Número 32- Marzo 2013

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Olga Sánchez Cordero 06  Ma. Elena Chapa » 12  Marusia López » 14 Ma. Consuelo Mejía » 20  Sara Sefchovich » 24

Año 2 - No. 32, marzo de 2013, Precio: $35.00 m.n.

día internacional de la mujer Regina Tamés » 17  » México Social

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méxico social 14

ISSN: 2007 - 2600

www.mexicosocial.org

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ROLANDO CORDERA FERNANDO CORTÉS DELFINO VARGAS ISRAEL BANEGAS RAMÓN TORRES ILIANA YASCHINE

CLASES MEDIAS perspectiva

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El trabajo y la vinculación de los emprendedores sociales son fundamentales para la promoción de una economía solidaria y una nueva dinámica del crecimiento económico Caja Solidaria Epitacio Huerta Servicios de captación de ahorros (en cuenta corriente de ahorros, en inversiones a plazo); remesas extranjeras (sólo recepción); y créditos (al consumo, a la producción y a la vivienda con subsidio conavi). Email: cseh@prodigy.net.mx

Consorcio Corporativo de Productores y Exportadores en Forestería Producción, acopio y distribución de Chicle natural. Producen la primera goma de mascar certificada como 100% natural y biodegradable. Página web: www.chicza.com

Desarrollo Integral de Bacurato Sociedad que se dedica a la pesca y comercialización al mayoreo y menudeo de pescado de las clases Tilapia, Bagre y Lobina (pesca incidental) en la Presa Bacurato en Sinaloa, México. Página web: dibsabacurato.com.mx

Campo Carmín Se dedican al cultivo de grana cochinilla de invernadero, la procesan para deshidratarla, empacarla y comercializarla como grana seca con un contenido de 20 a 24% de ácido carmínico. El 80% de los socios son mujeres.

Comunidades Campesinas en Camino Trabaja a través de programas de formación y de influencia social, y proyectos productivos como la agricultura orgánica, la ganadería ecológica, tiendas de abasto de productos básicos y artesanías de la región. Incorpora en forma activa la participación de las mujeres en las cajas de ahorro, tiendas campesinas y la agroindustria. Email: mesa@ccc-ecotierra.org Página web: http://www.ccc-ecotierra.org/

Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske Organización conformada por habitantes de la Sierra Nororiental de Puebla, en su mayoría indígenas, que se organizaron para trabajar unidos, con la intención de mejorar su calidad de vida a través de acciones que permitan alcanzar el Desarrollo Sustentable de sus familias, de sus comunidades y de la región. Email: info@tosepan.org Página web: http://www.uniontosepan.org/

Cadena Mueblera de Nahuatzen Debido al estancamiento económico y social de la mayoría de las comunidades de Michoacán y las carentes condiciones para el desarrollo, bajo capital social y la carente generación de empleos, se creó esta empresa mueblera, la cual, asimismo, se preocupa por participar en exposiciones nacionales y ha ampliado su mercado abriendo tiendas en la Ciudad de México y en Toluca.

Caja Solidaria Chiquiliztli, Servicios de captación de ahorros (en cuenta corriente de ahorros, en inversiones a plazo); remesas nacionales y extranjeras (sólo recepción en el caso de extranjeras); venta de microseguros (gastos funerarios); pago de servicios (teléfono, luz, etcétera); créditos (al consumo, a la producción y a la vivienda con subsidio CONAVI). Email: cschiquiliztli@hotmail.com

Unión de Cooperativas Productores de Maguey del Valle del Cardonal Recolección y comercialización de aguamiel para venta a pie de empresa a una comercializadora, la cual desarrolla el proceso de producción de pulque, el cual se exporta a Estados Unidos. Están interesados en comercializar con Walmart e incrementar el número de proveedores de aguamiel para generar más fuentes de empleo.

Servicios Integrales de Almacenamiento y Comercialización de México Comercialización de maíz blanco nacional, maíz amarillo, sorgo rojo nacional y frijol. Entre otros, cuentan con servicio de almacenamiento y conservación; transporte; venta de equipo especializado y reglamentario para laboratorio de análisis de granos; y financiamiento de inventarios de cosechas nacionales y de insumos agrícolas. Página web: siacomex.com.mx

Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo Pequeños productores, cultivan café arábica pergamino y capulín con métodos orgánicos, apegado a las normas de producción ecológica avalada por certimex. Actualmente agrupa a 2,600 miembros de 56 comunidades, y venden sus productos conforme al sistema de comercio justo. Página web: http://www.uciri.com/ spanish/Nosotros.html

Caja Solidaria San Miguel Huimilpan Servicios de captación de ahorros (en cuenta corriente de ahorros, en inversiones a plazo); remesas extranjeras (solo recepción); venta de Microseguros (gastos funerarios); pago de servicios (teléfono); créditos (al consumo, a la producción y a la vivienda con subsidio conavi). Email: leticia.vega@cssmh.com

Conoce más a fondo el esfuerzo de estas empresas en el micrositio empresas solidarias en: www.mexicosocial.org


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México Social

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ISSN: 2007 - 2600

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ESCRIBEN:

MAN » CLARA JUSID LAYTON » MICHAEL D.OLVE » ALBERTO ROJARAS » GABRIEL E BUTCHER » JACQUELIN

Año 2 - No. 31,

febrero de 2013,

Precio: $35.00 m.n.

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MÉXICO SOCIAL

Año 2 - No. 30,

enero de 2013,

Precio: $35.00 m.n.

México Social

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ESTADOCADO R Y EL ME ESCRIBEN:

LA BARREDA » LUIS DEALMA ZÁN » SOFÍA HA LUCÍA MART » BORBOLLAMÍCHER » JULIA CALDERÓN » DAVID MONTOYA » ISABEL

las los ríos de a s

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índice ACCESO A LA JUSTICIA, PRINCIPALES RETOS

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Olga Sánchez Cordero

LA REVOLUCIÓN INCRUENTA

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ESTADO MEXICANO, EN DEUDA CON LAS MUJERES

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méxico social es una publicación del

María Elena Chapa

Marusia López Cruz

¿QUÉ SERÁ DE LAS MUJERES ESTE SEXENIO?

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UNA DEUDA VIGENTE

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Regina Tamés Noriega María Consuelo Mejía

EL RETO ES CULTURAL Sara Sefchovich

FORMAR MAYORÍAS EN DEMOCRACIA

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Fernando Cortés

¿CÓMO MEDIR A LAS CLASES MEDIAS?

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TELE, TELÉFONO Y TELERA

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Delfino Vargas

Israel Banegas

Laura Ilarraza Gálvez Coordinadora Editorial GCL COMUNICACIÓN: Gisela Casarín Alberto Martínez Lorena Martínez Vinculación y Relaciones Públicas

CONSTRUCCIÓN MUTANTE

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Jesús Mendoza Franco Edición Electrónica

¿NACIÓN DE CLASES MEDIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI?

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DISEÑO Alejandra Núñez Valentín Israel Cruz Avila

Ramón Carlos Torres

Imagen portada: Israel Cruz Avila

Iliana Yaschine

El México de las clases medias o de las medias clases

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Rolando Cordera

México Social, Año 2, No. 32, marzo 2013, es una publicación mensual editada por el Instituto de Capacitación, Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, S. C. (CEIDAS). Pensylvania No.86, Col. Parque San Andrés, CP. 04040 Delegación Coyoacán, México, D.F. Tels. 5659-6120 y 5659-6209 www.ceidas.org, informacion@ceidas.org. Editor responsable: Saúl Arellano Almanza. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2010-032312331700-102 ISSN: 2007 - 2600, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de Contenido No. 15077, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX IM09- 0840. Impresa por Grupo Infagón, Alcaiceria No. 8, Col. Zona Norte Central de Abastos, Del. Iztapalapa, CP. 09040, México, D.F., este número se terminó de imprimir el 25 de febrero de 2013. Distribuida por Publicaciones CITEM, S.A. de C.V., Av. Del Cristo 19, Colonia Xocoyahualco, C.P. 54080, Tlalnepantla, Estado de México. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto de Capacitación, Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, S. C. (CEIDAS).

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CONSEJO EDITORIAL Jesús Kumate Rodríguez Rolando Cordera Campos Fernando Cortés Cáceres Miguel Concha Malo Irasema Terrazas Enrique Provencio Durazo Marcela Rovzar de González Gustavo Gordillo De Anda Nashieli Ramírez Mónica González Contró Saúl Arellano Almanza Director Editorial

Adela Cortina

SOBRE LAS CLASES MEDIAS EN MÉXICO

Mario Luis Fuentes Director General y Presidente del Consejo Editorial

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México Social es una publicación inscrita en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. http://pnmi.segob.gob.mx

Próximo número Derechos de la infancia La salud en México


EDITORIAL

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os datos oficiales disponibles permiten sostener que en México es tal el nivel de vulnerabilidad en que se encuentran millones de personas, y tal el nivel de desarticulación del mercado laboral, que siempre es más probable que una persona de clase media se convierta en pobre, que en una de altos ingresos. En este contexto, la idea de que somos un país mayoritariamente de clases medias resulta sumamente cuestionable. Los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del iv trimestre del 2012 no dejan lugar a dudas: de los 50.63 millones de personas que integran a la Población Económicamente Activa, hay 2.49 millones de desocupados; 4 millones no perciben ingresos; 6.34 millones perciben menos de un salario mínimo al día; mientras que 11 millones perciben entre uno y dos salarios mínimos. Lo anterior significa que el 47% de la pea se encuentra en una situación de ingresos sumamente precaria, pues el no recibir un salario, o bien ganar menos de 122 pesos al día, implica que no se está en posibilidad, aun desarrollando actividades productivas, de escapar de la pobreza. Desde la óptica weberiana las clases sociales en general y, las clases medias en particular no deberían ser caracterizadas únicamente por su nivel de ingresos. En efecto, además de percibir ciertos niveles salariales, la construcción del imaginario de lo que significa pertenecer a las clases medias implica cierto nivel educativo, contar con prestigio social derivado de la actividad social o profesional, así como asumir ciertos estilos y patrones de vida, incluida una actitud crítica frente al poder, así como tendencias de consumo cercanas a lo que podría considerarse como la alta cultura. Esta concepción de clase media desnuda el despropósito de suponer que, con base en el acceso a ciertos bienes y servicios públicos, las personas y sus familias podrían ser consideradas en sentido estricto como parte de las “clases medias”.

Lo es más aún si se consideran las concepciones desarrolladas por la Sociología norteamericana a partir de los años veinte del siglo pasado, que propone como una de las características centrales de la clase media es su posibilidad de “ascender” en la escala social, es decir, quien tiene las oportunidades suficientes para acceder a procesos de movilidad social ascendente. En medio de este debate, esta edición de México Social está dedicada a poner en cuestión la idea, intencionadamente enarbolada por numerosos académicos e intelectuales, relativa a que basta con tener acceso a la televisión, la radio, una computadora personal, agua, energía eléctrica y drenaje, para que una persona pueda ser considerada como un miembro de la clase media. Lo que estaría en todo caso a discusión sería si efectivamente el reto de nuestro país se encuentra en convertirse en un país “clasemediero”, o antes bien, en uno en el que todas las personas, desde el nacimiento hasta la muerte, tengan garantizados los derechos sociales consagrados en la Constitución. Suponer lo otro es de algún modo aceptar la inevitabilidad de la pobreza, pero además la justificación implícita de la “naturalidad” de la desigualdad, ambas posiciones inaceptables, si lo que se piensa es en la urgencia de construir un sólido Estado social de derecho, en el cual la democracia esté cimentada en un amplio espectro de bienestar. Es de destacarse que los artículos que aquí se presentan son extractos de los resultados del Seminario sobre Clases Medias que se desarrolló en el marco de las actividades del Programa de Estudios para el Desarrollo de la unam (pued-unam), mismo que coordinó el Dr. Fernando Cortés, agradezco al seminario por la confianza depositada en México Social para ser el medio a través del cual se divulguen estos trabajos.•

MARIO LUIS FUENTES Director general del CEIDAS, A.C.; integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM; Coordinador de la Especialización en Desarrollo Social del Posgrado de la Facultad de Economía-UNAM; e Investigador del Programa de Estudios sobre el Desarrollo-UNAM

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{GEÉDNIET ROOR I AD ÍLA }I N T E R N A C I O N A L

DE LA MUJER

Caminos de desigualdad De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, al cierre de 2012 las mujeres mexicanas siguen percibiendo mucho menos ingresos que los hombres y la tasa de condiciones críticas de ocupación es más elevada para ellas que para ellos; la violencia de género sigue siendo una constante; y la asignación de roles y estereotipos continúa reproduciéndose; mientras que la garantía de derechos como el de la salud o los sexuales y reproductivos, así como el acceso a la justicia continúan regateándose en amplias franjas del territorio nacional en contra de las mujeres. Hay un largo camino hacia la equidad que aún nos falta por recorrer; y si de verdad queremos ser un país justo, más nos vale apretar el paso.

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{GEÉDNIET ROOR I AD ÍLA }I N T E R N A C I O N A L

OLGA SÁNCHEZ CORDERO Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue la primera mujer notaria pública del Distrito Federal (1984) y se ha destacado como una de las abogadas y juristas más importantes de México. Es Licenciada en Derecho por la UNAM, cursó el posgrado en política social y administración del University College of Swansea, Gran Bretaña y es doctora honoris causa por las universidades autónomas de Morelos y de Nuevo León. Destaca su labor como maestra titular de las cátedras de sociología general jurídica y derecho civil, por oposición, en la UNAM, desde 1975; ha obtenido diversos premios y distinciones tanto a nivel nacional como internacional; y cuenta con una gran cantidad de publicaciones en diversos libros y revistas.

DE LA MUJER

ACCESO A LA JUSTICIA: PRINCIPALES RETOS Los derechos de la mujer tienen que vislumbrarse bajo el nuevo marco constitucional, esto es, deben ser interpretados de conformidad con la Constitución y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo a sus destinatarias en todo momento en la protección más amplia; además, todas las autoridades del país, en el ámbito de sus competencias, deben promover, respetar, proteger y garantizar tales derechos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad OLGA SÁNCHEZ CORDERO

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A

partir de la reforma constitucional en materia de derechos humanos que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, la cual entró en vigor al día siguiente, se dio un cambio radical en el tradicional paradigma en la tutela de los derechos inherentes a la persona, situando a México a la par de los países que han enfocado su atención y esfuerzos en la protección y defensa de los Derechos Humanos a través de mecanismos de vanguardia. Esta reforma se integra con los derechos establecidos en el propio cuerpo constitucional, pero además participan los derechos fundamentales contenidos en los Tratados Internacionales en los que México es parte. De esta manera, los derechos humanos protegidos por los tratados internacionales ratificados

por México han sido elevados a rango constitucional. Con dicha reforma se estableció como obligación constitucional de todas las autoridades del Estado Mexicano la de prevenir, investigar, sancionar y también reparar las violaciones a los derechos humanos, con lo que se constituye un principio de igualdad sustancial, cuyo objetivo consiste en que la igualdad sea real y efectiva en los resultados. El establecimiento a nivel constitucional del principio de igualdad sustancial, implica que la Constitución no sólo vele por la libertad e igualdad formales, sino, además, por una igualdad más profunda, material, que no supone la inactividad del Estado y, por el contrario, lo mueve a una actividad positiva. En el sistema americano de derechos humanos, al que pertenece México, se establece como deber de los Estados que lo

Es necesario que todas las mujeres estén informadas sobre sus derechos y esta información debe darse desde la escuela y la comunidad para que estén en condiciones de

demandar su respeto a través de los órganos del Estado correspondientes

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{GEÉDNIET ROOR I AD ÍLA }I N T E R N A C I O N A L

DE LA MUJER

En la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia hay un capítulo relativo a las órdenes de protección, las cuales tienen como propósito prevenir, interrumpir o impedir que se realicen actos violentos en contra de la mujer que denuncie violencia en su contra

integran el que garanticen el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres con base en dos principios, el de igualdad y el de no discriminación, ambos contenidos en los diversos documentos que rigen tal sistema, como son, entre otros, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará); y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Derivado de la reforma constitucional ya referida, ahora el papel de los diversos

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órganos jurisdiccionales consiste en buscar la expansión de los valores que inspiran no sólo a la Constitución, sino a los derechos humanos contenidos en tratados internacionales, debiendo tales órganos jurisdiccionales, reconocer y proteger, entre otros, los derechos de las mujeres. Para que lo anterior tenga una eficacia plena, resulta necesario que todas las mujeres de nuestro país estén informadas respecto de los derechos de los cuales son titulares, que estén conscientes de que los tiempos que les ha tocado vivir son tiempos de igualdad, tiempos de ejercer sus derechos, y que el Estado tiene obligación de respetarlos, protegerlos y garantizarlos.


Para ello, deberá darse esta información desde la escuela y en la comunidad, posiblemente con la realización de campañas informativas y con apoyo de medios de comunicación, a efecto de que las mujeres estén en condiciones de demandar el respeto a sus derechos a través de los órganos del Estado que corresponda, quienes constitucionalmente están obligados a respetarlos, protegerlos y garantizarlos, buscando su protección más amplia. Uno de los retos que enfrenta México para lograr el acceso de las mujeres a la justicia es la confianza que ellas tienen en torno a la protección brindada por las autoridades, por ejemplo, cuando, como consecuencia de una denuncia por violencia ejercida por parte de su pareja, se sienten amenazadas por la venganza que ésta pueda ejercer sobre ellas o sus hijos. Al respecto, México, en cumplimiento de la recomendación realizada por la Relatoría sobre los Derechos de la Mujer de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el documento Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas del 20 de enero de 2007, contempló en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia un capítulo relativo a las órdenes de protección, en donde se estableció que éstas son los actos de protección y urgente aplicación que deben otorgarse de manera inmediata por la autoridad competente que conozca de hechos probablemente constitutivos de infracciones o delitos que impliquen violencia en contra las mujeres. Las órdenes de protección tienen como propósito prevenir, interrumpir o impedir que se realicen actos violentos o más de éstos en contra de la mujer que denuncie violencia en su contra. La Ley General señalada prevé distintos tipos de órdenes de protección: de emergencia, preventivas y de naturaleza civil; las dos primeras tienen una duración de 72 horas y para su expedición debe considerarse el riesgo o peligro existente, la seguridad de la víctima y los elementos con que se cuente. Las órdenes de naturaleza civil serán tramitadas ante los juzgados de lo familiar o, en su caso, civiles.

Con ello, se otorga protección a las víctimas de violencia −quienes en su mayoría son mujeres− a efecto de que puedan acceder a la justicia sin sentirse amenazadas por el castigo que les puede imponer su victimario después de denunciarlo; es decir, dichas medidas de protección son de gran importancia para que las mujeres violentadas decidan acceder a la protección judicial.

