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mitad doble nº 11 cómic Niño Caja*| Abel García | 12-13 Bigotón Baldomero | guión de A. López, dibujos de Villena | 19 El síndrome del edificio alto en los gatos* | guión de Jordi Olmos, dibujos de Berliac | 23-28 Bandolera; El Tesoro de Moraima, capítulo cuarto | guión de A. López, dibujos de Garralón | 70-73 Puedo ser quien yo quiera* | guión y dibujos de Álvaro Vélez | 90-93

poesía Los tigres del zoo | Carlos Martín, fotografía de Carlos Bolívar | 4-5 Paraíso | María Villa, ilustración de Jorge Lewis | 8-9 Noches de luces | Atina-Styliani Michou Rorris, ilustración de Stratos Mixailidis | 34 Perfil: Marga Blanco * | 35-41 Hondonada: la película que nos hemos montado | Artwork de Virginia del Río y Violeta Niebla | 47-58

narrativa La pertinaz sequía | Alberto Llamas, ilustración de Pío Vergara| 6-7 Nostalgias | Olga Álamo, ilustración de Pío Vergara | 14-15 Rica receta: puchero | Lidia Terrón, ilustración de Daniel Garralón | 16-17 Esencia | Jessica Rodríguez, fotografía de Carlos Bolívar | 20-21 Juego de espejos: idas y venidas | Nuria Cabello y Keko Dreucol, fotografía de Keko Dreucol | 30-33

Tu piedra en el camino | texto y fotografía de Jonatan Santos Moreno | 46 Éxtasis | Valentín Barrantes, fotografía de Carlos Bolívar | 74-75 Llegó morena | Juan García, ilustración de Abel García | 77 Otro día más | Isidro Prat Morales, ilustración de Daniel Garralón | 78-81 Un trato justo | Ana Patricia Moya, ilustración de Daniel Garralón | 82-83 El puente de las flores | Lidia Terrón, fotografía de Javier Veiga | 84-85 Las Aventuras del Dr. P. Dante (8) | Augusto López, ilustraciones de Pío Vergara | 94-97 La oreja del destino | Alba Racín | 98 El mono Toti | Gabriel Vargas Zapata | 100

teatro Pequeña Alaska (2) | Agustín Sierra | 10-11 Piccolo Teatro (11) | Ladislao Goldoni, ilustraciones de Daniel Garralón | 86-89 Cronoñaque: Fringe 2009 | Carlos Martín, fotografías de www.edfringe.com | 42-45

ensayo ¿En qué mundo vives? (1) El mundo encantado | María Ortega | 59-61 La sociedad de la desinformación | Miguel Jiménez, fotografía de Javier Veiga | 62-63 Esta tierra no se hizo para mí | Cristina Consuegra | 64-65 A la carta: enamorarse del amor | Esperanza Fernández | 66-67 La palabra simulada: alteridad en la prosa de Antonio Machado | Cristina Consuegra | 68-69

|| mitad doble nº 11 || portada: óscar marín repoller | verso del canto: ladislao goldoni | | fotografía de contracubierta: sandra lara | | otoño de 2009 | 5 euros | © de los autores | || todos los textos e imágenes son originales e inéditos, excepto los marcados con * || | director: augusto lópez | | dirección de arte: daniel garralón | | dirección sección de ensayo: maría ortega | envíanos colaboraciones a publicacion@mitaddoble.com impreso en PUBLICEP (en papel reciclado) depósito Legal MA-1137- 2005 ISSN 1888-380X www.mitaddoble.com mitad doble no se identifica necesariamente con las opiniones de sus colaboradores.


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los tigres del zoo

Estigma de barrotes en su piel de terciopelo, heridas perpetradas por garras invisibles donde ya no existe el cielo. Danza de la ansiedad, diapasionada en cada dosis del tiempo, aprisionada por la humana promesa de hospitalidad: irreversible zarpazo de hospitalosis. Cebo amable para ser socializada: la libertad no salvaje murió en vida en una jaula, domesticada. Tan solo en un instante conseguí que me mirara y testigo de mi empeño se hizo la noche pequeña: no hay pantalla en la que quepan proyectados nuestros sueños. Sus ojos se clavan en mis ojos y un hondo rugido estalla liberando nuestras voces: ¿qué hacemos tú y yo cautivos en este mundo de cinemascope?

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la pertinaz sequía

Que nos agota dura ya más de doce

meses. Un año en el que apenas ha chispeado sobre una tierra que se va endureciendo más y más. Al principio la preocupación era menor. Después de las inundaciones de febrero era necesario que el terreno fuera drenando para fijarse y salvar lo que se pudiera de los cultivos de frutales y cereal, o incluso alguna vivienda cuya cimentación hubiera quedado afectada. Al cabo de un mes, quizá dos, los charcos y pequeñas lagunas habían sido ya completamente absorbidos por una tierra arcillosa e impermeable en algunas zonas y extraordinariamente arenosa en otras. Los pozos cumplieron luego su misión y de ellos se ha ido extrayendo para el riego de melocotoneros, perales y aguakiwis. La población ha mirado contenta al cielo despejado, sin sospechar que tenían que pasar muchos meses hasta volver a descubrir un jirón de nube aparecer en una superficie celeste idéntica a sí misma día tras día. Los paraguas quemados, la danza de la sequía, los bautizos en arena, han sido ritos con extraordinarios efectos. Confiados en el clima lluvioso, en las praderas siempre verdes y en los arroyos cantarines incluso en agosto, los habitantes de Sitopia han caído en el pecado de extremos, han querido vivir el presente tan intensamente que han perdido el recuerdo de cuando su pueblo vagaba por los desiertos de Liberto, agotando la vegetación de los oasis con apenas un puñado de cabras y una vara de avellano defectuosa. En fin, las televisiones han suprimido desde un principio la sección “El tiempo” de sus informativos, convencidos –quizá por ese temor demasiado profundo que obliga a algunas personas a vivir encerrados en el optimismo- de que cualquier cosa que viniera sería buena, que si tenían que salir de su casa buceando sería

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hermoso y si tenían que beberse el skai del sofá usando la licuadora, sería sabroso. El puesto de los metereólogos lo han ocupado videntes de pelos largos rubio piscina. Ponen voz de rusa de la carretera de Cádiz para contarle al espectador que llama por teléfono cómo vislumbran oscuros nubarrones en su vida. Los cúmulo-nimbos, dicen, tienen que llegar, siempre ha sido así y ahora no va a ser menos, viviendo en la región más húmeda de Jitlandia y en la estación de los chuzos amarillos. Cada mañana estos ciudadanos-oyentes se levantan tranquilos, felices, confiados en que está bien que no haya llovido todavía. Los brotes nuevos de los frutales se han ido secando.Los sitopios siguen en apariencia serenos, pero por dentro lo están cada vez menos. ¿Será posible que haya cambiado el clima y que a partir de ahora sus huertos y praderas se conviertan en un desierto de piedra por donde rueden los arbustos hasta formar tornados solitarios y perfectos? ¿Se

¿Será posible que haya cambiado el clima y que a partir de ahora sus huertos y praderas se conviertan en un desierto de piedra por donde rueden los arbustos hasta formar tornados solitarios y perfectos? extinguirá esa raza rubio-castaña con especial habilidad para el acné y los pescados al horno? ¿Volverán a la era previa al paraíso, dónde la serpiente los hacía vagar perdiéndolos expresamente de los cursos de agua y los valles fértiles deshabitados o con población débil a la que desalojar con armas rudimentarias? -Un frente de bajas pasiones se acerca por el oeste- ha dicho un presentador dandi deformado por la desidia y el sobrepeso.


Ha intentado animarse pero solo ha conseguido una mirada triste. Otro frente que queda en nada. Ni siquiera los que vienen por la cordillera del Tridente, antes infalible, aportan nada. Apenas algo de fresco, una variación en el horrible lienzo azul. Diversas formas que imaginan niños y mayores. Posibilidades de monstruos y castillos que se discuten durante varios días y llegan a ocupar las portadas de los periódicos. -Reza, arrepiéntete –grita un predicador en una esquina del parque todos los martes. -Viaja, busca las nubes, cércalas con aire helado, atráelas hasta aquí y

hazles soltar agua con un paciente bombardeo, no te des por vencido –dice el nuevo líder político, que últimamente aparece en televisión todavía con mayor frecuencia. La población, cada vez más escéptica, se va secando como caracoles que se endurecen. No quieren forzar nada. Si tienen que extinguirse, se extinguirán. El nuevo líder grita inútilmente. En realidad están todos ellos en manos del tiempo y de la suerte, que por supuesto –SE DICEN SE DICEN SE DICEN- los van a salvar. -Qué fuerza la suya, qué patéticos –dice un turista alemán que ha venido por las fiestas. §

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paraíso

Hace tiempo has aceptado que tú y yo compartimos la manzana con Eva. A mí me tentó primero, y tiempo después, llegaste un día de improviso temprano, nos pillaste dormidas, desnudas, enlazadas. Ese día diste un portazo y yo sabía que hora y media después estarías de vuelta. Sólo me equivoqué en diez minutos. Ahora, ya no miras a otro lado cuando llega ella, nos preparas café y pastas y buscas entre el desorden el último cuaderno de poesía y te dispones a morder tú también, la dulce tentación después de llevar casi trescientos millones de años fuera del Paraíso.

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La Pequeña Alaska

Los Hermanos Wright

MARÍA: Me gusta la fresa. JORGE: Qué tiene que ver el cocinero hindú con tu película. LUIS: Nosotros rodábamos al lado, cocinaba para los dos equipos. MARGA: Conocerías a un montón de gente.

Una casa en la ciudad de Natos. MARGA, JORGE y MARÍA preparan unos bocadillos en la cocina, LUIS un batido. En la mesa hay un plato con patatas fritas; en la pared una lámina de una bailarina francesa.

LUIS le pide a MARÍA que remueva el batido.

MARGA: ¿Habías hecho esto antes?

JORGE: ¿Quién?

LUIS: Cuando fui actor estaba acostumbrado a las recepciones y banquetes. Una vez el cocinero hindú que preparaba las comidas en una serie de pequeños saltimbanquis se puso enfermo y yo ayudé a organizar los entremeses.

MARÍA: El batido está listo.

LUIS: Aquel plató era un hormiguero, te cruzabas con personas que no volvías a ver al día siguiente. Por encima de sus cabezas ella volaba por los aires como un pájaro. La gente se quedaba de piedra.

JORGE: Sólo hiciste una película, Luis.

MARÍA coloca el batido en una bandeja y sale de la cocina en dirección al salón. De repente se oye un estruendo. LUIS, MARGA y JORGE acuden rápidamente y se encuentran a MARÍA en el suelo y el batido desparramado por la pared.

MARGA: Me parece fascinante.

