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@Milenio
SABINA BERMAN SE AUTOENTREVISTA:
Foto: OCTAVIO HOYOS
Lo que nadie me ha preguntado sobre Gloria Trevi. p.10
LEĂ‘ERO
#FiliasMilenio
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somos lectores
carta de intención
Para Vicente
(†) JESÚS D. GONZÁLEZ FUNDADOR FRANCISCO A. GONZÁLEZ PRESIDENTE FRANCISCO D. GONZÁLEZ DIRECTOR GENERAL JESÚS D. GONZÁLEZ DIRECTOR GENERAL ADJUNTO CARLOS MARÍN DIRECTOR GENERAL EDITORIAL HUGO CHAPA GAMBOA DIRECTOR EJECUTIVO Alfredo Campos Director editorial ROBERTO LÓPEZ SUBDIRECTOR EDITORIAL NÉSTOR OJEDA SUBDIRECTOR EDITORIAL HÉCTOR ZAMARRÓN SUBDIRECTOR EDITORIAL carlos puig director editorial milenio digital Bárbara Anderson Directora de innovación editorial RAFAEL OCAMPO Director editorial de deportes MIGUEL ÁNGEL VARGAS DIRECTOR de enlace editorial pedro González director general de operaciones JAVIER CHAPA DIRECTOR general de medios impresos ÁNGEL CONG DIRECTOR de milenio digital ADRIÁN LOAIZA DIRECTOR tecnología y procesos Guillermo Franco director de ingeniería y regulación MAURICIO MORALES DIRECTOR DESARROLLO CORPORATIVO ADRIANA OBREGÓN DIRECTORa COMERCIAL Francisco somohano Director de comunicación estratégica dyana reyes directora innovación comercial VALERIA GONZÁLEZ DIRECTORA CREATIVA tomás sánchez director de mercadotecnia corporativa MARCO A. ZAMORA DIRECTOR PROYECTOS ESPECIALES FERNANDO RUÍZ DIRECTOR PRODUCCIÓN
Feria Internacional del Libro 2014 Carlos Puig julio patán Galia García Palafox Cecilia Estrada Alberto prado angélica vázquez Ixchel vélez
PARA HOY
Foto: paula vázquez
“Es la recta final, Carlos, la recta final”, me dijo no hace mucho, el último día que hablamos, respondiendo a mi “Ánimo Vicente” frente a las penurias de la puta enfermedad que lo consumió. “La recta final. Todo bien”, me dijo. “Todo más que bien, Vicente”, le debí haber respondido. El sábado pasado, en algún rincón de la Feria un periodista me detuvo para comentar asuntos de mi columna diaria en Milenio y el programa de televisión. “Eso sí --me dijo--, lo que más envidia me causa en la vida es su visita a Graham Greene con Vicente Leñero; eso sí me parece insuperable”. Mi interlocutor se refería, por supuesto, a “Una visita a Graham Greene”, relato contenido en “Más gente así”, el último libro publicado por Vicente Leñero. Hace un par de años, también durante una FIL, me había pedido permiso para incluir el relato en el libro. “Tú puedes hacer lo que se te pegue la gana, Vicente”, le dije. La verdad es que yo no recordaba aquel viaje. Gracias a la prosa, a la magia, de Vicente, ahora nunca lo olvidaré. Eso, nada más pero nada menos que eso, es la literatura. Y yo lo aprendí de mi amigo, mi ejemplo, mi maestro, Vicente Leñero. Para él es este FILIAS, por supuesto. Pero también para Estela, Eugenia, Mariana, Estela e Isabel. Quinto día. Luto. Carlos Puig
Nada tan complicado como elegir entre los cientos de eventos diarios algo que recomendar. Con esa advertencia, aquí van los que pensamos son los imprescindibles de la jornada.
ASÍ FUNCIONA LA MÚSICA
El fundador de la banda Talking Heads, David Byrne, presentará su libro Cómo funciona la música en el salón Enrique González Martínez a las 17:00 horas.
HAMBRE
LETRAS PARA ADOLESCENTES
El gran escritor y periodista argentino Martín Caparrós presenta El Hambre, en el Salón 5 a las 20:00 horas.
Una de las escritoras más exitosas entre los adolescentes, Tonya Hurley, autora de Ghostgirl, presenta la segunda parte de la trilogía The Blessed. Salón 6 a las 16:30.
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Domicilio méxico: Morelos 16, Col. Centro, México, D.F., C.P. 06040 Para Ventas e Informes: T: 5140.2979 / F: 5140.2964 Domicilio jalisco: calzada del águila 81-z, Col. moderna, guadalajara, jalisco, C.P. 44190 Para Ventas e Informes: Conmutador: 3668-3100
GLORiA
Uno de los más esperados de la FIL, el libro de Sabina Berman sobre Gloria Trevi. Salón 5 a las 17:00 horas.
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Paparruchas. La columna de martín caparrós
Elogio de la viuda
Desayunaba sola, una mesa del fondo. Se apartaba, cada tanto, las famosas mechas blancas del camino de la cuchara con su cereal y su yogurt: la señora Kodama se aburría en el restorán del hotel Hilton. Sola, al fondo. La señora Kodama, viuda Borges, es la Viuda por antonomasia. No sólo por su persistencia: la señora ya lleva 28 años de viudez sostenida, ya ha pasado dos o tres veces más tiempo sin Borges pero por Borges que con Borges. También lo es porque se hace difícil no relacionarla con esa quintaesencia de la viuda nipona, Yoko Ono, el Mal Rasgado. Ser viuda es una condición com-
pleja: ser viuda de un escritor famoso es compleja con sujeto y predicado y derechos y festivales internacionales. Ser viuda es vivir definida por una relación con un ausente; viuda de un escritor famoso es definirse en relación con la presencia de lo que hizo el ausente –ese señor, su Obra. Si pudiéramos hablar de viudas y viudos –o, según la grafía abominable, viud@s– sería que algo habría cambiado. Pero no: decimos viudas. La emancipación de las mujeres terminará de completarse el día en que el viudo de una gran escritora circule por las ferias. Por ahora son señoras. Algunas más amables, algunas más detesta-
das, algunas despreciadas, otras muy queridas. Las hay: en esta FIL, sin ir más lejos, estuvieron Pilar del Río viuda Saramago, Silvia Lemus viuda Fuentes, Cristina Romo viuda Pacheco –y siguen firmas. Ser viuda es disfrutar de una condición inalterable. En un tiempo donde todo es efímero, el amor sólo es eterno cuando uno de los amantes ya se ha muerto. La viudez está tallada en piedra: no tiene vuelta atrás. Es, por eso, la condición contraria a la de la mujer que se vuelve ex mujer. (La ex mujer resulta, en nuestros países, un elemento decisivo: en estas democracias tambaleantes la ex mujer suele ser el arma final que revela las desviaciones y corrupciones de sus políticos ex maridos, sus ex maridos empresarios. Por su saber, por sus rencores, la ex mujer es la forma más clara de llegar –cual puñal afilado– al corazón de ciertos hombres fuertes y expulsarlos de su
como ella, entonces, contaba lo que decía que le había dicho Borges sobre Bioy. Pero estas son minucias, traspiés en la ancha vía de la literatura. Porque las viudas de prócer literario merecen el reconocimiento, estos elogios: se merecen nuestra gratitud inquebrantable. Su servicio no tiene precio –o sí, pero no lo pagamos nosotros, los plumíferos, los que lo disfrutamos. Es simple: en general, una viuda de prócer se define por su tendencia a publicar todo lo que su cónyuge, en vida, desechó. Ése es su gran servicio a la literatura y, sobre todo, a los que la intentamos sin mayor fortuna. Al rascar los más bajos fondos de cajones cerrados, al lanzar a los vientos lo que sus maridos, con razón y justicia y pudor y vergüenza, quisieron enterrar, los vuelven más y más falibles, casi humanos; los vuelven alcanzables. Las viudas de los grandes escritores están ahí para vengarse: so pretexto de edificar sus monumentos, convierten a sus maridos en ese viejo que escribía tonterías. Y, con ese sacrificio, nos permiten decir ah también él, que es la forma más canalla de decir bueno, entonces lo mío no es tan grave.
