Visor Iván Ríos Gascón La ilusión de los naufragios página 2 Heriberto Yépez Lo que Krauze no puede aceptar página 8 Avelina Lésper El peor argumento posible página 8
N.o 473
domingo 22 de julio de 2012
Entre el narco y la migra
Guillermo Gómez-Peña Página 6 mariana hernández león
MILENIO
El arte Inmaterial de Roberto Rébora Carlos Rosas Página 4
02 b domingo 22 de julio de 2012
MILENIO
en librerías La invención de la soledad
tombuctú
Comedia infantil
Paul Auster Booket México, 2012 244 pp.
L
a invención de la soledad reúne dos textos independientes aunque complementarios: “Retrato de un hombre invisible” y “Libro de la memoria”; en ambos prevalecen el tono autobiográfico y las reflexiones sobre el azar y el sentido de la vida. En el primero, Auster descubre hechos que determinaron el carácter de su padre, un hombre solitario, egoísta, hermético, y sin embargo con insospechados momentos de generosidad. En el segundo, refiere las casualidades que han rodeado y aun encaminado su existencia. Recuerda hechos, lecturas, viajes, canciones, pero sobre todo la relación con su hijo de tres años, tan cercana, tan distinta a la que él sostuvo con su padre. En su habitación, pequeña e incómoda, escribe y entre todas las cosas, del pasado y el presente, va trazando las líneas que lo llevan a la certeza de que “la obra de la memoria sólo puede comenzar en la penumbra de la soledad”.
El atentado
Harry Mulisch Tusquets México, 2012 251 pp. a vida del joven Anton sufre un vuelco una vez que el “asqueroso miembro del partido nazi”, Fake Ploeg, jefe de la policía de Haarlem, al suroeste de Holanda, cae abatido una noche de enero de 1945. La guerra está llegando a su fin, la Resistencia va ganando la partida. Treinta y siete años pasarán antes de que Anton conozca el significado verdadero de este hecho. Mientras tanto, ha intentado llevar una vida convencional —estudios universitarios, matrimonio, fortuna, familia—, al margen del dolor y la memoria. Con los años de la posguerra como telón de fondo, Mulisch ejecuta un retrato político y social de una Holanda que se debate entre la derecha y la socialdemocracia. Una preocupación de índole moral queda de manifiesto en cuanto Anton abandona su cómoda indiferencia: “¿Era todo el mundo culpable e inocente al mismo tiempo? ¿Era el culpable inocente y el inocente culpable?”.
L
Henning Mankell Tusquets México, 2012 266 pp.
Paul Auster Booket México, 2012 222 pp.
C
on el estilo al que nos tiene acostumbrados desde sus primeros textos narrativos —una escritura ágil y directa—, Paul Auster publicó en 1999 Tombuctú, una novela contada desde Mister Bones, un perro callejero, y Willy G. Christmas —poeta—, un hombre que pasa el tiempo sorteando los desafíos que conlleva ser un vagabundo; una especie de Sancho Panza y Don Quijote. Todo cambia cuando Willy siente que el tiempo le está cobrando la velocidad con la que ha vivido: los descuidos, esa tos que seis meses atrás no ha cesado, pero, ante todo, la pobreza. Willy sabe que necesita prepararse para morir; por ello viaja a Baltimore a visitar a su antigua maestra. Willy irá a Tombuctú, al oasis de espíritus, al lugar donde iremos al morir. ¿Qué es? ¿Cómo se habita? Bones no se quedará con la duda. Resiste todo lo que la vida le depara, “sobre todo, la especie humana”, con tal de reunirse con su amigo Willy en ese lugar de las almas, y continuar con sus sueños.
Corazón indígena
U
n santo niño de la calle, abandonado a su suerte en alguna ciudad portuaria de África, protagoniza esta novela de una belleza violenta y espasmódica. Sabemos de su increíble existencia, semejante a la de uno de esos dioses populares que terminan olvidados por disciplina o terquedad, gracias a la fuerza oral de José Antonio Maria Vaz, anunciante del fin próximo del mundo y panadero. Comedia infantil no parece escrita por Mankell, no al menos por ese icono del thriller policiaco. Acoge el soplo de los espíritus del cielo y de la tierra, la sabiduría burlona y peligrosa de los orishas —las almas vagabundas de los niños muertos—, la presencia helada de las voces de los antepasados. Es, con mucho, una de las grandes novelas sobre la obligación de seguir contando historias, de no dejar que se enfríe el arte de narrar. No hay duda: la literatura está por volver a nacer… ahora en África.
Conversaciones
Luis H. Álvarez FCE México, 2012 319 pp.
C
E.M. Cioran Tusquets México, 2010 947 pp.
omo fundador de la Comisión de Concordia y Pacificación, coordinador para el Diálogo y la Negociación en Chiapas, y director de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Luis H. Álvarez acumuló una múltiple experiencia a la que cede la palabra en este libro que mucho tiene de registro personal, de memoria viva: se pone en marcha, obligadamente, con la irrupción pública del EZLN el 1 de enero de 1994 y cierra con el encarcelamiento del ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía. Dice Luis H. Álvarez que en su larga andadura política ha “visto en las comunidades indígenas de nuestro país los rostros de hombres, mujeres, jóvenes y niños que no se rinden en su orfandad ni se abandonan en su soledad”. Su libro es, de este modo, un llamado a diseñar estrategias públicas que atiendan los derechos y libertades, la cultura y la diversidad de los pueblos originarios de México.
E
ste libro surge como un homenaje póstumo y recoge conversaciones del pensador rumano, muerto en 1995, con Fernando Savater, Esther Seligson, Léo Gillet y Gerd Bergfleth, entre otros interlocutores. Todas las ideas de Cioran aparecen y se despliegan en estos textos: el tedio, el vacío, el suicidio, el pesimismo, la amargura, etc. Menciona a sus escritores favoritos: Pascal, Baudelaire, y especialmente a Dostoievski, al que considera el mayor autor de todos los tiempos. Recuerda su infancia idílica en Rasinari, Rumania, donde nació en 1911, y habla de la decisión de abandonar su país y su lengua: “la lengua es una patria —le dice a Seligson— y yo me he desnacionalizado”. Como en todo libro de entrevistas, algunas preguntas se repiten una y otra vez, pero esto le permite a Cioran extenderse sobre algunos temas y al lector comprender mejor a uno de los pensadores esenciales del siglo XX.
