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número nueve

menú cómic

Volumen II (*), Martínez / 2 Solo, guión y dibujos de Pío Vergara / 15-20 Bandolera; El tesoro de Moraima, capítulo segundo (*), A. López y Daniel Garralón / 30-35 El guisante atómico y la cebolla nuclear, Tomaselli y Villena / 63

poesía

Take and look, Alejandra Vanessa, ilustración de Chiolé / 4-5 En un lugar...., Vanessa Montero / 8 Tocada, Carmen López / 14 Palabras poéticas descompasadas bajo el cielo de Madrid, Carlos Martín / 21 Cansarse, Julio César Jiménez, fotografía de Quino Rodríguez / 22-23 Divagando en la orilla, Nikté Lool / 30 IV De espejos y sangre, Cristina Consuegra / 38-39 Retrato de familia, Ricardo Mingo / 42 Imaginándome Barbie, Alejandra Vanessa, ilustración de Chiolé / 61

narrativa

Acabar con los matices es morir, Furiossa López, ilustración de Daniel Garralón / 6-7 Pasando el tiempo, Agustín Sierra / 14 La abuela chica, Joaquina Durán, ilustración de Angeladini/ 24-27 Ausencia justificada, Jessica Rodríguez, ilustración de Julia Balmy / 40-41 Highway from hell, Alicia López, collage Luciano Muriel / 50-52 Las Aventuras del Dr. P. Dante, Augusto López, ilustraciones Pío Vergara /54-57

teatro

Jiménez y Gaviño, pareja civil, Rafa García, ilustraciones Idígoras y Pachi / 9-11 Cronoñaque; Un poliedro sintético, Pedro Vargas, fotografía de Javier Veiga / 36-37 La metamorfosis, homenaje a Ladislao Goldoni, Carlos Martín / 43-44 Piccolo Teatro / 9, Ladislao Goldoni, ilustraciones Daniel Garralón / 45-49

miscelánea

Mitoteca: David Bowie, Cristina Consuegra / 28-29 Mother ship connection, Pepe Canela / 53 Hoy me siento menos libre que ayer, Miguel Jiménez / 58-59 mitad doble nº 9. Portada: Chiolé. Verso del canto: Augusto López. Mayo de 2007. 5 euros. © de los autores. Todos los textos e imágenes son originales e inéditos, excepto los señalados con asterisco (*) «Volumen II», publicado en el diario «El Mundo de Andalucía» Director: Augusto López. Dirección de Arte: Daniel Garralón. Envíanos colaboraciones a publicacion@mitaddoble.com Impreso en PUBLICEP Depósito Legal MA-1137- 2005 ISSN 1888-380X www.mitaddoble.com mitad doble no se identifica necesariamente con las opiniones de sus colaboradores.


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Take and look

Aquella niña tenía el corazón azul y usaba lentillas de colores para mirar el mundo por encima de sus ojos. Apareció una mañana entre sonrisas de besos y pasteles y cosas bonitas. La esperaban profetas enamorados, ríos rojos de pez —incluso otras niñas con medias a juego y vísceras con forma de linterna. Aquella niña, os digo, os repito, ahora, nos observa. ¿Sabéis qué? Llegó para quedarse.

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Acabar con los matices es morir 1) Variante I El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia, era un día a rebufo de otros días, como un guiso de vegetales sin sal, como el episodio 128 de un culebrón de 2.000 episodios. No había nada que distinguiese ese día de la masa gris y liosa de los días vividos, ningún detalle que me ayudara a memorizarlo, a destacarlo entre la hilera recta de los días que existieron y olvidé. Ni que decir tiene, con lo tonta que yo he sido siempre, que no estoy totalmente segura de que esto que digo sea así. 2) Variante II El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia, hacía una semana que habíamos comprado un aparato eléctrico de ultrasonidos para evitar las cucarachas del verano. Lo que pasa es que el aparato repelía también a los ratones, aunque a nosotros los ratones nunca nos habían molestado. El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia pensé mucho, mientras colocábamos el aparato en el enchufe junto a la campana de la cocina, sobre qué cosa podrían tener en común los ratones y las cucarachas, vamos qué tendrían en común en el oído, para que el mismo aparato los ahuyentara a los dos. Ni que decir tiene, con lo tonta que yo he sido siempre, que no encontré nada en lo que se parecieran. 3) Variante III El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia, fui al puesto de frutas y verduras de Zaca. Fui allí, aunque no necesitaba ninguna fruta ni verdura más.

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Yo lo sabía y Zaca también ¿Cómo no íbamos a saberlo si había ido ya el mismito día de antes a comprar y el de antes de ése y el otro? El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia fui, como todos los días, al puesto de frutas y verduras de Zaca bien temprano, como hacía siempre, un poco después de que Zaca hubiera organizado la mercancía, así que fui antes de que el escorpión entrara en la casa. El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia, me pregunté por qué iba yo todos los días al puesto de frutas y verduras de Zaca. Ni que decir tiene, con lo tonta que yo he sido siempre, que no me pude contestar. 4) Variante IV El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia, mi marido —y a este nombre hay que recortarle los picos y coserle los agujeros— estaba terminando de leer la última novela de su autor preferido y eso hacía que me pareciera un adorno del salón y no una persona que respirara. El es así, un hombre, como yo digo, que se lo trae todo a casa, que no se deja nada fuera; es un hombre de salón-comedor. Alguna vez he pensado en hacer con pasta de pan hombrecillos salón-comedor para venderlos como adornos, pero nunca lo he hecho. El día que el escorpión entró en la casa y a punto estuvo de causar una desgracia, mi marido, que como yo digo no deja fuera ni una de sus tontas costumbres y que cagaría en el salón-comedor si tuviéramos allí un retrete, leía tan quieto que no parecía una persona que respirara. Tal vez por eso fui yo la que vi al escorpión en primer lugar. Ni que decir tiene, con lo tonta que yo he sido siempre, que no supe qué hacer y sólo se me ocurrió avisar a mi marido tocándole en el brazo

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E

n un lugar donde la temperatura del aire hace desaparecer la tez rosada en mis mejillas, la arena deja un polvillo color crema impregnado en todo, y el cielo se tiñe de mil y un tonos pastel mientras lucha con el mar por el dominio del horizonte…hay un mundo de ensueño y fantasía paralelo, plasmado en hojas de papel. Quizá sea mi obsesión por querer romper con todo, y olvidarme de este mundo pasado de fecha, que he llegado a creer como ciertas las palabras y como mentira la realidad que mis ojos no se esfuerzan por ver. Y así, andaba yo por esos mundos de epopeyas, todo cuento, todo novela…Y a la vez narraba mi propia historia, que si no me falla mucho la memoria, nunca llego a ser del todo cierta. Y retrepada en el lugar donde solo el aire llega a molestar, desaparecí repentinamente y sin remisión, y quede atrapada en un frío papel, sin pensamientos ni latir en el corazón. Llego a ser mi historia tan fantástica, que mi muerte no quiso ser menos, al estar yo metida en ese mundo paralelo de sueños, alguien quiso robar un instante, y con tan solo un “clic” robo mi mundo…y con él a mí.

