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CAPÍTULO XIII LA CIVILIZACIÓN MUNDIAL DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
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EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
1. La Recreación de la Ciencia y la Tecnología
El nuevo siglo ha recibido muchas denominaciones con la finalidad de otorgarle un adjetivo que lo identifique por la novedad de su existencia en la nueva época. Aceptando la veracidad de todos los calificativos, creo que en razón de que la nueva época ha convertido a la realidad en imaginación de manera dominante e inspiradora como base material, ha transformado el futuro en un extenso y variado presente, por lo que el nombre más apto e idóneo pareciera ser: ¡El siglo del futuro presente!
En estas circunstancias, se impone reflexionar con Schumpeter sobre la exigencia de “la aplicación productiva de nuevas ideas”245 en el quehacer propio del nuevo espíritu civilizatorio.
Todo se recrea hoy. Todas las luchas y los ideales de la transformación no se trasladan ni trascienden al mañana: en el fragor de la guerra la necesidad de seguir viviendo, no admite reposo ni repliegue, sino estar en posición de máxima alerta y siempre listo para continuar y preparar la próxima estrategia con sus correspondientes herramientas de tácticas. Esta tensión demanda una movilidad permanente como el universo y los latidos del corazón, con las diferencias de que el universo y el corazón tienen un ritmo óptimo permanente, rutinario, mientras que el ritmo cosmopolita de la posmodernidad se caracteriza por el frenesí desbocado sin atención a reglas ni barreras. Constituye una demencia progresiva multiforme, deslineal y de desplazamientos inestables. El equilibrio descansa en las habilidades del hombre cultural integral.
“Los tiempos actuales están marcados por la vorágine, la convergencia, la intensidad y la simultaneidad de numerosos fenómenos”246
Sin embargo, estas condiciones no son nuevas, forman una prolongada serie de cambios que principian con el momento indeterminado, mas cierto, cuando el hombre comienza a acumular y almacenar bienes para su uso y cultiva formas embrionarias de adoptar o transformar recursos de la naturaleza para procurar utilidad y bienestar.
Curiosidades, reflexiones, prácticas y deseos mejores permiten la creación de técnicas que nacen de aquellos pensamientos, filosofías, acciones y hechos.
Así, “en la historia de la humanidad han acaecido, en secuencia durante prolongados períodos, edades/revoluciones de piedra, fuego, hierro, bronce, arado, molinos, pólvora, imprenta, navegaciones/”descubrimientos”, vapor, electricidad y química (hasta finales del siglo XIX).”247
En el siglo XX, aparece un periodo “que parece ser la era/revolución simultánea del automóvil, los hidrocarburos, nuclear, electrónica, espacial, informática, telecomunicaciones, biogenética:…” 248
Hoy, los cambios acurren con naturalidad por la aceptación de su llegada y existencia como un fenómeno ordinario.
La creación como la innovación domina la vida que se desenvuelve en un ambiente caracterizado por la metamorfosis, la virtualidad y lo artificial.
