Cómo manejamos los límites en el

from No. 21. Febrero 2021.

Mi Padre Pobre

¿Cómo manejamos los límites en el campo laboral?

Por Romina Escorihuela

Al inicio de un nuevo año con todas las expectativas e incertidumbres que nos deja un año pandémico e inesperado, sin duda, el que alguien te pregunte: ¿Qué te ofrezco hoy? Te pone a pensar en múltiples opciones. Con la irrupción de la pandemia y del trabajo remoto como solución ineludible, descubrimos o terminamos de familiarizarnos con algunos de los grandes beneficios de esta posibilidad laboral, que van desde el ahorro de tiempos hasta el balance vida personal-vida laboral, pero también es cierto que comenzaron a alzarse voces en contra, cuestionando algunos aspectos que dividiría en dos grandes temas:

Límites horarios: ¿cómo definir adecuadamente horarios de trabajo si estamos todo el tiempo conectados?, ¿qué implica “estar disponibles” y hasta dónde estamos obligados a sumar a nuestra cotidianeidad los mensajes permanentes que nos llegan a través de todos los medios de contacto digital? Una colega de Londres, sabiamente, me dijo: "we moved from working from home to living at work" (pasamos de trabajar desde casa a vivir en el trabajo).

Ética profesional: ¿cómo liderar equipos a la distancia sin ejercer un control desmedido que tienda a la sobrecarga, con reuniones virtuales, agendas colapsadas y pretensión de disponibilidad total de los colaboradores? y al mismo tiempo, y visto desde otro lugar, ¿cómo demostramos los profesionales nuestro compromiso y dedicación hacia nuestros clientes, preservando al mismo tiempo nuestro derecho a establecer tiempos y pautas de trabajo acordes a cada proyecto?

Continuación…

La pandemia representó un nuevo punto de encuentro con mis clientes, que nos permitió establecer lazos más cercanos e íntimos -¡sobre todo con los de más larga data!- porque estábamos en la misma situación de necesidad y desesperación: lidiando con la incertidumbre, la baja inicial en el caudal de trabajo y, luego, la sobrecarga repentina que surgió; lidiando con el encierro, la crianza de los hijos, sin escuelas abiertas ni familia disponible. En este panorama, fue muy positivo encontrar en nuestras conversaciones de trabajo un espacio de apoyo personal, intercambio de experiencias y consejos de lo cotidiano, que jamás hubiera imaginado, pero que fortaleció nuestros lazos en esta etapa particular de nuestras vidas. Es cierto que estar en casa nos da la posibilidad de manejar el trabajo y, al mismo tiempo, muchos otros aspectos de la vida doméstica que, cuando no estamos en todo el día, debemos delegar. Sin embargo, en algunos casos la exigencia cotidiana hace que la jornada se torne demasiado intensa, y que la desconexión a partir de ciertas horas sea una necesidad real y concreta para poder mantener en equilibrio nuestra salud mental.

Lo que en la teoría es entendible y razonable, en la práctica parece no funcionar de manera tan ideal, porque las “urgencias” y los contratiempos irrumpen sin días ni horarios pre-acordados.

¿Te sientes identificado/a con estas experiencias? Te invito a aprovechar este período de verano para hacer un balance personal de lo que viviste hasta ahora:  ¿Prefieres el trabajo remoto, a pesar de todo?  ¿De qué manera crees que se podría perfeccionar esta metodología? ¿Qué faltó abordar para mejorar estas cuestiones?