La Joven Manuela

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LA JOVEN MANUELA En diversos archivos militares y civiles españoles se conservan numerosos datos de los reclusos de la guerra civil, que desde hace algún tiempo están a disposición de historiadores e investigadores. Como es bien sabido, fue la Justicia militar y no la civil la encargada de juzgar a los centenares de miles de presos políticos acusados de rebelión. Entre esa ingente multitud de expedientes encontré el de una joven, natural y vecina de Almadén, llamada Manuela de la Cruz Cabrera. Esta tenía solo 16 años cuando comenzó la guerra civil y se encontraba estudiando mecanografía con la intención de trabajar de administrativa en el establecimiento minero. Joven inquieta, militaba en las Juventudes Socialistas y en la UGT desde antes de 1936 y siguió perteneciendo a las mismas hasta el final de la guerra. Durante el desarrollo de la misma encuentra empleo en la secretaría del Ayuntamiento como mecanógrafa, lo que le proporciona unos ingresos mensuales de 300 pts.

Las tropas nacionales entran en Almadén el 28 de marzo de 1939 y Manuela es detenida de forma preventiva el 2 de mayo e ingresada en la prisión de Almadén. En la antigua cárcel de forzados y esclavos, convertida desde el XIX en la prisión del partido judicial de Almadén, Manuela permanece encarcelada cinco meses a la espera de juicio junto a varios cientos de presos de Almadén y pueblos vecinos. Por fin, en octubre de 1940, su expediente procesal ha sido concluido y en él se indica que

durante la dominación marxista figuró en el grupo de mujeres antifascistas y exaltó la causa roja e insultó al Ejército Nacional, haciendo propaganda en prensa y mítines; indujo a las detenciones de D. Anastasio Arenas, que estuvo doce días en la cárcel, y de otra persona afecta a la Causa Nacional, teniendo más de 16 años y menos de 18 al realizar los referidos hechos. El padre de la procesada estuvo encarcelado por los rojos, la cual ha manifestado que por dicho motivo y sus errores se halla arrepentida y con deseos de rehabilitación, teniendo a su favor la misma las manifestaciones de dos testigos, que hacen resaltar que la procesada era elemento utilizable por los marxistas para su propaganda, abusando de la inconsciencia y poca edad de aquella.


A pesar de su juventud, Manuela es condenada el 19 de octubre de 1940 por el Consejo de Guerra Permanente en la plaza de Almadén a seis años y un día de prisión por excitación a la rebelión. Salvo que el procesado fuera absuelto libremente, esta era la pena menor a la que se solía sentenciar a los acusados. Otros castigos más severos eran doce años y un día por el delito de auxilio a la rebelión y veinte o treinta años, e incluso la muerte por fusilamiento, por el de adhesión a la rebelión. Bien es cierto que las penas carcelarias fueron conmutadas posteriormente en muchas ocasiones por otras menores y que los sucesivos indultos concedidos y la redención de penas por el trabajo redujeron considerablemente la estancia de los condenados en las cárceles.

De su permanencia en la prisión preventiva de Almadén, el director de la misma, D. Pablo Navas, certifica en su ficha carcelaria que Manuela es una persona de buena moralidad y confianza profesional El comportamiento de los reclusos en las prisiones era muy importante, pues cualquier falta, además de ser duramente castigada con reclusión en una celda de aislamiento, quedaba registrada en el expediente personal del recluso que le acompañaba indefectiblemente durante todo su periplo carcelario.

Trasladada a la prisión de mujeres de Ciudad Real el 18 de abril de 1941 para que cumpla allí la condena impuesta, a los pocos días se empieza el trámite para otorgarle la libertad condicional, proceso que conlleva la solicitud de beneplácito al alcalde de la localidad, al jefe de Falange y a la Guardia Civil. El regidor de Almadén, y además diputado a Cortes, era por entonces D. Justo Sánchez Aparicio, que el 1 de mayo de 1941 responde así a la consulta de la Dirección General de Prisiones:

Es opinión firme de esta Alcaldía que no debe ponerse en libertad a esta individua y menos consentir que fije aquí su residencia. El inconveniente por el que pregunta está en la seguridad de que, puesta en libertad, volverá a su obsesión de vilipendiar la Causa Nacional como antes hiciera. Es pues una continua provocación en todas partes, pero más aquí donde se ha hecho célebre.


La Dirección General de Prisiones tiene saturadas las cárceles y considera que Manuela ha sufrido ya castigo suficiente, por lo que vuelve a intentarlo de nuevo poco tiempo después, pero el alcalde de Almadén se mantiene firme en su postura:

Es algo decididamente incorregible, parece que nació rojilla y se ha propuesto seguir siéndolo; esta imbecilidad podría perdonársele solo por serlo, si no hiciera daño como lo hace.

Al fin Manuela obtiene la libertad condicional pero con destierro, lo cual le obliga a residir a más de 250 kilómetros de Almadén. Por fortuna, su tía carnal, Eusebia Cabrera Almena, vive en Madrid y en su casa permanece hasta que el 22 de junio de 1942 obtiene permiso para residir en Almadén y vivir con sus padres. Como aquí no obtiene trabajo, se traslada, con el permiso pertinente, a Puertollano para ocupar un puesto de auxiliar de oficina en la empresa Explotación Agrícola de Leñas y Carbones, propiedad del industrial D. Juan Pañero Blanco.

El 2 de mayo de 1945 obtiene la liberación definitiva de su condena y cuando parece que su pasado queda atrás, a mediados de julio de 1946 es detenida por la Guardia Civil de Almadén, acusada de complicidad con los rebeldes de la sierra. Pocos días antes, la Guardia Civil y las tropas de Regulares habían matado en una emboscada en la finca del Peralejo a los guerrilleros huidos Ángel Jiménez Santos, Lastras, y José Balseras Partido, Balseras. Ambos, junto a otros huidos no identificados, habían cometido numerosos atracos en la comarca de Almadén durante la primera mitad de la década de 1940. Incorporados a la 2ª Agrupación Guerrillera de la Zona Centro, organizada por el Partido Comunista para luchar contra el franquismo, habían asesinado el 21 de marzo anterior a Juan Durán Camarena, sargento de Regulares destinado en Almadén.

Manuela reingresa el 21 de julio de 1946 en la prisión provincial de Ciudad Real a disposición del Juzgado Militar, pero este se inhibe poco después a favor del Juzgado Especial de Delitos de Espionaje y Comunismo, con sede en Madrid. El 20 de agosto de 1946 Manuela es conducida por la Guardia Civil a la prisión de mujeres de Ventas.


Estos son los últimos datos que poseo de Manuela de la Cruz a pesar de las pesquisas realizadas en diversos archivos. Supongo que sería procesada y juzgada de nuevo por otro Consejo de Guerra y trasladada a la prisión provincial de Tarragona, donde miles de mujeres cumplieron condena durante la posguerra.

© Ángel Hernández Sobrino


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