Ser viuda es una condición compleja: ser viuda de un escritor famoso es compleja con sujeto y predicado y derechos y festivales internacionales”
EDITAR EN MÉXICO HOY: Diego Rabasa
Formas de convivir Uno de los aspectos más macabros del sistema político, económico y cultural que predomina en nuestro tiempo es la burda reducción que ha hecho del quehacer humano a una competencia permanente. La dinámica implícita en este modelo sociópata y egotista está colmada de violencia y de menosprecio por el otro. El universo de los libros no está, faltaba más, exento de disputas promovidas por la ambición, la envidia o el resentimiento, pero a la vez, en los linderos de la edición literaria, admite un fenómeno que se desplaza en contrasentido con el pulso contemporáneo: un franco espíritu de colaboración y de voluntad colectiva. Hace cinco años Sexto Piso amplió su oferta comercial al comenzar con la distribución de jóvenes sellos editoriales que tenían una aproximación al oficio semejante en intención a la nuestra. Poco sabíamos en ese entonces que la mayor aportación de ese proyecto habría de llegar a través del impacto que tuvo y ha tenido para nuestro proyecto y para nuestras vidas el vínculo con los editores y las editoras de estos sellos. En medio de la desazón y el desconcierto en el que se encuentra sumido buena parte del planeta, la posibilidad de establecer una pequeña cofradía de tácitos fundamentos, supone un reparador bálsamo que nos permite acompañarnos en este intento por no entregar las armas y formar, así sea en la medida de nuestras modestas proporciones, un pequeño bastión que plante cara a la depredación del pensamiento y el espíritu comunitario. Mientras que la tendencia entre las grandes corporaciones sigue un alarmante tránsito hacia la concentración de grandes capitales sumergidos
paraíso –que suele ser fiscal. La ex mujer se ha transformado en el mejor aliado de la transparencia, del periodismo, del escándalo.) La viuda, en cambio, no puede ser ex viuda: su condición solo termina con su fin. Quizá sea esa seguridad la que vuelve a algunas levemente irritantes. Unas más que otras: no nos importa la viuda de un escritor que no nos importa; nos mortifica, en cambio, la viuda de uno de los nuestros –porque ya somos, de algún modo, su viuda, o querríamos serlo, pero la verdadera tiene el título y goza de los privilegios. Quizá por eso nos resultan difíciles. Aunque algunas contribuyen lo que pueden a la leyenda negra. La señora Kodama, últimamente, persiguió ante la ley a un escritor argentino, Pablo Katchadjian, y a un español, Agustín Fernández Mallo, que habían hecho con Borges lo que Borges había hecho con la mitad de la literatura: tomar, usar, reformular. Y es una señora colérica que ha dicho, por ejemplo, que su marido consideraba a su gran amigo Bioy Casares “un cobarde”, pero que para ella era “un desecho humano”. Y lo dijo porque Bioy contó cosas que le decía Borges sobre otros –
bajo una misma identidad, la asociación que las editoriales independientes tejen privilegia la diversidad y el libre andar de sus huestes y se alimenta de una energía creativa franca, honesta e increíblemente estimulante. En el stand de Almadía conviven los libros del sello oaxaqueño con la argentina Eterna Cadencia y la colombiana Luna Nueva. Los 7 logos argentinos se encuentran justo en el stand de enfrente demostrando que la afinidad se establece a partir de la irrenunciable vocación por la forma y el pensamiento y no a través de coincidencias superficiales; ahí conviven editoriales consolidadas de gran alcance como Adriana Hidalgo o Katz Ediciones, con propuestas más jóvenes y de carácter más alternativo como Caja Negra. El estupendo sello chileno Hueders comparte un stand con la argentina Bestia Equilátera. Y en el stand de Sexto Piso habitan propuestas editoriales hermanas y fundamentales como Sur +, Tumbona, La Caja de Cerillos, Alias y Pepitas de calabaza, entre muchas otras. La atmósfera que campa en estas asociaciones es de absoluta complicidad. A ninguno de los editores le pasa por la cabeza la idea de mirar al otro o la otra como una competencia. El oficio de la edición, en términos ideales, se construye a partir de la pasión por los libros. Muy lejos de sentir rivalidad con mis colegas, lo que experimento al ver sus imponentes catálogos es admiración, alivio, consuelo y un profundo agradecimiento por tener el privilegio de conocer las mentes y los espíritus que se encuentran detrás de tan magníficos libros. Diego Rabasa es editor de Sexto Piso.
POEMA DEL DÍA
Amigo del perro cojo Desde la ventana del avión las aguas se traslapan; cuando revise mis mapas retroactivos con su parábola de las aguas sabré cómo colocar cada pieza y qué nombre le toca a cada una debajo del peso de las otras. Ya en la superficie las iré cosiendo como si fueran cueros de animales remotos caminaremos encima tú y yo con el perro cojo trotando. Insiste un colega de viajes en el asunto de las caídas libres por un cono que simula espirales de tiempo; hace las cuentas y me explica que no podría haber suficientes viajes para llenar el cono, le saldrían huecos: una espiral no se agota sin generar una nueva de tiempo semejante. Sigo leyendo mi libro ruso acerca de la geografía insólita allá abajo, cómo provocó su propia historia, lo cual es un reto que estimula el ingenio ruso y le permite burlarse de Constantino y su cálculo de fe y dinero. Por ejemplo –pregunta-: ¿dónde puso el pedazo de la Cruz que le trajo su madre, Helena? ¿En sus propias cenizas? Al ruso le disgustan la humedad del Este, las mezquitas como sapos congelados; hubo latitudes más tersas, comenta, que esta falacia de colinas que se sucitó disputas teológicas sobre las naturalezas divinas o humanas de los dioses y sus hijos. Prefiere Grecia el ruso y se aposenta en las ruinas de un templo. Amigo, la ventana a mi lado es injusta: se recorta un perfil con agua por detrás. Voy a hablar con el perfil. Tedi López Mills
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la pÁgina de jesÚs alejo
De luto Por las fechas en las que se lleva a cabo, la feria no puede ser rutinaria en el ámbito periodístico: más allá de que los políticos o integrantes del mundo de la farándula, si acaso hay una diferencia, lo aprovechen como un foro de difusión de su imagen o de promoción de libros que llegan a publicar, las noticias suelen trastocar la dinámica de este encuentro. Por ejemplo, en estas fechas se suele anunciar al ganador o ganadora del Premio Cervantes; los últimos años, aquí recibieron la noticia de que habían sido galardonados José Emilio Pacheco y Elena Poniatowska –prácticamente los sacaron de la cama, si tomamos en cuenta la diferencia de horarios entre España y México. Pero lo que esta vez trastocó como pocas veces la vida de la feria,
en algunas horas hasta rutinaria, fue la muerte. La partida de Vicente Leñero dejó a muchos con un amargo sabor de boca: lectores la mayoría, amigos unos cuantos, se alcanzó a notar en sus rostros el dolor o la tristeza por el fallecimiento del escritor; incluso hubo quien luchaba contra las lágrimas que amenazaban con mostrarse al público. En el ambiente las cosas cambiaron y las ideas para rendirle homenaje al dramaturgo, periodista o guionista se hicieron presentes desde diferentes trincheras; tan sólo en el stand del Grupo Planeta, que cuenta con la mayor parte de la obra de Leñero, se le rindió un minuto de aplausos, “con la esperanza de que alcanzaran a llegar hasta la familia”. Muchas entrevistas con escritores se cancela-
ron y todos los reporteros andaban (andábamos) en la búsqueda del testimonio, de la opinión acerca de la vida y la obra de Leñero, sin por ello dejar las demás actividades de un día en el que se entregó el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz a Inés Fernández Moreno o se rindió el Homenaje al Bibliotecario, a Elsa Margarita Ramírez Leyva. La Expo Guadalajara abrió sus puertas a las 17:00 horas al público, pero no había señales de que la literatura mexicana se encuentre de luto: las mismas aglomeraciones, el mismo bullicio, libros y más libros. Al final todo tiene que seguir, aunque como dijera Marisol Schulz, directora la feria: con la muerte de Leñero, la literatura y el periodismo se quedan en la “orfandad total”.
ARTURO PÉREZ REVERTE
El Quijote, aunque duela La idea del best seller en el ámbito de la lengua española suele darse en contadores de historias que apuestan por recuperar el pasado, algunos en clara imitación de las anglosajonas, pero pocos como Arturo Pérez-Reverte han logrado establecer un diálogo entre la calidad literaria y la búsqueda de lectores, sin importar el tema que aborden sus novelas, como sucede con su saga del Capitán Alatriste. Por ello, en los últimos años se ha convertido en un férreo defensor de la importancia que tiene El Quijote para las nuevas generaciones, al grado de encabezar una cruzada desde la Real Academia Española para que se vuelva a la obra de Miguel de Cervantes Saavedra, en especial desde los planes de estudio. Tal fue la intención de haber reunido a cerca de mil jóvenes para compartirles por qué resulta importante volver a la obra, una que la gran mayoría conoce aun cuando muy pocos la hayan leído… Al menos eso es lo que dice el lugar común. “Hay un hecho que a mí me avergüenza: de 22 países de habla hispana, sólo seis tienen al Quijote como recomendación oficial en sus planes de estudio, entre los que no están España ni México”, se quejaba el escritor en un diálogo moderado por Gabriela Warketin donde el principal esfuerzo del escritor español estaba en contagiar a los jóvenes una obra que, reconoció, es complejo, difícil de leer. Requiere una lectura sabia y lúcida, destacó Pérez-Reverte, pero también de una guía, de alguien que esté frente al lector, sobre todo cuando es joven, y lo vaya orientando por los distintos niveles, “vericuetos y maravillosos rincones que tiene y le haga ver lo que ese libro puede estimular y hacer posible”. El problema es que precisamente por esa complejidad, en el ámbito educativo y cultural no se suele adoptar al libro para los planeas de estudio. “Piensan que es suficiente con que los niños lean ‘El pirata garrapata y su abuelita currufata’ o ese tipo de chorradas, dejando de lado el esfuerzo y la lucidez”. “Un buen maestro, con un buen Quijote, puede hacer un trabajo inmenso. Como el Quijote asusta ha sido marginado, ha sido apartado”, dijo el escritor español, con la esperanza de que su versión de El Quijote para jóvenes, encargada por la Real Academia Española, llegue a esos cientos de jóvenes lectores que hicieron casi imposible la circulación por el área de salones de la FIL.
