Número 50- Septiembre

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e n e r o 2013 MÉXICO SOCIAL



Editorial

E

MARIO luis fuentes

s difícil imaginar cómo se perciben el mundo y la vida sin poseer la capacidad de leer o escribir al menos un mensaje o un recado. Un mundo sin letras es un mundo incompleto, pues, si bien existe la posibilidad de aprender y de vivir con dignidad, quien carece de tal capacidad se ve privado de conocer y habitar en mundos que coexisten como correlatos de la realidad factual que tenemos enfrente como parte de nuestra cotidianidad. En nuestras sociedades se habla también de “analfabetismo funcional”; es decir, personas que aun teniendo conocimiento de lecto-escritura no los utilizan o bien, no tienen idea de cómo sacarle mejor provecho. Aunado a lo anterior, se habla ahora además de “analfabetas digitales”, entre quienes se encontrarían quienes saben leer y escribir y practican cotidianamente actividades de lectura y escritura, pero no cuentan con la capacidad de interactuar con las nuevas herramientas y tecnologías de la información. Mencionar lo anterior tiene sentido, sobre todo porque permite dimensionar el nivel de rezago y desventaja en que se encuentra una persona iletrada. Es decir, estas “escalas” permiten medir el grado de injusticia que viven quienes definitivamente no tuvieron la oportunidad de tener contacto con el mundo de la escolarización ni con el de la alfabetización. Estamos hablando de una magnitud muy grande: se trata de casi 5.5 millones de personas que, sobre todo en las regiones y pueblos indígenas, han visto incumplido de manera absoluta su derecho a la educación, con oportunidad y con calidad, tal y como lo establece nuestra Constitución. Para el Estado mexicano el reto es claro: podemos y debemos avanzar rápidamente hacia un país en el que el analfabetismo sea una característica marginal de nuestra sociedad, esto es, lograr un indicador por debajo del 2% de la población mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir. Lograrlo significaría un acto de justicia social, y permitiría cerrar una de las brechas más vergonzosas que se mantienen como parte del catálogo de injusticias y derechos incumplidos que prevalecen a lo largo y ancho del país. A lo anterior debe agregarse el dato del Censo de 2010 en el cual se consigna que en ese año había más de 400 mil niñas y niños entre los 8 y los 14 años de edad en condición de analfabetismo; es decir, se trata de niñas y niños que de manera obligatoria deberían cursar al menos el tercer grado de la primaria, y en los casos extremos, deberían estar ya terminando la educación secundaria. Para estas niñas y niños el futuro inmediato está cancelado: no tienen posibilidad de estudiar, y en cientos de miles de casos se trata de niñas y niños que están atrapados en la pobreza, la marginación o la segregación social, amén de pertenecer, desde ya, al mundo del trabajo más precario; es decir, el trabajo informal pues de inicio no tendrían por qué desarrollar actividades productivas, en tanto que a su edad toda actividad laboral está prohibida por la Ley. Nos encontramos ante una de las agendas más olvidadas de la política pública, y estamos obligados a ponerla al centro de la discusión, porque su persistencia implica una enorme deuda ética con quienes menos tienen. El analfabetismo tiene severos costos sociales y económicos para una población: incrementa la mortalidad materna e infantil; restringe la capacidad de generar ingresos por arriba de las líneas de la pobreza; e imposibilita incrementar la competitividad y la productividad de las y los trabajadores. Erradicar el analfabetismo es posible; contamos con los recursos y las capacidades para hacerlo, sobre todo con base en nuevos enfoques basados en perspectivas de derechos humanos, tales como el principio del envejecimiento activo y la educación para todos y en todas las edades.

Integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM; institución en la que también es Coordinador de la Especialización en Desarrollo Social del Posgrado de la Facultad de Economía; Investigador del Programa de Estudios sobre el Desarrollo; y titular de la Cátedra Extraordinaria Trata de Personas. Es Director general del CEIDAS, A.C.

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CONTENIDO

EN PORTADA FENÓMENO PROFUNDO Y COMPLEJO 06 Alfredo Llorente

EL PROCESO ALFABETIZADOR Sylvia Schmelkes

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VEHÍCULO DE INTEGRACIÓN Lorenzo Rossi

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¿QUIÉN SE HACE CARGO? Hugo Casanova

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ANALFABETISMO EN MÉXICO: UNA DEUDA SOCIAL José Narro / David Moctezuma

UN NUEVO IMPULSO Laura Zapata

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México Social, Año 4, No. 50, septiembre 2014, es una publicación mensual editada por el Instituto de Capacitación, Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, S. C. (CEIDAS). Pennsylvania No.86, Col. Parque San Andrés, CP. 04040 Delegación Coyoa- cán, México, D.F. Tels. 5659-6120 y 5659-6209 www.ceidas.org.mx, informacion@ceidas.org.mx. Editor responsable: Saúl Arellano Almanza. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 042014-052912521500-102 ISSN: 2007 - 2600, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de Contenido No. 15077, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX IM09- 0840. Impresa por Expressarte Print Services, Calle Juan Sánchez Azcona No. 307, Col. Narvarte, México, D.F. Distribuida por la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C. y la Comercializadora GBN S.A. de C.V., Calzada de Tlalpan No.572, Desp. C-302,Col. Moderna, Del. Benito Juárez C.P. 03510, México D.F. Tel. 0155-56188551 Mail: comercializadoragbn@yahoo.com. mx comercializadoragbn@gmail.com este número se terminó de imprimir el 25 de agosto de 2014.


es una publicación del

Director General y Presidente del Consejo Editorial Mario Luis Fuentes CONSEJO EDITORIAL Jesús Kumate Rodríguez Rolando Cordera Campos Fernando Cortés Cáceres Miguel Concha Malo Irasema Terrazas Enrique Provencio Durazo Marcela Rovzar de González Gustavo Gordillo De Anda Nashieli Ramírez Mónica González Contró

Ilustración: Oscar Rodríguez

Director Editorial Saúl Arellano Almanza

SECCIONES

Coordinadora Editorial Laura Ilarraza Gálvez

Colaboración especial

Edición Electrónica Jesús Mendoza Franco

¿MÁS EDUCACIÓN SUPERIOR? José Rangel

52 México Social es una publicación inscrita en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. http://pnmi.segob.gob.mx

Salud Pública NORMATIVIDAD Y PLANIFICACIÓN FAMILIAR Manuel Campa

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Los artículos publicados en esta edición son de responsabilidad exclusiva en su contenido y forma de las y los autores que generosamente contribuyen en nuestra publicación. Sus opiniones teóricas no necesariamente reflejan la postura del autor” Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto de Capacitación, Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, S. C. (CEIDAS).

PRÓXIMO NÚMERO: Agenda internacional


Un mundo

Las cifras del rezago educativo en nuestro país siguen siendo alarmantes: más de 5 millones de personas son analfabetas; 6 de cada 10 de ellas son mujeres y casi 3 de cada 10 son hablantes de una lengua indígena; 36% tienen 65 años o más y poco más del 50% viven en el ámbito rural y en comunidades dispersas.

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sin letras

Ante el enorme rezago educativo persistente en los grupos m谩s vulnerables es urgente que todos los actores de la sociedad y gobierno promuevan e impulsen los programas de alfabetizaci贸n que permiten la inclusi贸n y el desarrollo continuo de las personas que hasta ahora han vivido sin acceso a la educaci贸n, en la sombra de un mundo sin letras.


Analfabetismo

Fenómeno

PROFUNDO por ALFREDO LLORENTE

A SOBRE EL AUTOR Director General del INEA. Es Licenciado en Derecho, egresado de la UNAM. Entre otros cargos, ha sido Coordinador General de Enlace Institucional con los Gobiernos de los Estados, en el Gobierno del Distrito Federal, y Coordinador General de Órganos Desconcentrados y del Sector Paraestatal, en la Secretaría de Educación Pública.

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ctualmente se define el concepto alfabetización con diversas visiones; en algunos casos se considera como un punto de llegada; se le acota al conocimiento del alfabeto; se asume que la alfabetización es un fin en sí mismo. En otros casos, se debate sobre la pertinencia de vincular el término alfabetización al “aprendizaje inicial” que permita a las personas continuar aprendiendo. En estas líneas se centra la atención en favor de una visión compartida cada vez más por personas de distintas naciones, quienes consideran la necesidad de lograr que la educación sea reconocida por la población, en este caso de México, como un derecho humano, y a la al-

fabetización como parte sustantiva de ese derecho, visión que busca establecer condiciones sostenidas que permitan a las personas, independientemente de su edad, género, condición social o ubicación geográfica participar en procesos formativos, contextualizados y sostenidos que les permitan aprender a lo largo de su vida (UNESCO-UIL, 2013). Un punto de partida para lograr este reto sin duda exige el esfuerzo de revisar críticamente supuestos de dominio popular tales como asociar a las personas que no dominan las convenciones de la lectura y escritura como ignorantes. Reconocer que estas personas tienen saberes, conocimientos y experiencias forjadas a lo largo de su vida y son ca-


y COMPLEJO “La lectura de la realidad siempre precede a la lectura de la palabra, así como la lectura de la palabra implica una continua lectura de la realidad (…) podemos ir más allá y decir que la lectura de la palabra no está únicamente precedida por la lectura de la realidad sino (…) implica una percepción, una interpretación y una reescritura crítica de aquello que se lee” (Freire, 1983:56)

paces, si tienen la oportunidad en un marco de confianza y respeto, de compartir sus saberes con otras personas, para seguir aprendiendo Otra idea fuerza es construir colectivamente actos de lectura y escritura con significado, dentro y fuera de los espacios educativos formales, actos que posibiliten a la persona dominar convenciones propias de la cultura escrita, que le confieran mayor seguridad y autonomía para mejorar sus niveles de participación en actividades que permitan responder a sus necesidades inmediatas, que favorezcan la construcción de entornos propicios para continuar aprendiendo, en un marco de equidad y de respeto. En los pronunciamientos derivados de las Conferencias Interna-

cionales de Educación de Adultos (CONFINTEA V, 1997, VI, 2009), el Foro de Educación realizado en Dakar del 2000I, se reconoció a la alfabetización como un proceso de aprendizaje a lo largo de la vida, es decir, que abarca las distintas etapas de vida de una persona, sus diferentes ámbitos de interacción, y comprende los espacios escolarizados y no escolarizados, esto es: “toda la vida en su duración y en su amplitud” (UNESCO, 2001). Derivado de este foro se plantea la necesidad de construir una visión renovada de alfabetización que:

• Enlace integralmente las políticas y estrategias de alfabetización de niñas y niños, jóvenes y personas adultas

• Considere a la alfabetización como responsabilidad del Estado y de los diferentes actores de la sociedad civil

• Proponga como objetivo crear ambientes y sociedades letradas

• Conciba su desarrollo tanto dentro como fuera del sistema escolar • Cruce transversalmente todo el currículo escolar • Entienda como desarrollo de la comunicación el lenguaje como totalidad: hablar, escuchar, leer y escribir • Centre la atención en el desarrollo y uso efectivo de capacidades

• Promueva el uso pertinente de her-

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Analfabetismo ramientas convencionales y modernas Esta visión reconoce que la alfabetización trasciende la responsabilidad individual, es decir, la alfabetización no es resultado exclusivamente de esfuerzos de índole personal. Es necesario enfatizar que si bien el Estado tiene la responsabilidad de garantizar una educación de calidad y de crear oportunidades con carácter sostenido, prioritariamente para los sectores de la sociedad que han sido excluidos históricamente, también es conveniente reconocer la corresponsabilidad de todos los actores de la sociedad -docentes, educandos, organizaciones civiles y privadas, organismos públicos y privados, empleadores-, para apoyar, crear y sostener iniciativas que permitan a las personas demandar y ejercer su derecho a la educación, y sobre todo construir ciudadanía que favorezca la realización de proyectos personales, familiares y comunitarios, así como aportar al proyecto de una nación cada vez más justa, incluyente y equitativa. La alfabetización, con base en las tendencias mundiales y nacionales, ha de concebirse como un proceso a lo largo de la vida, como un continuo, y al mismo tiempo como una

diversificación en múltiples formas de alfabetización o alfabetizaciones, por ejemplo, la tecnológica.En términos operacionales, el que una persona o una comunidad esté alfabetizada significa que posee “(…) la habilidad para identificar, comprender, interpretar, crear, comunicarse y calcular, usando materiales impresos y escritos asociados con diversos contextos” (UNESCO 2005: 21). La alfabetización, pues, se refiere a cómo nos comunicamos en la sociedad; a prácticas sociales y relaciones con el conocimiento, la lengua y la cultura; a la comunicación en diversas formas. Derivado de lo anterior, se entendería que la alfabetización se logra cuando las personas usan la lengua escrita funcionalmente para agregar valor a sus actividades y a la vida cotidiana, para contribuir a la solución de situaciones y problemas del entorno y para seguir aprendiendo y generando conocimiento. Sin embargo, el analfabetismo es un fenómeno profundo y complejo. Está vinculado a personas y comunidades en marginación, desigualdad y pobreza extrema; a la exclusión del sistema educativo formal y a situaciones de aislamiento, desuso y poco o nulo acceso a la cultura escrita que limitan sus posibilidades para acceder y permanecer de

manera sostenida en experiencias formativas que les permitan interactuar en ambientes propicios para aprender, conocer, usar, producir bienes culturales, vinculados con la cultura escrita. En México, según el Censo General de Población y Vivienda 2010, el analfabetismo es de 5.4 millones de personas, de las cuales el 61% son mujeres; el 27% hablan lengua indígena; el 50.3% viven en comunidades rurales y dispersas; y el 36% tienen más de 65 años. Si bien el país ha reducido significativamente la población que puede denominarse “analfabeta”, con un índice de 6.9% en el año 2010, existen aún sectores de la población rural e indígena en las que el analfabetismo asciende a más del 25%. Además, la situación del analfabetismo es particularmente compleja en países como México, que son multiculturales y plurilingües, con una gran diversidad geográfica y cultural, así como con patrones de desigualdad arraigados en la vida social. La presencia de poblaciones rurales e indígenas, donde ha predominado la oralidad como medio de expresión, obligan a pensar la alfabetización como parte de procesos de construcción de conocimiento, convivencia, mejoramiento de la calidad de vida y partici-

