Molino De letras 88

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olino

Letras

Revista de Literatura y Humanidades Año 16 No. 88 m a rzo -a b ril d e 2015 $35.00

Colaboran: Eusebio Ruvalcaba Raúl Orrantla Bustos Ana Hidalgo Vicuña Adriana Valentina Jorge Ibarra Sergio Pravaz Refugio Bautista Zane Marco. A. Anaya Pérez Moisés Zurita Zafra Obdulia Cruz Vega Jorge Alonso García

9772007565004

NARRATIVA: Grand Fimk - Iván Medina Castro / La mariposa - Emmavilla Arana / La caja - Eduardo Lima Ávila y otros. ENSAYO: Prólogo a Los herederos de ¡a promesa: “Literatura joven y ¡a corriente narrativa de “La Onda”... - Arturo Trejo Villafuerte Jaime Sabines o el soliloquio de una poética diver-generacional - Eduardo H. González / La sonrisa anarquista de Lo - Jorge Iván Garduño

POESÍA: Alejandro Campos Oliver, Gildardo Montoya, Alvaro Luna, Enriqueta Lunez, Ubaldo García y otros.


NOVEDADES EDITORIALES

"o nómada s de viajes

C om piladores: W ill Rodríguez Moisés Z urita Zafra

La vida es un viaje, pero tam bién el m edio de transporte al que nos apresuram os a subir y en el que deseam os permanecer. Este libro recopila una serie de relatos de artistas de la plum a que ven en el viaje un motivo de vida. Resultado de una convocatoria entre camaradas y am antes de la literatura, se trata de una antología contem poránea donde convergen escritores de trayectoria diversa en la República de las Letras. Damos cabida a los textos que dicen algo, que dicen m ucho, y los lanzam os com o quien lanza al m ar un libro que, tal vez, llegará a playas habitadas por náufragos. Soltamos am arras para navegar a la deriva, pues lo que im porta no es el destino, sino el viaje m ismo.

Universidad Autónom a

C H A PIN G O

Molino @ L etras

Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades


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UNhOA?ArbE Disfruta los mejores desayunos de Texcoco acompañado de un delicioso cafecito Antojitos • Repostería • Galería de Arte

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El Cumpleaños de la abuela

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Toda vida es celebración y travesía. De los bosques de oyamel de Real del Monte a las aguas sulfurosas de Tezontepec y Mangas, y de allí a una ciudad donde ha crecido la casa. Crónica de familia, rostros que la memoria y la escritura trazan de nuevo en la celebración del cumpleaños de la abuela. Aquí, entre la nostalgia de tíos, hermanos, hijos y los juegos de los niños, también se recuperan las imágenes primeras de cuando la Bondojito surgió del polvo y la lluvia. Y a lo lejos la Nueva Atzacoalco iniciaba a ser la nueva casa con muros de adobe. El tiempo de la infancia queda atrás. Sólo la imaginación y las voces en la escritura intentan detenerlo.

C o o rd in a c ió n : R o la n d o R osas G alicia G e o rg in a F lo re n cia L ópez Ríos Ig m a r C e d re ll R osas L ópez A rm a n d o L ópez Ríos Ulises Y unuén R osas L ópez

Investigación en C ien cias So ciales y Humanidades

Molino ffll¿etras



editorial d ir ec t o r io Director fundador Moisés Zurita Zafra Dirección Juan Jorge Díaz Rivera Edición Patricia Castillejos Consejo Editorial Ignacio Trejo Fuentes Eusebio Ruvalcaba Rolando Rosas Galicia José Francisco Conde Ortega Arturo Trejo Villafuerte Miguel Ángel Leal Menchaca Marcial Fernández Marco Antonio Anaya Pérez Refugio Bautista Zane Álvaro González Pérez Alberto Chimal Gildardo Montoya Castro Corresponsales Mónica Palacios Pedro Cabrera José Luis Herrera Arciniega Raúl Orrantia Bustos Raúl de León Eduardo Villegas Will Rodríguez Jazmín Carrasco Hernández Adrián Mendieta Moctezuma Samantha Martínez Maya Información David Zuriaga Jiménez Diseño Gráfico Juan Jorge Díaz Rivera José Luis Delgado Mendoza Álvaro Luna Castillejos Fotografía Juan David Sánchez Espejel Jorge Enrique Ibarra Sánchez C aptura Amaranta Luna C. Publicidad Tel. (01 595) 9556977 Cel. 5519546810

Portada: Mujer Fotografía: Jorge Alonso García Composición: Álvaro Luna Castillejos

4ACONACULTA <A FONCA

EQUIDAD DE GÉNERO En la república de las letras la discriminación hacia el trabajo de las mujeres sigue siendo una constante. El arte, como muchos otros espacios, sigue dominado por los hombres. El esfuerzo creativo reclama tiempo y condiciones de trabajo. Las labores ordinarias en un mundo globalizado siguen recayendo en manos femeninas. El hogar, la familia y la crianza de los hijos parecería un desastre en manos de los hombres; aunque hay excepciones, la regla parece indicar que el hombre está hecho para usar la fuerza bruta en compensación de su carencia de ternura. La política es el ring donde las mu­ jeres pierden, si algunas llegan a ser exitosas suele ser porque actúan como hombres. La corrupción es el grado de éxito para no ser un pobre político. Sin embargo, las cosas cambian len­ tamente, tenemos en las escuelas hoy en día a más mujeres que hombres; desde la enseñanza preescolar hasta el bachillerato la mayoría femenina se impone; además poco a poco van ganando terreno en las áreas “res­ tringidas" como las ingenierías, ciencias duras y la agronomía. La academia, la docencia, la investiga­ ción y el espacio escolar deberían ser nues­ tros lugares de vanguardia en cuanto a equi­ dad, el arte por su naturaleza debe andar ese mismo camino. La equidad de género no sólo debe ser discurso, sino acciones concretas para ha­ cer de este mundo un lugar amable.


sumario TALON DE AQUILES

Poesía

Alejandro Campos Oliver Gildardo M ontoya Álvaro Luna Castillejos Ubaldo E. García López Enriqueta Lunez M ontanacristina

La vida impensable

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Narrativa

Las Garlopas - Selección de Eusebio Ruvalcaba Fragmento de novela inédita —Aideé Bravo 15 Grand Funk —Iván M edina Castro 18 La caja —Eduardo Lima Águila 21 La mariposa —Emmavilla Arana 22

este número:

MUJER

Una mujer encima de un hombre —Eusebio Ruvalcaba 24 Conocer mediante aproximaciones —Raúl O rrantia Bustos 26

carbonera

Teresa Necoechea 28

Sin necesidad de lamentos para existir —Ana Hidalgo Vicuña 33 Óleo —Adriana Valentina 34 Mujeres en poesía —Sergio Pravaz 35 Las mujeres indígenas oaxaqueñas en el siglo X X I —Refugio Bautista Zane y Marco A. Anaya Pérez 43 M ujer que sabe latín... en la ciencia y el arte —Moisés Zurita 47 Los Re rejos de Afrodita. Serie radiofónica con perspectiva de género —O bdulia Cruz Vega 50

ANGELUS

Ensayo

Prólogo a Los herederos de la promesa: “Literatura jóven”y la Corriente Narrativa de “La Onda” (1964-1971) Josefina García Paredes —Arturo Trejo Villafuerte 53 Jaime Sabines o el soliloquio de una poética diver-generacional —Eduardo H. González 61 La sonrisa anarquista de Fo - Jorge Iván Garduño 66 Recomendaciones/Reseñas Molino de Novedades Editoriales —Arturo Trejo Villafuerte 68

Fe de erratas: En el número

87 publicamos el cuento Una noche en Campuzano bajo la autoría de Jorge Pita Chávez debiéndo decir Jaime Pita Chávez. Una disculpa al autor y nuestros lectores.

M o l i n o d e L e t r a s , A ño 16, N o. 88, m arzo -ab ril 2015, es u n a publicación bimestral editada p o r Fortunato Moisés Z u rita Zafra. Calle M iguel Negrete 336 L. 15 C. 40, Fraccionamiento Xolache, Texcoco, Estado de México, C.P. 56110, Tel. 5519546810, zurit9@ hotm ail.com . E ditor responsable: Fortunato M oisés Z u rita Zafra. Reserva de D erechos al Uso Exclusivo N o. 0 4 -2 0 11-062209030200­ 102, ISSN: 2 007-5650, am bos otorgados p o r el Instituto N acional del Derecho de Autor, licitud de título: 4769, licitud de contenido: 147, otorgado p o r la C om isión C alificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de G obernación. Im presa p o r Imprensel, S.A. de C.V. Av. C atarroja N o. 4 43 Int. 9, Col. M aría Esther Z u n o de Echeverría,Iztapalapa, D.F., M éxico C.P. 09860 Tel. 58661835. Este núm ero se term inó de im p rim ir el 15 de m arzo de 2015 con u n tiraje de 3 000 ejemplares. Las opiniones expresadas p o r los autores no necesariam ente reflejan la po stu ra del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación si se cita la fuente. Esta revista es producida gracias al Program a “E dm undo Valadés” de Apoyo a la E dición de Revistas Independientes 2014, del Fondo N acional Para la C u ltu ra y las Artes. E n el p ad ró n N acional de Revistas de A rte y C u ltu ra del C O N A C U L T A : h ttp://sic.conaculta.gob.m x/

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Arbol de lluvia Un día lluvioso bajo los árboles es el poema que podría explicar mi vida

Alejandro Campos Oliver

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TALO N DE AQUILES

Molino

¿ e tr a s


Arbolave El equilibrio que deja el ave en el crepúsculo del soto es central a la espesura de su vuelo Su flor es trino de horizontes y de vientos Pluma de m usgo y terracota

Ripisilva

Gorjeo enraizado en la danza de sus hojas

Una estampida de pardales desmonta sobre el arroyo y los elfos de las abejas trotan con la vista el bosque galería que se ciñe incauto al curso del afluente En fuga las gacelas planean y emulan la estampa de su vuelo Los corredores de trovas verdes circulan y las arbóreas piedras conspicuas arbustivas y herbáceas odoríferas retazos de sol almuerzan y de la ribera el agua hacen que el azul nazca de los verdes

1 Nació en Cuernavaca, Mor. en 1983. Es Licenciado en docencia por la U A E M y Diplomado en Artes Plásticas por el Centro Morelense de las Artes. Ha publicado varios poemarios, entre los que destacan: Oraciones Temblorosas (2005), Ciudad Insomne (2005), Tiempo Azul (2005).

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Alejandro Campos Oliver1

TA LO N DE AOUILES

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Ebria ilusión Asturiana me invento un trapecio todo viaje todo silencio invisible quiero llegar deseo tu huella

Dado así Cae una hoja en este libro que se aferra a jardines con m uchachas ellas murmuran el brillo de lo vivo.

¿y si resbalas? mis largos dedos huidizo globo soy elíxir pensamiento te acaricio el cabello siénteme estoy tan cerca

Cae una hoja, otra, invade verde lluvia las palabras de mi libro. Yo espero lo imposible.

¿y si resbalas?

Has logrado... Has logrado atarte en mí sin mí. Amantes de raro privilegio. Como... hendiduras, com o desaparecer, sin jam ás tocarnos. En este mundo.

La locura Cuando tu voz me llama y yo no estoy en el lugar que invocas, siente mi aturdida flecha; soy un animal que retorna en celo; me aferro a mis lianas, vuelo, grito al infinito la sangre marina, tu nombre; me estrello en las arboledas, tantos peñascos... un Tarzán sin doble, la locura, cuando tu voz me llama.

Todos los jueves... Todos los jueves el ebrio capitán da cuerda brisa que invoca ilusión. Es tan tarde en el tiempo, altivo rumor nocturno,la mar, naufragio. Yo que puedo colegir, dice, tan tarde... Todos los jueves, ebrio, errante, da cuerda...

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TALO N DE AQUILES

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del Aire Tócala

Chistera

qué harás qué sigue en el tallón ruin de tu péndulo señor primitivo solo sólo sueña su música afuera habita la calle tócala te doy permiso

Camino, camino, tuyo es el bosque; ardilla, amiga, te cuento de un hombre que no supo, no quiso, meter zancadillas en la chistera. Palomas picotean, no sé qué encanto, en los espejos de la lluvia. Nada las inquieta. ... ¿han visto alguna vez unos ojos de "borrego ahorcado”?; nada. Tuyo es el bosque.

Una balada "Esta es la última canción que escribo para ti, ...” canta, dueño de la alameda, potente, melancólico, el hombre solitario. Canta su "balada de pírrico cordel”, dirán los sabios, y tendrán razón; pero siento conm igo, el aliento, su registro, la verdad sin templete, la última canción que escribo para ti.

Canción Enreda mis versos en tus senos detente com o si yo existiera enrédalos cuéntales mentiras déjalos llover son de ti mis versos en tus sueños en tus senos enreda mis versos

Un perro ¿De qué huyes? ¿De mi huida? Allá abajo, no temas, sólo juegan niños en el patio del sol; pero, si lo prefieres, dibuja la calvicie de un perro, en la amargura de su esclavitud. Dile com o si fuera viento, com o si nada, que nadie vendrá. Beso en desbalago. Silueta equívoca.

1 Periodista y poeta. Publicamos un fragmento de su poemario Ebria ilusión del aire, que será editado en fecha próxima por la Universidad Autónoma Chapingo.

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Gildardo Montoya Castro1

La vida impensable


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No es lo mismo despedirte a que te despidas. No es lo mismo despedir a un conocido en el camión: ¡hasta luego! agitar la mano en el aire; despedir a mi madre: gracias, que descanses; o dibujar en el aire una bendición -vacía o llena.. No es lo mismo despedirme de tu mirada que siempre me habla de amor; o saber que la ventana -p o r la que he llegado— se cierra sin ti; que me guiñes el ojo con esa sonrisa sincera que siempre cargas para el viaje o me lances un beso y yo así deba rescatarlo dando tum bos entre la gente. Si volteas para mirarme antes de doblar la esquina si cierras la ventana al salir si me guiñas el ojo o me lanzas un beso volador. Cada pequeño detalle hace la diferencia. No es lo mismo despedirte: Hasta entonces a que me digas: Adiós, se acabó.

