Aljibes

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Aljibes Rufino Mesa V谩zquez

Proyecto escult贸rico para Zaragoza 2008


Aljibes

Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

Aljibes Memoria La escultura está pensada para preservar simbólicamente el agua de los afluentes del Ebro. La obra la forman diez unidades con un total de cuatro aljibes cada una. Cada unidad tiene dos puertas y en cada uno de los espacios internos se ocultarán dos aljibes, uno para el agua del inicio del río y otro para la del final. Se tomarán muestras de los veinte afluentes que configuran el Ebro, se sellarán y se guardarán en los aljibes. A su vez, se harán fotografías y videos sobre el proceso de ejecución y conservación del agua en los depósitos. En el transcurso de la recogida de las aguas se tomarán testimonios que facilitarán la comprensión del contenido de los aljibes, así, el proceso de elaboración de la obra será gráficamente disponible. Aljibes es una obra cerrada, el elemento en cuestión se hace invisible, sólo queda la documentación y el aspecto formal de la obra. Esta idea es la base conceptual de las ocultaciones, trabajo que he realizado en los últimos años y aspecto clave en mi tesis doctoral El anillo de piedra. (2006) Aljibes seria un proyecto inscrito en la serie Memoria del agua (1990-99) y pertenece al conjunto de obras que configuran la memoria de lo oculto (1990-2006).

Descripción de la obra La escultura esta formada por diez piezas de piedra de Vinaixa de 300 x 150 x 150 cm. Cada unidad tiene dos puertas -una a cada lado como entran los afluentes-, tapadas con acero corten de 20mm. El conjunto escultórico presenta el hábitat y el contenido del nacimiento y muerte de los ríos que forman el caudal del Ebro. En el interior, en el espacio que cierra cada puerta, habrá dos agujeros de 20cm. de diámetro y 50cm. de hondo; son los aljibes, los pozos para guardar en recipientes de cristal el agua del nacimiento y el final de cada río. Una vez llenos los aljibes se sellarán con una plancha de acero corten y material adherente. Las planchas quedaran sujetas por pernos de hierro galvanizado (no visibles).

Concepto La materia del río, el agua y con ella su espíritu y su aliento, serán preservados en los aljibes para mantener sus cualidades simbólicas y vitales. El agua en estos recipientes tiene un tratamiento excepcional, no es para beber, es para preservar su “semilla”. El objetivo es ocultarla entre olvidos, como si se tratara de una reliquia invisible que cohesiona los intereses colectivos. El hecho de ocultar las muestras es, en realidad, exponerla en el aljibe, en un espacio donde la materia agua se expresa con su máximo esplendor. El espectador tiene suficiente con el enigma de los aljibes cerrados, con la documentación del proceso y con la reflexión que se abre en torno al tema del agua. La contemplación poética queda en la imaginación.


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Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

Presentación de la obra La presentación de la obra puede variar ya que ésta debe llevar el mismo orden que el Ebro, Pienso que la forma de un tramo del río es igual a su trayecto, así, la exposición lineal, elíptica, semicircular, etc. pueden ser adoptadas sin merma conceptual de la escultura. La obra se presenta en forma de río vivo, recto, curvo, sinuosamente en movimiento… (Depende del lugar de emplazamiento). La escultura puede ser instalada en varios de los puntos sugeridos en el mapa; son factibles cualquiera de los lugares señalados con los números: 9, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24… vasta que se disponga de unos cincuenta metros de longitud y unos diez de ancho. Previa cimentación, la obra descansa sobre la hierba y puede haber algún árbol, seto, etc. que la acompañe.

Mantenimiento. Se trata de bloques de piedra de 15 toneladas cada una, éstas están cerradas con planchas de acero corten. Los aljibes son inaccesibles y están sellados, por lo tanto, hace falta muchos años para erosionarla; creo que se puede afirmar que no tiene mantenimiento. Su mayor enemigo es el maltrato que puedan recibir por parte humana. Tratándose de obras de contenido ecológico y de forma sencilla, no creo que motive malestar a nadie.


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Rufino Mesa V谩zquez. Proyecto escult贸rico para Zaragoza 2008

Simulaci贸n de la escultura. Proyecto Aljibes; obra de la serie memoria del agua. 2006 Piedra, vidrio, agua y acero corten. 300 x 150 x 150c m. Diez unidades a una distancia de dos metros cada una. Total: 33 m. de longitud.


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Rufino Mesa V谩zquez. Proyecto escult贸rico para Zaragoza 2008

Simulaci贸n de la obra instalada a orillas del Ebro. Al fondo el espacio ferial.


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Aljibe para preservar una muestra de agua.

Afluentes de los cuales se tomarán muestras de agua. Lado izquierdo según su curso: Nela, Jerea, Bayas, Zadoya Ega Aragón, Arba, Gállego, Cinca, Segre. Lado derecho según su curso: Oca Tirón, Najerilla, Iregua, Cidacos, Alhama, Jalón, Huerva, Martín, Guadalope, Matarraña.

