La telegrafía actual (1889)

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Biblioteca, de *EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

LA TELEGRAFIA ACTUAL EN FRANCIA Y EN EL EXTRANJERO * 1889

LÍNEAS, REDES, APARATOS, TELÉFONOS POR L. SUBDIRECTOR

M O N T 1 L L O T DE

TELEGRAFIA.

MILITAR

PROFESOR DE LA ESCUELA DE CABALLERIA DE SAUMÜR

E x c e l e n t e s g r a b a d o s i n t e r c a l a d o s en el texto. Traducido del franc¿» POE

L

BRUNET, Oficial del Cuerpo de Tele'grafos.

MADRID

IliPBENTA DB ENBIQUE RUBIÑOS Plaza de l a P a j a , 7 bis. 1891 mNACTEC.Biblioteca

1028004424



INTRODUCCIÓN

STE libro, al alcance de todos, tiene por objeto hacer conocer los progresos de la telegrafía, que en un período de veinte años se ha transformado completamente. El desarrollo de las redes subterráneas y submarinas ha permitido hacer interesantes experimentos, y los nuevos aparatos de Wheatstone, Thomson, Baudot, Estienne y otros, han dado lugar á grandes cambios en el sistema de correspondencia. La extensión adquirida por las redes telefónicas, como resultado de los descubrimientos de Bell, Edison, Hughes, Ader y Van Rysselberghe, ha contribuido notablemente á simplificar las transacciones comerciales, permitiendo á todo el mundo ventilar sus negocios sin abandonar su gabinete de trabajo. Sería superfluo enumerar los servicios prestados por la Telegrafía á todas las ramas del comercio y de la industria; pero no sólo está llamada á facilitar las relaciones pacíficas, sino que es, además, un poderoso auxiliar en las operaciones militares, por cuya causa, al propio tiempo que la Administración de Correos y Telégrafos da una instrucción sólida á su personal en todos los centros importantes, el departamento de Guerra no vacila en establecer la enseñanza de la Telegrafía en todas nuestras grandes escuelas militares. Encargado de esta enseñanza en la Escuela de Caballería, he creído realizar un trabajo beneficioso publicando el presente resumen. Confío en que los Telegrafistas encontrarán en él útiles noticias; mis antiguos educandos el complemento de los cursos elementales que han seguido, y, por último, los curiosos podrán,


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leyéndole, adquirir conocimientos de los secretos de la Telegrafía eléctrica. La historia de la Telegrafía es demasiado conocida para juzgar necesario su desarrollo. Por el contrario, me ha parecido interesante explicar cómo se construye una línea telegráfica y cómo se llega á dominar esa cabellera de hilos que, si no estuviesen clasificados, constituirían sencillamente una tela de araña formada por alambres de hierro. Este ha sido el objeto del capítulo primero. Después de indicar la manera de dirigir la correspondencia, introduzco al lector en una estación telegráfica. Describo en detalle las pilas, que representan el combustible de nuestros talleres de telegramas, y sin entrar en consideraciones técnicas que hubieran resultado fatigosas, hago, sin embargo, conocer el medio de mantener en buen estado los manantiales de electricidad y de obtener los diferentes efectos que son capaces de producir. Algunas palabras sobre las unidades eléctricas y métodos de medida terminan este segundo capítulo. Sin extenderme demasiado acerca del aparato de cuadrante y del Morse, que son del dominio de la enseñanza elemental, y delineando solamente los aparatos accesorios y el montaje de estaciones, paso revista á todos los órganos esenciales de los telégrafos Hughes, Wheatstone, Meyer y Baudot, que son de actualidad. Gracias á las numerosas figuras intercaladas en el texto, espero haber obtenido el grado de claridad que debe tener toda descripción de esta clase. Se ha reservado un capítulo especial para los aparatos destinados á la transmisión en líneas submarinas, y en él se describen el galvanómetro de espejo, el siphon recorder y el aparato Estienne. Más adelante se hace un estudio detenido de los diferentes montajes dúplex y cuádruplex, completando, por último, la obra con la descripción de los principales teléfonos en uso, su mentaje y manera de utilizarlos.


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El último capítulo ha sido consagrado á la Telefonía á gran distancia y á la comunicación telefónica y telegráfica simultánea por un mismo hilo, á la que espera, sin duda, un gran porvenir. Entre las numerosas obras que he consultado, debo hacer mención especial del Telégrafo electro-magnético de Schellen (i) y del Tratado experimental de electricidad y magnetismo de Gordon (2), de los que he tomado multitud de grabados, habiéndose dibujado otros bajo mi dirección. Tal vez se me reproche no hablar de la Telegrafía r.eumatica. Con razón ó sin ella, considero este sistema de correspondencia á pequeñas distancias, perteneciente más bien al Correo que al Telégrafo. Los telegramas manuscritos se remiten tal cual ellos son, á los destinatarios; que se les transporte por medio de un coche tirado por caballos, de un tren conducido por una locomotora ó introduciéndolos en un tubo y enviándolos á su destino por presión ó por aspiración, es para mí todo una misma cosa. Indudablemente es muy ingenioso el mecanismo que se aplica á este género de correspondencia, y tal vez algún día emprenda su estudio, si la ocasión se me presenta. También me propongo publicar las lecciones que hace muchos afios explico en la Escuela de Saumur. Este será un curso elemental de Telegrafía civil y militar; una obra de enseñanza destinada especialmente á las personas que adopten la Telegrafía como profesión, quienes no deben dudar que la explotación de los procedimientos telegráficos reputados como más sencillos, es muy frecuentemente causa de dificultad aun para los prácticos viejos. L . MONTILLOT. Saumur 12 de Septiembre de 1888,

(1) Schellen (H.) Der elcktromagnetische Telegraph, Braunschweig, 1880-1888. Un vol. en 8.° (2) Traducido por J. Raynaud, profesor de la Escuela Superior de Telegrafía,- con el concurso de M. Seligmann-Lui, Ingeniero de Telégrafos, precedida de una instrucción por A. Cornu: 2 vol.



LA TELEGRAFÍA ACTUAL I LÍNEAS Y Lineas.—Mirada

REDES

retrospectiva.—Clasificación

ductores.—Demarcación

de la

de las l i n e a s . — L i n e a s

aéreas.—Con-

linea.—Postes.—Aisladores.—Plantación

de

pos-

t e s . — E m p a l m e s . — C o l o c a c i ó n de los hilos en los a i s l a d o r e s . — P o s t e s de f u n d i c i ó n y de h i e r r o . — A p a r a t o s para a m o r t i g u a r el r u i d o de los h i l o s . — A r r e g l o de la l i n e a . — Medios de c o n s o l i d a c i ó n . — L í n e a s s u b t e r r á n e a s . — L i n e a s

submarinas.—Redes.—

Organización de una r e d . — R e d interior f r a n c e s a . — D i r e c c i ó n de la correspondencia.—Redes especiales.—Comunicaciones y averías.—Servicio

telegráficas de F r a n c i a . — P e r t u r b a c i o n e s

de v i g i l a n c i a . — R e c o n o c i m i e n t o de a v e r í a s . — P u n t o s de cor-

t e . — A p a r a t o s de c o r t e . — A v e r í a s en las lineas s u b t e r r á n e a s y s u b m a r i n a s .

Mirada retrospectiva.—Si se retrocede al 2 de Junio de 1842, podrá leerse en el Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, á propósito de las primeras líneas de telegrafía eléctrica, la opinión de dos grandes sabios que honran á Francia. Arago decía: «...Una sola dificultad impide, hasta ahora, la adopción de los telégrafos eléctricos. Para que una comunicación se propague por semejantes telégrafos, es necesario que haya uno ó muchos hilos metálicos que desde el punto de partida vayan al punto en que el despacho debe ser recibido. Es menester que estos hilos no se rompan; lo que exige colocarlos en un tubo, sea cualquiera la naturaleza de éste. Si se quiere no tener las comunicaciones


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telegráficas entregadas á discreción de los malhechores, es preciso abstenerse de colocar los tubos al través los campos; pero cuando los caminos de hierro lleguen á establecerse, ¿quién impedirá enterrar los tubos y los hilos á un tercio de metro, sea entre los rails, sea al lado de éstos?» Pouillet, ponente de la Comisión parlamentaria, respondía en nombre de ésta: «...Actualmente nos hubiera parecido poco conveniente, poco racional, pedir fondos para hacer experimentos de telegrafía eléctrica... »Es necesario proteger ese hilo tan delicado que trasmite los despachos tan rápidamente como el pensamiento. Dícese que los caminos de hierro le protegerán; pero obsérvese que, cuando lleguemos á la práctica, no le protegerán tan fácilmente como puede suponerse... »Yo no pretendo que no pueda llegarse á dominar estos obstáculos; pero hay grandes dificultades para ello. Examinad cuantas dificultades vais á encontrar para cruzar ciudades, aldeas y puentes. »Vuestro hilo estará, sin duda, algo protegido por la vigilan cia de los guardas de las vías férreas; pero en las aldeas, cuando haya que hacer una reparación cerca de una casa, vuestro tubo será como cualquiera de los que sirven para la conducción de aguas, pudiendo agujerearse por accidente, sin contar los daños que la mala voluntad ocasione. Además, podemos decir que los caminos de hierro acaban de ser votados, pero aún no se han construido. »La Comisión especial y la Comisión de la Cámara han pensado, por lo tanto, que era prudente esperar, y excluir, por hoy, la telegrafía eléctrica...» ¡Cuántos cambios en menos de cincuenta afios! ¿Qué se debe juzgar hoy de aquellas timideces de los primeros tiempos? Sin haber tenido necesidad de recurrir ni aun á los tubos protectores preconizados por Arago, nadie ha intentado destruir las


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líneas aéreas; y si se han dado algunos casos de vandalismo, puede asegurarse que han sido sumamente raros. Mucho tiempo después de la inauguración de las líneas aéreas, y cuando más de un millón de kilómetros de hilo de hierro surcaban la superficie del mundo civilizado, fué cuando renació la idea de las conducciones subterráneas, no para preservar los conductores contra las agitaciones populares y los daños intencionados, sino para sustraerlos, en los límites de lo posible, á las perturbaciones ocasionadas por causas puramente físicas. Clasificación de las líneas.—Las líneas telegráficas se dividen hoy (puesto que tratamos de la telegrafía actual, según indica nuestro título), en tres grandes clases: Líneas aéreas. Líneas subterráneas. Líneas subfluviales y submarinas. Cualquiera que sea la clase á que pertenezca un conductor, éste debe, para funcionar, llenar dos condiciones. Es indispensable que sea continuo. Es preciso, también, que esté aislado. Estas dos condiciones son absolutamente necesarias; pero los medios que se emplean para satisfacerlas varían, según se trate de líneas aéreas, subterráneas, subfluviales ó submarinas. Líneas aéreas.—Las primeras líneas aéreas fueron instaladas con dos hilos conductores. Uno de ellos, para servirnos de una imagen empleada con frecuencia cuando se quiere expresar que una corriente eléctrica se propaga en un circuito, conducía la corriente á la estación de término, y el otro le permitía regresar á la estación de partida. El manantial de electricidad extendía sus dos brazos hasta la estación de llegada, en la que se reunían. Pronto se reconoció que el circuito de una pila no dejaba de hallarse cerrado cuando se ponían sus dos polos en comunicación con la tierra, cualquiera que fuese la distancia que separase los dos puntos en que se establecía dicha comunicación; dedu-


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ciéndose de ello que era posible sustituir con la tierra lo que entonces se llamaba el hilo de vuelta, y no dedicándose más que un solo hilo á cada comunicación telegráfica, puesto que aquélla cerraba el circuito en reemplazo del segundo hilo. Durante largo tiempo aún subsistieron las líneas de dos conductores, pero con objeto totalmente diferente, puesto que res pondían á las exigencias de los aparatos utilizados en aquella época, tales como el aparato francés que, en la red nacional, re producía las señales del antiguo telégrafo aéreo de Chappe, y el aparato de agujas, aun en servicio en algunas estaciones inglesas, que funciona por medio de signos dobles. Estos signos, compuestos de dos elementos, que reuniéndoles y leídos simultáneamente representaban una sola letra, hacían necesarios dos hilos para su transmisión, dando lugar á la existencia de dos líneas juxtapuestas, que reunían sus acciones con un objeto común. En la actualidad, salvo algunos trozos de la red inglesa, las líneas no tienen más que un sólo conductor. Conductores.—Antiguamente se hacía uso del hilo de cobre, excelente desde el punto de vista eléctrico por causa de su gran conductibilidad, pero muy costoso y poco tenaz para resistir las presiones tan considerables que con frecuencia ejercen el viento, la nieve y las heladas. El hilo de hierro ofrece mucho mejores resultados, y aún se hace uso de él hoy día en la mayor parte de las líneas aéreas. Necesariamente, á causa de su menor conductibilidad, fué preciso aumentar el diámetro de los hilos; pero también se obtuvo con esos hilos gruesos y menos costosos, una resistencia á la tracción que desafía, en la mayor parte de los casos, las más fuertes tempestades. El uso del hilo de hierro es hoy casi general. En algunos países, y principalmente en Alemania, se le preserva de la destrucción que la oxidación ocasiona, sumergiéndole en aceite de lino. Otros países, como América, utilizan hilos de acero estañados y recubiertos por electrólisis de una capa de cobre. Esto es lo que


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se llama hilo compoiind. En Francia se emplea el hilo de hierro galvanizado. Desde el punto de vista de la conductibilidad eléctrica, convendría hacer uso de hilos de un diámetro tanto más grande, cuanto más alejadas estén las estaciones que deban poner en comunicación, puesto que la dificultad de propagación de la electricidad aumenta con la longitud del hilo; pero también cuanto más grande es la sección de un conductor, más fácil se hace su caída Puede, por lo tanto, llegarse á compensar la longitud aumentando el diámetro, pero dentro de ciertos límites que no es posible traspasar sin inconvenientes, porque el hilo ejerce por su propio peso una acción enérgica sobre sus apoyos, que aumenta necesariamente con su diámetro y con el número de conductores que sostiene cada apoyo. Esta acción crece bajo la influencia del viento en proporciones que algunas veces llegan á ser considerables. Las líneas de corta extensión se construyen con hilo de 3 ó 4 milímetros de diámetro. Para las grandes arterias se hace uso de hilo de 5 milímetros. L a s líneas que atraviesan países montañosos, expuestos especialmente á los rigores del invierno, deben montarse con los más sólidos conductores, puesto que ni los hilos de 5 y 6 milímetros de diámetro, ni aun los de acero, son siempre suficientes para prevenir las rupturas ocasionadas por la nieve y la escarcha. Un ejemplo bastante reciente podemos citar en apoyo de esta aserción. E n los últimos días de Enero de 1879 casi todas las líneas del centro de Francia fueron destruidas por una fuerte tormenta. Hilos y postes fueron hechos pedazos. L a capa de hielo que recubría los conductores había producido con su peso todos estos destrozos, y un hilo de hierro de 4 milímetros, medido con la capa de hielo que le envolvía, alcanzaba un diámetro de 38 milímetros. Estos son accidentes que no es fácil precaver de una madera absoluta, pero que justifican las precauciones que se toman para asegurar la estabilidad de las líneas.


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El hilo de hierro galvanizado se fabrica en rollos de 6o centí metros de diámetro interior, que contienen una longitud de hilo variable, según el diámetro del conductor, entre 160 y 270 metros. El peso de estos rollos es de 25 kilos para los hilos de 4 y 5 milímetros. Aunque el empleo del hilo de hierro sea casi general, como acabamos de decir, hace algunos años que se utiliza, principalmente para las líneas telefónicas, un hilo de bronce silicioso ó fosforoso, que permite una gran reducción del diámetro de los conductores, sin que por ello dejen de conservar una conductibilidad eléctrica y una resistencia mecánica más que suficientes. El uso de esta clase de hilos comienza á generalizarse en las comunicaciones telegráficas. Existen ya muchas líneas importantes montadas con este material, y su funcionamiento ofrece mucha regularidad. Los hilos de bronce silicioso de 2 milímetros de diámetro reemplazan los de hierro galvanizado de 4 milímetros. Esta sustitución permite aumentar la longitud de los vanos; los postes pueden soportar mayor número de hilos, y es posible reducir las dimensiones de los aisladores y de sus soportes. Además, estas líneas ofrecen menos resistencia al viento, á la nieve y á la escarcha, y por lo tanto son mucho menos considerables las probabilidades de averías. Las líneas telegráficas se construyen habitualmente siguiendo el trazado de las vías férreas ó de los caminos ordinarios. Demarcación de la línea.—Antes de comenzar los trabajos, y hecha ya la elección del trazado y aprobado el presupuesto, se procede á la demarcación de la linea; operación que consiste en determinar la naturaleza y el emplazamiento de los diversos puntos de apoyo. Uno de los principales funcionarios encargados de la construcción, auxiliado por dos obreros, hace medir sobre el terreno la distancia que debe quedar entre los apoyos; indica el emplazamiento exacto que deben ocupar, y hace que los obreros mar-


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quen estos puntos, cavando con una azada un hoyo pequeño en lós sitios señalados. Terminadas estas operaciones preliminares, se expide el material para la construcción. Cuando el trazado de la línea sigue el de una vía férrea, se establecen depósitos de material en determinadas estaciones, transportándosele después al pie de las obras, con arreglo á los progresos del trabajo, por medio de vagonetas. Si la construcción se H^va á cabo á lo largo de un camino ordinario, se verifica la distribución de material por medio de carros. Los hoyos destinados á plantar los postes deben tener una profundidad que varía entre i y 2,50 metros, según la naturaleza del terreno y la altura de los postes. Para remover la tierra se emplean una azada y una barra-mina, ó, mejor aún, una barrena de forma especial. Para extraer la tierra se emplea la pala ó una cucharilla de un modelo particular. Postes.—Los postes son de pino. En un principió, cuando el número de hilos era pequeño aun en las líneas más importantes, eran suficientes los postes de 6 metros de longitud. Actualmente su altura alcanza hasta 12 metros. El diámetro es variable. Sin embargo, las Administraciones casi siempre fijan en sus contratos las dimensiones mínimas. En Francia, por regla general, sólo se admiten los postes que tienen á un metro de la coz ó base o m ,2Ó de diámetro, con una altura de 22 metros, y o m , i 2 cuando la longitud no excede de 6 metros. Igualmente se exigen que sean rollizos y lo más rectos posible. Es un error creer que el aumento de las dimensiones en los postes origina un exceso proporcional de gastos. Debe observarse que los postes se deterioran principalmente en la parte enterrada, y sobre todo á flor de tierra, conservándose sana, durante largos años, la parte expuesta al aire; por lo que casi siempre es posible utilizar en las líneas de la red secundaria los postes de grandes dimensiones que es necesario recortar y que resultan pequeños para soportar gran número de conductores.


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Acostúmbrase á tomar grandes precauciones para evitar que los postes se pudran con facilidad. Sucesivamente se han ensayado diferentes antisépticos, tales como el cloruro de cinc, la creosota, el aceite de lino y el alquitrán; se ha experimentado también la carbonización ligera de la parte del poste que debe enterrarse, y, por último, se ha adoptado el sistema de inyección de sulfato de cobre por el procedimiento Boucherie. Este método, que se emplea sólo con las maderas verdes y sin descortezar, consiste en la sustitución de la savia por un líquido antiséptico. L a inyección de sulfato de cobre se obtiene por presión. Sobre un andamio se coloca un depósito que contiene una disolución de sulfato de cobre en proporción de i kilo de sulfato por 100 de agua, comunicando por medio de tubos con todos los postes, colocándose éstos en alineaciones paralelas y en posición ligeramente inclinada, con la punta descansando en el suelo y la base levantada próximamente un metro. El líquido antiséptico penet r a e n t r e las fibras del árbol poco á poco, desalojando la savia que sale por el extremo opuesto, pudiendo considerarse que la inyección alcanza un grado suficiente cuando la disolución de sulfato sale casi pura por la punta de los postes. Los postes preparados en esta forma se descortezan y pulen, apilándolos después en los depósitos de manera que estén bien aireados. Antes de plantarlos se les arma, es decir, se colocan en los postes los aisladores destinados á soportar los hilos. Aisladores.—Se llaman aisladores una especie de campanas de materia no conductora de la electricidad, que se sujetan á los postes por medio de tornillos En Francia sólo se utilizan aisladores de porcelana esmaltada en las líneas permanentes de la red. Los aisladores de gancho (fig. i .a) sirven para la construcción de las líneas de poca extensión, haciendo pasar el hilo por el gancho de hierro galvanizado, sin atarle. Estos aisladores son simples soportes. El gancho, del que la


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curvatura impide que se escape el hilo, se fija en el interior de la campana por medio de yeso amasado con cola fuerte. Los aisladores de retención ó retenciones (fig. 2.a), permiten

FIG. I.*—Aislador de gancho.

fijar el hilo sólidamente sobre la porcelana. La parte central, de forma esférica, es la muñeca; los apéndices laterales las orejas, y

los huecos intermedios forman lo que se llama h ^ a r r n r f r ' aislador. T P- f T p . " " a l"í ! ! ,t¡:¡ r " M ' 1 'li.l ¡"'1 >1'' V jj.jl'u; lio


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hierro galvanizado que se fija al poste por medio de tornillos de cabeza cuadrada. Se practican en el poste con una barrena los agujeros necesarios, y se colocan los tornillos con una especie de llave para tuercas, que se llama llave para tornillos de cabeza cuadrada. Las retenciones tienen campana sencilla ó doble, según que el interior de la porcelana esté hueco como una taza,

FIG. 3 . * — C o r t e transversal de una retención de dcble c a m p a n a .

ó dividido en forma que aparezca como la de dos vasos colocados uno dentro de otro (fig. 3.a) Los aisladores de doble campana tienen la ventaja de asegurar un aislamiento casi perfecto, interponiendo entre el hilo y su apoyo una superficie de porcelana muy considerable. Según ya hemos dicho, los hilos están solamente suspendidos en los aisladores de gancho. En las líneas en cuya construcción se les emplea, se coloca de trecho en trecho, cada 500 metros metros próximamente, una retención á la que se ata el conductor con un trozo pequeño de cable de hilo de hierro delgado. Los aisladores tienen diferentes formas, según los países en que se les emplea. También es variable la materia que se emplea para su fabricación, utilizándose el vidrio y la ebonita. Hay necesidad de atar el conductor á algunos de los aisladores, quedando


en los restantes sostenido por la campana ó por una armadura metálica que guarnece la muñeca. Los soportes pueden estar formados de muchas piezas, como en el aislador alemán de la fig. 4. a Otras veces están recurvados en U, y se atornillan directamente sobre el poste. El soporte de la fig. 5 a , que representa el corte transversal de un aislador, ofrece esta particularidad.

FIG. 4 . A — A i s l a d o r a l e m á n .

F I G . 5 . a — S e c c i ó n t r a n s v e r s a l de un aislador a l e m á n de doble c a m p a n a .

La manera de colocar los conductores depende evidentemente de la forma del aislador. En Alemania se coloca el hilo sobre la cabeza del aislador en una ranura ad koc, sujetándole después con una clavija, como se ve en la fig. 5.a, ó bien se le retiene con hilo d$ atar, de la manera que indica la fig. 6. a Plantación de postes.—Después que se han armado los postes, los levantan sobre los agujeros dos ó tres obreros, acuñándolos con piedras y apisonando la tierra con la cabeza de la barra-mina.


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El espacio que separa dos postes consecutivos se llama vano' La longitud de los vanos varía, necesariamente, según que elte rreno es más ó menos quebrado, que el trazado déla línea es recto ó curvo, ó con arreglo, por último, al número de hilos que sostienen los postes. El vano normal es de 70 á 90 metros. En las curvas debe reducirse esta distancia, pudiéndose hacer, por el contrario, que esta longitud llegue á ser más del doble en algunos casos particulares. Por lo demás, la longitud exacta de los vanos sólo puede determinarse sobre el terreno en cada caso particular, y teniendo en cuenta que es tanto mejor el aislamiento

FIG. 6 . a — A t a d o de conductores en los aisladores alemanes-

de la línea, cuanto más reducido es el número de postes; pero que las averías son mucho más de temer cuanto más grande es la longitud de los vanos, circunstancia que da una importancia especial al trabajo de demarcación de la línea. Colocados los postes, se desenvuelven los rollos de hilo, haciéndoles rodar sobre el suelo y evitando las retorceduras que, por efecto de la tracción, perjudicarían á la solidez de la línea. Empalmes.—El empalme de los rollos se hace en Francia exclusivamente con manguitos de hierro galvanizado, cuyas dimensiones son adecuadas al diámetro del hilo. Se introducen en el manguito los dos extremos del hilo, recurvándolos en ángulo recto y sumergiéndolos después en la soldadura. Esta forma de empalme necesita un material demasiado molesto: hornillo de


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plomero, carbón, hierros y pasta para soldar, etc„ etc.; pero también los empalmes que se hacen así poseen una conductibilidad mucho más grande que los antiguos empalmes por juxtaposición, porque llega á formarse un macizo metálico con los hilos, el manguito y la soldadura. En algunos Estados, sin embargo, aún se hace uso del empalme inglés de torsión (fig. 7.a), que consiste en arrollar un conductor sobre otro diferentes veces, empleándo-

FIG. 7 » — T o r s i ó n .

se también la antigua atadura francesa (fig. 8.a), en la que los hilos que deben empalmarse se superponen y aprietan fuertemente con un hilo delgado, en un espacio de 4 á 5 centímetros. Estas dos últimas formas de empalmes sólo se usan ya en Francia para reparar averías en casos urgentes, considerándolas nada más que como provisionales. También se emplean en la telegrafía militar, que excluye el uso de todo material embarazoso.

FIG.

8.'—Atadura.

Colocación de los hilos en los aisladores.—Teminado el empalme de los rollos de hilo, no queda que hacer más que colocar el hilo sobre los aisladores, templarle y dar las retenciones necesarias. Cuando la línea es recta, se coloca el hilo en las retenciones, entre la muñeca y la oreja más próxima al poste, de modo que, si se rompe el aislador, caiga el conductor entre el soporte y el


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poste, evitándose de este mocjo todo contacto con los hilos inferiores. En las líneas curvas se colocan los hilos en la garganta exterior del aislador, cuya muñeca central les ofrece así un punto de apoyo sólido. Haremos observar que en las curvas es ventajoso colocar todos los aisladores del mismo lado del poste y en la convexidad de la curva, de modo que si el aislador se rompe quede el hilo retenido por el soporte, apoyándose sobre el poste. No existe la misma razón respecto á las líneas rectas, por lo que se colocan los aisladores alternativamente á un lado y otro en cada poste. Los aisladores que se colocan sobre el mismo lado del poste están, generalmente, espaciados de 40 á 50 centímetros. Esta distancia puede aún reducirse, haciendo uso de sopor tes de brazo prolongado que se colocan alternadamente con los soportes ordinarios, en la forma que indica la fig. 10 A. Los conductores colocados á un mismo lado del poste se encuentran entonces en dos planos diferentes, pudiéndose disminuir sin inconveniente la distancia vertical que los separa. En las proximidades de los grandes centros, cuando llega á ser considerable el número de hilos, se construye una doble ó triple línea de postes, unidos por viguetas, sobre las que se colocan los aisladores. Postes de fundición y de hierro. — Con el mismo objeto que se ha explicado anteriormente, se emplean los postes de fundición (fig. 9.a), que ofrecen una gran resistencia mecánica, merced á la cual pueden soportar un número considerable de conductores. También se ha tratado de utilizar el hierro, buscando en ello economía para la construcción de líneas de escasa importancia. M. Morris, director de telegrafía militar y profesor de la Escuela superior, ha publicado en 1875, en los Anales telegráficos, una Memoria muy completa sobre el empleo del hierro en las construcciones telegráficas, y á ella remitimos á nuestros lectores. Bástenos decir que la primera línea establecida en Francia con postes metálicos fué construida en 1865 entre París y SaintGermain. Más tarde se ha hecho uso del hierro batido y de dife


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rentes clases de hierro del comercio, hierros en ángulo, en T . etc. Sobre esta clase de postes se atornillan los aisladores, montados en soportes ligeramente modificados. La fig. 10 representa en A un poste de hierro en ángulo, del modelo Lemasson, y la disposición de los aisladores montados sobre soportes alternativamente largos y cortos. En B se representa la manera de remachar los soportes á los postes. Se han dado las más diversas formas á esta especie de andamiajes; y como casi siempre suelen ser colocados en el interior ó en las proximidades de las grandes ciudades, algunos fabricantes han procurado asemejarlos, por su construcción, á los candelabros de gas y otros objetos análogos de ornato público. Siguiendo el mismo orden de ideas, se han adicionado adornos de fundición á las palomillas que sostienen los hilos en las fachadas de los edificios. Aparatos para amortiguar las vibraciones.—También se ha investigado la manera de atenuar el ruido tan desagradable que produce el viento sobre los hilos telegráficos; ruido que algunas personas atribuyen cándidamente á la circulación de telegramas, y que algunas veces llega á ser bastante intenso para molestar seriamen-

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FIG. 9.*—Poste de fundición.


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te al vecindario próximo. El sonido en cuestión es debido á las vibraciones longitudinales de los conductores y á su frotamiento

F i g . l o . — P o s t e de hierro y postes a c o p l a d o s . — A , poste de hierro ne ángulo del modelo L e isasson.—B, modo de fijar los soportes.—C, poste acoplado, armado de una retención y de un aislador de gancho: a, muñeca de retención; b, c, orejas de retención; d, aislador de gancho.

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sobre sus puntos de apoyo; y es tanto más intenso cuanto más tirantes están los hilos. Disminuyendo la tensión, se aminoraría el ruido; pero como no es posible dejar flotar los hilos sin peligro, á voluntad del viento, se han buscado otros medios para obtener el efecto deseado. Uno de dichos medios consiste en atar el hilo de línea á un anillo de porcelana, haciéndole pasar por el centro de éste, al través de una placa de cautchuc. En el borde exterior del anillo hay una garganta como la de una polea, sobre cuya garganta se ata un cable sólido de hilos de

cobre, que se recubre con un tubo de cautchuc, y que se fija por el extremo opuesto al aislador. Del otro lado de éste se repite la misma operación, de modo que quedan aisladas una de otra las dos secciones del hilo, y sujetas al aislador por el intermedio de sustancias que amortiguan las vibraciones, restableciéndose la comunicación eléctrica con un hilo de cobre recubierto de gutapercha, cuyas extremidades desnudas se sueldan á las dos secciones del hilo de línea, de modo que no quede tirante. Arreglo de la línea.—Para arreglar la tensión de los hilos se hacía uso en Francia, antiguamente, de aparatos conocidos con el nombre de tensores, parecidos á esos pequeños tornos que se venden en el comercio y se colocan á lo largo de las empalizadas y las cercas para obtener la horizontalidad de los hilos. Aún se utilizan en algunos países estos tensores, que se colocaban de 4


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kilómetro en kilómetro, y eran muy cómodos para el arreglo de las líneas; pero ofrecían graves inconvenientes desde el punto de vista de la conductibilidad. El galvanizado del hilo se agrietaba frecuentemente á causa de su arrollamiento sobre el tambor del torno, siempre de pequeño diámetro, y en los sitios en que el hierro quedaba al desnudo, se producían oxidaciones que algunas veces llegaban hasta el tensor, originando malos contactos, llegando á oxidarse hasta las juntas del tensor. Es cierto que todo esto quedaba remediado con unir las dos secciones del conductor con un hilo volante; pero á pesar de ello, se ha pensado en Francia que se mejoraba la con ductibilidad de las líneas desechando ese sistema. En esta cuestión debe tenerse presente que durante el verano los hilos se dilatan y, si no se toman precauciones, pueden tocarse ó entrecruzarse por la acción del viento. Durante el invierno, pueden ocasionarse roturas por las contracciones que produzca un frío brusco ó excesivo. Los tensores permitían arreglar los hilos en previsión de estas variaciones, aumentándose la tensión en la primavera, y disminuyéndola al aproximarse los grandes fríos. En la actualidad se ha adoptado una tensión media que permite á los conductores dilatarse durante la buena estación, y contraerse en el período de las heladas, sin perjudicar á la regularidad de la comunicación. Esta tensión se obtiene, sea por tracción directa sobre los hilos, hecha á mano, sea con auxilio de las entenallas de tender, sobre las que se obra por med io de poleas. Esta operación se ejecuta cada 400 metros. Cuando el conductor está suficientemente tirante, un obrero provisto de una escala le coloca en los aisladores, sujetándole con un pequeño cable hecho con tres ó cuatro trozos de hilo de hierro de un milímetro de diámetro, que se llama hilo de atar. Cuando los postes están plantados en línea recta, el peso de ellos contribuye á afirmarlos en tierra, consolidándolos, por consiguiente. No ocurre lo mismo en las curvas, porque la tracción ejercida entonces por los hilos producen una acción muy in-



Fig. 12 .—Líneas subterráneas. Vista de los trabajos de construcción. El maestro plomero empla la bomba destinada á comprimir el aire en los dos depósitos situados

:

ra-registro, especie de cuba de fundición, mientras que los obreros hacen funcionar aquélla. (Copia de una acuarela de M . Georges Roux).



31 tensa en la parte superior de los postes, que tiende á derribarlos. Medios de consolidación.—Se emplean diversos medios de consolidación para asegurar la estabilidad de las líneas. Los vientos constituyen el procedimiento más económico, aun cuando el menos sólido. Estos son cables de hilo de hierro que tiran del poste en sentido opuesto á la acción de los conductores. Su posición está indicada matemáticamente por la dirección de la resultante de las fuerzas que actúan sobre el poste, y es fácil determinar prácticamente esta dirección sobre el terreno por medio de una construcción geométrica; pero como no siempre es posible sujetar el viento á un punto de apoyo suficientemente estable en el terreno, se le puede reemplazar con un segundo poste que, apoyándose sobre el que debe consolidarse, hace el oficio de puntal. El conjunto de dos postes dispuestos en la forma dicha recibe el nombre de postes acoplados (fig. 10, C). La tensión de los hilos contribuye á hundir en la tierra el poste inclinado, por lo que habitualmente se coloca bajo la raíz de éste una piedra gruesa ó un pedazo de madera que aumenta la superficie de apoyo. Los postes acoplados se ensamblan frecuentemente por medio de tornillos ó de collares de hierro. El enlace del sistema se hace más íntimo reuniendo los postes de trecho en trecho con viguetas atornilladas á ellos. La dirección que debe darse al poste que hace las veces de puntal, es la misma que la de los vientos, solamente que se coloca en sentido opuesto, esto es, en la abertura del ángulo formado por los hilos. Cuando se acoplan dos postes, su fuerza de resistencia es la misma que si el espacio que les separa fuese mazizo. Cuanto mayor es la separación á nivel del suelo, tanto más eficaz es el acoplamiento. Líneas subterráneas.—Desde el origen de la telegrafía eléctrica se pensó en las líneas subterráneas, como evidencia el párrafo del discurso de Arago citado al principio de esta obra. Esta idea debía ser causa de bastantes decepciones en la práctica. I .A TELEGRAFÍA ACTUAL


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Primeramente se ensayó colocar hilos de cobre recubiertos de cautchuc en el fondo de una zanja, sobre una capa de arena fina; pero el contacto del cautchuc, ó más bien del azufre que entra en su preparación, echó á perder los hilos. En 1855 y 1856 se sumergieron hilos de hierro en betún: la capa aisladora no resistió á las emanaciones procedentes de los conductos de gas del alumbrado, como tampoco al contacto de los terrenos calcáreos. Al cabo de poco tiempo se notaron derivaciones y cruces, y se abandonó este sistema. Hacia la misma época se intentó enterrar hilos de cobre recubiertos de gutapercha, y preservar esta materia del contacto del aire rodeándola de una masa compacta de cemento. Este método dió resultados bastantes satisfactorios en Suiza, y no nos damos cuenta de por qué se renunció á él. De todos modos, al primer entusiasmo siguió un largo período de inactividad. Durante muchos años se limitaron estos trabajos á instalar en las galerías de las alcantarillas las líneas que cruzaban los grandes centros de población, y fuera de esto, de importancia relativamente pequeña, sólo ün trozo subterráneo funcionó en 1870 entre París y Juvisy. Más tarde se construyó una nueva sección entre París y Versalles, no emprendiéndose en Francia hasta 1880, á ejemplo de Alemania, la construcción de una red subterránea más completa. Cables subterráneos.—Los cables subterráneos se componen de un conductor, de un dieléctrico, de un revestimiento, y algunas veces de una armadura. El conductor está formado por siete hilos de cobre retorcidos unos sobre otros, con lo que se obtiene una gran flexibilidad, sin peligro de rotura. El dieléctrico, ó sustancia aisladora que recubre el conductor, es de gutapercha. La adherencia entre el hilo de cobre y la gutapercha se obtiene interponiendo una capa de composición Chatterton, compuesto en el que entran una parte de alquitrán de Stockhohm, una de resina y tres de gutapercha. Sobre el hilo conductor se deposita en caliente una capa de


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Chatterton, y después tres capas de gutapercha separadas entre sí por capas de Chatterton. L o s conductores así aislados se juxtaponen y retuercen juntos ligeramente, reuniéndoles en número de tres, cinco ó siete para formar un cable. E l revestimiento consiste en una ligera cuerda embreada que cubre los intersticios, envolviéndose el conjunto con dos capas de cinta alquitranada, arrolladas en espirales apretadas y en sentido inverso. Construcción

de las líneas

subterráneas

(fig. 1 2 ) . — S e g ú n

el

sistema de colocación que se adopte, se deja el cable tal como acabamos de describirle, ó se le protege con una armadura de hilo de hierro galvanizado. D e b e m o s estudiar dos métodos distintos en el tendido de ca. bles. E l primero, adoptado en A l e m a n i a y en algunas líneas francesas, consiste en depositar el cable armado en el fondo de una zanja. El segundo, empleado en Inglaterra, en las grandes líneas francesas y en Bélgica, es más costoso, pero más seguro. E l cable se protege con una tubería de fundición de hierro enterrada en el suelo. E n Bélgica se contentan frecuentemente con construir en el fondo de la zanja una especie de cuneta de ladrillos, en la que el cable reposa sobre un lecho de arena; pero también

se hace

uso general de los tubos de fundición. E s t o s tubos tienen una longitud de tres metros y están hendidos longitudinalmente, pudiéndose introducir en ellos fácilmente los cables. L o s tubos se empalman utilizando unos anillos de cautchuc comprimidos

por

una brida de hierro, que á su v e z está también apretada fuertemente con un tornillo y una tuerca. E n cuanto á la hendedura longitudinal, se la cierra por medio de una placa de hierro en T . sostenida con pasadores. L o s alemanes, c u y a red subterránea ha adquirido tanta extensión desde hace algunos años, han suprimido

completamente

las tuberías protectoras. U n a cuadrilla de obreros hace una zanja


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de un metro de profundidad, siguiendo el trazado de la línea; otra, provista de un carretón en el que conduce las bobinas del cable armado, que se desarrolla por sí mismo, coloca éste en el fondo de la zanja y le recubre de una capa de arena fina, y, por último, una tercer cuadrilla cubre la zanja. Las líneas subterráneas alemanas están ordinariamente instaladas á lo largo de las cunetas de los caminos; pero casi nunca se las coloca en los puentes para atravesar los arroyos y los ríos. En este caso la línea se desvía ligeramente de su trazado, sumergiéndose algunos metros más arriba ó más abajo del puente. Los cables alemanes se fabrican por secciones de 800 metros. Generalmente constan de siete conductores, cada uno de los cuales está formado por un cordón de siete hilos de cobre de o ram ,6 de diámetro. Cada cordón se recubre con dos capas de composición Chatterton y dos de gutapercha, con lo que adquiere un diámetro de 5 milímetros. El conjunto de los siete conductores se envuelve con cáñamo, alcanzando un diámetro de 17 milímetros. Por último, la armadura se halla constituida por dieciséis hilos de hierro galvanizado de 4 milímetros, arrollados en espiral y adherentes unos á otros. El precio medio del kilómetro es de 6.250 francos. En esta forma ha sido construida la red alemana subterránea para el servicio de 221 ciudades y poblaciones del Imperio, con un desarrollo de 37.373 kilómetros de conductor, representados por 5.464 kilómetros de cable. La fig. 13 indica los diferentes tipos de cable que se han utilizado. Las líneas secundarias de la red francesa se han instalado por los procedimientos que acabamos de mencionar. En las líneas importantes, compuestas de muchos cables, se han empleado otros medios, cuya descripción es interesante; pero antes debemos decir algunas palabras sobre las líneas que en París y en algunos otros grandes centros cubren en número considerable las paredes de las alcantarillas. El cable empleado para las líneas en las alcantarillas tiene el


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FIG. 1 3 . — C a b l e s subterráneos armados, compuestos de uno ó varios conductores


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alma formada por cuatro hilos de cobre y recubierta con una espesa capa de gutapercha, envuelta á su vez por filástica alquitranada. Algunas veces se reúnen varios de estos cables y , retorcidos, se les reviste de lona alquitranada, formándose así cables de tres> cinco ó siete conductores. L a armadura metálica consiste en un tubo de plomo de 1,5 á 2 milímetros de espesor, en el que se introduce el cable. L o s cables preparados en esta forma se arrollan en grandes carretes ó bobinas. Basta colocar estas bobinas encima de la boca de una alcantarilla, desarrollar el cable con ayuda de un torno, y suspenderle en las paredes de la galería. Para esta operación se emplean ganchos de hierro galvanizado, que se fijan con solidez á los muros y que pueden soportar cierto número de cables dispuestos paralelamente. L a distancia entre estos puntos de apoyo es, en general, de un metro. L o s cables penetran rozando en la parte curva de los ganchos, á los que, sin embargo, se les ata de trecho en trecho con hilo de atar. L o s tubos de plomo que sirven para proteger los cables contra los ataques de animales roedores, se fabrican por trozos de 100 metros. Para unirlos sin perjudicarlos conductores, se aplica á las juntas, después de haberlas comprimido previamente en frío, un mástic que se endurece con la humedad. L a s líneas subterráneas que forman las grandes ramas de la red siguen trazados rectilíneos, con ángulos de la mayor abertura posible. L a s zanjas en que se depositan estas líneas tienen ordinariamente una profundidad de un metro. E n el fondo de las zanjas se colocan los tubos de fundición, de 2,50 metros de longitud (figura 14), enchufando unos en otros. L a s aristas se redondean cuidadosamente en los bordes para facilitar el deslizamiento de los cables y evitar las averías que f.u diera ocasionar el rozamiento sobre una superficie rugosa. L a unión de los tubos se hace con auxilio de anillos de plomo colocados en a, poniéndolos de modo que cierren la tubería herméticamente. Cada 100 metros próximamente se coloca un man-


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güito, ó sea un tubo de un metro de largo, y de un diámetro que le permita deslizarse sobre los tubos adyacentes. Estos manguitos se empalman á los tubos ordinarios por procedimientos análogos á los que a s e g u r a n la unión de éstos entre sí. Por último, las sec ciones rectilí neas se enlazan por medio de tubos de fundición ó de plomo, convenientemente encorvados. Cada 500 metros, ó más frecuentemente si se c o n c e p t ú a n e c e s a r i o , se coloca una cámara ó registro A , que consiste en una especie de cuba de f u n d i c i ó n , con dos orific i o s laterales, por los que penetran los tubos, provista de una cubierta sujeta por medio de tornillos, ella se verifica la soldadura de los cables, operación delicada que sólo debe confiarse á obreros hábiles.


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Para empalmar dos trozos de cable, se desnudan y limpian cuidadosamente cada uno de los extremos de los conductores. Después se tallan en bisel los hilos y se hacen las soldaduras con plata, teniendo cuidado que éstas no se correspondan al recubrirlas nuevamente. Cada soldadura se consolida atándola con hilo de cobre muy fino, cuyos extremos se unen, completándose la soldadura con un revestimiento de composición Chatterton y gutapercha, aplicada con el soldador; pero es preciso cuidar que durante esta última operación no quede ninguna vesícula de aire, pues la menor hendidura podría comprometer la seguridad del cable y ocasionar más adelante una derivación á tierra. A pesar de estas precauciones, todos los empalmes deben someterse á minuciosos y exactos ensayos eléctricos. Las cámaras ó registros sirven también para la tracción de los cables. A l realizar la instalación se introduce una cuerda por to • dos los tubos, pudiéndose desde luego rellenar las zanjas, que sólo habrá que dejar abiertas en los sitios en que estén situados los manguitos y los registros. Cuando ha sido ya cubierta una sección de 200 á 300 metros, se ata á la cuerda otra formada de hilos delgados de acero. Esta nueva cuerda, á la que por el otro extremo se sujeta el cable que se va á instalar, es atraída con auxilio de la primera, atándola al tambor de un torno B , sólidamente fijo al suelo y puesto en movimiento por obreros. Siguiendo este procedimiento, podemos ver que el cable penetra en la tubería arrastrado por la cuerda; pero el trabajo de tracción exige ciertas precauciones, sobre todo cuando se trata de introducir en los tubos varios cables á la vez. Las bobinas de los cables se sitúan en C (fig. 14) sobre bastidores, enfrente del registro ó cámara de tracción. A l g o más adelante de las bobinas penetran los cables entre dos poleas, soste nidas por los brazos de una especie de guía D, representada de perfil en la vista de conjunto, y de frente en el centro del grabado. Desde dicho punto convergen los cables á un embudo, también montado sobre bastidores, que se ajusta exactamente á la


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abertura del registro. Por bajo de este embudo, y formando parte de él, dos poleas, F G, dan paso á los cables reunidos y les dan la dirección del eje de los tubos. Para facilitar el deslizamiento, un obrero espolvorea talco sobre los cables á medida que penetran en el embudo. A la salida de los tubos en H, una polea de recepción, montada sobre un collar en el extremo del último tubo, impide que los cables froten contra las paredes; los mantiene en el ¡eje de la canalización, y los guía en dirección al torno B, sobre el que se arrolla el cable de acero que arrastra los cables eléctricos. Sólo quedan entonces por hacer las soldaduras, según el método que acabamos de indicar, cubriéndose definitivamente las zanjas. Los manguitos y cámaras, cuya situación debe marcarse cuidadosamente, sirven de registros que permiten localizar y reparar las averías. Cortando un cable en los registros sucesivos, es fácil circunscribir una avería y reemplazar la parte defectuosa. Para esto se abre la zanja encima del registro; se desatornilla la cubierta; se reconoce el cable por los métodos eléctricos, y, localizada la falta entre dos registros ó dos manguitos consecutivos, se procede á retirar la parte inútil, sustituyéndola por otra nueva, atando el nuevo conductor al deteriorado, é introduciendo aquél al mismo tiempo que se retira éste. Líneas submarinas. —El primer cable que enlazó á Francia é Inglaterra, fué colocado en 1851, pues sólo pueden considerarse como experimentos los ensayos realizados anteriormente. Desde dicha fecha, la red submarina ha adquirido una extensión considerable, y, sin que pretendamos hacer una estadística, se puede estimar en más de 250 el número de cables, grandes y pequeños, sumergidos en el fondo de todos los mares del globo y funcionando con regularidad. La historia de la fabricación y del tendido de cables necesitaría un volumen. Su reconocimiento t exige conocimientos profundos, y no nos es posible ocuparnos en todos sus detalles


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de un asunto que sólo tiene interés real para los especialistas. Los cables submarinos se construyen, poco más ó menos, lo mismo que los subterráneos, clasificándolos en cables de cosía y cables de fondo. Los primeros, expuestos á toda clase de averías, rozándose en las rocas por el movimiento de las olas, y pudiendo prender en ellos fácilmente los aparatos de pesca y las anclas de los buques, deben estar dotados de gran resistencia mecánica, por lo que se les arma muy sólidamente. Los segundos, que, como ocurre en el fondo del Atlántico, descansan sobre una capa de conchas desagregadas, que forman en cierto modo un lecho blando, no tienen necesidad de ser tan resistentes; su armadura puede aligerarse, y hasta hay ventaja en dis minuir su peso, porque así pueden quedar suspendidos entre las colinas submarinas, for mando una larga cadena por cima de los valles profundos. En principio, los cables de costa deben ser voluminosos y robustos, y los de fondo delgados y ligeros. Las figuras 15 y 16 representan modelos de los dos tipos, Esto no quiere decir que los cables de fondo estén al abrigo de todo peligro. Las erupciones volcánicas, que en ciertas regiones han hecho aparecer y desaparecer islas, y los derrumbamien • tos s u b m a r i n o s , son otras tantas causas de destrucFIG. 15.—Cable trasatlántico de 1865. ción con las que es preciso ctíntar. Añadamos á ello los bancos de hielo en los mares


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•cercanos á los polos, así como las inmensas masas madrepóricas que tapizan el fondo y los criaderos de pólipos, que con frecuencia se elevan á grandes alturas en los mares tropicales, y nos haremos cargo de las precauciones que debe tomar el ingeniero cuando se trata de determinar el trazado de una línea submarina, que representa un crecido capital. Por lo tanto, sólo después de numerosos sondeos y de una minuciosa exploración del fondo, puede adoptarse una determinación sobre el tendido de un cable. En el Océano Atlántico, por lo menos en el trayecto directo entre Irlanda, Francia y los Estados Unidos de América, se

FIG. 16.—Cable de costa.

ha tenido labuena suerte de encontrar un suelo excepcionalmente favorable á la conservación de los cables, y sólo deben atribuirse los primeros fracasos, á defectos de construcción á la falta de experiencia, y á la imperfección de las máquinas. Existe, en efec. to, entre los dos continentes una inmensa llanura que separa valles profundos, y cuyo suelo, formado por restos calcáreos, es tan compacto, que los ingenieros que le han explorado le han dado el nombre de llanura telegráfica. Sobre este fondo, quizá 6


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único en el mundo, descansan los cables transatlánticos que enlazan á Inglaterra y Francia con América. Durante largo tiempo ha explotado Inglaterra el monopolio de la fabricación y aun de la reparación de los cables; y á pesar de que algunas veces somos todavía tributarios suyos, tenemos ya en Francia fábricas importantes. Los Sres. Battier, en Bezons, y Ménier, en el mismo París, poseen establecimientos de primer orden, y el Estado sostiene, hace ya largo tiempo, en la Seyne, cerca de Tolón, un taller de reparaciones. Al salir de los talleres de fabricación, se almacenan los cables en depósitos, ó se arrollan en espiral directamente á bordo del buque que debe realizar el tendido, en grandes cubas de hierro llenas de agua que se renueva á medida que se verifica la inmersión, con objeto de que no disminuya mucho el lastre del barco. Hay buques dedicados especialmente á la construcción de líneas submarinas. El Ampere y la Chavante pertenecen al número de éstos en Francia. En Inglaterra, el Great Eastern y algunos otros buques han sido preparados para el tendido de cables trasatlánticos. Estos barcos están provistos de poderosas máquinas, con cuyo auxilio verifican el desarrollo de los cables. Por medio de frenos se obtiene una inmersión regular, y el empleo de dinamómetros permite conocer constantemente á bordo la tensión que sufren los cables; condición indispensable para prevenir las roturas que, sin que deba considerárselas absolutamente irreparables, perjudicarían el éxito de la operación, ó al menos la retardarían. No debe olvidarse que antes de comenzar el tendido de un cable ha debido ser minuciosamente estudiado el trazado de la línea y el camino que debe seguir el buque durante la inmersión, tanto con relación á los amarres como respecto á los fondos de alta mar. R E D E S . — Organización de una red.—Los extremos que abraza nuestra descripción nos permiten disponer de líneas aéreas, subterráneas y submarinas para el curso de nuestras correspon-


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dencias telegráficas. Examinemos, por lo tanto, en qué forma habremos de dirigir los telegramas por estas diferentes vías, para lo que tomaremos la red francesa como objeto de nuestro estudio. En una red telegráfica, teóricamente perfecta, todas las esta, ciones deberían tener comunicación directa con cada una de las demás. Para abandonar toda idea de esta naturaleza, basta tener en cuenta que, de 2.000 kilómetros de conductores que en 1851 poseía la red francesa, se ha elevado esta cifra, en 1883, á 223.283 kilómetros para el servicio actual de más de 7.000 estaciones. Ha sido, pues, necesario, y esto desde hace largo tiempo, establecer reglas precisas y designar las vías que debe seguir cada telegrama. Red interior francesa.—La división administrativa de Francia se presta muy bien, con escasas excepciones, á la organización de un sistema seccional que permite resolver el problema en las mejores condiciones. Para ello ha sido necesario admitir en tesis general: 1.° Que Francia se dividiría en cierto número de regiones, comprensivas de una ó varías localidades importantes desde el punto de vista telegráfico, destinadas á servir de centro de depósito á los telegramas. 2.0 Que cada centro regional estaría en comunicación, así como el mayor número posible de centros regionales entre sí. 3.0 Que cada centro regional se enlazaría directamente con las capitales de provincia de su circunscripción, teniendo estas capitales, además, dentro de los límites posibles, comunicación directa con París. 4.0 Que cada capital de provincia estaría enlazada á las cabezas de partido respectivas, y á las capitales de provincia limítrofes. 5°

Que cada cabeza de partido comunicaría con las estacio-

nes secundarias más próximas. Como se ve, el sistema consiste en establecer las comunica -


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ciones por radiación, desde los grandes centros hasta las estadoces menos importantes. En esta forma se obtienen: Centros de depósito regionales; Centros de depósito provinciales, y Centros de depósito de partido. Los Centros regionales se enlazan entre sí, y con París, por medio de hilos principales de gran comunicación. Todos los Centros provinciales (i) enlazan por hilos directos con París, con el Centro de su región y, frecuentemente, con un segundo Centro regional. Los hilos que establecen estas comunicaciones son hilos principales de comunicación media. Los Centros provinciales limítrofes enlazan entre sí por medio de hilos de esta categoría. Los hilos que unen dos estaciones principales en el interior de un mismo departamento, por ejemplo, la capital con las cabezas de partido, son hilos provinciales de gran comunicación. Los hilos provinciales de la red secundaria enlazan las estaciones municipales á su estación de depósito. Tal es, á grandes rasgos, la organización de la red francesa; pero semejante organización no respondería de una manera absoluta á las exigencias del servicio, si no se completase con medidas que permiten asegurar comunicación directa entre localidades próximas, que aun cuando no sean Centros de depósito,, tengan entre sí extensas relaciones comerciales. Dirección de la corresponde7icia.—Examinemos, por ejemplo, el camino que debe seguir un telegrama depositado en Chollet (Maine-et-Loire) para Bressuire (Deux-Sèvres). Según las reglas que acabamos de dar para la formación de la red, Chollet debería transmitir su telegrama á Angers (Centro de depósito provincial), que á su vez le enviaría á Nantes (Cen(i) Por excepción no son capitales de provincia los. Centros provinciales de la Mancha y del Var. El primero está situado en Cherburgo, y el segundo en Tolón.


