POEMAS
Carlos L贸pez Degregori
CUERPO EN UN TONEL
Guardó a la luna en un tonel y un poco de semen y un cabello
Y los guardó con el mar de hace un mes esperando la disolución total o un milagro
Vean les dijo ayer a sus amigos introduzcan las manos en el agua y no crean jamás en lo que estrechen o limítense a creer Pero cuídense del cuerpo que ya sabrá moverse que los ate con su único larguísimo cabello (De: Las conversiones. 1983)
EL TALENTO Y EL POETA
A las siete en punto, después del llanto helado de mi perro, desde hace treinta y cuatro años cierro la peluquería.
Me reúno con ese animal y voy barriendo todo el pelo acumulado en el día.
Odio el espejo desportillado, la navaja insensible, el olor dulzón del cabello sin lavar. Envidio los ojos desolados de mis clientes, las marcas secretas que diferencian sus cabezas.
¿Por qué entre todos los talentos no me tocó el amor?
Camino dormido sosteniendo una tijera y duermo porque gira esta silla y mi corazón es una correa de afilar interminable.
Me hice peluquero por fatalidad.
De tanto cortar pelo no aprendí a segar las cabezas.
(De: Cielo forzado.1988)
EL VÉRTIGO
Saltamos de los puentes, de los trenes que se acercan o alejan presintiendo descarrilamientos, de los montes en marcha, de las nieves, de los truenos, de las hojas más altas de los árboles.
Desnudos o vestidos. Atados o desatados al viento, a una garganta, a un cabello, a un jirón de piel. Abrazados al lomo de los pájaros o a caballos fantasmas.
Y no saltamos por miedo ni desaliento ni rencor.
Sólo nos dejamos caer armados de carcajadas y con los ojos abiertos.
UNA NOCHE EN 1958 EL AUTOR SE ENCUENTRA CON REMEDIOS
A las 11, después de haber visto la exposición de tus cuadros, alguien me llama desesperadamente. Te espero, dice en el teléfono una voz, cubierta de flores secas y de polvo. Ya sé que estoy de paso en México y aquí nadie me conoce, pero igual saltan mis labios y golpea mi blanco corazón hasta alcanzar este cielo de piedra.
Son las 11 y lloverá.
Son las 11 y beberé siete vasos para atrás, siete árboles, siete calles desiertas y caminos distintos. Abordaré siete taxis para encontrarte, siete máquinas volantes.
Ahora esta noche ya no es esta noche y descubro, Remedios, que era tuya esa voz cubierta de flores secas y de polvo. Tú moriste en 1963 pero no importa. Ahora son las 11 de una noche en 1958 y me estoy acercando por el sendero de los árboles. La vela estará encendida. La mano saliendo de la cortina o la pared. El gato vigilando entre las hojas.
Yo pediré perdón por ser una mala visita que falsea las voces y los hechos. Besaré tu pubis. Me enredaré en tu cintura, en las zarzas de tu pelo. Y tú, Remedios: ¿Me acariciarás conmovida? ¿Me pedirás que me interne como una aguja en tu carne helada porque así ya lo has pintado?
(De: Aquí descansa nadie. 1998)
COMO EL MÁS LARGO Y SOLO CAMINO
Hay algo perverso en esta inexactitud: tengo dos corazones
y hoy entregaronsu primera sangre. Los extendí.Los miré a contraluz.
Les daba vueltas como a dos cajas imposibles de abrir y que no sabemos qué contienen
o como a dos pájaros a los que debemos extraerles la espina que los atraviesa.
Quise ofrecerles aire y aguapero no tenían boca. Quise explicarles lo que no puede explicarse.
Quise besarlos y ellos se revolvían como dos imanes enloquecidos.
Tengo dos corazones y hoy salieron por mi espalda
abriendo la carnecomo un remordimiento o una revocación.
Yo los vi perderse abrazadosentre la niebla y los charcos fosforescentes de la calle
sin darse la vuelta para mirarme: dejaban un reguero de sangre
como el mรกs largo y solo camino
para llegar a todo.
LA CIUDAD DE LAS TIJERAS
En la noche oyes una tijera tu mujer está dormida y no hay nadie más en casa pero suena incomprensible
con sus caricias metálicas cortando sin detenerse la oscuridad. Debe ser una tijera de Bruselas
porque Bruselas es para ti la ciudad de las tijeras. Es fácil imaginarlo:
una encajera de cofia ciega y mejillas enrojecidas
en el aire estrecho de una habitación apenas iluminada por dos o tres anillos de luz con los dedos fríos
impredecibles debe estar cortando tela allá o tal vez alambres vivos
o vendas o cabellos carniceros.
