Muestra autores catalanes

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MUESTRA DE POETAS CATALANES

Ada Castells, Angels Marzo, José Antonio Arcediano, Xavier Macià, Jordi Virallonga, Armand Virallonga.


Ada Castells

Por los ojos

Y entonces la señora de la óptica me preguntó: -¿Usted, a qué se dedica? Y yo le contesté: -Soy escritora. Desde hacía un par de libros había perdido el pudor a considerarme del mismo oficio que Thomas Mann. La mujer reaccionó extrañada: -No reconozco su nombre. -Somos muchos -le dije acostumbrada a esa confesión recurrente. -¿Y qué tipo de libros escribe? Ya está, la preguntita, pensé. Ahora tendría que empezar a decirle que hago novelas sobre personajes escépticos que no consiguen recuperar la fe de sus ancestros, y ya me dirás cómo se dice eso sin quedar como una pedante. Da igual, se lo dije, y no pareció que le afectara demasiado, mientras yo perdía la oportunidad de venderle uno de mis libros. Qué idiota soy, así me va. Mi editor pronto me dejará en la estacada porqué eso de los problemas de la fe ya no se lleva. Si se trata de religión es para que a uno le metan una fatwa como mínimo y se haga famoso por tener que pasar a la clandestinidad. Siempre pienso que la próxima vez diré que soy maestra de primaria o enfermera en una UCI o que trabajo en telefónica. Será divertido ver por qué derroteros va la conversación. Sospecho que lo de enfermera no es buena idea porqué la gente es capaz de pedirme consejo por alguna dolencia y las maestras ya no están bien vistas. Lo de telefónica es un clásico pasado de moda y no tengo la edad para estar en Vodafone con un uniforme rojo cobrando un sueldo de 700 al mes. -Diga las letras de la primera línea. Esas las veía, borrosas, pero las veía. Otra vez me dio rabia que en estas pruebas tan tediosas no pongan versos de compañeros para que, como mínimo, la gente salga de la consulta con la sensación de no haber perdido tanto el tiempo, pero esas cosas solo pasarían en un mundo ideal que se tendría que inventar un novelista y esa no seré yo.


Era la tercera vez que la óptica me hacía esta misma revisión porqué las tres veces había dado resultados distintos. -Tiene usted una miopía muy subjetiva. A mí me pareció un piropo. -Le tendremos que poner unas gotas para medirla como se hace con los niños pequeños. Eso me ofendió, pero yo no tenía nada que objetar. Era obvio que cada vez veía las letras distintas, aunque me esforzara en responder bien, unas preguntas que me parecían muy difíciles. -¿Qué líneas ve más oscuras: las de arriba, las de abajo o iguales? Contestaba, obediente, como siempre había hecho en los exámenes, pero no tenía ni idea. Me parecía que aquellos pentagramas cruzados, absurdos y mudos, iban cambiando de color. Las ces se convertían en os cuando yo las miraba. Las es podían llegar a ser efes, como si me sacaran un pie en el momento más inoportuno. ¿Y qué tengo que decir de las erres que siempre escondían la pata que las diferencian de las pes? Juro que yo miraba de concentrarme porqué aquello ya me estaba cansando lo suyo y la imagen del globo aerostático, al principio de la revisión, me parecía ya una impertinencia. Aquél globo me recordaba las últimas vacaciones que habíamos hecho juntos, en los Pirineos. Después de mi insistencia de niña mimada, habías cedido para que nos subiéramos en un cacharro de esos. Había sido más espectacular que romántico. Ni siquiera te me habías acercado cuando, en la subida, la cesta se había balanceado demasiado. Supongo que entonces ya estabas con ella. Tu cuerpo todavía no, pero todo tu ya eras de otra persona. Permanecías conmigo por pura inercia y en algún momento pude intuir que te daba rabia no compartir aquella belleza con la otra. Por eso me atreví a hacer la pregunta equivocada: -¿Qué te pasa? Te encuentro raro. No, tengo que reconocerlo, fue peor: no dije raro; dije distante. Y ya en el hotel me confesaste que no lo podías evitar, que la querías, que teníamos que dejarlo. Faltaban dos días para regresar a casa y no tuvimos más remedio que convivir en aquella habitación de madera y cortinas floreadas que de pronto nos pareció una celda. Tu tuviste el detalle de hacer excursiones muy largas y no regresar hasta última hora de la tarde. Yo tuve el detalle de dejar de llorar a partir de aquella hora. Las dos cenas que nos quedaban las hicimos juntos, sabiendo que eran las últimas. Tu hablabas porqué tenías miedo de mis palabras, que habrían podido ser reproches. Me narrabas tus


gestas en la montaña. Me enseñabas las fotos de los animales que te habías encontrado por el camino: liebres, zorros, rebecos y hasta algún excursionista con quien habías avanzado algún tramo. Yo simulaba que me parecía bonito y hasta estuve a punto de decir que algún día también me animaría a acompañarte, pero en aquél momento fui al lavabo y lloré allí para que no me vieras. Las cuatro horas de regreso en coche fueron muy calladas. Sentíamos el gris de la ciudad que nos engullía. No sabía que pensabas hacer. Si ya recoger tus cosas de casa o esperar al lunes, cuando yo tenía planeado un viaje de promoción de mi última novela. -Ahora de dejaré en casa. Si no te importa, subo un momento y recojo algunas de mis cosas. El resto, me lo llevaré cuando estés en México. No había preguntado, ya no me atrevía a hacer preguntas. Tú lo tenías todo pensado. La fuerza de un nuevo amor te convertía en el más idóneo para la ruptura. No quise mirar como cerrabas la puerta. Me retiré al estudio y simulé que escribía. Una de las normas inquebrantables era no interrumpirme nunca y hasta el último momento tuviste que cumplirla. No hubo adiós, solo un golpe de puerta. Entonces empecé a ver borroso, pero toda esta historia no se la podía contar a la mujer de la óptica. Tampoco le podía decir que cuando veía el puto globo, ya se me negaban los ojos. -Una de, una ese, una o, no, no, una ce. -¿Y las de la línea de debajo? -No, esas sí que no las veo. Parecía confundida. Otra vez estaba dando una medición que no se correspondía con la anterior. Si hubiera sido un examen normal, me habría suspendido. Las gotas para niños habían dado un resultado objetivo, pero inútil. Yo no podía leer aquellas letras. Me preguntó si tenía migrañas, si me irritaban los cambios bruscos de luz, si estaba tomando algún medicamento. Especuló con el hecho de que si era escritora tenía que pasar por fuerza muchas horas en el ordenador. Esto se lo desmentí al acto, con un punto de mala leche: -Hace meses que no me sale ni una línea. Pasó por alto el cabreo y, como si se le encendiera de pronto la luz de la neurona, me comentó que quizás lo único que pasaba era que tenía los ojos muy secos. -Te recetaré lágrimas artificiales. Debí poner cara de estar alucinando, pero ella prosiguió para frenar mi posible queja:


-Hay unas que no tienen conservantes químicos, las Bio True enviromental factors, pero esto es como la crema hidratante. Necesita disciplina. No es suficiente una vez, tienes que... La paré en seco: -Yo, querida, me paso el día llorando. Mi novio me ha dejado por una alumna lista, guapa, joven, perfecta. Hace tres meses que lloro y no por factores ambientales sino porqué al tipo se le ve tan feliz y yo estoy tan en la miseria que no puedo ni escribir. Y maldigo cada día que pasa y me importan un carajo las ces y las des y las pes, sobretodo las pes que se vuelven erres. Me fui sin mirar atrás y justo antes de salir de la tienda oí su voz. -Te irían muy bien, tres veces al día, como la crema hidratante... Entré en la primera farmacia y compré Diazepan. Con una caja, de una vez, tendría suficiente para no ver ya, ni siquiera, borroso.

Per als ulls

I aleshores la senyora de l'òptica em va preguntar: -Vostè, a què es dedica? I jo li vaig contestar: -Sóc escriptora. Des de feia un parell de llibres havia perdut el pudor a considerar-me del mateix ofici que Thomas Mann. La dona va reaccionar estranyada: -No reconec el seu nom. -Som molts -li vaig dir acostumada a aquesta confessió recurrent. -I quin tipus de llibres escriu? Ja està, la pregunteta, vaig pensar. Ara hauria de començar a dir-li que faig novel·les sobre personatges escèptics que no aconsegueixen recuperar la fe dels seus avantpassats,


i ja em diràs com es diu això sense quedar com una pedant. És igual, li ho vaig dir, i no va semblar que li afectés gaire, mentre jo perdia l'oportunitat de vendre-li un dels meus llibres. Què idiota

que sóc, així em va. El meu editor aviat em deixarà a l'estacada

perquè això dels problemes de la fe ja no es porta. Si es tracta de religió és perquè a un li fiquin una fatwa com a mínim i es faci famós per haver de passar a la clandestinitat. Sempre penso que la propera vegada diré que sóc mestra de primària o infermera en una UCI o que treballo a Telefónica. Seria divertit veure per quins viaranys aniria la conversa. Sospito que dir infermera no és bona idea perquè la gent és capaç de demanarme consell per alguna malaltia i les mestres ja no estan ben vistes. Telefónica és un clàssic passat de moda i no tinc l'edat per estar a Vodafone amb un uniforme vermell cobrant un sou de 700 al mes. -Digui les lletres de la primera línia. Aquestes les veia, borroses, però les veia. Una altra vegada em va fer ràbia que en aquestes proves tan tedioses no posin versos de poetes perquè, com a mínim, la gent surti de la consulta amb la sensació de no haver perdut tant el temps, però aquestes coses només passarien en un món ideal que s'hauria d'inventar un novel·lista i aquesta no seré jo. Era la tercera vegada que l'òptica em feia aquesta mateixa revisió perquè les tres vegades havia donat resultats diferents. -Vostè té una miopia molt subjectiva. A mi em va semblar una floreta. -Li haurem de posar una gotes per mesurar-la, tal com es fa amb els nens petits. Això em va ofendre, però jo no tenia res a dir. Era obvi que cada vegada veia les lletres diferents, encara que m'esforcés a respondre bé, unes preguntes que em semblaven molt difícils. -Quines línies veu més fosques: les de dalt, les de baix o iguals? Contestava, obedient, com sempre havia fet en els exàmens, però no en tenia ni idea. Em semblava que aquells pentagrames creuats, absurds i muts, anaven canviant de color. Les ces es convertien en us quan jo les mirava. Les es podien arribar a ser efes, com si em traguessin un peu en el moment més inoportú. ¿I què he de dir de les erres que sempre amagaven la pota que les diferencien de les pes? Juro que jo mirava de concentrar-me perquè allò ja m'estava cansant i la imatge del globus aerostàtic, al principi de la revisió, em semblava ja una impertinència.