Por Eugenia Coppel El niño Octavio Paz descubrió que quería ser poeta trepado en una higuera, la que daba sombra en su casa de Mixcoac. Muchos años más tarde, otro árbol en otro continente marcó la vida del Nobel de Literatura: el nim que fue testigo de su boda con Marie-José Tramini en India. Paz pidió a aquel árbol, de más de 30 metros, que cuidara a su amada y protegiera su unión. “El árbol está vinculado a la definición de su destino y su poesía”, cuenta Alberto Ruy-Sánchez, quien se dio a la tarea de rastrear este elemento en la obra de Paz para hablar sobre el poeta a los pequeños lectores en el libro Octavio Paz. Cuenta y canta la higuera. ¿Cómo se relaciona la poesía de Paz con los árboles? Su poesía está llena de árboles. Octavio habló muchísimode la higuera desde ¿Águila o Sol?, un libro lleno de recuerdos de infancia transformados en imágenes poéticas muy poderosas. Hay una película muy bella que hizo Claudio Isaac, El lenguaje de los árboles, donde Octavio explica que en aquel árbol tuvo la experiencia poética que todos podemos tener cuando miramos al cielo, o al fuego o a un bebé. En la higuera decide que no quería ser héroe de acción ni santo ni político: quería ser poeta. ¿Hay en su obra una conexión con los jóvenes? Yo creo que sí. Siempre que hablo sobre Octavio con niños y jóvenes sucede que alguna frase los despierta. A veces las metáforas funcionan como adivinanzas; son detonadoras de su imaginación. Sin ser didáctico, sin decirle “niño piensa en esto”, los niños se apoderan de la frase y la hacen suya. La poesía de Octavio está llena de eso, porque él era un espíritu bastante joven, juguetón y anarquista.
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ILUSTRACIÓN DE ÁNGEL CAMPOS
¿Qué le gustaría que suceda en un pequeño lector al terminar este libro? Que vea los árboles a su alrededor de manera distinta; que sepa escuchar a los árboles. Porque algo que dice Octavio Paz a lo largo de toda su poesía es que los árboles cantan: mecidos por el viento nos dicen cosas. Que cuide y admire al árbol y que piense que es como una metáfora del universo. Pero también que es como la riqueza interior que llevamos, las raíces que nos crecen. Esa es una metáfora muy fuerte. ¿Qué le recomendaría a un lector? A mí me gusta mucho un poema que se llama Dos cuerpos: habla de dos que se aman y cómo uno frente a la mirada del otro se va transformando, y con ellos se transforma el universo.
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Foto: PAULA VÁZQUEZ
octavio PAZ PARA NIÑOS
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foto: ARCHIVO
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VICENTE LEÑERO
Instrucciones para escribir en México Vicente Leñero era un apasionado de la novela policiaca. Lo leía najes clásicos del género. A los inspectores de policía mexicanos todo y pocas cosas le gustaban tanto como descubrir nuevos –desde el más talachero agente investigador hasta los mismísiautores, nuevas formas de aproximarse al género. En febrero de mos procuradores de justicia– les interesa encontrar un culpable, 1987, durante el Encuentro Internacional de Literatura Policiaca no descubrir al culpable. El caso queda totalmente resuelto cuanen San Juan del Río, Querétaro Vicente leyó este texto que, cree- do un asesino confiesa, “canta”, lo que el agente quiere que mos, hoy no solo no ha perdido vigencia sino es más válido, tal confiese no lo que estrictamente corresponde a la verdad. Aquí vez, que hace un cuarto de siglo. El maestro Leñero da una clase: nadie va tras el asesino pacientemente, paso a paso, pista a pista; la autoridad espera que el maldito caiga “cualquier día de ALGUNAS DIFICULTADES PARA ESCRIBIR NOVELA POLICIACA EN éstos”, como de milagro. MEXICO Y ALGUNAS RECETAS PARA CONSEGUIRLO Cuarta dificultad. En México, tanto los detectives privados, Se dice pronto, pero nada tan difícil como escribir novela poli- como los investigadores de policía o como los periodistas metidos ciaca en México si el escritor se preocupa por cuma sabuesos son, normalmente, casi por definición, plir con las reglas ortodoxas del género. Revisemos sobornables y corruptos. La imagen del detective dificultades. “A los inspectores o del inspector honrado, que se atormenta por la Primera dificultad. Cómo clasificar un texto dende policía vida pero se apasiona por la verdad, que sufre tro de los apartados tradicionales sin que los críticos mexicanos les desamores porque busca incansablemente al aseexpertos o los cada día más vehementes investigadointeresa encontrar sino, que padece terribles estrecheces económicas res de universidades norteamericanas impugnen a su un culpable, no pero que de ninguna forma y por ningún motivo autor o –en el más dramático de los casos– lo descadescubrir al se deja sobornar, es tan irreal como un marciano. lifiquen. ¿Cómo debe decirse: novela policiaca, noveculpable” Construir un personaje investigador con estas la policíaca o novela policial? ¿Cómo saber si a un virtudes –y tratar de imponerlo como individuo texto se le debe llamar, mejor: novela negra, o novereal– sólo sirve para matar de risa al posible lector. la de detectives, o novela de intriga o thriller, novela de misterio, Quinta dificultad. En México, los crímenes no se resuelven; o novela de enigma, o novela de espionaje, o novela criminal? ¿Es son excepcionales, insólitos –absoluta minoría– los casos en vertodo lo mismo? ¿Son notables, importantes, significativas, tras- dad aclarados. Lo común, lo cotidiano, lo constatable es el crimen cendentales las diferencias? impune, el expediente eternamente abierto, el asunto que no se Segunda dificultad. En México no existen detectives ni inves- aclaró, ni se investigó, ni se resolvió jamás. Escribir novelas politigadores privados que se aproximen a la imagen del detective o ciacas en las que un detective bueno e insobornable, o un inspecdel investigador privado de las novelas del género. Los pocos tor inteligente y honrado, desenrede la madeja de un hecho cridetectives privados que existen –en lo personal yo no conozco minal equivale a escribir una novela de ciencia ficción más que ninguno, ni siquiera puedo imaginármelo– se dedican a investigar una novela policiaca apoyada en la realidad mexicana. en forma rutinaria y casi siempre desabrida, al decir de sus clienAnte dificultades como las enunciadas aquí a vuelapluma –y tes: infidelidades amorosas, irregularidades para dirimir divorcios, muchas más que pudieran analizarse– no queda más camino problemas de compañías de seguros, trampas administrativas y para los escritores abocados al género que olvidarse del modepárele usted de contar. Con esos temas no es fácil escribir novelas lo tradicional e inventar una nueva o al menos reformada o de veras emocionantes. Desde luego, estos investigadores no fu- revolucionada novela policiaca que tome en cuenta algunas de man pipa, ni usan lupa, ni tiene un inteligente doctor Watson para las siguientes... dialogar deducciones o presumir ingenios. Tampoco padecen las depresiones, amarguras y las soledades características de los de- RECETAS PARA EL ESCRITOR DE NOVELAS POLICIACAS MEXICANAS tectives antihéroes que hoy se estilan. Primera receta. No intente clasificar su texto ni dirimir si la noTercera dificultad. En México, los inspectores de policía vela que se sienta a escribir es una novela policial o una novela (agentes policiacos en cualesquiera de sus niveles) son literaria- negra o un thriller. No piense en Conan Doyle ni en Agatha mente inverosímiles y muy poco tienen que ver con los perso- Christie ni en Poe ni en Chesterton, ni en Ambler, ni en Simenon,
ni en Le Carré, ni en Cain, ni en Quentin, ni en Chandler, ni en Hammet, ni en Highsmith, ni en Taibo II, ni en Ramírez Heredia, ni en Bermúdez, ni en Vázquez Montalbán, ni en Martín, ni en Greene, ni en Campbell, ni en Sciascia, ni en Fleming, ni en Robbe-Grillet ni en Malú Huacuja... Póngase a escribir. Simplemente póngase a escribir y ríase con el gastado chiste: si la novela resulta mala, ése será el verdadero crimen a castigar. Segunda receta. No se afane en inventar un investigadorprotagonista –detective o policía– con la secreta idea de convertirlo en personaje de una serie infinita. Además de que el universo literario está sobrepoblado de investigadores famosos (Holmes, Dupin, Brown, Poirot, Maigret, Ripley, Marlowe, Belascoarán, If, Zozaya, Carvalho, Carter, Pérez, Bond...), en México ya resulta cada vez más difícil creer en la existencia de individuos de esta especie. Ya basta. Tercera receta. Si desecha la receta anterior e insiste en la creación de su investigador-protagonista, al menos atienda a estos consejos: –No lo haga honrado e insobornable, por favor; –no lo haga inteligente; –hágalo maldito, tonto, tramposo y, sobre todo, errático. Será entonces, quizá, sólo así: un personaje verosímil. Cuarta receta. No termine forzosamente su novela resolviendo el crimen. Recuerde que en la realidad mexicana es más frecuente –y por lo tanto más verosímil: y por lo tanto más literario, digan lo que digan los preceptores del género o los moralistas oficiales– el expediente abierto, inconcluso. No crea en la vieja receta de que toda novela policiaca debe terminar con la solución del caso planteado. Ese es un precepto moral, no un precepto literario. Quinta receta. Por favor no se empeñe en hacer triunfar el bien sobre el mal. En la vida –la que todo escritor conoce, la que todo mexicano sufre– es el mal el que triunfa casi siempre. No se esfuerce en castigar a los culpables, en agarrar al asesino, en condenar a los malvados, en repetir la aventura de Raskolnikov. Deje que la propia historia suya encuentre su final, aunque ese final haga quedar mal al protagonista, mal a los buenos, mal al propio escritor. No se escribe para hacer feliz a la gente, sino para confiarle y compartirle –en la novela policiaca lo mismo que en la de cualquier otro género– un pedazo así de pequeño de lo que pensamos que es la vida.
