Revista Mi Valedor núm. 31, "Valedores del mundo, ¡uníos!"

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JUNGLA DE CONCRETO

VIÑETAS DEL MOVIMIENTO POPULAR URBANO* LA CIUDAD CAPITALISTA. EN EL ORIGEN, LA GANANCIA La “desesperación urbana” y su imagen arquetípica : la pareja desciende del camión , con bultos que incluyen 6 niños, y se lanza a conquistar el Edén subvertido. En su pueblo no hay trabajo ni agua, los latifundistas le imponen precios de hambre a sus productos, un hijo se les murió por falta de atención médica… La historia continúa tristemente, con las alegrías a cargo de la amnesia. A la gran ciudad llegan en busca de parientes, de amigos, de la suerte que da Dios. A las esperanzas históricas las matiza vigorosamente el influjo de los medios masivos: la urbe como la conspiración del neón y los ruidos de motores, las oportunidades centelleantes, los cursos de habilidad para entender las reglas del juego. No son criaturas de los Medios, desde luego, pero de ellos extraen el lenguaje urbano que les va haciendo falta, materiales para las “claves de entendimiento”. ¿En dónde se instala la Pareja Legendaria? En barrancas, pedregales, cerros, zonas minadas, viviendas semiderruidas. Alguien les dijo que por allí podrían quedarse, y no tienen nada que perder, ésa es su característica, nada que perder, han dormido a la intemperie, en chozas sin piso y sin techo, han sido expulsados de predios o de vecindades, y están dispuestos a la experiencia. La meta es inequívoca: un sitio propio, un hogar propio. El cuartucho donde viven es sumamente inhóspito. Pero el calificativo

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texto

Carlos Monsiváis

no es suyo, para ellos la hospitalidad es un saludo, un pedazo de tierra, la conversación incidental con los nuevos vecinos, la primera distribución de tareas comunales. La situación jurídica de la pareja es irregular, y la colonia carece de servicios. No hay agua, ni drenaje, ni escuelas, ni transporte suficiente. Pero es lo que hay, y allí se quedan, en la nerviosa y aguda primera noche, inmersos en la conversación circular que se obstina en resolver el problema planteándolo sin cesar: “¿Cómo ves? Me queda lejos del trabajo, pero ya buscaré algo más cercano. Los niños están chiquitos, así que por lo pronto no necesitan la escuela. Prometieron que vendría un cura cada quince días. El camino está peligroso y hay que quitarle muchas piedras y aplanarlo por trechos…”. En los días siguientes, la pareja amortiza su visión del Edén Posible. Es falso que la tierra sea de nadie. Aparecen dueños o representantes de los dueños, que bien pueden ser distintos, muchísimos propietarios del mismo terreno, sus nombres jamás coinciden. Y estos falsos o verdaderos terratenientes ofrecen abonos, hablan de sus excelentes relaciones con las autoridades, los insultan y se alejan con pasos rápidos. Acuden los dirigentes, que lo son del Valle de México o de la Federación Nacional de Líderes Comprobados, membrete domiciliado en un edificio lóbrego de la calle Donceles, y solicitan cuotas con voz meliflua o a gritos, improvisan discursos colmados de seguridades, insinúan con tono quedo y codicioso la conveniencia de pactar con

el dueño, de pasarla bien mediante un pequeño arreglo. Y la Pareja se entera paulatinamente de los significados de la especulación, de los usos seriados del suelo, del encarecimiento de los servicios inexistentes, de la importancia de los Funcionarios Menores y Mayores. Con la lentitud de años de vigilia frente a ventanillas, de años de dilaciones que violentan incluso paciencias entrenadas durante siglos, la Pareja conoce la Ciudad de las autoridades, y la importancia (que personalizan al extremo) del Departamento del Distrito Federal, de las Delegaciones, de Obras Públicas, de las Juntas de Mejoras, de Fideicomisos, de las diversas instancias de servicios. Los términos y los formularios los acosan, aves de presa burocráticas: ¿cómo afirmar su derecho al uso de la tierra, a quién reclamarle los servicios? El Funcionario Menor se reúne con los vecinos, los ve sin verlos, los oye sin oírlos, hace patente la buena voluntad del delegado, se incomoda seráficamente ante las agresiones verbales, promete considerar las demandas, las revisa con una ojeada aprobatoria que ni concede ni rehúsa, da palmadas en la espalda y se aleja. Ya volverá otro —la burocracia es multiforme— que hará lo mismo. EVA TOMA LA PALABRA La mujer de la Pareja Legendaria empieza a cambiar. Al principio, cuando desembarcó en el mítico camión en la mítica estación ado, su visión de las


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