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Análisis Huellas. El PRM, precios de

ANÁLISISHUELLAS

Fotos. Fuente externa

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El PRM, precios de los combustibles y los alimentos...

Los tres que quieren hechar a Luis Abinader al pozo.

Santo Domingo.

A pesar de los grandes esfuerzos desplegados por el actual mandatario Luis Abinader por hacer un gobierno al menos aceptable, el cual asumió en medio de la más grande crisis sanitaria y económica que ha vivido la humanidad, tres ingredientes están afectando grandemente las acciones que desarrolla el joven mandatario que, de seguir sin control, podrían echar por la borda el gobierno del cambio.

El Partido Revolucionario Moderno se presenta hoy como un adversario al Gobierno; dirigentes de la base y de la cúpula, funcionarios y legisladores mantienen una presión constante al Gobierno por empleos y por temas nodales como las tres causales del aborto, la verja fronteriza y el precio de los combustibles.

Han llegado tan lejos en su presión, que Faride Raful, vocera de los senadores al junto de la ministra de la Mujer Mayra Jiménez y de las viceministras Olaya Dotel, Milagros Dechamps y Lidia Leticia Jorge Mera, se unieron al campamento montado por las feministas al frente del palacio, exigiendo al presidente Luis Abinader que baje una línea a los congresistas del PRM, para que voten en favor de las tres causales, las cuales han sido enfrentadas por las Iglesias.

Otros dirigentes importantes que han contrariado las acciones del Gobierno son Ramón Alburque, quien criticó al presidente por anunciar una ley para revisar los precios de los combustibles, llamando al presidente un gran ignorante de esta legislación, mientras que Hipólito Mejía se opone a la construcción de un muro fronterizo con el vecino Haití.

Por otro lado, el tema de los combustibles cada semana tiene en jaque al gobierno y a su ministro de Industria, porque desde que asumió el poder se han producido continuas alzas en los combustibles, que afectan considerablemente los precios de los alimentos, el transporte de carga y el transporte de pasajeros. Aunque siendo sensatos, quizás factores ajenos al Gobierno provocan los altos precios en los combustibles, pero no es menos cierto que el PRM y el hoy ministro de Industria hicieron campaña política contra el anterior Gobierno, tomando como punta de lanza el precio de los combustibles, por lo que vendieron la idea a la población de que en un gobierno del PRM, esto cambiaria drásticamente y ha resultado todo lo contrario, por lo que se le ha hecho difícil al Gobierno desmontarse del «tigre» en que se montaron para lograr el favor del electorado.

El tercer gran adversario del gobierno del cambio son los altos precios de los alimentos, los cuales han experimentado alzas que van desde un 20 % hasta un 50 %, convirtiendo los supermercados en las llamadas casas del terror, recordando lo vivido por el país en el gobierno de Hipólito Mejía en el año 2003. El mandatario ha reconocido el aumento de los precios y ha tratado de justificar estos aumentos debido al incremento en el mercado internacional de los llamados comoditis (soya, maíz, trigo), es por esto que ha desarrollado un plan Canasta Segura a través del Inespre para llevar comida barata a la población.

Ante esta realidad, el presidente Luis Abinader debe de reenfocar su accionar, poniendo atención especial a los reclamos de las bases de su partido y, en la medida de las posibilidades, dar respuestas a las exigencias de los dirigentes de base y medio, porque ya la cúpula está acomodada en los estamentos del poder. Porque un presidente sin el apoyo de su partido está destinado a fracasar. Si el gobierno no es defendido en los barrios, en los medios, en el transporte público, la oposición política puede hacerle creer a la población que este es un gobierno malo y que, por tanto, debe ser sacado del poder.

Quizás muchos dirán que el presidente está para las grandes acciones y que no debe enfocarse a atender problemas de empleos y exigencias de los compañeritos que quieren entrar a la administración pública como las multitudes a los conciertos; en parte pueden tener razón, pero, por su condición de líder, debe mandar el mensaje a los funcionarios de que los de abajo deben ser atendidos, porque la realidad es que muchos funcionarios se han encumbrado, unos por arrogancia y prepotencia... otros por las exigencias que demandan la función que han asumido.

Sabemos, además, que ante la crisis que vive el país, provocar despidos masivos podría acarrear ciertas dificultades al Gobierno, porque las nuevas legislaciones protegen a una categoría de empleados. Además, cada vez que se despide a un empleado, el Gobierno debe pagar una indemnización y si usted le suma que alrededor del 70 % de los empleados tienen más de 10 años laborando y ganan salarios superiores a los quince y veinte mil pesos, esto no deja de ser un problema también para el Gobierno. No obstante esta realidad, el presidente debe buscar la forma de compensar a los que con muchos sacrificios y esfuerzos lucharon para el gobierno del cambio.

Finalmente, estos primeros seis meses del Gobierno deben ser motivo para reflexionar sobre estos tres ingredientes que pueden afectar la buena marcha del Estado de cara a los próximos años. El Gobierno debe atender a su partido, el cual quedó «suelto en banda» porque los principales dirigentes se fueron a ocupar las diversas posiciones dentro del Estado. Además, debe llevarle alivio a la población con respecto al tema de los precios de los alimentos y los combustibles y, sobre todo, crear las condiciones necesarias para que una vez sea superada la pandemia, se reactive la economía y que la gente pueda conseguir la manera de ganarse el sustento de sus familias y que los de abajo puedan sentir que se gobierna para ellos, no para una cúpula empresarial insaciable que solo vela cada día por acumular más riquezas sin importarle la vida de los demás.

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