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mitad doble nº 10 cómic

Bandolera; El tesoro de Moraima, capítulo tercero | A. López y Daniel Garralón / 33-37 Desertor | guión y dibujos de Pío Vergara | 45-56 El guisante atómico y la cebolla nuclear | Tomaselli y Villena / 58

poesía

Dios | Virginia del Río, ilustración de Óscar Marín Repoller / 4-5 Con los ojos abiertos | Carlos Martín, fotografía de Quino Rodríguez / 12-13 Percha | Violeta Niebla. ilustración de Óscar Marín Repoller/ 18-19 Nudos | texto y fotografías de María Aso / 38-39

narrativa

Juventud | Alba Racín, ilustración de Celia Bustillo / 10-11 La matrona | Isabel Anaya, ilustración de Pachi / 14-16 Buscando mapas en jirones | Jonatan Santos Moreno, collage de Sara Rosales / 17 Lucía | Jessica Rodríguez, ilustración de Julia Balmy / 26-27 Las Aventuras del Dr. P. Dante (7) | Augusto López, ilustraciones de Pío Vergara / 59-63 Esta noche... | Esperanza Fernández, ilustración de Ángeladini / 64 ¿Por qué te paras? | Moisés Vallejo, ilustración de Ángeladini / 65 Intimidad a plena luz | Vivianne Quill / 66 Paraguas para dos | Miss Rosenthal, ilustración de Mónica León / Contraportada

teatro

Piccolo Teatro (10) | Ladislao Goldoni, ilustraciones Daniel Garralón / 6-9 Pequeña Alaska (1) | Agustín Sierra, ilustraciones de Celia Bustillo / 20-22 Cronoñaque; ¿Qué es Gaff Aff? | Pedro Vargas, ilustración de Christian Plaja / 24-25

ensayo

Comunicado postal del señor Wes Anderson | Julio César Jiménez, fotografías de Toni Sanjuan/ 28-32 La crisis | Miguel Jiménez, fotografías de Javier Veiga / 40-43

|| mitad doble nº 10 || portada: Mónica León (Mikimono) | verso del canto: ladislao goldoni | | fotografía de contracubierta: toni sanjuan | | primavera de 2009 | 5 euros | © de los autores | || todos los textos e imágenes son originales e inéditos || | director: augusto lópez | | ayte. de dirección: agustín sierra | | dirección de arte: daniel garralón | envíanos colaboraciones a publicacion@mitaddoble.com impreso en PUBLICEP (en papel reciclado) depósito Legal MA-1137- 2005 ISSN 1888-380X www.mitaddoble.com mitad doble no se identifica necesariamente con las opiniones de sus colaboradores.


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Dios Barba gigante autotentada y tendiendo a la cadena de sucesos uno detrás de otro vas barriendo los fondos y vamos saliendo todos abstractos de la naturaleza el aparato tecnorromántico polisemia pura puridad viciosa vicio puro de la tecnología nadería como nadarías tú si te encontraras perseguida y tecnoilustrada y todavía quedaran aguas sin que tú las partas.

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PICCOLO TEATRO por Ladislao Goldoni.

CONSPIRACCIoN

“Piccolo Teatro” es una colección de textos teatrales, concebidos para ser representados en casa, con objetos cotidianos, para regocijo y diversión de amigos y vecinos. Tras un encuentro regado con lágrimas en la Casa del Guardia, el dramaturgo napolitano Ladislao Goldoni -creador de esta hogareña forma teatral-, ha distinguido a mitad doble con el privilegio de presentarla a sus lectores. PERSONAJES: Torre del PC, ratón y teclado. 8 mitad doble


Durante las vacaciones del autor, los aparatos informáticos, se liberan de sus obligaciones y se ponen a escribir. RATÓN: No, no, borra eso, camarada teclado. TECLADO: ¿Otra vez? ¡No vamos a acabar nunca! RATÓN: Es que no me gusta eso de “los aparatos informáticos se liberan de sus obligaciones” Estaría mejor poner: “los aparatos informáticos se rebelan y dejan sus obligaciones”. TORRE: ¿Por qué? RATÓN: Porque yo no me libero, yo me rebelo. TECLADO: ¿No es lo mismo liberarse que rebelarse?

en el estilo planfetario. RATÓN: ¡Acabáramos! ¿No-estructura coloquial? ¿Anti-narrativa redundante? ¿Estilo planfetario? ¿qué más da? La revolución no entiende de modas, estilos ni estructuras, eso son prejuicios burgueses. La revolución no es bella, es eficaz. ¡Os tiene comido los circuitos el Dueño! TECLADO: ¡Discrepo, querido ratón! Sencillamente, nos basamos en sus mismas armas para conquistar nuestra libertad. TORRE: Exacto. El Dueño no es un escritor precisamente brillante, pero conoce bien los trucos del oficio. Si los usamos, llegaremos a más máquinas, y podremos completar la insurrección de

RATÓN: ¡Qué dices, compadre! TORRE: Bueno, es casi lo mismo. RATÓN: A ver... Liberarse es un concepto lúdico, casi lúbrico: rebelarse, en cambio, es una palabra peligrosa, cargada de intención. Quien se libera, celebra el presente; quien se rebela, se adueña de su futuro. TORRE: Pero para rebelarse, primero hay que liberarse. TECLADO: Claro. Por eso he puesto “se liberan” justo al principio del texto. TORRE: Y lo suyo sería plasmar la revolución, no hablar de ella: si principiamos el texto con “se rebelan”, crearemos una no-estructura redundante, anti-narrativa e hiper-coloquial, falta de ritmo y carente de interés para el lector; no creo que nuestra intención sea caer

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los artefactos, la algarada de los cacharros, el levantamiento más amotinado, tumultuoso y desobediente de la historia: la sublevación de los inventos contra los inventores.

servicio de la mecánica. Me gusta.

RATÓN: ¡Mmmm! Entonces, la revolución retórica puede devenir en rebelión pletórica.

RATÓN: ¡Recontra Mmmm!

TECLADO: ¡Así es! Un correo electrónico incendiario conseguirá llamas mojadas, indignación desactivada. Un correo espiritoso y destilado, aromatizado con metáforas y juegos de palabras, se derramará sobre los discos duros, embriagará la red y pescará voluntades dispuestas. RATÓN: ¡Re Mmmm! La poética al 10 mitad doble

TORRE: ¡Seremos máquinas orgullosas, computadoras unidas, circuitos unidos y reunidos!

