México Social octubre 2013

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Año 3 - No. 39, octubre de 2013, Precio: $35.00 m.n.

México Social

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MÉXICO SOCIAL

ISSN: 2007 - 2600

ESCRIBEN:

» » » » » »

ROSARIO ROBLES JOSÉ WOLDENBERG UNICEF INAES GONZALO HERNÁNDEZ LICONA MIGUEL SZÉKELY

Desigualdad-Pobreza-Exclusión



LA DISCUSIÓN SOBRE ISSN: 2007 - 2600 l.org

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MÉXICO SOCIAL

Año 2 - No. 38,

septiembre de

rg

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agosto de 2013,

Precio: $35.00

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México Social

ESCRIBEN:

CRUZ » LORENAMONTE ALEGRE » NELLY A DÁVILA » ADRIAN CAMACHO » RAFAEL IO HERNÁNDEZ » MAURICO ALVARADO » ARTUR

Ámbitosncia de la viole

o » 08 taria de Turism Massieu, Secre Claudia Ruiz

AL TURISMO SOCI

rg

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Un texto de n Gallardo (In memoriam) rto Rincó Gilbe

» 31

ISSN: 2007 - 2600

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Año 2 - No. 37,

MÉXICO SOCIAL

2013, Precio: $35.00

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ERO: EN ESTE NÚM OVICH » SARA SEFCH AN » CLARA JUSIDM SCHERER » CLARAMURÚA » SARA INCHÁUSTEGUI » TERESA

s

Rescatar a lo

vulnerables

Todos los martes a las 22:00 horas por

Por el canal 11 de la televisión abierta y el canal 111 de los sistemas de televisión de paga


ÍNDICE

POBREZA Y DERECHOS SOCIALES DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES

06

MÉXICO SOCIAL es una publicación del

Unicef/Coneval

HEREDEROS DE LOS OLVIDADOS

12

Nashieli Ramírez

UN PANORAMA DESALENTADOR

14

Director General y Presidente del Consejo Editorial Mario Luis Fuentes

DESIGUALDAD Y CRIMEN VIOLENTO

18

CONSEJO EDITORIAL Jesús Kumate Rodríguez Rolando Cordera Campos Fernando Cortés Cáceres Miguel Concha Malo Irasema Terrazas Enrique Provencio Durazo Marcela Rovzar de González Gustavo Gordillo De Anda Nashieli Ramírez Mónica González Contró

Karem Merielle/Adán Peña/Daniela Gutiérrez/Víctor Vargas David Ramírez de Garay

20 AÑOS DE POBREZA

20

BRASIL, LECCIONES FUNDAMENTALES

22

DEMOCRACIA, POBREZA Y DESIGUALDAD

26

POBREZA Y POLÍTICA SOCIAL

30

COMBATIR LA POBREZA

36

Miguel Székely

Hernán Gómez Bruera José Woldenberg Rosario Robles

Gonzalo Hernández Licona

Coordinadora Editorial Laura Ilarraza Gálvez Vinculación y Relaciones Públicas GCL COMUNICACIÓN: Gisela Casarín Alberto Martínez

DESAFÍOS DEL BIENESTAR

40

¿AUTONOMÍA O RESISTENCIA?

44

Edición Electrónica Jesús Mendoza Franco

EL SALARIO, UN DERECHO FUNDAMENTAL

48

DISEÑO Alejandra Núñez Valentín Israel Cruz Avila

ELOGIOS DE LA POBREZA

52

MAL ENDÉMICO

56

Leticia Cano Soriano/Pedro Isnardo de la Cruz Lorenzo López Barbosa Miguel Reyes Sara Baz

Javier Carreón

México Social, Año 3, No. 39, octubre 2013, es una publicación mensual editada por el Instituto de Capacitación, Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, S. C. (CEIDAS). Pensylvania No.86, Col. Parque San Andrés, CP. 04040 Delegación Coyoacán, México, D.F. Tels. 5659-6120 y 5659-6209 www.ceidas.org, informacion@ceidas.org. Editor responsable: Saúl Arellano Almanza. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2010-032312331700-102 ISSN: 2007 - 2600, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de Contenido No. 15077, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX IM09- 0840. Impresa por Expressarte Print Services, Calle Juan Sánchez Azcona No. 307, Col. Narvarte, México, D.F., este número se terminó de imprimir el 25 de junio de 2013. Distribuida por la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C. y la Comercializadora GBN S.A. de C.V., Calzada de Tlalpan No.572, Desp. C-302,Col. Moderna, Del. Benito Juárez C.P. 03510, México D.F. Tel. 0155-56188551 Mail: comercializadoragbn@ yahoo.com.mx comercializadoragbn@gmail.com este número se terminó de imprimir el 25 de septiembre de 2013. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto de Capacitación, Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, S. C. (CEIDAS).

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Director Editorial Saúl Arellano Almanza

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Lorena Martínez

FOTO PORTADA Mónica Ortega Fierro mafamo01@live.com.mx

México Social es una publicación inscrita en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. http://pnmi.segob.gob.mx

Próximo número Demografía y cuestión social


EDITORIAL

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os devastadores efectos que están teniendo los fenómenos hidrometeorológicos en todo el territorio nacional revelan, entre muchas otras cosas, que siempre son los más pobres quienes padecen con mayor severidad y profundidad, pues son quienes habitan en las zonas y regiones con mayores carencias y rezagos sociales. Desde esta perspectiva, ser pobre implica siempre vivir en una permanente vulnerabilidad, ya sea ante fenómenos económicos o sociales, tales como la crisis económica que inició en el 2008 y que sigue asolando al planeta entero, o bien por fenómenos de la naturaleza, los cuales, a pesar de su inmenso poder destructivo, no tendrían por qué ser, en todo caso, siempre mortíferos. Cada 17 de octubre, el Sistema de las Naciones Unidas hace un llamado a reflexionar en torno a lo que se ha denominado como el “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza”, poniendo en el centro la necesidad de reconocer que la primera prioridad para todos los Estados no puede ser otra sino la de generar bienestar y desarrollo incluyente para todas las personas. En este año, la onu hace un énfasis en particular entre el vínculo que existe entre la pobreza y la discriminación, asunto que debe tener una relevancia mayor en nuestro país, sobre todo si se considera que los grupos de población en mayores condiciones de pobreza son al mismo tiempo los grupos que mayores actos y prácticas de discriminación padecen. En efecto, los datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social muestran que las perso-

nas hablantes de lenguas indígenas, quienes habitan en zonas rurales, las personas con alguna discapacidad, así como en general las niñas, los niños y las y los adolescentes, enfrentan porcentajes mucho mayores de pobreza que el resto de los grupos poblacionales. Establecer el vínculo entre pobreza y discriminación debe llevarnos también al reconocimiento de que existen agendas que atañen a grupos socialmente invisibilizados; por ejemplo, carecemos aún en el país datos sobre las condiciones socioeconómicas de las personas afrodescendientes, y no contamos con un análisis pormenorizado en torno a los procesos de empobrecimiento generados por la negación de servicios de salud o la garantía de otros derechos para las personas de la comunidad lgbttti. De manera lamentable, vivimos en un país en el que tanto la pobreza como la discriminación se han “normalizado”, y se asumen de hecho como “parte natural” de la organización y el funcionamiento de la sociedad, así como en la asignación de roles que derivan y a la vez alimentan los estereotipos que privan como criterios de actuación social. Sin duda, hay coincidencias sobre la propuesta que existe en torno a vincular las transferencias de ingresos con diversas opciones productivas, sin embargo, debemos reconocer que también existen mercados imperfectos, y que es necesario impulsar una nueva gobernanza sobre ellos a fin de evitar su tendencia a la concentración y a profundizar las desigualdades. Lo anterior va a requerir de la consolidación de una cultura democrática que nos lleve a nuevos estadios de exigibilidad y respeto a los

MARIO LUIS FUENTES Director general del CEIDAS, A.C.; en la UNAM es integrante de la Junta de Gobierno; Coordinador de la Especialización en Desarrollo Social del Posgrado de la Facultad de Economía; Investigador del Programa de Estudios sobre el Desarrollo; y titular de la Cátedra Extraordinaria Trata de Personas

derechos humanos de todos, porque si algo no hemos logrado consolidar en el país es precisamente una nueva ciudadanía capaz de vivir en un Estado social de pleno derecho. Las imágenes que cada año vemos de miles de personas pobres perdiendo lo poco que tienen ante lluvias torrenciales u otros fenómenos naturales no pueden seguir siendo el escenario reiterado en el que se plasma la desigualdad ancestral, pero terriblemente actual, que padecen quienes tienen el infortunio de nacer en los territorios históricamente segregados. México necesita de nuevas perspectivas y de nuevas respuestas que nos lleven, sí a la disminución de la pobreza, pero sobre todo a la reducción de la desigualdad que nos mantiene como un país dividido y que no logra reconstruir un relato compartido en torno a un futuro deseable para todas y todos.•

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Tres décadas Esta imagen fue ganadora de nuestra convocatoria “Tu foto puede estar en nuestra portada”, para los temas: pobreza, hambre y desigualdad. La autora, Mónica Ortega Fierro (mafamo01@live.com.mx), es Licenciada en Diseño de la Comunicación Gráfica y realizó este retrato de una familia indígena sobreviviendo a las carencias e inclemencias del tiempo en el Centro de Coyoacán “con la intención de mostrar la terrible desigualdad que vivimos en el país, y tratando de crear conciencia y sensibilidad”.

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perdidas A lo largo de los últimos 30 años México ha sido incapaz de reducir el proceso de empobrecimiento masivo de su población y de modificar los factores estructurales que la promueven y reproducen; ante ello, resulta urgente un cambio profundo en la concepción e integración de las políticas económicas y sociales en todos los ámbitos y niveles de gobierno.

Reconocernos como un país de pobres nos exige la construcción de una sólida visión nacional y un irrenunciable compromiso con la equidad, construyendo una nueva ciudadanía capaz de exigir y de ejercer sus derechos.

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POBREZA

Pobreza y derechos sociales

de niñas, niños y adolescentes(I) CONSEJO NACIONAL DE EVALUACIÓN DE LA POLÍTICA DE DESARROLLO SOCIAL REPRESENTACIÓN DEL FONDO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA EN MÉXICO

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INFANCIA

En 2012, el coneval estimó en 21.1 millones a las niñas, niños y adolescentes en condición de pobreza; de ellos, 4.2 millones viven en pobreza extrema

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a pobreza es un fenómeno cuya naturaleza y efectos son multifacéticos. El análisis asociado predominantemente a los ingresos monetarios ha evolucionado hacia nuevos desarrollos conceptuales de carácter multidimensional. Varios países y organizaciones han incorporado esta perspectiva en sus análisis de la pobreza, lo que significa dejar de verla solamente como un problema de escasez o insuficiencia de recursos económicos y reconocer que la población en pobreza, al igual que todas las personas, tiene derechos fundamentales cuyo cumplimiento se ve obstaculizado, precisamente, por vivir en esta situación. La pobreza en la infancia, por otra parte, presenta características particulares que dan a su atención un sentido de urgencia y prioridad: tiene una mayor probabilidad

de volverse permanente; sus efectos son, en muchos casos, irreversibles y las potencialidades para su reproducción en el futuro son mayores. En un contexto en el que el Estado mexicano ha reforzado su compromiso con el cumplimiento de los derechos humanos y de la infancia, como lo ejemplifican las reformas constitucionales recientes en la materia(II), analizar la pobreza infantil y proponer respuestas de política pública para superarla implica una apuesta estratégica para el desarrollo del país, ya que del éxito de dichas respuestas dependen en gran medida sus posibilidades de desarrollo económico y fortalecimiento de la cohesión social. La metodología de medición de la pobreza en México desarrollada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)(III) es una o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

LES AFECTA MÁS Los resultados más recientes de la medición oficial en México indican que la pobreza(IV) sigue afectando a la infancia y la adolescencia en una mayor proporción que a la población adulta y que se ha mantenido relativamente estable en los últimos años. 2008 Grupos de población

Porcentaje

2010 2012

Millones de personas

Porcentaje

Millones de personas

Porcentaje

Millones de personas

Población menor de 18 años en situación de pobreza

53.2

21.8

53.6

21.7

53.7

21.1

Población de 18 años y más en situación de pobreza

39.2

27.6

41.9

31.0

41.2

32.1

Población menor de 18 años en situación de pobreza extrema

13.2

5.4

12.7

5.1

10.8

4.2

Población de 18 años y más en situación de pobreza extrema

9.1

6.5

9.1

6.7

7.9

6.2

Porcentaje y número de personas en situación de pobreza extrema por grupos de edad (menores de 18 años y de 18 años y más). México, 2008-2012 Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el MCS-ENIGH 2008, 2010 y 2012.

"En 2012 tres de cada cuatro niñas, niños y adolescentes tenían al menos una carencia social y uno de cada cinco presentaba al menos tres" herramienta analítica valiosa en sí misma, pero es particularmente relevante para comprender mejor las aristas, complejidad y heterogeneidad de la pobreza infantil, ya que, además de la dimensión de los ingresos, valora el cumplimiento básico de sus derechos sociales. Como se puede observar en el cuadro anterior, la proporción de población infantil y adolescente en situación de pobreza y pobreza extrema es superior a la observada en la población adulta. No obstante, la pobreza extrema(V) disminuyó entre 2008

8

o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

y 2012 en una proporción mayor entre la población menor de 18 años, al pasar de 13.2% a 10.8%, mientras que entre la población adulta pasó de 9.1 a 7.9%. Cabe señalar que en este período, principalmente entre 2008 y 2010, hubo un deterioro significativo de los niveles de ingreso de los hogares en México, especialmente en aquellos con menores de 18 años, los cuales no han vuelto a los niveles preexistentes. La proporción de la población de 18 años o más con un ingreso insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias pasó de 43.7% a 47.1% entre 2008 y 2010, mientras que en 2012 se ubicó en 46.8%. Entre la población de 0 a 17 años este nivel se incrementó de 58.1% a 61.0% entre 2008 y 2010, para alcanzar 61.2% en 2012. Es importante destacar que disminuyó la mayoría de las carencias sociales entre la población infantil y adolescente. Entre las reducciones más notables se encuentra la relacionada con el acceso a servicios de salud, que pasó de 39.0% en 2008 a 19.7%


INFANCIA 76.2% de la población menor de 18 años que habita en un hogar en el que se habla lengua indígena se encontraba en pobreza en 2010, mientras que para la población en general la incidencia era de 46.2%

en 2012. En esta carencia la proporción de población adulta que la padece fue superior a la menor de 18 años en 2012, ya que se ubicó en 22.5%. Por otra parte, a pesar de presentar un decremento de poco más de ocho puntos porcentuales en el período señalado (de 73.9% a 65.5%), la carencia por acceso a la seguridad social continuó siendo la que afectaba a una proporción más elevada tanto de la población infantil y adolescente como de la adulta, para la cual alcanzó un 59%. En el caso del rezago educativo, la disminución entre 2008 y 2012 fue de 2 puntos porcentuales entre la población menor de 18 años (al pasar de 10.5% a 8.5%), cifra que representa una tercera parte de la población adulta que padece esta carencia (24.7%). En 2012, las niñas, los niños y las y los adolescentes tuvieron una proporción mayor de carencia respecto de los adultos en los indicadores relacionados con la vivienda: 18.5% de ellos experimentaron carencia por calidad y espacios de la

vivienda, y 17.8% por acceso a los servicios básicos de la vivienda, en tanto que para la población mayor de 18 años estas carencias fueron de 11.1% y 13.6%, respectivamente. De esta forma, a pesar del deterioro experimentado en los años referidos en la dimensión del ingreso, la mejoría en la mayoría de los indicadores de carencia social ha mantenido relativamente estable tanto el número como el porcentaje de las niñas, los niños y las y los adolescentes en situación de pobreza. No obstante, persiste una alta proporción de esta población que tiene carencias sociales: en 2012 tres de cada cuatro (75.9%) tenían al menos una carencia social y uno de cada cinco (22.74%) presentaba al menos tres carencias. Para la población de 18 años y más estas proporciones fueron de 72.8% y 21.2%, respectivamente. Mención especial merece el único indicador de carencia social que presentó una tendencia desfavorable entre 2008 y 2010, y que en 2012 no pudo volver al nivel en o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

"La carencia por acceso a la alimentación continúa afectando a un tercio de la población menor de 18 años"

*Consulta las notas y referencias de este artículo en nuestro sitio: www.mexicosocial.org

10

o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

el que se encontraba en 2008. Se trata de la carencia por acceso a la alimentación, que entre la población menor de 18 años pasó de 25.7% en 2008 a 29.4% en 2010, mientras que en 2012 fue de 28.2%, lo que significa que continúa afectando a un tercio de la población en este grupo de edad. El empeoramiento en las condiciones de seguridad alimentaria de la población infantil y adolescente se había observado previamente en un estudio de UNICEF y el CONEVAL(VI) que demostró que el porcentaje de hogares que experimentaron inseguridad alimentaria severa pasó de 8% a 17% entre 2008 y 2009, al tiempo que de 53% de hogares con personas menores de edad que se encontraban en situación de seguridad alimentaria en 2008, se pasó a 43% en 2009. Datos más recientes derivados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2012) dan cuenta de que 70% de los hogares reportaron algún grado de inseguridad alimentaria y que la inseguridad alimentaria severa afectaba de manera similar a los hogares del medio rural y del medio urbano (13% y 10%, respectivamente). El análisis de la pobreza en la infancia y la adolescencia permite apreciar la coexistencia de dimensiones de desigualdad que

afectan el cumplimiento de sus derechos. De acuerdo con el estudio realizado por UNICEF y el CONEVAL “Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México, 2008-2010”(VII), la probabilidad de que un niño o adolescente sea pobre no presenta diferencias por sexo, pero es relativamente mayor para la niñez indígena (76.2% de la población menor de 18 años que habita en un hogar en el que se habla lengua indígena se encontraba en pobreza en 2010, mientras que para la población en general la incidencia era de 46.2%) y para aquellos que viven en hogares ampliados, con una tasa de dependencia más alta, donde el(la) jefe(a) de hogar tiene menos años de escolaridad o es de menor edad, y donde hay menos personas que participan en el mercado de trabajo(VIII). El análisis sobre la pobreza infantil demuestra que la población que la padece no es un grupo compacto ni homogéneo, por lo que comprender mejor su heterogeneidad y las disparidades persistentes dentro de la propia población infantil y adolescente en pobreza brinda una base para plantear alternativas que permitan dirigir de manera más eficaz las acciones de política pública para superarla.•


OCTUBRE 2013


POBREZA

NASHIELI RAMÍREZ Fundadora y coordinadora general de Ririki Intervención Social, organización que trabaja por los derechos de las niñas, niños y adolescentes, y por el desarrollo de sus familias y comunidades. Cuenta con una especialidad en Investigación Educativa de la UNAM. Actualmente es Consejera de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; de la Ley de Fomento para las Organizaciones de la Sociedad Civil; de Radio Ciudadana del IMER; y del Observatorio de Políticas Públicas y Derechos Humanos.

