LA MUERTE ES UN GRITO Leticia Salazar Casta単eda
Cómo disgregar esta muerte su delirio como un relámpago. Cómo ahuyentar su abismo en el fondo marino de cada quien, su candor silencioso reflejado en las tumbas de la memoria, con qué aullidos disuadirla.
Qué haré con este miedo creciendo en el hueco de mis manos, estancia que gesta mi locura protegida por la luz de unos ojos.
Cómo existir este día sin tus tempestades esta hora que no quiere tripulante en sus entrañas, sólo nombrar el deseo, los anhelos de los que crecen con los sueños, adivinar las flores que revientan en la esperanza de los otros los que no mueren, los que hacen de la vida su pasatiempo favorito.
Dime con qué blasfemias postergar este amor, con qué oraciones llevarlo hasta las corrientes de tu sangre, al firmamento de tus dedos, a la risa de aves ocultas en tantas madrugadas.
Sé que la muerte es un grito y callo para no morir, escondo mi verdad de náufrago en esta agua donde mar y llanto [son lo mismo, donde todos los ojos arden en sus cuencas y labios dicen la palabra [que ayer desconocían. Mientras yo busco poemas que lleguen a la cumbre del mundo, al monte de tus manos.
Los guiños de la gente me hablan de sucesos venidos a nada, de tu muerte hecha profecía en el recuerdo.
Hay tanto sosiego en la mezquita de tu devoción, Tanta paz que alguna vez repartimos en las ilusiones de los hombres. Fui yo quien descubrió los santuarios de tu pecho y te respiró la sangre [que se volvió a mi casa, tu caverna de fiera solitaria fue el lugar más siniestro de mis confusiones. Juntos hicimos caminos con la anchura exacta de nuestras huellas, formé tu cuerpo a la medida de mis brazos con esa analogía de nuestras [fuerzas contrarias, nuestras geometrías de mujer y hombre. Juntos frente a frente nos hacíamos muro para no dejarnos ver el dolor humano, el hambre, la guerra, las heridas, juntos atrapamos multitudes y caminamos con su fatalidad a cuestas, fuimos el reverso de su fanatismo, de sus luces ciegas.
Por las noches callo para no morir porque la muerte es un grito, callo hasta explotar en el silencio y hacer del eco un silbido que nos una, que nos levante de nuevo al anónimo de nuestros nombres.
Esta quietud respira por tu pensamiento, borra mis versos en la penumbra donde habitas esta soledad inmensa, esta procesión de acciones cotidianas.
Sí pudiera decir algo de los muertos... - de tu prolongación en esta savia que es mi existenciaSólo sabemos de su silencio, de su ausencia en la inmediatez de las pupilas, el frío de sus espejos, su materia metafísica a media tarde cuando más duelen las heridas.
La casa es tan grande sin tu respiración, sigue derramándose tu risa sobre el plano improvisado de mis lágrimas, también aprendo a maldecir y en ello se me va tu nombre reclamando la [ancestral costumbre de que alguien mes responda.
¿de qué tragedia desconocida, de qué milagrosos designios sale tu fantasma como un pavor enardecido, como un miedo capaza de sobrecoger a cualquiera? Callo para no morir... Gira tu esencia entre los vivos y jadeo en ese vértigo sin más apoyo que mi fantasía
Cae la lluvia en este lado del mundo, en el otro quizá comience una fiesta, un lunes, un concierto de Rock, aquí sólo llueve en tu nombre y en tu nombre invito otra ronda sobre mi [mesa de alcoholes rodeada de presencias extrañas.
Hace frío este febrero, en los otros no sé lo que pase, aquí hay algo en sus aires desatando los instintos, algo que grita el vacío de los que se van sin despedirse pensando que [su cuenta está saldada.
No sabía de los exilios que ahora defino como el mal de los amantes, ni de este monólogo aumentando mis adicciones ante el mundo, ni de mis aberraciones, ni de mis desvaríos en una isla que jamás sabe uno dónde termina.
¿Hacía dónde emigran los muertos? ¿Qué rumbos solitarios los contienen que no vienen a contarlo? ¿Qué tormentos pulen sus olvidos?