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tro de depósito regional); de aquí iría á Tours (Centro vecino de depósito regional); después á Niort (Centro de depósito departamental), y por último, á Bressuire, punto de destino; ó sea, en total, cinco transmisiones. Si el telegrama cuyo curso estudiamos, procediese de una estación municipal dependiente de Chollet, y estuviese destinado á una estación municipal que enlazase con Bressuire, se elevaría á siete el número de transmisiones. Sin duda que la existencia del hilo principal de comunicación media (Tours Angers-Niort) reduciría á tres el número de transmisiones; esto es, de Chollet á Angers, de Angers á Niort y de Niort á Bressuire; pero aún ha parecido insuficiente esta manera de darle curso, y se ha instalado un conductor especial entre Chollet y Bressuire, entre cuyos puntos existen relaciones telegráficas bastante importantes para justificar su instalación. Los conductores de esta clase reciben el nombre de hilos auxiliares. Redes especiales. —A lo largo de la mayor parte de nuestros grandes cauces se han instalado redes telegráficas especiales con objeto de asegurar el servicio de las esclusas, anunciar con oportunidad las crecidas repentinas, y prevenir así, al menos en parte, los desastres que traen consigo las inundaciones. Estos hilos, unidos en ciertos puntos á la red general, sirven también para la correspondencia privada, y las estaciones están instaladas en las habitaciones de los encargados de las esclusas. Las estaciones semafóricas, instaladas en el litoral y costeadas por el Ministerio de Marina para la vigilancia de las costas, están igualmente enlazadas á la estación telegráfica más próxima. En las oficinas electro-semafóricas se cubre el servicio por vigilantes que comunican con los buques en alta mar, por medio de las señales del Código de comercio usado por la Marina, transmitiéndoles los telegramas que se les dirigen, y enviando á los Observatorios diariamente noticias meteorológicas, cuyo conjunto entra por mucho en la redacción del boletín de previsión del tiempo que publica la prensa. En las estaciones de que nos ocupa-


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mos se confía el servicio á oficiales de Marina y á empleados de la Administración de Telégrafos, quienes simultáneamente desempeñan la misión que les corresponde. El conjunto de hilos que enlazan los semáforos á las estaciones telegráficas constituye la red costera. Muchos establecimientos manufactureros é industriales están en comunicación con la red general y utilizan, para el servicio de su explotación, hilos llamados de interés privado. Cuando estas líneas exceden de cinco kilómetros de longitud, se construyen y sostienen por el Estado, mediante una contribución que varía según sea la línea aérea ó subterránea. Los concesionarios tienen tambiéjj que satisfacer un abono anual por derechos de uso. La red de interés privado, que al principio era muy limitada, ha adquirido después, en pocos años, una extensión considerable, y en i.o de Enero de 1884 constaba ya de 6.513 kilómetros de hilo para el servicio de 1.651 concesionarios. * Las grandes Compañías de ferrocarriles tienen una red de su pertenencia para su servicio particular; pero la mayor parte de las estaciones están también abiertas al servicio público. Con este objeto, las estaciones telegráficas instaladas en las de ferrocarril están enlazadas á la del Estado que funciona en la misma localidad por un conductor llamado hilo de enlace. A falta de este hilo, se utilizan los conductores de las Compañías para dar la salida más rápida posible á los telegramas oficiales y privados. Las grandes estaciones enlazan entre sí por medio de hilos directos; las estaciones menos importantes comunican mediante hilos escalonados para el servicio de cierto número de estaciones. Los hilos de las Compañías están casi siempre montados sobre los mismos postes que las líneas del Estado, colocándoseles debajo de los de éste, y separados de ellos por un espacio más considerable. En ciertas vías férreas, los hilos escalonados penetran sin inte"


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rrumpirse en estaciones de socorro, en las que los dos extremos del hilo entran en un conmutador que en tiempo normal establece la comunicación directa. Una estación completa de cuadrante puede introducirse á voluntad en el circuito, ya como intermedia, sea como extrema en una de las bandas de la línea, haciéndose así fácil comunicar con una de las estaciones próximas ó con ambas, según convenga. La red municipal de la ciudad de París, cuyo desarrollo ha llegado á 1.025 kilómetros de hilo, enlazando 910 estaciones, establece la comunicación de los grandes servicios de la capital entre sí. El servicio de aguas, las alcaldías de barrio, las prevenciones los puestos de bomberos, están provistos de estaciones telegráficas que permiten reconcentrar rápidamente los socorros sobre un lugar determinado, en caso de peligro. Los avisadores de incendios instalados en todos los distritos completan esta red. Sólo diremos algunas palabras sobre las líneas telefónicas, cuyo incremento es difícil seguir, pero cuya longitud excede hace ya largo tiempo de 7.000 kilómetros, entre los cuales corresponden más de 5.000 al servicio de París. Comunicaciones internacionales de Francia.—Las comunicaciones con el extranjero están organizadas sobre las mismas bases que las comunicaciones interiores. Francia comunica directamente: Con Inglaterra, por Calais (dos cables), Boulogne, Dieppe y el Havre; por el cable de Coutances con las islas de la Mancha, y por los de la ensenada de Poulizan y de Deolin, reservados á las correspondencias americanas. Con Dinamarca, por el cable de Calais á Fredericia. Con Bélgica y los Países Bajos, por Mouscron, Tournai, Quiévrain, Feignies, Jeumont, Givet, Sedan y Longwy. Con Luxemburgo, por Longwy. Con Alemania, por Audun-le-Roman, Batilly, Pagny-surMoselle, Nancy, Avricourt, Saint-Dié, Bussang y Belfort.


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Con Suiza y Austria, por Delle, Pontarlier, Gex, Morez, Bellegrade, Saint-Julien y Annemasse. Con Italia, por los montes Cenis y Genévre, la garganta de Tende y Mentón. Con España, por Jonquiéres, Canfranc, Irún y el cable de Marsella á Barcelona. Independientemente de estas comunicaciones, Francia está unida por un cable con Córcega; por tres cables con Argel, y por dos cables con los Estados Unidos de América. Dos líneas submarinas enlazan, además, á Argel con la costa tunecina. Perturbaciones y averías.—Las causas de interrupción en las líneas telegráficas consisten en faltas de circuito, derivaciones y cruces. En las líneas aéreas se observan además, algunas veces, perturbaciones transitorias que provienen generalmente de circunstancias atmosféricas (i) que inutilizan las líneas, como ocurre durante las tormentas. También el efecto de las auroras boreales se nota algunas veces en la red de toda una región. Mientras estas duran, recorren los conductores, sin razón aparente, corrientes de fuerza y duración variable, que afectan principalmente los hilos orientados en dirección determinada. Cuando la línea es de un solo hilo, no pueden producirse cruces; pero el conductor puede romperse ó caer á tierra á causa de la rotura de un poste. En caso de rotura de un conductor, las dos estaciones corresponsales observan algunas veces averías, pero de distinta naturaleza, porque una de las bandas puede quedar suspendida de un aislador, y estar, por lo tanto, aislada, mientras que el extremo de la otra banda toca en el suelo, y ocasiona una derivación á tierra. En las líneas de muchos hilos, las averías más frecuentes son (i) V. Planté: Phénomenes électriques de Vatmosphere {Bibliothlque scientifique contemporaine). París. J.-B. Bailliére.


los cruces, que se aprecian con facilidad por la incoherencia de las señales que reciben los dos corresponsales. Con frecuencia es posible conocer los números de los hilos cruzados, porque una de las estaciones llega casi siempre á descifrar, en medio de los signos que recibe, alguna frase que le sirve de indicación. Entonces debe sacrificarse uno de los hilos, aislándole en ambas estaciones. Servicio de vigilancia.—Los empleados dedicados á la construcción y entretenimiento de las líneas lo están también en Francia á la reparación de averías, y su misión es, por lo tanto, la que constituye el servicio de vigilancia. Las cuadrillas del personal de este servicio están repartidas en los puntos más importantes de la red. Tienen organizado un torno de servicio, y los empleados están siempre dispuestos á trasladarse á los lugares en que se observe la existencia de averías, utilizando, en caso necesario, los ferrocarriles y diligencias de servicio público para realizar el principal objeto de restablecer rápidamente las comunicaciones. Este personal está provisto de los útiles necesarios para empalmar los extremos de un hilo roto, reemplazar un aislador y enderezar ó replantar un poste. En cada localidad el Jefe de la Estación dispone además de uno ó varios dependientes encargados de conducir los telegramas á domicilio, que deben conocer también la manera de remediar una avería. Denomínaseles Celadores ordenanzas, y se les envía á las líneas en cuanto éstas dejan de funcionar con regularidad. A falta de este personal, se confía á un obrero del país el cuidado de reparar las averías, arreglándose de modo que las interrupciones en el servicio de transmisión sean siempre de la más breve duración posible. Reconocimiento de averias.—Al ordenar al personal de vigilancia el reconocimiento de la parte de línea en que se supone la existencia de una avería, es conveniente proporcionarles todas aquellas indicaciones que puedan facilitar su trabajo. Estas indicaciones se obtienen de las observaciones que deben hacerse en cada estación.


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En caso de falta de circuito, la intensidad de la corriente de descarga, llamada corriente de retroceso, permite generalmente apreciar si la falta está próxima ó lejana de la estación que verifica las observaciones. Cuanto más fuerte sea la corriente de retroceso, más próxima debe hallarse la avería. La desviación más ó menos grande de la aguja del galvanómetro proporciona indicaciones análogas con relación á las derivaciones á tierra. Cuando la desviación es muy enérgica, la derivación está muy próxima. Por el contrario, la derivación es débil ó se halla distante de la estación cuando la desviación de la aguja imantada difiere poco de la desviación normal, que todo telegrafista debe conocer. Aislando sucesivamente por uno de sus extremos dos hilos cruzados entre dos estaciones, puede también el galvanómetro permitir se aprecie la mayor ó menor distancia á que se encuentra el punto de contacto. Instruidos de las diversas noticias que los telegrafistas hayan podido recoger, pónense en camino los individuos del personal de vigilancia. Si se trata de un hilo de la red secundaria, los celadores que parten de las dos estaciones extremas deben marchar en sentido inverso, haciendo las reparaciones necesarias y no deteniéndose hasta que se encuentren. Si una sola de las estaciones extremas hubiese dispuesto la salida de su Celador á la línea, éste deberá continuar su camino, aun después de haber reparado la avería, hasta la estación siguiente. Los conductores defectuosos deben, en efecto, explorarse en toda su extensión, á menos que el personal de vigilancia no adquiera por otro medio la certidumbre de que se ha restablecido la comunicación normal. Cuando se trata de conductores de la red principal, las operaciones son más complicadas. Teniendo en cuenta la gran extensión de estos conductores, no es posible reconocerlos en toda su longitud, cosa, además, inútil en la mayor parte de los casos.


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Entonces se comienza por circunscribir la avería, localizándola entre dos puntos tan próximos como sea posible, y se procede después como anteriormente. Punios de corte.—En el camino que recorren los conductores de la red principal existen cierto número de localidades, designadas con anterioridad para los ensayos y verificación de los hilos. Estos son los llamados puntos de corte. Dichos puntos de corte tienen diferente clasificación. Los puntos principales son, por lo general, los centros regionales, cierto número de centros provinciales, y además algunas otras estaciones menos importantes, pero convenientes para las observaciones por hallarse colocadas en alguna gran bifurcación de la red. Los puntos de corte de segunda y tercera categoría están distribuidos en las demás líneas, en las condiciones más favorables. Algunos ejemplos harán comprender bien el papel de estos diferentes centros, desde el punto de vista de la localización de averías (1). « Primer caso.—Hilo directo, sin estación de corte intermedia: número 280, de Bordeaux á Angouléme. »Bordeaux, cabecera de línea, ordena á Angouléme, ya aislar ó ya dar tierra al hilo núm. 280; y, realizadas las observaciones necesarias y conocida la naturaleza de la avería, da sus instrucciones al personal de vigilancia y ordena salgan los Celadores hasta que se encuentren. »Segundo caso.—Hilo directo, dividido en dos secciones, con un solo punto de corte; por ejemplo, el núm. 279, de Rennes á Brest. »Rennes ordena á Saint-Brieuc que tome el hilo. Saint-Brieuc, por medio de observaciones de servicio, informa simultáneamente á Brest y Rennes de la hora exacta en que hará el corte; reconoce después en cada una de las bandas sucesivamente, y avisa, por último, á ambos corresponsales el resultado de sus observa(1) Ejemplos tomados de las Instrucciones de la Administración d e Correos y Telégrafos.


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ciones y las medidas tomadas, caso necesario, para la reparación de la avería. » Tercer caso.—Hilo directo, que puede ser reconocido mediante dos ó tres puntos de corte; el núm. 192, París-Nice. »Como Lyon tiene normalmente un traslator en este conductor, París ó Nice comienzan por preguntar á Lyon cómo funciona el traslator, y eliminan de sus observaciones, sea la banda de Lyon-Paris, sea la de Lyon-Nice. Hecho esto, y reconocida la necesidad de localizar la avería entre Lyon y París, éste hace cortar el hilo á Dijon, y sucesivamente, si fuese necesario, á Montereau y á Tonnerre, que son los dos puntos de corte intermedios. »Entre París y Dijon, la responsabilidad y la dirección de las observaciones pertenecen exclusivamente á París. »Si se reconoce que el hilo se encuentra en buen estado entre París y Dijon, éste le hace tomar á Lyon y, caso necesario, á Macón, y después á Chalons-sur-Sáone. »Entre Dijon y Lyon, la dirección y la responsabilidad de las observaciones corresponden á Dijon. Más allá de Lyon es éste quien da las órdenes de corte á Grenoble, desde luego, por ser punto de corte de primera categoría. Ocurrirá con frecuencia que Grenoble habrá ya recibido de Nice aviso de la avería é indicación de cortar el hilo 192. Grenoble debe atender con la mayor rapidez posible esta orden, y tener á los dos centros regionales, Lyon y Nice, al corriente de las observaciones que se hagan; entenderse con ellos sobre las nuevas pruebas que deban hacerse, y tomar la iniciativa, si fuese necesario, para acordar con las estaciones intermedias de una y otra banda las medidas necesarias. En esta clase de experiencias queda comprometida la responsabilidad de los centros regionales vecinos, Lyon y Nice, todo el tiempo que se tarde en determinar con exactitud el estado del conductor entre ellos. No suele ser raro que la interrupción de un conductor sea originada por la coexistencia de varias causas de perturbación, ya en una misma sección, ya en varias secciones de un mismo hilo. A fin de evitar al personal de vigilancia los inconve-


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nientes que resultarían de observaciones insuficientes, es indispensable continuar éstas en un sentido ú otro, hasta que el estado exacto del conductor sea conocido en toda su longitud.» Cuando se trata de hilos de servicio internacional, hay interés en localizar desde luego las averías en territorio ftancés ó en el extranjero. Con este objeto, todos los grandes conductores internacionales entran en una estaciónjfrancesa próxima á la frontera, cuya misión es entonces la de un punto principal de corte. Aparatos de corte.—Para facilitar á cada punto de corte los ensayos y observaciones, se hacen instalaciones, sea en el interior de la estación, sea en su proximidad, que permiten observar cómodamente el estado eléctrico de todos los conductores. Los conmutadores suizos y los distributores sirven muy bien en el interior de las estaciones para este género de e x p e r i e n c i a s . Basta hacer las conmutaciones convenientes y llevar á un aparato cada una de las bandas del hilo que FIG. 17.—Retenciones montadas sobre un soporte debe probarse. Cuando el aparato de corte está situado fuera de la estación, consiste generalmente en una garita de madera conteniendo una especie de distributor. Dos hilos de ensayo enlazan esta garita con la estación telegráfica. Algunas veces los puntos de corte están situados sobre un poste, en lugar determinado de la línea. En este último caso se hace uso de retenciones montadas sobre un soporte doble (fig. 17). El conductor se ata á la muñeca de cada una de las retenciones, y los dos secciones se enlazan por medio de un hilo volante, que se puede cortar sin ocasionar desarreglos en la línea. Averías en las líneas subterráneas y submarinas.—El reconocimiento y reparación de averías en las líneas subterráneas y sub-


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marinas exigen más cuidado que cuando se trata de conductores aéreos, y presentan también mayores dificultades. Las averías de esta clase sólo se llegan á localizar con auxilio de galvanómetros de precisión y de reostatos. En los cables submarinos principalmente, debe distinguirse el caso de una derivación sin rotura del alma, y el de rotura completa. En este último caso, el alma desnuda forma con la armadura y el agua del mar un elemento de pila cuya corriente, pasando al través del galvanómetro de ensayo, entorpecería las observaciones si no se tuviese cuidado de contrarrestar su acción. Muchos métodos pueden utilizarse para determinar el punto de rotura de un cable. Cuando se dispone de otro conductor en buen estado, puede emplearse el método del anillo, que consiste en hacer empalmar los dos conductores en el punto más lejano, y formar así un anillo, cuyos dos extremos están en la mano del operador. Con auxilio de un galvanómetro diferencial se mide la resistencia del anillo completo formado por el hilo en buen estado y el conductor defectuoso. Sea R esta resistencia. Se dispone en seguida el cable de modo que la corriente de la pila penetre por el punto defectuoso; en él se bifurca aquélla; una parte, la mayor, retorna directamente á la estación en que se hacen las pruebas; la otra, la menor, recorre el resto del anillo para volver á su punto de partida. Los circuitos del galvanómetro : diferencial están entonces recorridos por dos corrientes desiguales, que producen la desviación de la aguja. Por medio de una caja de resistencia, intercalada entre el hilo defectuoso y el galvanómetro, se restablece el equilibrio. Sea R la suma de las resistencias introducidas en el circuito; tendremos: x —

R — R'

—r—

representando x la resistencia de la línea desde la estación que realiza las observaciones hasta el punto de la avería. Conociendo la resistencia kilométrica del cable, es fácil deducir la distancia que separa al operador del lugar de la avería.

c ;


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El segundo hilo no es absolutamente necesario para estas observaciones, pues puede aplicarse el método de Lumsden, en el que también se hace uso del galvanómetro diferencial; pero nunca nos cansaremos de repetir que estos trabajos son delicados, y es preciso tener cuenta en ellos de las variaciones de temperatura y otros varios factores que multiplican las causas de error. Solamente un consumado práctico, que sea al mismo tiempo un hábil operador, podrá afirmar que los resultados de las observaciones sean rigurosamente exactos.


PILAS TELEGRÁFICAS Y MÉTODOS DE

MEDIDAS

Pilas telegráficas.—La pila.—Pila Callaud.—Pila Siemens y Halske.—Pila Mcidinger.—Pila Leclanché, de vaso p o r o s o . — P i l a Leclanché, de a g l o m e r a d o s . — P i l a Marié Davy.—Pila de L a l a n d í y C h a p e r o n . — P i l a s e m p l e a d a s por las A d m i n i s t r a c i o n e s e x t r a n j e r a s . — P i l a Fuller.—Disposición de los elementos de u n a pila.—Consecuencias del a g r u p a m i e n t o de los elementos de u n a p i l a . — M o n t a j e en c a s c a d a . — I n s t a l a ción de pilas en las estaciones.—Métodos de medidas.~Unidades eléctricas.—Unidad de resistencia.—Cajas de resistencia.—Método del p u e n t e de W h e a t s t o n e . — R e o s t a t o s . — U n i d a d de f u e r z a e l e c t r o - m o t r i z . — U n i d a d de i n t e n s i d a d . — U n i d a d de cantid a d . — U n i d a d de c a p a c i d a d . — C o n d e n s a d o r e s .

PILAS TELEGRÁFICAS.—La pila.—El manantial de electricidad que alimenta las líneas telegráficas es la pila, cuya invención, debida á Volta, data sólo de principios del siglo. A pesar de ello, el progreso ha sido considerable desde el origen de la pila, y el número de reacciones químicas que en la actualidad son fuentes de electricidad utilizable en la práctica, es considerable. El servicio telegráfico requiere, á pesar de sus intermitencias, una producción constante de electricidad, cuyo origen pueda considerarse inextinguible. Es necesario disponer de un manantial que, cerrado por una compuerta, no se desborde, y cuya producción no sea mayor cuando se cierra la compuerta durante largo tiempo, que cuando se la deje seguir su curso natural. Las pilas de dos líquidos, ó de corriente constante, llenan, con poca diferencia, este objeto cuando se las elige convenientemente, y su entretenimiento no deja nada que desear.

La Administración francesa utilizó la pila Bunsen durante largo tiempo. Muy enérgica, pero de un entretenimiento difícil á causa


de los líquidos corrosivos que entran en su composición y de los peligros que presentan las emanaciones que produce, fué sustituida por la pila Daniell, de sulfato de cobre. La pila Daniell sería el tipo de pila constante si fuese posible obtener en grandes cantidades vasos porosos de una homogeneidad perfecta. Cuando la pasta de kaolín, con que se fabrican estos vasos, es demasiado compacta, introduce en el interior de los elementos de pila una resistencia eléctrica que disminuye la intensidad de la corriente: cuando son demasiado porosos, no separan lo necesario el cinc de la disolución de sulfato de cobre. Preocupado con estos inconvenientes, M. Callaud, relojero de Nantes, ideó una ingeniosa modificación del elemento Daniell, adoptándose diferentes modelos de ella en Francia, España, Italia, Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos. Pila Callaud.—Dos líquidos de diferente densidad se superponen sin mezclarse, con tal que se adopten algunas precauciones al verter el más ligero sobre el más pesado. Este es el secreto de M. Callaud. ¿Por qué—debió decirse—la superficie de la separación de una capa de agua y una disolución de sulfato de cobre no habría de hacer el mismo papel que el vaso poroso del elemento Daniell, suprimiéndose así la resistencia eléctrica de este diafragma? Y construyó, en consecuencia, el elemento que vamos á describir, que funciona con mucha regularidad en la mayor parte de las estaciones francesas. En un vaso de vidrio se coloca una disolución saturada de sulfato de cobre, que llegue hasta el tercio inferior de su altura, llenando el resto del vaso con agua clara (fig. 18). Un cilindro de cinc amalgamado, hendido á lo largo de una de sus generatrices, está sumergido en el agua y suspendido de los bordes del vaso de vidrio por medio de tres ganchos de cobre remachados á él: éste es el polo negativo del elemento. Un vástago de cobre, terminado en una espiral del mismo metal, está sumergido en la disolución de sulfato de cobre; pero como dicho vástago atraviesa también la capa de agua hasta el 8


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exterior, se le recubre en toda su extensión con un tubo aislador de gutapercha, con objeto de evitar las acciones locales que producirían su ruptura en la superficie de separación de los dos líquidos. E n realidad no existen, pues, como agentes eficaces, más que una lámina de cobre sumergida en una disolución de sulfato de cobre, y un cilindro de cinc sumergido en agua, formando la lámina de cobre el polo positivo del elemento. Generalmen+ te, y para facilitar la unión de unos elementos con otros, cada cilindro de cinc v a unido á un alambre de cobre, d o b l a d o / • • dos v e c e s en ángulo r e c t o , Fie. 18. pila Caiiaud.

recubierto

de

gutapercha después del segundo codo, y terminado por una espiral de cobre. Sin ocuparnos ahora de la asociación de estos elementos, de los que uno solo sería, sin duda, insuficiente en la mayor parte de los casos, diremos sólo que existen dos modelos de elementos Callaud, empleados en las estaciones francesas, que no difieren entre sí más que por su tamaño. E n el modelo grande, usado en los centros importantes, la altura del vaso de vidrio es de 20 centímetros; la del cinc, 7, y 3 la de la lámina de cobre. E n el modelo pequeño, las dimensiones se reducen á las siguientes: Vaso de vidrio 155 milímetros. Cinc 45 •» Cobre 30 » S e considera que la pila está convenientemente cargada cuan-


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do el líquido, coloreado por la disolución de sulfato de cobre, llena el tercio inferior del vaso de vidrio. U n vaso del modelo grande debe cargarse con 400 gramos de sulfato, bastando 125 ó 150 gramos para el modelo pequeño. E l agua clara debe llenar el vaso hasta los remaches del cinc. Para que una pila Callaud funcione con regularidad durante seis meses cuando menos, y un año en algunas ocasiones, es suficiente, pero indispensable, mantener el nivel del agua á la altura indicada; tener los vasos en perfecto estado de limpieza, y añadir sulfato de cobre cada cinco ó seis días. L a renovación del a g u a y del sulfato de cobre requieren ciertas precauciones, porque al verificarlas es menester evitar se mezclen los dos líquidos. Para añadir el sulfato de cobre conviene emplear un tubo de lámpara, que se introduce cuidadosamente hasta el fondo de la disolución, dejando caer uno á uno los cristales de sulfato de cobre en el interior de este tubo protector, que se retira después sin agitar el líquido. Para renovar el agua se hace uso de una pipeta de cautchuc, y , por e x c e s o de precaución, se puede colocar además un pequeño flotador de madera ó corcho sobre la superficie líquida. L a pipeta que se emplea para el cuidado de la pila es una pera hueca de cautchuc, que termina en un tubo. Comprimiendo la parte esférica con la mano, se hace que el aire desaloje la cavidad interior, y si entonces se sumerge la e x tremidad del tubo en una vasija llena de agua, el líquido, mediante la presión atmosférica, asciende á la pipeta desde el momento en que la mano d e j a de oprimirla. Después que se ha llenado así el instrumento, se puede verter en cada v a s o de la pila la cantidad de a g u a necesaria por medio de una ligera presión de la mano. Si, por el contrario, se desea retirar una parte del líquido que pueda haber en exceso, se procede por aspiración, c o m o anteriormente. E n muchos tratados de Física se dice que para cargar la pila


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Daniell, la Callaud, la de Marié Davy, de sulfato de mercurio, y algunas otras de clase análoga, se deben llenar los vasos con agua acidulada con ácido sulfúrico. Esta precaución no es indispensable, y en la práctica se puede hacer uso de agua pura sin inconveniente alguno. El sulfato de cobre, así como el sulfato de mercurio, agente despolarizador de la pila Marié-Davy, que se venden en el comercio, contienen siempre cierta cantidad de ácido sulfúrico en exceso; cantidad suficiente para atacar el cinc y comenzar la acción que produce la corriente. Debe, sin embargo, notarse que una pila montada con agua pura no adquiere toda su energía sino al cabo de dos ó tres días; pero se la puede poner en actividad en cuanto esté cargada, disolviendo en el agua un poco de sulfato de cinc. Por esta razón, cuando se limpia una pila, se suele conservar el líquido de los vasos antiguos para utilizarlo en los nuevos. Las sustancias activas de la pila Callaud son el sulfato de cobre, el cinc y el agua. El ácido sulfúrico hidratado, que la disolución de sulfato de cobre contiene en exceso, ataca al cinc, se combina con él y deja en libertad al hidrógeno. Esta primera acción química origina la corriente eléctrica. El hidrógeno se dirige al polo positivo al través del vaso poroso (i), en el que la corriente eléctrica descompone al mismo tiempo el sulfato de cobre. La cantidad de oxígeno necesaria para formar agua se combina con el oxígeno libre; el cobre se deposita en forma granular sobre la plancha de cobre, que constituye el polo positivo del elemento, y, por último, el exceso de ácido sulfúrico anhidro se combina con el agua para formar nuevamente ácido sulfúrico hidratado. E n resumen: los resultados de la descomposición química son los siguientes: (i) De la pila Daniell, por ejemplo, pues en la Callaud no hay vaso poroso, que está reemplazado, por la diferente densidad de los líquidos. (N. del T.)


6i i.o Producción de sulfato de cinc, que se disuelve en el agua. 2.0 Depósito de cobre metálico en el polo positivo del elemento. En el elemento Callaud, que se emplea por la Administración de Telégrafos italiana, se han suprimido los ganchos de suspensión del cinc, y éste descansa directamente sobre el vaso de vidrio, cuya parte media se estrecha en forma conveniente, formando un cuello en el interior. Acabamos de ver que el sulfato de cobre en el elemento Callaud tiene por objeto proporcionar al hidrógeno un depósito de oxígeno, del que se surte para formar agua. Todas las mezclas que en las pilas de corriente constante rodean el polo positivo, tienen el mismo objeto. La causa que principalmente contribuye á debilitar la energía del elemento voltaico, y que ha contribuido en gran manera á que se le abandone, es precisamente ese depósito de hidrógeno que tiende á formarse alrededor del polo positivo, envolviéndote y aislándole del resto del elemento. En este estado se dice que el elemento está polarizado. El único medio que se conoce para combatir los funestos efectos de este desprendimiento de hidrógeno es el de proporcionarle una combinación. Con este objeto se emplean como mezclas despolarizantes sustancias ricas en oxígeno, que se descompongan fácilmente por la corriente, y que ofrezcan al paso de ésta la menor resistencia posible. En muchas estaciones alemanas se hace uso de pilas de sulfato de cobre, derivadas, como el elemento, Callaud de la pila Daniell FIG. 19.—Pila Siemens y Halske. Pila Siemens y Halske.—La pila Siemens y Halske se compone de un vaso de vidrio, A A (fig. 19). En medio del vaso hay un


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tubo de vidrio, c c, atravesado por un vástago de cobre, í>, que termina en una placa del mismo metal, ó en una plancha, k, arrollada en espiral. Un disco de papel comprimido y lavado cuidadosamente con ácido sulfúrico, sirve e n f f á e diafragma. Sobre este diafragma descansa el cinc, Z Z, que se halla armado de una varilla de cobre, h. Debajo del disco de papel está la disolución saturada de sulfato de cobre, alimentada por los cristales de que está lleno el tubo c c, y por cima el cinc, sumergido en agua pura. La pila de Siemens y Halske se emplea como pila de línea, pues tiene demasiada resistencia para utilizarla como pila local. Pila Meidinger.—El elemento Meidinger, notable por su duración y constancia, consiste en un vaso de vidrio, A A (fig. 2o), de 21 centímetros de alto, 12 de ancho, y cuyo diámetro se reduce en la parte inferior. En el fondo del vaso hay otro vaso pequeño, d d, también de vidrio, pegado con resina. En este segundo vaso, que contiene una disolución saturada de sulfato de cobre, hay sumergida una lámina de cobre, e, provista de una varillá, g, recubierta de gutapercha, como en la pila Callaud. El cinc, Z Z, sumer gido en agua pura, descansa directamente sobre el vaso de vidrio, A A, en el sitio en que éste se estrecha. El embudo de vidrio h contiene cristales de sulfato de cobre, destinados á mantener la disolución en estado de saturaFIG.

20.—Pila Meidinger.

CIÓN

Pila Leclanché, de vaso poroso. —La pila Leclanché se emplea simultáneamente con la Callaud en muchas estaciones francesas, y en particular en las estaciones de ferrocarriles. Se la utiliza también en Austria, Bélgica, España, Holanda, Italia, Portugal, Rusia, Suecia y Noruega, Turquía, Estados Unidos y Brasil, si bien tiene formas variadas en cada uno de aquellos países.


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L a pila Leclanché, que, como la pila Callaud, es de invención francesa, se compone de un vaso de vidrio, de sección cuadrada, que se estrecha un poco en su parte superior, en la que forma un cuello pequeño (fig. 21). E n este cuello va alojada una barra de cinc amalgamado, que forma el polo negativo del elemento. El vaso de vidrio se llena hasta los dos tercios de su altura con una solución saturada de clorhidrato de amoníaco, y después se introduce en él un vaso poroso, que contiene la mezcla despolarizante y el polo positivo formado por una placa de carbón de retorta. El despolarizante del vaso poroso consiste en una mezcla de peróxido de manganeso y carbón de retorta. E l peróxido de manganeso está molino en pedazos gruesos, y como en su calidad de óxido ofrece mucha resistencia, se aumenta la conductibilidad eléctrica en el interior del elemento, mezclándole con fragmentos pequeños de carbón de retorta, que FIG. 21.—Elemento Leclanché, de vaso poroso» forma como una especie de drenaje. E n me dio de esta mezcla se coloca la placa de carbón, y se cierra el vaso poroso con una capa de resina, dejando en ella un agujero pequeño para que puedan escaparse por él los gases. L a placa de carbón tiene en su parte superior un tornillo de presión para empalmarla con el cinc del elemento siguiente, que está provisto de un hilo delgado arrollado en espiral, ó para unirla á cualquier otro conductor. Este tornillo se fija á la placa de carbón por medio de un casquete de plomo, y mejor aún de estaño, cubierto de barniz para sustraerle á las emanaciones de la pila. L a adherencia entre el casquete y el carbón se obtiene colocando los tornillos y las placas de carbón en moldes, en los que se vierte estaño fundido. E l montaje de la pila Leclanché, así como su entretenimiento, no exige grandes precauciones/ Se introducen 80 á 100 gramos de clorhidrato de amoníaco en el vaso de vidrio; se vierte agua en él hasta los dos tercios de su


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altura, y se colocan en su lugar el cinc y el vaso poroso. Con objeto de-evitar, ó atenuar cuando menos, el depósito de sales en los bordes del vaso de vidrio, se engrasa el interior de éstos ligeramente, en una extensión de 3 ó 4 centímetros. Esta operación es inútil cuando se trata de vasos nuevos, que casi siempre han sido parafinados con antelación, en la forma que acabamos de indicar. El entretenimiento de la pila se reduce á añadir un poco de agua de vez en cuando, para restablecer el nivel normal; poner cada seis meses 80 ó 100 gramos de clorhidrato de amoníaco en el vaso de vidrio, y quitar con cuidado las eflorescencias que, á pesar del engrasado interior de los vasos, acaban siempre por depositarse en su superficie. Se conoce inmediatamente que la disolución de clorhidrato de amoníaco no está bastante saturada cuando el líquido deja de ser transparente y toma un tinte ligeramente lechoso. La pila Leclanché funciona con frecuencia durante más de un año, cuando está bien cuidada; pero si entonces se debilita, conviene montarla de nuevo por completo. En el modelo aceptado por la Administración francesa de Telégrafos, el casquete de plomo de la placa de carbón no tiene tornillo. En su lagar hay una lámina de cobre, soldada por un extremo al casquete, y por otro á una barra de cinc. El conjunto así formado pertenece, como en la pila Callaud, á dos elementos distintos, y tiene por objeto evitar las causas de averías originadas por tornillos mal apretados, y disminuir la resistencia eléctrica que introducen en el circuito los malos contactos. Pila Leclanché, de aglomerados.—Muchas Compañías de ferrocarriles hacen uso del elemento de aglomerados, representado en la fig. 22. No existe en él el vaso poroso, y la mezcla despolarizante es una sustancia compacta que, bajo la forma de placas, se aplica á las dos caras de la lámina de carbón, á las que quedan sujetas por medio de dos ligas de cautchuc. Estas placas aglomeradas se componen de 40 partes de peróxido de manganeso, 55 de


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carbón de retorta y 5 de goma laca. Estas sustancias, sometidas á una presión de 300 atmósferas por medio de una prensa hidráulica, y elevada á 1000 su temperatura, forman un conjunto perfectamente sólido, al que se da la forma que se quiere con moldes adecuados. Una plancha acanalada, de tierra porosa, separa el cinc de los aglomerados y de la lámina de carbón, sujetando las ligas de cautchuc todas estas piezas unidas. En el modelo español, el cinc es un cilindro semejante á los de la pila Daniell y Bunsen. L a s reacciones de la pila Leclanché son un poco más complicadas que las de la pila Callaud, y , en general, que las de las pilas cuyo despolarizante es un sulfato. El clorhidrato de amoníaco, el agua y el cinc, en presencia unos de otros, dan FIG. 29.—Elemento Leclanché, de aglomerados. lugar á la formación de un oxicloruro de cinc, quedando en libertad el amoníaco y cierta cantidad de hidrógeno. E l amoníaco se disuelve en el agua, y el hidrógeno, arrastrado por la corriente que origina la reacción, se dirige al polo positivo, que cubriría con sus burbujas, aislándole del resto del elemento, sin la presencia del peróxido de manganeso, que se reduce por el hidrógeno al estado de sesquióxido, cediéndole un equivalente de oxígeno para formar agua. Pila Marié-Davy.—La pila Marié-Davy, casi abandonada en la actualidad por la Administración francesa, es una modificación de la pila Daniell, en la que el célebre astrónomo del Parque de Montsouris ha reemplazado el sulfato de cobre por sulfato de óxido de mercurio, y la placa de cobre por un prisma de carbón. Esta enérgica pila daba buenos resultados; pero en las estaciones en que había de montarse gran número de elementos, constituía un peligro el manejo del sulfato de óxido de mercurio, que *

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es un violento veneno. También había que contar con el inconveniente de los vapores mercuriales, y estas razones han influido en gran parte para que se prefiera el elemento Callaud. Pila de Lalande y Chaperon.—Víace. algún tiempo que se emplea en las redes telefónicas, tanto de Bélgica como de Francia, una pila muy constante, debida á los señores Lalande y Chaperon. El polo positivo es el mismo vaso exterior, que es de fundición ó de cobre. En el fondo de este vaso se deposita una capa de óxido de cobre. El cinc se sumerge en una disolución de potasa caústica, á 30 ó 40 por 100, que habitualmente se cubre con una capa de petróleo para sustraerla á la acción del aire, cuyo ácido carbónico la transformaría pronto en carbonato de potasa. Existen muchos modelos de pilas Lalande y Chaperon. Unas son de artesa, otras en forma de obús con cierre hermético. El modelo que representa la fig. 23 está dentro de un vaso de vi. drio, y el cinc, arrollado en espiral, en cuya forma presenta una gran superfi. cié, está suspendido de una placa de ebonita que cierra el elemento. Pilas empleadas por las Administraciones extranjeras.—Algunas Administraciones telegráficas utilizan aún los elementos voltaicos, modificados más ó menos felizmente, á fin de dotarFIG. 2 3 . — P I ' a de Lalande y chaperon, les de condiciones para la explotación modelo de espiral. d e l a s i í n e a s eléctricas; así es que en Suiza é Inglaterra se emplea el elemento Walker, compuesto de cinc, carbón platinado y agua acidulada con ácido sulfúrico. En Inglaterra se encuentra aún la pila Muirhead, de artesa y sulfato de cobre. En Alemania, la pila Meidinger tiene, generalmente, la forma que hemos descrito; pero algunas veces se reem. plaza el embudo por un frasco esférico de vidrio, cuyo cuello está


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vuelto hacia abajo. Esta pila de globo forma parte del material de los caminos de hierro austríacos. Rusia emplea los mismos productores de electricidad que Alemania, y además la pila Leclanché. Por último, España é Italia utilizan, además de algunos de los elementos descritos, la pila Minotto (1), cuya disposición es semejante á la pila Callaud. La pila Minotto sólo se diferencia de la Callaud por tener la placa de cobre rodeada de cristales de sulfato de cobre, en el fondo del vaso de vidrio, y éstos cubiertos por una capa de arena fina y bien lavada, que hace el papel de diafragma poroso, llenándose de agua el resto del vaso. La pila Minotto es muy constante y de útil empleo. Los Estados Unidos de América la han adoptado para el servicio de la Telegrafía militar, introduciendo en ella algunas ligeras modificaciones. FIG. 24.—Pila Fuller. Pila Fuller.—En muchos ferrocarriles ingleses y en algunas líneas submarinas, principalmente en el cable de Brest á Saint-Pierre Miquelon, se emplea la pila Fuller (fig. 24). «Está formada de un vaso exterior, de vidrio, que contiene una disolución de bicromato de potasa (1 de bicromato, 3 de ácido sulfúrico y 9 de agua), en la que se sumerge una placa de carbón de 15 centímetros de largo por 5 de ancho, provista de una cabeza metálica, á la que se sujeta una tuerca. En el interior hay un vaso poroso, en cuyo fondo se coloca una capa de mer(1) Sólo por referencia tenemos noticia del empleo en España} de la pila Minotto, que hace muchos años fué abandonada. |l (TV. del T.)


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curio (próximamente 30 gramos). El cinc tiene la forma de un vástago cilindrico terminado por un pie que se sumerge en el mercurio. El resto del vaso poroso se llena con agua. El mercu rio colocado en el vaso poroso mantiene al cinc siempre amalgamado y aumenta la constancia de la pila, al propio tiempo que disminuye su resistencia. Esta pila, empleada por el General Post Office de Londres y por muchas empresas de tranvías, tiene una fuerza electro-motriz de cerca de 2 voltas, y la resistencia del modelo de 1 litro de capacidad, es próximamente de 1 ohm. Según parece, es la más útil en las líneas en que el trabajo es muy activo, y en los circuitos cerrados (1).» Disposición de los elementos de una pila.—Conocidos todos los elementos de que acabamos de hablar, y no ofreciéndosenos más dificultad que la de ,1a elección, sólo nos resta tratar de la manera de asociarlos convenientemente para obtener determinado efecto. Y a hemos dicho anteriormente que no toda clase de elementos es conveniente para las pilas que se utilizan en la Telegrafía; así como también hay numerosas pilas que, dando un excelente rendimiento para una explotación telegráfica, serían de medianos ó negativos resultados para producir la luz eléctrica, para la galvanoplastia, ó para otras ramas análogas de la industria. A u n cuando admitamos que se elijan elementos perfectamente adecuados al servicio á que hayan de dedicarse, la manera de asociarlos puede cambiar por completo los efectos que produzcan. Dos métodos se siguen generalmente: 1.0 Reunir todos los polos positivos, é igualmente todos los negativos entre sí; este es el montaje en superficie ó cantidad. 2.0 Reunir el polo negativo de cada elemento al polo positivo del siguiente, quedando un polo positivo libre en uno de los extremos de la pila, y en el otro un polo negativo; éste es el mo?itaje en serie ó en tensión. (i) Gordon: Tratado experimental de electricidady magnetismo. Traducido por J. Raynaud. Paris, 1881, J. B. Bailliére et Fils.


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Consecuencia del agrupamienio de los elementos de una pila.— El montaje de una pila en cantidad no ofrece ventajas más que en los circuitos cortos: el montaje de una pila en tensión sólo tiene ventajas en circuitos extensos. Estos son hechos demostrados por la experiencia, y fáci. les de analizar discutiendo la sencilla fórmula que establece las relaciones entre la intensidad de una corriente, la fuerza electromotriz, la resistencia interior de la pila que produce la corriente, y la resistencia del circuito. Esta fórmula, que resume las leyes de Ohm, está expresada por

I representa la intensidad de la corriente. E la fuerza electro motriz de un elemento de pila. R la resistencia del circuito exterior. r la resistencia interior de un elemento de pila. Si se emplean muchos elementos asociados en tensión, n por ejemplo, la fórmula será: 1

= R ü X -)- »

r

W

Si estos mismos elementos se asocian en cantidad, tendremos: i = - i * nR

r

(2)

puesto que el montaje en cantidad da por resultado reducir la resistencia interior de la pila proporcionalmente al número de elementos asociados. El examen de la fórmula (1) nos indica que los elementos montados en tensión producen mayor intensidad en un circuito que sea muy resistente, que en uno que lo sea poco. En efecto: cuando el circuito es muy resistente, el valor de R


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es muy grande con relación á r, y aun con relación á n r. Si prescindimos de ti r, tendremos:

La intensidad crece proporcionalmente al número de elementos. Cuando el circuito es poco resistente, el valor de n r es considerable con relación á R. Si consideramos este último como despreciable, tendremos: j

nE nr

E

r

L a intensidad de la corriente es exactamente la misma que la de un elemento, sea cualquiera el número de elementos que se empleen. El examen de la fórmula (2) demuestra que los elementos montados en cantidad producen mayor intensidad en un circuito que sea poco resistente, que en uno que lo sea mucho. En efecto: en un circuito poco resistente el valor de R es muy pequeño, y frecuentemente despreciable. La fórmula entonces se convierte en j

E

n E

r n

r

Se observa que así la intensidad de la corriente es igual á la suma de las fuerzas electro motrices de cada uno de los elementos, dividida por la resistencia de uno solo. L a intensidad de la corriente es, por lo tanto, muy grande. En un circuito muy resistente, la resistencia interior de la pila es poco considerable con relación á la del resto del circuito, y es tanto menor cuanto mayor es el número de elementos en acción, puesto que el denominador de la fracción "


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aumenta con el número de elementos. Podemos, por lo tanto, despreciar este valor, y tendremos la fórmula: 11 =

E

R

E n esta fórmula, R es m u y grande, y | , y por consecuencia I, son m u y pequeños. Según los efectos que se deseen producir, pueden combinarse las dos formas de montaje en cantidad y en tensión. Consideremos, para fijar las ideas, 6 elementos, de los que cada uno tenga por fuerza electro-motriz E y por resistencia r;

po-

dremos i.o

Asociarlas en tensión: La fuerza electro-motriz será La resistencia interior

6 E 6

La intensidad de la corriente 2.°

r

6 E

A s o c i a d o s en cantidad: L a fuerza electro motriz será,

E r

L a resistencia interior 6 E

L a intensidad de la corriente

r

3 o

A s o c i a d o s dos á dos en tensión, por tres en cantidad: L a fuerza electro motriz será

2 E 2

L a resistencia interior

3

La intensidad de la corriente 4.0

r

3 E — r

A s o c i a d o s tres á tres en tensión, por dos en cantidad. L a fuerza electro-motriz será . . . L a resistencia interior La intensidad de la corriente

3 E 3 r "

2 E -


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Vemos por estos ejemplos que es siempre posible combinar una pila que tenga una fuerza electromotriz y una resistencia interior determinada; pero es preciso no olvidar que la introducción de la resistencia exterior en el circuito es un factor que debemos tener muy en cuenta. Montaje en cascada.—En telegrafía, donde los circuitos son por lo general muy resistentes, no se emplea, salvo algunas circunstancias excepcionales, más que el montaje en tensión. Sin em-

MsHgHí) FIG. 2 5 . — M o n t a j e de pilas en c a s c a d a .

bargo, hace muchos años que, con un fin económico, se utiliza un montaje mixto, denominado en cascada; montaje que, como en los ejemplos que acabamos de citar, tiene origen en la asociación de elementos en tensión y en cantidad, y que permite servir gran número de líneas con una sola pila. La fig. 25 representa esta disposición. Cada una de las series horizontales está montada en tensión, y cada una de las verticales en cantidad: a b c d constituyen otros tantos polos positivos de pilas que tienen elementos comunes, pero que producen efectos diferentes; a! es el polo negativo en relación con tierra. En a se empalma el hilo de la pila que ha de emplearse para la línea más resistente, que utilizará la serie a a montada en tensión.


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Dos ó tres líneas menos largas enlazan con el polo positivo b. Estas líneas estarán alimentadas por la pila a b' b b", montados siete en tensión por dos en cantidad. Si se enlazan otras líneas al polo c, estarán servidas por 20 elementos, montados 5 en tensión por 4 en cantidad. Por último, las líneas más cortas utilizarán el grupo a d' d d", que comprende 18 elementos, montados 3 en tensión por 6 en cantidad. Un solo elemento defectuoso en una pila casi paraliza la acción de todos los demás. Conviene, por lo tanto, retirar todo elemento que se encuentre en estas condiciones, reemplazándole en cuanto se reconozca la falta; pero como en las grandes pilas un elemento de más ó de menos significa poco, basta frecuentemente, para evitar el cambio de elementos, anular el elemento defectuoso, uniendo sus dos polos con un hilo metálico. Instalación de pilas en las estaciones.—En las estaciones en que no se emplean aparatos especiales, tales como el Hughes, el Wheatstone, etc., uno de los polos de la pila, generalmente el negativo, está en comunicación con tierra, y el positivo con el manipulador. La disposición general que debe darse á las pilas varía necesariamente con el espacio de que se dispone; pero de ordinario es posible adoptar la forma rectangular. La pila debe disponerse de tal modo, que todos los elementos estén al alcance de la mano y pueda examinárseles de una sola mirada. Debe estar aislada, por lo que es necesario colocarla en lugar seco y tener cuidado de que la superficie exterior de los vasos no esté mojada. Es menester evitar también los emplazamientos expuestos á los rayos solares ó próximos á caloríferos, á fin de impedir una evaporación excesiva. Del mismo modo deben preservarse las pilas contra el frío, porque el hielo detiene las acciones químicas. La disposición que en casi todas partes se adopta consiste en colocar los elementos sobre marcos de madera formados con listones triangulares ó rectangulares, que presentan una de sus


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aristas bajo el fondo de los vasos y descansan sobre caballetes ó cremalleras, también de madera. Los elementos no deben comunicar entre sí más que por medio de las láminas de cobre que los enlazan. Se debe evitar todo contacto entre los vasos y hacer que entre ellos quede, á lo menos, un centímetro de distancia. En las estaciones de poca importancia las pilas se colocan en cajas, debajo de la mesa de manipulación. En las más importantes se encierran en armarios ó en un mueble especial. En las grandes estaciones se les reserva especialmente una sala, llamada sala de pilas. Las pilas se colocan sobre caballetes, según acabamos de indicar. Por medio de cables se unen los diferentes polos positivos á otras tantas bomas colocadas en un gran tablero de encina que, según sea su forma circular ó rectangular, se llama rosetón ó distribuidor. Enfrente de dichas bornas, que llevan un letrero indicando el número de elementos de pila á que corresponden y la naturaleza de ésta, se dispone otra línea de bornas, rotuladas como las primeras, y cuyos rótulos indican los aparatos á que se unen los hilos empalmados á ellas. Por medio de empalmes flexibles se unen las bornas de la primera serie á las de la segunda, utilizándose así la pila que se desee en cualquiera de los aparatos de la estación. M É T O D O S D E MEDIDA.— Unidades eléctricas.—La descripción del elemento Fuller nos ha obligado á emplear las palabras «ohm» y «volta.» No carece de interés indicar ahora la significación de estas palabras, que, en unión de algunas otras, forman hoy parte del lenguaje de los electricistas, encontrándoselas á cada momento en las páginas de los tratados especiales. Aún no hace mucho tiempo que las medidas eléctricas, que hoy son el complemento indispensable de todos los estudios de esta clase, se reducían únicamente á apreciar la resistencia de los conductores. La unidad adoptada en Francia era el kilómetro de


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hilo de hierro de 4 milímetros de diámetro, y á esta unidad se refería, no sólo la resistencia de los hilos telegráficos, sino también la de los electro imanes. Aún puede verse sobre las bobinas de algún antiguo receptor Morse ó de cuadrante un rótulo que dice «25 ó 50 kilómetros.» Esto no indica que el hilo arrollado en dichas bobinas tenga 25 ó 50 kilómetros de desarrollo, sino que su resistencia eléctrica equivale á la de una línea telegráfica construida con hilo de hierro de 4 milímetros de diámetro, y de 26 ó 50 kilómetros de longitud. Hoy se mide todo género de valores eléctricos, y el sistema de unidades que se emplea es tan completo como puede desearse. No nos ocuparemos aquí más que de las unidades prácticas, á las que se han dado nombres derivados de los de los físicos más célebres por sus descubrimientos en electricidad. Unidad de resistencia.—La unidad de resistencia ha recibido el nombre de Ohm, físico alemán que descubrió, por medio del cálculo, las leyes por que se rigen las corrientes, al mismo tiempo que en Francia Pouilíet las demostraba experimentalmente. El valor del ohm corresponde, próximamente, á la resistencia de 100 metros de hilo de hierro de 4 milímetos de diámetro. El modelo es una columna de mercurio de un milímetro cuadrado de sección y 106 centímetros de longitud, á la temperatura del hielo fundente. Algunas veces hay necesidad de medir resistencias muy grandes ó muy pequeñas, y para no complicar los cálcu. los empleando números demasiado considerables, se han creado múltiplos y submúltiplos de la unidad legal. Tenemos, pues, que un megohm equivale á un millón de ohms, mientras que la millonésima parte de un ohm ha recibido el nombre de microhm. Cajas de resistencia.—Para facilitar las medidas prácticas se construyen resistencias reunidas de valor determinado, graduadas como el juego de pesas de una balanza, cuyo conjunto, encerrado en una caja, recibe el nombre de caja de resistencia. Una caja de resistencia se compone de cierto número de bo binas, formadas con hilo de maíllechort recubierto con doble en.


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volvente de seda y arrollado sobre un núcleo de ebonita, sumergiéndose después todo ello en parafina para completar el aislamiento. Las bobinas se ajustan bajo una placa de ebonita A B (figura 26), que forma la cubierta de la caja. Sobre la superficie superior de la caja hay dispuestos contactos de latón, separados unos de otros, y provistos de agujeros intermedios que pueden recibir clavijas metálicas con cabeza de ebonita. Los contactos extremos están provistos de tornillos de presión. El hilo de entrada de la primer bobina está unido al primer contacto, y el de salida al segundo, así como también el hilo de entrada de la segunda bobina, y de igual modo todos los demás. Una ojeada á la fig. 26 perA a. b O mitirá observar que si una corriente entra por A y sale FIGS. a6 y 27.—Comunicaciones eléctricas de l«s por B , tendrá que recorrer cajas de resistencia. sucesivamente el hilo de todas las bobinas, cuyas resistencias conocidas pueden ser de 10, 20, 500 y i.oooohms. Esta corriente habrá vencido, por lo tanto, una resistencia de 1.530 ohms, suma de las resistencias de cada una de las bobinas; pero si en b (fig. 27) se coloca una clavija metálica, la corriente pasará directamente por las contactos unidos así, y no pasará por la bobina que queda debajo. Del mismo modo, si se cierran todos los agujeros, la corriente pasará directamente de A á B al través de los contactos metálicos. Podemos hacer, por lo tanto, retirando convenientemente las clavijas que de ordinario ocupan los agujeros de la caja, que una corriente pase al través de la resistencia que se desee. En general, las cajas de resistencia están graduadas del siguiente modo, representando las cifras el valor en ohms de las bobinas que las forman: I, 2, 2, 5, 10, io, 20, 50, 100, 100, 200,


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500, 1.000, 1.000, 2.000 y 5.000, ó sea una resistencia total de 10.000 ohms. L a fig. 28 representa una « j a de resistencia graduada en dicha forma. Fabrícase también otra clase de modelo (fig. 29), en cuya cubierta de ebonita hay cierto número de cuadrantes divididos en sectores, correspondien do cada cuadrante á las fe s unidades, decenas, centenas ó millares de unidades eléctricas. se ciona á las cajas de resistencia una serie de fc»—-— , . , FIG. 2 8 . — C a j a de resistencia. bobinas que permiten la fácil aplicación de uno de los métodos de medida más usados, cual es el método del puente de Wheatstone, con cuyo objeto llevan las cajas un puente. Método del puente de Wheatstone.—EX método del puente de

pr T T * * - F ; G .