E

Aunque 82% de los adultos mexicanos reconoce que el trabajo infantil se origina por cuestiones estructurales como la pobreza, el 87% responsabiliza a los padres de familia

Herederos de los olvidados

n América Latina y el Caribe el 17.9% de las personas menores 18 años se encuentran en situación de pobreza extrema (CEPAL/UNICEF 2010), mientras que México la proporción de infantes pobres extremos es del 12.5% (CONEVAL 2012). Sin embargo, de los poco más de 32 millones de niños en pobreza extrema de la región, 4.7 millones son mexicanos; en términos absolutos nuestro país, junto con Brasil y Perú, concentran el 53% de los pobres de AL Precariedad, privación, hambre, miseria, desnutrición, y en no pocos

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

caso muerte, constituyen el contexto de casi cinco millones de niños, a los que se suman 16.5 millones más que, según el reporte Medición de pobreza de 2012 del Coneval, viven en condiciones de pobreza. Es decir, el 53.8% de la población infantil es pobre, 12 puntos porcentuales por arriba de la proporción de pobres en mayores de 18 años, que se sitúa en 41.3%. Los niños son, sin duda, el colectivo más afectado por un entorno económico que provoca la generación de pobreza y alimenta las desigualdades. La pobreza infantil se ve agravada por la baja eficiencia de las políticas sociales de transferencia monetaria directa,

como es Oportunidades, y por la ausencia de un sistema de garantía de derechos y protección social dirigido específicamente a esta población. Las niñas, los niños y las y los adolescentes pobres enfrentan altos riesgos educativos, socioambientales, de salud y familiares, que limitan el ejercicio de sus derechos sociales, económicos y culturales, y dificultan su transición hacia una vida adulta con mejores condiciones de bienestar. Preocupantemente, esta tendencia parece no tener fin, si consideramos que en el transcurso de este año nuestro país está transitando por lo que las autoridades hacendarias denominan


INFANCIA desaceleración económica y algunos otros ya califican como recesión. En ambos casos, sin embargo, hay una coincidencia en torno al impacto que esta situación tendrá en la situación económica de millones de familias. Un indicador de esta tendencia es el incremento de participación laboral de la población entre 12 y 17 años de edad, que pasó de 13.6 en el primer trimestre de 2013 a 14.8 en el segundo trimestre. El trabajo infantil tiene una relación estrecha con las condiciones de pobreza. Según el Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Empleo (2011), en México alrededor de tres millones de personas de entre 5 y 17 años de edad tienen que trabajar para apoyar al gasto familiar o para cubrir algún gasto básico, por ejemplo, una cuarta parte de los niños trabajadores destinan el producto de sus labores a gastos relacionados con la escuela. El trabajo infantil tiene raíces económicas y todos los estudios demuestran que, en la gran mayoría de los casos, perpetúa en los individuos las mismas condiciones que lo generan. En este aspecto tenemos aún mucho que avanzar no nada más en las políticas públicas para su prevención y erradicación, sino también culturalmente. Si tomamos en cuenta los resultados de la «Encuesta Nacional de México 2011-Percepciones sociales sobre trabajo infantil» (IPEC/OIT), que, entre otros, reporta que aunque el 82% de los adultos mexicanos reconoce que el problema se origina por cuestiones estructurales como la pobreza, en contraparte, el 87% culpabiliza a los padres de familia por el trabajo infantil. Recientemente se ha sumado a los ejercicios de medición de la pobreza infantil lo que el Centro de Investigación Innocenti de UNICEF denomina Índice de Privación Infantil. Diseñado a partir de un módulo especial de indicadores sobre la vida de niñas y niños, incorporando la ronda 2009 de

las Estadísticas sobre la renta y las condiciones de vida de la Unión Europea, este índice está integrado por catorce elementos, que reflejan la capacidad de las familias para que las niñas, niños y adolescentes dispongan de: 1. Tres comidas por día 2. Al menos una comida al día con carne, pollo o pescado (o un plato vegetariano equivalente) 3. Frutas y verduras frescas diariamente 4. Libros adecuados a la edad y nivel de conocimientos del niño (excepto libros de texto) 5. Artículos para actividades de esparcimiento al aire libre (bicicleta, patines, etcétera) 6. Actividades regulares de esparcimiento (nadar, tocar un instrumento musical, participar en organizaciones juveniles, etcétera) 7. Juegos para la casa (al menos uno por niño, incluidos juguetes educativos para bebés, bloques, juegos de mesa, juegos de computadora, etcétera) 8. Dinero para participar en los paseos y actividades de la escuela 9. Un lugar tranquilo, con espacio y luz suficientes para hacer la tarea escolar 10. Conexión a Internet 11. Algunas prendas de vestir nuevas (es decir, que no todas sean de segunda mano) 12. Dos pares de zapatos del tamaño correcto (incluido al menos un par para cualquier clima) 13. Oportunidad de invitar de vez en cuando a un amigo a jugar y comer en su casa 14. Oportunidad de festejar acontecimientos especiales, como su cumpleaños, su santo, fiestas religiosas, entre otros

53.8%

DE LA POBLACIÓN INFANTIL ES POBRE

Una niña o un niño con privaciones es aquel que carece de dos o más ítems de los incluidos en el listado. Los resultados para 29 países europeos es que aproximadamente un 85% de personas entre 1 y 16 años de edad que habitan en ellos tienen al menos trece de los catorce elementos del índice y, por lo tanto, “no sufren privaciones” (ReportCard 10 de Innocenti, 2012). En México no contamos con información que nos permita realizar el análisis de privación, pero si tomamos en consideración que solamente el 15% de los infantes y adolescentes no son pobres ni vulnerables, es decir, no tienen carencias sociales, no podemos equivocarnos en afirmar que ese es el porcentaje de niños que no sufren privaciones en nuestro país. Luis Buñuel afirmaba en relación con su multipremiada película “Los Olvidados” (1950): “no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Quisiera insistir en realizar filmes que transmitan al espectador, más allá de entretenerlo, la total certeza de este fallo”. Después de poco más de seis décadas, observamos cómo millones de niñas, niños y adolescentes en nuestro país son herederos de esos olvidados, y las condiciones en la que transcurre su vida sin duda nos dan la certeza de que hemos fallado. Y continuaremos fallando sino consideramos que además de apostar a la generación de políticas económicas y sociales efectivas y eficaces en lo general, la superación de la pobreza infantil en lo particular requiere de políticas públicas que consideren medidas de protección para las niñas y niños en condiciones de mayor vulnerabilidad.• o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

Un panorama desalentador*

KAREM MERIELLE ADÁN PEÑA DANIELA GUTIÉRREZ VÍCTOR VARGAS Equipo multidisciplinario de estudio y trabajo con Jóvenes, actualmente colaboran en el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES)

*Agradecemos la colaboración del Ing. Carlos Rojas Gutiérrez en la elaboración de este artículo

14

o c t u b re 2013 MÉXICO SOCIAL

D

esde los viejos tiempos en que la juventud era una noción difusa en el ciclo de la vida de los seres humanos y se pasaba de la infancia a la edad adulta para el trabajo o la guerra, hasta los nuevos tiempos en que la juventud representa una idea de fuerza, idealismo y creatividad, la vida de los jóvenes como segmento social ha sido azarosa y no siempre se les ha ubicado en el papel que les hubiera correspondido jugar en el desenvolvimiento de las sociedades modernas. En este largo andar por el mundo, generaciones de jóvenes han vivido épocas de auge y de crisis políticas y económicas que han marcado sus vidas para bien o para mal en aspectos personales, familiares y sociales. Han sido la punta de lanza de cambios sociales o han pagado una cuota de sangre por los errores de quienes no han gobernado con responsabilidad y prudencia. México es un claro ejemplo en el acontecer de la vida de los jóvenes. Las dos genera-

ciones de entre 15 y 29 años que vivieron entre 1950 y 1980 se beneficiaron del auge del desarrollo estabilizador que propició un crecimiento anual de 6% del pib, en tanto que las dos generaciones siguientes que vivieron entre 1980 y 2010 en una economía de libre mercado cuyo pib sólo creció 2% han subsistido con empleos precarios, menores ingresos y mayor pobreza (inegi, 2013). En la primera época señalada el gobierno mexicano pudo poner en práctica políticas públicas que impulsaron el crecimiento económico y el desarrollo social. La reforma agraria y el proceso de industrialización generaron empleos e ingresos, los sistemas de educación, salud y seguridad social apoyaron la movilidad y el bienestar social. Los jóvenes del campo a los 16 años automáticamente se convertían en sujetos de derechos agrarios y en su mayoría recibían tierras que al ser puestas en producción coadyuvaban al desarrollo industrial. Los jóvenes de las ciudades, además de aumentar sus niveles de escolaridad, tenían acceso al trabajo por la creciente indus-


trialización y, en consecuencia, a la seguridad social. Esa realidad explica en buena medida que el bienestar alcanzado creara condiciones de estabilidad política y paz social hasta los años noventa, salvo las acciones guerrilleras de los años setenta en las zonas de mayor atraso en el país como Guerrero y Oaxaca. Antes no se registraron levantamientos armados ni derrocamientos de gobiernos constituidos legalmente, como ocurrió en otros países latinoamericanos. El caso de Chiapas fue una primera llamada. Hoy los jóvenes tienen más educación, pero menos empleos; tienen más derechos, pero no los pueden ejercer; tienen más información y menos acceso al poder; tienen más autonomía y menos capacidad de concretarla; tienen más creatividad y habilidades, pero no las pueden utilizar. Una proporción importante de los jóvenes han pasado de tener una actitud de seguridad en la igualdad de oportunidades y en el ascenso social, a otra de escepticismo, frustración e inseguridad. De la seguridad en que el esfuerzo tendrá rendimientos equivalentes a la incertidumbre de no poder realizar sus fines educativos, productivos, personales y tener que participar en actividades delictivas de toda naturaleza

para eludir la pobreza, la desigualdad y la marginación. En los casos en que los jóvenes encuentran empleos, éstos son precarios, sin seguridad social y con bajos niveles salariales como resultado de una política económica que permitió una excesiva concentración del ingreso. La enigh 2012 revela que entre 1976 y 2011 los salarios bajaron su participación del 43% al 30% del ingreso nacional, y las utilidades brutas lo incrementaron del 53% al 69%. El salario perdió 13 puntos y las utilidades ganaron casi 16 (inegi, 2012). Por ello no debe extrañar que el país haya padecido en las dos últimas décadas la mayor diáspora de emigrantes en la historia moderna, cuando ocho millones de mexicanos dejaron su país por no tener oportunidades para subsistir con dignidad en su patria (onu, 2013). Los jóvenes tienen actualmente un peso específico importante en la estructura demográfica de México. De un total de 118 millones de mexicanos, 31.2 millones, o sea el 26.3%, son jóvenes de entre 15 y 29 años, los cuales plantean demandas crecientes de acceso al desarrollo, principalmente en los ámbitos de la educación y el trabajo para satisfacer sus necesidades y para alcanzar un mayor bienestar. (conapo, 2013).

Hoy los jóvenes tienen más educación, pero menos empleos; tienen más derechos, pero no los pueden ejercer; tienen más información y menos acceso al poder; tienen más autonomía y menos capacidad de concretarla; tienen más creatividad y habilidades, pero no las pueden utilizar

SIN EMPLEO En materia económica, el principal problema de los jóvenes es una inadecuada inserción en la vida productiva, dado que de la población activa juvenil el 8% está desocupado, en tanto que de la población activa total el índice es de 4% (inegi, 2010) 16.00 14.00 12.00 10.00

8.41 Juvenil

16.00

4.92 Nacional

16.00 4.00 2.00 10.00 Aguascalientes Baja California Baja California Sur Campeche Coahuila Colima Chiapas Chihuahua Distrito Federal Durango Guanajuato Guerrero Hidalgo Jalisco México Michoacán Morelos Nayarit Nuevo León Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa Sonora Tabasco Tamaulipas Tlaxcala Veracruz Yucatán Zacatecas

*

JUVENTUD

Tasa de desempleo nacional

Tasa de desempleo juvenil

Tasa de desempleo nacional y juvenil por entidad federativa, 2013 Fuente: Elaboración propia con información de inegi. Resultados trimestrales de la enoe al primer trimestre de 2013. o c t u b re 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

8.2 millones DE JÓVENES

viven dentro del tramo comprendido entre la pobreza moderada y la extrema

69%

DE LOS JÓVENES no tiene acceso a los servicios de salud y seguridad social, respectivamente

De los jóvenes que trabajan, casi el 38.9% se ubica en puestos de trabajo formales y el 61.1% en actividades informales. Es preocupante el hecho de que a mayor escolaridad haya mayor desempleo juvenil. El desempleo sólo afectó al 3% de los jóvenes con primaria incompleta y al 40% de los jóvenes que habían concluido estudios en los niveles de educación media y superior respectivamente (inegi, 2010). En México entre 2010 y 2012 la pobreza se elevó de 52.8 a 53.3 millones. En este universo, 8.2 millones de jóvenes viven dentro del tramo comprendido entre la pobreza moderada y la extrema, esta última sobre todo en los 849 municipios de alta y muy alta marginación que existen en el país (coneval, 2013).

Las repercusiones de lo anterior en salud y seguridad social, educación y empleo son contundentes, negativamente, para los jóvenes. El 27% y 69% de los jóvenes no tienen acceso a los servicios de salud y seguridad social, respectivamente. Sus condiciones son peores que las del promedio general de la población, cuyos porcentajes correspondientes son 21.5% y 61% (coneval, 2013). Todavía resulta más preocupante que la principal causa de muerte de los jóvenes sea los homicidios, el 27% de las defunciones, los cuales se han duplicado en el último lustro y son indicadores del alto nivel de cuota de sangre que han debido pagar para la oferta expansiva de reclutamiento del narcotráfico y el crimen organizado (inegi, 2011).

VÍCTIMAS, PERO TAMBIÉN VICTIMARIOS Aproximadamente el 30% de los jóvenes fueron víctimas de algún delito y más del 48% de los internos en las prisiones también son jóvenes, con cifras similares en procesados y sentenciados (inegi, 2012) Grupo de edad / Delito

Procesados Total Absolutos

Sentenciados

18 a 29 años

Total

18 a 29 años

(%)

Absolutos

(%)

Absolutos

(%)

Absolutos

Total de delitos

44,289

100.00

20,373

100.00

37,481

100.00

17,316

100.00

Narcóticos

24,460

55.23

11,965

58.73

22,403

59.77

10,842

62.61

Actos ilícitos con armas

11,329

25.58

5,618

27.58

10,012

26.71

4,880

28.18

1,023

2.31

437

2.14

653

1.74

269

1.55

Organización delictiva

598

1.35

282

1.38

234

0.62

81

0.47

Tráfico de indocumentados

545

1.23

216

1.06

421

1.12

184

1.06

Falsificación y actos realizados con moneda falsa

170

0.38

84

0.41

103

0.27

48

0.28

Robo

Procesados y sentenciados registrados en los juzgados de primera instancia del fuero federal por ámbito geográfico de ocurrencia y grupo de edad según delito seleccionado, 2011. Fuente: Elaboración propia con información de inegi. Estadísticas judiciales en materia penal de los Estados Unidos Mexicanos 2011.