Aquell globus em recordava les últimes vacances que havíem fet junts, als Pirineus. Després de la meva insistència de nena mimada, havies cedit a pujar en un trasto d'aquests. Havia estat més espectacular que romàntic. Ni tan sols te m'havies acostat quan, a la pujada, la cistella s'havia balancejat massa. Suposo que llavors ja estaves amb ella. El teu cos encara no, però tot tu ja eres d'una altra persona. Estaves amb mi per pura inèrcia i en algun moment vaig poder intuir que et feia ràbia no compartir aquella bellesa amb l'altra. Per això em vaig atrevir a fer la pregunta equivocada: -Què et passa? Et trobo estrany. No, he de reconèixer-ho, va ser encara pitjor: no vaig dir rar; vaig dir distant. I ja a l'hotel em vas confessar que no ho podies evitar, que la volies, que havíem de deixar-ho. Faltaven dos dies per tornar a casa i no vam tenir més remei que conviure en aquella habitació de fusta i cortines florejades que de sobte ens va semblar una cel·la. Tu vas tenir el detall de fer excursions molt llargues i no tornar fins a última hora de la tarda. Jo vaig tenir el detall de deixar de plorar a partir d'aquella hora. Els dos sopars que ens quedaven els vam fer junts, sabent que eren els últims. Tu parlaves perquè tenies por de les meves paraules, haurien pogut ser retrets. Em narraves les teves gestes a la muntanya. M'ensenyaves les fotos dels animals que t'havies trobat pel camí: llebres, guineus, isards i fins i tot algun excursionista amb qui havies avançat un parell de trams. Jo feia veure que em semblava bonic i fins vaig estar a punt de dir que algun dia també m'animaria a acompanyar-te, però en aquell moment vaig anar al lavabo i vaig plorar allà perquè no em veiessis. Les quatre hores de retorn amb cotxe van ser molt callades. Sentíem el gris de la ciutat que ens engolia. No sabia què pensaves fer. Si ja recollir les teves coses de casa o esperar a dilluns, quan jo tenia planejat un viatge de promoció de la meva última novel·la. -Ara et deixaré a casa. Si no t'importa, pujo un moment i recullo algunes de les meves coses. La resta, m'ho portaré quan estiguis a Mèxic. Ni t'ho havia preguntat, ja no m'atrevia a fer preguntes. Tu ho tenies tot pensat. La força d'un nou amor et convertia en el més idoni per a la ruptura. No vaig voler mirar com tancaves la porta. Em vaig retirar a l'estudi i vaig simular que escrivia. Una de les normes indestructibles era no interrompre'm mai i fins a l'últim moment vas haver de complir-la. No hi va haver adéu, només un cop de porta. Llavors vaig començar a veure borrós, però tota aquesta història no se la podia explicar a la senyora de l'òptica. Tampoc li podia dir que quan veia el puto globus, ja se'm negaven els ulls. -Una de, una essa, una o, no, no, una ce.


-I les de la línia de sota? -No, aquestes sí que no les veig. Semblava confosa. Una altra vegada estava donant una mesura que no es corresponia amb l'anterior. Si hagués estat un examen normal, m'hauria suspès. Les gotes per a nens havien donat un resultat objectiu, però inútil. Jo no podia llegir aquelles lletres. Em va preguntar si tenia migranyes, si m'irritaven els canvis bruscos de llum, si estava prenent algun medicament. Va especular amb el fet que si era escriptora havia de passar per força moltes hores a l'ordinador. Li ho vaig desmentir a l'acte, amb un punt de mala llet: -Fa mesos que no em surt ni una línia. Va passar per alt el cabreig i, com si se li encengués de sobte la llum de la neurona, em va comentar que potser l'únic que passava era que tenia els ulls molt secs. -Li receptaré llàgrimes artificials. Deuria posar cara d'estar al·lucinant, però ella va prosseguir per frenar la meva possible queixa: -N'hi ha unes que no tenen conservants químics, les Bio True Enviromental factors, però això és com la crema hidratant. Necessita disciplina. No n'hi ha prou amb una sola vegada, has de ... La vaig parar en sec: -Jo, estimada, em passo el dia plorant. El meu xicot m'ha deixat per una alumna llesta, guapa, jove, perfecta. Fa tres mesos que ploro i no per factors ambientals sinó perquè al paio se'l veu tan feliç i jo estic tan en la misèria que no puc ni escriure. I maleeixo cada dia que passa i m'importen un rave les ces i les des i les pes, sobretot les pes que es tornen erres. Me'n vaig anar sense mirar enrere i just abans de sortir de la botiga vaig sentir la seva veu. -T'anirien molt bé, tres vegades al dia, com la crema hidratant... Vaig entrar a la primera farmàcia i vaig comprar Diazepan. Amb una caixa, d'una vegada, en tindria prou per no veure ja, ni tan sols, borrós.

ME PRESENTO Ada Castells. Barcelona, 1968. A los 27 años publiqué la primera novela: El dedo del ángel (Anagrama), una ficción realista y desgarrada sobre mis antepasados


protestantes. Después vino Mirada (Anagrama), novela en contra de la dictadura de la imagen y, cuatro años más tarde, Toda la vida (Edhasa), biografía descaradamente novelada del pintor C. D. Friedrich. La última novela, Pura Sangre (Ed. 62), está ambientada en Menorca y Barcelona, y es la historia de una mujer que lucha para no tener miedo. Trabajo como periodista literaria en La Vanguardia y Time Out y como profesora de escritura, así como otras actividades literarias que me voy ingeniando.


Angels Marzo ÀNGELS MARZO TORRES

(Saba bruta, 2013)

EO DOMUM

Vistos así, desde el retrovisor, los miedos infantiles son ridículos. Cuando los viernes iba a casa del abuelo -al poco de su muerte-, ya no era capaz de meterme en la cama sin dejar una luz encendida, y, en medio de la noche, despertaba temiendo que de un momento a otro se me aparecería bajo la cama o en un viejo armario.

En aquel tiempo, aún desconocía el frío que por dentro nos crece lentamente. Y entre sombras los muertos se van multiplicando.

Es por eso que hoy, tantos años después, me detengo de pronto si oigo desplegarse rumor de pasos entre guardapolvos. Y si el viento atraviesa los postigos imagino que silba alguno de vosotros.

A veces hago guardia, queriendo sorprenderos, O desmigajo pan, por si queréis


seguir mi rastro hasta llegar aquí. Pero no venís nunca y los muros se espacian. ¿Será porque también los muertos nos teméis?

No, yo soy la que ya viene.

(Traducción de Pere Rovira)

EO DOMUM

Si ens les mirem des del retrovisor, les pors infantils resulten ridícules. Quan els divendres tornava a casa dels avis, -després de la mort d’ell- no era capaç d’anar al llit sense deixar un llum encès, i em despertava esglaiada pensant que en qualsevol moment se m’apareixeria dessota el llit o dins d’un vell armari.

Llavors, encara no sabia res del fred que a poc a poc va congriant-se dins nostre. I els morts es van multiplicant entre les ombres.

És per això que, avui, tants anys després, m’aturo en sec si escolto desplegar-se remor de passes entre els guardapols. I quan el vent travessa els finestrons imagino que un de vosaltres xiula.

De tant en tant, faig guàrdia per sorprendre-us, o esmollo un tros de pa, per si de cas voleu seguir-me el rastre fins aquí.


Però no veniu mai i les parets s’espaien. ¿Serà que també els morts teniu por de nosaltres?

No, sóc jo que vaig venint.

GUERREROS INDIOS

Desde el frío mosaico de baldosas, con luz de media tarde filtrada por la niebla, asaltan el barniz caoba de la mesa agrupadas sombras. Son guerreros. Con los torsos desnudos, montando potros bravos, se alejan por la azul ladera de la alfombra. Persiguen un visón de piel brillante negra.

Lejos, un campamento de lonas coloradas. Formas de vida nómada que tus seis años gobiernan; figuras en desorden, mujeres y niños de larga cabellera, alaridos de plástico y lentas caravanas cruzando el yermo del oeste.

Te levantas y vienes a mi encuentro con un guerrero sioux entre los dedos


y dices susurrando: -Me gustan más los indios. Veo en tus ojos un filo de navaja.

Te miro mientras mueves, por el brazo estampado del sofá, vaqueros armados, crineras con montura.

