10 minute read

INTERNACIONAL Desigualdades: el problema son los millonarios Juan J Paz y Miño Cepeda

En febrero pasado, Bolivia anuncia la cancelacion de venta de Urea a Cuba. Ahora la producción se enfoca a Brasil, el nuevo aliado ultraderechista

de Rusia y Chile para la producción boliviana de carne. Al primero, se sumarán a los productos bovinos los de ave y cerdo, mientras que los otros están en diferentes niveles (15/1/20). -“Trabajan” alza salarial a policías, ya autorizado por Áñez, pero señalan que el aumento jubilatorio quedará para el próximo gobierno (15/1/20). -Ajustes al Presupuesto General de la Nación para destinar el 10 por ciento del mismo a Salud (16/1/20). -La Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) fi rma convenio para construir una plata de acopio de granos en La Paz (continuidad de acuerdo anterior) (16/1/20). -Acuerdo entre la Emapa y la Confederación Nacional de Panifi cadores para mantener el precio del pan (17/1/20). -El gobierno suspende el pago del Bono Juana Azurduy a las madres gestantes y niños recién nacidos. Este es un incentivo económico para mujeres gestantes condicionado al cumplimiento de cuatro controles prenatales, parto institucional y control post parto. Para niños y niñas menores de 2 años condicionado a 12 controles integrales de salud bimensual. Se anuncia el posible reinicio del pago en marzo 2020 (17/1/20). -Anuncio de elaboración de Decreto Supremo para liberación de las exportaciones, tras reunión del ministro de Desarrollo Productivo con empresarios congregados en la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) (18/1/20). -El anuncio hecho por el gobierno (ya desde diciembre 2019) de la liberalización de las exportaciones de productos agrícolas y alimentarios, generó una reacción pública de los avicultores el 29 de enero de 2020 que alertaron al país que la liberación de exportaciones de soya repercutirá en el alza de precio del pollo (29/1/20).

Advertisement

-La medida de liberación plena de exportaciones se tomó en fecha 22 de enero de 2020 aunque recién se publicó el decreto el 30 de ese mes (DS 4139) que determina que “el Certifi cado de Abastecimiento Interno a Precio Justo queda sin efecto para el despacho de las exportaciones ante la Aduana Nacional” (22/1/20). -No se ampliará el contrato con Cuba de venta de Urea, por haber sido vendido con precios menores a los del mercado interno y se plantea su traslado de Cochabamba a los límites con Brasil para abastecer ese mercado (5/2/20). -Ministro de Hidrocarburos anuncia medidas para disminución de subvención de hidrocarburos se anuncia que se importará petróleo crudo para procesarlo en Bolivia (en la que existe capacidad ociosa). Esto reduciría los gastos entre el 30 por ciento y el 40 por ciento (6/2/20). -YPFB lanza licitación para la importación de combustibles al precio más bajo y de mejor calidad (7/2/20). -El gobierno paraliza la construcción de la planta Nuclear en El Alto (12/2/20). -La Emapa fi rma convenio con el Instituto Nacional de Seguro Agrario para que los agricultores de trigo puedan acceder a un seguro agrario (14-2-20). -El Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, mediante el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), suscribien convenio de aporte económico voluntario para agilizar el proceso de saneamiento de tierras el cual permitirá la titulación de propiedades para el sector agropecuario del departamento de Santa Cruz y de otras regiones del país (18/2/20). -Aduanas anuncia un “perdonazo” a exportadores e importadores que mantienen una deuda tributaria con la institución, considerando los “abusos y persecuciones” de la anterior gestión (19/2/20).

DESIGUALDADES EL PROBLEMA SON LOS MILLONARIOS

La concentración de la riqueza actual es la más grande que haya visto la humanidad. Los multimillonarios se han apropiado de la riqueza socialmente generada. Ni siquiera son cuestionados. Han logrado pagar y posicionar un discurso que disculpa la injusticia económica. La miseria de millones es presentada como producto de “malas decisiones” individuales de los desposeídos

JUAN J PAZ Y MIÑO CEPEDA, DOCTOR EN HISTORIA POR LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA/PRENSA LATINA

DAVID MANRIQUE

En los últimos años se ha despertado en el mundo una preocupación creciente sobre las desigualdades sociales, en su más amplia consideración, pues no sólo se incluye la desigualdad en cuanto al reparto de la riqueza, sino también otras formas de ésta en la vida contemporánea. Pero, sin duda, las desigualdades económicas son las que golpean, con una fuerza impactante, a millones de seres humanos.