16

(%)

o c t u b re 2013 MÉXICO SOCIAL


JUVENTUD REFERENCIAS:

A mayor escolaridad hay mayor desempleo juvenil: 40% de los jóvenes con estudios de educación media y superior son desempleados y únicamente el 3% de aquellos con primaria incompleta lo son (inegi, 2010)

En cuanto a la educación, los jóvenes enfrentan una baja calidad y problemas de cobertura especialmente en los niveles medio superior y superior. La educación media superior cubre al 65.8% de la demanda y el 13.9% abandona los estudios. La educación superior sólo abre espacios al 28.5% de la población y el 7.6% deserta. En las universidades tecnológicas abandonan los estudios el 35%. Las becas para coadyuvar a resolver los problemas económicos de los estudiantes son insuficientes para alentar una mayor inscripción y eficiencia terminal (sep 2012). En el andamiaje jurídico y en el conjunto de políticas públicas de las instituciones del sector público no se refleja en forma explícita una voluntad política para impulsar el desarrollo de la juventud, pues no hay una política transversal explícita para los jóvenes ni una instancia que aglutine o coordine los esfuerzos que realizan de manera aislada las instancias federales o estatales que marginalmente les brindan apoyos. En consecuencia de todo lo anterior, el país tiene un enorme reto para poner en

práctica políticas públicas que abran nuevos caminos a los jóvenes. Ya no hay posibilidad de entregar tierras, hay un fenómeno de desindustrialización y extinción de cadenas productivas que limita la creación de empleos, alienta la informalidad y propicia la baja productividad y competitividad; por lo tanto, habrá que innovar y ser más creativos. Así, es necesario construir una nueva capilaridad entre el gobierno y los jóvenes, con políticas que conozcan su realidad, que los posicionen como agentes de cambio, construyendo alternativas de futuro en una situación de socios sin paternalismos ni clientelismos y reconociéndolos como portadores de derechos. Como se señala en el Plan Nacional de Desarrollo 2013: “México es un país joven: alrededor de la mitad de la población se encontrará en edad de trabajar durante los próximos veinte años. Este bono demográfico constituye una oportunidad única para el desarrollo del país”, desperdiciar esta coyuntura sería una tragedia para nosotros hoy, para nuestros hijos mañana.•

I. Banco de Información Económica, INEGI, México, 2013 II. Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2012, INEGI, México, 2013 III. World Population Prospects: The 2012 revision database, ONU, New York, 2013 VI. Proyecciones de población en México 2010-2050, CONAPO, México, 2013 V. Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, INEGI, México, 2011 VI. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2012, INEGI, 2013 VII. Resultados de pobreza a nivel nacional y por entidades federativas 2010-2012, CONEVAL, México, 2013 VIII. Estadísticas de mortalidad, INEGI, 2011 IX. Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012, INEGI, México, 2012 X. Estadísticas judiciales en materia penal de los Estados Unidos Mexicanos 2011, INEGI. XI. Sistema Nacional de Información Estadística Educativa, SEP, México, 2013

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MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

LUIS DAVID RAMÍREZ DE GARAY Profesor-Investigador de tiempo completo en el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. Es Doctor en Sociología con Especialidad en Sociología del Crimen y Estudios Comparados por la Universidad de Bielefeld en Alemania (2010). Sus principales líneas de estudio incluyen: crimen, violencia, métodos cuantitativos y estudios comparados.

Desigualdad y crimen violento La desigualdad tiene sin duda alguna mucho que decir cuando se trata de explicar las fuentes sociales del crimen violento, sin embargo, se tiene que considerar como una condición necesaria, mas no suficiente, para la emergencia del fenómeno

L

a investigación criminológica y sociológica sobre el crimen violento trabaja con una gran variedad de crímenes y una de las áreas más avanzadas es el estudio del homicidio. Ahí, una de las evidencias más robustas que existen es la relación entre desigualdad (medida a través del ingreso) y la probabilidad de altas tasas de homicidio. La evidencia muestra que en un número extenso de países existe una relación positiva entre el incremento de la desigualdad y la tasa de homicidio(I). Sin embargo, por más interesantes que puedan ser estas grandes asociaciones, no es suficiente para comprender la naturaleza de estos vínculos, y es que para acercarnos al trasfondo de la relación hace falta acercar la mirada hacia los contextos nacionales y locales. La desigualdad tiene efectos en la conformación de lo que la literatura especializada llama contextos criminogénicos, que son las característi-

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

cas contextuales relacionadas con la emergencia de distintas formas de criminalidad. No obstante, la gran incógnita está en saber la forma específica en que dichos efectos funcionan y es aquí donde todo se complica. Para que un contexto se vuelva criminogénico no basta con altos niveles de desigualdad, también se tiene que dar una combinación de factores. Una de las combinaciones más interesantes se da entre disparidad en el ingreso y factores sociodemográficos. Esta idea proviene de los estudios de la criminalidad urbana en la década de los ochenta en los Estados Unidos, y propone que los efectos de la desigualdad no están distribuidos de manera aleatoria, sino que se concentran en grupos sociodemográficos específicos. En ese caso se definían por el origen étnico y se concentraban en grupos de origen afroamericano(II). En México hay una relación muy clara entre ciertos factores sociodemográficos y los efectos de la desigualdad. Para el homicidio los fac-


VIOLENCIA tores relevantes son edad y densidad poblacional, los cuales se materializan en grupos específicos: jóvenes en zonas urbanas. De acuerdo con la evidencia, los jóvenes entre 15 y 29 años que habitan en zonas urbanas son aquellos en los que la desigualdad incrementa de manera significativa la probabilidad de verse involucrado en un crimen violento (homicidio)(III). Estos resultados no son sorpresivos, ya que si se revisan las tasas de homicidio por edad rápidamente salta a la vista que una gran proporción de víctimas se concentran en este rango(IV), y es probable que la misma relación sea válida para los victimarios(V). Los efectos de la desigualdad en la criminalidad también son mediados por elementos de la estructura organizacional como el sistema educativo, de salud y de justicia. Independientemente de los niveles que puede alcanzar la desigualdad, estos tres elementos de la estructura organizacional de una sociedad tienen la capacidad de aminorar o incrementar los efectos que la disparidad en el ingreso genera. Basta pensar en escenarios de desigualdad económica donde un sistema de salud no puede evitar que una enfermedad se convierta en una crisis económica familiar; o un sistema educativo donde la movilidad social dependa del nivel de ingreso. Además, cuando las estructuras organizacionales no ayudan a aminorar los efectos de la disparidad económica, terminan generando patrones de estratificación que incrementan la distancia entre estratos y fortalecen la exclusión sistemática de ciertos grupos poblacionales. A partir de esto surge una pregunta fundamental: ¿cómo es que ésta configuración contextual (desigualdad, grupos sociodemográficos y estructura organizacional) incrementa la probabilidad de crímenes violentos? Todavía hace falta mucho trabajo para encontrar una respuesta, pero ya podemos ubicar algunas

Los jóvenes de entre 15 y 29 años que habitan en zonas urbanas son aquellos en los que la desigualdad incrementa de manera significativa la probabilidad de verse involucrados en un crimen violento pistas en la investigación contemporánea. Parece ser que la solución está en la forma en que ciertas configuraciones contextuales pueden afectar la motivación individual. Para ello se tienen que adoptar supuestos sobre la motivación individual y se establece una diferencia entre las conductas criminales: crímenes patrimoniales y crímenes expresivos. En primer lugar la evidencia apunta hacia mecanismos diferenciados de acuerdo con el tipo de crimen. El homicidio como crimen patrimonial sería una acción basada en el cálculo de preferencias, donde las ganancias económicas y simbólicas esperadas sirven de motivación para involucrarse en este tipo de actividades. Por el otro lado, el homicidio como crimen expresivo sería catalizado por tensiones y estados psicológicos favorables para la violencia criminal de tipo expresiva. Estos son sólo indicios que se encuentran en la literatura teórica y empírica, pero son líneas de investigación que sin duda vale la pena explorar, en particular para el caso de México. Una forma de hacerlo sería la siguiente: supongamos que encontramos la estrategia metodológica adecuada para descomponer la tasa de homicidio a partir de 2008 en la tasa esperada (proyección basada en la tendencia histórica) y la tasa de homicidios relacionados con el crimen organizado. Si examiná-

ramos estos datos con el modelo de crimen expresivo y crimen patrimonial tendríamos que comprobar que una proporción significativa de los homicidios correspondientes a la tasa esperada son explicados por el modelo de crimen expresivo, mientras que una cantidad significativa de casos pertenecientes al excedente tendría que ser explicado por el modelo de crimen patrimonial. Como resultado tendríamos crímenes distintos, generados por las mismas variables independientes pero vinculadas con la motivación individual a través de mecanismos distintos. Finalmente, vale la pena decir que la importancia del estudio sistemático del crimen violento y otras formas de criminalidad va más allá de los círculos académicos. Ahora que una buena parte del discurso público se ha enfocado en la prevención y una cantidad importante de recursos públicos se están destinando a dichos programas, es necesario que los resultados de la investigación sirvan para orientar de la mejor manera posible el destino de los recursos públicos. Además de la evaluación, el conocimiento generado a partir de la evidencia sirve para identificar áreas de oportunidad donde los programas de prevención podrían tener una mayor probabilidad de éxito.• * Consulta las referencias de este artículo en nuestra página web: www.mexicosocial.org o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

20 años de pobreza

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

E

n los últimos 20 años el Producto Interno Bruto per cápita de México creció en casi 30% en términos reales. Según las cifras de la Comisión Económica para América Latina (cepal), el ingreso por habitante en nuestro país en el año 1992 era de $6,648 dólares (a precios de 2005), y ascendió a $8,427 en 2012. Con este nivel de ingreso, el país se encuentra entre las 14 economías más grandes del mundo. Si bien el crecimiento ha distado mucho de ser ejemplar –de hecho, en el resto de América Latina el promedio de crecimiento fue de 42% en el mismo período–, esta cifra implica que los recursos disponibles por habitante son mayores que hace dos décadas.

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o c t u b re 2013 MÉXICO SOCIAL

Otro cambio durante los últimos 20 años ha sido la aparente prioridad que se la ha dado al gasto social en México. Según cifras de la misma cepal, el gasto por habitante en dólares del año 2005 en los rubros de Educación, Salud, Seguridad Social, Vivienda, transferencias monetarias y otros casi se duplicó, con un aumento del 90%. La evolución del ingreso y del gasto, sin embargo, contrastan marcadamente con lo que ha sucedido con la pobreza. De acuerdo a los datos recientemente publicados por el coneval, el porcentaje de personas pobres en el país medido por su ingreso en 2012 fue de 52.3%. Esto implica que los niveles han permanecido prácticamente constantes en dos décadas, ya que en 1992 el porcentaje era de 53.1% de la población total. Los datos para la pobreza extrema


CONTEXTO REGIONAL muestran el mismo panorama con una variación mínima de 21.4% a 19.7%. Aunque ha habido fluctuaciones durante el período, un resultado contundente es que hoy, dado que la población ha crecido, existen 15 millones más de personas en pobreza y casi 5 millones más en pobreza extrema. Este panorama contrasta con lo que ha sucedido en el resto de América Latina. A lo largo de esta región, por ejemplo, en los últimos 15 años se ha observado una reducción de los niveles de pobreza extrema en 13 puntos porcentuales. Es decir, el país latinoamericano promedio logra reducir la pobreza 15 veces más que México por cada punto de crecimiento económico. Lo mismo ha sucedido con el gasto social. México es el séptimo de 18 países latinoamericanos en volumen de gasto con $900 dólares anuales por persona (2005), con efecto incipiente sobre la pobreza, mientras que el país latinoamericano promedio gasta alrededor de $730 dólares, con un impacto mucho mayor. El desempeño del país en materia de pobreza es, por lo tanto, a todas luces totalmente inaceptable. Los datos nos dejan varias lecciones. La primera es que, si bien es casi inconcebible pensar que se puede reducir la pobreza sin crecimiento, esto dista de ser automático, al menos en el caso de México. La segunda es que nos estamos quedando rezagados

con respecto a otros países, incluyendo a casos como Bolivia, Brasil, Chile y Colombia, que han logrado aprovechar su crecimiento económico de mejor manera al reducir sus niveles de pobreza en más de 30% en años recientes. La tercera lección es que el gasto social en nuestro país parece no haber tenido la misma efectividad que en el resto de la región.

¿Qué podemos esperar para los siguientes años? Al menos hasta ahora, la estrategia que aparentemente está siguiendo la joven Administración del Presidente Peña Nieto en materia social va en dos sentidos. El primero es la intención de acelerar el crecimiento por medio de reformas estructurales en áreas estratégicas para el país. La pregunta es si el crecimiento por sí mismo tendrá mayor incidencia en las condiciones de vida de la población de menores recursos que en el pasado. El segundo es la política social mediante la promoción de la llamada “Cruzada contra el Hambre”. En este caso, la poca información disponible indica que se seguirán utilizando los mismos programas sociales ya existentes, y que el esfuerzo se centrará en mejorar su operación. En suma, al menos hasta ahora, pocas novedades, y muchas dudas.•

MIGUEL SZÉKELY PARDO Actualmente es Director del Instituto de Innovación Educativa, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Entre el año 2006 y Enero de 2010 se desempeñó como Subsecretario de Educación Media Superior en la Secretaría de Educación Pública. Entre Marzo del 2002 y Enero del 2006 fue Subsecretario de Prospectiva, Planeación y Evaluación de la Secretaría de Desarrollo Social. Cuenta con un Doctorado en Economía y una Maestría en Economía para el Desarrollo de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, así como una Maestría en Políticas Públicas y una Licenciatura en Economía del ITAM.

Nos estamos quedando rezagados con respecto a otros países, como Bolivia, Brasil, Chile y Colombia, que han

logrado aprovechar su crecimiento económico de mejor manera al reducir

sus niveles de pobreza en más de 30% en años recientes

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POBREZA

Brasil, HERNÁN GÓMEZ BRUERA Consultor de la Oficina Subregional de la CEPAL en México y Doctor en Desarrollo por la Universidad de Sussex. Es coautor de “Conversaciones sobre el Hambre: Brasil y el derecho a la alimentación” (CEDRSSA, Ciudad de México), y “The governability dilemma: Lula and the Brazilian Workers´ Party” (Routledge, Nueva York).

L

lecciones fundamentales Es bien sabido que en la última década Brasil ha reducido la pobreza y la indigencia de una forma más acentuada y a un ritmo más acelerado que México. Según información de CEPAL, en 1990 el porcentaje de la población mexicana y brasileña en situación de pobreza era muy cercano, siendo del 48% en Brasil y del 47.7% en México. Para 2009, sin embargo, Brasil había logrado mejores resultados: la pobreza había disminuido a un 24.9%, mientras en México sólo había bajado al 36.3%

a diferencia en el progreso de ambas naciones es aún más marcada cuando se analiza el comportamiento de la indigencia en ese mismo periodo. Mientras en México ésta se redujo del 18.7% al 13.3%, en Brasil disminuyó del 23.4% al 7%. Naturalmente, el crecimiento del Producto Interno Bruto brasileño en la última década es un factor importante, pues creció entre 2003 y 2010 casi el doble que en México, siendo del 4% en el primer caso y del 2.2% en el segundo. Sin embargo, en países con distribuciones del ingreso

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

tan dispares como son los latinoamericanos, es claro que el crecimiento económico por si sólo no puede ser la única explicación. El hecho de que Brasil haya alcanzado mayores éxitos en la disminución de la pobreza, la extrema pobreza, el hambre y la desnutrición tampoco tiene que ver exclusivamente con el tan publicitado programa Bolsa Família (cuya creación a finales de 2003, dicho sea de paso, se inspiró en el programa PROGRESA/ Oportunidades de México). Como lo expresó claramente el ex presidente Lula da Silva en su visita a nuestro país en abril de 2013, los éxitos de

Brasil en la lucha contra el hambre no tienen que ver exclusivamente con un programa o una sola política, sino con un conjunto de ellas. Bolsa Família y Oportunidades – los dos programas de transferencia condicionada más importantes de América Latina– abarcan porciones similares de sus respectivas poblaciones (en torno al 26% en ambos casos). Existen determinantes que podrían ser aún más importantes para explicar el mayor avance en materia de reducción de la pobreza e indigencia en Brasil. Enumero algunos de ellos a continuación sin pretender ser exhaustivo.


CONTEXTO REGIONAL 1. Recuperación del salario mínimo Mientras en Brasil el valor del salario mínimo se incrementó en un 77% entre 1995 y 2007, en México se contrajo en un 29.81% entre 1995 y 2010. Estos aumentos tienen un impacto importante en la reducción de la pobreza, no sólo a través del ingreso proveniente del trabajo formal, sino también entre los trabajadores informales y los desempleados favorecidos por una serie de transferencias que se calculan con base en el valor del salario mínimo. La recuperación del poder de compra del salario se ha visto reflejada en la canasta básica. Mientras en el año 2001 los brasileños podían comprar 1.52 canastas con un salario mínimo, en 2009 pudieron comprar 2.29 canastas. A la inversa, la capacidad del salario mínimo para adquirir una canasta básica en México se debilitó considerablemente en el periodo. Si en el 2000 se podían adquirir 1.69 canastas en el entorno urbano, para 2009 sólo pudieron comprarse 1.61 canastas. Hay un factor que explica a su vez todo esto: el salario mínimo en Brasil no sólo se establece partir de metas de inflación. También se considera la productividad alcanzada y la variación real del PIB. En México, en cambio, desde los años ochenta el valor del salario se fija a partir de la inflación esperada para el año siguiente (la cual, por lo general, ha sido inferior a la inflación real), y a partir de una relación inversa entre productividad y salario que termina por perjudicar a los trabajadores.

2. Nivel del gasto público social como porcentaje del PIB En Brasil éste representa más del doble que en México: 26.2% frente al 11.3%. El gasto público social per

Brasil ha creado una mayor vinculación entre la dimensión productiva de la agricultura familiar y la política social en el ámbito alimentario y nutricional

cápita también es más elevado (US$ 1437, frente a US$ 906 en México). La prioridad que Brasil da a la política social también se refleja en el porcentaje de su gasto como proporción del gasto público total (72.7% frente al 44.9% de México). Además, el gasto en seguridad y asistencia social es casi cinco veces más que en México, representa el 13.4% del PIB, frente al 2.8% de este último. Ello se refleja en una mayor cobertura de los mecanismos de seguridad y protección social (los cuales en muchos casos constituyen el único ingreso de un número importante de adultos mayores y sus familias), así como en un mayor énfasis en políticas públicas fundamentadas en la protección universal de derechos, especialmente en materia de salud, educación y asistencia social.

3. Cobertura de las pensiones a la vejez Esta cobertura es significativamente mayor en Brasil. El porcentaje de adultos mayores (más de 65 años) cubiertos por algún tipo de beneficio de retiro o pensión en ese país es casi el doble que México, con una diferencia aún más pronunciada en las zonas ru-

rales. Las pensiones a la vejez, como ha señalado la FAO, tienen gran importancia para la seguridad alimentaria, ya que benefician a un sector de la población reconocidamente vulnerable para el que muchas veces las pensiones constituyen la única fuente de ingreso familiar.

4. Transferencias monetarias Brasil cuenta con transferencias monetarias no contributivas de mayor magnitud y suficiencia. El mejor ejemplo es el llamado Beneficio de Prestación Continuada (BCP), un derecho consagrado en la constitución que asegura un salario mínimo mensual a grupos en imposibilidad de trabajar como adultos mayores y personas con alguna discapacidad. El programa posee hoy 3.4 millones de titulares beneficiarios y ha jugado un papel importante en combatir la pobreza y la inseguridad alimentaria.