TALON DE AQUILES

/Colino @ ¿e tra s


No es lo mismo si se te han quedado las llaves si has dejado secando la ropa en el balcón si me tomas de la mano o si me regalas lentamente y en secreto un: Te quiero, adiós. No es lo mismo, uno u otro, no es lo mismo aquí que allá mucho menos cuando el viaje es en avión. Tratar de convencerte entonces —quizá— de que alargues nuestros días para tomarnos el café en la cama o nos demos a la tarea de contar los puntos en nuestras y empolvar o desempolvar cada centímetro del colchón; hacer planes para esa misma tarde o para otro día —no im portapero alargar la despedida y hacer de cuenta que en la ventana no está aún el sol. Que aunque prefiero tu mirada el guiño, el beso y el te quiero no es lo mismo despedirte a que te despidas y también sé que prefiero no decir adiós.

1 Diseñador gráfico y músico, integrante de Muerte Chiquita. Trabaja en el Departamento de Publicaciones de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma Chapingo. Colabora en el sitio electrónico: www.labibliotecaestelar.com

C o lin o éObLetras

Á lv a ro Lu n a Castillejos’

TALO N DE AQUILES


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Lenguaje de adicción Ubaldo E. García López1

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Sedúcem e... Envuélveme en tu cuerpo de aroma embriagante, hazme sentir esa euforia, ¡quiero ser libre! llévame a ese mundo de bellos contrastes, aquellos lugares con pinceladas de historias remotas. Cuánto tiempo tuviste que navegar para llegar a mí, a mis sentidos, ...m i eterna compañera de insomnio. Y al despertar, tu cuerpo es lo que pido en el alma tu olor y en mi energía tu sabor. Te propongo algo, bebámonos, el uno al otro, hazme adicto a ti, bebámonos despacio, bebámonos lento, que esta adicción sea como la de dos amantes permitámonos a la vez ser un expreso: breve pero intenso.

1 Estudiante de la Carrera de Ingeniero en Agricultura de Zonas Tropicales, 6° grado. Poema al café, tarea del primer día del Curso Optativo: Cafeticultura Integral Sustentable en México, 2015, C R U O -Huatusco, Ver. - U A C h . Correo-e: edgar. ubaldo87@gmail. com

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Ta po'ko mochibal li jme'e tsmak sba, li snopbenale bak'intik kochuk k'ok' tax chuchbe sk'ak'al. Li jme'e, stusbun jol, stitun xchi'uk ta xcha pech'anan li k'usi ta snop ta yut yo'nton: li k'ambail m ukul ta yolon tasiletik ti oy ak'o mi yi'jil ants-xa xchopolal tstalelal. Li jme'e, jamal chal ti oy smul mi junuk k'ak'al aba'l xkuxet yo'onton, jech jnoptike, li jkajvaltike m u sna k'us m uk'ul k'us pi'jlej oy tas kuxlejal li antsetike.

M i madre cubre el cuerpo con el viejo rebozo de su infancia, atiza fuegos extintos en la memoria de la niña que fue. Ella, peina mi cabello, trenza y destrenza pecados que jamás confiesa. de aquel deseo oculto bajo sus cobijas, de aquella falsa santidad de los años. Ella, se confiesa culpable es la mujer más infeliz de la tierra, o acaso, la mujer más astuta que Dios jamás imaginó crear.

[VO'NEJ XA TAL...] Vo'nej xa tal, li chone m u xa spas sba ta ton, li m ute m u'yuk xa ta smalaot, m u'yuk xa chtukanan ta banomil li jinichetike. Vo'nej xa tal, li ts'i'e m a'uk xa xpatlajet ta amalael li jkuchom sarutetike m u xa snutsik anak'obal. Vo'nej xa tal, ti ch'ay ta joltik k 'u yelan ta x-ik'van li chamele ja' ti ja' xa no'ox, chamen nichimal k'opetike.

[HACE TANTO TIEMPO Y A ....] Hace tanto tiempo ya, que la serpiente no es piedra, que el pájaro no se asoma en tu espera, que las hormigas no brotan de la tierra. Hace tanto tiempo ya, que el perro no se arrastra ante tu ausencia que los gatos en celo no persiguen tu sombra. Hace tanto tiempo ya, que olvidamos los llamamientos de la muerte puesto que ahora es, metáfora muerta.

1Escritora tsotsil.

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Enriqueta Lunez1

TALO N DE AQUILES


Sombras Apagaste la luz de la pasión y encendiste la llama del olvido Rompiste la cadena de mi fantasía Desataste mi ser en tropelía Vaciaste el contenido de mi sueño a un precipicio, provocando el vértigo del abandono mismo Imaginaste con tu poder todo el entorno veleidoso com o eres siempre, tú, mi pensamiento un sueño Te soñé recargada lánguidam ente sobre la reja que l u c e . milenaria sobria, bella y majestuosa todo todo de otra época Romántica distante con la mirada perdida en ese bosque que vislumbro desde mi almohada

Melancolía de mi cuerpo La caverna de mi garganta me invita a saltar al abismo interior No quiero, me rebelo. Me rebelo a dejar caer mi cuerpo, erguido en su esqueleto, deformado en su interior, que se recarga en mi piel por dentro, estoy ciego de dolor... El vértigo me invade, el silencio, el silencio está lleno de palabras sin sentido.

Montanacristina1

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* a p a rta d o de lo s in éd ito s

Selección y nota introductoria de E u s e b i o R u v O l c O b a

Fr a g m

e n to d e n o v e la in é d it a d e

Ai d e é Br a v o

Las novelas revelan una zona de alto riesgo. Com prenden las palabras más imperiosas del autor. Por darle al lector su radiografía. En blanco y negro. No todas las novelas registran una realidad acuciante. Las hay ñoñas. Mero jueguito de sintaxis. No escurren hilitos de sangre. Lo opuesto acontece con la novela que Aideé Bravo trae entre manos, y que avanza contra viento y marea. Cuando menos una vez al mes, Aideé Bravo lleva al taller — que coordina quien esto escribe— un siguiente capítulo. ¿Por dónde discurrirá?, habrá quien se lo pregunte. El punto es que la parcela va gestándose delante de nosotros. Tramo a tramo. Porción a porción. Como una pieza de orfebrería que el artesano elaborara ante nuestros asombrados ojos. Bienvenida Aydeé. "Todos los grandes hechos y todos los grandes pensam ientos tienen un com ien zo ridículo' A lb e rt Cam us

Capítulo 1 There’s a starman waiting in the sky h e’s told us not to blow it cause he knows it’s all worthwhile David Bowie, Starman

2010 T om y parece distraído, sus ojos azul m arino están irritados, el cuerpo hum ano le da com ezón y eso de las em ociones n o es lo suyo. Abre el sobre para leer su siguiente m isión: Leticia Cuevas. M em oriza los datos, después quem a el sobre y se dispone a la búsqueda.

* Sombrío burdel de Veracruz.

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*** Leticia abre los ojos dolorosam ente, trata de m over el cuerpo y se pega en todas partes, otra vez se quedó dorm ida debajo de la cama, siente en la espalda el frío de la noche, las lágrimas secas en sus ojos y mejillas hacen una especie de costra incóm oda, le duele el cuello, siente u n hueco en el estóm ago y las rodillas le tru en an cuando in ten ta desdoblarlas. U n hilo de voz sale de su garganta inflam ada, quiere gritar pero lo deja, no tiene energía, estira la m ano y tom a la pipa y el encendedor negros; cuando la m arihuana llega a su cerebro su cuerpo se relaja por fin y una sonrisa deform e se dibuja en su pálido rostro m ientras su m irada opaca sigue la trayectoria del hum o. Tocan la puerta, Leticia se hace bolita, com o las cochinillas, in ten ta rodar pero no puede, la p uerta insiste. Tom y se desespera u n poco, lleva diez m inutos tocando, la energía de la casa le recorre la espina dorsal, las pupilas de los ojos azul m arino se expanden, da la vuelta, cuando escucha los pasos livianos y la cerradura m oviéndose, regresa, nadie abre aunque se hace un ruido estrepitoso, el hilo de voz susurra: — C hingada chapa. C uando por fin se abre la p uerta Tom y m ira a su m isión atentam ente. C uerpo pequeño, delgado, los senos apenas pronunciados, la cara cubierta de lágrimas, los ojos negros abiertos de par en par y los puños cerrados haciendo que los nudillos de las m anos se vean casi blancos. Los labios pintados de un rojo intenso. Leticia está desnuda, el cabello negro largo em ulando un estropajo viejo, la barriga inflam ada. — ¿Qué quieres? — Pregunta todavía sollozando. — Buenas noches ¿es usted Leticia Cuevas? — N o, soy Verónica, Leticia es m i com pañera de depa ¿quieres dejarle algún recado? — No. Regreso después. ¿En qué horario puedo encontrarla? — Casi n u n ca está, es más fácil que le dejes un recado conm igo. — N o puedo, es un asunto confidencial. — Bueno... pues com o quieras — más lágrimas— no creo que ella quiera verte, casi sólo habla conm igo. — ¿Por qué lloras Verónica, te puedo ayudar en algo? — N o... yo le digo a Leticia que u n tipo raro vino a visitarla para no sé que m adre confidencial ¿ok? ándale ábrete, tengo cosas que hacer. Tom y le tom a el rostro por la barbilla y le da un beso en la frente. — Volveré Leticia y quiero que estés lista porque vamos a salir. M añana, 7pm . — Leticia in ten ta decir algo pero Tom y se lo im pide poniendo el dedo índice sobre sus labios— Shh... Adiós.

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La p uerta se cierra, Leticia observa por la m irilla cóm o Tom y se aleja, escucha la reja de la calle cerrarse, pega un grito y sonríe, pone esa rola de Bowie que se llam a Starman, su hom bre de las estrellas h a llegado. *** Tom y llega al frío departam ento donde vivirá los días, semanas, meses o años que dure su m isión. Saca de la bolsa de papel la botella verde de whisky, la bebida de la Tierra que más disfruta, llena un vaso y da dos enorm es tragos, la garganta se le acalora, se integra al planeta y piensa en Leticia, en sus ojos profundam ente negros enlagrimados. Saca de la m ochila la colección de discos de grunge que com pró en la tarde, los extiende sobre el pequeño sofá verde, hacen u n a perfecta foto ju n to a la guitarra negra, el conjunto term ina por hacer de ese lugar su hogar, recuerda la últim a m isión antes de Leticia, cada m isión se queda con un trozo de su alma, reniega nuevam ente de las malas emociones, aunque en el fondo le gustan m ucho. Tom a la guitarra y siente cóm o todo el cuerpo le cosquillea, tocar la guitarra en la Tierra siempre es otro pedo, un trago más de whisky, u n trago largo y sentido, las notas in u n d an la noche.

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Grand Funk Iván Medina Castro1 El malpara serlo en pureza, debe ser gratuito e inmotivado. Georges Bataille

i nom bre es A ntonio C astro pero en el barrio m e conocen com o el Grand Funk. Vivo en la C olonia Ferrocarril, tan cerca de la estación del tren panam ericano que a cada m archa de los vagones toda la un id ad habitacional vibra com o si se fuese a desm oronar. Tengo cuatro herm anos y soy el antepenúltim o; existen algunos bastardos más pero esos valen para pura verga. El prim ogénito h a caído, por lo tanto, ahora m e toca cargar con el business, el chante y la jefa. Agobiado por u n a pesadilla que tuve la noche anterior en donde la Santísim a m e hacía in tu ir el tasajeo de m i carnal, aterrorizado, así fue com o lo constaté cuando m i jefa al term inar de ver su telenovela, escuchó en el noticiero sobre el hallazgo de un cuerpo sin vida, tendido sobre u n charco de sangre en la ribera del río Suchiate, sin ningún docum ento de identidad, pero com o única seña de filiación se hacía destacar un tatuaje en el dorso con la im agen de la Santa M uerte, aparte de portar un m edallón con u n a rosa blanca. M i jefa ignoró lo dicho p or el locutor, ya estamos acostum brados a oír eso: m uertos; se huele, se palpa y se siente en el am biente. Además, estaba tan ocupada parchando los pantalones de los cham acos que ni cuenta se dio. Pero yo ya lo sabía, aquí la huesuda viaja más rápido que la inform ación, apenas ayer por la tarde unos batos m e avisaron sobre unos tipos que estaban cazando a m i carnal para quebrárselo. Fue im posible ponerlo al tiro, lo busqué en los prostíbulos de la Peña y de la Charca, con los corredores de crack y pastas en Tarasquillo y nadie m e dio razón de él. Su valedor, C hito, m encionó: “quizá esté ayudando a cruzar el Suchiate a algunos salvatruchas u hondureños”. Lo ignoré totalm ente. Volví al chante y frente al altar de la N iñ a Blanca ofrendé un lío de m o ta y u n a botella de mezcal blanco con gusano, com o a ella le gusta. Acto seguido oré con el incienso en u n recipiente de vidrio y alcohol en una vasija de barro: “D ivina M ajestad de m i adoración, no desampares de tu protección a la carne de m i carne. M uerte querida de m i corazón, si no puedes tú, nadie m ás podrá. A m én”. Al día siguiente de enterarm e del infeliz acontecim iento, conecté al director de la judicial, 1 Autor del poemario Varinium (2004); de com andante Pavón Reyes, los libros de cuentos: Saqueador de Tumbas pues aquí no se trata de (Ed. Tinta Nueva, 2008); Espíritus de paz (Ediciones Oblicuas, Barcelona 2008) y com petir con la autoridad, En cualquier lugar fuera de este mundo sino de utilizarla. Le corrí (Conaculta, Col. El Guardagujas, 2012). un kilo de coca y sin rodeos