Las personas que no dominan las convenciones de la lectura y escritura tienen saberes, conocimientos y experiencias, y son capaces de compartirlos con otras personas para seguir aprendiendo

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La alfabetización ha de concebirse como un proceso a lo largo de la vida, como un continuo, y al mismo tiempo como una diversificación en múltiples formas, como la alfabetización tecnológica

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

pación ciudadana. Con el objetivo de atender esta situación, el INEA cuenta con el Modelo Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT) cuyo nivel inicial se integra con materiales educativos que buscan propiciar en las personas el desarrollo y uso con sentido y continuidad de las habilidades básicas de lectura, escritura y cálculo escrito como herramientas para poder enfrentar situaciones de su vida cotidiana y para contar con elementos básicos que les faciliten seguir aprendiendo. Además, se ha desarrollado un modelo educativo para poblaciones originarias: ElMEVyT Indígena Bilingüe (MIB), donde la alfabetización se plantea desde usos y propósitos reales, como un recurso comunicativo, lo que implica tanto el uso de las estructuras formales de la lengua,

como los sistemas de conocimiento y los contextos culturales. Se parte de una visión que no separa el aprendizaje del sistema de escritura del aprendizaje de su uso, por lo que se plantea en el contexto comunicativo en que se desarrolla y tiene significación en las acciones comunitarias; las actividades productivas, la familia, la salud. Se pretende así que las personas tengan las herramientas para su propio aprendizaje y posibilitar su aplicación a situaciones concretas. Se cuenta con materiales para la alfabetización en lengua materna indígena y para el aprendizaje del español oral y escrito como segunda lengua para 63 etnias/lenguas (cada etnia/lengua abarca diversas variantes lingüísticas inteligibles entre sí) y se aplica en 17 estados del país. Es conveniente enfatizar que en

Una persona alfabetizada: Posee la habilidad para identificar, comprender, interpretar, crear, comunicarse y calcular, usando materiales impresos y escritos asociados con diversos contextos (UNESCO 2005: 21)

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Analfabetismo

Es necesario reconocer a la educación como un derecho humano y a la alfabetización como parte sustantiva de ese derecho

Foto: Cortesía Excélsior

materia de alfabetización indígena, una de las primeras consideraciones a realizar es la pertinencia de desarrollar el proceso de aprendizaje y apropiación de la lectura y la escritura en la propia lengua, tanto como un derecho con fundamentos jurídicos, como en términos de fundamentos de orden psicolingüístico y pedagógico que demuestran la estrecha relación entre lenguaje y pensamiento, y por ende la necesidad de que sistemas como el de escritura, de carácter simbólico, se aprendan en la lengua con la que las personas le dan sentido y significado al mundo (UNESCO, 2003). Para las personas jóvenes y adultas que son monolingües en una lengua indígena o que ya entienden y

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hablan poco español es igualmente NOTA: importante propiciar el aprendizaje I. Organizado por el Banco Mundial, del español con un tratamiento de el Fondo de Población de las segunda lengua, como un medio Naciones Unidas, el Programa para más en la comunicación y expresión el Desarrollo, UNESCO y UNICEF, de sus ideas y formas de vida; con para evaluar acciones realizadas ello, se favorece el bilingüismo de en la década de los noventa en forma oral y escrita. la iniciativa Educación para Todos La Campaña Nacional de Alfabe- y replantear un nuevo Marco de tización y Abatimiento del Rezago Acción que ratificó las metas de Educativo constituye un reto que re- Jomtien y posterga su cumplimienquiere de la suma de esfuerzos del to hasta el año 2015. Gobierno Federal, los Gobiernos Estatales y Municipales y de la sociedad en su conjunto para lograr que las personas jóvenes y adultas en condición CONSULTA LA BIBLIOGRAFÍA DE ESTE de analfabetismo puedan ejercer su ARTÍCULO derecho a la educación y desarrollar EN NUESTRA PÁGINA: las habilidades para continuar aprenwww.mexicosocial.org diendo a lo largo de la vida.


Analfabetismo

El proceso

ALFABETIZADOR por SYLVIA SCHMELKES

La educación es un derecho humano que no prescribe. El Estado mexicano debe garantizar la atención educativa de las personas analfabetas, incluso más allá de la alfabetización, para asegurar la educación básica obligatoria

Los datos

SOBRE LA AUTORA Consejera Presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Es Socióloga, con Maestría en Investigación y Desarrollo Educativo por la Universidad Iberoamericana. Ha publicado más de 150 trabajos, entre libros y artículos, sobre los temas de calidad de la educación, educación de adultos, formación en valores y educación intercultural. Es Investigadora Nacional nivel III

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n el año 2010, de acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda, existían en México 5.4 millones de analfabetas: el 6.9% de la población de 15 años y más. De esta población, el 61% son mujeres; el 50.3% vive en zonas rurales; y el 27% habla una lengua indígena. Asimismo, el 64% se encuentra entre las edades de 15 y 64 años, es decir, en edad productiva, si bien sólo el 35% forma parte de la po-

blación ocupada. El 46% son personas mayores de 60 años. El 70% no percibe ingresos y el 20% percibe ingresos menores a dos salarios mínimos. Lo anterior plantea un panorama difícil para un programa de alfabetización, pues es complejo llegar con una oferta educativa significativa, relevante y efectiva a la población que concentra el analfabetismo: adultos mayores; indígenas, mujeres monolingües en proporción importante; y personas que habitan en zonas rurales y muchas veces en comunidades muy dispersas.


Las metas de la administración actual A fin de garantizar el derecho a la educación de toda la población, México se ha propuesto llevar a cabo una campaña de alfabetización y de educación básica para la población adulta del país. Además de los 5.4 millones de analfabetas, entre la población de 15 años y más el 10.2% no cuenta con la primaria completa, y el 16.4% no cuenta con la educación secundaria completa. Esto da un total de 31.9 millones de personas de 15 años y más entre quienes no ha sido posible hacer realidad el derecho a la educación básica, dos de cada cinco habitantes del país. Así, la administración actual, a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, se propone como meta para el año 2018 decretar a México país

libre de analfabetismo, alfabetizando a 2.2 millones de personas, a fin de llegar a cifras residuales de analfabetismo (inferiores al 4%) para esa fecha. Esta campaña, que movilizará a un millón de voluntarios, se propone atender a 2.2 millones a fin de que terminen la educación primaria, y a 3.1 millones a fin de que alcancen certificar la secundaria. Las metas son ambiciosas, sobre todo tomando en cuenta las dificultades de acceder a la población analfabeta con una oferta atractiva, relevante y eficaz. El planteamiento, sin embargo, es adecuado y necesario, y amerita el apoyo de la sociedad en general. Lo que sigue pretende ofrecer como síntesis algunos hallazgos de la investigación educativa sobre la alfabetización que deben tomarse en cuenta para hacer de este esfuerzo alfabetizador y educativo un esfuerzo exitoso.

Sólo el

35%

de las personas analfabetas forma parte de la población ocupada

De ellos,

70%

20%

no percibe ingresos

percibe ingresos menores a 2 salarios mínimos


Analfabetismo La calidad como condición Para que sea efectiva una campaña de alfabetización y de educación básica como la que se está proponiendo, es necesario ante todo asegurar su calidad, pues ésta se convierte en condición incluso para el logro cuantitativo de las metas. Una de las características de la calidad del trabajo educativo con poblaciones adultas es que éstas puedan vincular la educación que reciben con una mejora en su calidad de vida, es decir, con la satisfacción de necesidades básicas y de necesidades superiores a las básicas: la salud, la nutrición, y el acceso al agua, al vestido y a la vivienda son ejemplos de las necesidades básicas cuya satisfacción debiera verse mejorada mediante al acceso a la educación. La educación también deberá mostrar su capacidad de mejorar la satisfacción de necesidades económicas, sociales, ambientales y comunitarias. Estos son los propósitos instrumentales de la educación de adultos. Los propósitos, sin embargo, no son sólo instrumentales. La alfabetización y la educación básica tendrían que poder impactar en el desarrollo integral de sus

educandos: el fortalecimiento del sentido de pertenencia a una cultura; el aumento de la autoestima y el afianzamiento de la identidad; la posibilidad de visualizar y planear el futuro; la expansión de los horizontes y de las posibilidades de elegir son, entre muchos otros, resultados constatados y esperables de la actividad educativa. Todo lo anterior depende de la capacidad que se tenga de ofrecer una alfabetización, en su concepción ampliada, de calidad.

La concepción ampliada de la alfabetización En un mundo letrado como en que actualmente vivimos resulta difícil mejorar la calidad de vida, desde cualquier perspectiva cultural, es necesario ser alfabeta en sentido amplio. La alfabetización no es un código, sino una función. Alfabetizar significa introducir la función de la alfabetización, hacerla funcional al entorno, mostrar su capacidad de responder a necesidades comunicativas diversas; alfabetizar no es enseñar a Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

La alfabetización y la educación básica deben impactar en el desarrollo integral de los educandos. El alfabetismo no se consolida sin la posibilidad de prolongar la experiencia educativa hacia los propósitos propios de la educación básica

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A pesar de su ausencia de dominio de la lengua escrita, las personas adultas analfabetas no pueden ser tratadas como niñas y niños, sino como personas capaces de participar en las decisiones acerca del propio proceso alfabetizador

descifrar un código. La concepción ampliada de la alfabetización incluye no solamente el dominio de la lengua escrita, sino también de las cuatro operaciones matemáticas; el alfabetismo tecnológico; el dominio de la lengua propia y de la de la sociedad más amplia, en el caso de poblaciones indígenas; y la adquisición de las habilidades necesarias para seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Desde esta perspectiva, la alfabetización no es dicotómica, sino que representa un continuo, al mismo tiempo que una diversificación de sus ámbitos de aplicación. La alfabetización es el inicio de la educación letrada a lo largo de la vida, sin que exista entre ella y lo que le sigue una ruptura de continuidad. El alfabetismo no se consolida sin la posibilidad de prolongar la experiencia educativa hacia los propósitos propios de la educación básica. De ahí el acierto de no limitar una campaña a la mera alfabetización, sino de vincular este primer paso con la posibilidad de la continuidad educativa. La alfabetización solamente puede mantenerse mediante su uso continuado, por eso ha de vincularse con las prácticas sociales de la lengua escrita, así como desarrollar la necesidad social de la práctica de la lengua escrita donde ésta no esté presente. Lo anterior tiene relación con la relevancia de los procesos de alfabetización. Los adultos deben poder relacionar lo que están aprendiendo con lo que ya sabían, así como con su vida cotidiana.

La importancia del ambiente letrado Las campañas de alfabetización han sido objeto de estudio en varias latitudes, y en muchos casos se ha podido constatar su fracaso. Las dificultades de muchas de las campañas emprendidas en la historia para mantener la motivación de los adultos durante el proceso de alfabetización y, más adelante, para asegurar que se conserven las habilidades adquiridas cuando el ambiente que no demanda el uso de las mismas no ha sido modificado explican este fracaso, y el analfabetismo funcional como consecuencia. Para evitar el riesgo del analfabetismo funcional es conveniente privilegiar la actividad alfabetizadora en los sitios en donde están ocurriendo o pueden ocurrir procesos de modificación del ambiente que supongan la presencia de exigencias sociales sobre el uso de la lengua escrita. Procesos de urbanización; de expansión del empleo; de modernización agrícola; de mejoramiento de las condiciones de vida; o de participación ciudadana son los ambientes especialmente privilegiados para despertar y mantener la motivación de los adultos por alfabetizarse y para asegurar las demandas de uso continuo e intenso de las habilidades adquiridas. Letrar los ambientes es otro requisito para evitar el riesgo del analfabetismo por desuso, lo que se vuelve especialmente importante en zonas rurales que están más desprovistos de prácticas sociales que exigen el

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uso de la lengua escrita. Esto significa acompañar las actividades de alfabetización con las oportunidades de continuidad educativa, pero también con la producción de material escrito como libros, periódicos, revistas y otros portadores de texto relevantes a la realidad de los entornos específicos.

