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Coplas, marineras, zamacuecas y tonderos

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Cancionero

Cancionero

COPLAS, MARINERAS, ZAMACUECAS Y TONDEROS

[...] zamacueca, zamacueca, de mi ventana cerrada que da la vuelta a la nada [...]. —Chabuca Granda, Una larga noche, 1977.

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Desde su primera canción, Lima de veras, que incluye una estrofa final a manera de guiño a la tradicional marinera limeña, Chabuca Granda prestó especial interés a nuestro género nacional17 . Pero, antes que plegarse a este como celosa guardiana de su sistematizada forma contrapuntística, lo hizo nuestra artista con la gracia, curiosidad y libertad que siempre ostentó. En seguida, justo antes de componer La flor de la canela, escribió un aire de marinera limeña por mayor, Tun, tun... abre la puerta, y no tardaría luego en probar con nuevas creaciones que, a ritmo de marinera, tondero y hasta zamacueca, se debían todas a la copla.

Esta forma llegó a América junto con la poesía popular española de los siglos XVI y XVII, durante el Virreinato. Orientada tradicionalmente al «reflejo inmediato del entorno», la copla está conformada, por lo general, de cuatro versos de «arte menor»18, y su principal característica es el laconismo (Kofman, 2013, pp. 66-67). Su rico repertorio le significó, junto con la seguidilla19 , la eterna recurrencia de artistas bohemios y callejeros en las lúdicas ocasiones musicales que convocaban sus memorias e ingenios, desde el fandango en México y el joropo en Venezuela hasta nuestras jaranas en los Barrios Altos.

17. Similar recurso utilizaría en José Antonio, Señora y dueña y El gallo Camarón, composiciones que presentan secciones específicas en ritmo de marinera. 18. Es decir, de menos de ocho sílabas, aunque también existen las de «arte mayor» con versos de 12 sílabas. 19. Estrofa compuesta por cuatro versos, dos heptasílabos libres y dos pentasílabos intercalados de rima asonante.

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