Y con la respiración
de las cuchillas que se atraviesan sabe que todo lo que divide es un simulacro una postergación
para no cortar el único hilo que verdaderamente importa. No sé si tú serás ese hilo o yo
o si todos debemos serlo en algún punto de nuestras vidas tampoco sé exactamente qué sostiene ni por qué ella lo cuida
en el encaje como una estrella torcida. Pero en Bruselas
ella deja un instante su trabajo para cruzar con la tijera un mensaje desesperado
que por una ofuscación del espacio llega aquí y corta esta noche en una música penitencial
tus oídos.
CAZAR TRUENOS
voy a cazar Truenos: las trampas son para los machos y los lazos para las hembras: voy a retorcer su carne encendida excavaré el aire para encontrarlos las paredes dentadas de las montañas: aún no sé lo que es cazar y si me pidieras que te explicara por qué debo buscarlos te diría que ellos son el cumplimiento de mi pérdida: adiós: besa el espacio ausente de mi brazo y déjame tu insensibilidad: ella es como los Truenos o la música de los huesos: deséame Truenos ballena y mórbidos Truenos de marfil Truenos madre con sus lucinados Truenos hijos: concédeme el frío amanecer y la misericordia de los arpones
AUTORRETRATO CON HERMANO IMAGINARIO
(fervor)
era el tiempo que jugaba a desaparecer para que tú me buscaras ahora me ves
ahora no me ves
ahora estoy
aquí
y
allí
con una inhumana facultad ahora brillo en los tenedores y los cuchillos porque me estás llamando en la cocina con una alegría desenfrenada y río en los mendrugos de pan en la carne que como fervorosas manos guardas en la refrigeradora
acabo de escribir
fervor
con gruesos trazos en la puerta
porque sé que esa palabra es irresistible para ti crucé las luces de señales y he dibujado un pequeño estanque de leche para que te acerques como un gato
(pliegue o madriguera)
era el tiempo que me tendía de espaldas
a esperarte
contando las cinco o diez paredes de mi habitación había una frugalidad en esa espera un esfuerzo de amor
porque tus dedos eran cinco o diez
y las habitaciones son personas
llenas de pliegues
y
madrigueras
para entrar y salir de ellas
había un desasosiego en esa espera martillando como una campana atada a nuestros cuellos
hace frío
entrecierro mis ojos
empaño con mi aliento cinco o diez veces el vidrio de la ventana pero no logro distinguir si te estoy aguardando adentro
o
afuera
de la casa
(la mejor despedida)
ahora vistámonos de gala
ahora desnudémonos
el frío es una novia de islandia trae barro
y
nieve
en su traje y en algunos años nos mataremos por ella
ahora me ovillo en las sábanas
o en este hondo sillón
ahora atravieso afiebrado el jardín y sueño la mejor despedida carguémosla en un burro es duro ver cómo se la lleva con el lomo combado y calcular el tiempo que resistirá los ojos
tensos
y
albinos
del burro se repiten en los de la novia y hay un vértigo de misericordia en esos ojos sin color
como entre nosotros
(heladas amapolas)
era el tiempo de nuestras mejores creencias cuando pensábamos que los días eran interminables y solo nosotros los merecíamos
ahora yerro
ahora no yerro
ahora muerdo tus uñas
o mis uñas
y sigo en mis crines
tus ásperas crines
ahora sumo
o
resto
los grados de mi fiebre ella vuela
hasta el cielo iracundo
cae en el suelo de la casa convertida en heladas amapolas y duele pisarlas
(la red)
tu cuerpo es una red y yo te transmito pensamientos
y
sentimientos
muchos se pierden en la oscuridad pero algunos quedan atrapados como insectos
o
estrellas de carne febril
los tomo en mis dedos con su luz urgente y me los como
te cargaré en mis hombros hasta el amanecer
(De: Una mesa en la espesura del bosque. 2010)
Carlos López Degregori (Lima,1952). Es un importante poeta peruano aparecido a fines de la década del setenta. Perteneció por un breve tiempo al grupo La sagrada familia, optando luego por un camino absolutamente personal y de reconocida originalidad. Ha publicado diez poemarios entre los que pueden mencionarse Las conversiones (1983), Una casa en la sombra (1986), Cielo forzado (1988), El amor rudimentario (1990), Aquí descansa nadie (1998) Retratos de un caído resplandor (2002) y Una mesa en la espesura del bosque (2010). Ha obtenido el primer premio de poesía en los Juegos Florales de la Universidad Javeriana (Bogotá, 1976), el primer premio en la bienal de poesía de la Asociación cultural japonesa del Perú (1990) y el primer premio en el Concurso Internacional de poesía el Olivo de Oro (1997). Ha participado en numerosos encuentros poéticos internacionales. Sus poemas figuran en importantes antologías peruanas y latinoamericanas.