Muestras de agua: inicio y final del río.


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Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

Antecedentes de la obra La memoria del agua es uno de los trabajos que inicié en 1984. Se trata de una serie variada que comprende obras de fotografía, video, escultura y reflexión poética. Empezó con Destino, video de 4 m. Trata de la acción de escribir y esperar como las olas borran la palabra. Posteriormente realicé Primer destí, 1990; pieza de bronce que tapa un recipiente con agua dulce del Ebro y otro con agua salada. La obra está instalada en una piedra saliente del molino de Amposta, Agua bendita, 1985-06; muestrario de agua de diferentes catedrales de Europa que duermen en el interior de una escultura en forma de túmulo. Finisterre, 1994; video de 8 m. de duración. Se que trata de definir la línea que delimitaba el final y el inicio de la tierra en la época medieval. Esta línea descansa ahora en el interior de una escultura en la Comella Tarragona. La memoria del agua, 1999; un video de 18 m. y una escultura de hierro, cobre, agua y parafina. La acción que registra el video es la de escribir sobre el agua como un acto poético, pero con la convicción de que las palabras quedan dormidas en el seno de la materia. La obra fue presentada en Barcelona en la Galería H2o, 1999 y en la Fundació Guinovart, 2000.

El MEIAC, organizó: Alen da aigua. 1996 Proyectos de todo tipo fueron expuestos en una bellota gigante que se liberó al río. La memoria del agua II. Puente Ayuda. Portugal,

Destino. Castell de Tamarit, 1984. Escribir sobre la playa mientras el agua borra la página del instante. Acciones sobre lo efímero y permanente. Entre la presencia y la nada, el agua y la tierra.


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Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

La memoria del agua La memoria del agua queda inscrita en la conciencia dormida y en el gesto poético, en la fuerza ascendente del enigma, es decir, en aquella acción sinuosa que genera conciencia sobre los misteriosos procesos de la materia. Para ilustrar estos pensamientos he de recordar que viajan paralelos al vitalismo metafísico de Berson, sobre todo el que expone en: La evolución creadora. La filosofía de Berson se basa en una especie de corriente evolutiva, un impulso vitalizador de la materia. No se sabe si éste impulso es divino o no, aunque parece que él no le atribuye ninguna voluntad ni finalidad predeterminada. Un impulso que ordena y doblega la materia inanimada y la conduce hacia la creación de sistemas, los cuales a su vez tienen cierta tendencia auto correctora, es decir, buscan incansablemente mayores niveles de estabilidad y para ello adquieren un deseo intrínseco de perfección. Dice Berson, que el hombre y la conciencia que tiene de si mismo y de las cosas, es el estado supremo al que la evolución de la materia ha llegado. El hombre es la manifestación clara de la libertad del impulso creador. También afirma que sin haberlo buscado, el hombre es el depositario de la inteligencia racional y esta adaptado para ejercer el dominio total sobre la materia inerte, pero a su vez, el hombre es incapaz de comprender los fenómenos de la vida y menos aún de controlar su destino. (...)

Testamento de Caín. Serie: Memoria del agua. Castellvell, 1996. Bronce, agua, metacrilato y cobre. 100 x 50 cm.


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Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

Memoria personal del Ebro Viví algunos años en Ejea de los Caballeros, muy cerca del Ebro y muchos más en los afluentes que lo forman, el Ega, el Arba, el Aragón. Toda mi vida se ha estructurado por la dirección del río, incluso mis estados de ánimo quedaban marcados por la dirección que tomaba en los paseos que daba por sus senderos, hacia abajo eran calmados, serenos, melancólicos y ensoñadores, hacia arriba, excitantes, nerviosos y llenos de aventuras. Mis primeros amores los descubrí en las frondosas espesuras de su rivera, los juncos, sabinas, mimbres, Tamarices, chopos y álamos, formaban una frondosidad iniciadora que dibujaban lechos paralelos a cada lado del cauce. Cuando niños nos bañábamos en sus aguas verdes, éramos perfumados y acariciados por el aroma y el mullido de la hierba. Crecíamos con la humedad de la espesura y un cierto olor a lodo, tan característico en el fondo de los ríos, era el espíritu de nuestro hogar. Él alimentaba los cuerpos que crecían como las algas marinas. En las orillas todo tenía un poder especial, el sonido del cauce hablaba un lenguaje variado y antiguo que nos unía a la eternidad de las cosas, nos llevaba a la memoria oculta de la materia, nos explicaba en profundidad el camino que habíamos recorrido desde el origen. En verano, dormir la siesta a la sombra y frescura de uno de sus árboles era encontrarse en el seno de la madre, era dejar el espíritu en libertad. Vivíamos en una horizontal de ensueño, donde el recuerdo del inicio quedaba fundido, se presentaba cálido y fresco, cercano y lejano. Para un escultor que siente la respiración de las cosas, que nota el pulso lento de una piedra, las orillas del río ondulante y verde toma la forma de un ser vivo, con sus estados de ánimo, coléricos y desbordantes, serenos y dormidos. He visto en la alfombra de sus aguas, un limo espeso y seco, también los peces flotar sin vida. El río muere y todo muere. También lo he visto vestido de torbellinos de agua y barro, arrancando los puentes y los árboles, arrasando todo a su paso. El río en sus estados de ánimo, nos lo da y nos lo quita, es como una arteria que regula el fluir que nos alimenta, el río es el plano milimetrado de la vida; en él habitan resignadas las metáforas humanas, sus estados de ánimo, sus dolores y pesares.