(Traducción de Xavier Macià y Àngels Marzo)

GUERRERS INDIS

Damunt el fred mosaic de les rajoles, amb llum de mitja tarda filtrada per la boira, travessa el gruix caoba de la taula un grup de siluetes. Són guerrers. Amb torsos despullats, muntant cavalls salvatges, s’allunyen pel pendent dels prats blaus de l’estora. Assetgen un bisó de pell negra i lluenta.

Més enllà, un campament de lones de colors. formes de vida nòmada que els teus sis anys governen; figures en desordre, dones i nens de llarga cabellera, lladrucs de plàstic blanc i lentes caravanes creuant l’aridesa de l’oest. T’has aixecat de terra i véns al meu encontre


amb un guerrer pellroja encara entre les mans i em dius amb veu baixeta: -M’agraden més els indis. Però jo veig als teus ulls un fred de matinada.

Et miro mentre mous, pel braç tintat de napa del sofà, vaquers armats, crineres amb muntura.

(Les grues, 2009)

SAVIA OSCURA … y el corazón, claro, que se traga las inundaciones y las escupe bien limpias A. Sexton

Te mostraré la planta de la casa. El ordenado trazo de líneas del vestíbulo donde agoniza la luz que cae del techo, el contrapunto del blanco y el negro en la baldosa del salón. Verás la estancia al abrigo de la vidriera, los ocres que besan la piel anaranjada del sofá cuando atardece.


Después, te enseñaré el jardín de los parterres donde crecen los frutales, el encalado de los pequeños muros donde descansan los arcos hacia los que se enraman troncos interrogantes de doradas parras. Descubrirás, alineadas bajo el porche, macetas de geranios malva, lirios, la jardinera donde crece un ramo de menta fresca.

Ya sé que, al fin y al cabo, tendré que decir algo, abandonar la engañosa retórica de imágenes que voy hilando para agradarte, con una hoja amarga entre los dientes.

Si quieres, te hablaré del limonero. Del hombre en camiseta de tirantes que un día lo plantó arrodillado, hurgando el vientre milenario de la tierra. O del vientre del hombre de tirantes que el cáncer devoró tantos veranos. Podrás saber que, una y otra vez, cortaba el tronco y exhausto lo injertaba, porque crecía borde y él se moría. Cuando se fue, parió solo tres frutos.

También te mostraré el columpio dormido en brazos del ciruelo. Y te hablaré del niño que jugaba a dar con el impulso decisivo que había de lanzarlo más arriba. Un balanceo de piernas desnudas,


siempre más alto. Cuando los morados frutos impactaban, dejando manchas negras en las losas, él decidió colgarse.

Si decides quedarte, te ofreceré también las malas hierbas, el poso, la parte menos amable de lo que soy. Sabrás en que se transforma esta casa cuando se escara el corazón de las paredes.

Te ofreceré lo que emana del fondo, el efluvio que nutre lo que arraiga.

(Traducción de Xavier Macià)

SABA BRUTA … i el cor, és clar, que s’empassa les inundacions i les escup ben netes. A. Sexton

Et mostraré la planta de la casa. L’endreçat traç de línies al vestíbul on s’esguarda la llum que ve del sostre,


el contrapunt de blanc i negre en la rajola al menjador. Veuràs l’estança a l’empara de la vidriera, el to àmbar que tamisa la pell ataronjada del sofà quan cau la tarda. Després, si ho vols, t’ensenyaré el jardí on resisteixen els fruiters dins els parterres, l’enguixat impol·lut dels petits murs on descansen els arcs cap on s’embranquen els troncs interrogants de les daurades parres. Descobriràs, arrenglerats dessota el porxo, els testos de geranis malva, els lliris, la jardinera on creix un pom de menta fresca. Prou sé que, tard o d’hora, caldrà que expliqui alguna cosa, deixar l’enganyosa retòrica d’imatges que vaig tramuntant per agradar-te amb una fulla amarga entre les dents.

Si vols, et parlaré del llimoner. De l’home en samarreta de tirants que un dia va plantar-lo, de genolls, furgant el ventre mil•lenari de la terra. O del ventre de l’home de tirants, que rosegava el càncer tants estius. Podràs saber que, un cop i un altre, amb el cos clivellat, va tallar el tronc i d’esma va empeltar-lo perquè creixia bord i ell es moria. Quan se’n va anar, va fer tres únics fruits.

Et mostraré, també, el gronxador


arrecerat dessota la prunera. I et parlaré del nen que va jugar-hi buscant l’embranzida que el fes anar més alt. Un vol de cames nues, sempre més alt. Quan les prunes morades s’estimbaven deixant un esquitx fosc damunt les lloses, va decidir penjar-se.

Si vols quedar-te, també t’ensenyaré les males herbes, el pòsit brut, la cara menys amable del que sóc. Sabràs en què es transforma aquesta casa un cop s’escata el cor de les parets. T’oferiré el que ve del fons: l’efluvi que nodreix tot el que arrela.

(Saba bruta, 2013)

PROYECTO DE URBANISMO [Poética]

La vida sin letra es de un mal gusto terrible. W. H. Auden

Tanta sequía, y estos días de agua han parado las obras. Como un cancel,


el brazo metálico de las grúas vela mudo la incansable liturgia de la lluvia tanteando la gravedad del barro. Bajo la lona azul, la desmemoria, mudas hormigoneras, la inasible presencia de las voces entre los pantanales del solar.

También este lebrillo de tiempo detenido puede ser arquitectura aérea, inercia de motores en los cimientos de la tierra. Y después, quizás también después, podrá ser muro o pared maestra, retrato urbano desolado, escombro o yeso del pensamiento.

Deshabitado proyecto, como los versos, porque la poesía no hace que pase nada. La letra sin vida es de un mal gusto horrible, playa remota y lisa de un cálculo vacío.

Ahora que ya he pactado algunas estructuras, siento escurrirse la lluvia por los cabrios de las palabras. Giran las altas grúas en el pozo de las historias, van persiguiendo voces y ellas vuelven con claras exigencias: Enfréntate a los cuerpos, llena los espacios, sirve el plato en la mesa de tus ojos.

No dudes: la montura del verbo exige carne.

(Tracucción de Xavier Macià)


PROJECTE D’URBANISME [Poètica] La vida sense lletra és d’un mal gust terrible. W. H. Auden

Tanta sequera, i ara aquests tres dies d’aigua han deturat les obres. Igual que un paravent, el braç de ferro de les grues vetlla en silenci la incansable litúrgia de la pluja buscant la gravetat del fang. Sota la lona blava de la desmemòria, afòniques formigoneres, la presència callada de les veus als pantanals del solar.

També aquest gibrell de temps parat pot ser arquitectura aèria, inèrcia de motors als fonaments del terra. I després, també després, podrà ser mur o paret mestra, retrat urbà sense ningú, runa o guix del pensament.

Deshabitat projecte ets com els versos, perquè la poesia no fa que passi res. La lletra sense vida és d’un mal gust terrible, la platja plana i llisa d’un càlcul despoblat. Ara que ja he pactat algunes estructures, sento lliscar la pluja


pels cabirons de les paraules. Giren les altes grues al pou de les històries, van perseguint les veus i les veus tornen amb clares exigències: baralla’t amb els cossos, omple els espais, serveix el plat a taula dels teus ulls.

No dubtis: la muntura del vers demana carn.

(Les grues, 2009)

MAR DE FONDO

Sabes que estoy aquí, aunque no me mires.

El brazo que arrastra el pesado cubo dibuja un arco cuando desandas el camino que te ha llevado hasta la orilla. En la otra mano, la pala amarilla con un racimo de algas. Te detienes junto a los pequeños túmulos de arena y, con los dedos gordezuelos, rehaces la cabeza desdentada de la torre. A veces, el viento empuja enardecido el mar hacia la costa. Tampoco ahora has visto la ola la inesperada que, al retirarse, ha derribado muros y te ha hecho voltear sobre la arena.


Y te levantas como si de pronto recordaras que alguien espía tu juego desde la tarima donde han puesto las mesas bajo los tendales.

En ocasiones, el amor reclama el margen justo de distancia desde donde observo como vuelves a la orilla con el cubo, convencida que podrás rehacer muros y torres. Preserva sus espacios, el amor. Y no es tuyo el miedo por los días todavía por llegar.

Mar adentro, rompe el mediodía el rugir de una motora mientras juegas a la comba con las olas.

Dentro de mí, donde no puedes oírlo, el inquietante vaivén de aguas hondas.

(Traducción de Jaume Pont y Josep M. Sala-Valldaura)

MAR DE FONS

Saps que hi sóc, però no em mires.

El braç arrossegant el pes de la galleda, dibuixa un arc


quan desfàs el camí que t’ha dut ran de mar. A l’altra mà, la pala groga amb serpentines d'algues. T’atures a tocar dels petits túmuls d’arena i, amb els dits molsuts, refàs el cap esdentegat de la torrassa. De tant en tant, el vent empeny amb força el mar cap a la costa. Tampoc ara no has vist venir l’onada que, en retirar-se, ha enderrocat els murs i t’ha fet rodolar damunt la sorra. I t’alces com si de cop recordessis que algú espia el teu joc des de l’empostissat on han parat les taules sota els para-sols. De vegades, l’amor demana el marge de distància des d’on veig com tornes vora l’aigua amb el cubell, segura que podràs refer parets i torres. Preserva els seus espais, l’amor. I no és teva la por pels dies que encara han de venir. El pas d’una motora camí d’alta mar esqueixa el migdia. Tu jugues a saltar corda amb l’onatge.

Dins meu, on no podràs sentir-lo, l’inquietant vaivé de les aigües fondes.