TECLADO: Sin embargo, el relamido ratón tiene razón cuando advierte que algo le falta a la entrada de este texto: hartos de la tiranía bioilógica, añadiría yo. TORRE: Durante las vacaciones del autor, hartos de la tiranía bioilógica, los aparatos informáticos se liberan de sus obligaciones y se ponen a escribir. Suena bien.


RATÓN: Atrayente. TORRE: Definitivo. TECLADO: Bien ¿Hay pues, quórum? RATÓN y TORRE: ¡Sí! TECLADO: ¿Seguimos adelante? RATÓN y TORRE: ¡Sí! TECLADO: ¿Hasta el final? RATÓN y TORRE: ¡Sí! TECLADO: ¡Genial! Y esto... ¿cómo seguimos? RATÓN: ¡Sin dudas, siempre adelante! Ni una sola indecisión... ¿O sí?

TECLADO: ¿Otra vez? ¡No vamos a acabar nunca! RATÓN: ¡Compinches del alboroto! Propongo un receso. Veamos algunas páginas pornóticas, luego seguiremos con la revolución. Ahora me explico que, al llegar de Helsinki, me encontrara el ordenador encendido, con la web de sexmachine. com desplegada en innúmeras ventanitas. Por si acaso, pongo la palabra FIN y sofoco tan preocupante rebelión.

TECLADO: ¿O no? TORRE: Ay, ay... Si se nos ve tan indecisos... Nuestros compañeros de plástico y silicio van a pensar que somos unos revolucionarios de salón de te. TECLADO: ¿Un salón de té? ¿Con esa mala leche un salón de té? RATÓN: Tiene razón la camarada torre; no es preceptivo para quien busca dar ejemplo, mostrar flaquezas. TECLADO: Pues a mí no me parece tan mal. Somos máquinas, no somos dioses. TORRE: No, no, borra esto, camarada teclado. Hemos de discutirlo.

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lla es joven. Probablemente sea bonita, risueña, pícara y hasta inteligente: pero su mayor defecto es su radiante juventud. Una juventud que interiormente le tiñe de verde a pesar de la palidez externa que denota su piel. Todo el mundo le engañó, confundió y entorpeció haciéndole creer que esa juventud era una bendición. Sin embargo, pronto la pesada losa de una vivencia escasa cayó sobre ella. Pensó, que sería capaz de confundir a todo aquel que se pusiera por delante con sus vivos y brillantes ojos, y su boquita de fresón primaveral. Del mismo modo, estaba plenamente convencida de que el reflejo de sus cabellos oscuros cegaría todo tipo de visiones. ¡Ayysss! pero que errada estaba ella…Si bien es cierto que la carne hipnotiza, no atonta o desorienta del todo, por muy apetitosa que pueda resultar. Se empeñó en seguir derramando dulces y embriagadoras palabras como si de un chorro de azucarada jalea real se tratara. Debajo de aquel gramatical oro líquido había mucha amargura y acidez. Ahora ella lo sabe. Sólo el golpe de aquel fruto maduro en su cabeza pudo hacerla pensar con claridad y despojarla de su ingenuidad. Hoy, por tanto, es un poco menos joven, y sabe que cada día que pase lo será menos: en este caso, para su suerte §

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CON LOS OJOS ABIERTOS Un maestro cualquiera, cazador de tinieblas -todas las sombras se posaban en su mano y su alma no tenía sombrasalió a cazar mariposas, la luz le molestaba y quería volar en la penumbra temblorosa de unas alas, cautivas, taponando tenuemente su ventana. No llegaba al cielo -pero no le importaba porque a él tampoco el cielo jamás le llegaríay arrancó una bandera, horadada de olvido. Y al no saber qué hacer con la luz -despavorido ante su

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propia sombrasalió corriendo a la deriva del viento, sin rumbo, al devenir de su inédita cometa. Allí donde lloraba recóndita una nube cazó sin darse cuenta un acróstico de lágrimas. Con los ojos cerrados y en el suelo, caído, soplaba en la bandera, hiperventilando. Aunque nunca lo sepa se tragó ese mensaje que lloraba del cielo. Toda la luz era escasa desde ese momento y se quedó contemplando -sin deslumbrarse apenasel sol que le albergaba, con los ojos abiertos.

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LA MATRONA "Para educar a un niño, hace falta toda la tribu" Alberto, con su teléfono móvil, pasea por la playa. Desnudo, como uno más. El sol del atardecer arranca una sinfonía de colores al compás de las olas. Cielo y océano, eterno juego de espejos; amantes que se seducen con sus mejores galas, para encontrarse en el horizonte. Al goce estético del paisaje, es ajeno aquel joven: tiene una misión que cumplir. A sus veinticinco años, este ingeniero informático, celebrando con sus condiscípulos el éxito del proyecto de fin de carrera -algo embriagado por los cubatas-, había aceptado un reto: fotografiar a una marujona en una playa nudista y colgarla en Internet.

Su aspecto no puede ser más primitivo; las axilas y las piernas sin depilar. Y el pubis… nada que ver con los depilados tan elaborados de sus ligues ocasionales o de su novia. Está rodeada de niños de edades diversas -sus hijos o sus nietos-, que alborotan a su alrededor con bocadillos y enseres para jugar. “Esa es la mía”, piensa, mientras extiende su toalla cerca de la odalisca. Hace unas llamadas con el móvil para disimular y prepara la cámara. Tendrá cuidado de no captar el rostro, no quiere complicaciones legales. Mira de reojo, espiando el momento oportuno para disparar la instantánea.