MARGA: ¿Estás bien? (levantándola)

LUIS: Se aprende mucho en una película. Aquel hindú preparaba los mejores batidos de chocolate que he probado en mi vida.

Los cuatro se quedan mirando la mancha. JORGE: Tenemos que limpiarla enseguida.

MARGA: Él te enseñó la receta. LUIS: Me mostró el camino. María, ¿qué te gusta más, chocolate o vainilla?

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LUIS: Nunca me explicó qué hacer en estos casos. El cocinero se marchó dejándome con un montón de preguntas en la cabeza.


MARGA: Fijaos bien.

JORGE: No te preocupes, con un poco de agua no quedará ni rastro.

MARÍA: Es bonita.

EDUARDO: Déjala.

LUIS: Parece…

JORGE: ¿Dejarla? La pared está sucia.

En ese momento entra EDUARDO por la puerta y descubre a sus amigos en el pasillo. Ante la evidencia le narran lo ocurrido.

EDUARDO: Sí, pero quién tiene una avioneta dentro de su casa. LUIS: Y vuela por encima de nuestras cabezas.

MARGA: Lo sentimos. EDUARDO contempla la mancha, sonriendo.

FIN

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nostalgias

…y en mi ascenso descubrí un reflejo del pasado. Mis ojos buscaban los tuyos entre rejas y balconadas, bajo el sol de tu recuerdo. Amor mío, no estabas allí… tan sólo queda ya tu olor. De regreso, maldigo tu indolencia, la sutileza con la que me robaste el porvenir. Quizás algún día, caprichos del destino, te encuentres frente a mí, y me devuelvas los besos que me robaste, para que pueda enterrarlos, al fin, con dignidad. §

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rica receta

Puchero

lorzas y si no tiene ya que usted es todo fibra, podrá utilizar un poco de tocino, pero esto es opcional para luego la pringá. Se recomienda la sal al gusto para el final ya que el hueso añejo tiene sal... para las andaluzas salaítas. Gracias.

N

uevos servicios mitad doble le informa que pondrá en su conocimiento la receta para realizar un puchero con mucho cariño. Por favor, siga las instrucciones al paso gracias. Primero, compre los denominados “avíos para el puchero” (llamado así por las abuelas), sobre todo cómprelos con mucho cariño. Los ingredientes realizarlo, serán:

que

necesitara

para

Un puñado de garbanzos o dos ya al gusto (no olvide que han tenido que estar la noche anterior en remojo) y que si se pasa en la cantidad tendrá luego problemas de gases. Zanahoria, con dos son más que suficiente. Puerro, uno mediano es más que apañao. Nabo, por favor no piense mal, con el tamaño español será más que suficiente. Apio, una ramita es igualmente suficiente. Una patata mediana, o dos pequeñas. Muy importante: que no falte el cariño. La carne se utilizará una pechuga de pollo, también se puede utilizar un muslito para así no tener que elegir entre pechuga o muslo y tener los dos, si es lo mas que le gusta. Un trozo de añejo, y un hueso para darle el color blanco al puchero y su sabor; para las

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Con todos estos ingredientes, el procedimiento es el siguiente: coja una olla express o rápida, y pase a introducir todos ellos, todo aquellos ingredientes que sean de la familia de las hortalizas y tubérculos serán troceados,

Esperemos que su primer puchero y así será, esté muy rico y esto es así porque se habrá realizado con mucho cariño las zanahorias en rodajas, y lo demás picado y la patata a trozos no muy pequeños para que no se deshaga. Una recomendación: ponga primero todos estos ingredientes y luego llene de agua, la medida del agua se dejará unos dos dedos antes del llegar al borde, o simplemente hasta cubrir todos los ingredientes. Los garbanzos serán antes escurridos. Dependiendo de la olla, tendrá un tiempo —lo normal serán unos 15 a 20 minutos—, puede abrir y probar los garbanzos para ver si están blandos, se pasará a dejar hervir durante unos minutos para que todo se ligue definitivamente y coja un aspecto un poco más compacto. Una vez este así, todo con color puchero maternal, se prueba y se rectifica de sal y sin olvidar el cariño, el ingrediente principal. Esperemos que su primer puchero y así será, esté muy rico y esto es así porque se habrá


realizado con mucho cariño, si quiere puede pedir un asesoramiento familiar a la madre de cada uno, ya que siempre nos aconsejarán muy bien y darán nuevos trucos para que la comida sea aún mucho mejor,

receta y quedando a su entera disposición por si necesita algo más. Le deseamos unos buenos días, unas buenas tardes y como no, unas buenas noches. §

Esperamos que todo sea de su agrado, sin mas dilación nos despedimos hasta la próxima

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esencia

Como en muchos otros días, llueve y no llueve. Y no lo hace porque aquí brilla el sol, pero yo

imagino que llueve porque quiero copiarte hasta en eso. Egoísta y envidiosa de nacimiento.

Que llueva todo lo que el cielo quiera sin quererlo. Yo solo lo contrato como tema de fondo, porque prefiero disfrutar con los otros cuatro sentidos el improvisado picnic que has montado en el salón, también imaginado. Me quito la ropa del trabajo y me pongo cómoda en mitad de la manta roja y negra, junto a tus piernas; las estiras y con un movimiento suave, me obligas a apoyar la espalda en tu pecho. Hay una película en la tele, a la que parezco prestar más atención que tú. Me acaricias el pelo (un estremecimiento), sabes cómo relajarme; susurras esa canción que no hace mucho me dedicaste (dos estremecimientos), nuestra melodía; y tus manos bajan lentas por mis hombros, mi cintura... (ya puedo ahorrarme los paréntesis) rozan delicadamente mi abdomen. -Me gusta tu ombligo –dices. Noto tus dedos dibujando un círculo alrededor de él, se te da tan bien ese hobbie... Yo, sin embargo, lo odio. Mi ombligo, me refiero. Siempre lo tapo y él, ya amaestrado, se esconde de ojos ajenos hasta en verano. Tal vez sea por frío, vergüenza o simple manía, pero no suelo enseñarlo, ni él se deja, claro. -Hay que remediarlo... Tu voz se filtra de nuevo en mi oído, dulce, calmada. No solo me conoces mejor que nadie, también lees la mente. Quieres remediarlo, tú insistes en ayudarme. Y lo consigues, ¡vaya si lo consigues! Tus manos siguen tocando con ternura el ombligo y luego, creyendo que soy algún cuadro, no cesas en tu empeño de aplicarle contornos y colores con tus dedos y tus labios. Esta mañana vuelve a llover y un fuerte rayo de sol me da en la cara. Aparto un mechón de pelo de mi frente. ¿De qué iría la película de anoche...? Siento un escalofrío y miro hacia abajo. Mi ombligo se ha destapado, quedando por encima el top. Sonrío. Bajo la prenda un poco y lo cubro, como siempre. Ahora sé por qué lo hago: para que tu utópica esencia, encerrada en él, no se escape. §

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juego de espejos

idas y venidas Primera Variación

N

o importa a que hora llegue el tren, siempre se repite el proceso, los movimientos, los vaivenes, la sensación. Cuando se pueden ver los desvencijados polígonos de las afueras de la ciudad, el pasaje comienza a ponerse en pie a un ritmo unísono como si de un acuerdo tácito se tratara. Te levantas estirándote la ropa, quizás compruebas en el reflejo de la ventana como de adormilado parece tu rostro tras el viaje, recoges tus cosas y te encaminas a la puerta del vagón. No llega antes de hora a destino por estar preparada, continúa la espera, sólo que ahora ya no estás tranquilamente sentada. Tal vez algún grupo rompe la escena comentando los pormenores del viaje y ríen entre bromas, a lo mejor se han tomado una copa de más de la cafetería y se les ve afectados por el alcohol. El viaje suele ser cómodo y grato, no sin esfuerzo consigo abstraerme del vaso de corcho del café, del plato de papel de las tostadas y de la bolsa de plástico que envuelve los cubiertos del mismo material para centrarme en el romanticismo de la merienda a bordo con vistas a los paisajes verdes andaluces. Cuando por fin nos detenemos, aguardamos anhelantes el sonido de la puerta cuando se abre y nos encaminamos a la estación desde el andén, el paso es tan ligero como las maletas nos

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permiten. Es el instante donde el romanticismo, más que desaparecer, me busca para humillarme pegando más fuerte a la puerta: “He venido a buscarte ¿Estás sola? Veo que sí, vuelvo en otro momento”. No habrá nadie esperando mi llegada. Un grupo de pasmarotes esperan intentando distinguir entre los que nos apeamos esa cara conocida que les saludará con una sonrisa y un abrazo y a la que le preguntarán:” ¿Qué tal el viaje?” Que no avise a nadie de mi hora de llegada no impide que examine cada uno de los rostros en busca de alguno conocido. Es inconsciente y automático. Ya iba a mirar para otro lado cuando volví a mirarle y sonreí. Seguía avanzando junto al tren pero ya no recorría ansiosa una cara tras otra. Se había arreglado solo para mí. Quiero

Se había arreglado solo para mí. Quiero pensar que su sonrisa decía “¿Por qué has tardado tanto?”, porque al acelerar el paso le estaba diciendo:” ¿Qué más da? Ya estoy aquí”. pensar que su sonrisa decía “¿Por qué has tardado tanto?”, porque al acelerar el paso le estaba diciendo:” ¿Qué más da? Ya estoy aquí”. De buen grado hubiera alzado la voz gritando a todos cuantos pudieran oírme: ¡Han venido a buscarme!”. No tendría que hacer de nuevo el último esfuerzo de convertir las tripas en corazón mientras marcho a casa pensando que mi llegada ha sido tan insípida como siempre, que la bandera que porto día a día con los sentidos más literales de la revolución romántica se ha girado para volver a pegarme


con el mástil en la boca. Lo primero que hice fue cogerle la mano, después, obviamente, nos besamos. Qué clase de recibimiento hubiera sido sin beso, es el sumando necesario, la pauta inalienable.

girarme para, como suponía, ver a aquel muchacho patidifuso e inmóvil sin saber que hacer. Dudo que nunca una desconocida se le hubiera precipitado a los brazos en una estación. No hubiera sabido explicarle que detesto perder y que me había ayudado a ganarle una nueva batalla al lado oscuro de cupido. §

Me marché satisfecha y sin decir nada. Cuando continué mi camino no pude evitar

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juego de espejos

Segunda Variación

Pensé en tirarme a las vías delante de toda

esa gente cuando los vi sonriendo en familia; después fantaseé con tirar a alguien, pero el tren ya había llegado. Al subir me senté en una esquina, lo más lejos que pude de todos. No aparté la mirada del horizonte en todo el viaje y por mi cabeza pasaron setenta y siete ideas sobre lo que podría esperarme en mi nuevo destino. Al bajar y pisar el sucio suelo de la estación, soñé con pasar desapercibido y que nadie me reconociera; fue entonces cuando una mujer se me acercó y me besó. Se fue feliz. Por un segundo creí comprender lo difícil de la libertad, del amor, del odio y de todo lo demás mientras miraba al horizonte. Creí comprender todo, todo lo demás, perdido en la vida. §