Contribuciones de la scjn A continuación se hace referencia a un par de las resoluciones con las que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha contribuido a hacer más eficaz el acceso de las mujeres a la justicia: La Primera Sala de nuestro Máximo Tribunal se apartó de un criterio jurisprudencial que al sustentarse hacía imposible el acceso a la justicia para demandar divorcio por la causal de violencia familiar. El criterio que se abandonó tuvo origen en la contradicción de tesis 66/2006-PS resuelta el 20 de septiembre de 2006(I) y en él se sostenía que cuando se demanda el divorcio necesario con base en la causal de violencia intrafamiliar no basta que en el escrito de demanda se narren de manera genérica los hechos que a juicio del actor actualizan dicha causal, sino que deben expresarse de manera pormenorizada los hechos, precisando las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrieron, ello no sólo para el efecto de que el demandado pueda preparar su contestación y defensa, sino también para que las pruebas se ofrezcan y rindan en relación precisa con la litis establecida y para que el juzgador pueda estudiar la procedencia de la acción intentada. La Sala al conocer, el 11 de marzo de 2009, del amparo directo 30/2008(II), en ejercicio de su facultad de atracción, consideró que la exigencia de una relación pormenorizada de “hechos” crea un escenario de indefensión para quien invoca la violencia como causal de divorcio, ya que para tener por acreditada dicha causa se tendrían que acreditar plenamente las circunstancias de modo, tiempo y lugar, es decir, documentar el día, mes y hora en que sucedieron los hem a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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{GEÉDNIET ROOR I AD ÍLA }I N T E R N A C I O N A L NOTAS Y REFERENCIAS: I. Resuelta en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de tres votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo (Ponente), Sergio A. Valls Hernández y Juan N. Silva Meza. Habiendo emitido voto en contra el señor Ministro Presidente José Ramón Cossío Díaz, y estando ausente la señora Ministra Olga Sánchez Cordero de García Villegas. II. Resuelto por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de tres votos de los señores Ministros: José Ramón Cossío Díaz (Ponente), Juan N. Silva Meza y Olga Sánchez Cordero de García Villegas, en contra de los emitidos por José de Jesús Gudiño Pelayo y Presidente Sergio A. Valls Hernández, quienes se reservaron su derecho a emitir voto particular. III. Art. 7. Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente: (…) f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos

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chos (tiempo), la forma detallada de cómo ocurrieron (modo) y el sitio o lugar preciso en el que acontecieron (lugar), debiéndose tomar en cuenta que cuando se invoca la violencia familiar como causal de divorcio y/o pérdida de la patria potestad, la acción se funda no sólo en un hecho particular y aislado, sino en un cúmulo de actos y situaciones de maltrato, de tal forma que sería prácticamente imposible que se recordaran de manera precisa los datos específicos de todos y cada uno de los actos de violencia. Por tanto, basta con que los hechos se expresen de manera concreta, mencionando cómo sucedieron, la fecha y el lugar aproximados, ya que al narrarse ciertos sucesos de esta forma, el demandado puede tener una idea clara de lo que se le imputa y de las causas que motivan la demanda de divorcio, a fin de que esté en posibilidad de desplegar su defensa. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al haberse apartado del criterio a través del cual se obligaba a quien hubiera sufrido de violencia (generalmente la mujer) a expresar pormenorizadamente los hechos de la misma, permite que se atienda el compromiso que México tiene como Estado Parte de la Convención Belém do Pará, en cuanto al establecimiento de procedimientos legales en los que la mujer tenga acceso efectivo, a fin de que pueda sancionarse la conducta de violencia a que ha sido sometida(III). También la mencionada Sala modificó un criterio jurisprudencial de la Octava Época, conforme al cual la mujer a la que su marido le hubiere impuesto la cópula de manera violenta no podía acceder a la justicia a demandarlo por delito de violación por el sólo hecho de ser cónyuges. En dicho criterio se sostenía que de manera excepcional la imposición de la cópula normal mediante la violencia de un cónyuge hacia otro podía configurar el delito de violación cuando: el activo se encontrara en estado de ebriedad o drogadicción, o padeciera una enfermedad venérea o SIDA; cuando la mujer tuviera algún padecimiento que le impidiera sostener relaciones sexuales, como podría ser el de parálisis; cuando se pretendiera imponer

DE LA MUJER la cópula en público; casos todos éstos, en los que señalaba, se justifica la resistencia de la pasivo; también sostenía que se daba la excepción de la integración del delito de violación entre cónyuges cuando se hubiera decretado judicialmente su separación, puesto que durante ese periodo cesa la obligación de cohabitar. Fue el cese de la obligación de cohabitar, lo que la Primera Sala, de la Octava Época, consideró que justificaba la no integración del delito de violación entre cónyuges. Con tal criterio se equiparaba a la mujer con un objeto que el hombre adquiere en propiedad al contraer matrimonio y que al llevarla a su domicilio (cohabitar) adquiere sobre ella un poder absoluto e ilimitado, esto es, tiene respecto de ella todos los atributos de la propiedad, entre ellos, el ius abutendi. El criterio en que se sostenía que no hay violación entre cónyuges fue modificado por la Primera Sala de la Novena Época considerando que la descripción típica del delito de violación sólo requiere como elementos para su integración que el activo tenga cópula con una persona, sea cual fuere su sexo, y que la obtenga por medio de la violencia física o moral, precisando que la descripción básica del ilícito no requiere de otros elementos objetivos o subjetivos ni de circunstancias especiales para su integración, como pudiera ser que no exista relación de matrimonio. Así se estableció que el matrimonio de ninguna manera implica la renuncia de derechos fundamentales, por ende, con la modificación del criterio relativo a que no se actualiza el delito de violación entre cónyuges, el Máximo Tribunal del País, reposicionó la libertad sexual de las mujeres, protegiendo y garantizando tal derecho humano, así como el relativo al acceso a la justicia. Existen aún muchos retos para lograr el acceso de las mujeres a la justicia, en ello están implicados tanto las mujeres en conocer sus derechos y hacerlos valer, como el Estado en protegerlos, garantizarlos y hacerlos efectivos por así estar obligado constitucionalmente, pero lo cierto es que el camino ha iniciado y confiamos que cada día se avance más en ello.•


AVANCES EN EL ACCESO A LA JUSTICIA La Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de diversas resoluciones, ha contribuido a hacer más eficaz el acceso de las mujeres a la justicia, acatando así la obligación constitucional, que como toda autoridad tiene, en el sentido de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos Violencia intrafamiliar Antes

Actualmente

Se sostenía que cuando se demanda el divorcio necesario con base en la causal de violencia intrafamiliar deben expresarse de manera pormenorizada los hechos, precisando las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrieron para que el demandado pueda preparar su contestación y defensa, que las pruebas se rindan en relación precisa con la litis establecida y que el juzgador pueda estudiar la procedencia de la acción intentada

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se apartó de dicho criterio en atención al compromiso que México tiene como Estado Parte de la Convención Belém do Pará, a fin de que pueda sancionarse la conducta de violencia a que ha sido sometida la mujer. Basta con que los hechos se expresen de manera concreta, mencionando cómo sucedieron, la fecha y el lugar aproximados.

Violación del cónyuge Antes De acuerdo con un criterio jurisprudencial de la Octava Época la mujer a la que su marido le hubiere impuesto la cópula de manera violenta no podía acceder a la justicia a demandarlo por delito de violación por el sólo hecho de ser cónyuges

Actualmente El criterio fue modificado considerando que la descripción típica del delito de violación sólo requiere como elementos para su integración que el activo tenga cópula con una persona, sea cual fuere su sexo, y que la obtenga por medio de la violencia física o moral, precisando que la descripción básica del ilícito no requiere de otros elementos objetivos o subjetivos ni de circunstancias especiales para su integración m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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{GEÉDNIET ROOR I AD ÍLA }I N T E R N A C I O N A L

DE LA MUJER

LA

MARÍA ELENA CHAPA HERNÁNDEZ Presidenta Ejecutiva del Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León. Es Maestra egresada de la Escuela Normal Miguel F. Martínez y Licenciada en Filosofía, con maestrías en Filosofía y en Recursos Humanos por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Asimismo, es profesora universitaria, conferencista y consultora estatal, nacional e internacional, y autora de diversos libros, artículos y ensayos sobre igualdad, democracia y derechos humanos. Ha sido Diputada federal, Senadora de la República y Diputada local, así como Presidenta del Consejo Consultivo del PRONAM; Presidenta fundadora del IWF Capítulo México; y Presidenta del Congreso Nacional de Mujeres por el cambio del PRI. En otros, ha recibido el Reconocimiento “Flama, Vida y Mujer” en el ámbito de desarrollo gubernamental, UANL, 2010, y el Reconocimiento “Justicia, Equidad y Transparencia”, de la Red de Mujeres en Plural, 2012.

* Lee la versión completa de este artículo en nuestra versión electrónica: www.mexicosocial.org

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REVOLUCIÓN INCRUENTA De las personas más pobres y vulnerables del mundo, el 60% son mujeres. En las asambleas nacionales en todo el mundo ocupan 19% de los escaños. (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud)

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MA. ELENA CHAPA

esde hace décadas, los enormes problemas que enfrentan las mujeres en el mundo han sido puestos en evidencia y estudiados desde la perspectiva de género, la cual hace explícitas y compara las diferencias de trato, oportunidades y acceso a los beneficios del desarrollo para mujeres y hombres, marcando las brechas de desigualdad existentes, de tal forma que sea posible atenderlas y cerrarlas de manera progresiva en un marco garantista de derechos. Esa categoría de análisis, desarrollada por las movilizaciones feministas de la sociedad civil y apuntalada desde la academia, luego de un largo proceso de debates, disensos y consensos sobre la condición de las mujeres, no tardó en convertirse en una movilización política sin precedentes, una revolución incruenta, como se le ha llamado, que culminó en una serie de tratados y convenciones internacionales en materia de derechos humanos de las mujeres, signados por México, que ya forman parte de nuestra Constitución desde junio de 2011.

Como somero recuento histórico sobre el particular, se puede mencionar que el avance de la agenda de las mujeres tiene sus antecedentes más cercanos en la realización en México de la Primera Conferencia Internacional de la Mujer, en 1975, con lo que se dio inicio a la serie de cuatro conferencias (México, Copenhague, Nairobi, Beijing) que hasta la actualidad han involucrado a la mayor parte de los gobiernos de 189 naciones, en el impulso al desarrollo y el empoderamiento de las mujeres. En nuestro país, la institucionalización se implementó a partir del Programa Nacional de la Mujer 1995-2000 (pronam), cuyo propósito era normar y coordinar las políticas relacionadas con las mujeres, propiciar una eficiente articulación e integración de programas y acciones gubernamentales, e involucrar a diversas organizaciones sociales, en especial, las que brindaban atención a la población femenina. En 1997 se instala la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados y de Senadores. En 1998 se crea la Coordinación General de la Comisión Nacional de la Mujer, encargada de establecer las políticas, lineamientos y criterios para la


integración, ejecución, seguimiento, supervisión, evaluación y control del pronam y su observancia por parte de las dependencias de la Administración Pública Federal. Al inicio del siglo xxi, la perspectiva de género empieza a incluirse en los planes y programas nacionales, con sustento en la cedaw, ratificada en 1981; en el marco normativo de la Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial de Beijing 1995; y en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención de Belém do Pará); entre las más importantes a nivel internacional. A éstas se suman, en el ámbito nacional, los ordenamientos de la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres que crea el inmujeres (2001); la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (2003); la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (2006); y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007). Paralelamente a la creación del inmujeres se establecieron los Mecanismos para el Adelanto de las Mujeres (mam) en los estados y municipios (bajo las figuras de consejo, institutos, y hasta la fecha, cuatro secretarías estatales de la mujeres), que han generado programas y líneas de acción tendientes cada vez más a la institucionalización de la perspectiva de género de manera transversal, lo cual implica que toda acción gubernamental la incluya, integral y obligatoriamente, en el diseño, implementación, seguimiento y evaluación del impacto diferenciado por sexo para conocer, por medio de indicadores precisos su eficacia y eficiencia, lo cual requiere, también, un consecuente cambio de mentalidad en quienes toman esas decisiones. El avance ha sido lento pero consistente, apoyado en las normativas federal y estatales que amplían el marco de derechos de las mujeres hacia la igual-

El avance ha sido lento pero consistente; aun así, tal parece que este progreso se queda corto ante una sociedad

que se transforma más lentamente de lo que se quisiera

dad sustantiva. Aun así, tal parece que este progreso se queda corto ante una sociedad que se transforma más lentamente de lo que se quisiera, debido a diversos factores estructurales, endémicos o de coyuntura, en materia económica y de política social. Ante el flagelo de la violencia contra las mujeres, agravada por la violencia social vinculada al crimen organizado en los anteriores seis años, se han redoblado los esfuerzos en la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia, con la instalación del Sistema Nacional previsto en la ley correspondiente; con la creación de fiscalías especializadas en la investigación de feminicidios; la armonización y homologación de leyes; las reformas a diversos códigos; así como con la sensibilización y capacitación al funcionariado público de los tres niveles y poderes de gobierno. Aparecen en el escenario formas de violencia que agravan este panorama de suyo complicado, como la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, la pornografía infantil, favorecida por el incremento en el acceso a las nuevas tecnologías, y la problemática asociada a la migración, en la que hay un número creciente de mujeres. Otro de los retos es la defensa de los derechos políticos. La participación

de mujeres en los congresos federal y estatales, así como en los puestos de toma de decisión en las administraciones públicas, se ha mantenido en los límites de la precariedad. Ha sido necesario que grupos plurales de mujeres, feministas, académicas y políticas de diversa procedencia ideológica se organizaran para dar la batalla ante el Tribunal Electoral de la Federación, para que finalmente, en un hecho histórico, en las elecciones de 2012 pudiera llegar un 40% de mujeres al Congreso de la Unión, gracias a la resolución TEPJF 12-6-24. Hace falta un esfuerzo para alcanzar la paridad representativa y, de la misma forma, se logre ésta en las administraciones municipales donde el rezago es evidente. Todo ello obliga a replantear, en el caso mexicano, el fortalecimiento de las instituciones que existen para el adelanto de las mujeres. No es posible recomenzar de nuevo toda la tarea realizada al vaivén de nuevas decisiones políticas; la experiencia acumulada y los programas mantienen su vigencia. A ello se añade la urgente necesidad de ampliar y consolidar la importancia de los mecanismos, manteniendo su preponderancia en el más alto nivel de toma de decisiones, como órganos rectores de las políticas de igualdad en sus respectivos ámbitos de influencia. El siguiente reto será la trascendencia del Instituto Nacional de las Mujeres a una Secretaría para las Políticas de Igualdad, como cabeza de sector para la inclusión de mujeres y hombres en un marco transversal de impacto en toda la política pública. Avanzar en la supresión de toda forma de discriminación de las mujeres en la vida política y pública de país; incidir en la modificación de patrones socioculturales de conducta que impiden el desarrollo, el acceso a sus beneficios y el ejercicio pleno de los derechos para todos y todas, es una obligación.• m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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{ EG DÉ INTEORROI A DL Í}A

MARUSIA LÓPEZ CRUZ Coordinadora Regional para Mesoamérica de Asociadas por lo Justo y forma parte de la Red Internacional de Consejeras del Fondo Global para las Mujeres; a nivel nacional colabora con la organización Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad. Es Licenciada en Etnología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia tiene un Máster en Género y Desarrollo por la Universidad de Barcelona. Una de sus principales ocupaciones es la coordinación de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos. Fue coordinadora de Elige, Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos y Consejera del Consejo Consultivo de la Ley de Fomento de a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil. Obtuvo el Reconocimiento Semillas (Sociedad Mexicana Pro Derechos de la Mujer A.C.): “Mujeres Invirtiendo en Mujeres” y fue parte del reconocimiento “Luchando por Nuestro Futuro: un Tributo a las Mujeres Jóvenes que luchan por el cambio” otorgado por la organización internacional MADRE. Ha sido representante de redes y organizaciones feministas en espacios internacionales, y es autora de diversas publicaciones en torno a los derechos de las mujeres.

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INTERNACIONAL DE LA MUJER

ESTADO MEXICANO, EN DEUDA CON LAS MUJERES El pasado julio de 2012 el Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer (comité cedaw) evaluó el cumplimiento del Estado mexicano de sus obligaciones en materia de derechos de las mujeres. Las observaciones hechas por la expertas de dicho comité dan cuenta de la preocupación internacional por las violaciones generalizadas a los derechos de millones de mexicanas en este país

N

MARUSIA LÓPEZ

o podemos negar que contamos con un marco jurídico sumamente favorable para los derechos de las mujeres, el cual se vio recientemente fortalecido por la reforma constitucional en materia de derechos humanos realizada en 2011, que eleva a rango constitucional los tratados de derechos humanos ratificados por México y prioriza el principio pro personae. Organizaciones feministas de todo el país han trabajado históricamente porque la igualdad se afirme en leyes e instituciones que marquen la acción pública. Particularmente desde la adopción de la Plataforma de Acción de Beijing, considerada la hoja de ruta para la definición de

políticas públicas en materia de igualdad de género, nuestro país ha avanzado de manera importante a través de leyes como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Sin embargo, el contexto de impunidad, corrupción y debilidad de las instituciones responsables de implementar las leyes en materia de igualdad de género y no discriminación, así como la falta de voluntad política de autoridades en todos los niveles de la administración pública han ocasionado que el marco jurídico vigente sea, para la mayoría de las mujeres, tan sólo letra muerta. A esta lógica de simulación que ha caracterizado al Estado mexicano cuando de cumplimiento de derechos humanos se tra-


ta se suma el aumento acelerado de la violencia contra las mujeres y la violencia social que hemos enfrentado en los últimos años. El saldo del último sexenio fue de 70 mil personas asesinadas, 20 mil personas desaparecidas y más de 250 mil desplazadas. El ejército mexicano no cuenta con estrategias efectivas para proteger a la población civil, ocasionando que mujeres embarazadas, niños y niñas pequeñas, estudiantes y otras personas inocentes hayan quedado en medio de la línea de fuego entre los grupos criminales y el ejército. Peor aún, personas que han sido testigos de estos hechos han denunciado la tolerancia y complicidad que fuerzas del orden público e integrantes de las fuerzas armadas tienen con el crimen organizado y los cárteles de la droga. El resultado para las mujeres es alarmante: tan sólo en Ciudad Juárez, ciudad fuertemente militarizada, el feminicidio pasó de 87 casos en 2008 a 271 en 2010(I). A nivel nacional se estima que hasta cinco mujeres son asesinadas cada día(II) y unas 10 mil mujeres son víctimas de explotación sexual(III). Esta situación de violencia se agrava para las mujeres que viven en pobreza, la cual afecta más a las mujeres que a los hombres. Según datos de la cepal de 2006, existen 2.5 millones más mujeres que hombres viviendo en condiciones de pobreza en México. Se agrava también para las mujeres que no tienen acceso a la salud, particularmente la salud sexual y reproductiva, ni derecho a la interrupción legal del embarazo, sobre todo cuando su vida está en riesgo, cuando viven en situación de pobreza, cuando han sido víctimas de violación o cuando se trata de niñas y adolescentes. En los últimos años 16 estados de la República mexicana han aprobado reformas a sus constituciones que ponen en riesgo la vida y los derechos reproductivos de las mujeres. En algunos de ellos se ha llegado al extremo de criminalizar a mujeres, en su mayoría pobres y víctimas de violencia sexual, que han tenido un aborto. Frente a estos hechos son las mujeres las que, organizadas o de manera individual,