39. — C a j a de resistencia*

Wheatstone consiste en comparar la resistencia cuyo valor se busca, con otra conocida, igualándolas entre sí, ó estableciendo entre ellas una relación fácil de calcular.


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Teóricamente, el aparato empleado consiste en un paralelogramo A B C D, formado por bandas metálicas incrustadas en una tablilla (fig. 30). Los lados del paralelogramo no son continuos» y las bandas metálicas tienen tornillos de presión en los puntos en que se interrumpen y en los vértices de los ángulos que forman entre sí. Entre los lados R, S y s se colocan resistencias conocidas, y en * la resistencia que debe medirse. A y C comunican con los polos de una pila, y entre D y B se instala un galvanómetro. Tomadas estas disposiciones! se hace variar la resistencia R hasta que la aguja del galvanómetro no sufra desviación alguna cuando se cierre su circuito por medio del manipulador colocado cerca del puente D. Entonces tendremos: R FIG. 30.—Puente de Wheatstone (disposición teórica).

~

S

de Cuya fórmula Se obtiene fácil-

mente el valor de Basta, ade más, hacer s = S para tener á x = R, logrando así conocer, con sólo una lectura directa, el valor de x.

FIG. 31.—Diagrama de una caja de resistencia con puente Wheatstone.


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En la práctica se hace uso de la caja de resistencia que acabamos de describir, y de la que la fig. 31 da el diagrama con las comunicaciones del puente. Las cajas de resistencia con puente se emplean principalmente en telegrafía para medir la resistencia de las líneas, tanto aéreas como subterráneas ó submarinas, y para la localización de averías. Reostatos.—Las cajas sin puente se emplean en las estaciones para el montaje de diferentes aparatos, como veremos más adelante. Cuando se las aplica á estos usos se les da una nueva forma, que hace más cómodo su manejo, y conservan el nombre de reostatos, que se da hace mucho tiempo á la clase de aparatos que permiten regular la intensidad de las corrientes que circulan por las líneas ó por los receptores. Los reostatos que se e mplean en las estaciones están montados en cajas circulares ó cuadradas, en cuyo interior están alineadas en círculo las bobinas de resistencia conocida (fig. 32). En la parte superior de la caja se colocan dos clavijas móviles, independientes una de otra, FIG. 32.—REOSTATO. que permiten, variando su colocación, introducir en el circuito cierto número de bobinas, y, por consecuencia, una resistencia conocida, que puede regularse á voluntad. Unidad de fuerza electromotriz.—La unidad de fuerza electromotriz ha recibido el nombre de volt, en recuerdo del célebre físico de Pavía, que se hizo inmortal con el descubrimiento de la pila. L a fuerza electro-motriz y la resistencia interior se llaman constantes de una pila. L a tabla siguiente da las constantes de las principales pilas descritas en este capítulo:


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Constantes de las principales pilas empleadas en telegrafía.

ELEMENTOS

Callaud Lec.'anché, de vaso poroso

Altura de los cines en centímetros

12 12 „

Leclanché, de a g l o m e r a d o s Marié-Davy Lalande y Chaperon

12 »

Resistencia interior en ohms.

Fuerza electro-motriz en voltas.

IO IO

1,07 1,48

¡ De i , 5 á o,6, seg ú n el n ú m e r o de a g l o m e r a d o s . | 4 »

1,48 1,52 0,9

La resistencia interior puede medirse por oposición. Enlazando dos elementos semejantes por sus polos positivos, si se reúnen los polos negativos al través de un galvanómetro, no sufre desviación la aguja, puesto que la corriente de uno de los elementos equilibra la del otro. Dispuestas así las cosas, se mide la resistencia total de los dos elementos por el método del puente de Wheatstone, ó por cualquier otro procedimiento, y dividiendo por dos el resultado obtenido, conoceremos la resistencia interior de un elemento. Si en lugar de dos elementos se tratase de medir la resistencia interior de una gran pila, sería necesario disponer un número par de elementos. Las fuerzas electro-motrices se miden con el auxilio de electrómetros y ciertos galvanómetros graduados convenientemente, á los que se da el nombre de voltámetros. Se construyen diversos tipos de fuerza electro-motriz. El del Post Office de Londres se aproxima al tipo Daniell. Los de Latimer Clarck y Gouy tienen por base el mercurio y el sulfato de cinc. Todos ellos son elementos de constancia experimentada. Unidad de intensidad.—La unidad de intensidad ha recibido el nombre de ampere. Su valor se determina por la fórmula de


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E ohm I =

R;

es decir, un ampére es igual á un volt dividido por

un ohm. Las intensidades se miden con galvanómetros, de los. que existen muchos modelos; pero desde que se utiliza la electricidad como motor; desde sus recientes aplicaciones al alumbrado y al transporte de fuerza; desde que, en una palabra, ha habido necesidad de evaluar la potencia de corrientes enérgicas, se han construido galvanómetros especiales, conocidos con el nombre de amperímetros. Unidad de cantidad.—La cantidad de electricidad producida durante un tiempo T por una corriente de intesidad I, es igual al producto de estos dos factores (ley de Faraday), Q—I T. La unidad de cantidad es el coulomb. Las cantidades de electricidad se evalúan por medio de voltámetros, entre los que el menos exacto es el voltámetro de gas que se emplea para las demostraciones elementales, y cuya forma y uso no son desconocidos para nadie. Modernamente se han inventado otros instrumentos llamados cotombmetros y contadores de electricidad. Unidad de capacidad.—La unidad de capacidad es la faradia, nombre tomado del célebre físico inglés Faraday; pero en la práctica sólo se utiliza la microfaradia, ó sea la millonésima parte de una faradia. Condensadores.—Las capacidades se comparan con las de condensadores tipos. Estas medidas sólo se empleaban antes en los cables submarinos, pero hoy sirven los condensadores en telegrafía para otros usos. Con frecuencia se montan estos instrumentos en las estaciones, con objeto de contrarrestar los efectos de inducción que se producen en las líneas de gran longitud; y más adelante veremos cuánto partido se ha sabido obtener de ellos para la comunicación telefónica á largas distancias. Dos conductores que tengan cargas eléctricas de signo contra11


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rio y estén separados por una superficie aisladora, forman un condensador. Todo el mundo conoce la botella de Leyden y el condensador de CEpinus. También pueden considerarse como condensadores los cables telegráficos, puesto que cuando circula por ellos una corriente se encuentran en las condiciones enunciadas; esto es, dos conductores que poseen cargas iguales y de signo contrario, separados por un dieléctrico. Estos dos conductores están formados por el alma y la armadura del cable. L a fig. 33 representa un condensador de i microfaradia. Este está formado por una caja de latón de 8 centímetros de alto por 16 de diámetro. Bajo la cubierta de ebonito hay dispuestas unas 300 hojas circulares de estaño, separadas por láminas de mica. Todas las hojas de estaño que ocupan los lugares pares comunican entre sí y están aisladas de las hojas que ocupan los lugares impares. De igual modo todas las hojas de lugar impar están reunidas entre sí, y aisladas á su vez de las hojas de lugar par. Cada una de estas dos series, que forman las armaduras del condensador, está en relación con un tornillo de presión, montado sobre una placa metálica. Para descargar directamente el condensador, basta introducir entre ambas placas la clavija central. E s fácil, al menos como cuestión mecánica, construir por sí : mismo un condensador; pero no lo es tanto el construirle bien, y desde el punto de vista eléctrico es necesario emplear grandes precauciones para obtener éxito, es decir, para impedir que se . establezca comunicación alguna entre las dos series de hojas de - estaño. Para ello se corta cierto número de hojas delgadas de ; estaño, como, por ejemplo, el papel que sirve para envolver el - chocolate. De igual modo se cortan hojas de papel, ni muy fino ni demasiado grueso, tal como el papel para planas. A estas di• fe rentes hojas se les da. forma rectangular, que es la más cómo-


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da; pero es menester tener cuidado que las hojas de papel sean un poco más grandes que las de estaño. Se sumergen las hojas de papel en un baño de parafina caliente para hacerlas muy aisladoras, y después, colocándolas sobre una tabla, se las dispone de la siguiente manera: una hoja de papel; una hoja de estaño que sobresalga un poco á la izquierda; una hoja de papel colocada exactamente encima de la primera; otra hoja de estaño que sobresalga á la derecha; una nueva hoja de papel; otra de estaño que sobresalga á la izquierda, y así sucesivamente, interponiéndose siempre hojas de papel, Las dimensiones de las hojas y su número dependen de la capacidad que se quiera dar al condensador. El conjunto forma una serie en la que las hojas de estaño de lugar impar sobresalen á la izquierda, mientras que las de lugar par sobresalen á la derecha. Todas las hojas de la izquierda se sujetan con una pinza metálica, y del mismo modo todas las de la derecha. Así quedan formadas las dos armaduras del condensador, aisladas una de otra por la interposición del papel parafinado. Si ponemos en comunicación una de las armaduras de un condensador construido de este modo con el polo positivo de una pila, y la otra con tierra, la armadura que está en comunicación con la pila tomará una carga positiva que dependerá de la capacidad del condensador, y dará lugar á que la armadura opuesta tome por inducción una carga igual y negativa. Tendremos así, por lo tanto, un depósito de electricidad que, en un momento dado, podrá devolver la que le ha sido prestada. En esta forma se utilizan en telegrafía los condensadores, cuya descarga sirve para anular los efectos de inducción, que en las líneas de gran longitud son bastante enérgicos para alterar la regularidad de la comunicación.


APARATO

DE

CUADRANTE,

BRÉGUET;

A P A R A T O MORSE Y MONTAJE DE ESTACIONES

Aparato de cuadrante, Bréguet.—Los v e t e r a n o s de la t e l e g r a f í a . — M a n i p u l a d o r . — R e c e p t o r . — M a n i p u l a c i ó n . — Aparato Morse.—Sistema Morse.—Alfabeto.—Manipulad o r . — R e c e p t o r . — M a n i p u l a d o r Morse, m o d e l o a l e m á n . — R e c e p t o r Morse de p u n z ó n . — R e c e p t o r Morse de Siemens y I l a l s k e . — M o n t a j e de estaciones.—Montaje de u n a c o m u n i c a c i ó n telegráfica entre dos p u n t o s . — A p a r a t o s accesorios.—Montaje de u n a estación con a p a r a t o M o r s e . — E s t a c i o n e s e x t r e m a s . — E s t a c i o n e s i n t e r m e d i a s . — De corriente c o n t i n u a . — R e l e v a d o r e s . — T r a s l a c i ó n . — A v e r i a s en las estaciones.

Los veteranos de la telegrafía.—El aparato de cuadrante, Bréguet, y el aparato Morse son los veteranos de la telegrafía eléctrica. Después de haber prestado grandes servicios, están hoy relegados á las estaciones de poca importancia, de las que pronto serán expulsados, sin duda, por el teléfono. La Compañía de ferrocarriles de Orleans emplea aún en toda su red el aparato de cuadrante; en las demás Compañías existe la tendencia de sustituirle por el Morse, y la transformación ha tenido ya lugar en casi todas las estaciones importantes. En la red oficial aún existen algunas estaciones con aparato de cuadrante. El manejo del aparato Bréguet es muy sencillo; su aprendizaje es breve, y desde el punto de vista económico era muy útil para las estaciones pequeñas, en las que el personal no podia permanecer en prácticas durante largo tiempo. En oposición á estas ventajas tiene el inconveniente de no dejar rastro alguno de los


despachos recibidos, circunstancia que hace imposible toda verificación. Manipulador. — E l manipulador empleado en la mayor parte de las estaciones de ferrocarril (fig. 34) puede comunicar con dos

lila FIG.

34.—Manipulador B r é g u e t , de cuadrante.

líneas telegráficas. En una tablilla de madera hay colocado un disco de latón en el que están grabadas las cifras, las letras y una cruz, formando sobre el disco dos círculos concéntricos, divididos en veintiséis partes cada uno de ellos. En el centro del disco, y sobre un eje articulado, hay una manivela provista de un apéndice en su parte inferior, que penetra en ranuras colocadas enfrente de las cifras en el perímetro de la placa de latón. La manivela arrastra consigo una rueda metálica, en cuya superficie inferior hay tallada una garganta sinuosa. Esta garganta presenta tantas sinuosidades como divisiones tiene el disco, es decir, trece partes


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convexas y trece cóncavas. Una palanca o l, móvil alrededor del' punto o, tiene un apéndice provisto de una ruedecilla que debe marchar por la garganta sinuosa tallada en la superficie inferior de la rueda metálica. En estas condiciones, la rueda comunica á ' la palanca un movimiento de vaivén. La palanca termina en un resorte /, que choca alternativamente contra los tornillosp yp'\ de modo que si hacemos que la manivela dé una vuelta completa al cuadrante, el resorte / tocará trece veces el tornillo y otras trece el p\ En el zócalo existen las seis bomas L, L', S, S, R y C, y los dos contactos E y F. Hay también sobre la tablilla del manipulador, entre los contactos E, F, una placa alargada de latón, sobre la que hay inscrita, sea en forma abreviada, sea con todas sus letras, la indicación Comunicación directa. Las bornas L L' sirven de ejes á dos manivelas terminadas por mangos de asta, y qué, al girar, pueden colocarse sobre los contactos S, S, E, F, ó sobre la placa de comunicación directa. Las dos líneas telegráficas empalman con las bornas L L'. Las bornas S S están en relación con los timbres; por consecuencia las dos líneas estarán en timbre cuando las manivelas ocupen las posiciones L S y L' S. Si ambas manivelas se apoyan sobre la placa metálica del centro, las dos líneas estarán en comunicación directa, y el manipulador fuera del circuito. Por último, según que la manivela de la izquierda está colocada sobre el contacto F, ó la manivela de la derecha sobre el contacto E, la línea correspondiente estará en receptor. En efecto, los contactos F, E, comunican entre sí y con el eje o de la palanca o /, mientras que por otra parte la borna R, que comunica con el receptor, enlaza con el tornillo p. La borna C recibe el polo positivo de una pila cuyo polo negativo va á tierra, y está además en comunicación con el tornillo p'. Supongamos que la línea de la izquierda esté en timbre, y que la de la derecha comunique con el receptor. ¿Qué ocurrirá cuando hagamos girar la manivela?


LA

TELEGRAFÍA

ACTUAL

En el momento en que ésta pase por cima de la letra A, el recorte / tocará al tornillo / ' , y la corriente de la pila pasará á la línea al través de la palanca o /, el contacto E y la boma L' que sirve de empalme á la línea. Cuando la manivela pase por cima de la letra B, el resorte lse mueve nuevamente, y vuelve á tocar á py interrumpiéndose entonces la corriente. Si seguimcs dando vueltas á la manivela, obtendremos una nueva emisión de corriente; después otra interrupción, y así sucesivamente.

FIG. 35.—Receptor de cuadrante, Bréguet.

Vemos, pues, que cuando la manivela pasa sobre las letras A, C, E, G, I, K, M, O, Q, S, U, X, Z, se producen emisiones de corriente; y cuando pasa sobre las letras B, D, F, H, J, L, N, P, R, T, V, Y, y sobre la cruz, se interrumpen las corrientes. Con la manivela del manipulador pueden marcarse sucesivamente todas las letras de una palabra. Veamos ahora cómo pue...den reproducirse estas letras por el receptor correspondiente, del que la fig. 35 nos da la vista de conjunto. Receptor.—El receptor se compone de un mecanismo de relo< jería que actúa sobre dos ruedas dentadas, emplazadas en un eje común á ambas, en planos paralelos, y en cada una de las


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cuales hay tallados trece dientes dispuestos de tal modo que los de la. segunda ocupen los espacios vacíos que quedan entre los de la primera (algunos dientes de estas ruedas están indicados en el centro de la fig. 36). Una aguja montada sobre el eje de dichas ruedas puede moverse sobre un cuadrante vertical, cuya disposición es análoga á la del manipulador, y reproduce exactamente los movimientos que se indiquen sobre el disco de este último. Enfrente de una placa ó armadura A , móvil sobre las puntas de los tornillos v, v, está colocado el electro-imán E E (fig. 36). Un vástago t, unido á la armadura, termina en un apéndice horizontal, y sus oscilaciones están limitadas por dos topes. Un resorte antagonista R, aplicado al vástago t, mantiene la armadura separada del electro-imán mientras la corriente no circula por las bobinas de éste. El apéndice horizontal del vástago t está colocado entre las ramas de una horquilla sostenida por el eje que en la figura se observa entre los tornillos M, N, cuyo eje tiene además un vástago saliente, que penetra entre los dientes de las ruedas dentadas. En la posición de reposo de la armadura, el vástago saliente que acabamos de mencionar detiene uno de los dientes de la rueda posterior. Si la armadura es atraída y se aproxima al electro-imán, el vástago t oscila hacia atrás; su apéndice actúa sobre la horquilla y el vástago saliente, que se mueve de atrás á delante y abandona el diente de la rueda dentada posterior. El sistema de las dos ruedas, accionado por el mecanismo de relojería, se pone en marcha; pero habiéndose colocado el vástago saliente en el plano de evolución de la rueda anterior, detiene el primer diente de ésta que se presenta. Si recordamos la disposición en que se encuentran colocadas las dos ruedas, veremos que el sistema ha avanzado ^

de la circunfe-

rencia, y que, por consecuencia, la aguja del receptor habrá avanzado una división sobre el cuadrante, pasando, por ejemplo, de la cruz á la letra A . El mecanismo permanece en esta posi-


LA TELEGRAFÍA A C T U A L .

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ción mientras dura la emisión de corrientes: si ésta se interrumpe, la armadura vuelve á su posición de reposo, influida por el resorte antagonista R , produciéndose una oscilación en sentido inverso; el vástago saliente abandona el diente de la rueda anterior; el sistema de las dos ruedas vuelve á ponerse en mar-

FIG. 36.—Mecanismo del receptor de cuadrante bréguet.

cha; el diente que presenta la rueda posterior es detenido á su vez, y la aguja avanza nuevamente una división sobre el cuadrante, pasando de la letra A á la B. E n resumen: la primer emisión de corriente hace que la aguja pase de la posición de reposo á la primera letra; la primera interrupción de la corriente transporta la aguja de la primera letra á la segunda, y así sucesivamente. Tenemos ahora que en el manipulador el paso de la posición de reposo á la primera letra determina una emisión de corrientes, y el paso de la primera letra á la segunda ocasiona una interrupción; existe, pues, perfecta concordancia entre el manipulador y el receptor.


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ESPAÑOL»

Esta concordancia puede, sin embargo, dejar de existir por una causa accidental, y es necesario poder restablecerla rápidamente, haciendo volver el manipulador y el receptor al punto de partida, es decir, á la cruz. En cuanto al manipulador, la cosa es fácil, pues basta hacer girar la manivela; pero el receptor necesita un mecanismo especial. L a palanca M N puede oscilar alrededor del tornillo M. Un resorte U, en espiral, mantiene el extremo K aplicado contra la varilla H, cuya cabeza puede verse en la fig. 35 por cima de la caja del aparato. Oprimiendo la varilla H, la palanca M N se inclina y deja en libertad las ruedas dentadas hasta que un pasador implantado en la rueda anterior tropieza con un gancho que hay en la pieza M N. En este momento la aguja se detiene sobre la letra Z, y el mecanismo queda, por lo tanto, arreglado. Si dejamos de oprimir entonces la varilla H, el resorte U hace que la pieza M N vuelva á la posición horizontal; las ruedas dentadas avanzan un diente, y la aguja se detiene sobre la cruz. En algunos receptores el restablecimiento de la posición en la cruz se efectúa directamente, sin detención sobre la letra Z. Los resortes antagonistas están hechos unas veces con hilos de latón arrollados en espiral, y otras con láminas de acero. La forma en que estos resortes producen la tensión varía según su ¡naturaleza. En los antiguos receptores existe, según se ve en la fig. 35, á la derecha y hacia la parte superior de la caja, un cuadrante graduado, en cuyo centro gira un botón provisto de una aguja indicadora, cuyo botón sirve para regular el resorte antagonista. Éste engancha en una pieza articulada I V (fig. 36), que descansa en la pieza L, tallada en forma de hélice de tal modo, que haciendo girar el botón, la pieza l 1 ' se aleja ó se aproxima, y, por consecuencia, el resorte R queda más ó menos distendido. En los aparatos modernos el resorte antagonista es una lámina de acero fija á la parte inferior de la armadura. El extremo de la


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

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lámina entra en la ranura de un cilindro unido á un botón exterior, con el que se le puede hacer girar. Todas estas piezas están situadas en la parte inferior del receptor. Manipulación.—La manipulación del aparato de cuadrante no presenta dificultad alguna. Basta hacer girar la manivela, con regularidad y sin sacudidas, en el sentido indicado por el orden alfabético, deteniéndose sobre la letra que se desee transmitir y colocándola en la ranura que en el disco corresponde á dicha letra. Para que exista concordancia entre el manipulador y el receptor es preciso que en ambos aparatos se parta del mismo punto, por lo que la aguja y la manivela deben hallarse situadas sobre la cruz, siempre que la línea esté en reposo. Después de la última letra de cada palabra, se termina la vuelta comenzada de la manivela, deteniéndola sobre la cruz como señal de separación entre las palabras. Dos vueltas de la manivela, deteniéndose cada vez en la cruz, indican que los signos siguientes deben leerse como cifras. Transmitido el grupo de cifras, se continúa como anteriormente; pero si hubiese varios grupos sucesivos, cada uno de ellos debe estar precedido de dos vueltas de manivela. APARATO MORSE.—Sistema Morse. — El sistema Morse es el telégrafo internacional por excelencia; es el lenguaje telegráfico universal, escrito y traducido en todos los puntos del globo. Los signos Morse no sólo pueden telegrafiarse con el auxilio de la electricidad, sino también por medio de una lámpara ó de la luz solar, como lo realizan con aparatos ópticos diferentes cuerpos militares. A pequeñas distancias, el brazo, una gorra, un pañuelo, pueden servir de manipulador, sirviendo de receptor. la vista del corresponsal. Cuando la visión no es posible, en la oscuridad, por ejemplo, los signos pueden recibirse con toda claridad por un oído ejercitado, y en este hecho se funda todo un sistema de correspondencia militar; en la lectura á oído, de uso corriente en América. Agreguemos á esto que los más compli-


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ESPAÑOL»

cados aparatos Morse son de tan notable sencillez, que se encuentran al alcance de todo el mundo. Morse no se hizo telegrafista sino por casualidad; era un pintor americano, y la historia de su invento es bastante original para que merezca contarse. Dirigíase Morse á Europa á bordo del navio Sully. Durante la travesía hablóse frecuentemente de la electricidad, el magnetismo y sus probables aplicaciones. La idea de construir un telégrafo germinó en la cabeza del pintor, en términos tales, que antes de terminar el viaje había ya expuesto á sus compañeros ideas precisas sobre el particular. Su plan, según se asegura, estaba completamente concebido al desembarcar: esto ocurría en Octubre de 1832. A partir de esta época, Morse combinó su alfabeto y construyó su aparato; pero hasta 1838 no presentó un sistema completo á la Academia de Ciencias. En el intervalo se construyeron otros aparatos por Steinhel, en Munich, y Wheatstone, en Londres, fundados en los mismos principios, pero completamente diferentes en cuanto al mecanismo. La invención de Morse obtuvo éxito, pero le fué disputada por uno de sus compatriotas, llamado Jakson, que pretendía haberle comunicado, precisamente durante la travesía á bordo del Sully, la descripción completa de un sistema telegráfico que, según él, Morse se había apropiado. Fuese cierto ó no, el hecho es que el aparato fué adoptado por todos los Gobiernos, quedando con el nombre de Morse. A l principio se ponía en marcha el receptor por medio de un peso, y los signos quedaban grabados sobre una tira de papel. Después ha sido sucesivamente perfeccionado por varios constructores, en especial por MM. Dügney, dándosele la forma bajo la cual le conocemos hoy. En sus primeros cálculos estimaba Morse en 1.500 francos el precio de sus aparatos; hoy con sólo 150 ó 160 francos se pueden montar un manipulador y un receptor. Debemos añadir que la obra del sabio americano fué, durante largos años, absoluta-


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

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mente filantrópica, empleándose sus aparatos para la transmisión de despachos en todas las redes europeas, sin que él percibiese la menor retribución; no decidiéndose hasta 1858 á hacer un viaje á Europa para exponer á las diferentes administraciones telegráficas que el desinterés tiene sus límites. Como consecuen cia de una conferencia internacional convocada en París, se concedió una suma de 400.000 francos al inventor americano, contribuyendo á sufragar este gasto la mayor parte de los países que emplean el aparato Morse, á prorrata del número de aparatos que utilizaban en 1858 (1). Alfabeto.—El sistema Morsa consiste en reproducir las letras del alfabeto, las cifras y los signos de puntuación por medio de dos signos elementales, un punto y una raya, ó, por mejor decir, un signo breve y otro largo', porque el punto no tiene relación alguna con el punto matemático, ó sea la intersección de dos rectas; punto que es, sencillamente, una línea pequeña cuya longitud varía á voluntad del telegrafista, y depende también de la velocidad de desarrollo de una tira de papel. El punto en telegrafía Morse, es la unidad. Él es el que determina el ritmo de la transmisión. Los trazos y los espacios que separan los signos están calculados en puntos: así es que una línea ó trazo es igual á tres puntos; el espacio que debe dejarse entre los signos de una misma letra, puntos y rayas, equivalen á un punto; las letras deben estar separadas entre sí por la longitud de tres puntos, y, por último, las palabras se separan unas de otras con espacios equivalentes á cinco puntos. Cuantas veces no se observan rigurosamente estas reglas, se hace la transmisión indescifrable, siendo la principal dificultad de la manipulación el obtener la regularidad de los signos.

(1) Los países que contribuyeron al pago de esta recompensa internacional, fueron: Austria, Bélgica, Francia, Países Bajos, Piamonte, Rusia, Estados del Papa, Suecia, Toscana y Turquía.


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BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL» ALFABETO LETRAS

eh d

e

,

é f g h i j

.U

k t

x

v w y * CIFRAS CIFRAS

7 8 9 • (i) / (0 -

SIGNOS DE PUNTUACIÓN É INDICACIONES DE PUNTUACIÓN É INDICACIONES

Punto (•) Punto y coma (;) Coma (,) Comillas, antes y después de la frase («») Dos puntos (:) Interrogación ó petición de que se repita u n a transmisión incomprensible (?)

SERVICIO

SIGNOS

•—' — —

— —

— ——

— — ——

— —• —

— —

(i) El cero y la raya de fracción se transmiten generalmente abreviados, en esta forma: Cero Raya de fracción -— del T.)


LA TELEGRAFIA ACTUAL

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ALFABETO PUNTUACIÓN

É

INDICACIONES

SIGNOS

Admiración

(I)

Apòstrofe Punto y a p a r t e . . . j Guión Paréntesis, antes y

(')

después

_ _ _

••(-) de la

Subrayado, antes y después de la palabra ó frase Signo para separar el preámbulo de las indicaciones eventuales; éstas de la dirección; la dirección del texto, y el

-

_ — _ _ . — _ . —. — — —

_

_

texto de la firma (i) Llamada, preliminar de toda transEnterado Error

_

Fin de transmisión (2) Espera Invitación á transmitir

— —

Recepción terminada (2)

— —

— — —

__

(

__

— — —

— —

— —

— — —

— — —

A c o n s e j a m o s á las personas que deseen aprender el alfabeto Morse que agrupen las letras metódicamente, estudiando primero las que sólo se componen de puntos, y después las que sólo están formadas por rayas. L a letra É es la única compuesta de cinco caracteres; en cuanto á las demás, todas tienen su inversa, es decir, que reemplazando en una letra cualquiera los trazos por puntos, y recíprocamente, se obtiene una nueva letra. A s í N es la inversa de A ; W es la inversa de D ; P lo es de X , y así sucesivamente. E l aparato Morse se compone de un manipulador y de un receptor separados. (1) No suele usarse este signo en España: en su lugar se emplea el punto y aparte para separar el preámbulo de las indicaciones eventuales; éstas de la dirección, y la dirección del texto. Para separar el texto de la firma se emplea el signo - - - (2) No se usan estos signos en España. En su lugar se emplea et de enterado. del T.)


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Manipulador.—El manipulador (fig. 37) es una barra rígida de latón, con un tornillo de ajuste V en uno de sus extremos y un botón ó mango de asta en el otro. Dicha barra gira alrededor de un eje, pero un resorte R, actuando de abajo á arriba, hace que el tornillo V se apoye permanentemente sobre la pieza haciéndose necesario oprimir el botón de asta para que la barra metálica oscile y su parte anterior se ponga en contacto con la piezap; pero desde que cesa la presión de la mano sobre el botón, el resorte R levanta la barra, ó, como habitualmente se dice, la palanca, y hace de nuevo que el tornillo V se apoye contra la piezap. Para hacer un punto se baja la palanca durante un momento breve; para hacer una raya se mantiene baja la palanca durante un tiempo tres veces más largo. Las piezas p,p\ así como la palanca y el cojinete de latón en cuya base está sujeto el resorte R, están montados sobre una base de madera. En la fig. 37 hay sobre dicha base de madera tres tornillos de presión sobre planchas metálicas, en las que penetran hilos que se designan con las palabras Pila, Línea y Receptor. El primero proviene del polo positivo de una pila; el segundo es la línea telegráfica; el tercero está en comunicación con el receptor, por razones que examinaremos más adelante. Las tres planchas metálicas que reciben los hilos de pila, línea y receptor, comunican por debajo de la base de madera, la primera con la pieza p'; la segunda con el cojinete en que se en -


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

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cuentra montada la palanca, constituyendo el macizo del manipulador, y la tercera con la pieza p. Por lo que dejamos dicho puede verse que el manipulador no es más que un interruptor, una especie de conmutador que, según el deseo del Telegrafista, pone en comunicación la línea con la pila ó con el receptor alternativamente; pero cuando el tornillo de presión está completamente oprimido, la masa ó cojinete, y las piezas p y p\ están unidas por la barra de latón que constituye la palanca, y el manipulador se convierte, por decirlo así, en una masa metálica. Cuando se oprime la palanca, la corriente se lanza sobre la línea telegráfica; cuando está en reposo, pasa al receptor la corriente que viene de la línea; si, por último, el tornillo V está completamente oprimido, la corriente de la pila se divide entre la línea y el receptor. Receptor.—El receptor Morse está formado por dos órganos distintos; un mecanismo de relojería que tiene por único objeto hacer avanzar con regularidad una tira de papel, y un electroimán que actúa sobre una palanca destinada á imprimir los signos sobre el papel. El motor del aparato Morse, que en su origen era una pesa, es en la actualidad un resorte de acero arrollado en un tambor y retenido por una cruz de Malta. Pónesele en juego como un muelle de reloj, por medio de una llave atornillada sobre su eje. La tensión dada al resorte durante esta operación se sostiene p-or un engranaje colocado en la parte posterior del aparato. Al distenderse el resorte pone en marcha una serie de piñones y ruedas dentadas que transmiten su movimiento al órgano de arrastre de la cinta. Un volante montado sobre un eje vertical sobre cuyo tornillo sin fin actúa la ultima transmisión horizontal, regula el desarrollo de la tira de papel en términos que puede considerarse que ésta avanza con movimiento uniforme. Por último, una palanca que hay delante de la platina anterior 13


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«EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

del aparato, y que se mueve sobre el zócalo de madera, hace que el mecanismo de relojería se ponga en marcha ó se detenga, y por consecuencia la tira de papel, merced á un sencillo movimiento de izquierda á derecha.

FIG. 38.—Receptor Morse. Detalles del mecanismo.

El electro-imán se compone de una pieza horizontal de hierro dulce llamada culata, sobre la que están atornillados dos núcleos verticales, también de hierro dulce. Recubriendo cada uno de estos núcleos, hay una bobina con un gran número de espirales de hilo de cobre delgado, recubierto de seda. L a extremidad interior del hilo de cobre, desprovista de la cubierta de seda, está soldada al tambor métálico de la bobina; la extremidad exterior está arrollada en espiral y prendida por el tornillo de una borna, como indica la fig. 39. La base y los núcleos de los electro-imanes deben ser de hierro perfectamente recocido y carecer en absoluto de magnetismo remanente, ni aun después del paso de enérgicas corrientes. El hilo de las bobinas da 7.000 vueltas alrededor de cada tambor, y es de cobre, núm. 29, con un diámetro de 21 centésima de milímetro. En la superficie se protege el hilo con una hoja de papel fuerte, recubierta á su vez por una última serie de espirales de hilo núm. 16 (o mm ,44 de diámetro),


soldada al hilo delgado. Las bobinas se recubren, además, frecuentemente, barnizándolas con betún de Judea: en general tienen una resistencia eléctrica de 250 ohms, ó sean 500 unidades cada par de bobinas. L a corriente pasa de una bobina á otra al través de la base de los núcleos; esto es, si una corriente penetra por la bobina de la derecha, recorre del interior al exterior todo el hilo que la recubre; atraviesa la base de los núcleos; entra en la bobina de la izquierda por el extremo del hilo soldado al tambor; sigue las espiras de este hilo, del interior al exterior, y sale por el extremo arrollado en espiral. El extremo del hilo que sale de la bobina de la izquierda comunica con la boma marcada con la letra L , colocada en el borde posterior del zócalo del receptor. L a extremidad del hilo de la bobina de la derecha está unida á la borna T , próxima á la primera (estas bomas no son visibles en la fig. 39). Estas son las únicas comunicaciones eléctricas de b s receptores ordinarios. De la borna T parte el hilo en comunicación con tierra, y la L está enlazada á la de recepción del manipulador de la misma estación. Por cima del electro-imán hay una pequeña armadura rectangular P (fig. 38), sostenida por una palanca de latón A B, que oscila sobre un eje O, y cuyas oscilaciones están limitadas por los dos topes V V'. Un resorte R , unido á un tornillo sobre el que actúa una tuerca E y á la palanca A B, hace que esta última permanezca apoyada contra el tope V, mientras se encuentra inactivo el electro-imán. El extremo A de la palanca A B sostiene una lámina de acero C, recurvada y sometida á la acción de un tornillo de ajuste U, y conocida con el nombre de pluma. Si ahora observamos el camino que sigue la cinta ó banda de papel almacenada en la rueda que se encuentra sobre el aparato, veremos que pasa por entre las ramas de la horquilla F y por la garganta de la polea G, de costados giratorios. Estos son los órganos denominados guía-papel. Después pasa la cinta por entre la pluma y una rodajita M, movida por una de las transmisu>nes


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del mecanismo de relojería. Por cima de la rodaja hay un rodillo de franela T, empapado en tinta oleaginosa, que se apoya sobre aquélla, y al que el movimiento de dicha rodaja hace dar vueltas

FIG. 39.—Vista general del receptor Morse.

en sentido contrario. Por último, la banda entra en una especie de laminador formado por dos cilindros N N', que se llaman cilitidros de tracción. El mecanismo de relojería pone en marcha al cilindro N, y la rotación del N' se establece por la presión contra el N, producida por el resorte S, sobre el que se apoya la punta del tornillo H. El cilindro N ' puede levantarse con una palanquita, cesando la presión sobre la cinta de papel. El pestillo Z detiene ó deja que se ponga en movimiento el mecanismo de relojería. La cinta se desarrolla normalmente con una velocidad de i m ,50 á i m ,70 por minuto, siendo suficiente dar cuerda al aparato cada cuarenta minutos.


LA TELEGRAFÍA A C T U A L

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Supongamos, para fijar las ideas, que una corriente eléctrica pase por las bobinas del electro-imán durante un segundo, y que la cinta avance con movimiento uniforme á razón de un milímetro por segundo; mientras subsista el paso de la corriente, estarán imantados los núcleos del electro-imán. L a armadura P será atraída, y con ella la palanca A B, cuya parte B tropezará con el tope V ' , y la pluma C oprimirá al propio tiempo la cinta contra la rodajita M. El borde de esta rodajita está constantemente cubierto de la tinta oleaginosa que recibe del rodillo T , y como la cinta avanza un milímetro durante el tiempo de atracción de la armadura, queda marcado en ella un trazo de un milímetro de longitud. Para producir una línea basta dar á la atracción de la armadura una duración de tres segundos, durante los cuales avanzará 3 milímetros la cinta, marcándose en ella un trazo de tinta de igual longitud. Recordando la descripción del manipulador es fácil ver que el órgano eléctrico del receptor Morse no es más que un manipulador automático, en el que la fuerza atractiva del electro imán reemplaza la acción de la mano. En resumen: la impresión de los signos se produce como si una misma persona actuase simultáneamente sobre el manipulador de una de las estaciones, con la mano derecha, y sobre la palanca del receptor de la estación corresponsal, con la mano izquierda, si bien es verdad que para ello se necesitaría que tuviese los brazos largos. L a fig. 39 representa una vista del receptor Morse, cuyos modelos varían según los fabricantes. El que ofrecemos á nuestros lectores está tomado del catálogo de la casa Bréguet, que ha tenido la bondad de facilitárnoslo. Manipulador Morse, modelo alemán.—En los manipuladores alemanes se logra el ajuste, como indica la fig. 40, con el contacto T del yunque anterior. Dicha pieza termina en un tornillo y contratornillo, mediante los cuales se disminuye ó aumenta la amplitud de las oscilaciones de la palanca. El contacto del yunque posterior R está fijo á la palanca. Detrás del macizo del


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manipulador está colocado el resorte, que actúa de arriba á abajo. Este es un hilo de latón F arrollado en espiral, fijo en d, por una parte, á la base del instrumento, y enganchado por la otra á un tornillo W, que permite arreglar la tensión.

FIG. 40.—Manipulador Morse, modelo alemán.

Receptor Morse de punzón.—La fig. 41 representa un receptor Morse de punzón, de fabricación alemana. El punzón reemplaza la pluma, y oprimiendo el papel contra el cilindro de tracción, produce un relieve en la cinta, haciendo resaltar sobre su superficie los puntos y las rayas. La lectura de los signos marca-


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TELEGRAFÍA

ACTUAL

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dos por este procedimiento es generalmente penosa, y a porque el relieve no sea muy pronunciado, ya por mala disposición de la luz sobre el papel.

FIG. 41.—Receptor Morse de punzón.

Receptor Morse

de Siemens y Halske.—Los

receptores de

tinta de la casa Siemens y Halske (fig. 42) presentan algunas particularidades. E l tambor T del mecanismo de relojería está colocado sobre la platina anterior del aparato. L a palanca de la armadura está, por el contrario, casi enteramente oculta en el interior de la caja, y cuando la armadura es atraída, levanta la rodaja de la tinta,


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oprimiéndola contra el rodillo Oj sobfe el que pasa la cinta. La rodaja está precisamente sumergida en un depósito de tinta oleaginosa. Por último, la rueda en que se coloca el papel para su desarrollo está encerrada en un cajón, bajo el zócalo del aparato.

FIG. 42.—Receptor Morse de Siemens y H a l s k e .

MONTAJE DE E S T A C I O N E S . — M o n t a j e de una comunicación telegráfica entre dos puntos.—Puesto que conocemos ya la manera de funcionar del manipulador y del receptor Morse, vamos ahora á examinar cómo se les utiliza en la explotación de las líneas telegráficas. El montaje de una comunicación eléctrica entre dos puntos exige en cada estación, para que la correspondencia sea recíproca, una pila, un manipulador y un receptor; se necesita además que una línea telegráfica enlace entre sí las dos estaciones. El circuito de cada una de las pilas queda cerrado, cuando se trabaja, por la tierra de ambas estaciones.


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

Para organizar un servicio telegráfico en estas condiciones es menester poner en cada estación: I.o El polo positivo de la pila en comunicación con la borna pila del manipulador, y á tierra el polo negativo. 2.o La línea telegráfica en comunicación con la borna línea del manipulador. 3-° L a borna receptor del manipulador en comunicación con la borna L del receptor. 4.0 La borna T del receptor, á tierra. Cuando una de las estaciones corresponsales oprime la palanca de su manipulador, la corriente de su pila llega á la borna pila ; recorre la línea telegráfica; llega á la borna del manipulador de la otra estación, que está en reposo; sale por Ja borna receptor; pasa desde ella á la borna L del receptor; circula por las bobinas del electro-imán; se escapa por la borna T , y Se pierde en tierra por el hilo que une dicha borna con el suelo. L a regularidad de la transmisión telegráfica depende con frecuencia de la buena instalación de los hilos de tierra. Generalmente sólo se coloca un hilo de tierra en cada estación, sea cualquiera el número de conductores para los que deba utilizarse; pero la conductibilidad de este hilo de tierra debe ser superior ó por lo menos igual á la de todos los hilos de línea que entren en la estación. E l hilo de tierra es un cable formado por cordones de cobre, cuyo número y diámetro varía según la cantidad de conductores que deben poner en comunicación con el suelo. Este cable se fija á lo largo de los muros de la estación, y termina en una placa de hierro galvanizado, ó, mejor aún, de cobre, enterrada á cierta profundidad en un sitio húmedo, ó, lo que es preferible, sumergida en una corriente de agua. Por lo demás, no todos los terrenos poseen propiedades ¡guales, y principalmente los que pierden la humedad á grandes profundidades durante el verano, proporcionan malas comunicaciones eléctricas. • Aparatos accesorios,—Los aparatos precedentemente descrilá


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BIBLIOTECA

DE

«EL TELEGRAFISTA

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tos: pila, manipulador, receptor, son los órganos indispensables de toda estación; pero si no se les agregasen otros instrumentos

FIG. 43.—Galvanómetro vertical.

accesorios, llegaría á ser prácticamente muy difícil el asegurar un servicio regular. En efecto: ¿cómo exigir que la atención de un empleado permanezca fija durante ocho ó nueve horas consecutivas sobre varios receptores, cuyas llamadas apenas son per-


ceptibles en un radio de dos ó tres metros? De aquí el empleo de timbres, de los que en la actualidad están provistas todas las casas acomodadas, y cuya descripción es, por lo tanto, superñua. Pero si el receptor y el timbre están montados en el mismo circuito, ambos funcionarán simultáneamente, mientras dure la transmisión de telegramas. Esto llegaría á ser molesto y fatigoso para el Telegrafista, por lo que ha sido preciso crear un circuito especial para el timbre, haciéndose también indispensable organizar un montaje que permita pasar rápidamente de un circuito á otro; es decir, que cuando el timbre haga oir su llamada, es menester que el Telegrafista pueda, casi instantáneamente, poner la línea telegráfica en comunicación con su manipulador y receptor, para responder primero á las llamadas del corresponsal, y para recibir después sus telegramas. Esta necesidad es la que ha dado origen á los conmutadores que, por el solo cambio de una manivela ó de una clavija, realizan la sustitución de circuitos en que acabamos de ocuparnos. En interés de la regularidad de las correspondencias, y para facilitar la observación de averías, es preciso que el Telegrafista pueda observar de visu el paso de la corriente al través de los diversos aparatos de su estación, para lo que la desviación de la aguja de un galvanómetro es el indicador más seguro. El mismo galvanómetro señala además, ya por su inercia, ya por las desviaciones anormales de su aguja imantada, los defectos de la línea ó las perturbaciones en las comunicaciones interiores de la estación. Existen varios modelos de galvanómetros telegráficos; unos son verticales, como el que representa la fig. 43, y otros horizontales. En los primeros el imán gira alrededor de un eje, y está provisto de una aguja vertical que oscila delante de un cuadrante graduado. La barra imantada se halla dentro de un bastidor de madera al que hay arrollado un hilo de cobre recubierto de seda, cuyas extremidades empalman con dos tornillos de presión. Los galvanómetros horizontales (fig. 44) están dispuestos de


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forma análoga; pero el pivote de la aguja imantada gira sobre una planchita de ágata. Por último: es necesario asegurar la conservación del material y evitar todo riesgo al personal, con auxilio de instrumentos de preservación que los ponga al abrigo de los graves accidentes que pudieran ocasionar las descargas de electricidad atmosférica. Estos instrumentos son los pararrayos, de los que se han construido numerosísimos modelos, basados sobre conocidos principios de física, tales como el del poder de las puntas, la propiedad de perforar los cuerpos malos conductores, que posee la descarga eléctrica, y el recalentamiento FIG. 44.—Galvanómetro horizontal. de los w conductores de pequeu u u u u i c s ue peque no diámetro por el paso de una descarga considerable de electricidad. Las descargas eléctricas producidas por las tempestades son en efecto, especialmente temibles en las estaciones telegráficas (1), á l a s que algunas veces llegan desde muy lejos. La electricidad acumulada en las nubes, descarga con frecuencia sobre los hilos telegráficos, rompiendo los postes en muchos casos y perdiéndose en tierra la electricidad, en el mismo lugar en que se ha producido la descarga; pero con más frecuencia aún el fluido eléctrico sigue los hilos conductores y penetra en las estaciones, en las que sin la presencia de los p a r a r r a y o s - d o s , generalmente, en las entradas de los hilos de l í n e a - s e producirían fuertes chispas, que podrían fundir los hilos de los electro-imanes y ser origen de incendios y de accidentes personales. No nos canJ í / - G- Planté: Les Phfnomenes de Vatmosphlre (Bibliothegue scientifique contemporame. París, J.-B. Bailliére et Fils. '


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saremos, pues, de recomendar á los Telegrafistas, tanto en su propio interés como en el del material de que son responsables, cuiden de que sus pararrayos estén siempre en perfecto estado. Montaje de una estación con aparato Mor se.—La fig. 45 representa una estación telegráfica instalada con un aparato Morse. Siguiendo el camino trazado por el hir¡,_ lo de línea, encontraremos: Un pararrayos de puntas movibles P p. Un pararrayos de hilo preservador P f . Un galvanómetro G Un c o n m u t a d o r bávaro ó un conmutador circular C. En el conmutador se bifurca el circuito, que va por una parte al timbre S, y por FIG. 4 5 . — E s t a c i ó n telegráfica m o n t a d a con aparato Morse. otra al manipulador M y al receptor R. La rueda envolvente I sirve para arrollar en ella el papel cinta en que van quedando impresos los telegramas, reconstituyéndose así los rollos para archivarlos cuidadosamente.' Con objeto de facilitar su examen, cada rollo cerrado lleva sobre la banda de cierre el número del hilo, la indicación de la estación de que procede, y las fechas y horas en que se comenzó y termiminó el uso del rollo, con la firma de los empleados de servicio en dichos momentos. El aparato Morse existe en todas las estaciones; pero en las líneas importantes es sólo un auxiliar de los aparatos de transmisión rápida. El aparato Hughes y otros varios de los que hablaremos más adelante poseen la propiedad de cursar gran número


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lio

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de despachos en tiempo muy breve; pero su mecanismo es muy complicado y su sensibilidad llega á ser un inconveniente cuando las líneas no se hallan en buen estado. La principal ventaja del Morse estriba en que su trabajo poco rápido, pero regular, prosigue aun en las circunstancias en que los demás aparatos se ven obligados á detenerse. Antes de comenzar el estudio de los aparatos de transmisión rápida, tenemos que decir alguas palabras sobre los principales montajes de estaciones. Estaciones extremas.— Las estaciones telegráficas pueden dividirse en estaciones extremas y estaciones intermedias, según que estén colocadas en los extremos de una línea ó en uno de los puntos de su recorrido. Et montaje que acabamos de describir, representado en la figura 45, es el de una estación extrema. En todas las estaciones de esta clase la instalación sólo varía en detalles, que en su mayor parte dependen de los modelos de aparatos que se empleen. Tenemos, así, que los pararrayos de puntas movibles se colocan casi siempre sobre una tablilla situada encima de la mesa de transmisión; pero con objeto de no exagerar las dimensiones de nuestro dibujo, los hemos representado detrás del receptor. Los pararrayos de papel se fijan habitualmente sobre las paredes. L a posición de los galvanómetros varía, según sean horizontales ó verticales; algunas veces, como ocurre en las estaciones de la Compañía de ferrocarriles del Oeste, se montan en los hilos de tierra. Por último, las comunicaciones se establecen con hilos desnudos unas veces, y otras con hiios. recubiertos. En el primer caso se emplea hilo de cobre de dos milímetros de diámetro que se fija al tablero de la mesa por medio de grapas de hierro galvanizado, teniendo cuidado de evitar todo cruzamiento. El hilo recubierto que se utiliza en las instalaciones, es una especie de cable pequeño, rodeado de algodón, que se fija con bridas de cinc. Las comunicaciones de que nos ocupamos pueden instalarse


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tanto encima como debajo de los tableros de las mesas. Con el primer sistema son más frecuentes las averias accidentales, pero se las encuentra con más facilidad; el segundo método las elimina casi por completo, pero también, si sobrevienen, es más laborioso su reconocimiento. Estaciones intermedias.—Tales estaciones pueden montarse en derivación. Su disposición interior no difiere de la de las extremas, y el hilo que en ellas entra se empalma á la línea principal. La inserción consiste en hacer que las bobinas de los electroimanes de las estaciones intermedias formen parte del hiló de línea. Teóricamente puede insertarse en una línea un número indefinido de estaciones; pero cuanto mayor sea éste, tanto más difícil se hace el funcionamiento del sistema, y aun en el caso de una sola se requiere mucho cuidado de parte del personal que la sirva. En las estaciones intermedias montadas por este método, una de las bandas del hilo de línea empalma con la boma línea del manipulador después de recorrer los pararrayos y el galvanómetro, La borna receptor del manipulador está unida, como habitualmente, á la borna L del receptor. La borna T comunica con la otra banda de la línea, pasando por los pararrayos respectivos. El polo positivo de la pila enlaza con la borna pila del manipulador, y el negativo con la T del receptor, y por consecuencia con la banda de la línea unida á ella. Cuando la estación intermedia baja su manipulador, se cierra el circuito de su pila por los receptores y las tierras de las dos estaciones, que reciben simultáneamente. Cuando trabaja una de las estaciones extremas, pasa su corriente por el receptor de la estación intermedia; le hace funcionar y sigue hasta la otra estación extrema, actuando sobre su receptor. En tesis general, en el sistema de estaciones insertas en línea de la manera descrita, los receptores funcionan al mismo tiempo, exceptuando el de la estación que transmite.


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Obsérvese que la resistencia del circuito puede variar según formen parte de él tal ó tal otra pila, éste ó aquél receptor. Conviene, por lo tanto, para evitar la necesidad de tener que arreglar continuamente los aparatos, hacer que el circuito permanezca constante en lo posible, cualquiera que sean los elementos de que esté formado, y por esta causa suelen dotarse de receptores de la misma resistencia y pilas de igual naturaleza y el mismo número de elementos las estaciones insertas como intermedias en una misma línea (i). De corriente continua.—El sistema de corriente continua, usa do frecuentemente en Alemania y en América, pero que en Francia sólo se emplea en las operaciones militares, consiste en invadir la línea con una corriente pe rmanente, de forma que si los receptores de las estaciones extremas dejan correr la cinta, quedará marcada en ella una raya continua. Cuando una de las estaciones quiere transmitir, inrerrumpe y cierra el circuito al manipular. La raya continua que se marca sobre las cintas de las estaciones extremas, se interrumpe momentáneamente, y reaparece en forma de puntos y rayas, según que el operador cierra de nuevo el circuito durante un tiempo más ó menos largo. El sistema de corriente continua permite que dos estaciones trabajen con una sola pila; pero esta pila, produciendo casi permanentemente el fluido eléctrico, se agota con más rapidez que cuando trabaja en circuito abierto; y si esta disposición ofrece grandes ventajas en ciertos casos de explotación de líneas de telegrafía militar, su utilidad nos parece muy discutible cuando se trata de la correspondencia ordinaria. Prescindiendo de los aparatos accesorios, que son los mismos que en todas las demás estaciones, vamos á describir en pocas palabras cómo se establece la comunicación con corriente continua. (i) No son éstos los montajes de estación intermedia que se emplean en el servicio regular. De ellos haremos una descripción en el Apéndice. (N. del T.)