5. Expansión del sistema de pensiones En el ámbito rural brasileño ésta es significativamente mayor. Mientras o c t u b r e 2013

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POBREZA en 2005 el 92% de los adultos mayores en zonas rurales de Brasil estaba cubierto por alguna de las instituciones públicas de seguridad social, en México dicha cobertura era inferior al 5%. Indudablemente, la pensión rural en Brasil ha tenido un impacto importante en la reducción de la desigualdad y la pobreza entre uno de los sectores más pobres del país. En el nordeste brasileño, por ejemplo, datos del Banco Mundial muestran que la pobreza rural en 1997 era casi 15% más alta entre las familias rurales sin seguridad social.

6. Agricultura familiar Brasil ha dado un mayor énfasis a la promoción de la llamada agricultura familiar o agricultura de subsistencia. En ese país, la promoción a la agricultura empresarial de exportación coexiste con una política de desarrollo rural que brinda atención a los pequeños agricultores de forma creciente. Existen programas específicos de envergadura destinados a este sector, como son el Programa Nacional de Fomento a la Agricultura Familiar (PRONAF), que otorga créditos a tasas preferenciales, y que en la última década se ha incrementado en más del 300%, beneficiando a más de 2.2 millones de agricultores familiares en todo el país. En contraste, México no cuenta con ningún programa significativo de crédito rural orientado a atender a los pequeños agricultores y las políticas crediticias en el país difícilmente llegan a los pequeños agricultores. Es bien sabido también que el gasto público agrícola en México es altamente regresivo.

7. Vinculación agricultura familiarámbito alimentario y nutricional

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

Brasil ha creado una mayor vinculación entre la dimensión productiva de la agricultura familiar y la política social en el ámbito alimentario y nutricional. El país ha desarrollado políticas orientadas a viabilizar la comercialización de productos provenientes de la agricultura familiar a través de compras gubernamentales, como es el caso del Programa de Adquisición de

Alimentos (PAA). Con este programa se adquieren productos directamente de los agricultores familiares a fin de formar stocks públicos que son utilizados para realizar donaciones a personas en situación de inseguridad alimentaria o que son atendidas por programas sociales. Así, se vincula una política de estímulo a la agricultura familiar con una política de dis-

EL CONTRASTE BRASIL

MÉXICO

El valor del salario mínimo se incrementó en un 77% entre 1995 y 2007

Este valor se contrajo en un 29.81% entre 1995 y 2010

Existen programas de agricultura familiar, como el PRONAF, que otorga créditos a tasas preferenciales, beneficiando a más de 2.2 millones de agricultores familiares en todo el país

No cuenta con ningún programa significativo de crédito rural orientado a atender a los pequeños agricultores; las políticas crediticias difícilmente llegan a estos; y el gasto público agrícola es altamente regresivo

En 2005 el 92% de los adultos mayores en zonas rurales estaba cubierto por alguna de las instituciones públicas de seguridad social

Dicha cobertura era inferior al 5%

En el año 2001 los brasileños podían comprar 1.52 canastas con un salario mínimo, y en 2009 pudieron comprar 2.29 canastas

Si en el 2000 los mexicanos podían adquirir 1.69 canastas en el entorno urbano, para 2009 sólo pudieron comprarse 1.61 canastas

Su nivel de gasto público social como porcentaje del PIB es de 26.2%

Su nivel es de 11.3%.

El gasto público social per cápita también es de US$ 1,437

Este gasto es de US$ 906

El porcentaje de su gasto social como proporción del gasto público total es de 72.7% Su gasto en seguridad y asistencia social, representa el 13.4% del PIB

Dicho porcentaje es de 44.9% Este gasto representa el 2.8% del PIB


CONTL EA X TT ION O RA EM G IÉORNI C AA L tribución de alimentos en cantidad y calidad suficiente a poblaciones cuya seguridad alimentaria está en riesgo.

8. Marco legal vinculado al derecho humano a la alimentación Un estudio de próxima publicación elaborado por la CEPAL llegó a la conclusión de que, tanto en el ámbito constitucional como en la legislación secundaria, el derecho a la alimentación ha gozado de una protección más amplia en Brasil que en México. Tanto Brasil como México se han sumado recientemente a un grupo de Estados que está incluyendo expresamente el derecho a la alimentación adecuada en sus constituciones nacionales. Con todo, en materia e exigibilidad, los tribunales y órganos cuasi-judiciales

brasileños han dado un mayor tratamiento a este derecho, aunque en ninguno de ambos casos sea todavía suficiente. He mencionado aquí algunos de los factores que explican el mayor éxito de Brasil en la lucha contra la extrema pobreza y el hambre. Ningún programa es capaz por sí mismo de satisfacer el derecho a la alimentación ni de acabar con la pobreza, el hambre y la desnutrición. Los programas de transferencia condicionada no pueden constituirse en la estrategia única o principal de un gobierno. En primer lugar porque, antes que superar la pobreza, lo que hacen fundamentalmente es atenuarla o contenerla, como muestran múltiples evidencias. El caso brasileño sugiere que en países con amplias desigualdades es particularmente importante incrementar el ingreso por trabajo, es-

pecialmente el valor real del salario mínimo; instrumentar una red de protección social con políticas integrales y norteados por el principio de la universalidad; fortalecer la dimensión productiva de la agricultura de subsistencia o agricultura familiar (por no mencionar otros factores como la creación de empleos formales o el crecimiento general de la economía); e impulsar la garantía y reconocimiento del derecho a la alimentación como un derecho fundamental. En el caso mexicano, priorizar políticas como las que en diversos ámbitos ha promovido Brasil permitirían aliviar la enorme presión que hoy existe sobre el programa Oportunidades, el cual ha fungido como la única política de envergadura instrumentada por el Estado mexicano para combatir la pobreza, la indigencia y la inseguridad alimentaria en los últimos años.•

o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

JOSÉ WOLDENBERG Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Es Licenciado en Sociología y Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM; fue Consejero Ciudadano del Consejo General y Consejero Presidente del Consejo General del IFE. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran “El desencanto”; “Nobleza obliga”; “Historia mínima de la transición democrática en México”; “Política y delito y delirio”; y “México: la difícil democracia”. En 2004 fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de ReportajePeriodismo de Investigación

El día de las elecciones no hay jerarquías, diferencias, rangos o clases, pero nadie en su sano juicio puede quedar satisfecho con la igualdad ante la urna si el resto de la existencia está marcada por abismales asimetrías

Democracia, pobreza y desigualdad Democracia Hace ocho años el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) documentó –como en los chistes rutinarios– dos noticias, una buena y otra mala. La primera era que en América Latina se había vivido una potente ola democratizadora que había dejado atrás los regímenes dictatoriales y autoritarios. La mala: que las nuevas democracias tenían que reproducirse en

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un ambiente nada favorable marcado por abismales desigualdades y franjas enormes de pobreza. Era la primera vez en la historia de América Latina que ese triángulo –democracia, pobreza y desigualdad– se hacía presente en prácticamente la totalidad de los países. México ejemplifica con creces esa situación. La germinal o incipiente democracia mexicana lo es porque no es difícil documentar los rasgos que caracterizan a esa


DEMOCRACIA fórmula de gobierno: ejercicio creciente de libertades; pluripartidismo equilibrado; elecciones competidas; fenómenos de alternancia en los gobiernos; división de poderes; presidencia acotada por otros poderes constitucionales; congresos vivos y plurales; Suprema Corte como árbitro en controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad; ejercicio de derechos políticos; y súmele usted. Se trata, en nuestro caso, de auténticas novedades. Durante largas décadas, la vida política del país se procesó bajo el manto de un solo partido, a cuyos flancos existían más bien partidos germinales o testimoniales; el Congreso estuvo subordinado a la voluntad presidencial y la Corte prácticamente era omisa en cuestiones políticas. Las elecciones fueron rituales que se cumplieron puntualmente pero carentes de competitividad, ya que los ganadores y perdedores se encontraban predeterminados, y las libertades fueron restringidas porque desde el poder se pensaba que atentaban contra el orden vertical de presunta legitimidad revolucionaria. En esos terrenos México puede entregar buenas cuentas. Todo parece indicar que una sociedad masiva, compleja, modernizada (aunque sea de manera contrahecha), contradictoria, está encontrando un formato para que su diversidad política e ideológica pueda expresarse, recrearse, convivir y competir de manera institucional y pacífica. Se escribe fácil, pero fueron necesarias movilizaciones, denuncias y propuestas, reformas normativas, creación de instituciones y fortalecimiento de las opciones políticas distintas al oficialismo, para que por fin el formato de la política dejara de ser autoritario y empezara a ser democrático. Ello sucedió en los últimos años del siglo pasado y se ha venido asentado en el actual. Sin embargo, hemos descubierto como sociedad, más allá de la narrativa que ve en la democracia una especie de sombrero de mago capaz de resolver como por encanto todos los problemas, que la fórmula democrática es en sí misma más compleja de administrar que la autoritaria. En ésta última una voz ordena y los demás obedecen, mientras en democracia la diversidad

La reproducción de la democracia no resulta sencilla en medio de millones de pobres y de una

añeja y persistente desigualdad económicosocial.

de opiniones, intereses y sensibilidades no solamente se pronuncian y reclaman, sino que crean un laberinto difícil de transitar. En particular, la existencia de un pluralismo equilibrado en el Congreso, en el que ningún partido tiene los asientos suficientes como para hacer su voluntad, obliga a las bancadas a dialogar, negociar, pactar, si es que quieren que cualquier iniciativa llegue a buen puerto. Y eso, por supuesto, hace más tortuosa y lenta la toma de decisiones. No obstante, se podría afirmar que esos son problemas connaturales al régimen democrático. El tránsito de un partido hegemónico a un sistema de partidos competitivo y el paso de un mundo de la representación monocolor a otro pluralista, implicaba la construcción de un equilibrio de poderes y fuerzas hasta entonces inédito, lo cual –en buena hora– cancelaría a la presidencia omnipotente y al régimen de partido hegemónico. En esas estamos.

Pobreza y desigualdad Lo que rebasa y con mucho el mero asunto de la fórmula de gobierno es que la nueva democracia vive en un contexto que la vuelve difícil. Difícil no solamente como forma de gobierno, sino difícil porque se encuentra sujeta a muy diversas tensiones a las que debe ofrecer respuesta. Como ya apuntaba el PNUD, la reproducción de la democracia no resulta sencilla en medio de millones de pobres (53.3 millones según las últimas cifras de CONEVAL) y de una añeja y persistente desigualdad económico-social. Los rasgos más sobresalientes y resistentes de nuestra convivencia (por llamarla de algún modo). o c t u b r e 2013

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POBREZA Millones de personas nominalmente portadoras de derechos no pueden ejercerlos realmente. La pobreza excluye de los “beneficios del desarrollo” y construye un mundo de “no ciudadanos” o de ciudadanos que solo pueden ejercer algunos de sus derechos pero que no están en condiciones de apropiarse de la totalidad de ellos

La pobreza significa que millones de personas nominalmente portadoras de derechos no pueden ejercerlos realmente. Si la democracia supone que la base de la misma son los ciudadanos, hoy sabemos que para ser tales se requiere algo más que su proclamación constitucional y legal, y que un mínimo de satisfactores materiales y culturales son necesarios. Así, la pobreza excluye de los “beneficios del desarrollo” y segmenta a la sociedad. Construye un mundo de “no ciudadanos” o de ciudadanos que solo pueden ejercer algunos de sus derechos pero que no están en condiciones de apropiarse de la totalidad de ellos. Guillermo O`Donnell documentó en su momento la enorme paradoja de personas que podían ejercer su derecho al voto, pero no eran tratados de manera igual frente al ministerio público para no hablar de su exclusión de los derechos sociales. Es decir, tenemos ciudadanos con diferentes “grados de intensidad”. Unos se apropian de la totalidad de los derechos –lo que debe ser bienvenido–, pero otros quedan fuera de ese círculo protector y virtuoso. Pero la pobreza es aún más agraviante porque se reproduce en medio de marcadas desigualdades sociales. Somos una sociedad en la que no es poca la riqueza

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acumulada. Ello construye un espacio social polarizado, sobrecargado de diferencias, escindido en sus usos y costumbres. Y, como dice la CEPAL, incapaz de generar la necesaria cohesión social (ese sentimiento de pertenencia a un todo que nos incluye y del cual nos sentimos parte). Ese archipiélago de clases, grupos, tribus, pandillas al que por economía de lenguaje llamamos México, genera tensiones y desconfianzas mutuas y “patologías sociales” de todo tipo.

Discriminación La discriminación quizá ilustre de manera inmejorable esa realidad. A pesar de que normativamente la misma está prohibida, las pesquisas y encuestas del CONAPRED, o la simple observación, nos dicen que subsiste y de manera extendida. Mujeres, indígenas, homosexuales, discapacitados, miembros de religiones minoritarias, son persistentemente mal tratados y maltratados. Se les trata con desprecio y son excluidos. Es un resorte bien aceitado que construye un “nosotros” segregador y agresivo que hace miserable la vida de los “otros”. Esas pulsiones discriminatorias tienen un caldero de cultivo en la abismal desigualdad social que escinde y polariza. De tal suerte que –creo– el fortalecimiento de la democra-


DEMOCRACIA

Sería conveniente pensar en un pacto para la equidad social: un esfuerzo concertado tendiente a construir un tramado social menos escindido y más igualitario, menos polarizado y más solidario; una serie de políticas cuyo eje fuera la edificación de un México menos estamentado y más cohesionado cia pasa por políticas que tiendan a construir cohesión social abatiendo sensiblemente las desigualdades. Y eso que se escribe fácil ha resultado ser el rostro más persistente y difícil ya no de erradicar sino siquiera de atemperar a lo largo de nuestra historia. Recordemos además la promesa de igualdad que porta la democracia. Un sistema construido bajo la premisa de que todos los ciudadanos mayores de edad tienen los mismos derechos. El voto pasivo y activo son quizá dos muestras elocuentes del engranaje que pone en acto al sistema democrático. Independientemente de su grado de escolaridad, fortuna, patrimonio, estatus social, todos los individuos a partir de cierta edad tienen el derecho de votar para elegir a sus gobernantes y legisladores. De la misma manera, todos –por lo menos teóricamente– pueden ser electos para los cargos representativos. Todos son iguales en esos planos y nadie pesa más que otro. En cada ocasión en que se llama a votar y se colocan las urnas, pobres y ricos; hombres y mujeres; “capacitados” y discapacitados; integrantes de diferentes religiones; homosexuales y heterosexuales; viejos y jóvenes; indígenas y no tienen, todos ellos, un voto y solo uno. El expediente del voto los iguala aunque sea por un momento. No hay jerarquías, diferencias, rangos, clases el día de las elecciones. En esos instantes mágicos se hace presente la promesa de igualdad, inexistente en el resto de los campos y rutinas. Pues bien, esa oferta de igualdad que late en el ideal democrático de manera natural tiende a expandirse hacia otras esferas de la vida social. Nadie en su sano juicio puede quedar satisfecho con la igualdad ante la urna, si el resto de la existencia está marcada

por abismales asimetrías. De tal suerte que las rutinas e incluso las inercias democráticas ponen en acto el reclamo por extender el principio de igualdad –o por lo menos el de equidad– a otras esferas de la vida. Por desgracia, como apuntaba al inicio, somos un país marcado por exageradas desigualdades en lo que se refiere a la apropiación de los derechos fundamentales. En materias tan distintas pero igualmente estratégicas como la educación; la salud; la alimentación; la vivienda; el trabajo (y sus calidades); las remuneraciones o ingresos; el acceso a la justicia; y súmele usted; no somos uno, sino distintos y polarizados países. Y ese piso movedizo no sólo erosiona una eventual cohesión social, sino que genera desafecto, malestar, distancia crítica (o como quiera usted llamarla) hacia la democracia.

Pacto por la equidad social Por ello, hoy que se ha comprendido la necesidad de pactos entre fuerzas políticas distintas, sería conveniente pensar en uno singular: un pacto para la equidad social. Un esfuerzo concertado, incluso más allá de los partidos (aunque por supuesto con ellos) tendiente a construir un tramado social menos escindido y más igualitario, menos polarizado y más solidario. Una serie de políticas (fiscales, de gasto e inversión, educativas, de salud, salariales, y súmele usted) cuyo eje fuera la edificación de un México menos estamentado y por ello más cohesionado. Un esfuerzo de esa magnitud seguramente se toparía con la densa red de privilegios que una minoría usufructúa, pero, en este caso, los intereses de los más deberían ponerse por delante.• o c t u b r e 2013

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POBREZA

ROSARIO ROBLES BERLANGA Secretaria de Desarrollo Social. Es Economista con Maestría en Desarrollo Rural por la UNAM. Ha sido Diputada Federal en la LVI Legislatura, Presidenta de la Comisión de Desarrollo Social en Cámara de Diputados; Representante del Poder Legislativo en la Cumbre Mundial sobre la pobreza realizado en Copenhague y Jefa de Gobierno del Distrito Federal; Presidenta Nacional del PRD; y Secretaria de Gobierno en el Gobierno del Distrito Federal Asimismo, fue miembro del comité Ejecutivo del Sindicato de la UNAM y profesora en esta institución; Fundadora del Partido de la Revolución Democrática; autora y coautora en libros y artículos sobre la pobreza en México, la situación del campo mexicano y cuestiones de género; integrante de Mujeres en Plural, y coordinadora de la red de mujeres “Mexicanas comprometidas con la Paz” en la campaña presidencial del Lic. Enrique Peña Nieto

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Pobreza y política social

A

lo largo de las últimas décadas han estado presentes en el mundo distintos modelos o concepciones de lo que debe ser una política social, de cuáles deben ser sus objetivos prioritarios, sus agentes, sus resultados. Estos modelos han respondido, a grandes rasgos, a momentos históricos que les han dado forma y sentido(I). Por supuesto, cada uno de estos modelos ha cobrado forma en relación con otros modelos o épocas previas, y se han instaurado en países diversos con impactos distintos. A mi juicio, México se encuentra hoy en un momento en que sus instrumentos programáticos, presupuestarios y de evaluación son producto de la convergencia de varios de estos modelos. La actual administración se ha impuesto una perspectiva que, por un lado, parte del reconocimiento de los derechos sociales como eje y finalidad de la acción del Estado en materia social; asumimos que el Estado en su conjunto tiene obligaciones indeclinables hacia las personas, en particular hacia los más desfavorecidos. En esa lógica, el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto ha planteado, por ejemplo, la necesidad de brindar seguridad social a toda la población, medida que sin lugar a dudas significará un beneficio significativo para los millones de mexicanos que no disponen de protección social de tipo contributivo. Al mismo tiempo, estamos conscientes de la necesidad de promover el desarrollo de capacidades en los individuos para que éstos puedan desenvolverse en sus distintas interacciones sociales y estén en

posibilidades de obtener lo que requieren para gozar de una vida autónoma. Desde esta premisa se otorgan becas a millones de jóvenes y se han implantado acciones de corresponsabilidad en materia educativa y de salud, particularmente a través del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades. Y asumimos, también, en la lógica de un tercer modelo, que debemos invertir de manera focalizada en hacer posible un piso mínimo de desarrollo para los sectores con mayores rezagos sociales. Brindamos, por ejemplo, subsidios focalizados al consumo, como la estrategia del Programa Alimentario Sin Hambre que el Gobierno federal acaba de poner en marcha, o como la venta de leche liconsa o de productos diconsa.