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juego de espejos

Tercera Variación

Dulce, caliente, efímero, profundo, natural,

extraordinario...diseccioné aquel beso para captar la esencia de la desconocida y radiografiarla en tinta. Mis dibujos no fueron capaces de plasmar su rostro, jamás recordé su cara, nunca olvidaré aquel beso". §

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tu piedra en el camino

¿Qué haré aquel día cuando no pueda ir contigo? Cuando llores con el pecho en un puño y brinques como un sapo. Cuando grites con sordera y gimas en un placer fingido. Cuando pronuncies otros nombres, tal vez el mío entre ellos, y no tengas ningún suspiro. Cuando cantes esa canción que esté de moda. Cuando enfríe la sopa o bebas vino. Cuando rías, hables, te duermas y al día siguiente te levantes. Cuando ames y no sea mi cuerpo del que comas, mi boca tu fuente, mi sexo el deseo ¿Qué haré aquel día cuando yo no pueda seguir viviendo? §

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perfil

marga blanco Nota biobibliográfica Marga Blanco Samos (Granada, 1973) es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y Profesora de Enseñanza Secundaria de Lengua Española y Literatura. Ha sido finalista del Premio Federico García Lorca de Poesía de la Universidad de Granada por el libro En un continente cualquiera (Universidad de Granada, 1997). Posteriormente ha publicado A cierta distancia (Cuadernos del Vigía, Granada, 1998) y Mirando pájaros (col. Maillot Amarillo, Diputación de Granada, 2003). Ha sido incluida en las Antologías: Nuevas voces de la literatura en Granada (Consejería de Cultura, Granada, 1998) Milenium: Ultimísima Poesía Española (sel. de Basilio Rodríguez Cañada, ed. Celeste, Madrid, 2000); La voz ilimitada. Antología de poetas españolas 1940-2002, (sel. de José Mª Balcells, Universidad de Cádiz); Ni ciencia ni sombra. Poemas granadinos del siglo XX (sel. de Andrés Soria Olmedo, Diputación de Granada, 2003) y “Antología del beso”(sel. e introducción de Julio César Jiménez, ed. Mitad Doble, 2009) Ha participado en la coordinación del VII Encuentro de Mujeres Poetas (Granada del 6 al 9 de noviembre de 2002) y en la edición de Palabras Cruzadas, VII Encuentro de Mujeres Poetas (Universidad de Granada, 2003); y en la organización del Primer Encuentro de Revistas Literarias de Granada (del 6 al 8 de febrero de 2003). Ha publicado el libro de recopilación de columnas de opinión, Ojo avizor (col. El genio maligno, 2008). Ha colaborado en diversas revistas literarias. Desde el año 2000 a 2004 ha sido directora de la revista Letra Clara, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. Desde septiembre de 2003 hasta noviembre de 2005 ha sido columnista del diario Granada Hoy. §

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perfil

poética

el mismo que te ayuda a llegar al lunes de otra forma,

Escribir un poema como se pide un deseo.

es lo que queda los días

Enfrentarse al folio en blanco

en que el sol ciega los ojos

como a unas sábanas frías.

o las nubes son gris para el contraste.

Dejar el tiempo que haga falta

Al final las cosas aparecen escritas de otro modo.

amontonadas las letras con la ropa.

Pero lo fundamental es que uno no salga ileso, que el filo del papel también nos haga daño.

Fijarse en todo, el punto y la coma es tan importante como el descubrimiento del lunar con el que tanto te entusiasmabas anoche. Lo que pensaste y tenías que decir no solamente con el error de las palabras que por más que queramos siempre acaban confundiéndonos. Por eso es mejor que las letras sean siluetas, que las imágenes recorten lo que sobra. Todo está en un lugar impreciso hasta que por fin nos decidimos. Luego se mira la hoja como se mira el otro cuerpo cuando se levanta de la cama y uno sabe que la poesía, el juego de los espejos no es más que un juego de correspondencias. El tiempo que has pensado en pronunciarte,

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(De Mirando pájaros)


perfil

Oye, voy a llegar sin aliento a decírtelo, ven salta la tapia tengo un cartón para la cuesta monta sin hacerte daño con la barra atravesemos el puente morisco que nos lleve a otro sitio que entren el agua y el sol por el espejo antes de que a alguien se le ocurra derribarlo podemos decirle adiós a la muerte al final de cada pueblo antes de que la urraca te susurre sobre el mármol o el cemento. Vente conmigo.

(De Mirando pájaros)

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perfil

caja de cartas Especialmente para ti que eres tan natural y espontánea y no te merezco. Especialmente para ti que no sabes decir que no a partir de las doce y te venzo contra la persiana. Especialmente para ti que cuando el sol no arde en el centro es cuando más deseo escucharte. Especialmente para ti que si tienes un barniz de lágrimas en la cara te quiero a destiempo. Especialmente para ti que eres tan buena en el buen sentido de la palabra. Especialmente para mí que puedo reírme del pasado de las cartas y las postales.

(De Mirando pájaros)

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perfil

Aquí no hay aurora boreal pero el cielo come del verde de los campos. Aquí no crece el botón de oro ni la hierba de la sangre, pero qué importa si al besarte juntaba sin querer el mar y los álamos.

(De Mirando pájaros)

Los días que tu cuerpo deja el mío en sombra porque lo cubre por entero, yo recorto para ti el sol de las montañas.

(De Mirando pájaros)

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perfil

infancia en tonle sap Son niños aunque no los reconozcas. Lejos de muñecos estampados en un bolso llevan tatuadas las piernas por mosquitos. Las casas que abandonan por un rato son rincones donde los murciélagos orinan. Venden fruta, y el color moreno de la pobreza oculta culebras a los turistas. Son niños de infancia hecha a mano. Niños sin empacho de osos vestidos que no saltan sobre castillos de aire. Son niños aunque no los reconozcas. Persiguen la magia amarilla del girasol y sueñan sin indecisión lo dulce. Quiero el autógrafo de sus labios resecos. Quiero la mano turbia de su rostro en el agua para acercarme a su dureza aparente.

Pero con la cartera y la cámara de fotos resulta imposible arrojarse al lago.

(Inédito)

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perfil

cuestionario mitad doble 1) Explica brevemente tu concepto de creación. Como vengo a decir en el poema “Poética”, enfrentarse al folio en blanco y no salir indemne. 2) Nombra tres creadores imprescindibles. Federico García Lorca, Pablo Neruda, Rafael Alberti. 3) Ahora, tres obras imprescindibles. “Poeta en Nueva York”; “La voz a ti debida”; “Recuerdos de lo vivo lejano”. 4) Completa la frase: Cuando se despertó, se dio cuenta de que el lunes era viernes. 5) ¿Un país para viajar? Inglaterra, Polonia, Cuba, Argentina… 6) ¿Una ciudad para vivir? Nueva York. 7) Háblanos sobre el último libro que has leído. “La isla del tesoro”, ahora en inglés. Es uno de mis libros de aventuras favorito. 8) ¿El mejor concierto al que has asistido en tu vida fue…? Uno de Orishas, fue al aire libre y no paramos de bailar. 9) ¿Qué pregunta incluirías en el cuestionario? ¿Quieres añadir algo más?

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festival de teatro fringe 2009 E

n la Royal Mile se mezclan ilusiones, talento por descubrir, gotas de lluvia, turistas con actores callejeros. La calle medieval que construyó el Rey David I para conectar el Castillo con el Palacio Real de Holyroodhouse, alberga al considerado como el Festival de Arte más grande del mundo.

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Nacido a la estela del Festival Internacional de Edimburgo, el Fringe- propiamente dichoconserva su vena alternativa que le inspirara en sus comienzos hasta su última edición, 63 años después. Durante los días 14 de Agosto y 6 de Septiembre, como viene ocurriendo desde el fin de la 2ª Guerra Mundial, todo se pliega con una amable sonrisa escocesa a la catarsis del ingenio, a la creación sin más, frente a tanta destrucción que nos rodea. Teatro, música, cine, artes escénicas, ciencia, literatura, todo se desborda sin medida. Compañías de actores amateurs representan avances de sus obras en pequeños escenarios que llenan esta calle repartiendo octavillas, obsequiando a los viandantes con un molinillo de colores que juega con el viento, las miradas inquietas de improvisados espectadores pluriempleadas, mecidas por una marea humana.


Son más de 2000 espectáculos repartidos en unos 200 escenarios sembrados en teatros, en Iglesias o en la misma calle. Todo parte del Hub, un majestuoso edificio con apariencia de Iglesia Gótica (de hecho lo fue hasta el 2000) convertido en cafetería donde se ubica el centro de operaciones del Festival y encuentra su máximo apogeo en los dos primeros tramos de la calle (Castlehill y High Street). Abundan también en cada esquina los actores callejeros ante la atenta mirada de un público paciente y siempre respetuoso. No en vano allí se escoge al Street Performer of the year (actor callejero del año). El Castillo de Edimburgo ornamentado con unas gigantescas gradas y múltiples banderas recuerda a los torneos de Harry Potter. No es casualidad que J. K. Rowling sea de Edimburgo. Eso se nota paseando por sus calles (incluso por las de la cercana Glasgow, especialmente en la Universidad), lo único es que hay que cambiar las escobas voladoras por el apreciado desfile militar de la Military Tattoo. No es extraño que el Director del Festival Jonathan Mills hablara de la inspiración argumental de esta edición en tres áreas tan distintas como son: la Ilustración, la diáspora y Escocia. Porque allí todo se retroalimenta: su pasado glorioso con la sempiterna melancolía de una independencia perdida, que se queda en los posos de un buen vaso de güisqui para destilar únicamente una sonrisa encantadora, inasequible al desaliento, como los acordes de una gaita que trascienden sus fronteras camino de las Highlands. Actores consagrados como la americana Janeane Garófalo, grupos de música famosos como Happy Mondays o The foo fighters se mezclan con los jóvenes talentos.

Allí pudieron verse desde el histrionismo de Gamarjobat (dos mimos japoneses que interactúan con el público) hasta parodias de las artistas más mediáticas: Paris Hilton y Madonna se llevaron lo suyo. “The assasination of Paris Milton” simuló en tono de comedia un intento de acabar con esta cargante celebridad en el improvisado escenario de los baños del Cane Bar. Por su parte “Mercy Madonna of Malawi” de Toby Gough se erige en una crítica a las adopciones de la cantante. Su representación original en África ante la mismísima Madonna ocasionó el despido de su actor principal al replicarle a la diva: “La gente blanca tiene relojes pero nosotros tenemos el tiempo”.