En México se ha llegado al extremo de criminalizar a mujeres, en su mayoría pobres y víctimas de violencia sexual, que han tenido un aborto Mujeres, niñas y adolescentes que han sido víctimas de violación o viven en situación de pobreza no tienen derecho a la interrupción legal del embarazo, incluso cuando su vida está en riesgo

han dado una batalla abierta en contra de la violencia, la impunidad y la discriminación. Son las que están buscando de manera incansable a sus hijos o hijas desaparecidas o asesinadas; las que alzan la voz en contra de la intromisión de la jerarquía católica en las políticas de salud y educación y defienden el Estado Laico; las que con poco reconocimiento social trabajan por la vigencia de todos los derechos humanos. Esta lucha, librada día a día por numerosas defensoras de derechos humanos en todo el país, lejos de respetarse y valorarse, es motivo de riesgo e inseguridad. Según datos de la Red Nacional de Defensoras de México (de la cual Asociadas por lo Justo forma parte), al menos 25 defensoras (entre ellas 8 periodistas) han sido asesinadas o han perdido la vida por su labor como defensoras de derechos humanos(IV). De los 68 casos de ataques individuales cometidos en contra de defensoras y defensores entre 2011 y el primer trimestre de 2012, 41%(V) corresponde a mujeres defensoras(VI). Después de Colombia, México es el país del continente Americano donde más se amenaza de muerte a las defensoras de derechos humanos, tal y como lo recono-

NOTAS Y REFERENCIAS: I. Observatorio de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez II. Comisión Especial para Conocer y Dar Seguimiento Puntual y Exhaustivo a las Acciones que han Emprendido las Autoridades Competentes en Relación a los Feminicidios en el país, LXI III. Legislatura Universidad Autónoma de Nuevo León IV. 2010: Bety Cariño en Oaxaca, Josefina Reyes, Marisela Escobedo y María Isabel Cordero Martínez en Chihuahua, María Elvira Hernández Galeana en Guerrero y Selene Hernández León Estado de México 2011: María Magdalena Reyes, Luisa Ornelas y Susana Chávez en Chihuahua; Isabel y Reyna Ayala Nava en Guerrero, Carmela Elisarraráz Méndez en Michoacán, Bárbara Lezama en Puebla y Julia Marichal, Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González en el Distrito Federal., Yolanda Ordaz de Veracruz, María Elizabeth m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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GÉNERO

Macías Castro en Tamaulipas, 2012: Agnes Torres Hernández de Puebla, Regina Martínez de Veracruz, Durvin Ramírez Díaz de Tabasco, Manuela Martha Solís Contreras en Chihuahua, Juventina Villa Mojica y Fabiola Osorio Bernáldez de Guerrero y Renata (René Espinoza Reyes) . FUENTE: Registro Red Nacional de Defensoras de México V. Informe de violaciones de derechos humanos cometidas contra las personas defensoras de los derechos humanos en el periodo 2011-primer trimestre de 2012, Alejandro Cerezo coord., ACUDEH. VI. Esta cifra no contempla las agresiones que enfrentan las defensoras en sus entornos familiares y comunitarios producto de la discriminación y violencia de género, las cuales aún no han sido registradas de forma sistemática. VIII. Informe de la Sra. Margaret Sekaggya, Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, 20 de diciembre de 2010, p. 12 Ibíd. p. 11

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

El contexto de impunidad, corrupción y debilidad de las instituciones responsables de implementar las leyes en materia de igualdad de género y no discriminación y la falta de voluntad política de autoridades en todos los niveles de la administración pública han ocasionado que el marco jurídico vigente sea, para la mayoría de las mujeres, tan sólo letra ció la Relatora de Defensores y Defensoras Margaret Sekaggya(VII) en su informe sobre defensoras. En dicho informe se señala también que México es uno de los países donde se agrede más a las defensoras que luchan contra la impunidad y por el acceso a la justicia de víctimas de violaciones de derechos humanos(VIII) y a las que promueven los derechos de comunidades indígenas. El Mecanismo de Protección a personas defensoras y periodistas instalado en 2012, si bien significa un logro de la sociedad civil organizada, no ha dado aún garantía efectiva de seguridad. En suma, las mujeres mexicanas no go-

muerta

zan de los derechos y garantías que nuestra Constitución establece, lo cual no sólo afecta a las mujeres, sino que impacta en la calidad de la democracia y en las posibilidades de desarrollo de todo el país. El cumplimiento de las recomendaciones establecidas por la cedaw, así como de las exigencias de las mujeres mexicanas, es una obligación de la actual administración y una condición ineludible para el avance de nuestro país. Este 8 de marzo de 2013, reconozcamos el trabajo de las defensoras de derechos humanos y unámonos a su lucha por la igualdad sustantiva y la no discriminación.•

LOS RETOS DEL ESTADO Expertas del Comité de la cedaw establecieron importantes recomendaciones que el Estado mexicano está obligado a cumplir; entre ellas destacan: •  Revisar la estrategia de seguridad pública para la lucha contra la delincuencia organizada, a fin de adaptarla a sus obligaciones internacionales de derechos humanos y poner fin a los altos niveles de inseguridad y violencia que afectas de forma desproporcionada a las mujeres •  Establecer mecanismos efectivos en los planos federal y estatal para supervisar la aplicación de leyes sobre el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia y la legislación relativa al acceso de las mujeres a los servicios de salud y educación •  Poner en práctica mecanismos para supervisar y sancionar a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que discriminan a las mujeres y se niegan a aplicar la legislación que protege los derechos de la mujer •  Garantizar la rápida aplicación de la Ley de Protección a personas periodistas y defensoras de derechos humanos •  Adoptar medidas concretas, adecuadas y efectivas para enjuiciar y castigar a los autores de los ataques a mujeres periodistas y defensoras, así como medidas eficaces para luchar contra la impunidad •  Garantizar el acceso universal a servicios de salud y a información y educación sobre salud y derechos sexuales y reproductivos •  Armonizar las leyes federales y estatales relativas al aborto, a fin de eliminar los obstáculos que enfrentan las mujeres que deseen interrumpir su embarazo

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¿Qué será de las mujeres este sexenio? SER MUJER HOY EN MÉXICO IMPLICA VIVIR DISCRIMINACIÓN. IMPLICA SER VÍCTIMA DE HOMICIDIOS Y AGRESIONES POR EL SIMPLE HECHO DE SERLO. IMPLICA IR A LEVANTAR UNA DENUNCIA POR VIOLENCIA Y QUE EL MINISTERIO PÚBLICO INTUYA QUE LA MUJER SE LO BUSCÓ. IMPLICA GANAR MENOS POR EL MISMO TRABAJO Y SER UNA CARGA PARA LA EMPRESA SI ESTÁS EMBARAZADA. IMPLICA TAMBIÉN ESTAR EN RIESGO DE PERDER LA VIDA POR CAUSAS PREVENIBLES. IMPLICA EL QUE SEAS OBLIGADA A CONTINUAR UN EMBARAZO NO DESEADO. HOY LA REALIDAD ES QUE EN MÉXICO LAS MUJERES Y LOS HOMBRES, EN LA PRÁCTICA, NO GOZAN DE IGUALDAD

L

REGINA TAMÉS

os altos índices de pobreza, la inequidad en la distribución de la riqueza y las disparidades en el acceso a la educación y la salud son factores que, entre otros, afectan de manera diferenciada a las mujeres. De ahí la importancia de analizar la situación en que viven las mujeres, quienes representan más de la mitad de la población del país (51.1%). Estos son los números, pero no coinciden necesariamente con la manera en que el Estado diseña e implementa sus políticas públicas, pues, aunque se ha avanzado en visibilizar la perspectiva de género, aún estamos lejos de que deje de ser un discurso para convertirse en una realidad para la sociedad, principalmente de las mujeres. No pueden negarse los importantes avances que se han logrado en México en el reconocimiento formal de los derechos de las

mujeres. La Constitución consagra en su Artículo 1º el derecho a no ser discriminada por motivaciones de género, y el 4o reconoce que el varón y la mujer son iguales ante la ley. Incluso México tiene ya una Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres. La normativa existe, pero la implementación está lejos de traducirse en una realidad para lograr un mejor país para las mujeres. En este sentido, y como lo ha señalado el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, la igualdad no debe entenderse únicamente desde un enfoque jurídico o puramente formal, sino que se requiere generar las oportunidades para el pleno ejercicio de los derechos. Para lograrlo es fundamental que no se garantice un trato idéntico entre mujeres y hombres, sino que se reconozcan las diferencias biológicas y aquellas que culturalmente han sido creadas.

REGINA TAMÉS NORIEGA Directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida, A.C.

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GÉNERO

Sólo una mujer GOBERNABA una de las

32 entidades federativas en 2011

EN 2013 NO HAY

gobernadoras

161

DE LOS PRESIDENTES MUNICIPALES son mujeres, de un total

de 2,464

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER Participación política, seguridad y derechos reproductivos Las mujeres en México tienen menos de 60 años participando en la vida política del país(I). Son muy pocos años los que han tenido para adentrarse en la toma de decisiones públicas. Esta ausencia de participación en la vida pública contrasta con la activa y prioritaria participación que las mujeres habían tenido, y siguen teniendo, en los hogares. En 2011, tan sólo dos Secretarías de Estado y la Procuraduría estaban a cargo de mujeres; en 2013, este número se mantiene con tres Secretarías a cargo de mujeres. En 2011, sólo el 22% de la Cámara de Senadores y 27.6% de la de Diputados están representados por mujeres(II). Estos datos cambiaron favorablemente en 2012 a partir de las cuotas de género para los partidos políticos a los que se obligó a que sus candidaturas registraran al menos 30%

México es el segundo lugar con mayor amenaza de muerte a las defensoras de derechos humanos

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de mujeres(III). Los resultados de la ley de cuotas se reflejan en que hoy hay 184 mujeres en la Cámara de Diputados (36.8%) y 42 en la de Senadores (33%). En 2011, únicamente una mujer gobernaba una de las 32 entidades federativas y en 2013 no hay ninguna gobernadora. Por lo que hace a Presidentas municipales solamente es el 5% (161 de un total de 2,464)(IV). Asimismo, en materia de seguridad las mujeres no sólo no son el centro del debate, sino que ni siquiera figuran en él. Adicionalmente, hoy en día México tiene registrado un alto número de agresiones a defensoras de derechos humanos y a comunicadoras. Difícilmente la participación de las mujeres podrá aumentar o ser real cuando a la par no existen medidas de seguridad que las protejan ni les permitan ejercer su libertad de expresión. La Red de Defensoras ha señalado que “esta realidad de violencia ha cobrado la vida de al menos 25 defensoras”(V), lo que hace que México, después de Colombia,


México es uno de los países con mayor índice de mortalidad materna en América Latina y no parece que se alcanzará el objetivo de desarrollo del milenio que plantea reducirla hasta en 75% para 2015 sea el lugar en América donde más se amenaza de muerte a las defensoras de derechos humanos. Es tan clara la desigualdad que aún persiste en México, que se sigue cuestionando a las mujeres decisiones tan personales como la de continuar o no con un embarazo. Es aquí donde cobra relevancia el tema del aborto, fundamental respecto al ejercicio de la maternidad libre y voluntaria, y hay varios retos que enfrentar. En México el aborto se regula a nivel local, lo que significa que cada entidad federativa establece cuando el aborto es delito o no, qué procedimientos debe seguir una mujer para solicitar la interrupción legal del embarazo y cómo debe prestarse el servicio en las instituciones de salud. Organismos internacionales de derechos humanos han reiterado en varias ocasiones que el hecho de que en México el aborto se regule a nivel estatal provoca discriminación para las mujeres mexicanas por su sola residencia. Esta desigualdad es evidente si se revisa rápidamente la legislación de cada estado en donde se especifica cuándo no hay responsabilidad penal en materia de aborto. Mientras en el Distrito Federal la mujer puede interrumpir un embarazo sin causa justificada hasta la semana 12 de gestación, en Guanajuato y Querétaro no procede ni cuando la vida de la mujer está en peligro como consecuencia del embarazo. Una discusión que ocupará la agenda en este sexenio es la propuesta que se incluyó en el Pacto por México presentado por Peña Nieto, de adoptar un código penal único para todo el país. Esta posibilidad podría representar un avance fundamental para los derechos humanos de las mujeres en México, en particular sobre su derecho a ejercer una maternidad libre y voluntaria. Dicho código podrá contemplar el aborto dentro del catálogo de delitos retomando el estándar más alto de protección que

es el del DF; o bien podría homologar las causales legales para todo el país, dejando a salvo la situación del Distrito Federal en donde se permite hasta las 12 semanas de gestación por libre voluntad de la mujer. El escenario menos favorecedor sería que el delito no quedara incluido en el catálogo y las entidades federativas mantuvieran la discreción de regular otras conductas a las de dicho catálogo, y el aborto quedara en la misma situación en la que se encuentra actualmente No hay que olvidar que esta propuesta de código penal único la hace el actual Presidente de la República, mismo que en campaña reiteró que estaba en contra de la criminalización de las mujeres que abortan. Asimismo, un tema que debiera ser prioritario en estos próximos años es la reducción de la mortalidad materna. Es conocido que México es uno de los países con mayor índice de mortalidad materna en América Latina y no parece que se alcanzará el objetivo de desarrollo del milenio que plantea reducirla hasta en 75% para 2015. En el marco de este tema, es un buen momento para preguntarnos cuáles son las medidas que está tomando el Estado para garantizar la vida prenatal. No hay medidas claras para evitar la violencia contra mujeres embarazadas y garantizar el acceso a controles prenatales, entre muchos otros factores necesarios para que los embarazos deseados lleguen a feliz puerto. A estas alturas, se pensaría que las políticas públicas en México debieran estar diseñadas desde una perspectiva de género para lograr impactar de manera diferenciada en mujeres y hombres, ya que, como se ha revisado, los obstáculos que enfrentan para el ejercicio de sus derechos son diferentes. Sin embargo, esta transversalización, tan presente en el discurso, sigue siendo un reto pendiente y, de no cumplirse, seguiremos siendo un país en donde las mujeres son discriminadas.•

NOTAS Y REFERENCIAS:

I. El voto de las mujeres en México fue reconocido en 1953

II. Instituto Nacional de las Mujeres, Estadísticas de participación política de las mujeres, marzo 2011, http:// enlamira.inmujeres.gob.mx. Visitado el 24 de agosto de 2011 III. El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales fue reformado en 2002 para incluir esta disposición. Capítulo Segundo: Del Procedimiento del Registro de Candidatos, artículos 218 – 221 IV. INEGI, Gobierno y procesos locales, entidades federativas según sexo, en: http://goo.gl/Sqfk9. Visitado el 7 de febrero de 2013 V. Pronunciamiento de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México, Tercer Encuentro Nacional, 2013, http://goo.gl/GqcLw. Visitado el 14 de febrero de 2013 m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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GÉNERO

MARÍA CONSUELO MEJÍA Directora de Católicas por el Derecho a Decidir A.C. Es Antropóloga con Maestría y estudios de doctorado en Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; durante 15 años fue investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la misma universidad. Entre los reconocimientos que ha recibido destacan: el X Premio Nacional de Derechos Humanos Don Sergio Méndez Arceo; la Medalla de Honor de la Federación Internacional de Planificación de la Familia Región del Hemisferio Occidental, IPPFWHR; el Premio Hermila Galindo, otorgado por la CDHDF; y en 2011 fue galardonada por la organización internacional Women Deliver, como una de las 100 mujeres del mundo más inspiradoras y comprometidas con el mejoramiento de la vida y la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas.

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

UNA DEUDA VIGENTE En las últimas dos décadas la situación y el posicionamiento de las mujeres han mejorado sustancialmente, pero esta mejoría no ha sido pareja; además de las condicionantes culturales que reproducen la exclusión de las mujeres, en México la desigualdad económica, que se traduce en desigualdades sociales, educativas y laborales, impide que miles de mujeres y jóvenes, especialmente de las zonas rurales e indígenas más marginadas, ejerzan sus derechos sexuales y reproductivos MARÍA CONSUELO MEJÍA

A

simismo, es importante considerar las consecuencias de la violencia, la inseguridad y el deterioro del tejido social que ha experimentado el país en los últimos años en la vida, la salud y los derechos de mujeres y niñas. Al referirnos a las condiciones de posibilidad para la garantía y respeto de los derechos humanos de las mujeres y de los derechos sexuales y reproductivos de toda la población, no podemos dejar de mencionar el impacto que ha tenido la III Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo realizada en El Cairo en 1994 y la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres realizada en Beijing en 1995, ambas convocadas por Naciones Unidas.