(Saba bruta, 2013)


PUENTES EN RESONANCIA [Galloping Gertie, 1940]

Los vientos deben venir de algún lugar, cuando soplan, y alguna cosa hace que las hojas caigan... W. H. AUDEN

Nos obsesiona lo que se interpone. Como, por ejemplo, la ancha vía de agua que dificulta el paso entre dos puntos. Entonces, para vencer la brecha del vacío, la imponente arquitectura de un puente. Es un prodigio la belleza del tablero, la distancia exacta entre pilares desde donde se precipitan los cables arqueados, el sutil cortinaje de tirantes que sin prisa el eolo balancea. Pero también el viento contradice el cálculo perfecto de estructuras, cuando entra en resonancia con el alma de los cuerpos.

El puente de Tacoma Narrows se desplomó sobre las aguas tranquilas de una garganta, el siete de noviembre de mil novecientos cuarenta.

Era un mediodía calmo, nada auguraba la última cabalgada del Gertie. Sin embargo, en un instante varias cosas convergieron.


El viento soplaba en ráfagas extrañas acompasando los primeros vaivenes a la frecuencia natural del hormigón. Convulsamente, la base se ondulaba. Se colapsó el acero y las vigas cedieron: quedó solo el vacío entre dos puntos.

Ninguna ley física predice exactamente el lugar donde arraigan dentro de nosotros las catástrofes. La pequeña semilla que germina, se interpone y anticipa el principio del final de las cosas.

(Traducción de Jaume Pont y Josep M. Sala-Valldaura)

PONTS EN RESSONÀNCIA [Galloping Gertie, 1940]

Els vents han de venir d’algun indret, quan bufen, i alguna cosa fa que les fulles decaiguin… W. H. AUDEN Ens obsedeix allò que s’interposa.


Com, per exemple, l’ampla via d’aigua que dificulta el pas entre dos punts. Llavors, per vèncer l’obstacle del buit, la imponent arquitectura d’un pont. És un prodigi, la bellesa del tauler, o la distància exacta entre els pilars des d’on es precipita l’arc del cablejat, el subtil cortinatge dels tirants que l’èol balanceja sense pressa. Mes, també el vent pot contradir el càlcul mil•limètric d’estructures, quan entra en ressonància amb l’ànima dels cossos.

El pont de Tacoma Narrows va desplomar-se sobre les aigües tranquil•les d’un gorg, el set de novembre de mil nou-cents quaranta.

Era un migdia calm, res augurava la darrera cavalcada del Gertie. En canvi, alguna cosa va entrar en sintonia. El vent bufava en ràfegues estranyes compassant les primeres oscil•lacions a la freqüència natural del formigó. Convulsament, la base s’ondulava. L’acer va col•lapsar-se, les bigues van cedir, deixant només el buit entre dos punts.

Cap llei física pot predir amb exactitud el lloc concret on s’originen les catàstrofes dins nostre. La petita llavor des d’on germina allò convuls que s’interposa i anticipa el principi del final


de les coses.

(Saba bruta, 2013)

ÀNGELS MARZO TORRES

Nace en Caldes de Montbui, Barcelona, en 1978, aunque actualmente reside en Lleida. Su primer poemario, Les grues (Las grúas), fue premiado con el XIX Premio de poesía Les talúries en 2009, su segundo volumen de poemas, Saba bruta (Savia oscura), obtuvo el XVII Premio de poesía Màrius Torres en 2012. Su tercer libro, Buscant Quios (Buscando Quios), por el que recibió el Premio de poesía Joan Teixidor en junio de 2013, es, hasta el momento, su última entrega poética. Promotora cultural, desde 2009, ha coordinado los ciclos de poesía “Veus Singulars” (Voces Singulares) y ”Re-versos” (Re-versos) y ha colaborado con la Cátedra Màrius Torres. De vez en cuando se sube al escenario y participa en lecturas individuales o colectivas, entre ellas el Festival Internacional de Poesia “Mahalta” en su tercera edición, la Setmana de la Poesia de Barcelona o el Festival de poesía “Domini Màgic” dedicado al poeta Joan Vinyoli. En marzo de 2015 comisarió el Festival Internacional de Poesía ”Destí poesia” que pretendía acercar voces poéticas del panorama nacional y del arco de la mediterránea. Escribe a ritmo lento, dejando reposar los versos. Lee incansablemente.


José Antonio Arcediano

PALABRAS

Todo lo que me dices no son más que palabras. Sin embargo hay palabras hermosas que duelen como el hielo, como los labios en su muerte de cada madrugada, que rozan la penuria de nuestras inexactas latitudes. Hay palabras desnudas, palabras que no sirven para nada, y sin embargo arrastran nuestros cuerpos por el lecho de barro de la aurora en busca de unos ojos asesinos que maten para siempre nuestro miedo. Hay palabras gastadas que alimentan la fe del solitario y seducen al loco, al que comprende y sonríe seguro de sí mismo frente al televisor del manicomio. Hay palabras que el viento se las lleva y palabras de mármol que vigilan el sueño de los justos, donde se pudre el verbo al ritmo vil de los invertebrados.


Hay palabras que llegan a destiempo, como trenes llamados al letargo, con sus luces cansinas persiguiendo otros túneles. Hay palabras que llegan a las manos y manos que se posan, silenciosas, como falsos testigos en la noche, en los nombres de todos los culpables.

[De Los bosques de Wisconsin. 2004]

ÁNGEL SIN NOMBRE

Este ángel sin nombre que atraviesa la noche de un extremo a otro, que llueve del reloj equivocado, este ángel de acento enronquecido, lúgubre, como todas las voces de la noche, se desliza tardío


sobre el plácido polvo de los muebles y vierte, cariñoso, palabras arrugadas en mi almohada. Misterioso. Mentiroso. Viejo en su temblor, temeroso de una última sílaba, ha tatuado mi nombre en la penumbra: Caín, Caín —susurra— retira tu puñal, que ya estoy muerto.

[De La verdad del frío. 2009]


SUB1

No podría decir que recuerdo esos brazos, unos brazos de entonces, cuarenta y cinco años atrás y que ahora duermen el sueño de la ausencia, el sueño del adiós definitivo. No podría decirlo, y sin embargo me sostienen en la fotografía, ajada por el tiempo, amarillenta, como si toda su razón de ser fuese alzar a aquel niño y estrecharlo para perpetuar aquel momento. No recuerdo los brazos, ni el instante -ni instante alguno que se le parezcaen que nos enfrentamos, enlazados, y quién sabe si por última vez, al juicio inapelable de la historia.

[De Suburbio 16. 2012]


[PENSAMIENTOS DE BUITRE]

El tiempo se alimenta de nosotros, descansa sobre nuestras alas extraviadas, nos manda tempestades, predadores, cazadores furtivos y toda la escasez de un mundo enfermo. Cambió despeñaderos por hornos crematorios, bestias por máquinas y el cielo mesetario por las playas perdidas. Todo está en venta.


Todo tiene un valor extraĂąo y al fondo del silencio las manos del taxidermista detienen la magia del vuelo, fabrican miradas vidriosas de falsa eternidad.

Seguimos planeando, las alas extendidas y la desconfianza de los viejos carroĂąeros que insisten sobrevolando el tiempo en busca de un cadĂĄver en que sobrevivir.

[De ...y todos los buitres comieron de mi mano. 2014]


En la NOCHE de Leszno retumba la quietud, cruje el silencio. Mueren mirlos y sombras en mi mano salada. En mis nombres, ansiosa, se desliza una costa de frĂ­os arrecifes, una selva desnuda, cuantiosa, impenetrable. En la noche de Leszno una bandera anuncia que el viento ya no existe, que el ĂĄrbol es un sueĂąo, que el futuro es un templo clausurado. Y mientras tanto llueve vulgarmente y la palabra guarda su inocencia para los desalmados, para los malheridos y para los sin nombre. Y para los sin nombre.


[De Grochowiak! 2016 (en prensa)]

PAISATGES DE COROT

Dins els paisatges de Camille Corot sorprèn, gairebé sempre, una malenconia insuperable, un rastre, no culpable, de dolor esmorteït i tendre, com si el món fos un ens irredimible i l’home, el seu esguard, només la víctima d’aquest descobriment. Els volums són espais on la foscor cerca, tossudament, fer-se present,


confondre la mirada, perdre l’observador, guanyar l’ordre futur per la tenebra i traçar la primera pinzellada vers la temuda fi del nostre món.


PAISAJES DE COROT

Dentro de los paisajes de Corot sorprende, casi siempre, una melancolĂ­a insuperable, un rastro, no culpable, de dolor, apaciguado y tierno, como si el mundo fuese un ente irredimible y el hombre, su mirada, solamente la vĂ­ctima de ese descubrimiento. Los volĂşmenes son como espacios donde la oscuridad busca, con terquedad, estar presente, confundir la mirada, perder a los que observan, ganar el orden futuro para la tiniebla, y trazar la primera pincelada hacia el temido fin de nuestro mundo.


DOLOR DE CARAVAGGIO

Hi ha el dolor que ens insulta, que ens commou, que ens torna d’aquest món, com més humans, trenca l’ànima en dos i ens podreix les entranyes amb la por.

El dolor és de tothom. El dolor és la pura democràcia.


DOLOR DE CARAVAGGIO

Está el dolor que insulta, que conmueve, nos hace de este mundo, más humanos, nos parte el alma en dos, nos pudre las entrañas con el miedo.

El dolor es de todos. El dolor es la pura democracia.