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En la estación provista de pila, el hilo de la línea enlaza con la borna T d e l receptor, sin que cambien en nada las demás comunicaciones, excepto la de las bomas línea y receptor del manipulador, que se enlazan con un hilo volante. En la estación sin pila, la línea empalma con la borna pila del manipulador, cuyas bomas, línea y receptor están unidas en la forma que se acaba de indicar. La borna receptor comunica con la borna L del receptor, cuya borna T está unida á tierra. Además, los tornillos de ajuste del manipulador están permanentemente unidos á sus topes respectivos, de modo que establezcan la comunicación entre las tres bomas del instrumento. La estación que quiere transmitir afloja el tornillo de ajuste de su manipulador, y abre así el circuito, que habrá de restablecerse al manipular. En cuanto se termina la transmisión deben apretarse de nuevo los tornillos de ajuste. Es fácil observar que los dos receptores funcionan al mismo tiempo, pudiendo comprobarse la transmisión en la estación transmisora. Relevadores,—En determinados casos, sobre las líneas de mucha longitud, la corriente emitida por la estación de partida no es bastante intensa á su llegada para hacer funcionar el receptor; entonces se monta un relevador ó reíais en una estación intermedia elegida convenientemente. Un reíais telegráfico es análogo á un relevo de posta. En lugar de cambiar de caballos, se cambia de corrientes; sólo que en este caso la permutación es automática. Sean A y B dos estaciones extremas, y C una estación intermedia, provista de reíais. Las corrientes emitidas por A se pierden en tierra en C, de donde parte una corriente nueva que circula por la sección C B de la línea y hace funcionar el receptor de B. Del mismo modo la corriente que provenga de B se pierde en tierra en C, desde donde el nuevo fluido eléctrico se lanza sobre la sección C A hasta llegar al receptor de A. Con frecuencia los reíais no í-on más que receptores Morse primitivos, en los que se ha suprimido el movimiento de relojería,


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inútil en este caso, y cuyas comunicaciones interiores son un poco más complicadas que las del receptor que ha servido de tipo para nuestra descripción. El acústico, el reíais Froment, el Boivin pertenecen á esta clase. Otras veces se emplean, como en el reíais Siemens, armaduras polarizadas. Y a trataremos de este sistema al hablar de los aparatos Wheatstone y Baudot. También se debe á M. D'Arlincourt otro reíais de este género. Trasladó?!.—Por último, en vez de reíais, pueden emplearse aparatos Morse completos, que difieren en algunos detalles del que representa la fig. 39, pero que son de uso corriente en todas las grandes estaciones. Cuando dos Morse están relacionados en la forma áque aludimos, se dice que están montados en traslación. Desde que los aparatos de transmisión rápida se han generalizado, no tiene ya razón de ser la traslación, puesto que el Morse ha sido relegado á las líneas de poca importancia; pero aún puede prestar servicios en algunos casos particulares, y además enseña con claridad la manera de funcionar los traslatores en general, por cuya causa nos ocuparemos de ella con cierta extensión. Los Morse traslatores tienen cinco bornas marcadas con las letras M, I, P, T , L . L a columna colocada detrás del electroimán, en la que se hallan fijos los topes que limitan la amplitud de las oscilaciones de la palanca, está formada por dos piezas aisladas entre sí. L a parte inferior es un tubo que sostiene el tope, sobre el que se apoya la palanca cuando la atrae el electro-imán. L a parte superior, sobre la que se halla el tope contra el que se apoya la palanca cuando el aparato está en reposo, termina en una varilla que atraviesa la parte inferior sin tocarla. Las dos partes están unidas por una rodaja de ebonita que las aisla entre sí, mantenida en su lugar por la presión de un tornillo que inmoviliza la parte superior de la columna. Esta columna, compuesta de las piezas indicadas, recibe el nombre de columna de traslación. L a borna M comunica con el macizo del aparato, es decir, con


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Ja masa metálica formada por la palanca y el conjunto de piezas del movimiento de relojería. L a borna I comunica con el tope superior de la columna de traslación. L a borna P está enlazada con el tope inferior de la misma columna. Las bomas L y T comunican, como de ordinario, con los hilos de entrada y salida de las bobinas del electro-imán. Con arreglo á lo expuesto puede observarse que: i.°

T o d a corriente que éntre por la borna L

saldrá por la

T , y recíprocamente. 2.0

Toda corriente que éntre por la borna M saldrá por la I,

y reciprocamente, cuando la palanca esté en reposo y se apoye, por lo tanto, contra el tope superior de la columna de traslación. 3.0

Toda corriente que éntre por la borna P saldrá por la

borna M; y recíprocamente, cuando la palanca esté atraída por el electro-imán y se apoye sobre el tope inferior de la columna de traslación. Establecidos estos hechos, examinemos las comunicaciones de la fig. 46, en la que aparecen dos aparatos Morse montados en traslación. Los hilos que penetran en la estación pasan, como de ordinario, por los pararrayos P, P \ los galvanómetros G, G', y vienen hasta los conmutadores redondos C, C \ Sigamos, á partir de este punto, las nuevas comunicaciones que se establecen. D e las bomas 1 parten los hilos que van á las bomas L de los manipuladores M, M \ Las bomas R de estos manipuladores comunican con la L de los receptores R, R'. L a s bomas T

enlazan

con tierra, y las bomas P de los manipuladores reciben los hilos de pila. Esta disposición es la que constituye el montaje habitual, que permite se comunique á voluntad con A ó con B. Las bomas 2 de los conmutadores enlazan con la borna M del receptor opuesto; 2 de C

respectivamente con M de R, y 2

de C con M de R \ D e las bomas I de cada receptor parten hilos que van á empalmarse al hilo 1 L del montaje del otro receptor;


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I de R está empalmado á la comunicación i L del manipulador M', é I de R' á la comunicación i L del manipulador M. Finalmente, la pila del manipulador M' está unidad á la boma P del receptor R, y la pila del manipulador M va á la boma P del receptor R'. En estas condiciones, y estando colocadas sobre las bomas 2 las manivelas de los conmutadores, una corriente que proceda de A llegará á la borna M del receptor R' é invadirá la masa de este aparato. Estando la palanca en reposo, y por lo tanto en contacto con el tope superior de la columna de traslación, es decir, con la borna I con la que éste comunica, saldrá la corriente por dicha borna; llegará á la borna L del manipulador M; saldrá por la borna R; circulará por las bobinas del receptor R, y se perderá en tierra. Bajo la acción de esta corriente será atraída la palanca de R, y se pondrá en contacto con el tope inferior de la columna de traslación que comunica por la borna P con la pila p'. La corriente de esta pila pasa por la palanca á la masa de A; sale por la borna M; marcha por la línea B; hace funcionar el receptor de la estación situada en el extremo de esta línea, y se pierde en tierra. Ésta marcha de las corrientes se reproduce en la misma forma cuando la corriente procede de la línea B: de de modo que cuando A transmite, el receptor R funciona y envía á la línea B la corriente de la p i l a y si es B quien transmite, el


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receptor R ' es el que se pone en movimiento y envía á la línea A la corriente de la pila p. Debe observarse que la pila p' comunica con el receptor R , y la p i l a p con el receptor R ' . Esta transposición no es indiferente: tiene por objeto hacer que las mismas corrientes recorran las mismas secciones de línea, y evitar, por consecuencia, el arreglo de los receptores en las estaciones A y B, según que la estación intermedia comunique directamente con cada una de ellas ó las ponga en traslación. En efecto; para que la estación intermedia comunique directamente con A y B, basta que coloque sus conmutadores en la po sición i ; la pila p hará funcionar entonces á la estación A , y la p' á la B. Si restablecemos la traslación poniendo los conmutadores en la posición 2, veremos fácilmente que la p i l a / c o n t i n ú a siendo la que haga funcionar á la estación A , y l a p ' á la B. L a s secciones A y B pueden, por lo tanto, ser de longitudes muy diferentes y estar servidas por pilas desiguales (20 elementos para una banda, por ejemplo, y 50 para la otra). E s evidente que si se emplean para una de las bandas indistintamente, ya la pila de 20 elementos, y a la de 50, se comprometería la regularidad del servicio con los frecuentes arreglos de los aparatos que exigirían estas permutaciones. E l montaje en traslación permite á la estación intermedia comunicar con las estaciones A y B, sin modificar su instalación. Para hablar con A se empleará el manipulador M ó se transmitirá golpeando con el dedo sobre la palanca de R ' , que hará así el papel de manipulador. Para hablar con B se hará uso del manipulador M ' ó de la palanca de R . E s fácil, siguiendo la marcha de las comunicaciones, darse cuenta de la de las corrientes durante dichas operaciones. E l contacto entre la palanca, cuando es atraída, y el tope inferior de la columna de traslación, debe asegurarse con el mayor cuidado; pues en este tope es donde la palanca toma la corriente que ha de hacer funcionar el receptor de la banda correspondien-


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te. A consecuencia de un arreglo defectuoso, puede ocurrir que la pluma tropiece con la rueda de la tinta é impida que la parte posterior de la palanca toque al tope inferior de la columna, en cuyo caso el traslator no funcionará. Para remediar esta causa de avería se coloca en la platina anterior, en los aparatos bien montados, una llavecita que permite levantar la rueda de la tinta, con lo que la pluma no puede ya tropezar con ella. En esta forma la palanca tiene toda su libertad de acción, y la corriente pasa sin dificultad de la borna P á la M, con tal que los contactos estén limpios. Averías en las estaciones.—Las averías que se producen en las estaciones sólo necesitan, por regla general, observaciones muy elementales, bastando á veces un poco de cuidado para descubrirlas con rapidez. En algunas ocasiones son debidas á irreflexión del empleado, y no duran entonces más que algunos momentos. Ya es un portaplumas, ya una lámpara metálica colocada por descuido sobre dos conductores y estableciendo entre ellos una comunicación irregular; una ojeada á las comunicaciones interiores de la estación es suficiente para encontrar y reparar la falta. Con frecuencia queda interrumpida la comunicación después de una tempestad. En este caso la falta está casi siempre en el pararrayos,, en estadó más ó menos defectuoso á causa de las violentas descargas que han pasado por él, y es fácil reparar la avería con prontitud. Por último; aunque más raramente, obsérvanse desórdenes en la comunicación, de los que no puede descubrirse la causa al primer golpe de vista. Los dos Telegrafistas no pueden cambiar signo alguno, ó la trasmisión es incoherente para uno ó para otro, y á veces para los dos. En este caso, ¿existe la avería en la estación, ó en la línea? Esto es lo que debe tratarse de averiguar y es el primer deber del Telegrafista, cuya responsabilidad no cesa mientras no se asegure de que en su estación se encuentra todo en perfecto estado. Con ayuda de una pila y un galvanómetro, y á veces con la


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misma pila y galvanómetro de la estación, se reconoce brevemente el estado de ésta. Se suelta el hilo de línea á la entrada de la estación, de modo que quede aislada de toda comunicación exterior. Se forma después un circuito local que comprenda todos los aparatos y todas las comunicaciones interiores. Enviando á tierra el polo negativo de la pila de ensayo; uniendo su polo positivo á un galvanómetro reconocido con anterioridad, y colocando en la borna opuesta de este galvanómetro un hilo volante con cuyo extremo se toque la borna del pararrayos en que se hallaba sujeto el hilo de línea, tendremos seguridad de que la estación se encuentra en buen estado si observamos que el receptor funciona con regularidad. En caso contrario, y si la aguja del galvanómetro no sufre desviación, se acorta el circuito aproximándose cada vez más al receptor hasta que se obtenga una desviación: entonces habremos pasado del punto defectuoso. Si la desviación del galvanómetro es exagerada; si la aguja se invierte, como decían los antiguos Telegrafistas, se procede del mismo modo hasta que la desviación sea normal. En la tabla siguiente se establece un método preciso para encontrar las averías de las estaciones por medio de los aparatos Morse ó de los de cuadrante. Estas averías consisten, por supuesto, como las de las líneas, en faltas de circuito, derivaciones á tierra, ó cruces.


TABLA para el reconocimiento de averías. HECHOS OBSERVADOS

Atracción permanente de la armadura del electro-imán. El electro imán no ejerce atracción ción sobre la armadura. La atracción persiste. L a atracción no persiste.

OPERACIONES QUE DEBEN

EJECUTARSE

CONSECUENCIAS

Suéltese y aíslese el hilo de línea de la * boma L. Emítase una corriente con el manipulador. Avería en el recep tor.

Restablézcase la comu3 nicación de la borna L y suéltese y aíslese el hilo de línea á la entrada de la estación. L a atracción se re- Suéltese el hilo en to- Cruce del hilo de produce. línea con algún das las bornas sucehilo de pila en el sivamente hasta que interior de la escese la corriente. tación (esta falta proviene con frecuencia del contacto simultáneo del manipulador en los dos topes). La atracción no se Avería en el extereproduce. rior de la estación (corriente continua). L a aguja del galva- Suéltese y aíslese el nómetro oscila, hilo de línea á la entrada de la estación.


HECHOS OBSERVADOS

OPERACIONES QUE DEBEN

EJECUTARSE

CONSECUENCIAS

L a aguja del galva- E m p á l m e s e el hilo de n ó m e t r o n o os-! ensayo á la entrada cila. de la estación por un e x t r e m o , y por el otro al polo negativo de la pila, y emítase corriente con el manipulador. L a aguja del gal Déjese el manipulador Derivación á tierra emitiendo corriente variómetro sigue en la e s t a c i ó n y aíslese el hilo en oscilándo. (proviene genetodas las b o m a s su ralmente de la cesivamente d e s d e pérdida d e la cula entrada de la esbierta aisladora tación hasta el gal del hilo capilar vanómetro. La, a v e del pararrayos). ría estará entre el punto en que se observó la última desviación de la aguja y el punto en que ésta q u e d e estacionaria. L a aguja del gal- Déjese el manipulador en reposo. Colóquevanómetro deja se el extremo del hi de oscilar. lo de línea, cortado á la entrada de la estación, en comunicación con el polo positivo de u n a pila por medio de un hilo metálico e m p a l m a d o al botón del m a nipulador. E l electro-imán del receptor, convenientemen t e arreglado, atrae la armadura.

Avería exterior (derivación á tierra)


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HECHOS

OPERACIONES

OBSERVADOS

QUE DEBEN EJECUTARSE

CONSECUENCIAS

El electro-imán del receptor, convenientemen t e a r r e g l a d o , no atrae la arma dura. La aguja del gal- Empálmese otro hilo I n t e r r u p c i ó n del circuito entre el de ensayo al polo vanómetro no manipulador y la negativo de la pila oscila. tierra. Existe aly tóquense con el gunas veces en el otro extremo de este hilo las partes metá manipulador de licas del circuito, á los aparatos del partir del hilo de cuadrante cuantierra y aproximándo la palanca no dose al manipulador tiene buen conhasta que oscile la tacto en reposo. aguja del galvanó También proviemetro. ne de la ruptura del hilo del elecLa avería se encuentra tro-imán del reentie el último punc e p t o r ; ruptura to en que no se ha que casi siempre p r o d u c i d o desviación de la aguja y tiene lugar en las aquel en que se procapas superficiaduzca. les. La aguja del galva- Suéltese sucesivamente el hilo en todas las nómetro oscila. bomas, en la dirección del receptor hacia el manipulador. La aguja deja de oscilar á partir de un punto del trayecto.

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Comunicación con tierra en un punto colocado entre el manipulador y el receptor.


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ACTUAL

HECHOS

OPERACIONES

OBSERVADOS

QUE DEBEN E J E C U T A R S E

L a aguja oscila al hacer los con tactos en todo el trayecto que media entre el receptor y el manipulador.

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CONSECUENCIAS

Avería en el receptor.

L a aguja del gal Introdúzcase un galva- Ruptura del circuinómetro en el cir to en la estación. v a n ó m e t r o no cuito del hilo de ensaoscila. yo, y con el extremo de este hilo que es taba empalmado al de entrada de la estación, tóquense sucesivamente los puntos metálicos del conductor, aproximándose á la pila hasta que se observe que la corriente pasa. Si en esta forma se llega hasta el polo positivo de la pila sin o b t e n e r desviación en la aguja, la avería está en la pila, y entonces se continúa tocando las varillas de cobre que enlazan los diversos elementos, aproximán dose al polo negativ o hasta que se obt e n g a u n a oscilación.


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HECHOS

OPERACIONES

OBSERVADOS

QUE DEBEN EJECUTARSE

CONSECUENCIAS

La aguja del galva- Colóquese un galvanónómetro oscila. metro entre el polo negativo de la pila y el hilo de tierra, emitiéndose corriente con el manipulador. La aguja del gal- Aíslese el conductor Comunicación con tierra entre el povanómetro coloen las bornas sucesilo positivo de la cado entre el po vas, aproximándoes pila y el galvanólo negativo de á la pila hasta que metro de la estala pila y el hilo cese la desviación. ción. de tierra, oscila La aguja del gal Quítese este galvanóvanómetro colo metro. Colóquese el cado entre el pomanipulador en polo negativo de sición de emitir cola pila y el hilo rriente. Fíjese un hide tierra, no os lo de ensayo más cila. allá del galvanómetro de la estación por uno de sus extremos, y con el otro tóquese el hilo de tierra en diferentes puntos desde el polo negativo de la pila hasta la salida de la estación. Seobservaunades Hilo de tierra roto viaciónque cesa entre el polo neen determinado gativo de la pila momento, en el y la plancha de p u n t o en q u e tierra. existe la avería. Avería exterior. O b s é r v a s e cons(Hilo aislado por tantemente una su extremidad en desviación de la la línea.) aguja.


A P A R A T O HUGHES

Principio

del aparato

Hughes.—Motor.—Regulador.—Freno.—Manipulador.—Or-

g a n o electro-magnctico . — P a l a n c a

de e s c a p e . — M e c a n i s m o

c o r r e c c i ó n . — P a l a n c a de l l a m a d a al b l a n c o . — E j e

impresor.—Rueda

de las letras á las c i f r a s . — P a l a n c a de i m p r e s i ó n . — P a l a n c a de m o v i m i e n t o del pel—Conmutador .—Comunicaciones

pa-

i n t e r i o r e s . — M a r c h a de las corrientes entre

dos a p a r a t o s Hughes m o n t a d o s en línea . — M a n i p u l a c i ó n . — A r r e g l o del m o . — A r r e g l o de la i m a n t a c i ó n . — E l

de

impresor.—Corrección.—Paso

sincronis-

a p a r a t o Hughes en t r a s c l a i ó n . — E l

sistema

H u g h e s en diferentes p a í s e s .

Principio del aparato Hughes.—Las estaciones importantes, que á causa de la organización de la red centralizan gran cantidad de despachos, no pueden hacerlos llegar á su destino con oportunidad sino á condición de utilizar numerosos conductores ó disponer de aparatos de transmisión rápida. En el primer caso se comprometería gravemente el curso de la correspondencia si á la vez se interrumpiesen muchos conductores; por lo que es indispensable en tales estaciones poder transmitir rápidamente el servicio por uno ó dos hilos en buen estado, circunstancia que impone el empleo de aparatos rápidos. El aparato Hughes (fig. 47) imprime los despachos en caracteres romanos. El manipulador y el receptor están reunidos sobre la misma mesa, accionados ambos por un movimiento de relojería. Imaginemos que dos ruedas semejantes, sobre cuyos bordes estén marcadas en relieve las letras del alfabeto, se hallen instaladas en dos estaciones diferentes. Si estas dos ruedas, partiendo del mismo punto, en el mismo momento, giran con la misma ve-



locidad, la misma letra se encontrará en ambas estaciones, en un momento dado, en el punto más bajo de ambas ruedas, es decir, en la vertical que pasa por sus centros. Si en este mismo momento un mecanismo cualquiera oprime una tira de papel contra la rueda, la letra colocada en el punto más bajo quedará impresa, si dicha letra se encuentra impregnada de tinta grasa. No es fácil calcular las dificultades que M. Hughes ha tenido que vencer para llegar á la solución del delicado problema que se había planteado. Después que su aparato estaba ya completamente construido, tuvo que modificarle casi en su totalidad para lograr hacerle absolutamente práctico, en términos que los aparatos que actualmente funcionan en las estaciones no tienen semejanza con los primeros importados de América en 1860 por el ilustre inventor. Tratábase, en primer lugar, de obtener un sincronismo casi perfecto entre los dos aparatos en correspondencia, á pesar de los frotamientos del mecanismo, frotamientos cuya energía varía casi á cada instante. Tratábase después de coger al vuelo una letra que gira con gran velocidad. Era además necesario obtener el avance regular del papel cinta, y, por último, que la impresión de las letras y las cifras fuera posible sin emplear instrumentos excesivamente grandes. Vamos á examinar en detalle cómo M. Hughes ha llegado á resolver tan diversos problemas. Motor. — E l motor del aparato Hughes es un peso P (fig. 48). compuesto por seis discos de plomo de unos diez kilogramos de peso cada uno. Estos discos, que tienen una ranura desde la circunferencia hasta el centro, se colocan sobre una plataforma pequeña, provista de un vástago terminado en un gancho. El peso, dispuesto de la manera dicha, se suspende de una polea, k „ por cuya garganta pasa una cadena sin fin del tipo conocido con el nombre de cadena de Gal¿, cuyos eslabones son movibles unos sobre otros, á semejanza de los peldaños de una escala articulada. L a cadena pasa después por los dientes de la rueda k 5 , mon-


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DE

FIG. 48.—Forma de suspensión del peso motor del aparato Hughes.

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tada bajo la mesa del aparato; por la garganta de la polea k3, que sostiene el contrapeso Q. y por las de las poleas de transmisión/¿ 4 y k 5 , aplicándose, por último, sus eslabones á los dientes de la rueda k, que forma parte del movimiento de relojería. A causa de la tensión producida por el peso P, la cadena sin fin hace girar á la rueda k, cuyos dientes entran sucesivamente en los eslabones de la cadena. El contrapeso Q sube á medida que el peso P desciende, y cuando éste llega casi al final de su curso, la horquilla n levanta la palancab que, al caer, produce un golpe seco sobre el timbre L, advirtiendo así al Telegrafista que es necesario elevar de nuevo el peso. El pedal Z (fig. 49) sirve para esta operación. A él va uunida la


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ACTUAL

varilla de hierro G „ que por su extremo opuesto engancha en un eslabón de un trozo de cadena sin fin, cuya terminación está sujeta á un poderoso resorte en espiral F, fijo á la mesa del aparato. Dicho trozo de cadena engrana en una rueda dentada cuyo movimiento en sentido contrario al de su giro impide un brazo de palanca, A 4 , terminado por una uña móvil alrededor del eje de la palanca. Esta rueda, de dientes curvos, está montada sobre el mismo eje que la rueda dentada k 2 (fig. 48) por la que pasa la cadena sin fin. Cuando el pedal Z desciende por la presión del pie, la pieza A 4 también desciende; la rueda de dientes curvos S gira de izquierda á derecha, si se considera su parte superior, impulsada por la uña de la palanca Ai, y el peso asciende. A l cesar la presión sobre el pedal sube éste, atraído por el resorte F, que al contraerse hace que la uña salte por cima de los dientes de la rueda y que la pieza A 4 vuelva á su posición normal. Es menester que durante esta operación quede inmóvil la rueda S para evitar que el peso motor descienda nuevamente, á cuyo fin hay otra uña oculta por la platina A , que, oprimida de arriba á abajo por un resorte, engrana en el primer diente que se presenta de la rueda S. cuando ésta comienza á retroceder. • A l descender el peso motor, hace girar la rueda dentada que constituye el primer móvil de un mecanismo de relojería, cuyo movimiento se transmite, aumentando en velocidad, á los móviles siguientes. Regulador.—El último árbol de transmisión del movimiento de relojería tiene un volante cuyo objeto es el de compensar con la velocidad adquirida las disminucionesde velocidad producidas por las fricciones durante la transmisión, y prevenir también los choques que pudieran producir accidentalmente las detenciones bruscas. Las figuras 50 y 51 representan, en elevación y plano, el volante, la palanca de fricción que sirve para detenerle, y su enlace con el órgano regulador. Una placa q q sostiene el extremo del eje del volante. Este úl17


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timo es un disco de bordes cilindricos W . Está montado á frotamiento sobre su eje, entre dos placas que le permiten continuar

por breve espacio de tiempo su marcha en caso de brusca detención. Una palanca W „ móvil alrededor de su eje y provista de una excéntrica, actúa sobre el resorte F i g . 49.—Mecanismo para recurvado W 2 , que termina en I la elevación del peso por una calza análoga á la de los motor del aparato H u g h e s . frenos de los carruajes. Cuando la palanca W t está en posición vertical, la calza comprime el volante y detiene el movimiento de relojería; colocada en posición horizontal, el resorte W , se aleja del volante, que entonces puede girar libremente. Basta, por lo tanto, poner en movimiento la palanca W , para hacer que el movimiento de relojería marche ó se detenga. El regulador propiamente dicho es una varilla vibrante, cónica, cuya base se sujeta entre dos placas metálicas por tres tornillos que la inmovilizan, y que está articulada por el extremo opuesto con el eje del volante por medio de un freno.

WmmMi

Esta varilla vibrante, que los Telegrafistas solían llamar la hoja, estaba colocada al principio verticalmente: M. Hughes la colocó más tarde en sentido horizontal, según la representa la fig. 47. Dichas varillas, fabricadas primeramente de acero y después de bronce de aluminio, se rompían con frecuencia, ideándose entonces retorcerlas en espiral, tal como son en la


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actualidad. La moderna varilla es mucho más larga que la antigua; recta en la base, toma después la forma espiral en una ex-

tensión de i o centímetros próximamente, y vuelve después á ser recta, habiéndose optado por el acero para su fabricación. Unida á un hilo de hierro, que á su terminación tiene una cremallera sobre la que actúa un piñón terminado por un botón estriado,


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hay una esfera de latón, al través de la cual pasa la varilla vibrante, contra la que la oprime un resorte de acero. Dando vuel tas al botón se hace que ¡ la esfera avance ó retroceda á lo largo de la rilla, vanándose así el centro de gravedad de la parte vibrante. Cuan • to más próxima del volante se encuentra la esfera, mayor resistencia ofrece la varilla vibrante y más lenta es' la marcha del a p a r a t o . Cuanto más alejada está la esfera del volante, tanta menor resistencia ofrece la varilla y másrápida es la marcha del aparato. Freno. — El órgano de unión entre el extremo de la varilla vibrante y el eje del volante es el freno (figuras 50, 51 y 52), Está compuesto de tres partes: una de ellas V V,, es una pieza de latón sujeta por un F i g . 5 1 . — V o l a n t e , palanca de detención y freno del aparato H u g h e s (plano).

tomillo ,

r

al

eje

del

VO-

,

lante y arrastrada por éste en su movimiento de rotación; la segunda es un vástago V 2 , provisto de una anilla, en la que penetra la punta de la varilla vibrante, y terminado por una excéntrica d, articulada á la pieza


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V V , ; la tercera es un resorte i i, unido á la pieza V V , por el tornillo n, que se apoya contra la excéntrica d y termina en el frotador K . El freno gira dentro del collar metálico Q Q , cuyo corte indica la fig. 51, y el juego de la excéntrica d hace que el frotador K se apoye con más ó menos fuerza sobre dicho collar, favoreciéndose su deslizamiento con algunas gotas de aceite fino. Cuando el aparato está en reposo, la punta de la varilla vibrante se detiene sobre la parte plana de la pieza V V . Si se pone en marcha el movimiento de relojería, para lo que basta bajar la palanca W , de las figuras 50 y 51, la varilla vibrante se separa de su posición de reposo y des. F ig. 52.—Freno del aparato cribe vibraciones cónicas cuya ampliHughes. tud es tanto mayor cuanto más tiende á acelerarse el movimiento del volante. El aumento en la ampli • tud de estas vibraciones trae consigo mayor resistencia de la varilla, aumentándose también la acción del frotador sobre el collar. E n resumen: cuando la velocidad aumenta, aumenta también la amplitud de las vibraciones de la varilla, y la resistencia que ésta opone da por resultado el retraso del movimiento. Si la velocidad del volante aminora, disminuye la resistencia de la varilla, y así se origina una compensación, y con ella un movimien. to casi rigurosamente uniforme, á pesar de las fricciones producidas por la manipulación ó la impresión. Manipulador.—El

manipulador es un teclado compuesto de

veintiocho teclas alternativamente blancas y negras. En todas las teclas negras y doce de las blancas hay marcadas una letra y una cifra, ó una letra y un signo de puntuación. L a s dos teclas blancas que carecen de signo alguno sirven para marcar los intervalos durante los cuales el papel cinta debe avanzar sin recibir ninguna impresión. Una de ellas se utiliza para pasar de las letras á las cifras y separar los grupos de números; la otra se emplea


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para pasar de las cifras á las letras y para separar las palabras.

Fig. 53—Disposición de las palancas del teclado del aparato Hughes.

Las letras y ciíras están representadas sobre las teclas blancos y negras de la siguiente manera, partiendo de izquierda á derecha.

•••••MNi

'jjf.níis

J


Teclas

negras.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 . , ; : A B C D E F

G H I

Teclas blanca

, Z

& Y

) X

( É

= blanca

J I C L M N

blancas. / V

§ U

T

+ ' S R

' Q

?

P

O

La primer tecla blanca de la izquierda es el blanco de letras, y la sexta el blanco de cifras. Por bajo de cada tecla hay una palanca que gira sobre su eje cuando se oprime aquélla. Las extremidades de estas veintiocho palancas, recurvadas en forma conveniente, entran en una caja cilindrica llamada caja de lengüetas ó plataforma, y están colocadas ordenadamente, como indica la fig. 53, en la circunferencia de dicho plataforma y debajo de veintiocho lengüetas de acero. Cada una de dichas lengüetas no sobresale de la superficie de la plataforma más que cuando se baja la tecla que le corresponde. Merced á la tracción de un resorte en espiral, las lengüetas vuelven á entrar en la caja en cuanto dejan de oprimirse las teclas correspondientes, ó, por mejor decir, cuando son atraídas hacia atrás por un órgano especial que vamos á describir. La fig. 54 representa un corte de la plataforma. S, S son las lengüetas que se apoyan sobre los extremos T T de las palancas que hacen oscilarlas t e c l a s ; / / s o n los resortes de tracción. Sobre la circunferencia de la plataforma pueden verse (fig. 55). las aberturas c, c, c... que dejan paso á los lengüetas. En el centro de la plataforma hay un cojinete b (fig. 54) dentro del cual gira una de las extremidades del eje de un móvil de forma particular, llamado carrete. El carrete es el órgano esencial del manipulador; es el que durante la transmisión establece el enlace entre la pila y la línea, y el de ésta con la tierra cuando las lengüetas no funcionan. El labio V está montado sobre las puntas de los tornillos r ri (figuras 55 y 56) como sobre un eje, y termina en un apéndice gt con una rodaja que penetra en el collar B, enfrente de otra ro-


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daja perteneciente á la palanca H,. El manguito ó collar B puede moverse sobre el árbol vertical W del carrete, entre la pieza G y el reborde que se nota un poco más arriba. La presencia de este manguito no impide, por supuesto, al carrete girar libremente bajo el impulso del movimiento de relojería á que está unido por la rueda de ángulo RG.

F i g . 54.—Corte de la c a j a de lengüetas ó plataforma del aparato H u g h e s .

La palanca H H, puede oscilar alrededor del eje a; termina en el resorte F, que al moverse se apoya en el tornillo cí ó en el c3, y en estado de reposo está siempre en contacto con el tornillo c3. El resorte F, está aislado de la palanca H H, por medio de una placa de ebonita; pero mediante un hilo arrollado en espiral comunica con un contacto n, atornillado á la mesa del aparato. Los tornillos ct y cit aislados entre sí, enlazan, el primero con uno de los polos de la pila, y el segundo con el contacto del interruptor, con el soporte de la palanca y el resorte en que se apoya el muñón corrector. En los aparatos antiguos, una parte de la corriente que se enviaba á la línea, circulaba por las bobinas de la estación trans-


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misora para producir la impresión local y facilitar la comprobación de los telegramas. En la actualidad se verifica esta impresión automáticamente por medio de la pieza S. Esta pieza está

FIG. 5 5 . — C a r a superior de l a plataforma y plano del carrete del aparato H u g h e s .

articulada al carrete por un resorte, y se apoya sobre el eje A de la palanca de escape. Cada vez que se levanta el labio del carrete y que el resorte F, se apoya sobre el tope c,, la pieza S atrae y hace oscilar la palanca de escape. En los aparatos que en Francia se emplean, la unión de la pieza S con la palanca H Hi y con la palanca de escape se verifica por un extremo mediante una especie de gozne, y por el otro con un tornillo y una contratuerca. El carrete gira sobre la plataforma á razón de 120 á 150 vueltas por minuto. Cuando se oprime una de las teclas, se produce la emersión de la lengüeta correspondiente sobre la superficie de la plataforma. En el momento en que el carrete llega al lugar donde se encuentra la lengüeta, la pieza R R t , que con toda clari18


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dad puede observarse en la fig. 55, tropieza con la lengüeta que sobresale de la superficie de la plataforma, la retiene bajo el labio del carrete y la empuja hacia fuera, después que el labio del carrete ha pasado sobre ella, á fin de que vuelva á entrar en la caja de las lengüetas, bajo la plataforma. Estos movimientos dan lugar á que la lengüeta levante el labio C: la parte gi del carrete

llllllllMMaillllllillllilllIBilllWllÍM FIG. 56.—Elevación del carrete del aparato Hughes.

desciende y arrastra consigo al manguito B y la palanca H H,; cesa el contacto entre el resorte F, y el tope Ci y la pila se pone en comunicación con la línea. A l caer el labio del carrete vuelve á su posición primitiva el manguito B, y el resorte F t se apoya de nuevo sobre el tope Ci. Esta es la última forma de los carretes adoptados en Francia en los aparatos Hughes destinados al servicio de las líneas aéreas. Dichos carretes tienen por objeto principal, como puede notarse, el distribuir en momentos precisos las emisiones de corrientes sobre la línea. Órgano electro-magnético.—Este órgano es un electro-imán polarizado, de forma especial. Un poderoso imán en herradura M M (fig. 57 y 58), compues-


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to de cuatro placas juxtapuestas por los polos del mismo nombre, y cuyas acciones se favorecen, por consecuencia, entre sí, está fijo á la mesa del aparato y por bajo de ella, mediante una escuadra de latón N N. Por cima de cada uno de los polos de este imán permanente hay atornillados dos núcleos de hierro dulce,

Fio. 57.—Electro-imán Hughes, visto de perfil •

FIG. S8.—Electro-imín H u g h e s , visto de frente.

m m, provistos de placas polares, y rodeados de hilo de cobre aislado con seda y arrollado en sentido conveniente. Las dos bobinas E E del electro imán que de este modo se forma, están dispuestas de manera que la corriente produce polos de nombre contrario en los extremos de ambos núcleos. La corriente que circula por las bobinas del electro-imán da por resultado aumentar ó disminuir el poder magnético del imán permanente. Si la corriente contribuye á formar un polo positivo


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del polo positivo del imán en herradura, el magnetismo de éste aumenta; si, por el contrario, la bobina tiende á formar un polo negativo del polo positivo del imán, disminuye considerablemente la fuerza de atracción que éste posee. Esta combinación de fuerzas es la que se ha utilizado para hacer funcionar el mecanismo impresor del aparato Hughes.

FIG. 5 9 . — P a l a n c a de escape del aparato Hughes (elevación).

Por cima de las placas polares hay una armadura de hierro dulce, E ( E 2 , cuya forma se asemeja á la de los hierros conocidos en el comercio con el nombre de hierros de doble T. Esta armadura gira entre las puntas de los tornillos S S. Unidas á ellas haydos láminas de acero e, haciendo resorte, que impulsadas por los tornillos de ajuste 61 ¿2, tienden á hacerla oscilar de abajo á arriba. L a palanca, en estado de reposo, está atraída por los polos del imán permanente y retenida sobre las placas polares del electro-


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imán; pero si por las bobinas de éste circula una corriente en sentido conveniente, fórmanse en los núcleos polos de nombre contrario á los del imán permanente, y la armadura se encuentra, como acabamos de indicar, en presencia de dos imanes superpuestos cuyas acciones se combaten; el poder atractivo del imán en herradura disminuye, y los resortes antagonistas e predominan, haciendo oscilar la armadura. El ajuste de estos resortes, ó, por mejor decir, del resorte impulsado por el tornillo b p o r que la tensión del otro resorte no varía generalmente, consiste en hacerle actuar de tal modo que, sin impedir que la armadura permanezca unida á los polos del imán, la obligue á separarse de ellos á poco que disminuya su imantación. Si suponemos representada por 100 la fuerza atractiva del imán y por 95 el poder del resorte antagonista bastará que se desarrolle en el electro imán una imantación inversa equivalente á 6 para que la armadura se desprenda. Por esta comparación podemos ver cuán sensible puede llegar á hacerse este sistema de desprendimiento de la armadura. A cada emisión de corriente que el carrete produce al pasar por cima de una lengüeta, se separa bruscamente la armadura de las placas polares, dando lugar al funcionamiento del receptor, que en todos los demás movimientos es puramente mecánico. Palanca de escape.—La armadura E t E , (fig. 59) choca, al levantarse, con el tornillo Gi de la palanca G G, llamada palanca de escape. En posición de reposo, es decir, cuando la armadura está atraída por los núcleos del electro imán, la palanca de escape detiene en una entalladura que existe en el extremo opuesto al en que se encuentra el tornillo G 2 , una pieza F F provista de un saliente F 2 y de un trinquete n nt, móvil alrededor de su eje. En la fig. 59 puede verse este trinquete en elevación, y en plano en la fig. 60. Está colocado encima de una rueda dentada Z Z, contra la que le oprime un resorte fy fijo á la pieza F F . El resorte /"hace caer al trinquete n «1 sobre la rueda Z Z, estando dispuestos de tal modo los dientes de estas dos piezas, que el


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movimiento de derecha á izquierda hace que embraguen, enlazándose una á otra sólidamente. En la posición que representan los grabados, ó, en otros términos, cuando el resalte F está detenido sobre la entalladura de la palanca de escape, se halla levantado el trinquete, apoyándose su apéndice n¡ sobre el plano 3

FIG.

6O.—Palanca de escape del aparato

Hughes

(plano).

inclinado m, sujeto á la platinap por dos tornillos. En esta posición la rueda Z Z, que está montada sobre el eje del volante, puede girar libremente con él bajo la acción del mecanismo de relojería. Este es el movimiento normal del aparato cuando marcha sin que ninguna corriente circule por los órganos eléctricos. Mecanismoimpresor.—El eje del volante, en el que está montada la rueda Z Z, enchufa en la pieza F F, montada á su vez sobre un eje que se llama eje impresor ó eje de las excéntricas. El eje impresor sirve de cojinete al del volante. Estos dos ejes están en la prolongación uno de otro, pero son independientes


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entre sí, mientras el saliente F de la pieza F F permanece retenido por la palanca de escape. Cuando se levanta la armadura, choca contra el tornillo G, de la palanca G G; ésta oscila alrededor de su eje, y por consecuen cia desciende su extremo^ derecho; el resalte F 2 deja de estar re tenido por la palanca de escape, y cae. En este movimiento el trinquete desciende por el plano inclinado ;«, é impulsado por el resorte/" se apoya sobre la rueda Z Z en la forma que indica la fig. 61. Los dientes de estos dos órganos engranan, y la rueda Z Z arrastra en su movimiento al trinquete, la pieza F F y el eje sobre el que ésta está montada; los ejes del volante é impresor quedan embragados, y ambos giran con la misma velocidad. Este movimiento se verifica durante una sola vuelta del eje del volante. En efecto: al FIG. 6 1 . — F o r m a de enlace ó llegar los dos ejes á la mitad de su giro, e m b r a g a d o d e l e j e del v o l a n t e y del e j e impresor. una excéntrica F 4 en forma de creciente pasa bajo la parte inferior G, de la pa'anca de escape, levantando el brazo G, G. y obligando á descender el G G,; el tornillo G oprimiendo la armadura que se encontraba levantada, restablece el contacto de ésta con las placas polares del electro-imán, y terminada esta operación, la palanca G G vuelve á su posición de reposo y detiene de nuevo la pieza F s hasta que la armadura vuelve á levantarse por causa de otra emisión de corriente. - Hemos visto que en la parte superior del eje del carrete hay una rueda de ángulo horizontal, representada por RG en la figura 56. Dicha rueda engrana con la R 5 (fig. 62), del mismo tamaño que la RG y con el mismo número de dientes, pero colocada verticalmente. L a segunda rueda de ángulo R s está montada sobre un eje vertical w, w f , con el que está íntimamente unida y al que arrastra en su movimiento. Sobre este eje hay varios órganos impor-


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tantes: primeramente está el manguito B3 B3, sólidamente fijo al eje w, w, por medio del tornillo R, que penetra en una entalladura. Sobre este manguito hay una rueda dentada B, B„ llamada

F i g . 6 2 . — E j e de tipos del aparato Hughes (corte).

rueda de frotamiento, que es un anillo móvil, de acero muy templado, retenido á frotamiento duro por el resorte M M, que no le permite variar de posición sino mediante un esfuerzo enérgico. Delante de la rueda de frotamiento hay un doble manguito, bi bu ai ai, sobre cuya parte interior a2 a¡ está montada la rueda de


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tipos A A , á cuyo alrededor están grabados en relieve los caracteres de impresión en el mismo orden que en el teclado del manipulador, aunque alternadas las cifras y las letras. Dichos caracteres ocupan la posición siguiente: Blanco de letras: A 1 B 2 C 3 D 4 E 5 F 6 G 7 H 8 I 9 J 0 K . L , M ; N : 0 ? P I Q ' R - | - S — T § U / V = Blanco de cifras É ( X ) Y & Z « . Detrás de la rueda de tipos, y montada sobre la parte exterior bt del doble manguito, hay otra rueda, B B, llamada rueda de corrección, por causa del papel que desempeña. Rueda de corrección.— Detrás de la rueda de corrección . hay un trinquete ki (fig. 63), que, en momento oportuno, cae sobre la rueda de frotamiento, estableciendo la unión de ésta con el manguito de la rueda de tipos, del mismo modo exactamente que el trinquete de la pieza de esca- F,G' 63'~Rueda de corrección del aparat0 Hughespe F 2 (fig. 59) establece la unión entre el eje impresor y el del volante. En estado normal, es decir, cuando no circula ninguna corriente por el aparato, el trinquete ki, aun cuando oprimido por el resorte/, permanece levantado por un plano inclinado que existe en una hoja de acero que sirve de resorte y está fija á la platina, y en esta posición del trinquete permanecen inmóviles la rueda de tipos y la de corrección. La unión entre los manguitos ai y bi 61, sobre uno de los cuales está montada la rueda de tipos y sobre el otro la de correccción, se establece detrás de esta última por medio de la pieza


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k /h, terminada por brazos de palanca, que está montada sobre el manguito de la rueda de tipos. El extremo h penetra en una especie de ancla v¡ vit que gira á frotamiento duro alrededor del tornillo s. El extremo hi entra en una de las hendeduras del trinquete k, que está oprimido por un fuerte resorte _/¡. Algunas veces se suprime el trinquete, terminándose el resorte por un macizo de acero con dos entalladuras, sobre las que se apoya di • rectamente el extremo h^. La rueda de corrección, de acero templado, tiene á su alrededor 28 dientes agudos, separados por espacios vacíos, iguales en anchura á la base de los dientes; puede, pues, considerarse esta rueda como dividida en 56 partes: 28 llenas y 28 vacías. La rueda de tipos está asimismo dividida en 56 sectores, de los que 28 corresponden á las letras y al blanco de letras, y los otros 28 á las cifras y al blanco de cifras, representando dos sectores cada uno de los dos blancos. Superponiendo la rueda de tipos á la de corrección, de modo que una de las letras de la primera coincida con uno de los huecos de la segunda, cada una de las letras restantes coincidirán con los demás huecos. De igual modo, si colocamos una cifra enfrente de uno de los huecos, las otras cifras coincidirán con los demás huecos. El ancla vl v2, ó palanca de inversión, está construida de tal modo, que uno de sus extremos salientes, vi v», ocupa uno de los huecos de la rueda de corrección. Cuando el extremo de la palanca h hí entra en el primer espacio del trinquete k, el extremo v de la palanca de inversión sale de la circunferencia de la rueda y ocupa uno de los espacios vacíos entre los dientes. Si hi se coloca en el segundo espacio del trinquete i , entonces es Vi el que obstruye el hueco frente al cual se encuentra. Todo cambio de posición en la pieza h h¡. de derecha á izquierda ó viceversa, origina un movimiento bascular de la palanca de inver sión v , v en el mismo sentido. Los dos huecos que alternativamente obstruyen las partes salientes de dicha palanca son preci-


LA

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sámente los que en el montaje general del aparato corresponden á los blancos de cifras y de letras. Palanca de llamada al Manco.—Dctris de la rueda de corrección, y sobre un eje sujeto á la platina anterior del aparato, é independiente de todo movimiento, hay una palanca de tres brazos, de los que dos están en el mismo plano, y el otro en un plano paralelo al primero. Este órgano se llama palanca de llamada al I R LEISES'IL — — - P J ^ Í L blanco (fig. 64), y su objeto es el de volver á colocar la rueda de tipos en posición de reposo cuando deja de existir concordancia en la marcha de ambos receptores. El brazo horizontal Ui sirve de manivela para poner en movimiento á los otros dos. Frente á esta palanca hay un resorte de acero que llena, respecto al trinquete k¡ de la rueda de corrección, el mismo papel que el plano inclinado de que antes hemos hablaFIG. 64.—Palanca de llamada al blanco do, con relación á la palanca de del aparato H u g h e s . escape y al embragado del eje impresor con el del volante. Puede verse el extremo del resorte en cuestión en la fig. 67, por bajo y á la derecha del tambor O. A l oprimir la palanca de llamada al blanco, el apéndice k del brazo Ua empuja al resorte de que acabamos de hablar, bajo el trinquete de la rueda correctriz. Dicho resorte levanta al trinquete, y la rueda de frotamiento gira libremente, mientras que la de corrección y la de tipos se detienen. A l mismo tiempo, el gancho S^ del brazo U 3 penetra en una ranura practicada en el manguito en que está montada la rueda de corrección. Eje impresor.—Volvamos ahora á ocuparnos del eje impresor, ;


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cuyo estudio abandonamos después de indicar cómo embraga con el del volante.

E l eje impresor, cuyo conjunto representa la fig. 65, tiene en su parte anterior cuatro muñones ó excéntricas de diferentes formas: 1.°

Muñón de

2.°

Muñón

desprendimiento.

corrector.


L A TELEGRAFÍA

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3.0 Excéntrica para el avance del papel. 4.0 Excéntrica para la impresión. El muñón de desprendimiento tiene por objeto rechazar la palanca de llamada al blanco y separar así la rueda de corrección, de la de tipos. Este muñón es un apéndice pequeño í (fig. 65), que pasa bajo el brazo U a de la palanca de llamada al blanco, y la rechaza hacia la izquierda, dejando de este modo que el resorte se una á la platina del aparato, con cuyo movimiento se desprende el trinquete de la rueda de corrección y cae sobre la de frotamiento. Los movimientos de la pieza que estudiamos dan lugar al embragado de la rueda de corrección y de la de tipos con el movimiento del aparato. Durante el tiempo que el embragado subsiste, la rueda de tipos gira con la misma velocidad que el carrete, puesto que las ruedas de ángulo que enlazan estas dos piezas son iguales y tienen el mismo número de dientes. Corrección.—El muñón corrector es una cufia de acero templado, c, cuya sección se asemeja á la figura de la pepita de una pera, y está encastrada en una pieza d3 y sujeta por uno ó dos tornillos. A cada vuelta del eje impresor pasa el muñón corrector entre dos dientes de la rueda correctriz, ajustándose exactamente al espacio que media entre ellos. Si la letra que debe imprimirse está en su lugar, ó, en otros términos, si el sincronismo entre los dos aparatos es perfecto, el muñón corrector pasa sin dificultad entre dos dientes consecutivos de la rueda correctriz; pero si uno de los receptores avanza ó retrasa su marcha con relación al otro, no ocurre lo mismo. En efecto: la corriente emitida por la estación transmisora actúa inmediatamente en el aparato receptor. Si este último se atrasa, el muñón corrector no se aloja exactamente entre los dientes de la rueda correctriz; encuentra en su marcha el diente anterior, que no ha avanzado suficientemente, y le empuja, realizando el oficio de cuña; su esfuerzo hace cambiar de posición el manguito en que está montada la rueda de tipos; obliga al trinquete á saltar por cima de algunos dientes de la


I 5O

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rueda de frotamiento, y restablece la rueda de tipos en su posición normal. Si el aparato receptor avanza, la rueda correctriz presenta anticipadamente el diente posterior, que tropieza con el muflón corrector, y se produciría un choque si no se hubiera tenido cuidado de montar la rueda de frotamiento entre dos discos, uno de los cuales la comprime formando resorte. Dicha rueda gira deslizándose entre los discos, y el sistema formado por las ruedas de corrección y de tipos la detiene durante un tiempo inapreciable, pero suficiente para que vuelva á ocupar la posición debida. En esta forma, si se retrasa la rueda de tipos, el muñón corrector la empuja hacia adelante, y si avanza, la detiene momentáneamente. Efectuándose la corrección á cada vuelta del eje impresor, se concibe que el sincronismo se mantenga rigurosamente perfecto entre ambos aparatos. Más adelante veremos cómo se le arregla al principiar á funcionar y cuando accidentalmente se desarregla. Paso de las letras á las cifras.—No se limita á lo anterior el papel del muñón corrector; tiene también la misión de hacer que se imprima una letra ó una cifra. A l enunciar el principio en que se funda el aparato, hemos dicho que el signo que se imprime en un momento determinado es el que se encuentra situado en el punto más bajo de la rueda de tipos. Recordemos que el teclado del manipulador sólo tiene 28 teclas, que corresponden á 28 lengüetas, por cima de las que pasa el carrete, mientras que la rueda de tipos está dividida en 56 sectores, cada uno de los cuales tiene un signo. El carrete y la rueda de tipos giran con la misma velocidad, y es claro que sin una disposición especial, los caracteres no se presentarán á la impresión sino de dos en dos; es decir, que si al oprimir una tecla se produce la impresión de una letra, siempre se imprimirán letras. E s preciso, por lo tanto, que pueda pasarse de las letras á las cifras, y recíprocamente, y el muñón corrector es el que determina este cambio.


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

Y a h e m o s v i s t o q u e la p a l a n c a d e inversión Vi v-¡ (figura 63) o c u p a s i e m p r e uno d e los e s p a c i o s v a c í o s d e la r u e d a d e correccción; unas v e c e s el q u e c o r r e s p o n d e al b l a n c o d e letras d e la rueda de tipos, otras el q u e c o r r e s p o n d e al b l a n c o d e cifras. S u p o n g a m o s q u e el a p a r a t o i m p r i m e letras, y q u e se d e s e a p a s a r á las cifras, p a r a lo que b a s t a r á o p r i m i r la tela del b l a n c o d e cifras. E n el m o m e n t o en q u e el e j e i m p r e s o r e j e c u t e su revolución, el m u ñ ó n c o r r e c t o r e n t r a r á e n t r e los d i e n t e s d e la

rueda

d e c o r r e c c i ó n , t r o p e z a r á c o n la p a r t e saliente d e la p a l a n c a d e inv e r s i ó n , y la e m p u j a r á h a c i a atrás. E s t e m o v i m i e n t o h a r á b a s c u l a r la p i e z a h h , q u e o b l i g a r á á v a r i a r la p o s i c i ó n del m a n g u i t o d e la rueda d e t i p o s en V3o d e c i r c u n f e r e n c i a ; d e tal m o d o , q u e y a

no

será u n a letra, sino u n a cifra, la q u e se p r e s e n t e á la i m p r e s i ó n . M i e n t r a s no se p r o d u z c a un n u e v o n o v i m i e n t o b a s c u l a r en la p a l a n c a d e inversión, c o n t i n u a r á n i m p r i m i é n d o s e s o l a m e n t e cifras ó s i g n o s de p u n t u a c i ó n . P a r a p r o c u r a r este m o v i m i e n t o d e b á s c u la b a s t a pisar la t e c l a del b l a n c o d e letras; el m u ñ ó n c o r r e c t o r se aloja d e n u e v o entre l o s d i e n t e s r e s p e c t i v o s d e la r u e d a de rrección; e m p u j a la p a r t e saliente de la p a l a n c a de i n v e r s i ó n ; r u e d a d e t i p o s v a r í a d e p o s i c i ó n Vsa en s e n t i d o i n v e r s o

cola

al ante-

rior, y c o m i e n z a n á i m p r i m i r s e las letras. Palanca

de impresión.—Examinemos

c ó m o se v e r i f i c a la im-

p r e s i ó n y q n é p a r t i c i p a c i ó n tienen en ella las d o s e x c é n t r i c a s q u e nos q u e d a n p o r e s t u d i a r . S o b r e la p l a t i n a del a p a r a t o , y tipos, p u e d e v e r s e (fig. 6 7 ) un e j e

á la d e r e c h a d e la r u e d a d e S que sostiene dos

m o v i b l e s a l r e d e d o r d e d i c h o eje. U n a impresión

palancas

d e ellas es la palanca

de

D , (fig. 66), q u e s o s t i e n e d o s g u í a s , P R , á t r a v é s d e

las c u a l e s p a s a el p a p e l cinta. É s t e p a s a d e s p u é s p o r c i m a del rodillo D „ , c o n t r a el q u e le retiene la h o r q u i l l a m m, c o m p r i m i d a p o r el resorte en

e s p i r a l / , arrollado a l r e d e d o r

del e j e D 3 . E l rodi-

llo D 2 tiene u n a r u e d a d e r o q u e t e c u y o s d i e n t e s s i r v e n p a r a arrastrar el p a p e l , y su p a r t e m e d i a e s t á c u b i e r t a d e u n a c a p a c o m p a c ta é igual de gutapercha.