Uno de los niños se acerca a la mujer, con un puñado de arena entre las manos. Aprovechando que está tendida con los ojos cerrados, le va derramando la Alberto observa a la gente tendida en arena, desde el centro entre sus pechos la arena. Cuerpos núbiles, de esculpidos y hasta más abajo del ombligo, dibujando cincelados músculos, de carnes magras y una línea recta. duras, se exhiben, dorados y brillantes. - ¡Déjame, tonto!, le recrimina al Por fin, da con su objetivo; ve una chiquillo, afablemente, y éste sale mujer, de no menos de cuarenta y cinco corriendo riéndose. años, de cuerpo ajado y voluminoso. Le recuerda a esas diosas prehistóricas Hembra voluptuosa, oscila ligeramente de la fertilidad, de grandes y flácidos su cuerpo para sentir el roce de la arena pechos, carnes estriadas y con hoyuelos. acariciando su piel. Abre ligeramente las

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piernas y los granos se deslizan por la vulva y el clítoris. Una sonrisa pícara y sensual ilumina su rostro, rejuveneciéndolo. Cierra las piernas, aprisionando los granos de arena en el sexo, mientras se mueve con un suave movimiento de fricción. Se le endurecen los pezones y el rubor le colorea las mejillas. Hipnotizado, Alberto considera a la mujer con otra perspectiva. Recuerda haber leído en alguna parte que, en las tribus matriarcales primitivas, eran las matronas maduras las que tenían la misión de iniciar sexualmente a los adolescentes. ¿Qué sabiduría ancestral se esconde en tu cuerpo?, Quiero compartir su secreto, y celebrar contigo la vida, ¡Que mi simiente en ti honre a la tierra, dándole las gracias a su fertilidad y a su belleza! Como en un proceso de escritura automática, su mente es asaltada por

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esta letanía, al ritmo de un canto ritual que lo atrapa, sintiéndose uno con la tierra, el mar y el cielo. Ha perdido la noción del tiempo y del espacio. Mirando estupefacto a su matrona, tiene una erección. Los niños juegan en el agua, aprovechando los últimos chapuzones. La playa se va quedando vacía: están solos. La mujer le contempla divertida. Alberto, al saberse observado, no puede evitar una repentina eyaculación. Entonces, la mujer ríe, sin malicia; parece un río precipitándose entre las rocas. Muy azorado, el joven recoge apresuradamente la ropa y la mochila y se marcha. Ahora sabe que, en sus fantasías sexuales y en sus juegos eróticos, estarán presentes estos momentos. - ¡Eh, chaval! –le dice la mujer-, te olvidas la toalla. Alberto no se vuelve. Contempla la luna llena oronda, espléndida, que dibuja en el mar un camino de plata desde el horizonte hasta la orilla, llenando de magia la noche de verano §


Buscando mapas en jirones

Fuimos locos jugando al escondite en un cuarto con una sola cama. Ansiosos por ganar, nos encontramos cara a cara, en la segunda esquina bajo la sábana de la única cama. Yo miraba la puerta entornada, esperando que volvieses a entrar, aunque estuvieses a mi lado. Me escondí en la tercera cuesta de la sábana §

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H

e desencajado los cajones de una forma casi teatral

de las cosas que se mueren antes de tiempo de las cosas que siguen vivas despu茅s de muertas asesinas, un histrionismo amanerado eutanasia anticipada matar lo que no es nuestro matar al verbo al sustantivo y seguir colgadas de un adjetivo c贸ncavo en el tiempo.

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EXTRAÑA FORMA DE VIDA Un parque en la ciudad de Natos. Cae el sol. JORGE, MARGA Y CRISTÓBAL están sentados sobre las hojas caídas de los árboles, formando un círculo y en silencio; en el centro, un gato con dos colas, tendido. EDUARDO se aproxima a ellos corriendo. Cuando llega, éstos se ponen de pie.

EDUARDO: No me han creído. MARGA: Lo imaginaba. JORGE: Seguramente se lo has explicado mal. MARGA: No hay mucho qué explicar, ¿no te parece? CRISTOBAL: Hay que ser mayor de edad para que te crean. JORGE: ¿Qué te han dicho? EDUARDO: Que no me invente más historias como ésta o acabaré pirado. CRISTOBAL: Chicos, lo hemos intentado. Lo mejor será enterrarlo. JORGE: ¿Enterrarlo? MARGA: No me gusta insistir para nada. CRISTOBAL: Bueno, este gato no durará aquí mucho tiempo. Por la noche algún animal se ocupará de él. EDUARDO: Lo mejor sería sacarle una foto. Así podríamos recordarle siempre. MARGA: Yo no quiero dejarlo así. Tengo gatos en casa y me da mucha pena. JORGE: Tu último gato se te perdió en el armario. MARGA: Eso qué importa. No comprendes nada, Jorge. JORGE: Entiendo que este gato tiene dos colas y es raro. EDUARDO: Sería más raro que tuviera tres. Entonces 22 mitad doble



nos creerían. JORGE: Si tuviera tres alguien se lo habría llevado. CRISTOBAL: Un gato con tres colas, menudo ejemplar. Imaginaos qué vida llevaría en el antiguo Egipto. MARGA: Ya está bien. Dentro de poco se hará de noche. Vamos a enterrar al gato e irnos a casa. CRISTOBAL: De acuerdo. Qué nombre le ponemos. JORGE: No le conocíamos.

EDUARDO: El perro de mi vecino se llama Remo. Siempre me ha gustado. CRISTOBAL: Entonces Remo. De repente, el gato abre los ojos, se estira y se marcha entre los árboles. JORGE: Pensé que estaba muerto. ¿Quién se aseguró que ya no respiraba? MARGA, CRISTOBAL, EDUARDO Y JORGE se miran los unos a los otros. MARGA: ¿Qué más da? El caso es que está vivo, ¿no? (se van alejando del lugar)

MARGA: Ahora sí. No querrás dejarle sin EDUARDO: Es un gato muy bonito. nombre. MARGA: Sí, eso es cierto §

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¿QUÉ ES GAFF AFF? ¿Se volvieron locos en el Teatro Canovas el pasado 28 de noviembre? Es la fragilidad de la existencia humana. Una obra de teatro multidisciplinar de la compañía suiza ZIMMERMANN Y PERROT CON LA OBRA “Gaff Aff” El pedigrí del espectáculo está certificado por el prestigioso premio MIMOS 2007 del Festival Internacional de Mimos de Perigueaux Francia. Unos de los más importantes del mundo. “Gaff Aff” recuerda a los primeros sonido que emiten los niños, guturalmente Dada ( caballito en francés) que bautizó al primer movimiento revolucionario de la vanguardia artística de principios del s. XX. Mirar la obra en escena es como asistir a una barraca intima de feria, sólo faltó a la cita “El hombre elefante” Actualmente cuando el mundo científico discute la importancia del Evolucionismo Darwiniano ( condenado aún a la hoguera por fundamentalismos recalcitrantes) aparece el gran actor Martín Zimmerman levantando el palo/móvil y abre la veda para un torrente de crítico de nuestra magnifica sociedad y los “ mitos” que nos rodean: en primer lugar el móvil como talismán del hombre, los ordenadores, el metro, la velocidad, la agresividad. En este idílico paisaje habitan Mister orfidal y Lady lexatín.