Valoración necesaria de los adultos Los alfabetizadores requieren partir de la convicción de la valía de los adultos con los cuales trabajan. Estos adultos saben muchas cosas, son personas cultas, que han sido capaces de sobrevivir a pesar de la ausencia de dominio de la lengua escrita. No pueden ser tratados como niños, sino como personas capaces de participar en las decisiones acerca del propio proceso alfabetizador. Las relaciones respetuosas entre los estudiantes y entre el agente alfabetizador son esenciales para asegurar la motivación y para promover la autoestima. Los alfabetizadores deben estar convencidos de la capacidad de sus estudiantes de aprender y de ayudar a aprender a otros.

Diversidad de los adultos Las personas analfabetas y las que

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no cuentan con la educación básica concluida son sumamente diversas. Las hay jóvenes y mayores, hombres y mujeres, habitantes del medio rural y del medio urbano, indígenas y no indígenas. Viven en contextos con diferentes condiciones y exigencias. Un mismo modelo educativo, contenidos iguales y procedimientos uniformes no funcionarán ante esta diversidad. Es necesario reconocer dicha diversidad y atenderla, en el entendido de que una educación relevante, que es la única que puede ofrecer condiciones de éxito, sólo lo será en la medida en que el proceso educativo tenga la capacidad de diversificarse también y de adaptarse a las diferentes exigencias y condiciones de los grupos de jóvenes y adultos que se desea atender. Alfabetización de adultos indígenas Las personas se alfabetizan mejor en la lengua que dominan. La alfabetización de la población indígena debe ser en su propia lengua, como de hecho se está planteando en la campaña que ahora inicia, para después propiciar la transferencia de estas habilidades al español. También se hace necesario letrar los ambientes bilingües con portadores de texto bilingües como tarea

Ilustración: Oscar Rodríguez

No ha sido posible hacer realidad el derecho a la educación básica de 31.9 millones de personas de 15 años y más, es decir, de dos de cada cinco habitantes del país

paralela a la alfabetización. El proceso alfabetizador con adultos indígenas debe de contribuir a fortalecer las lenguas y las culturas que hacen que México sea un país cultural y lingüísticamente diverso.

Colofón La reforma educativa recientemente emprendida reconoce que al Estado le corresponde asegurar el derecho de todas y todos a una educación de calidad. En el entendido de que este derecho no prescribe, el número aún alarmante de personas jóvenes y adultas que no han podido a la fecha ejercer este derecho debe también tener la oportunidad de hacerlo desde la actividad que desempeña y en los contextos en los que se desenvuelve. La campaña que se lanza en estos días tanto de alfabetización como de educación básica destinada a la población joven y adulta es la forma de concretar la voluntad de extender esta necesaria oportunidad a todos los mexicanos. La sociedad también habrá de verse beneficiada a través de una educación de calidad proporcionada a los adultos, pues de ella depende un aumento de las capacidades ciudadanas; del capital social; de la empleabilidad; de la convivencia respetuosa; junto con una mayor permeabilidad social.


Analfabetismo

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Foto: cortesía de EXCÉLSIOR


Analfabetismo

¿Quién

SE HAC por HUGO CASANOVA

En nuestro país el analfabetismo manifestando una inequívoca se

M

SOBRE EL AUTOR Investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación y Profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue Presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, y es miembro del SNI y de la Academia Mexicana de Ciencias.

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éxico está entre las quince economías más prósperas del mundo; cuenta con un sistema educativo que atiende a más de 35 millones de alumnos en todos sus niveles; tiene desde hace 90 años una secretaría dedicada a la educación pública; y tiene, desde hace más de tres décadas, un instituto dedicado a la educación de adultos. Aún más, la obra educativa nacional constituye uno de los mayores motivos de orgullo de los sucesivos gobiernos de la posrevolución; sin embargo, de acuerdo con los datos censales de 2010, las personas al margen de las letras en México suman cerca de 5.4 millones –cifra superior a la población de países como Finlandia, Noruega, Costa Rica o Uruguay–, las cuales ratifican,

entre otros temas, la inobservancia del derecho a la educación establecido por la Constitución Política de 1917. En breve, en materia educativa el país está en falta desde hace un siglo. ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cómo explicar el grave déficit educativo en nuestro país? ¿Cómo decir “usted disculpe” a millones de mujeres y hombres en condición de exclusión educativa y social? ¿Quién se hace cargo del problema del analfabetismo en México? Sin el ánimo de responder de manera puntual a todas estas interrogantes conviene establecer como punto de partida que el problema aquí abordado no se circunscribe a los individuos excluidos de la educación. Se trata de un problema social y humano que se extiende más allá de cada persona y que involucra a todos y cada


E CARGO? y la marginación educativa siguen ñal de desigualdad e injusticia social

uno de los mexicanos. Sí, a todos. En tanto ciudadanos que compartimos suelo, cultura y nación, que nos regimos por las mismas leyes y que juntos aspiramos a un país mejor, las asimetrías educativas –y especialmente las condiciones que excluyen a millones de personas– ilustran una innegable condición de desigualdad y de falta de oportunidades para todos. Es necesario recordar que en la sociedad mexicana caben lo mismo algunas de las fortunas personales más grandes del mundo que enormes franjas de pobreza y marginación social, y ello no significa pluralidad o variedad social, sino que representa un agravio para los más pobres y expresa las inconsistencias de un Estado que, hasta ahora, no ha logrado generar condiciones de equidad educativa ni construir un piso parejo para toda la sociedad. Sin el ánimo de profundizar en la situación de rezago educativo de la población de 15

años y más, baste recordar que, de acuerdo con los datos censales de 2010, el porcentaje de analfabetismo en la población mayor de 15 años representaba el 6.9 y el número de personas sin estudios concluidos de primaria y secundaria se acercaba a los 32 millones. Aunque es posible reconocer que el tema del analfabetismo ha estado presente en prácticamente todos los gobiernos de la posrevolución, lo cierto es que las políticas en esa materia han resultado claramente desalentadoras. Así, mientras algunas campañas y estrategias planteadas a lo largo del siglo XX alcanzaron un mayor logro e impacto social, otras se limitaron a la simple exaltación demagógica de la educación. Entre las primeras han de incluirse las campañas de José Vasconcelos entre 1920-1922; de Lázaro Cárdenas en 1934; de Jaime Torres Bodet en 1946 y 1958; e incluso de José López Portillo, quien en 1981 impulsó la creación del Instituto Nacional para la Edu-

Al menos 793 millones de personas en el planeta no saben leer ni escribir y en 11 países más de la mitad de su población está en condiciones de analfabetismo (UNESCO)

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Analfabetismo Al menos una cuarta parte de la población mexicana se encuentra en condiciones de precariedad educativa: Población de 15 años y más 78,423,336

Analfabetas

%

Sin primaria terminada

%

5,393,665

6.9

10,082,386

12.9

Sin secundaria terminada 16,424,106

%

20.9

Rezago total

%

31,900,157 40.7

Rezago de la población de 15 años o más. Educación Básica en México (2010) Fuente: INEA. Rezago educativo. Censo 2010. (Disponible en http://www.inea.gob.mx/transparencia/pdf/rezago_censo2010_nd.pdf)

cación de los Adultos. Aunque no vale la pena detenerse a referir los planteamientos meramente demagógicos sobre el analfabetismo, resulta imposible dejar de señalar que, a lo largo de las tres décadas recientes se privilegió una política mayormente restrictiva en términos sociales y educativos.

El analfabetismo hoy De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la alfabetización, como parte de la educación, constituye un derecho humano. Se trata de un bien público que proporciona a las personas las herramientas básicas para incorporarse a la vida social, a la vida ciudadana, a la vida laboral, a la vida cultural, a la vida en su sentido más amplio. La condición del analfabetismo, por el contrario, expresa y genera marginación, y en la llamada sociedad del conocimiento su-

pone un déficit individual y social aún más grave que en el pasado. Hoy el analfabetismo se concentra en los espacios sociales más vulnerables: personas en condiciones de pobreza, personas pertenecientes al medio rural, indígenas, mujeres, y cuando se combinan algunas de estas condiciones, la vulnerabilidad y los riesgos sociales se multiplican. Así, a la dificultad para acercarse a la literatura, a la poesía o al conocimiento científico se suma la imposibilidad de acceder de manera autónoma al complejo marco de las leyes o a los textos que definen la convivencia social. La condición de analfabetismo implica también la incapacidad de las personas para interpretar una receta, un prospecto médico o simplemente para identificar el nombre de una calle. No puede obviarse en esta apretada reflexión el analfabetismo cuantitativo el cual refiere la ausencia de destrezas en materia de cálculo numérico y que

constituye un profundo déficit para la vida y el trabajo. Todas esas limitaciones son transmitidas como una infausta herencia a los hijos quienes, al carecer del apoyo familiar, ven mermadas sus posibilidades de trascendencia escolar y social. Al respecto, una de las voces más autorizadas en el tema de la alfabetización, Emilia Ferreiro, sostiene: “Ya lo sabemos y ha sido dicho mil veces: analfabetismo y pobreza van juntos, no son fenómenos independientes; analfabetismo y marginación social van juntos, no son fenómenos independientes. El analfabetismo de los padres está relacionado con el fracaso escolar de sus hijos” (Alfabetización. Teoría y práctica, México, Siglo XXI, 1997, p. 176). Es importante destacar que en términos nacionales se viven también serias condiciones de desigualdad, pues mientras el Distrito Federal ostenta indicadores comparables con los de naciones avanzadas (por debajo del

Es necesario manifestar la más profunda indignación ante la brecha que divide al país y que separa a quienes tienen acceso franco a la educación de quienes están excluidos aun del escalón más elemental de ella 26

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3% de analfabetismo), algunos estados de la República viven una situación que los equipara con naciones más pobres. Por ejemplo, las entidades federativas con mayores porcentajes de analfabetismo son Chiapas, con 18.41; Guerrero, con 17.53; Oaxaca, con 16.92; y Veracruz, con 12.02. Además, mientras el porcentaje nacional de analfabetismo es de 6.31 para los hombres y 8.89 para las mujeres, en los estados señalados la proporción de mujeres analfabetas crece de manera notable. El problema del analfabetismo es mundial y expresa la enorme polaridad entre las naciones. Así, de acuerdo con la UNESCO, al menos 793 millones de personas en el planeta no saben leer ni escribir y en 11 países más de la mitad de su población está en condiciones de analfabetismo. La proporción de población analfabeta se concentra en el sur y el oeste de Asia (51.8%); en África subsahariana (21.4%); en Asia Oriental y el Pacífico (12.8%); en los Estados Árabes (7.6%); y en América Latina y el Caribe (4.6%). Otras regiones como América del Norte y Europa concentran cifras muy menores de analfabetismo (2%). Como es posible observar, las asimetrías económicas internacionales también se expresan de manera inequívoca en los indicadores de analfabetismo.

Las entidades

A manera de cierre ¿Y quién se hace cargo? El problema del analfabetismo, como ya se ha dicho, es un tema que trasciende a los individuos y que compete a la sociedad toda. Hoy más que nunca resulta esencial reconocer la magnitud del rezago educativo en México y, tal como señalaba Stéphane Hessel (¡Indignaos!, Barcelona, Destino, 2011), es necesario manifestar la más profunda indignación ante la brecha que divide al país entre quienes lo tienen todo y quienes carecen de todo, y que separa a quienes tienen acceso franco a la educación de quienes están excluidos aun del escalón más elemental de ella. El Estado está llamado a atender de una manera clara y eficaz su responsabilidad en la conducción política de los asuntos que conciernen al todo social, así como a promover políticas basadas en la igualdad y la justicia. El rezago educativo, y de manera especial la alfabetización, están en dicho supuesto y su solución definitiva –sí, definitiva– constituye una responsabilidad inaplazable para el Estado.

con mayores porcentajes de analfabetismo son: •Chiapas (18.41) •Guerrero (17.53) •Oaxaca (16.92) •Veracruz (12.02) Como porcentaje de la población mayor de 15 años

¿No son acaso suficientes cien años para cerrar una brecha claramente ofensiva para toda la sociedad mexicana?

Esfuerzo limitado Hoy las asimetrías de todo tipo –sociales, nacionales e internacionales– siguen presentes en la distribución del analfabetismo. Así, las cifras nacionales de la primera década del siglo XXI muestran un muy limitado esfuerzo en materia de alfabetización y una suerte de administración de la precariedad educativa, pues el Población de número de personas al margen de las letras apenas ha variado

15 años y más

Población de más de 15 años en condición de analfabetismo

2000

2005

2010

2005-2010

Analfabeta

%

Analfabeta

%

Analfabeta

%

Absolutos

%

5,942,091

9.45

5,747,813

8.35

5,393,665

6.87

-548,426

-2.57

Población analfabeta en México, 2000-2010 Fuente “a”: Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicano 2010, INEGI, 2011, Capítulo 4, Cuadro 4.1. Fuente “b”: INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del cuestionario básico. (Disponible en http://www3.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/Default.aspx?c=27302&s=est.)

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ANALFABETISMO EN MÉXICO

UNA DEUDA SOCIAL JOSÉ NARRO ROBLES /

DAVID MOCTEZUMA ZAPATA En este ensayo se muestra la dimensión del problema del analfabetismo en México, el cual —sostienen los autores— está enraizado en los mecanismos de reproducción de las estructuras de nuestra sociedad. Más allá de los índices de analfabetismo, se muestra la gravedad de las cifras sobre este tema que afecta, sobre todo, a las personas de mayor edad y entre ellas a las mujeres y los indígenas. Se sostiene que las estrategias gubernamentales para abatirlo no han logrado el éxito que sería esperable dados los recursos invertidos y los adelantos tecnológicos de la época. Se analiza su evolución desde diversas aristas para concluir que el analfabetismo constituye una de las grandes deudas de la sociedad que difícilmente tendrá sus condiciones socioeconómicas y si no se acompañan de esfuerzos alfabetizadores con acciones para combatir la pobreza y la desigualdad en que éstas viven. 12

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

solución si no se cambia el contexto social de las personas analfabetas, si no se modifican



ANALFABETISMO JOSÉ NARRO ROBLES Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México

DAVID MOCTEZUMA Coordinador de Estudios Especiales, UNAM

El presente documento fue publicado en 2012 en la revista del INEGI Realidad, Datos y Espacio. Revista Internacional de Estadística y Geografía.

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Introducción Tres lustros antes de que iniciara la Revolución Mexicana, 6 millones de mexicanosI mayores de 15 años no sabían leer ni escribir. En la actualidad, más de un siglo después, todavía hay en México 5.4 millones de personas del mismo rango de edad que viven socialmente relegados por no saber leer ni escribirII. Es claro que no es lo mismo un país con 12.6 millones de habitantes (1895) que uno con 112.3 millones (2010), pero es irrebatible que, más allá de las proporciones, en más de un siglo apenas hemos logrado disminuir nuestra cifra de analfabetos en cerca de 600 mil personas. El problema es todavía de mayor magnitud si consideramos que además de los analfabetos absolutos existen los llamados funcionales (personas que, cuando mucho, lograron acreditar hasta el segundo año de la educación primaria). Algunas investigaciones muestran que si no se alcanza el equivalente al tercer grado de instrucción primaria, las capacidades de leer y es-

cribir se pierdenIII. Por ello, a los 5.4 millones de personas que no saben leer ni escribir habría que agregar los casi 3.4 millones (también mayores de 15 años) que sólo cursaron los dos primeros años de la instrucción primaria. Se trata, entonces, de 8.8 millones de mexicanos que, en realidad, son analfabetos. Si este número parece enorme en plena época de la información y la comunicación, hay que decir que, en realidad, las estadísticas sobre analfabetismo tienden a subestimar la dimensión real del problema. Éste sería aún más severo desde el punto de vista cuantitativo si se adoptaran otros criterios, por ejemplo, los de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que consideran como personas no alfabetizadas a las que tienen 5 años o menos de educación formalIV. Ésta es la situación de los casi 10 millones de mexicanos mayores de 15 años que no concluyeron sus estudios de educación primaria.

La alfabetización no es un fin en sí mismo; no es una meta última y, por lo tanto, no debe ser vista única y exclusivamente como un camino para adquirir las competencias elementales de saber leer y escribir


No debemos minimizar cifras que, por supuesto, son grandes y que apenan. No podemos sentirnos tranquilos y aceptar de forma pasiva el planteamiento de que el problema del analfabetismo en México no es tan grave pues afecta sobre todo a los viejos, y entre ellos, a las mujeres y a los indígenasV. Ningún gobierno, del signo que sea, puede desentenderse de algún problema por el sólo hecho de que afecta a grupos sociales que no son prioritarios para quienes temporalmente ejercen el poder. Lo que debemos cuestionarnos es por qué después de más de un siglo sigue existiendo una cantidad tan grande de personas analfabetas. ¿Dónde está el problema?, ¿por qué después de tantos recursos y programas gubernamentales para resolverlo, el problema subsiste? Los millones de analfabetos (absolutos y funcionales) son la muestra más clara de las limitaciones de las políticas y estrategias adoptadas para terminar con esta lacerante condición. Por donde quiera que se le vea, la cifra es enorme; con tanta gente que no sabe leer ni escribir no se puede hablar de una sociedad equitativa y justa. El analfabetismo es una muestra contundente de nuestro atraso en materia de desarrollo social. En México se requiere poner en práctica acciones que eliminen, de una vez por todas, el vergonzoso lastre del analfabetismo; necesitamos una gran cruzada para enseñar a leer y escribir a esos millones de mexicanos que viven excluidos y, prácticamente, en el ayer. En este ensayo se busca mostrar la gravedad del problema en nuestro país, el cual parece estar enraizado en los mecanismos de reproducción de las estructuras de nuestra sociedad.

Lengua escrita, educación y culturaVI La alfabetización no es un fin en sí mismo; no es una meta última y, por lo tanto, no debe ser vista única y exclusivamente como un camino para adquirir las competencias elementales de saber leer y escribir. La alfabetización debe servir, sobre todo, para que las personas participen de mejor manera, en condiciones de igualdad, en el mundo social; para contribuir a evitar la marginación y la exclusión; para que no existan estigmas que impidan a las personas conocer mundos distintos a los que habitan, plenos de nuevos significados, información y culturas diferentes y enriquecedoras. Es importante, también —en virtud de que con la lectura y la escritura nos relacionamos y reconocemos con otros seres humanos—, para que nos comuniquemos y ubiquemos en la sociedad porque, no hay duda, la lengua escrita ejerce poderosa influencia en la vida socialVII. Pocas cosas son tan distintivas del humano como el lenguaje hablado y escrito. Se trata, sin duda, de una expresión que traduce el alma y el pensamiento. En razón de que manejamos el lenguaje, sabemos, sentimos, interactuamos, conocemos y comunicamos; se habla para que se escuche, se escribe para que se lea. En la palabra está el secreto de nuestra especie; se trata de un auténtico código de la cultura. El lenguaje escrito representa una forma de adueñarse del mundo, de darle sentido al pensamiento, de expresar las emociones: amor, ira, tristeza, resentimiento o alegría, entre muchas otras, al igual que los anhelos y las esperanzas. La educación tiene la responsabilidad de asegurar que los estudiantes puedan saber, hacer y ser a plenitud y que se formen de tal manera que

La alfabetización debe servir para que las personas participen de mejor manera, en condiciones de igualdad, en el mundo social; para contribuir a evitar la marginación y la exclusión

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ANALFABETISMO sean capaces de hablar y de permitir hablar; que estén preparados para escuchar y para ha-cerse escuchar; que estén calificados para manejar la palabra escrita y defender con argumentos sus opiniones, pero también para que lean y comprendan lo que otros sostienen, conocen y desean. La relación entre lenguaje escrito y la educación escolar es muy intensa, pues por medio de éste enseñamos, transmitimos conocimiento, compartimos la importancia de un sistema de valores y formamos a las nuevas generaciones. No hay duda de que sin un buen manejo de la lengua escrita el proceso educativo se dificulta. La escritura crea seres reflexivos, desarrolla la conciencia de la historia y la cultura, además de que forma mejores hombres y mujeres.

Concepto de analfabetismo y sus implicaciones sociales El término analfabeto o analfabeta en su acepción original y más simple (según el diccionario de la Real Academia Española) significa: “Que no sabe leer ni escribir”. Pero, a medida que ha ido evolucionando la sociedad y que se ha tornado más compleja, el concepto ha requerido una evolución propia con el fin de hacerlo coherente con las necesidades de las personas así definidas. Digamos que ha requerido desarrollarse para incluir habilidades progresivas que permitan a las personas integrarse de mejor manera a la sociedad. En México, en términos generales, en el Censo de Población y Vivienda se considera como analfabetos “(…) a los que han pasado de la edad es-

colar y no saben leer ni escribir”. En este sentido entenderemos el concepto de analfabetismo. En esta tónica, se asocia normalmente con la escuela, lugar privilegiado para el aprendizaje, y la alfabetización vendría a ser la etapa inicial o el primer nivel de la escolarización. Con frecuencia se considera que el objetivo más importante de la educación primaria consiste en aprender a leer y a escribir de forma correcta. Lograrlo constituye la base y el fundamento para la educación posterior, aquella que puede ser proporcionada por el sistema educativo, el cual constituye uno de los sistemas sociales más importantes, que se ha originado por el proceso de evolución general de la sociedad y de diferenciación de sus funciones. Se caracteriza por ser po-

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Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

En la palabra está el secreto de nuestra especie; se trata de un auténtico código de la cultura


Algunas investigaciones muestran que si no se alcanza el equivalente al tercer grado de instrucción primaria, las capacidades de leer y escribir se pierden. Por ello, a los 5.4 millones de personas que no saben leer ni escribir habría que agregar los casi 3.4 millones (también mayores de 15 años) que sólo cursaron los dos primeros años de la instrucción primaria. Se trata, entonces, de 8.8 millones de mexicanos que, en realidad, son analfabetos

tencialmente incluyente de toda la población y no sólo de una minoría privilegiada como antaño ocurríaVIII. Por ello, ha sido objeto de atención especial por parte del Estado. No saber leer ni escribir constituye una de las más grandes desventajas personales y sociales que una persona puede tener. De hecho, se puede decir que esa condición margina, aísla y demerita a los individuos, incluso en su propio medio socialIX. Sus implicaciones en la integración social y productiva de las familias son muy importantes, justo por ello es reconocida la educación como un derecho humano desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), porque es una de las condiciones necesarias para establecer relaciones de igualdad con los semejantes. La condición de analfabetismo impide a quienes la padecen estar plenamente incorporados a la sociedad, pues aísla a los individuos, impide su propia socialización y es

probable que limite la de los hijos. Porque es un hecho reconocido que el capital cultural (no sólo económico) de las familias tiene un impacto importante en la educación de sus descendientes. Los alumnos que provienen de familias donde existen libros; la costumbre de la lectura; computadora; acceso a Internet; alimentación adecuada; buenas condiciones de transporte; o acceso a diversas actividades culturales o recreativas tendrán muchas posibilidades más de aprender. Donde hay carencias económicas, sociales o culturales, éstas propenden a persistir a lo largo del tiempo. La pobreza y la marginación tienden a crear mecanismos para autorreproducirse. Difícilmente se sale de esa situación sin ayudas externas a las familias, sin la mano visible y la acción compensadora del Estado. El analfabetismo es un poderoso factor en la perpetuación de la pobreza, la marginación y la exclusión social. En la actualidad, sin niveles adecuados

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ANALFABETISMO

No saber leer ni escribir margina, aísla y demerita a los individuos, incluso en su propio medio social

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de formación no se tiene acceso al cúmulo de información disponible ni a las actividades mejor remuneradas o a niveles adecuados de capacitación para el trabajo; tampoco se cuenta con el acceso y el disfrute pleno de los bienes culturales y las expresiones del arte. En el mundo de hoy, cuando se instauran de manera paulatina a escala planetaria la sociedad y la economía del conocimiento, cuando la educación se concibe como un proceso para toda la vida, el analfabetismo incrementa la vulnerabilidad económica, social y cultural de las personas y las familias que padecen ese lastre social.

Evolución y dimensiones del analfabetismo en México Nuestro país ha tenido avances considerables en materia educativa. De ello no hay duda, pero tampoco la hay en el sentido de que los rezagos son igualmente notables. Basta recordar a los 32 millones de mexicanos que se encuentran en condición de rezago escolar, ya sea por su condición de analfabetos o por no haber concluido los estudios de primaria o secundaria. Los avances registrados han estado ligados a los esfuerzos e iniciativas de muchas personas, entre las que cabe destacar a Justo Sierra y José Vasconcelos, dos ilustres universitarios que hicieron lo necesario para la creación de la Secretaría de Educación Pública hace menos de un siglo (octubre de 1921). Desde entonces, se han dado progresos en la creación y consolidación del sistema educativo actual, así como en la elevación del nivel educativo de los mexicanos. A ello contribuyeron en parte las campañas alfabetizadoras; en particular las encabezadas primero por José Vasconcelos y más tarde por Jaime Torres Bodet.

Sin embargo, debe reconocerse que, a pesar de los logros y los avances en el ámbito educativo, el analfabetismo no ha podido ser desarraigado. Su permanencia indica que no se trata de un asunto simple ni de fácil solución, por el contrario, es un problema complejo, vinculado con las condiciones producto de la desigualdad y la pobreza, que también han sido persistentes en el país; es la manifestación de algo más grave y profundo, de más difícil solución, es como la punta de un voluminoso iceberg. En el lenguaje médico, vendría a ser un síntoma que, de manera semejante a la fiebre, podría quizá hacerse desaparecer, pero no resuelve la enfermedad o el motivo que la origina, al menos no de raíz. El analfabetismo persiste en aquellos grupos sociales que están marginados, que no tienen acceso a muchos de los bienes y servicios a los cuales formal y supuestamente todos los mexicanos deberían tener acceso. Su persistencia tiene que ver con cierta reproducción de la estructura de la sociedad mexicana y de las diferencias sociales, que la mera alfabetización o, incluso, la educación escolar no pueden cambiar por sí solas. Los contextos sociales, culturales y hasta lingüísticos condicionan los procesos educativos y, por supuesto, también limitan los alcances de la alfabetización.

Dimensiones del analfabetismo Los 5.4 millones de personas analfabetas que existen en México representan 4.8% de la población total. Los 6.1 millones que había en 1895 significaban casi 48% de la población que entonces tenía nuestro país. Es claro que no es lo mismo un país con casi la mitad de su población en condición de anal-


Cuadro 1. Analfabetismo en México, 1895-2010 Año

Población total

1895

12,632,428

1950

25,791,017

1970

Población de 15 años y más

Analfabetas mayores de 15 años

Índice de Analfabetismo

6,069,677

82.1

15,036,549

6,410,269

42.6

48,225,238

25,938,558

6,693,706

25.8

2000

97,483,412

62,842,638

5,942,091

9.5

2010

112,336,538

78,423,336

5,393,665

6.9

7,393,029a/

Comprende de 16 años y más

a/

Fuentes: INEGI. Estadísticas históricas de México 2009. México, INEGI, 2010 // INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010. Consultado en:www.censo2010.org.mx/ el 27/3/2012 // Carranza Palacios, José Antonio y René González Cantú .Alfabetización en México. México, Editorial Limusa, 2006

fabetismo, que uno que tiene 5% en esa situación. Por supuesto que las proporciones y los índices de analfabetismo han disminuido; no obstante, el número absoluto sigue siendo muy grande, sobre todo si consideramos los recursos tecnológicos y pedagógicos con los que hoy contamos. Los índices de analfabetismoX han disminuido de 82.1 a 6.9 entre 1895 y el 2010 (ver cuadro 1)XI. Los 6.1 millones de analfabetos que había en 1895 fueron en aumento hasta 1970, cuando llegaron a casi 6.7 millones. Después de esa década, disminuyó la cantidad absoluta de analfabetos, pero de manera muy lenta. De hecho, en los últimos 40 años la cifra de analfabetos bajó apenas 1.3 millones de personas, es decir, unos 32 mil cada año. Es evidente que debería haberse puesto más empeño para abatir este problema. No está por demás recordar que un esfuerzo alfabetizador relevante de esta fase fue el encabezado por José Vasconcelos a partir de que, en

1921, fuera designado secretario de Educación. Como se sabe, instrumentó un ambicioso programa educativo y cultural dando prioridad a la educación popular. La campaña alfabetizadora que diseñó y promovió contó con el apoyo de los universitarios; la Universidad Nacional de México, incluso, creó en esa etapa dos escuelas nocturnas para obreros y colocó 500 tiendas de campaña para alfabetizar en plazas públicas y barrios popularesXII. La obra educativa de Vasconcelos, incluida su campaña en favor de la alfabetización, está reconocida como una de las más importantes en la historia nacional. Por otra parte, en la administración de Lázaro Cárdenas también fueron relevantes las contribuciones en la educación técnica, popular, campesina y para adultos. A pesar de esos esfuerzos, debe reiterarse que si bien se logró disminuir el índice de analfabetismo, el número total de ellos no siguió la misma tendencia, es más, se incrementó un poco. Hacia 1950, en pleno gobierno de Miguel Alemán,

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ANALFABETISMO

Cuadro 2. Alfabetizados por el INEA Educandos atendidosa/

Egresados (graduados)

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Total 2000-2010

244,244 234,855 328,093 337,563 435,179 646,635 473,916 314,229 340,786 268,122 196,899 3,820,521

150,630 154,056 144,449 114,389 129,219 111,318 147,481 122,437 105,910 109,425 114,002 1,403,316

PROMEDIO

347,320

127,574

Años

Educandos registrados en el Sistema Automatizado de Seguimiento y Acreditación (SASA) que recibieron algún servicio educativo del INEA.

a/

Contabiliza a los educandos que acreditaronpara concluirla alfabetización.

b/

Fuente:INEA. INEA en números. Consultado en: www.inea.gob.mx/ineanum/ el 28/03/2012.

Cuadro 3. Analfabetismo por grupo de edad y género de 1980 a 2010 (miles de personas) 1980 Grupos Analfabetos 15-29 años 1,697.5 Hombres 694.2 Mujeres 1,003.3 30-59 años 3,302.2 Hombres 1,268.6 Mujeres 2,033.5 60 años y más 1,452.0 Hombres 582.2 Mujeres 869.8 TOTAL 6,451.7 HOMBRES 2,545.2 MUJERES 3,906.5

Tasa de Analfabetismo

9.1 7.7 10.5 21.1 16.5 25.6 39.5 33.2 45.1 17.0 13.8 20.1

1990

2000

Tasa de

Analfabetos Analfabetismo Analfabetos

1,264.6 512.0 752.6 3,149.3 1,128.8 2,020.4 1,747.8 664.3 1,083.5 6,162.0 2,305.2 3,856.8

5.3 4.4 6.1 15.2 11.3 18.9 35.0 28.3 41.1 12.4 9.6 15.0

982.7 437.3 545.4 2,868.7 1,017.1 1,851.2 2,091.1 778.8 1,312.3 5,942.0 2,233.2 3,708.8

Tasa de Analfabetismo

3.6 3.3 3.9 10 7.4 12.4 30.1 23.9 35.5 9.5 7.4 11.3

2010 Analfabetos

558.8 273.2 285.7 2,361.6 894.3 1,467.3 2,473.3 931.8 1,541.5 5,393.7 2,099.3 3,294.4

Fuentes:INEGI. Estadísticas históricas de México 2009. México, INEGI, 2010. //INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010. Elaborado con base en los censosde población y vivienda de 1980,1990, 2000 y 2010.Consultados en: www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ccpv/ default.aspx el 27/03/2012.

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Tasa de Analfabetismo

1.9 1.9 1.9 6.1 4.9 7.3 24.6 19.9 28.7 6.9 5.6 8.1


en el país había ya 6.4 millones de analfabetos. Quizá en ello influyó el hecho de que la educación para adultos perdió importancia y se dio prioridad a la educación de los niños con el Plan de Once Años diseñado por Torres Bodet al inicio de la década de los cuarenta, en el gobierno de Ávila CamachoXIII. Fue hasta la década de los setenta cuando se notaron más los esfuerzos por tratar de disminuir el número de analfabetos, tanto en términos relativos como absolutos; en 1970 llegamos a la cifra máxima de 6.7 millones, que representaban 14% de la población total y más de la cuarta parte de las personas de 15 años y más. A partir de esa fecha y hasta 2010, como ya dijimos, la cifra disminuyó en 1.3 millones. Cabe aclarar que, por alguna razón, existe una divergencia entre la información que sobre el analfabetismo ofrecen los censos de población y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Según los primeros, en la década que va de 2000 a 2010, el número de analfabetos bajó en 548,426 personas; el INEA, por otra parte, reporta haber atendido durante ese

lapso a 3,850,521 personas en sus programa de alfabetización, de los cuales 1,403,316 se graduaron (ver cuadro 2), es decir, menciona haber alfabetizado casi tres veces más personas que las que los censos registran. La diferencia es más que evidente y no hay una explicación técnica plausible de la discrepancia. En el cuadro 3 podemos ver la evolución del analfabetismo de 1980 a 2010 por grupos de edad y género; se aprecia, de forma clara, que las tasas de analfabetismo se han abatido en forma importante en el grupo de hombres y mujeres jóvenes, es decir, los que tienen entre 15 y 29 años de edad. Los adultos mayores (60 años y más) es el grupo que experimenta mayores tasas de analfabetismo; en ellos sobresalen las mujeres: casi 29% de las personas del sexo femenino mayores de 60 años es analfabeta. Duele reconocer que, en pleno siglo XXI, tres de cada 10 adultas mayores mexicanas tengan ese nivel de exclusión. Cabe destacar, sin embargo, que la cifra absoluta de adultos mayores analfabetos no es muy diferente a la de la población

En los últimos 40 años la cifra de analfabetos bajó apenas 1.3 millones de personas, es decir, unos 32 mil cada año. Es evidente que debería haberse puesto más empeño para abatir este problema

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ANALFABETISMO

Cuadro 4. Estructura del Analfabetismo por grupo de edad y género de 1980 a 2010 (miles de personas) 1980 15-29 años Hombres Mujeres 30-59 años Hombres Mujeres 60 años y más Hombres Mujeres TOTAL HOMBRES MUJERES

Analfabetos

1,697.5 694.2 1,003.3 3,302.2 1,268.6 2,033.5 1,452.0 582.2 869.8 6,451.7 2,545.2 3,906.5

1990

Tasa de Analfabetismo

100 40.9 59.1 100.0 38.4 61.6 100.0 40.1 59.9 100.0 39.5 60.5

2000

Tasa de

Analfabetos Analfabetismo Analfabetos

1,264.6 512.0 752.6 3,149.3 1,128.8 2,020.4 1,747.8 664.3 1,083.5 6,162.0 2,305.2 3,856.8

100 40.5 59.5 100.0 35.8 64.1 100.0 38.0 62.0 100.0 37.3 62.7

982.7 437.3 545.4 2,868.7 1,017.1 1,851.2 2,091.1 778.8 1,312.3 5,942.0 2,233.2 3,708.8

Tasa de Analfabetismo

100.0 44.5 55.5 100.0 35.5 64.5 100.0 37.2 62.8 100.0 37.6 62.4

2010 Analfabetos

558.8 273.2 285.7 2,361.6 894.3 1,467.3 2,473.3 931.8 1,541.5 5,393.7 2,099.3 3,294.4

Tasa de Analfabetismo

100 48.9 51.1 100.0 37.9 62.1 100.0 37.7 62.3 100.0 38.9 61.1

Fuentes:INEGI. Estadísticas históricas de México 2009. México, INEGI, 2010. //INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010. Elaborado con base en los censos de población y vivienda de 1980, 1990, 2000 y 2010.Consultados en: www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ccpv/ default.aspx el 27/03/2012.

adulta, es decir, la que tiene entre 30 y 59 años de edad. Ambos grupos tienen, en la actualidad, cerca de 2.4 millones de analfabetos. En el cuadro 4 se puede apreciar que de los 5.4 millones de analfabetos que reporta el último censo, 61.1% son mujeres. En 1980, ese porcentaje era de 60.5. La situación de las mujeres en este sentido no ha variado mucho. Es claro que el número es más elevado que el de hombres, pero la diferencia no es mayor a un punto porcentual; en cambio, por cada hombre analfabeto hay 1.6 mujeres en la misma condición. En materia de analfabetismo se encuentra una más de las inequidades de género que afectan a nuestro país. En términos generales esto es irrebatible, aunque también se debe señalar que las cosas están cambiando. Cuando vemos las modificaciones en la estructura del analfabetismo por género, apreciamos que entre las mujeres jóvenes

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(de 15 a 29 años de edad) la proporción entre 1980 y el 2010 ha mejorado respecto a los hombres. Esto implica que las condiciones de las nuevas generaciones de mujeres son mejores que las experimentadas por las de mayor edad. En efecto, en el grupo etario de 15 a 29 años su proporción entre la población analfabeta se redujo de 59.1% en 1980 a 51.1% en el 2010. En cambio, las mujeres adultas de 30 a 59 años pasaron de 61.6% a 62.1% entre los mismos años y las mayores de 60 años, de 59.9% a 62.3%. Si bien la situación de las mujeres jóvenes ha mejorado en materia de alfabetización, todavía estamos lejos de alcanzar una verdadera equidad de género en la materia, por lo que resulta urgente atender el caso de las de 30 años y más. Otra de las características tradicionales del analfabetismo en México es su predominancia en las áreas rurales, es decir, en las localidades pequeñas menores de 2,500 habi-


tantes. No hay duda de que los índices son mayores en las poblaciones rurales, donde la alfabetización es más difícil que en las grandes concentraciones urbanasXIV. Al analizar el problema desde esta perspectiva se debe tener en cuenta que, según el último censo, la población denominada como rural llega a 26 millones de personas, que representan 23.1% del total. En las últimas tres décadas, en términos absolutos, las cifras de analfabetos en ambas áreas tienden a igualarse (ver cuadro 5). En 2010 alrededor de la mitad de los analfabetos vivían en las áreas rurales y la otra mitad en las urbanasXV; sin embargo, es necesario considerar que por cada habitante de las zonas rurales hay poco más de 3.3 en las urbanas, razón por la cual el analfabetismo rural, en términos relativos, es mayor. Entre 1980 y 2010 el número total de analfabetos en el país pasó de casi 6.4 millones a alrededor de 5.4 millones de personas. Esta disminución tuvo lugar sobre todo en las áreas rurales, ya que en las urbanas la cifra tuvo una variación muy ligera. En las primeras, el número to-

Por cada

18

10 hombres indígenas

analfabetos existen mujeres en esa condición

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

Cuadro 5. Analfabetismo rural y urbano por género (miles de personas) Analfabetismo 1980

Área Total Rural Urbano TOTAL

Índice

Hombres Índice Mujeres

Analfabetismo 2010 Índice

Total

Índice

Hombres Índice Mujeres

Índice

3,749.7 31.4 938.8 26.3 2,143.4 36.7 2,713.6 15.7 1,106.2 13.1 1,607.4 18.2 2,701.9 10.4 2,545.2 7.6 1,763.2 13.0 2,680.0 4.4 993.1 3.4 1,687.0 5.3 6,451.7 17.0 2,545.2 13.8 3,906.8 20.1 5,393.6 6.9 2,099.3 5.6 3,294.4 8.1

Fuentes:INEGI. Elaborado con base en los censos de población y vivienda de 1980 y 2010.Consultados en: www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ccpv/ default.aspxel27/03/2012

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ANALFABETISMO

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

Cuadro 6. Población que habla lengua indígena. Estructura, 2010 Grupo de edad

Población de 15 años y más que habla lengua indígena

Analfabeta Total

Hombres

%

Mujeres

%

15-29 años

1,823,604

163,932

11.2

30-59 años

2,582,134

725,709

49.6 239,527 46.2 486,182 51.5

60 años y más

958,259

573,475

39.2 217,171 41.9 356,304 37.7

5,363,997

1,463,116

100 518,289 100 944,827 100

TOTAL

Fuente:INEGI.Censode Población y Vivienda 2010. Consultado en:www.censo2010.org.mx/ el 27/3/2012.

