![](https://assets.isu.pub/document-structure/220112164524-a1d20b9e8115ac557a899cd17ac0903b/v1/8f6f9fd86db659a826b09c7184413f84.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
6 minute read
CAPÍTULO XII LAS REVOLUCIONES INDUSTRIALES
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
![](https://assets.isu.pub/document-structure/220112164524-a1d20b9e8115ac557a899cd17ac0903b/v1/199826ed86fcce95eef1befd21087783.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Advertisement
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
1. Nociones
Los cambios de la Revolución Industrial “no fueron tan solo “industriales”, sino también sociales e intelectuales.”234 Se debe anotar que los cambios no sucedieron en el período determinado como el inicio y fin de la primera llama de la revolución industrial (1760-1830), pues los cambios pronunciados en este lapso son el resultado de lentos y pequeños hechos que fueron consolidando un movimiento técnico y económico que levantaron vuelo relevante en la fecha que se bautiza como el inicio de la “revolución industrial.” No detectar el movimiento transformador conlleva al análisis parcial e incompleto del proceso que con frecuencia no es percibido por los estudiosos, que omiten elementos esenciales que forjan el presente al “omitir el factor esencial de continuidad.”235
Las manifestaciones transformadoras no son espontáneas. Surgen, generalmente, de manera imperceptible, sumergidas en múltiples circunstancias que luego aparecen expresadas desde el fondo de sus vibraciones acumuladas. De ahí que para comprender el éxito o fracaso de un acontecimiento, el examen debe comprender el amplio abanico de su desenvolvimiento, cuestión que se logra incluyendo “el fenómeno anterior al que debemos volver los ojos.” 236
Ese cotejo con el pasado permitirá reflexionar sobre la ruptura y continuidad. Así, “el temprano desarrollo técnico no supuso una completa ruptura con el pasado. Por el contrario, se había apoderado, apropiado y asimilado las innovaciones técnicas de otras culturas, algunas muy antiguas, y las estructuras de la industria estaban elaboradas según el patrón mismo dominante de la vida.”237
“La revolución industrial significó también una revolución de ideas”238 en todos los ámbitos de la vida de aquel entonces, caracterizada por una nueva forma de pensar, que fue creando diversas manifestaciones que le dieron expresión revolucionaria a la época.
La historia humana se construye sobre el afán del hombre de imponerse a las adversidades para prevalecer y mejorar. Este esfuerzo ascendente se distingue por las reiteradas evidencias de progreso para alcanzar mejores condiciones de vida.
El reloj de la historia nos ayuda a deshojar los boscosos senderos recorridos, para descubrir las huellas de las pisadas que sellaron hechos e interpretaciones.
El transcurso del tiempo inmerso en el cambio continuo del avance de la ciencia y la tecnología revela momentos memorables que constituyen épocas de referencias para identificar hechos relevantes que reciben como fe de bautismo el instante de su alumbramiento.
En atención a lo señalado, estos hechos singulares reciben la denominación de “revolución”, por el profundo cambio que representaron.
2. La Revolución Industrial
El desarrollo de estos grandes acontecimientos se resume a continuación: la fase preliminar o introducción de la cuarta revolución industrial “comenzó a principios de este siglo y se basa en la revolución digital. Se caracteriza por un internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por la inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina.”239
Está predominando una asombrosa fantasía que identifica la revolución tecnológica sobrecargada por el increíble amanecer de la cuarta revolución industrial, que no “solo consiste en máquinas y sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio.” 240
234 T.S. Ashton. Op. cit., p. 28 235 Ibídem 236 T.S. Ashton. Op. cit., p. 37 237 Lewis Mumford. Op. cit., p. 173 238 T.S. Ashton. Op. cit., p. 48 239 Klaus Schwab. Op. cit., p. 20 240 Klaus Schwab. Op. cit., p. 21
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
Una simple mirada a nuestro entorno evoca imágenes y hechos que expresan novedades diferentes en segundos que se distinguen de otras recién estrenadas en fechas recientes. El cambio opera en el caos de la posmodernidad.
Prevalece la cultura del cambio, lo inesperado, que causa el problema de seleccionar lo útil y necesario teniendo en mira que mañana lo esencial para hoy pudiera convertirse en un estorbo por la súbita llegada de su antigüedad.