El diagnóstico Nos encontramos en la encrucijada de distintas visiones de lo social, del Estado, de la justicia, de la igualdad, pero también disponemos de un diagnóstico que dista de ser halagüeño. Veamos: * La pobreza en México afecta a un bloque enorme de personas que nacen y mueren pobres. Según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (coneval), en 2012 el 45.5% de la población vivía en pobreza y el 9.8% lo hacía en pobreza extrema. De acuerdo con las estimaciones del Consejo relativas al porcentaje de personas en pobreza por la dimensión de ingreso, en 1992 el 21.4% del país sufría pobreza alimentaria; en 2012 era el 19.7%. Para los mismos años, la pobreza patrimonial afec-


Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

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taba al 53.1% y al 52.3% de la población, respectivamente. Con dos profundas crisis en ese lapso (1995 y 2008-2009), es posible decir que las políticas sociales y sus programas han servido para contener el avance de la pobreza, pero no para remediarla. En un estudio de 2012 sobre movilidad social, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias ofrecía las siguientes cifras de movilidad social intergeneracional: •  35% de las personas cuyos padres nacieron en el quintil inferior de la riqueza permanecen en ese quintil •  25% de quienes nacían en el quintil inferior lograban ascender al segundo quintil en el nivel de ingresos •  18% alcanzaban a colocarse en el tercer quintil •  Al mismo tiempo, 28% de quienes nacían en el segundo quintil habían perdido riqueza hasta situarse en el primer quintil del ingreso •  27% lograba permanecer en el segundo quintil(II).

* La atención de la pobreza ha tenido resultados diferenciados por tipo de carencia. Las cifras de coneval disponibles muestran lo siguiente: •  El porcentaje de la población con rezago educativo ha pasado del 26.6% en 1990 al 19.2% en 2012 •  El porcentaje de población con acceso a la seguridad social ha transitado del 65% en 2008, al 61.2% en 2012 •  El rezago en servicios básicos en la vivienda ha pasado del 22.9% en 2010 al 21.2% en 2012 •  El rezago en el acceso a servicios de salud ha pasado del 58.6% en 2000 al 21.5% en 2012 •  El rezago en la calidad y espacios de vivienda pasó del 41.5% en 1990 al 13.6% en 2012 •  Finalmente, el rezago por acceso a la alimentación ha pasado del 21.7% en 2008 al 23.3% en 2012 * México tiene un desarrollo excluyente. En el país persiste una elevada desigualdad en la distribución del ingreso.

No hay política social efectiva en nuestro contexto nacional

que pueda prescindir de mecanismos para incrementar el ingreso de amplias capas de la población

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POBREZA

Debemos invertir de manera focalizada en hacer posible un piso mínimo de desarrollo para los sectores con mayores rezagos sociales. En esta lógica, brindamos subsidios focalizados al consumo, como la venta de leche Liconsa y la estrategia del Programa Alimentario Sin Hambre

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De acuerdo con la Encuesta de Ingresos y Gasto de los Hogares de 2012, el ingreso promedio del grupo de personas más rico es 23 veces mayor al de las personas más pobres. El dato más reciente del Índice de Gini muestra que en 12 años la desigualdad medida por este indicador descendió, cuando pasó de 0.542 en 2000 a 0.481 en 2010, si bien su magnitud sigue siendo elevada(III). * Tenemos una sociedad persistentemente desigual, con crecimiento económico escaso combinado con una caída sostenida del ingreso por más de tres décadas. Mientras que en 1994 el Salario Mínimo General real equivalía a 70.82 pesos diarios, para 2012 había caído a 56.645(IV). Dicho llanamente: las reformas estructurales iniciadas en la década de los ochenta erosionaron el ingreso de millones de personas. Su funcionamiento se basó justamente en la idea de que un nuevo modelo económico requería de medidas agresivas de contención y reducción salarial que permitieran reducir la inflación. Hoy nos enfrentamos a la evidencia de que no hay política social efectiva en nuestro contexto nacional que pueda prescindir de mecanismos para incrementar el ingreso de amplias capas de la población.

* Gastamos mucho y mal. Mientras que en 1992 el gasto social representaba el 6.37% del Producto Interno Bruto, para 2012 el gasto social significaba el 11.43%(V); sin embargo, como muestran las cifras, si bien se han presentado avances en algunas de las carencias sociales muchas otras se han mantenido prácticamente sin cambio durante las dos últimas décadas. A pesar de este panorama, soy optimista en cuanto al futuro por varias razones: •  En un país federado, con una larga tradición de conflicto entre el centro y los estados, hemos logrado coincidir en algo esencial: que el combate a la pobreza requiere de la concertación de todos los órdenes de gobierno y de todas las fuerzas políticas. Por primera vez en la historia del país no hay una visión que intente imponerse a rajatabla ni cotos locales cerrados a las ideas y a la necesidad de experimentar, de contrastar, de evaluar y de ofrecer resultados. Más aún: se han comenzado a dar los primero pasos para contar con un verdadero Sistema Nacional de Programas Sociales, con un Padrón Único de Beneficiarios que evite duplicidades, que permita focalizar y concertar esfuerzos. Después de 30 años, México vuelve a plantearse la necesidad de vincular lo económico con lo social. En el marco de la publicación de los resultados de la medición multidimensional de la pobreza realizada por el coneval, el gobierno federal fue enfático en reconocer que México necesita crecer si quiere reducir las carencias sociales de manera significativa. El reconocimiento va, desde mi parecer, mucho más allá de lo meramente simbólico. Constituye en sí mismo la simiente de una pregunta capital para el futuro del país: ¿qué tipo de Estado queremos en relación con lo social? Contamos con instrumentos –la medición multidimensional de la pobreza de coneval, tanto a nivel estatal como municipal– que nos permiten medir y evaluar parejo. Sólo un ciego podría negar la evidencia de que la pobreza en México es la suma de sus pobrezas estatales o la suma de sus pobrezas municipales. La medición


POLÍTICA SOCIAL del coneval, además, permitirá que poco a poco, la federación los estados y los municipios mejoren su gasto social y lo alineen con otras políticas públicas a fin de tener impacto en esos indicadores. •  Me parece que en este punto, la Cruzada Nacional Contra el Hambre permitirá deshacernos de la miríada de indicadores de desempeño, producto de una inveterada tradición burocrática, y pasar a los indicadores de impacto. La situación social no tolera una nueva era de burocracias autorreferenciadas y autocomplacientes, evaluadas a partir de instrumentos que corren por vías alternas a la de la suerte de millones de personas. •  La política de desarrollo social que ha comenzado a implementar el gobierno federal ha tenido la madurez de reconocer los efectos positivos de políticas y programas ya existentes. Y también la voluntad de innovar para dar mejores resultados. Hemos dado la espalda a aquello que en el terreno de la justicia

Amartya Sen y otros pensadores denominan institucionalismo trascendental, para entrar en el terreno de lo que efectivamente genere impactos positivos. Tenemos la obligación de ver los instrumentos de política pública de que disponemos a la luz de la evidencia.

Las acciones Los ejes articuladores de la política social que hoy construimos son los siguientes: •  Concertación y alineación de programas y presupuestos con los tres órdenes de gobierno para atajar la pobreza extrema y carencia alimentaria de siete millones de mexicanos. Al ser un problema de Estado –y no meramente de gobiernos–, la política social debe hacer coincidir a los tres órdenes de gobierno. Esa es la única manera de elevar el impacto de recursos escasos, tanto económicos como humanos.

23 veces

es mayor el ingreso promedio del grupo de personas más rico respecto del ingreso las personas más pobres

Las reformas estructurales iniciadas en la década de los ochenta erosionaron el ingreso de millones de personas. En 1994 el Salario Mínimo General real equivalía a 70.82 pesos diarios, para 2012 había caído a 56.64 o c t u b r e 2013

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La situación social no tolera una nueva era de burocracias autorreferenciadas y autocomplacientes, evaluadas a partir de instrumentos que corren por vías alternas a la de la suerte de millones de personas

NOTAS Y REFERENCIAS: I. Ver “Conceptos de desarrollo social”,de Manuel Canto Chac en Desarrollo Social. Modelos, tendencias y marco normativo. H. Congreso de la Unión. Cámara de Diputados LVII Legislatura, 2000. II. Las cifras se refieren a la movilidad intergeneracional de riqueza. Informe Movilidad Social en México 2013. Imagina tu futuro, CEEY, p. 40 III. Según datos de la CEPAL, reportado en el Anexo Estadístico del Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 224. IV. Cifras a diciembre de cada año, según lo reporta el Anexo Estadístico del Primer Informe de Gobierno 2012-2013, p. 451. V. Estimaciones propias con datos de la Cuenta de la Hacienda Pública y el Primer Informe de Gobierno 2012-2013.

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•  Rediseño de los principales instrumentos programáticos. Oportunidades está en proceso de rediseño para fortalecerlo: se ha fortalecido su esquema de becas; se ha mejorado su portabilidad con otros esquemas de salud; se estudia hoy cómo dotarlo de salidas productivas –un componente completamente nuevo–. Lo que pretendemos es que las oportunidades que se construyen con un piso mínimo de bienestar (generado básicamente con transferencias monetarias) se materialicen de manera efectiva en mejores niveles de vida. Una oportunidad que no cristaliza es una vida perdida. •  Por su parte, el Programa de Apoyo Alimentario se ha modificado para fortalecer el ingreso de las familias beneficiarias vía transferencia y subsidios vía precios en tiendas diconsa. La idea es mantener la libertad de elección de las beneficiarias pero construir incentivos para que las transferencias se traduzcan en el consumo de alimentos nutritivos. •  Creación de nuevos programas. A nivel federal se han creado el Seguro de Vida para Jefas de Familia, el Programa Adultos Mayores y está en proceso de instrumentación el Sistema Nacional de Seguridad Social Universal. •  Participación social efectiva. La estructura orgánica de la sedesol se ha modificado para contar con una Subsecretaría dedicada a reactivar la participación social. Uno de los efectos indeseados de las transferencias monetarias es que operan en la lógica del individuo, dejando fuera de la óptica la comunidad, los lazos humanos solidarios, la com-

partición de esfuerzos para alcanzar un objetivo común. Somos y seremos seres gregarios, sociales, mutuamente dependientes. Nos parece insuficiente la visión, tan acariciada por las teorías del rational choice, de seres humanos que sólo son capaces de ver por su interés, autopoiéticos, desconectados. Por eso nuestra apuesta es revitalizar el tejido social, volver a prestar oídos a las comunidades, a los pueblos, a las necesidades que no están situadas exactamente en la órbita de programas específicos. La política social necesita armonizar estos cuatro ejes para funcionar. Sin embargo, es necesario decir que hace falta ir mucho más allá para generar un auténtico Estado social donde el bienestar sea la regla y no la excepción (hay que recordar que en México sólo el 19.8% de la población, es decir, 23.2 millones del total de 117.3 millones de mexicanos, no es pobre ni vulnerable a presentar alguna de las carencias sociales). Con base en los derechos sociales reconocidos en la Constitución, México necesita realinear su política económica, laboral y hacendaria con objetivos sociales. Y por ello mismo, la política social no debe enfocarse sólo a la contención de la pobreza y de los efectos de un Estado frágil frente a un mercado fuerte: salarios dignos, programas sociales bien estructurados, oferta suficiente de empleo, reformas fiscales redistributivas y recuperación del poder adquisitivo son pilares fundamentales para edificar un Estado que haga efectivos esos derechos. Hoy más que nunca el México incluyente debe ir de la mano del México próspero.•

La política social no debe enfocarse sólo a la contención de la pobreza y de los efectos de un Estado frágil frente a un mercado fuerte. Para edificar un Estado que haga efectivos esos derechos son pilares fundamentales: •  Salarios dignos •  Programas sociales bien estructurados •  Oferta suficiente de empleor •  Reformas fiscales redistributivas •  Recuperación del poder adquisitivo



POBREZA

COMBATIR

GONZALO HERNÁNDEZ LICONA Secretario Ejecutivo del CONEVAL. Es Doctor en Economía por la Universidad de Oxford, Inglaterra, obtuvo el grado de Maestría en Economía por la Universidad de Essex, Inglaterra, y el de Licenciatura en Economía en el ITAM. Ha sido Director General de Evaluación y Monitoreo de la Sedesol, catedrático del Departamento de Economía del ITAM y Director de la Carrera de Economía en la misma institución. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

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LA POBREZA ¿Cómo reducir la pobreza y la pobreza extrema bajo el escenario actual? La respuesta directa y concreta es: resolviendo los problemas de ingreso y de carencias sociales que afectan a la población. Aunque lo anterior parezca una verdad de Perogrullo, si los esfuerzos de los gobiernos federales y locales, así como del Congreso, buscaran directamente conseguir estos resultados, la pobreza se reduciría eficazmente

E

n 2012 la pobreza en México ascendió a 53.3 millones de personas; esto quiere decir que 45.5% de la población sufría la severidad de un ingreso bajo (el ingreso total era menor a 12,000 pesos mensuales para una familia de cinco individuos), y, al mismo tiempo, las personas tenían una o más de las siguientes carencias sociales: educativa (niños que no van a la escuela o adultos sin educación básica completa); servicios de salud (población que no tiene derechohabiencia pública o privada); seguridad social (población sin trabajo formal o adulto mayor sin pensión o programas sociales monetarios); vivienda (pisos, muros y techos de mala calidad, hacinamiento, sin agua, electricidad, drenaje ni chimenea si se cocina con leña); alimentación (la familia han experimentado inseguridad alimentaria y por tanto sus miembros han tenido comida insuficiente por problemas económicos). En ese mismo año, una parte de esa

población, 11.5 millones de personas, se encontraba en pobreza extrema. En estas familias, el ingreso mensual era menor a 5,840 pesos para una familia de cinco miembros, y al mismo tiempo, las personas tenían tres o más carencias sociales de las descritas anteriormente. Para seguir este camino, se requiere una ruta clara con varios elementos: 1.  Reconocer que: a.  El combate a la pobreza necesita programas y estrategias sociales eficaces, pero, más importante, requiere crecimiento económico, creación de empleos, aumento de la productividad y de los ingresos. Ningún país puede reducir la pobreza con tasas de crecimiento promedio anuales de 1.4% per cápita, como ha experimentado México entre 1990 y 2012. b.  Esto implica que el combate a la pobreza NO es asunto de una sola Secretaría. Las estrategias de las secretarías de Hacienda, Economía, Trabajo, Sagarpa o incluso el Banco


de México son determinantes para reducir la pobreza. c.  Tener muchos programas sociales no implica reducir la pobreza; 273 programas y acciones sociales federales incrementan la duplicidad y poca coordinación a nivel federal. Más de 2,300 programas a nivel estatal empeoran esta situación. 2. El objetivo de la política social debiera ser el acceso efectivo y universal a los Derechos Sociales, como lo señala la Constitución. Para lograrlo se requieren políticas universales, complementadas con programas focalizados hacia las poblaciones vulnerables que menos oportunidad tienen de aprovechar las acciones dirigidas a la mayoría de la población. Por ejemplo, para cumplir el acceso efectivo universal a la educación básica no sólo se requiere una educación pública gratuita, se requieren becas monetarias a los niños y jóvenes de ingresos bajos, pues de otra forma deberían verse en la necesidad de trabajar para completar el ingreso familiar; se requiere que los alumnos con discapacidad puedan acceder a las escuelas; se requiere que la calidad de la enseñanza sea homogénea para todos los grupos sociales. Con esta visión se generaría una política social incluyente, directamente motivada por la exigencia de que el acceso a los derechos sociales DEBE ser universal y por lo tanto con énfasis en la pobreza extrema. 3.  El Estado debe tener estrategias específicas: a.  El cumplimiento de derechos demanda un cambio institucional. Si la SEP, por ejemplo, tuviera como indicador principal el porcentaje de la población del país con acceso efectivo al derecho a la educación básica y que la meta fuera 100%, la propia institución buscaría medios para complementar su estrategia general de educación gratuita con acciones específicas para los grupos vulnerables. Debido a la existencia de múltiples instancias transversales que buscan atender grupos específicos (indíge-

