Hábitos y actividades desaconsejadas en la práctica deportiva

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PONENCIA Hábitos y actividades desaconsejadas en la práctica deportiva Dr. D. José Luís García Soidán Grupo HI10. Universidad de Vigo

RESUMEN: A lo largo de los años de práctica deportiva, pueden aparecer hábitos y actitudes que en ocasiones tendrán como consecuencia alteraciones estructurales importantes en distintas zonas del cuerpo, especialmente en el aparato locomotor. De ahí la necesidad de que los profesionales de la enseñanza, sanitarios, padres y la sociedad en general, tengamos algunos conocimientos básicos sobre hábitos y actividades desaconsejables en la práctica deportiva, sus causas y la forma de prevenirlas. Por tanto, el propósito de este artículo es el de describir algunos hábitos y actividades que si se mantienen en el tiempo, pueden ocasionar lesiones y/o patologías estructurales, vinculadas con la práctica deportiva. Palabras clave: lesiones, hábitos, patología, actividades, práctica deportiva. 1. Introducción. “Todos aquellos ejercicios que fortalezcan una parte del cuerpo, no deben perjudicar a otra” Hipócrates (siglo V a. C.).

Desde hace muchos años los especialistas en medicina deportiva, destacan la importancia de los reconocimientos anuales, a los niños que practican deporte, lo que denominamos “prevención primaria”. El diagnóstico precoz de muchos hábitos, actitudes y actividades desaconsejables, pueden prevenir alteraciones estructurales corporales futuras, de ahí la importancia de que todos los que nos relacionamos con el deportista, las conozcamos. En USA, los reconocimientos en deportistas escolares se iniciaron por los años 60’.

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2. Causas. El problema de estos hábitos lesivos, es que sus consecuencias no se observan hasta después de pasados muchos años, por lo que no existe una asociación directa “causa = efecto”, que haría prestar más atención desde el inicio de la práctica de ese deporte. Por ejemplo, la aparición de dolor lumbar, es una de las alteraciones más frecuentes en la vida del deportista, y no existe relación directa con un deporte en concreto, ya que puede aparecer en la mayoría de ellos y en cualquier momento, la causa fundamental parece estar relacionada con una alteración del reflejo miotático, debida a gestos técnicos inadecuados o sobrecargas excesivas para la edad del niño y que pueden afectar a las distintas estructuras óseas, discos intervertebrales o tejidos elásticos. Hoy en día se pone en duda que la actividad deportiva, incluso asimétrica, agrave la evolución de las escoliosis. De hecho los especialistas ortopédicos, reconocen que las escoliosis menores de 20º, no contraindican la práctica de ningún deporte. Lo que si parece claro es que los deportes predominantemente aeróbicos, favorecen el desarrollo respiratorio y el trabajo de la zona abdominal, por lo que son interesantes en la iniciación deportiva. Mientras que en la práctica de algunos deportes de combate, aparecen con frecuencia dolores en espalda y cuello, relacionados con los golpes repetitivos que se producen en estos deportes ya desde su inicio, lo que nos debe hacer reflexionar sobre la edad de iniciación en los mismos, siendo quizás preferible, hacerlo cuando el esqueleto se encuentre mejor formado. Según diversos autores, las zonas corporales de mayor riesgo de lesiones deportivas, durante los períodos de crecimiento, por orden de importancia serían: columna, rodillas, tobillos, hombros y muñecas. Las causas parecen estar relacionadas con el hecho de sobrepasar los límites elásticos de los tejidos blandos (tendones, fascias, ligamentos, etc.); además de una repetición sistemática y estandarizada de ejercicios sin individualizar, y que se realizan sin tener en cuenta las características antropométricas del joven deportista. Además de que algunos profesionales, no conocen ejercicios alternativos más seguros, que puedan aplicarse en distintas sesiones. Uno de los factores más desestabilizadores a nivel articular sería: la deformación y elongación permanente de un ligamento o músculo (Kannus, 1988; Stanitski, 1993), que puede ser consecuencia de una mala técnica deportiva o sobreesfuerzo mantenido. En la tabla 1, se exponen acciones articulares desaconsejables según articulaciones:

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Tabla 1. Clasificación de las acciones articulares desaconsejadas en función de los grupos articulares (López Miñarro, 2000, p.29)

