LA FIESTA DE LOS MAYOS
Texto y fotos: David Gustavo López LOS “MAYOS” LEONESES, distintas manifestaciones de una misma tradición. Fotografía del cuadro de Goya, “Árbol de Mayo” La tradición del “mayo”, cuya razón podría responder a una remota dendolatría o culto a los espíritus arbóreos, es coincidente en su celebración con el mes de la fecundidad y la renovación de la vida, del que precisamente toma su nombre. Su celebración estuvo muy extendida en la provincia de León, aunque a mediados del siglo XX vino a menos y ahora está resurgiendo nuevamente. A diferencia de otras regiones donde la nota característica es la musicalización de esta fiesta, en León se mantiene con gran austeridad y se centra en la manifestación de su símbolo primigenio, eso sí, con distintas variantes: “árbol de mayo”, “mayo monigote” y “mayo viviente”.
Sedíe el mes de Mayo coronado de flores, afeitando los campos de diversos colores, organeando las mayas e cantando d’amores espigando las miesses que sembran lavradores.
musical, con objeto de cantar la entrada de la primavera, de amplia tradición en España y en otros países de Europa. Precisamente, la referencia escrita más antigua a las mayas está recogida en la versión del Libro de Alexandre que en el siglo XIII compuso el leonés Juan Lorenzo de Astorga -de ahí su abundancia en leonesismos-, considerada por algunos investigadores, incluido el ilustre Ramón Menéndez Pidal, como una prueba de que Juan Lorenzo fue el verdadero autor de esta obra maestra del Mester de Clerecía.
Llega el mes de mayo, el de las flores, el amor, la fecundidad y la renovación de la vida. Deseado y cantado en todos los tiempos, dedicado por Roma a la diosa Flora, en cuyo honor, entre el 28 de abril y el 3 de mayo, se celebraban las fiestas ludi florae, que Ovidio califica como un tanto licenciosas. Sin embargo, también coincidiendo con el día primero de mayo, otra diosa tenía su festividad, en este caso mistérica y solo destinada a mujeres: Bona Dea, de nombre oficial Maia Bona Dea ad Saxum, la diosa de origen griego de la primavera y de la fertilidad en honor a la cual se dio nombre al mes de mayo. De una y otra, posiblemente, deriva la adaptación de los ancestrales “mayos” a su versión poético
Pero el cántico del “mayo” o “mayo-canción”, no prosperó en León tan ampliamente como en otras regiones, quedando enmascarado en la colocación de los ramos a las mozas y en sus consiguientes rondas, especialmente en aquellas que se celebraban y aún siguen celebrándose, aunque muy venidas a menos, el día primero de mayo o en fiestas patronales de este mes. De tales cánticos proceden también las cancioncillas que suelen acompañar a la “pinada del mayo”, al baile de las “mayas” maragatas y al recorrer de las calles por los “mayos vivientes” de Villafranca del Bierzo, de todos los cuales más adelante hablaremos.
Del Libro de Alexandre
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
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