Los PaIsaJEs InVIsIBLEs
La ilusión de los naufragios Iván Ríos Gascón www.ivanriosgascon.wordpress.com
L
os náufragos y sus épicos relatos son una redituable mercancía, ya que en un mundo vacío de hazañas y aventuras, la historia de uno o varios hombres remando a la deriva o irremediablemente encarcelados en un trozo de tierra inhóspito y agreste, es tema fundacional de la ficción de la desgracia. Sin embargo, no todos los náufragos se benefician de sus accidentes, ya que, por ejemplo, el personaje que inspiró a Robinson Crusoe no cobró un solo centavo del libro que, en contraposición, le hizo justicia a Daniel Defoe, un escritor vilipendiado y pobre que adquirió fama y prestigio hasta 1719, tras publicar su novela sobre las vicisitudes de un hombre atrapado en una isla del Caribe. Dicen que Robinson Crusoe nació a partir de las crónicas de Alexander Selcraig, un marinero cuyo nombre náutico era Selkirk, que fue rescatado de
la isla Más a Tierra, perteneciente al archipiélago Juan Fernández, situado a seiscientos kilómetros de Santiago de Chile. El 31 de enero de 1709, el navío inglés Duke atracó en la playa de Más a Tierra, y la tripulación se topó con un tipo vestido con pieles de cabra, que gesticulaba y pedía auxilio como un alucinado. Lo interesante del asunto radica en dos cuestiones: en primer lugar, la isla Más a Tierra ya había sido habitada por un indio mosquito que vivió ahí entre 1680 y 1683, cuando fue olvidado por un buque que paró en la isla para proveerse de agua dulce. Entonces, Selkirk no fue el primer humano en colonizar aquel islote. Y en segundo, porque Selkirk no naufragó sino que fue echado del barco Cinq ports, debido a las disputas que mantenía con el teniente Thomas Stradling. Por tanto, su exilio no se debió a una tormenta ni a un agujero en el casco de la nave, fue un martirio voluntario: Stradling lo amenazó con encarcelarlo por insurrección, y Selkirk prefi rió instalarse en
la isla con un baúl de provisiones, pensando que, en poco tiempo, pasaría otro barco inglés para llevarlo de regreso. Mas no fue así. Las únicas embarcaciones que se acercaron a Más a Tierra eran carabelas españolas y, como en aquella época España e Inglaterra se combatían, Selkirk debió esconderse en aquel terreno que conocía como la palma de su mano, para no caer prisionero de la patria contrincante. Así, su estancia se prolongó por cuatro años y cuatro meses, hasta que el Duke lo recogió hecho un guiñapo. Las andanzas de Selkirk cimbraron Inglaterra. La gente quería leer y oír todo de aquel hombre que sobrevivió a la inclemencia durante un periodo demencial. Los diarios escribieron sobre él. La gente lo buscaba afanosamente, se convirtió en el invitado honorífico de los hostales y tabernas. Su historia, mejor dicho, la historia que él contaba, corrió de boca en boca. Si bien Defoe modificó varios aspectos de la epopeya de Selkirk para Robinson Crusoe, empezando por el sitio del desastre (Más a Tierra estaba en el Pacífico y el cayo donde transcurre la novela en el Atlántico) y culminando con la intempestiva aparición de Viernes, el salvaje que adopta el papel del único eslabón del náufrago con los de su especie (si el indio mosquito llegó primero a Más a Tierra, entonces el primitivo se adelantó al civilizado), el libro fue un éxito rotundo que germinó una saga literaria sobre la catástrofe marítima cuya cúspide es Viernes o los limbos del Pacífico, de Michel Tournier, esa obra maestra que explora los detalles que Defoe dejó de lado: la crisis del lenguaje, la obsesión por conservar la lucidez. v
MILENIO FRANCISCO A. GONZÁLEZ presidente · JAIME BARRERA RODRÍGUEZ director editorial · MARINA MIRANDA directora general de negocios · JORGE VILLARREAL comercialización · MIGUEL ÁNGEL PUÉRTOLAS jefe de información · ANTONIO NAVARRETE jefe de cierre editores: JORGE VALDIVIA G. ciudad y región · MOISÉS MORA negocios · IGNACIO DÁVALOS cultura · ELDA ARROYO mp · HUGO MERINO diseño · KALIOPE DEMERUTIS ocio · IRENE SELSER fronteras · HORACIO SALAZAR tendencias · JAIRO CALIXTO ALBARRÁN qrr y el ángel exterminador · SUSANA MOSCATEL hey! · JUAN RAMOS circulación · NOÉ ANAYA producción ·
MILENIO diario b VISOR b Dirección: José Luis Martínez S. Edición: Alicia Quiñones Coedición: Roberto Pliego Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía
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VISOR
antesala Mesa de novedades en Gandhi
los lectores se llevan miriam pulido
Paul Torday Salamandra $300
Purga Sofi Oksanen Almadía y Salamandra $319 Eterna Guillermo del Toro y Chuck Hogan Suma de Letras $229 Festín de cuervos. Canción de hielo y fuego IV George R.R. Martin Plaza & Janés $399 La pesca de salmón en Yemen
El mejor año de tu vida Mònica Fusté Diana $198 Salvajes Don Winslow MR Martínez Roca $348 Como te vendes te contratan Jorge Muniain Paidós $248
El librero de Varsovia Michael D. O´Brien Libros Libres $315 ¡Detengamos esta crisis ya! Paul Krugman Crítica $289 ¿Es lo bastante inteligente como para trabajar en Google? William Poundstone Conefa $229
la invitación
Sergio Garval recomienda Artista plástico
tonatiuh figueroa
Miriam Pulido ¿Qué libros han influido en ti? Estamos hablando de muchísimos años atrás. Recuerdo que eran los clásicos, cuando era niño llegaban estas enciclopedias o libros de colecciones completas en tonos verdes o rojos que muchas familias compraban por medio de abonos y mis papás tenían una pequeña colección de libros clásicos en los que teníamos Milla 18, Ben-Hur, El Quijote, Nuestra Señora de París y El conde de Montecristo. Esas fueron mis primeras lecturas y fueron los primeros libros a los que yo tenía acceso. En vacaciones era cuando me empapaba de ellos, me aislaba y me ponía a leer, a perderme; posteriormente vas encontrando tus propias lecturas y a través del tiempo lees diferentes cosas. En este momento me gustan diferentes géneros, según mi estado de ánimo y también el grado de concentración. Hay momentos que estoy trabajando mucho, intelectualmente cansado, porque las obras que estoy trabajando y los compromisos con los cuales estoy rodeado de repente están un poco densos. Entonces me gustan lecturas un poco ligeras, novelas particularmente, que me hagan pasar un buen rato; cuando de repente tengo momentos más relajados, me gusta meterme a más a lecturas que me exijan otro tipo de energías intelectuales. Ahorita, por ejemplo, me gusta alternar algunos libros de poesía con algunas novelas. ¿Actualmente qué libro lees? Festín de cuervos de la saga Canción de hielo y fuego IV de George R.R. Martin, por la prosa y el manejo de los conflictos del claroscuro del ser humano, Pregúntale al polvo de John Fante, la obra de Oliverio Girondo y Escrutaba la locura