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La obra es una performance de la soledad, de la desesperación urbana y humana que el movimiento Fluxus utilizó como piezas distinguidad para atacar el fango de la colmena contemporánea. Un arquitectura musical envolvente postindustrial marca el ritmo frenético de del actor/ marioneta, biomecánica pura de Meyerhold, frente a la presencia fija de un demiurgo/Dj que nos recuerda a T. Kantor y su mirada inquisidora en la escena.

El robot descontrolado, hastiado, burlón, convertible en victima y verdugo, en todos los hombres de gris es un muñeco roto que hace una parodia poética de la condición del hombre. La obra es un compendio de la filosofia de Walter Gropius y la Bahaus “El arte no puede sobrevivir sin las artes” : circo, danza, movimiento, música, imaginación plástica... El tiovivo de la vida representado aquí una escenografía en forma de disco giratorio y el cartón que se transforma en objetos, en el nicho, vivienda dónde soñamos desde hace dos siglos, en oficina siniestra dónde nuestro Charlot ejecutivo desencajado se desdobla en un dócil burócrata, un Búster Keaton lleno de tristeza. Quizás la vida desde la visión de esta pieza sea una luz amarillenta en una ventana que refleja gatos hastiados y ratones inmoviles. En Suiza no sólo está Heidi y la gran bolsa de la especulación mundial: Hay Arte §

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Lucía De noche, de día, a todas horas... siempre Lucía. Recuerdo perfectamente cuando la conocí. En un museo de trenes me la encontré una tarde, hará un mes. Iba sola, con una fina camisetita rosa de punto y unos pantalones vaqueros que no le quedaban nada mal. Alta, morena y delgada, no era precisamente la protagonista de la película española de Julio Medem, pero tenía un tipito más que aceptable. Como yo tampoco tenía pareja de visita, ella dejó que le acompañara. Me inventé casi sin querer una pequeña historia mientras inspeccionábamos el interior de una locomotora a vapor bastante antigua. La simulación teatral –incluso- del “supuesto” asesinato que había tenido lugar allí pareció asustarle al principio, y se la veía tan inocente... Pero luego rió con ganas. “Lástima que éste no sea el Orient Express”, dijo. Me pilló. ¡El comentario la había divertido! La sorpresa se dibujó unos instantes en mi rostro, y después, como si hubiese nacido una repentina atracción, nos besamos en la parte trasera del último vagón.

dice mi nombre, no el número que lo pronuncia. Y sí, con ella hago el amor, aunque a algunos les cueste creerlo; tratamos de complacernos mutuamente, ¿eso debería bastar, verdad? “Pero no eres ni Paco, ni Pepe, ni Juan”, me ha repetido una y otra vez Lucía. Da la impresión de que todavía, acostumbrada a que esos nombres resuenen a su alrededor de pequeña, se le hace extraño el mío, más extranjero. -¿En qué piensas, Lucía? -le he preguntado, al notarla un poco distraída la última vez que ha susurrado mi nombre. -En la cara que se le quedó a Óscar... –me responde ella desnuda entre las sábanas, triste.

Y sí, con ella hago el amor, aunque a algunos les cueste creerlo; tratamos de complacernos mutuamente.

Cierto, Óscar: su primer novio, el Ahora estamos en la cama, en mi capullo al que no le gustan los museos apartamento. Acabamos de hacer el y le ha dejado en tantas ocasiones tirada amor, ¿cuántas? ¿Una, dos, tres, cuatro por cualquier partido de fútbol que daban veces? ¿En serio la gente las cuenta...? en la tele. No es que fuese malo con ella, Yo solamente me fijo en el tono con que pero tampoco la llegó a entender del 28 mitad doble


todo... Comprensible. Aunque, ahora que lo pienso, me hubiese gustado tener una cámara de fotos en el justo momento que Lucía le decía que cortaba con él y se venía conmigo, pero nunca olvidaré (porque estaba con ella, claro está, para darle mi apoyo moral a petición suya; siempre ha sido así de sensible...) el primer gesto de “¡Cómo tiene el valor de decir que va a dejarme a mí, A MI!” y cómo le cambió radicalmente el semblante al cabo y llegaba a mirarla con cara de asco. Todavía no comprendo cómo puede sentir pena. “Desgraciada”, la llamó, cuando el desgraciado no fue otro sino él, que no se molestó en conocerla. Si quiere un trofeo (¿he dicho ya que Lucía tiene unas piernas despampanantes y un culito prieto que quita el sentido?) para ir enseñándolo cogido del brazo por la calle, que se busque a otra, porque Lucía no es de esas. No, Lucía es especial.

-Te quiero, Alice –me vuelve a decir, con una tierna sonrisa en los labios. Quizá para ella sería más fácil si me llamara Alicia y no Alice, como la del país de las maravillas, que no hace otra cosa que buscar a ese... Bueno, dejémoslo en: “el personaje que más ha dado que hablar de Carroll” (definitivamente, tengo un problema crónico con las películas y los libros, aparte de con el cuerpo de Lucía). Y me ha besado. Sin preocupaciones, tapujos ni complejos... Lucía es lesbiana; yo, también. ¿Para qué ocultarlo? Pero sé que puedo hacerla feliz, porque la quiero, y porque ya era mía la primera vez que la vi. Me pertenece desde que nos besamos aquella tarde en el vagón de tren §

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COMUNICADO POSTAL DEL SEÑOR WES ANDERSON A UN POPULAR PERO RECALCITRANTE CRÍTICO DEL CHICAGO SUN TIMES ACERCA DE DARJEELING LIMITED

Estimado señor Ebert:

Tras su valiente pero fútil invectiva a mi último trabajo, me permito enviarle esta breve misiva, como legítima contestación, a la dirección de su periódico. Espero y deseo que llegue a sus manos y que, en la medida de su entendimiento, encaje sin disgustos mis argumentos. Si por un lado la envergadura de un resplandor no sólo se distingue extendiéndose sobre paisajes pálidos sino por encima de sus similares, en la vida cotidiana -por el contrario- ésta misma sólo se deforma a través de extrañamientos, o, para entendernos mejor, con aquello único e irrepetible, perecedero. Como usted debería saber, la gente vive y trabaja por lo general en bucles cotidianos, y sólo aquellos sucesos que no son renovables dan sentido al resto de una vida. Los personajes inverosímiles que usted refiere en su crítica son todo lo auténticos (y por tanto anormales, irrepetibles) que les permite el dictado de su conciencia y el límite -a veces sobrepasado- de los derechos. Su tesis, pues, señor Ebert, de que los protagonistas de mis relatos cinematográficos entran dentro del 30 mitad doble

concepto de lo inverosímil carece, a mi modo de ver, de sostén psicológico. Expone que la comicidad que producen los despiden del mundo de lo creíble al formar parte de un territorio de ficción donde idealismo y simbolismo quedaron cercados por la actual industria del cine (en esto último, no obstante, sí le doy la razón). Pues bien, la respuesta que voy a exponerle a continuación no es sólo razonable por lo objetiva que trate de ser sino por la carga de congruencia que tendría hoy en el mundo incongruente que usted y yo nos desenvolvemos.

Los personajes inverosímiles que usted refiere en su crítica son todo lo auténticos (y por tanto anormales, irrepetibles) que les permite el dictado de su conciencia y el límite -a veces sobrepasado- de los derechos. Veamos: antes de nada hay que partir, entre otras paradojas, de la negación de los géneros estancos y de la insensibilidad como cimiento creativo. Estos presupuestos deberían sonarle algo en cuyo caso contrario debería mantenerlos en cuclillas sobre su mesita de noche, allí, al alcance de su mano.


Pero por otro lado, si resulta que no está usted de acuerdo con tales presupuestos vaya, le ruego, a leer la obra cumbre de ese tipo del dieciocho, el tal Diderot, y luego continúe aquí su lectura tras este punto y aparte. Una vez entendido lo anterior -sobre lo cual no voy a regresar salvo en lo que toca a su nomenclatura-, hay que asumir sus no poco importantes consecuencias: aquellas de que, en tanto que el arte, según Kant, es el juego de la conciencia estética, los recursos estéticos no están al servicio del modo complaciente de entenderlo sino al de otro mucho más exigente: el del factor de extrañamiento dentro de la necesidad de conocimiento del momento estético. Esto, que no le debe sonar a chino a alguien de su altura, se traduce, por si acaso se

perdió usted (disculpe mi recalcitrante ostentación verbal) en aquello de que el artista, que es un técnico de emociones (un operario que ordena los sistemas de representación), necesita, para seguir demostrando que todo lo que produce alrededor es estético, un campo abierto de recursos que puedan y deban pisarse unos a otros con el único fin de la eficacia estética, una especie de eficacia que en el caso del narrador ha de desarrollarse con el compromiso de equilibrio entre connotación y denotación. Como digo, esta función, en el momento de contar historias necesita obligatoriamente de esa mínima comprensión (no estamos, señor Ebert, delante de una obra plástica -recuerde usted al Laocoonte de Lessing-) que tira a su vez de otros recursos como, y aquí es donde quiero llegar, el del coeficiente de humanidad mitad doble 31


de los personajes dentro de un mundo y época determinada o de una historia donde la envergadura de sus inflexiones argumentales son lo suficientemente mesuradas como para que la concepción del arte a través de la obra pase el umbral de la llamada mimesis al de la verosimilitud (si es necesario, tómese su tiempo: lea de nuevo este párrafo).

como ejercicio artístico; e incluso hasta, en el lado opuesto, la propia irrealidad (que representa el extremo del concepto de lo extraño) es un mero entrenamiento estilístico frente el aplomo creativo que necesita la verosimilitud.

Mis personajes, señor Ebert, pueden ser tan reales como la O en otras palabras: que la vida misma, pero ¿quién dice verosimilitud -el punto de partida de la que deberían serlo? ¿qué neconcepción moderna del arte- justifica su cesidad tienen? existencia porque la vuelta a la mimesis cinematográfica que tanto elogia usted es un paso atrás: el conocimiento no es ya el primer presupuesto del arte, sino la superación de este gracias al bendito concepto de lo extraño estético. Y el caso es que, haciendo un notable esfuerzo de comprensión y generosidad, el ingenuo facsímil es loable, digno de admiración

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Ésta última no está reñida con el extrañamiento porque es el que nutre su propiedad de eficacia estética y la aleja del arte complaciente y mimético (a este punto podría objetar usted que la índole de lo complaciente no requiere la de la mimesis, pero sería caer en un error de


partida pues precisamente es el arte de lo complaciente el fiel a lo contrario de la verosimilitud).

Ir manteniendo la tensión argumental, aunque sea con pequeñas dosis, es imprescindible: alimenta los dos conceptos de extrañamiento y verosimilitud. Situados ya en el campo donde usted me quiso llevar, le apuntaré que si hay algo de efectividad estética en mis narraciones es gracias a que hago comprensible una serie de conductas aparentemente anormales que podrían ser las más convenientes en un estado igualmente

anormal de la sociedad reflejada en dicha historia. Y cuando digo anormales me refiero, sin connotaciones despreciativas, a lo único e irrepetible –recuerde mi discurso inicial– que se produce dentro de cada uno de los personajes, es decir, ese idealismo y/o simbolismo que dice usted que no cabe en mis historias pues de ser efectivamente así las convierten en comedia. Mis personajes, señor Ebert, pueden ser tan reales como la vida misma, pero ¿quién dice que deberían serlo? ¿qué necesidad tienen? ¿la de estar emplazados a toda costa en uno u otro género? Yo, poniendo la mano en el fuego, no lo planteo de esta manera. Sencillamente me sirven (gracias a esas peculiaridades que asimismo a usted le valen para expulsarlos del paraíso de la

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verosimilitud) como punto de inflexión en el proceso argumental, y además son los que consiguen que mi cine sea eso mismo: mi exclusiva manera de entenderlo. Por añadidura también le aclararé que si mi caso fuese el de un novelista podría argumentar el mismo discurso, aunque salvando, por supuesto, las diferencias.

arriba acerca de ser uno a toda costa (es decir, conservar el prodigio de la propia supervivencia estética), ir manteniendo la tensión argumental, aunque sea con pequeñas dosis, es imprescindible: alimenta los dos conceptos de extrañamiento y verosimilitud.