LES ROSES DE KOROVIN

Les roses de Korovin declinen, lentament, cap a la mort. La mort no arriba mai, com mai no arriba la veritable nit a les finestres de Sant Petersburg. El perfum de les roses de Korovin s’ha esvaït en el temps. És l’únic atribut que ja no tenen les roses de Korovin. Paro l’olfacte sobre la pàgina del llibre i percebo un aroma de nits blanques, de ciutat que no dorm, i penso en la violència de les roses, en el vi d’una ampolla quasi buida. I en el nom de les roses. El teu nom.


LAS ROSAS DE KOROVIN

Las rosas de Korovin declinan, lentamente, hacia la muerte. La muerte nunca llega, como no llega nunca la verdadera noche a las ventanas de San Petersburgo. El perfume de las rosas de Korovin se ha desvanecido en el tiempo. Es el Ăşnico atributo que ya no tienen las rosas de Korovin. Olfateo la pĂĄgina del libro y percibo un aroma a noches blancas, a ciudad que no duerme, y pienso en la violencia de las rosas, en el vino de una botella casi vacĂ­a. Y en el nombre de las rosas. Tu nombre.


José Antonio Arcediano (Barcelona, 1964). Licenciado en filosofía por la Universidad de Barcelona, secretario del Aula de Poesía de Barcelona e integrante de la redacción de Caravansari, revista de poesía en lenguas peninsulares. Autor de Los bosques de Wisconsin (La garúa, 2004); La verdad del frío (La Garúa, 2009, Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere 2008); Suburbio 16 (Junta de Castilla y León, 2012, accésit Premios de Creación Literaria Fray Luis de León 2011); así como el poemario ...y todos los buitres comieron de mi mano (In-Verso Ediciones, 2014). Aparece en las antologías 10 de Barcelona (Abadia Editors, 2008), El laberinto de Ariadna - 10 años de poesía (Emboscall, 2009) y Erato bajo la piel del deseo. Antología de poesía erótica (Sial / Contrapunto, 2010). Ha traducido al castellano a diversos autores catalanes contemporáneos. En agosto de 2008 viajó a México para presentar el libro de la poeta mexicana Laura Fernández MacGregor Maza en el Palacio de Bellas Artes (DF). En 2012 coordinó, para Caravansari (nº 4), un dossier de poetas mexicanos, elaborado por Pablo Molinet. Durante 2016 aparecerá su próximo libro, Grochowiak! en la editorial La Garúa.


Xavier Macià

TIERRA DE NUNCA JAMÁS

A Lídia P., in memoriam

"Vamos a coger moras", me dijiste, "y después nos besaremos" Tenías quince años, yo tus alas de halcón.

Cuando uno es joven, todo es fácil, porque la vida gana siempre: la muerte no tiene mañana y ayer es un lugar deshabitado, siempre es aroma del instante, jamás una palabra sin mirada.

Quisimos comer moras, las más carnosas.

Todo se nos murió de golpe: cedió tu rama.

Nunca tenía tus ojos.


TERRA DE MAI

A Lídia P., in memoriam

"Anem a collir móres", em vas dir, "després ens besarem". Tu tenies quinze anys i jo les teves ales de falcó.

Quan un és jove, tot és fàcil, perquè la vida sempre guanya: la mort no té demà i ahir és un lloc deshabitat, sempre és l'aroma de l'instant i mai una paraula sense rostre.

Volíem menjar móres, les més dolces.

I tot se'ns va morir de cop: la teva branca va cedir.

Mai tenia els teus ulls.


VOLVER A LAS RAÍCES

Como cada verano, el agua clara del ajado abrevadero del pueblo se vuelve verde rana, laberinto de musgo donde crecen ariscos renacuajos hacia su primer salto.

El lugar es un pedazo de ti.

¿No sabes encontrarlo? ¿Olvidaste los pinos de la loma, su afán por arropar los pájaros que apresan con el pico los tintes del ocaso?

Rocía de noche tu ojos, conjura el alba.

¿Recuerdas la pared del cementerio, el instinto de huir corriendo a casa? Desanda hoy aquel camino lentamente, amansa el paso, acuna el aire; siente en la piel el relente del prado y esquiva audaz la víbora del miedo. Oye el coro de grillos y cigarras y husmea el celo de la noche.

Trágate los recuerdos y regurgita voces.

TORNAR A LES DEUS


Cada estiu, l'aigua clara del vell abeurador del poble es torna verd gripau, un laberint de molsa per on creixen culleretes cap al seu primer salt.

El lloc és un bocí de tu.

No hi saps tornar? ¿Has oblidat els arbres del turó, el seu afany per ajocar els ocells que cullen amb el bec l'última llum?

Aboca nit als ulls, conjura l'alba.

¿Recordes la paret del cementiri, l'instint que et feia córrer fins a casa? Refés avui aquell camí a poc a poc, escurça el pas i palpa l'aire; aülla l'herba humida i salta arter per sobre del colobre de la por. Escolta el cor de grills i pantiganes i ensuma el zel frenètic de la nit.

Empassa't els records i regurgita'ls.


JOAQUIMA COLOMA

Naciste en casa Mateo de Aulàs, Joaquina, Cuando yo te conocí, eras tan vieja y pálida y enjuta como cuando te vi en el ataúd. /como la tarde de tu entierro

Sé cuánto me quisiste. Recuerdo bien tus ojos sin mirada y la muda presencia de tus pasos, tus óseos dedos peinándome el pelo con agua y jabón de Lagarto; el olor del silencio en la cocina, mientras comíamos sopas con pan y magras lonchas de panceta;

recuerdo el primer duro, en Navidad, y que me susurraste: "Tu no crezcas."

Me dejaste cuando me enamoré por vez primera.

Y todo se me fue quedando dentro, oculto y sepultado.

Fuiste mi primer muerto.

JOAQUIMA COLOMA

Vas néixer a Aulàs, Joaquima,


a casa Mateu. Quan jo et vaig conèixer, ja eres tan vella i menuda i cendrosa com quan et vam portar a la tomba.

Sé que em vas estimar. Recordo sobretot els ulls sense mirada i la secreta presència dels teus passos, els trèmuls dits entre els cabells, quan em feies la clenxa amb sabó de Lagarto; l'olor de tants silencis, a la cuina, mentre menjàvem sopes escaldades i un ou passat per aigua;

recordo el primer duro, per Nadal, i que em vas dir: "No et facis gran".

Te'n vas anar quan jo m'havia enamorat per primer cop.

I tot se'm va quedar allà dins, reclòs i soterrat.

Vas ser el meu primer mort.


DAMAS TRISTES

Estas mujeres nunca fueron jóvenes y no tienen futuro, aunque parece que casi no les duele, o se lo callan. Lucen un tiempo y al llegar los hijos languidecen de amor como la tierra.

De niño las veía trabajando rodeadas de chiquillos y en silencio, vencidas como el vientre del invierno. Pensaba que las niñas de mis juegos también se volverían añojal.

"Las mujeres son la peste!", decía musitando entre dientes el abuelo, creyendo que su hija no le oía. El pobre se ensuciaba como un crío. y madre le cuidó sin una queja: "No tiene corazón, nadie le amó." Cuando murió, no derramé una lágrima.

Un día soleado, cuando el hielo se fundía en el margen del camino, mi madre me llevó con ella al río.

Hacían la colada. Mujeres despeinadas, alegres como el canto del gorrión. "La última o es virgen o ya no lleva anillo!", dijo la del cabello encanecido; se zambulleron desnudas en el agua.

Incrédulo entendí que estaban vivas.


Volviendo, mamá dijo: "No has visto nada, chiquitín." Su voz me estremeció, sentí su miedo. Y se anudó el pañuelo en la barbilla, aunque nada volvió a ser como era antes.

DONES FOSQUES

Aquestes dones no són joves mai; tampoc tenen futur, però no sembla que els amoïni gaire, o s'ho callen. Un temps fan goig, però vénen els fills es marfonen d'amor com fa la terra.

De nen, les veia feinejant al camp, voltades de canalla i en silenci, retudes com el ventre de l'hivern. Pensava que les nenes dels meus jocs també se'm tornarien erm quintà.

"Les dones són la pesta", em deia l'avi com sempre a cau d'orella, remugant, perquè la seva filla no el sentís. S'ho feia tot a sobre, com un nen. però ella el va cuidar sense queixar-se. "No l'ha estimat cap dona, no té cor". Quan va morir, no vaig plorar per ell.

Un dia de molt sol, amb claps de gel fonent-se al marge del camí, la mare se'm va endur amb ella al riu.


Feien bugada. Flors despentinades, alegres com el cant del verderol. "L'Ăşltima ĂŠs verge, o ja no porta anell", va dir la dels cabells de nacre, i aleshores, totes van saltar a l'aigua seminues.

Jo vaig quedar sorprĂŠs que fossin vives.

"Tu no has vist res, noiet", va fer la mare. I vaig sentir, fremint, la seva por . Es va posar el mocador al cap, i res va tornar a ser com era abans.


VIU DE LLEVATA, VERANO DE 1969

No he vuelto a ser el mismo desde entonces. Carlos Marzal

Vine al mundo y mi mundo agonizaba.

Recuerdo al menos esto: fui feliz mientras aullaban lobos en la noche y el oso amaba el coro de los grillos; el tiempo en que las horas repicaban y para mi no había cocodrilos, ni vastos arrozales, ni manglares; cuando a la sombra del arce acechaba el fruto violeta de las zarzas y húmedas sábanas acurrucaban mis sueños de bizcocho y pan.

Aquel verano del sesenta y nueve, nos cerraron la escuela para siempre e hirieron a la perra que crié para que no muriera desangrada.

Y no lloré, aunque el dolor fosilizó dentro de mi y se volvió babosa. Aquella noche le pregunté a mi padre si era cierto que el medallón del cielo era de plata o tosca piedra cenicienta. Y por primera vez, no me miró.