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

POLÍTICA SOCIAL

nas, mujeres, jóvenes, población discapacitada, adultos mayores, población en pobreza) y que tienen menos poder real y económico que las Secretarías de Estado como la sep o Salud, la responsabilidad del acceso efectivo universal se diluye, se confunde y la coordinación no es efectiva. b.  Además de la medición de pobreza, que ya tiene un enfoque de derechos, pero que tiene umbrales pensados en los mínimos indispensables, también debería existir un indicador que mostrara el cumplimiento efectivo de todos los derechos, especialmente los sociales. Es decir, no basta con tener aseguramiento para el acceso a los servicios de salud, hace falta conocer hasta qué punto todas las personas tienen acceso efectivo y de calidad. El indicador de pobreza debiera ser el piso mínimo para después, y de manera progresiva, alcanzar el acceso efectivo universal para todos los derechos. c.  De las dimensiones que conforman la medición de pobreza, las que más afectan a la población son tener in-

EL DATO

En 2012, el número de personas en condición de pobreza ascendió a 53.3 millones; es decir, el 45.5% del total de la población

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Ningún país puede reducir la pobreza con tasas de crecimiento promedio anuales de 1.4% per cápita, como ha experimentado México entre 1990 y 2012

Tener muchos programas sociales no implica reducir la pobreza: 273 programas y acciones sociales federales

incrementan la duplicidad y poca coordinación

a nivel federal. Más de 2,300 programas a nivel estatal empeoran esta situación

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gresos bajos y la falta de acceso a la seguridad social. Ambas tiene un común denominador: el país no ha podido crear suficientes empleos formales y de calidad prácticamente en ningún periodo de su historia. Pero hemos diseñado un sistema de seguridad social que inhibe la creación de empleos: el sistema se financia poniendo un impuesto a la creación de empleo. Se requiere entonces una reforma que busque la universalización de la seguridad social, independientemente del estatus laboral, y que sea financiada con impuestos generales, lo cual incentivará la creación de empleo. Es decir, nuevamente esta propuesta toma como centro la universalización de los derechos. d.  Como complemento a la creación de más y mejores empleos en los años siguientes, es indispensable

seguir buscando mejores opciones para los programas que otorgan microcréditos o que buscan brindar opciones productivas. En general, estos programas no han tenido buenos resultados pues ha fallado la comercialización, la dispersión e incluso contraposición de diversos programas entre sí, la capacitación, así como encontrar la vocación productiva de las regiones. Se requiere innovar y probar esquemas nuevos y no suponer que los esquemas actuales funcionan. e.  Será importante valorar la posibilidad de contar con una estrategia de renta mínima universal (ingreso solidario). La eliminación de muchos programas que no tienen impacto (pero sí crean clientelas políticas) y una reforma hacendaria, podrían financiar un esquema de esta natura-


POLÍTICA SOCIAL leza. El ingreso mínimo se volvería un derecho y no sólo un beneficio. El esquema dependerá del financiamiento, pero hay varias opciones: un ingreso no condicionado; un ingreso condicionado a cambio de ciertas horas de trabajo manual; incentivar a que personas con ingresos altos no reciban el beneficio y se solidaricen con los más pobres. f.  Los jóvenes hoy en día no tienen apoyos suficientes y por tanto el bono demográfico se ha transformado en una bomba de tiempo (jóvenes sin preparación suficiente, con pocos cuidados en el hogar, con pocas opciones económicas y con ofertas atractivas en el mercado ilegal). Lo anterior es peor en zonas urbanas. Por esto será importante apoyar a los jóvenes para

mantenerlos en escuelas de calidad de tiempo completo y con atención especial a problemas de embarazo adolescente y de adicciones. No hay fórmulas únicas para reducir la pobreza. La sugerencia es intentar esta gama de acciones integrales y evaluar permanentemente su funcionamiento. Si la discusión sobre la pobreza no se enfoca a resultados concretos y se reduce sólo a ver cuánto presupuesto se consigue anualmente para cada programa; cuánto dinero obtienen los estados cada año; cuánto dinero se gasta; cuántos programas nuevos se generan; cuántas gorras/útiles/vales/camisetas/becas/despensas/créditos se reparten; cuántas casas (deshabitadas) se construyen; cuántas visitas a campo se realizan; o cuántas clientelas o votos se generan; entonces el combate a la pobreza deja de ser prioritario.•

MEDICIÓN DE LA POBREZA, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, 2012 PORCENTAJE Y NÚMERO DE PERSONAS POR INDICADOR DE POBREZA, 2010-2012 Estados Unidos Mexicanos Indicadores

de Porcentaje Millones personas 2010

Pobreza

2012 2010

Población en situación de pobreza

46.1

Población en situación de pobreza extrema Indicadores de carencia social

2012

45.5

52.8

53.3

11.3

9.8

13.0

11.5

Rezago educativo

20.7

19.2

23.7

22.6

Carencia por acceso a los servicios de salud

29.2

21.5

33.5

25.3

Carencia por acceso a la seguridad social

60.7

61.2

69.6

71.8

Carencia por calidad y espacios en la vivienda

15.2

13.6

17.4

15.9

Carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda

22.9

21.2

26.3

24.9

Carencia por acceso a la alimentación

24.8

23.3

28.4

27.4

Población con al menos una carencia social

74.2

74.1

Población con al menos tres carencias sociales

28.2

23.9

Población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo

19.4

Población con ingreso inferior a la línea de bienestar

52.0

Privación social

Ingreso

85.0

86.9

32.4

28.1

20.0

22.2

23.5

51.6

59.6

60.6

Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el MCS-ENIGH 2010-2012

o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

LETICIA CANO SORIANO Directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS)de la UNAM. Es Licenciada en Trabajo Social por la ENTS; Maestra en Trabajo Social por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Toronto, Canadá; y candidata a Maestra en Ciencias de la Educación por el Instituto de Estudios Universitarios. Ha publicado y presentado diversas ponencias sobre Trabajo Social, Pobreza en México, Política Social, Vivienda, Desarrollo Humano y Problemas Sociales. Es Profesora de Carrera y de Posgrado en la ENTS.

PEDRO ISNARDO DE LA CRUZ Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, Técnico Académico Asociado y Coordinador de Investigación de la ENTS/ UNAM. Ha sido profesor en la Universidad Iberoamericana, la Universidad de las Américas y el Tecnológico de Monterrey. Ha desarrollado proyectos de investigación para el PNUD de la ONU sobre el estado de la democracia de México y sobre prevención social de la violencia.

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

Desafíos del bienestar México experimenta con el paso de las décadas una mayor fragilidad de su política social para atender el problema histórico y actual de una sociedad mayoritariamente inmersa en la pobreza, agudizada, como sucede ahora en las economías altamente desarrolladas, por la crisis del empleo y de los regímenes de bienestar social contemporáneos


M AO CS R I AL P O L ÍDTEI C O ACCI A

El Estado mexicano no ha reformulado las actuales políticas públicas fragmentarias y asistencialistas, que no resuelven, sino que postergan la pobreza y la marginación en los sectores sociales más desprotegidos grupos, puede provocar inestabilidad social y poner en riesgo el progreso a largo plazo en desarrollo humano. La perpetuación de las desigualdades suele ocasionar falta de movilidad social intergeneracional, lo que también puede causar malestar social” (PNUD, 2013). Según la última medición de personas en situación de pobreza en México en el periodo 2010 a 2012, aumentó de 52.8 a 53.3 millones, mientras el universo de pobres en situación de pobreza extrema se redujo de 13.0 millones de personas (11.3% del total) a 11.5 millones (CONEVAL, 2013), proceso que avista la inviabilidad de las políticas de desarrollo social en México y América Latina (Barba, 2010).

E

l eje vertebral de este proceso lo marca la desfiguración de la política social, que en el caso de México dista de un diseño e instrumentación a escala regional, producto de un modelo integral y articulado de instituciones de protección para todos los mexicanos. Se trata de una crisis de las instituciones públicas de seguridad, protección y asistencia sociales,de un proceso con efectos intergeneracionales y de tensión social, como lo evidencia el Índice de Desarrollo Humano en su versión más actualizada: “La creciente desigualdad, especialmente entre

País que demanda atención y protección social Todo indica una propensión a mayor informalidad como fuente de remuneración y, al paralelo, empleos formales de menor duración sin régimen de seguridad social;agudización de la inseguridad social y laboral; estructuras sociales, comunitarias y familiares cuyos vínculos se retraen y se erosionan; expectativas educativas y profesionales sin sustento ni futuro en una economía pública que produce contratos laborales anulables a voluntad, sin arbitrio del Estado; y gobiernos locales que carecen de finanzas estables y viables y de capacidades institucionales para responder a la creciente demanda de atención y protección social. o c t u b r e 2013

MÉXICO SOCIAL

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POBREZA

La desprotección de excluidos de la economía formal ha predominado, y no se han construido las garantías para el ejercicio de los derechos sociales de grupos socialmente vulnerables

No se ha logrado impedir escenarios de inviabilidad financiera a mediano y largo plazo para los sistemas de seguridad social El diferencial de exclusión y pobreza entre hogares, comunidades y regiones de nuestro país enmarca no sólo proyectos de vida personal y hogares cegados a temprana edad por la desnutrición, la deserción, la insolvencia económica y de la subsistencia, que proveen su fuerza de trabajo secundaria

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

enviando a trabajar a sus niños, jóvenes, ancianos y mujeres (Cortés, 2013), sino también por la cancelación abrupta de oportunidades sociales de solidaridad, bienestar y progreso individual y comunitario, en pos de un Estado mexicano cuyos tomadores de decisión no han reformulado las actuales políticas públicas fragmentarias, asistencialistas, que derivan en más burocratización o que, particularmente, priorizan la apuesta por la regulaciónde los problemas sociales fundamentales como la pobreza y la marginación, que no resuelven, sino que postergan en los sectores sociales más desprotegidos. El hecho es que no se ha logrado impedir escenarios de inviabilidad financiera a mediano y largo plazo para los sistemas de se-


M AO CS R I AL P O L ÍDTEI C O ACCI A

El diferencial de exclusión y pobreza entre hogares, comunidades y regiones de nuestro país enmarca no sólo proyectos de vida personal y hogares cegados a temprana edad, sino también la cancelación abrupta de oportunidades sociales de solidaridad, bienestar y progreso individual y comunitario

guridad social: la viabilidad, universalidad y financiamiento de las pensiones en instituciones de salud y educativas, pero como siguen siendo parte sustancial de la agenda pública pendiente, legado de una ruta crítica no eficaz de las políticas sociales instrumentadas en nuestro país desde las últimas décadas del siglo XX, distantes de unvocación por una justicia social y redistributiva.

Nuevos desequilibrios e injusticias sociales Las acciones han logrado contener una espiral mayor de problemas sociales, inhibiendo a su vez la recuperación de procesos de movilidad y oportunidades de desarrollo social, educativo y económico, ya que han prevalecido políticas de matriz compensatoria y selectivas en sus beneficiarios, donde predomina la desprotección de excluidos de la economía formal y no se construyen las garantías para el ejercicio de los derechos sociales de grupos socialmente vulnerables, de pobres y extremadamente pobres, predominantes ya en las ciudades y zonas metropolitanas, y por supuesto, en las comunidades rurales e indígenas de nuestro país. Los nuevos desequilibrios e injusticias sociales, fundamentalmente asociados al universo problemático de la pobreza; la crisis del sistema educativo y la expansión del desempleo y la economía informal; y el muy reducido crecimiento económico evidencian que la cuestión social es y será el tema cardinal del siglo XXI en México y el mundo. Es necesario que el Estado dirija

sus acciones a reivindicar derechos sociales, recupere sus capacidades institucionales que conlleven bienestar y protección social y dignifique los servicios sociales que otorga. La expansión de las vulnerabilidades sociales muestra un Estado mexicano que está perdiendo su propia brújula sin un paradigma de bienestar y derechos sociales, que asume la pobreza y las desigualdades sociales como realidades que deben atenderse desde las causas que les dan origen. Imprescindible revertir lógica de gobierno y mercado No obstante que México ha sorteado la crisis del 2008 con mejores escenarios que la de 1994-1995, que las tasas de crecimiento anual no son halagüeñas y que la fluctuación del peso no parece inmanejable, es imprescindible revertir esta lógica imperativa de gobierno y mercado que persisten en el paradigma del crecimiento económico sin desarrollo, como déficit fiscal cero, extrema flexibilidad laboral, contracción de la política salarial empresarial (Cortés, 2013), actores que han concurrido en el tratamiento de una política económica y de inversión privada cuya resultante ha sido un consistente declive de los empleos formalesy la evasión de responsabilidades fiscales y mayor exclusión social: se trata de procesos que nos siguen dirigiendo a una implosión de las instituciones de protección social, ya que los sectores profundamente afectados en la pobreza son realmente el espejo de la calidad de la sociedad a la que pertenecemos y de la democracia que no se consolidará mientras se presenten estas vulnerabilidades y carencias en la sociedad.•

REFERENCIAS: I. Barba, Carlos (2010). “La nueva cuestión social en el mundo y en América Latina: más allá de la pobreza”, Renglones, No. 62. II. Cortés, Fernando (2013), “Medio siglo de desigualdad en el ingreso en México”, Journal Economic Literature, Vol. 1, No. 29. III. CONEVAL (2013). Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en México. IV. PNUD, Organización de las Naciones Unidas (2013). Informe sobre Desarrollo Humano. El ascenso del Sur: Progreso humano en un mundo diverso. o c t u b r e 2013

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POBREZA

¿Autonomía o resistencia? Las transformaciones actuales que sufre el campo mexicano, derivadas de los impactos negativos de la globalización económica, han generado la necesidad de establecer una seria discusión sobre las alternativas y las políticas que promueven el desarrollo rural sustentable, específicamente ante la dicotomía entre la resistencia y la autonomía de los campesinos del país, sobre todo los de más bajos recursos

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

L

as tendencias observables en la pobreza, el deterioro ambiental, el abandono del campo, así como la pérdida de soberanía alimentaria; el acaparamiento de tierras por parte de empresas agroproductoras tanto nacionales como extranjeras, las actividades mineras, la agroindustria de la exportación, entre otros, forman parte de la problemática cotidiana de los campesinos mexicanos. Esta compleja situación obliga al desarrollo de estrategias productivas alternas, cuya finalidad sea, entre otras cosas, el fortalecimiento de modelos de desarrollo campesino más ligados al manejo de los agroecosistemas y a la aplicación de tecnología y capacidades locales y uso mínimo de insumos externos, lo cual permita el desarrollo de estrategias de autonomía.

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o c t u b re 2013 MÉXICO SOCIAL

Por otra parte, los movimientos sociales, la exclusión, la marginación y la falta de apoyos promueven la resistencia de los grupos campesinos como alternativa viable para la subsistencia y para emprender estrategias alternativas al modelo de desarrollo agropecuario, sustentado en la agroexportación y el uso intensivo de tecnologías. Los impactos negativos del modelo económico neoliberal han afectado la dinámica agraria de los campesinos y han traído como consecuencia no solo un cambio profundo en los patrones de producción, comercialización y consumo, sino también grandes costos sociales y ambientales; frente a ello, muchas localidades y organizaciones campesinas han desarrollado un sinnúmero de estrategias alternativas enfocadas a un modelo diferente de vida. Estas estrategias han permitido entre


S E G U R I D A D A L I M E N TA R I A mutuamente forman y moldean la otra. Una no puede ser entendida sin la otra. Los campesinos no sólo están sujetos a la dependencia, la privación y la marginación, también están resistiendo y luchando contra ellos a través de la creación de su propia autonomía. Esta se produce a través de la creación multidimensional y multinivel y el desarrollo de un conjunto auto-regulado de los recursos; también se produce a menudo a través de la creación colectiva de formas de autonomía en niveles superiores de agregación. Es precisamente esta autonomía construida la que permite la introducción de alteraciones, innovaciones y nuevas interrelaciones; es decir la introducción de una amplia gama de nuevas respuestas en los espacios de producción. Las economías campesinas, junto con muchas de las economías informales de carácter urbano, se modelan a partir de recursos naturales escasos (tierra, agua, animales, madera, combustible, etcétera), y con un carácter no mercantil; por lo tanto, hay una fuerte tendencia a conservarlos y protegerlos. Está temática está lejos de ser irrelevante en un mundo que se caracteriza, por un

Tenemos un grave problema alimentario que enfrentar de manera proactiva, creativa y responsable, tanto con el medio ambiente, como con la cultura que subyace en la compleja sociedad rural

LORENZO ALEJANDRO LÓPEZ BARBOSA Jefe del Departamento de Sociología y Profesorinvestigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Es Agrónomo, Doctor en desarrollo rural, y autor, entre otros, de los libros: “Al filo del surco. Campesinos y desarrollo rural sustentable”; “La metáfora del Titánic. Cambio climático y ciencias agrarias”; y “Planeta en vilo. Hacía la sustentabilidad de la vida”. lalopbar@yahoo.com.mx

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

otras cosas, la integración de pequeños y medianos productores, tanto hombres como mujeres, a un sinnúmero de actividades que requieren de un enfoque diferente al modelo convencional en aspectos de desarrollo rural, pues además de generar mecanismos de resistencia y lucha por sus recursos naturales, conforman programas educativos y de capacitación, rescatan el conocimiento local, y forjan proyectos productivos agropecuarios capaces de generar alimentos, utilizando de manera adecuada y con respeto a sus recursos naturales. La producción rural en el espacio latinoamericano tiene como característica general la coexistencia de dos formas de producción polarizadas: el sector agroexportador sustentado en prácticas de agricultura industrial, orientada al mercado y bajo la lógica de producción capitalista; y por otra, la de una agricultura campesina, arraigada a la tierra, con valores, saberes y cosmovisiones diversas y complejas. Las fuerzas globales y locales están entretejidas en y a través de espacios de producción, cada uno de los cuales se debe entender como un campo de batalla cuando se unen a través de las relaciones internas y