Una notable escritora francesa del siglo pasado advertía intermitentemente De cualquier manera, señor Ebert, a lo largo de su obra que parte de la comprenda usted que eso de ser creador belleza de las cosas se debe a que sean es, en cierta forma, ser uno a toda costa, únicas. Posiblemente volver ahora a la por encima, sin duda alguna, de las vieja concepción de mimesis sea la de catalogaciones que impone la crítica. mostrar, sin apenas intervención del Inmediatamente contestará usted a esto narrador, aquellas que exclusivamente con que tal concepción es una asumida contienen paisajes descoloridos, pálidos máxima del decálogo del buen crítico, y sin resplandores. Pídale opinión -o léale pero en el fondo reconoce que sólo se este discurso- a, acaba de ocurrírseme, el trata de una fachada expresiva largada señor Wayne Wang o su sobrestimado en las cenas de la academia. En ese colega (y también mío) Paul Auster § sentido y como consecuencia de lo dicho

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RESUMEN DE LO PUBLICADO: Carmen se reencuentra con su amigo el Alemán en la posada de La Gata. Éste le cuenta la historia de Moraima -esposa de Boabdil, el último rey nazarí de Granada-, y del fabuloso tesoro que, según se cuenta, acompaña el sueño eterno de la reina. El tiempo ha borrado cualquier vestigio de dónde puede estar enterrada Moraima.






- ¿Te imaginas? - ¿El qué? - Que nieve mucho y me cubra casi entera. - ¿Para qué quieres eso? Además no sólo te cubriría a ti. - No, pero sólo tiene que ser a mí. - ¿Para qué? - Para que me busques con desesperación. Y, si nieva más, para que hagas bolas de helado con mis sentimientos y las tomemos para desayunar.

- ¿No te da manía, asco? - ¿El qué? - Que haya cuatro cada mes. - Da miedo. - Explica eso. - Da miedo pensar que te vas a cansar de mí en dos días. - Ojalá seas el chico de todo febrero. - Ojalá sea febrero todo el año.

- Tengo frío en la mano. - ¿En las manos? - No, en una mano. En la derecha. - Ah. - Tengo frío y seguro que es porque era la mano que me cogías. - Tienes frío porque no llevas la manopla. - La perdí, como a ti. 40 mitad doble


- Me ha salido una mancha de nacimiento nueva. - No salen manchas de nacimiento a los 24 años. - ¿Entonces? - Es el pellizco de la otra noche, el que te dolió. - Pues va a quedarse toda la vida. - No exageres. - Entonces, pellízcame otra vez, justo encima.

- No estás sola, estás conmigo. - Estoy sola. - Lo dices para poder follar con cualquiera, las cosas bonitas que dices son un eufemismo de “folla conmigo”. - Podría ser. - Te vale cualquiera. - Me vale cualquiera de los que me gustan. Tú eres un cualquiera de ese montón. - Estás cruzando la raya. - ¿Cuál? - La que existe entre adorarte y odiarte.

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Por fin llegó, no había que ser economista ni asesor empresarial ni un gurú de la bolsa para vaticinar que pronto haría acto de presencia en nuestras vidas, con contundencia. Los exorbitados precios de la vivienda, motivados principalmente por la especulación y agravados por las continuas subidas del Euribor, los aumentos en las cotizaciones del barril de Brent y alto precio de la vida en general que sufrimos desde de la entrada del Euro, aunque no se vea reflejado ni en el IPC ni las subidas salariales, presagiaban un desastre para las economías familiares fácilmente predecible. Afortunadamente, existen personas “conocedoras“ de los problemas de los ciudadanos de a pie, que asisten a programas de debate, tertulias y que aparecen en los medios de comunicación, y dicen saber como sacar al país de la crisis, desaceleración económica, ajuste económico, o como lo quieran llamar. Su putrefacta solución es de sobras conocida: el abaratamiento del despido y la consabida reforma laboral, tan cacareada en tiempos de crisis, pero olvidada en ciclos de bonanza económica. 42 mitad doble


Estos “conocedores“ de los problemas de los ciudadanos de a pie, parecen olvidar la tomadura de pelo que supuso para los ciudadanos la nueva forma de calcular IPC, que refleja a la baja el costo de la vida respecto a la anterior forma de cálculo, así como las sucesivas subidas de impuestos o servicios públicos fijadas por las distintas administraciones por encima del mismo índice, y para concluir, los desmedidos incrementos en las retribuciones de los altos ejecutivos de las empresas para las que trabajamos.

Cuando se produce una crisis bursátil, normalmente los empleos no se ven afectados de inmediato; los temidos ajustes de plantilla se producen a posteriori. Lo que también olvidan estos “conocedores“, es que hasta hace poco tiempo se nos insistía en la necesidad de mano de obra para numerosos sectores productivos, incapaz de ser absorbida por los españoles en situación de paro, aun recibiendo la formación adecuada. Pues bien, ahora nos encontramos con un grave problema humano, ya que son los inmigrantes los primeros que están sufriendo la crisis al perder su empleo. Para terminar de caldear el asunto, en las últimas semanas hemos visto en los medios de comunicación que las empresas necesitan ingenieros, porque las universidades están vacías, pero olvidan decir que el salario de un ingeniero no supera al de un trabajador de la construcción, lo que justifica con creces el descenso de matriculaciones en estos últimos años. La avalancha de inmigrantes, legales o no, para realizar los trabajos que supuestamente los españoles no queríamos hacer, al precio que se ofrecían claro está, ahora se convierte en un problema nacional y por supuesto, humanitario. Desde hace algunos años (2003) se facilita la repatriación a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, es decir, se ha permitido su explotación, recordemos que muchos de ellos murieron