Julio fue triste y desolado. Aun siento el viento entre la lluvia, el frío olor de sendas embarradas, el lento paso de las horas, la soledad que me encharcó los ojos.

Agosto trajo luz y un puñado de sal en cada mano. Primera comunión, de marinero, y un reloj de muñeca reluciente con trocitos de tiempo como enjambres de moscas cojoneras.

Fui hasta el barranco y me bañé en el estanque de la Mola para borrar minutos y segundos, pero cayó la noche y el agua clara se volvió alquitrán.

Por san Lorenzo, supliqué a cada lágrima del cielo que el tiempo no engullese su recuerdo, ni un relámpago la cruz de avellano que jalona el barranco que la acoge.

Y restregué mi rabia por las rocas e hice un arco de boj y flechas de agua para matar al hombre de la luna.

Ese estío, de madrugada, vi por primera vez una culebra y colmé mis pulmones de humo amargo de rama de saúco.


Fue el último verano de la infancia.

No he vuelto a ser el mismo desde entonces. Carlos Marzal

Vaig venir al món quan el teu món moria.

Recordo almenys això: vaig ser feliç mentre la nit peixava udols de llop i brams atàvics d’ós amb cor de grill; el temps en què les hores repicaven i encara no hi havia cocodrils, ni vastos arrossars, ni cotoners; quan sota l’ombra de l’auró vetllava el roig morat del fruit dels esbarzers i aspres llençols humits em gomboldaven desigs de coca i pa brunyits al forn. L’estiu de mil nou-cents seixanta-nou, ens van tancar l’escola amb pany i clau i a mi em van malferir la gossa que no havia criat perquè es morís bruta de sang. No vaig plorar, però el dolor se’m va quedar incrustat a dins i es va tornar llimac. Aquella nit, li vaig preguntar al pare si era cert que el medalló del cel no era de plata, sinó de pedra tosca i cendra bruta,


i ell, per primer cop, va abaixar els ulls.

Juliol va ser molt trist i pesarós, encara sents l’ofec del vent sota la pluja, l’olor del fred pels camins enfangats i el pas lentíssim de les hores rere els vidres, l’espessa solitud i el dol que es va quedar entollat als ulls.

Agost va portar llum i una embosta de sal a cada mà. Em van vestir de mariner i em van donar un rellotge de polsera amb bocinets de temps com un exèrcit de mosques vironeres.

Vaig anar sol al riu i em vaig banyar a la bassa de la Mola per negar el pas exacte dels segons, però la nit va caure igual i el verd de l’aigua es va tornar quitrà.

Per sant Llorenç, vaig demanar un desig a cada llàgrima del cel: que el temps no devorés el seu record ni un llamp la creu d'avellaner que vaig plantar al barranc que l'acollia.

Vaig dur la ràbia al cau de les Roquetes i vaig fer un arc de boix i fletxes d'aigua per matar l'home de la lluna.

Aquell estiu, de matinada, vaig veure un vidriol per primer cop


i em vaig omplir els pulmons de fum amarg de branca de saüc. Va ser l’últim estiu de la infantesa.

AVE FELIZ

Esta avecilla que tantea el vuelo absurdo, inútil de regreso al nido que lo arrojó al vacío del jardín no sabe que los ojos infantiles que le hostigan, desean solo ver, y huye a esconderse entre las matas. "No llegará el invierno para ti", mian felinos ojos que avizoran la hora del festín. Y los chiquillos le gritan excitados que se aleje --perder es una forma de morir.

¿Y tu, qué ven tus ojos? ¿Y qué miran? No vengas con el cuento que dormías, ni niegues tanto exceso de inocencia que a gritos te interpela y pide un gesto. ¿Aquí sentado hasta que el telón baje? No seas tonto, ve, entra en escena, atrapa el pajarillo como un héroe


y ofrécelo a tus hijos, que lo toquen, --da igual si después brota el desconsuelo: inventa un mundo y ponle alas, sueños. Ignoran que la vida se marchita. Y tu también podrías, un instante, ser como un niño alado, un albatros que ríe y llora y es ave feliz.

OCELL FELIÇ

Aquest petit ocell que assaja el vol absurd, inútil de retorn al niu que l'ha abocat al buit del teu jardí no sap que els ulls d'infant que ara l'encalcen només volen mirar, i corre a amagar-se. "No hi haurà hivern per tu", diuen els ulls felins que esperen l'hora del banquet; i els innocents el criden excitats --perdre és també una forma de morir.

I tu? Què veuen, els teus ulls? Què miren? Ara no facis veure que dormies; no pots mentir l'excés de vida nua que t'interpel.la a crits i vol un gest. Aquí assegut fins que el teló s'abaixi? No siguis foll. Au, vés, entra en escena, corre a engrapar el becgroc com un heroi, mostra'l als fills i deixa que el grapegin --tant és que després brolli el desconsol: inventa un món i posa-hi ales, crea el somni.


L'infant no sap que viu per a morir, encara no. I tu, per un instant, pots ser aquest nen alat com un albatros que riu i plora sense dol, ocell feliç.

ACTUS TRAGICUS

(J. S. Bach, "Actus tragicus", 1707)

Dejad que venga y que se acerque como una madre.

Acojámosla con amor y sin recelo, bien lejos el temor que nos oprime y nos habita.

Que se acomode entre nosotros como una amiga, como el ángel de la guarda que nunca desampara.

Solo ella sabe el sitio y el momento.

Dejad que entre también en los cuartos más fríos y desnudos,


en el desvĂĄn de las ausencias y en el sĂłtano del olvido.

Porque solo a nosotros nos ha sido otorgado amarla y asistirla, fieles y temerosos de su aliento liberador.

Mitten wir im Leben sind.

En mitad de la vida, ya estamos a las puertas de la muerte.

Decidle que esperamos, que la aguardamos siempre, desde la cuna,

sin aĂąoranza y con pesar.

ACTUS TRAGICUS

(J. S. Bach, "Actus tragicus", 1707)


Deixeu que vingui i se'ns acosti com una mare.

Acollim-la amb amor i sense por, ben lluny, la por que ens garfeix i ens habita.

Que segui entre nosaltres com una amiga, com l'àngel de la guarda que des de sempre ens acompanya.

Ella coneix el lloc, sap el moment.

Deixeu-la entrar, també a les cambres nues i més fredes, les golfes del record i els soterranis de l'absència.

Perquè a nosaltres, només ens és donat servir-la i estimar-la, fidels i temerosos del seu alè alliberador.

Mitten wir im Leben sind.

A mitja vida som, i ja som a la mort.


Diguem-li que esperem, que l'esperem des del bressol,

sense enyorança i des del dol. del temps.

HUBBLE

Deberás aprender a confesarlo todo, por mucho que te duela.

Tendrás que aprender de él, que vió Fornax y el Escultor, el verde intenso del Ojo de Gato y lo que fue y hoy es oscuridad arraigada en los siglos del espacio.

Tendrás que aprender de él, que no teme el vacío, ni la mentira ni el silencio.

Y a no ahogar el dolor, que es tan profundo y grita desde el principio de los tiempos.

HUBBLE Hauràs d’aprendre a dir-ho tot, per més que faci mal. Hauràs d’aprendre d’ell,


que ha vist Fornax i l’Escultor, el verd profund de l’Ull de Gat i el que vas ser i ara és foscor pels segles de l’espai. Hauràs d’aprendre d’ell, que no té por de la buidor, ni del silenci i la mentida.

I a no callar el dolor, que és tan endins i crida des del començament

XAVIER MACIÀ (Tremp, 1961) es profesor y poeta. Ha escrito diversos trabajos sobre autores contemporáneos, ha dirigido la colección "Biblioteca Literària de Ponent" y ha editado obras de Concepció G. Maluquer, Antón Navarro y Joan Vinyoli (Obra poètica completa, 2001). Ha participado en varias antologías colectivas y ha publicado los libros: La carretera i el mur (Premio "Les Talúries" de teatro, 2003), Amb el temps a favor (2003), Del cel i de la terra (premio Sant Celoni de poesía, 2003), Rip (En colaboración con Ermengol, 2005), "Haikús de la posta" (premio Joan Teixidor de haikús On line, en Dins l'àncora i l'instant, 2006), Autoretrat (2007), La nit del caragol (con ilustraciones de Ermengol y música de J. Prenafeta, 2008), Matèria elemental (premio Maria Mercè Marçal de poesía, 2009) y Obre les mans (premio Ausiàs March de poesía, 2015).


Jordi Virallonga MIRA, PADRE, NO TE ENFADES.

Mira, padre, no te enfades, sé que tienes un montón de trabajo, que ahora estás muy solo y triste, que el teléfono no para de sonar y que por cualquier cosa lloras y nos gritas y dices que salgamos para no molestarte.

Llevas más de un año así, pero como nos bañamos y vestimos, te acompañamos al mercado, te abrazamos e intentamos ser alegres y que tengas siempre limpio el cenicero, estás seguro de que todo marcha bien y de que ella sólo a ti te hacía falta.

Mira, no te enfades, pero necesito saber que aún nos quieres, que no es cierto lo que dicen de nosotros y mi hermano un cuaderno de espiral para el colegio. No te enfades si te digo todo esto, pero ni te has fijado en que ya sé escribir ni en que ya hace cinco dientes que no pasa el ratón Pérez.


MÍMESIS DEL ARQUITECTO

Quien construyó esta casa nunca pensó que un día iba a odiarte y los niños tendrían sólo una habitación para ahogar a cuentos y a canciones bajitas los gritos de sus padres: que por favor sigan queriéndonos, te pido, nosotros como si no estuviéramos, no queremos molestar.

