La esclavitud en España y en las minas de azogue de Almadén

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La esclavitud en España y en las minas de azogue de Almadén Hace ya algunos años, cuando acompañaba a unos visitantes al Parque Minero de Almadén, durante el recorrido de las antiguas labores subterráneas hice alusión a la utilización de mano de obra forzada y esclava en nuestras minas de azogue, al no haber suficientes forasteros que vinieran voluntariamente a trabajar a Almadén. A una de las señoras que formaba parte del grupo le extrañó que hubiera habido esclavos en España, pues ella nunca había oído hablar de ello. Reflexionando sobre el asunto, convinimos en que a diferencia de otros países, como Estados Unidos, se ha hablado y escrito poco sobre la esclavitud en nuestro país y, sin embargo, en España no solo hubo multitud de esclavos durante la edad Media y la Moderna1, sino que enviamos a muchos más a nuestras colonias en América para trabajar en las plantaciones de cacao o azúcar, y también en las minas. Antes de nada y para no confundir al lector, debo aclarar que no me refiero a los forzados, a los que la Justicia sentenciaba a las galeras o a las minas para pagar sus delitos, sino a aquellas personas que, sin ningún motivo en la inmensa mayoría de los casos, perdían la libertad y se convertían en esclavos. Ya en el siglo XIII, las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio reconocieron tres causas de esclavitud legal: los cautivos en tiempo de guerra que fueran enemigos de la fe2, los nacidos de otros esclavos y los libres que voluntariamente se vendieran a sí mismos como esclavos. El esclavo pasaba así a ser una simple mercancía, que se usaba o se vendía según la voluntad de su dueño. Cuando el esclavo o la esclava, que también las había, no eran ya de utilidad a sus propietarios, estos solían desprenderse de ellos a un precio inferior al que los habían comprado, ya que raramente les concedían la libertad. La Iglesia española de la época no llegó a condenar nunca la esclavitud, sino que los teólogos la legitimaban y solo censuraban de forma tímida el trato inhumano que se les daba en ocasiones. Francisco de Vitoria, un reconocido teólogo español de la primera mitad del siglo XVI, no planteó ningún problema de conciencia a los dueños de esclavos, salvo en lo concerniente a

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Se estima que a finales del siglo XVI había en España casi 60.000 esclavos y que entre 1450 y 1750 se

trajeron a nuestro país más de un millón, las tres cuartas partes de los cuales eran originarios del África subsahariana. 2

El esclavo fue un botín de guerra más y de este modo decenas de miles de turcos y berberiscos

capturados por las galeras de Su Majestad en las batallas navales del Mediterráneo acabaron sus vidas en los arsenales o en las minas.


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