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MÉXICO SOCIAL

Si bien dichas conferencias no son los únicos instrumentos internacionales con los que contamos las mujeres para hacer valer nuestros derechos, nos parece esencial aludirlos porque marcaron un hito en la historia reciente de defensa de nuestros derechos y dieron lugar a procesos organizativos de la sociedad civil que nos permitieron ganar legitimidad. Se alcanzaron acuerdos básicos en un grado que no tiene precedentes en la historia: se admitió que no hay política de desarrollo que cumpla sus objetivos sin la participación de las mujeres, el empoderamiento de las mujeres y la eliminación de la discriminación contra las niñas son condiciones de un desarrollo más humano y justo. Asimismo, se dio especial énfasis a la urgencia de eliminar la discriminación contra millones de niñas


Mientras que en la Ciudad de México se instrumenta a cabalidad la ley que despenaliza el aborto y que incluye consejería y provisión de métodos anticonceptivos, en el resto del país las mujeres siguen sujetas a la discriminación, la negación de servicios y la violencia institucional

Abusando de su poder simbólico, político y económico, el Vaticano trazó una agenda estratégica para impedir cualquier medida que signifique un avance en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y jóvenes que son objeto de todo tipo de violencias, desde la selección prenatal del sexo hasta el abuso sexual, pasando por el comercio sexual infantil y la trata. También se hizo hincapié en que los derechos humanos son universales y se reconoció que las políticas de población no pueden desvincularse de las decisiones que las mujeres toman sobre su sexualidad y su reproducción. Desafortunadamente, la instrumentación de los acuerdos alcanzados por los gobiernos, dirigidos a mejorar las condiciones para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y jóvenes, ha encontrado obstáculos inmensos en los casi 20 años de su vigencia. El que nosotras consideramos más importante ha sido la cruzada que emprendió el Vaticano desde las Naciones Unidas, en donde ocupa un lugar como “estado no-miembro observador permanente” para oponerse a

estos acuerdos, lugar que ha sido calificado de ilegítimo por diversos especialistas debido a que es la única religión con representación ante Naciones Unidas. Abusando de su poder simbólico, político y económico, el Vaticano trazó una agenda estratégica para impedir cualquier medida que signifique un avance en la protección de estos derechos: uso de métodos anticonceptivos artificiales, acceso a servicios de salud sexual y reproductiva para jóvenes con confidencialidad, campañas de promoción de uso de condones, así como cambio de los estereotipos de género, la conformación de las familias, los deberes domésticos de las mujeres, entre otros. En lo que tiene que ver con las políticas públicas en México, se pueden señalar omisiones en la implementación y efectividad de acciones ya adoptadas en temas m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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GÉNERO

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

La falta de cumplimiento de las obligaciones estatales en la protección de los derechos sexuales y reproductivos y la eliminación de la discriminación en contra de las mujeres es más grave en el caso de las mujeres indígenas, de quienes están privadas de la libertad y de las mujeres que viven con VIH

Existen omisiones en la implementación y efectividad de acciones ya adoptadas en el acceso a: servicios de aborto legal y seguro; anticonceptivos; servicios de salud reproductiva para adolescentes, jóvenes e indígenas; campañas de información para prevenir infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados; y a una educación sexual

integral de calidad

tan importantes como el acceso a servicios de aborto legal y seguro; acceso a anticonceptivos (abasto insuficiente); acceso a servicios de salud reproductiva específicos para adolescentes, jóvenes e indígenas; campañas de información para prevenir infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no deseados; y acceso a una educación sexual integral de calidad. Estos pendientes ponen al Estado mexicano en falta frente al cumplimiento de sus obligaciones respecto a la protección de los derechos sexuales y reproductivos y la eliminación de la discriminación en contra de las mujeres. Esta situación es más

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f eabrrzeor 2o0 1230 1 3 m MÉXICO SOCIAL

grave en el caso de las mujeres indígenas, de quienes están privadas de la libertad y de las que viven con VIH. El aumento del embarazo adolescente y de las altas tasas de ITS, VIH y sida en la juventud, es sin duda uno de los retos más serios que debe encarar el Estado mexicano en este campo. Así, mientras que en la Ciudad de México se instrumenta a cabalidad la ley que despenaliza el aborto y que incluye consejería y provisión de métodos anticonceptivos, en el resto del país las mujeres, las jóvenes y las adolescentes siguen sujetas a la discriminación, la negación de servicios y la violencia institucional. Y las niñas de


LA PROTECCIÓN SE HA AMPLIADO 1. La despenalización del aborto en el Distrito Federal en 2007 constituye un avance crucial para los derechos reproductivos de las mujeres, de la cual se han beneficiado un poco más de 90,000 mujeres en casi seis años de su vigencia 2. La aprobación de los matrimonios entre parejas del mismo sexo con derecho a adopción en 2009 es el avance más importante para el ejercicio de los derechos sexuales 3. Las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en los casos de aprobación de la constitucionalidad de la ley que despenalizó el aborto y los matrimonios de parejas del mismo sexo con derecho a adopción en la Ciudad de México aportaron argumentos muy sólidos a favor de estos derechos 4. La NOM 046 establece la obligación de proveer anticoncepción de emergencia y servicios de aborto a mujeres víctimas de violencia sexual 5. El Programa de Acción Específico para atender la Salud Sexual y Reproductiva de los Adolescentes, emitidas por el Centro de Equidad de Género y Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud, propone un modelo de servicios estandarizado para cubrir las necesidades y expectativas de las y los adolescentes en materia de Salud Sexual y Reproductiva 6. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece la coordinación entre la Federación, las entidades federativas, el Distrito Federal y los municipios para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres 7. La Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos: los derechos humanos de las mujeres reconocidos por instrumentos internacionales son ahora parte de la Constitución mexicana, por lo que las autoridades están obligadas a aplicar las normas jurídicas en concordancia con los estándares de protección establecidos por los tratados internacionales 8. La reforma al Artículo 40 incluye el carácter laico del Estado mexicano en la Constitución: en México el Estado laico es la principal condición de posibilidad para la garantía y el ejercicio de las libertades fundamentales y de los derechos humanos de las mujeres, específicamente de sus derechos sexuales y reproductivos.

9, 10, 11 años, embarazadas como resultado de la violación sexual, son obligadas a ser madres. No cabe duda que mujeres, jóvenes y niñas mexicanas son víctimas de la desigualdad económica, jurídica y legal para el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, reconocemos que en la última década ha habido cambios jurídicos importantes y se han emitido nuevas leyes, normas y programas que amplían la protección de estos derechos, estos avances legislativos y programáticos, que son esenciales para la protección de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y jóvenes, deben recorrer el camino de la armonización estado por estado de la República, y de la puesta en práctica de las medidas que allí se establecen. Y es en este camino en el que encuentran los obstáculos derivados de la falta de voluntad política, de una cultura institucional misógina y patriarcal que no facilita su implementación y que es avalada por la jerarquía

eclesial, de actitudes y normas que siguen discriminando a mujeres y jóvenes, criminalizan su sexualidad y reproducción y no las consideran sujetas de derechos. No obstante los embates de los grupos conservadores y la jerarquía católica, la sociedad mexicana ha logrado avanzar en la protección de derechos y libertades de mujeres, jóvenes y de la diversidad sexual en los últimos años, proceso en el cual la defensa del Estado laico y los derechos humanos ha sido una estrategia fundamental de los grupos progresistas y de mujeres. Es importante continuar con la defensa del marco jurídico de la laicidad, con la separación de lo político y lo religioso, y con el debate público, científico, respetuoso y plural sobre las leyes y políticas públicas relacionadas con los derechos sexuales y reproductivos, como las vías para lograr la no discriminación, la convivencia en la pluralidad y el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y las jóvenes.• f em br ar er z o 2013

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GÉNERO

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

SARA SEFCHOVICH Es Licenciada y Maestra en Sociología y Doctora en Historia por la UNAM, institución en la que labora como investigadora y profesora. Es articulista en el diario El Universal, conferencista y novelista. Ha publicado tres novelas y libros, capítulos y artículos en revistas y periódicos nacionales y extranjeros sobre sociología, historia de México, cultura, literatura, teoría, discurso y mujeres. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y llevada al cine, radio y televisión. Entre otros, ha obtenido los premios Plural de ensayo; Agustín Yáñez- Planeta de novela; las becas Inba-Fonapas y John Simon Guggenheim; y la Leona Gerard Endowed Lecture de la Universidad de California. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.

EL RETO ES CULTURAL El principal reto para la equidad de género es cultural: que los hombres y también las mujeres puedan pensar que todos deben tener los mismos derechos y las mismas oportunidades. Hasta hoy eso no se ha logrado porque en nuestras mentes (aun en las de las mujeres) está impresa otra manera de ver, pensar y entender al mundo SARA SEFCHOVICH

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— ¿Cuál es el personaje que les gustaría ser?− le pregunté al grupo de niños de 5 años al que me invitaron para contarles un cuento. — Yo quiero ser princesa− dijo Luisita. — Yo una bruja− dijo Alicia. — Yo quiero ser Superman− dijo Alejandro. — Y yo el enanito dormilón− dijo Andrés. — Yo quiero ser Blanca Nieves− dijo Mauro. — ¡Eso no se puede!− gritaron todos al unísono, muy agitados y nerviosos. — Es que tú eres niño y Blanca Nieves es niña− le explicó con dulzura la maestra. — Pues de todos modos yo quiero ser Blanca Nieves− insistió Mauro. — Pues no se va a poder− afirmó tajante la maestra.

¿

Por qué aceptamos que las mujeres jueguen futbol y sean policías y soldados, que antes eran actividades y trabajos sólo para hombres, y en cambio no podemos entender que un niño quiera disfrazarse de princesa o jugar a la casita con muñecas? Esto que parece tan menor, no lo es. Porque de la misma manera como no podemos aceptar que un niño quiera manifestar sus instintos maternales, no concebimos que una mujer pueda ser delincuente: “A las mujeres se les atribuyen características como la bondad y ternura, el instinto maternal, e incluso la debilidad física, lo que hace que no se pueda ver en ellas a delincuentes” dice Danielle Laberge(I). Y, sin embargo, las hay. Existe la muchacha de 13 años que amaga con una navaja a una joven un poco mayor que ella cuando camina por la calle porque quiere sus zapatos. Existe la mujer que participa en el secuestro de un niño de 11 años al que mantuvo encadenado durante cinco meses, torturándolo y llenándolo de medicamentos, hasta le cortaron un dedo. Y fue ella, quien trabajaba de cocinera en casa de su familia, la que le hizo esto al pequeño. Existe la nana que saca de su cuna a un bebé de ocho meses y lo mete en una maleta, golpeándolo para que no llore hasta que muere asfixiado. Claro que las hay, ¿quién dijo que la mujer es por definición más buena, más incapaz de cometer atrocidades? ¿Con base en qué se decide que las mujeres, todas las mujeres, tienen esas cualidades? ¿No es esto estereotipar? ¿O un puro deseo edulcolorado que no tiene

base en ninguna realidad, o que en todo caso sólo la tiene hipotéticamente si se ve a las mujeres a partir de las funciones que tradicionalmente han desempeñado en la división del trabajo y en los mitos elaborados en torno a ellas? Y, sin embargo, así se les ve. Las ideas sobre las mujeres están tan insertas en nosotros que incluso la mayoría de los estudiosos y activistas considera que ellas, cuando ya cometen delitos, no lo hacen porque así lo desean, sino por amor, por apoyar a su pareja, a un hijo, a un hermano. En un estudio que hizo un centro de estudios de la Cámara de Diputados se afirma que el 100% (¡absolutamente todas!) de las mujeres que delinquen lo hacen por ayudar o proteger al hombre con quien sostienen una relación sentimental(II), y el Instituto Nacional de las Mujeres asegura que las

EL DATO

En los ilícitos relacionados con el crimen organizado se incrementó en un 40% la participación de mujeres, y de ellas, casi la mitad son menores de 35 años

La delincuencia femenina ha tenido un crecimiento mucho mayor que la de los hombres, y en la última década y media la población penitenciaria femenil ha crecido en casi 200% m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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GÉNERO

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Un estudio de la Cámara de Diputados afirma que todas las mujeres que delinquen lo hacen por ayudar o proteger al hombre con quien sostienen una relación sentimental

Aún no podemos ver a las mujeres como iguales, porque si lo fueran lo serían en lo bueno y en lo malo.

Estamos luchando por la equidad desde un punto de partida inequitativo mujeres que se involucran en actividades delictivas lo hacen por su relación de pareja o por vínculos sentimentales(III). ¿Podemos creer esto? ¿Será posible que todas las mujeres que delinquen lo hagan sin estar de acuerdo y sólo por tener contentos a sus seres queridos? ¿Podemos suponer que para nada existen las que lo hacen porque así lo han decidido, les interesa, conviene o gusta? ¿Que ninguna de las que asaltan en restaurantes y tiendas; que roban bebés y niños; que matan como la asesina serial Juana Barraza, “La Mataviejitas”, tiene responsabilidad en el delito que comete? ¿Ni siquiera en este terreno se reconoce a las mujeres alguna capacidad de autonomía y decisión? Ésta es, sin duda, una visión que demuestra que aún no podemos ver a las mujeres como iguales. Porque si lo fueran lo serían en lo bueno y en lo malo. Estamos luchando por la equidad desde un punto de partida inequitativo.

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Pero independientemente de lo que pensemos, de lo que podemos pensar, de lo que quisiéramos, está la realidad, y en ella, las mujeres ocupan su lugar. Aunque se quisiera pensar que no, participan en asaltos a bancos, secuestros y delitos contra la salud, los cuales hasta hace poco estuvieron asociados sólo con hombres, por la fuerza requerida o la violencia implícita que conlleva su ejecución. ¿Acaso no hemos visto en enfrentamientos por una obra de infraestructura o por razones políticas que las mujeres se lanzan con enorme violencia a patear y golpear a los que no piensan como ellas?(IV) Los datos duros indican que la delincuencia femenina ha tenido un crecimiento enorme, mucho mayor por cierto que la de la tasa masculina, según afirman dos estudiosas, Martha Patricia Romero Mendoza y Rosa María Aguilera Guzmán(V), y el Instituto Nacional de las Mujeres sostiene que en la última década y media la pobla-


ción penitenciaria femenil ha crecido en casi 200%(VI). En 2004 la Procuraduría General de la República anunció que entre los nombres de los narcotraficantes más buscados había dos mujeres: Sandra Ávila, la llamada “Reina del Pacífico”, y Alma González Bath, aquella acusada de participación y presunta vinculación con el narcotráfico a gran escala y de haber cometido diversos asesinatos. En los ilícitos relacionados con el crimen organizado se incrementó en un 40% la participación de mujeres, y de ellas, casi la mitad son menores de 35 años(VII). Dicho de otro modo: que las mujeres delinquen más y que le entran desde muy jóvenes. Luego están las otras formas de delinquir, menos obvias pero no por eso menos significativas: la de quienes empujan a sus hijos, hermanos y compañeros sentimentales, como en los casos de linchamientos. ¿Cuántas veces ha sucedido que señoras maduras, regordetas, con sus baberos de cuadros y el cabello rizado con permanente incitan a su gente a matar a alguien que ellas consideran sospechoso? O la de quienes solapan a los delincuentes, aun cuando saben en qué están metidos los suyos. Y este solapar no es sólo pasivo, no sólo consiste en callar, en hacer como que no se ve ni se oye ni se sabe, sino que es activo, pues los defienden, incluso atacan a la policía o se presentan en delegaciones y juzgados a amenazar a las víctimas. ¿No pasó eso cuando un destacamento de policías violó a tres jovencitas y las esposas se fueron a amenazarlas por haberlos denunciado? ¿No cerraron los habitantes de un pueblo de Guerrero la carretera y quemaron llantas para repudiar un operativo del ejército en contra de narcotraficantes? Todos los días vemos que esto sucede, que las mujeres defienden a los suyos, y que lo hacen a pesar de la evidencia del delito. Esto es así porque los aman, pero también porque disfrutan de los beneficios de tener parientes delincuentes: el hijo narcotraficante que le construye su casa a la mamá; el hermano ladrón que le regala ropa y joyas a las mujeres de la casa; el cura al que le levantan su iglesia nueva; la

Nada va a funcionar si no hay un cambio en la mentalidad, un cambio cultural que abarque a toda la sociedad por el cual se entienda que no es la biología, sino que son las situaciones y las condiciones especificas y concretas las que determinan qué es y

puede ser cada mujer

parentela extendida a la que se llevan de vacaciones a la playa. Así que esto de la equidad es más complicado de lo que parece. Decimos que la queremos, pero después no podemos soportar cuando llega tan lejos, por eso, si de verdad es nuestro objetivo, no basta con luchar por mejoras específicas en la condición de la mujer en el trabajo, en apoyos para la vida cotidiana, en las leyes e instituciones. Todo eso, sin duda, es importante y necesario, pero nada de eso va a funcionar si no hay un cambio en la mentalidad, un cambio cultural que abarque a toda la sociedad, a los hombres y las mujeres, por el cual se entienda que no existe “la” mujer y que no es la biología, sino que son las situaciones y las condiciones especificas y concretas las que determinan qué es y puede ser cada mujer. No podemos simplificar ni enfrentar los problemas si no hay ese cambio. Por eso insisto en que el principal reto es cultural.•

REFERENCIAS:

I. Danielle Laberge, “Las investigaciones de las mujeres calificadas de criminales: cuestiones actuales y nuevas cuestiones de investigación”, Anuario de Derecho Penal 19992000, p. 361. II. Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, LXI Legislatura, “Diagnóstico sobre la incidencia de los delitos cometidos por las mujeres privadas de su libertad procesadas y sentenciadas”, 2010. III. Pablo Navarrete Gutiérrez, Coordinador de asuntos jurídicos del Instituto Nacional de las Mujeres, Notrocitrus, 8 de septiembre de 2010. IV. Sara Sefchovich, “La gordura: un problema cultural” Dossier Ideas para un país mejor, Revista Ibero, México, Universidad Iberoamericana, Número 17, diciembre 2011-enero 2012, pp.18-20 V. Martha Patricia Romero Mendoza y Rosa María Aguilera Guzmán, “¿Por qué delinquen las mujeres?”, Perspectivas teóricas tradicionales, parte 1, Salud mental 2002; 25 (5), pp. 10-22. VI. El ágora.com.mx, Chihuahua, 21 de octubre de 2010. VII. Ídem. f em br ar er z o 2013

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C { EO DL IATBOORRI A CL }I Ó N E S P E C I A L

ADELA CORTINA Catedrática de la Universidad de Valencia. Es Doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de Valencia, con estudios de postgrado en las universidades de Munich y Frankfurt. Es miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y directora de la Fundación Étnor. En 2007 fue acreedora al Premio Internacional de Ensayo Jovellanos.