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Jiménez & Gaviño, pareja civil

Guardia Civil 1: Jiménez, mi pareja me ha agredido. Guardia Civil 2: ¿Cómo quiere que le responda, Gaviño? ¿Cómo guardia civil o cómo guardia civil? (Silencio maniatado) Como guardia civil le diría que lo denunciara. Pero como guardia civil le diría que protegiese a un compañero. (Silencio amordazado) En cualquier caso, como guardia civil es mi deber preguntarle si quiere ser informado del proceso de denuncia aplicado a los casos de malos tratos, violencia de género, violencia doméstica o similar, según el protocolo elaborado por el Ministerio. (Silencio oficial) ¿Desea que le informe? G.C. 1: Afirmativo. G.C. 2: Según dicta el protocolo del Ministerio, Primero: el o la denunciante puede optar por no tramitar la denun-

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cia. Segundo: el o la denunciante podrá retirar la denuncia a lo largo de todo el proceso, siempre que no se haya dictado sentencia sobre el caso. Tercero: si el o la denunciante, persiste, Primero: deberá rellenar el impreso 500-A-1, donde se tipificará la denuncia. Segundo: mediante el impreso 500-A-2, se establecerá la situación familiar de los implicados (denunciante, denunciado/ada y familiar/es a su cargo). Tercero, podrá solicitar un piso o vivienda de acogida para el o la denunciante y familiar/es a su cargo, para lo cual deberá cumplimentar el impreso 500-A-3; o bien, el o la denunciante puede optar por regresar a la vivienda familiar. Cuarto: el o la denunciante, deberá ser representado/ada por un abogado/ada, que podrá ser de oficio si así lo requiere el o la denunciante mediante el impreso 500-A-4, adjunto al modelo 500-A-1. Quinto: el coste de cada impreso es de 50 céntimos, gasto que correrá a cargo del o la denunciante. (Silencio administrativo) ¿Alguna pregunta? G.C. 1: Afirmativo. ¿Dónde puedo adquirir los impresos? G.C. 2: En comisarías, estancos y sucursales del estado. (Silencioso silencio) G.C. 1: Jiménez. G.C. 2: Diga, Gaviño. G.C. 1: ¿Por qué el cuerpo se llama guardia civil cuando es un cuerpo militar? 12 mitad doble

G.C. 2: ¿Cómo quiere que le responda, Gaviño? ¿Cómo guardia civil militar o cómo guardia civil civil? (Silencio marcial) Cómo guardia civil militar no estamos autorizados para expresar opiniones sobre el cuerpo. G.C. 1: ¿Y cómo guardia civil civil? (Silencio “civilino”) G.C. 2: Cómo guardia civil militar no estamos autorizados para expresar opiniones sobre el cuerpo. (Silenciado silencio) G.C. 1: Jiménez. G.C. 2: ¿Gaviño? G.C. 1: ¿Puedo hablar con usted a título personal cuando no estemos de servicio? G.C. 2: (Muere un arrastrado sí) Negativo. G.C. 1: ¿Por? G.C. 2: Cómo guardia civil debo responder negativamente porque, Uno: un guardia civil siempre está de servicio. Dos: no hay dos sin tres. Tres: un guardia civil no es una persona. Pero cómo su superior... G.C. 1: ¿Sí? Digo... ¿Afirmativo?


G.C. 1: Jiménez. G.C. 2: Cómo su superior debo interrogarle sobre el carácter de su pregunta, para determinar si su conducta es apropiada al código. (Código de silencio) ¿Qué quiere saber? G.C. 1: Cómo su pareja civil civil, Primero: ¿qué quieres cenar de primero?, Segundo: ¿qué quieres cenar de segundo? Tercero: ¿tomarás postre?

G.C. 2: Gaviño. G.C. 1: Mi pareja me ha vuelto a agredir. Y continuará. O no. Yo que sé....

G.C. 2: Cómo... Cómo... Primero: de primero tomaré un primero, Segundo: de segundo tomaré un segundo, Tercero: Natillas. ¡Y deja ya de tocarme los genitales, ostia! (Ostia) (Incómodo silencio)

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mitad doble puntos de encuentro

Málaga

Granada

Librería Prometeo Puerta de Buenaventura, 3.

Mal gusto C/ Horno de Abad, 12

Cinco Echegaray Echegaray, 5.

Las Palmas de Gran Canaria

Tetería El Harem Andrés Pérez, 3 (junto a Plaza de los Mártires).

Cafebrería Esdrújulo Cebrián, 54. Santiago de Compostela

Librería La Abadía Comedias, 10.

Libraría Palavra Perduda Rúa dos Castiñeiros, 13.

Versión Original Granada, 71.

Sevilla.

Café Librería Erwaya c/ Afligidos, 3 (detrás de la Catedral) Antequera Sonar Discos c/ Comedias, 2. Almería Sala Vampiras C/ Marcos, 19. Capacitarte C/ Canónigo Molina Alonso, 33 - bajo. Córdoba Librería Anaquel Duque de Hornachuelos, 6 14 mitad doble

El Hobbit. C/ Regina, 20. Seúl 서울시 성북구 안암동 5가 1번지 고려대학교 문과대학 서어서문학과

Dep. of Spanish Lan. & Lit., Korea Univ. 1 Anam-dong 5ka, Sungbuk-ku, Seoul, Korea.


Pasando el tiempo la cama me asaltó un escalofrío repentino y salí disparado escaleras abajo. Pros y contras no son una ciencia exacta, si bien intercambian sus puestos en función de la emoción de turno: lo que un día es una conclusión galardoUna de las caracterís- nada con medallas, otro ticas de mi sueño –sin se torna una decisión fududa una ventaja-, es que nesta. no muestro agotamiento, El día amaneció esquipuedo sobrepasar a los nado. coches y tan fresco. He tenido ese sueño otras veces: me desplazo a una velocidad vertiginosa, corro mediante aspavientos exagerados a través de las calles. En el argot onírico desconozco qué significado encierra.

expresión al verme llegar, sudoroso y en pijama. “¿La has echado?”, le pregunté exhausto. “Sí, ahora mismo”, me contestó.

En mi sueño no alcanzo mi destino por más que lo intente, tampoco recuerdo cuál es; simplemente corro sin descanso a una velocidad vertiginosa. Creo que tiene que ver con el tiempo, con el empeño de atarlo de pies y manos, con el miedo de no sacarle partiAquella carta esbozaría do o de actuar a deshoras. Ahora no. Ahora lo real me sobrepasaba. Corría gestos reservados, miradas Como una carta bailando de manera alocada con la esquivas, reglas nuevas en la duda lengua fuera, mis piernas para el trato. En ráfagas acosadas por tembleques, vislumbraba mis palael costado mordiéndome bras, todas aquellas líneas el ánimo. Tenía ganas de cargadas de intenciones; que ella recibiera la carta, una a una completaban, a no que la leyera; o que modo de puzzle, el dibujo supiera de su existencia de ella tal como yo la veía. pero nunca llegara a sus Sin embargo, todas las pamanos. Ansiaba todas las labras en un saco no me posibilidades. Sobra acla- servían entre la multitud, rar que no puede abarcar- mientras me emperraba se todo el abanico, se opta en boicotear mi propio por una de las varillas, no plan, mientras me esformás. zaba, mentalmente, en trastocar frases y adjetivos Javier debía arrojar mi para desfigurar el mensaje carta al buzón (le pillaba inicial. de paso hacia el trabajo). Sentado al borde de A Javier se le torció la

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A

cato este dolor engendrado con pulcra puridad

con máxima celeridad venido porque no soy quién para esquivar porque no soy quién para doblar la esquina porque me ha tocado ser por siempre esta lotería que tiembla en los alambres este billete palpado por el gato y la escalera esta sal vertida este espejo bifurcado este falso boleto de tómbola esta timba ganada de manga este boleto premiado de tumba este tongo

Tocada

este mundo de fango

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esta angina agarrada a mi hecho sin lucha devengo por donde vine.