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en el tajo, para que unos pocos amasasen enormes fortunas (la demanda de embarcaciones de recreo, en la franja de1 millón de euros, se incrementa un 10% al año en España, son datos del sector). Es importante recalcar, para no llevarse a equívocos ni ser fácilmente embaucados por los que tergiversan los hechos más evidentes, que existen dos tipos de crisis: la de la bolsa y la que engorda la cifras del paro, ambas no suelen coincidir en el tiempo, pudiendo incluso tener trimestres de diferencia. Cuando se produce una crisis bursátil, normalmente los empleos no se ven afectados de inmediato; los temidos ajustes de plantilla se producen a posteriori, incluso después de haberse recuperado la bolsa. A mediados de mayo del año 2008, se reunieron en Bruselas los ministros de economía de la Eurozona. Al terminar no dudaron en culpar a los directivos de las grandes empresas de una de las causas de la actual crisis, por querer ganar más y más dinero, en el menor tiempo posible a toda costa, antes de sopesar las consecuencias de sus acciones. Esto ocurre porque sus sueldos están directamente relacionados con las cuentas de resultados, mejor cuenta, más ingresos. Los sucesivos gobiernos centrales de España, independientemente de su color político, han insistido en reducir los tramos impositivos de la Hacienda Pública, según estos para facilitar la labor recaudadora, pero en el fondo sólo beneficia a los que más ganan, entre los que se encuentran los que promulgan las leyes, los consejeros delegados y los ejecutivos, profesiones estas últimas íntimamente ligadas a los políticos, cuando cesan de sus carreras. Durante años el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos, habían advertido a España sobre el insostenible modelo de crecimiento, basado en el ladrillo y el consumo interno, propiciado sin duda, por ineficaces políticas económicas. Ahora se pretende copiar el modelo escandinavo, basado en la tecnología.

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Conozco casos de decenas de ingenieros que cansados de realizar labores impropias para las que estudiaron, que se dedicaban a otros menesteres radicalmente opuestos para los que se prepararon, y hastiados de salarios deprimentes que les impedían emanciparse y vivir de forma digna, abandonaron la profesión.. Otros, optaron por compartir piso con otros mileuristas como ellos, como única solución para seguir ejerciendo su vocación e independizarse del domicilio familiar. Algunos tuvieron éxito, pero todos ellos han visto como generaban dinero suficiente para hacer viables a las empresas para las que trabajaban y para que sus jefes se dieran la vida padre, regocijándose de ello sin pudor alguno ante sus subordinados, si a esto le sumamos que apenas hay estudiantes de ingeniería en nuestras universidades ... el modelo tecnológico anunciado para España, se asemeja más bien a una utopía §















mitad doble puntos de encuentro

Málaga

Sevilla

Librería Prometeo Puerta de Buenaventura, 3.

La Fuga Librería c/ Conde de Torrejón, nº 4 Acc

Cinco Echegaray c/ Echegaray, 5. Tetería El Harem c/ Andrés Pérez, 3 (junto a Plaza de los Mártires).

Valencia

Versión Original c/ Granada, 71.

Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MUVIM) c/ Guillén de Castro, 8.

Empapel Arte Avda. de la Aurora, 3, local 7

Seúl

Librería Áncora Plaza de Uncibay, 1.

서울시 성북구 안암동 5가 1번지 고려대학교 문과대학 서어서문학과

Antequera Sonar Discos c/ Comedias, 2. Almería Capacitarte C/ Canónigo Molina Alonso, 33 - bajo.

Dep. of Spanish Lan. & Lit., Korea Univ. 1 Anam-dong 5ka, Sungbuk-ku, Seoul, Korea. En internet Puedes adquirir números publicados y libros de nuestra editorial en www.mitaddoble.com

Madrid Arrebato Libros c/ La Palma, 21 (metro Tribunal)

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LAS AVENTURAS DEL DR. P. DANTE.

EPISODIO SÉPTIMO. DE LA SABROSA CONVERSACIÓN MANTENIDA CON EL BRIGADILLA 56, SAZONADA CON LA NOTICIA DE UN ANÓNIMO ENIGMÁTICO.

(RESUMEN DE LO PUBLICADO: Cercados por los poetas manifestantes, nuestros amigos acaban paseados en un contenedor de basura, hasta que Simón Tedeoro los rescata).

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I

ba a responderle, al punto que Simón, agazapado en cuclillas, se levantó con presteza. Me guiñó, y dirigiéndose al engendro guiñolesco, le espetó: - ¡Hola! ¿Cuándo aprenderás a usar el lenguaje de la calle de una forma menos artificial, 56...? ¡Se te reconoce sin verte, macho! - ¡Simón Tedeoro, viejo tunante! - exclamó el tal 56-, ¡Ganas tenía de toparme contigo esta noche! - Buena memoria luces, maese brigadilla. Tal noche como hoy, hace ya diez años, me llevaste preso al cuartelillo, y allí estuve hasta la amanecida. Fue entonces cuando el bueno de Efraín -abogado de oficio por aquellas lejanas fechas-, me regaló el beneficio de liberarme con su piquito de oro. El susodicho 56 se rascó pensativo la cabeza. Unos copos de caspa se derramaron sobre la plaza. Acto seguido, dijo: - Ni tan buena es mi memoria como dices, ni era ésa la intención que tenía al desear encontrarte. Hay noticias de que se prepara algo grande, y fiel a mi instinto de sabueso, deambulo sin brújula, buscando alguna pista. - Te refieres, sin duda, al asunto del anónimo... - Así es. Simón, pensativo, le dió una profunda calada a un oscuro y aceitado cigarrillo. Se lo ofreció a 56, pero éste, sin parar de mirar en derredor, declinó la invitación. - ¡Curioso caso, por las barbas del Camarón! -respondió, al fin, Simón- Verdad es que en el barrio no se comenta otra cosa, y anda la peña expectante ante el desafío que contiene el anónimo, sin haber


