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Dialogando

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Cancionero

Cancionero

invitó a participar nuevamente a los consagrados Jesús Vásquez y el Trío Los Chamas, además de ofrecer la oportunidad a dos exponentes de la nueva generación: desde Cusco, el dúo Los Hermanos Vera, quienes acababan de ganar el premio Circe —entregado por el Círculo de Cronistas de Espectáculo—, y un desconocido cantante de lírica tesitura descubierto por la misma Chabuca en casa de una amiga, Rubén Flórez Pinedo55. La orquestación y dirección del acompañamiento para Jesús Vásquez y Rubén Flórez estuvo a cargo de Manolo Ávalos; los valses María Sueños, El puente de los suspiros y Puño de oro, en la voz de la primera y Cristal, tierra y sonido, Ese arar en el mar y La renuncia, en voz de Flórez. Por su parte, Los Chamas cantaron Bello durmiente, Los augurios de San Juan y Señora y dueña —esta última junto a la propia Chabuca—, mientras que Los Hermanos Vera registraron Zaguán, El gallo Camarón y La torre de marfil. Para esta producción, la portada lució un retrato de la compositora tomado por el fotógrafo chileno Pepe Casals.

DIALOGANDO…

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Casi a finales de 1966, el 13 de noviembre, se celebraron en el Perú nuevas elecciones municipales. En Lima, participaron el ya alcalde, Luis Bedoya, apoyado por la alianza de Acción Popular y Democracia Cristiana; Jorge Grieve, en representación del Apra y la Unión Nacional Odriísta; además de Eduardo Dibós y el Dr. Venegas. Resultó ganador de las elecciones Luis Bedoya, quien participó junto a Grieve en el que sería el primer debate televisado del Perú. En este contexto, Chabuca compuso una suerte de jingles que, en forma de cortas rimas, dan buena cuenta de los eternos problemas de la ciudad —Caos de tránsito, Estacionamiento, Hueco pavimentación, Limpieza, Plebiscito, Subsistencias y Transporte colectivo—, a la vez que exhiben la desaprobación de la autora por el Gobierno edil del momento. Aunque estos se mantuvieron inéditos, vale la pena al menos leer la letra de uno de ellos, Limpieza:

Para ser buen alcalde se necesita ser sabio de la cabeza y no un sabido de argucia.

¿Permitirás seguir sucia a voluntad de un sabido? Engañada, escarnecida, ¿vas a tolerar la astucia?

55. Padre del tenor peruano Juan Diego Flórez.

Su voz se oía fuerte y su nombre crecía. 1967 sería un gran año para la internacionalización de la artista. Después del estreno, el 16 de marzo, de Mi secretaria está loca... loca... loca —película argentina del director Alberto Du Bois filmada en Lima, en la que participa Chabuca haciendo de sí misma y cantando su María Sueños— y de un homenaje en abril en el Festival de Acho, salió de viaje para emprender una gira por el estado de California, Estados Unidos, en donde recibió la Palma de Oro otorgada por la Fundación Kennedy, por su destacada actuación en el Festival Internacional de la Canción en Hollywood. En este viaje, ofreció una serie de conciertos que incluyeron presentaciones en el famoso Hollywood Bowl y la grandiosa San Francisco War Memorial Opera House, además del Hilton Hotel de esta ciudad y en el de Beverly Hills. Regresó en mayo y en junio volvió a partir, esta vez a Argentina, para participar en un festival de Mar del Plata. Regresó a Lima, y apenas comenzaba una nueva temporada de conciertos en octubre, esta vez en el restaurante Piselli de Pueblo Libre, viajó a Brasil para participar como jurado del II Festival Internacional da Canção en Río de Janeiro, que tuvo como ganadores en esa edición a Chico Buarque como compositor y a Milton Nascimento como intérprete, ni más ni menos. En noviembre, partió hacia Cartagena para ser jurado del XV Concurso Nacional de Belleza de Colombia. El año cierra con el estreno de la película Bromas S. A., el 28 de diciembre, en México D. F. —actualmente, Ciudad de México—. Filmada tres años atrás, en 1964, la cinta fue dirigida por Alberto Mariscal, producida por Antonio Matouk y protagonizada por Gloria Marín y Mauricio Garcés, con música original de Sergio Guerrero y canciones de Armando Manzanero, entre otros (IMDb, 2019g). Pero fue también en 1967 cuando se diagnosticó a Chabuca angina de pecho (El Comercio, 2001c, p. 6), mal que condicionaría el deterioro de su salud en los próximos años.

Con la confianza en su arte y en su persona, se embarcó en 1968 en un nuevo proyecto discográfico; solo que, esta vez, su verbo se encarnaría en su propia voz. La idea original para el disco habría nacido una noche en el Canela Fina, cuando Augusto Sarria Salas, gerente general de Industrias Eléctricas y Musicales Peruanas S. A. —más conocida por sus siglas: Iempsa—, «extasiado por el espectáculo que brindaban Chabuca y Óscar, decidió llevarlo tal cual al disco» (Serrano Castrillón, 1994, p. 194). Así nació Dialogando…, que lejos estuvo de buscar repetir el espectáculo en vivo: se trataba de un disco con un concepto claro, que proponía un diálogo que sostenían cantante y guitarrista, con el suficiente espacio para que hable cada voz.

Desde 1957, Óscar Avilés se desempeñaba como director artístico de Iempsa, sello que se había caracterizado por impulsar la modernidad en sus producciones. Así, de la mano de Víctor Reyes Malqui, joven guitarrista e ingeniero de sonido que acababa de ingresar al sello (Serrano Castrillón, 1994, p. 194), los tres artistas llevaron a cabo el ambicioso proyecto, que incluía nueve valses y una marinera: Bello durmiente, Camarón, Herida oscura, Arequepay, María Sueños, Pobre voz, Puño de

Chabuca Granda, por Mariano Soyer.

Chabuca en la pachamanca ofrecida en la casa de Victoria Angulo por el lanzamiento de Dialogando..., julio de 1968. Junto a la artista está Alejandro Miró Quesada y en la foto de la derecha, ambos con la dueña de casa. Victoria Angulo rodeada de su familia y de Chabuca Granda. 1968

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