Actores consagrados como la americana Janeane Garófalo, grupos de música famosos como Happy Mondays o The Foo Fighters se mezclan con los jóvenes talentos. También es de destacar “The last witch” (“La última bruja”), de Rona Munro, basada en la experiencia de Janet Home, la última bruja ejecutada por sus actividades de brujería en Escocia. Es notable el gusto escocés por lo macabro, su estética gris que jalona la Plaza de las ejecuciones en Grassmarket o los lúgubres paseos guiados por Mary King´s Close, callejones subterráneos en los que en 1645 perecieron todos sus habitantes a causa de la peste y que junto a los paseos fantasmagóricos por la ciudad ha llevado a Madrid recientemente a copiar esta iniciativa. Por el contrario también los niños tienen cabida en el Festival, con obras como “Peter and Wendy” de Lee Brever y Mabou Mines, adaptación de Peter Pan, en esta ciudad donde existe un Museo dedicado en exclusiva a la Infancia (“Museum of Childhood”).

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Pero probablemente la obra más polémica fue “Hitler Moustache”, de Richard Herring quien pretendió: “rescatar el bigotito del Führer de las garras del dictador y rehabilitarlo de una vez por todas para la comedia”, en un inteligente intento de recordarnos a todos que la indiferencia de los ciudadanos hacia lo que hacen los políticos puede llevar a las democracias acomodaticias a caminar hacia el totalitarismo. Genialidad, ambivalencia: calor humano combinado con frío y lluvia (allí llueve 300 días al año). El tradicionalismo de la tierra en maridaje con la influencia del exterior que traen los turistas, Jekyll y Hide vigilan desde su Pub “Deacon Brodie´s” basado en la historia real de un hombre de buena reputación que por las noches se convertía en bandolero, el ingenio innato nos guiña un ojo entre pinta y pinta, insomne, en la tierra de los inventores. Un sitio fascinante del que uno desearía no irse en mucho tiempo pero que no deja de recordar a Málaga. No hubo un milímetro de la Royal Mile que no me hablara del talento en ciernes de Málaga, de su desbordante juventud, de su carácter abierto, de su simpatía… de un clima infinitamente mejor. Una magnífica escuela de arte dramático que se abre, el horizonte ilusionante de la capitalidad europea de la Cultura en 2016. ¿Por qué no soñar con Calle Larios o el Paseo del Parque convertidas en un Fringe a la malagueña , como he soñado mil veces con La Plaza de la Merced de los pintores al estilo de Montmartre?. En el avión hacia Málaga una parte de mí se negaba a regresar. Quizás se quedó allí para siempre. Como suelo hacer cada vez que me monto en un avión me consolé escribiendo poesía.

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EDIMBURGO El cañón de la una se dispara hacia nadie y su fuego prematuro lluvia es que el recuerdo nos depara y reina en su sillón de Rey Arturo. Del Fringe siempre seremos lugareños si el ingenio como un whisky se destila, talentos amateurs que guardan fila en la Royal Mile, teatro de los sueños. Lord Provost del amor no desespera, gaitero del Castillo que vigila mueve el rabo y el tiempo se aniquila, en la tumba de su amigo Bobby espera. Camino de las Higlands regresamos repletos de leyendas de los clanes que ordeñaban las nubes con su sangre la lengua en la que ahora conversamos. A Sir Walter Scott pido indulgencia que vuelva a remojarme en sus baretos brindar por libertad, independencia, por las faldas de Wallace lo prometo. §

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Noches de luces acampaĂąadas en el perfume del silencio. Silencio de hilos de la historia de la voz. Hilan deshilando la memoria, enredando soplos fabricando el viento, inventando el mundo de la mil y una posibilidades. El espejo se aniquila y con ĂŠl las horas se llevan las sombras al viaje eterno del conĂłcete a ti mismo.

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¿en qué mundo vives?

parte primera: el mundo encantado

P

ara poder entender nuestro presente y aproximarnos de manera más nítida a nuestro tiempo, nunca debemos perder de vista el pasado. Nos acercaremos primero al Medievo. El periodo histórico del Medievo comienza en el siglo V con la caída del imperio romano de Occidente y concluye para algunos historiadores en el año 1453 (caída del imperio bizantino e invención de la imprenta de Guttenberg) y para otros en el año 1492, con el descubrimiento de América por parte de Colón. La estructura social que se perfiló en estos siglos originó la llamada sociedad feudal, compartimentada en estamentos. Esta sociedad se caracteriza por dos conceptos: la ausencia de razón (visión filosófica) y “la comunidad” (visión sociológica). De la misma forma, como veremos en capítulos venideros, las sociedades posteriores de la era industrial lo harán por “el asociacionismo” y la excesiva racionalización.

campesino nacerá como tal, se socializará en torno a las funciones, festividades y costumbres de los campesinos, se casará con la hija del campesino vecino, tendrá hijos que sin duda alguna serán campesinos y los educará en las artes de la tierra como su padre hizo con él. La dinámica del grupo o de la comunidad impera en el ciclo vital de las personas: de hecho no se conoce otro forma de vida. Toda esta dinámica viene marcada por Dios y es incuestionable. Este esquema organizativo comunitario tiene sus ventajas. Las relaciones e interacciones sociales se basan en el vínculo, la consanguineidad y el afecto: prácticamente todo quedaba en familia o en grupos relativamente pequeños, en los que la gente se estimaba y apreciaba por quién era y por dónde había nacido, sin esperarse nada más de la persona (antagónico a lo que sucederá más tarde en las sociedades de esquema asociativo o meritocrático). En definitiva, no había que ser uno mismo -como

No todo era tan idílico: hablamos de una sociedad muy cerrada e impermeable, donde el control social es muy estricto y el cambio es especialmente mal visto, condenándose cualquier brote reEn la Edad Media, Dios es el principio y el novador.

fin de todo, el Creador, el organizador y sólo las personas se deben a él: bajo esta “evidencia”, Dios distribuye de manera comunitaria a la gente. El concepto de individuo no existe, se piensa de manera conjunta y colectiva, siendo la unidad más pequeña la familia. La persona no tiene conciencia de sí mismo más allá del instinto de supervivencia: piensa desde el grupo al que pertenece y lo que espera ese grupo de él o de ella, mas allá de lo que podrían ser sus intereses individuales (sólo se tienen en cuenta los intereses del grupo-comunidad). Así, un

acostumbramos a decir ahora-, había que ser uno dentro de muchos y, de este modo, cumplir con el papel asignado dentro de la comunidad, tanto si se era campesino o se perteneciera a la nobleza o al clero. Sin embargo, no todo era tan idílico: hablamos de una sociedad muy cerrada e impermeable, donde el control social es muy estricto y el cambio es especialmente mal visto,

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condenándose cualquier brote renovador. Con la intimidad de los vínculos afectivos y cercanos se socializa al grupo, pero se ha de permanecer siempre dentro de ese grupo velando por él, realizando una economía de subsistencia y cumpliendo la voluntad de Dios. Evidentemente, las excepciones y desviaciones de comportamiento han existido y existirán siempre; de hecho, gracias a ellas, se producen de manera progresiva los cambios sociales. Pero una cosa son las puntualidades y otra diferente lo que era considerado normal y asimilado por la sociedad de forma general: la dinámica era continuista y tradicional. Esta dinámica se irá rompiendo progresivamente para pasar al que ha sido, considerado por muchos historiadores y sociólogos, el cambio social más importante de la historia de la humanidad y que no se produjo en ningún otro momento anterior. Vendrá dado por la mano de la razón -recuperada de la Antigüedad-, pero no adquirirá su auténtica relevancia hasta el siglo XV. El cambio, a su vez, va acompañado de la progresiva reaparición del fenómeno urbano, que lentamente va alterando las relaciones sociales y conduciendo a un nuevo modelo de sociedad. Los expertos llaman a esta fase “encantada”, porque el hombre tenía que confiar en las fábulas y relatos religiosos para entender su existencia. Había que tener fe, porque todo era un gran misterio que sólo Dios podía resolver. El encanto irá desapareciendo poco a poco hasta llegar a nuestros días, en los que muchos opinan que no queda nada por inventar, todo está descubierto. Realmente, ¿vivimos en la fase del desencanto? En próximos números lo veremos. §

BIBLIOGRAFÍA Finkielkraut, Alain (2007). Nosotros, los modernos. Ed: Encuentro. Zambrana, Justo (2006). El ciudadano conforme: mística para la globalización. Ed: Taurus Baumann, Zygmunt (1999 y 2005 respectivamente) Modernidad líquida. Buenos Aires. Fondo de cultura económica y Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México D.F. Fondo de cultura económica.

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la sociedad de la desinformación En nuestros días, suponemos gracias a nuestra estable democracia y a los medios tecnológicos a nuestra disposición, la información que nos llega a través de los medios de comunicación -tanto estatales como privados- está contrastada y es veraz. Desgraciadamente esto no siempre es así.

E

stos mismos medios han manifestado hasta la saciedad que en países donde la democracia no existe o no está asentada, la censura evita que los ciudadanos puedan conocer la verdad. Sin embargo, esto último no es del todo cierto, ya que sin ir más lejos, desde Europa hemos visto como el Cuarto Poder de los E.E.U.U. de América evitaba, en numerosas ocasiones, las dolorosas imágenes de sus soldados muertos en campañas militares lejos de sus fronteras. En definitiva, imaginar que esto mismo no ocurre en nuestro país, es una absurda burla a la inteligencia de sus habitantes. En las últimas semanas, hemos presenciado en los medios, un esperpéntico y superfluo debate sobre la foto familiar de J. L. Rodríguez Zapatero con el Presidente Obama. La estética gótica o no de las hijas del presidente español y su posible sobrepeso, han marcado la actualidad nacional durante unos días, mientras familias y empresas a lo largo y ancho del país son embargadas, por no poder hacer frente a la

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hipoteca y/o a los préstamos contraídos. Esta polémica en estos momentos de crisis, en los que los mismos bancos que han recibido enormes cantidades de dinero de todos los españoles para salvar sus cuentas dejan con lo puesto a sus prestamistas, sólo constata que los redactores jefes de los medios de comunicación que mantuvieron viva esta noticia, prefieren obviar las noticias serias. ¿Quién no ha visto en un noticiario televisado a alguna víctima, que salvó su vida de una catástrofe natural o de un fortuito accidente ?. En estos casos, vemos y oímos su asombroso testimonio, y de hecho lo escuchamos, a veces traducido o subtitulado, sin importar donde halla ocurrido el suceso o la lengua en la que se expresa dicha persona. Es trágico y muy triste, por decirlo finamente, pero estos mismos medios no siempre nos ofrecen la posibilidad de conocer lo ocurrido en primera persona. ¿Quién no ha visto a algún palestino o iraquí gritar