PALABRAS POÉTICAS DESCOMPASADAS BAJO EL CIELO DE MADRID

Yo podría escribir “intransitable”, la noche se adarga tras mi pecho ojos cerrados esconden sus pertrechos de luna, tragaluz inconfesable. Y encuentro unas huellas y sacudo su polvo trenzado por estrellas despisto a mi sombra y voy desnudo, más que mendigos cazando en luna llena. No canto a las tupidas madreselvas cautivas en jardines de cemento si callan marchitando las reinvento bien lejos donde nadie ya me espera. Dependo de un diario inacabado que renta el silencio a plazo fijo y engullo su alcohol engavetado lo encubro, lo escupo y lo cobijo. Pierdo el tren a sabiendas, no me importa, abdico en este reino de la prisa pues me falta, princesa, tu sonrisa y a mí ya ni el olvido me soporta.

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CANSARSE Es bueno cansarse, decidir incluso qué es lo bueno, despejar al hombre de la masa o de las piedras o de la nada. Pero ese es otro discurso. Lo de cansarse es bueno porque dice algo de uno, porque es darle dirección a la voz o al tiempo aún sin usar. No es vivir, como se cree, una parte dura de la vida: meter las manos en la tierra o vender seguros a domicilio (nada de esto habla sobre uno). Es, singularmente, no conseguir más de lo que ya se es cuando pudiera ser procurándolo. De ahí que matarse a trabajar o cansarse de vivir sea tan vulgar como realizable, y que brillar en el intento de mejorar represente un gesto ofrecido al mundo.

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La abuela chica

Marta se miró de reojo en el espejo y se ahuecó su espeso cabello gris. Se quedó mirando largo rato la foto enmarcada de la Abuela y le sonrió con tristeza. Tuvo la impresión de que le sonreía a ella casi con la misma tristeza en los ojos. Estaba un poco nerviosa. Llevaba muchos días preparando la reunión familiar. Había limpiado hasta el último rincón de la casa y sacado brillo a todos los objetos del comedor. La plata y el cristal relucían y las macetas bien cuidadas y llenas de verdor ponían la nota alegre en la estancia. Extendió el mantel bordado y comenzó a colocar la vajilla blanca con sus bordes dorados, que sólo sacaba en las grandes ocasiones. Sus hijos mayores habían llegado ya. Y los nietos, después de haberla besado casi con prisa, andaban por el patio jugando y peleando, como si estuvieran juntos todos los días. Sólo Martita y Alberto, los mayores se veían un poco extraños y como ausentes. Faltaba por llegar el hijo pequeño, que aún no había sentado cabeza y siempre iba a su aire. Pero era con ella el más cariñoso de todos y estaba segura de que no faltaría a la cita. Colocó la bandeja de los canapés sobre el aparador y las botellas de vino y licores para la sobremesa. Acarició una de las botellas panzudas, la del licor que tanto le gustaba a la Abuela y que siempre compartía con Mercedes, la nuera más querida por su madre, la más zalamera, la más cariñosa… ¡Por fin llegó! 26 mitad doble


Escuchó bromear a sus otros hijos, el pequeño había llegado. Marta fue sirviendo la comida, apetitosa pero sencilla. A ella no le gustaban los platos demasiado elaborados. Su familia estaba acostumbrada a eso. Mamá, ¡qué rico! ¿Cómo te las arreglas para hacer esto tan bueno? Y sin ponerle ningún ingrediente de los que anuncian en la tele. Sus hijos bromeaban. El ambiente era alegre, y por momentos todos hablaban a la vez, pero de vez en cuando había silencios incómodos. Aunque se alegraban de verse y disfrutaban mucho juntos, era la primera vez que se reunían todos sin la Abuela. La Abuela llegó a cumplir los 100 años. Lo celebraron a lo grande y lo mejor de todo es que ella que estuvo lúcida hasta el último día, lo disfrutó más que nadie. Siempre estuvo pendiente de todos y le preguntaba a todos y cada uno por sus asuntos, sin confundirse jamás. Ahora parecía que su presencia flotaba alrededor de la mesa. Cada uno se acordaba de ella por una razón distinta. Y Marta las conocía todas: Mercedes, la mujer de su hijo Andrés, estaba a punto de sorprender a todos con la noticia de su nuevo embarazo. «Qué contenta se habría puesto, con la de veces que le había dicho: “No tardes mucho en ir por la niña”, “Cuando tengas tu nena…» Ahora Marta estaba segura de que su próximo nieto sería una niña. Alberto, su nieto mayor acababa de cumplir 18 años, y todos bromeaban con él, con eso de “haberse hecho todo un hombre”. Alberto había querido muchísimo a su bisabuela y fue él, el que siendo muy pequeño la bautizó como la “abuela chica” porque los años la iban haciendo cada día más pequeña y encorvada. Martita, estaba un poco enfurruñada . Más pequeña que Alberto, pero ya toda una mujercita, había querido colaborar con mitad doble 27


su abuela y había intentado hacer las natillas que siempre preparaba “la abuela chica” y que estaban tan ricas. Pero no le habían salido bien. Aquello no parecían natillas, sino una crema amarillenta y demasiado líquida. La cena transcurrió entre risas y bromas, y pequeños silencios llenos de ausencia. Casi estaban terminando de comer. Mercedes estaba con la copa en alto, dispuesta a brindar otra vez con el licor favorito de la Abuela. Martita que estaba como ausente, sintió de pronto un dulce olor a vainilla y canela, aquel olor de las tardes de invierno cuando la Abuela se ponía a trapichear en la cocina. Se levantó despacio, como en volandas, y se asomó, atraída por aquel olor dulzón a la cocina. Delante de la ventana, sobre la encimera oscura, estaban los tazones de natillas, todavía humeantes, con el azúcar y la canela rociada por encima en espiral, como le gustaba ponerla a la Abuela. Por la ventana, abierta de par en par, entraba una brisa fresca que pronto enfriaría la espesa crema de los tazones. A través de los visillos que se bamboleaban con la brisa, vio a la abuela cruzar el patio, pequeña y encorvada, con su paso ligero, como si no pisara el suelo. Se giró despacio y la miró, se puso el dedo índice en los labios y con una mirada llena de complicidad, le sonrió