Duele a la noche la incógnita de tu muerte pero no develará tu misterio para quejarse, le tiembla la luz del relámpago y el destello de la cigarra que en la distancia se reconocen,
y yo imagino que ahí estas tú, con tu morboso complejo de Dios queriendo alumbrar el mundo como alumbraste mi vida.
Miro los espejos que forman esta metrópoli: veinte pisos de espejos alientan mi tentación, pero debo callar para no morir, mi grito lanzaría millones de esquirlas al viento: decapitación en masa sería la historia de la humanidad. Mejor respiro para destruir sosegadamente, después de todo quizá la estética me salve, por eso he descartado una bala en la cabeza, en el corazón, en mí misma, y callo para no morir...
A mi paso la calle gime por sus heridas de asfalto y no puedo concebir que una mueca tuya se refleje en los muros en lugar de un cigarrillo, o que tu voz cante al amor plagiando un promocional de tecnología “Internet”, o que esta vía de concreto convierta unos metros en filo de espada sólo [por que me faltan tus manos.
¿recuerdas aquél ojo cíclope resguardando nuestra casa? ¿recuerdas que éramos extraños pero un día al no encontrarnos nos faltó la mitad de nosotros mismos?
Tu muerte tiene fauces, y yo soy un molusco en agonía orbitando esta habitación llena de objetos [que sufren tu ausencia. Se duelen las cosas de esta casa: padece vahídos el espejo los focos se quejan de ceguera –parecen andropáusicostu ropa gotea pausadamente en los armarios, la madera cruje por sus nudos cancerosos.
Imagino tu fantasma y apareces, cual niña regañada me acurruco entre tus brazos y enseguida me despiertan
tus juegos perversos, la luz de tus luciérnagas. Llegas infinito hasta mis manos y el miedo se vuelve broma en este cuenco deshabitado.
Te imagino en el momento diminuto, ahí encarcelo tu luz, tu néctar tus estaciones, tu resplandor en esa historia que nos repetíamos a diario y yo me buscaba [en el asombro de mí misma.
Éramos inocentes en aquél tiempo, una fiesta nos crecía cual color portentoso de la vida, traíamos liturgias en los brazos, pecados en el alma cargábamos sueños en la cruz de una hechicería permanente.
Un día moriste y la existencia se me volvió tu muerte, y tuve que inventarme otra historia...
Desde entonces he inventado tantas historias con el mismo mito tatuándome el rostro con la misma erosión que ya no da para milagros...
En nuestro tálamo un libro con olor a sexo duerme el sueño de los justos. La casa está revuelta, sin discriminación alguna y sé que tengo pedacitos de noche bajo mis ojos. Amanezco, no sé por qué misterio, bañada en tu sangre que anida las aguas de este mundo. Todo es sangre desde el día que abriste un grifo en tu cabeza y el rojo salió despavorido. Desde entonces los días corren tras de mi con su pincel en la mano, creen que soy muro y quieren dibujarme pesadillas, alcoholes, soledades... quieren pintarme un suicidio insospechado, una trampa de amarguras en el alma, una bala de plata sobre mi cuerpo de loba.
Mas yo copio en blanco mis verdades: ¡que sea blanca la pendejada de tu muerte! ¡que sea falso mi dolor en esta carne de arena que se desploma!
Que se escuche mi blanco sólo, sin tu cuerpo podrido bajo las sábanas llamándome estrella, sonrisa, [mientras yo sácieme llorosa en tu putrefacción repitiendo [nuestros nombres en diminutivo, con el “ito” que agotó el lenguaje de nuestros días y hoy es filo en la parte madura de mis tímpanos, una calamidad que jamás hubiera imaginado a pesar de nuestros nombres, nuestros cuerpos, nuestro nihilismo.
El día que moriste mi dolor desató un viento huracanado, los perros aullaron en los patios vecinos esa madrugada, anocheció de pronto y aún no puedo vislumbrar el margen de aquél río, aquella arboleda cómplice de tu esperma, tus neuronas y las mías.
Recuerdo que ahí inauguramos a ciegas los solares de nuestra adolescencia, ahí festejamos la verdad de aquel cuento de reyes y princesas que había sido desde siempre nuestra pregunta, ahí fuimos el punto cierto de nuestra vida custodiados por el celo de muchos ahuehuetes.
¿por qué tus preguntas ocurrieron siempre en los planos de la noche? ¿por qué no me dijiste que una empuñadura te reía cada amanecer a pesar de nuestras quimeras?