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BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

La excéntrica de la impresión (fig. 65) es un prisma triangular de aristas vivas d¡ que pasa bajo la uña D ( de la palanca de impresión; levanta á ésta, pone el tambor D s y el papel cinta que pasa por cima de él en contacto con la rueda de tipos, y deja caer la palanca después de obtenida la impresión. Palanca de movimiento del papel.—Este órgano está colocado sobre el mismo eje que la palanca de impresión, y articulado á ella por medio de la uña K v que engrana en los dientes de la rueda del tambor D 2 . L a figura de conjunto indica esta disposi-

FIG. 66. — P a l a n c a de impresión del aparato H u g h e s .

ción: K 2 representa la cabeza de la palanca de movimiento del papel. La excéntrica di para este movimiento (fig. 65), tiene la figura de un caracol, y en reposo comprime el extremo libre K 2 de dicha palanca. Cuando la excéntrica gira con el eje impresor, su parte saliente se apoya sobre la palanca, obligándola á descender; la uña K t atrae de arriba á abajo el diente de la rueda con que engrana, y el papel avanza, arrastrado por el tambor D f en su rotación. Realizado este movimiento de avance, la excéntrica continúa su giro y deja de presentar su parte saliente á la palanca K 2 , sustituyéndola por una parte plana. L a palanca, falta entonces de punto de apoyo, vuelve á su posición primitiva, atraída por un resorte, mientras que la uña K i ( pasando por cima de algunos dientes de la rueda, viene á engranar con el que se encuentra frente á él al terminar su movimiento ascensional. Un instante antes de que la excéntrica de movimiento del


papel presente su superficie saliente á la palanca respectiva, la excéntrica de impresión levanta la palanca de impresión y pone el papel en contacto con el tipo que debe imprimirse; tipo que es

FIG. 6 7 . — V i s t a general del sistema impresor del aparato Hughes.

inútil decir está recubierto de la tinta oleaginosa, que toma la rueda de tipos de un tambor O , recubierto de fieltro, que descansa sobre dicha rueda y gira en sentido inverso á ella. La forma en que se impregnan de tinta los tipos es completamente semejante á la del rodillo del receptor Morse. Conmutador.—El aparato Hughes se completa con un inte20


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BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

rruptor ó manivela y un conmutador suizo. Tiene además una rueda sujeta al macizo del aparato, que sirve para colocar en ella el papel cinta. L a cinta en que quedan impresos los telegramas, se corta y pega en impresos que todo el mundo conoce, remitiéndose así á los destinatarios. Los despachos que por la acción local del aparato quedan impresos en la estación de partida, y las colaciones, se arrollan en una rueda envolvente y se conservan en los archivos de las estaciones. El conmutador suizo tiene formas diferentes: unas veces es cuadrado y otras redondo. E n el primer caso está formado pór dos planchas metálicas, paralelas, incrustadas en una de las caras de un paralelepípedo de materia aisladora, que tiene en la cara opuesta otras dos planchas metálicas, semejantes á las primeras, en posición perpendicular á la de aquéllas. Estas cuatro planchas están completamente aisladas entre sí, pudiendo ponerlas en co municación dos á dos por medio de clavijas que penetran en agujeros situados convenientemente con este objeto. El modelo redondo es un anillo metálico cortado en cuatro partes iguales, de las que cada una corresponde á un cuadrante, aisladas unas de otras. Para establecer la comunicación entre ellas, se colocan clavijas en los agujeros que las separan. En los aparatos que se emplean en las líneas alemanas existe un conmutador de forma bastante original para merecer una descripción especial. L a fig. 68 representa la cara superior de este instrumento, y la fig. 69 la inferior. Estas dos partes, sin ser absolutamente independientes entre sí, desempeñan, sin embargo, funciones diversas. El cambio de posición de la manivela en la cara superior, hace que comunique con el aparato el polo positivo ó el negativo de una pila, dejando en comunicación con tierra el polo opuesto, al paso que en la cara inferior hace que cambie el sentido de la corriente en las bobinas del electro imán, verificándose simultáneamente estas dos operaciones. L a manivela central (fig. 68) puede variar de posición entre


LA

TELEGRAFÍA

ACTUAL

155

los contactos articulados K , Z. L a pieza K comunica con el polo positivo de una pila, cuyo polo negativo va á tierra. El tornillo K , está unido al contacto de pila del manipulador, representado por ci en la fig. 56 Si la manivela se apoya sobre la placa de

FIG. 68.—Conmutador del aparato Hughes (modelo alemán, cara superior).

la izquierda, el manipulador se encuentra alimentado por una corriente negativa, que se convertirá en positiva si la manivela se inclina á la derecha. L a parte inferior del eje de la manivela se compone de dos semicircunferencias metálicas, aisladas entre sí por una ruedecilla de ebonita (fig. 69). Cuatro piezas de latón , m , m3, , articuladas en t, i, i, i, y atraídas por los r e s o r t e s / , / , / , / , comprimen la superficie de las dos semicircunferencias. Cuando la mani-


156

BIBLIOTECA

DE

«EL

TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

vela está inclinada á la derecha, ó, mejor dicho, cuando se emplea la corriente negativa, mi comunica con ;«2, y con . Si la manivela se dirige hacia la derecha, que corresponde al empleo de la corriente positiva, nu comunica con m4, y w2 con m3. Los

FIG. 69.—Conmutador del aparato Hughes (modelo alemán, cara inferior}.

tornillos <5,, R 2 , 62, R,, enlazados respectivamente con m t , m 2 , « „ m k , comunican en la forma siguiente: con la línea; ¿2 con tierra, y R, y R5 con la entrada y la salida del hilo de las bobinas del electro imán. Además,según la posición de la manivela, ¿2 está enlazado á R, y 6¡ á R 2 , ó ¿2 á Ra y bi á Ri. En los aparatos que tienen este conmutador hay cinco bornas: pila-}-, pila —, timbre, línea y tierra. Las comunicaciones interiores no difieren de las del modelo francés que vamos á describir, siendo fácil comprender por éste la marcha de las corrientes en el modelo alemán. Comunicaciones interiores.—En los aparatos Hughes que se


LA TELEGRAFÍA utilizan en la red f r a n c e s a están

ACTUAL

aseguradas

157 las c o m u n i c a c i o n e s

interiores por m e d i o d e hilos d e c o b r e r e c u b i e r t o s de g u t a p e r c h a , m o n t a d o s d e b a j o d e los t a b l e r o s d e las m e s a s . L o s primaros a p a r a t o s

t e n í a n c u a t r o b o m a s , d e las q u e s ó l o

son v i s i b l e s d o s en la fig. 4 7 . E n estas b o m a s e n t r a b a n los polos d e la pila y

dos

los hilos d e línea y tierra. P o s t e r i o r m e n t e se

r e d u j o su n ú m e r o á tres, m a r c a d a s c o n las letras P , T , L , y c o m u nicando r e s p e c t i v a m e n t e c o n u n o d e

l o s p o l o s d e la pila y

los

hilos d e línea y t i e r r a . L a s c o m u n i c a c i o n e s interiores e s t a b a n e s t a b l e c i d a s en la f o r m a siguiente: L a b o m a P e n l a z a b a c o n las teclas. C a d a t e c l a q u e d e s c e n d í a ponía, p o r lo t a n t o , en c o m u n i c a c i ó n

la pila con la l e n g ü e t a

co-

rrespondiente. L a b o r n a T e s t a b a unida á la b a s e del c a r r e t e y

al c o n t a c t o

anterior del i n t e r r u p t o r , c u y o c o n t a c t o p o s t e r i o r c o m u n i c a b a c o n la b o r n a L . E n c a s o d e q u e el c o n m u t a d o r suizo f u e s e d e f o r m a r e c t a n g u i a r , la p l a n c h a lateral de la i z q u i e r d a c o m u n i c a b a c o n un m u e l l e ó resorte d e acero, fijo á la p l a t i n a a n t e r i o r del a p a r a t o , a l g o á la izquierda del e j e i m p r e s o r . E s t e resorte, q u e subsiste en los aparatos en uso a c t u a l m e n t e , se a p o y a

sobre

el m u ñ ó n

m i e n t r a s éste p e r m a n e c e en r e p o s o . P u e d e , p o r

corrector

lo t a n t o , d e c i r s e

q u e en d i c h a p o s i c i ó n la p l a n c h a p o s t e r i o r y s u p e r i o r del c o n m u tador suizo c o m u n i c a b a c o n el m a c i z o del a p a r a t o , si bien

dicha

c o m u n i c a c i ó n q u e d a b a i n t e r r u m p i d a d u r a n t e c a d a r e v o l u c i ó n del m u ñ ó n c o r r e c t o r q u e en su g i r o d e j a d e e s t a r en c o n t a c t o c o n el resorte á q u e nos r e f e r i m o s . L a p l a n c h a superior y anterior del c o n m u t a d o r c o m u n i c a b a : 1.°, c o n el e j e d e la m a n i v e l a del interruptor; 2.0, c o n el s o p o r t e d e la a r m a d u r a ;

3. 0 , c o n un resorte

p e q u e ñ o , aislado, q u e f o r m a p a r t e del b r a z o horizontal d e la palanca d e l l a m a d a al b l a n c o . L a

p l a n c h a inferior

d e la izquierda

c o m u n i c a b a c o n la e n t r a d a d e hilos d e las b o b i n a s , y

la p l a n c h a

inferior d e la d e r e c h a c o n la salida d e las m i s m a s b o b i n a s .


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BIBLIOTECA DE «EL T E L E G R A F I S T A

ESPAÑOL»

L a posición de las clavijas del conmutador suizo no es la misma en los dos aparatos qne están en comunicación; en uno de ellos están situadas en la dirección de una de las diagonales de 1 rectángulo que forma el conmutador, y en el otro están colocadas sobre la otra diagonal. Si el conmutador es circular, se colocan las clavijas sobre los extremos de un mismo diámetro, según indica la fig. 70. E s fácil observar que las disposiciones descritas modifican las comunicaciones interiores del aparato. En el primer caso la plancha superior y posterior del conmutador comunica con la plancha inferior de la izquierda, y la plancha superior y anterior con la inferior de la derecha. Con arreglo á la disposición en que se coloquen las, clavijas del conmutador, la corriente que proceda de la línea entrará en los electro imanes por uno ú otro de los e x t r e m o s de las bobinas. L o mismo ocurrirá con las corrientes emitidas por el aparato transmisor, que tienen que circular tambi én por las bobinas en uno ú otro sentido. No es difícil hacerse cargo de esta disposición, si se tiene en cuenta que las estaciones corresponsales emplean corrientes de diferente signo, y que la impresión se verifica simultáneamente en ambas, cualquiera que sea la que transmita. Para que la corriente positiva de París, por ejemplo, pueda hacer funcionar su aparato, que al propio tiempo debe funcionar con la corriente negativa procedente de L y o n , es necesario que ambas corrientes circulen por las bobinas en sentido contrario, pues en otro caso, una de las corrientes, en vez de producir el desprendimiento de la armadura, aumentaría forzosamente su adherencia á las bobinas del electro-imán. Por lo demás, la impresión local se verifica hoy automáticamente, y la fig. 70 indica las comunicaciones del aparato y su manera de funcionar en línea. L a borna P comunica con el tope a; la L con el soporte c de la palanca de emisión; la T con la manivela M del interruptor, la


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

159

sección 2 del conmutador y el eje de la palanca de escape. El tope b está unido al contacto m del interruptor, al soporte de la armadura, al resorte aislador d del muñón corrector y á la sección 4 del conmutador; la sección 1 del conmutador comunica con el hilo de entrada de las bobinas, y la sección 3 con el de salida. Marcha de las corrientes entre dos aparatos Hughes montados en línea.— El aparato recibe del exterior uno de los polos de la pila en la borna P, el hilo de tierra en la T y el de línea en la L. Sean A y B dos estaciones en comunicación, y supongamos que A emite corrientes positivas y B negativas. Cuando transmita B, la lengüeta que sobresalga en la plata forma levantará el labio del carrete que hará oscilar la palanca e f , poniendo el extremo f en contacto con el tope a'. En este momento, la corriente de la pila P' pasará á la línea por el extremo / ' , el contacto c' y la borna L ' . Simultáneamente, el vástago g desprende la palanca de escape l\ el mecanismo impresor se pone en marcha, y la letra transmitida se reproduce en el papel cinta. La corriente marcha por la línea; llega á la borna L de la estación A ; pasa por el contacto c, el extremo / de la palanca, el tope ¿>, el resorte aislador d, las secciones 4 y I del conmutador, las bobinas del electro-imán, las secciones 3 y 2 del conmutador, la borna T, y se pierde en tierra. Su acción da lugar á que la armadura se levante, haciendo oscilar la palanca de escape, y originando así el funcionamiento mecánico del aparato. Debe observarse que inmediatamente después de producirse el desprendimiento de la palanca de escape, el muñón corrector deja de estar en contacto con su resorte aislador d, sobre el que se apoyaba. Este resorte d se compone de dos partes aisladas entre sí, que sólo establecen la comunicación eléctrica entre el tope b y la sección 4 del conmutador cuando se encuentran oprimidas una contra otra por el muñón corrector. Desde el momento en que el


IÓO

BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

muñón corrector abandona su posición de reposo, el circuito queda roto en d y la coriente deja de circular por las bobinas, pasando solamente por la derivación establecida por el tope b, el soporte de la armadura, la armadura levantada, la palanca de escape y la .. borna T . •L

-

"

' '

Cuando es A la es tación que transmite, la corriente pasa á la línea en igual forma que hemos visto cuando transmite B. A l llegar á L ' pasa por el contacto c , el extremo f que se apoya sobre el tope el resorte aislador d', las secciones 44 y 43, las bobinas de los electro-imanes, las secciones 11 y 22, la borna T ' y se pierde en tierra.

í

*

El funcionamiento de los órganos mecánicos es, por lo demás, el mismo que en el caso precedente.

El aparato Hughes, adoptado en A m é r i c a en 1856 é importado en Francia en 1860, durante largo tiempo sólo funcionó en líneas aéreas.


L A TELEGRAFÍA A C T U A L

l6l

Manipulación.—El aparato, en su origen, no podía transmitir más que letras, que servían también para representar las cifras cuando iban precedidas de un signo convencional. Este era un grave inconveniente, que, unido á algunos defectos de sincronismo, entorpeció los primeros ensayos. M . Hughes volvió pacientemente al estudio del aparato, y pronto presentó un nuevo tipo con varilla vibrante horizontal y palanca de inversión para pasar de las letras á las cifras. Sólo á partir de este momento es cuando puede considerarse como definitivo el uso del sistema. Por lo demás, desde los primeros ensayos mostráronse dudas por algunos altos funcionarios de la Administración acerca de los resultados prácticos que daría el nuevo aparato, y así lo atestigua el siguiente párrafo de un artículo publicado en 1860 por los Anuales. Télég r aplaques: «¿Cuál será el funcionamiento del nuevo aparato en el servicio de las líneas de gran longitud? ¿Cómo llegarán los empleados á manejar y arreglar un instrumento absolutamente diferente del que hoy manejan, y mucho más complicado que éste? Es, sobre todo, esencial estudiar la mayor ó menor facilidad con que dos empleados separados por toda la extensión de una línea, y que no cuentan con medio alguno para hablarse, pueden restablecer el sincronismo, una vez perdido.» A despecho de estas objeciones algo pesimistas, el Hughes se maneja en la actualidad por personal seguramente menos instruido que el que ingresaba en el servicio en los comienzos de la telegrafía eléctrica, que aún era joven en el momento de la adopción del aparato. Estos delicados instrumentos se confían hoy á empleados auxiliares ó á señoras. L a manipulación del Hughes ofrece seguramente alguna dificultad, y, á menos que se posean aptitudes especiales, es necesaria larga práctica para adquirir habilidad, pues se deben transmitir todas las letras posibles durante cada vuelta del carrete por cima de la caja de las lengüetas. Para que puedan transmitirse muchas letras durante cada vuelta es 21


IÓ2

BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

preciso que la distancia entre las lengüetas respectivas sea superior á la longitud del labio del carrete. L a presencia simultánea de dos lengüetas bajo el labio del carrete no ocasionaría más que una sola emisión de corriente, y desarreglaría e) mecanismo impresor. Es, pues, necesario que las emisiones sean sucesivas, tan próximas entre sí como sea posible, y, para obtener la velocidad deseable, que el empleado no omita ninguna de las combinaciones que pueden hacerse. Tenemos que el labio del carrete ocupa el mismo espacio que cuatro lengüetas consecutivas, y no es posible, por lo tanto, transmitir durante una vuelta del carrete más que las letras que, en orden alfabético, se suceden de 5 en 5. Si consideramos, por lo tanto, que el carrete comienza á girar á partir del blanco de letras, la transmisión de la palabra saint necesitará dos vueltas de carrete, ya se transmita abreviada, ya con todas sus letras. En el primer caso, la letra S se imprimirá en la primera vuelta del carrete y la T en la segunda. Si la palabra se transmite con todas sus letras, la S se imprimirá en la primer vuelta, y la combinación A I N T en la segunda. El oprimir las teclas con demasiada energía no produce otro resultado que el de fatigar al empleado inútilmente. L a tecla no desciende por completo más que en el momento en que el carrete pasa por cima de la lengüeta respectiva, y entonces basta el peso de la mano para determinar la oscilación bascular. Es un error suponer que un pianista acreditado llegaría á ser rápidamente un hughista notable. No es posible negar que la independencia y la agilidad de los dedos favorece á los principiantes; pero es preciso tener en cuenta que en el piano se pulsan las teclas cuando se quiere, guardando los tiempos ó no guardándolos (caso, desgraciadamenne, el más frecuente), mientras que en el Hughes se pulsan á compás forzosamente. Esta es la única condición musical del instrumento, que si ejecuta mucho trabajo, hace también mucho ruido, y ruido desagradable. Arreglo del sincronismo.—El arreglo del aparato Hughes es una operación delicada, que, cuando comprende todos los órga-


LA. TELEGRAFÍA ACTUAL

163

nos del mecanismo, requiere que el Telegrafista posea un conocimiento profundo del aparato. Sólo diremos algunas palabras respecto al arreglo del sincronismo y al de la imantación; operaciones que el personal de aparatos tiene que realizar diariamente, y aun repetirlas muchas veces dentro de una misma guardia. Cada mañana, á la apertura del servicio, el Telegrafista que se dispone á comenzar su trabajo, pone en movimiento el aparato, bajando la palanca del volante; llama á su corresponsal y le pide blancas, operación que consiste en repetir el mismo signo á cada vuelta del carrete, y que tiene por objeto facilitar el arreglo del sincronismo. La petición se hace por medio de la señal «blanco I T » , repetida varias veces, cuyo ritmo se conoce pronto por los Telegrafistas, quienes deben aprender á recibirla á oído, puesto que si los aparatos no marchan con la misma velocidad, no serán los signos transmitidos los que se imprimirán en el receptor correspondiente, sino otros anteriores ó posteriores á ellos. El empleado á quien se piden blancas oprime una cualquiera de las teclas de su aparato, generalmente el blanco de letras, emitiendo así una corriente á cada vuelta del carrete. Es indispensable que medien intervalos regulares entre estas emisiones de corriente, por lo que debe oprimirse siempre la misma tecla. El Telegrafista que recibe observa que su aparato imprime á cada vuelta del carrete la misma letra siempre, ó letras sucesivas que avanzan en el orden alfabético, tales como A, B, C, D..., ó qne retrasan en el referido orden, como Z, Y, X, etc. No puede deducirse que el sincronismo sea perfecto, ni aun suficiente, del hecho de que se imprima una misma letra á cada vuelta del carrete. En efecto: á cada impresión, en el caso que nos ocupa, la diferencia de velocidad entre ambos aparatos puede ser bastante pequeña para que el muñón corrija la impresión sin esfuerzo; pero si dejamos que el carrete verifique tres ó cuatro revoluciones sin emitir corrientes á la línea, se suman los errores, que eran insensibles en cada una de las vueltas del carrete, y á la primer


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BIBLIOTECA

D E « E L T E L E G R A F I S T A ESPAÑOL»

emisión que sigue al tiempo de reposo, puede observarse se imprime una letra que avanza ó retrasa, con relación á la letra que aparecía anteriormente. Para tener la seguridad de que las velocidades son iguales, es menester impedir que la corrección se verifique durante cinco, seis y hasta diez vueltas del carrete. Esto se logra cortando la comunicación con la línea, es decir, aislando durante un tiempo prudencial la manivela del interruptor. Si la letra que anteriormente se imprimía con regularidad reaparece en la cinta, puede tenerse la certidumbre de que el sincronismo es perfecto. Cuando después de haber aislado y restablecido en su lugar la manivela del interruptor, continúan recibiéndose letras que avanzan ó retrasan en el orden alfabético, se hace girar la cremallera que actúa sobre la esfera móvil de la varilla vibrante y, según el caso, se la obliga á avanzar ó retroceder, hasta que se logre obtener por tanteos, y después de aislarse durante ocho ó diez vueltas del carrete, la impresión constante de la misma letra. Las velocidades de ambos aparatos están entonces bien arregladas, y sólo queda por arreglar la imantación. Arreglo de la imantación.—Éste se logra por la tensión del resorte antagonista de la armadura y la interposición de una pieza de hierro dulce en forma de cuña, llamada bisel, entre los polos del imán. L a imantación permanente del órgano eléctrico y la imantación accidental producida por la corriente, influyen en sentidos opuestos; y puesto que la energía de la corriente es variable, según sea el estado-de la pila y de la línea, también será variable el efecto que por ella se produzca, y necesario, por lo tanto, amoldar á dicha energía los esfuerzos que debe vencer. Para realizar este arreglo en la práctica, uno de los corresponsales transmite al otro una combinación de signos, siempre los mismos, á razón de cuatro por cada vuelta del carrete (blanco I N T), hasta que se haya conseguido el arreglo. E l Telegrafista que recibe hace girar el tornillo de arreglo de la armadura ó pone en movimiento el bisel hasta que la combinación quede im-


presa con toda claridad. Con un poco de práctica se llega prontamente á este resultado. El aparato transmisor se arregla después por el mismo procedimiento invertido. El aparato Hughes en t)-aslación.—Quando es preciso montar el aparato Hughes en traslación ó para que funcione por líneas subterráneas y submarinas, se tropieza con dificultades eléctricas inherentes á la naturaleza de las emisiones y á la extrema sensibilidad del aparato, que han obligado, para vencerlas, á introducir en el instrumento transformaciones bastante importantes para que sea útil ocuparnos de ella. Aunque la velocidad del fluido eléctrico es excesivamente grande, las líneas telegráficas no se cargan y descargan instantáneamente. Cuando se llena un receptáculo para vaciarlo en seguida, el nivel del agua se eleva durante la primera parte de la operación y llega á un máximum que corresponde al momento en que el receptáculo está lleno. Si después que el manantial ha dejado de alimentar el depósito se abre un orificio de desagüe, el nivel del líquido desciende hasta que el receptáculo queda completamente vacío. En estas operaciones existe un período variable, durante el que se eleva el nivel del agua; un estado permanente en que el nivel queda estacionario, y otro variable, durante el cual desciende el nivel. La carga y descarga de las líneas telegráficas se efectúa del mismo modo; y aunque la transición de un período á otro sea muy rápida, si las emisiones se suceden con mucha velocidad, puede ocurrir que se envíe un signo á la línea antes que ésta se haya descargado por completo. Estos fenómenos son generalmente poco sensibles en las líneas aéreas; pero en las líneas submarinas, cuyo aislamiento es casi perfecto, y cuyo desarrollo es con frecuencia considerable, se necesita en absoluto, so pena de retrasar considerablemente la correspondencia, descargar la línea por medios artificiales. Para esto se envía al conductor una corriente en sentido inverso á la que ha servido para cargarla. Ha obtenido M. Hughes en sus aparatos este resultado hacien-


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ESPAÑOL»

del carrete un inversor de corrientes que, á cada emisión en un sentido, produce automáticamente otra emisión en sentido contrario. En las líneas aéreas de gran longitud pueden emplearse reíais ordinarios para el montaje de los aparatos Hughes, como son el reíais Boivin, el Froment y algunos otros; pero estos instrumentos no se adaptan por completo á las exigencias del servicio, y si permiten que el Telegrafista encargado de su vigilancia pueda seguir el curso de las transmisiones cuando éstas se realizan con signos Morse, no le es posible descifrar la transmisión entre dos Hughes, que sólo produce en el reíais contactos diversamente espaciados, cuyo significado es imposible conocer, puesto que la misma distancia entre las emisiones de corrientes corresponde á una multitud de combinaciones, tanto de letras como de cifras. Además, no sería conveniente interponer reíais ordinarios entre una línea aérea y otra submarina para el servicio de aparatos Hughes, por la imposibilidad de enviar al cable una corriente de descarga en sentido inverso á cada corriente de carga. Para obviar este inconveniente ideó M. Hughes el transformar su aparato en translator, mediante la adición de algunos nuevos órganos. El aparato así modificado tiene seis bomas, en las que entran el cable, la línea aérea, los dos polos de la pila de descarga, la tierra y uno de los polos de la pila de línea. En cada aparato hay dos electro-imanes, uno de ellos en comunicación con la línea aérea y otro con el cable, que sólo funcionan cuando se recibe una corriente de la línea que están destinados á servir; pero el mecanismo impresor se desprende en ambos casos, imprimiéndose, por lo tanto, en la estación intermedia las transmisiones de las dos estaciones extremas. Consideremos como ejemplo la línea de París-Londres, con translator en el Havre. Cuando Londres transmite, funciona el electro-imán que en el aparato del Havre corresponde al cable; la armadura se desprende y pone en comunicación el polo de una pila local con el hilo aéreo, y esta corriente, partiendo del Havre, hace funcionar


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el aparato de París. Si París es el que transmite, funciona el electro-imán que en el aparato del Havre corresponde á la línea aérea; el desprendimiento de la armadura hace comunicar el polo de una pila local con el cable, y la corriente que parte del Havre pone en actividad el aparato de Londres. Aparte de lo expuesto, Mr. Hughes ha construido para su aparato un reíais especial, basado en el mismo principio electromagnético. El sistema Hughes en diferentes países.—El aparato Hughes ha sido sucesivamente adoptado por los Gobiernos de cada país, y hoy se emplea en las relaciones internacionales casi en toda Europa. Francia le puso en servicio en 1861; Italia poco después; Inglaterra en 1862; Rusia en 1864, siendo necesario modificar la rueda de tipos por causa del alfabeto ruso; en 1865 hizo su aparición en Prusia; en 1866 en Austria, y, por último, en 1871 penetró en la América del Sur (1). Desde 1882 funciona también entre Inglaterra y Francia, cuya comunicación dió lugar á las últimas modificaciones de que nos hemos ocupado.

(1)

En España comenzó á emplearse en 1875.

{N. del T.)


APARATO

El

aparato

rápido.—Sistema

WHEATSTONE

Wheatstone.—Perforador.—Manipulador.—Transmi-

s o r . — C o m b i n a c i o n e s de corrientes q u e forma el

transmisor.—Receptor.—Funcio-

namiento general del a p a r a t o W h e a t s t o n e . — M o n t a j e de una estación.

El aparato rápido.—El aparato automático de Wheatstone reproduce signos Morse, que es necesario traducir al lenguaje ordinario; pero permite que se concentre en un solo hilo telegráfico el trabajo de muchos empleados y que se curse con gran rapidez. L a idea de aumentar de este modo el rendimiento de los conductores había sido y a explotada en Francia, quizá de una manera menos ingeniosa, por MM. Chauvassaigne y Lambrigot, funcionarios ambos de la Administración de Telégrafos. Su aparato, que se denominaba aparato rápido, se ensayó en la estación central de París hacia 1867. L o s despachos, impresos por series de diez, se cursaban por medio de un transmisor automático, y en la estación receptora se entregaba á un Telegrafista cada una de estas series de diez telegramas para su traducción. El despacho se imprime primeramente en signos Morse (1), sobre una cinta metálica, con auxilio de un barniz aislador, utilizándose con este objeto un manipulador Morse ordinario. El papel pasa por el laminador de un aparato Morse, en el que se sustituye el tambor de fieltro para la tinta con un depósito pequeño, lleno de resina caliente, cuya temperatura se sos(1)

La Telegrafía en la Exposición universal de rSój.


LA T E L E G R A F Í A

ACTUAL

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tiene en grado conveniente por medio de una varilla metálica calentada por una lámpara de alcohol. El depósito tiene en su parte inferior un orificio, cerrado solamente por un trozo de lienzo, por el cual filtra con lentitud la .resina caliente. La palanca del aparato comprime contra dicho lienzo el papel metálico, de modo que queden en él, en forma de punto y rayas, pe. queños depósitos de resina, que se secan instantáneamente. De este modo se obtiene un despacho impreso en la forma ordinaria, pero con trazos aisladores en papel conductor. »La tira de papel así preparada sirve para la transmisión automática. Con este objeto se la coloca en un mecanismo que la desarrolla, y cuya velocidad se regula por medio de un volante, »Un estilete, que se apoya sobre el papel, envía la corriente de la pila á tierra, mientras está en contacto con la parte conductora, y la envía á la línea mientras pasa por cima de los puntos y las rayas aisladoras. »En la estación receptora queda trazado químicamente el despacho por medio de una punta de hierro, bajo la que se desarrolla un papel empapado en una solución de cianuro amarillo de potasio. Esta impresión química se realiza en circunstancias especiales, que constituyen un progreso con relación á los métodos anteriormente seguidos. Hasta ahora se empleaba papel preparado químicamente con anticipación, y con dificultad se lograba que fuese impresionable en el momento en que era necesario utilizarle. Algunas veces se le humedecía al servirse de él, pero entonces perdía la consistencia necesaria para que le guiase bien el laminador. M. Chauvassaigne emplea una tira de papel-cinta or. dinario para aparato Morse, sin preparación preliminar. Un rodillo impregnado de la solución química humedece ligeramente ej papel-cinta que desarrolla el aparato, pero le humedece en el centro, en una anchura de uno á dos milímetros solamente, con lo que el papel conserva su consistencia en ambos bordes, y se le guía de modo q ue la zona húmeda pase siempre bajo la punta de hierro.


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»Se concibe que con tal sistema sea fácil arreglar el transmimisor automático y el receptor, de modo que se obtenga una velocidad de transmisión extraordinaria, si se cuenta con un número bastante grande de despachos preparados con anticipación. Los procedimientos que acabamos de indicar presentan aún otra ventaja: en lugar de producir siempre una impresión química en la estación receptora, puede disponerse en ciertos casos que la impresión se verifique por medio de puntos y rayas asiladores sobre una tira de papel metálico. El despacho recibido de este modo puede reexpedirse automáticamente. En esto es posible encontrar elementos útiles para la solución general del problema de la reexpedición de despachos de tránsito.» Por desdicha, no siempre eran legibles los signos. Algunas veces se formaban trazos debidos á la destilación de la resina, que se producían por una preparación defectuosa de la cinta, ó por una prolongación de la descomposición química originada por fenómenos eléctricos. Este es el escollo de casi todos los telégrafos eléctrico-químicos. Además, y por falta de orden sin duda, se perdieron algunos despachos durante los ensayos, y se abandonó el aparato. Sistema

Wheaístone. — E l aparato Wheatstone, que reemplaza

hoy al que acabamos de describir, se compone de tres partes diferentes. 1.0

U n perforador.

2. 0

Un transmisor.

3.0

Un receptor.

E l perforador

sirve para preparar el trabajo. E s un sacaboca-

dos dispuesto en forma de teclado, que perfora en el papel-cinta agujeros cuya disposición varía según el orden en que se comprimen las teclas. L a manipulación es completamente independiente da la transmisión, pudiendo dedicarse á ella muchos empleados, para lo que basta entregar á cada uno de ellos un perforador. E l transmisor puede comparársele con un telar déctrico. S e -


I7i gún el orden en que se presentan los agujeros de la cinta perforada, penetran por ellos agujas que originan emisiones de corrientes. Estas recorren la línea y dan lugar, en el receptor, á la producción de señales. El receptor es un aparato Morse dispuesto para este nuevo género de transmisión. Perforador. — Este instrumento está formado por una cajita de cobre á la que va unido un atril que sostiene los despachos que d e b e n componerse (figuFIG. 7 I . — P e r f o r a d o r Wheatstone. ra 71). Dentro de dicha caja se mueven tres pistones, que actúan sobre otras tantas palancas colocadas frente á los sacabocados. Estos son punzones de dos diámetros: unos, los más gruesos, sirven para hacer los agujeros que se emplean en la formación de los signos; los otros, más pequeños, se utilizan para hacer los orificios que han de servir de engranaje para el arrastre del papel. Los punzones están colocados en tres planos diferentes, y perforan la cinta sobre tres líneas paralelas. Los agujeros más gruesos ocupan las dos líneas exteriores; los de la línea intermedia son sensiblemente más pequeños. L a combinación que corresponde al punto del alfabeto Morse está formada por tres agujeros colocados sobre la misma vertical

o; se les obtiene oprimiendo el pistón de la izquierda.

L a combinación que corresponde á la línea está formada por


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ESPAÑOL»

cuatro agujeros colocados sobre dos verticales ° o ; se la obtiene con el pistón de la derecha. Por último; oprimiendo el pistón central, se obtiene un agujero de pequeño diámetro, colocado en el centro de la cinta, que representa los intervalos blancos y sirve para hacer avanzar el papel. El Telegrafista, provisto de un martillo pequeño en cada mano, golpea los pistones en forma que se compongan las señales deseadas. Esta maniobra es muy penosa, por lo que se ha ideado, en las estaciones importantes que cuentan para su servicio con tubos neumáticos, utilizar los depósitos de aire comprimido que éstos requieren, para hacer funcionar los perforadores Wheatstone. Con este objeto se han adaptado á los perforadores teclados de tres teclas que actúan sobre pistones semejantes á los distribuidores de las máquinas de vapor. A l oprimir una de las tres teclas, el pistón correspondiente da paso libre al aire comprimido que, actuando sobre el pistón de un perforador ordinario, imprime á éste mucha mayor energía que la que el Telegrafista, puede imprimirle con la mano ó con el martillo. Con este sistema se logra perforar simultáneamente varias cintas, cuando se trata, por ejemplo, de un despacho que debe expedirse en distintas direcciones, ó de una circular. La cinta perforada ofrece el siguiente aspecto: para un punto, tres agujeros verticales

S

en dirección transversal agujero sobre la línea

; para una raya, cuatro agujeros § °

*

para un espacio, un solo

. Los agujeros de pequeño diá.

metro situados en el centro de la cinta sólo sirven para el avance del papel, en forma análoga á la de los dientes de una cremallerai cuyo efecto se obtiene mediante una ruedecita dentada, convenientemente dispuesta. Los dientes de esta rueda, accionada por un muelle, que á su vez está sometido á la acción de los pistones del perforador por medio de un sistema de palancas acodadas, penetran en los agujeros de la línea media de la cinta y la obligan á avanzar.


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Completan, por último, el perforador los resortes en espiral que hacen retroceder los punzones después de la perforación; las guías del papel, que le mantienen frente á los punzones y le dirigen en su movimiento de avance; y, finalmente, una caja destinada á recibir los residuos de la perforación. Manipulador.—En ciertos casos puede ser útil sustituir la perforación mecánica de la cinta por la manipulación ordinaria del aparato Morse. Con este objeto se ha agregado el aparato Wheatstone un manipulador común, de palanca; pero como en este sistema de transmisión se utilizan los dos polos de la pila, y cada instante se cambia el sentido de la corriente, ha sido preciso recurrir á una disposición especial que permitiese estas combinaciones. El manipulador unido al aparato Wheatstone es semejante á un conmutador-inversor que, por el juego de la palanca, pone en comunicación automática la línea con el polo positivo ó el negativo de la pila. Este manipulador está provisto de una manivela por cuyo movimiento se obtienen las posiciones de transmisión y recepción, y también, aunque sólo transitoria y momentáneamente, permiten poner la línea á tierra. Esta última posicion de la manivela del manipulador tiene por objeto descargar completamente la línea cuando se pasa de la posición de transmisión á la de recepción. Transmisor.—Las cintas, perforadas con anterioridad, se colocan en el transmisor, que, al desarrollarlas, distribuye en la línea las corrientes que deben ejercer su acción sobre el receptor y reproducir los signos en forma de punto y rayas. El instrumento marcha por medio un peso que actúa sobre un mecanismo de relojería. Este pone en movimiento una rueda que hace avanzar al papel. Para realizarlo, los dientes de la rueda penetran en los agujeros perforados en la línea media de la cinta, y como la rueda es absolutamente semejante á la que realiza el mismo fin en el perforador, el arrastre de la cinta se verifica de


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idéntico modo. Uno de los ejes del mecanismo de relojería está articulado por medio de una excéntrica y una biela con un péndulo de ebonita E E' (ñg. 73), al que comunica un movimiento continuo de vaivén. El péndulo tiene dos clavijas metálicas f , f \ que salen delante de la platina anterior del aparato, al través de aberturas convenientemente dispuestas. L a clavija de la izquierda /enlaza con la línea; la de la'derecha,/', comunica también con la línea, pero al

FIG. 7».—Transmisor Wheatstone.

mecánico,

las

mantienen aplicadas contra las clavijas f f' respectivamente, por lo menos dentro de ciertos límites, que estudiaremos más adelante. Cada una de ¡as palancas A B y C D tiene articulado en su extremo un estilete F F \ Estos estiletes son divergentes; sus extremos libres están en un plano perpendicular al del péndulo, y corresponden con las dos líneas de agujeros grandes de la cinta perforada, que pasa encima de ellas por a a'. En B y D hay articuladas otras palancas acodadas A B y C D. Dichas palancas están provistas de los manguitos m m , que penetran libremente en las aberturas de una pieza M M', implantada en un disco circular dividido


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TELEGRAFÍA

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en dos partes iguales por una pieza aisladora, que en la figura 73 se representa sombreada. Este disco puede oscilar alrededor de su eje, y se observa desde luego que sigue los movimientos del péndulo. En efecto: si el péndulo se inclina hacia la izquierda, la clavija / hace descender en el mismo sentido la palanca A B, y el manguito m se aleja de la pieza M'; pero bajo 1E acción del resorte R', la palanca C D sigue el movimiento ascensiunal de la clavija /, oscila también hacia la izquierda, y el manguito m, apo-

Tcrre

EIG. 73.—Mecanismo del transmisor Wheatstone.

yándose sobre la pieza M, empuja el disco, cuya parte superior M se inclina hacia la derecha, al propio tiempo que la parte M' lo realiza hacia la izquierda. Una oscilación del péndulo en sentido inverso produciría en el disco un movimiento bascular opuesto al primero. Es evidente que en esta forma el disco repite las oscilaciones del péndulo y en el mismo sentido, con la sola diferencia de que el primero se mueve de un lado á otro en sentido horizontal, mientras que el segundo lo verifica de derecha á izquierda en sentido vertical. Cada uno de los dos segmentos aislados del disco tiene una clavija g, g', sobre las que se apoyan las palancas acodadas G H, IJ. La palanca G H gira sobre el tornillo O, y la I J sobre el tornillo P. Los resortes en espiral S, T aseguran los contactos entre las palancas y las clavijas. Si ponemos en comunicación con O el polo positivo de una


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pila, y el negativo con P, y por otra parte unimos uno de los segmentos aislados del disco con tierra y el otro con la línea, ya directamente, ya por el intermedio de otros órganos, es fácil observar que el disco, en su movimiento oscilatorio, llenará exactamente las funciones de un conmutador inversor, que es sin duda su papel. En la posición que representa la fig. 73, el polo negativo de la pila está en comunicación con tierra, y el positivo con la línea, no sólo al través de la caja de resistencia interpuesta entre él y la línea, sino por medio de la clavija / ' , de la palanca C D, de los resortes R ' R, de la palanca B A y de la clavija/. Si el disco oscila, la clavija g se apoya sobre la palanca IJ, y la gr sobre la G H, en cuyo caso el polo negativo de la pila queda en comunicación con la línea, y el positivo con tierra. Antes de proseguir nuestra descripción, será conveniente hacer observar que durante los movimientos ascensionales de las palancas A B, C D, que, como se recordará, están de acuerdo con las oscilaciones del péndulo, los estiletes F F ' se ponen en contacto con el papel-cinta. Si uno de ellos, F ' , por ejemplo, se encuentra frente á uno de los agujeros de la cinta, pasa al través de él, y la palanca C D no deja de apoyarse sobre la clavija correspondiente f del péndulo; pero si el estilete F ' se encuentra frente á una de las partes no perforadas de la cinta, se detiene en su movimiento de abajo á arriba, y continuando el péndulo su oscilación, la clavijaf deja de tocar la palanca C D, rompiéndose la comunicación eléctrica por esta parte. Combinaciones de corrientes que forma el transmisor.—Los diversos movimientos del péndulo originan seis combinaciones. 1.° Las clavijas//' tocan la palanca A B y C D; la clavijasoprime la palanca G H, y l a ^ ' la palanca IJ. El polo positivo de la pila comunica con la línea, y el negativo con tierra. Esta combinación, representada en la fig. 73, y que es la que sirve para comenzar todos los signos, es una emisión positiva directa. 2.0 Las clavijas / y / ' tocan las palancas A B y C D; la clavija g oprime la palanca IJ, y la g' la palanca G H. El polo ne -


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gativo de la pila comunica con la línea, y el positivo con tierra. Esta combinación, que sirve para comenzar todos los espacios blancos, es una emisión negativa directa. 3.0 La clavija/no toca á la palanca A B; l a / ' toca la palanca C D; la.g se apoya contra G H, y la g contra I J..E1 polo positivo comunica con la línea al través de la caja de resistencia, y el polo negativo con tierra. Esta combinación produce una corriente llamada de compe?isación, destinada á prolongar la acción de la corriente precedentemente emitida, y auxilia la formación de los signos. La emisión es positiva. 4.0 La clavija/toca la palanca A B; l a / ' no toca la palanca C D; la g oprime contra G H y l a / contra la IJ. El polo positivo de la pila comunica con la línea al través de la caja de resistencia, y el polo negativo con tierra. Esta combinación produce también una emisión positiva de compensación, y es la que termina la formación de los signos. 5.0 La clavija/toca á la palanca A B; l a / ' no toca á C D; la g oprime la palanca I J , y la g la G H. El polo negativo de la pila comunica con la línea por medio de la caja de resistencia, y el positivo con tierra. Esta combinación produce una corriente negativa de compensación, que concurre á la formación de los espacios blancos que separan las letras y palabras. 6.0 La clavija/ no toca la palanca A C; l a / ' toca á la C D; la g oprime la I J , y la g está en contacto con la G H. El polo negativo de la pila comunica con la línea al través de la caja de resistencia, y el positivo con tierra. Esta combinación produce también una corriente negativa de compensación, y sirve para terminar los espacios blancos que separan las letras. Las emisiones directas se producen cuando los estiletes penetran al través de los agujeros de la cinta perforada, originándose las emisiones de compensación cuando ésta detiene los estiletes. La fig. 74 representa el análisis de las diferentes emisiones que corresponden á una cinta perforada para la transmisión de la palabra Art; en dicha figura puede estudiarse la cinta perforada;


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la sucesión de las emisiones positivas ó negativas; la naturaleza de estas emisiones, y , por último, los signos Morse que marca el receptor.

I

Emission nég'itivp

directe

Emission positive —Emission•

+ T Î

!

+ ï

+ "h"

^positive

dp conrpensat/on

E/tlissi on positive Emission négative

directe ote compensation

Emission negative

directe dirette

Emisxio/i

negative

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positive

ate compensation.

Emission

positive

cte compensatio/l.

Emission

.positive

Emission,

négative

j;missio>i

positive

Emission

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Emission

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Emission

néçrative

£ miss ton positive

directe

directe c/irecte directe de compiensatio/L dp

compensation

directe de c onrpensâtf'on

Emission,

positii> e de cGf/yôènsâft'osi

Emission

positive

Eniissio/i.

4-

I

E/ffigSioll /ipgaiitrp dp compensatio r.niissio/L positive

+ -4 +

©®

de compensation

nejrátii'e

at ¿ree te directe\

Emission

positive

directe

Emission

negative

dircefi?

FIG. 74.—Aspecto de una cinta perforada y de los signos Morse á que corresponde la perforación.

En resumen: las emisiones positivas producen los signos, y las negativas corresponden á los espacios blancos. Receptor.—El receptor es un Morse modificado, cuyo órgano


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eléctrico está formado por un electro imán de armadura polarizada, que recuerda, con poca diferencia, la disposición adoptada para la llamada por inversión de corrientes de que se hace uso en las estaciones municipales de Francia. Detrás de las bobinas de un electro-imán A B (fig. 75), hay un imán vertical, recurvado en forma de U . Cada bobina del electro-imán termina por ambos extremos en las placas polares Pi, P 3 , P3, P4L o s dos polos del imán E están ahuecados, y por las aberturas circulares que ofrecen pasa un eje vertical H, que sostiene dos armaduras F G. Estas armaduras son de hierro dulce; sus extremidades libres son polos del mismo nombre que el del imán, cuya prolongación vienen á ser en cierto modo, y están colocadas entre las placas polares del electro-imán en forma que, en las circunstancias que más adelante indicamos, oscilan ligeramente, aproximándose á una ú otra, pero sin tocarlas jamás. Mientras por las bobinas del electroFIG. 75.— Órgano eléctrico del imán no circula corriente alguna, las arreceptor Wheatstone. maduras están atraídas con igual intensidad por las placas polares de ambas bobinas; y no ejerciéndose sobre ellas la acción de ningún resorte antagonista, no hay raión para que se inclinen más á la derecha que á la izquierda, cosa que deja de ocurrir cuando una corriente pasa por el hilo de las bobinas. Supongamos que la parte / d e la armadura sea un polo boreal, y que la corriente origine en la pieza polar P. la formación de un polo boreal también, y la d e un polo austral en la pieza polar P 2 ; la armadura, rechazada por la pieza polar P 4 y atraída por la P a , se inclinará hacia esta última y quedará en esta posición hasta que otra nueva corriente invierta los polos de las piezas P . y P 2 . E s t e


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movimiento de Ja armadura hace que el eje H gire sobre sí mismo en el sentido indicado por la flecha en la fig. 75, facilitándose esta acción por el concurso de la armadura inferior G, que, representando un polo austral, ha sido atraída por la pieza polar P 4 , polo boreal de la bobina B. Cuando cambia la dirección de la corriente que circula por las bobinas del electro-imán, los polos magnéticos de las placas polares cambian también, y entonces la bobina B rechaza las armaduras, mientras que la A las atrae, moviéndose en esta dirección y permaneciendo inclinadas hacia la bobina A , hasta tanto que otra corriente, en sentido conveniente, restablece un polo boreal en la placa polar P, y un polo austral en la P3. Estos son los movimientos de las dos armaduras que producen en la cinta la impresión de los signos Morse ó la formación de los espacios blancos, puesto que estos órganos electro-magnéticos están enlazados con el sistema impresor. Sin entrar por completo en todos los detalles mecánicos del receptor, cosa que nos conduciría demasiado lejos, diremos que su mecanismo está sometido á la acción de un fuerte resorte, cuyo escape pone en movimiento un sistema de ruedas. Un regulador de aletas hace que este movimiento sea sensiblemente uniforme. Sobre uno de los ejes del mecanismo de relojería hay montada una ruedecilla, y otro de dichos ejes termina en un disco, que constantemente se humedece en un depósito lleno de tinta oleaginosa. Disco y ruedecilla giran uno sobre otro de tal modo, que el borde de ésta está siempre empapado en tinta. E l eje de la ruedecilla está retenido por una palanca dependiente del eje de las armaduras, y como consecuencia de esta disposición, todo movimiento de éstas á izquierda ó derecha ocasiona un movimiento de aquélla en el mismo sentido, sin que por eso deje de girar. E l papel cinta se desarrolla delante de la ruedecilla, poco más ó menos como en los receptores Morse ordinarios. Un movimiento de la armadura hacia la izquierda, ó, mejor dicho, un movimiento de la armadura provocado por una corriente positiva, aproxi na la ruedecilla al papel cinta y determina la impre-


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sión de un signo; un movimiento de la armadura, provocado por una corriente negativa, aleja la ruedecilla del papel, y deja sobre éste un espacio blanco^ Esta disposición se completa por medio de un sistema de arreglo formado por un tornillo sin fin que hace girar á un disco, que arrolla en uno ú otro sentido una cadenita en relación con el eje de las armaduras. L a fig. 76 es una vista del receptor Wheatstone. Futicionamiento general ael aparato Wheatstone.—Aún tenemos que examinar el conj u nto del fun cionamiento, desde el punto de vista eléctrico, de los diferentes órganos de que acabamos de dar una rápida explicación. El perforadores un i n s t r u m e n t o puramente mecá. nico, que ahora no hay para qué tener en cuenta. No FIG. 76.—Receptor Wheatstone. tratamos más que de indicar cómo se establece la comunicación entre el manipula, dor, el transmisor y el receptor de una estación, y ver también á qué puntos de estos aparatos se aplican los hilos de pila, línea y tierra. Vamos á estudiar, en una palabra, el montaje de una estación. El manipulador tiene cinco bomas que, para reconocerlas mejor, designaremos, como se hace en todos los aparatos telegráficos, por las iniciales de las comunicaciones á que corresponden. En el manipulador Wheatstone están marcadas las bomas con las letras


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L, T , C, R, Z: sus comunicaciones interiores son las mismas que las de los conmutadores inversores de doble manivela, empleados para la comunicación entre las estaciones municipales y las del Estado; con la sola diferencia de que cuando la manivela está en posición de recepción, la boma L comunica directamente con la R. El transmisor tiene nueve bornas, que designaremos con las letras R, R' C, Z, L, L', T , C' Z'. Estas bornas comunican con tres brazos sometidos á la acción de una regla de ebonita, y que para la marcha ó la detención del transmisor dispone las comu • nicaciones en forma conveniente á la transmisión ó la recepción. El receptor está también provisto de un conmutador, cuya manivela permite pasar de la posición de recepción á la de reposo ó espera, colocando en timbre la línea, y tiene las bornas L, S, S', T , a, s. Interiormente L comunica con la manivela del conmutador; a con la entrada de hilos de las bobinas; T con la salida; s con S, y S' con T. Montaje de una estación.—El montaje de una estación requiere además un timbre, un galvanómetro, una resistencia adicional ó de compensación encerrada en una caja, y, por último, un pararrayos de bobin a sin puntas. Las comunicaciones de estos diversos aparatos con la pila, línea y tierra, están representadas en la fig. 77, y pueden resumirse de la manera siguiente: El hilo de línea empalma en la borna L del pararrayos p\ pasa, por un resorte, á la borna A ; circuye el galvanómetro g, y llega á la borna L ' del transmisor. L a borna T del pararrayos comunica con tierra. Las bornas R, R', comunican con las dos extremidades de la resistencia de compensación; los polos de la pila están en comunicación con las bornas C, Z. El enlace del manipulador con el transmisor se obtiene por me. dio de las bornas L, C', Z', que comunican respectivamente con las L, C, Z del manipulador, cuya borna T , así como la T de^ transmisor, comunica con tierra.


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El manipulador comunica con el receptor por la borna R, que enlaza con la L de este último, cuya borna T va á tierra, mientras que las S, S' están en relación con las dos bornas del timbre V. Al describir el transmisor hemos dicho cómo se distribuyen las corrientes en la línea; ahora sólo necesitamos agregar que cuando el transmisor está en marcha, los dos polos de la pila están en comunicación directa, al través de los órganos de este aparato,

FIG. 77,—Comunicaciones eléctricas de una estación Wheatstone.

uno con la línea y otro con tierra, mientras el manipulador y el receptor están fuera del circuito. Cuando el transmisor está cerrado, la acción de cerrarle pone los polos de la pila en comunicación con las bornas C y Z del manipulador. De este modo, durante la transmisión automática, las corrientes positivas ó negativas emitidas por el transmisor salen por la borna L, circulan por el galvanómetro y el pararrayos, y pasan á la línea. Si la manipulación se hace á mano, los polos de la pila comunican con las bornas C y Z del manipulador al través del transmisor cerrado; las corrientes pasan de la borna L del manipula-


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dor, á la L del transmisor; salen por la L'; cruzan el galvanómetro y el pararrayos y llegan á la línea. El receptor queda fuera del circuito. El receptor está en timbre cuando se detiene su marcha: al ponerle en movimiento se aisla el timbre, y la borna L comunica con las bobinas del electro-imán; esta es la posición de recepción, apoyándose sobre la borna a la manivela del conmutador. Las corrientes que llegan de la línea recorren el pararrayos, el galvanómetro, el transmisor, pasando por las bornas L ' y L , el manipulador, pasando por las bornas L y R, llegan á la borna L del receptor, de aquí al eje de la manivela, á la borna a, circulan por el hilo de las bobinas del electro imán, y se pierden en tierra.


APARATOS DE TRANSMISIÓN MÚLTIPLE APARATO

MEYER.—APARATO

BAUDOT

Aparatos de transmisión múltiple .—Aparato Meyer.—Manipulador.—Divisor.—Rec e p t o r . — A l f a b e t o . — A p a r a t o Baudot.—Principio del aparato.—Manipulador.—Distribuidor.—Relevadores receptores.—Traductor.—Mecanismo impresor.—Avance del p a p e l . — A p a r a t o Baudot doble.—Electro-imán a p r e h e n s o r . — R e g u l a d o r de velocidad.—Empleo del a p a r a t o Baudot.

Aparatos de transmisión múltiple.—±Podría clasificarse con exactitud el aparato Wheatstone, que acabamos de describir, en la categoría de los aparatos de transmisión múltiple? Este aparato almacena, concentra en un solo conductor el trabajo de muchos empleados. En la estación de llegada, las cintas, cubiertas de signos, son objeto de una descentralización, entregándolas á cierto número de Telegrafistas encargados de traducirlas; pero durante la transmisión, mientras la cinta perforada funciona en unión de los estiletes del laminador automático que se llama transmisor, cuyo movimiento es incesante, sólo existe en realidad una sucesión rapidísima de despachos compuestos con anterioridad, pero no el entrelazamiento de corrientes emitidas simultáneamente por diversos funcionarios, verificándose la distribución de dichas corrientes por medio de un órgano especial que las divide en la línea y las reparte en los receptores á que están destinadas como por arte de encantamiento. Esto es lo que realizan los aparatos 24


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Meyer con los signos del Morse, y el Baudot con los signos de imprenta, lo que hace de ellos sin duda aparatos de transmisión múltiple. Podrá decírsenos que el Wheatstone, merced á una instalación especial, sería un aparato de transmisión múltiple; el Meyer y el Baudot también; pero son cosas completamente diferentes, y de ellas nos ocuparemos más adelante. El aparato Meyer está hoy abandonado en Francia casi por completo, á pesar de ser de origen exclusivamente francés y haber sido inventado por un modesto empleado de la Administración de Telégrafos. Cuando un Telegrafista transmite con el manipulador Morse una letra cualquiera, B, por ejemplo( —), emplea en ello un tiempo sobrado apreciable. L a línea, sin embargo, no ha estado ocupada todo este tiempo, pues permanece en reposo durante los espacios blancos que separan los signos elementales. Si tomamos por unidad el punto, y éste necesita para su transmisión, por ejemplo, un décimo de segundo, observamos que en la palabra París ( ), guardando el ritmo reglamentario del Morse, la línea está ocupada durante "/ I0 de segundo, ó sean 2'', 2, y queda libre durante »/,. de segundo, ó sean 2", x, tiempo casi igual al invertido durante el período de trabajo. Además, el espacio comprendido entre cada palabra es de 5 cinco puntos ó '/, segundo, y puede asegurarse, por lo tanto, que la línea está con más frecuencia libre que ocupada. E L APARATO MEYER.—Conjunto del aparato.—Algunos

in-

ventores han ideado sistemas que permiten utilizar para la transmisión de otros signos el tiempo perdido, tomando como base los hechos antes expuestos, y logrando de este modo transmitir muchos despachos al mismo tiempo por un solo conductor. Meyer ha aplicado este principio á la transmisión de los signos del Morse; Baudot le ha utilizado para la correspondencia en caracteres de imprenta. En el más sencillo de ellos, el aparato Meyer, la mesa tiene


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cuatro manipuladores, cuatro receptores y un divisor. L o s recep-

FIG. 78.—Comunicaciones eléctricas del manipulador con el divisor.

tores y el divisor dependen de un motor común situado generalmente en el centro de la mesa. Para no tener que ocuparnos más


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de ello, diremos que el motor es un mecanismo de relojería movido por un peso, cuya marcha está regularizada por una varilla vibrante vertical, arrollada en espiral como la del Hughes, y provisto igualmente de un peso móvil, representado en este aparato por un gran disco metálico suspendido por dos cadenitas. E n suma: el regulador es un péndulo cónico articulado al movimiento de relojería. Un sistema de corrección mantiene el sincronismo entre los dos aparatos de comunicación.

c FIG. 79.—Diagrama del divisor Meyer.