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mitoteca

TODOS Héroes

no nacemos

Decidió poner rumbo al espacio para sobrevivirse, para atar el presente, con un hilo de seda, al lado oscuro de la luna, y así, aniquilar el futuro con sus propias manos. O tal vez, asegurar una posibilidad. Él es el único Dios de su religión: «It’s happening now, not tomorrow, Yesterday». Ligero de equipaje y con un copyright en los bolsillos, aprendió a volar con el polvo de las estrellas y creció mientras se re-creaba. Siempre en el mismo lugar y a la misma hora. Arrastró a generaciones enteras tras prometer morir antes de los 25. Pero mentía. Él es la gran mentira… ¿Quién teme a David Bowie? Debido a sus innumerables cruzadas a través del espejo se volvió incapaz para vivir. Se inventó y mató para volver a inventarse. «Elijo las palabras no por su significado sino por lo bien que encajan sus sonidos. Soy un impostor. Soy la parodia de una farsa. Un alter ego sin ego». Robert Jones llevaba meses sin crear algo que realmente mereciese la pena, algo que lograse superar la sombra plúmbea de todo aquello que nunca ocurrió y que orbita en torno a su esbelta y escurridiza figura. Ahora, repite su credo, incesante e incansable: «It’s happening now, not tomorrow, Yesterday», tal vez más que nunca, anhela ser una mujer, aunque y en más de una ocasión, «Do you like girls or boys?», desee ser un hombre elefante, Anthony Newley, Aladdin Sane o Elvis. Robert Jones desea convertirse en ese gnomo risueño para viajar a través de nuestra entrepierna hasta los restos de las noches que se amontonan en el estómago, para agitar las esperanzas almacenadas en algún lugar de nuestro corazón o encontrar en la memoria todo aquello que él olvidó y nunca más pudo recordar. Robert Jones susurra algunas mentiras. Quiere ser mi puta, una Queen Bitch para mí, pero yo siempre le respondo que con una en la casa es suficiente. Jones ha dejado de escribir, aunque eso creo que ya lo he escrito. O tal vez no. Él ha abandonado, en el peor de los momentos: cuando los héroes abundan

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Divagando en la orilla

La cama se hace columpio con cierto rito circense. Mi (no) amado arquea una ceja ante mi desvergonzada desnudez y voy y me río para hacer efectiva su sospecha. Te desgastaré como el mar que no sabe de construcciones, lamiéndote, abocada a tu miembro y me preguntarás un día que fue de aquello y responderé: Sólo eras arena.

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En medio de una tormenta, llega hasta la posada de La Gata un viajero. Tras reponer fuerzas y calentarse al fuego, pregunta a la señora Lucía, dueña de la posada, si sabe dónde puede encontrar a Carmen Lunares; Lucía dice desconocerla. Tras cenar, el viajero sube a su habitación, donde le espera una sorpresa...






“La Ópera de los tres centavos” presenta mil y una caras, resume un modelo de vanguardia innovador y de critica social aún vigente. Nos refresca la memoria sobre la condición humana como el fresco histórico planteado por Tommasso di Lampedusa en “El Gatopardo” y puesto en la boca del Príncipe de Salina Hay que aparentar que cambia todo para que no cambie nada. La Ópera es teatro dialéctico y combatiente maestría de Bertolt Brecht junto a otro genio; el compositor Kurt Weil. “La Ópera de los tres centavos” parte de una revisión paródica y cínica de “La Ópera del Mendigo” del autor inglés John Gay contextualizada en la Inglaterra pre-industrial de 1728; justo 200 años después se estrena en el Berlín de entreguerras como gran acontecimiento teatral que sigue dos líneas dramáticas : por una parte hunde sus raíces en la tradición centroeuropea del cabaret, el circo, el vodevil, o los títeres, artes consideradas menores hasta el gran corte epistemológico del “Ubu” de Alfred Jarry que las incardinó en la revolución del teatro del siglo xx (Ionesco, Beckett). Con todas estas mimbres la obra cambia 38 mitad doble

los conceptos operísticos y del musical. Por la otra es una reflexión profunda que rompe con los ideales románticos como tesis del autor inglés. Aquí se habla de la doble moral de toda la vida, transformado, en el nuevo texto de Brecha, en personas respetables a los bandidos y desposeyendo de honor a los burgueses (la familia Peachum)De ahí la dialéctica que muestra la vileza universal del ser humano presente en la obra del dramaturgo alemán. Poliedro que Ricardo Iniesta, director de la gran compañía Atalaya, pule y va reconstruyendo con su sabiduría escénica a través de un grupo de actores poderosos que dominan voz, movimiento y se enfrentan con solvencia al difícil reto escénico del baile y el canto. La Música es el 50% de la puesta en escena., memorables composiciones de Kurt Weill que durante décadas han sido versioneadas por figuras como Elle Fitzgerald , Nina Simone, Frank Sinatra, Tom Waits, Ute lamper, Nina Hagen...... “La Ópera de cuatro Cuartos” es un mosaico donde encajan piezas como el


expresionismo, el Clown, un coro metamorfoseado en grupo de jazz, Dickens y Valle Inclán (El principe de los mendigos Jonathan Peachum) Luis Buñuel ( el Banquete de Bodas de MaKie Navaja con Polly). Cabaret y nuevo concepto de la comedia musical con toques de Brodway (fenomenal la escena musical del prostíbulo y las prostitutas) y no podía faltar otro ilustre Marx, Don Groucho, reencarnado en el corrupto jefe de policia Tigre Brown sin puro) Carlos Marx y Marilyn Monroe, creciendo como actriz Susana Fernández en el papel de una ingenua y frágil – en apariencias- Polly, una leona con piel de cordero.

Si con Jonh Gay y su Ópera del mendigo por primera vez subían al escenario personajes de los bajos fondos con Brecht todos estamos en los bajos fondos. El polen de las ideas Faulkneriano se hace visible en esta obra-poliedro al coincidir formas, teoría, historia, trama e innovación traspasando un ámbito artístico reducido llevándonos hacia la constante universal del arte. ¡Ah¡ esta maravillosa historia ocurrió en Málaga en el TEATRO CANOVAS durante los días 9, 10 y 11 de noviembre. Otoño de 2007

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IV (De espejos y sangre)

Pensar mata. Mata de una forma silenciosa. Como un amigo. Pensar destruye aquello que has amado, y lo amado es el sustento

Pensar es fragilidad sรณlida. Pensar, pensar dos veces, lo mismo es morir rรกpidamente dejando un hilo de existencia que un pensamiento borrarรก. Con otra muerte.

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¿‌ de la mentira?

