#7 abril
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bienvenidos,
modernĂcolas!
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Sumario
Editorial P7 · Concierto · ‘Mosaicos’ de L Teatro ‘Cuarto y M P10 · Concierto Ro Concierto Iván Ferrei Amparo Sánchez P16 · Carminha P17 · Conc Sonrisa de Julia P18-19 Fea del Mundo’ P20 · T P21 · Concierto Pony Br Cookin Bananas P24Ilustrado ‘Unbuentip Despedida Village Gre Danza Invisible P3 Entrevista Shuarm XV Festival de Cin 41 · Ojodem P42
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P6 · Staff o Depedro P8 Leonor Leal P9 · Mitad de Piratas’ obert Glasper P11 · iro P12-15 · Concierto · Concierto Novedades cierto + Entrevista La 9 · Teatro ‘La Mujer Más Teatro ‘Sangre de Lobo’ ravo P22-23 · Concierto -27 · Modernicolismo po’ P28-29 · Concierto een P30-31 · Concierto 32-35 · Concierto + ma P36-37 · Especial ne de Málaga P38modernícola 2-47
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Editorial
No soy buena con las matemáticas, es cierto. Tampoco sé nada de gestión pública. Pero después de 25 años viviendo en esta ciudad sé algo acerca del hartazgo. De este querer y no poder eterno en materia cultural. Me-a-bu-rro. Te-a-bu-rres. Todos nos aburrimos de ver una y otra vez las mismas noticias: se donan 10.000 euros más a un concierto de Luis Miguel que a un año entero de teatro. Se detienen los proyectos de los cines Astoria y Victoria, dos edificios maravillosos en pleno centro de la ciudad. Se abre un museo de gemas... sin gemas. Se malgasta una superficie estupenda en un incierto museo del automóvil. Se celebra un Festival de Cine con estrenos de calidad más que dudosa -honrosas excepciones aparte- y al que no acuden ni un cuarto de los actores anunciados. Me-a-burro, sí. Pero que nadie tiemble: ahí sigue, intacta, majestuosa, magnífica, la Semana Santa (podemos respirar tranquilos: todas las cofradías tienen ya su parcela de suelo cedida por el Ayuntamiento). Permanece la feria, a la que de cultural le queda ya poco más que la borrachera, y algún concierto de Andy y Lucas, si procede. Y ojo, no es que no nos lo queramos pasar bien, los Modernícolas somos los primeros que militan en el lado de la fiesta. Pero es que nosotros no somos la Concejalía de Cultura ni similares. No obstante, es cierto que en ella trabajan técnicos a favor de la verdadera evolución cultural, que sin duda pasa por apoyar a los creadores locales (y hacerlo también es ponerlos en contacto con creadores de primera línea). Lástima que ellos no manejen los presupuestos. Lástima que tampoco los manejen quienes votan cómo mejorar la ciudad en la web Málaga Propone. Lástima que no los periodistas y gestores comprometidos, lástima que no los emprendedores repletos de ideas y faltos de capital. Aquí una madre diría que Dios da pan a quien no tiene dientes, y viceversa. Nosotros sólo decimos que nos-a-bu-rre quejarnos siempre por lo mismo -y eso que lo que solemos hacer es felicitar, que no creemos en el castigo si no en el premio-. Pero todo tiene un límite y hay días que, qué demonios, nosotros alcanzamos el nuestro.
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LÍMITES.
Staff
Coordinadores:
6%
Diseñadores: 6%
Fotógrafos/Redactores Redactores
Ilustradores: Fotógrafos:
15%
Fotógrafos Ilustradores
19%
Diseñadores
Redactores:
38%
Fotógrafos/Redactores:
Coordinadores
16%
57 %
43 % Revista editada en Málaga por Modernícolas Ocio y Cultura S.L.
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Conciertos
Depedro: el arte del sosiego. Texto: José A. González Foto: Borja Espresati
La tercera acepción de la palabra “concierto” es, según la RAE, “función de música en que se ejecutan composiciones sueltas”. Esta es la definición literal de lo que sucedió anoche en La Caja Blanca: Depedro no prende fuegos de artificios, no revienta altavoces con contagiosas lineas de bajo, ni hace derroches de energía sobre el escenario. Toca sus temas con acierto, pide del público lo que necesita y te receta una buena dosis de musicalidad. Por otra parte, y a pesar de que la propuesta es sosegada, se le presupone cierto desenfreno al público que paga religiosamente para ver al artista. En este caso, los asistentes colaboraron en escasas ocasiones a crear un ambiente más allá de lo simpático. Podían contarse por decenas los “depedrianos” languidecidos y apagados, como narradores equiscientes de una novela sin interés -hay una foto en la galería que lo ilustra a la perfección-. Y resulta extraño, porque a los acordes de Jairo no les pasaba nada raro, ni a las teclas del pálido piano de cola que presidió el escenario. 8
Sin embargo, Zavala y los suyos fueron más de lo que parecía. Llorona, Nubes de papel o Diciembre son motivos más que suficientes para pasar un buen rato y despertar un puñado de sentimientos. Precisamente, este último invernal tema que protagonizan junto a Vetusta Morla provocó el momento más álgido, con algúnos bailes aislados en el sur y posibilidad de precipitaciones de cerveza en todo el territorio. Eso sí, sin llegar al lanzamiento de sostenes. Depedro es uno de los conglomerados artísticos más relevantes de la actualidad, que se ha aprendido bien la lección sobre cómo hacer disfrutar al prójimo sin saltos ni bailes -quizá no hagan falta en estos casos-. Y tanto se habla de él que, aunque actuó ayer, da la sensación de que pronto les volveremos a ver. Intuición femenina, lo llaman.
Teatro
Alicatando el flamenco. Texto: Cris de la Torre Foto: Sara Conde
La danza te provoca así como un escalofrío que empieza por la puntita de los pies hasta cubrirte los brazos, el cante puede dejarte con una especie de sensación de parálisis y asombro, la música, como te alcance, te puede llegar a dejar verdaderamente atónita. Sobre un escenario de sombras y pequeños halos de luz, la gran Leonor Leal, empieza a escucharse en silencio, se presenta ante el Teatro Cánovas. El patio central de butacas, repleto, y hasta las paredes le responde con expectación. Y el cante empieza, y la música suena y Leonor no cesa, comienza el estado de parálisis, asombro y la piel decide erizarse, arranca Mosaicos. Crees que vas a contemplar un simple espectáculo de flamenco, cuando de repente, las formas geométricas sobre el escenario transforman el cuerpo de la bailaora. Hay arte contemporáneo, tango, taranta, malagueñas, mucho swing; pura danza. La voz a capela de la cantaora Rocío Martínez se cuela entre los brazos, los dedos y las piernas de Leonor, y junto con la exquisita
percusión de Raúl Botella y la magia de la guitarra de Paco Iglesias, se iluminan los pasos del baile. Cada taconeo, punta, talón, talón, punta, zarandeos de cintura, preciosas espirales en las manos, garra, fuerza y la expresión de júbilo de la Leal cautivan a todo el teatro, que no puede dejar de corear ole, ole y ole. Tras el negro del escenario, y el vuelo verde del vestido de la bailaora, disfrutamos de un solo de guitarra del maestro Iglesias ¡Qué bravura señores! Cada una de las piezas que genera con su cuerpo se funden entre sí para crear armonía, divinidad. Todos los pasos se comunican, el coro pide baile y los movimientos piden música y cante, está claro, los tacones, la voz y la guitarra conversan entre sí. Leal pasea su falda de cola sobre el escenario y nos baila lo imprevisible. Viaja con la luz, habla con su cuerpo hasta el final del espectáculo, donde su alma resbala sobre un plato de agua y rinde homenaje a su propio mosaico vital. Qué bonito poder danzar así. El público, por fin, puede ponerse en pie y aplaudir como el arte manda. 9
Teatro
Barco a la vista, risas a bordo. Texto y Foto: Irene Jurado
Piratillas de medio pelo en la cola, peleándose por entrar, la lista de enrolados en este barco, el del Echegaray, está completa. Este navío va a zarpar, estén preparados. ¡Tierra! Capitán ¡tierra! ¡Piratas a escena! No, no es el Titanic -en boca de todos últimamente- lo que asoma por las tablas del teatro. De menor envergadura, pero con mayor encanto podemos ver acercarse a nuestras costas el barco de Caramá y Trampolín, protagonistas de 1/4 y mitad de Piratas. Cañones cargados, ¡fuego! El cielo explosionaba en mil colores. Confeti para ti, confeti para mí. Estos dos conquistadores de pacotilla, de lengua rápida, dicción ajustada y nuevos palabros, hacían reír al más pintado. Buscaban en la terra nova al líder del rebaño, querían recuperar sus tesoros. Diligente fui para prestarme a dicho empeño. Yo, alcaldesa. Demasiado cargo para mí, así que lo cedí gentilmente. Mi sucesora Caramá, se vio embriagada de poder y le hizo falta la ayuda de su fiel amigo, Trampolín, a simple vista atolondrado, pero si escarbas bien, en la nobleza de su corazón se haya la verdadera sabiduría. 10
Catalejo en ojo, brújula e mano, estos dos filibusteros buscaban los continentes, o prycas ¿Quién sabe?, donde se escondían sus tesoros – chorizos, zumos, leche y un largo etc. – No creo que llegaran a hallarlos, aunque el público puso todo su empeño y parte de sus pulmones en ayudarlos, Mercadona era lo único que se oía. Si tu pueblo no tiene uno, huye. Lo que sí que consiguieron fue la atención de los más pequeños, gracias a sus bailes estrambóticos, llenos de ritmo y con letras marcadas de mensajes eco-aconsejables. Palabra del día: compartir.