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pregunté sobre m i carnal. Ese culero, directo tam bién, respondió: “la policía m igratoria lo encontró en los desagües; cerca del río, ensartado trece veces con un m achete”. Regresé contrariado al chante y transm ití la desgracia a la jefa. Casi se m e pela allí, se soltó en lágrimas y a partir de ahí, deam buló enloquecida por unos días dentro de la casa. M uchas noches la sorprendí recorriendo el pasillo pausadam ente y hablando sola, después, transcurridos algunos m inutos, se postraba en el suelo frente al sagrario de la Poderosa Señora y aferrada a la larga túnica negra de su vestim enta, parecía com o si le recrim inara lo sucedido, pues de su vacilante garganta decía en voz alta: “¡Vivíamos en paz M adrecita!, ¡Vivíamos en paz Virgen Santa!”. Eso eran puras m entiras, cuando él estaba con nosotros cualquier ruido nos provocaba sobresaltos, hasta el sonido del reloj al anunciar cada hora, por eso m i jefa lo echó de la casa. P ronto pasaron las semanas y nadie fue a reclam ar el cadáver, ni siquiera su pinche vieja; la más p u ta de las mujeres. En el fondo la com prendo, de pendejo uno lo hace, vas a la procuraduría y ya no te sueltan sin antes aflojar una lana, o allí m ism o te dan callo. Así son las cosas aquí en Talismán. Por la noche, observando la túnica bordada en oro de la Santa M uerte, caí en cuenta, si no le entraba rápido al business, p ro n to no tendríam os ni un centavo ni donde dorm ir. Busqué a los valedores de m i carnal para reagrupar a la clica, pero C hito m e dijo: “el business ha sido tom ado por el cabecilla de los M S -13”. En ese m om ento fue cuando supe quiénes se lo habían chingado. M e entró u n a furia inm ensa saber que los maras estaban involucrados. Están pero bien pendejos si creen que aquí en Talism án pueden hacer lo m ism o que en Los Ángeles. Súbitam ente recordé cuando la banda de m i carnal había sacado a varios de sus familiares de aquellos países jodidos sin cobrarles nada. Tenía que barrer a esos cabrones si quería recuperar el territorio. M iles de pensam ientos giraban por m i m ente hasta m arearm e, no m e explicaba cóm o se había dejado m atar m i carnal; él siem pre estaba arm ado y al acecho. Inesperadam ente m e invadió el m iedo, y cuando eso pasa, respiro con dificultad; m uy lento. N u n ca había m atado, pero no m e quedaba otra; eran ellos o nosotros. E n el chante realicé m i acostum brada plegaria a la Flaquita pero esta vez pedí consejo: “M uerte poderosa y gloriosa, te im ploro m e concedas los favores que te pida y alim entes mis deseos de venganza m adre querida, hasta el últim o día, hora y m om ento. Te prom eto que n u n ca te faltará tu alcoholito. A m én”. A la m añana siguiente, de brum osos recuerdos, nacía en m i pensam iento una idea. Junté a la clica y ordené se difundiera por los vecindarios que daríam os 500 dólares por cada cabeza cercenada de los M S-13. La tira m e preocupaba, pero C h ito com entó: “no habrá pedo con ello, la chota en estos asuntos no se m ete, esos güeyes están com prados, y el que se ponga b onito pues lo picam os y ya”. El plan estaba dando resultados y a diario rodaban cabezas, pero aún faltaba el líder y u n p uñado de seguidores. Por m i parte,

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La vida impensable

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ávido de contar sus horas, hasta adelantaba las manecillas del reloj. En ocasiones, cuando hacía eso, m e sentía estúpido pero no podía evitar hacerlo. U n dom ingo por la m añana m e dieron el pitazo. E ncontraría a los m areros en el m ercado central, reuní a la clica y nos fuim os para allá. U na vez allí, oculté a mis camaradas entre los costales de yute y yo m e tendí sobre un petate bajo el sol a aguardar a que su tiem po y el m ío convergieran en u n m ism o punto. D e repente, unos chiflidos nos advirtieron de su llegada, im previstam ente estaba de frente al líder y de trece de sus homies; sus m iradas parecían de hielo. El tem or m e invadió y el asm a inm ediatam ente se hizo presente, sin em bargo, m e sobrepuse al acariciar la cacha de la escuadra que portaba escondida en la cintura. C onfiado, m e aproxim é a pocos m etros de distancia con la seguridad de que mis camaradas seguirían con la m irilla de los cuernos de chivo cada m ovim iento que ellos daban. A ún así, m i corazón se aceleraba cada vez más. Escudriñé el espacio y listo a la reacción, de inm ediato grité: “H ijo de la chingada, la m uerte tiene su precio y ahora pagarás con tu sangre”. Aquellos ojetes, listos para sacar sus fuscas fueron sorprendidos por mis brothers. Tras una señal acordada, cinco de mis camaradas los desarm aron, posteriorm ente, em puñando varas metálicas les acom odam os una buena m adriza, m ientras tanto, los m archantes corrían despavoridos tirando sus viandas hasta vaciar p or com pleto el lugar. M andé hincar a los catorce hom bres en una línea horizontal, una vez listos, tom é de las greñas al jefe y a quem arropa le descargué u n a bala en la cabeza; el despojo cayó ju n to de m í y le escupí. A los otros, com o escarm iento y ejem plo para los barrios que renieguen a la clica del Grand Funk, con una m asa de hierro hirviente que obtuve de las brasas bajo u n caldero donde se freía chicharrón, cegué los ojos inyectados de terror, m enos a uno, el tuerto afortunado que guiaría a cada una de esas m ierdas con sus seres queridos. Al principio, sostuve el fierro aparentem ente firme, pero inseguro aún, atravesé la cuenca tan rápido que la sangre m e salpicó en el rostro. Sentí u n a arcada, pero proseguí, su lam ento se hizo incitador. Al fin, satisfecho, m e quedé ahí m irándolos por largo tiem po, m e sentía feliz. Talism án volvía a ser de la fam ilia y m i carnal estaba vengado, pues en este terreno sim plem ente se arrebata lo que se quiere. C uando retorné al barrio, el ferrocarril, cargado de ilegales, apenas iniciaba su m archa hacia el norte. E ntré al chante cargando tablillas de chocolate, pan integral, un pom o de mezcal y un ram o de rosas blancas, todo se lo brindé a la Parquita por su ayuda y para que en el fu tu ro trajera a m i vida paz y tranquilidad.

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La caja Eduardo Lima Águila1

a, ya, cálmate. La señora se subió a la com bi cargando u n a pequeña caja de cartón. Y cuando dijo aquello dirigiéndose a la caja, casi todas las personas voltearon a verla. En el fondo se encuentra u n señor grande y canoso con u n a m atraca en la m ano. O ra, pinche señora, tá loca. A lado de él u n m uchacho con lentes oscuros y audífonos de diadem a no h a notado que su parada pasó hace diez m inutos. ...q u é voy a haceeer, cuando tenga ganas de darte un beso, qué voy a haceeer... E n el costado está otro chico leyendo M ientras agonizo de W illiam Faulkner. Fue como si él supiera que no iba a volver a verla nunca; que Anse Bundren le estaba alejando del lecho m ortuo... Ah, chingá, toallitas fem eninas Saba. ¿Q ué traerá ahí esa señora? Seguro algún anim alito, quizás un gato. Ay, pero que le deje abierto o al m enos le hubiera hecho unos hoyitos en la caja. —Ya, ya, cálmate. E n u n m om ento ya vamos a llegar—. La caja no se m ueve, adentro se oye u n tenue rasguño. La señora m ete u n a m ano en la caja m ientras la abre un poco. El chofer no se fija en ella; está acostum brado a pasajeros extraños y prefiere escuchar su disco rayado por tanto repetir los éxitos de los Ángeles Azules, G rupo Cañaveral, Rayito C olom biano o la Sonora D inam ita, m ientras divaga. A ver, si m e apuro puedo checar antes que el cabrón del Esteban, pero debo cuidarm e de los güeyes de la ru ta dos. N o, si son unos jijosdesum adre que sólo nos quieren chingar el pasaje. Q uien puede m irar m ejor a la recién llegada, es el niño ju n to a ella; viste u n uniform e rojo y en las piernas descansa su m ochila negra; alcanza a notar una m ata de pelo dentro de la caja. ¿Q ué es eso? Parece u n gatito. Le voy a decir a m am á que quiero uno. Sí, un gatito com o el de Carlos. Y tam bién un pez, com o los que vendían afuera de la escuela. O u n a iguana. La com bi co ntinúa su curso norm al subiendo y bajando gente; todos quedan extrañados de la m anera en que esa señora gordinflona le habla a lo que piensan es un anim al dentro de la caja, com o si le hablara a u n a persona. —M ira hijo, ve discretam ente a la señora de enfrente. Si sigues fum ando esas m adres vas a quedar así. Casi al final de la ruta, sólo quedan el joven que lee a Faulkner y la señora con la caja de cartón. Frente a un parque sin colum pios y con resbaladillas rotas, ella se baja. A hora que lo pienso, sí estaba rara la vieja esa. La señora cam ina asegurándose que nadie la siga, se detiene frente a la puerta de una casa m uy descuidada. D e su escote saca las llaves, abre esa puerta con un rechinido y la cierra con candado. C ruza el jardín de plantas m architas y ya dentro de la casa, asegura el resto de las puertas y ventanas, cierra las cortinas, desconecta el radio (no tiene televisión) y prende un par de velas. Pone la caja sobre la mesa del comedor, la abre y de ella saca una niña dim inuta y temblorosa. 1 Integrante del Taller de redacción de la UACh. —Ya ves, te dije que ya íbam os a llegar.

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LAS GARLOPAS

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La Mariposa Emmavilla Arana1

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a nube es pájaro, vuelo que surca el cielo.

¡Soy u n a m ariposa tornasol! C u ando era u n a oruga mis herm anos se avergonzaban de m í, pues m i crustáceo cuerpo era de u n gris verdoso, que fácilm ente se confundía con la hierba. Aquella tarde, los habitantes del bosque se organizaban en grupos... M i padre nos dijo: —H oy es un día especial, pues el rey del bosque nos ha invitado a la gran fiesta...Y dirigiéndose a m í en particular, agregó: —Pero tú m i pequeña hija no podrás asistir; pues el color de tu piel espantaría a todos los invitados, ya que las orugas com o tú suelen ser espías, ¿me entiendes? Entonces yo sumergí la cabeza en la tierra y m e puse a llorar... Todos mis familiares y vecinos se dispusieron para irse a divertir. Desde m i casa escuchaba los gritos de algarabía... Pasaron largas horas hasta que mis padres y mis herm anos regresaron de la fiesta. M i padre me llam ó nuevam ente para decirme: —M ira hija, m uy p ro n to tu m adre y yo tenem os que partir al otro lado de la vida, esto algún día lo podrás entender, cuando tus herm anos y tú tengan que hacer el m ism o viaje para alcanzarnos, pero no tengas m iedo; esto pasa de generación en generación y llegado el m om ento subirás al árbol indicado, harás tu n ido y dorm irás por u n buen tiem po. N o sabemos qué hay más allá, pero sé precavida, cuida que la ram a que elijas no esté al alcance de cualquier depredador, incluyendo a los hum anos... Y así fue. A los pocos días m i m am á m e dio un beso y m i papá un abrazo y sin decir más se m archaron... Yo seguí a mis padres, a sus hermanos y amigos, los vi arrastrarse lentam ente, después elegir el árbol y trabajar a m archa forzada, construyendo cada uno su capullo sobre una rama hasta terminarlo; enseguida todos entraron a sus respectivos capullos y los cerraron com o si fueran bolsas, allí durm ieron por m ucho tiempo. Yo los visitaba a diario, esperando que algún día salieran de sus bolsas...

1 Alumna del Taller de Narrativa en el Faro de Oriente. Coordinado por Eduardo Cerecedo.

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Pasó el otoño, llegó el invierno y los capullos seguían igual: colgando de la ram a de aquel árbol, luego arribó la prim avera y junto

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con ella desaparecieron los capullos, no sé qué pasó, pero nunca más los volví a ver; la tristeza m e em bargó el corazón, el m ar se desbordó por mis ojos. Se estableció el verano y la vejez hizo estragos en m i cuerpo, cada vez m e m ovía con m ayor dificultad. Desconsolada, veía cóm o les pasaba lo m ism o a mis herm anos; entonces ellos, llegado el m om ento, contaron a sus hijos la m ism a historia, aquella que u n a vez nuestros padres nos narraran. Después fuim os al m ism o lugar y elegimos el m ism o árbol donde nuestros padres habían hecho sus capullos. Juntos trabajam os a brazo partido, fabricando los capullos. Finalm ente nos despedim os de la familia, de los amigos y entram os cada uno a su respectivo capullo, luego llegó el sueño. En m edio de la oscuridad yo, semi dorm ida, escuchaba los ruidos exteriores, el trinar de las aves: Fiu,Fiu, Fiu, Fiu... El canto del viento y de la lluvia m e arrullaban... Pasó m ucho tiem po hasta que: Zzzz, Zzz, Zzz... u n zum bido ensordecedor m e despertó, parecía que el m u n d o giraba, m i cuerpo rodaba de u n lado a otro, u n Tsa, Tsa, Tsa... m e taladraba los oídos. Q uería salir de m i bolsa pero n o podía, no tenía la fuerza suficiente, m e sentí com o u n bebé: indefenso y frágil en m edio de la torm enta. Por fin el m u n d o dejó de girar, el viento m e arrullaba, lo sentía tocarm e y lo escuchaba cantar u n a canción desesperada Frauu, Frauu, Frauu... Después nuevam ente el sueño m e venció... D e p ro n to en el cielo reventó la flor de m ediodía, llenando todo de color; con m i cabeza abrí la p u erta del universo, estiré m i cuerpo y extendí los brazos, aaah... por fin m e sentí libre y m e salieron alas; al prim er in ten to levanté el vuelo, m i cuerpo era frágil y ligero, en el viento encontraba resbaladillas coloridas, túneles sin fin. Las flores eran mariposas de colores, había pequeñas, grandes... de todos tam años; su delicioso arom a m e tenía cautivada y así entré en aquella vegetación; tzzz, tzzz, tzzz...colmenas, abejorros, avispas, insectos. El aleteo de las aves tra, tra, tra, el gorjeo de pajarillos al por mayor, m e hacían volar al m ism o ritm o musical... M e llam aba el verdor del cam po. M is alas, grandes y tan delgadas, m e hacían llegar con facilidad hasta las copas de los pocos árboles que quedaban, todo resultaba fantástico, las nubes eran borreguitos recién bañados. D e repente, recordé a mis herm anos y con desesperación com encé a buscarlos, pero m u y p ro n to m e di cuenta que no estaban por ningún lado. Los troncos apilados en form a de m ontañas, no m e perm itían ver a lo lejos, entonces m e dispuse a volar. Aquel lugar estaba lleno de troncos y ramas; sin em bargo, n o había nada, los capullos habían desaparecido. El m ar se precipitó en el cielo y en mis ojos. Volé tanto com o pude, sin encontrar ningún rastro. Luego com prendí que los depredadores habían llegado.