Se acepta como algo propio de la rutina. “Se reconoce que la transformación productiva se centra en forma creciente en la flexible capacidad de articular actividades hasta ahora muy poco vinculadas entre sí, creando redes de cooperación horizontales y verticales que permiten hacer de la innovación –tecnología, productiva, institucional, cultural– un fenómeno distribuido, polifacético, sistémico. Se asume en forma progresiva que la innovación no se decide ni se concentra en ningún punto particular, sino que surge en muy diversos ámbitos; no tiene una modalidad o protagonista únicos, depende de las relaciones de cada actor con muchos otros.” 249
El empeño que motiva e impulsa la mente creativa del hombre frente a su entorno, es dominado por una “genérica finalidad: ahorrar molestias, ayudarnos a pasarlo bien.”250
245 Sylvia Nasar. La Gran Búsqueda. Una historia de la economía. Random House Mondadori, SAS, Colombia, 2012, p. 218 246 Eduardo Martínez (editor). Ciencia, Tecnología y Desarrollo: Interrelaciones Teóricas y metodológicas. Editorial Nueva Sociedad, Caracas, Venezuela, 1994, p.7 247 Ibídem 248 Ibídem 249 Eduardo Martínez (editor). Op. cit., p. 9 250 Pieter Coll. Op. cit., p. 11
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
Pese al encuentro con tropiezos, el espíritu de conservación en un ámbito de comodidad, “reaparece a cada instante, fértil y optimista.”251
El inventor, creador y científico de todas las épocas padece de la mística vocación de “la paciencia y la habilidad… el azar colabora con él.”252
“Por lo pronto, la criatura que hoy se autodenomina “hombre” inaugura su situación “aparte” dentro de la escala zoológica en el preciso momento en que empieza a producir sus propios medios materiales de existencia –o de subsistencia. Y luego, ya todo ha consistido en ir aumentando la ventaja: ventaja respecto de la naturaleza, que, hostil o pasiva, ha de ser dominada y explotada. Llámese “civilización” o “progreso”, tal es el móvil específico de la aventura de nuestra especie: lograr un dispositivo cada vez mayor de comodidades.”253
La complejidad que ha construido la evolución de la ciencia y la tecnología coloca a la humanidad ante la disyuntiva de crecer aumentando su saber para lograr los conocimientos necesarios que mantengan el impulso y la comprensión de la era profundamente tecnocientífica en que vivimos o, de lo contrario, caer en parálisis que sepultaría el avance logrado en siglos de luchas para alcanzar una vida mejor.
El esfuerzo tendiente a superar los conocimientos adquiridos no constituye una opción: es un deber, si queremos prevalecer conservando y mejorando las conquistas alcanzadas. La toma de conciencia de este deber se impone, ya que es lo esencial del sistema, que acusa dificultades en la preparación científica y tecnológica en los centros del saber, con tal gravedad al extremo de que “nunca antes en la historia ha estado la humanidad tan mal preparada para las nuevas oportunidades, dificultades y riesgos tecnológicos y económicos que se ven en el horizonte.”254
Lo anterior es fundamental, ya que en esta época del conocimiento, la improvisación es una amenaza, pues, en este mundo, al igual que al comienzo de la creatividad técnica del hombre y más en la posmodernidad “el azar –como dijo Pasteur– favorece solo a la mente que está preparada.”255
2. Lo Que Vivimos Hoy
Lo que vivimos hoy son cambios que, por su ritmo, profundidad y extensión tienen carácter “exponencial”.
“Los descubrimientos científicos y las innovaciones tecnológicas parecen venir por oleadas”256, no son “graduales” como en el pasado ni padecen de interrupciones o pausas que representan “discontinuidades” ni son “lineales”.
El ímpetu de la ciencia y la tecnología actual responde a las exigencias para atender los requerimientos “auspiciados por fuerzas políticas, sencillas y económicas que aceleran, o detienen, la evolución de ideas y las innovaciones.” 257
El panorama impregnado de frenesí por lo nuevo y diferente ha motivado el aumento de la tasa de innovación y de progreso de cierto grupo de tecnologías […] en donde el avance se autorrefuerza. La conectividad creada en el mundo, gracias a la aceleración tecnológica, permite combinar y recombinar ideas, tecnologías existentes e innovaciones entre sí. Está sugiriendo una dinámica cada vez más compleja e interdependiente a nivel global entre las distintas ramas de investigación e innovación.” 258
La intensidad de los cambios científicos y tecnológicos giran en un escenario de mera utilidad economicista, pues son determinantes en todo el conjunto de la sociedad; sin embargo, “la mayoría de los países, corporaciones y organismos internacionales no parecen conocer, entender, aceptar y estar dispuestos a responder a la profundidad de estos cambios, retos e implicaciones.”259
251 Pieter Coll. Op. cit., p. 12 252 Pieter Coll. Op. cit., p. 13 253 Pieter Coll. Op. cit., p. 10 254 Jeremy Rifkin. El siglo de la biotecnología. Ediciones Paidós Ibérica, S.A., España, 2009, p. 23 255 T.S. Ashton. Op. cit., p. 40 256 José Ramón López –Portillo Romano. La Gran transición –Retos y oportunidades del cambio tecnológico exponencial. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 2018, p. 57 257 José Ramón López –Portillo Romano. Op. cit., p. 58 258 José Ramón López –Portillo Romano. Op. cit., p. 60 259 José Ramón López –Portillo Romano. Op. cit., p. 430
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-