Casos como estos ocurren diariamente, en los que la información se presenta sesgada o se omiten detalles deliberadamente,para entorpecer la comprensión de la noticia y sobre sus causas. ante una cámara de televisión con lágrimas en los ojos o profundamente indignado?, ¿acaso sabemos lo que dice? En una ocasión, tuve la oportunidad de conocer el testimonio de una de estas víctimas. Concretamente, se trataba de una mujer palestina vestida de negro, que gritaba enloquecidamente a una cámara de televisión occidental. Básicamente, esta mujer venía a


decir que su casa había sido bombardeada mientras dormía y que tanto sus hijos como su marido habían fallecido en el ataque. Dicha información fue ofrecida con toda normalidad por un medio extranjero, aunque europeo, no español, vía televisión. Casos como estos ocurren diariamente, al menos en este país, casos en los que nos endosan noticias carentes de interés general, casos en que la información se presenta sesgada o se omiten detalles deliberadamente,

para entorpecer la comprensión de la noticia y sobre sus causas. Uno ha de ver y leer la misma noticia en distintos medios para intentar conocer la verdad de lo sucedido. La culpa de esto la tienen los mismos medios que se han alineado políticamente con unas u otras ideas. Particularmente, la concentración de los medios en grupos sólo acrecenta nuestra ignorancia y nos hace más vulnerables al sometimiento en el que estamos inmersos, desde hace demasiados años ya. §

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Esta tierra no se hizo para mí

Un verano más hemos asistido impotentes

a las carnicerías habituales en plazas de toros y fiestas populares de éste nuestro querido país; todas estas manifestaciones se acometen y se cometen en nombre de la tradición y por ende, según ellos, la cultura. Y la verdad, creo que ya es hora de abordar el tema en profundidad y dejar de permitir que la palabra cultura sea tan mal interpretada, vapuleada y desde mi punto de vista, mi opinión personal, tan denostada. Si me limito al significado proporcionado por los caballeros (sí, caballeros) de la RAE, la cultura es, y cito textualmente, «Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.». Dado mi contexto, mi educación y otro tipo de circunstancias que me han determinado como mujer adulta, me cuesta situar las matanzas en las plazas de toros y demás fiestas populares, en alguno de estos apartados indicados por la santísima RAE, sin embargo, la duda aparece cuando, tras conversar con alguno de esos individuos que se proclaman taurinos y que suelen justificar tales eventos con la celebérrima frase «Es que si no existiese la fiesta nacional, no existiría el toro bravo», intento aplicar el resto del contenido del significado de la palabra cultura a estos queridos seguidores taurinos. Porque cuesta imaginar a esa inmensa mayoría (salvo la excepción compuesta por esos seguidores que guardan en la fiesta su principal fuente de ingresos y que viven en un tiempo similar al descrito, de forma magistral, por el maestro Delibes en “Los Santos Inocentes”), leyendo determinados libros (no nos vamos a poner en plan elitista, no nombraré a Georges Perec, San Agustín, Lipovetski, Bacon, Wagensberg, Aristóteles o Vila Matas, siquiera a Cervantes, Lope de Vega, Unamuno u Ortega y Gasset), viendo determinadas películas, visitando exposiciones

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de arte o disfrutando de un concierto de música clásica o contemporánea. Y ahora, que lo he puesto fácil, vendrá la réplica. Pero se lo ahorro, y mejor lo escribo yo.

son puro desprecio por la vida, pura falta de civismo, ética y humanidad, es simple primitivismo e ignorancia. Y esto es, en buena parte, nuestra querida tierra. Hay muchos tipos de cultura, por supuesto, lo sé, y sé que lo que para mí puede ser cultura, para otro es llana majaradería. Pero la diferencia estriba en el transcurrir de los tiempos, en aprender a evolucionar como seres civilizados, y saber que hay costumbres que son inadaptables al tránsito, al cambio, al paso del tiempo, hay tradiciones que, en algún momento de la historia de un país, hay que aprender a dejar atrás, porque hay costumbres que, a lo mejor, han dejado de ser representativas del pueblo. Porque para todos aquellos que defienden, que proclaman la fiesta nacional como tradición y costumbre, les pediría que reflexionasen, si esta empresa no les supone una tarea muy ardua, sobre lo siguiente: ¿No es costumbre la ablación? ¿No es costumbre, en determinados países, la violación sistemática de niñas y mujeres? ¿No es costumbre en determinadas culturas la prostitución infantil? ¿No es costumbre los pies vendados en las mujeres chinas? Y es que cansa escuchar que la fiesta nacional es una tradición, es una costumbre, porque en nombre de las tradiciones y las costumbres se ha hecho y se hace muchísimo daño. Las matanzas que se realizan en las plazas de toros, las ocas que son colgadas para que su cuello sea arrancado con violencia y saña, los toros que recorren una llanura perseguidos


por centenares de despreciables y cobardes seres humanos que los cortan y acuchillan, los perros que son abandonados en las cunetas, los gatos que son reventados, los gorriones que son quemados vivos,… simplemente son puro desprecio por la vida, pura falta de civismo, ética y humanidad, es simple primitivismo e ignorancia. Y esto es, en buena parte, nuestra querida tierra. Si queremos que este país se convierta, de una vez por todas, en un país moderno, cercano al sentir de Europa, debemos comenzar a abrir otros horizontes, pensar que España es un país plural, aprender lo que significa el respeto, y éste pasa, de forma irremediable, por mucho que le pese a algunos, por el respeto a nuestro entorno, es decir, por el respeto a los animales, tan dañados en nuestro país. §

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a la carta: enamorarse del amor

Querido/a lector/a: Hace unos días me llamó por teléfono un familiar muy cercano para comunicarme su inminente separación tras más de una década de convivencia matrimonial y un hijo fruto de la misma. Sin duda ustedes se preguntarán qué tiene de particular esta historia, pues la verdad es que nada, si no fuera porque ese mismo día y unas horas más tarde recibía otra llamada. Esta vez se trataba de una vieja amiga a la que aprecio sinceramente y que estaba viviendo un momento de crisis con su actual pareja. Parece ser que su partenaire no cumplía en absoluto algunas de las expectativas y deseos que mi amiga requería para poder continuar con la relación y después de mucho sufrimiento, había decidido darle un ultimátum (es el quinto en tres meses si no recuerdo mal): o cambiaba su actitud o ella rompería definitivamente. Aunque suene a broma y como la realidad supera la ficción siempre con creces, anoche me crucé con un conocido que es el ex de una buena colega y me contó entre sollozos que estaba destrozado. Había roto con ella hacía poco porque no estaba seguro de sus sentimientos y necesitaba pensar; ahora con el tiempo y la distancia se había dado cuenta de que era la mujer de su vida y estaba intentando recuperarla, solo que ahora ella no estaba por la labor, a pesar de que tan solo un mes antes le lloraba por los rincones. Estas tres historias que tienen un punto en común en cuanto al desencuentro y las dificultades para relacionarse, me han hecho preguntarme por un tema que ha sido tratado de forma recurrente a lo largo de la historia por filósofos y poetas: “el amor”. ¿Por qué esta palabra tiene que estar tan íntimamente ligada a las relaciones de pareja, cuándo es precisamente

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en estas donde brilla por su ausencia? No me dirán ustedes que exagero o que soy catastrofista, solamente hay que echar un vistazo alrededor, abrir un poco la oreja y comenzar a escuchar el sinfín de quejas, insatisfacciones y frustraciones que salen de la boca de amigos, familiares e incluso desconocidos, de esos que se sientan al lado en el tren o el autobús y cuando te quieres dar cuenta, te han contado toda su vida. La gente necesita hablar de su sufrimiento y de su malestar. El amor es un tema común a todo ser viviente: ese anhelo de encontrar a la otra mitad que nos complete no deja de ser un mito que no ha pasado de moda y que vive instalado en lo más profundo de cada corazoncito, por mucho que no lo queramos reconocer. Así que un día, de repente, conocemos al que creemos que será el hombre o la mujer de nuestra vida y nos enamoramos locamente: es aquí donde comienzan los problemas. Enamorarse es una experiencia maravillosa que recomiendo al menos una vez en la vida,


pero desde luego no tiene nada que ver con el amor, al menos en sus primeras fases; cuando nos enamoramos, proyectamos en el amado un raudal de cualidades maravillosas, lo idealizamos y lo convertimos en aquello que queremos que sea. Esto ocurre a un nivel imaginario, donde todo es fantástico y nos invade una desbordante sensación de euforia, que no se puede mantener demasiado tiempo por el bien de nuestra salud mental. La realidad es bien diferente y cuando cae el velo de esta locura transitoria y comenzamos a despertar, vamos descubriendo que tenemos al lado a un sujeto ajeno, real y distinto a nosotros, a un desconocido que se hurga la nariz y hace ruiditos al masticar.

Como verán no es tarea fácil, así que yo por mi parte les dejo que reflexionen sobre este asunto y saquen sus propias conclusiones; me marcho, porque tengo una cita con un chico que conocí la semana pasada, a ver si tengo suerte y esta vez acierto con Carlos… ¿O era Alberto? §

Pocas veces suele un enamorado sobreponerse a esta bofetada de realidad y es aquí cuando las relaciones comienzan su declive, aunque siempre cabe la posibilidad de que la inercia, la dependencia o el miedo a la soledad creen un vínculo fuerte y difícil de romper. ¡Qué diferente es el amor!, para que este advenga han de caer las pasiones, porque el amor es una construcción que requiere mucho esfuerzo. En el amor somos capaces de ver al otro con sus fallos, sus faltas, sus carencias y sus miserias y a pesar de esto poder amarle, puesto que en contra de lo que dice el dicho, “el amor no es ciego” sino que por el contrario es un despertar a la claridad, a la diferencia, a la individualidad y al respeto… o al menos, así debería ser.

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la palabra simulada: alteridad en la prosa de Antonio Machado

Para acercarnos a la prosa y la poesía

de Antonio Machado es preciso, al menos, mencionar los tres acontecimientos históricos que marcaron el ánimo del pueblo español a finales del siglo XIX y que marcó, de forma inexorable, el carácter de la mayoría de lo escritores de la Generación del 98: La crisis política, la pérdida de las colonias (que derivó en una crisis de identidad nacional) y el auge del republicanismo.