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Una mujer encima de un hombre Eusebio Ruvalcaba1

1) Pocos hombres se salvan de calificar a la mujer con el mejor de los epítetos cuando está arriba de él. La palabra puta escurre de sus labios. Pero se resisten a exclamarla. Su doble moral no los deja extraer la sangre del momento. 2) Una mujer sobre un hom bre le da al hom bre la leche que se quedó pendiente que le diera su madre; pero esa leche se la devolverá el hom bre con semen. 3) Pocas venidas tan sublimes como la que emprende la mujer desde su trono de hem bra sobre el macho. 4) Desde la óptica de enfrente, una mujer sobre un hombre recuerda la historia de la hum anidad. Y de su origen. 5) La historia de la música arrancó del ritmo de una mujer sobre el cuerpo del varón. Exigiéndole que eyaculara. 6) La imagen que debería acompañar los últimos instantes de la vida de un hombre, es la de aquella vez que cogió ella arriba de él. C on sus tetas untándole la cara. 7) Una mujer sobre un hom bre es una perra que aguarda que se la metan por el culo.

1 Poeta y escritor. Entre sus muchos libros están: Un hilito de sangre (Premio Agustín Yáñez 1991), Las cuarentonas - Diccionario amoroso, Clint Eastwood hazme el amor, Desde el umbral (Antología Personal). Una mujer encima de un hombre


8) Aun cuando la acabe de conocer, antes que cualquier postura, el hombre ve a esa mujer sobre él. Para que conserve sus tetas enhiestas. 9) Cuando la mujer está sobre el hombre, sobrevienen en la cabeza del varón los momentos más azarosos de su vida. Cuando levantaba sus ojos al cielo y contemplaba la bóveda celeste a sus anchas. 10) El coito transcurre a la velocidad que la mujer le imprime. Cuando ella está sobre el macho. Es natural que así acontezca. Está en su derecho. 11) Lamer antes de penetrar es un acontecimiento que la mujer ejerce con sutil delicadeza. Cuando está arriba de su macho. Es de las cosas por las que él siempre tendrá presente la sabiduría de su dama. 12) Aunque la mujer insista, el varón debe resistir las ganas de m ontar a la mujer. Sentirse dominado es un acaecimiento cercano a los pocos actos memorables

entre un hom bre y una mujer. De tal modo que si el hom bre cede y él se m onta a la mujer, el coito tenderá a ser convencional y aburrido. 13) Cuando la mujer se incorpora y de su vagina escurre el semen, es el m om ento de sorberse a sí mismo. 14) Cuando la mujer está arriba del varón, sus muslos adquieren su verdadera dimensión. ¿Son gruesos, delgados, macizos, endebles? Las manos del hombre los recorren y los sopesan. Vienen a su mente las veces que la ha visto caminar en la calle, esperarlo, agacharse para recoger lo que sea. Tantas veces que se la ha imaginado. Con esa imaginación que tórnase estupor. Con esa ansiedad que vuélvese realidad trémula. Así la toca y la acaricia. 15) Una mujer sobre un hom bre recuerda en mucho una h minúscula. Acostada. 16) Una mujer sobre un hombre le da la oportunidad al varón de probar su hombría. De que no eyacule antes de tiempo.

Foto: ©Jorge Ibarra

Una mujer encima de un hombre


Conocer mediante aproximaciones Raúl Orrantia Bustos1

E n este núm ero, la revista M olino de Letras aborda el tem a de la mujer. Antes que nada, m e pregunto si la m ujer (al m enos para mí) es realm ente un tem a que se pueda abordar. Ya sé: existen estudios de género, relecturas de la H istoria desde diferentes enfoques del fem inism o, trabajos íntegros, pertinentes y sobre todo necesarios en diversas ramas del saber. Todo ello h a ayudado a revalorizar y a m irar con u n ojo más crítico e im parcial el rol de la m ujer en ésta y en todas las épocas del desarrollo hum ano. Pero yo no soy experto en ninguno de estos campos. M e gusta pensar que vivimos en u n a sociedad de igualdad y libertades, en la que cualquier m ínim a oposición a la equidad debe ser m otivo de afrenta pública. Estoy consciente de que u n a sociedad así es todavía m eram ente ideal en diversas regiones y estratos del país. Alcanzarla form a parte del desarrollo cívico por el que m uchas organizaciones e individuos por su cuentan luchan día a día. M e parece que u n reparto más justo de la riqueza nacional, así com o u n a educación de calidad al alcance de todos, van de la m ano de esta tarea. T anto com o hom bre de letras cuanto com o ser hum ano, así en lo que escribo com o en mis relaciones personales, la m ujer es u n a y son m uchas a la vez. M e explico. La m ujer es m i m adre y las m adres de las personas que conozco, m i herm ana y las herm anas de las personas que conozco, mis prim as y las prim as de las personas que conozco, etc. En otras palabras, e intentando no ser com pletam ente prejuicioso, la im agen que tengo de la m ujer es sin duda fruto de mis experiencias personales y de las de segunda m ano, de mis lecturas y películas favoritas; es fruto tam bién de especulaciones, de construirm e historias sobre personas que apenas conozco. La m ujer es para m í la esposa que pone los cuernos con el com padre, la niña ultrajada por el padrastro, la estudiante con m ención honorífica, la nueva líder de sicarios y la víctim a de

1Estudió letras italianas en la u n a m y una maestría en literatura europea en Italia

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Conocer mediante aproximaciones


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trata en u n garito cualquiera; la m ujer es su arom a y sus facciones, su form a de cam inar y de m irar al prójim o; la m ujer es su sonrisa o la ausencia de ésta; la m ujer tiene cabello cano, dedos lentos, dentadura postiza y pocos le ceden el asiento en el transporte público; es la m ism a que se ha casado por interés, por am or sincero, por tradición familiar, porque no había nada m ejor que hacer; la m ujer am a y es am ada, sufre por n o ser correspondida; odia, cae en depresión, goza su sexualidad o le tiene sin cuidado; da el alm a en un beso o en el profesionalism o de su trabajo, o en am bas cosas, o en ninguna. La m ujer —en m i m ente—es un personaje. N ada m ás cercano, nada m ás lejano de una m ujer de carne y hueso. M e atrevo a afirmar que el hom bre únicam ente puede conocer a la m ujer (real o ficticia) m ediante aproxim aciones. Es com o la famosa novela de Kafka, E l castillo, de la cual Borges dijera que ejemplifica la im posibilidad de llegar de A a B, pues para lograrlo se debe llegar antes a C , p u n to interm edio entre A y B, pero para llegar de A a C prim ero se debe llegar a D , punto interm edio entre A y C . .. N o sé cuánto m e haya acercado ya o m e esté alejando ahora m ism o de la esencia de la(s) m ujer(es), o si realm ente ésta(s) existe(n). M e pregunto tam bién si cada m ujer se conoce a sí m ism a —que no es pedir poco—. Por mi parte, m entiría si escribiera que vivo en u n a indagación literaria perenne sobre la mujer. Prefiero explorar y adentrarm e en las del m u n d o tangible. C uatro mujeres son sím bolo de m i relación con todas las demás: mi m adre, m i herm ana, u n a am iga y m i pareja. E n ellas y hacia ellas experim ento el amor, la am istad, el respeto, la sexualidad. A través de ellas, m e parece que opera en m í u n a suerte de sinécdoque: siento que al respetarlas no puedo sino respetar al m ism o tiem po a todas las m ujeres del m undo; al am istarm e con ellas, am istarm e al m ism o tiem po con todas las m ujeres de la tierra, y al estar con m i p a r e j a . Bueno, hay cosas que sólo se pueden conocer m ediante aproximaciones. Conocer mediante aproximaciones

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Teresa Necoechea C onocí a Tere en abril de 2013 cuando se presentó en m i estudio para tom ar clases de p in tu ra y dibujo, aunque dijo que sólo quería pintar óleo y cuando explicó sus razones, acepté contra m i costum bre, ya que usualm ente enseño prim ero a dibujar porque creo firm em ente que ese es el procedim iento correcto, pero al m ism o tiem po no veo sentido en m antener dibujando a u n alum no que, com o en el caso de ella, puede aprovechar más aprendiendo la técnica del óleo que por el m om ento es lo único que le interesa y que disfruta inm ensam ente. Tere avanza a grandes pasos en cada clase, es dedicada y m etódica, siem pre dispuesta a esforzarse al m áxim o en cada instrucción que recibe, por lo que obtiene resultados casi de prim era intención y com o consecuencia de su trabajo ya tiene u n nivel de calidad profesional, expresivo, lim pio y de buena factura. D e form ación profesional A rquitecta y frecuente viajera por el m u n d o h a visto en vivo el arte de los grandes m aestros universales, lo que h a enriquecido su m ente y espíritu y com o ella m ism a dice “M e hace valorar más a m i fam ilia y a mi México”. Sin em bargo, Tere habría de esperar m uchos años para encontrar su cam ino en el arte, aunque desde n iñ a tenía esta in q u ietu d p in tan d o paredes y ventanas e incluso no fue aceptada en la academ ia de San Carlos por su corta edad; prim ero fue directora de C .E.T.P Fray Pedro de G ante durante 18 años, estudió inglés en Londres y francés en Suiza y C anadá, hasta que en 2011 ingresó a pintar con el m aestro Javier Nava y luego en m i taller. Pintar al óleo la hace feliz y le da paz.

Hugo Loaiza


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Sin necesidad de lamentos para existir Ana Hidalgo Vicuña1

Nos desenvolvemos en las bondades de un sistema de inclusión para las mujeres: el voto (mi abuela diciendo que no va a votar -p a ra qué, ni siquiera sé escribir, además tengo quehacer y tu abuelo se enoja si no estoy-), el divorcio por diversas causas, una de ellas m altrato hacia la mujer (mi tía asegurando con un ojo morado que sus hijos necesitan tener a su papá cerca), la libertad de decidir abortar en las primeras semanas de gestación y en cierto territorio (mi m am á diciendo -y a no hay respeto ¡a dónde vamos a llegar! - ) y ahora la posibilidad de elegir el orden de los apellidos al m om ento de registrar a los hijos (yo diciendo a mi hija -¡qué bien! ojalá si quieres le pongas mi apellido a mis nietos, si decides tenerlos-). Las propuestas son necesarias, pero ¿por qué resultan tan extrañas a algunas mujeres, precisamente hacia quienes van dirigidas? O lo que es peor (si se me permite la expresión) ¿por qué existe la necesidad de que estas reformas inclusivas existan?, ¿qué no en la actualidad gozamos del respeto a las diferencias y necesidades de los individuos? Las mujeres nos hemos forjado históricamente a partir de los alcances de los hombres, hemos sido un ser aparte de ellos, necesarias, pero aparte; nos cuesta trabajo sustraernos de nuestra repetitiva función hogareña y biológica reproductiva. Una de las vías por la cual este estado mental (que nos mantiene aisladas) podría atenuarse, es el autoconocimiento, no es tarea fácil y las rutas para llegar a éste son distintas; algunas requieren el precio de la violencia y la muerte existencial de ese ser que ya no queremos que exista dentro de nosotras, conciencia de sí misma, no en busca de la diferencia de género, sino la culminación en la igualdad (la verdadera, la que no necesita de medidas inclusivas porque se descubra que hay vacíos legales en las leyes hechas por los hombres, la que no necesita debatirse entre hombres para ser aplicada en las mujeres). Independientem ente de los comentarios personales que realicemos, únicamente debo pensar a partir de mi experiencia personal, para mí un mérito que ha tenido un costo privado, pero para mi hija y las mujeres que vienen no deseo que sea un mérito, sino un estado de vida en el que fluyan, sin necesidad de lamentos para existir.

1Pasante de Ciencias Políticas y Administración Pública por la u a e m Texcoco. Ha publicado en la revista Sapere Aude Ciencia de la u a e m . Disfruta leer y escribir. Sin necesidad de lamentos para existir


Óleo Soy mujer vendaval, porque no nací para estar en un solo lugar, no soy un árbol. Soy mujer Triqui, soy mujer de Juárez, soy mujer de adobe, soy mujer orgasmo. Soy capaz de recorrer kilómetros por mis hijos exponiéndome a desaparecer en el camino. Soy mujer cuando el domingo es por la tarde y después de hacer la comida dominical estoy lista organizando lo necesario para el lunes. Soy mujer con un trabajo mediocre en el que cuando me preguntan me muestro agradecida, todo lo hago por mis hijos me digo. Soy mujer a la que arrebataron del camino pero sigo aquí lo juro, no he desaparecido, sólo estoy en este frío y oscuro lugar, reclámenme viva, pues soy mujer que existe. Soy mujer soltera, soy mujer casada, soy mujer viuda, soy mujer amada. Soy mujer y también rechazo al gobierno. Soy mujer y desde luego que he sido infiel, soy mujer que escribe como niña, que ama como niña, que pega como niña. Soy mujer y también le veo el trasero a los hombres, soy mujer que no presume sus aventuras de bar.

1Integrante del Taller de redacción.