Primer destí. Amposta. 1990. Bronce, hierro, cobre. Agua del río en un tubo de cobre oculto en la roca a un metro de profundidad.

Todo nace y muere en el agua, todo va a parar al río. Él nos lleva en un crucero de ensueño, nos lleva al los páramos tranquilos del mar, a la primera morada. Esa es la patria de las primeras algas verde azules y los primeros protozoos, nuestros parientes lejanos. El semillero de las aguas primigenias habita en el río, en los recodos más ínfimos nacen del agua los limos y las sales del génesis, la misma que todavía recuerda y necesita, recrea y germina en la matriz; océano inicial junto al óvulo humano al ser fecundado.

Memoria del agua, Tarragona, 1999. Seis cajas con dos tubos de cobre en cada una. 50 x 14 x 14. Acción en la galería H2o de Barcelona Colaboran: Mercè Pascual, Rosalia Miró, Mar Sánchez. Fotos, Xavier Rivas.


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Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

El círculo eterno se ha cerrado una vez más, del mar diminuto que se forma al fecundarse la vida vuelve ésta al océano del encuentro, allí fenecemos confundidos en la memoria eterna de las cosas. Así, poco a poco, vamos bajando el río, navegando entre el brillo de las aguas, cabalgando encima de una hoja, gozando de las uvas de la dicha en unas eternas vacaciones, las que nos llevan al primer hogar, las aguas oscuras donde crece el nido de la tormenta y el ciclo vuelve a comenzar. La estación final, el término de la vida es también la salida de la misma. El agua está dispuesta a iniciar de nuevo el recorrido, a elevarse en forma de vapor, a volverse pura en la nube, a fecundar las tierras en las lluvias oportunas y a limpiar el colector de miserias humanas. Siempre río abajo se encuentra el destino, entre sueños, el mar se contrae al tamaño de una gota y ahí entre sus playas ¡que apacible descanso! Mientras se navega en río, todo queda contenido en un sentimiento enajenado. Entre remolinos, la luz de los ojos, el amarillo del aliento, las sombras de la mente, se apagan, se los lleva el tiempo y los disuelve en agua. La palabra apagada oculta las realidades de nuestros sueños, su perfil queda confundido en los siseos del aire, la conciencia del yo se ha barajado en el juego eterno que permuta el mundo. Dice Gastón Bachelard:1 , El niño es un materialista nato. Sus primeros sueños son los sueños de las sustancias orgánicas.

Recogida de muestras para la obra Memoria del agua. Fue para una las piezas que forman el conjunto de Pedagogía de la realidad. Flix y Mora la Nova, 1995.

1Bachelard Gastón, El agua y los sueños, Fondo de Cultura Económica México, 1978, p. 32


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Rufino Mesa Vázquez. Proyecto escultórico para Zaragoza 2008

Primer destino Años más tarde hice una obra que recogía este sentimiento, Primer destí. Una pieza de bronce con el medio hundido en forma de valle, marcaba la trayectoria del río. A derecha e izquierda de la depresión quedaban escritos en la pieza, los afluentes del Ebro, desde su nacimiento hasta la desembocadura. Esta Cadires en paisatge de sal. Fragmento de la instalación. Colegio de Aparejadores de Barcelona. 1986 pequeña obra taponaba un agujero de un metro de profundidad realizado en una piedra saliente del molino de Amposta. En el fondo del agujero se ocultó un estuche de cobre con otro de cristal en su interior que contenía agua del río. Paralelamente se hizo otra intervención con agua del mar que también se tapó con otra pieza, ésta vez con una botella de bronce. La obra fue realizada teniendo como fondo un debate popular sobre la salinización del delta del Ebro y el trasvase del agua a las tierras de Tarragona y Barcelona. La obra que quedó como memoria de ésta intervención, fue Cadires en paisatge de sal, Seis sillas de piedra formaban un círculo sobre una cubierta de sal gruesa, en el medio del espacio, coloqué dos barreños de barro, uno con agua del mar y el otro con agua del río.


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