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%

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61,591 11.9 102,341 10.8


tal de analfabetos disminuyó 27.6%, en tanto que en las urbanas fue sólo de 0.8%. Esto indica de forma clara que los programas de alfabetización han priorizado a las zonas rurales donde, en términos proporcionales, es mayor el problema. Preocupa, no obstante, que esto implique un descuido de las áreas urbanas donde, con las facilidades tecnológicas actuales, se antoja que el analfabetismo debería estar casi abatido. Vista desde la perspectiva ruralurbana, la situación del analfabetismo por género ha registrado cambios en los últimos 30 años. Por un lado, está el hecho de que, en el total de analfabetos del país, las mujeres pasaron de representar 60.5% en 1980 a 61.1% en 2010. En términos globales hay un ligero incremento pero, por otra parte, también es cierto que en este periodo las mujeres que viven en zonas rurales mejoraron su situación en relación con las que viven en las áreas urbanas. Mientras que en 1980, 54.9% de las mujeres analfabetas vivían en zonas rurales, en 2010 ese porcentaje bajó a 48.8%. En sentido contrario, la proporción de analfabetas entre las mujeres que habitan en áreas urbanas pasó de 45.1% a 51.2% en esos mismos años, es decir, el número de mujeres analfabetas en las áreas rurales disminuyó en tanto que en las urbanas se incrementó un poco. Este hecho podría explicarse también por una posible migración de mujeres del campo a la ciudad, debido a las crisis recurrentes y a las pobres condiciones económicas. Sin embargo, cuando se hacen comparaciones entre la población rural y la urbana no debe obviarse el hecho de que no están en condiciones de igualdad, por lo cual es factible sostener que en realidad el analfabetismo rural es más grave que el urbano. En efecto, mientras que la población rural representa

sólo 23.1% de la total, en esas zonas vive 50.3% de los analfabetos del país. Este hecho puede demostrarse cuando el análisis se hace con base en el índice de analfabetismo. Como vemos en el cuadro 5, este indicador es tres veces más grande en las zonas rurales que en las urbanas. En estos términos, no es exagerado afirmar que la magnitud del analfabetismo en el campo mexicano es, por lo menos, tres veces más grande que el de las ciudades. La distribución del analfabetismo en las entidades federativas refleja, en cierto modo, el nivel de desarrollo humano de éstas. Sólo para dar un detalle, seis estados de la República concentran cerca de 52% de personas analfabetas (2.8 millones); ordenados de mayor a menor número: Veracruz de Ignacio de la Llave; Chiapas; México; Oaxaca; Puebla; y Guerrero. Resalta el hecho de que todos cuentan con numerosos grupos de población indígena. Uno de los problemas sociales más relevantes de nuestro país es, sin duda, el que representa la desigualdad y exclusión que ancestralmente ha caracterizado a la población indígena. La relación del Estado con las comunidades originarias del país no ha sido fácil. Sin pretender ahondar en este tema, se puede sostener que desde la formación del Estado mexicano ha existido una tensión permanente, derivada de las políticas para integrar a las comunidades indígenas a la nación moderna y las resistencias de las mismas para estar en posibilidad de preservar sus culturas originarias, usos y costumbres. Las diferencias de cultura, idioma, formas de vida y socialización fueron vistas como signos de atraso, por lo cual había que buscar incorporarlas a la modernidadXVI. Es claro que en esta perspectiva los desencuentros

La magnitud del analfabetismo en el campo mexicano es, por lo menos, tres veces más grande que el de las ciudades

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ANALFABETISMO

Cuadro 7. Población que habla lengua indígena. Tasa de analfabetismo, 2010 Grupo de edad

Total

15-29 años

163,932

9.0

30-59 años

725,709

60 años y más TOTAL

Tasa de analfabetismo

Tasa de analfabetismo

Mujeres

61,591

6.9

102,341

10.9

28.1

239,527

19.0

486,182

36.8

573,475

59.8

217,171

46.4

356,304

72.7

1,463,116

27.3

518,289

19.8

944,827

34.4

Hombres

Tasa de analfabetismo

Fuente:INEGI.Censode Población y Vivienda 2010. Consultado en:www.censo2010.org.mx/ el 27/3/2012.

han sido inevitables. El movimiento Zapatista de Chiapas fue, en términos históricos, una muestra clara del desencuentro entre visiones antagónicas. Una, la que mira a las comunidades indígenas como signos de premodernidad y atraso, y otra, la que defiende el derecho de culturas diferentes a prevalecer con autonomía dentro de un mismo Estado. Sin entrar en esta polémica, que por supuesto tiene aristas de difícil solución, basta para el propósito de este artículo decir que parte importante del analfabetismo afecta a las comunidades indígenas. En el país existen cerca de 5.4 millones de indígenas que hablan sus propias lenguas. De ellos, casi millón y medio (27.3% del total) no saben leer ni escribir español; 64.6% de los analfabetos indígenas son mujeres. Por cada 10 hombres indígenas analfabetos existen 18 mujeres en esa condición (ver cuadro 6). De hecho, en términos de tasas de analfabetismo (ver cuadro 7), las

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mayores corresponden a los indígenas mayores de 60 años y, dentro de este grupo, a las mujeres. La tasa de analfabetismo entre las mujeres indígenas mayores de 60 años llega a 72.7%.

Conclusiones El analfabetismo constituye una de las grandes deudas que tiene la sociedad con quienes lo padecen. Limita el crecimiento de las personas y afecta su entorno familiar, restringe el acceso a los beneficios del desarrollo y obstaculiza el goce de otros derechos humanos. Saber leer y escribir es un logro, pero no es suficiente. Por ello, la alfabetización debe ir más allá de sólo enseñar a leer y escribir; debe procurar, en términos generales, proporcionar herramientas y valores para un mejor desempeño en la sociedad. El analfabetismo es un problema que nuestro país arrastra desde siempre. A lo largo de la historia del México posrevolucionario se

han realizado grandes esfuerzos tanto para subsanar este problema como para incrementar las cifras de población educada y los años de educación promedio en nuestra población. No obstante, se mantiene una cantidad considerable de mexicanos que no saben leer y escribir. Es cierto que casi la mitad de los analfabetos tiene más de 60 años, pero también debe tomarse en cuenta que más de medio millón son jóvenes entre 15 y 29 años y más de 2 millones tienen entre 30 y 59 años, es decir, son personas en plena edad productiva. En el país la expectativa de vida promedio es de 75.4 años; por ello, plantear que a los 60 años ser analfabeta no es un problema implica limitar la posibilidad de desarrollo de los adultos mayores durante más de 10 años, lo cual incluye coartar las posibilidades de crecimiento de la sociedad en general. Todavía más grave es el caso de las mujeres, que constituyen la mayoría de los anal-


fabetos y quienes tienen una esperanza de vida de 78 años. En la relación entre analfabetismo y género es, sin duda, satisfactorio observar que entre las jóvenes ha disminuido, aunque persiste la desigualdad entre mujeres y hombres en los grupos de edades mayores de 30 años. En cuanto a la población indígena, la disyuntiva entre preservar y fortalecer sus valores culturales (entre ellos su lengua) y proporcionarles la capacidad de leer y escribir en español representa un gran reto. Desde hace varias décadas, el Estado mexicano cuenta con instancias dedicadas al estudio, análisis y elaboración de políticas para su mejor desarrollo. Incluso tiene programas de alfabetización dirigidos en específico a estas comunidades originarias del país. Todos estos datos demuestran de forma clara que el problema actual del analfabetismo en México es grave. La sociedad no puede seguir haciendo esfuerzos por avanzar en su desarrollo sin enfrentar de manera decidida y de una vez por todas

esta grave deficiencia de más de 5 millones de mexicanos. Es claro que los esfuerzos realizados por las instancias del Estado, por las instituciones públicas de educación superior e, incluso, por algunas privadas no son suficientes para terminar de una vez por todas con el analfabetismo. En la historia de las campañas alfabetizadoras en todo el mundo ha quedado demostrado que éstas no tienen éxito si no hay un cambio en el contexto y la estructura social que rodea a los alfabetizadosXVII. Los expertos en educación de adultos plantean la alfabetización como un proceso más dentro de los esfuerzos por mejorar la situación de las comunidades por incrementar el nivel de desarrollo humano. Las condiciones socioeconómicas son determinantes para que problemas como el analfabetismo se reproduzcan o se interrumpa la cadena; por ello, además de empezar una campaña de alfabetización nacional, es urgente diseñar y dar continuidad a proyectos dirigidos a

No se puede decir que la economía de México está en buena condición para el futuro cuando 5 millones 400 mil mexicanos mayores de 15 años no saben leer ni escribir; cuando 10 millones más son analfabetos funcionales porque no han terminado la primaria; y cuando otros 16 millones no han acabado el nivel de secundaria

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ANALFABETISMO combatir la pobreza y la desigualdad imperantes. Es necesario iniciar con las entidades federativas de menor desarrollo humano, donde las tasas de analfabetismo son mayores, para empezar a hacer realidad el derecho humano a la educación y, por ende, a la alfabetización. Un ejemplo de este enfoque lo constituye la campaña que ha emprendido la Universidad Nacional Autónoma de México, en colaboración con gobiernos e instituciones de educación superior públicas de algunas entidades de la República, por ejemplo el de Puebla. En esa entidad, además de la alfabetización, se proporcionan otros servicios que buscan beneficiar e integrar a las comunidades.

Es necesario incorporar a la población indígena y a la excluida del desarrollo al sector laboral. Parte esencial para lograrlo es que la frase “Educación para toda la vida” deje de ser un simple lema, hay que lograr que todo adulto realmente pueda continuar sus estudios, terminar los niveles que requiera, aprender nuevos oficios, adquirir otras habilidades o, simplemente, ampliar sus conocimientos. El problema del analfabetismo en México no se reduce a los adultos mayores de 60 años y a los indígenas, es un síntoma de la falta de crecimiento del país, de la desigualdad creciente, de un modelo de progreso que favorece los indicadores macroeconómicos antes que

el desarrollo humano. No se puede decir que la economía de México está en buena condición para el futuro cuando 5 millones 400 mil mexicanos mayores de 15 años no saben leer ni escribir, cuando 10 millones más son analfabetos funcionales porque no han terminado la primaria y cuando otros 16 millones no han acabado el nivel de secundaria. Si no se enfrenta esta situación de una vez por todas, será cada vez más difícil revertir la desigualdad que impera en el país, no se diga integrarnos a la sociedad y a la economía del conocimiento. México requiere de un proyecto que le permita, a mediano plazo, eliminar el analfabetismo y el rezago escolar; nuestro país necesita saldar una deuda social de siempre. Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

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Analfabetismo

Un nuevo

IMPULSO por LAURA ZAPATA

L

SOBRE LA AUTORA Profesora de la ENTS, UNAM, donde actualmente es Jefa de la Sección de Actualización y Evaluación Docente. Es Licenciada en Pedagogía por la FES Acatlán de la UNAM y Maestra en Trabajo Social por la ENTS.