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Ausencia Justificada

¿Quién es Sarah? Esa fue mi primera pregunta, que se había quedado en el aire desde el primer día de clase; y seguramente no me pasara solamente a mi, porque era posible que el resto de mis compañeros tuvieran la misma duda, o al menos lo creía. A pesar de eso, todo empezó con total normalidad y el Mundo siguió girando a nuestro alrededor como si la tal Sarah fuese algo indiferente. Yo continuaba siendo tan tímida como siempre, pasando desapercibida en uno de los rincones de la extensa mesa –incluso mientras pasaba lista parecía que se me tragara la tierra al responder con un “presente” casi mudo- y prestando toda mi atención a las interesantes palabras del profesor que tenía unos metros frente a mi. Ese día, todos parecíamos haber olvidado por completo la única ausencia que se hacía presente en la sala.

a faltar. Vale que el primer día la chica hubiera tenido cosas que hacer, le saliera cualquier imprevisto que le habría impedido acudir a clase, un sinfín de excusas a cual más probable y repentina, pero... ¿dos días consecutivos? Lo vieses por donde lo vieses, aquello comenzaba a ser un tanto extraño. Pero aun así, mi pregunta seguía estando en el aire y nadie la respondía, o no sabían claramente su respuesta. La verdad, es que me moría de ganas por conocerla. Soñaba con que fuese una persona alegre y vivaracha, una que por fin se atreviera a sacarme de mi pozo de timidez y al final acabásemos siendo amigas; mientras no apareciese, al menos tendría esa ciega esperanza.

Pero el tercer día de ausencia de Sarah ya era demasiado sospechoso, tanto para mis compañeros como para el profesorado, y yo sentía que mi cabeza iba a Sin embargo, no fue así el segundo estallar de un momento a otro... ¡Malditas día, en el que me dolía horrores la cabe- pastillas! ¡he tomado ya tantas que estoy za (tal vez por la ajetreada mañana que inmunizada! Aunque mi desesperación estaba llevando, por el calor tan insopor- pasó a segundo plano cuando el profetable que hacía, o por las interminables sor entró en la sala con gesto apesadumcharlas del profesor, quién sabe...) y en brado y yo me extrañé más que nunca al el que también la ya famosa Sarah volvió verlo con ese semblante tan triste, prác42 mitad doble


ticamente doloroso. Y más aun cuando hizo publica la sombría noticia:

mesa; me llevé una mano temblorosa a su origen, mi cabeza, y fue entonces cuando el Mundo que me rodeaba se -Vuestra compañera, Sarah, ha falle- derrumbó. En ese instante comprendí el cido –anunció con voz rota, pero no me motivo por el cual no hacían efecto las sorprendí. Eso explicaba las ausencias, dichosas pastillas, por qué parecía casi aunque eso sí, no me esperaba una “ex- invisible y tenía tanto frío; después de cusa” tan inusual como aquella- Hace un todo, me quedaban una decepción y un par de días, se dio un golpe en la cabeza consuelo: que ya nadie me rescataría de en el baño y se desangró... No llegaron a aquel pozo, pero al menos había resuelto tiempo. Ahora, guardemos unos minutos la pregunta misteriosa que había dejado de silencio por su memoria... yo misma en el aire desde hacía tres días y ahora finalmente podía responder con De repente, no sé por qué exacta- certeza: quién era Sarah mente, sentí un escalofrío recorriendo mi espalda que me hizo estremecer. Y antes de que me diera cuenta, un hilo de sangre cayó con gracia irónica sobre la

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RETRATO DE FAMILIA

Indócil cae la tarde con su clamor de pájaros. ¡Qué tristeza los labios en las fotografías, los libros, la pizarra, la frente contra el muro!. Y qué tristeza entonces cuando brotaba sangre por el mes de septiembre y sus silencios. Se fue haciendo de noche y amor turbio, el humo fue tomando la forma de la ausencia y el viento me arañaba con uñas como espejos. Seguí buscando herido una grieta segura en la pared inmensa del color amarillo. Cayó la tarde indócil con su clamor de pájaros y amaneció nublado, oliendo a despedida.

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LA METAMORFOSIS (HOMENAJE A LADISLAO GOLDONI)

Lo conocí manejando los hilos invisibles, marionetista compulsivo, de un “Píccolo Teatro”.

había producido al chocar contra sus paredes me pareció una sinfonía única, incomparable.

Un salero, un palillero o un bote de tomate hablaban a través de su voz de indisimulado ventrílocuo y al escribir parecía un niño travieso que jugaba con su dijo, mientras se alejaba distraídabolígrafo, negándose a su- conversando mente con su manojo de perar la fase animista. llaves. -Quiero intentarlo yo Al llegar a casa cerré los también, explícame cómo ojos y afiné el oído pero se hace. sólo logré que me hablara -Es fácil: los objetos te la radio. hablan mientras te divier1) Supongo que esto tas con ellos. Yo sólo cono vale, pensé y me dirigí pio lo que me dictan. derrotado al mueble- bar -Pero a mí ningún obje- para buscar inspiración. to me dirige la palabra… Fue entonces cuando -Eso es que no lo has ésta me visitó por sorpredeseado suficientemente. sa, estaba a punto de verHaremos una cosa: intén- ter mi ron favorito en el talo en casa y esta noche vaso de tubo cuando grité: nos vemos y me lees lo -¡Ya lo tengo: un vaso y un cubito de hielo con forma que has escrito. de corazón!. -Pero ¿con qué lo pueMe resistí a echar un do hacer?. segundo cubito de hielo - Vale cualquier cosa, en el vaso. El ruido que

Estaban hechos el uno para el otro. Su genética afinidad de cristal transparente, de hielo resbaladizo, comenzó a dar sus frutos. El hielo comenzó a llorar poco a poco, conmovido, mientras frotaba resbalando su cuerpo contra el vaso. ¿Cabe un acto de amor más entrañable?: desaparecer dentro del cuerpo de tu amada pasando a formar parte de ella misma.

Ambos sabían que su historia de amor sería efímera, por mucho que estuvieran jurándose amor eterno.

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Como una piedad sobrecogida, pronto el vaso sostuvo en su regazo el cuerpo inerme, corazón licuado de su amante. Me quedé observándolos sin tocarlos, inmóvil hasta que el agua finalmente se evaporara. Cada gota que desaparecía era una lágrima tallada en el vidrio para siempre. Pronto el vaso enviudó, secándose por completo. Fui a cogerlo para consolarlo, mezclarlo con otros vasos, rellenarlo promiscuo de otros líquidos, pero suicida quiso resbalarse de mi mano rompiéndose en mil pedazos contra el suelo. Nadie ocuparía jamás el lugar de su amado.

El timbre de mi puerta cristales rotos y antenas comenzó a sonar frenéti- de hielo que se escapaba, como una estrella fugaz, co. por la ventana. Sólo pude callarlo al Fue entonces cuando abrir la puerta. Ladislao acudía puntual a su cita empecé a comprender lo y mi timbre le arengaba que ocurría: la poesía me como jamás lo hizo con- obligaba a romperlo todo, migo, con su voz chillona a transgredir los límites y a contándole quizás sus se- ensangrentarme, a reconocretos o los cotilleos de los cer los sentimientos metavecinos o incluso alguna morfoseados, inmortales, de mis intimidades, a juz- nómadas y a desaparecer gar por la forma en la que en su seno como el cubiél, contenidamente, son- to de hielo, cada vez que escribo. reía. Ya todo me inspiraba sin medida, clasificando el universo por parejas para después dispersarlas: ¡Peldaños de escalera con sus huellas, mi cama con los sueños que gravitan en su cielo, la radio que me hablaba con sus ondas invisibles, el vaso y el cu-¿Cómo te ha ido?, pre- bito como un todo con la nada! guntó. -Mal, me he quedado sin obra de teatro por desaparición de los actores. -¡Trozos de cristal, escoba y cenicero!, exclamó él, incorregible.