en busca de la palabra, el verso, la ruta de Charles Bukoski. ¿Qué libros recomendarías? Ahorita puede ser el autor Cormac McCarthy, yo he leído La carretera y Meridianos de sangre. Lo recomiendo por la gran calidad de la prosa y de las historias. Son muy humanas, profundas y son un poco complacientes a un mercado global. ¿Cómo llegaste a estos textos? Por charlas con amigos. Me gusta relacionarme con amigos que escriben, por ejemplo con Eugenio Partida, Rafael Medina, Ramiro Aguirre, Raúl Bañuelos. Entonces, a partir de ellos que están más empapados por su labor, sale a la plática y de manera natural, agarras un libro y vas conociendo el producto de ellos, de su trabajo. V
María Teresa Pérez Profesora 39 años En Gandhi
¿Qué compró el día de hoy? Varios libros sobre el acompañamiento, coaching, todo lo que tiene que ver con ayudar al otro y también a uno mismo, para acompañar a los demás, desde el área de educación, que es donde yo trabajo. Me interesa mucho esa parte. ¿Qué libros son? Curación emocional de David Servan-Schreiber, Coaching para vivir de Michael Neenan y Windy Dryden, Coaching para quienes viven con TDHA de María del Carmen Carballo y Disciplina emocional de Charles Manz. ¿Cómo decide las compras de sus libros? Todos estos libros me los reco-
Juan Ramón González Psicólogo En Gandhi
¿Qué libro compró hoy? El actor en el centro de la escena de Silvina Díaz, de la editorial Corregidor. No la conozco, pero estoy interesado en el teatro. ¿Por qué compró este libro? Vengo frecuentemente y soy psicólogo y también hago teatro, por eso vengo a ver qué hay. ¿En qué basa las compras de sus libros? Soy psicoanalista, entonces ya tengo un corte de lo que compro casi todo el tiempo y en lo que toca al teatro estoy apenas
miriam pulido
mendaron, estuve pidiendo información para el trabajo que estoy haciendo y que alguien me pudiera ayudar. ¿Qué tan frecuente asiste a una librería a comprar libros? Como no vivo aquí, vivo en Ciudad Obregón, no tengo mucha oportunidad de venir frecuentemente, y la verdad allá hay mucha pobreza sobre actualidad o buenos libros, o son muy caros o no hay. Cuando ando fuera, aprovecho para comprar muchos, cuando viajo, que es cada tres meses me gusta pasar por Gandhi en el aeropuerto. ¿Cuántos libros lee al año? No te sabría decir el número. V
miriam pulido
experimentando, y sobre todo lo que reflexionamos en mi grupo de teatro, ahí ya tenemos algunos autores preferidos para guiarnos. ¿Qué tan frecuente visita una librería? Una vez por semana. ¿En promedio cuántos libros lee al año? No sé, no podría decir algún número. Estoy leyendo todo el tiempo pero no podría calcular. ¿Qué escritores le gustan? José Saramago. V
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MILENIO
de portada MARIANA HERNÁNDEZ LEÓN
Relámpago La pintura necesariamente es un arte inspirado, aleja del desorden y de convención a la forma que se repite a lo largo de la existencia. Es la intrigante ambigüedad de la imagen lo que de ella atrae. Cae vertical el trazo y la lluvia, relámpago la vida, habilita su espíritu el pintor para agitar el pincel, niño parcial, luz indecisa, fe en lo visible. Revelar la impresión no admite administrar la ejecución. Impaciente, el pintor libra la realidad de la apariencia, articula la plasticidad del lenguaje,
temblor que viene del centro. La gloria del artista es el compromiso, el don, un capital que sabe lo que osa y no conoce su valía. Triunfa la pintura en sí misma, acaricia permanente el sentimiento, mística, sobrevive a sus contradicciones. Incontrastable es el poder del medio para representar la vida en su presente perpetuo, camino lleno de retardos y demoras. Como la poesía, cada palabra que se adhiere es pincelada que altera el todo, suerte del aventurero. El yo es una forma oscura que despierta la necesidad de creación, formas vivas en tanto emisoras de contenido. En el margen, el pincel es pregunta sin cesar, nube transitoria. Los intentos, impedimentos y fracasos constituyen a la postre la expresión en pintura. Se toma lo que alcanza bajo la sensación perenne de hacerlo en contra de sí mismo. Cada crisis formal en su camino transforma al ejecutante, modela. La dificultad, entre otras, radica en sostener toda pincelada, libre e intencionada a la vez. Es de valores exactos la expresión. Se pintan las pasiones cuando se ardió en ellas. Por igual, lo simple e ingenuo suele ser un tesoro, razones éstas que no valen para la pintura. El valor del significado es creación. Una pintura puede sólo verse en el lugar donde se encuentra, y de preferencia sentado. Impresión.
Roberto Rébora. Inmaterial, Taller Ditoria, México, 2011. Página 60
Soy independiente en grado extremo Para Roberto Rébora ganar la Bienal de Pintura Rufino Tamayo ha sido un beso de la fortuna. En 2011 también produjo Inmaterial, libro trazado con poesía en el que, a manera de tratado sui géneris, habla de sus convicciones plásticas entrevista
D Carlos Rosas
ebí pedirle a Roberto Rébora que precisara sobre periodistas y periódicos con los que está inconforme, pero no lo hice al ver el compromiso que se firmaba cuando declaró: “Me gustaría decir leer las palabras que se transcriben en los medios impresos, es desconcertante porque en ningún momento me siento el que responde, es decir, me parece que es el reportero el que habla por mí. He experimentado una incomodidad muy grande con aquello que muestra de mi persona la entrevista en prensa”.