La mañana que te fuiste basto mi silencio para unirme al dolor del mundo, tuve que vestirme y acercarme a su miseria desconocida hasta entonces, desde ese día escurro su verdad con la misma capacidad inadvertida y dolorosa, con su mismo enigma petrificado en la mirada.
A veces pienso que tu muerte es un recuerdo que no pude haber vivido y que una constelación equivocada me lo puso en la memoria, pero una fisura incurable te nombra, alude a tu elipsis con lenta mecanografía, pronuncia tu gravedad, tu historia irremediable.
He barbechado la espera... el tiempo es un minuto de silencio a punto de culminar, absorta reúno las frágiles siluetas que ocasionas en este abandono de clamor ineludible. Algo ha dejado de existir en el interior de mi reflejo dividido.
¡Pero cómo gritar esta muerte y no morir! ¿Con qué inadvertida voz lanzarla al vacío sin que despeñe las estrellas? ¿Qué resonancia debiera inventar mi grito para no violentar los cielos, donde quizá estás tú gritando nuestras muertes y resurrecciones? ¡Adónde se van los muertos...! ¡Qué senderos trazados por los dedos de Dios nos muestran su destino!
Intento conquistar tus luciérnagas pero jamás supe de dónde te llegaba su luz, ni aquella libertad que nos temblaba bajo las sábanas. Sólo sé de este grito al alcance de la muerte, y callo para no suicidar al mundo.
El reflejo de tus lunas se ha formado en abismo, en un desfiladero que no permite descansar las voces que me conjugan en el verbo de grito, un verbo capaz de adivinar las intenciones, los deseos que asfixian, las ansías que se atoran en los umbrales de cada madrugada cuando despierto nudo ciego en la maldición de tu muerte, y vuelvo a ser mi grito mudo que agoniza, mi dolor carente de sonidos,
mis ganas de asesinar al mundo , tus lunas, tus luciĂŠrnagas... pero callo para no morir, porque la muerte es un grito....
BITÁCORA EN LA MEMORIA DEL AVE I ¡Basta un gorjeo y la garganta demanda su condición de canto! Sólo un trino para percibir el nido en la rama cual mensaje centellando en los ciclos de la vida –grito agónico de la traición al pájaro– Aullido en arenas y glaciares. ¿Qué seudónimo inventar para nombrar el círculo y sus bordes en el aire? ¿Qué futuros edificios con sus millones de esquirlas y fiebres amarillas? El mundo, de tanto pisarlo nos ha vuelto cóncavos y sin destino con la sangre coagulada para reinventarnos de colores soltando clamores al infinito
II Aún teníamos la conciencia tapeada y una señal en las alturas ya nos abastecía de vaticinios y pecados De rostros en un estanque con ojos esféricos mirándonos por dentro Soledades como filos se nos venían hundiendo desde el primer latido Caminábamos por hondonadas como abismos en el sendero fósil de la primera huella Se oían lamentos filtrados en el tiempo. Y nos sacudían gutureos desde el arrecife a la caverna Cuerpos arrastrándose sobre la tierra hasta culminar su ósmosis –tanto duelo nos formó de andrajos para siempre–.
Nuestros gemidos eran mayólica en un solo ritmo Todo un muestrario de apetitos fecundándose en el borde de la roca. Larva en exclusivo comienzo Anfibio en el socavón de los océanos Bestia catando montañas y llanuras Homo domeñando la fiera íntima hasta que surgiera el ave prometida Y la fiera paciente esperó unida a tal designio. Un volador en su recuerdo de gusano, garras y aletas. Recordando el antiguo pez, en su memoria desovando escamas Sacudiendo aletas y un sabor de plancton en la lengua
III
Anidando en cada elemento de agua tierra se deformó larva dolina De Larva a Pez en el agua madre De pez a bestia en la sangre tierra Más bestia que hombre durmió hermanado en la estampida infinita, y soñó consciente del próximo despertar con esas alas prometidas De siglos protozoarios naciéronle hijos con aletas y escamas y la antigua larva sufrió por la traición a su especie La recóndita promesa le despertó entonces la memoria: Y le inició un dolor de anfibio cual síntoma de un fraude en los costados.