No tuve ánimo para baIntenté reconstruirlo rrerlo, pero mientras que él pero una esquirla justicie- lo hacía me pareció avistar ra se ensangrentó de mí, una mariposa hecha con mordiéndome la mano. 46 mitad doble


PICCOLO TEATRO por Ladislao Goldoni.

La

Zarzuela de la Cazuela (adaptación libre de “Adiós a la bohemia”, ópera chica en un acto, compuesta por Pablo Sorozábal con libreto de Pío Baroja)

“Piccolo Teatro” es una colección de textos teatrales, concebidos para ser representados en casa, con objetos cotidianos, para regocijo y diversión de amigos y vecinos. Tras un encuentro regado con lágrimas en la Casa del Guardia, el dramaturgo napolitano Ladislao Goldoni creador de esta hogareña forma teatral-, ha distinguido a mitad doble con el privilegio de presentarla a sus lectores.

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PERSONAJES: Un estropajo de aluminio, una olla express, una cazuela y un cazo.

1.- Prólogo: “¡Señoras, señores!” ESTROPAJO: ¡Señoras, señores! Yo, estropajo con mucho trabajo, tengo que dar unas ligeras explicaciones. ¡Yo, que estudié en la Academia de La Vajilla China, tengo que contentarme con fregar ollas y cazuelas! ¡Realismo! Cosa amarga, triste. Vale más vivir en un sueño de porcelana fina. En mis sueños, he fregado delicadamente cucharas de postre de emperatrices y césares, tazas de café de princesas y cardenales. ¡Cómo soñaba estas cosas maravillosas en mi cabeza! Yo siento lo sutil, lo porceláni-

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co, lo carísimo ... Y sin embargo, tengo que restregar el fondo de cazuelas y ollas. ¡Realismo! ¡Realismo! Cosa amarga, triste. Vale más vivir en el sueño. Yo, que he estudiado los tipos de saleros de reyes y emperadores y los cucharones soperos de damas de alta alcurnia, heme aquí limpiando una cazuelita descarriada y un pobre cazo. Y lo peor, están enamorados, y me lo cuentan todo mientras les rasco su vientre. Y aquí estoy, en la Málaga de los suburbios, oyendo la confabulación apasionada del cazo calienta leches y la cazuela lentejera. ¡Realismo! ¡Realismo! Cosa amarga, triste. ¡Vale más vivir en el sueño! ¡En el sueño! (hace mutis)

2.- Chotis: “Al volver cansado”


LA OLLA: (leyendo un periódico; el estropajo, a su lado, escucha) “Al volver cansado a su buhardilla, el escritor Gregorio Tarambana, puso en la mesilla su ordenador portátil: llevaba en él su primera gran novela, y de fondo de escritorio una panorámica del desierto del Sahara. Su gatita, creyendo que era un nuevo cajón de arena, lo tomó para sus necesidades, y derramó un pis inocente sobre él. Gregorio, desesperado, fue corriendo a la tienda de informática, y en la puerta, se dio de bruces con Carmela Artistaza, que también acudía rauda a la tienda de informática porque su lorito real había picoteado su pantalla, adornada a la sazón con nueces del Brasil, corriendo

de este modo gran peligro la integridad de su sublime libro de poemas. La coincidencia de desgracias los hizo cómplices y luego enamorados, y corrieron a casarse al Registro Civil, siendo la primera boda en España que tiene como testigos a una gatita y un loro. Aún tratándose de escritores, ha causado gran sensación y se hacen muchos comentarios de este increíble enlace.”

ESTROPAJO: ¡El amor, qué tonto es!

OLLA: Y divertido... mitad doble 49


ESTROPAJO: El cazo, bohemio y truhán, no tenía cocina, no tenía hogar. Vi3.- Solo: “¿Recuerdas aquella tarde?” vía en un triste almacén, el día y la noche dejaban en él desamparo triste, amargor de hiel. La luz y la sombra, herían CAZUELA: ¿Recuerdas aquella tarde su alma... porque él solo quería amor. El que me juraste amor? Aquella tarde hubo cazo, bohemio y truhán, no tenía cocina, invitados en casa. El cielo sin una nube y no tenía hogar. Hasta que un día fue traíse ocultaba el sol. La lluvia de primave- do hasta aquí, y encontró a la cazuela, ra por la mañana mojó las calles y en la e iniciaron una larga historia de amor... maceta, la flor. Y al pasar entre mis asas de la que testigo, confidente y cómplice yo te miraba con amor. soy yo. CAZO: ¡Yo también, pues te quería y te quiero! CAZUELA: Quizá, pero menos que yo. No me haces mucho caso, Cazo.

CAZO: ¡Qué cosas dices, si la leche y el agua hierven más rápido desde que te conozco!

CAZUELA: ¿Porqué será que no te creo?

CAZO: Porque soy un cazo vulgar, desconchado y feo.

CAZUELA: ¿Y a mí eso qué? Eres un gran trabajador.

CAZO: (suspirando) Todo lo hago por tu amor.

5.- Diálogo: “Noche decisiva”

ESTROPAJO: ¡Noche! Haz que éstos dos se decidan.

OLLA: Te tienen ya hartito, eh...

ESTROPAJO: ¡Uf! Siempre que los friego, me cuentan sus cuitas ¡no puedo más!

OLLA: Pues hoy se decidirán. Hableremos con la cazuela, que no pierda más el tiempo y viva su amor como es debido.

ESTROPAJO: ¡Luna! Ilumina a la cazuela locuela y que, al fin... ¿Cómo era?

OLLA: Viva su amor como es debido. 4.- Vals: “El cazo truhán” ESTROPAJO: ¡Eso!

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6.- Dúo: “¡Sí, Cazuela, sí.” CAZO: Of course, darling. S’il vous plait...

CAZO: ¡Sí! Cazuela, sí. A mí no me importa que nos desprecien; yo soy un humilde como tú. A mí no me importa que los poderosos digan de nosotros que CAZUELA: ¡Pues claro que I want, mon hemos vivido amancebados. Para mí, tú amour! Sólo voy a decirte tres cosas: Que has sido mi mujer. te quiero, te requiero y te adquiero, cazo cabezón. Desde ahora viviremos nuestro amor como es debido: hablaremos meCAZUELA: ¿Sabes...? nos y nos besaremos más.

CAZO: ¡Cazuela! Tú y yo podemos CAZO: ¡Hala, qué subidón! ser amantes. Tú y yo podemos ser constantes. ¡Sí, Cazuela, sí! No dudes que te quiero y yo, por ti, daría el mundo enteTodos contentos, termina la zarsuela ro. con un felicísimo fin de fiesta; los amantes, tras el FIN, se besan. CAZUELA: ¡Tonto! ¿Me dejarás hablar?