Después, el diálogo fue apasionante en su nuevo taller de la colonia Seattle, en Zapopan, centrados en Inmaterial, libro bello, poético y de gran calado que da cuenta de su oficio: la pintura. Roberto Rébora nació en Guadalajara, el 11 de marzo de 1963. Ha expuesto en Europa y Estados Unidos, por supuesto en la Ciudad de México y en
Guadalajara, además de participar en ferias de arte relevantes, como la española ARCO y la Art Cologne de Alemania. A la par de su pasión plástica y como consecuencia de compartir con amigos la lectura de poesía, funda Taller Ditoria junto con Jorge Jiménez, José Clemente Orozco Farías y Josué Ramírez. En el catálogo de la exposición de Roberto Rébora (2007), en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, se apunta que Taller Ditoria “nace un domingo de febrero de 1994, con la llegada de La Dominga, una sencilla prensa plana de tipos móviles”. Tras 18 años de amoroso trabajo, Ditoria presentó Inmaterial. En 2011 ganas, junto con Emi Winter y Judith Lozano, el premio de la XV Bienal de Pintura Rufino Tamayo, ¿cuáles fueron tus sentimientos? Fue sumamente emocionante. Participé en unas cinco ocasiones en la bienal, siempre mostrando el cuadro en el cual depositaba una ilusión, desde luego se participa en una bienal para ganarla, y en mi caso, un ejercicio extremo porque prácticamente no participo en nada, soy un tipo dedicado a sus talleres, en lo exclusivo. El año pasado tenía un
par de cuadros que por coincidencia afortunada estaban dentro de las reglas que estipula la invitación, la convocatoria, en tamaño, en tiempo de producción; envié uno de esos cuadros y resultó ganador, entonces lo que experimenté fue un beso de la fortuna y eso es muy reconfortante. Descríbenos ese momento. Es un lugar muy secreto porque, contrario a lo que puedan opinar los críticos, la bienal Tamayo, para quienes pintamos, es una tradición de 30 años de gente en activo, los más audaces. En su momento, el peso pesado, mayor, de la pintura mexicana, Germán Venegas, participó con entusiasmo y fue jurado en esta bienal; fue jurado una mujer de una trayectoria muy continua en el arte conceptual, Melanie Smith, que tiene una versión internacional de las prácticas expresivas, que se dan incluso en las redes del arte extra pictórico. Entre casi tres mil participantes, que a ti te den un premio es como si tomaras tu coche en la mañana y te accidentaras a las once; desde luego dices: qué día tan particular, lo que pasa que esto es favorable.
El libro
¿Qué necesidad vital te llevó a realizar Inmaterial? Tan sencillo como el deseo de mostrar mi trabajo, dado que hace ocho años que no expongo individualmente, en la Ciudad de México.
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VISOR
de portada Realizar Inmaterial significó el tiempo y el lugar en el que pudiste plasmar todo tu saber y ambición como editor, escritor y pintor, ¿qué lograste? En ningún momento me considero escritor; con muchísimos esfuerzos logro poner en papel el pensamiento, si es que esto me es dado, lo intenté desde luego; es decir, ordenar frases que me parecían sustanciales en referencia a la experiencia de haber pasado mi vida pintando, tengo 49 años y he pasado mi vida, literalmente pintando, desde los 14. Entonces, en algún lugar significó sentirme identificado con todo aquello que saqué de mis cuadernos, en relación a la experiencia de dedicar tu vida a pintar. Cuando terminas Inmaterial, ¿cómo evaluaste tu propio trabajo? Fue un acto en algún lugar consciente en el momento en que lo escribí, y sí inconsciente en el momento en que lo produje, es decir, porque ya está hecho y en ese momento no tienes ningún juicio crítico para evaluar lo que estás haciendo y pues te la juegas, lanzas una botella al mar, y ya después la respuesta es la que en realidad te ofrece saber qué hiciste. ¿Cuál ha sido la acogida del libro?, ¿lo han sabido leer? He tenido mucho interés de escritores, sobre todo, que es a quienes yo he hecho circular Inmaterial. El libro se ha estado vendiendo en ferias. Pintores cercanos han estado muy interesados en lo que escribí y me parece, que en algún lugar, en lo personal, con Inmaterial legitimo una serie de cambios y contradicciones estilísticas que definen cuál ha sido mi interés plástico a lo largo de los años. En ese sentido, me siento satisfecho de haberlo hecho. Compártenos algún comentario de la presentación que hiciste en Bellas Artes. Erik Castillo habló de Inmaterial como una… ¡pero está mal que yo lo diga! ¿Por qué? Dilo. Habló de Inmaterial como un ejercicio inédito en el contexto editorial mexicano, como la develación de una poética, en donde los cuadros están cargados de signos expresivos que se convierten en una gramática. Y es que todos mis afanes han estado encaminados a ello, para tratar de hacer no cuadros, frases. Mi ideal artístico es que un cuadro obtenga su categoría de signo, como lo han hecho los más grandes autores. Me desvelo por ello. Al dedicar Inmaterial al artesano, ¿a qué personas reconoces, a qué oficios en particular? A todos, y sobre todo con los que tengo el inmenso gusto de participar, que son los cajistas y los impresores de mis talleres, gente que ama el oficio, porque ha sido un contagio. Si se dio Ditoria fue porque el taller ofrece un desvelo, una fascinación por todo lo que sea el trabajo de la materia, entonces, Taller Ditoria es un ejercicio orgánico, matérico por la tipografía móvil, por la impresión manual. Sin embargo Inmaterial fue la primera vez que, por una serie de coincidencias, de que me asomé al extraordinario mundo virtual en el que vivimos, lleva impresiones digitales que hizo el señor Francisco Gómez, aquí en Guadalajara, en Trust Printing, que es una compañía que hace una de las más luminosas reproducciones en imagen que pueda ofrecer la tecnología actual. La asociación entre esas imágenes y la tipografía, de un trabajo que se había cultivado a lo largo de 18 años, todo esto sin que yo lo pensara previamente, se dio en el camino.