IV Una neurona iniciaba su consecuencia Traía siluetas de rocas y mareas en las pupilas De desoves a la orilla del mundo entre costas y arrecifes Vigilaba el cielo y el vaho de sus entrepiernas Acechando siempre el horizonte unido al otro lado de los mares Recordaba arpones a contraluz de la tarde Redes durmiendo en alta mar… V Esa larva mutada cultivó fauces y hueva luego envolvió su cuerpo en plancton. Millones de tiempo dormida en plancton sobre las aguas Millones de siglos dormida en flora sobre la tierra Soledad y miedo nutrieron su memoria. Cuando dejó el nido había parido un hijo cuya forma de nuevo traicionó la especie. Cerebro de homo –genealogía naciente– que desde el gran estallido espera su vuelo a las alturas. Dientescamalas atravesando el tiempo Cúpula alcatraz de la esperanza: ser hombre ave dios…
VI
Travesía de invertebrado culminando su morfología peligrosamente humana En la memoria se sabía pájaro ante el sereno de la medianoche del mundo - única libertad en los cuatro elementosY cociose la sangre en hoguera de salmos y revelaciones Humus condensándose para poblar la tierra sin olvidar la promesa del vuelo Antes debía ser hombre Para ser ello hubo de pensarse larva dolina fornicando en un caudal de leviatanes cada vez menos gigante.
VII Hacedor de alas recordando la promesa del vuelo Un estallido se había empozado en sus neuronas Fulgor insaciable ansiaba depurar el maleficio Recordaba tempestades y una exhortación en el tiempo. Un murmullo anunciando el sendero horizontal prometido Ser ave que desde pez ambicionaba las alturas Dejar la fiera que cuando pez entraba en socavones marinos buscando la guarida y la presa.
VIII Fue padre y madre hasta inventar otra sangre sin escamas, pelambre ni aletas Nació Hombre con dolor en los brazos donde unas alas esperan desde el gen larvario
–Pobre, ¿sabes ahora por qué desde siempre te duelen los muñones? Debería regresar al origen Volver a las riveras y recobrar la promesa del vuelo Desandar la estepa que nos trajo al siglo de la demolición.
XI Un Eco taimado repetía la consigna: “De todas las criaturas surgirá el que surcará los cielos” -Abría que llorar mares para recuperar el ave que dicen que somos¿Dónde el recuerdo que nos pulula en la memoria como aleteo encadenado? ¿Qué ha sido de las alas que nos lloran en los genes? El recuerdo sufre por la epidermis –rabiosa estría de las plumas– Por las pupilas nos habla el farallón y la arena: cunas del huevo legítimo en su forma elíptica de lamento. –su futuro era impredecible–
X La traición dolía en los hijos de la larva más acá de sus potestades Hasta que el día del gran Fruto se formuló la pregunta más allá del Eco En la primicia era náufrago con la inmensidad en la mirada vuelta flor Fiera intentando salvar el pájaro expectante y agorero Ente amorfo rescatado de los cuatro elementos
Cardume –muchedumbre del agua anhelando tierra– Garra original señalando la ruta incógnita –aún concebida infinita–
XI Conservaba su cuerpo sin forma Mas sus brazos hermanaban ya con una secuencia emplumada Con una bandada y un graznido en las alturas. Mientras crecía no era púrpura el hervor en sus venas Ansiedades vejadas le desnutrían. En su vientre se alimentaba la semilla vuelta montaña No sabía de maldiciones venideras ni descendientes malditos Sus ojos margarita –por el asombro– florecían heliotropos con miradas amarillas.
