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HOLA CHIQUI
¡Hola chiqui!
Hoy te vi hablando con tus amigos, y déjame decirte que tienes una linda sonrisa.
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Sonrisa que ya no puedo sacar de mi cabeza, en serio es muy linda.
Atte: El que ama tu sonrisa.
Hola chiqui...
Ayer tiraste mi notita, no sé porqué, espero que no hagas lo mismo con esta.
Atte: Un chico dolido.
¡Hola chiqui!
Tu cara de confusión me causa mucha gracia. ¿Porqué tan confundida? ¿No puede haber alguien que te quiera?
Atte: Alguien que te quiere.
Hola chiqui.
Te sigues sorprendiendo con las notitas, de verdad no lo entiendo, pensé que era normal para ti tener admiradores secretos. Solo mírate eres tan linda.
¿Yo escribí eso? Carajo, no tengo corrector, tal vez puedas ignorarlo y ya.
Atte:: Alguien avergonzado y si corrector.
Hola chiqui.
Puedo seguir diciendo tonterías, para que sonrías como ayer. ¿Mencioné que tu sonrisa es hermosa? Da igual, es hermosa.
Atte: Alguien encantado por tu sonrisa.
Hola chiqui...
Ayer te vi muy pegada a Carlos, ¿Son algo? No creo poder soportarlo si es así.
Atte: Alguien celoso.
Hola chiqui...
Vi tu cara de enojo con la notita de ayer, y además de ser tierna, también me causó tristeza.
No quise decir algo que te moleste, lo siento.
Atte: Alguien arrepentido.
Hola chiqui...
Mi anterior notita no la leíste y directamente la tiraste a la basura.
¿Porque? ¿Hice algo malo? De verdad lo siento.
Atte: Alguien triste.
Hola chiqui...
Ayer te vi besándote con Carlos. Él es el problema ¿no? Me alejare si me lo,pides, pero por favor, no me lo pidas, no lo soportaría.
Atte: Alguien que quiere permanecer contigo.
Hola chiqui...
No sé si el problema soy yo o es él. Y como yo no he hecho nada, supongo que es él. ¿No es así?
Atte: Alguien confundido.
Hola chiqui...
Noté que hoy no fuiste a la escuela, ¿Por qué? ¿Estas bien?
Espero verte mañana, con tu sonrisa.
Atte: Alguien que te extraña.
Hola chiqui...
Faltaste hoy otra vez. No sé que te pasa.
No me quiero preocupar. ¿Debería?
Atte: Alguien preocupado.
¡Hola chiqui!
¡Volviste! Pero tienes moretones en todos lados y tus ojos hinchados.
Ahora si estoy preocupado, ¿Estás bien? ¿Quién te hizo eso?
Atte: Alguien demasiado preocupado
No sé quien eres, pero deja las notitas ya.
A mi novio no le gustan ni a mi tampoco. No te conozco, así que deja de preocuparte por tonterías que no te incumben. Sé feliz.
—Gabriela.
Hola chiqui...
Puedo creer que a él le molestan, pero no a ti. Sonreíste más de una vez por ellas ¿Por qué mientes? ¿Él te dañó?. Yo podría hacerlo si es así.
Atte: Alguien protector.
Hola chiqui...
No me hagas esas caras, no infles tus mejillas porque puedo morir de amor.
Y es verdad lo que dije ayer, podría matar por ti, créeme. Confía en mi aunque no me conozcas, no dejaré que nadie te haga daño, pequeña.
Atte: El protector. P.D. Así me llaman mis amigos.
¡Hola chiqui!
Yo ya sabía que mis notitas te gustaban, tu sonrisa te delata por más que trates de esconderla.
No debes esconderla, es hermosa.
Lo que no es hermosa es la forma en la que te trató Carlos. Dime Gabriela, ¿Él te hizo aquello en el ojo?
Atte: Alguien enamorado de tu sonrisa y enojado al mismo tiempo.
Hola chiqui...
No me gusta que faltes tú y Carlos. En serio no me agrada nada, temo por tu bienestar.
Si lees esto algún día, respóndeme por favor.
Atte: Alguien asustado.
Hola chiqui...
No me puedo concentrar si tú no estas en el banco de adelante, extraño tu figura tapándome lo que dice el pizarrón.
¿Puedes volver? Estoy muy preocupado.
Atte: Alguien que quiere que vuelvas.
Hola chiqui...
Bien, van tres días, no se que pasa. Carlos ya volvió, pero tú no ¿Por qué?