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Óleo


Mujeres de poesía Sergio Pravaz1

El papel de la mujer en la poesía no es com o suponen algunos retardatarios, el de bellas y eróticas m usas que tiene por única función la de inspirar el talento m asculino; m uy por el contrario, el panoram a lírico fem enino ofrece a lo largo de su historia y desde diversas latitudes, acabados ejem plos de audacia extrema, rigor conceptual, estéticas filosas co m o navajas y todo otro adjetivo que se le ocurra esgrim ir al lector. Un claro ejem plo de extraordinarias poetas, apenas un puñado de un planeta inm enso, son: Anna Ajm átova, Glauce Baldovín, Yenny Mastoraki, Carilda Oliver Labra, Olga Orozco, Orfila Bardesio y María Clara Salas. No es poco si consideram os su peso literario; m agníficas plum as que tam bién se las traen y de qué m odo. Por lo dem ás, no puede ignorarse que las mal llamadas poetisas (palabra vulgar y m alintencionada si las hay) son legión para beneplácito de todos los que am am os la poesía sin falsas distinciones. En esa senda y con el objeto de disfrutar en conjunto el lúcido y extendido verbo del universo fem enino, ofrecem os a todos nuestros lectores un puñado de siete descendientes de Eva, quien más lista y audaz que Adán, fue capaz de observar m uy lejos y darse cuenta que el paraíso, aún a riesgo de perderlo, hay que salir a buscarlo.

1Poeta y escritor argentino. Mujeres de poesía


Anna Ajmátova (Rusia, 1889/1966)

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Oración

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“Dame años amargos de enfermedad, de insomnio y de fiebre. Quítame a mi niño y a mi amigo y el don misterioso de cantar”. Así te ruego, mi Dios, ante el altar, que después de tantos penosos días, el nubarrón que cubre el cielo de mi Rusia se cambie en nube clara y rayos de luz.

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Valor Sabemos lo que hoy queda en la balanza y lo que pasa hoy. Nuestro reloj dio la hora del valor y el valor no nos dejará. No nos asusta caer bajo las balas. No es amargo quedarnos sin abrigo. Más te conversaremos, lengua rusa, gran palabra rusa... te llevaremos, libre y pura, y te daremos a los nietos, y te salvaremos de la cautividad para siempre. Foto: ©Moisés Zurita


Glauce Baldovín (Argentina, 1928/1997)

Lo que espero Este es el desierto y yo soy un pájaro que repta. Cabeza de iguana, alas de murciélago, pico de colibrí me arrastro en el silencio sobre una ciudad enterrada y espero sortilegios. Una flor azul el número siete y rayo de sol que sin saber de dónde cae sobre mi almohada. Espero sortilegios. Una hechicera que me hable al oído que me diga lo que quiero oír como un cántaro de agua que apareciera de pronto en este verano turbulento para calmarme la sed.

VIII El silencio es la violencia. Pero más violencia es el mezclar las palabras confundirlas trastocarlas para que el silencio se vuelva error y creamos que la paloma se transformará en dragón y que aquél que se alimenta con nuestra sangre es el cordero.

Mujeres de poesía

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Jeny Mastoraki (Grecia, 1949)

La alegría de la maternidad Por las noches hago trabajos peligrosos. Ato grandes cuerdas de ventana a ventana y cuelgo diarios clandestinos. Qué puedo hacer, la poesía ya no rinde. Nos lo dijeron también otros, te dicen. Y después, hay algunos que cantan la alegría de la maternidad. Mi hija nació como todos los niños. Al parecer, tendrá también fuertes pies para correr en las manifestaciones.

La puerta

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Ahora, sobre la puerta caída pasan y cuelgan sus cantos atados con cintas de colores como exvotos a tal o cual Virgen milagrosa. El poeta carga la puerta en la espalda y calla. Alguna vez lo verás caminando encorcovado o pasar oblicuamente por las callejuelas y esa puerta ladeada deja profundas marcas en el pavimento.

Foto: ©Moisés Zurita


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Carilda Oliver Labra (Cuba, 1922)

Me desordeno, amor, me desordeno M e desordeno, amor, m e desordeno cuando voy en tu boca, dem orada; y casi sin porqué, casi p o r nada, te toco con la punta de m i seno. Te toco con la punta de m i seno y con m i soledad desam parada; y acaso sin estar enam orada m e desordeno, amor, m e desordeno.

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Y m i suerte de fruta respetada arde en tu m ano lúbrica y turbada com o u n a m al prom esa de veneno; y aunque quiero besarte arrodillada, cuando voy en tu boca, dem orada, m e desordeno, amor, m e desordeno.

Te borraré Te borraré con u n a esponja de vinagre, con u n poco de asco. Te borraré con u n a lágrim a im portante o un gesto de descaro. Te borraré leyendo m etafísica, con u n telefonazo o los saludos que doy a la ceniza; con u n a tos o u n cárdeno m inuto. Te borraré con el vino de los locos, sacándom e estos ojos: con u n varón m etido aquí en m i tum ba. Te borraré con ju g o s inocentes, con la v ida o la m uerte; ¡aunque m e vuelva m onja o m e h ag a puta!


Olga Orozco (Argentina, 1920/1999)

Las muertes He aquí unos muertos cuyos huesos no blanqueará la lluvia, lápidas donde nunca ha resonado el golpe tormentoso de la piel del lagarto, inscripciones que nadie recorrerá encendiendo la luz de alguna lágrima; arena sin pisadas en todas las memorias. Son los muertos sin flores. No nos legaron cartas, ni alianzas ni retratos. Ningún trofeo heroico atestigua la gloria o el oprobio. Sus vidas se cumplieron sin honor en la tierra, más su destino fue fulmíneo como un tajo; porque no conocieron ni el sueño ni la paz en los infames lechos vendidos por la dicha, porque sólo acataron una ley más ardiente que la ávida gota de salmuera. Ésa y no cualquier otra. Ésa y ninguna otra. Por eso es que sus muertes son los exasperados rostros de nuestra vida.

Canto III Quiero pensar que no eras la cría repudiada, hija de gato errante y de gata cautiva -la pareja precaria, victoriosa en la ley de un solo acoplamiento y sumisa al decreto del algún Malthus tardío que impera en el desván-. Puedo creer que no eras trofeo ni residuo arrojado al azar desde lo alto de la roca, ni yo tejedora que detiene con redes milagrosas el vuelo o la caída. Algo más que piedad, que providencia y desatino erigió nuestra carpa invulnerable entre las carcomidas fundaciones. Algo que comenzamos a saber entre un plato de leche y huesos, sólo huesos de desapariciones, tan duros de roer.

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Mujeres de poesía


Orfila Bardesio (Uruguay, 1922/2009)

Pastora Pastora de un rebaño de lágrimas se acerca a escuchar su profundo secreto: Como no puede dar la vida que no tiene, sino la Vida que la tiene a ella, en lo eterno se queda mientras va por los días... Ah, lentamente lentamente hunde sus dedos que lo saben en un cordero de silencio blanco.

La mirada No hace falta explicar los jazmines ni la tabla de multiplicación de las uvas: escucha el agua de las fuentes.

Foto: ©Jorge Alonso García

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María Clara Salas (Venezuela, 1947)

Tallos Que hostilidad traen las aguas se precipitan en corrientes te arrastran luchas como alguien que quisiera salvar su vida respirar otra vez sentarse sobre tierra firme ahora que puede dañarte la noche ha crecido unos tallos se mantienen en la superficie y después desaparecen

Tarde de tarde el mar pregunta por los desaparecidos nadie sabe de ellos ni siquiera los que ostentan las respuestas los que dicen todo pasa la naturaleza es una la muerte arrastra consigo a los que deja el camino tropieza con piedras y claros de bosque algunos pájaros se elevan mi espíritu va con ellos un momento

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Mujeres de poesía


Las mujeres indígenas oaxaqueñas en el siglo XXI Refugio Bautista Zane Marco A. Anaya Pérez1 No hagamos de la rebeldía una causa Démosle una causa a nuestra rebeldía Eufrosina C ru z M endoza, dirigente zapoteca

Introducción El M éxico del siglo x x i, navega en u n m ar tem pestuoso m arcado por la inseguridad, la desigualdad extrem a, la corrupción, la im p u n id ad y la ausencia de soberanía generada por los gobernantes neoliberales priistas y panistas de los últim os 35 años. N o se vislum bra en lo inm ediato u n país con igualdad de oportunidades; derecho a la salud, a la educación y al trabajo para todos. El sufragio efectivo que enarboló M adero en 1910 está m uy lejos de ser u n a realidad. N o se vislum bra porque tanto el p r i com o el p a n están em pecinados en continuar la m ism a política globalizadora que h a arrojado a los cam pesinos a la m iseria y arruinado a la pequeña y m ediana industria, con el consiguiente increm ente del desempleo y de la llam ada econom ía inform al. En el marco de este sobrio panoram a nacional, se ha incrementado

el papel de las mujeres en la vida social y política del país; cada vez es mayor el núm ero de féminas que trabajan, sostienen a su familia, participan en los procesos políticos e ingresan a las escuelas superiores. Desafortunadam ente, a más de 100 años de la Revolución y más de 200 de la Independencia, aún persisten lastres históricos que a pesar de la m odernidad no han podido ser superados. Miles y miles de mujeres (inclusive millones) de los centros urbanos y, sobre todo, del medio rural continúan soportando humillaciones aberrantes, agresiones físicas, violaciones (frecuentemente, realizadas por familiares de ellas mismas), obligadas a la prostitución, sumidas en la marginación, el racismo, etc., por parte de sus parejas, vecinos, compañeros de trabajo, amigos, etc. En este sentido, las llamadas “M uertas de Juárez”, son un ejemplo significativo de la indefensión de las mujeres; ellas no son solamente

1Profesores de Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo. L as mujeres indígenas oaxaqueñas en el siglo X X I


violentadas en su integridad física, sino, lo que es peor, son asesinadas. Aunque en rigor esto no sucede sólo en la ciudad fronteriza sino, de hecho, en todo el país. Desafortunadam ente, la inmensa mayoría de los feminicidios permanecen en la total im punidad. La justica para ellas y para muchos, brilla por su ausencia. M uchas mujeres no denuncian al victimario porque las autoridades masculinas (y aún femeninas) se ponen del lado del agresor o porque tienen miedo a las represalias.1 Las m ás vulnerables de las mujeres, con tin ú an siendo hasta la fecha, las de los pueblos originarios; ellas son discrim inadas tres veces: por ser indígenas, por ser pobres y por ser mujeres. Esto sucede principalm ente en las entidades de O axaca y Chiapas donde im pera u n m achism o m uy acentuado. E n pleno siglo x x i, aún se encuentran jóvenes que son casadas en contra de su voluntad, siendo niñas a los doce o catorce años,2 con hom bres mayores y a los que, inclusive, no conocen. Son obligadas a perm anecer al lado de sus m aridos aun cuando éstos sean alcohólicos, golpeadores o mujeriegos. E n los pueblos m ixtecos y zapotecos predom inan los usos y costum bres com unitarios que no tom an en cuenta el parecer de la mujer.3 Los padres las casan y si ellas se quieren separar no pueden hacerlo y son obligadas por sus progenitores y la autoridad local a perm anecer al lado de hom bres m achistas que no las respetan y las h um illan.4 Ellas se encuentran en la total indefensión porque generalm ente, 1Ver el artículo: Juan Carlos G. Partida, “68 mil 109 mujeres agredidas en Jalisco”, La Jornada, 22 de noviembre de 2013. 2 Elio Henríquez. “encarcelan a una tzotzil de 14 años por dejar a su concubino y no pagar la multa”. La Jornada, 12 de marzo de 2014. 3 Sobre el machismo imperante en los pueblos originarios de Chiapas, Puebla y Oaxaca, ver la ponencia de Refugio Bautista Zane: Noviazgos y bodas en los pueblos de México. Se presentó en mayo de 2013 en el Congreso de Cronistas de Texcoco organizado por el Prof. Alejandro Contla Carmona. 4 Ver la dramática historia de Margarita en: Marta Lamas Lamas. “Para no olvidar” Proceso, 19 de febrero de 2012

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L as mujeres indígenas oaxaqueñas en el siglo X X I

sólo hablan su lengua autóctona y en los tribunales no cuentan con u n traductor. La m arginación y victim ización de las m ujeres oaxaqueñas se re­ fleja en los procesos electorales. En algunos m unicipios las autoridades se eligen por los “usos y costum bres”, los cuales p ro h íb en la participación de las m ujeres; ellas, no pueden votar ni ser votadas. E n el m unicipio de San B arto ­ lo C oyotepec, O ax., por ejem plo, hubo elecciones p ara renovar al cabildo en el mes de octubre de 2013. Las planillas que contendieron estuvieron integra­ das exclusivam ente por varones. Las m ujeres que querían particip ar fueron rechazadas con el argum ento de que “no pueden ser electas porque no c u m ­ plen las tareas propias de u n a autoridad com o apagar u n incendio o detener a u n delincuente”. C om o las m ujeres apelaron ante los tribunales electora­ les su derecho a votar y ser votadas, se realizó en la co m u n id ad u n a cam p añ a de desprestigio co n tra las activistas e inclusive, el edil electo las declaró per­ sonas non grata. Éstas llevaron el caso de m arginación política ante el T rib u ­ n al electoral del Poder Judicial de la Federación que d ictam in ó en su favor,


to: ©Jorge Ibarra

señalando que “en cada planilla deberá haber p or lo m enos u n a ca n d id a ta”.5 En la com unidad zapoteca de San Francisco Ozoletepec, cinco mujeres fueron encarceladas y m ultadas tan sólo por ejercer su derecho al voto, denunció la zapoteca Jacinta Aragón Ramírez, quien contendió por la alcaldía el 4 de diciem­ bre de 2013 en un proceso que se volvió a repetir y que perdió en forma fraudulenta, según su versión. En el primero de ellos efectuado el 3 de agosto del mismo año, el edil priísta no le permitió participar expre­ sándole: “... aquí no va a venir una vieja a m a n d a r . ”6 C on todo, ella participó y ganó la alcaldía, pero las autoridades loca­ les no le reconocieron su triunfo, por eso se repitió el proceso de diciembre en que le robaron la elección.7 En el municipio de Guevea de Hum boldt, Oaxaca, el Tribunal Estatal del Poder Judicial de la Federación (t e p j f ), anuló el proceso electoral del 20 de 5 Jorge A. Pérez Alfonso. “Acata Coyotepec orden de respetar derechos electorales de las mujeres”. La Jornada, 19 de marzo de 2014. Del mismo corres­ ponsal ver: “Eligen alcalde en Coyotepec, Oaxaca; mujeres excluidas”. La Jornada, 13 de abril de 2014. 6 Jorge A. Pérez. “Encarcelan a indígenas que apoyaron candidatura de una mujer en Oaxaca”. La Jornada, 31 de diciembre de 2013. 7 Idem.