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Highway from Hell Hans Ibsen se despertó más dolorido y nervioso de lo normal. Cierto es que en el infierno no puedes darte el lujo de una tranquilidad contemplativa, porque los volcanes, las llamas y los tridentes de los vigilantes son altamente molestos, y escuecen. Sobre todo a la hora de la siesta. Y tampoco es muy fácil dormir entre los espantosos gritos de agonía de los vecinos. Se había acostumbrado a medir el tiempo en el infinito según la época, y en esa lo hacía a golpe de eructos – 4 eructos: 1 hora. Eructó, y decidió que debía ser por la tarde. Ahí estaba, tumbado sobre su roca habitual al borde del cráter habitual, intentando evitar los habituales salpicones de lava candente que se empeñaban en destrozarle los dedos del pie. - Malditos abismos infernales – se dijo, mientras encendía una colilla con un trozo de carbón encendido y sacudía asqueado la pierna derecha para liberarse de una cucaracha gigante que había empezado a alimentarse con su gemelo. Sobre la superficie rojiza del suelo apareció una sombra familiar, una figura ominosa y humanoide coronada por dos tremendas astas encorvadas. Sonrió con un poco de amargura y miró hacia arriba, tapándose la frente con una mano para evitar el destello de aquellos ojos en llamas. - Buenas tardes, Belfegor. Ya se te echaba de menos. ¿Cuánto ha sido? ¿Dos, tres años?

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- Algunos más, me temo. Mueve el culo y levántate. Belfegor era un tipo feo. Siempre lo había sido. Pero tenía carisma. Se podría incluso decir que escondía un matiz de bondad bajo su piel negruzca y escamosa y, por algún motivo, sus cuatro metros de altura no eran del todo intimidantes. O tal vez es que le había cogido cariño. ¿Se puede tener el síndrome de Estocolmo en el infierno? Se desperezó como pudo y se puso en cuclillas, sin importarle en absoluto que el Demonio milenario viera sus chamuscadas partes pudendas oscilando sobre las rocas. - ¿Qué va a ser ahora, querido? ¿desollación? ¿descuartizamiento? ¿Partida de bridge? - No me provoques, Hans. Levántate o te saco de aquí arrastrándote por los pocos pelos que te quedan hasta que acabe hundiéndote las uñas en los sesos. - En los cuarenta años que llevo aquí no me habías dicho nunca nada tan romántico. - Ni tú me has invitado a cenar. - Normal, he estado bastante ocupado devorando mis propios intestinos. - Levántate. No te lo voy a repetir más. Se levantó, raspándose las palmas de las manos contra las piedras afiladas. Un hilillo de sangre se deshizo entre sus de-

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dos. Le ofreció una uña ensangrentada a Belfegor y sonrió. - ¿Quieres un poco o vas a darte un festín con mi hígado?

Belfegor le pegó un empujón en la espalda con una de sus zarpas dejándole un bonito surco rojo, extendió las alas de murciélago y salió volando.

Las Puertas del Infierno eran bastante más prosaicas de lo que uno se imaginaAgarrándolo por un brazo, el demonio ría. Nada de orlas doradas ni grabados empujó a Hans por un camino cubierto de cal y vísceras. Al fondo, las siluetas luciferinos en el acero: Un par de viejos de los cráteres y volcanes en erupción tablones de madera roída algo cochamdibujaban bonitas sombras rojizas sobre brosos, sujetos con una barra de hierro. el cielo gris. Cuerpos empalados sobre Se sentó en el suelo y esperó, sumiso, postes negruzcos se retorcían a su paso. a que vinieran a buscarle. Algunos le saludaron. Al cabo de unas cuantas horas, y viendo que nadie aparecía, se levantó y ob- No sé, Minnie. Supongo que volve- servó las puertas con detenimiento. Colocó una mano tímidamente sobre la barra ré. ¿Te duele mucho eso? de hierro y empujó hacia la izquierda: se - Aguanto como puedo. Es molesto, deslizó suavemente y dejó al descubierto sobre todo cuando me llega la punta a ambas puertas, que se abrieron con un la glotis. Oye, Hans, cuando vuelvas, si leve gemido. puedes, a ver si me traes algo de agua. Miró atrás: no aparecía nadie por - Haré lo que pueda, Minnie. Aguanta aquel camino calcinado. ahí. Al fondo, en el horizonte rojo, las figuras de los empalados bailaban en el Al final del camino estaba la puerta. vapor de las llamas como libélulas moHacía al menos tres años desde la última ribundas. vez que lo habían llevado al umbral, desde aquel día que las huestes del séptimo - Que les den a todos por el culo – se círculo se habían cebado con él en una dijo. de sus orgías. Todavía le dolía el costado por donde Abaddon le había arrancado Y salió los riñones a bocados, y la tráquea a menudo se le desprendía después de haber sido masticada por el glotón de Haborimo. - Hans, ¿dónde te llevan?

- ¿Qué va a ser esta vez, viejo amigo? Dame al menos una pista, no me mantengas en la intriga... que vivo sin vivir en mí. - Calla, Hans. Ya estoy harto de ti. Largo.

Highway from Hell

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LAS AVENTURAS DEL DR. P. DANTE.

EPISODIO SEXTO. DONDE SE DA NOTICIA DE LOS PRIMEROS PASOS DE LA AMISTAD DEL DR. P. DANTE Y SIMÓN TEDEORO, JUNTO A LA SÚBITA APARICIÓN DE UN INCORDIANTE PERSONAJILLO. (RESUMEN DE LO PUBLICADO: Cercados por los poetas manifestantes, nuestros amigos acaban paseados en un contenedor de basura, hasta que Simón Tedeoro los rescata).

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A

cta fabula poetarum1, a propuesta de Efraín nos encaminamos hacia ese afamado templo de la cortesía, santuario del buen comer y catedral del mejor beber, conocido como Casa Pepe. Allí, al refrescante abrigo de unas cervezas y unas patatas rellenas, nos reconciliamos con el género humano, olvidamos las tribulaciones y le recordamos a Simón nuestro agradecimiento, con palabras de vino y frases rellenas de anchoa, pues de la cebada pasamos a la uva, y del huerto a la mar. ¡Tenéis que venir esta noche a mi casa! - decía Simón-, que vienen unos colegas rumberos, amigos del alma, y 1) “La comedia de los poetas terminada...” La inclusión de las últimas palabras de Julio César al comienzo de este episodio -adaptándolas al devenir de los acontecimientos-, ha originado múltiples interpretaciones entre los estudiosos. Para la voz más autorizada, Don Antonio Mas Listo “...es una metáfora del final de la vida apacible y sosegada del Dr. P. Dante, consagrada por entero a la sabiduría y a los libros. Realza, con gran vigor estilístico, el inicio de la serie de lances, empresas y peligros que llevaron a llamar a este libro Aventuras... con toda propiedad” (Ensayos Malacitanos, págs, 1124 y sigs.). De la misma opinión es Gustavo Osuna, que abunda en esta tesis, al argüir que la frase cobra un doble sentido, en cuanto que da por cerrada el encuentro con los poetas y abre las peripecias vividas por nuestro protagonista y sus amigos; “...la comedia agradable de vivir entre libros de poetas se opondría a la tragedia de zambullirse en los turbios asuntos de la realidad.” (El Dr. P. Dante; espejo de sabios y ejemplo para valientes, pág 1 y única, dentro de su “Colección de Textos Inacabados”). Aga-G, en su apasionante volumen “Doctor P.–P. Doctor, vuela mi alma sin motor” opina que, con esta frase, realizó el autor un sutil ejercicio de hipertextualización constructivista, con evidentes elementos minimalistas y una solapada alusión al pensamiento débil de Gianni Vattimo, una (sic) “pirueta cómica-cósmica-filosófica, destinada a los habitantes de planetas distintos al nuestro, al futuro inalcanzable de quien sabe va a ser leído por marcianos o lunáticos”. Concluimos esta relación de opiniones con el díscolo Manolillo, que en un alarde de sencillez y un claro deseo de descodificar el texto, advierte en sus Conferencias en el Casa Paco que la frase, simplemente, significa que había concluído el encuentro con los poetas, y todo aquel que busque más interpretaciones (sic) “está más aburrío que un mástil sin bandera, y más estropeao que un cangrejo sin marcha atrás” (Nota del Traductor).