Atte: Alguien demasiado preocupado.
Hola chiqui...
Hablé con tu amigo Frank, me dijo que mañana volverías. Si es así y lees esto, por favor déjame ayudarte. ¿Los moretones te los hizo Carlos? Sólo asiente o niega con la cabeza.
Prometo que todo estará bien.
Atte: Alguien que cumple con su palabra.
Gabriela, quien tenía lentes de sol, miró a todo su alrededor. Nadie la estaba mirando fijamente, y de verdad se preguntaba si este chico misterioso la estaba viendo.
Se quito los lentes, dejando ver su ojo morado y esperanzada, asintió.
Hola chiqui...
Me faltó demasiado para ir y partirle la cara a ese tipo. Suerte que no había ido, sino no estaría vivo. Te prometo que ahora en adelante, nadie te hará daño, chiqui, quiero verte sonreír.
Atte: El protector y alguien que cumple su palabra.
Hola chiqui...
En serio necesitaba ver tu sonrisa de nuevo, espero que nunca desaparezca.
Ya pronto le daré su merecido a Carlos. Está faltando demasiado, quizá sabe lo que le espera.
Atte: Alguien va al gimnasio desde los catorce.
Hola chiqui...
Podría acostumbrarme a tu sonrisa y a tu cara sorprendida, en serio eres adorable.
¿Tan raro es que vaya al gimnasio desde los catorce años? Jajajaja
Ah, por cierto, veo que ese moretón no baja, te dejo algunos anestésicos y una crema que ayuda a ello, espero que nadie la saque de su casillero.
Espero que no se caigan de la bolsita que pegué con cinta, creo que no fue buena idea pegarlo.
Atte: El paramédico.
Chico misterioso...
No debiste haber golpeado a Carlos ayer, creo que con lo que le había golpeado yo era suficiente.
Aunque tengo que admitir que verle corriendo con la nariz y la ceja sangrando, me dio un poco de alegría. Solo un poco.
Gracias, y me gustaría saber quién eres, en verdad.
—Gabriela
Hola chiqui...
¿Te he dicho que me emociono cuando veo un papelito tuyo en tu casillero? Es como raro que me respondas, pero me encanta.
No agradezcas, soy el protector, ¿Recuerdas?
Y nunca sabrás de mi, o al menos por ahora no.
Atte: El chico misterioso... y el de tus sueños.
Gabriela llegó a su casillero sonriente, esperando por una nueva notita.
Se sorprendió al no ver nada pegado en la puerta de su casillero, pero pensó que capaz lo había metido por los agujeros de ella. Lo abrió esperanzada, pero solo encontró un par de libros y el almuerzo de hoy.
Al día siguiente, estaba esperanzada en encontrar una de esas notitas así que volvió a revisar, y nuevamente, sólo libros y un sándwich de salami y queso.
Gabriela ya perdía las esperanzas de que las notitas sigan llegando a su casillero. Ya habían pasado tres días sin ellas, y sentía que le faltaba algo ¿Había hecho algo malo?
Hola chiqui...
Siento haber faltado estos días. No me siento bien, nada bien, tal vez sólo necesito un abrazo.
Atte: Alguien triste.
Hola chiqui...
Tengo que decirte que el verte desesperada, mirando para todos lados tratando de encontrarme, me causó mucha ternura.
Creo que si después de casi un mes no me viste entre la gente, menos lo vas a hacer ahora.
No estoy mejor, pero gracias por preocuparte, o al menos eso entendí con tu mirada.
Atte: Alguien a quien le sacaste una sonrisa.
Hola chiqui...
¿Sabes? hoy se cumple un mes desde que empecé con esto, y no sé porque, pero eso me hace sentir mejor.
Gracias por no alejarme, en serio tu sonrisa es la luz entre tanta oscuridad.
Atte: Alguien agradecido.
Hola chiqui...
Deberías de superarlo, no me veras entre todas las personas. Siempre estoy demasiado cerca y nunca me notas. Deberías investigar o algo.
Atte: El chico cercano.
P.D. Si, ya estoy un poco mejor, pero un poco nada más, no es fácil esto para mi.
Chico misterioso...
¡Tienes razón! voy a investigar, se que estás en mi clase y que no estas delante mio.
Tal vez sea demasiado complicado, porque yo me siento casi al frente de todo. Deséame suerte.
—Gabriela.
Hola chiqui...
Te desearía suerte, pero jo quiero que me encuentres, la verdad. Sería demasiada vergüenza.
