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CUENTOS PARA CURAR EL CÁNCER
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CUENTOS PARA CURAR EL CÁNCER
el reno constipado
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2021, 14 Dementes El reno constipado grupo editorial, S. A. C.P.I. Cernadas de Castro, Lugar da Silva, S/N, 15214, Lousame, A Coruña
Ilustraciones. Los autores de cada cuento. Diseño de portada. Ni se conoce ni se le espera. ISBN: 981-82-1234-567-8 Depósito Legal: L-0.123-2021
Imprenta: Vaya usted a saber, S. L. Lugar da Silva, Lousame.
Printed in Spain
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¡Oh, hijo! Sé amoroso, y no esquivo1, que Dios desama2 al altivo3; desdeñoso4. Del inicuo5 y malicioso6 no aprehendas7, que sus obras son contiendas8 sin reposo9.
Marqués de Santillana
Esquivo. Huraño. Que rechaza el contacto con la gente y es poco cariñoso. Desamar. Aborrecer (tener aversión), dejar de amar. 3 Altivo. Soberbio, orgulloso. 4 Desdeñoso. Que rechaza algo con desdén o con indiferencia. 5 Inicuo. Injusto, malvado. 6 Malicioso. Que tiene malicia, que actúa con maldad. 7 Aprehender. Coger alguna característica de alguien para imitarlo. 8 Contiendas. Peleas, discusiones, luchas. 9 Reposo. Descanso. 1 2
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ÍNDICE
Agrafojo, Ághata. Lucía va al colegio
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Balirac, Antía. Marta y Áxel
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Bermúdez, Manuel. La batalla del millón de ángeles
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Campos, Hugo. El asesino y el parásito
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Galván, Marco. Tiempo helado
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Laranga, Ana. La elegida del dragón
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Lema, Darío. Crónicas de un talasofóbico
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Martínez, Aitana. Lo que no podía pasar
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Matínez, Noela. El pozo
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Outeiral, Nicolás. Una aventura en un lugar desconocido
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Pazos, Laura. Eder
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Lucía va al colegio
Una niña llamada Lucía vivía en una casita en el bosque con su madre Kono y su padre Steven. Ella era apasionada alegre y valiente. Tenía una cara dulce y tranquila; los ojos eran azules y el pelo brillante y rubio. Era baja y le gustaba llevar pantalones con camisetas cortas. La casa donde vivía era pequeña, pero a ella le encantaba. Era de ladrillo con las paredes blancas y el tejado rojo. El jardín era grande con flores de distintos colores: rosas, rojas, violetas, amarillas... los árboles eran altos y frondosos con hojas verdes. A Lucía le encantaba esa casa, pero como vivía muy lejos del pueblo no podía ir al colegio y no tenía amigos. Habló con su madre, pero ella no aceptaba, aunque después de varios días consiguió un trato: ella le ayudaba en casa y le compraban una bicicleta para ir al colegio con una condición: que regresase antes de las 8. Al día siguiente la niña se levantó toda contenta por ir a la escuela. Por el camino iba viendo el cielo azul, los bosques y las montañas nevadas. Al llegar al colegio no sabía ni leer ni escribir así que fue a la biblioteca a aprender a leer. Allí conoció a una niña muy parecida a ella, también acababa de empezar en la escuela y venía de una casa en las montañas. Se llamaba Kate y le gustaba andar en bici. Los demás compañeros no querían estar con ellas porque no eran tan listas como ellos. Esa tarde Lucía y Kate decidieron ir a dar un paseo por el bosque y echar carreras en bici. Mientras se hablaban vieron a unos niños que se habían perdido siguiendo a una ardilla. Resultó que eran sus compañeros de clase. Como ella se conocía muy bien el bosque les ayudó a salir de allí y ellos las invitaron a jugar con el balón, lo que aceptaron todas contentas. Una hora más tarde Lucía miró el reloj, vio que ya eran las ocho y media y se marchó corriendo. A llegar a casa su madre estaba muy preocupada y al verla la abrazó y le dijo que solo podría quedarse una hora en la biblioteca después de clase y tendría que volver a casa. A la niña no le quedó más remedio que aceptar y un poco triste se fue a su habitación. Semanas después se quedaba todas las tardes en le biblioteca hasta que consiguió subir sus notas pero al no poder quedar con sus compañeros fue perdiendo amigos; ya volvía a estar como al principio: sola con Kate. Unos días antes de su cumpleaños, Kono decidió darle una sorpresa a su hija e invitó a todos sus compañeros para celebrar el cumpleaños. Al llegar el día del cumpleaños Lucía llego a casa y todos le gritaron ¡Sorpresa! La muchacha se alegró muchísimo y se puso muy feliz. Abrió todos los regalos y en uno, el de sus padres, había una bici nueva y una carta donde ponía: Cariño, feliz cumple. Como has subido tus notas, tu padre y yo hemos decidido que puedes salir con tus amigos siempre que llegues puntual a casa. Ella, toda feliz, corrió hacia sus padres y los abrazó. 13
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Marta y Axel Al final de la cola de suscripciones se encontraba Marta, con su melena larga y gruesa cayendo por su espalda, aquel día de calor. Ese día era el más esperado para ella después de tantos años intentando convencer a sus padres. Para esta fue un alivio saber que le dejaban entrar a la hípica de Boullón. Esperaron horas y horas para poder anotarse en esa famosa hípica. Por una parte, Marta tenía algo de miedo, ya que no sabía si iba a superar las pruebas para poder entrar. Después de un largo día, Marta se fue a casa con sus padres y esperó a que le enviaran un correo a su teléfono móvil. Cada notificación que llegaba Marta miraba ansiosa para revisar si era la famosa hípica de Boullón. Le dijeron que en una semana, una semana y media le podía llegar el mensaje. Habían pasados dos semanas y el domingo “clin clin”, sonó el teléfono. Efectivamente era la hípica informando de que estaba dentro de las pruebas. En el correo ponía claramente que el día de las pruebas definitivas para saber si estaba oficialmente dentro de la academia, era el 13 de julio, justo el mismo día que cumpleaños. Los ejercicios eran los siguientes: ir a cuerpo a tierra, ir a paso, trote, galope, saltar las vallas más bajas (si te atreves más altas puedes), tenían que hacer varios pasos de doma clásica; paso lento, paso medio, trote corto, trote de trabajo, trote largo, galope reunido, transición, cambio de pie en el aire y parada. Le pedían bastante, pero para ellos no era lo suficiente. En esa hípica solo querían a los mejores y Marta estaba a veces convencida de que era una de ellos, pero luego dudaba y decía que eran muchas cosas y no le iban a salir. La situación era la siguiente: Marta estaba entrenando para el día siguiente, el 13 de julio, cenó, se lavó los dientes y se fue a cama a descansar para la jornada larga que venía. Sonó el despertador, ella levantó la cabeza y vio el reloj. Se asustó por ver esa hora intempestiva, las cinco y media de la mañana, suspiró y le levantó. Se puso una bata por encima de la ropa para no mancharla mientras desayunaba, se levantó de la mesa y sus padres la felicitaron por su cumpleaños. Entonces se dirigió al baño a lavarse los dientes y la cara y a peinarse. Su madre le preparó un moño bajo para poner el casco. Subieron al coche y se comieron una hora y media de camino para ir a un picadero especial de elección. Al llegar le costó aparcar, ya que cada año se apuntaba mucha gente. Al cabo de dos turnos le tocaba a Marta. Estaba nerviosa pero segura de sí misma. Cuando llegó el momento, salió y todo fue de maravilla, lo clavó, pero tuvo un pequeño fallo con el galope reunido, pero por el resto genial. Luego, cuando iban en el coche de vuelta a casa, Marta le contó a sus padres que el caballo que había montado le encantara.