En el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), realizado del pasado 21 al 24 de enero (2020), la elite de negocios que normalmente asiste recibió un comunicado del grupo “Millonaires against pitchforks” (https://bit.ly/2SgaHj6) [1] dirigido “A nuestros compañeros millonarios y multimillonarios de todo el mundo”, en el que se afirma lo siguiente: “La desigualdad extrema y desestabilizadora está creciendo en todo el mundo. Hoy en día, hay más multimillonarios en la tierra que nunca antes, y controlan más riqueza de la que tienen. Mientras tanto, los ingresos de la mitad más pobre de la humanidad permanecen prácticamente sin cambios”.

El grupo concluye: “Por esa razón, les instamos [a los Estados] a avanzar ahora, antes de que sea demasiado tarde, para exigir impuestos más altos y más justos a millonarios y multimillonarios dentro de sus propios países y ayudar a prevenir la evasión y elusión de impuestos individuales y corporativos a través de los esfuerzos de reforma fiscal internacional”.

Al mismo tiempo, el 20 de enero, Oxfam publicó su informe Tiempo para el cuidado (https://bit.ly/37WRDgA), que incluye una serie de datos que deberían escandalizar a todo el planeta: en 2019, los 2 mil153 mil millonarios que hay en el mundo poseían más riqueza que 4 mil 600 millones de personas; los 22 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que todas las mujeres de África; el 1 por ciento más rico de la población posee más del doble de riqueza que 6 mil 900 millones de personas; y “si una persona hubiese ahorrado 10 mil 000 dólares diarios desde el momento en que se construyeron las pirámides de Egipto, ahora poseería tan sólo una quinta parte del promedio de la fortuna de los cinco millonarios más ricos del mundo”. De modo que el incremento de tan sólo el 0.5 por ciento adicional en el tipo de impuesto que grava el patrimonio del 1 por ciento más rico de la población, permitiría recaudar los fondos necesarios para invertir en la creación de 117 millones de puestos de trabajo, sostiene Oxfam.

Poco tiempo atrás (diciembre, 2019), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) igualmente entregó su informe sobre desarrollo humano titulado Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI (https://bit.ly/2GYNmx4), en el cual se resalta la situación de injusticia en América Latina, con desigualdades que se remontan a la época colonial. Y, en un hecho sin precedentes, hasta la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en su artículo “Reducir la desigualdad para generar oportunidades” (https://bit.ly/2OsveQm), llega a una conclusión inesperada:

“Para abordar la desigualdad es necesario replantear el problema. Antes que todo, en lo que se refiere a políticas fiscales y tributación progresiva […]. La progresividad de los impuestos es un aspecto fundamental de una política fiscal eficaz. Nuestras investigaciones muestran que en el segmento superior de la distribución del ingreso es posible elevar las tasas marginales de impuesto sin sacrificar el crecimiento económico.”

Pero esta afirmación no pasa de las simples palabras, porque contradice los condicionamientos que el FMI impone en América Latina, a tal punto que la Carta de Intención suscrita por el gobierno de Lenín Moreno en Ecuador señala textualmente:

América Latina y el Caribe es la región más inequitativa del mundo. El 20 por ciento de la población concentra el 83 por ciento de la riqueza

“La reforma tributaria tendrá como objetivo mejorar la movilizació n de ingresos, aumentar la efi ciencia, la simplicidad y la equidad, pasando de los impuestos directos a los indirectos…”, lo cual parece una burla y, además, contradice a la Constitución de 2008.

La situación de América Latina y el Caribe, que es la región más inequitativa del mundo por los términos que ha adquirido la concentración de la riqueza, también ha sido estudiada de modo particular y sistemático por la Comisión Ecnómica para América Latina y el Caribe (Cepal). En 2018 la institución presentó en La Habana uno de sus últimos estudios sobre el tema, titulado La inefi ciencia de la desigualdad (https://bit. ly/2RWp3q2), aunque antes publicó varios trabajos y también otros después. De acuerdo con datos de la entidad, en la región el 20 por ciento de la población concentra el 83 por ciento de la riqueza; mientras el número de multimillonarios pasó de 27 a 104 desde el año 2000; y en 2019, eran 66 millones de personas (10.7 por ciento de la población) las que viven en extrema pobreza.