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POBREZA

La producción de alimentos básicos deberá aumentar un

60% para satisfacer el crecimiento de la demanda esperado

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

lado, por los problemas de insostenibilidad muy graves y, por el otro, por millones de personas cuyo destino no puede ser pensado en términos de resistencia. Los aspectos que se confrontan y se quieren resolver como la superación de la opresión; la pobreza; el despojo; el mejoramiento productivo; el desarrollo tecnológico; la incorporación de la participación campesina; y la recuperación de la tierra, entre otros, aunque deben de articularse desde las bases sociales, es imposible consolidarlos si las organizaciones trabajan aisladas del contexto institucional, pues estos esfuerzos requieren de un tejido de apoyo tanto de profesionales como de esfuerzos

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de las instancias gubernamentales, sin minimizar los cambios en la manera de desarrollar políticas al campo por parte de estas. Como parte de este tema, es necesario hacer una discusión sobre la pregunta obligada: ¿todas las instituciones, tanto académicas como gubernamentales, del país han hecho lo que les corresponde para responder a las justas exigencias de los cientos de miles de productores campesinos excluidos del modelo de desarrollo neoliberal? Creo que no, por eso es que en este texto sugerimos que vale la pena detenerse para repensar la dirección que se deben de llevar los esfuerzos de los diversos actores gubernamentales e institucionales


S E G U R I D A D A L I M E N TA R I A involucrados en el desarrollo rural sustentable. En las estrategias de diferente orden que aquí se muestran existen marcadas evidencias de las carencias de verdaderos esfuerzos por parte de las instancias gubernamentales para dar respuesta a las demandas sociales de los grupos que persiguen no solo un modelo y esquema de vida diferentes, sino del respeto por sus tierras y su propia sobrevivencia. Para finalizar es importante señalar que ante la crisis actual y el sometimiento brutal del campo mexicano es necesario e indispensable transitar de un modelo de agroproducción meramente industrial y de políticas que excluyen definitivamente a los campesinos de bajos recursos a un modelo que recupere la autonomía e identidad campesina donde ese tránsito lleve consigo una serie de luchas por la defensa de esa autonomía y cuyo corazón se centre en la defensa de la tierra, de las familias campesinas y de los recursos naturales. Debemos reconocer que los sistemas alimentarios tradicionales y modernos coexisten y evolucionan a medida que las economías crecen y la urbanización aumenta; también que tenemos un grave problema alimentario que enfrentar de manera proactiva, creativa y responsable, tanto con el medio ambiente como con la cultura que subyace en la compleja sociedad rural como el impostergable combate a la pobreza. De igual manera, no debemos olvidar que en última instancia, los consumidores determinan lo que comen y, por lo tanto, lo que el sistema alimentario produce. Los sistemas alimentarios abarcan a todas las personas, instituciones y procesos mediante los cuales se producen, elaboran y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas. También incluyen a los funcionarios públicos, las organizaciones de la sociedad civil, los investigadores y los profesionales del desarrollo que formulan las políticas, reglamentos, programas y proyectos que conforman el complejo mundo de la alimentación y la agricultura. Mantener el ritmo del crecimiento de la productividad agrícola seguirá siendo crucial en las próximas décadas, ya que

se estima que la producción de alimentos básicos (de primera necesidad) deberá aumentar un 60% para satisfacer el crecimiento de la demanda esperado. Se ha reconocido que las intervenciones en la agricultura son en general más eficaces cuando se combinan con educación y se aplican tomando en consideración los papeles asignados en función del género. El sector alimentario demanda una mejor gobernanza, que sólo puede ser facilitada con el apoyo político a través de políticas acertadas, donde los sistemas alimentarios en todos los niveles contribuyan a construir una visión común, y se promueva una coordinación y colaboración efectiva a través de medidas multisectoriales y no sólo en términos de resistencia.• ES FUNDAMENTAL PROMOVER POLÍTICAS PÚBLICAS QUE FAVOREZCAN LA AUTONOMÍA DE LAS FAMILIAS CAMPESINAS MÁS QUE LA RESISTENCIA Y: •  Recuperar la autosuficiencia alimentaria a través del fomento de la agricultura familiar y la agroecología •  Empoderar a las familias campesinas •  Contribuir al rescate del conocimiento local •  La generación de tecnologías apropiadas y el fortalecimiento de capacidades locales que conforman un solo esquema, el de recuperar la identidad campesina y el rescate de la vida •  Favorecer la energía social en la consolidación de procesos que permitan la ejecución de proyectos económicos rentables generando inteligencia social en la sociedad del conocimiento para enfrentar la problemática del desarrollo rural •  Fortalecer con esta visión, las capacidades del valioso recurso humano con que cuenta el país en materia de extensionismo •  Orientar la asistencia técnica y la capacitación hacia una visión holística de atender toda la cadena productiva, con servicios multidisciplinarios •  Favorecer la integración de redes del conocimiento que promuevan la investigación y la innovación tecnológica, territorial y organizacional enfocada a la productividad agropecuaria familiar •  Consolidar los esfuerzos señalados en la Ley de Desarrollo Rural Sustentable que le corresponden al Sistema Nacional de Capacitación y Asistencia Técnica Rural Integral y favorecer la instrumentación del Sistemas Nacionales de Fomento a la Empresa Social Rural y de Bienestar Social Rural (pendientes de instrumentarse) o c t u b re 2013

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POBREZA

MIGUEL REYES Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla, Director del Observatorio de Salarios de la ibero Puebla y Coordinador de la Red de pobreza y desigualdad de las Universidades jesuitas de América Latina. El autor agradece la valiosa colaboración del equipo del Observatorio de salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla para la elaboración de este artículo.

El salario, un derecho fundamental "La pobreza es una construcción históricamente determinada, lo cual significa que los estándares sobre lo que es la pobreza variarán en el tiempo, e implica que incluso una verificación de la meta fundada en contenidos claramente definidos y medidos pueda no ser fácilmente aceptada por la opinión pública" (Feres y Villatoro, 2012)

P

arte de la complejidad del fenómeno de la pobreza, y de ahí su dificultad para combatirla, radica en la falta de un consenso universal sobre cómo definirla. La “erradicación” de la pobreza puede surgir desde el mismo planteamiento del problema: la pobreza como un conjunto de carencias o como la falta de capacidades para que un individuo logre sus funcionamientos básicos o la restricción de los derechos sociales o la insatisfacción de necesidades básicas como una canasta de consumo básica. Otro factor trascendental es comprender que la pobreza es un concepto histórico y que las necesidades a satisfacer evolucionan con el tiempo, conforme al nivel de desarrollo que las sociedades hayan alcanzado, en cierto momento determinado. La concepción de la pobreza, por lo tanto, no debe ser estática. Aunque de ella dependa la construcción de un enfoque determinado, la universalización de un concepto multicausal como la pobreza tiene como límite eso mismo, mínimos que puedan aplicarse a cada sociedad sin

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profundizar en las carencias específicas de cada pueblo en su contexto. La erradicación de la pobreza y el combate por el Estado pasan siempre por tener en cuenta lo anterior. En sentido estricto, puede erradicarse por decir, la pobreza monetaria, sin que ello signifique la erradicación real de la pobreza o de las condiciones que generan la pauperización. Feres y Villatoro (2012) plantean precisamente la posible erradicación “estadística” de la pobreza, sin que las carencias de la población en otros sentidos desaparezcan. Debido a las características de la pobreza en múltiples dimensiones en nuestro país, un país considerado por el pnud como de desarrollo humano medio, nos parece pertinente abordar la problemática de la pobreza desde una perspectiva de derechos, más aún cuando ésta se vincula con derechos como el trabajo digno y el salario remunerador, elementos fundamentales para el combate a la pobreza en un sentido amplio, así como desarrollar mecanismos de exigibilidad de los derechos sociales y hacer eficiente, de manera institucional, su cumplimiento y ejercicio.


SALARIO Exigibilidad de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales La diferenciación entre los derechos humanos de primera y segunda generación ha provocado una fuerte discusión sobre la exigibilidad de éstos. Mientras los derechos Civiles y Políticos significan una obligación negativa por parte del Estado, es decir, la limitación de las autoridades para dejar ejercer libremente estos derechos a los individuos(I), los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (desc), implican una obligación positiva del Estado para garantizar su efectivo ejercicio por parte de la población. Los desc son denominados por ello “derechos-prestación” (Saettone, 2004), derechos que implican una erogación por parte del Estado para su cumplimiento, lo que dificulta su exigibili-

dad inmediata. Verbigracia, el sistema de tribunales internacionales está diseñado para procurar el respeto inmediato de los derechos civiles y políticos, pero en muy pocos casos existen mecanismos jurídicos para exigir los desc(II).

Pobreza, salarios y Derechos Económicos Una de las diferencias fundamentales del enfoque de derechos respecto de otros enfoques de la pobreza es que plantea su exigibilidad al Estado como garante de las condiciones de una vida digna. En México la falta de compromiso de las autoridades con los desc y de mecanismos institucionales para su exigibilidad ha generado que la depauperización de la población trabajadora aumente tanto de manera absoluta como relativa, y que las políticas públicas de “erradicación” de la pobreza se hayan concentrado casi ex-

La depauperización de la población trabajadora ha aumentado de manera absoluta y relativa, y las políticas públicas de “erradicación” de la pobreza se han concentrado casi exclusivamente en la pobreza monetaria

EL PRI SE HA CONVERTIDO EN EL PRINCIPAL DEFENSOR DE LA INICIATIVA DE REFORMA ENERGÉTICA DE PEÑA NIETO El PRI se ha convertido en el principal defensor de la iniciativa de reforma energética que presentó al Congreso de la Unión el presidente Enrique Peña Nieto, y se ha preparado para hacerlo a lo largo y ancho del país con inteligencia, estrategia, organización y apoyado en su enorme estructura territorial. En este ejercicio, el tricolor primero ha precisado que se trata de la iniciativa de un mandatario que está empeñado en gobernar y no sólo en administrar; un presidente que quiere que la producción de más petróleo se sienta con la creación de más empleos y mejor pagados, pero quiere que se sienta sobre todo en las finanzas familiares, en los bolsillos de todos, porque ahí es donde duelen más las carencias y por donde sufre la gente. Otros, para evitar complicaciones, han preferido sólo administrar lo poco, muy poco que tenemos, y que desde hace mucho no nos alcanza para vivir dignamente. Y no nos alcanza, debido a que en este momento no tenemos ni tecnología ni dinero para la modernización de la industria energética nacional. Es hora de romper el círculo vicioso.

El PRI también ha dejado en claro que la propuesta de reforma tiene un sustento técnico y legal, que sin embargo requiere ir acompañado de la confianza de mexicanos con visión reformista, que entienden que la soberanía e independencia se construyen todos los días trabajando y haciendo más moderno al país. Después de la tarea de poner en claro los múltiples beneficios de la iniciativa de reforma energética presidencial, toca a hora al ejército tricolor difundirlos a lo largo y ancho del país, realizando para ello la mejor práctica de comunicación, acompañada de inteligencia y emoción. Es la hora en que, como auténticos voceros de las mejores causas, los cuadros, dirigentes, autoridades, legisladores, militantes y simpatizantes priistas, vayan a cada rincón del territorio nacional a difundir los beneficios de la propuesta.

El debate nacional se dará en los foros, en las aulas, en las casas y en las calles, y una vez que los mexicanos bien informados hayan tomado su decisión, serán sus representantes en el Congreso de la Unión quienes decidirán la suerte de esta y futuras generaciones de mexicanos. A quienes participamos recientemente en el seminario “Los beneficios de la Reforma Energética”, organizado por el PRI, nos quedó claro que al impulsar la propuesta de reforma estamos haciendo lo correcto y actuando para escribir una nueva historia de progreso para todos. e n e r o 2013 MÉXICO SOCIAL

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POBREZA clusivamente en la pobreza monetaria, aun con la existencia de mediciones multidimensionales que genera el coneval y con indicadores como el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza que muestra evidencia del comportamiento “espejo” entre el índice de masa salarial y la pobreza monetaria. Por ello, considerando esto último, el papel fundamental en México de la evolución de la participación asalariada en la generación de riqueza social lo desempeña la relación entre lo que los asalariados producen (productividad social) y lo que de esto reciben como retribución (salarios reales), teniendo la primera una relación inversa y el segundo una relación directa sobre la participación asalariada en lo producido. De esta manera, cuando el salario se incrementa en la misma proporción que la productividad, la participación asalariada se mantiene constante, en tanto que aumentos de productividad mayores a los salarios se traducen en una caída de la participación asalariada. Esto implica una depauperización relativa de la clase asalariada, que fue producto de la caída de los salarios reales en los ochenta (Reyes, 2011)(III), de cierto estancamiento de la productividad en los noventa(IV), y del aumento en la productividad y la caída de los salarios en la prime-

El criterio para fijar salarios debe ser a partir de la productividad y de consideraciones de redistribución social, no por criterios de control de inflación

EN CAÍDA La participación de los salarios en la riqueza social (pib) de México ha tenido una caída desde 1970 a la fecha de poco más de 8 puntos porcentuales, teniendo su punto más bajo en 1985, con cierta recuperación en los noventa y un nuevo descenso hasta alcanzar casi los niveles de ese año en 2010 40 38

37.32

36

35.92

34 31.42

32 30

29.12

28.52

28 26 24 22 20 1970

50

o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL

1975

1980

1985

1990

1995

2000

2005

2010

ra década del siglo xxi. El fondo de esta situación es la desvinculación de los salarios de la productividad y su fijación con base en criterios de inflación. En cuanto a la depauperización absoluta, deben considerarse (además de la tendencia natural de la productividad que fabrica las mercancías a menor precio de costo y que abarata con ello el salario como precio de la fuerza de trabajo) la duración de la jornada de trabajo, la intensidad del trabajo, las condiciones generales de trabajo, las condiciones de vivienda y de vida en general, como el servicio médico, la asistencia social, entre otros. En este sentido, la productividad social de los bienes comerciables manufacturados importados ha generado un efecto positivo en la capacidad de compra de los trabajadores(V), mientras las mercancías básicas perecederas importadas de manera creciente como el maíz muestran el efecto contrario. Baste ver, en este último sentido, que para cualquier nivel de educación de la fuerza laboral el número de canastas alimentarias básicas asequibles del coneval es cada vez menor. A la hora de hacer el balance, el peso en el costo de la canasta de consumo de los trabajadores de esto último es mayor y, por tanto, el salario medio y mínimo han perdido poder de compra respecto de su punto más alto de 1976, llegando a representar la sexta parte de éste. Simplemente, hemos llegado a la situación de que un egresado de licenciatura en la actualidad, tiene un salario equivalente al del trabajador con salario mínimo de 1976(VI). En México, producto de que desde los años ochenta, a partir de la crisis económica, se planteó el establecimiento de los salarios con base en criterios de la inflación y no de la productividad social, los salarios han perdido en promedio casi 80% de su poder adquisitivo (Reyes, 2011), y el Salario Mínimo como remuneración mínima digna para no caer en pobreza, de acuerdo con el Convenio sobre la fijación de salarios mínimos de 1970 de la oit (Convenio núm. 131), no cubre con lo establecido en la Constitución(VII), la Ley reglamentaria en materia de trabajo, ni con los compro-


SALARIO misos internacionales firmados en pactos y protocolos con lo que respecta a la materia salarial. Así lo estableció el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en las observaciones realizadas con base en el tercer informe periódico de México, desde finales del siglo pasado (E/1994/104/Add.41) en sus sesiones 44ª a 46ª, los días 25 y 26 de diciembre de 1999. Dentro de las observaciones realizadas, el párrafo 20 declara que: “El Comité lamenta que, a pesar del positivo crecimiento de los indicadores macroeconómicos en México, especialmente la marcada baja del nivel de la inflación, la Comisión Nacional de Salario Mínimo(VIII) no ha ajustado al alza el salario mínimo. En estos momentos, es preciso ganar alrededor de cinco veces el salario mínimo para adquirir la canasta básica constitucional, en violación del inciso ii) del párrafo a) del artículo 7 del Pacto, y según se refleja en la legislación nacional (artículo 123.VI de la Constitución)”. Las demás situaciones que expresan depauperización –vinculadas sin duda a un nivel de bienestar mínimo y por tanto a no caer en situaciones de pobreza multidimensional, como las condiciones de vivienda, el servicio médico, la asistencia social y, por supuesto, las condiciones de trabajo– han visto sino un empeoramiento, no una mejora(IX). La precarización en las condiciones laborales, la informalidad del 60% de la población que no cuenta con seguridad social en el más amplio sentido, el servicio de las instituciones de salud públicas en decadencia y los programas sociales con limitaciones a partir de no plantear una nueva política social con base a una identificación de riesgos sociales articulados a las condiciones laborales y de vida, más que a políticas de focalización de bajo impacto en el largo plazo, generan retos de enorme envergadura para el país(X). Respecto a lo anterior, México tampoco ha respetado el sentido de su compromiso internacional, signado en el artículo 11 del Pacto desc, que plantea: “Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a

El Salario Mínimo como remuneración mínima digna para no caer en pobreza no cubre con lo establecido en la Constitución, la Ley reglamentaria en materia de trabajo ni con los compromisos internacionales firmados en pactos y protocolos en lo que respecta a la materia salarial

un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho (…)” Por ello, el desarrollo de una política de trabajo digno con salarios remuneradores, que identifique los riesgos sociales en materia de seguridad social “con todo lo que implica” o de precarización laboral requiere de una nueva visión de la política salarial, de empleo y de desarrollo social del país, en la cual el salario sea la base para la erradicación de la pobreza, donde el criterio para fijar salarios sea a partir de la productividad y de consideraciones de redistribución social para fines de bienestar social, no por criterios de control de inflación. Así, una política social que garantice en el marco de los derechos exigibles y de incorporación de un enfoque de derechos en sus marcos normativos e institucionales, así como la inclusión transversal de políticas públicas que eviten y atiendan los más amplios riesgos sociales vinculados al trabajo, podrá garantizar la búsqueda efectiva y eficaz de la erradicación permanente de la pobreza atendiendo a sus múltiples dimensiones.• o c et n ue br ro e 2013

MÉXICO SOCIAL

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Esta colaboración se realizó como parte del proyecto Amigos MUNAL, del Museo Nacional de Arte. Conoce más sobre este programa en: www.amigosmunal.org

Elogios de la pobreza…

La conversión de María Magdalena Juan Correa Óleo sobre tela S. XVIII (?)