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os países del mundo y de Latinoamérica han estado en un constante intento de crear programas de alfabetización para la población que por diversas razones no ha aprendido a leer y escribir. Este esfuerzo continúa de manera permanente con algunos avances que impactarán mayormente si esta circunstancia se percibe de una manera multifactorial. La alfabetización se refiere a la adquisición de habilidades de lectura, escritura y cálculo numérico. En 2012 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) propuso que estas habilidades deben ampliarse para que las personas adquieran distintos niveles de cono-

cimiento, comprensión y comunicación, debido a las exigencias de la sociedad actual (UNESCO 2012). Si estar alfabetizado implica saber leer y escribir, entonces los “analfabetos” son aquéllos que no adquirieron el aprendizaje de la lectura y la escritura en la edad escolar, y que de manera sorprendente, aun en esta condición, realizan actividades laborales, incluso comerciales, sin saber leer y escribir, pero que se ven limitadas en aspectos comunicativos, legales y de socialización. De acuerdo con la UNESCO, al menos 793 millones de personas en el planeta no saben leer ni escribir, y el sur y oeste de Asia albergan la mayor parte, con 51.8%; mientras en el África subsahariana vive el 21.4%. En América Latina, México es un


Alfabetización desigual En el análisis de las cifras de la población juvenil, adulta y adulta mayor, es mayor el porcentaje de hombres que cuentan con las habilidades de la lectura y la escritura que el de mujeres

EDAD 15 a 19 años 20 a 24 años 25 a 29 años 30 a 34 años 35 a 39 años 40 a 44 años 45 a 49 años 50 a 54 años 55 a 59 años 60 a 64 años 65 a 69 años 70 a 74 años 75 a 79 años 80 a 84 años 85 años y más TOTAL

MUJERES

HOMBRES

TOTAL

63,666 94,456 127,500 169,992 190,700 225,486 271,036 297,147 312,897 331,379 319,065 319,792 229,229 167,882 174,169

76,627 89,852 106,722 131,702 134,866 138,144 153,514 162,167 173,920 188,882 188,307 199,355 147,802 103,068 104,341

140,293 184,308 234,222 301,694 325,566 363,630 424,550 459,314 486,817 520,261 507,372 519,147 377,031 270,950 278,510

2,099,269

5,393,665

3,294,396

Población adulta que NO SABE leer ni escribir. Fuente: Tomado del INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010. Tabulados del Cuestionario Básico/Población de 15 años y más por entidad federativa y grupos quinquenales de edad.

país de media tabla. Chile, Uruguay, Argentina y Colombia, por ejemplo, están por encima de él; Guatemala tiene la tasa más alta de analfabetismo, con 31.7%; Nicaragua, El Salvador, Bolivia y Perú también tienen condiciones precarias (Casanova, 2012). En México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) hay un total de 5,393,665 personas que no saben leer y escribir. Del total de personas que no saben leer y escribir, 3,294,396 son mujeres y 2,099,269 son hombres entre las edades de 15 a 85 años de edad. Del total de la población juvenil de entre 15 a 29 años de edad, 285,622 son mujeres y 273,201 son hombres, sumando un total de 558,823.

Considerando que la población de jóvenes entre 15 y 29 años está en el rango de edad económicamente productiva (64%), es importante incluir un mayor número de programas de alfabetización y difusión sin denostar los esfuerzos que a través del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA), la Secretaría de Educación Pública (SEP) y otras instancias alfabetizadoras. De no menor importancia es la falta de alfabetización entre la población adulta mayor, que va de los 60 a los 64 años, los cuales ocupan el porcentaje más alto de personas que no saben leer y escribir; no obstante, destaca que entre los hombres haya un índice alto de alfabetización frente a las mujeres, aproximadamente en un 40%.

Es importante especificar que de entre las mujeres, hombres, niños y niñas que no saben leer y escribir se encuentran las y los indígenas que hablan en sus propias lenguas (27% del total del total de personas en condición de analfabetismo), lo cual nos lleva a identificar que son múltiples los factores para ser contemplados en pos de la creación de programas de alfabetización (SEP, INEA). Frente a esta problemática, la UNESCO en el año 2012 postuló que los países del mundo tienen el desafío de la alfabetización, que se traduce en aumentar las tasas mundiales de alfabetización en un 50% de aquí al año 2015. Una forma de alcanzar esta meta es reconocer que el proceso de alfabetización es bas-

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Analfabetismo

50%

deberían aumentar las tasas de alfabetización en el mundo para 2015, (UNESCO, 2012)

tante complejo y requiere el mismo enfoque profesional que cualquier otro aspecto de la educación (UNESCO, 2012). El Plan de Acción Internacional del DNUA, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el año 2002 (A/57/218), identifica seis áreas principales para impulsar la alfabetización, teniendo a los siguientes grupos poblacionales como prioridad: jóvenes y adultos, especialmente mujeres; niños y jóvenes no escolarizados, especialmente niñas. Para este fin se propuso la creación de políticas; la realización de programas; el fortalecimiento de la capacidad, la investigación, la participación comunitaria, el monitoreo y la evaluación. Dichas prioridades se sustentan en la movilización de recursos y la coordinación internacional (UNESCO, 2012). Alfabetizar a una población con este rezago plantea una serie de reflexiones tomando en cuenta la complejidad de esta ambición y la búsqueda de soluciones, ya que es-

tán en juego diversos aspectos: el acceso que puede tener la población a la educación básica y la educación a distancia; la didáctica implicada en los procesos de enseñanza de la lectura y escritura utilizada por los enseñantes; así como las circunstancias personales de la población analfabeta: vivir lejos de la escuela; no contar con recursos para estudiar; la diversidad lingüística; el acceso a los medios educativos y los medios cibernéticos; e incluso la limitación de vivir en zonas de conflicto. Para avanzar en la meta de alfabetizar es importante atender otros aspectos ya contemplados en las agendas internacionales, como el combate a la pobreza y el impulso de políticas públicas en este rubro, con el fin de proveer a las personas de un derecho fundamental y de sumar conocimientos y habilidades que conlleven al desarrollo de sus potencialidades, con el fin máximo del avance hacia el bienestar social.

Infancia olvidada En el rango de edad de 6 a 14 años, paradójicamente son los niños los que tienen menor acceso a la alfabetización y, como están en edad escolar, probablemente tampoco a la educación básica. Esta situación invita a los implicados a realizar investigaciones sobre las actividades y circunstancias que no les permiten acceder a la educación elemental; es decir, a los procesos de alfabetización

EDAD 06 años 07 años 08 años 09 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años TOTAL

MUJERES 573,125 225,474 103,717 52,723 31,288 15,572 13,185 10,943 11,061

HOMBRES 610,482 263,998 130,827 70,089 44,973 22,155 18,411 14,760 14,500

TOTAL 1,183,607 489,472 234,544 122,812 76,261 37,727 31,596 25,703 25,561

1,037,088

1,190,195

2,227,283

Niños que NO SABEN leer y escribir en México de 6 a 14 años. Fuente: Tomado del INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010. Tabulados del Cuestionario/ Población de 6 a 14 años por tamaño de localidad y edad desplegada.

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número de analfabetas que hace poco más de

CampanaNacionalAlfabetizacion.pdf

ATIENDE EL PRI RECLAMO POPULAR PARA DISMINUIR NÚMERO DE DIPUTADOS Y SENADORES Hace tres años, en su campaña electoral a la presidencia de la República, el candidato priista Enrique Peña Nieto propuso a los mexicanos reducir el número de legisladores en el Congreso de la Unión. Al incorporar la propuesta en su plataforma electoral, interpretaba el reclamo y traducía las inquietudes ciudadanas en planteamientos jurídicos. Un porcentaje de los votos que finalmente permitieron que Peña Nieto y el PRI recuperaran la Presidencia de la República vinieron precisamente de la aprobación de los mexicanos al abanderamiento de esa causa. A pocas semanas de que cumpla Peña Nieto dos años de gestión presidencial y una vez concluido el proceso de construcción y aprobación de las reformas históricas que están transformando a México, el partido del presidente rescata esa bandera. Pasado el temporal pactista es oportuno hacerlo y queda claro que no es una ocurrencia la intención tricolor de consultar a la sociedad mexicana sobre la disminución del número de diputados y senadores, con el objetivo de reducir el gasto público y tener un Congreso más eficiente, que asegure más y mejores resultados políticos a un menor costo, en beneficio de todos. Como ha subrayado el presidente nacional del PRI, César Camacho, en la XXI Asamblea su partido planteó, discutió y aprobó esa propuesta, que ahora retoma en plena congruencia con su Programa de Acción. La pregunta que quiere hacer: “¿Está de acuerdo en que se modifique la Constitución para que se eliminen 100a bde r i l 2014 MÉXICO SOCIAL los 200 diputados federales plurinominales y los 32 senadores de representación proporcional’”, contará, sin duda, con el apoyo mayoritario de los mexicanos, porque es un tema que interesa a los ciudadanos y no sólo a los partidos y a los políticos. Y esto se deberá a que el tricolor no sólo está recogiendo el sentir popular, sino también a que el millón 605 mil 120 firmas –el dos por ciento de la lista nominal- que establece la ley en la materia para solicitar la consulta, será superado con la participación de los sectores y organizaciones tricolores, territorialmente constituidos a lo largo y ancho de todo el país. Si el PRI hace su trabajo como lo sabe hacer, no tendrá problema para lograr su propósito y estará cumpliendo así con un compromiso de campaña de Enrique Peña Nieto planteado en los estatutos priistas.

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Si se persigue llegar a 50% de cobertura en la modalidad escolarizada en 20202021, ésta tendría que crecer a un ritmo sostenido de 2 puntos por año entre 2012 y 2022, un paso desconocido en la historia educativa del país

Los avatares de la expansión de la coberturaI de Educación SuperiorII En una contribución anteriorIII discutía sobre las decisiones de política educativa, manifiestas con gran énfasis desde el año 2000, de incrementar la cobertura de educación superior. Se mencionaba entonces que tanto o más importante que zanjar la distancia de la población adulta con estudios de nivel medio superior y superior frente a países del grupo de la OCDE, era lograr que los educandos de estos niveles mejoraran la calidad de sus conocimientos, más rezagados aún que las correspondientes coberturas. Adicionalmente, se hacía énfasis en la necesidad de fortalecer la vulnerabilidad de los estudiantes de nivel medio superior para asegurar su permanencia en el sistema educativo. Una de las mayores

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dificultades para incrementar la cobertura en el nivel superior reside en disponer de la demanda suficiente por este tipo de estudios, problema aún no resuelto para alcanzar las cotas propuestas. Existe un sutil y difícil equilibrio entre la necesidad de educación de la población y la capacidad del sistema productivo de incorporarla de la mejor forma. Los desfases llevan a la generación de ninis, al desempleo profesional, a la migración de personas con distintos niveles de capacitación, a la subocupación y otros. Se han intentado diversas aproximaciones al manejo de este equilibrio, sin embargo, ninguna parece haber dado soluciones satisfactorias. A partir del año 2000 el tema de la cobertura en la educación superior adquirió un espacio propio de primera importancia en las discusiones, preocupaciones y tareas de las instituciones de educación superior nacionales y estatales, así como en el principal


COLABORACIÓN ESPECIAL

¿Más educación

SUPERIOR ? por JOSÉ RANGEL

PRIMERA DE DOS PARTES

organismo que las agrupa: la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)IV. En el 2000, la ANUIES fijó entre sus prioridades la necesidad de ampliar la cobertura hasta ubicarnos próximos a los niveles de países en condiciones de desarrollo similares o superiores al nuestro. Posteriormente, en 2006V, se consideró necesario que para el año 2012 la cobertura nacional en el nivel superior alcanzara cuando menos 30% del grupo de edad correspondiente, 19 a 23 años, y que en ninguna entidad federativa la cobertura estuviese por debajo de la cota de 20%. El subsecretario de educación superior en su momento hizo público que “(…) la ANUIES, por ejemplo, ha fijado en diversos documentos la meta de elevar la cobertura de la educación superior a 48% en 2020, lo que implicaría alcanzar una matrícula de poco más de 4 millones 700

mil estudiantes en 2020; es decir, alrededor de 1 millón 700 mil jóvenes adicionales a la matrícula actual, lo que supondría un aumento sostenido de aproximadamente 170 mil en promedio por año”VI. La más reciente de las intervenciones ocurrió en 2012, cuando la ANUIES estableció que “(…)a más de una década desde la formulación del documento La educación superior en el siglo XXI y un lustro a partir del ejercicio de análisis y diagnóstico planteado en Consolidación y avance (…) se justifica un momento de reflexión para ponderar prioridades, especificar propuestas viables en las circunstancias actuales y abrir espacios para la formulación de nuevas estrategias”VII. Lo anterior se tradujo en que “(…) la ANUIES propone como meta alcanzar, para el ciclo escolar 2021-2022, una tasa bruta de cobertura del 60%, considerando las modalidades escolarizada, mixta,

SOBRE EL AUTOR: Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM

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abierta y a distancia de los niveles técnico superior universitario, licenciatura universitaria y tecnológica, y educación normal, de la cual la modalidad escolarizada deberá ascender, al menos, al 50%. También se propone disminuir las brechas interestatales existentes, dando atención prioritaria a las entidades federativas más rezagadas para que ninguna se encuentre por debajo del 40% de cobertura total”VIII. Si las políticas de crecimiento de cobertura se adoptan y se persigue llegar a 50% en la modalidad escolarizada en el 2020-2021, ésta tendría que crecer a un ritmo sostenido de 2 puntos por año entre 2012 y 2022, un paso desconocido en la historia educativa del país. El máximo histórico alcanzado hasta ahora es 1.4%, en 2012. La matrícula de educación superior necesitaría crecer al 5.2% anual, tasa media, para lograr en el 2022 dicha cobertura. Difícilmente se cuenta con los recursos de todo tipo, necesarios para ello.