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Llegó el día de las elecciones y como era de esperar la escogieron. Empezaba el día 16 de julio en este caso mañana, y se fue preparando. Pasaron los años en esa hípica, ganó el premio más importante con Axel, su caballo. Llevaban muchos años juntos. Un día marta decidió ir sola por la carretera y luego por el monte, comenzó a ensillar a su caballo en la hípica, tranquila, sin ninguna preocupación. Salió, corrió, saltó, hizo de todo, hasta que se cansó y decidió ir para la hípica. Cuando iba de camino vio algo a lo lejos en una cuneta, se fue acercado cada vez más y pudo apreciar… ¡Un hombre con un tiro en el hombro! Marta ya había visto esa cara antes, en las elecciones, cuando entró con Axel. Ella no sabía quién podía ser. Llegó a la hípica y fue a la sala de control donde había una televisión con las noticias y escuchó que habían disparado a una persona en el hombro derecho por robar un caballo en la hípica de la Sierra de Outes. Marta escuchó unos pasos de tras de ella. Era un domingo y no había nadie en la hípica, solo estaban los de la sala de control con las cámaras de vigilancia a 5 metros de alto, solo podía ser alguien que quería vengarse porque había visto la cara del ladrón de caballos. Entonces recordó que tenía una navaja en las botas que le había regalado su tía Flor. La cogió lentamente y se giró con cuidado. Se giró en un movimiento certero y se la clavó lado del corazón. Instantáneamente, al hombre se le calló la pistola de la mano. Al rato, Marta escuchó unos tiros que se dirigían hacia ella. En ese momento entraron cuatro muchachos decididos a matarla por haber acabado con su jefe, pero de fondo se escucharon unos castos de caballo al galopar, y ahí fue cuando entró Axel, saltando a dos patas hasta conseguir que los ladrones huyeran. Marta empezó a llorar y se calló de rodillas al suelo, pero Axel la levantó y le ayudó a subir a su lomo. Después, fue galopando hacia el río hasta que llegaron a su destino, Axel la dejó en el suelo y ambos descansaron allí viendo el atardecer.
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La batalla del millón de ángeles
Una vez existió un grupo de ángeles de élite llamados “Caballeros alados”, los cuales fueron creados a partir de la mitad de poder de la deidad suprema angelical. A cada uno se le había asignado un elemento el cual podrían controlar a su voluntad si lo llamaban por su nombre. También les fue asignada una bestia divina a cada uno de ellos. Debido a su gran poder, no tardaron en rebelarse contra ella, por lo que la deidad les arrebató su inmortalidad y los separó de sus bestias divinas. Eso ocurrió hace cuatro mil años. Ahora habita en la tierra la generación de alados más poderosa que jamás ha habido. Entre todos llegaron a un pacto: dividirían la Tierra en seis partes, llamadas sectores; cada sector sería vigilado por un alado, aunque tuviese que dar su vida. Lea era un chico tenaz y muy inteligente, su mayor afición era jugar baloncesto con su mejor amigo Samuel, este era un chico muy empático y con una pasión ardiente en todo lo que hacía. Un día después del asesinato de los anteriores alados de rayo y fuego a m anos de Arnold, heredaron sus poderes. Ellos eran unos completos inexpertos, hasta que un día se toparon con un hombre misterioso que sólo tenía un ala, pero aun así les dio la paliza de sus vidas. Ellos, atónitos, le preguntaron quién era. Se trataba, ni más ni menos que de Nathan, el reconocido en aquel entonces como el alado más poderoso de la historia. Los dos novatos quedaron alucinados, y no por su poder, sino por su aspecto. Aparentaba unos 20 años y medía unos 165 centímetros. Tenía el pelo color rojo carmesí y una mano biónica; pero alucinaron aún más al saber que tenía tal poder. Incluso sin poder volar y sin una mano. -¿Por qué no puedes volar?- le preguntó Lea -¿No es obvio, enano? Solo tengo un ala debido a que cuando era un novato Arnold me la arrancó-. - ¿Y, por qué lo hizo? - dijo con dudas Samuel. -Pues porque lleva 400 años asesinando a alados por aquí y por allá; de hecho mató a mi maestro-. -¿Y no te vengaste?.- Sí, le arranqué el ala derecha y una pierna, pero eso es otra historia. Ahora entrenad, ya que en 20 años serán liberados un millón de ángeles. No es de vuestra incumbencia cómo lo sé, ¿vale?- .- ¡Entendido!-. Gritaron ambos. Y así fue. Mientras los dos novatos mejoraban sus habilidades, Nathan hizo un trato con el resto de alados; consistía en que si los vencía en un combate se unirían a él para combatir a la deidad suprema. Arnold, el cual estaba en desacuerdo, se quejó, metiéndose con él restregándole por la cara que había destruido su sector. A esto Nathan respondió de una manera agresiva, rompiéndole los brazos a Arnold y obligándolo a ayudarlo. Ya pasados 20 años cayeron del cielo un millón de ángeles junto con la deidad, comenzando así la batalla. Luego de 7 días, dañaron a Lea de gravedad, pero también llegó Nathan junto con Arnold, dispuestos a asesinar a la deidad. Aunque estuviese herido, Lea sabía que la batalla estaba más que ganada, pues contaban 19
