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Siembra
El café tiene muchas caras. El proyecto viene para reconocer a cada una de ellas. La idea de servir café con nombre y apellido nos ha vuelto más sensibles. Para todxs los integrantes de Techani está presente el compromiso de hacer lo mejor que podamos para dignificar el oficio, para comunicar la historia y dar el reconocimiento a quien lo merece. Casa Creativa y Barra Acueducto son talleres donde el quehacer del café se vuelve responsabilidad de muchxs. El proyecto de Urecho brota a consecuencia de la inagotable búsqueda de recolectar historias de la gente, de un cultivo y su ecosistema social, de entender el contexto para comunicar el proceso y que necesariamente podamos hacer algo, ya que el café nos compete a todxs.
Seguiremos buscando más productores y productoras para hablar de ellos en un espacio donde queremos el consumo de café sea lo más consciente posible.
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Techani
Tierra, agua y semillas
Creemos en el cuestionamientos de la posibilidad de supervivencia, por lo tanto su calidad de vida y la de los otrxs. Lo cual nos abre interrogantes sobre el sentido del trabajo y el sentido de la relación con la tierra, con los demás seres y con el sí mismo.
Esto implica asumir una posición política ante la tierra que habitamos, ante el agua que nos posibilita la subsistencia como condición humana y las cuales atraviesan las semillas que nos otorgan de energía, para continuar, siendo la semilla del café, transformada en bebida, la segunda más consumida en todo el mundo, la que nos hace transitar la existencia desde otros modos, que no implican la explotación de la tierra, agua y semillas, lo cual en simultaneidad sabemos evita la explotación del ser.
Esto compone una desviación fundamental, la de no asumir, la de no normalizar las condiciones precarias ante la vida en el campo, sino de implicación en el mismo sentido de la vida misma.
Creemos que frente a una dictadura alimentaria insensata, que decreta sin cesar sentencias de muertes, se requiere de pensar la libertad alimentaria que busque establecer nuevas relaciones o mejor dicho recordar las relaciones propuestas por la sabiduría ancestral de nuestros pueblos originarios entre lxs sujetos, capaces de sostenerse junto a la tierra, el agua y su semilla. La biodiversidad y su valor debe de permanecer en disposición de las comunidades productoras de alimentos, de la semilla del café.
Ante tal panorama, es fundamental inspirarnos y acompañarnos entre jóvenes, como lo hemos experimentado ya en el Valle de Urecho, Michoa- cán, para retomar esa sabiduría ancestral, que nos permite viajar por nuestra autonomía personal y recuperar nuestros territorios geográficos, lo que implica sabernos pertenecientes a un lugar, que esos toca hacerlo hogar y que nos permita disfrutar y no solo explotar. La semilla del café nos ha llevado a pensar estos tres ejes fundamentales para seguir cultivando y cosechando este fruto que ha sido heredado por al menos tres generaciones y que ahora tenemos el reto de seguirlo compartiendo. Cuando decimos “Sin campo no hay café” debemos recordar, que somos nosotrxs esos jóvenes, a lxs que nos han llamado generaciones de cristal, de consumo, los que tenemos no solo el deber sino la oportunidad de transformar el presente y volcar para el futuro, libertad para la semilla del café.
Janis Velázquez
Nuevo Urecho es un lugar donde dos ambientes diferentes se encuentran, una tierra rica y fértil, con memoria prehispánica de antiguos asentamientos Chichimecas y Tarascos. Urecho tiene memoria, raíces y tradición. Reflejo de la amabilidad y hospitalidad de sus actuales pobladores, que llevan sus vidas tranquilas, la mayoría en convivencia con el ambiente en sus hermosos huertos de traspatio o en las huertas circundantes a la población. Estar en Urecho es sentir el abrazo de la cadena de montañas que lo rodean, su clima tropical marca un punto de cambio ya que se encuentra justo en medio de dos ambientes. Por una parte, sus vecinos de Ario de Rosales con sus bosques mixtos de pino-encino que albergan un clima templado y, por otra parte, en su colindancia sur con la Huacana hay un contraste en la vegetación y la temperatura de la selva seca que alberga la localidad. Urecho es muchas cosas que si tratase de describirlas desde un punto histórico, biológico, psicológico o geográfico estaría limitando todo lo que representa. Pues tuve la oportunidad de palpar con todos mis sentidos su tierra, su gente, su ambiente. Es cierto que las ciudades bombardean de mensajes a las localidades más rurales, que de cierta manera el falso progreso los incentiva a desapegarse de la tierra, de lo natural, de sus tradiciones e incluso de su herbolaria.
Esos mensajes de urbanización, con perspec-