Atte: Alguien tímido.
Hola chiqui...
Tal vez puedas pedirle ayuda a Frank, creo que él es el único que sabe quien soy.
Lo siento, pero lo chantajeé con que le conseguiría una cita con Alex si no decía nada.
Atte: El chico listo y chantajista.
Hola chiqui...
Me dolió el hecho de que le hablaras a Carlos. ¿Después de todo lo que hizo? No lo puedo creer.
Atte: Alguien decepcionado.
La última clase del día había comenzado y Samuel sonrió al ver como Gabriela se acercaba feliz con la notita en su mano.
Aunque volvió a un rostro de seriedad cuando se acordó de lo sucedido ¿Cómo puede ser posible que vuelva a hablar con la chica que le hizo tanto mal? Samuel no lo comprendía.
Comenzó a hacer los ejercicios de matemáticas en su cuaderno, cuando una bola de papel cayó directamente en él. Miró para todos lados, sin saber de conde había caído, nadie lo miraba y la abrió.
Chico misterioso o bueno, Samuel
Tu chantajeaste a Frank, yo lo hice con Carlos para que me diga. No fue fácil volver a besarlo, pero creo que valió la pena si puedo saber quién eres.
Y no tengas vergüenza.
—Gabriela.
Samuel levantó la mirada, y Gabriela lo miraba atento y con una sonrisa. Su respiración se había cortado.
Hola chiqui...
No puedo creer que sepas quien soy. Que vergüenza ¡Dios! Me cambiare de salón o ¡No sé! pero estoy emocionado al mismo tiempo.
Atte: Un chico avergonzado.
Hola chiqui...
Si, he faltado un día, porque no sé como enfrentarte, como verte a los ojos.
Lo siento. Es que tu eres tan tú y... yo soy tan yo.
Atte: Yo.
Hola chiqui...
Antes de que Samuel pueda seguir escribiendo, una mano atrapó el bolígrafo que este tenía. Miro hacía el bolígrafo, y Gabriela estaba sonriendo a lado suyo.
De verdad no sabía como actuar, su presencia lo ponía nervioso, al punto de que sus manos suden y su corazón lata tan rápido que pareciera que va a salir de su pecho. Estaba enamorado de Gabriela, y las mariposas revoloteaban por todo su cuerpo.
Samuel quiso salir corriendo, pero Gabriela lo detuvo del brazo
—Samuel ¿Qué haces? No puedes correr de mi. — Dijo Gabriela riendo, viendo la nuca de otro, ya que se negaba a voltear.
—No... no perdía nada con intentarlo. —Habló Samuel nervioso, y aun dándole la espalda a Gabriela.
—Por lo menos mírame cuando me hablas ¿No? Ya que quieres huir de mi. —Samuel se giró lentamente, con la mirada baja y las manos temblorosas. Era realmente tímido y moría de vergüenza cuando la chica que le gustaba se acercaba a él.
—Mírame... —Samuel negó. —Samuel... —Respondió Gabriela alargando la “e”. El otro, poco a poco fue subiendo la mirada.
—¿Que es eso? —Samuel señaló algo detrás de Gabriela, logrando que este diera la vuelta. Él aprovecho para salir corriendo.
Gabriela se insulto internamente por ser tan tonta y caer en ese juego, pero sonrió, Samuel era realmente muy tierno.
No puedo creer que hicieras eso, Samuel. Y no puedo creer que haya caído. Algún día tenemos que hablar, ¿Lo sabes, no? Antes mejor ¿Tú no quieres?
—Gabriela.
Hola chiqui...
Soy muy tímido ¿Vale? Dame tiempo. Y sí, quiero, por eso es tan complicado, tú eras tan tierna y linda, yo soy solo una molestia.
¿Para que hablar? Pero bueno, si así lo quieres... no me podría negar tampoco ¿Cierto?
¿El sábado en el café de Flor? (Sí, tu prima me conoce pero no sabe nada de esto). A las tres. Sólo asiente o niega.
Atte: Alguien que tiene mucho miedo y timidez.
P.D: Espero que no me odies después de esta “cita”
P.D 2: ¿Es una cita?
P.D 3: No quiero ilusionarme, pero puede ser una cita ¿No?
P.D 4: Como no oí un no, entonces es una cita.
Samuel, estaba sonriendo entre toda la multitud al ver a Gabriela asentir felizmente, no lo podía creer.
Sábado.
Sus nervios recorrían todo su cuerpo. No podía creer que después de tanto tiempo, tenía una “cita” con Gabriela. Aquella hermosa chica de la cual siempre estuvo enamorado, pero nunca tuvo la valentía para hablarle.
Su corazón latía fuerte y rápido, sus manos sudaban y temblaban, sentía que su cuerpo iba a desfallecer en ese momento, lo confirmó, cuando vio como Gabriela se acercaba tranquila, a paso lento pero seguro. Yendo directamente hacia él, con una sonrisa que poco más, y Samuel moriría de lo hermosa que le parecía.
—Hola. —Habló Gabriela. Le sonrió, y el mundo de Samuel se vino abajo.
—Ho...ho...hola. —Hace mucho no tartamudeaba al hablar con alguien. Era muchísimo más fácil escribir papelitos para dejarlos anónimamente en su casillero.
Gabriela rió por aquello, y Samuel se había enamorado de ella por milésima vez.
—¿Entramos? —Samuel asintió, dejando lugar a que Gabriela pase primero. Ella agradeció con un asenti-
miento y entraron al hermoso lugar que era el café, la cual la dueña era la prima de Gabriela. Aunque hoy no estaba presente.
Se sentaron en una de las mesas que estaban junto al ventanal, especial para solo dos personas. Se quedaron mudos, mirándose como si sus ojos, fueran un universo distinto al suyo.
—Buenas tardes. —Dijo el mesero al acercarse, les dejo los menúes y volvió por donde vino. Ambos chicos agradecieron aquello.
—¿Tú que vas a pedir? Te recomiendo el café especial del lugar...Es realmente delicioso, debería estar prohibido. —Gabriela lamió sus labios con deseo al recordar el delicioso sabor de aquel café. Sin duda era su favorito, Samuel había desfallecido ante tal acción.
En realidad todo lo que haga la chica era motivo de un desmayo cerebral para él. Si es que todo en Gabriela era tan... Gabriela. Ni siquiera su propia persona podría encontrar un adjetivo que quede tan bien con ella. Hasta perfecto se quedaba poco con lo que Gabriela era para Samuel.
—¿Samuel? ¿Hola? —Con un chasquido, el mayor volvió a la realidad, moviendo la cabeza para sacar todos sus pensamientos.
—Emm... si, probare ese café. —Dijo no tan seguro, sin saber muy bien que era lo que había dicho Gabriela, pero con la sonrisa que le regaló la menor, supo que le había atinado.
Llamaron al mesero y pidieron dos cafés de la casa. El hombre asintió y volvió a retirarse. El silencio gobernó la mesa. Ninguno decía nada, sólo se miraban y con ello era suficiente para hacerse sonreír de manera tierna y avergonzada. Samuel estaba que moría, y Gabriela, sentía en su estomago cosas que hace tiempo no experimentaba.
Hola chiqui...
La he pasado realmente bien el otro día. Lamento si estuve un poco callado al principio, pero es que los nervios me consumían.
Pero ya después entre en confianza ¿Eh?
Atte: Alguien demasiado feliz.
Samu...
Es tonto que me sigas escribiendo, pero al mismo tiempo lindo. Así que yo también te voy a responder de la misma forma, a pesar de que ahora estas en frente mio y no te das cuanta de que esto que escribo no es la tarea de inglés.
También la he pasado muy bien el sábado, mucho más de lo que esperaba en realidad. Muchas gracias por esa hermosa tarde.
¿Que tal, si nos volvemos a ver el viernes? Tengo algo muy importante que decirte.
—Gabriela.
Hola chiqui...
No me recupero del sábado todavía, ¿Y ya te quieres juntar de nuevo? Lo que sea para ver esa sonrisa tonta que se te forma con mis tonterías y chistes malos.
¿A las ocho en el café de tu prima?Asiente, no hace falta que respondas, las notitas son solo mías y de nadie más.
Atte: Alguien egoísta.
Hola chiqui...
Aunque nos vemos todos los días en clase, ¡No veo la hora de que llegue el viernes de una vez!
¿No se pueden adelantar dos días? Recién estamos a miércoles, no es justa la espera.
¡YA ESPERÉ MÁS DE UN MES POR TI!
En realidad esperaría más si fuera necesario
Atte: El chico que espera.
Gabriela sonrió, buscó entre la gente a Samuel y negó con una sonrisa. Ambos se rieron. Realmente Samuel era el mejor chico.
Hola chiqui...