con Nathan y Arnold de su lado. Ambos tenían el poder suficiente para destruir uno o dos sectores; por lo menos Nathan ya lo había hecho una vez, y Arnold había matado a varios predecesores del “Asesino de Dioses” o Nathan. Luego de planear una estrategia con Arnold (la cual consistía en que explotarían una gran aguja del Yermo en el que se encontraban, matando así a varios de los enemigos). Lea vio en la lejanía a Petra, que se acercaba volando a una velocidad supersónica, acompañada de Samuel. -¿Qué es este lugar?preguntó Petra. -Se llama Yermo de agujas, lo de agujas viene de que tiene unas rocas puntiagudas y muy finas. Por cierto, ten cuidado si ves algún remolino, podría ser un Diablos-. -¿Un qué?- dijo ella. - Un diablos es un monstruo con cola de ankilosaurio, alas de águila y cabeza de escorpión. Se entierra y utiliza su desarrollado oído para detectar a las presas que pisan sus remolinos.- Respondió, con chulería Samuel. Al instante se escuchó un grito de Nathan: - ¡Diablos! ¡Tened cuidado!- Pero antes de que el grupo pudiera reaccionar, se vieron rodeados por un grupo de unos cincuenta mil ángeles, acompañados por la Deidad Suprema Angelical, la cual, obviamente, los quería matar. El enano serioque recientemente había gritado, tuvo una idea. Esta se basaba en que él asestaría una patada a la Deidad, cargada con su elemento: el aire. La idea era darle un golpe que la mandara al núcleo de la tierra, lo que causaría la muerte de todos los ángeles enemigos, ya que, al morir la deidad, morirían también todos sus seguidores. Pero era muy difícil la ejecución del plan, ya que la deidad no se dejaría golpear ni en broma, por lo que deberían acudir a ayudarlos las bestias divinas. Estas eran unas bestias o animales dotados con poderes angelicales y demoníacos, al entrar en contacto con el Limbo, también llamado la gran frontera entre los dos mundos. Había seis bestias divinas, asignadas a sendos caballeros alados. Estas eran: el León Pixis, asignado a Lea, elemento fuego; luego estaba la libélula Epona, asignada a Samuel, elemento relámpago; continuaban el Gato Gato y el cuervo Itachi, asignados a Nathan, elementos aire y hielo; era el turno de la Iguana Betelgeuse, asignada a Arnold, elemento tierra; La tortuga Diane, asignada a Petra, elemento Agua; por último estaba Diddy, el mono, asignado a Korinna, elementos madera y hoja. Todos tenían un poder similar al de un caballero alado, pero eran mucho más sabios. Al final se tomó la decisión de introducir a todas las bestias dentro de Nathan, para que este le asestara la patada. Justo cuando estaba a punto de llegar, pisó un remolino y un Diablos le arrancó una pierna, pero ya no se podía detener, tenía que llegar. Consiguió darle el golpe y se enterró con ella bajo tierra, empujándola hasta lo más hondo. El calor fue aumentando hasta que se desintegraron. Así fue como la humanidad se salvó, a cambio de la vida de Nathan y de las seis bestias
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El asesino y el parásito Hoy vengo a contar la historia de Fred, un niño de ocho años al que le ocurrió una desgracia. Nos remontamos al 1 de octubre de 2010, el día en el que Fred cumplía los ocho años y que tanto llevaba esperando: -¿Por qué?- Os preguntaréis, pues resulta que a inicios de ese año vio en el escaparate de una tienda un muñeco del personaje de M arvel “Spiderman”, le suplicó a sus padres (Nick Thomsom y Jessica Jones) que se lo comprasen y ellos le dijeron que se lo comprarían el día de su cumpleaños, cuando cumpliera ocho años. Se levantó a las 9:30 y bajó a desayunar, abrió la alacena y cogió sus cereales favoritos, a las 10:00 se despertaron sus padres y bajaron con él. - ¿Qué haces Fred? -Le preguntó Jessica. -Ver la tele. - ¿Has desayunado? -Sí, acabé hace mucho -Vale, yo y tu padre nos vamos al trabajo, vendrá tu abuela a cuidar de ti. - ¡Vale! Chao. -Dijo Fred extrañado porque no han mencionado nada sobre su cumpleaños. Quince minutos más tarde su abuela llegó. Pasaron la mañana jugando a piratas con unas espadas de juguete que ella misma le había regalado al niño. A las 14:30 llegaron Jessica y Nick y comieron la comida que la abuela había preparado: de primero ensaladilla; de segundo, espaguetis con albóndigas y de postre, tiramisú. Acabaron de comer y fueron al parque. -Oye Fred -dijo de pronto su madre. -Dime -le contestó. -Tenemos algo para ti - ¿El qué? -Preguntó intrigado. -Toma, para ti, campeón -Dijeron Nick y Jessica mientras sacaban la figura de Spiderman del bolsillo. ¡FELICIDADES! -gritaron los dos a la vez. -¡LA FIGURAAAA! -gritó el niño el triple de alto. Horas después volvieron a casa. Eran las 22:00, la hora de cenar, se sentaron los cuatro alrededor de la redonda y astillosa mesa y comenzaron a cenar las sobras del mediodía cuando de pronto escucharon un gran golpe. ¡PUM! -¡¿Qué ha sido eso?! -gritó Fred asustado. Nick se levantó, se dirigió hacia la puerta de la casa y vio la puerta rota tirada en el suelo y a un hombre de metro ochenta con una túnica negra y un rifle AK47 en su mano. - ¡DAME TODO TU DINERO! ¡AHORA! -Dijo el misterioso adulto alzando la voz - ¡NO TE DARÉ NADA! -Le respondió con valentía y con un tono desafiante al hombre. -Bueno, tú mismo… -Susurró el atracador y después de una gran pausa disparó.