Proposiciones de Inmaterial
“El artista con ambiciones de reconocimiento se ve expuesto a jugar un doble papel: incorruptibilidad y guiño al gusto imperante. Fama que disipa el viento”. ¿Cuántos guiños has hecho, a quién? Nunca, ninguno. Entonces, ¿por qué lo sugieres? Porque el mundo actual se vive en los cocteles,
es decir, no que estén exentos de sustancia, de ninguna manera, pero se da una relación que, como todo entre los hombres, tiene que ver con el contacto personal y social, de los acuerdos; yo no pertenezco a ese ámbito y es ahí donde se da este guiño a aquello que está operando, digamos, porque el trabajo, al menos personal, y de infinidad, innúmera, de pintores y artistas de todo tipo, se da lejano de ese guiño que opera en el ambiente. Y es una renuncia, yo he renunciado a esta autopromoción creando mi propia empresa, Taller Ditoria, siendo en el sentido más estricto, un libre empresario, como somos todos los artistas independientes. Soy independiente en grado extremo, en el sentido de que yo tengo un medio de difusión que es la editorial que conduzco, entonces fue un medio que me permitió, desde esa independencia, no mostrar la espalda sino justamente el rostro de lo que he hecho a lo largo del tiempo.
ROBERTO RÉBORA
“El artista que no confirma para sí la certeza de su pericia termina por abandonar, de ahí que los pintores en activo, posean el estímulo de saberse en pos de su ley interior, la herramienta inmaterial, a decir del poeta, para expresarlo idealmente todo”. En ti, ¿cuándo descubres esa ley? ¿Cómo? En La niña precoz, se revela. Porque el gesto que tracé en esos años era memoria, y eso fue el punto cero de la comprensión. Podía estar en el patio que viví, con una línea y eso fue, un momento de revelación, entonces en ese momento el gesto es poseedor de sentido. Insisto, es patio, es morbo, es rabieta o certeza, y esto fue el inicio para mí de ir agregando elementos que permitieranampliar más las herramientas para describir cosas connaturales a la pintura, por ejemplo la atmósfera, la media tarde; una serie de cosas que están más relacionadas con el color, el color siempre es sensación y la línea, ya se dijo, pensamiento. ¿En qué año fue? Eso fue en 1993, tenía 30 años y acababa de regresar de Italia. ¿Ahí está el sentido de tu libro?, ¿esa es tu ley? Es mi pobre rostro, es lo que he podido hacer, traté de ofrecer un recorrido reflexivo sobre la experiencia de pintar cuadros.
“En arte toda influencia atosiga y quema”. ¿Quién te quema? A mí me quemó la mitad de mi vida José Clemente Orozco. Yo liberé a Orozco justamente en La niña precoz, quizá los dibujos más orozquianos, según me han dicho. Desde luego, no coincido con esa visión porque ahí hay una elasticidad que Orozco no tiene y esa fue la diferencia que pude yo implantar, de frente al trazo enérgico y el más lúcido de todos, que es el de José Clemente Orozco en la plástica, sólo comparable al de Picasso; son los pesos pesados del trazo. Cuando hago La niña precoz hay un encuentro con la memoria propia y a partir de ahí yo sentí que fui saliendo de la quemazón que viví durante muchísimos años, casi treinta años, es mucho. Recuerdo tu anécdota, a los 12 años, en el Hospicio Cabañas, cuando con el timbre que llama a los internos, subes la mirada y te encuentras con El hombre. Yo vi manchas, trazos. Fueron tan contundentes… Me enfrió el alma. Me sentí de frente a algo superior. Es decir, el hombre que trazaba con mayor fuerza en su tiempo, que fue José Clemente Orozco, con un puñado de semejantes, que no son tantos. Eras un niño, ¿fue tu primera revelación? Fue una revelación. ¿Una o la primera? Probablemente, desde mi oficio, la primera indudablemente, contundente, inolvidable.
“La inmaterialidad de las ideas adheridas a la forma crean el lenguaje del pintor; imagen fija de su tiempo. Pintura y realidad”.
La moneda
¿Ahora qué ideas modelan tu lenguaje plástico? Recientemente di con un cuadro que abrió una etapa, estoy viviendo una intensidad especial porque siento que abrí una puerta que está generando los primeros cuadros de una veta que es muy extensa y quiero representar la vida cotidiana en el mundo actual.
“Accidente. Hacer un libro no es pintar. Sentido y objeto guardan fidelidad al signo. La forma es acción”. En ese contexto, tus virtudes como editor son claras, pero ¿cuáles han sido tus yerros? No me considero un editor, soy un pintor muy necesitado de pintar, llevo no sin dificultades un ejercicio que ha crecido solo, como el Paricutín, que es Taller Ditoria; lo único que he hecho es hacer los libros con lose señores Jorge Jiménez y Gilberto Moctezuma, y las señoras María Teresa Gerard y Helena Aldana, y todo mi equipocomo de doce personas, con la señorita Alexia Halteman, con Clemente Orozco, el nieto del gran muralista, gran amigo y extraordinario artista. Considero que soy una persona que se siente naturalmente atraída por las soluciones de otros, que mi tarea ha sido reconocer, digamos, ese orden de soluciones que van dictando lo que hemos hecho en Taller Ditoria, que ha formado un lenguaje justamente porque hay una natural convivencia de trabajo colectivo.