nos vamos a marcar una juerguecita de escándalo... Por mí, estupendo... ¿Te apuntas, P.?, me dijo Efraín. Me encantaría acompañaros, pero he dejado a medias el estudio de Kant, y... ¿Se lo estás pintando...?, me interrogó Simón. ¿Cómo?, le pregunté extrañado. El estudio del Kan... Espero que le hayas cobrado por adelantado, que son de un perro los guiris... Este guiri, Simón - explicó Efraín-, es un filosófo, y no precisa de pinturas; vive en un libro. ¿Entonces, qué prisa tienes por ir a visitarlo, campeón? -razonó Simón- Tu filósofo no ha de molestarse porque vayas a verlo mañana. ¡Mi camino es el de la sabiduría! -exclamé- Y no entiendo de jaranas, romerías ni descansos. No hay camino que no tenga posada, ni escalera sin descansillo -me respondió Simón-, y el que se agota, se rebota, y a quien no se alegra, le nace una culebra. Venga, P. -me dijo Efraín-, hazle caso a Simón y ven con nosotros; ya mañana retomarás, con brío y fuerzas renovadas, las razones puras. Quisiera además, que compartieras esta madrugada con nosotros, pues al alba hará ya diez años que Simón y yo nos conocimos, en circunstancias algo rocambolescas. Dulcemente acorralado por éstas y otras acertadas razones, secundé la festiva proposición. Tras abonar Efraín la cuenta, pusimos rumbo a la rumba, y comen-


zamos a cruzar la Plaza de la Merced, camino de la Cruz Verde, hacia la morada de Simón. Había en la plaza gran animación y grandísimo bullicio. Cientos de jóvenes, alfombraban con risas el suelo de la plaza; algunos -más afortunados o menos tardones-, habían tomado posesión de los bancos, y en ellos, daban crédito al gozo y acumulaban depósitos de amistad, sin interés ni comisión alguna, interesados sólo en volar sobre las escasas horas de asueto que, en el infame mercado laboral de nuestros tiempos, tienen asignadas. Varias veces nos detuvimos, ya que tanto Simón como Efraín, tenían amigos derramados por doquier, deseosos de echar unas parrafadas e invitarnos a variado tipo de sustancias, legales e ilegales. De ellas, mi preferida de lejos – y sobre todo, de cerca-, es y seguirá siendo la litrona, novísima lámpara maravillosa, que al destaparla, siempre concede tres deseos: cerveza, amistad y alegría. En una de éstos agradables tropiezos, paramos más de la cuenta con un grupito de jóvenes de toda edad. Decidimos acampar con ellos, y los minutos transcurrían, riéndonos entre tragos y caladas. Me encontraba yo particularmente bien acompañado, mostrando mi verbo burlón y noctámbulo a un encantador par de damiselas, cuando se nos pegó un individuo de curiosa catadura; alto, desgarbado y cabezón, de coronilla frailuca y entradas sin salida, gafas gigantescas y perilla de pega. La nariz bastaría para describirlo sólo por ella, descendiente directa del celebérrimo narigón quevedesco; la dentablanda –amarilla del mucho tabaco, negra del poco aseo, temblorosa y despiezada, justificaría una colecta para arreglársela. Sin dejar de mirar a los lados, nos dijo: Oye, coleguitas ¿Cómo va la noche? ¿Perita, no? ¿Os puedo hacer unas preguntas de buen rollo, eh?


Hoy me siento menos libre que ayer

He conocido por la prensa, que han condenado a un dibujante y a un guionista de la revista “El Jueves”, por la caricatura de los príncipes de Asturias, a pagar una multa de tres mil euros, cada uno. Me sorprende la celeridad de la Justicia en este caso particular, además, de la facilidad para encontrar a los culpables. Desgraciadamente, no siempre es así. A la memoria me vienen nombres de altos políticos catalanes o vascos, que han vertido opiniones y/o insultos sobre la monarquía, o el sistema democrático español, en mi opinión muy graves. En cambio hoy en día, a la diosa Temis no le tiembla la mano lo más mínimo al condenar a dos humoristas de la mencionada de revista satírica, que siempre se ha caracterizado por sacarle punta a todo y a todos. Es curioso que la Justicia, no encuentre nunca o prácticamente nunca, responsables políticos. ¿ Será que nuestros representantes políticos no se equivocan jamás ?. Pienso: ¡ Qué suerte tenemos los españoles ! (Comparándonos con los ciudadanos de otros países, claro está) . Lamentablemente en seguida, vuelvo a la cruda realidad, y recuerdo algunos desastres que a día de hoy, no conocen culpable político alguno. Acaba de cumplirse el quinto aniversario del hundimiento del petrolero Prestige, como si se pudiera celebrar un acontecimiento así, una catástrofe ecológica que dejó en paro a miles de personas y que dejó una herencia, que según los cálculos más optimistas, tardará 50 años en desaparecer. Después de cinco años, ¿Conocemos a los responsables?, ¿Existe alguna condena en firme ? La respuesta: la conocemos. ¿Y que decir del desastre de Aznalcóllar de 1998? La rotura de una balsa repleta de residuos metálicos pesados, muy tóxicos y ácidos, sobre el río Guadiamar, afluente del Guadalquivir, que provocó prácticamente la muerte de un pueblo y de la comarca adyacente, dedicada casi en exclusiva, a la actividad minera. Todos pensamos en aquel momento que fue un inevitable y desgraciado accidente. Más tarde conocimos que un ingeniero de Minas despedido a posteriori por la empresa minera, había denunciado en noviembre de 1995, el alarmante estado de la presa de residuos ante la Agencia de Medio Ambiente de Andalucía, hoy Consejería de Medio Ambiente. 60 mitad doble


En este caso si hubo fallo judicial, se condenó a la empresa Boliden Limited al pago de 45 millones de euros, en concepto de indemnización por los daños causados, pero ¿qué les ocurrió a los responsables políticos que conocían la situación ?. La respuesta: nada. También recuerdo casos con el Yak-42, el Carmel, el paso del Ave por Aragón, el hotel Algarrobito, etc. La lista es larga e independiente del color político. En definitiva: Los políticos no son ciudadanos, ya que sus errores se miden con un rasero diferente

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ImaginĂĄndome Barbie

Me casarĂ­a con Rody AragĂłn si me prestase una tarde por semana su pista de arena (para danzar y danzar) con mis zapatillas rosas con puntera de ballet.

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Tlf. 952 22 34 37

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