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Se dirigió a la cocina y disparó a la abuela. -Fred, escápate por la puerta trasera -susurró Jessica. El niño hizo caso y se fue. Acto seguido la madre intentó “negociar” con el asesino. -S...s...si no m...me matas no dir… ¡PUM!- El desgraciado disparó sin pensar antes de que ella pudiera terminar su frase. Los vecinos alertaron a la policía de que había disparos en la zona y la patrulla llegó 12 minutos después, pero ni rastro del asesino ni de Fred. Días más tarde los mismos vecinos hallaron a Fred el medio de un bosque en las afueras de la ciudad. Estaba helado y hambriento y lo llevaron hacia un orfanato. Pasó dos años allí porque una familia lo adoptó cuando había cumplido los diez. Pasaron muy buenos momentos como familia pero él nunca olvidaba los traumas del pasado. Ocho años después compró la casa en la que había vivido la mayor parte de su infancia porque estaba mucho más cerca de la universidad. En las clases actuaba con normalidad e incluso parecía que estudiaba ya que siempre respondía bien, pero se pasaba toda la clase buscando información sobre el asesino en el ordenador. Un día, cuando volvía a su casa y cruzaba la calle, un Lamborghini pasó a toda velocidad y lo atropelló. Una ambulancia llegó y se lo llevaron al Hospital. Tuvieron que amputarle la pierna y ponerle una biónica. Pasó un mes y medio y al fin salió del hospital- Le costó mucho acostumbrarse a la pierna biónica pero lo consiguió. A partir de ese día investigaba a diario pero no encontraba nada. Uno de esos días se desesperó y decidió salir a tomar el aire a la calle. Allí se topó con Samuel, un viejo am igo que había conocido en el orfanato. - ¡Samuel! - ¡Fred! ¿Qué tal te ha ido con tu nueva familia? -Me ha ido genial, son muy buenas personas. ¿Y a ti Samuel, al final te adoptó alguien? -Sí, pocos meses después de ti vino una familia y me adoptó. También estoy muy feliz con ellos. -Oye, Samuel. ¿Me das tu número? Así podremos hablar cuando queramos. - ¡Vale! Es 1200-4466-8842. -Gracias, hablamos más tarde, ahora me tengo que ir. -Se despidió de Samuel y volvió a su casa a seguir investigando. Buscó noticias sobre el asesinato a ver si encontraba algo. Estuvo más de ocho horas leyendo noticias. Leyó aproximadamente 550 y encontró una foto hecha desde el edificio de enfrente con una cámara de seguridad. Descargó la foto e hizo zoom en las ventanas y ¡Bingo ! Halló la cara del asesino la cual no recordaba. Enseguida se dio cuenta de que se trataba del famoso criminal Michael Morrow. Investigó sobre su paradero adentrándose en lo más hondo del internet y terminó encontrando la información que necesitaba.
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Se dirigió allí y rompió la puerta de la casa de un patadón. Entró en la casa, era nauseabunda mohosa y húmeda. Encontró a Michael en una sala llena de ordenadores y le apuntó con una pistola. -Qu… qu… quién eres, qu… qu… que quieres. -preguntó el asesino asustado y desarmado. -Soy Fred Thomsom Jones. ¿Te acuerdas de mí? -N… no… no puede ser ¡eres tú! -Sí, soy yo. -Intentó disparar a Michael pero no fue capaz, así que el asesino aprovechó, cogió un rifle que tenía en la casa y huyó. Fred comenzó a perseguirlo y llamó a la policía pero cuando llegaron las tropas el asesino mató a unas diez personas. Murieron de una sola ráfaga del rifle. Llegaron a un callejón sin salida y Fred vio como al sujeto le empezaba a salir una espacie de gas violeta del corazón y comenzó a mutar. Se convirtió en una especie de monstruo musculoso y peludo de color violeta. De pronto, medía 5 metros. Le disparó pero no sirvió de nada- Le siguió disparando y una de las balas le dio en un ojo. En ese momento Fred se dio cuenta de que ese era su punto débil, pero el monstruo se cubrió el otro ojo. Pasaron mucho tiempo peleando hasta que el monstruo dejó al descubierto su ojo. Fred disparó y lo mató. Se sintió tan mal por haberlo matado que se entregó a las autoridades y lo metieron en la cárcel. Lo condenaron a 15 años pero él no se arrepintió de haberse entregado. Es más, él siente que merece esos 15 años.
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Tiempo helado En Mirius, la ciudad de la justicia, vive un muchacho de 15 años llamado Rokuro. Es bastante alto, ni gordo ni flaco. Su pelo es castaño, con toques de rojo y negro, tipo emo. Su hábito es estudiar mucho y solo suele hablar con su mejor amigo Kenji y con su amiga Miku. Tiene la habilidad oculta de controlar el hielo, y compite en secreto con su mejor amigo para conseguir el aprecio de Miku. Un día, en el colegio, estaba con Miku y Kenji cuando de repente el grupo de abusones insultó a Rokuro y Kenji lo defendió, hasta que los tres acabaron en una pelea, siendo machacados. Cuando estaban en el suelo, de repente a Kenji lo rodeó una corriente de aire y empezó a elevarse. En ese momento Rokuro se dio cuenta de que su amigo también tenía poderes, solo que los suyos eran sobre el aire, pero tenía un problema. Kenji estaba descontrolado y empezó a destrozar toda la ciudad y entonces Miku dijo: -Rokuro intenta calmarlo por favor. A lo que el respondio: -Lo haré, pero no solo porque me lo pediste. También es mi amigo desde la infancia y no quiero que rompa todos los sitios que hemos ido conociendo juntos o todas las cosas que queremos de esta ciudad. Después del discurso le dijo a Miku que pusiera a los compañeros a salvo. Él ya se apañaría. Cuando Miku se fue empezó a usar sus poderes para crear un camino por el aire con hielo y acercarse a su amigo para conversar, pero era imposible. Ya había perdido la compostura, así que en ese momento intentó encerrar a Kenji en un una caja de cristal. Lo consiguió, pero sin resultados, porque Kenji se liberó rápidamente con una onda expansiva haciendo pedazos el hielo. Estuvieron peleando durante mas o menos media hora. En ese momento se dio cuenta de que estaban destruyendo la ciudad, así que gastó muchas de sus fuerzas en crear una ametralladora de balas de hielo gigantes para hacerlo retroceder kilómetros. Lo consiguió hasta tal punto que llegaron a un acantilado al lado del mar. En ese momento Kenji se cabreó y empezó a lanzarle ráfagas de viento cortantes consecutivamente. En consecuencia, Rokuro creó un muro de hielo gigante para protegerse. Sabía que el muro no iba a durar, así que planeó un ataque final. Mientras estaba detrás del muro empezó a crear un bate gigante con todo su poder restante, y cuando Kenji rompió el muro, Rokuro le metió un batazo mandándolo contra el acantilado y dejándolo inconsciente. Después de eso sonrió y cayó dormido en un resto de hielo que estaba flotando. Cuando volvió a despertar estaba en una camilla con Miku dormida a su lado, cogiéndolo de la mano. Después de eso se volvió a dormir. Unas horas más tarde despertó y Miku ya estaba despierta. Él le preguntó dónde estaba Kenji. Ella respondió que no estaba en el lugar, que solo había aparecido él. En ese momento, Rokuro cerró el puño fuertemente y como Miku lo vio así le dio un beso. Eso lo dejó callado, pero después se levantó, le dio un abrazo y empezó a llorar. Desde ese día se preguntan dónde está su amigo. 27