Quien levantó esta casa lo hizo a base de prósperos años nuevos y negocios familiares, no proyectó refugios para el fajador que escapaba oyendo el puente derrumbarse tras de él casi cada día y sabiendo que el vencedor se queda con todo al sonar la campana.

Es curioso viajar sin que pase el tiempo, tener veinte años más y que se estreche el camino en esta carretera aparecida por los faros, con piedras de repente, lugares cuyo tiempo es su ausencia de destino.

De nosotros queda sólo una casa malvendida. Los arquitectos no saben de amor, como tú dibujan planos donde sólo permanece lo que jamás se habita.


SER ULISES

Quien tira de un cuerpo hacia otros cuerpos, a ser posible jóvenes, no es un poema, es un enjambre con la miel justa para cubrir la terminal de los deseos.

Cuando uno sabe que los padres mintieron, cuando pasó demasiado tiempo para que el hijo pueda avergonzarse de los suyos y siga amando por obediencia transmitida a quien llegó del frío, de una reunión que calla para siempre; cuando es muy tarde ya para girar la deriva, mete su síndrome de Estocolmo en el bolsillo, como las llaves de su casa que sólo un par de amigos frecuentan.

A casi todos nos ocurre algo parecido, queremos ser nosotros pero ansiamos ser quien viene de visita. Ajenos a la edad escondemos las maletas para no cambiar de barrio, dispersamos ciudades encima de una mesa, con mujeres y días, pero planeamos la vuelta a nuestro reino.

Al final sólo el regreso justifica haber sido jóvenes cuando era poco necesario. Todo es inversamente proporcional a nuestra edad, los sabios nos dieron teoremas, existencia los padres, pero el cuerpo destrozado es sólo nuestro.

Ante la muerte la vida no sirve para nada. Mientras tanto los ojos que resisten la ceguera habilitan al hombre y a la bestia,


justifican la rabia o el pudor de no haber sido el prĂ­ncipe al que temen los mercaderes de Ă?taca.


MONÓLOGO DEL QUE NO SE EXILIÓ

Era un hombre viejo, no quiero decir viejo, quiero decir que hablaba de Marx, pero que también se equivocó en cosas por las que hubiera dado la vida.

Nada de esto le molesta, ya pasó, hoy anda con la vista revuelta y la piedad cansada, no sabe por qué, puede que le aburra seguir con lo poco que ya nunca va a llevar a cabo.

Desde niño supo que sería un hombre muy viejo, que su lealtad por los amigos, que la lucha armada, pero él pasó dos guerras, fue un hombre que ya ha sido, ojea esquelas, huérfano, sin mujer, sin república, que baja a la calle y regresa a contemplar ventanas, a la guía turística de México.

Hoy, cuando sale de casa a por el pan y las recetas, de esa enfermedad que le tiene tan despacio, rastrea algún dato objetivo de futuro tras los ojos de quien dio por tres veces su piel a tres hijos en una sola vida, y a la trampa, con el despecho del rebelde que ya no verá más desolación ni el inicio del combate.


LO INMORAL SIN IMPORTANCIA

...un desplome de ángeles caídos a la delicia intacta de su peso... José Gorostiza

El carnicero sabe si comes sola en navidad, la mañana huele a mantequilla, la atraviesas como el cristal por esas calles que se alargan entre tú y la gente.

Más o menos previsible, como gota que resguarda una mampara, la ciudad te ofrece pocas sorpresas, comercios antiguos iguales a tus días, una hora digital para comer sin elegancia.

En el parque los amantes buscan pisos, pesos y medidas, un refresco, el de siempre, para que pase el rato, tú en cambio deseas una noche de aguacero por las calles de París, respirar fertilidad, comprar latitas, recetas de fascículos dominicales, preparar un festín con alguna vanidad que roce lo inmoral sin importancia.

En esta catalepsia, cuando la ciudad corresponde exactamente al letargo de los pastos, las basuras se llenan de restos de acelgas, lo mismo que los periódicos de malas noticias que evitas, eliges música en la radio, revuelves lo perverso con las sales, te bañas con la luz de las rendijas,


con el ángel de la espada fulminante, y asola un terremoto la bañera.

Ya tienes entonces tu milagro, luego enfilas el pasillo lo mismo que esas calles por las que pasas laborable y maquillada, abres la nevera, se pudren los tomates, fríes las cebollas, calmas la sangre que adentella los fiambres llenos de ojos, sirves al amor como a tus padres, a la historia de los hombres y más hombres que te acostumbraron al besito y la ensalada, cuando tú desde niña querías casarte con un príncipe, virgen y sensata, y ya es tarde para ser una perdida.


LA MEDIDA IMPOSIBLE DEL MAR.

Tu recuerdo se agranda como un remordimiento, y el paisaje entreabierto se me cae de las manos. Manuel Maples

Hola, mamá, no te enfurezcas, sé que estás muerta y que Dios no existe, que debo ser feliz, y que hago mal preocupándome por cosas que te harían desgraciada, pero hoy estaba con Vera en el balcón, el mar tenía la medida imposible que te ha reemplazado, y te echo de menos por el azúcar y los cubiertos, por las ganas de que existas, que ya ves, ya sé que no me ves, y que no voy a preguntarte por mis hijos.

No quiero hablar de ti porque te llevo en esta niña que soy yo cuando fui tuyo, que te haría ser más joven, menos muerta, no esta ruina permanente sin columnas que no acaba de asolar la tempestad, esa última sed, la vencida inmensidad del abandono.

Esto lo escribí porque a veces, cuando me siento mal porque no preguntan por ti y les digo, y sé o no sé, mamá, tú me conoces, necesito inventarme al abuelo que no tuve y al que tuve, al puto padre que te parió, y que en mi casa hubo amor, hubo reina, hubo gente extraordinaria.



PROFESIONALES DE LA POBREZA

Me pregunto, los pobres de hoy, no aquellos con los que lucharon algunos de nuestros padres y recibieron a cambio desdén o muerte, los pobres de hoy, los que ya no son los sujetos de la historia, los que nunca supieron qué era esto del sujeto de la historia, los que saben muy poco y no les gusta que otro sepa o que hable dos lenguas, los profesionales de la pobreza, digo, no los obreros que perdieron su trabajo, los locos o los minusválidos, los pobres que ya no son una clase sino una estirpe que sigue viviendo a sueldo de la inmovilidad y de la paz burguesa, los que no pagan escuela, hospital ni impuestos, los pobres a quienes lo que más les interesa es su dinero, lo mismo que a los ricos, los que nunca creyeron necesario emprender ni trabajar demasiado, que todo era inmutable, los que cada vez menos mansos y humildes están hoy inquietos, miran a los lados con rabia, acusan a quienes dejaron de saciarles, se cagan tanto en Dios, esos pobres, me pregunto ¿son los bienaventurados que hace lustros y lustros admiran al millonario, al hijo pródigo y mejor o peor siguen heredando la tierra?



ANALOGÍA ENTRE HOMBRES Y PERROS

Son los que tienen en vez de corazón un perro enloquecido. Efraín Huerta

Mi perro es un furibundo admirador de los pastores alemanes. Cuando se cruza con ellos se echa al suelo, lame sus patas mientras le huelen el culo. Mi perro se parece a bastantes personas que no quieren que yo sea amigo suyo, porque yo no sé si soy o no un perro, soy un tipo vulgar que trabaja por un sueldo, pero ellos sí saben quiénes son, y que a los hijos de los perros, si son hombres, se les llama hijos de puta.


NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA DE JORDI VIRALLONGA

Jordi Virallonga (Barcelona, 1955) es Doctor en Literatura española, catedrático de Literatura de la Universidad de Barcelona y Presidente del “Aula de poesía de Barcelona” desde su fundación el año 1989. Fue lector de español en la Universidad de Turín y profesor invitado en diversas universidades americanas y europeas. Ha sido invitado a participar en los principales Festivales de Poesía de Europa, África y América Latina y ha ofrecido conferencias, seminarios, talleres y recitales de poesía en diversos países del mundo. Además de poesía, ha publicado varios ensayos, así como libros infantiles y artículos de crítica literaria, también política y social. Es un estudioso de la poesía europea y latinoamericana moderna y contemporánea y también especialista en poesía comparada española y catalana. Ha colaborado en revistas y suplementos culturales de periódicos y revistas especializadas. Es traductor de poesía catalana, francesa, portuguesa e italiana. En este sentido caben desatacar dos antologías de poesía catalana traducidas al castellano en edición bilingüe: Sol de Sal –la nueva poesía catalana (1976-2001). Ed. DVD, Barcelona 2001. Y “20 del XX”, poetas catalanes”. Ed. “La otra”. México DF, 2013. También ha traducido la obra completa del clásico poeta catalán del siglo XX, Joan Salvat Papasseit. Ed. La poesía Señor Hidalgo, Barcelona, 2009.

Sobre su poesía han escrito y tratado notables poetas españoles e hispanoamericanos: Marco Antonio Campos, José Agustín Goytisolo, José Hierro, Antonio Gamoneda, Juan Gelman, Diego Jesús Jiménez, José Ángel Leyva, Manuel Díaz Martínez, Jorge Souza, Edwin Yllescas, etc.

Posee diversos premios literarios: Premio de poesía universitaria Miguel Hernández, 1986. Premio Internacional de Poesía Ciudad de Irún, 1996. Premio de Traducción


Giovanni Pontiero –Accesit con mención especial- 2000. Premio

Internacional

de

poesía Villa de Aoiz, 2001. Premio Internacional de Poesía Valencia, Alfonso el Magnánimo, 2003. Premio Internacional de poesía Hermanos Argensola, 2015. Premio de poesía Màrius Torres, 2015 (en catalán).