Si queremos entender el espíritu de esta Generación, en general, y en particular el corpus machadiano, debemos tener presente una serie de características que determinaron el arte literario de este grupo de escritores: Cierta fascinación por lo costumbrista, por la tradición como representación de lo común; una profunda desilusión; ruptura con el convencionalismo literario y un uso del lenguaje espontáneo, sencillo, cercano al modo de expresión. Lo que esta generación intentó, en definitiva, es ofrecer el medio a través del cual, el país fragmentado en el que se había convertido España en aquel tiempo, pudiese ser reconstruido. Si bien Antonio Machado puede ser considerado como uno de los mejores poetas de todos los tiempos (… con permiso de Juan Ramón Jiménez), en ocasiones se nos olvida que este “autor tardío” de la Generación del 98 nos ha dejado una de las mejores obras en prosa de nuestra literatura: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (1936); una mezcla de narración y reflexión filosófica, un logro del arte literario, una lucha preciosista entre la filosofía y la ortodoxia literaria. En Juan de Mairena, Antonio Machado diseña con maestría dos personajes apócrifos, Abel Martín y Juan de Mairena, y manteniendo una estructura similar 68 mitad doble

a los diálogos de Platón, Machado les hace hablar, les otorga sus ideas e inquietudes sobre las que maestro (Abel Martín) y discípulo (Juan de Mairena) disertan, intercambian opiniones. Descubre en ellos el espejo de la introspección. Sin embargo, la presencia de Abel Martín se torna fugaz, recayendo la fuerza del escrito en Juan de Mairena. Con este texto Machado alcanza la plenitud de un nuevo medio expresivo. Esta obra puede ser considerada como un collage de estilos y géneros, en el que encontramos diálogos humorísticos, monólogos, aforismos y versos cortos a través de los cuales el autor argumenta, reflexiona y critica los pensamientos en relación a cómo debe ser la realidad humana. Una realidad que, como veremos a continuación, es determinante para el nacimiento de este libro. Machado no llega a la prosa ni a Juan de Mairena por azar; llega a esa alteridad como resultado de un intenso proceso de ensimismamiento. Tras cultivar una trayectoria poética impecable y, en cierta medida, intentar configurar su identidad, individualidad o subjetividad a través de ella, hay cuatro elementos en la vida de Antonio Machado que determinan este proceso de alteridad de Antonio Machado a Juan de Mairena: el entorno sociopolítico, un fracaso sentimental, un afán por sostener y enriquecer su vida espiritual (para evitar el ensimismamiento), y el aislamiento para poder opinar sobre la realidad que le rodea. Por lo tanto, su uso de la palabra, su prosa se acerca a la concepción de los poetas románticos sobre la disolución del Yo en el otro, es decir, lo uno y lo plural, para desde esa pluralidad abarcar toda la realidad. Podríamos, por tanto, hacer un paralelismo entre el concepto fundamental que


reside en el Juan de Mairena, y la célebre frase de Rimbaud “Yo es otro”; el poeta que se crea, se transmuta, se mira en el otro, pero que también es otro, para así liberarse de sus obsesiones.

de sus tensiones, y por encontrar afirmaciones útiles para ese Yo plural: El poeta como representante del hombre, como resultado de la alteridad postulada por el romanticismo. §

Juan de Mairena nace, en definitiva, de una profunda desesperación del poeta por liberarse

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El tesoro de Moraima | capĂ­tulo cuarto

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éxtasis

Al sentir que con los ojos bien abiertos se acercaba a mí para devorarme por completo guiado

por su lengua húmeda y ágil, ya en ese primer beso, sabía que no querría deshacerme nunca más de él. Mi mente voladora, intuitiva y acostumbrada al desengaño susurrándome bajito me previno: - Huye ahora, sal corriendo, vamos a quedarnos a solas, lejos de los demás, donde nadie nos obligue a pasar más noches en vela, ni a llorar ríos de sal. La corriente eléctrica que recorría mi cuerpo me impedía oír nada más que los leves jadeos y chasquidos que dejaban atrás sus besos, sabiamente combinados con las caricias a dos manos que me regalaba en la nuca y en la parte inferior de mi espalda. Su maestría me volvía a poner alerta, su penetrante mirada me había traspasado; era como si le conociese de toda la vida. Traté de pensar en las consecuencias y sentí la necesidad de ponerle freno, pero volví a dejarme llevar. Me abandoné por completo. Mi cuerpo y mi mente alcanzaron un poder desconocido, le dejé colarse libremente para que revolviera en todos mis secretos mientras yo rebuscaba también con desenfreno por todos sus rincones. Entre caricias y sudor, trataba de adivinar sus pensamientos y él me seducía con miradas irrepetibles que me atravesaron doblemente. Cuando nuestro pulso acelerado se asemejaba a la marcha de un tren de alta velocidad, me paralizaron palabras penetrantes que nacieron de su boca y comprendí que ese encuentro supondría el principio y el fin de mis plegarias. En tan breves instantes pude reconocer que no había sido solo sexo, ni tampoco amor; me había tentado otra droga más dura. Nunca habría dudado en experimentar nuevas sensaciones, pero en aquel momento me sorprendí liberando gemidos sordos de miedo y placer: un éxtasis inigualable. Él fue mi adicción durante mucho tiempo, por la que sentía pavor y devoción, a la que me entregué sin obstáculos; un micromundo que me proporcionaba todo lo necesario para sentir plena seguridad. Ahora te acercas de nuevo a mí, con los ojos bien abiertos, mientras yo deseo encaramarme a ti, pero esta vez el brillo de tu mirada es diferente. Mientras vibro por saciar mi deseo con una nueva dosis de tu amor, te sorprendo girando la cabeza y alejándote. Reconozco el dolor en tu mirada, que ahora huye cristalizada. Adivino prematuramente tu ausencia, escucho mis suspiros de miedo y me invade, como en una premonición, el sudor frío de la desintoxicación. Con el rastro de tu olor impregnado en todo mi cuerpo y las huellas de tus manos aún marcadas en mi espalda, apuro tu recuerdo y me pierdo en una desesperación semejante al delirio: anhelo tu presencia y me ahoga tu ausencia. Pensamientos incoherentes invaden mi mente, a la que le repito incesante: - No le necesito, no le quiero amar, pero deseo probarle una vez más, solo una vez más. §

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otro día más

Las

notas desprendidas de aquellas guitarras, se mezclaban con la percusión suave de la batería y con las letras de mis canciones. Soñaba con qué todo cambiaría a mejor, con que no me encontraría solo un día más. Terminamos nuestro primer día de ensayo y me sentía completo y útil. La música me aportaba entretenimiento y me alejaba de la cruda realidad, y eso que esa noche no había bebido ni gota de alcohol. Monotonía, tristeza, incomprensión, melancolía. Mis letras corrosivas, intentaban deshacer este círculo vicioso en el que se había convertido la vida. Lentamente, la luz empezaba a adentrarse por las rejillas de la vieja persiana. Un olor, mezcla de tabaco y sudor había conquistado mi habitación. Un ruido ensordecedor zumbaba en mis oídos como pasos de una hembra tiranosaurio Rex irrumpiendo en las escaleras. De repente, se hizo el silencio ante mi puerta. Cómo un comando S.W.A.T, atrapando narcotraficantes, entró mi madre abriéndose paso entre las montañas de ropa tiradas por el suelo y mis sueños rotos. Subió la persiana con gran estruendo y energía, y allí acabó la noche improvisada de mi habitación. Otro día más, una mañana más. Todo era odioso. Hoy se envolvía, de nuevo, mi vida en la penumbra que maneja mi sendero de la desesperación, otro día más. Me dirigí corriendo a la escuela refunfuñando, sin peinar. Me había lavado sólo la cara y tomado un amargo café que olía a mugre. En fin, no sé de qué me quejaba, todos los días hacía lo mismo, todos los días eran iguales. Calculaba que estaría en la mitad de una semana de febrero. El cielo lloraba mojándome la chaqueta de cuero como ceniza del infierno cayendo sobre las almas en pena. Algún trueno se escuchaba a lo lejos como grito de desesperación. Llevaba lloviendo toda 78 mitad doble

la semana aunque para mí parecía que lo había estado haciendo todo un año. Ya en clase, la profesora seguía con su monólogo diario interrumpido por alguna regañina. Mirando tras la ventana, los rayos caían como dagas curvadas y plateadas que apuñalaban la tierra y susurré la letra de mi nueva canción: Los rayos caen sobre la tierra, La ira del señor Muertos andan sobre la tierra. La lluvia, arrancó de su alma una batería de relámpagos que, en ráfaga, cayeron cerca del colegio. La clase, retumbó cómo si el suelo se abriera en dos. ¡Todos directos al infierno! Comenzaron a moverse mesas y las sillas, como si un alma las poseyera e intentara salir de un cuerpo que no les correspondía. Las ventanas vibraron con violencia, pareciendo seguir el compás de una siniestra melodía. Uno de los cristales de la ventana se descolgó y cayó sobre un pupitre, golpeando a un alumno en el rostro. La brecha que tenía en el tabique de la nariz parecía peligrosa. La maestra le acompañó fuera de la clase y los dos desaparecieron tras la puerta. Nunca sentí pena por mi compañero, ni por nadie. Los odiaba a todos. Para esta gentuza, yo era el solitario de la clase, una maceta sin planta ni valor. Cómo decía mi canción: El infierno les espera, El cielo ruge, La muerte se acerca. Me levanté del pupitre con ira y me dirigí al baño a orinar. Crucé la puerta, anduve



medio pasillo y observé el rastro de gotitas de sangre del herido de la clase. Como E.T., el extraterrestre, me dispuse a seguir el rastro de Lacasitos. Bajé las escaleras observando cómo cada vez las gotas aumentaban de tamaño. El silencio y la escasa luz me daban escalofríos. Cuando llegué al último escalón, el goterón ya era un auténtico chorreón. Rápidamente, alcé la vista y encontré un zapato envuelto en un charco de sangre. Mi corazón, comenzó a latir el doble de rápido. Un poco más allá, algo parecido a un cuerpo estaba siendo devorado por tres sombras humanas. Al notar mi presencia, se levantaron y me observaron desde su oscuridad mientras otras cinco sombras se aproximaban apresuradamente por el otro extremo de la habitación. En unas zancadas, subí rápidamente las escaleras, recorrí el pasillo y entré de nuevo en mi aula dando un portazo. Los alumnos, me observaron con estupor y una voz de la clase gritó: ¡Ya está el rarito este llamando la atención!”. El silencio, se convirtió en una carcajada general. Mientras sujetaba la puerta, notaba cómo si alguien intentara entrar. Los empujones empezaron a ser cada vez más acentuados, cada vez más. Ya resultaba difícil aguantar aquella presión. Unos gemidos, suaves y extraños, se colaban por el quicio, eran como lamentos de desesperación de alguien que lo había perdido todo. Uno de mis compañeros, me apartó de un empujón diciendo: “No ves qué es la profesora, subnormal”. Al retirarme, la puerta cedió bruscamente y tres muertos vivientes se abalanzaron sobre aquel estudiante. Uno le mordió el brazo y la pierna derecha, mientras los otros adentraron las sucias uñas de sus dedos hasta vaciarle las cavidades oculares. Otro grupo penetró rápidamente por la puerta. Apresuradamente, me dirigí al fondo de la clase, mientras estallaba la batalla. Los asesinos, se adentraron en el aula atacando sin piedad entre el griterío y las expresiones de horror. Los alumnos, reaccionaron en un combate cuerpo a cuerpo utilizando todo lo que tenían a su alcance. Lápices, reglas, sillas y mesas eran sus armas. Uno de los muertos andantes cayó en el

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suelo con una regla clavada en la sien, mientras otro se tambaleaba con un lápiz incrustado en el cuello, cerca de la nuez. Nada podía parar a aquellos despiadados engullidores de personas. En cuestión de segundos, el último alumno cayó sobre un mar de sangre. Se agruparon y comenzaron a andar hacia mí a paso lento, la clase se había infectado de aquellos seres. Yo, permanecía a escasos metros de la sangría, arrinconado y sin escapatoria. La muerte era deducible, pero me armé de valor y lancé a la multitud siniestra la única silla que tenía a mi alcance. Sólo logré tumbar a uno y desprenderle su oreja que cayó al suelo quedándose pegada como una tostada con mantequilla. Me senté en la esquina rendido, esperando a que la muerte se acercara poco a poco. Al menos una veintena de ellos ya estaban a menos de un metro de mí. Pretendían tocarme con sus podridas manos. Me sentía rodeado y sin escapatoria. Cerré los ojos, y por mi mente comenzaron a pasar recuerdos lejanos, de aquellos tiempos en que tenía amigos de verdad en los que confiar. Desgraciadamente, con el tiempo, todos cambiaron a peor. Pensé en la música, mi música, esa música que había llenado mi vida de ritmo. Era mi expresión, la única expresión que no podía ser suprimida. Sentí un gran vacío en mí y recordé el final de mi canción. En esas letras había derramado mi odio y mis sentimientos de dolor: Aunque la muerte me lleve, Yo siempre estaré ahí, Yo soy parte de la muerte. No sé cuanto tiempo habría transcurrido desde que cerré los ojos, pero debía estar muerto o soñando. Con desidia, abrí los párpados y me quedé perplejo, allí seguían aquellos cuerpos observándome, con sus asquerosas manos a escasos centímetros de mi, parecían esperar una orden que les hiciera reaccionar. Sin saberlo, me había convertido en la parca que guiaba a los muertos. §


mitad doble puntos de encuentro

Málaga

Madrid

Librería Prometeo Puerta de Buenaventura, 3.

Arrebato Libros c/ La Palma, 21 (metro Tribunal)

Librería Cinco Echegaray c/ Echegaray, 5.

Sevilla

Tetería El Harem c/ Andrés Pérez, 3 (junto a Plaza de los Mártires).

La Fuga Librería c/ Conde de Torrejón, nº 4 Acc

A la venta en librerías Valencia y en Versión Original c/ Granada, 71. www.mitaddoble.com Museo Valenciano Empapel Arte Avda. de la Aurora, 3, local 7

de la Ilustración y la Modernidad (MUVIM) c/ Guillén de Castro, 8.

Librería Áncora Plaza de Uncibay, 1.

Seúl

Antequera Sonar Discos c/ Comedias, 2.

서울시 성북구 안암동 5가 1번지 고려대학교 문과대학 서어서문학과 Dep. of Spanish Lan. & Lit., Korea Univ. 1 Anamdong 5ka, Sungbuk-ku, Seoul, Korea.

En internet Almería Capacitarte C/ Canónigo Molina Alonso, 33 - bajo.

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Granada Subterránea comics, C/ Horno de Abad, 1

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un trato justo (diálogo cotidiano)

E

lla está deseando marcharse. Mira el reloj, nerviosa. Está pendiente de que su novio termine de comerse la tortilla de patatas, los filetes y el salmorejo. En el momento en el que él termine, meterá los cacharros en el lavaplatos y saldrá disparada del apartamento. - Ya he terminado – dice el hombre, que toma un palillo de dientes para sacarse un trozo de carne y apura de un trago la cerveza de lata – Estaba todo buenísimo, en serio. La chica no responde a los halagos. Con prisas, recoge el mantel, los platos, los vasos. Barre del suelo los pizcos de pan. Limpia el cristal de la mesa. El novio la observa. Se sienta en el sillón, con el postre, un plátano. - Tengo que irme – dice ella, apresurada. - Vale, amor – responde él, que deja la cáscara de la fruta encima de la mesita junto a los mandos del televisor y revistas de moda antiguas. A punto de salir por la puerta, se percata de que algo le falta. Registra el bolso: si, le falta una cosa importante, necesaria. Empieza a rebuscar por las habitaciones del piso, por los cajones de los muebles y armarios. Malhumorada, suspira fuerte y se traslada al salón. Allí le dice su chico: - ¿Buscas esto? – le dice su novio, que con una mano levanta lo que llevaba buscando durante unos minutos. Una caja de condones. - Sé que vas a ver a tu amante… esto lo necesitarás, ¿verdad? A estas horas no abren las farmacias… Ella palidece. Responde él, ante su gesto: - No te preocupes, amor. Mientras me sigas cocinando, limpiando la casa y planchándome la ropa, me da igual a quién te tires. §

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El puente de las flores

El sol luce en el cielo y las tardes se van

alargando, aún el calor no ha hecho su presencia pero la brisa es como una acaricia. Me asomo a la ventana y una chica hace que me fije en ella, camina de una forma rápida y su paso es firme, su melena morena cabalga al viento haciendo contraste con su vestido malva, se para en un semáforo y su vista se clava en el infinito. La brisa me trae notas de su perfume cálido y sensual, a primavera y una sonrisa de carmín la delata y decido esta tarde ir con ella; cierro la ventana y vuelo a su vera; la ilusión que me trasmite hace mover el mundo, sé cuanto tiempo ha esperado este momento, cuantas noches contaba las horas para saber más de él, no lo había visto nunca, no sabe como será su olor, no sabe cómo son sus abrazos, pero ya lo quiere, conoce su corazón y que la hace reír. Cada tarde que están conectados consigue que el mundo se pare y las distancias no importen, consigue que lo sienta

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a su lado a través de cables, de bits que forman su amor, cuantas tardes hablando de cómo sería ese primer abrazo, del tacto de su mano, de como él acaricia su pelo, y de como será su sonrisa… de cuanto desean ese abrazo. Ahora no puede despistarse. Mira su mapa y pregunta la dirección. Sabe que está cerca; el río la despista, Puente de las Flores, qué nombre mas bonito piensa, es a la derecha o la izquierda se pregunta, no lo sabe, se preocupa no consigue llegar, no lo ve, busca un taxi. Vaya no pasan ninguno, venga ciudad ayúdame esta tarde no puedo fallar, esta tarde es mía, estoy cerca amor, ya voy, ahí viene uno, corre … Oh no alguien se adelantó y el otro está lleno; por fin. - Buenas tardes. Al puente de las flores, por favor.


- Sí, por supuesto: un momento, programo el GPS y en un momento estamos. Hoy es mi primer día en el taxi y aun no conozco muy bien la ciudad. - ¿Qué? ¡No puede ser! pero sabe como llegar ¿ no? - Sí claro, no se preocupe, no le cobraré hasta que no encuentre el camino. - Eso no me importa, no puedo llegar tarde... El taxista parecía que daba vueltas y no se terminaba de aclarar con el GPS, solo decía ‘no se preocupe’ y ella cada vez estaba más nerviosa. El taxista consiguió llegar hasta el Paseo de la Alameda, pero al llegar hasta allí no sabía coger el sentido de los coches para poder atravesar el puente y llegar hasta la Plaza América, donde él la esperaba. - No importa, dijo, tome me bajo aquí. Delante suya por fin estaba el puente, era grande y precioso, tenia dos carriles y los coches iban en sentido contrario a ella, andaba decidida y las flores de colores blancas, rojas, violetas, la envolvían en aquella fragancia y aroma, no podía pensar, apenas saboreaba los últimos instantes antes de abrazarlo, esa sensación que jamás volvería a experimentar y lo sabía después de todo el tiempo soñando con este momento y la felicidad plena que sentía en aquel instante. Nada volvería a ser igual, a lo lejos le vio y como caminaba también hacía ella, su cazadora vaquera le daba aquel aire tan casual; en mitad del Pont de les Flors la tierra por un segundo paró su recorrido, las flores se volvieron y contemplaron como dos almas se unían en un abrazo sincero, sus ojos sintieron todo lo que se habían dicho y al unir sus manos el mundo giró de nuevo. §

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piccolo teatro

¡ÁBRETE, LIBRO! PERSONAJES: Un libro de cocina, un libro de poemas de Fernando Pessoa, un ejemplar del Quijote y una enciclopedia en cd-rom sobre historia universal. A la estantería llega del quiosco -regalada con el periódico- una enciclopedia sobre historia universal. El Quijote se dirige a ella, ante la mirada recelosa del resto de los volúmenes. DON QUIJOTE: ¡Buenas tardes, doña enciclopedia! Sea bienvenida a este humilde estante. ENCICLOPEDIA: Buenas tardes y bienhallado, Don Quijote. Gracias por su amable y cálido recibimiento. Buenas tardes al resto de la sabia concurrencia. PESSOA: (sin dirigirse a ella) ¡Cómo habla esta enciclopedia! Por la boca mueren el pez y Oscar Wilde. LIBRO DE COCINA: Se cree muy importante por ser circular y brillante, pero cuando se va la luz ¿de qué sirve? de nada, absolutamente de nada. PESSOA: Buenos tardes, buenos noches, buenas días... ¡Para qué sirve hablar! Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo. Quiero de los dioses sólo que no me recuerden.

ENCICLOPEDIA: Vaya, parece ser que no soy bien recibida. DON QUIJOTE: No atienda vuesa merced ni tenga en consideración la natural reacción que conlleva su llegada, pues en el gremio de los libros de papel es pensamiento general y común opinión que nuestro tiempo está llegando a su fin, y pronto creaturas como voacé nos sustituirán, supliendo nuestro oficio y consecuentemente pronto nos veremos relegados al contenedor de papel. No tenemos miedo, pero sí preocupación. LIBRO DE COCINA: Mis manchas: tomate, aceite... café, ésta es de café. Soy una caja de recuerdos. He acompañado a la dueña en tantos momentos... Desde que le fui regalada, ha contado conmigo para cenas y comidas, amaneceres amorosos y tardes de café dormido. Le encanta el café. En varias páginas, tengo cicatrices de café; en otras, tatuajes de tomate. También atesoro lágrimas de aceite. Y tengo recetas, muchas recetas. Tengo una receta de corazones de chocolate. Dificultad: media. Coste: económico. Están muy ricos, son deliciosos, como un beso de buenos días. ENCICLOPEDIA: Podemos coexistir ¿no les parece? PESSOA: Ahí tiene usted razón: las cosas no tienen significación: tienen existencia. Las cosas son el único sentido oculto de las cosas. LIBRO DE COCINA: Los tiempos cambian. Ahora, mi dueña se ha comprado un artefactito parlante. Le dice cómo hacer las recetas, paso a paso. Le anima, le cuenta chistes. Es la última versión. Diez mil recetas. Sí, los tiempos cambian, pero si se queda sin batería, si se va la luz ¿qué ocurre? Ya no se acuerda de mí, no mitad doble 87


se acuerda de mis manchas. No soy una caja de recuerdos, soy un recuerdo. PESSOA: Quien vive como nosotros no muere: se acaba, se marchita, se desvegeta. Las manos que lo abrieron siguen sin él estar allí, la librería donde estaba sigue sin él, la estantería que habitaba es habitada por otros. DON QUIJOTE: ¡Voto a bríos que cansáis en desmesura con argumentos tan fúnebres y enlutados! Quizás dentro de cien o mil años seamos una curiosa antigüalla, vestigio de tiempos pasados como lo es ahora el papiro o el pergamino. Viviremos en museos y bibliotecas de ricachones, o tal vez enterrados y olvidados... Pero hoy, somos importantes. Somos una especie ilustre, digna y envidiada entre todas las cosas. Hoy en día, el papel del papel es relevante. La humanidad confía en nosotros, somos sus hijos predilectos a la par que padres de los avances y hermanos de la ciencia y la cultura. No, amigos míos, no lloréis

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por mañana, alegraros por hoy. PESSOA: ¿Llorar? ¿Alegrarse? ¿Para qué? No hagas hoy lo que puedas dejar de hacer también mañana. ENCICLOPEDIA: ¡Qué razón tiene Don Quijote! ¿No estamos hechos todos de palabras? Nuestro formato es distinto; nuestro contenido es el mismo. Son más las cosas que nos unen que las que nos separan. LIBRO DE COCINA: ¿Ve? Ahí si tiene usted razón, doña cederrona. Estamos hechos de palabras. No somos una caja de recuerdos, no somos un recuerdo, somos palabras. DON QUIJOTE: ¡Y a fe mía, qué hermosos vocablos tienes, mi querido librito de cocina! Puchero, guisante, caldo, berenjena, cacerola, zarzamora... ENCICLOPEDIA: Me gustaría aprender de


cocina. Sé todo sobre Ur, el Imperio Antiguo, las batallas de Napoleón y la conquista del espacio, pero no sé guisar lentejas. LIBRO DE COCINA: Ábrame por la página 23, ahí se explica punto por punto cómo hacerlo. A cambio, usted me enseñará las costumbres de la civilización minoica. ENCICLOPEDIA: ¡Claro, genial! Pero... ¿y si nos enamoramos? PESSOA: El amor es una muestra mortal de la inmortalidad: ama como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amar. ¿Qué quieres decir además de que amas, si lo que quieres decir es que amas?

PESSOA: Hágalo usted, señor Quijote. Todas las cartas de amor son ridículas, pero no hay nada más ridículo que no haber escrito ninguna. Mientras el LIBRO DE COCINA y la ENCICLOPEDIA inician una bonita historia de amor, DON QUIJOTE se pone a redactar la carta. PESSOA, por su parte, piensa que hay bastante metafísica en no pensar en nada.

FIN

DON QUIJOTE: ¡Cielos, esto me recuerda que he de escribirle una carta a la simpar Dulcinea del Toboso! Y ha de ser la carta de amor más bonita del mundo, como dejó dicho Pedro Salinas.

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LAS AVENTURAS DEL DR. P. DANTE.

EPISODIO OCTAVO. DONDE SE DA CUENTA DE LA RÁPIDA SOLUCIÓN QUE DIO EL DR. P. DANTE AL MISTERIOSO TEXTO DEL ANÓNIMO.

(RESUMEN DE LO PUBLICADO: Simón Tedeoro se encuentra en la Plaza de la Merced con su amigo el Brigadilla 56, que le invita a solucionar un intricado caso policíaco. P. se ofrece a colaborar en la resolución ).

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- El Museo Picasso. - ¡No puedo creerlo! exclamó 56. - Es en el Museo Picasso donde se tiene previsto cometer el robo. - ¿Cómo llegó a tal deducción, ciudadano Doctor? Diez expertos descifradores -traídos de Scotland Yard-, quince curtidos detectives de la Interpol, treinta guionistas de series policíacas de Hollywood y cien ordenadores Microsoft en línea, han sido incapaces de rastrear la más mínima pista... - ¡Oh, mandamases provincianos, caciquillos de opereta! -estallé sin remedio-, ¿Por qué siempre buscan la solución, cuanto más lejos, mejor? ¿Quién inventó la costumbre de despreciar lo propio y aplaudir lo ajeno? ¿Es la verdad rubia y sólo habla inglés? ¡Ah, Alfredos Landas del poder, aún buscáis a la sueca y no hacéis más que el sueco! ¡No le quepa ninguna duda, Señor 56, que su proceder ha sido el más adecuado y certero, pues ha sido en la calle, a escasos metros de los epatantes despachos de los jerifaltes, donde ha encontrado el antídoto al desafío! - Ay, Doctor, si yo le contara –dijo, melancólico, 56-, el escaso caso que nos hacen a los de la vieja guardia... Ahora todo son formularios, computadoras y estadísticas. Se acabaron las pesquisas, las deducciones e inducciones, los hábiles interrogatorios y el seguimiento de la intuición y las corazonadas... ¡Qué ganas tengo de jubilarme, y qué júbilo me embarga al escuchar sus sabias palabras! Mas, dígame; ¿Cómo lo supo? ¿De qué modo pudo, tan rápido, desentrañar el misterio? - Es muy sencillo – repuse- El poema contiene un acróstico saltarín, en concreto del modelo llamado veneciano1. - ¿Un qué qué modelo qué?, repuso 56. - En tiempos más felices y eficaces que el nuestro, amigo 56, era costumbre el envío de mensajes cifrados entre personas de la misma profesión e idéntico rango, para ayudarse mutuamente ante los desmanes de quienes les contrataban y pretendían explotarlos sin consideración alguna. Por medio de estos mensajes, introducidos con habilidad en graciosos poemas como éste, se informaban y comunicaban, sin ser jamás descubiertos por jefazo alguno. - Ahá.


- El acróstico es una composición poética que, uniendo las letras iniciales, finales o medias de los versos, forma una palabra o frase. A este tipo secreto se le conoce como saltarín, porque para mejor ocultación del asunto, usa de los denominados “modelos”; códigos dentro de un código, para entendernos. - Sutil ingenio tenían las gentes de antaño -convino 56, en tanto se hurgaba con descaro la moqueante y gigantesca nariz. - En los acrósticos saltarines, para buscar el mensaje cifrado, hay que coger la primera letra del primer verso, y luego pasar a la última del siguiente, repitiendo este salto sucesivamente. En el modelo veneciano, del que aquí tiene un ejemplo, es de lo más logrados, pues rompe esta cadencia de saltos en el cuarto verso -del que se coge la primera letra-, y en el antepenúltimo y el último, donde se coge la letra final. Era propio de la Hermandad de Escritores y por ello lo reconocí al instante. - ¿Escritores y hermanados? -dijo Simón- Raras suenan esas dos palabras juntas. Debido a mi oficio de conseguidor de sustancias, me es dado conocer todo tipo de personas y profesiones y no conozco gremio más a la greña ni menos unido que el de los plumíferos. Denostan con denuedo al que lo hace bien, y se burlan bárbaramente del que no lo hace mejor. Judas debiera ser su patrón, si no es porque éste se vendió más caro que la inmensa mayoría de ellos, que no vacilan en entregar su alma, su mano y su culo al primero que los compre, en esta nueva Subasta Infame llamada Literatura. - Aceradas y acertadas palabras las tuyas, Simón y no puedo estar más de acuerdo contigo. Y sin embargo, hay gente de peor ralea que los escritores. - ¡Me pica la curiosidad! -dijo 56, a la par que se rascaba sus partes pudendas-, ¿Quienes pueden ser más malos que los malísimos? - Los editores. - ¿Cómo puede ser eso, P.?, me preguntó Simón. - Porque ellos son los responsables de lo que ocurre en nuestros días. Amigos del chanchullo, cómplices de lo chusco y camaradas de la vulgaridad, no son buenos empresarios de las artes, si no artistas de la mala empresa. No rechazan manuscritos, porque no los leen; no arriesgan nunca, porque temen acertar y, sobre todas las cosas, confunden al que sabe venderse con el que sabe escribir;


de ello resulta que grandes obras, cuya única culpa es que quien las hizo no sabe contar chistes de loros ni distraer en sus noches canallas al editor, quedan relegadas al olvido, en espera de tiempos menos estultos y más propicios. - Psché... Seguro que hay quien combina el saber venderse con el bien escribir -aventuró Simón. - Puede ser, pero son poquísimos entre los pocos, porque a los que sólo saben venderse no les conviene que haya quien desenmascare su mediocridad, ya que por mucho que se diga, el público sabe y entiende y éste es el mayor miedo de toda esta gente. - Me parece a mí, P. -me replicó con guasa Simón-, que más de un editor no ha querido publicar tus escritos, y que... - ¡Chitón! - dijo alguien. - ¡Shhhhh! -se escuchó decir.

(1) La existencia de los acrósticos saltarines ha sido evidenciada y estudiada con todo detenimiento por Dimas Yuste Cabecillas, más conocido por el sobrenombre de “ DYC”, con el que firmaba sus escritos. Gracias a sus esfuerzos, ha quedado fehacientemente demostrada el uso y utilidad que el Dr. P. Dante refiere de ellos. Para quien desee sumergirse en este fascinante mundo, recomendamos su “Manual de Acrósticos Saltarines”, Málaga, 1925, Editorial Inexistente, en el número 99 de su Colección Invisible. (Nota del Traductor).


la oreja del destino

La pequeña y frágil mariposita se echó a volar sorteando las templadas ráfagas primaverales.

Llegó a posarse en la central del trío de rojizas amapolas.

El insectito plegó sus alas y se dispuso a sumergirse en un apacible letargo bajo la sombra de los estambres. Pero entonces, por des-arte de magia, un molesto, rechinchinante y nada juguetón mosquito irrumpió en su pequeño Edén. La colorida amiga, espantada y de un salto, retomó su planeo con algo de dificultad, pues las legañas pegaban e inmovilizaban sus suaves y espolvoreadas alitas. Encontró tu cabeza: allí, apoyada en la mullida almohada. A la mariposa no le parecía tan grande, sino que, más bien, le inspiraba un pequeño baúl de tesoros relucientes. Bueno...también intuía algo de caja de Pandora, pero esto era realmente lo menos importante. Se acercó y cubrió tu lóbulo de cosquilleantes besitos. Tú casi podías recordarlos más tarde, al despertar. Por fín, pudo descansar a tu vera. Ya no la inportunaban los mosquitos, sino que la agraciaban los sueños de besos dados. §

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