Conciertos
Robert Glasper, jazz de otra galaxia. Texto: Antonio R. Duarte Foto: José A. González
¿Quién dijo que para hacer buen jazz es necesario vestir con tus mejores galas? Ayer Robert Glasper y su banda olvidaron traje, corbata y mocasines en la habitación del hotel, demostrando que la elegancia y el buen gusto no se demuestran con el vestir. El look juvenil e innovador de su apariencia casa a la perfección con su propuesta musical: ritmo y líneas musicales transgresoras. Glasper se preocupa continuamente de la correcta ecualización de los instrumentos -muy en concreto de su piano-, algo alborotados en el inicio del show, provocando incluso que él abandonase el escenario. Con todo en orden, ellos son los amos de nuestros oídos. Todo miramos a Casey Benjamin, que con su gran tupe rojo y negro está más cercano a formar parte de The Black Eyed Peas que de un cuarteto de jazz. La mesa de mezclas, en la cual modula su voz, y su piano guitar, le dan un aire futurista, lo alejan de este mundo a otra galaxia. Robert es un espectáculo cuando se queda solo al piano. Cada nota que nace de sus dedos es una pista para que le sigamos
por el interesante sendero de sus caóticas e hipnotizantes composiciones. Olvidad el transcurso normal de cualquier concierto: una canción tras otra, con un público tarareando las letras. El jazz es improvisación. Uno a uno dan lo mejor de sí, demostrando que son enormes. Cuando Chris Dave -batería de la formación- termina su particular batalla en solitario, recibe dos rondas de aplausos. Su increíble pericia con las baquetas es de ver para creer. La banda deja el escenario, es el turno de Derrick Hodge para demostrarnos su maestría al bajo. Incesantes ritmos fruto de la velocidad y contundencia de sus dedos. Toda la grada -incluso el tipo de delante, bamboleándose y tocando una batería imaginaria-, esperábamos el punto fuerte de la noche. La versión de Smells like teen spirit se desgrana acorde a acorde. La voz modulada y el potente uso de samplers nos hacían viajar y soñar aún con los ojos abiertos. La despedida de la banda y las peticiones de bises nos devolvieron a la realidad. Volvieron una última vez, para terminar de conquistar al público de Málaga. 11
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IVÁN FERREIRO
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Conciertos CONCIERTOS
Iván El Grande. Texto: Jose González Foto: Hugo Espresati
Iván Ferreiro es sinónimo de sinceridad y es motivo más que suficiente para pasar un sábado pendiente de tus sensaciones, ocupado en el dificil ejercicio de conocerte a través de versos con mucho sentido aparente. El exlider de Los Piratas es más que un solista acompañado, es un símbolo por él y por todos sus compañeros. Le precedieron en el escenario los malagueños La Cena, mejor grupo revelación 2011 de las Demoscopicas que hizo honor a su galardón con una dignísima puesta en escena de sus melodías pop cálidas y pegadizas.Pero volvamos a Iván. Hay quien va a sus conciertos por un irrefrenable senti14
miento fan, quien lo hace porque se solo se sabe sus grandes temas. Hay a quien le obliga su novia -o su novio- o incluso quien aguarda dos horas de calmado espectáculo solo para saber entre que dos canciones cae El equilibrio es imposible. Música para todos los públicos, que dirían en los trailers de cine. Y aunque Turnedo o Farenheit 451 sean justos motivos para abonar el injusto precio de un billete para subirse al tren del gallego (22 euros en taquilla), el repaso a los temas de la extinta banda corsaria se hace obligado en todos sus bolos. Los Años 80 siempre vuelven, o eso dicen algunos seguidores de la moda. ¿Y que setentero u ochentero no recuerda Inerte? Aunque para no enfadar a sus discos en solitario, y para que “la luna llena nunca choque contra el suelo”, SPNB creó uno de los momentos más místicos. Precisamente, el espíritu ascético reinante durante toda la noche fue la mayor pega para quien no se casa con la lentitud y la falta de
locura durante un concierto. Como en un pausado descanso musical de un festival de seis días, el modo muerto viviente de una gran parte del público y su evidente segregación a lo largo y ancho de toda la sala impregnó la madrugada de un aire contemplativo, dejando las dosis de vida y pasión para las filas más cercanas al escenario, donde el calor se hacía más palpable. Las versiones de Lori Meyers y Pereza -A-Ha han vuelto y Margot- proclaman al de Coruña como Gran Iván, unificador de los criterios y estilos musicales de este país, hazaña que ya consiguiera su homónimo Iván III con las frías tierras rusas. Aunque tenemos una petición para el zar Ferreiro, y es que la próxima vez que se de el gustazo de venir a Málaga debería hablarnos más. Porque hablando se entiende la gente y es esta la única manera de cumplir el esencial mandamiento de su música: entendernos los unos a los otros como tu nos entiendes, Iván.
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Conciertos
Cuando la espera merece la pena. Texto y Foto: Virginia Rota
Me cuentan que el concierto se ha retrasado media hora. Se ocupa rápidamente el hall y pienso en que no me sé ni una canción de Amparo Sánchez, y que tan sólo estoy presente porque me fascina su voz. Ya dentro, Amparo nos somete a una espera que roza lo desesperante. Una chica grita ¡Amparo! y el compañero de butaca se dirige a sonido a preguntar cuánto queda. Regresa comentando que comenzará a las 22.00 horas, pero nos habían citado una hora antes. Ay Amparito, vas a tener que dejarte la piel sobre el escenario para que nuestros traseros olviden tanta espera. Se apagan las luces, se duerme la música que nos entretenía y aparece Amparo con su fantástico trio de músicos tras las espaldas. ¡Huy! Qué mujer, qué fuerza. Comienza a cantar y, efectivamente, con la primera nota que sale de su garganta se nos olvida el tiempo de espera. Las letras de Amparo rasgan bien adentro dejando entrever zonas de nuestras vidas quizá poco acotadas, su fuerza nos da cabida para continuar en el camino 16
y su voz podría perfectamente ser la banda sonora de mi vida. Su positividad arrancó un sinfín de aplausos que aún resonaban en la calle cuando el concierto ya había terminado. Gracias por recordarnos la importancia de la palabra Quisiera, y por enseñarnos a expulsarla directamente desde el estómago. Y gracias a los músicos, que una acostumbra sólo a hablar de las voces y se olvida de que sin músicos en condiciones sobre el escenario las voces se estropearían. No sé si el destino existe, ni si somos turistas accidentales, lo que sí sé es que algo de Amparo Sánchez se ha quedado con todos y cada uno de los que estuvimos anoche en el Auditorio de calle Ollerías escuchándola, y sabemos que algo de nosotros se quedó en el alma de Amparo. Como muy bien afirmó esta mujer de bandera anoche, somos viento, hay que estar unidos y sentirse viento. Continúa arrastrándonos con tu música, airéanos a tu manera, nosotros nos mantendremos en el aire a la espera de otra canción bonita que nos tantee el corazón.
Conciertos
Noches bizarras de jódete y baila. Texto: Miguel Ángel García Foto: Hugo Espresati
¡Tsss! No hagas tanto ruido al clicar y tráeme una maldita aspirina. Noto la sangre llegando a mi cabeza con cada latido y presionando contra mi cráneo. Seguro que meter el cerebro en el interior de una olla exprés sería menos doloroso. Me acabo de despertar y no recuerdo nada. Es mediodía y estoy en la parte de atrás de una pickup abandonada en la comarcal 57 entre Cártama y Pizarra. Me arrastro como puedo hasta la parte delantera. Por suerte las llaves están puestas y tengo copiloto: un Elvis que mueve la cabeza. El resto de la decoración son números acartonados del Penthouse, vasos del Burguer King y restos de vómito. Ah sí, también hay una gorra de marinero. Lo de anoche tuvo que ser muy bizarro, se supone que tengo que contar en Modernícolas lo que pasó. Sólo recuerdo humo, luces, empujones y gritos. ¡Mierda, la pasma! Tú tranquilo: mete embrague, reduce y párate a un lado. Encima me estoy quedando pegado a este asiento de skai y el pelo me da calor. Espera un momento, ¿por qué no llevo pantalones?, ¿y qué hago con una melena rubia? El señor agente de la benemérita baja del coche, se acerca y me mira con una mezcla de asco y pena. Pronuncia un escueto: “Circule”. Mientras me alejo me estiro para verme en el retrovisor.Estoy disfrazado de animadora. No voy a volver a beber nunca. Mato por un gramo de ácido acetilsalicílico. Las paredes eran de acolchado rojo, como en un manicomio de lujo. Mientras los hermanos Myers disparaban su artillería de “horrockandroll”, el público no paraba de entrar en el Velvet Club. La puntualidad no es cool, pero el el estilo de Haddonfield sí lo es y se notaba en que había que empujar bastante para poder ver algo. También hubo tiempo de soltar la lagrimilla al enterarnos de que ya no sonarán más los sintes de Valverde Myers. Me falta una parte de la historia, treinta kilómetros y todavía me duele la cabeza… ¿y de quién es esta gorra de marinero? Marinero, mar, marisco, percebes… ¡Galicia! Desde allí vinieron Novedades Carminha. Bueno, no vinieron, ¡los trajimos nosotros de los pelos! (¡fue un concierto Modernícola!) Son sólo tres pero cuesta mantenerlos
a raya,se desbordan por los lados del escenario y contagian una epilepsia extraña a todo el que los escucha. ¿Y si no te gusta? Pues Jódete y Baila, tan duro como cinco Pesetas. El ambiente de la sala estaba más que caldeado y “el plato de la casa es ensalada de ostias”, literal. A pesar de que la mayoría del publico pasaba de los 30 años, no lo demostraron con su madurez y extendieron el “pogo” al nivel de Londres en el 77. Letras sobre F.O.L.L.A.R. a lo bestia y sin protección, sobre la playa, sobre el verano, extrañas dedicatorias a Santiago Apóstol. Novedades Carminha son un cruce de Doctor Explosion con Siniestro Total, pero ellos dicen que son más guapos —juzga
tu mismo por las fotos—. Tras una hora de guitarreos compulsivos y coros de hienas, el trio se bajó del escenario para mudarse al Modernícolas Bar. Los chupitos de Jäger y Stroh a precios de risa hicieron el resto. Es lo último que recuerdo. Y al fin llego a casa. He perdido mis llaves pero el conserje se ofrece a abrirme de forma demasiado amable, aunque no me mosquea más que el “guapa” que acaba de soltarme para despedirse. Como cabía esperar, no hay aspirinas en el botiquín, ni paracetamol, ni cloroformo… ¿Sabes qué? Voy a poner el disco de Novedades Carminha a un volumen brutal. ¿Y si le molesta a los vecinos? ¡Que se jodan y bailen! 17
Conciertos
Málaga se sube al tren de La Sonrisa de Julia. Texto: Kris León Foto: Borja Espresati
Cada concierto es un viaje. En esta noche de sábado, estamos en La Cripta con un billete de tren entre las manos. Vamos a acompañar a La Sonrisa de Julia para conocer más de cerca al Hombre que olvidó su nombre, su último trabajo. Aunque antes, hacemos una primera parada: Gaula. Algunos de los primeros viajeros que van llegando son chicas muy jovencitas, que van buscando su sitio. Ellos son cuatro en el escenario, y también destaca su juventud. Gaula nos presenta su EP Amadís. Tienen guitarras que dan fuerza a las canciones, energía y muchas ganas de dar conciertos, deseando ser uno de esos pocos grupos que consigan despegar -que buena falta hace-. Y de repente me giro y veo que el vagón en el que se ha convertido esta noche La Cripta está prácticamente lleno. Marcos, vocalista del grupo, se sube al escenario acompañado de Raúl -a la batería- y de Curro -teclista y bajo, de Málaga, lo que provocará que coreen su nombre en varias ocasiones-. Marcos, con cierto aire a Pucho de Vetusta Morla, lleva una camiseta negra que no tardará en bañar en sudor, porque la descarga eléctrica de bailes y saltos comienza desde la primera canción. Lo desordenamos todo con Mundoalrevés, y ellos nos dan las gracias desde el principio: “Gracias por el cariño, aunque parece que esto es normal aquí”. La Sonrisa se va haciendo más grande, se hace colectiva, y por eso cuando piden voz al público en Grito, no duda en responder: “Por eso grito”. Pero como la voz de Marcos es una montaña rusa que consigue hacernos subir y bajar en cada canción, cuando llegan las más lentas y cierra los ojos mientras suena un “puedo llegar hasta ti si cierro los ojos”, se oye varias veces un mismo murmullo: “qué bonito”. Las parejas esparcidas por la sala se miran, se abrazan y cantan. Hasta que llegan las cañeras, como Libres. Ellos lo recalcan: “No paramos de sudar”, pero no parecen cansarse, sino todo lo contrario. Nos piden que subamos a El Tren: “sube, sube…”, aunque ya lo hubieran conseguido. Si crees que La Sonrisa de Julia es un grupo de canciones pegadizas, lo es. ¿Y? Quiere decir que la música se te engancha, que su directo está imantado de una fuerza que provoca, que desgarra, y de una dulzura que se saborea con los ojos cerrados, a 18
partes iguales. Un público muy variado, tanto por estilos como por edades, disfruta de un grupo que afirma saber divertirse. Los paisajes más emotivos de la noche llegan uno tras otro, con Luces de neón y Llevo tu voz, haciendo que nos convirtamos en un inmenso coro donde todas esas voces extrañas empastan a la perfección. “Como sigáis así nos vais a volver locos a nosotros”, nos dicen cuando suena Loco, que al principio probamos en acústico y después en eléctrico. Marcos se queda solo en el escenario, se seca el sudor y parece alejarse de todo cuando canta Náufrago. El final del viaje llega con El hombre que olvidó su nombre, con todos sobre el escenario. “Sé lo
que estáis esperando”, dice el vocalista del grupo cuando parece que todo ha acabado… y llegan las palmas, llegan los últimos bailes de la noche, llega el estallido final. ¿Próxima estación? Cualquier canción, cualquier concierto, cualquier ciudad. Con sonrisa asegurada, os lo adelanto.
“La Sonrisa de Julia es un proyecto vital” Entrevista: Kris León
Fotos, firmas, camisetas. El concierto acaba, pero ellos no se van. La Sonrisa de Julia aprovecha para hablar con los asistentes del concierto en La Cripta. Marcos, la voz del grupo, charla con nosotros acompañado de una cerveza y patatas, para reponerse de la descarga de energía. Y aunque la entrevista se alarga, no tenía prisa: modernicoleó con nosotros como si nos conociera de toda la vida, haciendo honor al nombre del grupo… sonrisas de La Sonrisa. Muchas. Modernícolas! : Santander, Málaga y Madrid. ¿Cómo coinciden tres personas de tres ciudades distintas y consiguen formar un grupo? Marcos: Nos encontramos en una escuela de música de Madrid. Lo típico, muchos íbamos de distintas formas de España para intentar dedicarnos a esto en la música en la capital. Nos conocimos y hubo afinidad entre nosotros, tanta que llevamos diez años ya… M!: Ha habido un cambio en vuestro sonido hasta ahora. ¿Qué ha sucedido en vuestra música en todo este tiempo? M: Hemos crecido mucho como músicos, en los dos primeros disco todavía sentíamos que pretendíamos “sonar a algo”. Luego vas buscando tu propio sonido, queríamos disfrutar, y escogíamos las canciones que nos hacían disfrutar. En Bipolar, nuestro tercer disco, rompimos con esa pretensión de querer sonar de una determinada manera… mostramos la parte más salvaje y la más bonita, ahí empieza el cambio. Te empiezas a encontrar a ti mismo. M!: Muchos opinan que os habéis vuelto más comerciales. M: L La gente necesita ver de manera sencilla: indie o comercial, y en España de una manera, además, enfrentada. Este es un país donde se marca mucho la diferencia entre mainstream y comercial. En España necesitamos el conflicto. Para mí la música es el lenguaje del universo y no tiene que tener
etiquetas, es emocional. ¿Vetusta Morla es comercial o es indie? Hay mucha gente rompiendo todos los clichés, que no pretende estar en un lado o en otro, sino plasmar su personalidad. Empieza a haber gente con personalidad que necesita hacer su música. A nosotros las etiquetas no nos preocupan, nos preocupa ser sinceros. M!: Cuando subís al escenario, desde los inicios, ¿ha cambiado la sensación? M: En el escenario tampoco disfrutábamos tanto, al igual que con los discos. Ahora valoramos mucho poder tocar y seguir. Yo puedo morirme mañana o esta noche, pero no hay que olvidar que siempre puede ser la última entrevista, el último concierto, la última persona a la que saludas… mientras no se te olvide eso, tienes más posibilidades de ser feliz. Esa sensación creo que el público la siente. La gente sale cambiada después de un concierto nuestro. Lo importante es que salgamos todos con una energía distinta: ahí está la magia de la música, de una película o lo que quieras… eso es impagable, eso es más que música. M!: Pues ahora venía la pregunta filosófica. Os habrá dado tiempo a hacer muchos viajes pero, ¿qué tren os gustaría coger? M: Estamos en una nueva estación, sacamos el disco el año pasado. A finales de año volvió Curro Moral y ahora estamos en un tren donde La Sonrisa de Julia es más que un proyecto musical. Ahora vivimos los tres en un pueblecito de Cantabria, concentradísimos en el disco, en la gira, en este proyecto vital.
CUESTIONARIO MODERNÍCOLA! M!: ¿Lo más bonito que os ha pasado en un concierto? M: Gran parte de los conciertos… Nos gusta relacionarnos con la gente, conocerla, y disfrutamos mucho después de los conciertos.
M!: Antes de subir al escenario piensas… M: No pienso nada especial, sino en la gente que ha venido a vernos. Si estás cansado, se te quita todo.
M!: ¿Lo más surrealista que os ha pasado? M: Antes del primer disco, en una gira por Rumanía, celebrando el Día de la Música. Tocamos al aire libre y entre el público y nosotros estaba el ejército, con sus ametralladoras… ¿por si la peña se desmadraba? Es lo más friki que nos ha pasado.
M!: Esta noche… ¿Has sudado tanto en el escenario como un piloto de F1? M: Yo solo digo una cosa… igual sudan más, pero me parecería imposible.
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Teatro
La mujer más fea del mundo. Texto: Claudia Morales Casas Ilustración: Mónica de Bustos
Si tuviera que elegir entre un teatro grande y famoso y una sala pequeña e íntima, sin duda me quedaría con la segunda opción. El pasado jueves estuve en una sala acogedora, un espacio que crea el ambiente perfecto para representar obras minimalistas. Estuve en la sala Espaciu viendo La mujer más fea del mundo. Fui afortunada, asistí al preestreno de la primera obra de teatro montada por la compañía La Farsa Teatro. El director, Chema Caballero, compartió con el público su emoción, y además añadió: “sí, hacer teatro en tiempos difíciles“. La mujer más fea del mundo vive en una buhardilla, sola. Sola, triste y desencantada con la vida. Con un saco de arpillera cubriéndole el rostro moldea un busto de arcilla; se presenta a la concurrencia y ahí comienza todo. Sus historias no son alegres. No asistimos a una obra fácil de digerir, pero el humor no falta en el monólogo. Es precisamente este ambiente de tragicomedia el que provoca reacciones en el público: de una carcajada a la falta de respiración. Una infancia complicada, la falta del amor, la amistad, la muerte, y sobre todo la vida, son algunos temas que a lo largo de la obra la protagonista toca con sus historias personales. Ah, y el sexo. Siempre el sexo que brilla por su ausencia e incluso puede dejar un sabor amargo: “soy tan aburrida que a veces cuando me masturbo se me duerme la mano”. El montaje de la obra es muy cuidado y todo tiene su porqué: los juegos de luces con el biombo del fondo complementan la puesta en escena. La música acompaña a los episodios de la vida del personaje; el contraste entre sus palabras y las letras de las canciones son fundamentales para el enriquecimiento de la interpretación. La escenografía esperpéntica, la caracterización de los personajes y el ambiente tétrico forman una unidad con “la mujer más fea del mundo”. El tormento de la protagonista se convierte en el tormento de cada uno de los asistentes. ¿Quién no ha sufrido por amor? ¿Quién no se ha sentido solo? “Soy un menú regalado que nadie encuentra. No hay víctimas, no hay culpables”. Si tuviera que elegir un momento sería ese en que la protagonista sentencia: “soy fea porque no soy como ninguno de vosotros”. Si tuviera que contestar algo sería: “eres bella porque no eres como ninguno de nosotros”. 20
Teatro
Manada de lobos ensangrentados. Texto: Martha R. Barilari Foto: Marco Takashi
Balaguer, el líder de una banda de rock, Sangre de lobo, que triunfó y que pretende retriunfar. Joe, un loco del rock and roll que hace un juramento con sus amigos, la manada, y que está muerto. La manada, los amigos que siguen a la banda de rock con un muerto a cuestas. Esta es, a grandes rasgos, la enorme historia de la comedia musical Sangre de Lobo, acompañada de efectos sonoros muy interesantes, y tremendamente poblada de matices. Es rock and roll, música de AC/DC, Queen y otros grandes clásicos de sobra conocidos. Es surrealismo cuando vemos a un muñeco como personaje principal que resulta estar muerto. Es comedia irónica repleta de criticas a la sociedad en pequeños acentos que caen sobre el público como comentarios o chistes graciosos. Es un alarde de vicios tan dañinos como indispensables. Pero, sobre todas las cosas, es lealtad. Esa amistad que hoy por hoy resulta tan difícil de encontrar para muchos -entre los que particularmente me incluyo, pero espero que no por mucho tiempo- y que es capaz de perdurar en el
tiempo, resistir los malos rollos y estar siempre dispuestos a luchar por el otro, a defenderlo, como en una manada de lobos. Porque este grupo de amigos, un día, hicieron un juramento basado en la unión, en las juergas y en la música, y años después son capaces de mantenerse unidos ante la muerte de uno de ellos. Puede parecer que he destripado toda la obra, pero nada más lejos. Esto no es más que una simple sinopsis, casi podría decirse que escueta, puesto que, sobre el escenario, se pone en juego un torbellino de emociones. Sentimientos que van desde la desolación más escondida hasta la risa más absurda, con momentos donde el surrealismo es tal que el espectador puede preguntarse eso de “¿pero qué coño está pasando aquí?”. Yo lo hice, aquello aumentó mi curiosidad. Se generó una gran expectación entre el público, y eso, hoy día, me parece algo realmente complicado de conseguir. Sangre de lobo es audaz y fuerte, tierna y mordaz… pero Sangre de lobo es, siempre, vicio y verdad. 21
Conciertos
Trance alucinógeno y sacro a lomos de Pony Bravo. Un gramo de fe hacía falta para creerse que Pony Bravo iba a sonar en el Andén. Incluso parecía difícil de digerir cuando estábamos haciendo cola en el templo de Pitbull y Rihanna custodiados por cancerberos con traje, con músculos y sin educación. Pero no debió ser suficiente, porque, para seguir poniendo nuestra fe a prueba, quien fuese decidió, cual dios vengativo, que deberíamos esperar más de una hora para que el milagro se hiciera carne. Y el milagro se hizo carne, y la carne se hizo música, y el bajo empezó a tensarnos los órganos, y la voz nos hipnotizó con su mantra, con su oración rural. Bastaba cerrar los ojos para ver lo bonito que estaba el monte apagando la luz del coche, para oler a campo. Para imaginarse bailando en medio de la hierba silvestre sin apenas ropa ni consciencia. Sonaba La voz del hacha. A veces teníamos pegadas a las caderas la cadencia de un animal pesado; a veces trotábamos como un potro; otras teníamos la columna hecha de serpientes. Nos estaban cantando una nana oscura 22
para tener sueños perturbadores, pero pronto nos susurraron un son cubano revestido de psicodelia: “Quise estudiar tu cariño y no lo pude comprender”. Entonces pasaron a la copla de Ninja de fuego, decorada con arabescos y maracas. Y por miedo a que la niña ardiera, sacaron al guardabosques de su zurrón, que nos metió dentro de un océano de ruidos submarinos con su reggae primitivo. La batería sonaba poderosa y la voz era casi de ultratumba. Los botellines de cerveza apoyados en los altavoces estallaron en el suelo cuando explotó la locura narcótica de Noche de setas. Bailamos bajo la luz de una luna mejor a bordo del adictivo estribillo. Flotamos, ascendimos. Supimos que, si los olivos rezan algo, es el Salmo 52.8. Y por fin celebramos La rave de Dios: la sala estaba llena; el público, entregado como en un rito ancestral. Como en tantos otros temas, los maestros de ceremonia se intercambiaron diestramente los instrumentos. Las luces, por momentos desconcertantes, absurdas y molestas de tan blancas en los intervalos entre los temas, por fin se aliaron con la música.
Ahora todo era posible: brillaron los caballos, nos hicimos campo, y China casi dejó de darnos miedo en aquella sala que se comportó como un verdadero santuario de la buena música. Se acercaba el final. El culto se había convertido en un trance alucinógeno. Sin embargo, los dioses, que todo te lo dan y todo te lo quitan, nos sacaron de la bucólica narcosis con una bofetada en forma de tema nuevo, Mi dni, un muy terrenal rap acerca del típico vacilón de la industria musical. Y después de la sorpresa nos reímos, porque la letra lo merecía. Y acabamos por alegramos de que los sevillanos sigan sin ponerle puertas al campo de su heterogéneo y sin embargo coherente universo de creación musical. Y de que hubiese allí, por fin, tanta gente pasándoselo tan bien para verlo.
Texto: Marta Sader Foto: José A. González
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COOKIN BANANAS.
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Conciertos
El mejor rap se hace cocinando bananas. Texto: José C. Valderrama Foto: Hugo Espresati
Cookin Bananas tenía una cuenta pendiente con Málaga; muchos esperábamos con ansia el concierto del año pasado y la cancelación fue un jarro de agua fría. Antes de poder sacarnos la espinita, Samy Marto presentaría I’m a felino con un dignísimo show con temas como Sexo felino, Corruptos, Viviendo deprisa… todo un repaso por su nuevo álbum, donde el single Más tuvo una gran acogida entre gran parte del público. La Eventual termina de llenarse, aunque algo menos de lo que podría esperarse para un concierto de esta talla. El silencio se llena con gente coreando el nombre de Mucho al unísono. Aún habría que esperar un poco: Big Size y Zock subían al 26
escenario para pinchar clasicazos como Sound of da police o The next episode. El público se desbocó, las ganas de pasárselo bien eran contagiosas y con la salida de Mbaka la euforia colectiva terminó de estallar. El pasado, el presente y el futuro del rap en español por fin hacía aparición en escena. Muchos años hubo que esperar para que Mucho Muchacho volviera a Málaga, y qué mejor manera de empezar que encadenando tres clásicos imprescindibles de 7 Notas 7 Colores como Buah!, Amor y plata y Hecho, es simple. Avanzan 15 años en el tiempo para soltar el que fue el segundo adelanto de Cookin Bananas: Llueve en el infierno. Ni más ni menos de Los Chichos anuncia una de las sorpresas de la noche, Todo el mundo lo sabe de Solo los Solo, banda que permanece en forma de sample para Raperitis. Tras el genial ‘duelo’ de frases entre el público y Mucho con Será mejor, el MC de El Prat se pone romántico con una capella inédita que deja a muchos -y muchas- boquiabiertos. El concierto es
una fiesta y los que están arriba son los primeros que se lo pasan bomba, bromeando como si estuviesen en casa. Con esos ojitos, Nikes nuevas, Puercos… más y más clásicos de 7N7C. Muchacho es chulería, calle y toneladas de flow. Dos décadas de trayectoria siendo uno de los mejores y más originales raperos de este país, y anoche fuimos testigos de que sigue con fuerzas y en forma como nunca. Con un tema exclusivo nos preparan para la recta final: “todo lo que viene ahora son temazos”. Efectivamente, lo mejor aún estaba por llegar: la recién estrenada Cerveza y cigarrillos, y un bombazo como Tenemos droga que termina con una tormenta de aplausos. Se despiden con Aquí te pillo, aquí temazo, coreada por el público de forma ensordecedora. Dejan la sala temblando entre clamores. Fue la primera vez que Cookin Bananas hacía bises. Volvieron al escenario para cocinar la última receta, un postre en el que los ingredientes fueron capellas, improvisaciones, remezclas, freestyle y el toque que sólo los mejores chefs saben dar.
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“Los bigotes siempre me han llamado la atención. Los penes, solo el mío” Entrevista: Marta Sader
Se llama Álvaro Fernández, pero su sobrenombre de paz (que no de guerra) es unbuentipo. Bajo el mismo diseña e ilustra por trabajo (en bRIDA) y por devoción (en thehaydiasblog). ¿Lo mejor? Cuando ves sus ideas hechas realidad, se activa un click en tu cabeza (¡click!) que acaba en sonrisa. En algunos casos, también acaba en resaca: ciertos viernes de concierto en Velvet, ciertas noches de Canela en agosto. Son efectos secundarios de ser un Culoactivo, que le vamos a hacer. Modernícolas! : ¿Qué te hace pensar que eres un buen tipo? Unbuentipo: La gente de la que me rodeo, especialmente mis amigos. Me gusta codearme con gente buena y, si yo soy la mitad de bueno que ellos, es que soy un tipo cojonudo. Al fin y al cabo “unbuentipo” es solo un seudónimo. Mi nombre es demasiado común y busqué una alternativa que, además de sonar bien, tuviera varias lecturas. M!: He estado repasando tu blog. ¿Por qué esa obsesión con penes y bigotes? UBT: Vaya, eso suena un poco raro. Los bigotes siempre me han llamado la atención por su propia naturaleza. Los penes, solo el mío. En thehaydíasblog lo único que hago es dar rienda suelta a parte de la basura que tengo en la cabeza (cuando saco tiempo para ello, claro). Me gusta jugar con las palabras y los conceptos y conseguir un resultado gracioso o, al menos, interesante. Simplemente, hay palabras y objetos que dan más juego que otros. Por cierto, no habéis dicho nada de las tetas y creo que ganan en número. M!: ¿Qué es lo más triste que te puede decir una hoja en blanco? UBT: Me gustan las hojas en blanco. Lo que me entristece es la manera en que a veces las desvirgan. También me gustan las hojas que me ofrecen algo con lo que pensar, reír o disfrutar. Echo de menos cuando encontraba por toda la casa hojas llenas de los dibujos de mi antiguo compañero de piso. M!: Málaga no es Barcelona. ¿Se puede vivir bien de la publicidad aquí? Es más: ¿se puede ser cool viviendo de la publicidad aquí? UBT: Bueno, está claro que las oportunidades que te ofrece una gran ciudad están aún por encima de lo que te puede ofrecer Málaga. Hay mucho camino por recorrer y Barcelona sigue siendo vanguardia nacional. No obstante, tengo amigos diseñadores en la ciudad condal y están los que viven bien y los que simplemente sobreviven. Yo tengo la suerte de trabajar en bRIDA, el que considero el más interesante de los estudios de diseño de Málaga. Además, también tengo el honor de formar parte del profesorado de GAUSS MULTIMEDIA. Entre esto y mis proyectos personales, pues vivo. Según tengo entendido, antes se vivía mucho mejor siendo diseñador, incluso en nuestra ciudad. Echémosle la culpa a la crisis. Respecto a la segunda pregunta, creo que no la entiendo. No sé qué es ser cool y la verdad es que me importa poco. De hecho, es una palabra que me repugna cuando se usa dentro del castellano. Solo quiero ganarme la vida haciendo 28
algo que me gusta, pasármelo bien y disfrutar de mis cosas, mis asuntos... M!: ¿Te trata la gente mejor cuando dices “Yo he diseñado el cartel del último Festival de Cine”? UBT: El cartel es oficialmente de bRIDA y estamos muy contentos porque ha tenido muy buena acogida. Y sí, desde entonces vivimos en mansiones, tenemos parejas modelos y nos invitan a las fiestas más COOL a este lado del Guadalmedina. M!: Eres parte del Canela. ¿Qué le pides al Canela Party de este año? UBT: No le pido nada porque ya me lo ha dado. El Canela Party es probablemente el logro del que más orgulloso me siento. Organizar una fiesta con tus amigos, traerte a los grupos que te gustan, que todo el mundo se lo pase jodidamente bien y que tanto público como bandas te den las gracias con una enorme sonrisa en la cara, salpicada con trozos confeti. Eso es muy grande. Mucho. Lo que estaría genial sería poder sacar el tiempo y los apoyos necesarios para llevar a cabo todas las ideas que se nos ocurren respecto al festival. Pero con o sin ellos seguiremos disfrutando del Canela con la misma ilusión que el primer día. M!: Y, como Culoactivo que eres, dime: ¿qué sería lo mejor que le podría pasar a Málaga en materia cultural? UBT: Es una pregunta difícil porque hay mucho por hacer. Gran parte de la culpa de que no haya más y mejores iniciativas en la ciudad la tenemos los propios malagueños y, por supuesto, nuestros representantes. No me veo en posición de hablar de “cultura” en términos generales, pero me matan las trabas o el escaso apoyo hacia muchas iniciativas, dependiendo de los sectores o colectivos de las que procedan. Sinceramente, no puedo entender las atrocidades que se aprueban en beneficio de la Feria o la Semana Santa mientras se minan la mayoría de los intentos desde la iniciativa privada de ofrecer música en directo en el centro de la ciudad (por poner un ejemplo).
Modernicolismo Ilustrado
CUESTIONARIO MODERNÍCOLA! M!: Un pene que merezca ser ilustrado. UBT: Lo que verdaderamente hace grandes a los penes es el anonimato. Bueno, también hay otras cosas que los hacen grandes. Incluso otras personas. M!: Si yo digo Harry Potter, tú dices... UBT: No pienso hacer un juego de palabras tan fácil. M!: Una canción que nunca falla: UBT: NOFX - The Decline.
M!: Eres el próximo Mesías: ¡Lanza tu mensaje al mundo! UBT: Solo quiero que os lo paséis bien. M!: Tienes que escapar de la Tierra (¡la gente odia a los Mesías!) ¿Dónde vas? UBT: No me gusta huir de los problemas. Me gusta dialogar y escuchar las diferentes versiones de los hechos. Lo mejor sería que me acabaran crucificando y que, al cabo de un tiempo, hicieran figuritas mías de barro y las colgaran en las paredes. También podrían inventarse historias sobre mí y usar mi leyenda para evitar a toda costa que la gente sea feliz. Pero eso sería horrible, ¿verdad? 29
Conciertos
El Village somos todos. Aviso: las siguientes líneas son totalmente parciales y subjetivas. Si decide continuar sepa que cualquier parecido con la realidad está distorsionado por mi nostalgia… y por la suya también, querido lector. Era una fría noche de invierno y el bar estaba lleno. Al fondo se proyectaba la película El mago de Oz arropada sonoramente por Where is my mind de los Pixies. Digamos que nuestras altas dosis de “felicidad en sangre” no nos habrían permitido conducir en 49 de los 50 estados —usted sabe en cual sí—. Teníamos los brazos en alto y comenzamos a aplaudir mientras los “Uh, uh” de la última canción de la noche desaparecían entre el ruido de vasos y conversaciones. Salimos a la calle y el viento húmedo de Málaga nos devolvió a la realidad. Creo que esa fue la última vez que estuve en el Village Green, aunque podría haber sido cualquier otro viernes de cualquier otro asiduo. Entre la cabina y la barra siempre andaba Manolo, a quien once años atrás se le ocurrió la locura de montar un bar de música indie —sea lo que fuere eso— 30
en esta ciudad. Una vez le escuché definir su local como “un antro con encanto”. Y eso era: paredes coloridas, posters pop, una barra, buena música, gente bailando y —para no faltar a la verdad— un extraño olor a cañerías que iba y venía por épocas. Aunque, para cada uno de los presentes el Village significó mucho más: fue la localización donde se filmó parte de sus vidas. Cientos de afonías, copas, besos, peleas, saltos, temazos y todas esas cosas que ocurren en los mejores “antros”. Tom Cary recibieron a los asistentes y los tuvieron divididos durante una hora. Unos flipándolo espasmódicamente y el resto preguntándose: “¿Qué problemas infantiles tuvieron estos señores?”. Su show en una frase: el gemido de un tiranosaurio muriendo mientras enormes bolas de fuego llueven y aniquilan toda vida macrobiótica sobre la faz de la tierra. El concierto estuvo a la altura, el saxo anárquico de Aquiles se volvío a unir a Pablo, Fran y Marcelo. Pero no fue la única colaboración, Alfredo López, director del original e inquietante video de The Chasers, se subió a tocar las maracas
bajo amenaza de: “si no sube, no continuamos”. Como es usual, Tom Cary se despidieron en una orgía de acoples, gritos y destrucción controlada. Hasta el amanecer, once DJs pasaron por el escenario de la Eventual. Muchos clientes habían mandado fotos hechas dentro del bar que se estaban proyectando y, mientras escuchábamos esas canciones tan familiares, la nostalgia nos invadía irremediablemente. Es el fin de una era, de algunos de nuestros mejores años. El Village Green se transformará en discográfica y promotora, pero siempre recordaremos el bar. Porque el Village es cada persona que ha disfrutado allí, los que han pinchado, los que han estado a ambos lados de la barra… y el Village es, por supuesto, Manolo que fue quién lo llevó de su imaginación a la realidad. El Village somos todos.
Texto: Miguel Ángel García Foto: Borja Espresati
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DANZA INVISIBLE.
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Conciertos
¡Y que cumplan muchos más! Texto: Edu Centeno Foto: Borja Espresati
Muy pocas de las aproximadamente 2000 personas (¡2000 personas!) que se congregaron para ver el directo de Danza Invisible no pasaban precisamente de los mismos que cumplen ellos haciendo música... pero es que es ese el público idóneo para este tipo de conciertos. Ya entrando a la sala se nota el calor humano propio de la gente que arropa. En el escenario, una pantalla en la que se proyecta un anagrama en movimiento que forma el nombre del grupo a partir de algunos títulos de sus canciones más reconocibles. Desde el primer momento en que se posicionan los músicos en sus instrumentos, se respira rock español, con regusto clásico a gafas de sol, con sonido 34
propio de banda de los 80 y 90, con energía de músicos que se comen al público sin concesiones. Los años de oficio se notan, y la experiencia aún más. Sin efectismos y sin distracciones, sólo música y actitud: todo se resume en eso al final. Así es como lo demuestra la pasión de Chris Navas al bajo o de Manolo Rubio y Antonio Luis Gil a las guitarras. Y sin duda Javi Ojeda refleja todo lo dicho. Es la viva imagen de la adrenalina, un ‘frontman’ como los que ya pocos quedan, que impregna toda la tarima nada más que con pura carisma. Se entrega al éxtasis, recorriendo el escenario de un lado a otro con sus patentados andares al ritmo de la música. No es de extrañar que con tamañas características, hayan conseguido el respeto de muchos de sus compañeros de profesión, como por ejemplo los que compartieron con ellos canciones en una noche tan especial: Kiko Veneno los definió como “una de las mejores bandas de Andalucía”; Toni Zenet totalmente entregado a Sin aliento; las rimas de Hablando en Plata Squad en Naturaleza muerta; los guitarrazos rodillas en tierra de Carlos Segarra;
los juegos de voces de Mario Díaz en Por ahí se va... Así hasta completar los más de 15 amigos y músicos que no quisieron perderse tan señalada efeméride. También destacó Manuel España, vocalista de La guardia, otro de los grupos andaluces más reconocidos en los 80. Canción tras canción repasan clásicos inolvidables de su discografía mientras en la pantalla del fondo se proyectan las portadas de los discos o singles a los que se corresponden, además de antiguos carteles que anuncian sus conciertos y vídeos de directos. Así, nos sumergimos poco a poco en el eclecticismo propio de la banda. Nos llevan al pop con Sabor de amor o El brillo de una canción, a los ritmos sabrosones de Catalina o Reina del Caribe, a mover las piernas con Al amanecer o El ángel caído. Más de dos horas y cuarto de concierto hasta llegar al fin de fiesta con un himno como El club del alcohol, que termina con todos los invitados encima del escenario y un público entregado cantándoles el cumpleaños feliz. Larga vida a Danza Invisible y que cumplan muchos más.
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Conciertos
Sitios mágicos para música con alma. Texto: Edu Centeno Foto: Borja Espresati
La noche prometía desde que al salir del ascensor del Hotel Málaga Centro nos encontramos con una terraza de ambiente chill-out iluminada tenuemente, con asientos cómodos y estructuras en madera, que ponía bajo nuestros pies una ciudad nocturna y sobre nuestras cabezas un techo limpio lleno de estrellas. En definitiva, un lugar que respira vida para música que respira vida, como la de Shuarma. La simpatía fue la tónica general de la noche. Primero, el músico se disculpó por el retraso (debido a problemas con el sonido) imitando al monarca español con un “Lo siento, me he equivocado, no volverá a pasar”, a lo que un cachondo del público replicó ingeniosamente: “¿Por qué, por haber matado a Elefantes?”. La carcajada de Shuarma fue inevitable, contagiando a los presentes. Cada intervalo entre canción y canción seguiría ese camino tan sano por el que nos lleva siempre el humor. Todas las canciones fluían de manera tranquila, pausada, embelesando al 36
personal, con un estilo acústico muy cuidado. Sin embargo, en algunas otras, se combinaba muy bien esa quietud con el rock más auténtico, a través de estribillos que derrochaban pura energía gracias a los rasgueos de guitarra en los que Shuarma movía frenéticamente el brazo. Cabe destacar el gran acompañamiento de Valen Nieto (¡qué mágicas suenan las guitarras eléctricas en formato acústico!) y del bajista Julio Cascán, compañero de faenas suyo desde la época de Elefantes. Al bajar del escenario se hizo fotografías, firmó discos y charló con todos y cada uno de los asistentes (alrededor de sesenta personas). Hasta regaló de manera espontánea una canción extra sentado en la barra del bar de la terraza, “Virgen de Guadalupe”, de la que apenas recordaba la letra por no estar en el repertorio del concierto, y que supuso el momento más íntimo entre artista y devotos seguidores. Hace ya mucho tiempo que a Shuarma se le olvidó eso de ser una frívola estrella del rock: ahora es un músico.
“Antes todos éramos estrellas del rock” Entrevista: Edu Centeno
Shuarma es, sobre todo, prudente: no para de repetir en cada respuesta “creo yo”, “para mí” y similares. Tiene muy claro lo que quiere contar y cómo quiere hacerlo, pero entiende que no todo el mundo comparta una única opinión. Con tres trabajos en solitario, por fin ha conseguido desmarcarse de algunos fantasmas del pasado. Hablamos con él: Modernícolas! : Has participado en varios proyectos musicales como EleFanteS, La Media Luna, Bushido… ¿Cuáles son las diferencias más notorias entre trabajar con más gente y trabajar en solitario? Shuarma: Trabajar en grupo es de alguna manera formar equipo y que tu voz, tu opinión, rebote en las opiniones de otras personas y que todo eso haga crecer a un conjunto. Trabajar en solitario es simplemente atender a tu opinión: para lo bueno y para lo malo, en definitiva. Yo creo que es algo muy arriesgado pero artísticamente valiente y necesario. M!: ¿Trabajar en solitario viene entonces de la necesidad de controlar el proceso de elaboración en tus discos? S: Pues quizás sí. Yo no sé si trabajar en solitario viene por el miedo o de la necesidad de controlar, pero sí que tiene que ver con ser muy consecuente con lo que te late artísticamente y con tu necesidad de contarlo. Llegar hasta el final, equivocándote o acertando, pero llegar hasta el final, hasta las últimas consecuencias de lo que se quiere contar. M!: ¿En qué ha cambiado el negocio de la música desde que te subiste por primera vez a un escenario? S: Bueno, yo creo que nos hemos dejado ya de muchas tonterías, ¿no? Cuando yo empecé grababa discos con mucho presupuesto, había mucha frivolidad, todos éramos estrellas del rock y había pocos músicos. Ahora mismo es un momento de buscar más al músico, que ser estrella del rock y en eso nos beneficiamos todos. Es más cómodo alojarte en un hotel de cinco estrellas que en uno de dos, pero a la hora de dormir lo haces más profundamente sabiendo que estás siendo músico que no sabiendo que sobrevuelas lo que es ser músico. M!: ¿En qué formato te sientes más a gusto sobre el escenario: con banda o en acústico? S: Depende del momento. Ahora estoy en un momento muy rockero, muy reivindicativo y necesito a mi banda de rock: necesito hacer ruido, necesito distorsión y necesito gritar ahora mismo. Hay momentos en los que necesitas el silencio de una sala, la guitarra acústica, el matiz… pero ahora mismo estoy en la electricidad, en la revolución. M!: La verdad que viendo el videoclip de Llueven piedras, tu último single, por primera vez sí parece que se vislumbra un trabajo más argumentativo, más expositivo que artístico, por así decirlo. Y además mostrando imágenes muy explícitas y muy claras de la idea que pretende reflejar… S: Sí, porque mira: yo siempre he intentado mantenerme un poco al margen
de la crítica social, porque siempre lleva a malentendidos… pero es un momento en el que no puedes evadir eso. Ahora hay que contar tu opinión y no sólo contarla, sino que hay que hacer que se escuche y se tenga en cuenta. Eso es lo que yo estoy intentando en este trabajo: mostrar lo que yo siento. Y pese a quien le pese, los músicos tenemos nuestra opinión y podemos hacerla oír, y ahí vamos a muerte con lo que nosotros sentimos. M!: ¿Cuáles son los espejos en que te miras a la hora de componer? Referencias musicales, literarias, artísticas en general… S: En todos. Yo admiro profundamente y de verdad a todo aquel que es capaz de expresarse, de subirse a un escenario y mostrar lo que siente. Pero lo que yo siento es que en realidad todos somos artistas: el camarero, el cocinero, el publicista, el periodista… Todos somos personas que tenemos algo que contar y que si tenemos un poco de valentía seremos capaces de expresar eso que sentimos. Ahora, te digo una cosa: quienes me merecen incluso más respeto son aquellos que a día de hoy se acercan a ver a sus artistas favoritos, a comprar discos y de alguna manera hacer que el valor musical o cultural crezca en este momento tan difícil. M!: Y siendo más específicos: ¿a qué artistas del actual panorama musical merece la pena seguir, según tu propio criterio? S: Hay artistas históricos que han sido básicos para mí como Bob Dylan, Jaques Brel, Caetano Veloso… Artistas modernos como My morning jacket, Elbow, Artic Monkeys… Tanta gente a nivel nacional como Vetusta Morla, Sidonie, Love of lesbian, Anni B. Sweet… ¡Hay tanta gente! M!: Tienes otras inquietudes artísticas aparte de la música, como la pintura, por ejemplo. ¿Es tan grande tu necesidad de expresar o de comunicar que se te quedan cortas las canciones? S: No, no, al contrario. Yo no sé abarcar toda la música. Es un término tremendamente amplio y yo soy muy pequeño a la hora de afrontarme a eso. La palabra artista a mí me cuesta un poco, yo no sé muy bien cómo considerarme. Me gusta más pensar como en alguien que intenta expresar sus emociones para llegar a los demás, pero sí es cierto que a través de pintar, cantar o la fotografía encuentro formas de transmitir lo que siento que a veces no encuentro únicamente con la palabra, necesito acompañarme de otras disciplinas. M!: ¿Qué opinas sobre las redes sociales? ¿Eres seguidor de alguna? ¿Las utilizas con frecuencia? S: Es un poco como un martillo: en sí mismo no es ni bueno ni malo, sino que depende del uso que tú le des. Cuando lo utilizas para clavar un clavo en la pared y sostener un cuadro, es bueno; pero si lo utilizas para darle un golpe en la cabeza a alguien, es malo. Las redes sociales igual: depende de ti que sea algo positivo o negativo. Yo creo que está en nuestras manos y podemos hacer de ello algo maravilloso, potente y fuerte o podemos hacer de eso algo mezquino, pequeño y que haga menguar de alguna manera las posiblidades. 37
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Cine
Los niños salvajes. Biznaga de Oro a la Mejor Película.
Carmina o revienta. Biznaga de Plata Premio Especial del Jurado.
Kanimambo. Mención Especial.
Texto: Virginia Rota
Texto: Marta Sader
Texto: Abel Silva
Los niños salvajes es un título que, sin ánimo de desmantelar la esencia del filme, implica una ironía devastadora. Patricia Ferreira, con un Goya en las caderas por la mejor dirección novel, ha querido hacer una crítica férrea a la educación de los jóvenes en España. Tras una ardua labor de documentación, tras años y años acudiendo a colegios, hablando con alumnos, padres y profesorado e incluso asistiendo a las clases, presenta Los niños salvajes, afirmando que la educación pública es útil pero necesita el doble de lo que tiene. “Quería un título irónico. Es como nosotros les llamamos, pero no son salvajes. Se nos ha olvidado, todos lo hemos sido. Todos hemos tenido esa necesidad de decir aquí estamos y gritar – afirma Patricia, en defensa de los jóvenes que se desvían del camino-. Los adultos tenemos la obligación de enseñarles qué es el mundo, no de regañarles porque no se adapten a él”. Marina Comas, Àlex Monner y Albert Baró protagonizan esta película dándoles vida a tres adolescentes asentados en tres familias bien distintas pero con una misma carencia: la escucha. Como bien cuenta Patricia en la rueda de prensa, padres y profesores olvidan que alguna vez ellos también fueron esos críos que sorteaban sus pasos en busca del camino correcto en función de las herramientas que tenían, y esto es algo que el filme plasma con un claridad extrema. Excelente trabajo por parte de unos actores jovencísimos aunque con experiencia delante de la pantalla, y destacable la dirección y fotografía. La cámara sigue a los personajes de una manera tan mágica que prácticamente olvidas que solo es cine. “Moveros, que yo pondré la cámara donde haya que ponerla” -ha sido la filosofía de Patricia durante toda la grabación-. Un tema que, pese a que no guardar relación con su vida cotidiana, tenía en mente desde hacía muchos años y del que ya se ha hablado y publicado mucho contenido, pero quizás no con este nivel de realismo. Sería un grave error por mi parte continuar desmantelando esta joya catalana, así que no me queda otra que invitarles a recrear mente y sentidos con la que ha sido Biznaga de Oro del XV Festival de Cine de Málaga. Que lo disfruten.
Todos conocemos a Carmina. Es la madre abnegada capaz de matar a su marido para no dejar la carga de un alcohólico a sus hijos; es la que gana los juicios a los seguros, aunque la culpa sea suya; la que “le echa mucha cara a las cosas”, la que no le tiene miedo a nada. Es malhablada, excesiva hasta en el tamaño, y su universo, poblado por figuritas kitsch, se reduce a la venta que regenta y las deudas que debe pagar. Es la madre del actor Paco León, y se interpreta a sí misma. Hay algo de ficción, sí, pero gran parte de Carmina o revienta son anécdotas reales, y la verdad más grande de todas es ella, Carmina Barrios. Actúa tal y como respira, y se equivoca quien menosprecie su milagroso talento por considerar que no hace más que representarse. ¿Goya a la mejor actriz novel? Posiblemente. No desmerece al lado de la última premiada, su hija María León, incontestable también en su papel de niñata de barrio. Ni cerca de cualquiera de los demás secundarios, la gran mayoría no profesionales y absolutamente brillantes. Lo que Paco León buscaba con su ópera prima era retratar a su madre, que, con unos arrestos propios tan solo de algún gurú del cine experimental, se muestra sin aditivos ni pudores. Tan sin pudores que la escena en la que la protagonista se caga encima dentro del coche y con su hija en el asiento de al lado es absolutamente real. “Esta película me coloca en mi sitio”, dice Paco. Y lo hace con una mezcla de documental y ficción que une largos discursos de una impresionante Carmina (que ríe, llora, se emociona, desconcierta, combate) con un hilo argumental casi de western. Que encuentra poesía en lo más desvencijado, en lo trasnochado, en lo, a priori, ridículo y marginal. Esta película, la de más bajo presupuesto, probablemente la más arriesgada -tanto en propuesta como en producción-, la que es apenas una mirada a cualquier mujer de cualquier barrio, va a empezar por ganar el Premio del Público. Y luego ya veremos: yo auguro un taquillazo atípico para lo que, bajo una superficie de chabacanería o insustancialidad, es cine valiente, poético e inteligente que se sostiene sobre todo en el carisma de unos actores irrepetibles.
