1 minute read
El tránsito de su voz
EL TRÁNSITO DE SU VOZ
Despréndete la tierra, corazón, sal a la luz y al viento [...]. —Chabuca Granda, La torre de marfil, 1963.
Advertisement
Dos empresas enmarcaron la producción de Chabuca Granda durante la década de 1960. La primera, su más ambicioso proyecto artístico hasta ese momento: la composición de la obra de teatro musical Limeñísima. Estrenada en 1961, más allá de la historia que se cuenta en dicho libreto, sus diálogos y monólogos fueron la excusa perfecta para que nuestra autora y compositora visitara nuevos territorios de la canción, tanto en sus aspectos literarios como en los musicales, que promovieron la trascendencia de algunas de sus piezas más allá de las tablas. La segunda fue en 1969, cuando, a propósito del matrimonio de su hija Teresa, compuso Chabuca la primera misa criolla del Perú. La ocasión nuevamente fue perfecta para explorar otros ritmos de la costa que había conocido durante Limeñísima, escogidos todos con el mayor de los aciertos para cada una de las partes de la ceremonia religiosa.
Pero, entre ambos proyectos, afloraría su original y madura voz en un periodo de transición de sus primeras obras a un nuevo arte, más íntimo, profundo y reflexivo. Aunque todavía pueden situarse estas piezas dentro del género del vals limeño, acusan ya una mayor complejidad armónica que quiere escapar del canon criollo típico.
Es trascendental la grabación de Dialogando... en 1968. El disco juntó lo mejor de su anterior repertorio y de las nuevas canciones, para poner perfecto punto final a esta fértil etapa artística, que dejaría atrás en su inagotable carrera por reinventarse. Así, este disco, en el que presentaba sus composiciones y su voz junto con la virtuosa guitarra del maestro Óscar Avilés, supuso, además, un uso conceptual de la tecnología estereofónica que desplazaba entre sus dos canales la voz de