Remate
¿Cuál ha sido la lección más dura que has recibido en la vida? El trato con los artistas. En la vida es muy amplio, pero concretamente en el campo de mi profesión, el trato con los artistas, sobre todo con los escritores, no es fácil, es mucho más sencillo el trato con los pintores que con los escritores. ¿Por qué? Porque los escritores guardan para sí una verdad universal y hay una veleidad verdaderamente exasperante, incluso sostengo que las inteligencias más agudas del país, a quienes he hecho libros, son tiranos. Entonces he buscado en todo momento la sustancia de sus textos, dejando a un lado la complejidad de sus personalidades, es decir, reservo para mí el derecho de hacer en libertad mi trabajo editorial, mis cuadros, dado que he tenido la fortuna de ser independiente. No participo de juegos de salón, pagas un precio por ello, me concentro en el trabajo, exclusivamente por gusto. Ese ha sido mi encuentro muy difícil que en algún lugar he asumido, y que bueno, por un lado me mantiene con conversaciones que me interesan mucho, y por otro lado me doy cuenta de la mezquindad con mucha evidencia. ¿Qué ha pasado con tu ánimo provocador, con tu demonio? Es un cabrón con el cual tengo que dialogar, porque hay una parte que conoce las buenas maneras y otra, que la verdad, considera que en esta tierra sólo el placer y la convivencia humanamente de calidad valen la pena ser vividas, y toda esta jerarquización que hacemos de los valores intelectuales en algún lugar es una ceguera intelectual. Es un cabrón al que estoy dándole agua y le acerco su alpiste para que esté tranquilo en lo posible. Trato de sacarlo con los pinceles porque es ahí donde hoy, que siento que soy dueño de mis medios, trazo sin cortapisas. V
VISOR
Teresa correa
Performance, In the Hall of Genocide, 2007
Eugenio Castro
Gómez-Peña y la artista iraní Carmel Kooros en Natural Born Matones, 1997
Entre la espada del narco
y la pared de la migra Autodenominado Sísifo ranchero, líder del colectivo La Pocha Nostra y autor de libros como El Mexterminator. Antropología inversa de un performancero postmexicano y Bitácora del cruce, el artista, residente en Estados Unidos desde 1978, escribe sobre la imposibilidad de regresar a México Guillermo Gómez-Peña
A
los cientos de miles de artistas y escritores latinoamericanos posnacionales que vivimos en Estados Unidos o Europa nos obsesiona la im/posibilidad del regreso. En 2012, sentimos más que nunca la orfandad de dos Estadosnación: el país de origen que nos olvidó por completo y el país anfitrión que nos ve como amenaza a su seguridad nacional y a su precario mercado laboral. Nos alucinan como una suerte de Godzila con sombrero de mariachi. Con la lengua partida y la identidad fragmentada, soñamos en regresar a un país que ya no existe, que ya es otro, o mejor dicho que ya es muchos países, algunos seductoramente míticos, otros peligrosísimamente reales. Los mentados latinos (latinoamericanos posnacionales) constituimos una población flotante bastante ecléctica, un palimpsesto demográfico que incluye varios siglos: primero están los descendientes de los nacidos antes del tratado de Guadalupe-Hidalgo (cuando los estados del sur de Estados Unidos aún le pertenecían a México) y los descendientes de varias olas migratorias del siglo XX (mejor me salto estas explicaciones pues no soy ni historiador ni sociólogo). Luego estamos los recién llegados en las últimas cuatro décadas, desde el 1964 Immigration Act, con nuestras variantes étnicas, culturales, de clase e ideológicas. Unos seguimos con nostalgia las huellas de nuestros antepasados migrantes, otros simplemente respondieron a la invitación del amor y el deseo erótico (causas no reconocidas de la migración); otros más, poco a poco, se fueron dejando abducir por las quimeras del american dream… Así, los autonombrados “chicanos” (mexicoamericanos politizados) en diálogo con exiliados culturales, políticos, laborales e incluso de género, que llegaron de toda Latinoamérica, logramos construirnos una gran nación flotante:
Latino USA, que cuenta con casi 50 millones de ciudadanos fantasmas. Somos el sueño bolivariano —gone wron—. Vivimos distintos matices y grados de aculturamiento, des/ arraigo y mojadez. Forzados a una convivencia extraña e inevitable, compartimos instituciones culturales, educativas y cívicas; vivimos en los mismos vecindarios; frecuentamos los mismos centros culturales y hasta nos reconocemos en la parranda y en los antros de mala muerte donde bailamos un sampleo desquiciado de salsa, cumbia, merengue, norteña y rock and roll. El internet, los medios de comunicación, la literatura y el telefonazo ocasional nos mantienen ligeramente conectados (o más bien, nos crean una ilusión de conexión) tanto con la madre pútrida como con la gran experiencia épica de los latinos en Gringolandia. Somos “la otra Latinoamérica”, el mentado “tercer mundo” incrustado en el “primero”. Somos mecánicos, paleteros, sirvientas, albañiles, cocineros, poetas, artistas, abogados, científicos, activistas, criminales e indigentes. En lo personal tengo parientes en todos estos departamentos, desde la pisca hasta la academia, pasando por la cárcel: Typical mexicans. 2. Debido a la proximidad geográfica, los mexicanos posnacionales que vivimos en Estados Unidos tenemos logísticamente más posibilidades de regresar pero, en realidad, let’s face it, nunca regresamos del todo, y cada año nos resulta más
difícil el regresar para siempre. Para nosotros, “el regreso” siempre será el año entrante que se pospone eternamente, “cuando mejoren las cosas”. ¡Dream on, carnales! Al hablar del regreso, me refiero a una experiencia espiritual y subjetiva: sentimos (¿alucinamos?) que ya no hay lugar para nosotros en el país de origen. Desconocemos su cadencia existencial, sus nuevos usos y costumbres, sus intrincados protocolos burocráticos, los nuevos albures y decires. La frontera que tanto hemos cruzado back and forth parece estrecharse cada día más. Estamos entre la espada del narco y la pared de la migra. De este lado enfrentamos las nuevas leyes racistas de Homeland Security e ICE (Immigration and Costumes Enforcement) que consideran a México como una nación altamente preocupante, a la frontera como la posible entrada de terroristas internacionales y a nuestros paisanos como agentes de caos, violencia y enfermedad. Los artistas nos hemos convertido en los cronistas de la demonización. “Del otro lado”, en nuestras ciudades de origen, opera a sus anchas el crimen organizado, que poco a poco nos ha ido robando el país y ha ido reemplazando nuestro sentimiento de pertenencia poética por el del temor real; un temor que no sólo corrobora la noticia diaria, sino la experiencia personal. Todos conocemos a alguien, hombre o mujer, a veces hasta pariente o amigo cercano,
domingo 22 de julio de 2012 b07
artes cortesía gómez-peña
que ha sido víctima de la violencia: secuestrado, torturado, desaparecido e, incluso, asesinado. Mejor ni llorar. No nos alcanzarían las lágrimas, ni el dinero para asistir a todos los entierros. Regresar, para muchos paisanos, en especial para los oriundos de los territorios “desgobernados” por el narco (Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Tamaulipas, Nuevo León, Jalisco, Veracruz, Michoacán…), implica de plano jugársela. La posibilidad real de ingresar a la lista macabra de los ahora 70 mil muertos de la mentada “guerra contra el narco” que más bien es la guerra de todos contra todos. A pesar de los esfuerzos del presidente Calderón por convencer a sus colegas en otros países de no aceptarnos como asilados políticos, somos cientos de miles los prófugos de la violencia mexicana esparcidos por el mundo. Como artista trashumante que anda de gira permanente, he encontrado mexicanos que huyen de la violencia en lugares tan lejanos como La Gran Canaria, Finlandia, Bélgica, Alaska y Japón, por no mencionar los obvios. Somos la gran diáspora internacional del nuevo siglo. En 2012, la migración a Estados Unidos ha llegado a su punto más bajo en cinco décadas. ¿Por qué? Ambos países, a pesar de su vecindad, miran hacia puntos muy distintos: Estados Unidos está obsesionado con su guerra contra el terror y su crisis financiera interna (de la cual culpan en buena medida al emigrante). México mira también hacia adentro, aterrado ante el espectáculo generalizado y cotidiano de la violencia extrema. Mientras tanto, en la frontera imperan la violencia gore y la indiferencia, el temor y la desconfianza mutuas. Bueno, y también los sonidos de la banda norteña, el rock chicano y la música electrónica. Los artistas y escritores fronterizos hacemos la crónica del desencuentro y la literatura de la violencia. ¿Qué otra?
