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Beneficiado
Una sombra para el café
Hace unas semanas leí un libro que se llama Resistencias comunitarias contra el despojo en Michoacán. Berries, inmobiliarias y aguacate, de Jesús Janacua Benites que me dejó con una reflexión: el aguacate criollo era la sombra del café. El libro aborda los problemas sociales y ambientales que se generan a partir de los monocultivos como el aguacate Hass y la fresa. No obstante, destaco la siguiente cita: «Aunque en Michoacán se cultiva aguacate criollo desde la década de los cincuenta del siglo pasado –fue un cultivo que inició principalmente como un sistema de sombra para el cultivo de café en Uruapan (Garibay y Bocco, 2011), fue la introducción de la variedad de Hass lo que originó un incremento en la demanda nacional e internacional por sus características físicas».
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La sola frase me hizo pensar en cómo la llegada del capitalismo y la industria agroalimentaria dejan en un segundo plano los usos y costumbres que el humano y la naturaleza tienen para preservar un equilibrio ecológico y permita el autoconsumo.
La industria agroalimentaria no necesariamente tiene entre sus objetivos acabar con el hambre sino más bien, producir y acumular. En esta producción llegan las grandes afectaciones, que en el caso del texto de Jesús Janacua, destaca en algunas regiones en Michoacán que han derivado en conflictos sociales y políticos.
La sombra para el café, es la metáfora perfecta que refleja la simbiosis de la naturaleza y el humano, la necesidad de armonizar con nuestra tierra, para obtener de él lo necesario, pero también darle lo necesario para preservar el equilibrio. El café subsiste en la medida en que ese aguacate criollo le provee la sombra; entre ellos se proporcionan los nutrientes necesarios que mantengan su equilibrio.
Una sombra para el café, una sombra para la vida. Tierrafría