En el mismo Foro de Davos, al que me he referido, la Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, ha insistido en que “La desigualdad es la causa estructural del malestar social en la región. Por ello, necesitamos avanzar de la cultura de los privilegios a la cultura de igualdad y la inclusión social”; y añade: “Las protestas en la región tienen un hilo común que es la desigualdad y pueden convertirse en una oportunidad para el cambio social” (https://bit.ly/31oDbLE).

En el reciente XV Foro de Análisis de la Economía Latinoamericana, que se realizó en Madrid pocos días atrás, Bárcena ha remarcado que se requiere “una política fi scal activa con medidas que impulsen el crecimiento con inclusión, además de una estrategia para garantizar la sostenibilidad fi scal en el mediano plazo y un nuevo pacto social que incorpore una nueva generación de políticas y que impulse una nueva ecuación entre el Estado, el mercado y la sociedad, que permita avanzar en la construcción de nuevos consensos” (https://bit.ly/398QQsZ).

Desde luego, las desigualdades tienen un origen histórico, aunque los millonarios del mundo y más aún los de América Latina (y peor aún los de Ecuador) piensen que su riqueza es fruto de sus emprendimientos y sus trabajos. Precisamente la historia económica y la economía política han demostrado, en forma contundente e irrebatible desde el siglo XIX, que la riqueza es, fi nalmente, apropiación de valor socialmente generado.

En tal virtud, la riqueza tiene que ser redistribuida e incluso cabe pensar que mundialmente es preciso ponerle límites, porque no deben existir millonarios ni multimillonarios. En mucho, la redistribución se logra con instrumentos modernos como los impuestos directos, que en América Latina tienen que ser reforzados, ampliados y cobrados a elites económicas que no solo los evaden, sino que esconden sus recursos en paraísos fi scales.

En nuestra época, como en el pasado, hay múltiples argumentos ideológicos para justifi car las desigualdades y la riqueza. Y el reciente libro de Thomas Piketty, Capital e ideología (2019) precisamente retoma esa demostración. Ya contamos con la voluminosa obra (1 mil 247 páginas) traducida al español.

En esencia, Piketty da continuidad a su famosa obra El capital en el siglo XXI (2013), pero examina, en su nuevo libro, cómo la ideología y la política han servido de fundamento para las desigualdades, desde sociedades antiguas. No es la lucha de clases, ni la economía, sostiene el autor, sino las ideas sostenidas en la época las que originan y mantienen las desigualdades. Y en su demostración utiliza una impresionante gama de fuentes y recursos.

Esta conclusión suya tiene especial relevancia para América Latina. Porque en los tiempos conservadores en que se encuentra

la mayor parte de la región, el tema de las desigualdades económicas, la concentración de la riqueza y la necesidad de incrementar los impuestos directos, ha desaparecido inmediatamente con los gobiernos de derecha y ultraderecha, interesados en contentar al capital, a través de afirmar, a toda costa –también arrasando con la democracia y los derechos sociales–, el camino neoliberal y empresarial que les inspira, incluso con la compañía del FMI, como ahora ocurre en Ecuador.

El lenguaje económico en la ideología conservadora y neoliberal se interesa por los emprendimientos, las inversiones, las ganancias, la competitividad en los mercados, los tratados de libre comercio, las alianzas geoestratégicas con el capital transnacional, etcétera. Además, riqueza y pobreza son, bajo esa visión, fenómenos naturales, debidos a decisiones de vida individuales.

Las consignas, que igualmente se generan, abogan por el retiro del Estado y las privatizaciones, cuestionan el sistema tributario directo y argumentan la flexibilidad laboral y el recorte de derechos sociales. Es la “nueva” ideología del siglo XXI latinoamericano que, si se examina históricamente, tiene más vejez de lo que a veces se imagina.

Precisamente, contra esa ideología, corresponde librar la batalla por las ideas, a fin de fortalecer la conciencia social por el cambio, la construcción de una nueva sociedad, y el retorno del valor socialmente creado a sus legítimos dueños: los trabajadores de todas las esferas económicas en su conjunto, de cuyo esfuerzo siguen apropiándose los millonarios.

Referencias bibliográficas

[1] Millonarios contra rastrillos.

DAVID MANRIQUE

This article is from: