Vicisitudes historicas Iglesia de Jesús

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VICISITUDES HISTÓRICAS DE LA IGLESIA DE JESÚS En la segunda mitad del siglo XVIII los caminos más importantes de Almadén son los que conducen a Sevilla y Madrid. A Sevilla se envía casi todo el azogue que se produce en las minas para, después de pesarlo y envasarlo de nuevo en las atarazanas sevillanas, mandarlo a América, sobre todo a México, para amalgamar los minerales de plata de baja ley. En Madrid reside la Corte y los órganos del gobierno de España. Uno de los Consejos es el de Indias, del que dependen las minas de azogue y al que se consulta todo lo relacionado con Almadén. En 1778, el ministro de Indias, que es además superintendente general de Azogues, Joseph de Gálvez, comunica al superintendente de las minas de Almadén, Gaspar Soler, que ha ordenado consignar mensualmente diez mil reales de vellón para arreglar los caminos que de Almadén salen para Madrid y Sevilla. Aunque en principio se iba a arreglar el camino que por Almadenejos y Fontanosas conduce hacia Madrid, en 1780 se decide optar por el que se dirige hacia Saceruela, «para poder excusar rodeos, cuestas y pasos peligrosos»1. El nuevo camino de Madrid pasaba al lado de la ermita de Nuestro Padre Jesús2, que en esos años se encontraba casi en el extrarradio de la población y en bastante mal estado de conservación. Por ello, el 17 de octubre de 1783, el superintendente Soler se dirige a la Contaduría de las Minas mediante el siguiente aviso: «Siendo notoria la necesidad que se experimenta en la fábrica de la ermita de Nuestro Padre Jesús de esta villa, así en la falta de ornamentos decentes para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa como en los reparos de aquella, y que de no ponerse pronto remedio podrá seguirse mayor ruina con sentimiento general del Pueblo por la mucha devoción que en él se tiene a la expresada Sagrada Imagen.

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Curiosamente a finales del siglo XX se optó por la misma solución, arreglando y mejorando la carretera

de Madrid que conduce a Saceruela y Abenójar y no la que va a Fontanosas. 2

Hay que tener en cuenta que la iglesia parroquial, Nuestra Señora de la Estrella, estaba por entonces

situada en lo que hoy es la iglesia de San Sebastián, al lado de las minas.


Y teniendo presente que la enunciada ermita se construyó a expensas de este vecindario y mineraje por medio de las limosnas que voluntariamente ofrecieron, en continuación de tan piadosa obra se haga entender a los dependientes y trabajadores de esta Mina y Cerco de Fundición, al principio y fin de la saca, que de sus respectivos sueldos y jornales ofrezca cada uno lo que fuere su voluntad para los referidos piadosos fines, formándose por el sentador la relación correspondiente para su cobranza …».3 El que el camino de Madrid pasara al lado de la ermita de Jesús también provocó problemas en la misma, pues hubo de arrancarse con pólvora la cresta de cuarcita que cruzaba el trazado del camino. Por ello, el mayordomo de bienes de la ermita de Nuestro Padre Jesús se dirige al teniente de superintendente para pedirle que ordene repararla, pues «por culpa de las muchos barrenos que se han disparado, se halla el tejado de la parte de la sacristía y la campana sumamente quebrantado y desunido al aguaviento». Las guerras carlistas que tanto afectaron a Almadén, especialmente la primera, también supusieron graves dificultades para la ermita de Jesús. A mediados de agosto de 1838, el cura ecónomo se dirige al Ayuntamiento de Almadén en los siguientes términos: «En el mes de Enero o bien sea Febrero del presente año pasamos un oficio a ese Ilustre Ayuntamiento haciendo ver en él cómo la Fábrica de esta Parroquia4 se hallaba en los mayores apuros por una absoluta carencia de medios, aun para subvenir sus más leves necesidades, emanada su pobreza de la falta de ingresos que en otro tiempo formaron su riqueza. También se hizo presente cómo la Tesorería nacional 3

Archivo Histórico Nacional, Fondos Contemporáneos, Minas de Almadén, legajo 3519, caja 1.

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En esa fecha la ermita de Jesús se había convertido ya en parroquia, pues las tropas francesas habían

destrozado la ya citada con anterioridad al ordenar el bombardeo de Almadén en 1812 por no rendirse. Desde entonces viene haciendo la función de parroquia.


de estos establecimientos la eran en deber 35.000 y pico de reales. V.V. tomó sus medidas pero sus resultados han sido nulos. El templo amenaza ruina y para

evitar

este

escollo

el

perito

que

la

ha

inspeccionado presenta un presupuesto de 841 reales de gastos, cantidad verdaderamente mezquina para una villa de Almadén del azogue, célebre por este nombre. El mayordomo actual no cuenta con un solo maravedí. Al que le precedió aún no le ha exigido cuentas. En su virtud esperamos de su piedad que haciendo mérito del contenido de éste, llame a cuenta, y que antes del próximo invierno excogite medios para reparar tan si quiera un tejado que fue trillado en la incursión de Gómez, cuyas bóvedas empapadas en agua amenazan una pronta ruina». El alcalde, Francisco de Paula Carrasco, se dirige, al superintendente de las minas para informarle que en la sesión celebrada el 20 de agosto, el Ayuntamiento acordó solicitarle que se sirva disponer, si lo tiene a bien, la construcción de dicha obra a cuenta de los créditos que la Fábrica tiene contra la Tesorería. El ayudante de obras, Alejandro López Muñoz, es enviado para examinar la obra pedida y confeccionar el correspondiente presupuesto. El 3 de septiembre de 1838, el ayudante de obras indica que el coste de las obras de reedificación del tejado y demás de la ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno asciende a 2.199 reales, de los cuales 560 corresponden a la construcción y 1639 a los materiales. Al día siguiente, el superintendente escribe al alcalde en estos términos: «El crédito que tiene a su favor la fábrica de la Parroquia de esta Villa a cargo del Establecimiento de minas, corre la misma suerte que otra porción de igual naturaleza que existen contra el mismo, y por lo tanto no concurren facultades en esta Superintendencia para satisfacer parte alguna de ellos. Así pues, para que por los fondos de la Tesorería de las minas se puedan facilitar los 841 reales de vellón que V. me pide con el fin de reparar el edificio del templo de Jesus

Nazareno

que

sirve

de

parroquia,

es


indispensable que sea y se entienda en el concepto de reintegrarlos con los fondos públicos, tan luego como tengan disposición». Es decir, el establecimiento minero podía adelantar el dinero, pero el Ayuntamiento debería devolverlo en cuanto fuera posible. Por ello, el 8 de septiembre, el alcalde accidental, José María Cabezas, contesta al superintendente que se sirva hacer el anticipo con reintegro a costa de la fábrica de la iglesia, pues el Ayuntamiento no tiene facultades para gravar los fondos públicos con semejante deuda. Nuevos y muy graves problemas surgieron para la antigua ermita de Jesús con la terrible guerra civil. Al término de ésta, en 1939, está devastada; sobre todo su interior, que se encuentra totalmente destruido. Afortunadamente, la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús se ha salvado de la quema y ha permanecido oculta en secreto durante los tres años de guerra en la casa de un devoto. El cura párroco propone al Consejo que, para su rehabilitación, se descuente a los obreros de su paga «un pequeño donativo voluntario quincenal o mensual, que sea proporcional a su sueldo; por ejemplo 0,5 pts para los obreros». El Consejo considera que este tipo de contribución no es aceptable y propone que se coloque una hucha en la pagaduría y que cada trabajador, al ir a cobrar la paga, deposite voluntariamente la cantidad que desee. Además, por su parte, contribuye con 2.000 pts. En marzo de 1940, el cura párroco vuelve a solicitar ayuda para la construcción del nuevo retablo mayor de la iglesia. El presupuesto asciende a 13.000 pts, 8.000 de mano de obra y 5.000 de materiales. El Consejo acuerda que el director, D. Paulo Calvo, suministre los materiales precisos, y que los jornales necesarios sean dados por los obreros de exterior, siempre que las necesidades del servicio no lo impidan.

© Ángel Hernández Sobrino.


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