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La elegida el dragón Nuestra historia comienza 15 años atrás cuando, sin saberlo, una pareja da inicio a una leyenda. Dakudemon En una noble aldea licántropa, ha nacido una niña distinta a las demás crías y esto se debe a que, en vez de nacer en su forma de lobezno como el resto, se toparon con la sorpresa de que estaba en su transformación humana y, sorprendentemente, tenía una cola de lobo, por eso, desde que la vieron por primera vez, la pareja de alfas supo que ella sería la guerrera que acabaría con el legado del malvado emperador del bosque (o sea yo): Dakudemon Pero bueno, esa es una historia que se explicará en otro momento. El caso es que, a medida que fue creciendo, Sya fue desarrollando nuevas técnicas como el aullido sónico o el poder caminar sobre el agua. Sin embargo, un día hubo un pequeño incidente (y por pequeño me refiero a una hecatombe), era como si no pudiera controlar su propio poder, terminó arrasando parte de la aldea e incluso acabó con alguno de su especie, incluida, su madre. Desde aquel día vivía en una jaula por voluntad propia, no quería hacer daño a nadie más, entonces se me ocurrió la genial idea de raptar a algún licántropo especialito, el alfa, Arufa. Esto a Sya no le gustó por lo que decidió salir de su celda para venir a por mí, pero necesitaría ayuda de un ser específico, EL GRAN DRAGÓN AZUL, el cual me venció hace 5000 años, así agotando todo su poder mágico y acabando escondido en algún lugar del bosque. Pero lo que yo no sabía era que la licántropa tenía el medallón de sangre de dragón, el cual es una pieza clave para encontrarlo. Para mi suerte ella no sabía qué poder poseía as í que mandé a uno de mis secuaces para que la liquidara y se sumieron en una batalla. El demonio era veinte veces mayor que ella, pero Sya no era del tipo de persona que se dejaba ganar fácilmente. Su gigantesco rival dio un rápido puñetazo que acabó fallando y dejando su grotesco puño atascado en la roca, ella aprovechó para subir hasta su hombro y partirle el cuello en dos. Mi monstruo acabó cayendo bruscamente con un rugido que ensordeció a las criaturas de los más lejanos valles y ella continuó con su viaje. En el medio del bosque se topó con un ave de un plumaje del color del fuego. Esa niñata repelente se había encontrado con un ave fénix herida. Desde entonces le acompañó, así que consiguió un gran poder y ni se enteró. Unos días después estaba entrenando junto con el pajarraco cuando sintió un escalofrío que la impulsó a lanzarse de cabeza a una mina abandonada, donde encontró un orbe azul que parecía llamarla. Compartió su calor con el orbe y este se convirtió en polvo y se introdujo en el medallón mientras escuchaba la voz de Nozomu, su madre, la cual le dijo que tenía que vencerme con la ayuda del medallón, pero no le explicó cómo. Confundida, salió de la mina y se encontró con una desagradable sorpresa.
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Sya Allí estaba, frente a mis ojos, el emperador que había secuestrado a mi padre, Dakudemon. Intenté decir algo, pero no me salían las palabras, y esto no se debía a que temiera enfrentarme a él, era porque iba acompañado por miles de demonios y, a sus espaldas, una gran bestia más alta que el mismísimo Everest. El demonio se acercó a mí, hasta que estuvo a menos de medio centímetro y me dijo con voz burlona – Buen intento Sya, pero no podrás contra mi mientras tenga esto-. En ese momento lanzó a mi padre contra la elevación de piedra lo que hizo que de su cabeza empezara a brotar sangre. Quise ir a auxiliarle pero el gigantesco monstruo me cortó el paso. Entonces, empecé a sentir algo que nunca antes hubiera imaginado, noté que la ira salía de mi cuerpo y se empezaba a amontonar a mi lado. Ahí estaba, la misma yo que había matado a mi madre, era como una sombra en la que solo se podían ver dos escalofriantes luces rojas, la sombra empezó a formar una especie de neblina. En ese momento un gigantesco dragón de color zafiro apareció delante de la bestia que acompañaba al emperador plantándole cara, los dos empezaron a luchar y mi oponente y yo hacíamos exactamente lo mismo. Después de un largo combate mi dragón salió disparado hacia el bosque, yo me despisté y acabé clavada en un árbol. Todavía no sé cómo he permitido que esto ocurra, si salgo con vida después de esto, no podré volver a mirar a mi padre a la cara. En aquel instante solo me salían estas palabras-Adigaa vixin doona tan. No sé cómo pero después he sentido cómo me curaba de inmediato y, una fuerza sobrenatural proveniente de uno de mis aullidos ha liquidado a todo el ejército de criaturas del inframundo. Fui a socorrer a mi padre que seguía a la entrada de la mina, me acerqué para ayudarle, pero llegué muy tarde, su cuerpo frío y sin vida ya hacía en el suelo. En ese instante, noté como una lágrima me recorría el rostro cuando, el ave fénix apareció y se posó a su lado. Entonces se arrancó una pluma que, al contactar con el cadáver, se convirtió en un líquido que hizo que él despertara. Yo, sin poder parar de llorar, le abracé más contenta de lo que nunca he estado en mi vida. Cuando mi llanto cesó un destello cegador apareció delante de nosotros, era mi madre: había aparecido delante de nosotros para decirme lo siguiente: -Lo has hecho muy bien hija, estoy orgullosa de ti y estoy segura de que tu padre también-. Él asintió con la cabeza y ella desapareció, por lo que nosotros nos fuimos a casa. Y bueno, esta es mi historia desde aquel día voy a visitar a mis alados amigos al bosque cada noche y vamos a volar juntos por el cielo estrellado. Quien me ve de noche me suele llamar… LA ELEGIDA DEL DRAGÓN
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Crónicas de un talasofóbico A Pitusín no le alegró leer el horóscopo del periódico ese día, ponía esto: Capricornio: Esta semana nos ha dado mucha pereza escribir sobre ti porque eres un insignificante ser en este planeta. Pitusín era fuerte y corpulento; medía 1,59m y su pelo era castaño y corto. Era muy servicial y buena persona. Hablaba muy rápido, solía dormir poco y escribía rapidísimo, sin errores. Cuando veía sangre se desmayaba y su muletilla era “correcto”. Se dirigía a la consulta del psicólogo, que estaba al lado de un enorme cartel publicitario contra las drogas, y cuando llegó allí le explicó su problema: -Pues verá… vengo aquí porque quiero superar un temor. -Dígame… ¿qué teme? -Soy talasofóbico, es decir, me dan miedo las grandes masas de agua. - ¿Y por qué quiere superar ese temor? -Por el verano, me gustaría poder ir con mis amigos a la playa y no tener que quedarme en casa. -Para eso tengo una muy buena cura…- respondió mientras le lanzó un dardo tranquilizanteQue tenga felices sueños… Pitusín se despertó en un barco. -Hola dormilón- le saludó Canelo, un amigo suyo. -Eh, ¿dónde estoy? ¡AAAAAHHHH! Se asustó al darse cuenta de que estaba rodeado de agua. -Pues en medio del Océano Atlántico. - ¿Qué?, ¿Cómo he acabado aquí? -Pues el psicólogo este… -Esto no está pasando…, es solo una pesadilla...- dijo Pitusín nerviosamente, para sí mismo. -No, esto es la vida real- comentó Canelo. - ¡ME VOY A SUICIDAR! -No puedes, no hay nada con lo que puedas suicidarte, ya lo habíamos planeado, bueno, excepto el mar (Je). - ¡PUES ME TIRO! - ¿En serio, no vienes a la playa con nosotros (tus amigos), pero sí te suicidas? Venga ya… Al pensar bien la idea, Pitusín se desmayó del miedo. Cuando se despertó, estaba otra vez en la consulta. - ¿Qué ha ocurrido? - preguntó el paciente. -Ya se ha acabado la sesión, ya está curado- respondió el psicólogo- y son...80€, contando el viaje, el tiempo y las drog… ejem, sí, el viaje y el tiempo 80€. -Correcto, aquí tiene. -Gracias -A usted, pero, ¿cómo sabe que ya no me da miedo el agua? -Las drogas nunca fallan, ejem, es decir, es secreto profesional. Cinco días después murió (el no talasofóbico) Pitusín. ¿Y de qué murió? Preguntaréis. ¿Recordáis el cartel que decía que las drogas matan? Le cayó encima.
