De:
Pedro y Ana
Querido: que la lectura y la imaginación te acompañen siempre. Con amor, Mamá
«¡Viene nuestro papi Alberto! ¡Ya llega!», Gritamos llenos de emoción. Le hemos visto por el balcón caminando a su manera. ¡Ya sube por la escalera!
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Era él, lo sabemos muy bien, aunque había muchos más, nadie es como Alberto, nuestro papá. Le distinguimos entre cien.
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Como a un aviĂłn de papel nos alza en el aire con sus brazos. ÂĄTocamos el techo con las manos! Nos encanta jugar con ĂŠl.
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«Pedro y Ana, ¿habéis rozado las nubes? ¡Cuidado, que va a llover! Nos debemos proteger, el paraguas no nos cubre».
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Y empezamos a cantar mientras saltamos los charcos y hacemos de un banco un barco. ยกQue llueva, que llueva mรกs!
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También nos gusta jugar a ser caballero andante. Tú, caballo o elefante, y te decimos: «¡A trotar! ¡Salta muros y barreras!»
¡Demos caza a ese dragón que a mamá María, sin razón, ha tomado prisionera!».
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Cuando nos vamos a acostar, somos el viento que enreda tu pelo de hilos de seda: fuuu, fuuu, chaaas, chaaas.
Tú eres el mago Merlín, que enciende con luces bellas una a una las estrellas, y a la luna haces decir: «Ahora, Pedro y Ana , nos toca dormir».
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Nos besas antes de irte. «Pedro y Ana, soñad bonito», nos susurras muy bajito. Y solo sabemos decirte: «Papá Alberto, nos hemos dormido para soñar ya contigo, y hasta en sueños poder verte y no dejar de quererte».
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Alberto
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¿Alguno se parece a Alberto?
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