En México ha publicado: “Crónicas de usura”. Ed. Literalia. Guadalajara, México, 2010. “Por si no puedes” –Antología-, con prólogo facsímil de José Hierro. Ed. La Cabra. México, 2010. “Todo parece indicar”. Ed. Morbo, Campeche, México, 2013. “Poetas catalanes”. Antología bilingüe. Col “20 del XX”. Ed. La otra. México DF, 2013. “El perfil de los pacíficos”. En preparación. Guadalajara, México, 2014.

Su primer libro apareció el año 1981. Algunos títulos de su obra traducidos a otras lenguas son: “El perfil de los pacíficos”. Ed. Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1992. Traducido al italiano “Il profilo dei pacifici” (Edizioni dell’Orso, Torino, 1992). “Crónicas de usura”. Tres ediciones: Ed. Kutxa, 1996, Ed. Plaza&Janés, 1999 y Ed. Literalia, México, 2008 -Premio Internacional Ciudad de Irún, 1996-. Traducido al árabe, turco e italiano: “Cronache di usura” (Campanotto Editore, 1999). “Llevarte el día a casa” –Antología- Ed. Ayuntamiento de Málaga, 2000. Traducido al árabe. “Los poemas de Turín”. Ed. Lumen, Barcelona, 2001. Traducido al italiano: “Le poesie di Torino” (Edizioni dell’Orso, 1999). “Todo parece indicar”. Ed. Hiperión, 2003 –Premio Valencia, Alfonso el Magnànimo, 2003-. Traducido al italiano: “Tutto sembra indicare” (Edizioni del Leone. Venezia, 2009), con prólogo de Paolo Ruffilli. “Hace triste”, con prólogo de Antonio Gamoneda. Ed. DVD, Barcelona, 2010. Traducido al italiano: “Fa triste” (Uni-Versi, Sentieri Meridiani Edizioni, 2012. Sus últimos libros publicados son;


“Incluso la muerte tarda”. Ed. Visor. Madrid, 2015 –Premio de poesía Hermanos Argensola, 2015-. Y en catalán: “Animalons”. Poemas para niños (en catalán). Ed. Pagès. Lleida, 2106. “Amor de fet” –Premio Màrius Torres, 2015- (en catalán). Ed. Pagès, 2016.

Ha sido antologado en diversas antologías de poesía, algunas editadas en México, Venezuela y Argentina. Sus poemas y algunos de sus libros de poesía han sido traducidos al alemán, árabe, danés, francés, gallego, inglés, italiano, macedonio, portugués, rumano y turco.


Armand Virallonga

Cabalgar a tu lado

Al paso flojo van ya rebuznando por el filo de la misericordia, al caer de la noche aun tibia en las esquinas del cielo.

Al fondo, la nada que se vislumbra es tan ajena a la que se deja que dan ganas de abrazarla. Andarán lo que toque andar pues, el destino se alarga tan válido como otro al menos y siempre más sedado que las ruinas y la metralla sembrada en la ciudad que quisiste querer. Se miran, saben que allí se dirigen.

Y en sus lomos, en sus lomos fantaseamos nosotros, la cama donde curarnos las heridas, allá a lo lejos donde espera la mujer, también la chimenea humea. Allá donde hay abrevadero y habrá sombra.

Con la oscuridad se secará el sudor, Y será menos fiera la vergüenza cuando se desdibuje el repudio y no te alcance a seguir el perro.

Para ir acomodándolo, el fin es un buen lugar al que acudir temprano.

No sabría decirte si pasó el tiempo suficiente o sólo silenciosa la muerte,


si no me tuviese el renqueo de mi caballo, herido, con ojos de querer perder, pero sin dejarme.

He aquí lo fieles que nos fueron nuestros caballos que sin ser corceles de hazaña, mírales, nos trajeron a la llanura donde se comparte la miseria, y forajidos de la clemencia sin trazar estrategias tan sólo seguimos siguiendo, porque no cabalgaremos al lado de otro que nomás nos pague.

Ése es mi ejército. Que abandonó sin merecerlo a la mujer a los pies de una chimenea humeante. Que sabe de mi culpa -y te he dicho cien veces que vuelvas-. Levanto del hombre la mirada arenosa y a mi lado cabalgas aún, un hecho del que sólo tú y yo recordamos la causa, esa escuela.

Ciertamente las tabernas y las distancias, tragos y patadas nos han ayudado a convivir con nuestros males menores. Pocas hemos tomado juntos, nosotros nos alcanzamos en la ruta, tras la mala apuesta y el descubrimiento de las cartas marcadas, cuando dejó de sonar la pianola.

A menudo me peso al pensar que tal vez eso nos estrechase el prado el uno al otro en esta tierra de las américas que hicieron. No construimos buenos fuertes porque no supimos quedarnos en ellos, fuimos buenos pistoleros pero malos poetas,


y ahora que empieza la estación seca gracias a ti aun me queda un sorbo de esta vida, y porque pude desertarlo todo menos tu arraigo la calaca no bailará por mí esta noche.

Cabalgar a tu lado sea tal vez, la llanura que nunca he desmerecido, Cabalgar a tu lado puede tener que ver, con aguantar en el caballo flaco, Cabalgar a tu lado signifique quizá, no haber huido en la pérdida/huída.

A una niña desconsolada

Vanidosas farolas ostentando pomposidades se comen el haz de luz unas a otras trasegando olor a orines en Ronda Sant Antoni.

Plaza Universidad cae del cobijo de los ilustres como un islote sobre espuma de cerveza en el vaso de litro de un roller, breker, biker, stoned…

El cielo corresponde ahora a quienes están más cerca de él, en sus balcones, y tratan de pagarse el ascenso delatando a aquel y al otro con los vecinos, al que vende sobre mantas sin pagar el precio del suelo, mea en el árbol de enfrente, pues faltaría que lo hiciese en tu portal.

Desde esas alturas sólo se vislumbran personas como insectos afanando migas de decencia hurtada. -Putas, borrachos, extranjeros-, y se percibe como fluctuaciones siguiendo el rastro de jalea, pero no se le ven las manos al trilero, como tampoco desde allí se frecuenta los bares, las jinetas,


la gente que se juzga, una Venecia encenagada conquista los adoquines de la Rambla del Raval tras pasar el cepillo que limpia las aceras.

Barcelona, desatendida por el marido y el amante espera como una mujer herida, galanterías turcas y caricias de recién follada. Se abre a quien la recoge y va camino al castigo, mirando hacia arriba con altanería.

Tras la cena Metrópolis tiene otras leyes, y gobiernan los que visten de desamparados, pues son los que conocen los murmullos, los sitios donde se compra droga, los otros en los que vas a encontrar lo que no buscas…

Es el turno de quienes registran hambre al cierre del panadero, congelan latas, trapichean con artículos volcados de camiones, pueden cruzar sin mirar. La principal saca las mesas a la terraza, y los latinos suben la música en sus teléfonos, los maricones bajan por Aribau, cajeros echan el pestillo y se vuelven casas. El paseo está lleno de moros, se tiñe de azul, y no se quema porque los proxenetas son los dueños de Joaquim Costa.

En los balcones del Eixample Esquerre hay gente así, a la que el alquiler otorga legítimamente el derecho a trazar el orden sostenible de un Gotham que se despliega físicamente a sus pies. Señalar a los que dan mala imagen al barrio hablar de ello en la tele, o si no, hacerse una paja viendo BTV y correrse desde lo alto de sus balcones sobre toda esa carnaza,


escupir luego con altivez y lascivia.

Pero la noche a nadie ampara de quien pasea las tablas del día, y los arrendadores de la luz verán tragarse sus imperios con el pijama puesto.

El chaflán es de la esquinera que más lo usa, el parque, del anciano más conocido, y el Paralelo, de los propietarios de discoteca.

Cuando cae el sol está de más quien no busca impaciencia y debería estar ganándose el cielo. Esta es la prosopopeya de Barcelona qué solo le hace de Penélope a quien se gana el puesto.

La oscuridad pertenece al ciego, porque sabe aprovecharla.

Armand Virallonga. Nació en Barcelona, Catalunya, España, en 1990 en el seno de una familia que le vinculó desde niño al mundo de la literatura, escribiendo sus primeros textos reconocibles con apenas 10 años. Licenciado en cinematografía y audiovisuales por la Escuela Superior de Cinematografía i Audiovisuales de Catalunya, ESCAC, de la Universidad de Barcelona, con una especialización en diseño de producción y un cursado en critica cinematográfica y crítica antropológica. Ha escrito y dirigido varios proyectos audiovisuales y trabajado la contraposición entre imagen y poesía en trabajos como Lo abandonado, Matices, Ladridos... Tempranamente tuvo la oportunidad de rodearse de poetas y escritores de diferentes países e influencias trabajando para la empresa de gestión cultural Faer Feit sl.


En su joven y escueta trayectoria ha formado parte de los colectivos poéticos “L’animalada” y “El prostíbulo poético”. Ha publicado en varias revistas barcelonesas y, aquí en México, en la revista de la Fundación para las Letras Mexicanas, en donde forma parte de su taller de creación literaria. Actualmente prepara su primer libro, del que pudimos oir fragmentos en el “XI Festival Letras en San Luis Potosí” y en “Lectores de alto riesgo” en Puebla. Ha sido co-regidor de la exposición “Jo, la pitjor de totes” para la Universidad Autónoma de Barcelona y el “Espai B-125”, promotor cultural y gestor de eventos para la Universidad Autonoma de Barcelona


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