé murió, supe que la vida me había dado una segunda oportunidad”. Y se enfocó en aprovecharla: tomó la primera decisión inteligente y acertada de su vida y salió de ese ambiente dañino en el que había crecido. Se dio mañas para que la policía la detuviera y la enviara a Nashville (Tenesí), donde vivía su padre. Él fue quien la salvó. Estricto y exigente, le impuso límites y condiciones. La obligó a regresar a la escuela y, cuenta Oprah, hacía que leyera un libro a la semana y luego escribiera un reporte acerca de lo que había aprendido.

A través de su fundación, Oprah Winfrey ha apoyada a multitud de mujeres y niños de todo el mundo, víctimas de diferentes modalidades de maltrato. También financió la educación de jóvenes afroamericanos pobres. 39


En corto tiempo, la joven se alejó de la calle y sus vicios, enderezó su caminó y no tardó en descubrir los talentos que más tarde le permitieron convertirse en la celebridad que hoy conocemos. Y cristalizó algunos de sus sueños. A los 19 años, cuando todavía no había concluido la secundaria, se le abrieron las puertas de los medios de comunicación y comenzó a trabajar cubriendo las noticias locales. Al poco tiempo, sin embargo, la despidieron y solo fue tres años más tarde que pudo demostrar sus talentos cuando fue contratada para el programa de televisión People are talking (Habla la gente), en Baltimore (Maryland). Tenía apenas 22 años.

En 1991, durante la presidencia de Bill Clinton, Oprah Winfrey impulsó la creación de una base de datos nacional con nombres de pedófilos. En 1993, se transformó en la ley conocida con el nombre de Oprah-Bill. Allí, durante ocho años, cursó la primaria y la secundaria de su formación en los medios y forjó y pulió el estilo que la transformó en la preferida de los televidentes. De allí salió para Chicago, a dirigir su propio programa, A.M. Chicago, de la televisora WSL-TV de la ciudad de los vientos. Si bien el éxito no era algo inesperado, sí fue algo inusitado. Rápidamente, el programa se trepó al primer lugar de sintonía y de allí nadie lo bajó. 40

El éxito y el reconocimiento crecieron con espuma y la gente identificó el espacio como “El programa de Oprah”. Por eso, para nadie fue sorpresa que en 1986 se cambiara el nombre por el que se le conoció hasta que en 2011 salió del aire, porque Oprah quería asumir nuevos retos. Se estrenó el 8 de septiembre de aquel año y por ese set desfilaron reconocidas figuras de la vida pública y privada para contar sus cuitas. En la recta final de la temporada de despedirá, entrevistó a Michael Jordan, Tom Cruise, Katie Holmes, Aretha Franklin, Madonna, Tom Hanks, Beyonce, Halle Berry, Tyler Perry, Queen Latifah y Jamie Foxx. El miércoles 25 de mayo de 2011, sin embargo, cayó el telón. Esa tarde, no hubo invitados, no hubo entrevistas: el único show que los televidentes vieron fue a Oprah agradeciendo de mil y una maneras al público por su preferencia. El talk show es uno de los formatos televisivos más antiguos y más populares de la televisión estadounidense. También, uno de los más venidos a menos. Muchos de los programas que utilizan este formato cayeron en la chabacanería, en lo ramplón, y perdieron la atención del televidente. Uno de los pocos, quizás el único, que pudo mantenerse vigente sin rebasar la línea imaginaria de la decencia fue el de Oprah. Si bien hubo una corta época en la que el amarillismo que se tomó los talk show captó la atención del público, Oprah no perdió el norte, ni resignó la esencia de su programa. Eso, a la larga, le significó el reconocimiento de la gente y el crecimiento de la audiencia. Y The Oprah Winfrey Show se transformó entonces en la pasarela por la que desfilaron durante 25 años las más célebres personalidades, que nunca se negaron a aceptar su invitación.


En 2011, la conductora regresó a las pantallas con su propio canal, Oprah Winfrey Network (OWN), que le permitió reeditar los éxitos del pasado y cosechar algunos nuevos. Uno de los más impactantes, el 15 de enero de 2013, cuando entrevistó al ciclista Lance Armstrong, que le confesó al mundo que había consumido sustancias prohibidas para poder ganar el Tour de Francia en siete ocasiones, entre 1999 y 2005. “El gran secreto de la vida es que no hay secretos. Sea cual sea tu objetivo, puedes llegar si estás dispuesto a trabajar”. Un día, Oprah Winfrey salió del hoyo y comenzó a trabajar. Conductora de talk show, productora de radio, editora de una revista, actriz y escritora, con humildad y honestidad logró reinventarse y encontró su mejor versión. Un vivo ejemplo de que no hay que ser perfecto para ser feliz…