XII El milagro parió al milagro Por tiempo ha hubo de escoltarse en el ruido de un alar junto a un sueño descabellado Hubo de atarse al arrecife para no tornarse larva novicia — se hizo nudos ciegos entre sus escamas la piedra y la ola– Todo en vano… Sólo páginas para hablar de la brevedad de millones de tiempo Inútil el discurso la piedad lo prohibido el descaro… – ¡Todo en vano!–
¡Era suya la tierra! Suya la luz y el agua en la lejanía separando en dos el misteriosos azulino
XIII Recordaba sueños y promesas mutados en el arrecife Sus mareas cardinales fueron acueductos en pos de la coartada del clima Anduvo de la mano con las ceibas, los alacranes, los reptiles, los coleópteros… Cruzó la superficie dejando signos agónicos de temporales mezquinos Comió bebió defecó y sintió que era bueno Caminó erguido y supo que era bueno Estrenó cerebro ancla–tirabuzón –asombro de metamorfosis– Desafió formas y colores como estrellas en lo alto Nudos en la garganta cuando conoció el miedo Colecciones de sí mismo en pastizales bosques y sabanas —y vio que era bueno– Supo el homo disforme que toda criatura era su sangre. Éste arcaico –anfibio en la memoria– practicaba el trino el vuelo las garras… Éste primogénito –desvalido asustado– podía sostenerse erguido en sus salientes dolorosas y deslizarse sobre la tierra Pero una cicatriz en los costados le sangraba denunciando la traición de un miembro inédito – pactado desde el gen larvario–
Supo desde entonces que su destino eran las alturas y que todo ser vivo transitaría por sus entrañas.
XIV Conoció la esencia de toda criatura -excepto la de su misma especieEntonces enfermó de soledad… Mientras convalecía un hueso vástago le salivaba por los antebrazos Y a falta de unas alas decidió conquistar el viento, la gravedad, la luz… Imaginó la magia de la rueda El filo de la piedra –fabricó lanza y timón de la crujiente rama– Imitó la ventosa de la enredadera para trepar muros invisibles Atizó el fuego para igualar fosforescencias y aluzar el otro lado del océano –lisura farsante– El tiempo y el zumbido de una mosca oxidaron la memoria de la larva el pez la bestia el arrecife, la llanura… Sólo conservó la evocación del trino, la parvada, el horizonte…
XV El mundo era alevoso y confundidas sus criaturas –el milagro invernal cruzó la eclosión intensa compartida con nadie–
Otra eternidad para la estrella –fisura luminosa– despertó al soñador en los altares del bosque. El durmiente soñó con su antiguo pelaje y el verdor como aguacero regresando a lo alto –mas el erial ya no era verde ni el durmiente tenía pelambre– ¡No era larva! ¡No bestia! ¡Tampoco ave! ¡¡Era hombre!! Emigrante en sí mismo el hombre –que ya no era sapiens sino “sapiente”– retó al Eco del divino Fruto desmintiendo así su crepitar de bestia ¡Nada pidió el hombre! ¡Nada necesitaba el hombre! Mas el Fruto y su Eco–desafiante– en pacto divino heredóle la tierra apta para el gran estallido.
El Hijo
-En el principio una esquirla de silicio atizaba los poros y el rumbo de los astros.
Antes del hombre yo sabía de sus principios en el arrecife De sus filos y sus espolones Sus arcadas de carbón para encender la tierra Sus exequias y su terciopelo en genitales
En su caudal adentro el futuro hombre frutecía la célula junto al gen larvario –demasiado humano-
Yo sé de ese tiempo que ya nadie recuerda De esa historia en cuyo rastro anochezco.
Una mañana me miré el rostro tan desierto que dije adiós a mis hermanos y a mis hijos Tenía mi aspecto un aire de haber estado yermo en la profundidad.
El abandono me colgaba de las pupilas y los huesos Supe entonces que me había extraviado en la puerta ineluctable y no era válido quedarse inmóvil bajo tierra
Náufrago en mis galaxias me descubrí isla desalmada ansiando que mi alma regresase por mi alguna bahía virgen, mas el Eco pronunció mi nombre y quedé empozado en este cosmos donde quizá no existo
Aquí descubro que mi conciencia tiene llagas Fisuras tan dolientes que ya no soy gradería para escalar sueños Sospecho que en adelante seré grito en el abismo de los hombres -semejante a un poeta topo por no asumir la causa de su tiempoUn náufrago sin muelles en los ojos y los ojos del mundo.
Jamás aprendí el arte de empotrar mi huella pugilista -viejo lobo de mares y galaxias-
Esa mañana ya no hubo señales en la cartografía del cielo y grité exigiendo un duelo entre mi Padre y sus designios Entonces me llegó al alma el dolor de la ceniza Un dolor de lumbre apagada con lágrimas del mundo Supe así que sólo mis hijos podrían de mi abandono redimirme.
Millones ha que el tiempo no pasa ni está inmóvil pero mi sangre se gasta
Dioses de fe sin gloria resistiendo el sufrimiento de la humanidad.