FORMAR MAYORÍAS EN DEMOCRACIA La democracia representativa no es el gobierno del pueblo, en ningún lugar de la tierra gobierna el pueblo. Es más bien el gobierno querido por el pueblo, y ni siquiera eso: es el gobierno querido por la mayoría del pueblo, incluso por la minoría cuando los partidos en el poder no tienen mayoría absoluta. Cómo se forma esa mayoría cuyos representantes pactan con las minorías es un gran problema ADELA CORTINA

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uede hacerse por agregación de los intereses de los votantes. Los partidos políticos compiten por sus votos tratando de sacar a la luz cuáles pueden ser los intereses de los distintos sectores y les aseguran que van a satisfacerlos. La gente sopesa bien las diferentes ofertas, las estudia y opta por las que le parecen mejores. El deliberacionista critica esta forma de actuar porque la considera equivocada. No nacemos ya con intereses, sino que los intereses se forman socialmente, ni es auténtica democracia aquella en que la gente busca su interés particular, como si no fuera posible forjarse una voluntad común mediante la deliberación y el intercambio de argumentos. Esto es lo propio de un pueblo, de un demos, el poder decir “sí, nosotros queremos”, y sin él no hay democracia posible. Aquí en España no hay nosotros que valga, y cuando lo hay, es contra otros, pero tampoco es muy seguro que estemos mostrando el caletre necesario para sopesar qué nos interesa, para estudiar las propuestas y pedir responsabilidades cuando no se cumplen. Estamos más bien en manos de quien nos sepa manipular. Como el colesterol, que puede ser malo o bueno, hay una buena retórica y una mala. La primera trata de conocer los sentimientos de los interlocutores para que puedan entender el mensaje que se les quiere transmitir y por qué les beneficia. El mensaje, claro está, ha de ser bueno para ellos. Si no se logra la sintonía, si no se alcanza la comunicación, entonces el buen mensaje no llega. La mala retórica, por su parte, trata también de conocer los sentimientos de los interlocutores, pero para intentar colocarles el producto que interesa al retórico sin que se den ni cuenta, aunque se produzca con ello un daño irreparable. Al arte el de la mala retórica se le puede y debe llamarse manipulación. En él tienen un papel clave los medios de comunicación con sólo destacar unos sucesos u otros, con sólo subrayar unas frases y callar otras. Que un país sumido en una brutal crisis económica tenga que soportar que el Go-

Hay muchas tareas pendientes para la construcción de una democracia: crear partidos democráticos, poner trabas al gobierno de las minorías, quitar fuerza a los aparatos de los partidos, promover una ciudadanía activa, pero la más importante consiste en formar mayorías cultivando

pueblo y no masa.

bierno se ocupe de eliminar de la enseñanza pública la asignatura Educación para la Ciudadanía es un síntoma pésimo. Se trata de un país que no tiene pueblo, sino masa, dispuesta a seguir bailando a cualquier flautista embaucador. Algunos hemos dicho que la asignatura no va a forjar ciudadanos comprometidos ni detritus sociales, que el asunto son los manuales y quién imparte la asignatura, y sobre todo que el problema de la educación no se reduce a enseñar el uso del preservativo, que es lo que al parecer les importa a representantes visibles de los dos grandes partidos, cuando la educación en su conjunto es deplorable y los alumnos llegan a la Universidad con un nivel cada vez más bajo. Hay muchas tareas pendientes para la construcción de una democracia: crear partidos democráticos, capaces de contagiar a la sociedad democracia y pluralismo, poner trabas al gobierno de las minorías, quitar fuerza a los aparatos de los partidos, promover una ciudadanía activa. Pero la más importante consiste, a mi juicio, en formar mayorías cultivando pueblo y no masa.• *Artículo publicado con la autorización del Centro de Colaboraciones Solidarias

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De acuerdo con Max Weber, pertenecen a las clases medias aquellas personas que, además de tener cierto nivel de ingreso, gozan de prestigio público relacionado con su nivel educativo y actividad profesional, entre otras cosas. En México hay quienes pretenden que somos un país de clases medias porque se han alcanzado ciertos niveles de acceso a bienes y servicios. Sin embargo, habría que preguntar si con casi 30 millones de trabajadoras y trabajadores en el sector informal; casi 60% de la población sin seguridad social; y más de 30 millones de personas en rezago educativo podemos ciertamente considerarnos un país de clases medias.

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FERNANDO CORTÉS CÁCERES Profesor-Investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, UNAM; e Investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Es Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social (CIESAS) y Licenciado en Economía por la Universidad de Chile. Es autor del libro "Procesos sociales y desigualdad económica en México" (Siglo XXI, México, 2000), y coautor de "System Analysis for Social Scientists" (John Wiley, 1974) y de "Técnicas estadísticas para el estudio de la desigualdad social"(El Colegio de México, 1982), entre otros. Ha sido catedrático en diversas instituciones académicas, entre las que destacan el Colmex, el CIESAS; la Flacso de Santiago de Chile, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Quito, San José de Costa Rica y México; y el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Washington, en St. Louis Missouri.

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SOBRE LAS

CLASES MEDIAS

EN MÉXICO En los últimos tiempos se ha extendido la opinión que la(s) clase(s) media(s) ha(n) crecido durante los últimos años. Sin embargo, Cruces, López Calva y Battiston (2011) estiman que el porcentaje de hogares de clases medias en México no se ha movido del entorno del 35% en 1992, 2000, 2004 y 2008 FERNANDO CORTÉS

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La situación de clase va

más allá de los individuos,

pues está delineada por sus inserciones en las relaciones de producción y sus capacidades de adquisición en el mercado. 34

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demás, estos autores presentan estimaciones del tamaño de la clase media empleando las definiciones operacionales de Birdsall et al (2000), Barro (1999), Easterly (2001), Banerjee y Dufflo (2007) y Ravallion (2009). Los resultados indican que el tamaño de la clase media fluctuaría entre 21% y 24% para Birdsall; entre 56% y 58% para Barro y Easterly; de 53% a 54% para Banerjee y Dufflo; y para Ravallion sería del orden de 61% a 62%. Este conjunto de resultados indica que: (i) las estimaciones muestran diferencias marcadas: para Birdsall en México una de cada cinco familias pertenecería a la clase media, mientras que para Ravallion predominaría la clase media (2 de cada 3 hogares); y (ii) a pesar de que este conjunto de estimaciones se diferencian en el tamaño de la clase media, coinciden en que se ha mantenido relativamente estable en los tres lustros comprendidos entre los años 1992 y 2006. Sin embargo, otros estudios presentan resultados distintos. López Calva y OrtizJuárez (2011) concluyen que la clase media mexicana habría crecido entre 1992 y 2008 desde 42.7% al 55.7% de los hogares. De la Calle y Rubio (2010) estiman que el 56.2% de los mexicanos en 2002 y 53.7% en 2008 pertenecerían a la clase media. Estos resultados permiten afirmar únicamente que los hogares en los sectores medios mexicanos son mayoritarios o bien que su tamaño ha decaído en términos relativos. Dado este panorama cabe preguntarse: ¿cuál es efectivamente el tamaño de la clase media mexicana? ¿Ha crecido o no a partir de la década de los noventa(I)? Cualquier intento de respuesta a estas preguntas debe tomar en cuenta que el tamaño de la clase media dependerá de la forma como se conceptúa; como se verá su significado varía según que el enfoque sea sociológico o económico, y aun dentro de cada una de estas disciplinas. La aproximación desde la economía privilegia el ingreso o el gasto para identificar a los hogares de los sectores medios, mientras que el enfoque sociológico descansa pre-


CLASES MEDIAS

"Tal vez habría que iniciar un esfuerzo teórico para dilucidar el papel que juegan los valores en la definición de las clases sociales en general y de la clase media en particular, preguntándose si forman parte de las funciones de bienestar o bien deben considerarse a través del consumo en el mercado de la cultura" Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

ferentemente en la inserción laboral. En la Economía predomina la perspectiva del bienestar y en la Sociología, aunque se emplee el mismo término –clase social–, el significado es bastante diferente según se trate de las teorías: marxista, weberiana o funcionalista. La Economía plantea que el nivel de bienestar depende del consumo de bienes y servicios que se adquieren en el mercado con un ingreso dado. Desde esta perspectiva la identificación de los hogares de clase media y la estimación de su tamaño se ha abordado por dos vías: (i) clasificar como clase media a los hogares cuyo ingreso (absoluto) cae dentro de un intervalo previamente definido, o bien (ii) estaría formada por los hogares localizados en percentiles preestablecidos de la distribución del ingreso (relativo). Desde la primera de estas perspectivas

basta con identificar dos valores de ingreso, uno mínimo (que debe ser superior al de pobreza) y otro máximo (elevado pero inferior al de riqueza) para determinar si un hogar o una persona pertenece o no a la clase media. Para Banerjee y Dufflo (2007) estaría formada por los miembros de los hogares que tienen un ingreso per cápita diario entre 2 y 10 dólares, mientras que para Ravallion (2009) el rango estaría entre los 2 y 13 dólares diarios(II). Las diferencias en los umbrales que utilizan los diversos autores es uno de los factores que explica la divergencia en la estimación del tamaño de la clase media(III). Quienes han seguido el segundo camino suelen definir como cota inferior de clase media el segundo o tercer deciles, y como cota superior el quintil o decil más alto. La idea es que aquellos hogares cuyos ingresos están por debajo del umbral mím a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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NOTAS:

I. Tomar como base de comparación la década de los noventa (o mejor aún el segundo quinquenio de los ochenta) para medir la evolución de la clase media mexicana arrojaría información parcial para evaluar el éxito de las reformas estructurales implementadas a partir de 1985, así como la estrategia de inserción del país en la globalización. II. Los autores usan dólares “purchase parity power” que es un tipo de cambio de paridad que permite las comparaciones internacionales. III. Para evitar la arbitrariedad en el valor de los umbrales mínimo y máximo López Calva et al (2011) han propuesto emplear el concepto de vulnerabilidad y Cruces y López Calva et al (2011) el de polarización que en combinación con criterios estadísticos permiten identificar los puntos de corte de la distribución. Los resultados de ambos trabajos no sólo difieren en el tamaño de la clase media sino también en su tendencia a lo largo del tiempo. Además, el procedimiento empleado tiende a confundir las clases estadísticas con las clases sociales. IV. Por construcción este camino para definir la clase media no permite registrar su evolución a lo largo del tiempo, porque se define a partir de una proporción que no se modifica. V. Sus estimaciones se basan en los estratos sociales construidos por la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y de Opinión Pública (AMAI). VI. Benza (2012) presenta un excelente tratamiento teórico del concepto de clase media vis à vis las transformaciones en la base productiva de las principales economías capitalistas del siglo XX. Escobar (2010) analiza y sintetiza los estudios realizados en México sobre el tema. Yocelevzky (2013) indaga sobre los aspectos históricos e ideológicos, así como los programas para el desarrollo de la sociedad actual, implícitos en la discusión sobre el tamaño y evolución de las clases medias en México. VII. La investigación sobre movilidad social desarrollada en México por Solís (2009 y 2010) se inscribe en esta óptica.

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nimo no son de la clase media por ser pobres y los que están por encima del umbral superior tampoco, por tener un ingreso muy elevado(IV). Ahora bien, los umbrales suelen ser distintos para diferentes autores, así, por ejemplo, para Barro (1999) y Easterly (2001) la clase media estaría formada por los hogares del cuarto al sexto deciles, mientras que para Solimano (2008) por los del tercero al noveno deciles de hogares, ordenados según ingreso per cápita. Nótese que si estos diversos criterios se aplicaran a una misma distribución de in-

gresos se obtendrían tantas clases medias como definiciones. Este es otra de las fuentes que está detrás de la variabilidad en las estimaciones de su tamaño. Birdsall (2010) emplea un método híbrido. El umbral inferior es de 10 dólares por día y el superior el percentil de ingreso 95. Los autores referidos en esta nota no difieren en su aproximación teórica, todos concuerdan en la idea básica de que el ingreso es una buena aproximación al bienestar, aunque sí discrepan en las definiciones operacionales del concepto; son éstas diferencias las que llevan a que no


CLASES MEDIAS

La economía privilegia el ingreso o el gasto para identificar a los hogares de los sectores medios, mientras que el enfoque sociológico descansa preferentemente en la inserción laboral

haya acuerdo acerca del tamaño de la clase media ni tampoco en su evolución. Por otra parte, De la Calle y Rubio (2010), en una publicación que ha tenido amplias reverberaciones en diversos círculos del país, consideran que los sectores medios estarían conformados por personas que viven en hogares con un nivel de ingreso medio, cuyo jefe tiene escolaridad de preparatoria, un automóvil y posibilidad de realizar un viaje al año; y por personas con ingreso un poco por debajo del ingreso medio, educación secundaria y sin automóvil(V) (P. 17).

Por otro lado, también sostienen que: “En suma, la clase media se puede concebir como un conjunto de estratos diferenciados cuyas características comunes son esencialmente culturales, de actitud y de patrones de consumo” (P. 18). Ahora bien, si el patrón de consumo está determinado por el nivel de ingreso, esta conceptuación estaría adicionando al bienestar económico los valores y las actitudes. Las dos formas que emplean para caracterizar a la clase media no son exactamente equivalentes, pero podrían combinarse en una sola, sin embargo, esta tarea sería m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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PUED REFERENCIAS: I. Alesina A. and R. Perotti (1996), “Income distribution, political instability and investment”, European Economic Review, No. 40. II. Banerjee, A. and E. Duflo (2007), “What is middle class about the middle classes around the world?”, Massachusetts Institute of Technology, Department of Economics, Working Paper No. 07-29. III. Barro, R. (1999), “Determinants of democracy”, Journal of Political Economy, University of Chicago Press, vol. 107(S6), pp. S158-29. IV. Benza Gabriela (2012), Estructura de clases y movilidad intergeneracional en Buenos Aires: ¿el fin de una sociedad de amplia clases medias? Tesis de doctorado, Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México. V. Birdsall, N. (2010). The (Indispensable) Middle Class in Developing Countries; or, the Rich and the Rest, Not the Poor and the Rest, Working Paper 207. Center for Global Development, Washington, D.C. VI. Cruces Guillermo, Luis Felipe López Calva y Diego Battiston (2011), “Down and Out or Up and In? Polarization-Based Measures of the Middle Class for Latin America”, Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), Universidad Nacional de la Plata. VII. De la Calle Luis y Luis Rubio (2010), Clase mediero: Pobre no más, desarrollado aún no, Centro de Investigación para el Desarrollo, México. VII. Easterly, W. (2001), “The middle class consensus and economic development”, Journal of Economic Growth, vol. 6(4), pp. 317-335, December. IX. Escobar Agustín Latapí y Pedraza Laura Patricia (2010), “Las clases medias en México: transformación social, sujetos múltiples, en Franco Rolando, Martín Hopenhayn y Arturo León (coords.) Las clases medias en América Latina: Retrospectiva y nuevas tendencias, CEPAL/ Secretaría General IberoAmericana/Siglo XXI, México.

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inocua en tanto en la página 17 sostienen: “Así pues, la clase media refleja un segmento de la población que valora el estatus que ha construido y tiene expectativas de crecimiento. Para académicos muy formales esta caracterización es sin duda imprecisa, pero para analistas de fenómenos políticos y estrategas electorales –y para no pocos expertos en mercadotecnia–, estos elementos pueden hacer la diferencia entre ganar y perder una elección, o entre un negocio viable y uno que no lo es”. A confesión de parte relevo de pruebas, si no se sabe lo que se quiere medir no es posible saber lo que se midió. López Calva, Rigolini y Torche (2011) llevan a cabo un análisis empírico que intenta relacionar el ingreso con los valores de clase media y concluyen que: “En tanto el ingreso importa, no encontramos evidencia fuerte de un particularismo de la clase media” (P. 14). Agregan: “Encontramos poca evidencia de valores de clase que medien entre los más extremos de la clase baja y de la clase alta” (P. 14). Las conclusiones que arriba este trabajo supone son (i) el ingreso (medido en valores absolutos o relativos) es una buena aproximación empírica para dar cuenta del concepto de clase, (ii) que la definición operacional produce mediciones válidas y confiables y (iii) que los valores que analizan son los que deberían definir a la clase media. Sin embargo, estos tres supuestos son discutibles. Tal vez habría que iniciar un esfuerzo teórico para dilucidar el papel que juegan los valores en la definición de las clases sociales en general y de la clase media en particular, preguntándose si forman parte de las funciones de bienestar o bien deben considerarse a través del consumo en el mercado de la cultura.

La clase social Lo que resta de este artículo se dedicará a delinear el concepto de clase social en Max Weber(VI), ya que incluye a la noción de bienestar y a otras de uso habitual en la Sociología, además de que es preciso y permite organizar comprensivamente diversos rasgos de los grupos sociales.

Weber distingue tres conceptos relacionados con la noción de clase social. Por una parte, acuña el concepto situación de clase, que expresa las relaciones de poder en la esfera mercantil y agrupa a los individuos con una situación de mercado común en función de sus bienes y sus capacidades. El volumen de los activos físicos, financieros y de sus capacidades laborales valorizables en el mercado determina sus oportunidades de vida, entendidas como el conjunto de probabilidades típicas de provisión de bienes, de posición externa y de destino personal. En síntesis, la situación de clase va más allá de los individuos, pues está delineada por sus inserciones en las relaciones de producción y sus capacidades de adquisición en el mercado. La clase social corresponde a un conjunto de situaciones de clase pero por su movilidad social intra e intergeneracional se acerca a un estamento. Según esta conceptuación las personas pueden cambiar de situación de clase pero mantenerse dentro de una misma clase. De hecho, parte del extenso trabajo empírico de John Goldthorpe se puede entender como un esfuerzo sistemático desplegado para identificar los umbrales de la movilidad entre situaciones de clase para identificar clases sociales “realmente existentes”(VII). Pero, para Weber las clases no agotan los criterios de diferenciación social, pues ésta también se construye a partir de la distribución del honor o del prestigio, y en función de éstos se conforman los grupos de estatus que mantienen estilos de vida o pautas de consumo particulares, entre los cuales se pueden destacar los valores culturales. La noción de clase social en Weber no sólo toma en cuenta el ingreso, sino además la inserción laboral. La movilidad entre situaciones de clase sin que se altere su pertenencia a la clase permite entender la movilidad social intra clases, fenómeno que suele exacerbarse en épocas de crisis. La diferenciación entre clase y grupo de estatus abre una amplia avenida para tratar el problema de los valores que permitirá arrojar luces sobre las clases medias que se empobrecen durante las crisis, pero que


CLASES MEDIAS mantienen y defienden su valoración por la educación y la cultura. En síntesis, se debe tener en cuenta que las mediciones de que se dispone son muy variadas y las tendencias que marcan son contradictorias por lo que la afirmación de que las clases medias han crecido en México no goza de un sólido sustento empírico. Lo que sí es evidente es que el cambio tecnológico y los precios relativos han abaratado los bienes de consumo durable, especialmente los productos electrodomésticos y electrónicos, de modo que hoy están en la mayoría de los hogares del país, pero, como se ha visto en estas páginas, dicho aumento no necesariamente significa que la clase media mexicana haya crecido.

También es necesario señalar de la mano con Yocelevzky (2013) que detrás de las diversas perspectivas con que se aborda la discusión de este tema, hay una carga ideológica no explicitada en lo que dice relación con el modelo de desarrollo y la política social. En fin, pareciera que la discusión sobre las clases medias en México clama por la elaboración de esquemas conceptuales apropiados y por llevar a cabo investigación empírica a partir de conceptos que tengan significación teórica y empírica, esfuerzo cuyo valor va mucho más allá del ámbito académico, especialmente cuando el conocimiento se usa para orientar políticas públicas.•

X. López Calva Luis Felipe, Jamele Rigolini y Florencia Torche (2011), “Is there Such Thing As Middle Class Values? Policy Research Working Paper 5874, The World Bank, XI. Luis Felipe López Calva y Eduardo Ortíz Juárez (2011), “A vulnerability Approach to the Definition of Middle Class”. The World Bank/UNDP. XII. Ravallion, M. (2009), “The Developing World´s Bulging (but Vulnerable) ‘Middle Class’”, WorldBank Research Working Paper No. 4816. XIII. Solimano, A. (2008), “The Middle Class and the Development Process”, Macroeconomía delDesarrollo / Macroeconomic of Development series, No. 11, Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC). XIV. Solís Patricio y Fernando Cortés (2009), “La movilidad ocupacional en México: rasgos generales, matices regionales y diferencias por sexo”, en Cecilia Rabell Romero (coordinadora), Tramas familiares en el México contemporáneo: una perspectiva sociodemográfica. Instituto de Investigaciones Sociales UNAM/El Colegio de México. México. Solís Patricio (2010), “Ocupaciones y clases sociales en México”, Julio Serrano Espinoza y Florencia Torche (eds.), Movilidad Social en México. Población, desarrollo y crecimiento, Centro de Estudios Espinoza Yglesias, México Yocelevzky Ricardo (2013), “Notas preliminares para una discusión de las clases medias, C@hiers de psychologie politique” N° 23.