Esta dinámica es propia de la época heredera de la proyección del hombre en sus primarias manifestaciones que marcan el inicio de su “ser” racional.
3. Breves Señalamientos sobre las Revoluciones Industriales: Primera, Segunda y Tercera
“La primera revolución industrial abarcó desde aproximadamente 1760 hasta más o menos 1840. Desencadenada por la construcción del ferrocarril y la invención del motor de vapor, marcó el comienzo de la producción mecánica. La segunda revolución industrial, entre finales del siglo XIX y principios del XX, hizo posible la producción en masa fermentada por el advenimiento de la electricidad y la cadena de montaje. La tercera revolución industrial se inició en la década de 1960. Generalmente se la conoce como la revolución digital o del ordenador, porque fue catalizada por el desarrollo de los semiconductores, la computación mediante servidores tipo <<mainframe>> (en los años sesenta), la informática personal (década de 1970 y 1980) e internet (décadas de 1990).
Habida cuenta de las diversas definiciones y argumentos académicos utilizados para describir las tres primeras revoluciones industriales, creo que hoy estamos en los albores de una cuarta revolución industrial.”241
4. La Cuarta Revolución Industrial
Aspectos sobresalientes del inicio de esta cuarta revolución industrial se observan en: “las tecnologías digitales que en su núcleo poseen hardware para computación, software y redes que no son nuevas, pero, a diferencia de la tercera revolución industrial, son cada vez más sofisticadas e integradas y están, de resultas de ello, transformando las sociedades y la economía mundial. Esta es la razón por la que los profesores Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), hicieron famosa la referencia a este período como <<la segunda era de las máquinas>>, título de su libro de 2014, al afirmar que el mundo está en un punto de inflexión en que el efecto de estas tecnologías digitales se manifestará con <<toda su fuerza>> a través de la automatización y la creación de cosas <<sin precedentes>>. 242
Las modalidades de esta, hasta ahora, última expresión de la Revolución Industrial inicial, se enmarcan en un panorama de múltiples revoluciones, operando al unísono en un tiempo y espacio simultáneamente.
“La cuarta revolución industrial, no obstante, no solo consiste en máquinas y sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio. Al mismo tiempo, se producen oleadas de más avances en ámbitos que van desde la secuenciación genética hasta la nanotecnología, y de las energías renovables a la computación cuántica. Es la función de estas tecnologías y su interacción a través de los dominios físicos, digitales y biológicos lo que hace que la cuarta revolución industrial sea fundamentalmente diferente a las anteriores.” 243
241 Klaus Schwab. Op. cit., p. 20 242 Klaus Schwab. Op. cit. pp. 20-21 243 Klaus Schwab. Op. cit. p. 21
EL HOMO SAPIENS -DE LA CURIOSIDAD CREADORA A LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA-
Caracterizada por la velocidad de las creaciones e innovaciones, la cuarta revolución industrial, que apenas experimenta el inicio del proceso de su fecundación, alerta y asombra pensar en los efectos de su gestación y alumbramiento. Su incursión a plenitud en el mundo seguramente impondrá “el poder inestable del desorden” en la sociedad, que, paradójicamente, estará dirigido a mejorar nuestras vidas, ante las siempre nuevas necesidades y exigencias vivenciales propias de los tiempos. En este sentido, el hombre posmoderno poseerá la cultura para disfrutar del mundo de Julio Verne a plenitud.
Esta revolución supera en cobertura, funcionalidad y velocidad creadora e innovación inéditas y sorprendentes.
“En esta revolución, las tecnologías emergentes y la innovación de base extendida se están difundiendo mucho más rápido y más ampliamente que en las anteriores revoluciones, todavía en desarrollo en algunas partes del mundo. La segunda revolución industrial todavía debe ser plenamente experimental por el 17 por ciento de la población mundial, pues casi 1.300 millones de personas carecen de acceso a la electricidad. Esto también es válido para la tercera revolución industrial, con más de la mitad de la población mundial, 4.000 millones de personas, es decir, la mayoría del mundo en desarrollo, sin acceso a internet. El huso (el sello de la primera revolución industrial) tardó casi 120 años en difundirse fuera de Europa. Por el contrario, internet permeó todo el mundo en menos de una década.”244
244 Klaus Schwab. Op. cit., p. 22