Acuesto mi vida para soñar con mis hermanos y día a día la levanto con el dolor de estar vivo en mi isla solitaria.
Soy inmenso desazón sin nombre.
Si no fuera por el amor de mi madre de la mujer que me ama más allá del cuerpo ¿qué sería de mis tormentos? Y sin mis hijos ¿qué sería de mi conciencia?
Una ansiedad afligida me invade Ella la ansiedad me cierra los ojos por dentro y se vuelve la parte nocturna de mi existencia.
¿Por cuánto tiempo me perseguirá el dolor de la ceniza? Creo legítimo embestir la herida de una causa sobre el lapso de mis treinta años Válido justificar el dolor bajorrelieve carcomiendo el reveso de mi carne cuyos deseos no saciaron nunca.
Junto al pasado equidistante al profeta que soy un clima sórdido descifro en las líneas de este espacio imposible a mis ojos.
¡El cielo anuncia que soy el año de la muerte! ¡Acredita que del juicio universal nadie escapa si no supo ser humano!
En el momento preciso me detecto felino llamado pájaro que salta cual delfín al mirarse flor inesperadamente -Todo ente soy en mí, menos dios y hombre-
Mis ojos solos sin embargo son diestros para hacer camino al pecho y revertir el curso de la sangre.
Sé que éste es el año donde cada corazón explotará granada en su agujero y todo lo que hay en el mundo de sangre carne y huesos volará hacia su querencia -su fuente aladamente divinaEmigrará a otro clima sobre la rosa de los vientos.
Después de todo volar es un misterio que apuntala al espacio donde sólo nos salva el sacrificio de la alondra.
Libres de dioses terrenales tal vez en el silencio se recuerde el rumbo donde los ojos cambiaban de color cada mañana.
Unos frente a otros lloraban ante aquellos ojos bovinos como aljibes en cuyo abismo se ahogaban sus estrellas Algunas se salvaron en los ojos de sus madres y ahora son cuencas llenas de diamantes.
Amor y odio fueron filos imantados que jamás equilibraron la conciencia y sus delirios
Hoy sus recuerdos balbucean en Morse la respuesta a los arcanos de una estirpe.
El miedo les ahogó los símbolos y dogmas prometidos -mas no temen a la noche desde que descubrieron el divino génesis-
Desde que advirtieron el vacío no tienen miedo a los puentes Y estarán en la tierra y contra el tiempo hasta que sus dudas derroquen el camino.
Yo esperaré en esta oquedad para que el Padre me encuentre -no sé cuando- eterno y sin memoria.
También busco la verdad de mi Creador ¿Con qué palabras lo dije alguna vez? ¡Ah, sí!: “Cada ser sustenta anhelos de volar porque son suyas las alturas” “Toda desgracia es una sorpresa virgen” “Toda maldición un poema” “La elocuencia una mentira autorizada” “El corazón una amenaza de por vida” “Los deseos una espera maldita” “La desilusión necesidad de ser eternos” “La vida una contemplación inútil…” Y como de la vida hablamos
en esta contemplación me busco abjurando hasta el último latido
¿Con qué palabras lo pregunté alguna vez? ¡Ah, sí!: ¿Existe mi alma? ¿De verdad soy al través del tiempo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué acepto tanto dolor y muerte por los hombres? ¿A dónde fue mi Salvador?
Soy el Hijo que viene del Padre universal Quien me habló de los misterios que no comprende hombre alguno También suelo preguntar causa y efecto de mi existencia con la angustia y rencor de cuestionarlo todo -como si fuera yo cualquier humano-
Los náufragos váyanse alejando a reinventar los Mares Prometidos A mis hermanos en cierne hablaré de secretos primigenios capaces de recuperar el alma.
Sé de todas sus interrogantes al través del tiempo Cuando nadie me sabía venido de mi Padre Desde que se dio el verbo en la fecunda sombra que les agosta las manos Cuando la sangre en la Casa de David todo era profecía secreta
-que jamás fue comprendido-
Primero fue el vicio y su racimo de historias mal contadas Luego la erudición que nunca solapó la herida de estos dos mil años Después los días intimando cada amanecer con la sangre de su aurora Esos miedos encendidos del atardecer al alba Y ese concejal nocturno que empezaba a dibujarme ganador de una contienda.