Kanimambo -”gracias”, en un dialecto local de Maputo- es el nombre del proyecto codirigido entre Abdelatif Hwidar, Carla Subirana y Adán Aliaga, cada uno de ellos encargado de una historia corta con el denominador común del Mozambique actual, explorando su problemática cotidiana. Una producción de tres años, un rodaje simultáneo en localización y un presupuesto ajustado que, cifras aparte -cuánto gusta hacer relleno en las ruedas de prensa con esas cuestiones que normalmente lindan poco con la calidad artística de las películasno llega a cumplir toda expectativa que se pueda crear a partir de su premisa. El principal problema de esta clase de proyectos es lo heterogéneo de sus propuestas, vagamente unidas por un mismo trasfondo, y con resultados desiguales entre ellas. Se nos dice en la rueda de prensa que interesa lo que el espectador pueda hilvanar de esas tres historias. El dejar entender a los espectadores con guiones abiertos es una cosa, pero esta película acusa en algunas ocasiones de huecos y falta de concreción, con tramas que se plantean y sin embargo no logran mayor desarrollo. Parece un lugar común en el género documental el apelar a su propia condición para convertirlo en una especie de cajón de sastre donde reina el todo vale. No se engañen, Kanimambo podía ser mejor película si se hubieran cuidado según que aspectos. Si valoramos el todo por la suma de sus partes, tenemos un película con un comienzo interesante, un desarrollo lento y que sólo acercándose al final sabe encontrar su propia voz, metáfora quizás de lo que es la propia realidad del país, en conflicto entre lo antiguo y lo nuevo. Esto, donde quizás mejor se ve plasmado, es en el segmento de Adán Aliaga, protagonizado por una suerte de Lazarillo de Tormes construido con un tándem de anciano ciego y chica sordomuda; perfecta representación de la incomunicación entre dos Mozambiques, el pasado y el presente. Kanimambo es una película víctima de su propia naturaleza variable, de los lugares comunes del género; irregular en según qué momentos, y sin embargo salvada por momentos que demuestran cierto criterio. Una cadena con eslabones débiles.
Biznaga de Plata a la Mejor Actriz de Reparto. Biznaga de Plata al Mejor Actor de Reparto. Biznaga de Plata al Mejor Guión.
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Biznaga de Plata a la Mejor Actriz. Premio del Público Gas Natural Fenosa.
Miel de naranjas. Mención Especial. Biznaga de Plata a la Mejor Dirección. Premio Alma al Mejor Guionista Novel.
A puerta fría. Biznaga de Plata al Mejor Actor. Premio de la Crítica FNAC.
Memorias de mis putas tristes. Premio Especial del Jurado Joven a la Mejor Película.
Texto: Ana March
Texto: Ana March
Texto: Marta Sader
Incómodos segundos los que tardó el público que asistió al pase de prensa en aplaudir al final de la película Miel de naranjas. Con las butacas del Teatro Cervantes repletas se estrenó el pasado domingo, en el segundo día del Festival de Cine de Málaga, la cinta del director Imanol Uribe, con la que regresa después de cinco años sin rodar. Una película más de la posguerra, que no ilumina, a pesar de su luz andaluza, nada que no haya sido ya tratado muchas veces en el cine. Una historia demasiado plana que me dejó tibias las emociones y demasiado tiempo para reflexionar durante la proyección. Historia de amor y luchas políticas ambientada en la posguerra de los años 50 en Andalucía. Escrita por Remedios Crespo y basada en un relato biográfico de ocho páginas escrito por su padre que “trabajó un tiempo como mecanógrafo de un juzgado de Sevilla y hacía como que escribía las sentencias -de muerte- cuando en realidad estaba escribiendo cartas a su novia. La que luego fue mi madre”. Miel de naranjas relata la historia de una pareja que se encuentra en la disyuntiva de actuar o no contra los abusos e injusticias que sistemáticamente se cometen contra la población durante la posguerra, arriesgando para ello su propia seguridad. El protagonista, Iban Gárate en su papel de Enrique, no logra transmitir, en mi opinión, el registro emocional que nos ayudaría a situarnos en la piel de ese joven que, en cumplimiento de su trabajo como mecanógrafo de un Juez -tío de su prometida-, observa los fusilamientos que se llevaban a cabo. También Blanca Suárez en su personaje de Carmen, no destaca ni deja nada memorable. Completan el reparto Karra Elejalde, Eduard Fernández, Carlos Santos, Nora Navas, Filipe Duarte, Ángela Molina, Jesús Carroza, Fernando Soto y Bárbara Lennie. Un equipo de los más nutridos del festival, pero aún así, Miel de naranjas es una película a la que le falta condimento, de sabor monótono y un guión que no sorprende ni aporta nada nuevo.
A puerta fría, de Xavi Puebla, es una película que logra hacerte sentir en el cuerpo la soledad y la degradación de personajes que pertenecen a otro tiempo. Una historia donde la faceta más cruda del carácter mercantilista de nuestra sociedad se nos muestra como una herida expuesta en los personajes que van quedando rezagados, anclados en otros valores. El contexto, el mundo de las ventas, es el escogido por el director y guionista -junto con Jesús Gil Vilda- para reflejar la crueldad de esta nueva forma de “esclavitud occidental”, historia que ha nutrido con sus propias “secuelas laborales”, según sus declaraciones en rueda de prensa. Con un personaje hecho a medida, Antonio Dechent derrocha oficio y nos enfrenta, a base de largos y profundos silencios, con el mapa interior de Salva, un vendedor veterano que se encuentra a punto de ser despedido si no logra cerrar, en una feria importante del sector en el que trabaja, una cantidad determinada de ventas. Rodada íntegramente en un hotel de Sevilla, la película transcurre bajo matices oscuros salpicados de luces artificiales, impregnada de la atmósfera impersonal que infringen los hoteles. Los planos, fijos en su mayoría, nos muestran de forma acertada la rigidez, la pesada carga de las escenas donde conseguimos oler hasta el humo de un cigarrillo, la desesperación y el cansancio de quienes se encuentran en el ocaso de su vida laboral. María Valverde es la protagonista femenina, y junto con Antonio Dechent, la columna vertebral de la historia. Una joven azafata que ayudará, poniendo a prueba su propia integridad, el cierre de venta necesario para Salva, llevando a cabo para ello un acto de amor. También este personaje femenino -a pesar de la diferencia generacional- muestra heridas, secuelas de esa transacción de compra y venta común a la reflexión que intenta aportar A puerta fría. Con la participación especial de Nick Nolte, quien ha afirmado que esta es una de esas películas “que ya no se hacen en Hollywood”, según explicó en rueda de prensa el director. Completan el reparto José Luis García Pérez, Héctor Colomé, Sergio Caballero y José Ángel Egido, pisando fuerte en la carrera hacia la Biznaga de Oro.
Lo llaman ‘El sabio’. Ha leído mucho, ha visto mucho, y aparentemente ha vivido mucho, aunque la verdadera vida siempre le ha pasado por al lado sin atravesarle. Sirva como ejemplo este hecho: tiene 90 años y nunca ha conocido el amor, a pesar de las pretendientas, que le asaltan incluso en los burdeles que habita desde la pubertad. Entonces ¿por qué de pronto este desasosiego al ver a una virgen dormir? No es especialmente bonita, ni por supuesto elocuente en su constante letargo. Pero ‘El sabio’ se enamora milagrosamente de ella. Memorias de mis putas tristes, adaptación de la última novela del nóbel García Márquez resulta ser, como no, una película profundamente poética. Bella en la forma -la fotografía, las inmejorables localizaciones - y cálida en su cadencia, con el ritmo lento -quizá demasiado- con el que se paladea una melodía susurrada. Sus diálogos no son intrincados, pero, aún así, caen a veces en lo excesivamente literario, al igual que su modulación peca de ser en ocasiones excesivamente teatral. Quizá el texto lo requiere de este modo para recrear ese tiempo de trajes blancos, telégrafos y calor pesado de hace décadas en algún lugar de México. Ese tiempo en el que se ha colado también cierto realismo mágico -que no recuerdo presente en el libro- como insólito recurso de montaje. Y como los viejos no tienen tiempo que perder en menudencias, y como las obras de arte no son panfletos educativos -Dios nos libre-, esperemos que la quisquillosa pregunta de “¿por qué no se habla de lo dura que es la prostitución?” no manche de controversia fácil el estreno de este título. De hecho, serán solo las almas sensibles, acostumbradas a cierto cine de observación y abiertas a la poesía las que consideren Memorias de mis putas tristes una obra a tener en cuenta.
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