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El ingeniero, el constructor de tramas, el católico heterodoxo ... Por Juan Pablo Becerra-Acosta
fe que siempre criticó a la Iglesia establecida, buscó acercarse a la Iglesia de los pobres. Una de las mejores obras de teatro es “Pueblo rechazado” que toca esto, lo mismo que “El evangelio de Lucas Gavilán”. Sí, perdemos a uno de los hombres más íntegros de México y a un artista supremo en todos los géneros de la prosa.
VICENTE AMADO… “Vicente queridísimo. Gran amigo. El primer libro que yo publiqué en mi vida, en 1980, fue “La noche navegable”. Lo publicó la editorial Joaquín Mortiz. Y salió inmediatamente después de Los periodistas de Vicente Leñero. Tardó en salir porque “Los periodistas” fue un auténtico best seller. Hablaba del golpe de Echeverría al grupo Excélsior. Gran novela sin ficción. La gente estaba ávida de leerla. Durante varios meses yo iba esperando que saliera mi libro después del de Vicente. Y yo creo que fue una verdadera educación moral de Vicente para mí, porque nunca podré olvidar que soy alguien que escribe después de Vicente Leñero.” VICENTE EL INGENIERO… Él fue un maestro extraordinario en todos los géneros: el teatro, el periodismo, la novela, el cuento, la mezcla del cuento con la no-ficción, la entrevista, el guión de cine. Prácticamente tocó todo me-
foto: archivo
No había moños negros por ningún lado en la enormidad de la Expo Guadalajara, ni uno, pero sí semblantes de pesadumbre durante toda la mañana y el mediodía. En cuanto se supo que había muerto ese hombre religioso, fanático del beisbol que gustaba del whisky, un extraño silencio se instaló en la habitualmente bulliciosa FIL. Los escritores y editores dejaron de hablar de nuevos libros y, con voces tenues, casi susurrantes, empezaron a evocar las obras de Vicente Leñero. Algunos también paladeaban remembranzas de sus cercanías con el escritor. Como Juan Villoro… nos la poesía. Fue autor de clave realista, pero las estructuras que él hizo quizá le deben algo a haber estudiado ingeniería: fue un gran constructor de tramas. Hay novelas dentro de las novelas, como por ejemplo “La vida que se va”, o “Estudio Q”. Fue un autor sumamente creativo. Las estructuras de algunas de sus obras de teatro corren al parejo con el tiempo real, por ejemplo “La mudanza” hace que se haga una mudanza en plena escena. “Pelearán diez rounds” es la historia de un segundo en el que está atrapado un boxeador en el momento de un knock out, que es visto desde muy diversos ángulos. Gran juego de estructuras. -Ingeniero otra vez… -Exactamente, ahí se nota esa maestría del ingeniero en la construcción narrativa. VICENTE DE DIOS… Su papel como católico heterodoxo. Un hombre de
VICENTE, EL DEL DOMINÓ, EL HERMANO QUE MANDABA CARTAS ESCRITAS A MANO… Yo conocí a Vicente Leñero porque siendo todavía estudiante de Sociología en la UAM organicé un ciclo de conferencias de escritores y naturalmente busqué que llegaran los que yo más admiraba. Invité a Vicente y trabamos una relación que luego se volvió familiar, porque mi madre se hizo muy amiga de Estela, su esposa. A partir de eso y compartiendo pasiones comunes como el periodismo, la literatura… -¿Cómo el dominó? -A mí me gusta mucho el dominó. Nunca fui tan bueno como él pero siempre me acerqué y él fue muy generoso conmigo: leía algo mío y me mandaba una carta siempre escrita a mano, con una letra maravillosa, una caligrafía impecable… -¿Qué te decía? -Siempre era la carta de un hermano mayor que estaba alentando en lo que yo y compartíamos también eso, la fe cristiana. Él ahí abrió un territorio no muy común entre los intelectuales, que es aceptar que puedes tener una creencia en lo inefable, en lo no demostrable. Más que llorarlo, a celebrar la obra de Leñero, propone alguien…
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Escritor de escritores Vicente Leñero fue un maestro de muchos géneros. En una entrevista de radio con Carlos Puig, en junio de 2008, contó cómo llegó y se fue de cada uno de esos géneros. Vicente Leñero, yo creo uno de los escritores de escritores, uno de los más importantes escritores contemporáneos, hace algunos años me dijiste que ya no ibas a escribir más novelas. En eso estoy, voy cerrando capítulos, ya no escribí telenovelas, bueno telenovelas que también escribí. Pero el género narrativo largo que es el género de los géneros lo que más ambicionaba yo escribir en la vida, desde que empecé a escribir. Lo que yo quería escribir era novelas, el género mayor de la literatura, pero pues uno va cerrando etapas porque se va administrando uno con la edad, con los tiempos extras que uno está jugando en la vida. Escribí La vida que se va y dije con esta termino. Ahora he derivado al género de la narrativa pero en cuentos, cerré la etapa del teatro. Pero ahora por ejemplo que está Planeta reeditando novelas de hace mucho tiempo, ¿las relees de repente? Bueno, nunca. Yo pienso que la última lectura que hago de mis libros siempre es la corrección de planas última, la revisión última. foto: archivo
¿Ni cuando las ves publicadas? Nada más la hojeo y me da añoranza pero me da mucho gusto que se reediten las novelas. Las editoriales parecen que viven para las novedades, el libro existe cuando aparece, dura un par de semanas en las novedades y después se pierde en la inmensidad de las librerías. O en las librerías de viejo donde hay que ir a escarbar. el tema no me pedía una novela, me pedía una obra de teatro, yo pienso que los temas son los que piden el género.
¿Todavía vas Vicente? Todavía voy. En un tiempo me preocupaba mucho porque compraba libros compulsivamente. Era un adicto a la búsqueda de viejos libros.
¿Lo piensas en todo lo que has hecho?, es decir novelista, cuentista, guionista, dramaturgo. Y voy a decir un secreto, algún día hasta poesía quisiste escribir. Sí, yo pienso que hay historias para ser contadas en el cine, que se emparenta mucho con la novela pero que tiene un lenguaje mucho más de imagen. La historia que uno vislumbra así es la calentura de la pasión para escribir, es la que pide el género.
Esta adicción te hace invertir más tiempo leyendo que escribiendo. No siempre, yo leo un par de libros a la semana, lee uno muy poco. Al final de la vida si tú cuentas que un buen lector lee un libro a la semana, son 50 libros al año, en diez años son 500 libros, no lee uno mucho en la vida. ¿Estar leyendo cosas vicia la escritura? Cuando yo era joven sí, el contagio cuando uno empieza escribir, yo recuerdo que estaba en el taller de Arreola y él una vez me dijo: Estás escribiendo como Rulfo, y eso me pegó durísimo. Pero entre más va leyendo el escritor joven, ya las influencias se confunden, se mezclan y uno va encontrando su propia voz, que es lo importante. Además de Rulfo, ¿quién crees que te haya contagiado? Me contagiaban muchos escritores como Graham Greene al que leía muchísimo. Greene tenía una característica de ser un escritor que se presumía de ser católico y escribía buenas novelas y era reconocido, y entonces en el ambiente literario mexicano el ser católico por ejemplo lo anulaba a uno, porque no había buenos escritores, porque teníamos fama de ser muy mochos y de ser muy cerrados o muy conservadores, y cuando yo descubrí a este grupo de escritores a los que leí muchísimo, a Graham Greene, Evelyn Waugh, toda esa generación, entonces yo decía estos son grandes escritores a pesar de ser católicos. Decías que lo querías hacer de joven era ser un gran novelista y escribir novelas, ¿de ahí pasaste primero al periodismo, o al teatro?, Primero pasé al periodismo, la verdad es que me emboleté en el periodismo porque yo estudiaba ingeniería y terminé siendo ingeniero, pero me costaba mucho trabajo escribir. De chamaco yo pienso que lo primero que escribí fue un libro después de leer a Mark Twain y escribí una novelita en un cuaderno que era una calca de lo que yo había leído, mi hermano me dijo: pero qué estás buscando, si ese es un vil fusil. Entonces me costaba mucho trabajo escribir, y desde muy niño lo que me apasionaba era escribir y pensé que dónde podía aprender a escribir. Estudiaba ingeniería, los ingenieros no leían. ¿Por qué saltas al teatro, ya no te dan la novela ni el periodismo o es más un afán de experimentación por gusto de lo que ves en escena? Yo descubrí algo que ahora lo tengo más claro, en ese entonces no lo tenía claro, que de pronto el tema es el que pide el género, si a uno se le ocurre escribir una historia. Yo escribí una historia sobre el monasterio benedictino de Lemercier, cuando Lemercier había chocado con el Vaticano y cuando yo me enfrenté a ese tema que yo ya había trabajado un poco periodísticamente yo dije: me gustaría escribir una novela sobre esto. Pero
Si se entiende el periodismo como literatura se hace un mejor periodismo, menos prejuicioso, un periodismo mucho más objetivo”
Decías que cerraste el capítulo de la novela. Te oí decir que ya cerraste el del teatro, también. Ya cerré el del teatro … ¿Puros cuentos, Vicente? ¿Y el del periodismo? No, ya también está cerradísimo, no, ya no tengo energía para irme a hacer trabajos periodísticos. ¿Extrañas escribir como periodista o lo que hacías en Proceso, cuando estaba yo ahí, que era un poco pensar con la gente, trabajar en el colectivo, ir a hacer la portada, armar la revista? Extraño, aunque me costaba… Yo nunca fui un buen reportero, pero sí extrañaba poder tener la oportunidad de ver con la mirada de un reportero el campeonato mundial del futbol. Eso sí extraño, el trabajo vivo del periodismo, que me enseñó a observar, a ver, a abrirme a la realidad, que es bien interesante. Y pegados con la narrativa, es decir, pegados a una escritura que se asemejaba mucho a la literatura de verdad, ¿no? Claro, yo pienso que finalmente un reportaje es un relato, es un cuento, ¿no? se tiene que escribir con la meticulosidad y con la precisión y con el amor literario con que se escribe un cuento. El periodismo no es para consumo de la pura información, sino es también para el consumo de lo que es la literatura. El periodismo es literatura, y si se entiende el periodismo como literatura se hace un mejor periodismo, menos prejuicioso, un periodismo mucho más objetivo y que tienda a la observación de la realidad mucho más que al juicio de la realidad. En un clásico de Vicente Leñero, a los reporteros nos decías: “no piensen, nomás reporteen, a trabajar”. Sí, eso lo sigo pensando, y lo sigo pensando también para los demás géneros, ¿no? Las novelas ideológicas, las novelas que tratan de cambiar al mundo, generalmente terminan en malas novelas, ¿no? Y como los reportajes que tratan de contener en sí mismos la opinión del reportero sobre la realidad… Que el reportero admita que el lector piensa, ¿no?, y que los que recibimos los periódicos y los leemos también somos capaces de pensar y hacer nuestros propios juicios, que no estén anticipados por el que escribe, ¿no? Ese periodismo extraño.