Si no es la sentencia de mi consabida muerte ¿qué es lo que me grita con tanta desmesura? ¿Qué hago en este espacio planetario que lleva a todos sitios y a ninguno?
No estaré en mis ojos para verme despertar mañana Andaré por el destino sopesando leyendas resignadas a ser mías Historias que aportaron genes de arcángeles caídos mientras este Cristo apuñalaba un grito en la memoria de los hombres -en cada amanecer del mundo-
De sol a sol me lanzaron bastardo al carnaval humano Al último arrebol de su heredad y su demencia
Por ellos soy vertical en este abismo Su cansancio está en mi cuerpo aquí inclinado y he de cruzar en olas hacia la constelación vuelta mi playa solitaria.
Por mi encima pasarán sus ecos sobre este mausoleo. ¡Pero ya es suficiente este reposo!
¡Aboliré los litorales donde yazgo sucesor de dos mil años! ¡Vengaré en carne propia esta maldición para insacular la futura sangre y el original mandato!
¡Mis ulteriores no remolcarán sentencias de dolores y anatemas! ¡No emergerán con una maldición a cuestas! ¡No serán carne de cañón en las batallas de la gloria y el infierno increados!
He aquí mi frente y mi pecho para la redención eterna de mis hijos He aquí el formato inútil que mi Padre me arrojó desde la hora y la sangre primitiva.
¿Dónde el génesis de la perversión ancestral? ¿Dónde el primer tatuaje de células que llegó por las venas?
Sólo sé de estos agujeros que mis antiguos dejaron en cada una de mis manos Las traslúcidas manos que ahora les saludan…y se pudren y me acompañan en el silencio de esta cumbre estrellada De esta constelación desierta en la isla que soy.
Morirá conmigo la certeza de que los dioses pueden servirse del dolor para observar el alma.
Conmigo muerto ¿Qué Cristos nacerán para expiar el castigo de mi Padre? ¿Qué hombres sufrirán Marías incubadoras de hijos que se van? Él, que descontento me mira sonríe cual si fuera yo su eterna alegoría… Mientras, yo me ahogo en mi consagrada sangre y me refugio en las aljamas que sin yo buscarlas andan en mi patria ¡Necesito una tumba! ¡En verdad la necesito! Que sea boca cerrada a los lamentos raciales y su ingeniosa página de soledad.
Mis hijos y hermanos son viento apagando historias para sobrevivir en el silencio universal del verdadero Padre Universo
Son eco de playas en el mar de sangre que me encierra Son la cruz el cáliz y la espada que se tragaron mi cuerpo Son océano en esta isla donde bogo para eximirme hombre -cual rata que llega a tierra temblorosa y aturdida-
Soy cosmos en isla desolada… Soy mi propio mausoleo en este iceberg de tierra
Mi islote como nube moja los vitrales de un santuario donde la postrimería convoca al hombre superior.
Mi isla asciende desde su acantilado para caer al precipicio de sí misma Mi cuerpo, de tan barranco y lágrima se desgrana púber de dioses invisibles ¡Mi corazón grita para nacer! Pide clemencia a la mariposa de mi Padre. ¡He aquí al Hijo: ave con esquirlas en la frente! Heme la osamenta de unas manos inventoras del primer delito contra su sangre.
Aún tiembla la carne primitiva Aún el cielo es un relámpago para cumplir esa consigna.
Dos siglos no han bastado para saldar el débito de culpa y su libre albedrío -No importa si Caín es fuego que clavó al hermano por precepto divinoSoy el hijo -que sin culpa- aún paga la demanda consabida.
Hombre Dios y Madre desde el Paraíso reafirman la supremacía fatal cual fenómeno con ojos de arponero
Divinos Gólem verticales cuyos sueños orientaron otras agonías y conservan el orgullo de tal procacidad Mi muerte es la sanción divina en este hueco sin estrellas
Estoy aquí como el topo en su raíz fabricando un edén despiadadamente azulino Una galaxia nacida de mis manos que hierva en el silencio de sus agujeros
¡Por amor de Dios! ¡Un paliativo para mi última sed! ¡Sólo un respiro y una brizna de luz antes de la ineluctable asfixia! Cada gota de mi cuerpo herido os la ofrezco para redimir lo que no consumé por aquiescencia También os doy los trozos esparcidos de mi sangre carne y huesos explotados cuando me concibieron hombre nacido de María
Acepto el veredicto que me condena a muerte También los misterios que matan a los hombres… Las fantasías millonarias a la puerta del cielo El cántico poblado de dioses.
Acepto mi olvido Mi silencio y el pus de sus llagas La fe de los desvalidos… Las cicatrices de dos mil años ladrones de mi madre -que quizá no es la míaAcepto la sangre en los problemas cautivos de la vida diaria Reconozco el hombre y la mujer que soy en la desgracia de estar unidos -por estar unidosAdmito la desviación de las intenciones El trueno de los pactos que se rompen El pasado cual garantía de que no existo
-y si existo no sé quién soy-
Quizá soy tiempo y espacio sin movimiento Soy ondulación que no es sin mi espacio Soy la materia perfecta e imperfecta… En el principio no era tiempo ni convulsión ni su materia Era yo la oscuridad el vacío el silencio… Entonces el Padre surgió y deseó un Hijo -y vio que era buenoLuego el Padre deseo muchos hijos y vio que era bueno El Padre llenó el vacío con hijos e hijos de los hijos y vio que ya no era bueno… -sintió miedo y regresó a sí mismo-
Millones de años ha que no soy hijo de mi Padre ¡Millones de años que huérfano me adoptó este Universo vuelto cruz!
¡Imploro la verdadera encomienda! La que nacida de mi sangre extraña el estertor La que exhala los cuatro elementos y arroja una luz sobre la tierra donde yace mi divinidad y la promesa de mi retorno. Invoco la consigna mancipada en aras del madero para mi sucesor ausente Apelo a mi legionaria Madre para salvar a los hijos de los hijos de mis hijos…
¡Puedo hachar este ataúd pero no revocar la encomienda de mis predicciones!
¿Con cuánta prisa el tiempo llenará el océano hasta reventar este farallón solitario? ¿Dónde la escotilla de la gravedad para que flote mi último respiro? ¿Puedo decidir entre ser viajante y ser viajado? ¿Será que no soy buen pastor, o merecía otras ovejas? Quizá sea culpa de esta sinfonía de mando sin cayado por lo que no he podido domesticar mi majada Como sea: el mío es un triste oficio… porque no se entra a la Tierra Prometida con letanías de buen samaritano. ¡He ahí mi rebaño: dormido desde hace siglos en un harem colectivo!
Ah estas corrientes humanas…Principal remolino en los mares de la vida ¡Solicito especialistas en rebaños! ¡Una democracia que tenga el don de sacrificar cada oveja descarriada! ¡Permiso para redimir o asesinar al pueblo! ¡Y una fábrica de alas! ¡Sí una fábrica de alas! ¡Seré el primero en subastar las del cielo del Padre! Y os juro por los dioses que amo a la humanidad, a quien odio es a cada ser humano. Cada cual –por separado- encarnó el suplicio en mis recuerdos y nadie a bordo de la vida tiene el remedio para mi olvido.
Soy el Yo dividido entre el arriba y el abajo y la intriga hierve tanto -dos corrientes de la misma verdad e inocente fantasíaMis úlceras cruzan los polos cautivas pero nada representan. No hay símbolos de apostasías profetizando culpables o inocentes. Mas en verdad os digo: en el odio y en el amor cada quien edifica su jerarquía…
¡Sin embargo os amo! Y no reprocharé mi penitencia a mitad del Padrenuestro Os prometo un cielo de primera clase rafageado de blues jazz y otros cánticos celestiales.
En verdad os digo que es mi parte dios la que acepta la consigna ¡Mi lirismo es humano! Es mi parte divina la que llora sus estrellas en los ojos de mi María en turno. -mi parte hombre blasfemaLa transpiración de mi cuerpo boceta dolor y lágrimas cuesta arriba -por eso mi abismo hacia lo alto siempre os llamaMas este guerrillero seguirá –hasta que vos seáis salvos- yendo al centro del mundo cada mañana a suplicar por sus hermanos. En algún Edén habrá cervatillos y alondras para la ofrenda… Aun cuando en tiempos de barbarie alas, colmillos escamas se refugian en pasajes prohibidos.
¡Mas todo induce a creer!...
¡Que vivan las mariposas de Dios! ¡Soy su primogénito y aún no pierdo la batalla!