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Lo que no podía pasar Esta historia va sobre un niño y una niña llamados Luis y Nick. Luis tenía el pelo rubio corto, ojos verdes, vestía con camisetas de colores y con pantalones azules y cortos. Nick era graciosa y simpática, tenía el pelo largo y oscuro. Siempre llevaba vestidos de flores. Ellos eran vecinos, además de amigos desde la infancia. Un día, mientras Luis dormía, entró una persona vestida con ropa negra y se llevó al muchacho. Al día siguiente su madre fue a despertarlo pero no lo vio, así que gritó y despertó a toda la aldea. Nick fue corriendo a la casa del muchacho, a su habitación, y encontró en su cama una tarjeta con una dirección ponía “Casa de alquiler, llama al número 789 112 911. Dirección: Colombia Rico, casa 2 “. Después la llamó su madre para desayunar a su hermano Nico con su novia Ana. Dijeron que al día siguiente se iban a Colombia. La muchacha, cuando acabó, se fue a la habitación y planeó meterse en el maletero, después saldría rápido y se escondería en el avión.
Al día siguiente empezaba el plan. Se metió en el maletero. Después de diez horas fue a escondidas al avión, pero le vieron muchas personas que avisaron al agente de seguridad. Sin embargo, no la cogieron porque se escondió en la bodega. Se quedó dormida. Cuando despertó era de día, salió del avión y le preguntó a un anciano llamado Pepe dónde rea esa casa de la dirección. Después de mucho averiguar, Nick estaba frente a la casa. Estaba nerviosa porque era un sitio muy oscuro. La casa era marrón.
La muchacha escuchó gritos y entró. En el pasillo había gotas de sangre por todos lados. Al final vio una puerta que estaba media abierta, se acercó y vio a Nico y a Ana torturándolo. La vieron y Nick no pudo escapar. La cogieron y la ataron como al muchacho. El niñito preguntó por qué hacían eso. Nico y Ana respondieron: - ¿te acuerdas de pequeños, que me echabas la culpa de todo? También me pegabas y que me maltratabas. Por eso es la venganza. La muchacha respondió: -Pero Luis no tiene la culpa de nada-. Sin embargo ellos gritaron: -Merecéis morir los dos!-. Los mataron, primero al niño y después a la niña. Los enterraron en un bosque muy lejos de la casa. Además, pusieron en el árbol enfrente de los cadáveres “LA VENGANZA “.
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El pozo
Eran las diez y sonó el teléfono de la oficina. Marc, astuto y rápido, cogió de inmediato. Al otro lado un hombre asustado, quería denunciar un asesinato. Cuando llegaron al lugar, la víctima estaba metida en un pozo. Marc y la policía se pusieron a investigar: la víctima se llamaba Chris Beckam, una política estadounidense muy importante, con muchos enemigos, y uno de ellos posiblemente el asesino. -Yo, todos los días vengo aquí, un poco antes de que anochezca, a buscar un cubo de agua, pero en vez de subir lo que buscaba, me encontré a esta mujer en el cald ero- declaró el hombre que la había hallado. Según el forense, llevaba muerta desde las cuatro y las seis de ese mismo día. Por los cortes en el cuello se deducía que el arma homicida habían sido unas tijeras de podar. El primer sospechoso era Alex Castle, su ex marido: un hombre robusto y no muy generoso, el cual tenía unas tijeras como las que habían causado su muerte. -¿Qué hiciste entre las seis y las ocho de hoy?- preguntó Marc. -Estuve en el bar con mis amigos- respondió él con total seguridad. -Hemos encontrado a tu ex mujer muerta en un pozo- anunció la ayudante de Marc. ¿¡Qué!? insinúan que yo la he matado? -dijo el hombre con asombro. - Y si no has sido tú, ¿quién ha podido ser? ¿Conocías algún enemigo de Chris? -habló Marc. -Bueno...en realidad sí.... . ¡Ella y su vecino se llevaban muy mal!- contestó. Cuando lo dejaron libre lo primero que hizo la autoridad fue interrogar a su vecino. -Yo no he hecho nada, ¿por qué estoy aquí? -fue lo primero que dijo. -Su vecina ha aparecido muerta en un pozo, y sabemos que no se llevaban muy bien-, le indicó la ayudante de Marc. -¿Qué? Miren agentes, de verdad, yo no tengo nada que ver. Sí nos llevábamos muy mal, pero yo no la he matado… ¡Ah! Y a parte de conmigo, también se llevaba mal con su hijo-. Hicieron un esfuerzo por creerle, y lo soltaron, pero en cuanto iban a interrogar al hijo, todo se puso patas arriba. Tenían una grabación del homicida. Las cámaras del hombre que la había hallado, habían captado a un joven de unos 35 años, con unas tijeras de podar en una mano y en lomos el cuerpo de Chris sin vida. Les preguntaron a todos los sospechosos si conocían a ese misterioso hombre, pero nadie sabía quién era, hasta que su vecino dijo: 37
-Es mi jardinero-mientras hablaba se le iban cayendo lágrimas por la cara. -Pe...pero lleva en mi casa años, y lo más grave que ha hecho es romper una maceta sin querer, ¿cómo iba él a matar a nadie? ¡Y menos a Chris!- tartamudeó con tristeza. Cuatro patrullas de policía fueron a casa del habitante cercano a la víctima, pero cuando llegaron era demasiado tarde, el cocinero les indicó a las autoridades, que la última vez que vio al hombre llevaba una maleta y un billete a China. Estos, incluido Marc, mandaron una orden a todos los aeropuertos de Barcelona que cancelaran todos los vuelos hasta encontrar al asesino. Cuando encontraron la localización exacta el homicida se asustó. Vio llegar a cinco inspectores por cada entrada del avión, entonces cogió a la mujer que tenía al lado y la hizo rehén, amenazando con matarla si alguien se acercaba; pero sin que se diese cuenta, Marc lo neutralizó por detrás, liberó a la chica, y la dejó volver a su asiento. Ahora era el hombre, el que estaba en peligro. Cuando lo detuvieron, Marc y su ayudante, por inercia le preguntaron a la vez: -¿Por qué lo hiciste?Entonces el hombre respondió enfurecido: -Ella es una corrupta, le quitó a mi familia todas sus riquezas, y nos dejó sin nada, por eso yo tuve que emigrar para poder mantenerlos, pero cuando…-Viste que venía a España y aprovechaste para poder vengarte, ¿verdad? - siguió Marc antes de que pudiese terminar. -Exacto…! -Afirmó él. El hombre fue detenido, a su familia la acogió la Cruz Roja y Marc siguió resolviendo casos.