Articulación

Acción Articular desaconsejada

Efecto general de su práctica

Rodilla

Hiperflexión

Inestabilidad de rodilla

Hiperextensión Rotación forzada Columna lumbar

Columna dorsal

Hiperextensión

Degeneración de estructuras

Hiperflexión

vertebrales lumbares

Hipercifosis mantenidas

Sobrecarga dorsal Alteraciones posturales

Columna cervical

Hiperflexión

Daño en estructuras cervicales

Hiperextensión Circunducción Columna en su

Flexión lateral máxima

Gran estrés de discos

conjunto

Rotación vertebral máxima

intervertebrales

Ejercicios combinados

Rotación+flexión vertebral

Efectos combinados

Rotación+hiperextensión vertebral Otras

Teniendo en cuenta la tabla anterior, al realizar actividades de carga, de forma inadecuada, se pueden producir graves accidentes en el disco vertebral, como por ej. en las hiperextensiones, inclinaciones o hiperflexiones que aparecen en los deportes de combate, gimnasia, voleibol y lanzamientos, donde hay inestabilidad del gesto ejecutado en desequilibrio, que se acompaña de un mal control propioceptivo de la columna lumbar. Debido al gran auge de los deportes de competición, los jóvenes y sus padres, tienden a una especialización deportiva precoz, con los consecuentes problemas para el aparato locomotor, que pueden obligar a realizar operaciones quirúrgicas (habituales en los adultos), ya en adolescentes, como consecuencia de hiperflexiones o hiperextensiones articulares. Algunos niños pueden presentar cifosis dolorosas rígidas, producidas por traumatismos donde se combinan movimientos de hiperrotación con compresión brusca, como por ejemplo en el tenis, el golf o la gimnasia deportiva. Los microtraumatismos repetidos pueden producir fisuras en los cartílagos articulares, produciendo alteraciones del disco intervertebral, produciendo cifosis dolorosa, que aparece Hábitos y actividades desaconsejadas en la práctica deportiva Dr. D. Jose Luis García Soidán

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en la adolescencia. Son dolores estáticos difusos en toda la columna dorsolumbar. Por ello se recomienda la vigilancia de los niños deportistas cifóticos, durante la adolescencia, donde debemos restringir ciertos deportes (gimnasia deportiva, lanzamientos, etc.). Las microrupturas musculares son muy frecuentes a estas edades, pudiendo afectarse tanto por aspectos

bioquímicos como mecánicos. Los accidentes musculares son muy

frecuentes en los niños, pero la cicatrización completa de las lesiones y la recuperación funcional, en ellos se realizan con mayor rapidez. Existen dos grandes tipos de lesiones musculares: las que resultan de traumatismos directos y las que son consecuencia de traumatismos mecánicos internos. El músculo puede estirarse más allá de sus posibilidades bien sea por un exceso de velocidad del mismo o por un gesto mal controlado o mal coordinado. La lesión se produce por un gran estiramiento, del que es responsable el músculo antagonista. Entre los desencadenantes tenemos, movimientos balísticos (como un rebote, tras una aceleración brusca), golpes, desaceleraciones bruscas, cambios de intensidad y/o trayecto, se trata por tanto de lesiones propias producidas por alteraciones en el mecanismo de la contracción muscular. 3. Iniciación deportiva. Existe controversia, respecto a la edad más adecuada para el inicio de la actividad física, tendríamos para ello que tener en cuenta la edad biológica del niño/a, ya que la evolución orgánica y funcional puede variar mucho a estas edades. Sería conveniente contar, entre otros, con los siguientes factores: •

Grado de maduración fisiológica.

Estado general de salud

Condición física previa

Deportes aeróbicos adecuados para su edad

Edad biológica

A estas edades es fundamental establecer previamente a la iniciación, la relación grasa corporal/masa muscular, para establecer los cambios en la musculatura y en el caso de las chicas, su relación con la aparición de la primera menstruación o la regularidad de los ciclos menstruales, pudiendo retrasarse aquella o dejando de ser regular esta última, incluso volviéndose dolorosa o dejando de aparecer cada mes, debido a la intensidad y volumen del entrenamiento, que puede inducir cambios hormonales importantes. Hábitos y actividades desaconsejadas en la práctica deportiva Dr. D. Jose Luis García Soidán

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Además del aparato locomotor, otros sistemas y aparatos pueden ser afectados por los malos hábitos adquiridos, de los que pueden aparecer enfermedades importantes como: anemia ferropénica, alteraciones en el riñón (cálculos) enfermedades inmunológicas, trastornos en los electrolitos (alteraciones del sodio y potasio). El problema del entrenamiento y la especialización deportiva del niño/a, desde el punto de vista de la sobrecarga funcional, física y psíquica, ha preocupado a diversos especialistas desde hace mucho tiempo. Ya desde hace tiempo venimos observando una especialización deportiva precoz en ciertos deportes (tenis, golf, gimnasia deportiva, fútbol, natación, deportes de combate, etc.), acompañándose de métodos de entrenamiento cada vez más intensos (4 a 5 horas diarias) y agresivos. Lo que la mayoría de los investigadores tienen claro es que en las etapas escolares y en la adolescencia se debe evitar el sedentarismo. Ya que hoy en día los medios de comunicación, fundamentalmente la televisión hacen que los escolare y adolescentes, pasen muchas horas sentados delante del televisor. Por otro lado los padres tienen poco tiempo para fomentar conductas o hábitos deportivos saludables, lo que hace que los niños carezcan de referencias directas que les animen a la actividad física. Todo ello hace que además los escolares empiecen a desarrollar sobrepeso e incluso obesidad, lo que hace que se forme un círculo vicioso cuyo resultado final es el sedentarismo y un déficit en el desarrollo de las cualidades físicas básicas. Lo que puede traer consecuencias a largo plazo como alteraciones de la regulación cardiovascular, digestiva, resistencia física, etc.