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El oro verde de México
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omo parte del programa SNTE Verde, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación editó el libro “El oro verde de México”, El Santo Grial de las Energías Renovables, escrito por el ingeniero Miguel Aké Madera. La obra, que se este jueves se presenta en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, explica un caso ya probado y rentable de cómo utilizar el nopal en la generación de biogás y electricidad, a un costo 40 por ciento más barato que los hidrocarburos y que además contribuye a la reforestación del país. El autor del libro explica en entrevista que este proyecto se desarrolló en Zitácuaro, Michoacán, con el mejoramiento de una especie de nopal que resiste las temperaturas extremas. En cuatro meses está listo para el consumo humano y uso industrial, y en seis puede ser utilizado para la generación de energía. Señala que la empresa que creyó en su proyecto, dedicada a la fabricación de tortilla y otros derivados del nopal, desde hace cuatro años ya no gasta dinero en gas ni electricidad para toda su planta, la energía la obtiene del nopal y el negocio avanza favorablemente. “Ahorita estamos en la fase de comprimir el gas, almacenarlo y venderlo. Comercializarlo para suministrar el gas a vehículos automotores, lo excepcional de esto es que la energía que se produce es renovable, es limpia, es sustentable, es decir es rentable”. Detalla que su propuesta tiene enfoque ambiental, económico y social. “Ambiental porque una plantación de nopal absorbe bióxido de carbono de la atmosfera, es decir consume gases del efecto invernadero si hasta ahí lo dejáramos haría un bien al medio ambiente, si sólo nos dedicáramos a plantar nopal en todo el país, limpiaríamos el medio ambiente, pero como es más generoso este producto, por cada hectárea que se siembra genera 4 empleos directos. Por si eso fuera poco, el aspecto económico es interesante porque ya sea vendiendo nada más el nopal o generando energía, la inversión se recupera en tres años, no conozco en México ningún negocio que recupere la inversión en tres años”. Gracias a las características del nopal utilizado, el proyecto se vuelve replicable en cualquier parte de país y del mundo; mientras más grande, más redituable, asegura. El ingeniero Aké, agremiado al SNTE y de formación politécnica, agradece el respaldo de su Sindicato en la publicación del libro y reconoce su conciencia ambiental. Agrega que “este libro sale en el momento más oportuno en la vida del país, porque la Reforma Energética va a requerir de cientos de miles de técnicos y de profesionales en energías pero también en energías renovables”. El libro será presentado en la FIL de Guadalajara la noche de este jueves por el Presidente Nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, quien ha expresado el interés del Sindicato por contribuir a mejorar el medio ambiente con acciones sustentables.
El Modelo Educativo del SNTE
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n el marco de la participación del SNTE en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara 2014, el maestro jalisciense, Juan Campechano Covarrubias, presentó su libro: “El Modelo Educativo del SNTE. Formar y Profesionalizar para el Siglo XXI”. Ante el público asistente en “El Ágora”, espacio de expresión que el Sindicato abre para sus maestros en este evento literario internacional, el profesor Campechano explicó que el objetivo principal de su obra es clarificar conceptualmente las diferencias entre un modelo académico, educativo y pedagógico. “Se debe entender al modelo educativo como un conjunto de elementos de orden filosófico, sociológico y pedagógico que definen los valores y finalidades del sistema educativo. Desde la visión del SNTE un modelo educativo debe estar fundamentando en el Artículo Tercero Constitucional que establece que la educación debe ser laica, gratuita y obligatoria”. Destacó que el Sindicato, como parte de su estrategia de Sindicalismo de Servicios, busca a través del Sistema Nacional de Desarrollo Profesional del SNTE (SINADEP-SNTE) apoyar a los docentes en su proceso de evaluación y en su desarrollo profesional.
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El tapete verde de
Gloria Trevi Por Sabina Berman
abogados y los del productor de la película, que es Barrie Osborne, productor de películas importantes. El señor de los anillos, The Great Gatsby y ahora de Avatar 2, para nombrar algunas. Cuando escuché que la demanda estaba basada en la mención del tapete verde, creí que era una broma y me reí. Pero no era una broma. ¿De qué te acusaba Gloria? Quien habló fue su marido y por entonces manager, Armando. Él sostenía que yo mencionaba al tapete verde para dañar la reputación de él y Gloria. ¿Vituperreabas acaso al tapete verde? ¿Existe el verbo vituperrear? Tal vez sea un neologismo, pero es muy apto, porque combina vituperio y perrear. Así que insisto: ¿vituperreabas al pobre tapete verde? No, lo mencionaba en el artículo sin adjetivos, a no ser el de verde. No escribía que era bonito o feo, fino o grosero. Así que tratando de entender la extraña acusación, le pregunté al esposo de Gloria si él negaba la existencia del tapete verde. Confesó que no, que reconocía que existía, y que yo lo había mencionado sin otros adjetivos. Pero consideraba que lo había mencionado con dolo.
foto: CORTESÍA REVISTA GATOPARDO
¿Dolo? Según él, el motivo secreto de la mención del tapete verde era mostrar que su mamá pertenecía a la clase media. Bueno, la casa donde me recibieron no era pobre pero tampoco la casa de un magnate, era de clase media-media: lo comenté al vuelo, y entonces él me aclaró, de forma muy emotiva, la voz temblándole de ira al decirlo, que el tapete verde era de marca Armani. Eso francamente me enfureció a mí, porque Armani no vendía en esos años tapetes verdes.
GLORIA trevi
El guión de la película sobre Gloria Trevi, que debe estrenarse en 2015, se lo debemos a una de las autoras más importantes de la actualidad: Sabina Berman, quien hizo una investigación rigurosísima, meticulosa, como no son frecuentes en nuestro panorama editorial. Esos esfuerzos desembocaron en un juicio de la cantante y en un libro que circula con éxito por las librerías. Para los lectores de FILIAS, Sabina Berman termina de contar la historia, lo que nadie ha contado, en una conversación con… Sabina Berman. Sabina, qué gusto que me recibas en tu estudio para tener esta sesión de preguntas y respuestas. El placer es mío, estimable Sabina. Y se lo agradezco, más que a ti, a Julio Patán, de MILENIO, que ha tenido la feliz idea de que el autor de un libro pueda preguntarse públicamente lo que nadie le preguntará jamás. Pues intentémoslo de una vez. En tu libro Gloria, una historia sobre la Fama y la Infamia, dedicas la primera línea a un tapete verde y también cierras el libro con el dichoso tapete verde. ¿Cuál es tu problema mental con los tapetes verdes? Sucede que el libro trata de la búsqueda de una verdad oculta en una maraña de versiones falsas. Para precisar, la búsqueda de la verdad sobre el mayor escándalo del mundo del espectáculo en español, el que rodeó la caída de Gloria Trevi en la cárcel, su cautiverio durante cuatro años, su excarcelación y su elevación para ser, otra vez como otrora, una de las mayores vendedoras de música. Bueno, era inevitable: emprender esa búsqueda en nuestro país y en este momento histórico, tenía que convertirse en el retrato de una sociedad donde imperan la mentira y las medias verdades. En una nuez ahí está retratada esa ausencia de verdad. Y quise que a su vez la historia del tapete verde que enmarca todo el relato fuese, en otra nuez pequeñita, otro retrato de lo mismo. Dices que encontraste la historia verdadera de ese escándalo. ¿De dónde tu presunción? Lo que hice fue cruzar el relato que Gloria me hizo a lo largo de un año con los relatos de varios de los otros personajes protagónicos, y a continuación cruzar todos esos relatos con las investigaciones de la policía internacional.También revisé muchas horas de televisión, porque buena parte de esta historia fue grabada por las cámaras.
De seguro hay detalles inexactos que se me colaron, y lo lamento, pero el cuerpo principal del relato que resultó está verificado. ¿El libro y la película que se estrenará el próximo año son distintos? Sí son distintos. La película narra en clave dramática y con música lo que ocurrió en los años 90 del siglo pasado. En la exhibición que tuvimos de la película el público cantó a coro las canciones de Gloria, se rió mucho, lloró, volvió a reírse. En cambio el libro está escrito en clave periodística y su materia es mucho más extensa. Trata de la búsqueda de la historia verdadera y también narra la historia verdadera en detalle. Contiene muchos links. ¿Por qué? Si quieres conocer la historia en 200 hojas, ahí está. Si quieres entrar a las fuentes originales de información, que puede ser un ejercicio fascinante, entras por los links. No a todas, algunas son confidenciales, pero a buena parte. ¿Por qué se ha molestado Gloria con el resultado? Gloria no ha visto el resultado, la película, ni ha leído el libro, así que creo que se la ha ganado la paranoia. Lo único que sabe es que yo no me comporté como una escribana: lo que ella me contó no fue mi única fuente de información. Gloria ha llamado a lo que hice “una traición”, yo lo llamo periodismo. Lo que nos regresa al tapete verde. Cuenta esa historia. ¿Dónde estaba el tapete verde? Era verde pasto, de estambres gruesos: un simulacro de pasto. Estaba en una sala de la casa de la suegra de Gloria en Tampico, donde por primera vez nos encontramos. Cada cual se sentó en otro sofá en orillas esquinadas del tapete verde. Le coloqué un micrófono en el borde de la camiseta negra y empecé a preguntarle y ella a responderme. Sucede que meses después Gloria me pidió que escribiera un reportaje para la revista Gatopardo y yo lo escribí.Y mencioné al tapete de estambres verdes. Lo próximo que supe fue que Gloria me demandaba en Los Ángeles. Asistí al careo, en una oficina de ventanales de cristal que daban a un jardín, ante la presencia de sus
¿Cómo puedes aseverar eso? La causalidad quiso que por esas fechas yo estuviera buscando tapetes para mi sala y que pasara a la tienda Armani a ver su oferta. Había tapetes negros, gris carbón, gris perla, crema y blancos. Lo que me frustró mucho, porque ninguno combinaba con mi sala, amén de ser ridículamente caros. Valían lo que un coche compacto y los malditos tapetes Armani ni siquiera volaban. Lo seguro es esto: ninguno era verde, y menos de estambres gruesos como gusanos. Hay una testiga circunstancial de que yo buscaba tapetes y entré a la tienda Armani. Su nombre, Carmen Aristegui, que ese domingo se paseaba buscando en otras tiendas de Polanco cosas para su domicilio, según me informó en la breve plática que entablamos fuera de la tienda Armani. ¿Podemos llamar a un juicio sobre el tapete verde a Carmen Aristegui? No sé si ella recuerde los detalles, pero yo sí. ¡Qué interesante se está poniendo esto! ¿Y tú sostienes que escribiste sobre los otros hechos de la historia de Gloria con la misma justeza que sobre el tapete verde? Así es. Sostengo que todos los eventos que narran el libro y el guión transcurren como una línea que no roza el juicio moral. Existieron, como el tapete verde, y solo en una sociedad donde los poderosos creen tener el derecho a censurar la verdad, o acomodarla a su antojo, pudo alguien demandarme por afirmar que un tapete verde era un tapete verde. ¿Cómo concluyó el careo en Los Ángeles sobre el tapete verde? Había una coproductora neoyorquina de baja estatura, baja estatura moral y física, y ella me presionó para que pidiera disculpas por el tapete verde y para que cambiara el guión a placer de Gloria. Pero Barrie Osborne, ante mi sorpresa, se negó a que modificáramos el guión. Por algo es quien es. Y ese fue el guión que se filmó. ¿Y qué fue del tapete verde? Espero que no hayan cobrado venganza en él y lo hayan exilado de la sala, pero de cierto no lo sé.
Sabina Berman (Ciudad de México, 1955). Novelista, guionista, dramaturga y directora de teatro. Autora, entre otras obras, de Entre Villa y una mujer desnuda, El dios de Darwin y, recientemente, Gloria, una historia sobre la Fama y la Infamia.
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Lo que viene Un autor es también un espejo. Nos devuelve una imagen de nosotros mismos construida con palabras. Cuando leemos a un escritor y decimos que nos gusta, es porque encontramos en lo que escribe algo de nosotros y nos sentimos compañeros en una misma experiencia. Juan Villoro (México, 1956) es una avis rara, un autor excepcional en más de un sentido. Su obra —vasta en cantidad y variedad— tiene virtudes que no abundan en la narrativa. Por un lado, es un autor popular (gustado), tal vez porque puede descubrir con sus palabras cosas de nosotros que desconocíamos. Por el otro, sabe usar un lenguaje claro, embebido en lo cotidiano, para la construcción de textos que son estilísticamente notables. Como prueba está su último libro: Apocalipsis (todo incluido). El título nos da una primera clave sobre lo que encontraremos: no sólo se anuncia que viene el acabose, sino que se plantea su llegada con un kit. El nombre proviene de uno de los cuentos incluidos en el volumen que, sin embargo, le da perfecto sentido a la colección. Villoro también destaca por la forma en la que su voz narrativa ha evolucionado siéndose fiel a sí misma. Los lectores notarán que el tono y la temperatura de los cuentos de este libro es variable, casi encontrada, pero podrán distinguir al autor que buscan. Está, por ejemplo, Yo soy Fontanarrosa, donde un escritor que lee poco (“porque no quiero influenciarme”) termina en un partido de futbol amateur rodeado de policías panzones que responden al nombre de escritores universales (“Nuestro diez era Cortázar. La verdad, era el único con idea de lo que hacía. Tocaba el balón como si hubiera nacido en Argentina”.) Estamos ante una narración delirante, veloz, extraña y divertida, teñida de un surrealismo que se parece de forma sospechosa a nuestra verdad nacional. Hay un guiño erudito que, como en Ibargüengoitia, pasa primero por el absurdo. En contraposición está El mal fotógrafo, un cuento breve, sutil y delicado donde el recuerdo de un padre ausente da pie a la nostalgia primero y a los misterios que dominan las relaciones después; la pérdida muchas veces ocurre antes de suceder. Estas dos narraciones casi opuestas ayudan a enriquecer la variedad que el libro ofrece y son elementos que nos señalan a un autor capaz de abrevar de muy distintos pozos. En el Apocalipsis que plantea Villoro aparecen los personajes frente a sí mismos. El hilo conductor de casi todas las narraciones es el abismo que hay entre el que ama y el objeto de su amor. Ningún ser, por cercano que sea, puede conocerse con claridad prístina. La premisa atraviesa en el libro una amplia gama de relaciones: de las amorosas a las amistosas, pasando por las filiales. Nuestros afectos, deseos y miedos comparten origen y se sostienen de maneras extrañas y precarias. La contingencia es el aliado final en este libro, uno que obliga a los personajes a enfrentarse a su propia imagen.
Foto: CLAUDIA GUADARRAMA
Por Julieta García González
jUAN VILLORO
El Apocalipsis de Juan Villoro es una forma preciosa de enfrentar lo que viene”
El día en que fui normal, un cuento inquietante que sucede en el futuro, Apocalipsis (todo incluido), donde las profecías tienen más peso del supuesto, incluso para los charlatanes, y “Forward >> Kioto”, que trata diversas formas del destierro, son narraciones agridulces, en las que los personajes parecen sorprendidos de sus propios hallazgos y emociones. Siempre ayudados por otros, estos cuentos mezclan sabores exóticos (incluso cuando son autóctonos) con ensayos sobre la empatía, la nostalgia y la aceptación. Hay tres narraciones que contienen mundos complejos y autosuficientes, colindantes con la novela. Los sucesores, Confianza y La jaula del mundo ofrecen iguales dosis de humor y desamparo, cierta crueldad y un puñado de compasión. Los accidentes diarios, la contingencia, ponen a los personajes en una encrucijada interior, que les exige la revisión de lo que sienten, algo que es siempre mudable y complicado, teñido de ambivalencia, preocupación y esperanza. Los deseos de la carne se fusionan con los del espíritu, los afectos se entorpecen por las ambiciones y las apariencias dejan de engañar hasta que llega casi por accidente la voluntad de ver. El accidente que es el mundo provoca una nueva sucesión de pequeños accidentes: en ese meollo estamos nosotros. El Apocalipsis de Juan Villoro es una forma preciosa de enfrentar lo que viene.
El revuelo por Piketty Por Gerardo Esquivel
A fines de noviembre el Fondo de Cultura Económica publicó la versión en español del muy esperado y comentado libro de Thomas Piketty, “El capital en el siglo XXI”. Pero, ¿quién es este autor y por qué su libro ha causado tanto furor en el mundo angloparlante? Algunas de las primeras reseñas publicadas en Estados Unidos describían a Piketty como “un oscuro economista académico francés”, donde ninguno de los términos utilizados era dicho en tono positivo y ni siquiera neutral. Así es, para algunos lectores norteamericanos Piketty representaba una especie de autor subversivo, que hablaba de temas tan espinosos y desagradables como la desigualdad y las consecuencias del capitalismo, y que era el autor de un libro con un título reminiscente del marxismo. Las razones del encono en contra de Piketty no eran triviales. Piketty escribió una obra dedicada a tratar de entender al capitalismo y sus consecuencias, reales y potenciales. Su obra describe de manera detallada cómo una de las características esenciales del capitalismo actual es la tendencia a la concentración del ingreso y de la riqueza. Para ha-
cerlo se dedicó durante 15 años, junto con varios coautores, a compilar y procesar múltiples series estadísticas que le permitieran analizar las tendencias de largo plazo del capitalismo. Sus resultados sugieren que una tendencia intrínseca a este sistema económico es que las riquezas (o el capital) tienden a concentrarse en un grupo muy pequeño de la población debido a que los rendimientos del capital superan al crecimiento económico promedio. Este análisis tuvo un eco muy profundo en Estados Unidos y el Reino Unido por una razón muy simple: en ambos lugares es en donde se observa de manera más clara dicha tendencia. En ambos casos la participación de 1% (o incluso de 0.1%) más rico ha aumentado de manera muy notable en las últimas décadas. Eso era justamente lo que criticaban y cuestionaban los del movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos: los enormes contrastes entre 99% menos rico de la población y 1% restante. En ese sentido, el libro de Piketty vino a representar una explicación analítica y detallada de esta tendencia y a justificar
de alguna manera las demandas redistributivas de amplios segmentos de la población. Pero no se piense que el libro de Piketty sólo es interesante o relevante para los lectores de países desarrollados. Este libro está llamado a ser uno de los libros más importantes en las ciencias sociales de las últimas décadas. El libro muestra cómo el ascenso del Estado Social (un concepto más amplio que el Estado del Bienestar) fue lo que detuvo y revirtió parte de la enorme concentración de la riqueza que se observaba en muchos países desarrollados a principios del siglo XX. Piketty se esfuerza a lo largo de todo el libro por mostrar que este proceso redistributivo no fue natural ni inherente al capitalismo, sino que más bien fue un periodo atípico, una aberración en parte explicable por los cambios políticos asociados a las dos guerras mundiales. En la última parte del libro Piketty insiste en que si no hacemos nada para cambiar el estado actual de las cosas, la inevitable tendencia a la concentración del ingreso y de la riqueza continuará, lo que incluso puede afectar el proceso democrático. Es esto precisamente lo que algunos consideran erróneamente como subversivo de parte de Piketty. No han terminado de entender que Piketty no pretende acabar con el capitalismo, sino que más bien trata de salvarlo de sus propias fuerzas.
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la argentina del día
LA VOCACIÓN SIEMPRE TE ALCANZA ¿De dónde nació la idea de El cielo no existe? Inicialmente hubo un episodio real con mi madre, que es una mujer muy vieja, tiene 93 años, y una chica que la cuidaba. Un día descubrí que le estaba robando dinero. Se generó una situación muy tensa entre mi madre y la chica. Ella confesó el robo, mi madre estaba furiosa y la chica estaba arrepentida. Me juró que iba a devolver todo y venía una vez por semana y me traía un billetito. Se creó una situación que para mí fue muy difícil de seguir adelante, porque tenía que lidiar con mi madre y con esta chica. Esta situación me tenía muy tironeada, porque, por un lado, me daba mucha pena esta chica que tenía a su bebé y tenía toda la problemática de la pobreza y de las dificultades, se le vencía el alquiler, la madre estaba internada, se le había inundado la casa, y mi madre que clamaba venganza. A raíz de esa situación empecé a escribir, y luego a partir de una situación real el escritor empieza a ficcionalizar y la cosa empieza a crecer, y ya es la escritura lo que manda, y empiezan a suceder cosas o se te empiezan a ocurrir cosas que enriquecen esta situación. Me fui metiendo, como navegando un poco a ciegas inicialmente, y luego se armó una novela con un sesgo policial.
Antes de descubrir su vocación como escritora, Inés Fernández probó de todo: fue publicista, estudiante de derecho, bailarina de danza moderna y hasta intentó ser médico. Fue tarde en su vida, dice, cuando tenía más de 30 años, que aprendió en talleres literarios a escribir, y se enganchó. La ganadora del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2014 por la novela El cielo no existe, dice que nunca es tarde para aprender el oficio, pero que para ser escritor hay algo “que ya viene dado contigo”.
¿Cómo te diste cuenta que querías ser escritora?, ¿se nace con esa vocación o se crea? Mi caso es bastante singular en ese sentido, porque yo vengo de una familia de grandes escritores, muy reconocidos, por lo que a mí la idea de escribir no se me pasaba por la cabeza, pero trabajé toda mi vida en trabajos relacionados con la escritura, sobre todo en publicidad. Estuve escribiendo casi toda mi vida y ya grande, cuando tendría como 33, 34 o 35, empecé a hacer, un poco de manera incidental. No fue tanto una decisión mía como una circunstancia que se me dio, tenía una amiga que tenía un taller literario y me invitó, estábamos con poco trabajo en la agencia, y fui y me enganché y empecé a escribir algunas cosas. Luego entré a un taller literario de Abelardo Castillo, que es un gran escritor argentino, novelista y maestro del cuento, y ahí empecé a escribir; ahí te diría que descubrí que en el fondo lo que mejor me salía hacer era escribir. Había dado muchas vueltas vocacionales porque había estudiado derecho, luego en mi época había bailado danza moderna, hice distintas cosas, en otra época pensé que quería ser médico. No tuve una vocación muy clara inicialmente, sino que se me fue dando casi a pesar mío, yo diría. Lo descubrí tarde, y luego que lo descubrí dije: bueno, era esto. ¿Nunca es tarde para empezar a escribir? Sí, claro. Siempre puedes aprender algo nuevo. Lo que sí hice toda mi vía fue leer, siempre fue una gran lectora, y sabes que la lectura y la escritura son como dos caras de lo mismo. Me pasa que se me acerca gente que me dice que le interesa escribir, y les pregunto si leen y me dicen: “no, yo leo de vez en cuando”, o “leo libros de historia o divulgación”, y no, no creo que puedas escribir literariamente, tal vez puedas ejercer otro tipo de escritura.
Foto: paula vázquez
¿Es necesario haber vivido para poder escribir? Sí, totalmente. Es que ¿qué se entiende por vivir? Si tú piensas en una poeta como Emily Dickinson, que vivía clausurada en su casa, mirando detrás de la ventana, con relaciones sociales muy exiguas, y tienes ahí una poeta excepcional, seguro su vida no fue una vida llena de aventuras y de experiencias, sino una vida muy interior, muy reducida, de manera que no creo que esto se pueda aplicar como una norma general. Para mí sí, para mí lo que escribo surge de las experiencias que voy teniendo, de mis vivencias, de mi historia, de mis placeres con la gente, y de mi fantasía también, o sea, es una cruza. Cuando la vida de alguien es intensa eso te da mucho material para escribir, pero no necesariamente es el único camino.
Inés Fernández
por Alejandra Arteaga
¿Cuál es el alcance de la literatura de ficción? Son historias que no existen, pero que de todas maneras tratan de personas, de situaciones, de ser humanos, de ciudades, y de problemáticas que son comunes: puede ser la violencia, la trata de blancas, la soledad, el amor, las dificultades de la vejez. Siempre estás hablando, aún si hicieras ciencia ficción, también estás hablando de problemas humanos.
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12:OO H. | LECTURA DE
BAJO LA
MÁSCARA
Almadía y Alfaguara te invitan a la celebración doble:
PRESENTACIÓN DEL POEMARIO
VENDAVAL DE BOLSILLO Y LA NOVELA
DISTANCIA DE RESCATE
UNA VEZ ARGENTINA DE SAMANTA SCHWEBLIN DE
ANDRÉS NEUMAN
PARTICIPAN: BERNARDO ESQUINCA
BERNARDO FERNÁNDEZ, BEF, PARTICIPAN: JULIO PATÁN A CARGO DEL AUTOR JORGE F. HERNÁNDEZ BERNARDO FERNÁNDEZ, BEF Y EL AUTOR, 18:00 HRS. Y LA AUTORA, 20:00 HRS. STAND EDITORIAL ALMADÍA SALÓN AGUSTÍN YÁÑEZ SALÓN MARIANO AZUELA Pregunta por nuestras promociones del día en el stand L3 / Área nacional
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#FiliasMilenio
columna de ariel gonzález
@nachonotuitea Maestro, amigo, ejemplo. Descansa ya, Vicente Leñero.
@juenrobe1951 Trago amargo en la FIL la muerte de Leñero
@albertochimal A la FIL Guadalajara. Desde mañana (4/dic), charlas, lecturas y presentaciones.
@Lucialadeflor Me acaban de quitar los lácteos y yo codeándome con la crema y nata de la FIL (ya pues es un chiste ríanse). #QuienMeHaceReirEs
@Marisolschulz Interrumpo mi silencio en redes para lamentar con una tristeza enorme el fallecimiento de Vicente Leñero. Otra voz crítica que se va. @jorgezepedap · Los espero hoy a las 8 pm para la presentación en la FIL de Milena. Habrá brindis al final por el Premio Planeta @piscitelli Inaudita cantidad eventos culturales en la #Fil2014. Cerca de 3.000. El catálogo debe pesar 1 kg @anaxoch @lila_pinto @kingreymon El pabellón argentino de la FIL, Cortázar y Tú, será una combinación difícil de superar para este año. @aguilarcamin Vicente Leñero tenía mucho de la definición de Stendhal de la novela: el espejo que pasa
@lapauliv A mi la #FILGuadalajara2014 me da taquicardia y es mi oasis @lydiacachosi El mejor adiós a Vicente Leñero+, maestro de periodismo, lo daremos reivindicando la profesión, escribiendo verdades peligrosas. @jpbecerraacosta Los cientos y cientos de niños que vienen a la #FIL dicen que, el que no lea, es... @martinsalvidea El gran escritor Ken Follet, estuvo en la FIL de Guadalajara. Aquí les he recomendado sus libros “La Caída de los Gigantes”...> @prishdez Vale la pena decir que por segundo año la FIL tiene un stand especializado en libros en Braille. Stand JJ46
Dramaturgo, periodista, maestro Me proponía hablar de fiestas y, paradójicamente, la noticia que se asoma es la de la muerte de Vicente Leñero, uno de las grandes plumas de nuestro país. Leñero el escritor; Leñero el dramaturgo; Leñero el periodista; Leñero el maestro. Por suerte, no hay que elegir de entre estas facetas, porque todas tienen mucho de las demás. Su brillante y cuidada prosa, su estilo penetrante, se percibe lo mismo en sus guiones para cine que en el más sencillo de sus artículos. Los distingos entre el periodismo a secas y el periodismo narrativo, y aun entre periodismo y literatura, le parecían ociosos, acaso artificiales. Alejandro Toledo cita sus palabras cuando dijo que era una “vieja idea suya no hacer distingo entre la literatura y el periodismo, sino incluso asumir el periodismo como algo literario, ponerle las tretas y las armas de la ficción, de la narrativa”. En todos los sentidos su obra demuestra esta convicción donde la gran literatura sirve al gran periodismo. De otra parte, su legendaria actuación en la lucha por la libertad de expresión, que le costara a él y a todos
los que siguieron a Julio Scherer su salida del periódico “Excélsior”, es un capítulo iluminador de entereza y aplomo frente al poder y sus excesos. Las lecciones de todo esto son diversas y marcan un parteaguas en la historia del periodismo nacional. Desafortunadamente no fui su alumno, pero conocer a muchos de sus discípulos permite constatar la enorme influencia que tuvo en varias generaciones de periodistas y escritores. Directo y elegante, preciso y profundo, son algunas de las características de su estilo. La de él es una narrativa de alto impacto, no sólo por sus temas sino también por la forma en que los aborda; pero sea cual sea la complejidad de sus personajes o de las situaciones y hechos que describe, siempre conseguía elaborar un retrato muy fino, no calca, de la realidad. Sabía que ésta necesita ser procesada siempre por el autor de una nota y su potencial lector. Perderlo ahora, cuando el periodismo libra tantos e importantes debates en medio de su renovación, representa una baja en verdad sensible. Irreparable.
INTERROGATORIO FILIAS
Laura Martínez Belli
drid, pero en general soy feliz en todas partes. ¿Qué libro no has leído y siempre has querido leer? El Quijote. Me castigaban a leerlo en la escuela, cada vez que nos portábamos mal nos ponían un capítulo de castigo, entonces lo he leído a cachos y a regañadientes, me gustaría leerlo en paz, completo y sin ese prejuicio.
Laura Martínez Belli ha publicado cuatro novelas que han sido un éxito de ventas. La más reciente, que presenta en la FIL, es La última página.
¿Qué debe tener un libro para que sea bueno? Magia, que te transporte, que te haga salirte de tu realidad y meterte dentro del libro; un libro que haga que se suspenda el tiempo. ¿Cuál es tu libro favorito? Creo que tendría que ser Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, por lo que significó en mi vida: fue el libro que hizo enamorarme de la literatura. ¿Qué libro te hizo convertirte en escritor? Paula, de Isabel Allende, porque
Foto: PAULA VÁZQUEZ
¿Qué es lo que te hace feliz en este momento de tu vida? Estar con mis amigos.
LAURA MARTÍNEZ BELLI
me di cuenta que lo que yo quería en la vida era escribir. ¿Cuál es tu género literario favorito? La novela. ¿A quién admiras en el mundo literario? A la escritora española Rosa Montero. ¿En qué momento de tu vida
consideras que triunfaste? Cuando eres feliz en general. Cuando uno es feliz, uno ha triunfado.
¿Cuál es tu personaje literario favorito? Jean Valjean, de Los Miserables. ¿Qué es lo que más te gusta de México? La gente, es simpática, es gente que te hace sentir en casa.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta de tu personalidad? Que soy muy sociable y optimista.
¿Qué odias de México? La informalidad, no me gustan tampoco las dobles tintas, cuando dicen sí y quieren decir no.
¿En qué ciudad te gustaría vivir? Pues en el Distrito Federal, que es donde vivo, pero últimamente me pregunto si me voy a Ma-
¿Cuál sería la playlist del último día de tu vida? Yo creo solamente pasarlo con la gente que amo de verdad y verlos felices. No
soy muy musical, me gusta el silencio, no tengo banda sonora de mi vida. ¿Cuál es tu mayor miedo? Mi mayor miedo es tener miedo. ¿Cuál fue el momento en que más fuiste desdichado? Tal vez ahora. No, nunca he sido desdichada. ¿Cuál fue la mejor edad de tu vida? Ahora. ¿Cuál fue tu primer trabajo? Fue dando clases de ballet, a los 16 o antes, pero el primero formal fue en el Museo del Palacio de Bellas Artes dando visitas guiadas por los murales. ¿Qué te hace falta hacer antes de morir? Muchas cosas todavía, estoy muy joven. ¿Cómo te gustaría morir? Vieja, en mi cama, después de haberme reído mucho, de una carcajadota.
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4 de DICIEMBRE 2014
crónica
Por Juan Pablo Becerra-Acosta
Esos magos y artesanos que teclean…
Foto: PAULA VÁZQUEZ
Que hacen trucos con las palabras. Que prestidigitan con oraciones meticulosamente tejidas. Que ejecutan asombrosos actos de ilusionismo con cada frase que hilvanan, con cada diálogo que conjugan, con cada párrafo que terminan. Que aparecen y desaparecen personajes con veloces e inesperados pases de manos y varitas encantadas. Que sus tramas, sus obras, son eso: cosa de magos. Aunque, en los pasillos de la FIL, otros hablan de guerrilleros, de guerrilleros de las teclas…
ARTURO PÉREZ REVERTE
Veía gente que se le aproximaba mucho y le decía cosas sorprendentes. Vi a una mujer que decía algo así como que lo adoraba”
********* –Veía gente que se le aproximaba mucho y le decía cosas sorprendentes. Vi a una mujer que decía algo así como que lo adoraba. ¿Qué tanto le dicen sus lectores? –le pregunto al escritor español Arturo Pérez Reverte luego de que ha firmado libros durante dos horas. –Sí, de todo, de todo. Me cuentan en qué le afectó ese libro. A veces me dicen: “Ese libro cambió mi vida”. O: “Ese libro me hizo conocer a mi novio”… –Fervor. A veces es como con fervor que le hablan… –Sí, hay gente que viene emocionada. Algunas chicas identifican personaje y autor, aunque no siempre sea así… –sonríe. –Quieren que sea el Capitán Alatriste… –Sí, quieren que sea Alatriste… –se ríe con ganas. –¿Y cómo lo vive? –Bien, porque es una satisfacción. Es que te devuelven, ¿no? El trabajo de escritor es un trabajo solitario, es un trabajo que uno hace solo, entonces, cuando el lector devuelve la lectura en forma de comentario, rompe esa soledad… –¿No abruma? –No, al contrario, me anima, me estimula. Uno se da cuenta de que no escribe para sí, que escribe para otros. Uno se da cuenta de que los otros tienen cara, tienen opiniones, tienen vidas. Amueblar un poco la vida de los otros con mi trabajo es algo muy satisfactorio. –Platicaba con otros escritores de que ustedes son como magos: que alguien dijo que hacen trucos con las palabras. –Bueno, en cierta forma sí. Sí, sí, sí… Pero soy un escritor profesional que cuento historias y las palabras son herramientas. Hay poco arte, hay mucho trabajo en eso, en un laboratorio de palabras. Yo soy más un artesano que un artista. –Bueno, pero de pronto toman las palabras, las esconden, las transforman. Magia…
–Ese es el talento del escritor… –Otro decía que en estos tiempos, como los que vive México, más que magos ustedes tienen que ser como guerrilleros… –Bueno, el escritor, más que guerrillero tiene que dar elementos para que otros lo sean. Pero no hay que pedir al escritor que tome partido, sino que dé elementos de inteligencia para que otros actúen. Que despierte conciencias y remueva inteligencias… ********** –Que ustedes son como magos, que hacen trucos con las letras… –le digo al escritor mexicano Juan Villoro, quien sonríe ampliamente, mirada chispeante. –¡Ojalá! La magia tiene truco. Ese es el secreto. Cuando yo era niño, una de las cosas que más me impresionó en la vida es que fui a una fiesta donde había un mago y me sentí mal, estuve a punto de desmayarme, y entonces me pasaron a un cuarto… –¿Te dio miedo, te asustó el mago? –Nooo, no es que me asusté con él, quizá me cayó mal algo de comer, una cosa normal que te pasa en la infancia, como un desvanecimiento, y me llevaron a un cuarto a que me acostara. En la recámara de al lado estaba el mago de la fiesta y lo vi meter cosas en un gabinete, esconderlas. Luego las iba a aparecer. Ahí me di cuenta de que la magia tenía trucos. Yo pensaba que los magos tenían súper poderes, pero en ese momento descubrí que la magia tiene trucos. La literatura es justamente eso: aprovechar esos trucos. –Entonces sí son como magos: toman las palabras y las convierten en otras cosas. –¡Exactamente! Sí, porque lo que trata de hacer el escritor con el lenguaje que todo mundo utiliza, es darle nueva vida. El músico compone con un lenguaje propio, pero el escritor tiene que utilizar las palabras que un político puede degradar, que un publicista puede estropear. Entonces el escritor tiene que darles a las palabras nueva vida y convertirlas en algo sorprendente. –Eso es magia… –Exactamente (sonríe). Cuando Octavio Paz le pide al poeta: “Haz que se traguen todas sus palabras”... Que las palabras se traguen todas sus palabras es jugar con ellas, ¿no? Desaparecen… –Magia. Magos… –Exactamente… Y se va, se va Villoro, como Pérez Reverte antes, para hablar en otro lado de sus prestidigitaciones. Se van por los pasillos de la FIL, caminan en silencio, quizá en introspecciones sobre su ilusionismo de letras y palabras…
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