Los 10 mandamientos de Oprah 1 “Mientras más reconozcas y celebres tu vida,

más vida tendrás para celebrar”. 2 “Rodéate solamente de personas que te animen a ser mejor”. 3 “La integridad consiste en hacer siempre lo correcto, sin que nadie se entere”. 4 “Muchos querrán dar un paseo en limusina contigo, pero recuerda que conviene acercarse a los que te acompañarían en el bus cuando la limusina se averíe”. 5 “Donde no hay lucha, no hay fortaleza”. 6 “La pasión es energía. Siente el poder que proviene de centrarte en lo que te emociona”. 7 “Convierte tus heridas en sabiduría”. 8 “Piensa que eres una reina. Las reinas no temen al fracaso. El fracaso es un paso a la grandeza”. 9 “Puedes tenerlo todo. Pero, no todo a la vez”. 10 “Por mejor calzado que lleves en tu vida, no olvides nunca tener los pies bien plantados sobre la tierra”.

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De paseo por

nuestro (tu) Blog Septiembre fue un mes frenético. Tres cuartas partes del año ya se consumieron y con el comienzo de octubre no solo nos ponemos en ‘modo Navidad’ y ‘modo vacaciones’, sino que nos comienza la angustia de que se acaban el año y aún tenemos sueños por cumplir, algunas tareas por realizar. Y el tiempo no da, por más que nos esforzamos, por el día a día avanza a una velocidad increíble y los acontecimientos nos abruman.

nentemente, romper los esquemas de una época marcada por las crisis y atreverse a ir contra la corriente son algunas de las enriquecedoras lecciones que los emprendedores podemos aprender de Rolling Stone Magazine (RSM), esta genial joven de 50 años. http://bit.ly/2xZnvTf

Es algo que nos ocurre a todos, que nos afecta a todos. Sin embargo, desde hace algunos años aprendí que no existe excusa para negarte la oportunidad de acceder a aquello que te brinda un beneficio, especialmente el conocimiento. Por eso, pongo de nuevo a tu disposición notas publicadas en mi (tu) blog y que quizás no pudiste leer porque el frenético ritmo de la vida te hizo pasar de largo. ¡Que las disfrutes!

Geomarketing, el poder de una segmentación detallada La vida y los negocios son una permanente sucesión de ciclos. Hay tendencias que creíamos pasadas de moda y regresan con fuerza para dejar huella. Hoy, con el rótulo de geomarketing y de la mano de atractivos juguetes tecnológicos, nos cuentan que una de las estrategias básicas del marketing está de moda. ¡Entonces, démosle la bienvenida a esa vieja amiga y usémosla, aprovechémosla, explotémosla! http://bit.ly/2y4bbBe

Lo que nos enseña RSM, la ‘niña rebelde’ que cumplirá 50 años Atender una necesidad apremiante del mercado, ofrecer diferenciales contundentes, tener un estilo y una identidad propias, innovar perma-

Hugh Hefner, polémico emprendedor de sueños y fantasías Lo que cada uno pueda pensar acerca de Hugh Hefner, su estilo de vida y sus ideales es respetable. Su trayectoria, como creador y editor de la famosa revista

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Playboy, sin embargo, encierra enriquecedoras lecciones de la que los emprendedores podemos aprender y sacar provecho en nuestros negocios, sin necesidad de llegar a tales extremos. Aquí te dejo cinco de ellas, que quizás te resulten inspiradoras. http://bit.ly/2ywWiDG Lo que Levi Strauss nos enseña con un producto que trasciende el tiempo El bluyín es mucho más que un pantalón de moda. Conocer su historia nos permite entender cómo pasó de ser ropa de trabajo a convertirse en ícono de una generación rebeldes y, hoy, en la prenda más famosa y popular del mundo. Es la muestra perfecta de cómo un buen producto puede cumplir distintos roles en el mercado y alcanzar el

éxito en cada uno de ellos. La genial creación de Levi Strauss. http://bit.ly/2fSsVoh Bill Ackman, el niño malo (y exitoso) de los negocios Bill Ackman es un personaje que resulta odioso para muchos, porque rompe moldes, derriba paradigmas, descree de las normas establecidas, fija nuevos estándares y nos enseña que a veces llevar la contraria es un buen negocio. Y él, sin duda, es un niño malo, muy malo… Sin embargo, también nos ofrece valiosas lecciones de los riesgos que se corren cuando se toma la decisión de pasarse de la raya. http://bit.ly/2gSh7SO

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