¿Si decidiera regresar para siempre, a los 56 años, encontraré un lugar propio en un México que ya desconozco? 3. En los últimos dos años he tenido que regresar al DFectuoso con cierta regularidad por razones personales: mi madre de 90 años, mi cordón umbilical con el México profundo y con el viejo barrio de Santa María la Ribera, se me está yendo poco a poco, y con su partida progresiva e inevitable se evapora el país que me vio crecer. Mis espacios sentimentales se siguen vaciando de contenido y forma. Lo único que me queda es recuperarlos a través de mi arte. Se trata de un arte cada vez más extraño y oscuro. Incluso, me sorprende mi falta de humor en este texto, tan poco característico de yours truly. Cuando regreso, lo hago a un país que cada vez entiendo menos. Los nombres de los nuevos políticos, celebridades, atletas, capos y artistas contemporáneos me resultan desconocidos. Los gritos histéricos y la conducta imbécil de la televisión mañanera me resultan intolerables. Por las calles de mis exrumbos en el DF deambulo entre la familiaridad y la extrañeza, entre el pasado y la ciencia ficción, and so does my language… Mi lengua, muy apochada y des-chilanguizada, lucha por articular mi condición de ciudadano a medios chiles, y el proceso de articulación le provoca cierta desconfianza lingüística (y hasta cierta ternura) a la intelectualidad chilanga. Bitácora del cruce, mi último libro publicado en México por el Fondo de Cultura Económica, se ha vendido mejor en el extranjero que en mi país de origen. ¿Why? Comienza en español, se desarrolla en espanglish y termina en inglés y robo-esperanto. Mis amigos, conscientes de mi fragilidad identitaria, hacen todo lo posible por hacerme sentir en casa, pero nunca es suficiente. Mi función con ellos es la de ser informante de realidades políticas y culturales ajenas. Procuro hacerlo con humor chicano (muy distinto al chilango, que cada vez entiendo menos) y siempre buscando puentes de conexión insólita. Nos conectamos cuando estoy allá, pero luego los puentes se vuelven a caer con
Ni Frida ni Diego, 2004
la distancia geográfica y hay que reconstruirlos en la siguiente vuelta. Cuando regreso como artista de performance se multiplican mis dilemas: ¿cómo posicionarme ante el público: como mexicano posnacional en proceso de chicanización, en spanglish y con la carga estética que me dio el movimiento chicano, o como un “artista internacional” que goza de la atención privilegiada del mundo del arte?; ¿asumo un discurso fronterizo a riesgo de ser tratado como “minoría” exótica o mejor me camuflajeo como global? Se trata de una decisión estratégica que me permite el acceso a ciertos mundos y que me niega otros. Lo tengo muy presente... cuando estoy ausente, aunque suene a letra de Juan Gabriel. Me he buscado otras puertas laterales de regreso: por razones políticas me ha interesado regresar más como artista a los otros Méxicos que son emisores de migración (Oaxaca, Puebla, Guanajuato, Nuevo León, etcétera) donde mis ideas encuentran más resonancia, y así participar del gran proyecto de descentralización cultural del país. De hecho, mi tropa se ha construido un espacio conceptual en la fronteriza ciudad de Oaxaca-lifornia a través de una escuela de verano a la que acuden desde 2004 artistas de performance, actores y bailarines de todo el mundo a colaborar con oaxaqueños, nativos y postizos. Desde Oaxaca he podido mirar al país con binoculares, y desde ahí he descubierto otro país. 4. Mi dilema actual es el siguiente: ¿To return or to stay? ¿Si decidiera regresar para siempre, a los 56 años, encontraré un lugar propio en un México que ya desconozco? ¿Habrá lugar para mí y para mi tropa de artistas transterrados? ¿Sabré navegar las complejidades burocráticas de las
nuevas instituciones y mafias culturales? ¿Tendrán acaso interés por mí como un mexicano nacional más que compite por oxígeno y atención? ¿Perderé mi posición estratégica como cronista del otro México o podré continuar siendo cronista del otro México desde el interior? ¿Me pondré al servicio de Sicilia, los Emos, los travestis o los artistas de performance de 5a generación? Tanto mi deseo como mis dudas son compartidas por cientos, miles de artistas postnacionales de este y otros países latinoamericanos flotantes. Busco respuestas y curadores atrevidos. Apuesto fuerte. Voy a construirme un taller de performance en el DF. Con mis escasos ahorros espero desenterrar a los pocos dioses aztecas que aún quedan en el patio trasero de la casona de mi madre y reencontrar la flor azul, aunque ya no huela, tirada en alguna calle del Centro Histérico. Espero compartir esta nueva embajada informal con mucha raza: abrir territorios conceptuales de tertulia binacional con el cuerpo y la palabra, y colaborar con todos aquellos que, aunque lo deseen, no pueden partir. Intentaré armar banda con los desarraigados a priori y los desplazados del interior, con los avecindados (como nos dicen en nuestra casa conceptual allá en Oaxaca), los mentados canochis o chicanos invertidos, los outsiders de un inside cada vez más estrecho y sofocante, la nueva flota chica-langa, pues. Deséenme suerte en esta nueva aventura cultural. Como artista del performance y el lenguaje, este texto es un primer intento por trazar un posible camino de regreso. Parto pues, en mi lowrider conceptual, rumbo al sur imaginario al ritmo de Kinky, Wakal y DJ Lengua. Me pregunto si el México al que quiero regresar, existe. v
08 b domingo 22 de julio de 2012
MILENIO
varia Nancy Spero
especial
El director de Letras Libres
Sheela Na Gig at Home, 1996
Lo que Krauze no puede aceptar
El peor argumento posible
archivo hache
Casta diva
Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com
Q