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Una aventura en un lugar desconocido Era un día como cualquier otro para nuestro atrevido y fuerte aventurero. Este, llamado Esteban, vivía en la orilla de un precioso río, el Amazonas. Su casa no era su verdadero hogar sino la maravillosa selva que le rodeaba llena de una gran fauna y flora, con la cual convivía y seguirá conviviendo el resto de su vida. O eso era lo que pensaba. Un día, paseando, se encontró con unos extraños hombres. Estos estaban quemando el inmenso bosque que lo rodeaba, su hogar. No le dio mucha importancia, solo fueron pocas hectáreas de las que se apropiaron y lo ignoró. Pero esto fue un error muy grave. Cada día, hora, e incluso minuto, iba desapareciendo parte del territorio al que amaba de corazón y esto ya no podía seguir así. Así fue que Esteban se puso manos a la obra. Empezó a idear un plan para manifestarse contra los pirómanos. Llenó la selva de carteles, papeles y más objetos, los cuales decían: “No a la destrucción”, “Fuerza naturaleza…” Pero poco les importó a los provocadores. Nuestro amigo ya no tenía ideas, sabía que no era lo más oportuno presentarse allí y plantarles cara, sabía que tenía que haber otra solución. Estuvo días pensando. No sabía qué hacer y mientras buscaba la mejor solución, iba desapareciendo lo que más le importaba, lo que llamaba “familia”. Por fin decidió ir a la gran ciudad y presentar una denuncia. Pasó andando por caminos llenos de hermosas flores, otros con charcos y estanques, puentes, etc., pensando en lo buena que era la vida antes, cuando jugaba con su padre, que en estos momentos lo estaba observando desde las estrellas. Seguía caminando, ya estaba muy cerca de su destino cuando escuchó una voz proveniente de lo que parecía ser una mujer y, sin dudarlo, se acercó a ver. Era una pobre niña que estaba rodeada de serpientes venenosas. Esteban no se podía quedar ahí parado, tenía que hacer algo. Cogió una serpiente por la mandíbula y le arrancó los colmillos. Esta hizo un molesto sonido, que por la experiencia de nuestro protagonista, era una alerta de peligro para el resto de reptiles. Poco a poco las serpientes se fueron alejando y Esteban dejó en el suelo a la que no era ya venenosa. La niña parecía asombrada, no sabía qué decir. Le dio las gracias a Esteban y se fue. Nuestro “héroe” siguió su camino, como si no hubiera pasado nada y después de un rato llegó a un cartel que ponía en letras mayúsculas: “Billcity”. Era el lugar que estaba buscando. Al fin había llegado, ahora solo quedaba ir al ayuntamiento y presentar una denuncia. Le preguntó a la primera persona que se encontró la dirección y sin mucha dificultad le respondió: -Sigue el camino que marcan los carteles rojos y llegarás a tu destino-. Confió en el hombre, tenía cara alegre y no tenía pinta de que le estuviera mintiendo. Siguió andando otra vez, pero ahora el paisaje no era el mismo. Era mucho más oscuro, siniestro, todo era inerte menos las amargadas personas que lo rodeaban y lo miraban con asombro por su vestimenta. A él le daba igual, solo eran miradas y los que lo decían no sabían cómo era en realidad por dentro. De pronto, un grupo de hombres, con chaleco negro y un cigarrillo en la boca, se le acercó y le dijo el que parecía ser el jefe: -Danos la pasta, o te metemos una paliza-. 41
Esteban no entendía lo que quería decir, lo que sí era que buscaban pelea y eso lo entendía perfectamente. Por eso, les plantó cara, sin conocer su fuerza; pero, como decía su padre: no se debe de huir de los problemas, eso solo traerá más conflictos, hay que hacerles frente. Los adolescentes se reían, pensaban que un hombre así no sabría ni dar una buena patada, pero no estaban en lo cierto. Le cogieron del brazo izquierdo y le preguntaron: - ¿Estás seguro de lo que haces, viejales?-. La respuesta de Esteban fue muy concreta, le torció el brazo y le dio un ligero golpe en la espalda, dejándolo inconsciente. Los demás ya no se atrevieron a acercarse, y después de coger en brazos a su compañero se fueron. La gente lo aplaudía, al parecer eran los matones del barrio y estaban agradecidos por la paliza que les había dado. Ahora sí, un poco contento, continuó el camino susurrando su frase favorita <<Qué bien hago la limpieza>> Por fin estaba delante del gran edificio. Este, a diferencia de los demás , era colorido y resaltaba ante los otros. También tenía unas columnas que lo sujetaban parecidas a las de los griegos. Entró al edificio con miedo, sin saber lo que iba a pasar, esperando a que le devolvieran lo que él llamaba “dulce hogar”. Pero no tenía ni idea de cómo presentar una maldita denuncia, por eso, subió al despacho del alcalde y le dijo sin más: -Quiero presentar una acusación por deforestación masiva del Amazonas.El hombre se partió de risa, para él era un chiste presentar una denuncia por tal cosa, y le dijo con una voz muy sarcástica: -Sí, sí, claro, presenta.- A lo que Esteban contestó: -¿En serio?, ¡Muchas gracias!- Pero el alcalde no le quiso dar los papeles, para él era una gran estupidez. De repente, una mujer y una niña pequeña entraron por la puerta. Casualmente, la niña, que parecía ser la hija del alcalde, era la que había salvado de las serpientes; y sin dudarlo, la chiquita se lo comentó todo a su padre. De repente, el alcalde sacó unos papeles de su archivador y se los dio a nuestro amigo. Le señaló a una parte que ponía: “Denuncia por…” y otra que decía así: “firma”. Este cayó en que no tenía firma, pero el alcalde, que ya lo sabía por su aspecto, le hizo una seña que se entendía por “dame”. Estaban lo dejó todo en manos del alcalde y volvió a casa. Pasaron largos meses y el fuego se había apagado por causa de los diluvios. Ya no había nada que temer, los pirómanos nunca más aparecieron por ahí, el bosque era suyo, de nadie más. Un día, cuando él estaba recogiendo la cosecha, un par de personas se acercaron a la cabaña. Eran el alcalde y su hija, los cuales le traían un par de regalos. Esteban se sintió feliz, eran sus primeros amigos. Después de un largo día de fiesta, nuestro protagonista volvió a casa con el pensamiento de que todo lo que se da, se devuelve.