L a transmisión del movimiento al divisor y á los cuatro receptores se verifica por medio de ejes que dependen del mecanismo de relojería. Manipulador.— E s un teclado de ocho teclas, cuatro blancas y cuatro negras. Cada una de las teclas blancas, en su posición de reposo, está en comunicación con tierra y con el divisor; cada una de las teclas negras comunica igualmente con el divisor, pero no con tierra, y está unida á la tecla blanca colocada á su izquierda por medio de un hilo de derivación, como indica la fig. 78. Oprimiendo cada una de las teclas, se las pone en relación con la pila. L a s teclas negras originan emisiones breves y sirven para formar los puntos; las teclas blancas producen emisiones prolongadas, es decir, corresponden á las rayas. Cuando se oprimen estas últimas, la corriente llega, al divisor, no solamente por su


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comunicación directa con este órgano, sino también por la derivación de la tecla negra inmediata. Esta disposición da á la corriente una duración doble que la que emiten las teclas negras. Divisor.—El divisor es una placa circular de ebonita, dividida en cuatro sectores, sobre los que están incrustadas láminas metálicas dispuestas en grupos de tres. En cada sector hay cuatro grupos de láminas, mas una lámina aislada seguida de otra en comunicación con tierra. La tercera lámina de cada grupo comunica también con tierra. En el centro del divisor gira constantemente un carrete terminado por un frotador de hilos finos de latón, qne pasa sobre la superficie ocupada por las láminas metálicas. Si suponemos ahora que en las dos estaciones extremas exis ten los discos M y M (fig. 79), divididos en cuatro partes iguales aisladas entre sí A , B, C, D, A ' , B \ C', D'; si suponemos, ade más, que los dos carretes comunican con la línea y giran con la misma velocidad por cima de los discos, el carrete R pasará por cima del sector A al mismo tiempo que el R ' por cima del A ' . Si los carretes recorren en un segundo las superficies de los discos, los aparatos enlazados á éstos estarán en comunicación dos á dos durante un cuarto de segundo. Primer cuarto, a con a'. Segundo cuarto, b con b'Tercer cuarto, c con c . Cuarto cuarto, d con d'. Cada empleado dispone de tres cuartos de segundo para pre2 parar un signo: un cuarto de segundo basta para transmitirle (nos referimos á segundos con objeto de fijar las ideas). Receptor.—Estos aparatos reciben los signos en largas cintas; pero en lugar de imprimirse en sentido longitudinal, la impresión se verifica transversalmente y se lee de abajo á arriba. Para producirla no se emplea una ruedecilla, como en el aparato Morse, sino un cilindro que tiene una arista saliente en forma de hélice,


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empapada en tinta oleaginosa, contra la que se apoya la cinta en el momento oportuno. El paso de la hélice es igual á la altura del cilindro que rodea, y en el aparato cuádruple de que tratamos, dicha hélice está dividida en cuatro partes, de las que cada trozó corresponde á un receptor. Al receptor que comunica con el primer sector del divisor, corresponde el primer cuarto dehelice; al que comunica con el segundo sector del divisor, corresponde el segundo cuarto de hélice, y así todos los demás. Por bajo de la hélice hay un marco rectangular, móvil entre las puntas de dos tornillos sobre las que gira, que sirve de soporte á un pequeño electro-imán. El electro imán está colocado frente á los polos de un imán fijo en forma de herradura. Una corriente local que circula por la bobina del electro-imán desarrolla en el núcleo polos del mismo nombre que los del imán permanente, produciéndose repulsión y permaneciendo alejado el sistema. La corriente de línea rompe el circuito local y hace inerte al electro-imán, cuyo núcleo, actuando entonces como una simple barra de hierro dulce, es atraído por el imán fijo. En este momento el marco, que además sostiene la cinta, bascula y ésta hace que ésta se apoye sobre el borde de la hélice impregnado de tinta, quedando así impreso un signo sobre la cinta. En realidad, las corrientes de la línea no llegan directamente á los receptores: su influencia se ejerce por medio de dos reíais, llamados reíais de transmisión y reíais de recepción. El circuito local de cada receptor se cierra cuando el carrete del divisor pasa por cima del sector correspondiente. La transmisión, en vez de cuádruple, puede llegará ser séxtupie. Los manipuladores y receptores son entonces seis ú ocho, variando el número de sectores de los divisores en los mismos términos. En los últimos aparatos que se han puesto en servicio, cada receptor está provisto de un divisor construido como el del modelo antiguo, pero sin más sector que el destinado á su uso. Alfabeto.—Ha sido necesario modificar ligeramente el alfabeto


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Morse para apropiarle á la correspondencia por medio del apa rats Meyer. N o s limitamos á mencionar los signos que han sufrido alteración, puesto que los demás continúan siendo los mismos que figuran en la página 94.

Error.

y

PuntoU> < aparríe. / Espera.

N o puede producirse confusión alguna en la lectura, porque cada signo ocupa una línea diferente sobre el papel, diferenciándose por su posición sobre ella, en relación con el ancho de la cinta. E l aparato M e y e r se utiliza en el Imperio austriaco, los Países Bajos, Alemania, Suiza é Italia. APARATO BAUDOT.—En la actualidad existen en servicio dos modelos diferentes del aparato Baudot. U n o de ellos, el sistema cuádruple, permite transmitir simultáneamente por un solo hilo cuatro despachos, sea cualquiera la dirección en que se les transmita.


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Por medio del otro sistema, ó sea el sistema doble, pueden ' expedirse los telegramas en el mismo sentido ó en direcciones opuestas. L o s diferentes .órganos que constituyen el aparato Baudot, son: El manipulador. El distribuidor. El reíais. E l traductor. L a instalación cuádruple requiere: I distribuidor. 4 gupos de 5 reíais receptores. 4 traductores. 4 manipuladores. Para la instalación doble se necesitan: 1 distribuidor doble. 2 traductores. 2 manipuladores. A este conjunto se agrega una estación Morse para el cambio de observaciones de servicio. Principio del aparato.—En el aparato Baudot, cada signo está formado por cinco emisiones sucesivas de corrientes de igual d'iración. Si todas estas emisiones se dirigiesen en el mismo

senti-

do, no se obtendrían más que dos signos; uno correspondiente á cinco emisiones positivas, y otro á cinco emisiones negativas; pero combinándose unas y otras para un mismo signo, se lo gran treinta y dos combinaciones distintas, que son suficientes para representar todos los caracteres que se emplean en la correspondencia. Cada combinación sirve para dos signos diferentes, y lo mismo que en el aparato Hughes, produce á su llegada la impresión de una cifra, según se haya hecho funcionar anticipadamente la tecla que da la serie de las letras (blanco de letras), ó la que corresponde á la serie de las cifras (blanco de cifras).


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L a tabla siguiente representa estas combinaciones:

H-

Cierto número de aparatos diferentes (2 ó 4), servidos por do ble número de empleados en cada estación y correspondiéndose dos á dos, concentran su trabajo sobre el mismo hilo. L o s receptores son reíais polarizados, completados por un órgano de traducción automática, que un motor especial pone en marcha. Este órgano recoge las combinaciones de corrientes enviadas por la estación corresponsal; las traduce, por decirlo así, en caracteres de imprenta, y hace que se impriman sobre una cinta de papel: este es el traductor. Manipulador.—La fig. 80 representa un manipulador Baudot. Cada uno de estos aparatos tiene cinco teclas, divididas en dos grupos; uno de tres teclas y otro de dos. E l funcionario ma-


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neja el primero con la mano derecha y el segundo con la izquierda. Siempre se emplean los mismos dedos para oprimir las mis-

FIG. 8O.—Manipulador B a u d o t .

mas teclas: el índice, el dedo medio y el anular de la mano derecha, y el índice y dedo medio solamente de la izquierda. La tabla adjunta facilita la manipulación á los principiantes, indicando la forma en que deben oprimirse las teclas para formar la combinación que representa la letra que debe transmitirse. Esta tabla, dispuesta como una tabla de Pitágoras, hace ver que para transmitir la letra Z, por ejemplo, ó el signo t que le co rresponde en serie de las cifras, es preciso ejercer presión con el dedo medio de la mano izquierda y con los índice y medio de


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la derecha (las casillas marcadas con un punto representan las teclas que deben oprimirse).

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La manipulación consiste en preparar la combinación y enviarla á la línea en el momento oportuno. El empleado puede desde luego oprimir anticipadamente las teclas de su manipulador, y un pequeño acústico, llamado marcador de cadencia, colocado sobre la caja del manipulador ó en su interior, le advierte que la combinación pasa á la línea, é indica, por su ritmo, que el empleado debe emitirla. Entre los dos grupos de teclas hay un conmutador ó manivela que permite pasar de la posición de transmisión á la de recepción. Cuando la manivela está en posición de recibir, un pasador penetra bajo la primera tecla del grupo de la derecha, y la inmoviliza. Para el servicio del manipulador hay dos pilas; una para las emisiones negativas, cuyo polo positivo está á tierra, y otra para las positivas, con el polo negativo á tierra.


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Cada tecla contribuye á realizar diversas operaciones: emisión de corrientes á la línea; impresión local para facilitar la compro bación, y emisión de corrientes de compensación. Para esta última operación el manipulador está montado de tal modo que, como en el transmisor Wheatstone, si deben sucederse varias emisiones del mismo signo, sólo la primera llega directamente á la línea con toda su energía, pues las demás se debilitan pasando por resistencias convenientemente calculadas. Para obtener este resultado, cada una de las teclas del manipulador está provista de cuatro vástagos verticales, solidarios de los movimientos de la tecla, que se mueven entre dos líneas de topes formados por cuatro contactos independientes entre sí. Los contactos de la línea posterior, ó contactos en reposo, son sobre los que se apoyan habitualmente las teclas, que permanecen en esta posición por medios de resortes de acero que ejercen su acción sobre la parte inferior de la tecla, y sirven también de resortes de atracción para hacer que ésta vuelva á su posición normal cuando deja de oprimírsela. A l descender la tecla, los vástagos verticales se apoyan sobre los contactos de la línea anterior, ó contactos de trabajo. El par de topes de la izquierda sirve para la transmisión; el par de la derecha para la impresión; los dos pares intermedios se utilizan para la compensación. Los topes posteriores de la izquierda están, en cada tecla, enlazados á la pila de que se toman las corrientes negativas; lo topes anteriores del mismo lado comunican con la pila que pro duce corrientes positivas. Las teclas comunican además con los diferentes sectores del distribuidor. Durante la manipulación, todas las teclas en reposo envían á la línea corrientes negativas, mientras que las que se oprimen emiten corrientes positivas. Distribuidor.—Las corrientes que emiten los manipuladores, las reparte en la línea el distribuidor (fig. 81), que pone en movimiento un peso, ó un motor hidráulico, como la turbina


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Humblot, ó un motor eléctrico del género de los de M. Marcel Desprez. L a fuerza motriz se transmite al distribuidor por medio de una correa, que se adapta á la garganta de una polea calada á un árbol horizontal, terminado por un piñón que engrana en una rueda de ángulo. Para regularizar el movimiento se emplea una varilla vibrante, provista de un peso móvil, que mediante una cremallera avanza ó retrocede, determinando, como en el aparato Hughes, una disminución ó un aumento de velocidad. El sistema, por lo demás, es semejante, bajo todos aspectos, en ambos instrumentos. Un frotador excéntrico detiene ó permite marchar el mecanismo. J ^ ^ M I É & M W j f||||B La rueda de ángulo se en7Íf^Maí cuentra sobre un eje vertical W^g^^o^j^J^aBU que gira en el centro del distribuidor; eje al que hay adapS I É ^ R ^ í á ^ WW tado un manguito provisto de / un doble brazo horizontal que sostiene diez frotadores, formando una especie de carrete. Los frotadores son pequeñas escobas metálicas agrupadas en forma conveniente, aplicadas bajo la palanca horizontal, y que recorren la superficie del


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distribuidor cuya organización vamos á estudiar á grandes rasgos. . La superficie, el disco del distribuidor, es una placa de ebonita dividida en tantos sectores cuantos requiera el método de transmisión (cuatro para el sistema cuádruple), mas un sector neutro, llamado sector de corrección, destinado á mantener el sincronismo entre los distribuidores de las dos estaciones en correspondencia. Cada uno de estos sectores está formado por cierto número de placas metálicas incrustadas en la ebonita, aisladas entre sí y dispuestas en círculos concéntricos en número de nueve; pero los círculos séptimo y noveno están formados por una sola pieza metálica. Sobre dichas piezas de los sectores se apoyan los frotadores durante su movimiento de rotación . Éstos están unidos por pares, y en consecuencia ponen sucesivamente en comunicas ción dos á dos las diferentes placas metálicas de los sectores so. bre los cuales pasan. Examinemos desde el punto de vista de la transmisión, un sector considerado aisladamente. La línea comunica con la manivela del conmutador unido al manipulador; conmutador que recordamos tiene por objeto proporcionar la posición de transmisión ó la de recepción. De este modo la línea comunica con la primera serie de contacto del distribuidor, y en cada sector estos contactos están unidos unos con otros, en términos que resultan ser uno solo. Las cinco teclas del manipulador están enlazadas á los cinco contactos de la segunda serie del distribuidor. Un par de frotadores pasa por cima de estas dos series, y por medio de las teclas del manipulador pone sucesivamente la línea en relación con la pila positiva ó con la negativa, según se oprima ó no cada tecla. Supongamos ahora que el conmutador está en posición de recepción. La corriente de línea llega á la tercera serie de contactos y pasa á la cuarta por el par de escobillas que recorre estas dos series.


L a cuarta serie comunica con los órganos de recepción de que nos ocuparemos más adelante, y prescindiremos de los siguientes contactos, cuyo papel, muy importante en la práctica, es, sin embargo, secundario en una descripción general. LQS distribuidores de las estaciones corresponsales deben marchar sincrónicamente; condición que no se lograría sin el auxilio de un órgano corrector. L a corrección se obtiene por el envío automático de corrientes al través de un reíais polarizado, que actúa sobre un electro imán llamado electro-imán corrector. Cuando este electro-imán funciona, su armadura empuja un vástago que penetra entre los dientes de una rueda unida al brazo del distribuidor que sostiene los frotadores. Esto da lugar á una detención que establece la concor dancia de movimientos. Si suponemos que el sincronismo es perfecto en el movimiento en que se produce la emisión de la corriente de corrección, ésta marcha directamente á tierra sin pasar por el reíais corrector; la corrección, por lo tanto, sólo se efectúa cuando es necesaria, y resulta así de la posición respectiva de los frotadores sobre los contactos del distribuidor. , Las diferentes corrientes que el manipulador emite y el distribuidor reparte en la línea, llegan á la estación cortesponsal; pasan por el manipulador en posición de recepción, por el carrete y por los frotadores del distribuidor que las recoge. En cada sector hay cinco contactos llamados de recepción, recorridos por los frotadores del carrete, cuyos movimientos concuerdan, según se recordará, con los del carrete de la estación transmisora. Cada uno de estos contactos comunica con un reíais polarizado, y cada emisión de corriente, al pasar por un contacto, modifica la posición de la armadura del reíais á que está unido, de la misma manera que una corriente positiva ó negativa orienta la armadura de un llamador de invers ón de corrientes. Relevadores receptores.—Los reíais polarizados se componen de un imán cuyos polos N S (fig. 82), sostienen las puntas P y P',


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que sirven de pivotes al eje X X ' de una armadura A de hierro dulce, situada al mismo tiempo sobre las bobinas B°, B° (fig. 83).

F i g . 82.—Reíais Baudot (elevación).

Esta armadura termina con un vástago vertical, á los que sirven de topes los dos tornillos V V". L a armadura queda así suspendida como fiel de una balanza, y se inclina á izquierda ó derecha, según el sentido de la corriente que circula por las bobinas del electro imán. Puesto que la armadura es sólo una continuación del imán,


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presenta un polo austral en una de sus extremidades y un polo boreal en la otra, y permanece en equilibrio mientras no haya corrientes que influyan sobre las bobinas del electro-imán; pero cuando una corriente forma en cada una de las bobinas del electro-imán un polo austral, por ejem_oJ3„ pío, la armadura se inclina del lado de su polo boreal, que es atraído, al propio tiempo que es rechazado el polo austral. Si cada núcleo del electro-imán presenta un polo boreal frente á la armadura, ocurre lo contrario de loque hemos dicho. De e s t a disposición resulta una extrem á d a movilidad en la armadura. Los tornillos V y V ' pueden aproximarse ó alejar- JNNN F,G 83 Re,:m Baudot (corte) se. Del mismo mo'~ do puede hacerse que las bobinas del electro-imán suban ó bajen, guiadas por los vástagos y, y. En resumen: el reíais dispuesto en esta forma es de una excesiva sensibilidad. L a s emisiones negativas, por ejemplo, hacen que la armadura choque contra el tornillo V , y contra el V ' las emisiones positi26


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vas. Resulta ele esto que los cinco reíais enlazados á cada sector reproducen, por las posiciones respectivas de sus armaduras, la combinación ejecutada por el manipulador correspondiente. Si se oprimen las teclas i y 3 del manipulador, combinación

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FIG. 84.— Aparato Baudot. Oiici tación de les rtlais pola'iza'Ys

que corresponde á H -i, las armaduras de los reíais 1 y 3 chocarán contra los topes de la derecha (fig. 84), y las de los reíais 2, 4 y 5 contra los de la izquierda. Traductor.—Este órgano recoge la combinación formada de

FIG. 85.—Receptor Baudet.

la manera que acabamos de indicar. Está colocado detrás de la rueda de tipos, en el interior del receptor, cuyo conjunto representa la fig. 85, y tiene una rueda de dobles bordes T T (figura 86), borde de trabajo y borde de reposo. Estos dos bordes, en los que hay huecos y relieves dispuestos en orden determinado,


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están separados por una arista saliente d d, interrumpida frente á la pieza F. Como motor se emplea y a un peso que actúa sobre un sistema de relojería, y que se eleva por medio de un pedal, ó bien una máquina dinamo eléctrica pequeña. E l movimiento se transmite por medio de un piñón á la rueda Q Q , que arrastra consigo el eje A , el traductor y la rueda de tipos. Cinco electro imanes, uno de los cuales está representado en E, repiten las combinaciones formadas por las teclas del manipulador y por los reíais receptores. En la posición de reposo, la armadura a de cada uno de los electro imanes impresores E , permanece separado del núcleo. Dicha armadura está unida á un resorte terminado en una uña, que se apoya sobre el brazo 1 de la palanca b. L a palanca b tiene dos brazos dispuestos en ángulo recto y puede girar sobre un eje horizontal, cuya sección se indica en la figura 86. El brazo I penetra en la ranura C de un resorte atornillado á la culata del electro-imán. Si la armadura a es atraída, como ocurre cuando se oprime en el manipulador correspondiente la tecla del mismo orden que el electro-imán, la uña del resorte oprime el brazo 1 da la palanca b y la hace descender hasta la ranura C ; el brazo 1' avanza y el sistema ocupa la posición 2 b 2 indicada por punto?. En esta posición el brazo b' oprime ligeramente la varilla t, pero sin llegar á moverla. Cada una de las varillas t, que en número de cinco están situadas frente á los cinco electro-imanes impresores, tiene un martillo, f q\ que puede moverse lateralmente con la varilla, y también oscilar. Recordemos, para fijar las ideas, la combinación que ya hemos estudiado —| -H . En los electro-imanes impresores números 1 y 3 es atraída la armadura, y en los 2, 4 y 5 queda ésta en reposo; en las palancas b, números 1 y 3, el brazo vertical toma la posición 2', indicada con puntos, y en las palancas b, números 2, 4 y 5, el brazo vertical toma la posición 1', figurada


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con líneas llenas, y la combinación queda así preparada. En este momento interviene un nuevo órgano montado en la rueda Q Q, con la que gira sobre el eje A. La lanzadera N tiene una ranura en la que penetran sucesivamente todas las palancas que ocupan la posición 2', cuando dicha lanzadera pasa al alcance de ellas, y las conduce á la posición 3', apoyándolas fuertemente contra las

HP Fig. 86.—Aparato Baudot: electro-imanes impresores y mecanismo del traductor.

varillas t colocadas frente á ellas, y empujando los martillos qK px sobre el borde de trabajo. La lanzadera, que no ha abandonado las palancas b respectivas, las empuja hacia atrás merced á la forma de la ranura; los brazos horizontales se detienen de nuevo en la ranura C, y el órgano eléctrico queda en reposo hasta que se forma otra combinación. La fig. 87 indica qué acción ejercen los bordes del traductor. Para no hacer confuso el dibujo, hemos representado el caso en que todos los martillos están sobre el borde de trabajo, que es el de la combinación H 1 1 1 1 - , que representa la P


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ó el signo 0/0. Los martilos aparecen de perfil, apoyando sus ca bezas unas sobre otras: q', q, q\ q\ q%, son las cabezas de los cinco martillos, y q" es una cabeza suplementaria, articulada á la pieza y y. Esta última pieza está en comunicación con la varilla ;z, sobre la que actúa de arriba á abajo por medio de un resorte p'ano, accionado por el tornillo x. El trazado de puntos in dica la posición del mecanismo cuando cualquiera de los martillos se apoya sobre uno de los relieves del borde de trabajo ó del de reposo. Cuando esto ocurre, un solo martillo basta para sostener todo el sistema; pero si los pies p1, p\ p'\ de todos los martillos caen en los huecos, ya se trate del borde de reposo ó del de trabajo, todas las cabezas q\ q\ q\ q\ q\ se inclinan hacia la derecha; la cabeza auxiliar q" se enFIG. 8 7 . — A p a r a t o B a u d o t : m e c a n i s m o del t r a d u c t o r , cuentra sin apoyo y perc a í d a de los m a r t i l l o s . mite levantarse á la parte izquierda de la palanca, mientras la parte derecha desciende arrastrando consigo la varilla n. Esta última es la q je produce la impresión, según vamos á ver. En cuanto el sistema impresor funciona, el muñón F (fig. 86) hace que vuelvan á colocarse en el borde de reposo todos los martillos situados en el de trabajo. El vástago n desciende: prescindamos de él por unos momentos para estudiar el mecanismo montado sobre el eje A, delante de la platina del aparato, ó sea el sistema impresor propiamente dicho. Mecanismo impresor.—La fig. 88 representa la rueda de impresión, semejante á la de corrección del aparato Hughes; la


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figura 89 representa la rueda de tipos. En ésta están marcados en relieve los caracteres, alternando las cifras y las letra?. La rueda de impresión está detrás de 1? de tipos, y ambas son solidarias, aunque no de una manera invariable. Hállanse, en efecto, caladas sobre un doble manguito. El que sostiene la rueda de impresión enlaza con el eje motor por medio de VH| f~~ una U ña t (fig. 88), implantada en dicho eje, y por el 1 resorte Z de la rueda de impresión, cuyo extremo ^ ^ ^ 0l entra en una ranura pracv 1: ^ ^ llwíf _ ticada en la parte superior TfíPf ' S ^ f ^ ' X (0 \ " pi> ( fk /? J y/

—"'•Q'-

r s\

de la uña. En caso de ocurrir una detención brusca,

) i ' a r u e c l a t ! e ¡ m P r e s ' ó n se ) ) desprende del eje, y éste V:l¡|pl/ | J prosigue só'o su giro. ] ^ J i El manguito de la rueda í Pt/l / i ) i sfk// de tipos termina en una VÍA . S o l ® \ !h ,/ palanca de tres brazos S, yYv l S, S, cuyos extremos están —t^J en los vértices de ua trianS^^^a guio isósceles. (P&'^y El brazo x ?c encuentra ' entre los dos topes r s de FlG 88.—Aparato Baudot: mecanismo impresor. , , ,, . . la rueda, y esta comprimido por el resorte u, que no le impide pasar de un tope á otro bajo la acción de una fuerza enérgica, pero que se opone á que el brazo se mueva por sí solo. Los otros dos brazos entran en las piezas vi, 7z, de forma de tenaza, que pueden girar alrededor de sus tornillos respectivos, y montadas de modo que una de las partes salientes marcadas con los números 14 ó 31, cubre siempre uno de los huecos de la rueda de impresión. Si el brazo .r se


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

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a p o y a contra el t o p e s, la p i e z a ;« c u b r e el h u e c o 14; y si dicho b r a z o se a p o y a s o b r e el t o p e r , el h u e c o 31 se e n c u e n t r a cu bierto. L o s h u e c o s 1 4 y 31 c o r r e s p o n d e n p r e c i s a m e n t e á l o s blancos d e letras y d e cifras; d e m o d o q u e , s e g ú n q u e el brazo X

se a p o y e s o b r e el to-

p e r ó el s, se i m p r i m e

una

letra ó una cifra. E s t e movim i e n t o b a s c u l a r se

obtiene

por el p a s o del muflón B por el h u e c o c u b i e r t o p o r

una

de las p i e z a s m , n. L o s c a r a c t e r e s d e la rueda de

tipos

quedan

impresos,

c o m o en el M o r s e y Hughes, mediante llo d e

fieltro

en el

un

rodi-

empapado

tinta g r a s a , al q u e la

de

rueda

d e t i p o s c o m u n i c a su m o v i m i e n t o d e rotación. Volvamos

al e s t u d i o

del

v á s t a g o n, q u e h e m o s aband o n a d o en el m o m e n t o

en

que p e r d í a su p u n t o d e apoy o p o r c a u s a d e la caída d e los

cinco

martillos

en

los

FIG.

89.—Aparato Baud.t:

IVAI.EE

del papel.

h u e c o s del t r a d u c t o r . E s t e v á s t a g o está r e p r e s e n t a d o con puntos er> la fig. 88, en la q u e se le señala c o n l a s letras b b. S e

apoya

s o b r e la p i e z a p , m ó v i l s o b r e el tornillo q u e le sirve d e eje, arrastrándola c o n s i g o en sus diferentes m o v i m i e n t o s . L a p i e z a p ciende, p o r t a n t o , al m i s m o t i e m p o q u e el v á s t a g o b

b,

y

deses la

q u e p o n e en m o v i m i e n t o los ó r g a n o s d e impresión. L a p a l a n c a a c o d a d a li h

choca contra

el tornillo v , b a j o 1


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«EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

presión del resorte de la pieza y termina por el extremo opuesto en un gancho que detiene la uña a del muñón B, al que el resorte R obliga á girar de derecha á izquierda sobre el eje A . Si la caída del vástpgo b b hace bascular en esta forma áp y B se verá obligado á girar alrededor de A. La punta del muñón B penetrará en uno de los huecos de la rueda H, que la guía en sus movimientos hasta ponerla fuera del alcance de sus dientes, y la obliga á ocupar la posición vertical dibujada con puntos. El muñón B no puede ejecutar esta evolución sin poner en movimiento la palanca L L y la rueda de roquete que, aunque montada sobre un manguito independiente, está unida á la pieza B por la uña c. Durante este movimiento, la uña c salta por cima de algunos dientes de la rueda de roquete. La rueda H, cuyos dientes se han separado del muñón B, continua su movimiento, y el sistema vuelve automáticamente á su posición, cuando el disco G, empujando á la palanca L L, hace que bascule en sentido inverso el muñón B, cuyo extremo a vuelve á ser cogido nuevamente por el gancho de la palanca h h, que á su vez ha vuelto á apoyarse contra el tornillo\y por la acción del resorte de la pieza p. Avance de papel.—La fig. 89 indica el camino que sigue el papel-cinta. El muñón B está en el mismo plano que la rueda de impresión. El papel-cinta pasa por bajo de la rueda de tipos, y se obtiene de un rollo de papel semejante á los que se emplean en todos los demás aparatos impresores. Después de apoyarse sobre las guías g g', pasa por una pieza complementaria sostenida horizontalmente sobre la pieza B por el tornillo I; rodea esta pieza y pasa sobre el tambor d, solidario de la rueda de roquete de de que hemos hablado, y provisto de una rueda de dientes muy finos, que sirve de engranaje destinado á facilitar el avance del papel. El movimiento del muñón B, de derecha á izquierda, deja en libertad la pequeña cantidad de papel comprendida entre r é I,


LA T E L E G R A F Í A

ACTUAL

sin que por esto avance el papel-cinta sobre la pieza adicional antes mencionada. La rotación del tambor d, que la rueda de roquete arrastra al empujar la uña c, impulsa delante del compresor r la porción de papel referida. Simultáneamenre este movimiento da lugar á que se sitúe entre g y g una cantidad igual de papel, atraída de derecha á izquierda y tomada del rollo. A l pasar frente á la rueda de tipos, se apoya el papel-cinta sobre la letra que debe imprimirse, recibe la marca de la tinta grasa y continúa su marcha hacia la izquierda. Cuando la palanca L L restablece el reposo del mecanismo impresor, la uña c salta por cima de los dientes de la rueda de roquete; pero la uña c obra como cuña y la detiene en su marcha, de modo que la pieza B gira sola, mientras que la rueda de roquete y el tambor d permanecen inmóviles; prodúcese el. deslizamiento del papel-cinta sobre la pieza I, empleándose en él el exceso de cinta que existía e n t r e n y g ' , y ésta vuelve á hallarse tirante y preparada á recibir la impresión de otra letra. Aparato Baudot doble. —El aparato Baudot es de mucho ren dimiento. Con el sistema cuádruple pueden transmitirse 6 600 palabras por hora, sin exagerar la velocidad de los distribuido res. Su montaje es complicado, y aun cuando no hemos hecho a descripción detallada de sus comunicaciones eléctricas, dada la multiplicidad de los órganos que deben ponerse en movimiento, habrá debido suponer el lector que cada estación requiere una red de hilos interiores. Como no es necesario un montaje tan complicado en líneas cuyo servicio no sea suficiente para alimentar el sistema, M. Baudot decidió estudiar un aparato más sencillo, capaz aún de producir 3.300 palabras por hora, y adecuado al servicio de líneas cuyo movimiento diario no exija el empleo del sistema cuádruple. Este es el origen del Baudot doble, del que sólo tenemos que decir algunas palabras. En este montaje el distribuidor solo tiene tres sectores; dos para las transmisiones y uno para la corrección.


2IO

BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

El carrete portaescobillas gira en un plano vertical. Está formado por tres brazos, provistos de un par de escobillas cada uno de ellos. En el disco de ebonita hay cinco coronas, de las que las cuatro primeras están formadas por contactos aislados unos de otros, y la quinta por un contacto lleno. El primer par de escobillas se apoya sobre las coronas i y 2; el segundo sobre las 3 y 5, y el tercero, cuyas escobillas están una á continuación de otra, quedando entre ellas el intervalo de un contacto, se apoya sobre la cuarta corona. La primer corona comunica con los electro-imanes de los traductores; la segunda y la tercera con los diferentes órganos de los manipuladores; la cuarta con una pila local, cuya corriente distribuye, y la quinta con la línea. Electro imán aprehensor.—l.a velocidad en la transmisión es evidentemente menor en el aparato doble que en el cuádruple, puesto que son mayores las porciones de circunferencia que deben recorrer las escobillas para producir un signo, por lo que se han adoptado los medios necesarios para evitar á los empleados la fatiga de mantener comprimidas las teclas durante todo el tiempo que requiere cada emisión, y también los inconvenientes que rssultarían de que una tecla volviese al estado de reposo antes de que se pasase á la línea la corriente que deba emitir. Para obtener este efecto ha ideado M. Baudot aprehender ó retener automáticamente las tres últimas teclas, hasta que su objeto se cumpla. L a fig. 90 indica el montaje que se ha adoptado. Cada una de las teclas 3. 4 y 5 termina en una lengüeta de hierro dulce F (fig. 90). Por cima del extremo de ésta hay en la caja del manipulador un electro-imán cojo, polarizado, formado por un imán en figura de horca, al que se atornilla el núcleo N , rodeado por la bobina E E. Mientras no se comprime la tecla, la distancia que separa el vástago F del imán basta para impedir la acción eficaz de éste; pero al oprimir con el dedo la parte anterior de la tecla, el vástago F se aproxima á los polos del imán,


LA

TELEGRAFÍA

21 I

ACTUAL

á los que queda adherido hasta que una corriente dirigida en sentido contrario debilita la imantación del núcleo al circular por la bobina. Esta corriente se envía en el momento preciso en que los frotadores del distribuidor pasan por cima del contacto que corresponde á la tecla comprimida. E s inútil, además, aplicar al distribuidor doble un regulador de velocidad tan voluminoso como el del cuádruple. El nuevo aparato está destinado á un servicio menos importante, y ha sido B

FIG. 90.—Manipulador Baudot, para el sistema doble.

preciso reducir sus dimensiones cuanto se ha podido, renunciando por ello M. Baudot á la varilla vibrante y adoptando el siguiente sistema. Regulador

de velocidad.— E l nuevo regulador

de

velocidad

(figuras 91 y 92) está sujeto por la clavija c al eje del volante H , girando el conjunto en el interior de la caja cilindrica C f , C y , cerrada por dos platinas paralelas p p, p" / . El regulador, propiamente dicho, esté formado por una masa metálica M, atravesada por las guías 11, f t\ y sostenida por dos fuertes resortes en espiral, b b\ que el tornillo V

inmoviliza por el extremo

opuesto. L a masa M está provista de dos resortes// - , cuyas extremidades libres, envueltas en filástica, se apoyan sobre las platinas p p, p' p'. Mientras el árbol H gira, la fuerza centrífuga tiende á separar la masa M; cuanto más aumenta la velocidad, mayor tracción


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BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

ejerce la masa M, al alejarse sobre los resortes b b', pero también son más grandes las circunferencias que los resortes f / d e s criben sobre las platinas p p, p' p'; las superficies de frotamiento aumentan, y con ellas la resistencia, que se opone á la velocidad

FIG. 91 —Aparato Baudot-, regulador de velocidad (elevación).

en tales términos, que se logra un movimiento verdaderamente uniforme. El arreglo se obtiene mediante el tornillo V, por una parte, que permite dar más ó menos tensión á los resortes b b'; y por otra, merced á la separación de la platinap' p'. Esta está atornillada á la caja Cy, C y , y se puede aproximarla ó alejarla de la platina p p, sirviendo para inmovilizarla el collar n n cuando el arreglo se ha terminado.


L A TELEGRAFÍA

ACTUAL

213

Empleo del aparato Baudot.—Dentro délos estrechos límites que nos hemos impuesto, no podemos extendernos en la explicación de los detalles pequeños de un aparato complicado, como el telégrafo Baudot. Mucho tendríamos aún que decir respecto á los órganos accesorios que tienen por objeto regularizar el juego de las piezas principales, ó remediar las perturbaciones inherentes á las transmisiones á gran distancia. Por lo demás, esta descrip-

FIG. 92.—Aparato Baudot: regulador de velocidad (plano).

ción no hubiera tenido valor real más que para las' personas que hubieran deseado hacer un estudio profundo del aparato, y en esta clase de estudios nada reemplaza al aparato que, por decirlo así, es preciso disecar para llegar á poseerle á fondo.


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BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

El aparato Baudot funciona en cuádruple entre: P a r í s y Marsella. » Lybn » El H a v r e . » Lille.

Paris y Toulouse. » Bordeaux. > Brest.

La instalación es en duplex entre: Paris y Clermont. » Caen. » Nantes.

Marseille y Nice. » Bordeaux. Bordeaux y Toulouse.

Pronto se le pondrá en servicio en otras líneas de la red interior. En cuanto á las comunicaciones internacionales, sólo se emplea el Baudot doble entre París y Roma, con reíais en Turin.


APARATOS DE TELEGRAFÍA

SUBMARINA

L a t r a n s m i s i ó n en los cables s u b m a r i n o s . — A p a r a t o de espejo de Thomson.—Descripción del a p a r a t o . — S i s t e m a a s t á t i c o . — S h u n t . — E s c a l a . — M o n t a j e del a p a r a t o de espejo —Siphon recorder.—Motor.—Receptor.—Aparato Estienne.—Sistema Est i e n n e . — A l f a b e t o . — M a n i p u l a d o r . — R e c e p t o r . — M e c a n i s m o de r e l o j e r í a . — M e c a n i s m o d e las p l u m a s . — O r g a n o

eléctrico—Arreglo.—Rendimiento

y

ventajas

del

sistema.

La transmisión en los cables submarinos. —La transmisión en las grandes líneas submarinas requiere condiciones diferentes á las exigidas para el cambio de signos en la red aérea, lo que hace necesario el empleo de aparatos especiales. Mientras se trata de cables como los que se emplean en el canal de la Mancha, pueden utilizarse sin inconveniente los mismos aparatos que en las demás líneas de la red, y antiguamente se cambiaba el servicio entre la Central de París y la de Lontres, al través del cable de Calais á Douvres, con igual velocidad que en las demás líneas de la red interior, pudiendo decirse sin exageración que los empleados hacían producir al Morse cuanto este aparato puede dar de sí. Después, cuando se quiso aumentar el rendimiento de los conductores para evitar el tener que aumentarlos se ensayó el Hughes y se obtuvo una decepción: el aparato, más sensible que el Morse, experimentaba los efectos de carga y descarga, y para que fuese útil en este nuevo servicio fué preciso modificar sus órganos en la forma que hemos indica-


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BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

do. Después de dichas transformaciones funciona con regularidad en los cables que enlazan á Francia con Inglaterra. En los comienzos de la telegrafía transatlántica se notó que el cambio de signos Morse por los medios ordinarios era tan lento, que se buscó en seguida el medio de obtenerlos por otros procedimientos. No debe olvidarse que en la explotación de las líne?s trasatlánticas la cuestión económica es esencial. La instalación de una línea aérea no es nunca muy costosa; si un conductor es insuficiente, se puede montar otro por un precio moderado. Por el contrario, la construcción de líneas submarinas exige un crecido capital. Los cables cuestan muy caros, y los gastos del tendido son considerables, sin contar los riesgos que se corren. Es, pues, necesario, para que la operación sea lucrativa, que el rendimiento del conductor llegue á su máximum, y aun es preciso, antes de tenderle, que se haya demostrado que ese máximum de rendimiento producirá ingresos superiores al interés del capital comprometido, teniendo en cuenta las eventualidades que pueden originarse, y los gastos de reparación, siempre onerosos en caso de accidentes. El sistema Morse fué desechado desde el principio por estas razones, sustituyéndole con el galvanómetro de espejo de sir W. Thomson, que al mismo tiempo es un instrumento de medida tan sensible como preciso. Para disminuir los fenómenos de carga y descarga en los ca bles, ha sido preciso utilizar débiles corrientes; circunstancia que impone el empleo de órganos receptores muy sensibles. El galvanómetro de Thomson, que se aplicaba ya á la medida de corrientes débiles, tenía aquí un destino adecuado Utilizando solamente uno de los polos de la pila, como en el Morse, se convino que una desviación brusca de la aguja, á la derecha, por ejemplo, volviendo rápidamente á la posición de reposo, representase un punto; y que la misma desviación, durante un tiempo más prolongado, representase una raya. Este fué el sistema que


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

217

al p r i n c i p i o se p u s o en p r á c t i c a en el c a b l e trasatlántico

ten-

d i d o en 1 8 5 8 . S e l o g r ó a u m e n t a r la v e l o c i d a d d e transmisión e m p l e a n d o e l m é t o d o de Steinhel!, con el q u e no h a y n e c e s i d a d d e p r o l o n g a r las e m i s i o n e s de corrientes p a r a r e p r e s e n t a r las r a y a s . U t i l í z a n s e al e f e c t o los d o s p o l o s d e la pila, c o n v i n i é n d o s e en q u e las desviaciones de la a g u j a hacia la d e r e c h a , o r i g i n a d a s , p o r e m i s i o n e s positivas,

por

ejemplo,

indiquen los p u n t o s , y l a s d e s v i a c i o n e s

h a c i a la izquierda, c a u s a d a s p o r las e m i s i o n e s n e g a t i v a s , r e p r e senten las rayas. E s t a s d i v e r s a s e m i s i o n e s p u e d e n tener, sin

in-

c o n v e n i e n t e , la m i s m a e x t e n s i ó n ; resultando d e ello q u e el s i g n o c o m p u e s t o d e c u a t r o r a y a s ( C H ) es d e la m i s m a d u r a c i ó n q u e el f o r m a d o p o r c u a f r o p u n t o s (H), m i e n t r a s en la t r a n s m i s i ó n

Mor-

se ordinaria el t i e m p o n e c e s a r i o p a r a transmitir la C H es m u c h o m á s c o n s i d e r a b l e . P o r lo t a n t o , si n o s r e f e r i m o s al r i t m o h a b i t u a l d e la transmisión en el M o r s e , en la q u e el p u n t o representa unidad, y si a d m i t i m o s q u e p a r a p r o d u c i r l e se n e c e s i t a un m o d e s e g u n d o , o b s e r v a r e m o s q u e p a r a h a c e r la H ren '/,„ d e s e g u n d o , y p a r a transmitir

la

déci-

se requie-

la C H h a c e n falta 'Vio d e

s e g u n d o , la diferencia es aún m á s sensible entre las cifras 5 y p u e s t o q u e el p r i m e r o sólo e x i g e ®/l0 d e s e g u n d o , y el último

,9 /

10 .

C o n el m é t o d o d e Steinhell se r e d u c e n e s t o s v a l o r e s á su m í n i m o , ó sean '/,„ de s e g u n d o para las letras H y C H , y fras 5 y como

o. E n

una

e s t o s e j e m p l o s sólo

unidad

convencional,

9/

l0

para las ci-

c o n s i d e r a m o s el

para

hacernos

segundo

comprender

mejor. El método atlántico d e

d e S t e i n h e l l fué el q u e se e m p l e ó en el cable tras1866.

N o es a b s o l u t a m e n t e n e c e s a r i o q u e la a g u j a h a y a v u e l t o al c e r o p a r a e n v i a r otra e m i s i ó n del m i s m o n o m b r e , ó de n o m b r e

contra-

rio. D e e s t e m o d o la p r i m e r corriente i m p r i m e un m o v i m i e n t o h a cia la d e r e c h a á la a g u j a , q u e se detiene un instante y v u e l v e 1er.ta m e n t e á su p o s i c i ó n d e reposo. E n este m o m e n t o ,

otra

emisión

del m i s m o n o m b r e la i m p u l s a r í a n u e v a m e n t e á la derecha, p e r o 28


2L8

BIBLIOTECA

DE

«EL

TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

FIG. 9 3 . — G a l v a n ó m e t r o de espejo de sir William Thomson,


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

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con alguna más fuerza que la primera vez: nueva detención y nuevo retroceso hacia el cero. Si entonces se envía una corriente de nombre contrario, la aguja pasa sin detenerse por la posición de reposo, se desvía hacia la izquierda, y vuelve lentamente al cero, á menos que nuevas corrientes no lo impidan. El signo descrito está representado por las desviaciones derecha, derecha, izquierda, ( ), que es la letra U. A P A R A T O D E E S P E J O D E T H O M S O N . — D e s c r i p c i ó n del aparato.—Éste se compone de un manipulador ordinario, si se hace uso de la transmisión Morse primitiva, ó de un manipulador de dos palancas, si se emplea el método de Steinhell; manipulador equivalente á un conmutador inversor que permite enviar á la línea una corriente positiva ó negativa. El receptor tiene un espejo pequeño, redondo, ligeramente cóncavo, de 8 milímetros de diámetro y 22 miligramos de peso. Detrás de este espejo está pegada una barrita imantada de 3 milímetros de longitud, y con un peso poco más ó menos igual al del espejo. El sistema, que pesa algo menos de 50 miligramos, está suspendido por un hilo de seda sin torsión, tal como se obtiene de los capullos de seda, en el centro de una bobina circular. El aparato se cubre con un fanal de cristal que permite ver el espejo. Esta fanal reposa sobre un zócalo de latón provisto de tornillos nivelantes, y tiene el número de bomas necesario para empalmar los hilos de comunicación. L a barrita debe estar tan fuertemente imantada como pueda lograrse: esta es una condición precisa para que vuelva rápidamente á su posición de reposo después de cada desviación. Por


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esto ocurre muchas veces que se pegan detrás del espejo varías barritas, cuyas acciones se suman. Si no se adoptase una precaución especial, la barrita imantada obedecería á la acción directriz de la tierra, arrastrando consigo el espejo, y sería necesario orientar el aparato en el plano del meridiano magnético. Para evitar este arreglo se dispone por cima de! aparato, sobre el vástago de una cremallera, una barra de acero, recurvada y ligeramente imantada. Por medio de un tornillo de ajuste se puede hacer girar este imán, ó más bien el vástago que le sostiene, pudiendo además moverse en sentido vertical, á lo largo del vástago. Colocando este imán en ángulo recto con la dirección del mecanismo magnético, se opone su acción á la de la tierra; y haciéndole descender convenientemente, se logra contrabalancear el efecto del magnetismo terrestre. L a acción directriz del imán debe preponderar para que el espejo vuelva con rapidez á su posición de equilibrio, cuando el paso de una corriente le ha separado de ella. Sistema astático.—En el modelo que representa la fig. 93, se utiliza un sistema de agujas astáticas. Es sabido que este sistema, cuyo objeto es disminuir la acción directriz de la tierra, consiste en dos agujas imantadas unidas por un vástago rígido (fig. 94). Estas dos agujas, que no están imantadas en el mismo grado, aunque la diferencia sea pequeña, tienen sus polos de nombre contrario dirigidos hacia el mismo lado. En el caso en que el galvanómetro tenga agujas astáticas, cada aguja está rodeada de una bobina, circulando la corriente por ellas en sentido contrario. En el modelo construido por la casa Breguet, que ha tenido la bondad de prestarnos el cliché de la fig. 93, las bobinas pueden desmontarse con facilidad y reemplazarse con otras de diferente resistencia. Lo mismo ocurre con el sistema de agujas astáticas, que es fácil sustituir en caso de accidente. Shunt.—El

aparato colocado á la derecha del dibujo (figu-

ra 93), es un shunt. Se denomina así á un instrumento que


LA.

TELEGRAFÍA

A C T U A L

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tiene por objeto establecer una derivación entre las bomas de un galvanómetro. Con frecuencia se necesita reducir la sensibilidad de un galvanómetro cuya aguja, bajo la acción de !a corriente, llegase á salir de la graduación. Esto se logra shuntando el galvanómetro, es decir, estableciendo una derivación, por la que pasa la mayor parte de la corriente. L a caja del shunt contiene de ordinario tres bobinas que se introducen en el circuito por medio de clavijas metálicas que se colocan encima de la caja. De este modo puede reducirse la tensibiliFIG. 9 5 . — E s c a l a del g a ! v a n ó m ; t r o dad de un galvanómetro á I/IO, de e s p e j o . I/IOO ó I/IOOO, y por medio de una sencilla fórmula se establece la relación que existe entre las corrientes que circulan por el galvanómetro shuntado y sin shunt. Escala.—Sea cualquiera el tipo que se emplee, las desviaciones producidas por las corrientes en la barra imantada unida al espejo son muy pequeñas, y sería imposible observarlas á simple vista, sin una disposición ingeniosa, que consiste en iluminar intensamente el espejo con el auxilio de una lámpara; recoger sobre una pantalla la imagen luminosa, y seguir los movimientos de ésta en una cámara oscura. A unos 6o centímetros del galvanómetro, y delante de él, se coloca una lámpara ordinaria de petróleo, ó, caso necesario, una bujía. Entre la lámpara y el galvanómetro se interpone una escala graduada, de la que la fig. 95 muestra sólo la parte posterior. El cero de la graduación está en el centro de la escala, prolongándose á derecha é izquierda las divisiones en línea horizontal. Esta escala está formada por una planchita de madera recubierta con una hoja de papel blanco, dividiéndose en milímetros


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á un lado y otro del cero, como acabamos de decir. L a planchita de madera tiene en su centro una pequeña hendedura vertical que da paso á la luz de la lámpara, cuya mecha, si es plana, se coloca perpendicularmente al plano de la escala. Montaje del aparato de espejo.—El haz luminoso que atraviesa la hendedura de la plancha de madera ilumina el espejo, cuya

FIG. 96.— Galvanómetro de espejo, con su escala.

imagen se proyecta sobre la escala graduada en forma de una rayita de luz. Esta raya ó línea es la que, moviéndose sobre las divisiones de la escala, indica, mediante grandes desviaciones, la menor oscilación del espejito, y actúa como la punta de una aguja de 120 centímetros de longitud implantada en el espejo; es decir, como una aguja que tuviese una longitud doble de la que separa al espejo de la escala. Eh efecto: si suponemos que el espejo es plano, como ocurre algunas veces, el haz luminoso que le hiere cuando está en reposo es normal á su superficie, y los rayos reflejados, volviendo sobre sí mismos, iluminarán el cero de la graduación. Supongamos ahora que el espejo se mueve en un ángulo de 50; el haz luminoso que le hiere marcará también un ángulo de 5° con la línea


LA TELEGRAFÍA

221

ACTUAL

normal al espejo; el haz reflejado formará con esta normal otro ángulo de 5 que se suma al primero, de tal modo que el rayo incidente y el reflejo formarán entre sí un ángulo de 10°. Para un movimiento angular de 5° en el espejo, la imagen luminosa proyectada sobre la escala experimenta una desviación de 10°.

3 FIG. 97.—Galvanómetro marino.

FIG. 98. — Galvanómetro

marino:

arreglo de la a g u j a imantada.

Como antes hemos dicho, las desviaciones á lg. derecha del cero de la imagen luminosa representan los puntos, y las que se producen hacia la izquierda representan las rayas. Se facilita la lectura de los signos colocando el aparato en una cámara oscura; pero esto es muy fatigoso para los empleados. Galvanómetro marino.—Se ha construido un galvanómetro de espejo, de modelo especial, para los ensayos eléctricos que exigen el tendido y reparación de los cables submarinos (fig. 97). Su construcción permite colocarle á bordo de los buques encargados de la inmersión de cables, operándose con él como en tierra. El espejo y su barrita imantada no están suspendidos, sino colocados sobre un hilo tendido de arriba á abajo en el interior del aparato. La caja del aparato es de hierro, é impide casi completamente se ejerza sobre la barra imantada la acción del magnetismo exterior. La barra, además, está orientada por un gran imán fijo en el interior de la caja, que, cerrada completamente, sólo ofrece una


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pequeña abertura para ver el espejo. Esta abertura es la que se observa á la derecha de la fig. 97; el tubo colocado á la izquierda tiene por objeto el ajuste del aparato, y contiene dos barras imantadas, cuyos polos de nombre contrario están uno frente á otro. Las barras son dentadas en su centro, como una cremallera, y engranan en un piñón que se pone en movimiento por medio de un tornillo de ajuste (fig. 98). Cuando los dos polos de nombre contrario de los dos imanes están á igual distancia de la barrita imantada, no producen ningún efecto sobre ella; pero si por el movimiento del tornillo de ajuste se aleja'uno de los polos en la forma que indica la fig. 98, predomina la acción del que queda más próximo, orientándose por ella la barrita del espejo en sentido conveniente. Las señales del galvanómetro de espejo son transitorias y no dejan huella a'guna de sí, por lo que se ha buscado el medio de establecer un sistema de comprobación en cada estación. Con este objeto se emplea un receptor Morse de electro-imanes polarizados que funciona en local y está provisto de dos electro-imanes, de los que uno obedece las corrientes positivas y otro las negativas, representándose los signos por medio de puntos situados sobre la misma cinta en dos líneas paralelas, de las que la superior representa los puntos del sistema Morse y la inferior las rayas. SlPHON RECORDER.—Motor.—Sir William Thomson buscó inmediatamente la manera de registrar las desviaciones de su galvanómetro de espejo. Esto fué lo que produjo el siphon recorder. El papel cinta del siphon recorder se pone en movimiento por medio de un motor que, en la mayor parte de los aparatos (por lo menos los que funcionan en Inglaterra) tiene doble aplicación. Este motor es á la vez una máquina electro-magnética y un recargador Thomson. Este órgano, conocido en Fiancia con el nombre de molino eléctrico, y en Inglaterra con el de mouse-mill (molino de rato-


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

225

res), recuerda, como aparato eléctrico, la máquina de Froment, descrita en casi todos los cursos de Física. Como recargador, difiere poco del repletiisher (recargador) de ^Thomson, que representa la fig. 99, á la que agregaremos una descripción breve. Este Instrumento, construido por sir W . Thomson para su electrómetro de cuadrante, que aplicó también al electrómetro absolu10, del que forman parte los dos discos representados en la figu ra, está formado por dos grandes superficies metálicas semicilíndricas que, fijas á una placa horizontal de ebonita, constituyen los inductores. Hay, además, otras dos piezas metálicas, montadas como las anteriores, si bien la placa que las sostiene puede girar alrededor de un eje vertical; éstos son los inducidos, á los que los inductores rodean casi por completo. A cada revolución hay resortes REPLENISHES dispuestos en forma convenien FIG. 9 9 . — R e c a r g a d o r Thomson, te, que se ponen en contacto con los inducidos, tomindoles su carga y enviándola á la aguja del electrómetro. En el molino eléctrico adaptado al siplion recorder, la carga se transporta al sifón y hace que éste se impregne de tinta del modo que veremos más adelante. También se ha aumentado el número de inducidos, formados por diez armaduras de hierro dulce colocadas en un disco de ebonita, sobre las generatrices de un cilindro Los inducidos dan vueltas entre las dos superficies semicilíndricas, representadas por M en la fig. 100, que constituyen los inductores. Uno de estos inductores comunica con tierra, y el otro con el vástago t, cuya punta está frente


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á una pieza metálica que le transmite la carga eléctrica y comunica con el depósito de tinta. El papel colocado en la rueda R recibe el movimiento por medio de un eje, poleas y correa de transmisión. La cinta pasa primeramente por varias guías, y después por un rodillo de arrastre, penetrando entre dos placas metálicas que la ponen en comunicación con tierra. Receptor.—El órgano receptor es un marquito muy ligero, análogo por su forma al bastidor de un galvanómetro, y recubierto por muchas vueltas de hilo fino. Este marquito está suspendido de un hilo de capullo de seda entre los polos de dos po derosos electro-imanes, E E, cuyo campo magnético está reforzado por una masa de hierro dulce que llena casi por completo el interior del marco. Bajo la acción de las corrientes que circulan por las bobinas, el marco ó bastidor se mueve á derecha ó izquierda, del mismo modo que el espejo del galvanómetro de reflexión, sin que estas desviaciones lleguen á hacerle tocar los electro imanes, ni la masa de hierro dulce colocada en su centro. El bastidor origina con sus movimientos el de un delgado si fón de vidrio, al que está unido, ya directamente, ya por medio de un hilo de seda. El sifón es un tubo de vidrio, capilar, recurvado dos veces en ángulo recto, que por uno de sus extremos se sumerge en un depósito de tinta C, y termina por el otro en una punta afilada, muy próxima al papel-cinta. La tinta, muy fluida, está hecha con una disolución de azul de anilina, que puede prepararse con facilidad en pequeñas cantidades. Electrizada la tinta, tiende á descargarse á tierra por el papelcinta; penetra en el sifón, á pesar de la capilaridad, y queda depositada en la cinta, en forma de trazo fino y continuo, pues la descarga eléctrica de la tinta se renueva sin cesar por la influencia de la punta (, cargada también por el molino eléctrico. *


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

Fi i

roo.—Sifhon

recorJer

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de sir William Thoimon.

sun


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Mientras el bastidor receptor no se mueve, el trazo es recto, marcándose en el centro de la cinta; pero toda oscilación hacia la izquierda hace mover al sifón hacia la parte superior de la cinta, marcando en ella, y en dicho sentido, un trazo curvo en forma de gancho; y toda oscilación hacia la derecha traza otro gancho hacia abajo. Estas desviaciones, mas ó menos acentuadas en uno ú otro sentido con relación á la línea central, representan los puntos y las rayas del alfabeto Morse, ó las oscilaciones de las agujas del aparato inglés de Wheatstone. El manipulador está formado por dos palancas, como en los aparatos que hemos descrito anteriormente. Con el siphon recorder se logra una velocidad de transmisión de veinticinco palabras por minuto. En los sifones que se utilizan para el servicio de los cables de Argel se ha suprimido el molino eléctrico, reemplazándole con un peso que actúa como motor. También se emplean fuertes imanes para orientar el bastidor receptor, al que está directamente unido el sifón, y se les ha adaptado además un sistema de transmisión automática, utilizando, como en el Wheatstone, cintas perforadas, atravesadas por agujas. APARATO ESTIENNE.— Sistema Estienne. - Ha llegado el momento de ocuparnos de un ingenioso sistema, debido á uno de nuestros compatriotas, á quien contamos entre nuestros antiguos colegas: sistema que después de haberse ensayado en Francia con éxito, adoptándole Alemania, Austria y algunos otros países, no ha sido montado para el servicio de la red francesa sino muy recientemente. M. Estienne se propuso realizar una modificación radical en el sistema Morse, aumentando su rendimiento, disminuyendo los errores, y haciéndole, por último, aplicable á las líneas submarinas de gran longitud. Una experiencia que el 10 de Octubre de 1886 se llevó á cabo en el cable transatlántico francés, entre Brest y San Pedro, demostró que con 10 elementos Fuller se cambiaban signos con mucha regularidad, aun sin condensador, y utilizando solamente el reíais y el receptor del inventor.