Ya jueves. Creó que podre soportarlo. Es que la curiosidad me consume, deberías saberlo ya. Te he contado varias cosas sobre mi el sábado pasado, de seguro habré dicho eso.
Atte: Alguien curioso.
Hola chiqui...
¡Al fin! Hoy nos veremos, sólo un par de horas más que tengo que esperar.
*Inserte carita llorando*
Atte: Alguien ansioso.
Nuevamente, ambos chicos se iban a juntar en aquel café. Se veían todos los días, pero salir sólo ellos dos era algo mucho más especial.
Samuel, como siempre puntual, esperaba a Gabriela prado en la puerta de aquel café. Hoy tampoco estaba su prima y comenzó a pensar que tal vez, Gaby le hablaría para que no fuera, porque era raro que no estuviera los viernes, cuando más clientes hay.
A lo lejos vio Gabriela caminando a paso rápido. Samuel le había dicho que le molestaba la gente impuntual. La verdad era que le molestaba, si, pero si era Gabriela la que llegaba tarde, poco le importaba. Como le había dicho en su notita, esperaría todo el tiempo del mundo por ella.
—Hola... —Hablo suave Gabriela, con algo de culpa por llegar tarde. Bajó la mirada y Samuel, sintió que el corazón le latía a mil por hora, y las sensaciones le recorrían cada parte de su cuerpo, las mariposas que sentía en el estomago eran muy potentes, y luchaba por no morir de un ataque de nervios.
—Tranquilo, no llegas tarde. Adelanté el reloj de tu celular hoy en clases. —Samuel rió por la cara de no creerse de Gabriela. Sin duda la chica tenía su corazón ganado y más.
Hola chiqui...
Aun no puedo creer que me hayas besado. ¡Y el que me hayas dicho que te gustaba! ¡Dios, eres lo mejor que me ha pasado en este año, sin duda!
Te quiero mucho, de verdad.
Atte: Samuel
—¿Qué haces, guapo? —Gabriela abrazó a Samuel por detrás, dándole un suave beso en la mejilla. El mayor ocultó la hojita en su bolsillo, y se volteo para ver el
rostro de la persona, que ahora alegraba sus días, sus noches y toda su vida, con solo verlo.
—Le escribía una carta anónima a alguien...—Dijo con picardía, rodeando la cintura de la chica con sus grandes brazos.
—¿Ah si? —Ambos rieron por la tontería que le había agarrado Gabriela al decir aquello.
—Esa persona tiene mucha suerte al tenerte de admirador secreto ¿No? —Dijo la menor, acercándose un poco más a Samuel.
—No lo sé... lo que si, es que tiene al mejor novio del mundo. —Ambos rieron y se callaron mutuamente con un dulce y suave beso, que hacía dar vuelta su estómago y que las mariposas se multipliquen por mí. Samuel estaba perdidamente enamorado de su chiqui.
Hola chiqui...
¿Hace cuantos años no hago uno de estos? Varios ya. Y te preguntaras ¿Que es esto que estas leyendo?¿Y por qué te escribo una carta y no te lo digo? Lo que estás leyendo ya te vas a ir dando cuenta de qué es, pero sabrás muy bien el porque lo hago en forma de una carta.
Nuestra relación empezó así, con cartitas tontas y cortas que dejaba en tu casillero anónimamente ¿Lo recuerdas? Porque yo lo hago perfectamente. Aquel día recuerdo que estaba sumamente nervioso, no sabía como podías reaccionar, y al verte sonreír mi corazón simplemente se detuvo un segundo y comenzó a latir rápidamente, eras perfecta, lo eres y siempre lo serás.
Tal vez deba apurarme, si es que no quiero pasar mucho tiempo en una posición que no es muy cómoda para mi, pero no importa porque obtendré lo que tanto he querido desde hace mucho tiempo.
Gabriela... mi chiqui... eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Cinco años junto a ti me hacen pensar en que tengo la mejor suerte del mundo en encontrarte y el tenerte conmigo. Así que...chiqui, ¿Podrías darte la vuelta?
—Joder...—Gabriela se giro,sintió como las lágrimas salían de sus ojos, las emociones que sentía en ese momento eran inexplicables, al ver a Samuel arrodillado con una cajita en su mano.
—Gabriela... chiqui...¿Te casarías conmigo? —Y decir que el corazón de Samuel se colmo de alegría y los nervios comenzaron a aflorar de su ser para saber que Gabriela acepto pasar toda una vida con su amado Samuel. El chico de las notitas.