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Eder Ese día fatídico fue mi perdición, el seis de febrero de 1999, yo y mi familia estábamos comiendo tranquilamente. Nos acabábamos de mudar, le habíamos comprado la casa al banco porque estaba a muy buen precio, además de ser bastante amplia y acogedora. A la hora de comer llamaron a la puerta y mi hija, Valeria, fue a abrirla. Escuché un grito y fui corriendo lo más rápido posible hasta llegar al pasillo de la entrada, donde vi a un hombre agarrándola. Tan pronto como di un paso la soltó y dejó una nota en la alfombrilla. Mi mujer, Clara, vino a ver qué pasaba. Comprobó que Victoria se encontraba bien, no le había hecho nada, pero sus ojos cristalinos estaban llenos de lágrimas. Me alegré y me acerqué a abrazarla, ahí fue cuando encontré la nota. En medio de toda esa conmoción, me pregunté qué pondría en esa nota, me estaba carcomiendo la curiosidad así que la cogí y miré. La primera impresión fue pensar: “Quien haya escrito esto tiene los estudios de un niño de seis años”. Solo había dos palabras escritas con mala letra (y yo con toda la confusión realmente no sabía si esa letra era aposta o es que el hombre escribía así): “DEBUELBE MI CASA”. En ese momento aún no entendía nada. Todo era muy extraño y repentino. No sabía qué hacer, así que volví a entrar y a sentarme a la mesa. Consolé a Victoria diciéndole que no pasaría nada, que ya todo estaba bien, pero en el fondo, una parte de mí pensaba: “Esto solo es el principio…” 4 a.m. No paraba de dar vueltas a lo que había pasado, era demasiado extraño. Intentaba dormir, pero cuando lo hacía tenía pesadillas sobre lo ocurrido. Intentaba recordar la cara del hombre, pero no podía, me preguntaba siquiera si la había visto. Solo me acordaba de que era delgado, pálido, llevaba ropa negra e iba encapuchado. Y así pensé toda la noche en eso, quedándome en vela; pero para mi suerte el día siguiente era festivo y no tenía que ir a la oficina a trabajar. Ese día todo fue normal, hasta la hora de comer. Entonces llamaron a la puerta y fui a abrir. Al llegar al pasillo, empecé a sudar, sentí que el pasillo se estaba volviendo cada vez más estrecho, hasta llegar a la entrada. Suspiré aliviado, no había nadie. Miré en la alfombrilla y volvió la misma sensación de antes. Al instante, vi un papel tirado, sentía que me faltaba el oxígeno, me costaba respirar…me ahogaba. Agarré el papel mientras me temblaban las manos, un sudor frío me recorría todo el cuerpo, leí lo que ponía: “DECIR TU NÚMERO”. Me quedé en blanco… ¿cómo debería reaccionar? Arrugué la hoja y la tiré. Volví lentamente con una sonrisa, diciendo que no era nadie para no preocupar a mi familia…O eso me hacía creer. Después de comer me tiré al sofá a pensar. Había muchas incógnitas, pero no hay problema que no se pueda resolver. Mi principal pista era la primera nota, “DEBUELBE MI CASA”. Tras pensar durante toda la tarde llegué a dos conclusiones:
1ª- Que era una broma/ 45
2ª-A quien el banco le quitó su hogar lo quiere recuperar, porque es un psicópata pirómano que necesita ayuda urgente. 3ª- Soy muy inteligente y rápido pensando, me deberían ascender. Claro, era la 3ª. Si intentaban secuestrar a mi hija (el peor de los casos), sería como una de esas estafas de “soy yo” para robar. (Realmente merezco un ascenso) (Soy muy inteligente) (Viva yo) Al día siguiente era puente, así que me quedé viendo la televisión con Clara toda la mañana (y dándole tantas vueltas a su pelo que quedó más rubio que moreno), hasta que llegó Victoria para comer. Después de eso todo siguió siendo un día normal. -8 de enero de 1999Me levanté a las 7:01 a.m. para ir a trabajar, como en cualquier otro día. Comí en el trabajo porque me tenía que quedar hasta más tarde por culpa de las vacaciones festivas. Volví a casa exhausto, deseando que Valeria y Clara estuvieran dentro. Me acerqué a la puerta dispuesto a abrirla y cuando me di cuenta… ¡Había perdido las llaves! Tendría que esperar a que ellas volvieran… No recuerdo mucho. Después creo que me quedé dormido. Mi recuerdo más nítido fue el siguiente: un hombre pálido riéndose en mi cara, tenía unos ojos extraños, sin hablar de su pelo negro como el carbón. Mi último recuerdo fue ese mismo hombre diciendo “Adiós, me llamo Eder” y a continuación lanzando un mechero al suelo. Tres años después, desperté en un hospital, mi mujer e hija trabajaron para mantenerme allí mientras estaba en coma. Incluso Valeria se casó para cuidarme. Cuando desperté no podía vocalizar, solo podía hacer sonidos. Me dijeron que había sufrido grandes quemaduras y que estuve allí durante tres años. La primera vez que me miré al espejo no me reconocía, mi pelo se había vuelto negro y largo, al igual que mis pestañas. Estaba bastante delgado, mucho más que antes. Estuve haciendo rehabilitación durante dos años, era como si hubiera perdido cinco años de vida. Desde que desperté siempre estuve solo, aún no podía trabajar, ni después de la rehabilitación, así que Clara y Valeria se tenían que ocupar de todo. Me sentía impotente, como una carga, pero solo me quedaban dos días para que me dieran el alta, así que decidí salir a dar un paseo. Estaba caminando hacia el ascensor por los pasillos fríos del hospital… Me crucé con alguien familiar con un racimo de flores, y cuando ya estaba a mi espalda me susurró “Vine a visitarte, pero estoy ocupado con mi nuevo hogar. Vendré otra vez”. No reaccioné, hasta que se despidió: “Adiós, me llamo Eder”. Empecé a gritar y llorar con toda mi alma, repitiendo su nombre entre medias. Solo me quedé allí, como si una parte de mí se hubiera extraviado desde 1999 hasta 2004.
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