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Con el aparato Estienne no es posible cometer esos errores de lectura, esas falsas interpretaciones de signos, originadas por una manipulación defectuosa ó mal arreglo del receptor; errores que, cuando no causan graves perjuicios, retardan con frecuencia el envío á domicilio de los telegramas. Con el manipulador ordina rio se pueden confundir los puntos y las rayas, si no tienen una regularidad perfecta, y para no recordar el ejemplo eterno, citado por numerosos autores, de la palabra «décédé» (muerto), en lugar de «décoré» (condecorado), error tan frecuente que ocasionó hace algunos años una circular administrativa, indicaremos un hecho del que hemos sido testigos. Un amigo nuestro dirigió á uno de sus parientes el siguiente telegrama: «Irai déjeuner avec toi». (Iré á almorzar contigo). El destinatario recibió: «Irai dcjeuner avec ami». (Iré á almorzar con un amigo), cosa que le era completamente indiferente. Por causa de mala transmisión, la palabra toi ( — ) se había convertido en ami ( — — ). Con el aparato Estienne, decimos, no es posible este género de errores. Al/abeto.—Dos estiletes diferentes, cuyas dimensiones son dobles en uno respecto al otro, marcan los puntos y las rayas. Uno de los estiletes, el más pequeño, marca los puntos, y el otro las rayas: por consecuencia, todos los puntos tienen el mismo tama ño, de igual modo que las rayas entre sí. Unos y otras quedan trazados paralelamente al través del papel-cinta. El examen del alfabeto indica desde luego, con toda claridad, la disposición de los signos.


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La cadencia, principal dificultad de la transmisión, no es condición indispensable; circunstancia que constituye una facilidad para los principiantes. Por último, la velocidad aumenta considerablemente, porque la formación de la raya no exige más tiempo que la del punto, y ya hemos demostrado qué diferencias de duración existen entre un signo formado con puntos y otro que tenga solamente rayas, sobre todo si se trata de cifras ó signos <ie puntuación. Finalmente, M Estienne propuso una especie de taquigrafía, de la que sólo haremos una ligera descripción. Dando un espesor doble ó triple á los puntos y á las rayas, cosa que el inventor obtuvo prolongando la duración del contacto del mani pulador, creó una serie nueva de signos, que aplicó á las abre viaturas. La lectura es por sí más rápida á causa de la concentración de signos en un espacio más reducido de la cinta, lo que permite al Telegrafista abarcar de una mirada una frase entera.


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Manipulador.— Éste es un inversor de dos palancas, que envía á la línea corrientes positivas ó negativas, según se oprima una ú otra palanca (1). L a fig. 101 representa, en elevación longitudinal, el conjunta de este manipulador, y la fig. 102 la proyección horizontal. Este instrumento tiene dos palancas, A y A ' , de latón, articuladas sobre el tercio de su longitud, próximamente, á ejes d e acero que las atraviesan. Dichos ejes terminan en botones es triados y se atornillan al soporte ó puente B, fijo á la tablilla B ' por medio del tornillo b%. Cada palanca se compone de dos partes metálicas, aisladas entre sí por una pieza / de materia aisladora, como la ebonita, Por cima de las partes aisladas, a y a', de las dos palancas, hay dos láminas, d y d', de acero, muy flexibles y fijas á un soporte especial D, sujeto á la tablilla B' con el tornillo í/v Por medio del tornillo de ajuste d\ puede hacerse que las lá minas de acero se aproximen más ó menos á las partes aisladas a y a ' respectivamente. L a s palancas A y A ' terminan por su parte anterior en las teclas de ebonita E E ' , separadas por un espacio de un milímetro, poco más ó menos. Por su propio peso caen del lado opuesto á las teclas, haciendo que los tornillos / y / ' , de cabeza estriada, reposen sobre los contactos F y F ' . Los resortes antagonistas/',, colocados bajo una de las palancas, las impulsan, además, á opri mir los contactos mencionados. A l oprimir las teclas, oscilan las palancas, y , descendiendo su parte anterior, chocan contra los contactos C y G ' . En la parte media, y entre las palancas, hay una lámina H , de acero templado, uno de cuyos extremos está fijo al puente B , (1) Debemos esta descripción á la amabilidad de M. Armengol, que ha tenido la bondad de poner á nuestra disposición las figuras y el texto de la publicación industrial de máquinas, herramientas y aparatos que dirige.


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reposando el otro sobre la boma H'. Cuando una de las palancas A ó A ' gira, oprimiendo con el dedo la tecla correspondiente, uno de los apéndices h ó h\ fijos lateralmente á las palancas, hace E

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que se levante la lámina H, y su extremo roce con un

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lámina I, fija al soporte D, cuya posición puede ajus W ^ W » tarse mediante el tornillo t . : F i g ioi.—Manipulador Esti¿nne ( e l e v j c ó " \ En la tablilla H ' hay montadas cinco bornas, L , C, T , R y Z, á las que se unen respectivamente; i.°, el hilo de línea; 2.0, el hilo que procede del cobre de la pila; 3.0, el hilo que va á tierra; 4.0, el hilo que comunica con el aparato receptor, y 5 o el hilo que viene del cinc de la pilaPor otra parte, la borna L está en relación con el puente B; las bornas C y Z comunican con los contactos G y G', pectivamente, y , por Último, las borp I G . j o j . - M a m p u l a ' o r Estienne (plano). ñas T y R comunican, la primera con el soporte D , y la segunda con el contacto H. Haremos observar, además, que á las partes aisladas aya' de las palancas van unidos hilos arrollados en espiral, que empalman por el extremo opuesto con las bornas C y Z. Después de esta descripción es fácil comprender la manera de funcionar del aparato. Si se oprime la tecla E , el apéndice h levanta la lámina H, y la línea se descarga á tierra. En efecto, la electricidad de que la línea pueda estar cargada, pasa por la borna L , ei puente


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B, la palanca A, las láminas H é I, el soporte D y la borna T Cuando la lámina H rebasa el macizo del resorte I, se interrumpe el circuito que acabamos de describir, pero la línea está ya descargada. Si se continúa oprimiendo la tecla E, la palanca A choca contra el tope G, y la parte aislada a se pone en contacto con la laminilla d. La corriente de pila se dirige entonces al receptor de la estación corresponsal, pasando por la borna Z el tope G, la palanca A, el puente B, la borna L y la línea. Dicha corriente, después de hacer que el receptor de la estación corresponsa marque una raya, vuelve al transmisor por tierra, y de ésta al cobre de la pila al través de la borna T, el soporte D, la placa d, la parte aislada a, el hilo arrollado en espiral y la borna C. Si después se abandona la tecla á su propia acción, la lámina H, descendiendo con la palanca A, vuelve á frotar de nuevo el macizo del resorte I, y la línea se descarga segunda vez, en la forma que antes hemos indicado. Si'en lugar de oprimir la tecla E se oprime la E', se enviará otra corriente de signo positivo al receptor, que marcará una semi-raya, en lugar de una raya. La descarga á tierra sólo es útil en las líneas subterráneas ó submarinas: en las líneas aéreas se puede suprimir la lámina I ó alejarla de la H por medio del tornillo i'. Durante el tiempo que se mantiene oprimida una de las teclas del transmisor, permanece aplicada contra la cinta la-pluma del receptor, de la que vamos á ocuparnos. Como además el papel cinta avanza sin interrupción, se deduce que pueden obtenerse rayas ó semi rayas más ó menos anchas, según el contacto sea más ó menos prolongado. Receptor.—Este aparato tiene, como el Morse, un mecanis mo de relojería y un órgano eléctrico. El mecanismo de relojería, encerrado en una caja metálica, pone en movimientp el papel-cinta almacenado en una ruedecilla fija á la mesa del aparato. La cinta, al salir de la rueda, pasa por un rodillo contra el que


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la oprime ligeramente un resorte. Dos rodillos de l a t ó n y / 1 (fig. 103), que giran libremente sobre sus ejes, la guían después

FIG. 103.— Mecanismo impresor del aparato Estienne.

de igual modo que el rodillo de acero v, libre también sobre su eje, y retenido por un tornillo estriado. De aquí pasa la cinta ^al


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rodillo de latón D, más grueso que los anteriores, y fijo al eje de acero d por medio de un tornillo. El mecanismo de relojería pone en movimiento el eje del rodillo D. Para que éste ocasione el avance del papel-cinta es menester que le oprima otro rodillo D', semejante al primero, pero libre sobre su eje d3, fijo al extremo de la palanca E. El resorte c u n a de cuyas extremidades está atornillada á la palanca E, mientras la otra está sometida á la presión del tornillo E J , tiende á mantener el rodillo D' en contacto con el D. Para detener el movimiento del papel basta levantar la palanca E. Con este objeto se baja la manivela E', que termina en la excéntrica e', la que actúa sobre un apéndice e, implantado lateralmente en la palanca E. Finalmente, el papel-cinta pasa por una tablilla de ebonita P', fija lateralmente á la platina del aparato. Mecanismo de relojería.—El mecanismo de relojería que actúa sobre el eje d se compone, como de ordinario, de un tambor, en cuyo interior hay un resorte poderoso. El movimiento giratorio de la rueda dentada del tambor, se transmite por medio de ruedas y piñones. Para dar cuerda al resorte se hace girar su eje por medio de una llave atornillada en el extremo de éste: una rueda dentada, provista de su uña correspondiente, impide al resorte retroceder después de hacer girar la llave. Para evitar que el resorte se rompa cuando ha llegado á su tensión máxima, se utiliza el sistema generalmente empleado en los relojes, que consiste en una estrella, cuyos brazos terminan en forma cóncava, á excepción de uno de ellos, que termina en una convexidad. En el eje del tambor hay un disco provisto de un apéndice que á cada vuelta del eje penetra entre dos brazos consecutivos de la estrella y la obliga á avanzar en un solo diente ó brazo, deteniéndose este movimiento cuando el brazo de extremo convexo se presenta frente al apéndice del disco, en cuyo caso éste, y por consecuencia el eje del tambor, se encuentran de» tenidos.


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El mecanismo de relojería tiene también un órgano regulador, al que se transmite el movimiento por medio de un piñón y de un tornillo sin fin. Forman este órgano dos discos verticales suspendidos libremente á los extremos de las ramas opuestas de una cruz horizontal, retenida sobre el eje del tornillo sin fin por medio de un resorte en espiral arrollado á dicho eje. Cuando la velocidad de rotación de los móviles se acelera, la fuerza centrífuga hace que los discos se separen del tornillo sin fin; las superficies de contacto con el aire aumentan; crece proporcionalmente la resistencia que éste opone al movimiento, y la marcha general queda así regularizada. Agregaremos, además, que los discos tienen un vástago que, cuando se separan demasiado, chocan contra un resorte plano, fijo por cima de la cruz, que limita la separación de los discos. El aparato se pone en marcha y se detiene, como el receptor Morse, por el juego de una palanca situada sobre la base del aparato; pero en éste la palanca realiza, además, otras funciones, de las que nos ocuparemos más adelante. Mecanismo de las plumas.—La impresión de los signos telegráficos se efectúa por medio de dos plumas, que son la particularidad más interesante, tal vez, del aparato Estienne. Una de ellas marca la semi-raya y otra la raya, y difieren en la longitud de sus extremidades. Cada una de estas plumas, J y J', es una armadura pequeña que se prolonga en forma de cola, y tienen en cada extremo, y hacia abajo, una charnela, por la que pasa un eje remachado por ambos extremos á otra armadura ó cubierta. Esta está ahuecada en su parte inferior, dejando una abertura que permite el paso de una laminilla de cuero colocada entre ambas armaduras, y cuya capilaridad permite que la tinta llegue hasta el extremo de las plumas. Las plumas están montadas sobre los extremos de las palan 'tas K, suspendidas de ejes remachados á la placa de latón K'. En esta placa, fija por medio de tornillos á la platina anterior del


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receptor, hay, ademas, dos vástagos k', provistos de las clavijas k \ que, colocadas delante de los portaplumas K, les impiden salir de sus ejes. Las clavijas k" están fijas á las palancas K. Contra las primeras chocan alternativamente las ramas de una horquilla N, montada sobre un eje de latón n que atraviesa el aparato y puede girar entre los soportes N', fijos por cada lado á las platinas anterior y posterior del aparato. Los tornillos de ajuste n' limitan á derecha é izquierda el movimiento de la horquilla. El eje n tiene, del lado de la platina posterior, una armadura de hierro dulce que oscila por la acción de los electro-imanes, arrastrando consi go las de la horquilla N. Cada vez que ésta se mueve y choca contra una de las palancas K, se levanta la pluma correspondiente y oprime el papel-cinta contra el rodillo v, marcando una raya ó una semi-raya, según circule por los electro-imanes una corriente positiva ó negativa. Haremos observar que la anchura del signo que se obtiene así, es tanto mayor cuanto más larga es la duración de la co rriente. Cuando las plumas están en reposo, su parte inferior se sumerge en un depósito semi-cilíndrico M, lleno de una tinta especial cuya base es la anilina, Una forma particular de montaje impide que pueda quitarse el tintero mientras no se le haga descender por bajo de las plumas, cuya ruptura podría producirse de otro modo. El tintero no es absolutamente indispensable, porque pueden impregnarse las plumas con tinta de vez en cuando por medio de un pincel, como se hace en el aparato Morse con el rodillo que alimenta la rodaja de la tinta. De este modo se ha fabricado otro modelo, destinado especialmente á las operaciones en campaña. Cuando por medio del manipulador se envía una corriente á la línea, llega ésta á la masa del aparato, y, por consecuencia, á la palanca de detención del mecanismo de relojería, cuyo extremo e stá en relación con un timbre cuando el receptor está en reposo.


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El timbre avisa al empleado, quien, moviendo la palanca, pone la línea en comunicación con los electro-imanes, y, al través de éstos, con tierra. Órgano eléctrico.—Como de ordinario, los electro-imanes están hechos con un carrete de madera sobre el que se arrolla un hilo fino de cobre, y en cuyo interior se alojan los núcleos de hierro dulce, unidos por su parte superior mediante una culata también de hierro, y fija por bajo de una escuadra sujeta á la platina posterior. Los núcleos se prolongan hacia abajo más allá del extremo de las bobinas, uniéndose á placas polares por medio de tornillos que permiten que éstas avancen ó retrocedan de modo que se alejen más ó menos de la armadura oscilatoria de que antes hemos hablado. Los hilos de las bobinas están arrollados de tal modo, que se produce una atracción en la armadura izquierda y una repulsión en la derecha cuando una corriente positiva recorre el hilo. Si por éste circula una corriente negativa, ocurre lo contrario, produciéndose una atracción en la armadura derecha y una repulsión en la izquierda. L a armadura tiende siempre á volver á su posición media, gracias al montaje siguiente: bajo el zócalo hay un imán en herradura, sobre uno de cuyos polos descansa una piececita de hierro denominada corredera. La parte superior de esta pieza termina en un bisel colocado exactamente frente á la parte inferior de la armadura, que también termina en bisel. El imán, por el intermedio de la corredera, polariza la armadura, manteniéndola á igual distancia de los dos polos de los electroimanes. A fin de que los dos biseles puedan estar siempre colocados exactamente uno frente á otro y casi en contacto, está implantada la corredera en un carretoncillo de bronce, que puede deslizar sobre la platina horizontal, aflojando uno de los tornillos que le sostienen y apretando el otro. Para anular la acción polarizante del imán sobre la armadura, cuando no se utiliza el aparato, basta reunir los polos del imán con una armadura de hierro cuyo movimiento se obtiene con la


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palanca de detención del mecanismo de relojería. Esta, según puede observarse, realiza diversas funciones: sirve, en primer lugar, para dar paso á la corriente en dirección al timbre ó á los electro-imanes; deja en libertad el volante regulador, desarmando al mismo tiempo el imán artificial cuando se quiere recibir un despacho, y, por último, detiene el movimiento de relojería al dejar el aparato en reposo. Con objeto de graduar la acción polarizante del imán, se ha construido la armadura terminándola en un plano inclinado, fijando su posición por medio de una tecla, frente á la que se mueve el índice que hay al extremo de la palanca de detención. Arreglo.—El arreglo comprende tres operaciones distintas. Por la primera se obtiene la línea de coincidencia para los signos. He aquí en lo que consiste: detenida la marcha del papel, se levanta levemente primero la pluma de la izquierda y se hace una semi-raya; después se levanta la de la derecha y se hace una raya. La línea de coincidencia existe si la segunda señal se superpone exactamente á la primera. Si las plumas no dan la línea de coincidencia, se sube ó baja, según convenga, el rodillo v. Este arreglo se consigue por tanteos. L a segunda operación consiste en hacer que la armadura vuelva á la posición vertical, y se realiza, como antes hemos dicho, moviendo la corredera por medio de los tornillos respectivos. Los extremos de ambas plumas deben estar á la misma altura cuando la armadura está exactamente vertical. La tercera operación consiste en arreglar la posición de los topes «2, contra los que chocan los portaplumas K, de tal modo que si las corrientes son muy fuertes, no se detenga el papel por causa de una presión excesiva de las plumas. Estos topes limitan además los movimientos de la horquilla N, é impiden también que la armadura toque las placas polares. Estos diferentes arreglos deben hacerse por el constructor. Todo aparato bien ajustado debe funcionar meses enteros sin arreglo alguno, aun cuando se aumente el número de elementos de pila.


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La duración del cuero ó mecha de las plumas es variable, pero nunca inferior á un período de un mes, si el cuero es bueno y el corte está bien hecho. Rendimientos y ventajas del sistema.—Según M. Estienne, resulta de las experiencias realizadas: i.°, que todo Telegrafista que conoce el aparato Morse llega á estar apto para el servicio en pocas horas de ejercicio y limitándose á una manipulación lenta; 2.0, una persona sin noción alguna de telegrafía, que no tenga que preocuparse del arreglo del aparato, puede, á poca aptitud que posea, recibir 600 ú 800 palabras por hora después de un brevísimo aprendizaje. Por otra parte, siendo mayor la producción del trabajo y menor la fatiga y la ocasión de errores, el telégrafo Estienne tiene su lugar marcado en todas las estaciones secundarias. Las experiencias realizadas en las redes de diferentes países han demostrado que el alcance telegráfico del aparato Estienne, es decir, su funcionamiento en línea sin reíais intermediario, excede en más de la mitad, según afirma el autor, al de los demás sistemas. Como quiera que los reíais exigen una vigilancia difícil de obtener, la posibilidad de suprimirlos constituye una ventaja digna de tenerse en cuenta, especialmente en el servicio internacional. Por último, la manipulación ordinaria podría suprimirse por medio de la transmisión automática. En el sistema Wheatstone se obtiene el punto con dos corrientes alternadas, y raya con cuatro, de las que dos son de compensación. No siendo necesaria más que una sola corriente breve para reproducir uno ú otro signo de la nueva escritura, el número de emisiones de corrientes en la transmisión automática se reduciría cas aos terceras partes con el nuevo sistema, aumentándose así el rendimiento. Además, el sistema sería mucho más práctico pegando la cinta en las copias, primero por la supresión de la traducción de los telegramas de escala, y después por la facilidad en la traducción de los de otra clase.


Vili DUPLEX Y CUÁDRUPLEX Dúplex.—Método

diferencial.—Método del puente de Wheatstonc.— Método de la bifurcación de las bobinas.—Sistema Orduña.—Sistema Brasseur y de S u s s e x . — Cuádruplex.—Montaje cuádruple y sextuple.—Rendimiento de los diversos aparatos telegráficos.

DÚPLEX.—Método diferencial. — El sistema dúplex permite transmitir simultáneamente por el mismo hilo dos despachos en dirección opuesta, doblando así, al menos teóricamente, el rendí miento de los conductores. Ya en 1S53 s e hicieron en Holanda tentativas para obtener este resultado. Hacia el mismo tiempo construyó M. Siemens un aparato que daba la solución mecánica de la cuestión. El asunto no pasó adelante, permaneciendo sin aplicación práctica hasta la época, aún reciente, en que M. Stearn le estudió en su conjunto, dándole una solución ingeniosa, conocida con el nombre de método diferencial. Se da el nombre de electro-imanes diferenciales á los electroimanes sobre cuyas bobinas hay dos hilos arrollados, en tal forma, que si dos corrientes iguales circulan por ellos en sentido contrario, los núcleos de la bobina no se imantan, anulando cada una de las corrientes el efecto magnético producida por la otra; pero si las dos corrientes son desiguales, prepondera el efecto de ellas, y los núcleos se imantan con una fuerza mayor ó menor, según que la diferencia de energía entre ambas corrientes es más ó menos considerable. M. Stearn emplea en su montaje doble de reíais construidos con arreglo á los principios que acabamos de exponer.


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E l manipulador es como el del Morse ordinario A , actuando sobre un reíais transmisor B, por medio de la pila local C (figura 104). L a armadura de este reíais está montada en una pieza

recurvada dos veces en ángulo recto, y provista de un resorte b, que se apoya sobre la parte recurvada, aislado en un extremo


fijo b. En reposo, es decir, cuando la palanca de la armadura se apoya contra el tope superior, el resorte comunica metálicamente con ella, quedando por completo aislado al ser ésta atraída y chocar la palanca contra el tope inferior, porque entonces el contacto c oprime el resorte b, le obliga á descender y le impide tocar la parte acodada de la palanca. El reíais receptor D tiene arrollado el hilo de sus bobinas, como indica el diagrama W de la fig. 104. Para que pueda observarse mejor la disposición délos dos hilos, hemos representado uno de ellos con un trazo grueso, y el otro con un trazo fino; pero ambos son exactamente iguales, y están arrollados á la bobina uno al -lado de otro, en igual número de vueltas. L a entrada de uno de los hilos d, comunica cotí la línea, y la salida del otro, e, enlaza con un reostato R y con una de las armaduras de un condensador U, del que la otra armadura comunica con tierra. L a salida del primer hilo empalma en f con la entrada del segundo. Un receptor Morse ordinario M, sobre el que actúa una pila localp, repite los movimientos de la armadura del reíais receptor, cuyo eje comunica con uno de los extremos del hilo de las bobinas del Morse, mientras los polos de la pila local p comunica« con el otro extremo y con el contacto de trabajo del reíais. R e sulta de esta disposición que el receptor Morse funciona cuando la armadura del reíais desciende. La pila de línea P tiene uno de sus polos en comunicación con el contacto c, y el otro á tierra. La palanca del reíais transmisor está en relación, por una parte, con el punto de unión de los hilos del electro imán del reíais receptor, y por otra con tierra, al través de un reostato cuya resistencia es igual á la de la pila P. El montaje de ambas estaciones es idéntico, si bien en una de ellas el polo positivo de la pila de línea va á tierra, y el negativo comunica con la línea, mientras en la otra estación ocurre lo contrario. Cuando se oprime el manipulador A , es atraída la armadura del reíais B, y el resorte b, comprimido por el contacto c, se se-


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para de la palanca y deja aislado así el circuito en que se encuentra el manipulador A , el electro-imán del reíais B y la pila loca! C. L a corriente de la pila de línea pasa de c á b, después á / , donde se bifurca; pasa en sentido inverso por los dos circuitos del reíais receptor D, y, por consecuencia, éste no funciona; y, finalmente, una parte de la corriente pasa á la línea y la otra á tierra, al través de reostato R. A l llegar á la estación corresponsal, la fracción de corriente que ha recorrido la línea penetra por d' en el reíais receptor D'; recorre el circuito del hilo representado en el diagrama W por un trazo fino; sale del electro-imán por / , llega al resorte b', que, en reposo, se apoya contra la palanca; circula por el reostato r, y se pierde en tierra; la armadura del reíais D', al ser atraída cierra el circuito de la pila local p\ y queda marcado un signo en el receptor. Una cosa análoga ocurre cuando se oprime el manipulador A \ Si se bajan al mismo tiempo los manipuladores de ambas estaciones, siguen perdiéndose en tierra las fracciones de corriente que circulan por los reostatos; pero las que pasan á la línea suman sus energías en los mismos términos que si las dos pilas P y P' estuviesen montadas en tensión, en la misma estación, y preponderando su acción común, funcionan simultáneamente los reíais receptores de ambas estaciones y los aparatos receptores respectivos. Los reostatos R y R' deben estar teóricamente arreglados de modo que cada uno de ellos represente la resistencia de la línea de uno de los hilos del reíais receptor y de la pila de la estación respectiva. E n resumen: la corriente de llegada sólo actúa sobre el reíais receptor, mientras que la corriente de partida no ejerce acción alguna sobre él. Parece ser que el método diferencial ha obtenido buena acogida en Inglaterra. Tiene, sin embargo, el inconveniente de necesitar electro-imanes de construcción especial. Método del puente de Wheatstone.— Este método permite utilizar, sin modificación alguna de construcción, los receptores


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de diferentes sistemas, tales como el Morse, el Hughes, etc. Según el montaje adoptado por M. Stearn, las comunicaciones eléctricas son las mismas que acabamos de describir, excep-

to en lo que se refiere al reíais receptor. Éste, cuya bobina no tiene más que un hilo, está montado en la diagonal de un puente,


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cuyas resistencias xé y forman los brazos (fig. 105). Cuando se oprime el manipulador A, la corriente de la pila de línea llega á / , como antes; aquí se bifurca, pasando la mitad por la resistencia y, el reostato R y perdiéndose en tierra, y la otra mitad pasa á la línea al través de la resistencia Por la bobina del reíais D no pasa cantidad alguna de la corriente de partida. La corriente se divide de nuevo en la estación de llegada. Una parte circula por las bobinaj del reíais receptor y hace funcionar á este último; llega á la resistencia y', al punto / ' , al reíais transmisor, que está en reposo, y se pierde en tierra. La otra parte pasa por la resistencia x' y, á partir d e / ' , sigue el mismo camino que la primera para llegar á tierra. Lo mismo ocurre cuando es el manipulador A' el que trabaja. Si se actúa sobre los dos manipuladores A y A' al mismo tiempo, se suman las energías de las corrientes que circulan por la línea para hacer funcionar los reíais receptores de ambas estaciones. La diferencia entre el método del puente Wheatstone y el método diferencial consiste en que en el primero 1a. corriente de partida no circula por I03 reíais receptores que, por lo tanto, permanecen inmóviles, arreglándose, en consecuencia, las resistencias de los brazos del puente. En el segundo, por el contrario, las corrientes de partida pasan por los reíais receptores, cuya inmovilidad se debe á que la corriente circula en sentido inverso por el doble circuito de estos órganos. En ambos sistemas los receptores están montados en local, de un modo semejante.

Método de la bifurcación de las bobinas.—En Francia el mon-

taje dúplex, cuyo empleo no se ha generalizado, se hace por medio de la bifurcación de las bobinas. No se emplean reíais, pero es preciso utilizar receptores en los que la resistencia de ambas bobinas sea sensiblemente igual. La fig. 106, en la que, para simplificar, hemos dejado de figurar los aparatos accesorios, tales como timbres, conmutadores,


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galvanómetros, etc., representa este montaje aplicado al aparato Morse. Cada una de las estaciones M y N está montada de la misma manera. El polo positivo de la pila comunica con la borna P del manipulador; la borna L enlaza con el centro de la culata del electro-imán del receptor, y la borna A con tierra.

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FIG. 1 0 6 . — D i a g r a m a del sistema dúplex, por medio de la bifurcación de las b o b i n a s .

La borna L del receptor está en relación con la línea, y la T con un reostato, cuya resistencia se arregla de modo que iguale la suma de resistencias de la línea y de una de las bobinas del receptor. Cuando solamente transmite M, la corriente de su pila pasa de P á L en el manipulador; llega al receptor y se divide por igual en O, pasando á tierra la primer mitad al través de la bobina B, la borna T y el reostato, mientras la otra mitad marcha á la línea, pasando por la bobina B' y la borna L. Una misma corriente recorre así ambas bobinas, pero circulando en sentido inverso en cada una de ellas. Si la fracción de corriente que pasa por B determina en los núcleos del electro imán la formación de un polo austral en la bobina B, y un polo boreal en la B', la fracción de corriente que circule por B ' determinará en los mismos núcleos la formación de un polo boreal en B y de uno austral


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en B'. La imantación producida por una de las corrientes anula la provocada por la otra; el electro-imán permanece inerte, no se ejerce atracción sobre la armadura, y, por lo tanto, no se marca ningún signo. La mitad de la corriente pasa á la linea, llega al receptor de N por la borna L, y circula por la bobina B'. Al llegar aquí se le ofrecen dos caminos. Desde el punto O de enlace del manipulador y el receptor, puede pasar la corriente por la bobina B, la borna T, circular por el reostato y difundirse en tierra: esta parte del circuito tiene una resistencia igual á la de la línea, la de la bobina B' del receptor M, y la de la bobina B del receptor N. El otro camino libre es el del manipulador, pasando de O á L, después á A, y de aquí á tierra, sin encontrar ninguna resistencia: este último camino es el que sigue. De este modo, sólo la bobina B' imanta los núcleos del electro imán; es atraída la armadura, y q ieda marcado un signo en la cinta. Otro tanto ocurre cuando es únicamente N quien transmite. Puede, pues, observarse que en las transmisiones sencillas circula por el receptor de la estación transmisora la corriente de envío sin ejercer acción sobre él, y en el receptor de llegada, sólo la bobina B' es la que determina la impresión de los signos. Cuando M y N trabajan simultáneamente, el camino O, L, A, tierra, al través del manipulador, no queda ya abierto, puesto que se hace que las dos palancas desciendan; pero también las dos fracciones de corriente que van á la línea se dirigen en sentido contrario y se anulan: sólo queda, pues, la parte de corriente que circula por la bobina B y el reostato para ejercer acción sobre los receptores. Esta acción es puramente local, y la impresión del signo se obtiene por la imantación producida por el paso de la corriente al través de la bobina B. En resumen: cuando los dos manipuladores no coinciden en la emisión de los signos, éstos se marcan en un solo receptor (el de la estación corresponsal de la que transmite), y su bobina B' es la que da lugar á la impresión; cuando la emisión es simultá-


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ACTUAL

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nea, los signos se marcan en ambos receptores, funcionando sólo sus bobinas B. Nótese que de este modo no hay ningún entrelazamiento en la correspondencia. Se han proyectado otros sistemas de transmisión doble, y muchos de ellos figuraron en la Exposición internacional de electricidad en 1871. Sistema Orduña. — E l español Sr. Orduña no emplea en su sistema ni reíais, ni reostato, si bien su manipulador y su receptor son de construcción especial, adecuada al uso á que están destinados. En el manipulador no varía la palanca, pero se modifican los topes ó yunques. Cada uno de éstos se compone de dos resortes que, según la posición de la palanca, se comprimen recíprocamente, ó se encuentran separados (fig. 107). En posición de reposo están unidos los dos resortes del yunque anterior; cuando se hace descender la palanca, son los del yunque posterior los que quedan unidos. El receptor tiene un electro-imán cuyas bobinas son absolutamente independientes entre sí. La de la derecha está polarizada por un imán montado bajo el núcleo: la de la izquierda tiene el núcleo de hierro dulce, pero montado sobre una cremallera que, con auxilio de un tornillo, permite aproximarla ó alejarla de la bobina polarizada. El Sr. Orduña emplea cuatro pilas, dos en cada estación, y organiza sus comunicaciones en la siguiente forma: El montaje de las dos estaciones M, N, es idéntico. E! polo positivo de la pila de línea P, P', comunica con los contactos m, m de los manipuladores, y el polo negativo con tierra. Las piezas n, n , á las que va unido un resorte, enlazan con el hilo de entrada de la bobina polarizada B, B \ cuya salida comunica con la línea. El macizo E , E ' de los manipuladores está en relación con tierra. Los contactos / , / ' , provistos de un resorte, enlazan con el hilo de entrada de las bobinas A y A ' , cuya salida comunica con el polo positivo de la pila local El


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polo negativo de esta última pila va á tierra. En reposo, las armaduras c, c de los electro-imanes están atraídas por las bobiS

ñas polarizadas B, B', pero los resortes antagonistas R , R ' las mantienen alejadas de los núcleos. Por otra parte, las corrientes


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de las dos pilas P, P' circulan por la línea, pasando por las bobinas polarizadas; pero como estas corrientes son del mismo signo y se dirigen en sentido contrario, se anulan sin producir efecto alguno. Si M baja su manipulador, el circuito de la pila P se corta por el descenso del resorte de la pieza n, que abandona el contacto m\ el circuito de la pila P' permanece cerrado, puesto que el contacto de D con n proporciona, por el macizo E del manipulador, una salida á tierra de la corriente que pasa por dicho circuito. Prodúcese la desimantación de la bobina B, á cuyo efecto contribuye la disposición de los polos del imán fijo y el arrollamiento del hilo de la bobina; pero cuando se baja el manipulador, el tornillo V se apoya contra el resorte/, cierra el circuito de la pila local p, y determina la imantación de la bobina A. Al parecer, la armadura debería ser atraída; pero, sin embargo, no ocurre así. Si la tensión del resorte R es suficiente para resistir la atracción del imán permanente cuando la bobina B no ejerce acción alguna, se concibe con facilidad pueda producirse en esta bobina, al cerrarse el circuito de la pila local, una imantación incapaz de vencer la resistencia del resorte R en el momento de anularse la acción del imán fijo por el paso de la corriente en la bobina polarizada. En consecuencia, la armadura permanece en reposo en la estación M; veamos ahora lo que ocurre en la N. En M, la corriente de P' entró en la bobina polarizada B por la derecha, produciendo una desimantación: en la estación N circula por la bobina B', entrando en ella por la izquierda, y produciendo, en consecuencia, una sobreimantación del imán fijo, que vencerá la resistencia del resorte R', y será bastante intensa para atraer la armadura. Lo mismo ocurre, por supuesto, cuando es N la estación que transmite. En el caso de transmisión sencilla, los signos se producen por la sobreimantación de la bobina polarizada. Si se bajan simultáneamente los manipuladores de M y N, los resortes de las piezas n, n se separan de los contactos m, m\ y


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el circuito de las pilas de línea P, P' se interrumpe; pero los circuitos de las pilas localesp, p' se cierran e n / / ' , y el efecto magnético de las bobinas A , A', que ahora no está contrarrestado por ninguna corriente, sumándose al de los imanes fijos de las bobinas B, B', origina la atracción de las dos armaduras. Los signos simultáneos se producen en los dos receptores por la acción del imán fijo, combinada cnn la de la corriente local sobre las bobinas A y A'. El arreglo se obtiene por el movimiento de las bobinas A y A', que, como hemos dicho, obedecen á la acción de tornillos que permiten aproximarlas ó alejarlas de las bobinas B, B'. Sistema Brasseur y de Sussex. — El sistema de MM. Brasseur y de Sussex consiste en la adaptacción de un sistema especial

FIG. 108.—Montaje duplex, sistema Brasseur y de Sussex.

de arreglo á los receptores Morse ordinarios. Tampoco en este sistema existen reíais ni condensadores. Un imán permanente A , B (fig. 108), atornillado á la masa del receptor Morse, retiene por bajo de sus polos un electro-imán, cuyos núcleos son la prolongación de los polos del imán, que se transportan así á A ' y B', siendo A ' polo austral y B' boreal. Este imán, montado sobre una corredera, puede subir ó bajar á voluntad por medio de un tornillo V, que se apoya sobre una


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pieza fija C. Este sistema es el que reemplaza al resorte antagonista. La armadura está montada en />, p\ por bajo de los polos A ' y B', y permanece adherida á ellos, mientras el aparato está en reposo. No hay ninguna otra modificación en el resto del receptor, lo que nos dispensa de describirle nuevamente. Las estaciones están montadas por bifurcación de bobinas, en forma idéntica en ambos extremos de la línea. En el hilo de tierra hay montado un reostato formado solamente por tres bobinas de distintas resistencias, destinadas á utilizarse cuando el estado de la atmósfera ó el grado de aislamiento de la línea lo exigen. Estas bobinas deben construirse en relación con la resistencia de las líneas á cuyo servicio se destinen: son de hilo muy fino y se las marca con las indicaciones de «Tiempo muy seco», «Tiempo ordinario» y «Deshiele ó mal tiempo». Para líneas de un centenar de kilómetros se da habitualmente á la bobina marcada «tiempo ordinario» una resistencia de 1.500 unidades; 1.800 á 1.900 á la marcada «tiempo muy seco», y sólo 1.150 unidades á la bobina marcada «deshiele ó mal tiempo». Examinemos ahora el montaje de la estación. El polo positivo de la pila comunica con la boma pila del manipulador, y el polo negativo con tierra. En las experiencias realizadas en Bruselas en 1878, sobre una línea de 100 kilómetros de longitud, la pila era de 10 á 20 elementos Leclanché, según el estado de la atmósfera. L a borna línea del manipulador comunica con la culata del electro-imán del receptor, y la borna receptor con tierra. En el receptor, el hilo de cada bobina enlaza con el de la bobina polarizada colocada sobre ella, en la forma que indica la figura. En el electro-imán polarizado la bobina de la derecha comunica con la línea, y la de la izquierda con el reostato que, por el extremo opuesto, está en relación con tierra.


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Veamos ahora lo que ocurre: i.°, cuando trabaja un solo manipulador; 2.o, cuando trabajan ambos. Cuando sólo trabaja M, la corriente de la pila P pasa del contacto a á la palanca del manipulador, llega á la masa / y al punto de bifurcación d\ aquí se divide, circulando una parte por las bobinas de la izquierda y dirigiéndose á tierra al través del reostato R, y recorriendo la otra parte las bobinas de la derecha, pasando después á la línea. En la estación de partida M la corriente da lugar á la formación de polos del mismo nombre, en los dos extremos del electroimán receptor; lo mismo ocurre en las bobinas polarizadas: pero si en los extremos de las bobinas del receptor que se dirigen hacia la armadura se forman polos australes, en los núcleos polarizados colocados frente á aquéllos serán polos boreales los que se desarrollen. Estos polos, por lo tanto, se anularán, y conservando toda su energía el imán permanente, mantendrá la armadura alejada del electro-imán receptor, y no se producirá signo alguno. Al llegar la corriente á la estación N circula por las bobinas de la derecha, llega á la bifurcación d y se encuentra con dos caminos, uno que ofrece la resistencia de las dos bobinas de la izquierda y la del reostato, y otro sin resistencia, por el macizo /' del manipulador, el contacto b y tierra: es evidente que sigue este último camino. E n B produce la formación de un polo austral que anula el polo boreal del imán. Respecto al electro-imán del receptor, actúa como un electro-imán cojo que tiene un polo boreal en la parte superior de su bobina de la derecha y un polo austral, también en el extremo superior de su bobina de la izquierda. L a armadura, obedeciendo á la acción de estos polos, es atraída, y queda marcado el signo emitido por el manipulador M. Cuando los dos manipuladores transmiten simultáneamente, las corrientes del mismo signo, circulando por las bobinas de la derecha, se dirigen á la línea en direcciones contrarias, y se anulan. Sólo actúan, como antes h e m o s dicho, las corrientes que cir-


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culan por las bobinas de la izquierda y los reostatos, siendo atraídas ambas armaduras por la corriente local en cada una de las estaciones. Montajes cuádruple y séxtupie.—El sistema cuádruplex consiste en transmitir simultáneamente por el mismo hilo dos despachos en un sentido y dos en el opuesto. Es una combinación del duplex y de las transmisiones simultáneas. En el montaje adoptado por M. Preece se utiliza una corriente continua, de la que se cambia la dirección y se hace variar la energía. Existen en él dos relais: uno sólo funciona cuando se cambia la dirección de la corriente, y el otro sólo cuando varía la intensidad. Para lograr este doble resultado se utilizan relais análogos á los que hemos indicado al hablar del montaje en duplex de Stearn, y relais polarizados cuyo conocido modelo, debido á M. Siemens, se funda en el mismo principio que los que se emplean en el aparato Baudot. En resumen; el relais Siemens es una lengüeta montada sobre el polo de un imán y moviéndose entre las placas polares de un electro-imán. L a emisión de corrientes positivas ó negativas produce los movimientos á derecha é izquierda de la lengüeta. El montaje cuádruplex puede aplicarse, no sólo á los aparatos Morse, sino á los impresores también, empleándosele con éxito, en Inglaterra, entre Londres y Liverpool, en América, de Nueva York á Wàshington y á Boston. Un inventor de Chicago, Mr. Jones, ha logrado realizar la transmisión séxtuplex\ tres despachos en una dirección y tres en dirección opuesta, por el mismo conductor. Los órganos de manipulación consisten en tres manipuladores que actúan en circuito local sobre tres relais, abriendo y cerrando el circuito de tres pilas de intensidades diferentes, cuyas acciones pueden sumarse, pudiéndose representar sus fuerzas electro-motrices con los números i , 2, 4, por ejemplo. Un conmutador in-


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versor sirve para cambiar el sentido de las corrientes que se envían á la línea. Este montaje permite hacer ocho combinaciones de corrientes, que difieren en su sentido ó en su intensidad, y que son cuatro corrientes positivas y cuatro negativas de fuerza diferente. Hay, además, un conmutador redondo que tiene por objeto poner á voluntad la línea en comunicación con tierra, al través de una resistencia igual á la del circuito de las pilas en el interior de la estación. Los órganos de recepción consisten en tres acústicos, cuyo uso es general en América, sobre los que actúan diversos reíais. El primer acústico funciona por medio de un reíais Siemens polarizado, cuantas veces se invierten las corrientes, y corresponde al reíais que hace funcionar el conmutador inversor de la estación transmisora. Los otros dos acústicos obedecen á reíais no imantados que funcionan por la acción de corrientes positivas ó negativas, pero cuyos muelles antagonistas están graduados de tal modo que se necesita una intensidad igual á 5, por ejemplo, para atraer la armadura del último reíais, mientras son suficientes intensidades iguales á 3 y 1 para actuar respectivamente sobre los dos primeros reíais. Las armaduras de estos diferentes reíais cierran, al ser atraídas, circuitos loca'es al través de un reíais diferencial ordinario, en el que las corrientes locales se anulan y dejan inactivos los reíais, ó se suman y les hacen funcionar. Los dos acústicos, montados ambos en un circuito local del que forman parte como interruptores las armaduras de los reíais, marcan los signos ó permanecen en reposo, según sean ó no atraídas las armaduras de los reíais. Rendimiento de los diferentes aparatos telegráficos.—No podríamos terminar de mejor modo la descripción de los aparatos que se emplean en la actualidad, que dando una tabla comparativa de su rendimiento, copiada de un artículo del periódico La Lumiere électrique. Los despachos están calculados á veinte palabras por término medio.


LA T E L E G R A F Í A A C T U A L

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NÚMERO DE

DESPACHOS PCR

Cuadrante Morse sencillo — en dúplex Hughes sencillo — en dúplex Baudot, por cada teclado — poi' cuatro teclados Espejo sencillo — en dúplex R e c o r d e r sencillo — en dúplex

HORA

15 25 45 60 110 40 160 30 50 35 55

Algunas de estas cifras nos parecen algo exageradas, si se trata no de una experiencia, sino de un servicio sostenido durante guardias de la duración de las que se imponen al personal.


TELEFONÍA

f.« IcUfonos

en general.—Principio

de los teléfonos magnéticos.—Teléfono Bel!.—

Teoría del teléfono.—Teléfonos diversos.— Sistemas

microfónicos.—

Micrófono

Hughes.—Bobina de inducción.—Sistema Ader.—Estación telefónica Ader.—Estación central portátil.—Sistema

Berthon.—Estación

portátil, sistema Berthon.—

Observaciones sobre el empleo de estaciones microfónicas.

DE LOS TELÉFONOS EN GENERAL.—Principio de los teléfonos

magnéticos.—Si M. Bourseul no hubiese abandonado la idea que tan claramente desarrolló en 1854, pero que en aquella época podía tomarse como un capricho de soñador, el teléfono hubiera sido, sin duda, una invención francesa. Es á América, entretanto, á quien debemos el maravilloso instrumento que hoy permiteranaconversación entre París y Bruselas, con igual facilidad que si los dos interlocutores se encontrasen en el mismo salón. En 1876 los diarios americanos anunciaron el gran descubrimiento de Graham Bell, cuya noticia fué acogida con una sonrisa de incredulidad por muchas personas, y aun por verdaderos sabios. «Esos americanos, se decía, son siempre los mismos. ¡Oír un concierto de un extremo á otro de una ciudad, al través de un hilo telegráfico!» Y , sin embargo, si había alguna exageración, la notkia era auténtica. No podía entonces pensarse que sólo doce años después de la aparición del primer teléfono llegaría á sir posible, y pudiera decirse fácil, transmitir telegramas eléctricos y sostener una conversación telefónica por el mismo hilo, sin el menor entorpecimiento para una ú otra de las comunicaciones.


LA T E L E G R A F Í A

ACTUAL

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El número de modelos de teléfonos construidos hasta boy es considerable, y puede dividírsele en dos clases: Los que funcionan sin auxilio de pila, los teléfonos tnagtu lisas, cuyo tipo es el aparato de Graham Bell. Los que necesitan la intervención de una pila, y cuyo inventor fué Edison. Para comprender bien el conjunto de las complicadas acciones que dan por resultado, en los teléfonos, la articulación de la palabra, es preciso remontarnos á los principios elementales de los fenómenos de inducción. Cuando se aproxima una barra imantada á una placa de hierro ú hoja de lata, se modifica la imantación de la barra; alejando la placa se produce una nueva perturbación en el estado magnético de la barra. Si el polo de la barra imantada próximo á la placa de hierro está rodeado por la bobina de un electro-imán, una corriente inducida circula por el hilo de la bobina cada vez que se aproxima ó se aleja la placa de hierro. Estos datos nos bastan para estudiar lo que ocurre en los teléfonos magnéticos; pero antes necesitamos conocer la construcción de estos órganos, y vamos á describir el teléfono Bell, del qtíese derivan casi todos los demás. Teléfono Bell.—Las figuras 109 y 110 representan el corte y la vista general de este instrumento, que sirve á la vez de transmisor y de receptor. Una barra imantada, cilindrica, está fija al fondo de un estuche de madera, que envuelve todo el aparato, por medio de un tornillo. En el extremo libre del imán hay una bobina pequeña, de madera, rodeada de hilo de cobre muy fino, recubierto de seda, como las bobinas de los electro-imanes. Los extremos del hilo de la bobina empalman con dos varillas metálicas T, T, que atraviesan la envoltura del instrumento y reciben el cordón F, destinado á establecer las comunicaciones. Por cima de la bobina está colocada la placa vibrante de hie-


2ÓO

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rro B, C, que apoya toda su circunferencia sobre el estuche de madera. Esta placa debe estar muy próxima al extremo del imán, sin que durante las vibraciones llegue á ponerse en contacto con él. Una cubierta D, provista de una embocadura, sostiene la placa vibrante y se adapta á la parte superior de la caja por medio de seis ó siete tornillos.

FIG. 109.—Teléfono Bell (corte).

La placa vibrante, relativamente delgada, está recubierta de un barniz negro ó amarillo, ó estañada, para precaver la oxidación. Entre esta placa y el orificio de la cubierta hay un espacio libre. Con el tornillo sobre que está montada la barra imantada, puede arreglarse el aparato, haciendo avanzar ó retroceder el imán con relación á la placa. Los detalles de construcción varían, necesariamente, según los fabricantes. El modelo que acabamos de describir es el que se construye en los talleres de la casa Breguet. Los vástagos T, T, empalman á dos cordones metálicos, pequeños, recubiertos de seda. Estos cordones se tuercen en unión de una cuerda que da solidez al sis-


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

2(51

tema. Los cordones terminan en clavijas metálicas, que es fácil introducir en las bornas. El tapón de madera A se atornilla sobre la parte inferior del teléfono, y está agujereado para dar paso á los cordones que establecen la comunicación. Hay un modelo americano cuya envoltura es de ebonita.

FIG. n o . — T e l é f o n o Bell.

Para montar una comunicación con dos teléfonos Bell, basta empalmar, en ambas estaciones, cada una de las clavijas en que terminan los cordones del instrumento con una línea telegráfica, y se tendrá así una comunicación con hilo de vuelta. Se puede también empalmar una de las clavijas con un hilo único, y la otra con tierra. E n estas condiciones, la propagación de los sonidos no se debe á una acción puramente mecánica, como en los teléfonos fabricados con una cuerda, cuya invención remonta, según ciertos autores, á 1667, y que, reducidos á la condición de juguetes para niños, han tenido tanto éxito hace algunos años. Queremos decir con esto que el sonido no se propaga de un extremo á otro de la línea como el ruido de un martillazo dado sobre el hilo conductor en la estación de origen, que pudiera llegar hasta la estación corresponsal. Hay producción de fenómenos eléctricos, y así lo demostró sobradamente un experimento realizado entre Dresde y Leipzig, referido por Du Moncel (1). E l circuito, formado por una línea telegráfica de 1 1 5 kilómetros de longitud, era de hilo (1)

Du Moncel: Le Teléphone, P a r í s .


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de hierro; pero sabemos que el sonido se propaga al través del hierro á razón de unos 5 kilómetros por segundo: admitiendo la propagación mecánica de las ondas sonoras, hubieran sido necesarios

1

^

= 46 segundos para que una frase transmi-

tida de Dresde á Leipzig recibiese respuesta. El experimento demostró, por el contrario, que el cambio de palabras era casi instantáneo. Teoría del telefono.—Si comparamos lo que ocurre en los telé fonos con los fenómenos de inducción que acabamos de recordar sucintamente, observaremos que estos instrumentos pueden considerarse como verdaderos generadores de electricidad. La placa de hierro de que hemos hablado, que, aproximándose ó alejándose de una barra imantada rodeada de una bobina, produce en el hilo de ésta corrientes inducidas, ¿no es la que existe en el teléfono, en presencia también de un imán y de una bobina? ¿No hay razón en creer que sus vibraciones darán lugar también á Ja producción de corrientes en el hilo telefónico? Al hablar delante de un teléfono que comunica con otro de la misma clase, sea por el intermedio de dos hilos de línea, sea con auxilio de un solo hilo, tomando tierra en cada estación, las vibraciones aéreas que produce la palabra se transmiten á la placa metálica. Bajo la influencia de estas vibraciones, la placa se aproxima ó se aleja del electro-imán un número de veces que está en relación constante con el sonido emitido. Cada aproximación y cada alejamiento de la placa modifica el estado magnético del imán y desarrolla en el hilo de la bobina una corriente inducida, en un sentido al aproximarse, y en sentido contrario al alejarse. Estas corrientes inducidas recorren todo el circuito, y, por consecuencia, circulan por la bobina del teléfono corresponsal, en el que modifican el estado magnético de la barra imantada, aumentando su imantación en un caso y disminuyéndola en otro. Resulta de esto que la placa vibrante del teléfono receptor, atraída constantemente por el imán, lo es aún más cuando la imantación


LA TELEGRAFÍA ACTUAL

aumenta, y sensiblemente menos, por el contrario, cuando la imantación disminuye. Según esto, la placa metálica del teléfono receptor ejecuta vibraciones iguales en número, ya que no en amplitud, á las de la placa del teléfono transmisor. Produciendo los mismos sonidos el mismo número de vibraciones, el teléfono receptor reproduce el sonido emitido delante del teléfono transmisor; solamente se observará que el sonido es algo más débil, pues se comprende fácilmente que la amplitud de las vibraciones no puede ser la misma á la llegada que á la partida. Hemos dado las explicaciones que preceden para que puedan comprenderse bien los fenómenos que ocurren en las transmisiones telefónicas. Sin embargo, no todo se verifica exactamente del modo descrito. Las vibraciones provocadas en las placas telefónicas por la articulación de las sílabas, son más complejas que las aproximaciones y alejamientos de que acabamos de hablar. Según la consonante ó la vocal articulada, la placa vibra más ó menos fuertemente, se aproxima ó se aleja más ó menos, de modo que, en realidad, en lugar de corrientes inducidas instantáneas y limitadas con limpieza, se produce una infinidad de corrientes que varían en energía y en dirección, constituyendo un estado eléctrico que se modifica sin cesar. Estas sucesiones rápidas de corrientes, tanto más difíciles de analizar cuanto que su intensidad es muy débil, reciben el nombre de corrientes ondulatorias. Estas son esas corrientes ondulatorias, ese estado eléctrico que recuerda la ondulación de las olas del mar, y permite percibir la palabra en los receptores telefónicos. Con objeto de aumentar su poder, se han dado las más diversas formas á los imanes de los teléfonos magnéticos. Teléfonos diversos.—El teléfono Siemens, que se emplea en "Alemania, Bélgica, Suecia y Francia para el servicio de la telegrafía militar, es un imán vertical, en herradura, que tiene una bobina en cada uno de sus polos. Una trompetilla de lengüeta vibrante sirve para las llamadas.


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En el teléfono Gower (fig. n i ) , adoptado para los establecí mientos de la artillería francesa, el imán es horizontal, semicircular, y sus polos, provistos de bobinas, son rectos por bajo de la parte central de la placa. Una lengüeta móvil, que sólo vibra bajo la acción de un soplo poderoso, sirve para las llamadas, y permanece inerte cuando sólo se habla delante de la placa vibrante.

FIG. III.—Teléfono Gower.