uizás Enrique Krauze es el intelectual mexicano que más notoriamente ha defendido aquí y en el extranjero la índole “democrática” de la pasada elección. En su artículo “La degradación de la palabra” (Reforma) responde al señalamiento de que sus ideas se deben a su vínculo con Televisa y el régimen. Dice Krauze: “Según esto, nadie piensa de manera autónoma sino siempre en función de intereses materiales. Pero si todo pensamiento está determinado por una adscripción social o económica, no existe el azar, la libertad, la verdad objetiva, las leyes científicas. Se trata de un pensamiento contradictorio porque la perentoria frase de Lenin implica la afirmación de una verdad no relativa. ¿Desde dónde emiten esa Verdad sus detentadores? Desde una supuesta ‘representación’ del pueblo oprimido”. Su alegato es inconvincente no sólo por la ceguera o complicidad de Krauze con una elección visiblemente fraudulenta, sino por su carácter múltiplemente falaz. De entrada, la idea no es de Lenin sino de Marx. Pero discutirla vía Lenin le sirve para connotarla dogma. Luego da un salto lógico y dice que si todo pensamiento es socio-económico, entonces no existe azar, libertad o ciencia. ¿Se puede mejor falacia? Además tergiversa alegando que criticarlo implica que el crítico dice tener la Verdad libre. Al contrario: lo que el
marxismo crítico pide es que todo intelectual reconozca que sus ideas derivan de su posición social, económica, política. Krauze se defiende de una crítica o que no ha leído, o que no ha leído bien o que descarta por no convenir a su postura de derecha que, por cierto, Krauze no acepta. Dice el sociólogo Pierre Bourdieu sobre el tipo de intelectual que en México encarna Krauze: “En contra de la ilusión del ‘intelectual sin vínculos ni raíces’, que es en cierta forma la ideología profesional de los intelectuales, yo señalo que, como detentores del capital cultural, los intelectuales son una fracción (dominada) de la clase dominante y que muchas de sus tomas de posición en la política, por ejemplo, provienen de la ambigüedad de su posición de dominados entre los dominantes”. Esto lo dijo en su célebre entrevista “¿Cómo liberar a los intelectuales libres?”. Al negar el carácter social, ideológico, de sus opiniones y posturas, Krauze recurre al sofisma señalado como típico del intelectual de derecha ¿consciente?, ¿inconsciente?: mientras en todos los demás humanos las ideas son relativas a la circunstancia social de quien las construye, en Krauze la verdad se cree ajena al mundo material. El intelectual-sin-adjetivos no puede reconocer que hablar nunca es neutral. A Krauze le serviría aceptar que lo que dice y omite decir se debe a su puesto político. Todos lo tenemos. Desde ahí somos, pensamos, coexistimos. V
Avelina Lésper
E
n la revista Letras Libres del mes de julio “tres jóvenes intelectuales” hacen un análisis del libro de Mario Vargas Llosa La civilización del espectáculo, entre ellos “una especialista en arte contemporáneo”. Se me cita en el artículo varias veces y mal, como es costumbre en esa revista. Los escasos argumentos de la “especialista” se centran en los lugares comunes de la defensa que hacen del arte contemporáneo o VIP (video, instalación, performance). Si no existe novedad en las obras mucho menos en sus argumentos: que esto ya sucedió en el pasado con los impresionistas y la Academia. Que se les acusa de organizar un complot para sacar al verdadero arte de los museos. Que estas obras son más difíciles que el arte que sí se reconoce como tal. Analicemos. El arte contemporáneo es la Academia. La rebeldía está en decir lo que es evidente a la vista; negar que eso sea arte ocurre desde la marginalidad. Las instituciones, los museos, las escuelas de arte, la crítica, todo está dirigido a oficializar, legitimar y divulgar esas formas sin inteligencia como arte. Hoy no hay discusión, la Academia aplaude furiosamente estas obras, las respalda con retórica, las colma de referencias filosóficas y, además, de todas sus limitaciones hace ejemplos a seguir; cada torpeza intelectual es un canon, cada ocurrencia una ley. Lo más aceptado, alineado y mediatizado, el nuevo arte de las clases dominantes y sus instituciones, es el arte VIP. Por eso es incomprensible el estado de pánico en el que caen cuando son cuestionados. Los que están fuera de la Academia son los pintores, escultores y grabadores; ellos están excluidos de los “salones”. La misma pintura que exiliaron hace cien años de los salones sigue hoy exiliada. Entonces fue por diferencias estéticas y hoy es por una imposición ideológica. Están fuera de la Academia las formas artísticas que son de evidente inteligencia y talento. La Academia no trabaja siguiendo un complot, no lo necesita. No existe un sólo obstáculo, una sola voluntad que cambiar o violentar para imponer sus objetos infra inteligentes en los museos: lo tiene todo a su favor.
Esta situación no se gesta de espaldas al público: se hace de frente, con gran despliegue de medios. Los planes escolares, las convocatorias para ofrecer apoyos, el cambio en los objetivos de los museos, están abocados a no permitir que se exponga lo que no se someta a la manipulación. Este arte no es inaccesible, ni difícil; al contrario, es de una simpleza apabullante. Es una repetición sistemática y obsesiva de la realidad, carente de invención, interpretación y visión crítica. Desde la publicidad, los objetos cotidianos —aun los excrementos—, todo lo que esté al alcance de la mano se coloca en el pedestal del museo. Es la cosa más elemental de ver y de crear. Carece de cualquier tipo de riesgo, fácil de reconocer en la sala porque se protege con una infraestructura poderosísima, que parte desde la curaduría hasta la construcción retórica. Si eso fuera poco, en un siglo de creación se han reciclado descaradamente las mismas ideas y los artistas alcanzan la fama con la replicación de una sola obra. Y para que no quede duda, las instituciones trabajan sin descanso en la “formación de públicos”. El proselitismo ideológico de este “arte libre” es una obsesión académica e institucional. Hay la obligación de ver eso como arte; no ofrece disyuntiva alguna. Este es el arte de las contradicciones: cuestiona al mundo pero no le gusta ser cuestionado; motiva el diálogo pero únicamente con los que le ofrecen halagos; enaltece la zafiedad y la vulgaridad, pero quiere que le hablen con delicadeza; explota las formas más digeridas y prefabricadas pero se promociona como innovador; se jacta de ser crítico pero rechaza que lo vean críticamente; exige la reflexión del espectador, pero si éste duda de la obra es acusado de ignorante; se hace llamar libre y depende de un curador, de un museo y de una estructura burocrática para existir como arte. Tal vez si nuestra sociedad se barbariza aún más, si la inteligencia sigue en franco desprestigio y si la facilidad y la mediocridad dirigen el lenguaje artístico, entonces en eso sí tendría razón la “especialista”: éste sería el mejor arte posible. V