Los grupos de estatus mantienen estilos de vida o pautas de consumo particulares, tales como los valores culturales. La diferenciación entre clase y grupo de estatus permitirá arrojar luces sobre las clases medias que se empobrecen durante las crisis, pero que mantienen y defienden su valoración por la educación y la cultura. m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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DELFINO VARGAS CHANES Investigador del PUED-UNAM. Profesor investigador en la Universidad Anáhuac Sur en México. Es Doctor en Sociología con especialidad en métodos estadísticos por la Universidad Estatal de Iowa, EUA. Sus áreas de interés en la actualidad incluyen el desarrollo de instrumentos de medición, modelos de ecuaciones estructurales, modelos lineales mixtos y métodos estadísticos avanzados aplicados a las ciencias sociales.

¿CÓMO MEDIR A LAS CLASES MEDIAS?

R

DELFINO VARGAS

ecientemente se ha expandido el interés en el estudio de las clases medias y han proliferado varios comentarios afirmando que en México y otros países de América Latina el porcentaje de población de las clases medias ha aumentado. Incluso han visto de manera optimista que dicho aumento es un factor que ha incidido en el crecimiento económico que ha vivido Latinoamérica en los últimos años. Específicamente se ha afirmado, en general que América Latina se puede caracterizar como “una región de ingresos medios en vías de convertirse en una región de clase media” (Ferreira, Messina, Rigolini, López-Calva, Lugo, & Vakis, 2013:2), y otros afirman, en particular, que “México se ha convertido en una sociedad de clase media que, aunque precaria, se ha transformado en todos sus órdenes” (De la Calle y Rubio, 2010:94). Si damos por ciertas tales afirmaciones entonces deberíamos creer también que la desigualdad y la pobreza han disminuido y que todo apunta a que,

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en los próximos lustros, México tendrá un desarrollo económico y social sostenido. Sin embargo, antes de tomar como buenas estas afirmaciones debemos hacer algunas reflexiones sobre varios aspectos para juzgar acerca de la validez de estas afirmaciones. En primer lugar, debemos precisar cuál es la definición de clase media que se está utilizando. En segundo lugar, antes de aceptar las ideas que hemos señalado hay que examinar si los procedimientos empleados para la medición de la clase media cumplen con los estándares de la medición. De esta manera el lector podrá evaluar si en efecto el fenómeno de la ampliación de la clase media es un proceso que ha tenido lugar en la sociedad o si bien es un artefacto, resultado de los métodos que se han empleado para su medición.

Cómo se ha medido La medición de clase media se puede abordar desde varios enfoques. Uno de éstos es el económico, que suele privilegiar el ingreso como su indicador empírico, dentro


CLASES MEDIAS del cual se pueden distinguir dos grandes vertientes. Una primera aproximación es la propuesta por Deaton (1997), quien utiliza umbrales (entre 2 y 13 dólares diarios PPP(I)) que, aplicados a la distribución del ingreso de los hogares, le permite clasificar a la población que formaría parte de la clase media. Una perspectiva parecida es la utilizada por Wolfson (2010), pero se diferencia en que usa la mediana como criterio para definir el umbral. Un estudio realizado por el Banco Mundial utiliza una medida de polarización para identificar umbrales, encarando de este modo la arbitrariedad que ha imperado en su definición; sostiene que con este procedimiento la medición de clase media queda mejor justificada. Según sus resultados, en México, un 35% de la población se encontraría en la clase media y se habría mantenido constante entre 1992 a 2006 (Cruces y otros, 2011). Otros estudios, en la búsqueda de identificar umbrales de ingreso objetivos, han utilizado el concepto

de vulnerabilidad(II) a la pobreza para definir a la clase media. Los resultados a que han llegado desde esta perspectiva nos informan que la clase media mexicana ha crecido desde 30% en el año 2000, hasta 42% en 2009 (López-Calva & Ortiz-Juárez, 2011). En México el libro más citado, en los últimos tiempos, sobre este tema, intitulado Clasemediero, escrito por Rubio y De la Calle (2010), encara el problema de la identificación de la clase media basándose en la perspectiva de los estudios de mercado. Dichos estudios se basan en mediciones de las características de la vivienda (número de focos, de cuartos, baños con regadera, boiler, estufa de gas, tipos de piso); en la posesión de bienes de consumo (televisores, computadoras, automóviles); en la conectividad-entretenimiento en los hogares (internet, televisión, teléfono); y en nivel educativo de los jefes de hogar. Dichas medidas clasifican a las familias en niveles de bienestar AB, C+, C, C- , D+, D y E. Los problemas aparecen

Capacidad de compra, sí; clase media, no A partir de la definición de Rubio y De la Calle, en el año 2010 el 38% de los mexicanos pertenecerían a la clase media. Desafortunadamente, en esta forma de concebir la medición se confunden los niveles socioeconómicos del área de estudios de mercado con el concepto de clase media Nivel Socioeconómico A,B,C + y C 41 40

Porcentaje

39 38 37 36 35 NSE

2000

2002

2003

2005

2006-2007

2008

2010

36.8

36.7

36.9

39.9

38.3

39.7

38

Porcentajes de Niveles Socioeconómicos medidos en ciudades de 50,000 habitantes o más.

Fuente: AMAI http://www. amai.org/congreso/2011/ponencias/heriberto_lopez.pdf

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En los estudios de mercado los niveles socioeconómicos son de consumo y su propósito principal es cuantificar la capacidad de compra de la población, pero no miden definitivamente el concepto de clase media

cuando se pretende identificar a los hogares y personas de clase media con base en el enfoque de estudios de mercado, que están orientados básicamente a detectar poder de compra. Dichos medidas utilizan los estratos socioeconómicos y colapsan los niveles AB, C+ y C. No cabe duda que para los estudiosos de la mercadotecnia estas medidas pueden ser útiles para estimar la capacidad de compra de la población así como para analizar el comportamiento de los consumidores en diferentes estratos socioeconómicos. Hay que insistir que, en los estudios de mercado los niveles socioeconómicos son de consumo, y son útiles para los negocios, ya que su propósito principal es cuantificar la capacidad de compra de la población, pero no miden definitivamente el concepto de clase media (véase Cortés en este mismo número).

El uso de la estadística La principal dificultad que hemos encontrado en los estudios revisados es que cada autor adopta umbrales diferentes, sin que medie una clara justificación de los criterios que se utilizan para definir a las clases

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medias por ingreso, y por tanto los resultados varían dependiendo de la definición empleada. Pero una dificultad mayor es la conceptual. Los estudios que usan el ingreso como indicador de las clases sociales suelen confundir a las clases medias con “clases estadísticas” o bien definir los estratos socioeconómicos como “clases sociales.” El origen de esta confusión radica en que carecen de un fundamento teórico que de soporte a la definición de clases sociales, que vaya más allá de los niveles de consumo alcanzados o bien de la capacidad de compra a que da derecho el ingreso. En la literatura aún no hay consenso en que las mediciones basadas exclusivamente en el ingreso o en su distribución, ya sea en los hogares o las personas, sean buenas aproximaciones para identificar a los sectores medios en nuestras sociedades (Atkinson & Brandolini, 2011). En general se puede argumentar que “el concepto de clase media es un concepto polisémico y controversial ya que existe una multiplicidad de definiciones y aun dentro de la propia Sociología, disciplina en que el concepto de clase juega un rol central, abundan los debates no sólo sobre cuál de esas definiciones es la ‘correcta’ sino incluso sobre la existencia misma de las clases en los diferentes contextos sociales e históricos” (Benza, 2012:Cap2).

¿Por qué la persistencia de usar el ingreso para definirlas? Desde la Economía hay una corriente que insiste en que los países de América Latina están creciendo, y que el modelo económico que ha surgido de las reformas estructurales inserto en la globalización ha sido exitoso; se afirma que la industrialización promueve el desarrollo de los pueblos y que una clase media consolidada juega un papel estabilizador en el funcionamiento de la política (De la Calle & Rubio, 2010). Sin embargo, como ya se ha dicho, estas perspectivas no han hecho explícita la teoría que da soporte al concepto clase media y la definición que emplean se queda en el nivel


CLASES MEDIAS operacional, por lo que los estudios tienden a presentar un sentido instrumentalista. Por tanto, el problema al que nos enfrentamos en México es que el conocimiento que se ha propagado en los medios respecto a la clase media es impreciso y con base en él se extraen una serie de consecuencias económicas, sociales, políticas y culturales que son de dudosa validez y menos aún permiten sostener, con el vigor que se suele imprimir, de que en los últimos años su tamaño relativo ha aumentado o disminuido.

El aspecto multidimensional La teoría de la medición aplicada a este caso demanda que para medir el tamaño de las clases medias se requiere primeramente definir qué se entiende por tal y luego se debe buscar una definición operativa, es decir, una medición que se pueda aplicar sobre dimensiones observables del concepto. Desde luego la definición debe precisarse dentro de un enfoque teórico específico, donde el concepto tenga un significado claro.

Hay autores que argumentan que, para tener una buena aproximación a las clases medias, además del ingreso se deben incorporar otras dimensiones. Por ejemplo, hábitos de alimentarios, entretenimiento y cultura, educación, ocupación, cuidado de la salud, infraestructura doméstica, redes sociales, entre otros. Pero la dificultad mayor, en los estudios comparativos internacionales, radica en que las mediciones dependen del contexto de las economías locales: los sistemas sociales interfieren en la medición. Por ello, establecer un método de medición universalmente válido, hace que la tarea se vuelve aún más compleja, con relación a medir en un solo país. A manera de conclusión, el lector puede tomar como ciertas o no las mediciones ofrecidas por los diferentes autores, pero es claro que aquello que se da por sabido en los medios de comunicación en México dista mucho de ser un destilado de los avances del conocimiento sobre el tema. Entre los especialistas campea el disenso sobre las clases medias en general y sobre las clases medias en México en particular.•

BIBLIOGRAFÍA:

I. Atkinson, A. B., & Brandolini, A. (2011). On the identification of the ‹middle class›. Paper presented at the Fourth meeting of the Society for the Study of Economic Inequality (ECINEQ), University of Catania, Italy, July 18-20, 2011. http://www.ecineq.org/milano/WP/ECINEQ2011-217.pdf II. Banerjee, A. V., & Duflo, E. (2008). What Is Middle Class about the Middle Classes around the World? Journal of Economic Perspectives, 22(2), 3-28. III. Benza, G. (2012). Estructura de clases y movilidad intergeneracional en Buenos Aires: ¿el fin de una sociedad de “amplias clases medias”? (Tesis Doctorado), El Colegio de México, México D.F. IV. Cruces, G., López-Calva, L.-F., & Battison, D. (2011). Down and out or up and in? Polarization-Based Measures of the middle class for Latin America. (Documento num 113). Argentina: CEDLAS Retrieved from http://cedlas.econo.unlp.edu.ar/esp/documentos-de-trabajo.php?view_all=t. V. De la Calle, L., & Rubio, L. (2010). Clasemediero: Pobre no más, desarrollado aún no. México, D.F.: Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. VI. Deaton, A. (1997). The analysis of households surveys: A microeconometric approach to development policy. Baltimore & London: The John Hopkins University Press. World Bank Publications. VII. Ferreira, F. H. G., Messina, J., Rigolini, J., López-Calva, L.-F., Lugo, M. A., & Vakis, R. (2013). La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina: Panoramica General. http://siteresources.worldbank.org/LACINSPANISHEXT/Resources/Informe_ClaseMedia.pdf VIII. Grusky, D. B., & Ku, M. C. (2008). Gloom, doom and inequality. In D. B. Grusky (Ed.), Social stratification: class race, and gender in sociological perspective (pp. 2-28). Stanford University: Westview Press. IX. López-Calva, L.-F., & Ortiz-Juarez, E. (2011). A vulnerability approach to the definitiion of the middle class. Washington: World Bank. Policy Research working papers. X. Wolfson, M. C. (1990). Inequality and Polarization: Is There a Disappearing Middle Class in Canada? : Statistics Canada. Analytical Studies Branch.

NOTAS: I. II.

Banco Mundial define a las clases medias como los hogares que perciben entre 4,000-17,000 per cápita PPP Dls. Mientras que Banerjee y Duflo (2008) define a la clase media a los grupos de individuos con un consumo promedio de 2-4 y de 6-10 PPP Dls por día. El enfoque de vulnerabilidad a la pobreza implica evaluar la probabilidad de que una familia caiga en el umbral de pobreza y la constituyen aquellos que no son necesariamente pobres, pero que no necesariamente pertenecen a la élite m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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ISRAEL BANEGAS GONZÁLEZ Investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED-UNAM). Es Doctor en Sociología por El Colegio de México. Su principal interés académico es el estudio de las políticas sociales para la disminución de la pobreza y la desigualdad, así como temas metodológicos sobre medición y evaluación de impacto. Entre sus publicaciones recientes están: “Transferencias condicionadas y superación de la pobreza en México: evidencias a partir del Programa Oportunidades”, European Review of Latin American and Caribbean Studies, (No. 93, octubre 2012) (en coautoría), y “La ilusión tecnocrática en la política social: Progresa-Oportunidades”, El Colegio Mexiquense, (2011) ibanegas@unam.mx

Tele, teléfono y telera En años recientes se ha incorporado al debate sobre el desarrollo la idea de que el crecimiento de las clases medias de un país no solamente traerá consigo un ciclo virtuoso de crecimiento económico, sino que también será un mecanismo para mantener la estabilidad política; sin embargo, antes de dar por cierta esta afirmación es necesario explicitar los supuestos que están detrás de lo que se entiende por clases medias y cómo está insertado este concepto en un esquema más amplio de estratificación social ISRAEL BANEGAS

Estabilidad política y clases medias Un primer referente proviene de la explicación funcionalista del surgimiento de las clases medias en las sociedades industrializadas. En un contexto de modernización y avances tecnológicos, en la “época de oro del capitalismo”, se asoció el crecimiento de las clases medias con el crecimiento económico, el bienestar de los trabajadores y con una menor polarización social. La expansión de las clases medias por medio de la modernización y el crecimiento económico debería traer consigo una menor conflictividad social y una mayor estabilidad política al activarse dos meca-

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nismos que implicaban mayor bienestar. A medida que se requería de más puestos técnicos y calificados, se creaban nuevos estratos con mejores recompensas (Benza 2012). Mientras que, por el lado de la asignación de individuos a las ocupaciones, la masificación de la educación se veía como el factor más importante para lograr una mayor movilidad social. Bajo la ideología del liberalismo clásico, las desigualdades existentes serían entonces sólo producto del mérito individual (Amable 2011). Esta argumentación es retomada en la actualidad como una agenda política, donde se acentúan los efectos positivos de su crecimiento en términos económicos, sociales y políticos (Stiglitz 2012). En


CLASES MEDIAS

Si son obstaculizados o acaparados los mecanismos basados en el mérito personal para poder acceder a estratos con mayores recompensas no

es posible justificar las desigualdades existentes

este sentido, se le atribuye un papel como motor de la economía, ya que privilegian el ahorro y la inversión en capital humano, como factor en la cohesión social y de estabilidad política. El acceso generalizado a productos de consumo coadyuva al «desvanecimiento» de las clases sociales. Sin embargo, el discurso sobre las virtudes de convertirse en «país de clase media» proviene de un trasfondo político e histórico particular donde se buscaba neutralizar la idea marxista de la lucha de clases. Ahora, en pos de apoyar la agenda política que busca justificar el modelo neoliberal, se comete una simplificación histórica que no toma en cuenta la concentración de bienes (plata, prestigio y poder), y los obs-

táculos institucionalizados para acceder a las posiciones más recompensadas. Sin entrar en el aún vigente debate sobre el supuesto crecimiento de las clases medias en América Latina y en particular en México, al referirnos a la clase media desde una perspectiva unidimensional (sea el ingreso o el consumo) se deja de lado un grupo de factores importantes que estructuran a la sociedad. Esta concepción de las clases medias no puede ser trasladada sin más a sociedades post-industriales y economías en desarrollo. La misma promoción de las pautas de consumo de las clases medias en sociedades con poca movilidad social puede traducirse en una mayor polarización social e inestabilidad m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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política. Máxime cuando esto sucede en contextos donde el crecimiento económico es poco sostenido y sus beneficios no tienden a distribuirse equitativamente. Lo que entenderemos como clase media, como concepto, importa en la medida que podemos identificar qué se incluye y qué queda fuera de este. Al definir clase media debemos preguntarnos cómo este ejercicio académico es entendido por los individuos. Es decir, si los individuos se identifican como clase media, si están consientes de su pertenencia y si actúan en conjunto en beneficio de su clase. Creer que el crecimiento de las clases medias tendrá un efecto de estabilidad política es no tomar en cuenta las diferencias que existen entre el concepto de clase con el concepto de estatus. El concepto de estatus aporta a la discusión una mirada a la sociedad que se visualiza como una comunidad: individuos con un estilo de vida similar y que interactúan entre ellos como iguales; más que como un agregado de individuos con una situación similar de mercado. Más allá de los mensajes mercadotécnicos que nos invitan a «comprar para pertenecer» a la clase «exitosa», la creación de comunidad y pertenencia a un grupo es mucho más compleja. De ahí que en el debate sobre las virtudes que pueda tener el crecimiento de la clase media faltaría agregar al análisis el papel que jugaría en la creación de un sentido de comunidad en los miembros de ésta, la pertenencia o adscripción de otros grupos sociales, sea la adscripción de grupos étnicos, como la adscripción de los nuevos grupos de jóvenes que comparten gustos y pautas culturales particulares. Los traslapes entre estatus y clase pueden llevar a mayor estrés y radicalización política. Las inconsistencias entre logros y estatus llevan a que los individuos se ubiquen como destituidos del sistema y apoyen movimientos que alteren el status quo político. Es decir, se debe estudiar la premisa de si realmente estamos experimentando la construcción de un grupo homogéneo de individuos con valores y actitudes compartidas que sean más pro-

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pensos a buscar el cambio por medio de las vías institucionales, o si la forma actual de estratificación y de la desigualdad en la asignación de bienes en la sociedad podría ser la madera que prenda movimientos radicales, como han discutido varios autores (Stiglitz 2012, Grusky 2001, Lipset 1959, Lenski 1954). En la sociedad hay más en juego que la distribución de bienes económicos. A lo largo de la historia, la distribución de lo que la sociedad considera valioso va cambiando. Si bien la distribución de bienes económicos es muy importante en la ecuación, debe considerarse también cómo se distribuye el poder, el prestigio, los bienes culturales y los mecanismos que asignan a los individuos en estratos con recompensas diferenciadas. Qué tan desacopladas están las prácticas de consumo del concepto de clase ha sido estudiado desde hace treinta años en los estudios de estratificación social (Davis 1982). Definir la clase media, privilegiando sólo el acceso a bienes de consumo, como proxy de un mayor ingreso, tiene como supuesto que el resto de lo que la sociedad identifica como valioso será distribuido de la misma manera. Es decir, que a mayores ingresos, mayor poder tendrán las clases medias para cambiar los arreglos institucionales que les afectan o que atentan contra su calidad de vida. Sin embargo, cabría preguntarse si un mayor acceso a artículos de consumo acerca más a la sociedad, en términos de valores y aspiraciones, al diputado plurinominal que en el Congreso aboga por los intereses del grupo económico que representa. Hablar de clases medias es perder de vista las formas disfuncionales de la estratificación social. Es necesario hacer la distinción entre la distribución de recompensas sociales y la distribución de oportunidades para asegurar esas recompensas. De ahí que es necesario incorporar a la discusión cómo entiende la sociedad los acuerdos implícitos y explícitos de movilidad social. Que las desigualdades sean «tolerables» por la sociedad requiere de un cierto entendido, un contrato social, de que existen


CLASES MEDIAS mecanismos basados en el mérito personal para poder acceder a estratos con mayores recompensas. La explicación funcionalista de la desigualdad requería de cierta movilidad social para que el sistema siguiera asignando a los más capaces en los estratos con mayores recompensas. Sin embargo, la mayor crítica a esta visión señalaba que si estos mecanismos de movilidad son obstaculizados o acaparados no es posible justificar las desigualdades existentes. En un sistema de estratificación rígido es difícil sostener el argumento de que exista una «necesaria» desigualdad que coadyuva a la innovación y al esfuerzo personal (Grusky 2001: 13). Un mayor acceso al consumo no implica que haya mayor movilidad social. Se argumenta que una mayor igualdad en una de las dimensiones que estructuran el sistema de estratificación −en este caso el consumo− traerá consigo mayor movilidad en la estructura social. Sin embargo, la gente quiere algo más que una televisión y un celular. En un sistema tan desigual como el nuestro, donde existen pocas posibilidades de movilidad, el estrés social y psicológico es tal que se generan aspiraciones que son frustradas y llevan a comportamientos lejanos de la pregonada estabilidad política (Wilkinson y Pickett 2009). Baste como ejemplo recordar los saqueos de ropa de marca y electrodomésticos en ciudades como Los Ángeles o Londres por miembros de la sociedad que, a pesar de su nivel de consumo, se sienten destituidos.