septiembre de 2013, porque a las mujeres no se les permitió votar ni ser votadas por “el sistema de usos y costumbres”, violán­ dose el principio de igualdad de género, ordenándose una elección extraordinaria. El alcalde no estuvo de acuerdo con la de­ cisión de los magistrados porque ellos “no viven aquí, tom an decisiones sin conocer los usos y costumbres de un pueblo, de una r a z a . ”, señaló.8 Son m uchos los casos de marginación política, racismo, machismo, pobreza y violencia que sufren las muje­ res indígenas oaxaqueñas; sin embargo, queremos term inar este breve ensayo con el ejemplo em blemático de la luchadora zapoteca Eufrosina C ruz M endoza. Esta profesionista que salió de su pueblo para superarse y no tener el destino de sus com pañeras de género se esforzó por es­ tudiar y obtener un título universitario.9 8 Diana Manzo. “Invalidan elección en Guevea de Humboldt por exclusión de mujeres”. La Jornada, 13 de junio de 2014. 9 “Desde niña, Eufrosina se rebeló contra su entor­ no. No aceptó su destino de mujer indígena sumi­ sa. Rechazó los usos y costumbres que nos hacen creer que la mujer vale menos que una piedra y es­ tán de acuerdo en que se entregue a niñas de ocho años al mejor postor”. Salió de su pueblo hacia Sa­ lina Cruz, se costeó lo estudios y se tituló como contadora pública. L as mujeres indígenas oaxaqueñas en el siglo X X I


Ya con estudios superiores, participó en política contendiendo en el 2007 por la presidencia m unicipal de Santa M aría Quiegolani, en la sierra sur de Oaxaca. Ganó el proceso, pero no le reconocieron el triunfo por ser mujer y por ser profesio­ nista.10 Los hom bres la dejaron contender porque estaban seguros que iba a perder, pero no fue así. “Aquí las mujeres no exis­ ten”, espetó el edil Saúl C ruz Vázquez al ordenar destruir las boletas.11 Ella de­ nunció el robo ante el Instituto Electoral de Oaxaca y ante la Dirección de Usos y Costum bres, pero le dijeron que en el catálogo m unicipal no aparece la palabra mujer y por ende la destrucción de las bo­ letas fue legal. Para acallar su voz, los va­ rones la am enazaron de m uerte porque: “. las mujeres fueron hechas para aten­ der a los hombres, para cocinar y cuidar a los hijos, no para gobernar”,12 le dijeron. Acudió a la Com isión Nacional de D ere­ chos H um anos y consiguió que le dieran la razón. El Congreso estatal reformó la ley electoral para que las mujeres pudie­ ran participar en igualdad de derechos con los varones. En los siguientes años, Eufrosina continuó participando en polí­ tica defendiendo los derechos de las m u­ jeres como diputada estatal y posterior­ mente en el congreso federal.

10Octavio Rodríguez Araujo. El caso de Eufrosi­ na Cruz Mendoza. Realidad expuesta. Com.org. Información libre y crítica. 8 de abril de 2014. 11Elena Poniatowska. “La batalla de Eufrosina Cruz Mendoza”. La Jornada, 4 de noviembre de 2013 12Ídem.

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Conclusiones Desde 1953, las mujeres ya pueden votar y ser votadas, pero en la inmensa mayoría los puestos de elección popular son ocu­ pados por varones. Esta realidad es una contradicción en una sociedad en que pre­ dom ina el sexo femenino. En materia de ingreso, se viola el principio de: “a trabajo igual, salario igual”; por regla general, las mujeres perciben salarios más bajos que los varones en los centros de trabajo. E n hogares con cierta cultura, los hom bres participan en las labores co­ tidianas de la casa; no obstante, aún pre­ do m in an form as m achistas que obligan a las mujeres (a veces de m anera violenta) a atender al esposo, a los hijos y las tareas domésticas. Esta realidad h a afectado, tanto ayer com o hoy, a las mujeres per­ tenecientes a los pueblos originarios. La situación de las jóvenes y el acceso a la igualdad de género sólo pueden alcan­ zarse con la educación, pero no la tecnocrática que aplican los neoliberales, sino con u n a educación crítica y reflexiva que sólo puede garantizar u n gobierno de corte popular que prom ueva la igualdad de oportunidades para todos. H om bres y mujeres deben tener derecho a la edu­ cación, a la salud, al trabajo y a u n a vida digna, en el m arco del artículo 123 de la C onstitución de 1917. La situación de las mujeres no va a cambiar, m ientras se m antenga vigente la política neoliberal apoyadas a ultranza por el p r i y el p a n desde hace casi 35 años con pésimos re­ sultados económicos, sociales y políticos.

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Foto: ©Moisés Zurita


M ujer que sabe latín ... en la ciencia y el arte Moisés Zurita1

Desde que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió ir a un convento para conectarse con la sabiduría ha corrido m ucha tinta, en un m undo globalizado la tarea de las mujeres se hace doble o triple. En cualquier ámbito pero quizá ahí, donde no debería de existir la discriminación o al menos debería ir desapareciendo, me refiero el arte y la ciencia, el camino es largo. Hemos visto en el espacio escolar un crecimiento en el porcentaje de mujeres estudiantes, las aulas rebosan de mujeres, no sólo en donde por tradición son consideradas las mujeres como la administración y ciencias de la salud, sino las ingenierías, particularmente en nuestra región, en la Universidad Autónom a Chapingo. Según el censo de hace cinco años en México hay un millón de mujeres más que hombres. Sin embargo, la vida cotidiana no deja de ser complicada para el desarrollo de las ciencias y artes; presento las siguientes entrevistas a mujeres destacadas en la poesía y la ciencia, que sin duda coincidirán con muchas otras voces.

Enriqueta Lunez - Escritora tsotsil ¿Es vigente la frase “mujer que sabe latín" para las poetas? Existen frases atemporales. Cada época de la historia hum ana trae consigo ciertas luchas. La mujer ha lidiado, desde diversas trincheras, batallas interminables. Por ello, ser poeta indígena es crear nuevos horizontes de sentido, contribuir a nom brar y a entender la realidad desde otro enfoque. Es hacer uso de la palabra y poner sobre la mesa de debate que la mujer en com unidad no es un ser pasivo, resignada a que en el curso de lo cotidiano sea devorada. “M ujer que sabe latín... ” mujer que sabe y es consciente de sus propios talentos que, aun siendo ama de casa, académica o poeta, puede tom ar decisiones. Rosario Castellanos es sin duda un ejemplo de lo que significa escribir y provocar, desde mi realidad ser escritora es una tarea en solitario, en mi com unidad pocos entienden el oficio de poeta. ¿Hay triple o cuádruple jornada para las mujeres en la república de las letras? Esta es la segunda pregunta de la entrevista.

1 Promotor cultural y Director fundador de Molino le Letras. Profesor en la Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo. M u jer que sabe latín...


Y para acotar las ideas y particularizar la realidad que vivimos las poetas que escribimos en lenguas originarias, de aquí en adelante me referiré a nuestra situación particular, como escritoras, en un m om ento de la historia en donde el idioma es aún llamado dialecto. Escribir poesía en Bats’i K’op (tsotsil) am erita —si uno desea trascender las barreras del idiom a— saber escribir en castellano y con ello sumergirse en la tarea de la autotraducción. M as, si nuestra escritura anhela el reconocim iento de la com unidad y del otro, entonces, hablam os de horas de trabajo desde la lengua m aterna y fuera de ella. E n el prim ero se habla de un nosotros, com o u n ente colectivo al que hay que am ar y defender para su sobrevivencia, y para ello uno tiene que tom ar el papel de ir com o nóm ada a las com unidades para abordar a través de talleres de lecto-escritura la im portancia de la lengua. E n el segundo, la labor consiste en sensibilizar al otro para que valore lo que h a m enospreciado, su raíz indígena. Asistir a encuentros literarios y leer poesía en un idiom a distinto al español es, sin duda, u n m edio para llegar a ustedes y rom per los prejuicios en torno a lo indígena, com o algo agreste, sin belleza. ¿En el ámbito editorial las puertas son más anchas para los hombres? U na de las dificultades de la literatura en lenguas originarias escrito por hombres y mujeres, es la apertura editorial. Pocos son los interesados en publicar de manera bilingüe. Por lo que las oportunidades se reducen a las instituciones culturales y académicas, esto conlleva a otro grave problem a que es el de la distribución. Los libros de poesía, narrativa o novela publicadas con recursos del estado quedan tristemente empolvándose en la bodega. Hace falta crear medios para que los libros lleguen a los estantes de las librerías y de la mano crear lectores, amantes de una literatura diferente. Es evidente que la literatura tsotsil, zapoteca o zoque debe tocar muchas más puertas si desea pasar al papel. Persistir sin mendigar.

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M ujer que sabe latín...

¿Qué iniciativas podrían adoptarse para apoyar la producción literaria de los poetas? U n a buena form a de incentivar la producción literaria en lenguas originarias, y en el caso particular de m ujeres, sería difundir en tiem po las convocatorias para la publicación de obras. E n el caso de C hiapas y de algunas instituciones culturales existen estos recursos, sin em bargo, m uy poco o nada se conocen de estos apoyos, quedando reducida a un pequeño grupo. C ierto es que una de las exigencias es escribir con calidad, pero azotar las puertas a nuevos talentos no nos llevará a crear raíces firmes. Por lo que, im plem entar talleres de escritura y publicar lo generado en esos espacios puede ayudar a form ar a más escritores.

María Antonieta Goytia Jiménez - Profesora investigadora de la Universidad Autónoma Chapingo ¿El trabajo científico es de hombres? El trabajo científico no ha sido de hombres, tú ves a M aría Curie. Tuve una maestra que admiro m ucho, ochenta y tantos años. Le constó quedarse sola, una gran científica la D octora Ortega. ¿Hay discriminación al trabajo científico en Chapingo? En Chapingo hay discriminación a las mujeres científicas, a las mujeres que no son chapingueras y por el simple hecho de ser mujer. ¿Hay triple jornada para las científicas? En Chapingo las científicas tenemos varias chambas, porque tienes que hacer el trabajo científico, el trabajo administrativo, tienes que cumplir con tus actividades académicas, todo lo que implica: exámenes y comisiones de las áreas, aparte hacer tu trabajo científico y luego debes ir a tu casa a cumplir. Entonces tienes como cuatro o cinco chambas. ¿Quéapoyos deben tener las científicas? A la mejor, deberías de tener apoyos administrativos, porque a veces tienes que ser hasta mensajero; y que te quitaran algunas actividades de tu área que no son relevantes para tu quehacer científico. Q ue te apoyen con una secretaria.


María Magdalena Martínez Mondragón - Profesora investigadora de la Universidad A utónom a Chapingo ¿Hay diferencia entre hombre y mujeres en la investigación? H ay un problem a, creo que hay muchas mujeres en el ám bito de investigación; sin embargo, el problem a es quién llega com o líder en los grupos, hay m uchas mujeres pero el porcentaje de investigadores en m i área que es física; se dice que hay m uchas mujeres pero están en los laboratorios o en grupos de investigación, pero el que es el líder dom inante es un varón. Eso ha sido desde el siglo antepasado, se habla de que m uchos de los avances científicos han sido por mujeres, pero dada la estructura son hom bres quienes lo han presentado. Ahora hay apoyos para las mujeres como en las becas, cuentan con dos años más, ha habido en algún m om ento plazas específicas para mujeres, son algunas acciones para que crezca el núm ero de investigadoras.

Creo que es difícil, el entorno de la investigación es pesada, hay favoritismo para los hombres, las plazas com únm ente las controla el director del instituto, pero creo que las mujeres que se van insertando tienen una formación m uy alta porque eso es lo que les permite salvar esas barreras, esos obstáculos, creo que las mujeres investigadoras son m uy buenas. ¿Es más notorio el celoprofesional en hombres o mujeres? N o sabría decir si el celo o la discriminación son mayores en mujeres u hombres. ¿Cómo se puede apoyar el trabajo de las investigadoras? Creo que se deben dar oportunidad a que se haga un equilibrio entre hombres y mujeres, que la estructura administrativa sea más fluida, más amable, que se haga un equilibrio en las cargas, si quieres hacer investigación debes tener menos docencia, no quitar la docencia, porque si tienes que hacer todo se vuelve más complicado y el tiempo para la investigación es muy reducido.

No3(V Sn -a«y, M u jer que sabe latín..