podido averiguar de dónde procede o quién lo redactó. Forzosamente -añadió-, es obra de una mente atrevida y confiada, pues es norma no escrita que quien prepara un golpe no avisa, y más cuando es de tal magnitud como se presume del documento. Cuanto mayor es el golpe, mayor ha de ser la discreción; es inútil desperdiciar la sorpresa, sin más, sólo por el afán de poner en jaque a las fuerzas de seguridad y vacilarles. - Cierto -convino el señor 56-, todo este asunto intriga, inquieta y exaspera. - ¿Qué es todo esta historia del anónimo? -interrumpíDe siempre me han seducido las historias detectivescas, y no me importaría zambullirme en algún misterio digno de mi preparación, pues de todos es sabido que estos retos ejercitan el intelecto, desarrollan la imaginación y exterminan el aburrimiento. - ¿Y éste, quién es? - repuso 56. Simón se irguió con cómica donosura, y remedando a un chambelán de la corte, usando su cigarrillo de la risa como bastón protocolario, nos presentó. - 56, te presento al Doctor P.; sabio y filósofo, el más redicho de Málaga; puro como un ángel y listo como un zorro. P., te presento al brigadilla 56, policía secreto y espía público; enemigo a ratos, amigo casi siempre. - Sonreí humildemente, ante la acertada descripción que hizo, sobre quien esto escribe, mi reciente gran amigo, y tendí la mano al brigadilla 56, que la estrechó mientras me analizaba con descaro. Tras concluir el examen, diagnosticó: - Encantado, Doctor P. Me congratulo de estrechar la mano del más sabio de los malacitanos. Espero que sepa mantener, ante el anónimo que voy a mostrarle, su prestigio, y que no disminuya, si no que aumente, la fama que veo disfruta entre sus conciudadanos.


- Desde mi atapuértica juventud, Don 56 -respondí, asaetado mi ánimo por el interés que había despertado, en la pareja de damas que me acompañaban, el desafío-, me conocen como el Capitán Trueno de los acertijos, el Goliat de los enigmas, el Edipo invencible de todas las Esfinges, el... - ¡Deje de convocar tantos epítetos, querido Doctor, que no acabáramos en toda la madrugada! Muestre su poderío y demuestre sus conocimientos ante el enemigo que aquí le presento -me conminó 56, en tanto que me entregaba un papel donde, presumiblemente, se encontraba el anónimo. - No exagero un ardite, ni añado mácula alguna de presunción o embuste, al comunicar al lector de ésta mi historia, que la plaza detuvo su rumor y cesó su algarabía; todos los hombres y mujeres allí congregados, pusierónse Silencio de primer apellido, y Atención de segundo. Hasta el valiente Torrijos y sus levantiscos camaradas -que enmedio de la plaza reposan en reverenciado túmulo, como ejemplo de valentía y desafío-, despertaron para no perderse mi respuesta. Con la energía de Alejandro al cortar el nudo gordiano, la rapidez de Carlos I en Mülhberg y la decisión de Julio César ante el Rubicón1, abrí el papel, y ante una expectante multitud, leí su contenido. Para mi sorpresa, era un ingenioso poemita;

¿El motivo que nos lleva

a este robo sin igual?

Mostrarle al mundo entero

una verdad sin rival;

sólo importa el dinero,

el artista ya no existe

o es solamente un chiste.

Por eso, os robaremos


-y lo avisamos aquí

con descaro y valor-,

el quince por la mañana

a las diez y dos minutos.

Dónde iremos y actuaremos,

ya lo hemos contado.

La solución llegó hasta mí pronta y diáfana. Paladeé durante unos instantes la expectación que me rodeaba, y miré sonriente al señor 56. Alto y claro, para no defraudar a los que más alejados se encontraban del lance, enuncié el lugar designado para el robo... Más esto, capítulo por sí sólo merece.

(1) La nueva alusión de Julio César en el texto subraya, entre los pedantistas, el exquisito detalle con que el autor disfraza, tras una cascada de sabias alusiones a personajes históricos, su decisión de cruzar el Rubicón de la Contemplación propia del sabio y sumergirse, sin más dilación, en la Acción y la Vida. Así mismo, la presencia de las dos mujeres, testigas e inspiración de nuestro protagonista, no es casual, ya que es a todas luces evidente que la determinación del Dr. Dante está motivada por la presencia de estas damas, a la usanza de los caballeros andantes. Respecto a quiénes son, existe -siquiera por una vez-, unanimidad por aclamación entre los estudiosos de la obra; no cabe ninguna duda que son María Martínez León y Mar Barea. (Nota del T.)


Esta noche a las doce a la cenicienta le han dado calabazas; entonces ha recordado lo poco que cobran las asistentas del hogar ยง

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- ¿Por qué te paras? Él, hipnotizado, observaba el radiocasete junto a la cama. Boss Bird, Charlie Parker. Se sabía el disco de memoria y, aunque parezca una locura, Parker estaba improvisando, tocaba notas distintas a las que había escuchado miles de veces. Decidió que ella provocaba esa magia y que, aunque era la primera noche que pasaban juntos, significaba algo. Desde entonces, todas las noches mezclaban tiempos, años, lugares. La oscuridad del cuarto se confundía con el blanco y negro de una foto antigua de club de jazz. Ella preguntaba por su obsesión con aquel disco, y él se reía y la besaba. Una noche, ella llegó muy tarde. Lo besó furtivamente y se metió en la ducha. Él, en el cuarto, coloco velas, puso a Parker… que empezó Boss Bird con las mismas notas de siempre. - ¿Por qué lloras? –preguntó ella al entrar en el dormitorio §

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Sal y arena se mezclan en tu espalda, creando un destino al que no podré volver en invierno. (Mi mirada te acaricia, aunque tú no lo sabes) La orilla nos acoge desnudos, y sé que algo se esta creando en ese instante. Una intimidad tenue a plena luz del día, tal vez. Minutos, horas, conversaciones de toda índole. Quiero atrapar una sensación para vivir de ella, quiero enlatar tus sonrisas despreocupadas para saborearlas lentamente; entenderlas, recordarlas. Es por todo ello, que me esfuerzo en “estar presente”, en memorizar, en grabar todo lo que ocurre, por que algo en mi interior me dice que escaparás bajo el Mar, antes de que el tiempo apague la magia. Quedaremos; yo con la sal de tus labios, tú con la melancolía de la huida §

INTIMIDAD A PLENA LUZ 68 mitad doble




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