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o c t u b r e 2013 MÉXICO SOCIAL


En el seno de la catolicidad, ser pobre se identificó con el ideal de la vida ascética y con una práctica de la desposesión voluntaria que encaminaría a una comunidad a la perfección. María Magdalena es un caso emblemático de esta renuncia voluntaria a todos los bienes, lujos y comodidades

T

endemos a pensar que la pobreza es, en todas condiciones, uno de los grandes males que pueden aquejar a una persona o a una comunidad; sin embargo, hay muchas maneras de asumirla: ya como carencia de recursos materiales, intelectuales, emocionales o espirituales El Diccionario de Autoridades define: “Pobreza: necesidad, estrechez, carestía y falta de lo necesario para el sustento de la vida”. Esta acepción es la que más comúnmente se emplea y que tiene significado en nuestros días, sin embargo, hay otra acepción que es necesario considerar para poder volver los ojos a la obra que hemos seleccionado como objeto de este comentario: pobreza “se llama la voluntaria dexación de todo lo que se tiene y posee, y de todo lo que el amor proprio puede juzgar necessario” (Autoridades, sub voce. 1737). En la iconografía del arte cristiano es muy frecuente la representación de María Magdalena, una mujer pública que, al co-

nocer a Cristo y participar de su mensaje, decidió dejar su antiguo modo de vida, el uso de afeites y lujos con que se adornaba, para dedicarse al ascetismo, a la contemplación y a la meditación con el fin de borrar sus antiguas culpas y alcanzar la santidad y la salvación de su alma. Los ideales del ascetismo y de la oración se instituyeron en la cultura del Barroco católico (siglos xvii y xviii) como una vía para alcanzar la purificación del alma y aspirar al reino de los cielos. Ser pobre en vida, pasar privaciones, vestir andrajos y no tener a la mano los más básicos satisfactores era una condición que se hacía soportable, en parte, gracias a la máxima consignada en el Nuevo Testamento y que reza: “Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios” (Mc 10:25). Visto cuán difícil es para los ricos desprenderse de todo aquello que les da poder y comodidad, los pobres tuvieron un paliativo fundado en la fe y en la creencia de que sus privaciones los conducirían a la redención.

SARA GABRIELA BAZ SÁNCHEZ Subdirectora Técnica en el Museo Nacional de Arte, INBA. Es Licenciada en Historia del Arte y Maestra en Estudios del Arte por la Universidad Iberoamericana; maestra en Historiografía de México por la UAM-Azcapotzalco y maestra en Historia por El colmex, institución donde Cursó el Doctorado en Historia. obtuvo el “Premio Edmundo O’ Gorman” a la mejor tesis de maestría, en el marco de los Premios Nacionales INAH. Es autora de 17 artículos y del libro “La autoridad construida: la imagen del rey en los libros de honras fúnebres novohispanos, 15601789”. se ha desempeñado como docente, investigadora, documentadora y coordinadora de diversas exposiciones. ha curado y coordinado más de 30 exposiciones nacionales e internacionales

En la representación de Juan Correa se puede ver hacia el fondo de la composición a una María Magdalena recostada en una caverna, abrazada a una cruz y vestida mucho más modestamente que en el primer plano

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Esta colaboración se realizó como parte del proyecto Amigos MUNAL, del Museo Nacional de Arte. Conoce más sobre este programa en: www.amigosmunal.org

Con los ideales del ascetismo y de la oración, los pobres tuvieron un paliativo fundado en la fe y en la creencia de que

sus privaciones los conducirían a la redención María Magdalena aparece en esta representación como una mujer contemplativa y melancólica, que llora y se arrepiente de sus pecados en una estancia frente a la cual se despliega un florido jardín. Por el suelo de la habitación yacen esparcidos diversos objetos suntuarios: un cofre de joyas, un recipiente de vidrio cuyo contenido se ha vertido, así como ropas lujosas. La vestimenta de la protagonista ostenta bordados con hilos metálicos, es lujosa y está diseñada para agradar a quien contratara sus servicios. En otras representaciones, Magdalena aparecerá desnuda, cubierto su torso solamente por sus largos cabellos, contemplativa o abiertamente arrepentida, meditando frente a una calavera y a una cruz muy austera. Su actitud ascética da cuenta de su vida de renuncia, en la que se retiró al desierto para estar sola y poder enfocar su pensamiento a Cristo y su pasión. Su cuerpo se demacró y su antigua belleza y esplendor permanecerán como recuerdos de esa vida reprobable en la que ejerció la prostitución. En la representación de Juan Correa, se puede ver a una María Magdalena recostada en una caverna, vestida mucho más modestamente que en el primer plano y abrazando la cruz, hacia el fondo de la composición. María Magdalena es un caso emblemático, pero también están Santa Thaïs y Santa María Egipciaca, mujeres que siguieron el camino de la renuncia voluntaria a todos los bienes, lujos

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y comodidades para encontrar a Cristo en la meditación en soledad y para vivir apenas con lo más elemental. Esta aparente pobreza material se compensa por la enorme riqueza espiritual que las santas alcanzarán y que indudablemente inspirará a muchos devotos a hacer penitencia por esta vía. Así, la acepción del Diccionario de Autoridades que citamos líneas antes adquiere un sentido pleno: la renuncia voluntaria a la riqueza material que se ha poseído es un camino para lograr la salvación del alma y para inclinar la balanza a favor de la riqueza espiritual. Cabe recordar a Francisco de Asís, quien, siendo hijo de un acaudalado comerciante, decidió renunciar en público a sus ricos atavíos y a su herencia para fundar una orden de hermanos en la pobreza, la Orden de Frailes Menores. No es extraño encontrar representaciones de san Francisco contrayendo nupcias –metafóricamente– con una mujer que simboliza la pobreza. En el seno de la catolicidad ser pobre se identificó, por un lado, con el ideal de la vida ascética y, por otro, con un ideal de vida en común y con una práctica de la desposesión voluntaria que encaminaría a una comunidad a la perfección. Cualquiera, sin embargo, podría aspirar al desprendimiento y a la renuncia; cualquier rico podría legar sus bienes, si no en vida, después de su muerte. La voluntad de legar bienes para dotar a mujeres pobres que quisieran contraer ma-


trimonio o profesar en una orden religiosa se manifestó a lo largo de todo el periodo novohispano. La fundación de capellanías y obras pías a la muerte de algún rico personaje cuya fortuna pudiera redundar en la propia salvación y en la felicidad de otros se convirtió en moneda corriente y gracias a este impulso de liberalidad se construyeron templos, se renovaron los ajuares de varias capillas, se becó a estudiantes y se pronunciaron reiteradamente misas por el eterno descanso del alma de quien había “pagado por adelantado” este beneficio. No obstante los actos de desprendimiento, la pobreza aquejaba a amplios sectores de la población: sin distinción de castas (antiguo sistema de clasificación para las mezclas entre grupos raciales), muchos nacieron en ámbitos adversos que les impidieron tener la posibilidad de educarse y alcanzar una posición social desahogada. En el periodo en que fue pintada la obra de Correa no existían políticas públicas o programas sociales para abatir la pobreza, salvo el porcentaje que la Corona aportaba para la creación de instituciones como recogimientos y hospitales, o bien para la edificación de conventos que recibieran a mujeres pobres, como el de Corpus Christi, para indígenas. Esta aportación significaba sólo una parte del gran esfuerzo que la Corona tenía que realizar en conjunto con la Iglesia y particularmente con las órdenes religiosas que asistían a los enfermos pobres en los hospitales o lazaretos. A finales del siglo xviii, surgieron corporaciones que se dejaron llevar por el deseo de ayudar y desarrollaron instituciones como el Colegio de las Vizcaínas, para la educación de las hijas de familias de origen vasco; la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País que, en el seno del surgimiento de las ideas ilustradas, propugnó por el desarrollo de redes de cooperación y de ayuda y por la elaboración de publicaciones que difundieran los ideales de un nuevo modelo de educación y de pensamiento que llevara a la prosperidad de la comunidad. Asimismo, en 1775, don Pedro Romero de Terreros fundó el Monte de Piedad, con

No obstante los actos de desprendimiento,

la pobreza aquejaba a amplios sectores de la población, y en el periodo en que fue pintada la obra de Correa

no existían políticas públicas o programas sociales para abatirla

la finalidad de beneficiar con préstamos a quienes normalmente no eran sujetos de crédito y atravesaban alguna dificultad económica. El Monte de Piedad contó, como con otras fundaciones de particulares, con el favor de la Corona a través del Regio Patronato. Más o menos por las mismas fechas, el rey aprobó la creación de una Lotería General, cuyo modelo se encontraba en las loterías de otras regiones como Nápoles e Inglaterra y de cuya recaudación se destinaría una parte a la asistencia pública. Pocos recuerdan que estas instituciones, que hasta la fecha son vigentes, se fundaron todavía en el periodo novohispano.• o c t u b r e 2013

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COLABORACIÓN ESPECIAL

Mal endémico JAVIER CARREÓN GUILLÉN Profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social. Es Licenciado en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; Maestro en Administración del Trabajo por la UAM Xochimilco; y Doctor en Administración (Organizaciones) por la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1.

Una revisión histórica confirma que el rezago educativo en México es un problema de evidente carácter estructural En primer término, la situación geográfica Cuando el país se independiza de España, su vasta extensión, de más de cuatro millones de kilómetros cuadrados (más del doble de la que posee en la actualidad), hizo prácticamente imposible llevar la educación a todas las regiones y ámbitos del país, sobre todo porque los medios de comunicación eran muy precarios y la amplia mayoría de la población vivía en zonas rurales. Además, la altitud media del territorio nacional es de 1,044 metros sobre el nivel medio del mar, situación que obviamente contribuye con la inaccesibilidad hacía ciertas regiones del país.

En segundo término, la situación política Es patente cómo a lo largo del siglo xix el país vivió diversas convulsiones debido

a las amenazas y a las invasiones extranjeras: España, Francia y Estados Unidos. Tampoco se pueden omitir las guerras que llegaron a ser intestinas entre conservadores y liberales, hasta concluir con la larga dictadura de Porfirio Díaz (Gómez Navas, 1967). Por otra parte, el rol que jugó el clero católico fue determinante; es innegable la intromisión de la iglesia católica en los asuntos educativos, los cuales perduran hasta ahora, evidenciados en su inútil lucha en contra de la educación laica.

Enseguida, el fenómeno económico Justo es decir que al hipotecar irresponsablemente al país, las inversiones en materia educativa, de manera obvia, se posponían o se cancelaban. De esta materia basta con citar, por ejemplo, la deuda exterior de México: una vez que el país logra

Según la propia sep (1999), el rezago educativo: “es la situación, de carácter educativo, en la que se encuentra una persona mayor de quince años, la cual no ha concluido su educación básica”; dado que la educación básica comprende, según el primer párrafo del Artículo 3º constitucional, preescolar, primaria y secundaria, de manera obvia estarán en rezago educativo: •  Las personas analfabetas •  Quienes todavía no concluyen su educación primaria •  Aquellas personas que no han terminado el ciclo completo de la educación secundaria

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su independencia, negocia de inmediato (1823) dos empréstitos con las casas Barclay y Goldchmidt de Londres, de las cuales obtiene, en teoría, 8 millones de libras esterlinas de cada una de ellas. De la suma total de 16 millones de libras esterlinas; México no recibió ni el 60%, pero eso sí, las cantidades son religiosamente cubiertas, de una u otra manera, hasta en más de 10 veces su monto original, pagándose el último adeudo ya en tiempos de Porfirio Díaz (Bazant, 1968).

Por último, se exhibe lo social Sin exageración alguna, puede establecerse que es este rubro el que, sin duda alguna, mayor calado ha tenido en el terreno del rezago educativo. De manera básica son cuatro los fenómenos, de raigambre social, que bien podrían explicar tan nefasta realidad educativa; sin lugar a dudas, tanto la pobreza, como la desigualdad dan buena cuenta del problema. Adicional a estos dos conceptos y fenómenos, habrá que tener en cuenta la falta de honradez y la impunidad que privó y sigue prevaleciendo en el país. En suma, Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

MILLONES EN REZAGO Año

Población total de 15 años y más

1970

25,938,558

1980

%

Sin primaria terminada

%

6,693,706

25.8

11,063,021

42.7

37,927,410

6,451,740

17.0

9,442,220

1990

49,610,876

6,161,662

12.4

2000

62,842,638

5,942,091

2010

77,818,746

5,393,665

2012

83,994.523

Analfabetas

5,135.375

Sin secundaria terminada

%

Rezago total

%

4,822,789

18.6

22,579,516

87.1

24.9

9,202,459

24.3

25,096,419

66.2

11,642,527

23.5

11,921,824

24.0

29,726,013

59.9

9.5

11,716,715

18.6

14,898,655

23.7

32,557,481

51.8

6.9

10,099,600

13.0

16,452,148

21.1

31,900,157

41.0

6.1

10,258.973 12.2

16,944.578 20-2

32,338.926 38.5

* Rezago de la población de 15 años y más en educación básica 1970-2012 Fuente: inea, 1970-2000. Censo General de Población y Vivienda. 2012 inegi. o c t u b r e 2013

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COLABORACIÓN ESPECIAL

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

32 millones DE PERSONAS de

15 años de edad y más

viven en rezago educativo

(2012)

5 millones DE PERSONAS en el país son analfabetas

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estos nuevos cuatro “jinetes del Apocalipsis” dan cuenta del porqué padecemos tan grave rezago educativo en México.

Una perspectiva más contemporánea No se podría entender el llamado sistema educativo nacional sin incursionar, aun a cuentagotas, en el Artículo 3º de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. Resultan notorios sus avances, pero también algunos de sus retrocesos.

Una fortaleza: la federalización de la educación; en efecto, José Vasconcelos al encabezar la Secretaría de Educación Pública en 1921, terminó con el desbarajuste existente: cada entidad federativa disponía de su propio plan de estudios y Vasconcelos centralizó la educación, ello en cuanto a su plan curricular, dándole un carácter único (Vasconcelos, 1961). Una debilidad: la intromisión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (snte) en cuestiones estrictamente educativas, así como un buen cúmulo de disposiciones de


demandaría al individuo el culminar su educación básica. En tal virtud, se puede afirmar que si aquellos que carecen de la instrucción formal fueran analfabetas, México estaría en una condición de rezago extremo, ya que se requeriría más tiempo, esfuerzo y recursos para estar al corriente con el nivel mínimo requerido y que es el que establece la legislación mexicana como educación básica obligatoria(II). En el siguiente grupo se encontraría la población con educación primaria incompleta, un nivel de rezago alto según la presente clasificación. Por otra parte, los sujetos con primaria completa se ubicarían en una situación de rezago intermedio. Finalmente, las personas que iniciaron su formación secundaria pero que, por diversas razones, interrumpieron sus estudios antes de concluir el tercer año de este nivel conformarían el grupo de rezago bajo (Núñez, 2008).

Políticas para reducir la brecha

carácter administrativo que entorpecen el proceso educativo.

Niveles de rezago Hacia 2012 había en el país poco más de 32 millones de personas de 15 años de edad y mayores en rezago educativo(I), incluidos prácticamente 5 millones de personas analfabetas. De conformidad con esta información, se puede establecer una clasificación de niveles del rezago, utilizando para ello como criterio el esfuerzo que le

Para concluir este breve trabajo me gustaría plantear alguna política social que pudiera contribuir, sensiblemente, en el abatimiento del rezago educativo en México, porque todo parece indicar que este mal endémico se incrementa en números absolutos y se reduce en números relativos. Al respecto, es de considerar que, a partir del año 2001, el Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo (conevyt), a través del inea, estableció centros de atención llamados “Plazas Comunitarias”, los cuales disponen de una sala presencial y un salón de usos múltiples (con biblioteca y mediateca), así como una sala de cómputo conectada a internet. Operan en el país más de 1,800 plazas en 14 entidades federativas, 49 consulados de los Estados Unidos y se dispone, además, con salas móviles en siete entidades del país adaptadas para atender, cada una, a 15 usuarios (Schmelkes, 2010). En suma, políticas como la presente son las que podrían coadyuvar en reducir sensiblemente el rezago educativo.•

NOTAS:

El concepto de rezago educativo de evidente connotación cuantitativa, si también se pudiera enfocar desde la parcela cualitativa, se tendría, para el país, un panorama todavía más complicado: las llamadas Pruebas Enlace y Pisa otorgarían el resultado de un Sistema Educativo fracasado. Aunque ahora, al reformarse la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, según el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 9 de febrero de 2012, la Educación Media Superior también será obligatoria.

REFERENCIAS:

Bazant, J. (1968) Historia de la deuda exterior de México (1823-1946). México. El Colegio de México. Gómez Navas, L.(1967) "Bosquejo histórico de la política educativa", en: Leonardo Gómez Navas, et. al, La educación: historia, obstáculos, perspectivas. México. Editorial Nuestro Tiempo. INEGI (2012) Censo General de Población y Vivienda. Aguascalientes. INEGI. INEA (2013) Rezago de la población de 15 años y más en México. México. INEA. Núñez, M. (2008) El rezago educativo en México: dimensiones de un enemigo silencioso y modelo propuesto para entender las causas de su propagación. México. Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). Secretaría de Educación Pública (1999) Estadísticas básicas. México. SEP. Schmelkes, Sylvia (2010) "La educación básica de adultos", Educación. Los Grandes Problemas de México. Vol. VII. El Colegio de México. Tamayo, J. (1962) Geografía General de México. Vol. IV. México. IMIE. Vasconcelos, J. (1961) El Desastre. México. Editorial Botas.

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