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Los Reflej os de Afrodita Serie Radiofónica con Perspectiva de Género Obdulia Cruz Vega1

Los Reflejos de Afrodita es una serie radiofónica que aborda como tema principal el cuerpo femenino. Nos preguntamos cuáles son los significados que giran en torno a él y de qué m anera se han construido las relaciones de género a partir de la diferencia corporal. Cada programa, con una duración de 30 m inutos, está construido con historias de vida de distintas mujeres, así como con entrevistas a académicas, activistas sociales, especialistas sobre el tem a y una investigación de base. Esta coproducción de u a m Radio 94.1 f m y la U nidad Cuajimalpa de la Universidad A utónom a M etropolitana ha sido realizada por alum@s, ahora recién egresad@s, de la Licenciatura en Ciencias de la Com unicación apoyada@s por el Dr. Vicente Castellanos Cerda, profesor del D epartam ento de Ciencias de la Com unicación de la citada sede universitaria. Este proyecto surge por la inquietud de conocer más sobre los temas de feminismo y, al mismo tiempo, de poder com partir las reflexiones a través de

1Productora y guionista. L os reflejos de Afrodita

la radio, un espacio donde la diversidad de discursos se hace necesaria para construir otras formas de entender nuestros cuerpos y la relación que tenemos con ellos. Contar la historia de la estudiante, de la lesbiana, de la trabajadora sexual, de la gimnasta, de la madre, de la hija, de la transexual, nos ayuda a visibilizar otros discursos, esos que llegan a ser un tanto alternos, chocantes, subversivos. Tomar la palabra implica seguir en busca del respeto, la autonom ía y los derechos. En un contexto como el de México donde existe una cultura patriarcal, que ha afectado tajantemente a las relaciones sociales y a la calidad de vida de las personas, es necesario y urgente seguir visibilizando temas como el acoso callejero, la m aternidad, la lesfobia, entre otros, pues el cuerpo femenino y los valores sociales que lo permean, están en el centro de la discusión y no podemos ignorarlos, porque eso está provocando que muchas chicas sigan m uriendo por la condena al aborto, o que las niñas estén siendo acosadas en las escuelas. El problema atraviesa asuntos políticos, económicos y culturales y si no hay espacios de discusión


y (auto) crítica no se podrán construir otras formas de vida. Ante esto, nos parece fundamental que en un medio universitario como u a m radio 94.1 f m se comience a hablar desde una perspectiva feminista para continuar visibilizando problemas de género que son necesarios de abordar. Asimismo, al poner el tem a en la agenda pública-mediática se construyen espacios de diálogo y con ello se puede incidir en la discusión colectiva, pero tam bién en el encuentro; es decir, al presentar distintas voces de mujeres el eco que producen llega a quien necesita y sabe escuchar, para después buscarse, sumarse y construir o de-construir. Por otro lado, lo que esperamos de este proyecto son varias cosas, en primera, que logre tener un impacto en la audiencia, lo cual implica que debemos alcanzar la difusión que esperamos, y con eso ya habremos logrado el primer paso, que lo escuchen; después de eso estoy segura que de alguna u otra form a habrá una reflexión al respecto, pues el hecho de que algo te haga corto circuito, que te moleste o te haga pensar (te), nos lleva a observar algo que a lo mejor antes no mirábamos. Sé que es difícil que la

audiencia logre engancharse, sin embargo, creo que escuchar la historia de cualquier persona es más relevante que escuchar a un@ “expert@”, y a eso le apostamos, a que las personas se interesen por las historias que se presentan en cada uno de los 12 programas. También esperamos que esta producción logre difundirse en espacios en los que ya se está discutiendo el tema, pues consideramos que la serie es un acervo de historias que vale la pena escuchar; tenemos una gama de discursos, más de 50 entrevistas realizadas, de distintas mujeres que hablan de sus cuerpos, entonces sin duda es una fuente de información que se vuelve valiosa por el contenido, incluso podría decir que es una investigación sonora. O tro punto que me gustaría rescatar del proyecto es que ha sido realizado por estudiantes, lo cual habla de dos cosas: una, que l@s jóvenes tenemos algo que decir y estamos en busca de espacios, que si no los encontramos nos tocará construirlos. Y dos, que estamos dispuestos a colaborar con el o la otra, para hacer de una voz muchas voces y de una idea una historia. Los reflejos de Afrodita


le invitamos a escuchar: i OS

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no/ tesis-libro

Desde que en enero de 2006 comencé a dirigir la tesis de Josefina García Paredes ( j g p ) (C iudad de México, 1964): “Los Herederos de la Promesa" ( Orígenes, tendencias y mistificación de la “Literatura Joven" y la corriente narrativa de la onda: 1964-1971), para obtener su título de Licenciada en Letras Hispánicas por la Facultad de Filosofía y Letras de la u n a m , le propuse que lo hiciera y pensara como si fuera un volum en, un libro. Y esto se lo com entaba porque con la asesoría del D octor Xorge del Cam po (1945-2008), quien tenía absolutam ente 1 Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y miembro del i i s e h m e r de la misma institución. Sus más recientes trabajos se han publicado en: Perros melancólicos (cuentos policiacos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), Árbol afuera (poemas, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2013. 124 pp.), Am ar es perder la piel (Ed. Molino de Letras- U A C h, México, 2013. 194 pp.), Lámpara sin luz (novela, Fondo Editorial Mexiquense, México, 2013. 267 pp.), Árbol afuera (poemas, antología, Cofradía de Coyotes, México, 2013. 108 pp), Abrevadero de Dinosaurios (antología de minicuentos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 110 pp.) y Cartas marcadas (antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 112 pp).

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toda la bibliografía y hemerografía sobre los autores que iba a estudiar, no podía quedarse en un mero estudio que va a la Biblioteca de la Facultad y ahí se queda. N o, tenía que pensarse de m anera más amplia y ambiciosa, aprovechar ese caudal de conocim ientos y datos que nos proporcionaba el gran investigador y, sobre todo, de prim era mano: ni siquiera tendríam os que leer referencias -m uchas m uy parciales- sino teníam os frente a nosotros fuentes de prim era m ano, como lo eran los libros de narrativa (¡primeras ediciones!) de todos los que conform an el corpus de este estudio que es un volum en y que ahora está en tus manos, querido lector (Por cierto los sinodales del examen profesional fueron: C arm en G alindo, Ana M ari Gomís, M arcela Palma y Pablo O rtiz del Toro). La idea era de que todo este cúm ulo de conocim ientos investigados, no se quedaran en una tesis para lograr un grado académico, sino que fuera el sostén -y a lo ha sid o - de otras tantas investigaciones y que el lector interesado en los años sesenta y la llam ada “Literatura de La O nda”, tenga y tuviera la posibilidad de obtener datos fidedignos y de gran valor

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docum ental para valorar lo que significó esta tendencia que, en su m om ento, fue vilipendiada y m enospreciada por muchos autores y críticos que form aban parte del Status Quo de la cultura de esa época. Pero no se queda ahí el estudio realizado por j g p de los autores reunidos en este volumen: si queremos hacer un análisis de por qué nuestro país está como está, debemos voltear los ojos a la literatura de esos años que era partícipe del Desarrollo Estabilizador que pregonaban las élites priístas y tam bién de la m ano dura, represiva, con la que crecimos m uchos de nosotros. M uchos de ustedes, jóvenes lectores, no podrían im aginar la situación de nuestro país en esos años: por una parte una sociedad m oderna, con nuevas construcciones im presionantes como los multifamiliares, la U nidad NonoalcoTlatelolco, las avenidas amplias como Paseo de la Reforma, el Periférico y el Viaducto que ahí siguen; y por otro lado la pobreza extrema que nunca nos ha dejado y que estaba a un lado de esas espléndidas vías: en Tepito, Iztacalco, Ixtapalapa y otras tantas zonas que se han quedado al margen. Y el gran contraste era que seguíamos siendo rurales m ientras que una parte de nuestra sociedad se m anifestaba cosmopolita. G ran contradicción que nunca ha sido superada y que, cada nuevo sexenio, gane el partido político que gane, se prom eten soluciones para que este choque no sea tan perverso y desconsiderado (y si no, véase como el gran ejemplo de esto el sexenio de Carlos Salinas de G ortari, quien prom etió ubicarnos com o país en el Primer M undo y com o gran contradicción, gracias a La realidad del e z l n , volvimos a saber que seguimos en el peor de los subdesarrollos). ¿Y quiénes eran los que vieron y captaron lúcidam ente todas esas contradicciones de la época de los sesenta? Los escritores. Y aquí debemos de m encionar a dos de los grandes maestros -h u b o o tro s- que estarán presentes a lo largo de este libro pero que tam bién

estuvieron en la vida y obra de m uchos de los autores aquí mencionados: José Revueltas (1914-1976) y Juan José Arreola (1918-2001), el prim ero porque proyectó su som bra y fuerza política, la cual deslum bró a m uchos de los jóvenes inquietos antes incluso de que surgiera el M ovim iento Popular Estudiantil de 1968; el segundo porque influyó poderosamente en el quehacer literario de varios de ellos, quienes asistieron a los nacientes talleres literarios que él im pulsó y que fueron el semillero de poetas y narradores. U na observación pertinente que debemos hacer es que esta generación, de los años sesenta, se dio más por el lado de la narrativa -a u n q u e hubo poetas agrupados en la revista Pájaro Cascabel (Sergio M ondragón, Thelm a Nava, etc.) y en el grupo de La espiga amotinada (Juan Bañuelos, Jaime Labastida, Óscar Oliva, Jaime Augusto Shelley y Eraclio Z epeda)e incluso hubo más producción de novelas y cuentos com o se puede apreciar en la Bibliografía al final de este volumen. Revueltas, desde la militancia política, captó la atención de varios de los autores aquí estudiados, sobre todo Gerardo de la Torre y José Agustín, estos dos tenían m ucha cercanía porque incluso eran vecinos de la m isma colonia: la Narvarte -ju n to con Parménides García Saldaña y Adolfo “Fito” de la Parra, baterista de los grupos de Rock “Los Hooligans” y actualm ente de “C anned H eat”- y René Avilés Fabila, los dos prim eros m encionados incluso luego fueron cuñados, quienes aprendieron m ucho de él -a l igual que los poetas Enrique González Rojo A rthur y Eduardo Lizalde-; m ientras que las enseñanzas de Arreola se dieron por el lado estético, por el artificio que significa escribir “bien” un texto, por las cualidades formales que tiene y debe de tener la prosa sobre todo en dos de sus modalidades: el cuento y la novela. En este libro no dejará de aparecer el nom bre de Juan José Arreola, como sucedía en muchas pláticas, durante las charlas con otros escritores, sobre todo de quienes se habían formado en su prim er

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taller -e l prim ero en estricto sentido y form alm ente literario-, el cual se generó después de que j j a fue becario del C entro M exicano de Escritores en 1952, espacio al que lo invitaron a trabajar con los noveles escritores, gracias a sus conocim ientos librescos, linguísticos y gramaticales. Prolongación natural del taller después del C entro era su casa, donde tam bién se practicaba el ajedrez. Me tocó todavía ver al maestro jugando ajedrez en la terraza de su casa de la calle O rizaba esquina con Colima. M uchos de los jóvenes valores luego publicarían en la revista Mester y en la editorial del m ismo nom bre, com o sería el caso de José Agustín, quien vio en letras de im prenta su prim era novela, La tum ba, con el apoyo de Arreola y bajo su sello editorial. Silvia Q uezada en “Los talleres literarios en Jalisco”, señala que “Al taller de Arreola se acercaron en diversos m om entos, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y Fernando del Paso. La influencia de Arreola y su rol protagónico en el ám bito de los talleres literarios ha sido reconocido por muchos. U na de las semblanzas más vehementes la hizo José Agustín en ocasión de los ochenta años de vida de Arreola, en desbordado entusiasmo que pintó el am biente literario de los sesenta, punto de inicio de los escritores más leídos en la actualidad”.1C om o editor y descubridor de nuevos talentos de la literatura mexicana, Arreola tam bién es fundam ental, sobre todo con la revista Mester (1964-1967), en cuyos 12 núm eros se publicaron los prim eros textos de José Agustín, Elsa Cross, H ugo H iriart, Federico Cam pbell, José Carlos Becerra, H om ero Aridjis, Salvador Elizondo, Carlos Monsiváis, Juan Tovar y Vicente Leñero, entre los más destacados. Así pues en este estudio se trabaja sobre un conglomerado de escritores que tuvieron com o génesis e influencia m uy im portante a dos de los padres más representativos de la Literatura Mexicana C ontem poránea: José Revueltas y Juan 1Silvia Quezada, “Los talleres literarios en Jalisco”, artículo, en Última, revista trimestral. Guadalajara, agosto del 2000, año 1, número 4, pp. 31-35

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José Arreola, cuya influencia benéfica llegó hasta los m iem bros de mi generación de los cincuenta y nunca tendrem os cómo agradecerles sus enseñanzas.

D os/ La Onda es “La Onda” y la neta del planeta En esos años sesenta m uchos jóvenes tuvieron la oportunidad de iniciarse en el camino de las letras, sobre todo a través de prom ociones estimulantes (Editorial Diógenes) y por otras tantas ofertas para realizar su actividad. Lo que nunca se ha estudiado a profundidad, es por qué tantos jóvenes se decidieron por escribir antes que realizar otras actividades que les dejarían más dinero, más poder, más Status social; acción que repitieron los nacidos en los años cincuenta, como apunto en un texto donde escribo sobre esa Generación, en la que ahora sobresalían los poetas.2 Lo cierto es que a partir del libro Narrativa Joven de México, la antología preparada por Xorge del C am po y prologada por M ago G lantz, algo estaba cam biando en la literatura y en la cultura de nuestro país. C om o bien lo dice por ahí el poeta Boris Pasternak: “Así com o nadie ve crecer la hierba, así nadie ve pasar la historia”, y eso se estaba dando a través de la rebeldía juvenil, en la política, el rock -q u e em pezó com o un acto contestatario-, las drogas sicodélicas y una vertiente de jóvenes que optaron por el “Peace an d Love”, pregonado desde los Estados U nidos, país que estaba en u n a de sus tantas crisis recurrentes. Independientem ente de todo, atrás de nuestros escritores estaban los autores que se ocupaban por prim era vez de los jóvenes y sus “broncas”: JD Salinger, por ejemplo, pero tam bién venía la Generación Beat, el jazz, Jean Paul Sartre y el Existencialismo, la influencia de los medios de com unicación, sobre todo el cine, la radio y la televisión y entonces inmersos en un m undo donde muchas veces no había mensajes sino masajes (M cLuhan dixit), los jóvenes se com enzaban a expandir, 2 Arturo Trejo Villafuerte, La esponja y la lanza. Ed. Conaculta- U N I C A C H , México, 1996