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Unos buenos hábitos motrices, son fundamentales para mantener la salud, además de contribuir a un adecuado desarrollo psicofísico, como nos recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS) al referirse “a un completo desarrollo del bienestar físico, psíquico y social, para todos”. Donde una actividad física bien diseñada y metódica, produce hábitos adecuados, que permiten a corto y largo plazo: •

Mejorar el coeficiente respiratorio, en reposo y en el ejercicio

Controlar el sobrepeso

Aumentar el HDL-colesterol (factor protector)

Mejorar el rendimiento muscular

Incrementar la mineralización y disminuir la reabsorción

Mejorar la capacidad de concentración y la resistencia a la fatiga.

Aumentar el volumen sistólico

Disminuir de la frecuencia cardiaca

Aumentar el gradiente arteriovenoso de oxigeno

Reducir el consumo de oxígeno del músculo cardiaco

Mejorar la resistencia vascular periférica

Aumentar de la masa muscular del ventrículo izquierdo

Incrementar la capacidad aeróbica máxima

Elevar la ventilación pulmonar máxima

Elevar la eficacia funcional de la musculatura respiratoria

Debemos fomentar unos hábitos adecuados relacionados con la actividad física diaria y realizar más deporte, con la adecuada frecuencia e intensidad. Aconsejar y apoyar a los técnicos y docentes de educación física y deporte, para que desarrollen programas adaptados a cada nivel de desarrollo del niño. Una vez decididos a que los niños participen en la competición, ésta debería ser instaurada de manera progresiva, procurando adaptarla al desarrollo individual del competidor y limitándola en número (no más de 8 ó 12 al año) y espaciándola en el tiempo (cada 15 - 20 días), procurando que al finalizar la temporada se produzca la recuperación total del organismo. La alta competición puede originar alteraciones importantes en la psicología infantil, del tipo de estrés psíquico, neurosis, disminución de la motivación intrínseca con

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incremento de la originada por la recompensa, la frustración, la ansiedad, los celos, la depresión y el aumento de la tendencia a la agresión y a las conductas violentas. Una actividad física adecuada durante la época de maduración desarrolla una formación más completa en las actitudes ontogenéticas, las que precisan de un aprendizaje para su ejecución, como es saltar, nadar, driblar, etc., ya que los escolares suelen estar muchas horas diarias en el colegio y gran parte de ellas en las aulas, sentados. Muchas veces los padres o incluso el propio escolar, nos piden consejos sobre: ¿Qué deporte deberían de practicar? ¿Cuanto tiempo deberían dedicar? ¿Que tipo y cantidad se consideran sanos? ¿Qué controles periódicos deberían realizarse?; y así infinidad de preguntas relacionadas con la práctica deportiva, para poder responder a todas ellas debemos establecer una serie de recomendaciones, que deben ser tenidas en cuenta y que se centran fundamentalmente en tres niveles de intervención, dentro del ámbito médico: •

Analítica completa y examen completo del aparato locomotor, previo a la iniciación de alguna modalidad deportiva, donde se verificará especialmente la integridad de la columna vertebral; seguido de una completa revisión osteoarticular de todas las articulaciones, intentando identificar algún problema ortopédico que pueda agravarse o dificultar el aprendizaje de ciertas técnicas deportivas.

Otra de las revisiones médicas imprescindible será la del sistema cardiovascular, ya que algunas habilidades deportivas, obligan a un esfuerzo muy intenso durante un breve período de tiempo, por lo que el aparato cardiovascular debe estar perfectamente sano (sin arritmias, soplos, etc.)

Además de las dos anteriores sería necesario un examen Otorrinológico y Oftalmológico, con el fin de detectar alteraciones en los órganos del equilibrio, por ej. sinusitis crónicas cuyos síntomas empeoran con el movimiento y el equilibrio, así como trastornos de la visión sobre todo astigmatismo que impidan el cálculo correcto de las distancias.

Todas

estas

revisiones

deberán

repetirse

periódicamente

cada

6

meses,

complementándose con los chequeos propios de niños/as en crecimiento y por especialistas que tengan experiencia en actividades deportivas, con el fin de detectar precozmente hábitos y actividades desaconsejables en la práctica deportiva.

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