Más allá de las necesidades financieras, quizá las más fáciles de solventar, en el plazo previsto se requiere personal capacitado, nueva infraestructura, pero, sobre todo, demanda por educación superior. Éste es el mayor escollo a salvar. En trabajos anteriores hemos mostrado que ahí se encuentra el principal cuello de botella del proceso. A partir del año 2000, cuando el asunto de la cobertura se vuelve política educativa expresa, el abastecimiento del insumo para la educación superior, que son los egresados de media superior, ha crecido de una tasa inicial cercana a 27.4 egresados por cada 100 alumnos que ingresaron a primaria en esa generación a cerca de 43 en 2012. De esos egresados hay cerca de 8 que no están interesados en continuar con estudios superiores. O sea que, hasta ahora, ingresan a alguna institución de educación superior la ya notable cantidad de 35 personas de aquellos que iniciaron primaria

NOTAS Y REFERENCIAS: I. Se refiere al porcentaje de estudiantes matriculados en las instituciones de educación superior, en relación con la población de 19 a 23 años, en edad de realizar estos estudios.

II. Este artículo se desprende de un proyecto de investigación que el autor realiza sobre los mercados laborales profesionales en México.

III. Rangel, José, “Eldifícil equilibrio”, México Social, números 18 y 19, enero y febrero de 2012.

IV. Pueden consultarse los principales documentos: La visión de la educación superior al siglo XXI, ANUIES, 2000, y Consolidación y avance de la educación superior en México. Temas cruciales de la agenda, ANUIES, 2006.

V. XXXVII Sesión Ordinaria celebrada los días 31 de mayo, 1 y 2 de junio de 2006 en la Universidad Veracruzana.

VI. Tuirán, Rodolfo, La educación superior en México: avances, reza-

Existe un sutil y difícil equilibrio entre la necesidad de educación de la población y la capacidad del sistema productivo de incorporarla, y los desfases llevan a la generación de ninis, al desempleo profesional y a la migración

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gos y retos, México, SEP, 2010.

VII. ANUIES, Inclusión con responsabilidad social. Una nueva generación de políticas de educación superior, ANUIES, México, 2012. Pág. 20.

VIII. Ibid., pág. 40.


COLABORACIÓN ESPECIAL 12 años atrás. Si no hubiera un solo abandono de estos que ingresan al nivel superior, se tendría por el momento una cobertura máxima de 35%, cosa que no ocurre. La erosión producto del abandono escolar en este nivel es de alrededor de 40%. De los 35 que ingresan al nivel superior, 14 se quedan en el camino. Así, con esa deserción, la cobertura equivalente sería de 28%, un poco por debajo de la cobertura reportada para 2012 por la SEP, de 29.5%. La diferencia puede deberse a una mejoría de la eficiencia terminal. En cualquier caso, habría que cuidar enormemente la coordinación del esfuerzo para lograr en el plazo propuesto las ambiciosas metas de la ANUIES. Sin embargo, nuestro interés no está en reflexionar sobre la modificación de estas relaciones estructurales, sino en preguntarnos sobre su pertinencia.

Sólo 35 de cada 100 jóvenes de entre 18 y 24 años pueden estudiar en la educación superior; de ellos, cerca del 40% no concluye sus estudios

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Salud Pública

Normatividad y planificación familiar por MANUEL CAMPA

El objetivo de la NOM de los servicios de Planificación Familiar es uniformar los criterios de operación, políticas y estrategias para la prestación de estos servicios en México

E

l 30 de mayo de 1994 se publicó en el DOF la Norma Oficial Mexicana NOM-005SSA2-1993 de los Servicios de Planificación Familiar, detectándose posteriormente la necesidad de modificar la NOM, a efecto de otorgar mayores alternativas a los gobernados, lo cual implica crear nuevas obligaciones para los particulares de acuerdo con el Art. 51 de la Ley Federal de Metrología y Normalización, por lo que se tuvo a bien expedir la Resolución por la que se modifica la NOM 005-SSA21993 de los Servicios de Planificación Familiar, la que se publica en el DOF el 21 de enero de 2004. En su introducción establece que las actividades de salud y dentro de ellas, los servicios de Planificación Familiar (PF), constituyen una de las materias objeto de actualización normativa, por su importancia para la vida de la población, su extensa cobertura de uso y la trascendencia que reviste para la calidad de vida de los mexicanos. La PF muestra un carácter priori-

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tario dentro del marco amplio de la salud reproductiva, con un enfoque de prevención de riesgo para la salud de las mujeres, los hombres, las niñas y los niños, medio para el ejercicio del derecho de toda persona a decidir de manera libre, responsable e informada, sobre el número y espaciamiento de sus hijos, con pleno respeto a su dignidad. Se respetarán las decisiones individuales con respecto a los ideales reproductivos; se promoverá la participación activa del hombre y su corresponsabilidad en todas las fases del proceso reproductivo; se fomentarán actitudes y conductas responsables en la población para garantizar su salud sexual y reproductiva; y se respetará la diversidad cultural y étnica de las personas. En materia de planificación familiar, objeto específico de esta Norma, se pondrá al alcance de toda la población información veraz y oportuna, orientación y consejería con calidad y calidez, así como los métodos y estrategias anticonceptivas que respondan a las necesidades de cada individuo y de cada pareja,

de acuerdo con las diferentes etapas del ciclo reproductivo. Se debe de ofertar una diversidad de métodos anticonceptivos, desde los naturales hasta aquellos que sean producto de los avances científicos y tecnológicos recientes, que hayan demostrado ser efectivos y seguros. El objetivo de esta Norma es uniformar los criterios de operación, políticas y estrategias para la prestación de los servicios de planificación familiar en México, dentro de un marco de absoluta libertad y respeto a la decisión de los individuos y posterior a un proceso sistemático de consejería, basada en la aplicación del enfoque holístico de la salud reproductiva. El campo de aplicación de la Norma lo constituyen los servicios de atención médica y comunitaria de las instituciones de los sectores público, social y privado, y enumera los requisitos para la organización, la prestación de servicios y el desarrollo de todas las actividades que constituyen los servicios de planificación familiar. Esta Norma es de observancia


obligatoria en todas las unidades de salud, para la prestación de los servicios de planificación familiar de los sectores público, social y privado del país. Los servicios de planificación familiar deberán proporcionar información; orientación; consejería; selección; prescripción; contraindicaciones y aplicación de métodos de control de la fertilidad; identificación y referencia en casos de esterilidad e infertilidad; prevención de infecciones de transmisión sexual; atención materno-infantil; detección del riesgo preconcepcional; detección oportuna de cáncer cérvicouterino y de mama; además del manejo de la perimenopausia y la posmenopausia. La prestación de los servicios deberá de otorgarse de una manera integral con calidad y calidez a toda la población. La prestación de los servicios de planificación familiar debe ofrecerse sistemáticamente, a toda persona en edad reproductiva que acuda a los servicios de salud, independientemente de la causa que motive la consulta y demanda de servicios, en especial a las mujeres portadoras de mayor riesgo reproductivo, cuidando de no condicionar los otros servicios a la aceptación o negación al uso de métodos anticonceptivos. Los responsables de las unidades de atención médica deben verificar que su personal efectúe la prestación de los servicios de planificación familiar atendiendo criterios de calidad y calidez, de conformidad con lo establecido por esta Norma. La promoción y difusión de los servicios de planificación familiar se efectuarán

a través de acciones de comunicación en medios de difusión masiva, participación social y comunitaria mediante técnicas grupales, entrevistas personales, visitas domiciliarias y otros medios pertinentes, a fin de dar a conocer los beneficios a la salud de la práctica de la planificación familiar. Se informará a la población de la existencia de los servicios correspondientes en las unidades médicas, centros comunitarios de atención y servicios médicos privados. La consejería en planificación familiar es un proceso de análisis y comunicación personal entre el prestador de servicios y el usuario potencial o el usuario activo, mediante el cual se proporciona información, orientación y apoyo educativo a individuos y parejas que les permitan tomar decisiones voluntarias conscientes e informadas acerca de su vida sexual y reproductiva. El proceso se debe enfocar a resolver o aclarar las dudas que se pudieran tener acerca de las indicaciones, uso, seguridad y efectividad de los métodos anticonceptivos. La consejería deberá informar las ventajas, contraindicaciones y efectos colaterales de los métodos anticonceptivos, dependiendo de las necesidades y características individuales y de pareja de los posibles aceptantes. Se dará especial atención a la seguridad, efectividad y duración de la protección anticonceptiva de cada uno de los métodos, así como a sus características, forma de uso, necesidades de seguimiento y participación activa y comprometida de los usuarios, a fin de lograr la mayor efec-

SOBRE EL AUTOR

Especialista certificado "In tempore" por el Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia. Es profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana desde 1966. Fue Comisiado de arbitraje médico del estado de Veracruz de 1999 a 2008.

La consejería debe dar particular atención a los siguientes grupos e individuos: • Adolescentes • Usuarios que solicitan métodos de anticoncepción permanente • Población de diferentes etnias (indígenas) • Individuos que presentan limitaciones físicas • Responsables legales de individuos que presentan limitaciones psíquicas que puedan afectar su capacidad de decisión • Mujeres en el posparto o poscesárea con un producto de alto riesgo • Hombres y mujeres, cuando su hijo recién nacido presente problemas de salud que comprometan su supervivencia • Mujeres con riesgo reproductivo u obstétrico alto • Personas que no saben leer y escribir, personas que no hablen el mismo idioma que hable el consejero MÉXICO SOCIAL Septiembre 2014

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Salud Pública

Los servicios de planificación familiar que se imparten por personal médico y paramédico de las instituciones de salud, auxiliar comunitario y médicos privados deben comprender las siguientes actividades: • Promoción y difusión • Información, educación y consejería • Identificación y referencia de los casos de infertilidad • Selección, prescripción y aplicación de métodos anticonceptivos

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La consejería en planificación familiar es un proceso mediante el cual se proporciona información, orientación y apoyo educativo que permitan tomar decisiones voluntarias, conscientes e informadas acerca de su vida sexual y reproductiva tividad del método seleccionado. Deberá incluirse siempre la advertencia de que la práctica responsable de la sexualidad y el uso del condón son las únicas formas de protección a las infecciones de transmisión sexual incluido el VIH/SIDA. La decisión del uso de métodos anticonceptivos permanentes (oclusión tubaria bilateral y vasectomía) será precedida siempre por una o varias sesiones de consejería. La aceptación de un método anticonceptivo permanente debe de manifestarse por escrito en un formato de anticoncepción quirúrgica voluntaria donde se exprese el consentimiento informado, antes de la realización del procedimiento quirúrgico. En este formato se registra que se haya proporcionado al aceptante o la aceptante la información amplia sobre la irreversibilidad del método, así como sus detalles, ventajas y riesgos además de la posibilidad de desistir en cualquier momento antes de que se realice la operación sin represalias de ningún tipo. Este formato debe estar debidamente firmado o con la impresión dactilar del o la usuaria y debe formar parte del expediente clínico. El consejero constatará que los usuarios de los servicios de salud decididos a utilizar un método anticonceptivo han recibido y comprendido la información sobre las características, usos y riesgos de los diferentes métodos anticonceptivos. Debido a que no existe un anticonceptivo 100% efectivo, el usuario o la usuaria asumen el riesgo co-

rrespondiente a la falla eventual de cada método. La consejería debe ser impartida por cualquiera de los integrantes del personal de salud que hayan recibido capacitación especial (personal médico; de enfermería; trabajo social u otro personal paramédico; promotor de salud; y agente de salud comunitaria). Para realizar una labor eficaz, el consejero debe establecer un diálogo ágil con el usuario potencial, así como observar, hacer preguntas relevantes y escuchar. Estar bien informado sobre todos los métodos anticonceptivos existentes, aspectos básicos de sexualidad y reproducción humana, incluyendo los lineamientos para la identificación y referencia de los casos de infertilidad, factores de riesgo reproductivo, elementos del entorno sociocultural y familiar, y saber transmitir esta información en forma clara y accesible a los usuarios, para lo cual se auxiliará con material educativo adecuado. La prescripción de un método anticonceptivo se hará tomando en cuenta la condición de la persona y de acuerdo con un criterio médico de elegibilidad. Los criterios para la prescripción tienen como meta mejorar el acceso a servicios de planificación familiar de buena calidad, y el objetivo principal es garantizar márgenes adecuados de seguridad para el usuario, con una buena protección anticonceptiva. La vigilancia y la aplicación de esta Norma corresponden a la Secretaría de Salud y a los Gobiernos de las Entidades Federativas, en sus respectivos ámbitos de competencia. MÉXICO SOCIAL Septiembre 2014

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