En el teléfono Colson, la placa está polarizada. En el teléfono Teilloux hay acoplados dos imanes chatos que concentran su acción sobre el diafragma. En el teléfono Aubry, el imán está montado sobre otra membrana metálica. Por último, sólo podemos citar los teléfonos de M. Pollard y de M. Sieur, sin ocuparnos de otros numerosos modelos, sin duda interesantes, pero cuya descripción corresponde más bien á una monografía completa de los teléfonos magnéticos. SISTEMAS MICROFÓNICOS. — Micrófono Hughes.— Desde la aparición de los primeros teléfonos se preocuparon los sabios de reforzar el sonido y hacer más clara la articulación de la palabra,


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cuya limpieza en la estación de llegada no era perfecta. Con este objeto ideó Edison los teléfonos de carbón. No tardó el profesor Hughes, célebre ya por su aparato impresor, en inventar el micrófono, destinado á satisfacer la necesidad indicada y á preparar el camino de la telefonía á grandes distancias. Cuando dos cuerpos conductores que forman parte de un mismo circuito, reposan uno sobre otro por yustaposición, la corriente eléctrica que se envía al primero pasa al segundo, pero con tanta mayor intensidad, cuanto más numerosos son los puntos de contacto; ésta es una consecuencia de la siguiente ley de intensidades: «la intensidad de una corriente es proporcional á la sección del conductor porque circula», y como cuanto más numerosos son los puntos de contacto entre dos conductores, más considerable es la superficie de contacto y mayor la sección que atraviesa la corriente, el efecto aumenta tanto más, cuanto más fácil es aumentar, por la presión, la adherencia de las materias; éste es precisamente el caso en que se encuentra el carbón de retorta. Variando de este modo la intensidad de la corriente de una pila en uno ó varios puntos de su circuito, es posible producir corrientes ondulatorias que actúen sobre un teléfono colocado en dicho circuito. Veamos cómo M. Hughes ha obtenido este resultado. Una planchuela vertical, de madera (fig. 112), sostiene dos cilindros pequeños de carbón de retorta A , B, cada uno de los cuales tiene un agujero, en el que penetra un tercer cilindro de carbón C, afilado por ambas puntas. El cilindro C, sostenido de este modo por los otros dos, es sumamente móvil; la menor vibración de la planchuela provoca un desplazamiento en el cilindro. L a pieza B comunica con uno de los polos de la pila P, cuyo otro polo enlaza con un teléfono T , que á su vez está en relación con A . El examen de la fig. 112 muestra que la corriente de la pila circula constantemente por el circuito que forman á la vez el micrófono y el teléfono. La in-


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tensidad de esta corriente permanece constante mientras no se produce movimiento alguno en el sistema; pero si se habla delante de la plancha vertical de madera, vibra ésta, y con ella el carbón C; los contactos entre C y los carbones A B cambian más ó menos. L a adherencia aumenta unas veces y otras disminuye, produciéndose variaciones en la resistencia total del circuito, que se transforman en corrientes ondulatorias cuya acción se ejerce sobre la placa vibrante del teléfono con una energía mucho ma-

FIG. 112.—Micrófono Hughes.

yor que la que producirían las vibraciones de la placa telefónica transmisora. En estas condiciones, cada choque que recibe la planchuela repercute en el teléfono. El ruido de un reloj, los pasos de una mosca, se perciben con toda claridad. Ocurre así, en efecto

porque todo movimiento de la planchuela ocasiona otro

en el carbón C; cada movimiento del carbón C produce una v a . r i a c i ó n

e n

la resistencia del circuito, y cada variación en la re-

sistencia del circuito provoca un sonido en el telefono.


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Las variaciones de contacto que ocasionan en el teléfono las vibraciones de la planchuela no son eficaces en realidad, sino á condición de que se modifique sensiblemente la resistencia total del circuito. Esto es lo que ocurre en las líneas de poca longitud, cuya resistencia total es débil: la menor variación se hace apreciable y produce un efecto útil. Pero en las líneas de mucha resistencia las variaciones producidas por el micrófono son despreciables, y sólo influirían de una manera imperfecta sobre el teléfono receptor si no se recurriese á un artificio que consiste en hacer que el micrófono actúe sobre un circuito de poca resistencia, reaccionando después por inducción sobre la línea telefónica. Este montaje se realiza utilizando una bobina de inducción. Bobina de inducción.—Esta es una bobina de Khumkorff, desprovista de interruptor. El núcleo le forma, ya una barra de hie-

F i g . 1 1 3 . — B o b i n a d e i n d u c c i ó n (corte).

rro dulce, ya un hacecillo de hilos de hierro. Sobre el carrete de la bobina se arrollan con mucha regularidad dos ó tres capas de hilo de cobre recubierto de seda, cuyos dos extremos A , B (figura 113), quedan libres fuera de la bobina. Este es el circuito primario ó inductor. Por cima de este circuito se arrolla otro de hilo fino, que da sinnúmero de vueltas á la bobina. Este es el circuíto secundario ó inducido. Como en el primero, ambos extremos a, b del conductor quedan libres. Con arreglo á esta descripción, puede observarse que el circuito


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BIBLIOTECA. DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

primario es muy poco resistente, mientras que el circuito secundario lo es mucho. En las instalaciones microfónicas se emplea generalmente hilo de 1,25 centímetros de diámetro para el circui • to primario de la bobina de inducción, formando con él dos ó tres capas alrededor del núcleo: la resistencia eléctrica de este circuito es de 12 á 14 centésimas de unidad. El circuito secundario se compone de hilo de un diámetro de 24 centésimas de milímetro, con una resistencia de 120 á 150 unidades. Veamos cómo podemos utilizar el montaje de la bobina para formar una especie de reíais microfónico. Enlacemos los extremos del circuito primario á la pila y al micrófono, haciendo comunicar también el segundo polo de la pila con uno de los carbones microfónicos: reunamos los dos extremos del circuito secundario á los del teléfono, y analicemos los hechos. La acción de la pila sólo se ejerce directamente sobre el circuito primario, cuya resistencia es pequeña; por consecuencia, son muy marcadas las variaciones de intensidad de corriente provocadas por las vibraciones del micrófono. Estas variaciones de corriente, ó, para emplear una frase ya conocida, las corrientes ondulatorias desarrolladas en tal forma, producen, por inducción, una nueva serie de corrientes ondulatorias en el circuito secundario, que actúan directamente sobre el teléfono. Sistema Ader.—El sistema de M. Ader, adoptado por la Sociedad de Teléfonos y por la Administración de Telégrafos, consiste en un micrófono, que es el transmisor, y en un teléfono, que es el receptor. El micrófono se compone de una caja de resonancia cuya cubierta es una planchuela delgada de pino, bajo la que están colocados tres prismas paralelos de carbón A , B, C (fig. 114). Entre estos tres prismas están suspendidos diez cilindros pequeños de carbón, dispuestos paralelamente y distribuidos en dos series. El prisma A comunica con la pila, y el C con el teléfono. L a corriente de pila pasa al través de todos los carbones.


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ACTUAL

El receptor ó teléfono propiamente dicho (figuras 115, 116, 117,118, 119), está formado por un imánj^4, recurvado circularmente (fig. 115), que sirve para coger el instrumento. Por cima de los dos polos del imán están colocadas dos piezas de hierro

A

B

*

dulce que sirven de núcleos á las bobinas B B, de las que la figura 118 répresenta la forma oblonga.

FIG. I I 5 . — R e c e p t o r A d e r ( c o r t e )

FIG. I ¡ 6 . — R e c e p t o r A d e r (perfil)

L a placa vibrante M M, de hoja de lata, cubre la cámara sonora en que se encuentran las bobinas, sujetándola la emboca-


2-JO

BIBLIOTECA

DE

«EL T E L E G R A F I S T A

ESPAÑOL»

dura E , que se atornilla á la pieza O, y cuya parte superior es generalmente de ebonita. En el interior de dicha embocadura, cuyo plano representa la figura 119, hay un anillo de hierro dulce X X, que sirve de excitador al imán, en los mismos términos que las armaduras que

FIG. 118.—Receptor Ader (plano del órgano magnético.)

FIG. 117. —Receptor Ader. (Perai).

FIG. n g . — R e c e p t o r Ader (plano de la embocadura.)

se adaptan á las barras imantadas en los gabinetes de física. Dos cordones conductores, muy flexibles, aislados entre sí, y cubiertos por una envolvente de seda, establecen la comunicación con los demás órganos del sistema, que se completa con un llamador ó timbre vibrante, y una bobina de inducción colocada en el cir cuito de la pila. El prisma A del micrófono (fig. 114), comunica con el polo positivo de la pila, cuyo polo negativo enlaza con uno de los e x tremos del hilo inductor de la bobina, y el otro extremo de éste con el prisma B. L o s dos extremos del hilo inducido enlazan con el receptor de la estación corresponsal; es decir, que si existe un hilo de vuelta, el hilo inducido comunica por un extremo con el


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

hilo de línea y por el otro con el de vuelta: si el hilo de vuelta no existe, uno de los extremos del hilo inducido comunica con la línea y el otro con tierra. En este último caso, el receptor corresponsal tiene á tierra una de sus bomas. Las estaciones telefónicas de la administración de Telégrafos, y principalmente las de las oficinas de las esclusas, están monta das sobre tabloncillos colocados á lo largo de los muros, ó ence rradas en armarios, ó también formando gabinetes telefónicos como en los grandes centros. Estación telefónica Ader.—Las figuras 12o y 122 represen tan una estación telefónica del sistema Ader. El pupitre pequeño que aparece en primer término contiene el micrófono, y por cima de él hay una especie de manipulador ó contacto, que la figura 121 reproduce por separado. Este ma nipulador sirve para las llamadas, y bajo la presión del dedo, pone la pila en comunicación con la línea y hace funcionar el timbre de la estación corresponsal. Los receptores están suspendidos de dos ganchos, colocados en los costados del pupitre microfónico. Uno de estos ganchos, el de la izquierda, está fijo, el otro es móvil, y basta el peso del receptor para ponerle en comunicación con el timbre. Si se descuelga el receptor, el gancho se levanta por sí solo y establece la comunicación entre la línea y el micrófono. Este montaje es importante desde el punto de vista del consumo de la pila, y vamos á estudiarle detalladamente exa minando la fig. 122, que es el diagrama de una de las estacio nes telefónicas de las esclusas. La estación tiene dos pilas P P; para su servicio. Una de ellas, de dos elementos Leclanché, está dedicada al micrófono; la otra actúa, por medio del manipulador, sobre el timbre de la estación corresponsal. La disposición de las comunicaciones eléctricas comprende tres circuitos diferentes: i.° El circuito del micrófono, puramente local, formado por el micrófono A, su pila P, y el hilo inductor de la bobina a a'. Este circuito, representado poruña línea gruesa, queda abierto


272

BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

cuando desciende el gancho de suspensión B, y cerrado cuando éste se levanta.

Fio. Fio. 1 2 0 . — E s t a c i O n telefónica, sistema A d e r .

1 2 1 . — M a n i p u l a d o r de llamada.

2.0 El circuito de los receptores, constituido por la línea, el gancho de suspensión B, el hilo inducido b b' de la bobina, los receptores E E,' y la tierra. Este circuito queda abierto al bajar el gancho B , y cerrado al levantarse éste. 3.0 E l circuito del timbre, formado por la línea, el gancho de suspensión B, el contacto de llamada C, el timbre 5 y la tierra. Este circuito está cerrado cuando el gancho de suspensión está bajo, y abierto al levantarse éste. Pero en este caso, según la estación esté en posición de reposo, pronta á recibir las llamadas, ó sea ella la que llame á la corresponsal, el circuito del timbre queda modificado por la intervención del manipulador. Si éste está en reposo, apoyándose la palanca sobre el contacto m, el circuito estará formado, como hemos dicho, por la línea, el gancho de suspensión sobre su contacto inferior, la palanca del manipulador, el timbre 5 y la tierra; pero si se oprime el manipulador, la pila P' del timbre entra en acción, y el circuito es entonces: tierra, pila del timbre / " . p a l a n c a C del manipulador, en contacto con m' gancho de suspensión B sobre su contacto inferior, línea, timbr de la estación corresponsal y tierra.


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

273

La línea, entrando en la estación por la borna L, comunica con el eje 0 del gancho de suspensión, cuyo papel es el siguiente: Cuando está bajo, oprimiendo el contacto n, cierra el circuito del timbre 5 y deja abierto el del micrófono * en ri y / , así como el de los recepto| res. En efecto: el gancho B tiene en f ; un frotador metálico, pequeño y aisla; do, que, cuando el gancho está bajo, sólo toca en el contacto p\ mientras : que se apoya á la vez sobre p y p' si I el gancho se levanta y toca la pieza n'. ¡ Al desenganchar el receptor, el gancho : se levanta por la acción del resorte r\ j abre el circuito del timbre, abando nando el contacto n, y cierra, por el FIG. 122.—Diagrama d e una e s t a -

.

ción telefónica. contrario, el circuito de los receptores, apoyándose sobre el contacto n' y el del micrófono, enlazando los contactos p y p'. Como quiera que los receptores están suspendidos á sus ganchos, que es la posición de reposo, al llamar la estación corres ponsal, la corriente de su pila de timbre penetra por la borna L, llega al eje 0 del gancho, al contacto n, á la palanca del manipulador, pasa por el contacto m, por el timbre, y marcha á tierra por la borna T, ó á la segunda línea empalmada á esta borna, si la estación es intermedia. La estación que recibe la llamada oprime el manipulador y pone su palanca en comunicación con el contacto La corriente de la pila del timbre circula entonces por la palanca del manipulador, el contacto ra, el eje 0 del gancho de suspensión, ia borna L y la línea, y hace funcionar el timbre de la estación que llamó primeramente. En las estaciones intermedias de las oficinas de las esclusas, suele haber una estación Morse además, de la telefónica. En su montaje hay, no sólo los aparatos que acabamos de enumerar,


274

BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

sino d o s c o n m u t a d o r e s suizos d e c u a t r o direcciones, d o s pararray o s d e b o b i n a s , o t r o s dos de p a p e l ó d e p l a c a d e g u t a p e r c h a , y , p o r último, d o s reíais p a r a el t i m b r e . E l m o n t a j e d e una estación central requiere el e m p l e o d e un c u a d r o indicador q u e p e r m i t a r e c o n o c e r cuál es la e s t a c i ó n q u e llama. E s t o s c u a d r o s i n d i c a d o r e s no son o t r a cosa q u e los q u e se usan en todas las instalaciones d e t i m b r e s eléctricos. L o s h a y d e d i f e r e n t e s clases: unos tienen n ú m e r o s q u e v i b r a n c u a n d o l l a m a la e s t a c i ó n corresponsal; o t r o s u n a señal p e q u e ñ a q u e sale fuera, d e la c a j a , frente al n ú m e r o q u e llama, y en otros,

finalmente,

el

n ú m e r o está c u b i e r t o c o n u n a p l a n c h i t a m o n t a d a s o b r e un g o z n e , q u e c a e en el m o m e n t o de la l l a m a d a . L o s i n d i c a d o r e s d e v i b r a c i ó n n o necesitan q u e se r e s t a b l e z c a su posición de r e p o s o , p e r o n ó d e j a n señal a l g u n a d e la llamadaE n los i n d i c a d o r e s d e las o t r a s d o s clases q u e d a v i s i b l e el númer o d e la estación q u e llama, h a s t a t a n t o q u e se Ies r e s t a b l e c e en su primitiva posición. P o r lo d e m á s , s e a c u a l q u i e r a el s i s t e m a q u e se e m p l e e , corresp o n d e un e l e c t r o - i m á n á c a d a u n a de las e s t a c i o n e s q u e enlazan c o n la central, y la a t r a c c i ó n d e la a r m a d u r a d e este e l e c t r o - i m á n e s la q u e p r o d u c e la v i b r a c i ó n del n ú m e r o ó la caída d e la p l a n c h i t a q u e le c u b r e . Estación

ceiitralportátil.—La

fig.

123 representa u n a e l e g a n

t e instalación p r i v a d a , c o n s t r u i d a p o r la C o m p a ñ í a g e n e r a l d e teléfonos, y c u y o m o n t a j e es el d e u n a e s t a c i ó n central p o r t á t i l . E l m i c r ó f o n o en f o r m a d e p u p i t r e y los r e c e p t o r e s , están

montados

s o b r e u n a c o l u m n a d e f u n d i c i ó n y p u e d e n c o l o c a r s e s o b r e un v e . jador. E l c u a d r o i n d i c a d o r y el t i m b r e e s t á n s u j e t o s c o n t r a í a p a red. U n j u e g o de conmutadores

y una c l a v i j a p e r m i t e n p o n e r s e

e n c o m u n i c a c i ó n c o n c u a l q u i e r a d e las e s t a c i o n e s c o r r e s p o n s a l e s . L o s n u e v o s a p a r a t o s d e a j u s t e inalterable, s i s t e m a B e r t h o n c o n s t r u i d o s p o r la C o m p a ñ í a g e n e r a l d e T e l é f o n o s y a d o p t a d o s p a r a las e s t a c i o n e s c o n g a b i n e t e t e l e f ó n i c o , se r e c o m i e n d a n e s p e c i a l m e n t e p o r su s e n c i l l o y c ó m o d o m a n e j o . S i r v e n p e r f e c t a m e n -


LA

TELEGRAFÍA

ACTUAL

275

t e para las instalaciones de las redes privadas, y existen muchos modelos, de los que las figuras 124 y 125 representan las formas principales.

FIG. 123-—Estación telegráfica portátil.

Sistema Berthon.—El transmisor que la fig. 124 representa inclinado por cima de la cara superior de la caja, se compone de -dos discos de carbón de retorta, de 2 mm. próximamente de es-


276

BIBLIOTECA

DE «EL TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

pesor, c o l o c a d o s p a r a l e l a m e n t e y s e p a r a d o s p o r una ruedecilla d e ebonita. El c o n j u n t o q u e f o r m a n está e n c a s t r a d o en un anillo m e tálico, q u e á su v e z está atornillado en o t r o d e ebonita. E n t r e a m b o s d i s c o s de c a r b ó n h a y una pastilla d e c a r b ó n granular, sostenida en la parte central del i n s t r u m e n t o p o r m e d i o d e un cerco, de ebonita.

Fig.

124.

Estación

sistema

telefónica,

Fio.

Berthon.

I2S.-Estación

Ber.hon, modelo de

telefónica, sistema deslizamiento.

E l t r a n s m i s o r m i c r o f ó n i c o f o r m a d o d e este m o d o , se fija á u n a c a j a en la q u e están e s t a b l e c i d a s t o d a s las c o m u n i c a c i o n e s interiores

del a p a r a t o . E n la p a r t e anterior p u e d e v e r s e el m a n i p u l a -

dor de llamada. L o s receptores A d e r están suspendidos

de

un

g a n c h o fijo el d e la izquierda, y el d e la d e r e c h a de o t r o g a n c h o m ó v i l q u e cierra a u t o m á t i c a m e n t e el c i r c u i t o del t i m b r e ó el d e los r e c e p t o r e s . E l m o n t a j e interior d e la c a j a n o difiere n o t a b l e m e n t e en lo d e m á s del q u e a n t e s h e m o s descrito, y , p o r lo tanto,, es i n n e c e s a r i a u n a n u e v a d e s c r i p c i ó n . L a fig. 125 r e p r e s e n t a el m o n t a j e d e e s t a c i ó n q u e se utiliza e n l o s g a b i n e t e s telefónicos. E l

t r a n s m i s o r es m ó v i l á lo l a r g o d e


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

2 77

una columna, cuya disposición permite hablar sin la menor molestia á las personas de diferente estatura. Estación portátil, sistema Berthon.—?ox último, M. Berthon ha hecho construir, para adaptarle á las exigencias de la telefonía militar, un aparato portátil, cuyo mecanismo está representado en la fig. 126. El transmisor comunica con el receptor por medio de una empuñadura metálica. El aparato está formado por un transmisor microfónico Berthon que comunica eléctricamente con un receptor Ader por medio de un cordón flexible, arrollado al rededor de la empuñadura. Se le ha dado el nombre de aparato combinado Berthon-Ader, y es el que se emplea generalmente para el servicio interior de las oficinas centrales.. La pila del micrófono que se ve á la izquierda, en el compartimiento inferior, se compone de tres elementos completamente herméticos, cuyos vasos exteriores son de ebonita. A la derecha hay una máquina magneto-eléctrica pequeña, que sirve para las llamadas: la manivela que se emplea para ponerla en movimiento queda fuera de la caja. Sobre el coltado que se abre está el timbre. La caja contiene además la bobina de inducción, y bomas para el empalme de las comunicaciones exteriores. La caja puede transportarse á mano: también puede colocársela en un saco de cuero provisto de tirantes para conducirle á la espalda por un hombre. En resumen: es una estación portáti 1 completa, que es fácil enlazar con rapidez á una línea cualquieraObservaciones sobre el empleo de estaciones microfónicas.— Los mejores resultados se obtienen, generalmente, colocándose al hablar, á unos diez centímetros del micrófono. Sería perjudicial esforzar la voz: basta pronunciar bien las sílabas-y conversar con el corresponsal como si se le tuviese enfrente. Debe hacerse notar, sin embargo, que ciertas consonantes, dan una semejanza de sonido á sílabas muy diferentes, y cuya semejanza puede ocasionar molestas confusiones, sobre todo si se trata de nombres propios ó de números. El timbre de la voz, el


278

BIBLIOTECA

DE

«EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

acento de la persona que habla, influyen muchísimo en la audición, y reiteradas veces hemos podido observar que una conversación telefónica entre dos Telegrafistas, uno originario del Norte

FIG. 126 — E s t a c i ó n telefónica portátil (sistema Berthon).

y otro del Mediodía, es casi siempre muy penosa. N o nos cansaremos, pues, de recomendar se colacionen con el mayor cuidado los nombres propios y los números.


TELEFONÍA Y TELEGRAFÍA SIMULTÁNEAS POR UN MISMO H I L O

Perturbaciones

en las

líneas

telefónicas.—Sistema

V a n R y s s c l b e r g h e . — S i s t e m a anti-

i n d u c t o r . — M o n t a j e de c o m u n i c a c i o n e s telefónica y telegráfica p o r u n m i s m o h i l o . — Traslator

fónico.—Sistema

f ó n i c o de l l a m a d a . — S i s t e m a A d e r p a r a las transmisio-

nes s u b m a r i n a s .

PERTURBACIONES EN LAS LÍNEAS T E L E F Ó N I C A S . — L a s co-

rrientes ondulatorias que producen en los teléfonos la transmisión de la palabra, son extremadamente débiles. Puede afirmarse que su intensidad no corresponde á la millonésima parte de la corriente que se emplea para hacer funcionar los aparatos telegráficos en las líneas ordinarias, y los aparatos de medida no llegan á indicar el paso de ellas. Por esto puede apreciarse hasta qué punto son sensibles los teléfonos; pero de esta misma sensibilidad resulta la necesidad de ponerles al abrigo de toda perturbación exterior. Las líneas telegráficas obedecen á la ley común, y cada uno de sus hilos, al circular por él una corriente, actúa por inducción sobre los hilos próximos. Las corrientes inducidas que resultan de esta influencia mutua no son suficientemente enérgicas para hacer funcionar aparatos poco delicados, tales como el Morse y el de cuadrante; pero no es lo mismo cuando se trata de comunicaciones telefónicas, y la proximidad de líneas telegráficas por las que circulan corrientes eléctricas engendradas por pilas, ocasiona notables perturbaciones en los circuitos telefónicos.


28o

BIBLIOTECA. D E « E L TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

Cuando en una línea eléctrica se dedica uno de los conductores á la comunicación telefónica, mientras los demás conservan su destino ordinario, no sólo se reciben en el teléfono las palabras que se transmiten, sino también todos los signos telegráficos que se cambian por los hilos vecinos. Estos signos se manifiestan por crepitaciones e i las que se distingue sin dificultad la naturaleza de las transmisiones. Es fácil recpnocer por su ritmo las emisiones de corriente del aparato de cuadrante y las del Hughes; en cuanto á los signos del Morse, se leen al oído con toda claridad. Las líneas telefónicas que forman cables aislados no están tampoco exentas de estas perturbaciones, como lo prueba el que los cables colgados en apoyos te'egráficos, aun á bastante distancia de los conductores ordinarios, reciben la influencia de éstos con fuerza bastante para que los teléfonos afectos á los cables reproduzcan los signos transmitidos por los hilos telegráficos. Las comunicaciones telefónicas pueden perturbarse también por derivaciones que pasen por tierra, si la línea telefónica toma tierra en la proximidad de una estación telegráfica ó de una plancha de tierra en la que descarguen lineas eléctricas, percibiéndose muy bien en los receptores telefónicos todas las transmisiones que provienen de la estación ó de las líneas telegráficas. E n los comienzos de la telefonía hemos podido asistir á ensayos muy curiosos que, aunque realizados con otro objeto, evidenciaban la influencia de las derivaciones por las planchas de tierra. Los experimentos se realizaban en París cerca de las líneas próximas á la puerta de Versalles. Cuantas veces se tomaba tierra en el interior del recinto fortificado, se oía en los teléfonos el ruido de los numerosos aparatos de la estación central; si la toma de tierra se verificaba más allá del foso de las fortificaciones, cesaba toda inducción. No hay que decir que en las líneas telegráficas se producen además las mismas averías que en las de la red general. Se averigua la existencia y la naturaleza de estas averías por los me-


LA TELEGRAFIA

ACTUAL

281

dios ordinarios, esto es, con el auxilio de una pila y un galvanómetro. Entre los numerosos medios propuestos hasta la fecha para neutralizar los efectos de la inducción en los teléfonos, el único que ha dado resultados prácticos consistía en emplear hilo de vuelta, y aun así era necesario que los dos hilos que formaban la línea estuviesen á igual distancia de los conductores próximos. Las líneas de doble conductor tenían además la ventaja de evitar en los teléfonos la acción de las derivaciones al través de la plan • cha de tierra; pero no era el momento en que el uso del teléfono se generalizaba, haciéndose el auxiliar casi indispensable del tráfico comercial é industrial, no era el momento, repetimos, más á propósito para adoptar una solución que tendía á duplicar el número de conductores en todas las redes, y fué preciso buscar otra cosa. Sistema Van Rysselberghe.—Un sabio belga, M. Van Rysselberghe, se dedicó al estudio de esta cuestión, y la ha resuelto por medios exclusivamente eléctricos, obteniendo resultados tan maravillosos que seguramente no se hubiera atrevido á esperar al comienzo de sus trabajos. En lugar de pretender destruir el efecto, M. Van Rysselberghe se esforzó en combatir la causa, encontrando, desde 1882, el medio de hacer insensibles á las corrientes telegráficas los teléfonos montados, no sólo en circuitos próximos, sino hasta en los mis mos conductores por los que dichas corrientes pasan. L a primera idea de M. Van Rysselberghe fué aumentar el poder de los teléfonos que utilizaba, que eran, según creemos, teléfonos del sistema de M. Ader, creyendo llegaría, reforzando la voz, á dominar los ruidos de inducción que quería combatir. Logró, en efecto, reduciendo las resistencias de la pila y del micro fono, dar á los instrumentos mayor sonoridad; pero éste era sólo un medio empírico, que si atenuaba el mal, no le remediaba completamente. Se sabía ya que no se lograba éxito alguno en conversaciones 36


282

BIBLIOTECA DE cEL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

telefónicas sostenidas por cables de cierta extensión. E l teléfono no tiene resonancia más que bajo la acción de corrientes, si no absolutamente intermitentes, que al menos varíen de intensidad casi á cada instante, por lo que le son necesarias corrientes ondulatorias. Y a hemos tenido ocasión de decir que la carga es lenta y gradual en los cables, antes de llegar á su m á x i m u m , , y que la descarga se verifica del mismo modo, en forma que e x i g e tiempo muy apreciable. Por esta razón no convienen dichas líneas á la transmisión telefónica. Repitiendo los experimentos elementales de Faraday, relativos á la inducción, puede observarse que ésta no es enérgica más que cuando se la provoca por medio de una acción

inductora

brusca. E n todos los cursos de física se hace, con este objeto, una demostración que no tiene éxito si no se la ejecuta bien. S e dispone una bobina hueca, recubierta de hilo de cobre, cuy a s diferentes espiras están aisladas con una envoltura de seda (figura 127), y se hacen comunicar con un galvanómetro los dos extremos del hilo.

F i g

i2?

- E x p e r i m e n t o relativo á la inducción.

E n el circuito de la pila se intercala otra bobina de menor diámetro.1


Si se introduce esta última bobina en la primera, el galvanó metro marca, por la desviación de la aguja, el paso de una corriente inducida. En el momento en que se retfra la bobina pequeña, se desvía de nuevo la aguja del galvanómetro, pero en sentido inverso. Estas corrientes inducidas, provocadas en el hilo de la bobina grande por los movimientos de entrada y salida de la pequeña, tienen más energía cuanto más bruscamente se ejecuta la operación. Si la bobina se introduce poco á poco, la acción es débil, y con frecuencia nula. Del mismo modo, si se deja en reposo la bobina pequeña dentro de la grande, y se hace variar bruscamente la energía de la pila, quitando ó añadiendo uno ó varios elementos, cada variación brusca desarrolla en el circuito de la bobina grande una corriente inducida; pero no ocurre lo mismo si la variación se realiza progresivamente, es decir, que si suponemos que se hace salir el líquido de los elementos con lentitud, por medio de sifones, de modo que la energía de la pila se reduzca insensiblemente hasta cero, esta variación lenta no dará lugar á la producción de corrientes inducidas en el circuito del galvanómetro, ó por lo me • nos no serán sensibles. Este último hecho ha servido de fundamento á M. V a n Rysselberghe para su sistema anti-inductor. Pensó, con razón, que si lograba que las corrientes telegráficas se produjesen gradualmente, extinguiéndose del mismo modo, no ejercerían influencia inductiva sobre los demás hilos próximos. Tratábase, pues, de disponer las cosas de modo que no se perjudicase la regularidad de la comunicación telegráfica, y el inventor ha realizado su sistema de compensación, haciendo que las corrientes emitidas á la línea pasasen por resistencias eléctricas. L a experiencia le ha demostrado que para combatir la inducción que se produce en el punto de partida, era necesaria una resistencia de 1.000 unidades, y que para evitarla á la llegada bastaban 500 unidades. Con este objeto, y para no aumentar la resistencia de la línea


284

BIBLIOTECA

DE

«EL

TELEGRAFISTA

ESPAÑOL»

en proporciones excesivas, permaneciendo en las condiciones im puestas por la práctica, recurrió el autor á un artificio. Sistema antl inductor.— Los electro-imanes graduadores son bobinas que tienen una resistencia de 500 ohms, provistas de núcleos de hierro dulce, que M. Van Rysselberghe dispone del modo siguiente (fig. 128): entre la pila y el tope anterior del manipulador (cuando se trata del aparato Morse), se monta una bobina, y otra entre el macizo del aparato y la línea.

FIG. 1 2 8 . — S i s t e m a anti-inductor V a n R y s s e l b e r g h e .

De este modo, la corriente de pila que pasa á la línea circula por ambas bobinas, que suman 1.000 unidades; y la corriente que procede de la línea solo pasa por la bobina B, de 500 unidades. Un condensador, C, de dos microfaradias de capacidad, que la pila carga en el momento de la emisión de la corriente, se des carga sobre la línea en el brevísimo instante en que el manipu lador, volviendo á la posición de reposo, la deja aislada. L a des carga del condensador contribuye en esta forma á destruir los efectos de inducción que necesariamente debían producirse. Con este montaje se anulan por completo en los teléfonos todos los ruidos que ocasiona, tanto la inducción como la transmisión directa; pudiendo colocarse impunemente uno de dichos instrumentos en derivación en un hilo así dispuesto, sin que sobre él se ejerza influencia alguna. Claro es que sólo citamos el hecho


LA

T E L E G R A F Í A

A C T U A L

285

de un teléfono montado en derivación en una línea, como un experimento curioso; y que semejante montaje, sostenido perma nentemente, originaría una pérdida á tierra, perjudicial á la correspondencia telegráfica. El montaje del sistema anti-inductor de M. Van Rysselberghe se completa con un pararrayos muy sensible, de la clase de los pararrayos de papel, pero de una construcción especial, que preserva los condensadores de las averías que pudieran ocasionar las descargas de electricidad atmosférica durante las tormentas. En Bélgica se aplica el sistema anti inductor á todos los hilos de la red, incluso los conductores destinados al servicio del aparato Hughes. Montaje de comunicaciones telefónica y telegráfica por un mismo hilo.—Para montar una comunicación telefónica entre dos puntos enlazados por un conductor, se sabe que basta empalmar en cada estación el hilo de la linca á una de las bomas ó á uno de los cordones del teléfono, y poner la otra borna ó el otro cordón en comunicación con tierra. El hecho es natural; los dos extremos del hilo de línea comunican con tierra al través de los te -

FIG. 129. —Comunicación telefónica al través de condensadores.

léfonos, y las corrientes ondulatorias que se desarrollan por las vibraciones de las placas, circulan en un circuito cerrado. Si entre los telefonos y el hilo de línea se introducen los condensadores c, c (fig. 129), no se interrumpirá la comunicación, y el funcionamiento de los teléfonos continuará siendo tan regular


286

BIBLIOTECA DE « E L TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

como si el hilo de línea fuese continuo, á pesar de hallarse absolutamente aislado en c. El hilo de línea empalma, en ambas estaciones, con una de las armaduras de un condensador, aislada en absoluto de la otra armadura, la que á su vez comunica con tierra al través del teléfono: estos son los hechos. Examinemos ahora lo que ocurre: Las vibraciones del teléfono en la estación A, por ejemplo, desarrollan en el hilo de las bobinas de dicho teléfono corrientes que cargan la armadura del condensador c, con la que está empalmado: la armadura opuesta, que comunica con la línea, se carga de electricidad de signo contrario, y en número igual de cargas á las producidas por las vibraciones de la placa. En esta forma se produce un movimiento eléctrico en el hilo conductor, que se transmite á la armadura del condensador c en la estación B, y produce una carga que actúa sobre la armadura opuesta y el teléfono, de modo que todo se verifica como si el hilo fuese perfectamente continuo. En lugar de un hilo dedicado especialmente á las comunicaciones telefónicas, consideremos un conductor ocupado por la correspondencia telegráfica, pero provisto del sistema anti inductor que acabamos de describir. En dos puntos cualesquiera B, C (figura 130) de este conductor, empalmemos derivaciones y montemos en ellas nuestros condensadores c, c\ y los teléfonos t, t'\ habremos realizado la comunicación telefónica y telegráfica por el mismo hilo. La correspondencia telegráfica no se perturbará, puesto que el hilo de línea ni está interrumpido, ni derivado á tierra. El cambio de palabras por el teléfono no encontrará entorpecimiento alguno á causa de la presencia del sistema antiinductor; los teléfonos y el telégrafo funcionarán, pues, con tanta regularidad como si fuesen completamente independientes. Pudiera, sin embargo, preguntarse cómo no se aminora notablemente la acción mutua de ambos teléfonos, puesto que por las derivaciones en los puntos B y C se dirige á tierra una parte de las corrientes ondulatorias al través de los aparatos telegráficos.


LA TELEGRAFÍA- ACTUAL

287

L a experiencia ha demostrado que una resistencia igual ó superior á 500 unidades, interpuesta entre los puntos de derivación

y la tierra, basta para anular el molesto resultado que podría producir la t o m a de tierra directa; pero esta resistencia de 500 unidades la tenemos en el sistema anti-inductor; es la bobina b, montada en el hilo de línea delante del manipulador. Traslator fónico.—El

problema habría quedado resuelto por

completo en estas condiciones, si no hubiera sido preciso tener en cuenta la inducción telefónica. L a palabra que se transmite por un conductor pasa con facilidad á otro próximo, sobre todo si van unidos un largo trayecto, y , por lo tanto, falta toda garantía, no h a y secreto posible, no h a y confianza en los abonados: desastre completo. E l remedio estaba indicado por la adopción de un circuito con hilo de vuelta, suprimiendo las tierras; pero entonces cada comunicación telefónica inutilizaba un hilo para el servicio telegráfico; ¿á que quedaba entonces reducida la transmisión simultánea por el mismo hilo? T a n t o valía dejar á cada servicio su conductor particular. E r a absolutamente preciso hacer independientes, desde el punto de vista de las relaciones telegráficas, los dos conductores acoplados para la correspondencia telefónica.


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La interposición de condensadores y de un sistema llamado traslator fónico, ha permitido llegar á este resultado. Merced á este montaje no dejan de estar aislados entre sí los dos hilos que se toman para la correspondencia telefónica, mediante cuatro condensadores C, Cr C' C'l (fig. 131), dos en cada estación. Figurémonos un vasto rectángulo, cuyos lados mayores están formados por los dos hilos de línea xy, x' y'. En los cuatro ángulos están unidas las armaduras pares de los condensadores C, C¡t C' C\, más allá de los cuales los hilos telegráficos se prolongan hasta llegar á los aparatos á cuyo servicio están afectos. Las armaduras impares de los condensadores comunican entre sí y con tierra, pero pasando por las bobinas E, E¡, E', E\ de los traslatores fónicos. Los teléfonos forman un circuito distinto y local, al través de los traslatores. El traslator fónico se compone de dos bobinas huecas E, Elt E\ E\, yuxtapuestas. El hilo de entrada de estas bobinas comunica con las armaduras impares de los condensadores, y el de salida con tierra. Otra tercera bobina D, Z>„ D\ D\. más pequeña, móvil en el interior de las dos primeras, y sobre la que actúa un tornillo de ajuste, forma el circuito local del teléfono, al que se empalman los dos extremos del hilo arrollado á la bobina. x

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FIG. 131.—Traslator fónico.

En estas condiciones, la correspondencia telefónica no sufre la influencia de la telegráfica, proveyéndose los hilos de aparatos


LA TELEGRAFÍA

ACTUAL

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inductores, y permaneciendo absolutamente independientes. Las corrientes ondulatorias que se desarrollan en los teléfonos no pueden tampoco influir en los receptores telegráficos á causa de su extremada debilidad. Al hablar delante de uno de los teléfonos, las corrientes ondulatorias que se desarrollan por las vibraciones de la placa, circulan por la bobina pequeña del traslator fónico é inducen en las bobinas grandes corrientes que cargan las armaduras pares de los condensadores en la estación receptora. Las armaduras impares reciben una carga igual y de signo contrario, que determina en las bobinas grandes del traslator' fónico de esta estación un movimiento eléctrico cuyo efecto es el de inducir en la bobina pequeña, y, por consecuencia, en el circuito local del segundo teléfono, corrientes iguales en número y duración á las emitidas por la estación de origen. Los dos teléfonos vibran, por lo tanto, al unísono. Es preciso, además, adoptar ciertas precauciones cuando se trata de escoger los hilos, que deben acoplarse como queda dichoDeben tomarse, en cuanto sea posible, hilos del mismo diámetro, y formar circuitos equidistantes entre sí. No siempre es fácil llenar estas condiciones en la práctica, por lo que M. Van Rysselberghe ha ideado disponer las bobinas pequeñas de sus traslatores fónicos de modo que sean susceptibles de arreglo, con objeto de evitar los menores vestigios de la inducción que puede producir la falta de equilibrio en la formación de los circuitos. Sistema fónico de llamada.—Quedaba, además, por construir para los teléfonos un sistema de llamada que no tuviese influencia sobre el telégrafo. Para realizarlo se envía una corriente á un vibrador que la divide, por decirlo así, en numerosas corrientes que se suceden con rapidez, como en los timbres vibrantes. Estas corrientes circulan por la bobina pequeña del traslator fónico, é inducen otras que actúan sobre un circuito local en la estación receptora. Este nuevo circuito está formado por una pila, un vibrador telefónico y un avisador. Sobre la placa del vibrador 37


2gO

BIBLIOTECA DE «EL TELEGRAFISTA ESPAÑOL»

telefónico descansa un martillito articulado, provisto de un contrapeso que le da mucha movilidad y permite arreglar su presión sobre la placa. Dicho martillo comunica con uno de los polos de la pila, y la placa del teléfono con el otro polo. Mientras existe, ó no se altera el contacto entre el martillo y la placa, está cerrado el circuito de la pila. Los dos polos de esta misma pila enlazan con la bobina del avisador, que es bastante resistente. Hay, pues, aquí otro circuito en derivación; pero á causa de su resistencia, la mayor parte de la corriente circula por el primer circuito, cuya resistencia es mucho menor. Esta es la disposición del montaje, y se concibe que la pila local no ejerza acción alguna sobre el avisador; pero si á causa del paso de corrientes sucesivas por la bobina del teléfoño se altera el contacto entre la placa y el martillo, en términos que la resistencia de esta parte del circuito llegue á ser mayor que la de la bobina del avisador, las cosas cambian y la mayor parte de la corriente local pasa por la bobina de éste y le ponen en movimiento. Esto es lo que M. Van Rysselberghe llama avisador fónico. Sistema Ader para las transmisiones submarinas.—Para ser fieles á nuestro programa de actualidad, terminaremos nuestro modesto trabajo citando un nuevo procedimiento de transmisión por cables submarinos, propuesto por M. Ader. M. Ader ha pensado utilizar los teléfonos como receptores en las líneas submarinas. Ya hemos dicho que las comunicaciones telefónicas por cables de mucha longitud no tenían éxito, á consecuencia de la forma de propagación de las corrientes al través de esta clase de conductores, forma de propagación absolutamente inversa que la que provocan las vibraciones telefónicas: era, pues, necesario emplear un artificio para obtener un resultado. M. Ader, para formar sus signos, emplea emisiones positivas y negativas, como en el galvanómetro de espejo de Thomson y en el siphon recorder. La línea bifurca en la estación de llegada, y comunica con dos interruptores cuyas vibraciones producen sonidos bastante dife-


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rentes, para distinguirlos con facilidad. Los hilos de las bobinas de estos interruptores empalman, además, con dos teléfonos en comunicación con una pila cuyo centro va á tierra. Uno de los polos de la pila está en relación con uno de los teléfonos, y el otro polo con el segundo teléfono. Resulta de esto que la corriente que procede de línea recorre las bobinas de ambos interruptores, las de los dos teléfonos y toda la pila hasta llegar á tierra; pero sea cualquiera el signo de la corriente de línea, encuentra en una de las bifurcaciones del circuito interior de la estación de llegada una corriente del mismo signo, y en la otra bifurcación una corriente de signo contrario: hay, pues, de una parte, aumento en el efecto producido, y disminución en la parte contraria; de tal modo, que si el Telegrafista aplica ambos teléfonos á los oídos, oye por uno de ellos un sonido reforzado, y por el otro un sonido atenuado, que puede anularse casi completamente por medio de un ajuste conveniente. Si las emisiones positivas producen un sonido reforzado en el teléfono que se aplica al oído derecho, las emisiones negativas causarán el mismo efecto en el teléfono que se aplique al oído izquierdo. En resumen: la estación transmisora emite las corrientes como si se tratase de funcionar con los receptores actualmente en uso. Los vibradores seccionan estas corrientes en la estación de llegada, reforzándose en una de las bifurcaciones del circuito y disminuyendo en la otra: los teléfonos se encuentran, por lo tanto, en condiciones de intermitencia favorables á su funcionamiento, y la lectura de los signos es tanto más fácil, cuanto que se efectúa alternativamente por uno y otro oído. Ignoramos si este nuevo procedimiento ha recibido ya aplicaciones prácticas; pero nos parece tendría un gran porvenir si se llegase á completar con un sencillo sistema de comprobación de las transmisiones. FIN


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INDICE ALFABÉTICO Páginas.

Ader (sistema telefónico) — (sistema para las transmisiones submarinas) Aisladores — (colocación de los hilos en) Alfabeto Morse Aparato Baudot — Estienne — Hughes — Meyer — Wheatstone Aparatos accesorios — de transmisión múltiple — para amortiguar las vibraciones... • Averías (tabla para el reconocimiento de) — en las estaciones — en las líneas subterráneas y submarinas — (reconocimiento de) Berthon (sistema telefónico) Cables subterráneos Comunicación entre dos puntos (montaje de una) Comunicaciones internacionales de Francia Condensadores Conductores Consolidación (medios de) Corte (aparatos de) — (puntos de) Correspondencia (dirección de la) Cuádruplex Dúplex..Empalmes

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Estaciones extremas — intermedias Galvanómetro de espejo de Thomson

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Inducción (bobina de) Línea (demarcación de la) — (arreglo de la) '. .'.'.'.'.'.7.7.'. V. Líneas aéreas — (clasificación de las)

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— (construcción de) — submarinas — subterráneas Manipulador de cuadrante, Bregúe't — Morse Micrófono H u g h e s . . . . . 7 . 7 . 7 . 7 . 7 . ' . ' . ' 7 7 . Montaje de una estación con aparato Morse'. .'. - d e c o m u n i c a c i o n e s telefónica y telegráfica por el mismo Morse (sistema) Perturbaciones y averías

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285

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— en las líneas telefónicas. Pila (la) ' — Callaud 7 7 7 . 7

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— (consecuencias del agrupamiento dé'lo's e'lem'e'n'tos de una Plla) — — — — —

Lalande y Chaperón 7.7. (disposición de los elementos de una) ; Fuller Leclanche' Marié-Davy 7.7.7.

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— (montaje en cascada)

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— (teoría del) Teléfonos diversos Traslación 7.7.7.7. Traslator fónico Unidades eléctricas Van Rysselberghe (sistema anti-inductor).'.'.'77777 — (sistema fónico de llamada) Vigilancia (servicio d e ) . . .

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INDICE

POR

CAPÍTULOS

Páginas.

INTRODUCCION CAPÍTULO I . — L Í N E A S Y REDES Líneas. Mirada retrospectiva, 9.—Clasificación de las líneas, n . — L í n e a s aéreas, 11.—Conductores, 12 —Demarcación de la línea, 14.—Postes, 15.—Aisladores, 16.—Plantación de postes, 19.—Empalmes, 20. —Colocación de los hilos en los aisladores, 21.—Postes de fundición y de hierro, 22.—Aparatos para amortiguar las vibraciones, 23.— Arreglo de la línea, 25.—Medios de consolidación, 3 1 . — Líneas subterráneas, 31.—Cables subterráneos, 32.—-Construcción de las líneas subterráneas, 33.—Líneas submarinas, i,^.—Redes. Organización de una red, 42.—Red inte rior francesa, 43.—Dirección de la correspondencia, 44.— Redes especiales, 45. —Comunicaciones internacionales de Francia, 47.—Perturbaciones y averías, 48.—Servicio de vigilancia, 49.—Reconocimiento de averías, 49. —Puntos de corte, 5r.—Aparatos de corte, 53.—Averías en las líneas subterráneas y submarinas, 53. C A P I T U L O II.— P I L A S T E L E G R Á F I C A S Y M É T O D O S D E M E D I D A . . Pilas telegráficas. La pila, 56.—Pila Callaud, 57.—Pila Siemens y Halske, 61.—Pila Meidinger, 62.—Pila L e clanché, de vaso poroso, 62. —Pila Leclanché, de aglomerados, 64.—Pila Marié-Davy, 65.—Pila de Lalande y Chaperón, 66.—Pilas empleadas por las administraciones extranjeras, 66 —Pila Fuller, 67.—Disposición de los elementos de una pila, 68.—Consecuencias del agrupamiento de los elementos de una pila, 69.—Montaje en cascada, 72.—Instalación de pilas en las estaciones, 7 i-Méto-

5 9

56


dos de medida. Unidades eléctricas, 74.—Unidades de resistencia, 75.—Cajas de resistencia, 75.—Método del puente de Wheatstone, 77.—Reostatos, 79.—Unidad de fuerza electro-motriz, 79.—Unidad de intensidad, 80.—Unidad de cantidad, 81.—Unidad de capacidad, 81.—Condensadores, 81. C A P I T U L O I I I . — A P A R A T O DE CUADRANTE,

BREGUET;

APA-

R A T O M O R S E Y MONTAJE DE ESTACIONES

Aparato de cuadrante, Breguet. Los veteranos de la telegrafía, 84.—Manipulador, 85.—Receptor, 87.—Manipulación, 91.—Aparato Morse. Sistema Morse, 91.—Alfabeto, 93.—Manipulador, 96.—Receptor, 97.—Manipulador Morse, sistema alemán, 101.—Receptor Morse de punzón, 102.—Receptor Morse de Siemens y Halske, 103.— Montaje de estaciones. Montaje de una comunicación telegráfica entre dos puntos, 104.—Aparatos accesorios, 105.— Montaje de una estación con aparato Morse, 109.—Estaciones extremas, no.—Estaciones intermedias, 111.—-De corriente continua, 1 1 2 . —Relevadores, 113.—Traslación, 114.—Averias en las estaciones, 1 1 8 . C A P I T U L O I V . — A P A K A T O HUGHES

Principio del aparato Hughes, 125.—Motor, 127.—Regulador, 129.—Freno, 132.—Manipulador, 133.—Organo elec tro-magnético, 138.—Palanca de escape, 141.—Mecanismo impresor, 142.—Rueda de corrección, 145.—Palanca de llamada al blanco, 147.—Eje impresor, 147.—-Corrección, 149.—Paso de las letras á las cifras, 150.—Palanca de impresión, 151.—Palanca del movimiento del papel, 152.—Conmutador, 153.—Comunicaciones interiores, 156.—Marcha de las corrientes entre dos aparatos Hughes montados en linea, 159.—Manipulación, 162.— Arreglo del sincronismo, 162.—Arreglo de la imantación, 164.—El aparato Hughes en traslación, 165.—El sistema Hughes en diferentes países, 167. C A P I T U L O V . — A P A R A T O WHEATSTONE

E l aparato rápido, 168.—Sistema Wheatstone, 170.—Perforador, 1 7 1 — Manipulador, 173—Transmisor, 173.—Com-


binaciones de corrientes que forma el transmisor, 176.— Receptor, 178.—Funcionamiento general del aparato Wheatstone, 181.—Montaje de una estación, 182. C A P I T U L O V I . — A P A R A T O S D E TRANSMISIÓN MÚLTIPLE. A P A RATO M E Y E R . A P A R A T O BAUDOT

Aparatos de transmisión múltiple, ¿85.—Aparato Meyer. Conjunto del aparato, 186.—Manipulador, 188.— Divisor, 189.—Receptor, 189—Alfabeto, 190.—Aparato Baudot, 191.—Principio del aparato, 192.—Manipulador, 193.— Distribuidor, 196.—Relevadores receptores, 199.—Traductor, 202.—Mecanismo impresor, 203.—Avance del papel, 208.—Aparato Baudot doble, 209.—Electro-imán aprehensor, 210.—Regulador de velocidad, 211.—Empleo del aparato Baudot, 213. CAPITULO V I I . — A P A R A T O S DE T E L E G R A F Í A SUBMARINA . . . La transmisión en los cables submarinos, 215.—Aparato de espejo de Thomson. Descripción del aparato, 219 —Sistema astático, 220.—Shunt, 220.—Escala, 221.—Montaje del aparato de espejo, 222.—Galvanómetro marino, 223.— Siphon recorder. Motor, 224,—Receptor, 226.—Aparato Estienne. SistemaEstienne,228.—Alfabeto, 229.—Manipulador, 231.— Receptor, 233.—Mecanismo de relojería, 235.—Mecanismo de las plumas, 236.—Organo eléctrico, 238.—Arreglo, 239.—Rendimientos y ventajas del sistema, 240. C A P I T U L O VIII.—DÚPLEX

Y CUÁDRUPLEX

Dúplex. Método diferencial, 241.—Método del puente de Wheatstone, 244. —Método de la bifurcación de las bobinas, 246.—Sistema Orduña, 249.—Sistema Brasseur y de Sussex, 252.—Cuádruplex. Montajes cuádruple y séxtuple, 255.—Rendimiento de los diferentes aparatos telegráficos, 256. C A P I T U L O IX.—TELEFONÍA

De los teléfonos en general. Principio de los teléfonos magnéticos, 258,—Teléfono Bell, 259.—Teoría del teléfono, 262.—Teléfonos diversos, 263.—Sistemas microfónicos. Micrófono Hughes, 264 —Bobina de inducción, 267.—Sis-


tema Ader, 268.—Estación telefónica Ader, 2 7 1 . — E s t a ción central portátil, 274.—Sistema Berthon, 275.—Estación portátil sistema Berthon, 277.—Observaciones sobre el empleo de estaciones microfónicas, 2 7 7 . CAPITTULO

X.—TELEFONÍA

Y TELEGRAFÍA

SIMULTÁNEAS

POR UN MISMO HILO

Perturbaciones en las líneas telefónicas, 278.—Sistema V a n Rysselberghe, 281.—Sistema anti-inductor, 284.—Montaje de comunicaciones telefónica y telegráfica por un mismo hilo, 285.—Traslator fónico, 287.—Sistema fónico de llamada, 289.—Sistema Ader para las transmisiones submarinas, 290.

279


BIBLIOTECA. DE

E L TELEGRAFISTA ESPAÑOL Obra publicada: LA

TELEGRAFÍA

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EN FRANCIA Y EN EL EXTRANJERO POR

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Véndese al precio de 3 pesetas en rústica, y 4 encuadernada, en la Administración de E L TELEGRAFISTA E S P A Ñ O L , Espíritu Santo, 24, Madrid, y en todas las principales librerías. E n

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TRADUCIDO DEL INGLÉS POR L.

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PARA LOS NO SUSCRITORES Á « E L TELEGRAFISTA E S P A Ñ O L »

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El pago de las suscriciones deberá hacerse por adelantado.— Se publican dos cuadernos mensuales, de 48 páginas de lectura. Se suscribe en la Administración de E L TELEGRAFISTA E S P A ÑOL, Espíritu Santo, 24, Madrid.


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preparación:

GUÍA PRÁCTICA DEL OFICIAL DE TELÉGRAFOS POR

A.malio

del Ftey y

Villanueva.

Este breve Manual, que juzgamos de indiscutible utilidad para la práctica de la telegrafía Morse y Hughes, y de la telefonía, y cuyo texto está ilustrado con numerosos grabados explicativos, comenzará á publicarse muy on breve como regalo á los suscritores de E L TELEGRAFISTA ESPAÑOL, á cuya Administración, Espíritu Santo, 24, Madrid, pueden dirigirse los pedidos de dicho Semanario.

EL TELEGRAFISTA

ESPAtOL

REVISTA GENERAL DE ELECTRICIDAD E s p í r i t u Santo, 2 4 , Madrid.

Se publica los días 1, 8, 15 y 23 de cada mes.

PRECIOS DE

Espafia y Portugal Unión Postal Antillas Filipinas Países no convenidos

SUSCRICIÓN

¡ Trimestre j Semestre ! Año Semestre Trimestre Id Semestre

3 pesetas. 6 » 12 » 12 pesetas. 6 » . 10 » 20 »





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