¿Cómo se han transformado las desigualdades y cómo se crean nuevas? A medida que la sociedad avanza hacia una “sociedad de la información” (Bell [1973], 1994) se crean nuevas formas de propiedad y de capacidades. ¿Quién controla la información en nuestros días? Los bienes que la sociedad considera valiosos van cambiando, mas no la persistencia de las desigualdades. La información como bien valioso desplaza, en parte, al capital económico (leído estrechamente como ca-

La gente quiere algo más que una televisión y un celular. En un sistema tan desigual como el nuestro, se generan aspiraciones que son frustradas y llevan a comportamientos lejanos a la estabilidad política

pacidad de consumo). ¿Quién controla lo que ahora ven en sus nuevas televisiones las “nuevas y crecientes clases medias”? Argumentar que el crecimiento de las clases medias traerá estabilidad política es una agenda política que requiere ser problematizada. Es necesario estudiar qué está en juego en la sociedad y cuáles son los nuevos bienes y valores que se distribuyen. Más importante aún, se debe estudiar cómo se identifican los individuos dentro de la sociedad para poder aseverar si la igualación en las pautas de consumo hará que la comunidad actúe en pos de sus intereses de grupo por una propuesta política que les asegure “estabilidad”. Ver en la estandarización de gustos y acceso a productos de consumo como el elemento principal que cohesionará a la sociedad hacia una mayor estabilidad política es hacer a un lado el complejo entramado de las desigualdades sociales, legitimando irreflexivamente un sistema de estratificación que dista de ser justo y equitativo.• *Para consultar las referencias de este artículo visita nuestra página: www.mexicosocial.org

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CONSTRUCCIÓN

RAMÓN CARLOS TORRES Investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo-UNAM. Licenciado en Economía (UNAM), Diplomado en Planificación Económica y Social (ILPESCEPAL) y Maestro en Administración Pública (Harvard University). Ha ocupado cargos en la administración pública, organismos internacionales y empresas privadas. Ha sido docente en la UNAM, el IPN, el ITAM y la Universidad Anáhuac.

MUTANTE La clase media en América Latina constituye un segmento de población impreciso, y su análisis e incorporación en el discurso político se han acentuado en múltiples direcciones. Los estudios del Banco Mundial y la ocde son exponentes de una de ellas, erigiéndolas en objetivo y condición histórica de desarrollo

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l discurso político les asigna con frecuencia atributos protagónicos, sean reales, ficticios o de ideales por alcanzar, y las coloca como ingrediente esencial de transformación, progreso, modernización y “meta legítima de progreso y justicia social” (Yocelevzky, 2013). En las páginas que siguen se hace referencia a algunas de las visiones dominantes sobre la constitución, dinámica y significado de las clases medias en América Latina, en particular las formuladas en la ocde y el Banco Mundial, por ser exponentes de un posicionamiento influyente y generalizado. La finalidad es identificar, a manera de hipótesis, elementos consustanciales al funcionamiento de la economía que explican la creciente y preponderante atención al tema en la política, la investigación y la academia. El corolario es destacar la hipó-

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tesis de que las fuerzas del mercado, con su componente hegemónico, contribuyen a explicar el auge ideológico de magnificar el objetivo y desempeño de las clases medias en América Latina(I). La magnitud y evolución de las clases medias se miden en referencia a una o varias variables seleccionadas, según las hipótesis o el contenido ideológico o doctrinario que se propone derivar de los valores resultantes de la medición. Entre las variables más recurrentes figuran: valores absolutos del ingreso por habitante o familiar; dispersión relativa de la tendencia central de dicho ingreso; gasto en consumo de determinados bienes y servicios; ubicación y modalidad ocupacional; satisfacción de determinadas necesidades sociales; aspiraciones de bienestar; identidad social, económica o cultural; sentimiento de pertenencia e ideales psicológicos; entre otros de sus indicadores constitutivos.


CLASES MEDIAS Un estudio publicado por la ocde estima que 42% de los latinoamericanos pertenecen a la clase media y que los demás forman parte de estratos sociales que denomina desfavorecidos y acomodados (ocde 2010). La cifra contrasta con el 62% estimado para otros países miembros de la organización (Garrido y Landa, 2012). El criterio de medición utilizado es la dispersión del ingreso personal, de 0.5 a 1.5 de la mediana nacional, contrario a “la visión que ha cobrado vigencia” de acotar el rango de 0.75 a 1.25 (Ibarra 2011). Al interior de América Latina los resultados de la ocde oscilan entre extremos, Uruguay, con más de 56% de clase media, y Bolivia, con un tercio; a México lo sitúa en un nivel intermedio de 50% (el estudio de Ibarra arroja 19% con el rango de dispersión acotado). Considera el estudio que en la región las clases medias no actúan como motor de desarrollo, en virtud de carecer de la necesaria movilidad ascendente, a diferencia de lo que sucede en los países donde el modelo económico de crecimiento, según la ocde, ha tenido éxito. Para lograr ese éxito, el organismo propone mejorar los regímenes de protección social, los sistemas de educación y la reforma fiscal como medios para fortalecer el contrato social, y lograr con ello que las sociedades latinoamericanas sean más justas, estables y cohesivas. La ruta del desarrollo queda así establecida: ampliar la clase media y dotarla de movilidad ascendente. Por otra parte, el Banco Mundial publicó otro estudio sobre la movilidad económica y la clase media en América Latina (Ferreira y otros, 2013). En él se estima que 30% de los latinoamericanos vivía en 2009 con estándares de clase media; adopta como referencia definitoria un nivel absoluto del ingreso per cápita, entre 10 y 50 dólares al día, al tipo de cambio de Paridad del Poder Adquisitivo. Arriba de ese rango ubica al 2% de la población con mayores ingresos. Debajo de la clase media, estima que 30.5% de la población está constituida por quienes tienen un ingreso inferior a 4 dólares diarios, nivel que considera umbral de pobreza moderada, y el 37.5%

Es significativa y creciente la heterogeneidad de la participación de la clase media en la división de trabajo, las actividades productivas y el acceso a servicios básicos y oportunidades m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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Es fundamental el rigor en el análisis para comprender que el objetivo de igualdad,

en todas sus dimensiones, es requisito ineludible para el desarrollo, el crecimiento y la conformación

de los estratos sociales

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de “casi pobres o clase media-baja”, a los que denomina vulnerables, los cuales perciben entre 4 y 10 dólares diarios, se trata ésta última de población que no es pobre pero “corre el riesgo de caer en la pobreza, con una probabilidad estimada superior al 10%”. En suma, la región latinoamericana queda así estratificada en cuatro y no en tres clases sociales: pobres (30.5%), clase vulnerable (37.5%), clase media (30%) y clase alta (2%). El Banco destaca que la clase media en América Latina y el Caribe ha aumentado 50% en el período 2003-2009. Destaca que se registró una alta movilidad intrageneracional; alrededor de la mitad de pobres ascendió a vulnerables y una proporción de éstos, aún mayor, ingresó a la clase media. Explica la movilidad por la mejoría en indicadores de educación, empleo formal, vivienda y urbanización, además de una mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral y una reducción del tamaño de las familias. Atribuye el drástico aumento de la clase media en América Latina al crecimiento del ingreso per cápita y a la menor desigualdad, en proporciones de 0.75 y 0.25, respectivamente. Finalmente, el estudio identifica a las clases medias como agentes de estabilidad y progreso, ciertamente sin argumentos, y propone tres reformas para que éstas apoyen un contrato social más justo y legítimo: mayor igualdad de oportunidades en las políticas públicas, una segunda generación de reformas al sistema de protección social y el rompimiento del círculo bajos impuestos con mala calidad de los servicios. Ambas mediciones de clase media, la del Banco y la ocde, difieren en magnitud y metodología de cálculo (30% y 42%, respectivamente). Pero además, no coinciden en los hogares que ambas refieren como clase media. En efecto, el estudio del Banco destaca y muestra gráficamente que la clase vulnerable incluye al “hogar modal en América Latina“. Una gran proporción de los hogares ubicados en la clase vulnerable se localizan en lo que la ocde considera precisamente clase media. En el otro sentido, la mayor parte de los hogares que

esta institución sitúa en favorecidos se alojan en el segmento que el Banco agrupa en la clase media. Esto es, con el mismo nombre identifican segmentos de población distintos, ambos concluyen que crecieron y argumentan y formulan propuestas convergentes sobre su papel en el desarrollo. Llama la atención que la definición y cuantificación de la clase media se acomode en función del rol que se le asigna de motor de crecimiento o agente de desarrollo. De igual modo, es significativa la pretensión de supeditar o minimizar la desigualdad latinoamericana, en sus vertientes multidimensionales, tensiones y conflictos, en torno a ese ideal. Sin duda, la economía de mercado, con toda su fuerza y atractivo, se ha vuelto un poderoso factor de homogeneización en la conducta económica, social, cultural y política de los diferentes estratos poblacionales, especialmente la clase media. En síntesis, la clase media ofrece dos rostros, el homogéneo del consumo y el heterogéneo de su condición estructural; adquiere con ello naturalización y mecanismo de conciliación para el reparto distributivo. Será acaso válido sepultar en definitiva la sentencia marxista de que “Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de la lucha de clases”. El binomio clase media y consumo evoluciona y se vuelve indisoluble y con ello sus implicaciones en la economía, la política y la cohesión social. Los mercados de bienes y servicios de consumo en América Latina se caracterizan cada vez más por su acentuada masificación, diversificación, y especialización estandarizada, explicable en parte por el auge del comercio internacional, los profundos cambios tecnológicos, el menor costo relativo de producción de muchos de ellos, la reorganización y concentración productiva en grandes empresas y el éxito de instrumentos sofisticados de mercadotecnia. Un factor que ha cobrado singular importancia es la penetración del financiamiento comercial y bancario de este tipo de bienes y servicios, en beneficio de la clase media, que no solamente incentiva y otorga fluidez a


CLASES MEDIAS RESULTADOS DIFERENTES, PROPUESTAS AFINES Las mediciones de la clase media del Banco Mundial y la ocde difieren en magnitud y metodología de cálculo y no coinciden en los hogares que refieren como clase media. Asimismo, identifican segmentos de población distintos con el mismo nombre, ambos concluyen que crecieron, y argumentan y formulan propuestas convergentes sobre su papel en el desarrollo

OCDE

BANCO MUNDIAL

Estima que 42% de los latinoamericanos pertenecen a la clase media

En su estudio se indica que 30% de los latinoamericanos vivía en 2009 con estándares de clase media

El resto de la población forma parte de estratos sociales que denomina "desfavorecidos" y "acomodados"

La región latinoamericana queda estratificada en cuatro y no en tres clases sociales: pobres (30.5%), clase vulnerable (37.5%), clase media (30%) y clase alta (2%)

El criterio de medición utilizado es la dispersión del ingreso personal, de 0.5 a 1.5 de la mediana nacional

Adopta como referencia definitoria un nivel absoluto del ingreso per cápita, entre 10 y 50 dólares al día, al tipo de cambio de Paridad del Poder Adquisitivo

Sitúa a México en un nivel intermedio, con el 50% de su población perteneciente a las clases medias

Destaca que la clase media en América Latina y el Caribe ha aumentado 50% en el período 2003-2009

El estudio considera que en la región las clases medias no actúan como motor de desarrollo, en virtud de carecer de la necesaria movilidad ascendente

Atribuye el drástico aumento de la clase media en América Latina al crecimiento del ingreso per cápita y a la menor desigualdad, en proporciones de 0.75 y 0.25, respectivamente

El organismo propone mejorar los regímenes de protección social, los sistemas de educación y la reforma fiscal como medios para fortalecer el contrato social, y lograr con ello que las sociedades latinoamericanas sean más justas, estables y cohesivas.

Propone tres reformas para que éstas apoyen un contrato social más justo y legítimo: mayor igualdad de oportunidades en las políticas públicas, una segunda generación de reformas al sistema de protección social y el rompimiento del círculo bajos impuestos con mala calidad de los servicios

las transacciones, sino que condiciona un nuevo esquema de endeudamiento donde dichas clases disminuyen su influencia en las decisiones sobre inversión y afianzan su condición de consumidores. Ante estas circunstancias cabe la interrogante sobre el alcance del papel que suele cifrarse en la clase media como motor de desarrollo, innovación y creatividad. A pesar de ello, los patrones de consumo a los que se le asocia son crecientemente homogéneos e intensos, con los consecuentes impactos en el entorno de valores, anhelos y deseos de formar parte de ella. En contraste, es significativa y

creciente la heterogeneidad de su participación en la división de trabajo, las actividades productivas y el acceso a servicios básicos y oportunidades. La reacción ante esta asimetría, especialmente si es de déficit, explica quizá que la pertenencia a la clase media pueda unir voluntades, ser piedra angular del discurso político y hasta engendrar utopías. Es fundamental el rigor en el análisis para comprender que el objetivo de igualdad, en todas sus dimensiones, es requisito ineludible para el desarrollo, el crecimiento y la conformación de los estratos sociales, incluida la clase media en la forma que se le quiera concebir.•

NOTAS: I. El análisis se nutre de los penetrantes estudios sobre las clases medias de F. A. Cortés y D. Ibarra, así como de los artículos de I. Banegas, D. Vargas e I. Yaschine, que aparecen en este número de la Revista, sin que en modo alguno comprometan necesariamente sus puntos de vista sobre lo aquí planteado. * Para consultar las referencias de este artículo visita nuestra página: www.mexicosocial.org

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ILIANA YASCHINE ARROYO Investigadora del PUEDUNAM. Es Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México, Maestra en Política Comparada por la London School of Economics and Political Science y Maestra en Estudios del Desarrollo por la Universidad de Sussex. Sus áreas de especialización son: desarrollo y política social, desigualdad social y pobreza.

programa universitario de estudios superiores del desarrollo unam

¿NACIÓN DE CLASES MEDIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI? El 24 de septiembre de 2012 Felipe Calderón, durante su discurso pronunciado ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos en su última visita como presidente a ese país expresó que una de las transformaciones principales de México era que se estaba “convirtiendo en una nación de clase media”(I). Esta afirmación no se da en un vacío. En la última década, las clases medias han ocupado con mayor frecuencia un lugar en el discurso político, el debate público y la investigación tanto en México como a nivel regional e internacional ILIANA YASCHINE

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a relevancia del tema radica en que una predominancia y ampliación de las clases medias se valora no sólo como favorable para el devenir social, sino como un indicador de éxito del modelo de desarrollo de una

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sociedad. Por un lado, esto se relaciona con el rol que usualmente se les adjudica como garantes de la estabilidad política y social de las sociedades democráticas modernas, poseedoras de aspiraciones y valores positivos e impulsoras del crecimiento económico.


CLASES MEDIAS Por otro lado, el crecimiento de las clases medias suele equipararse con una reducción de la pobreza y de la desigualdad, con énfasis en el aumento de la igualdad de oportunidades y de la movilidad social. El argumentar que un país se ha convertido en una sociedad de clases medias conlleva una valoración positiva de las políticas implementadas, en la medida en que se percibe que éstas conducen a incrementar el bienestar de la población en condiciones de mayor igualdad y cohesión social. Este argumento tiene vínculos claros con la teoría de la modernización que, desde mediados del siglo pasado, sostenía la tesis de que el desarrollo de las sociedades capitalistas produciría sociedades de clases medias con estabilidad democrática, en contraposición con los planteamientos marxistas que vislumbraban que el capitalismo generaría polarización social (Benza 2012). El discurso de Calderón ante el Consejo de Relaciones Exteriores en Washington es un ejemplo del razonamiento recién expuesto. En él, el ahora ex presidente presentó su balance de los éxitos logrados durante su gestión en materia económica, social y política, siendo uno de ellos el referido a las clases medias. Como prueba de su afirmación, citó un conocido texto de De la Calle y Rubio (2010). Adicionalmente, enumeró una serie de políticas instrumentadas durante su gobierno que contribuirían a explicar esta evolución favorable para la sociedad mexicana: la expansión de los servicios de salud y educación; la ampliación de la posesión de viviendas propias y la aplicación de programas sociales, particularmente de transferencias condicionadas para los hogares pobres (Oportunidades); pensiones para adultos mayores (70 y más); y estancias infantiles para el cuidado de menores. Ante dichas aseveraciones cabe preguntarse si en realidad las clases medias, como consecuencia de la instrumentación del modelo de desarrollo vigente, han crecido en México en las últimas décadas y tienden a predominar sobre las demás clases sociales. Algunos indicadores darían pie para, al menos, poner en duda esta proposición. De acuerdo con los datos del Con-

sejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (coneval), en el país se observa que la incidencia de la pobreza no sólo continúa siendo elevada, sino que no ha tenido un decremento significativo en las últimas décadas e incluso se incrementó entre 2008 y 2010 a raíz de la crisis económica. En 2010, 46.2% de la población se encontraba en pobreza multidimensional y 57.7% en pobreza de patrimonio medida por ingresos; estas cifras eran de 44.4% y 52.3% en 2008, respectivamente (coneval 2011: 79, 2012: 29). Asimismo, si bien la desigualdad de ingreso medida con el índice de Gini se redujo de .543 en 1992 a .499 en 2010 (coneval 2012: 38), es de resaltarse que el valor de este índice se ha mantenido cercano a .5 a lo largo del periodo, lo cual equivale a un alto nivel de desigualdad. Otros indicadores también dan señales de una situación crítica. La tasa de desocupación ha aumentado en los últimos años, pasando de 3.5% en el segundo trimestre de 2005 a 4.9% en el mismo trimestre de 2012, con un record máximo de 6.2% en el tercer trimestre de 2009, relacionado con la crisis económica iniciada en 2008 (coneval 2012:20). La comparación entre la población nacional y aquélla que conforma el quintil más pobre muestra rostros adicionales de la polarización social, con brechas importantes en relación al acceso a educación, salud, seguridad social y alimentación, entre otros factores. Derivado de los indicadores sociales adversos y de las crisis económicas recurrentes, se ha generado una discusión tanto en nuestro país como a nivel internacional en torno a los resultados del actual modelo económico y la necesidad de considerar modelos alternativos. Pero la presentación de estos indicadores es útil tan sólo a manera de contextualización y no permite dimensionar el tamaño de las clases medias en el país o evaluar su posible incremento. Aunque habría consenso en que las clases medias constituyen un sector que ocupa un lugar intermedio en la estratificación social, no existe un acuerdo en cuanto a los criterios que deben usarse para definirla e identificarla. Por tanto, para abordar la interrogante

Cabe preguntarse si el mayor acceso a bienes como electrodomésticos y computadoras constituye una prueba del aumento de las clases medias o si es más bien consecuencia de la reducción de su costo, que los hace accesibles para un sector más amplio de la población m a r z o 2013 MÉXICO SOCIAL

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Un análisis empírico desde una perspectiva sociológica sobre la evolución de las clases medias incorporaría otros criterios teórico-conceptuales y metodológicos que podrían complementar los hallazgos de los estudios económicos planteada se requiere una discusión y posicionamiento sobre la definición de “clases medias” y, derivado de ello, la metodología para identificarlas, medirlas y analizar empíricamente su evolución. Evidentemente, los resultados del estudio empírico dependerán de la definición conceptual que se adopte y de las decisiones metodológicas que se tomen para el análisis. Las posturas podrían clasificarse en términos de su vinculación disciplinaria, principalmente con la Economía y la Sociología. Desde una perspectiva económica, las clases sociales comúnmente se definen teniendo como dimensión central el bienestar económico y se identifican principalmente mediante el nivel de ingreso (o en ocasiones el consumo), utilizando variables tales como fractiles de ingreso, umbrales de ingreso o criterios estadísticos. En cambio, desde una perspectiva sociológica, aunque existen diversas aproximaciones para conceptualizar las clases sociales (marxista, weberiana, durkheimiana), éstas tienen en común que

se privilegia una definición vinculada con las características de la estructura productiva y de los mercados laborales. Desde una perspectiva neo-weberiana, por ejemplo, la identificación de la pertenencia a una clase social se basa en variables como el tipo de ocupación, las habilidades aplicadas en el trabajo y la posición en las relaciones laborales y productivas. Estas características se encuentran relacionadas con las oportunidades de vida de cada individuo, esto es, con las oportunidades de acceder a los bienes y servicios de una sociedad de acuerdo con su situación de clase (Breen, 2005). Al proporcionar la evidencia empírica de su afirmación, Calderón se refiere al cambio en los patrones de consumo de los mexicanos, que equipara con la mejora en su calidad de vida. Específicamente menciona el mayor acceso a vivienda, automóviles, salud, educación, entretenimiento y bienes durables (como electrodomésticos y computadoras), los cuales considera bienes propios de la clase media. Cabría preguntarse si el mayor acceso a este tipo de bienes constituye una prueba del aumento de las clases medias o si es más bien consecuencia de la reducción de su costo, que los hace accesibles para un sector más amplio de la población. Si uno se remite a la fuente citada por el ex presidente, la definición de lo que entienden por clases medias resulta imprecisa, al igual que la metodología utilizada para su identificación y análisis. Con base en criterios de mercadotecnia y datos exclusivos para población urbana, los autores señalan que la clase

NO SON CONCLUYENTES En el análisis de Cruces, López Calva y Battistón (2011) en torno a la evolución (1992-2006) del tamaño de las clases medias de acuerdo con cinco criterios de medición distintos basados en el ingreso los datos muestran diferencias importantes tanto en el tamaño del sector como en su evolución en el tiempo El tamaño de las clases medias en 2006 oscila, según la medición usada, en un rango entre 23.8% y 62.1% de los hogares

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Dos de las mediciones encuentran que el porcentaje de hogares identificados como clase media se redujo (tan sólo en cerca de un punto porcentual)

Una de las mediciones muestra un comportamiento constante

De acuerdo con las otras dos, el sector se incrementó (únicamente en alrededor de un punto porcentual)

Estos resultados pueden explicarse a partir de la variedad de criterios utilizados


CLASES MEDIAS NOTA: I. (Calderón 2012: minuto 14)

BIBLIOGRAFÍA I. Benza, Gabriela (2012) Estructura de clases y movilidad intergeneracional en Buenos Aires: ¿el fin de una sociedad de “amplias clases medias”?, Tesis de Doctorado, El Colegio de México.

El crecimiento de las clases medias suele equipararse con una reducción de la desigualdad, sin embargo, la información con la que se cuenta no hace posible llegar a un juicio incontrovertible sobre su tamaño y evolución

media estaría integrada por 52.6% de la población urbana en 2002 y 52.9% en 2008 (De la Calle y Rubio, 2010: 17). Abundan los datos estadísticos que describen distintas características de la población nacional, pero la información presentada y la metodología utilizada no aporta evidencia para sostener de manera convincente la hipótesis de un predominio o incremento de este sector social. Asimismo, un informe reciente del Banco Mundial concluye, con base en otro criterio de identificación, que durante la primera década de este siglo las clases medias aumentaron en México, así como en el resto de América Latina (Ferreira et. al., 2013). Aún no se ha realizado un análisis empírico desde una perspectiva sociológica sobre la evolución de las clases medias en México en tiempos recientes. Una investigación de este tipo aportaría a la discusión

al incorporar otros criterios teórico-conceptuales y metodológicos que podrían complementar los hallazgos de los estudios económicos. En síntesis, la información con la que se cuenta no hace posible llegar a un juicio incontrovertible sobre el tamaño y la evolución de las clases medias en México como sugiere la afirmación de Felipe Calderón. Mientras que su gobierno se preció de haber puesto en práctica acciones que ampliaron este sector, la nueva administración ha expresado su intención de fortalecerlo y expandirlo mediante políticas que incrementen el bienestar social. Dada la importancia que este tema ocupa en el discurso político y en la valoración del éxito de la política pública, sería relevante avanzar en una discusión sobre qué entender por clases medias en el país y cómo medirlas para dar cuenta de los efectos de las políticas en este ámbito.•

II. Breen, Richard (2005) "Foundations of neo-weberian class analysis" en E. O. Wright, Approaches to class analysis, Cambridge: Cambridge University Press, 31-50. III. Calderón, Felipe (2012) Discurso ante el Consejo de Relaciones Exteriores, Washington D.C., 24 de septiembre 2012, en http://www.youtube.com/ watch?v=puTkLPvXoEw, consultado el 31 de enero 2013. IV. CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) (2012) Informe de evaluación de la política de desarrollo social en México 2012, México: CONEVAL. V. -----,(2011) Pobreza en México y en las entidades federativas 20082010, México: CONEVAL. VI. Cruces, Guillermo, Luis Felipe López Calva y Diego Battistón (2011) Down and out or up and in? Polarization-based measures of the middle class in Latin America, Documento de trabajo 113, CEDLAS, febrero 2011. VII. De la Calle, Luis y Luis Rubio (2010) Clasemediero. Pobre no más, desarrollado aún no, México: CIDAC. VIII. Ferreira, Francisco H. G., Julian Messina, Jamele Rigolini, Luis Felipe López-Calva, María Ana Lugo y Renos Vakis (2013) Economic mobility and the rise of the Latin American middle class, Washington D.C.: The World Bank.

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ROLANDO CORDERA Coordinador Académico del PUED-UNAM. Es Profesor Emérito de la UNAM y Profesor titular “C” de tiempo completo en la Facultad de Economía; PRIDE D; Coordinador del Seminario Universitario de la Cuestión Social; Coordinador del Centro del Estudios Globales y de Alternativas para el Desarrollo de México; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI, nivel II desde 2002; Miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM (2000-2011); Doctor Honoris Causa por la UAM; Colaborador semanal en el periódico La Jornada. Miembro del Instituto de Estudios para la Transición Democrática y de la Academia Mexicana de Economía Política; Presidente de la Fundación Pereyra, A.C.; Director de la revista Configuraciones.

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El México de las clases medias o de las medias

clases Rolando Cordera Campos

I

Revisitar el tema de las clases medias y su relación con el crecimiento y el desarrollo siempre es útil y ahora, en medio de la crisis global, necesario. Pero es preciso hacernos cargo de su complejidad conceptual e historiográfica. Cada “clase”, definida estructuralmente, implica muchos estratos, diversos niveles de propiedad o acceso al control de los medios de producción, y, consecuentemente, variados niveles de ingreso. Como la historia del desarrollo capitalista nos ha enseñado, esta estratificación también trae consigo actitudes y percepciones culturales y políticas muy diversas. Incluso encontradas, de ahí la complejidad del asunto y la imposibilidad de una simplificación que vaya más allá de los alardes publicitarios.

II

Conceptualizar a la clase media nunca ha sido fácil. No sólo porque las sociedades contemporáneas sean cada vez más complejas y las categorías laborales y profesionales se hayan diversificado, hasta el extremo de desdibujarse y alterar las señas de identidad y adscripción de muchos. A riesgo de simplificar, quizá sea posible decir que es más fácil definir las clases me-

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dias por lo que no son: no son pobres, y sus integrantes no pertenecen a las clases altas y se las han arreglado para establecer una sana distancia del trabajo físico directo y del manual. Se trata de un conjunto que, no obstante su marcada heterogeneidad interna, comparte medios de vida, niveles económico similares y aspiraciones de ascenso similares. Aunque su acceso a la cultura y la tècnica también las impela a desplegar actitudes críticas del orden establecido. Para una buena ubicación de estos segmentos sociales diferenciados, hay problemas técnicos importantes; uno de ellos, no deleznable en más de un sentido, es el subregistro significativo que hacen las encuestas de ingresos y gastos de los hogares y las personas verdaderamente ricos. Entonces, para poder determinar si hay, o no, un crecimiento tendencial de la clase media, es preciso llegar a un acuerdo o una convención sobre lo que es y no es la clase media. Su importancia para el análisis ulterior, económico o politico, dependerá del acercamiento que se adopte.

III

La anterior es una perspectiva en buena medida atemporal. Ahora, vale la pena


CLASES MEDIAS

El renovado interés por hablar de un crecimiento de la clase media, hasta su vulgarización en términos como el de “clasemedieros”

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

preguntarnos: ¿por qué el nuevo y casi súbito interés que se ha despertado sobre las clases medias, su evolución y peso en México y América Latinai? Más allá de una pretensión académica legítima por seguir el pulso y el curso de estos sectores sociales, después de mñas de una década de declive económico y crisis financieras destructivas, el estudio de los agrupamientos “no pobres” permite salir al paso —como lo han hecho muchos estudiosos a lo largo de la historia moderna— a la tesis de la polarización inevitable del capitalismo atribuida a Karl Marx. En este sentido, no está de sobra recordar que, a mediados del siglo xix, cuando algunos pensadores socialistas vaticinaron el ocaso de la clase media, se referían sobre todo al fin de la clase social formada por la pequeña burguesía, los comerciantes y artesanos a los que las aristocracias del siglo xix llamaban despectivamente “la clase social de los tenderos”. Por lo demás, la experiencia de la social democracia en Europa a todo lo largo del siglo xx registra más bien una expansión de dichos segmentos que, a su vez, dio lugar a las más diversas coaliciones en las que se sustentó la cons-

trucción y el desarrollo de los Estados de bienestar. Estos estados fueron los pilares no sólo de la reconstrucción europea después de la Segunda Guerra sino de grandes y pequeñas recomposiciones en las formas distributivas del ingreso y aún de la riqueza. Para no hablar del importante papel que en la reconfiguración del mapa mundial y de los países avanzados en particular jugaron en ese periodo los profesionistas e intelectuales que prevenían del abigarrado conjunto de las capas medias o lo engrosaban gracias a la educación superior y la diversificación de las actividades inscritas en el conocimiento y la innovación tecnológica e institucional. El tema, así, constituye una parte central del desarrollo capitalista hasta nuestros días y ha reclamado muy diversos enfoques e interpretaciones. El renovado interés por hablar de un crecimiento de la clase media, hasta su vulgarización en términos como el de “clasemedieros” que se puso en circulación en México hace unos meses como si fuera un hallazgo con implicaciones cientíticas, parece tener que ver más bien con un discurso ideológico con intenciones políticas, que busca resal-

que se puso en circulación en México hace unos meses como si fuera un hallazgo con implicaciones cientíticas, parece tener que ver más bien con un discurso ideológico con intenciones políticas

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En México, lo

que sobresale en el panorama social conformado después de las crisis y

transiciones del fin del siglo xx

es más un agudo divorcio entre una demografía caracterizada por el predominio de los jóvenes y los adultos jóvenes Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

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tar las virtudes productivas y aún transformadoras de una forma de crecimiento capitalista sometida en los últimos años a agudas críticas y a una crisis económica y financiera de enormes proporciones. Una de las expresiones de dicha crisis, sometidas a estudio y evaluación antes de que estallara, es la capacidad declinante e insuficiente del capitalismo organizado por el código neoliberal para generar empleos y auspiciar niveles de bienestar y equidad como los que caracterizaron la evolución del mundo en los “treinta gloriosos” años de la segunda post guerra. Sin duda, las clases medias entendida laxamente a través de sus magntudes de ingreso y sus pauta de consumo, pueden ser expresiones del crecimiento económmico y del desarrollo social. También, pueden ser protagonistas de nuevas fases de evolución, gracias a su capacidad de reflexión, articulación y de detección de problemas y conflictos. Incluso, como ha ocurrido con el reciente discurso exegético sobre dichas

clases, puede remarcarse su contribución a la estabilidad política y económica. Visto así, habría a la vez que preguntarse por el signo o la calidad de la estabilidad, la sustentabilidad de sus pauta de consumo, ahorro y endeudamiento y la capacidad de los sistemas económicos para en efecto asegurar una expansión sostenida de las mencionadas transformaciones resumidas en la noción de clases medias robustas y en crecimiento. En México, lo que sobresale en el panorama social conformado después de las crisis y transiciones del fin del siglo xx es más un agudo divorcio entre una demografía caracterizada por el predominio de los jóvenes y los adultos jóvenes y una economía cuya apertura y globalización no produjo una transformación productiva dinámica, ni los empleos requeridos por esa demografía, dando lugar a un mercado laboral bifurcado y abrumado por una informalidad creciente que en nuestros días llega a representar el 60% de la fuerza de trabajo ocupada. En


CLASES MEDIAS

IV

El estudio y evaluación de los cambios en la pirámide ocupacional y de ingresos tienen que encarar el peliagudo tema de una desigualdad que apenas se conmueve por las veleidades del ciclo económico y no se compadece con las pretensiones de un mejoramiento robusto de nuestros niveles y calidad de vida. El fenómeno no es exclusivamente económico, sino expresión de una forma de conformar y ejercer el poder que se ha vuelto costumbre y mala educación de los grupos dirigentes y dominantes hasta

llegar a configurar una cultura del privillegio. Nuestra desigualdad se ha vuelto un acercamiento totalizador de nuestra evolución política nacional, una radiografía de nuestra herida histórica sin considerar la cual no puede explicarse satisfactoriamente nada de lo que nos ocurre. Mucho menos, tejer un dicurso que pretenda soslayar la centralidad adquirida por pobreza y la desigualdad con la ilusión de un aumento significativo y sostenible de la clase media. De lo que debería tratarse más bien, es de dejar atrás la versión vernácula de lo que John Kenneth Galbraith denominó la “cultura de la satisfacción”, y ser capaces como sociedad de aspirar a nuevos modos de cohesión social y nacional que condensen un nuevo curso de desarrollo, más dinámico e incluyente. Cambiar los términos como pensamos la cuestión social contemporánea y asumir racionalmente la conveniencia de un pacto político y social que ponga por delante el interés públlico y el bienestar colectivo. Ninguna sociedad puede, ni ha podido, desenvolverse en medio de elevados niveles de pobreza y desigualdad. Sin un combate sistemático a la desigualdad, México no tendrá posibilidad de una consolidación auténticamente democrática ni sentirse orgulloso de una modernidad resumida en el crecimiento, de una clase media.•

Ninguna sociedad puede, ni ha podido, desenvolverse en medio de elevados niveles de pobreza y desigualdad. Sin un combate sistemático a la desigualdad, México no tendrá posibilidad de una consolidación auténticamente democrática ni sentirse orgulloso de una modernidad resumida en el crecimiento, de una clase media.

Foto: cortesía de EXCÉLSIOR

esas condiciones, los grupos medios más bien ven reducidos sus ingresos familiares por el desempleo y el subempleo juvenil y frente a la criminalidad galopante la idea misma de una estabilidad social y política resultante de las ampliación de las clases medias es sobre todo aspiracional. La información reciente provista por inegi y el coneval, así como las comunicaciones que ofrece este número de México Social constituyen argumentos prima facie en contra del festinamiento hecho recientemente sobre las mudanzas de nuestra estructura social. Los ingresos se estancan y la pobreza crece, mientras las carencias sociales y la vulnerabilidad se mantienen. Duro panorama para darse a una celebración poco o mal documentada y peor concebida.

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