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tanto m ental como físicamente hablando ya que eran mayoría. Así las cosas, entre los nuevos escritores sobresalían dos que eran incluso contrastantes, uno de Narvarte, colonia clase mediera, y el otro del barrio bravo de Tacubaya. M e refiero a Parménides García Saldaña y Jesús Luis Benítez. El prim ero un roquero apasionado a quien sus padres le com praban sus discos; el segundo un vendedor de frutas de la estación que le costaba m ucho adquirir los acetatos de los ídolo del m om ento. Ambos coincidían en su pasión rocanrolera, de la cual tam bién escribían en revistas especializadas, y que los dos escribían de su cotidianeidad que tenía que ver con la calle, el alcohol, el sexo, el rock y sus experiencias con algunas drogas entonces de moda. Dos espíritus aparentem ente libres pero que daban en sus textos respuestas a lo que a m uchos jóvenes les inquietaba y que en ocasiones era todo. Según el estudio que ahora nos ocupa y si se consideraba a “La O nda” como una corriente - y no sólo eso, sino siguiendo las lineam ientos de Guillerm o de Torre sobre las Vanguardias Literarias del siglo xx, yo incluso la consideraría una de ellas, tan im portante como la Generación Beat norteam ericana y con la suficiente influencia que se ha derram ado hasta las generaciones literarias más jóvenes del ahora siglo xxi m exicano-, estos dos autores eran quienes siguieron los conceptos y preceptos de la onda hasta las últim as consecuencias. La O nda com o tal se genera por dos libros: el de Xorge del C am po y el de M argo Glantz, sin embargo el nom bre surge como adjetivo peyorativo en contraste a “la escritura”. El libro del doctor Del Cam po es un libro que aglutina a un grupo de autores jóvenes que hacían sus pininos literarios; el de la doctora G lantz tiene la intención de hacer analogía precisamente entre Escritura y O nda, la prim era políticam ente correcta y la segunda como algo que había estudiado el filósofo Jorge Portilla com o práctica m uy mexicana: El Relajo. Term inan im poniéndose los jóvenes

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que escogió Xorge, donde había más afinidad y concreción, una idea política de lo que significaba hacer literatura, incluso haciendo uso de las formalidades del caso. Los autores de G lantz se perdieron, como lo hace saber este estudio m uy com pleto sobre la génesis y trayectoria de estos jóvenes escritores. Y entonces prevaleció el térm ino “O nda” y m uchos de los autores fueron incluidos en esa categoría o térm ino, que había dejado de ser peyorativo y se volvía testimonial, una actitud ante la vida, como la asum ieron Parménides y Jesús Luis. Este es el testim onio de Xorge del C am po sobre esa época y esos dos libros:

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A gotada la edición de Narrativa joven de México, se pensó de inm ediato en u n a reedición. C u an d o los editores le encargaron a M argo G lantz que me localizara, ella dijo qu e m e en contraba extraviado y entonces, p o r su cuenta y arbitrio, hizo u n a nueva selección. U n a com pilación en todo caso, en la que divide la nueva narrativa en dos direcciones: la O n d a y la Escritura. A p artir de entonces se creó el m ito de la “literatura de La O n d a”. Y m is propósitos iniciales, en consecuencia, q uedaron alterados. La doctora G lantz tituló su trabajo com o Onda y escritura en México. La denom inación de narrativa de la “onda” era sum am ente arbitraria. El térm ino “onda”, entonces m uy en uso y en boga, es u n significante m últiple. Se em pleaba com o m era expresión, adjetivo calificativo, verbo, sujeto y com plem ento en el lenguaje popular, o bien, en el habla en su sentido más lato. Por tanto, la palabra no sólo rem itía a la am bigüedad sino a u n a pluralidad de posibles significados o, en peor instancia, a la inestabilidad de sus significados. Sin em bargo, M argo Glantz etiquetó a la llam ada literatura de la “onda” en aquella narrativa que se es­ tructuraba m ediante recursos auditi­ vos. Y el m ito, en u n país que mitifica lo populoso, hubo de perpetuarse. N a d a m ás lejos de la o bra de José A gustín y sus epígonos que aquella

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etiqueta. N ad a m ás lejos asim ism o de los propósitos que m e anim aron a publicar Narrativa joven de México. T anto en el lenguaje antisolem ne y desenfadado de José A gustín como en el que, m ediante prosas cortas o de “varia invención” proponíam os otros, yo in tu ía fórm ulas para una nueva concepción narrativa. E n fin. N o todos logramos, com o lo quería Arreola, ser artífices de la prosa de im aginación. Yo sólo fui a su casa y le dejé en la m ano algo infantil y tím ido. N o voló nin g ú n pájaro. Tenía diecinueve años pero parecía de quince.3

interrogante form ulada por quien esto escribe: -D o c to r, antes que nada, sáquenos de u n a duda: ¿es cierto que usted bautizó a la literatura de José A gustín, Parm énides y Sáinz com o de “La O n d a”? D el C am p o respondió asimismo de m anera socarrona: -F u e A m argo G lantz. ¡Digo!, perdón, M argo G lantz. Bueno, a decir verdad, fue el b u en Jesús Luis Benítez (qepd), quien a p artir de textos de José A gustín, él sí creyó en que podía darse u n a corriente literaria de tal denom inación. C o n todo, fue M argo G lantz quien h u b o de capitalizarlo, con su versión antológica de Onda y escritura (...). 5

José A gustín señala en su libro La

contracultura en México: E n 1969 M argo G lantz se lanzó al abordaje de u n proyecto de Xavier del C a m p o (sic nuestro) y publicó la antología Literatura joven de México, que ante su éxito, se reeditó, con varios autores m ás, com o Onda y escritura en México. E n am bas ediciones, G lantz dividió

N o hubo más com entarios al respecto; de hecho, la entrevista sigue otro curso. Eran ya otros tiempos, la carrera individual había propiciado la dispersión física de los integrantes del grupo de jóvenes escritores agrupados en la revista Mester, no obstante que hubiesen aparecido juntos en Narrativa joven... y Onda y escritura...

el tem a en dos grandes categorías irreconciliables: la o n d a y la escritura. Esta ú ltim a era la buen a, la decente, la culta, la artística, la que había que escribir, alentar y prem iar; la o n d a era lo grosero, vulgar, la inconsciencia de que se hacía, lo fugaz y perecedero, jóvenes, drogas, sexo y rocanrol. C o n sem ejante reductivism o la doctora G lantz m andó a la on d a al m useo de los horrores y propició que el E stablishm ent cultural condenara y saboteara esta literatura.4

El 9 de julio de 1995, con motivo de la celebración de los cincuenta años de vida de Xorge del C am po y sus tres décadas de labor periodística y literaria, la Dirección de Difusión C ultural de la Universidad A utónom a M etropolitana y la Asociación de Escritores de México le otorgaron un merecido reconocim iento. D urante el evento fue entrevistado por periodistas y colegas. A la maliciosa 3 Del Campo, Xorge, “Mis recuerdos de Juan José Arreola. Por si la semilla muere”, pp. 22-23. 4 Ed. Grijalbo, México, 1996.

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H ace m uchos años escribí: La posición de Xorge del C am po con respecto a la llamada literatura de ‘La onda’ es m uy clara y amplía, m ucho más, el campo de acción de esta expresión juvenil que la reduccionista de M argo G lantz: es la feliz coincidencia de u n grupo de escritores festivos, antisolemnes, con una clara definición política -izquierdista-, que hacen del trabajo literario un m odo de ser y no sólo de hacer. Véase el trabajo del ahora anti onda José Agustín, de Gerardo de la Torre, de Gustavo Sáinz, de René Avilés Fabila y de los auténticam ente onderos: El “Búker” Jesús Luis Benítez y Parménides García Saldaña, seguidos m uy de cerca por Alejandro Ariceaga, aunque guardadas todas las proporciones del caso... 6 5 Trejo Villafuerte, Arturo, “Xorge del Campo, escritor y periodista. Cielos e infiernos del género literario”. Revista Cambiavía, Toluca, edo. de México, 1995. 6 Ibidem

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Desde que se inició la llamada literatura o narrativa de “La onda” hasta nuestros días han pasado m uchos años; sin embargo, después de m uchos estudios al respecto, el calificativo de narradores de “La onda” recaería, al principio en José Agustín, Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña y term inaría quedándose, necesariamente, en dos jóvenes escritores eternos: Jesús Luis Benítez y el propio García Saldaña.

Tres/ El problema de la definición del nombre Tenemos aquí a dos de los autores principales de dicha tendencia, pero no es m uy claro qué es La O nda, cuál es La O n d a y qué significó esta corriente literaria y, sobre todo, narrativa. Josefina García Paredes en este estudio m uy bien docum entado y que ahora ustedes tienen en sus manos como libro, señala muchos de los porm enores de lo que significó la irrupción de un grupo de jóvenes escritores en las severas y adustas letras patrias mexicanas durante esos años. Esa acción no fue nada fácil y aún entre los escritores j óvenes, contem poráneos de dicha tendencia, nunca quedó claro de qué se trataba. Debem os señalar que se busca una definición más que nada para avanzar, para clasificar, para saber. Dos de los autores más clasificados dentro de esta corriente narrativa -José Agustín y Gustavo Sáinz-, desde hace m ucho tiem po se han desmarcado y quitado la etiqueta, por lo que, de nueva cuenta, nos preguntam os ¿quiénes fueron y son “La O nda”, aparte de Parménides y “El Búker”? En cuanto a la definición de qué es “La O nda”, sabemos que Jesús Luis Benítez fue quien le puso el nom bre, pero ahora repasemos algunas notas y com entarios al respecto sobre esta corriente narrativa, las cuales incluso vienen en el cuerpo del texto que antologamos. Carlos Monsiváis, en su estudio “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo xx”,7 si bien le dedica un apartado a “La O nda”, d e hecho la reduce a tres 7 En Cosío Villegas, Daniel (coord.), Historia general de México, t. 1V. pp. 303-4

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autores: José Agustín, Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña. Síntesis de los factores culturales considerados por M argo G lantz y las “auto-justificaciones” de García Saldaña en su libro En la ruta de la onda, Monsiváis incluye en este apartado algunos de sus propios análisis respecto a “La O nda”, hechos entre 1972 y 1974. Según el mismo Monsiváis, en Días de guardar, lo más distintivo de la O n d a había sido su lenguaje, un lenguaje que tendía al slang (argot de una subcultura) y se había nutrido en el habla de la frontera norte de México y en la jerga de los delincuentes de los años cuarenta; esto es, “en la corrupción del idioma y en el idiom a se elabora con penuria y terquedad la renovación”. Así que la “diversidad infinita del térm ino Onda era la contraparte del lenguaje canonizado, trascendente, institucional, seguro, de “una clase dom inante” y a la vez constituía un “patrim onio generacional”.8 En otro de sus artículos, incluido en Am or perdido,9 Monsiváis considera que “La O nda” había sido un fenómeno socio-cultural más am plio que la literatura. Ubicado entre 1966 y 1972, se resume en la historia de un fracaso: el del deseo confeso de crear, como en los Estados Unidos, “una sociedad aparte, una nación dentro de la nación, y un lenguaje a partir del lenguaje”. Así que su utopía de “sociedad alternativa” era desnacionalizada, pretendía “quem ar etapas”. Señala que los “onderos” se igualaron a los demás imitadores de las culturas extranjeras. Y de ahí a que resultaran excéntricos (se deduce y/o se entiende “automarginales”), no heterodoxos, y rechazaron en bloque lo mexicano. Pero no sólo esto. En peor instancia: sus modas y costumbres (incluso su lenguaje “obsceno”) se trivializaron. Y, a fin de cuentas, fueron retom ados y vueltos mercancía por el establishment “al que supuestam ente im pugnaban”. La baja estima respecto a “La O nda” podría tomarse como definitoria, 8 Monsiváis, Carlos, en Días de guardar, 6a. Ed., pp. 102-119. 9 Tercera edición, pp. 227-275

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dado el carácter decisivo y/ o concluyente del juicio de Monsiváis. En 1976, en sus citadas “N otas sobre cultura mexicana”, ya se advertía el propósito de cerrarle toda posibilidad de proyección a la supuesta corriente literaria.10 Entrevistado en 1978 por Enrique M acín, Carlos Monsiváis adm itió que José Agustín poseía “capacidad narrativa” (“renovación de cánones”), empero parecían “desastres” libros del mismo autor, a saber: Inventando que sueño o El rey Se acerca a su templo.1 La clasificación de “La O nda”, ya se ha visto, devino en estereotipo vaciado de su politización. Los escritores jóvenes sólo atentaban contra una “solem nidad” opresora en lenguaje coloquial y lum pen. M argo Glantz, al prologar la ya varias veces citada selección de estos autores, presupone en ellos una actitud de denuncia, un “registro eventual de una realidad” que acaso devele la “máscara de una inútil cosmogonía” que podía indicar un cambio verdadero “y no se aloje sólo en la víscera vencida, com o reflejo lateral y perdido de episodios caducos”. Consciente de todo lo anterior, Octavio Paz escribió: “C uando una sociedad se corrompe, lo prim ero que se gangrena es el lenguaje”. Y precisamente la crisis del nuestro tuvo su origen al abandonarse los estudios de Hum anidades (por cierto, desde el M axim ato), “por considerar al latín quehacer ocioso; al positivismo, herram ienta de la técnica y de la m odernidad; a la lógica, curiosidad erudita, a la lectura en voz alta y al repaso de obras literarias, despreciable herencia decim onónica, y peligrosas para la paz social, a la historia y a la geografía política”.12 ¿Cuál fue la consecuencia? La prologada insistencia a favor de la especialidad y la capacitación industrial “estalló en forma de grito colectivo contra la retórica oficial, m aestra del 10Ibidem 11Macín, Enrique, “Entrevista a Carlos Monsiváis”, pp. 36-40. 12Robles, Martha, La sombra fugitiva, t. 11, p. 255.

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doble significado en breve léxico y de la simulación (...) El habla de esa inform e y difusa clase media nuestra era tan variable - a la vez que lim itada- com o la experiencia o las aspiraciones de quienes la empleaban: una era la del proletariado citadino y, otra, la de lo estudiantes; con neologismos, anglicismos y monosílabos, la de los universitarios; de reminiscencias coloniales, entre campesinos y mestizos; sembrada de adjetivos, carente de sustantivos y con recurrencia del pronom bre personal, entre la burguesía; de apócopes, interjecciones y expresiones sin sujeto ni com plem ento, el de las m ultitudes semi alfabetizadas que a todas horas y por todas las ciudades de la República van y vienen...”13 Cabe destacar lo escrito por R o­ bles porque, de hecho, la crítica de la so­ ciedad com ienza por la gramática. D e ahí que Paz sólo haya considerado críticos a los escritores. La nueva literatura -p o esía y novela-, escribió O ctavio Paz, reflex­ ionaba sobre el lenguaje y, de m anera si­ m ultánea, inventaba otro para provocar la aparición de la realidad a través de un “sistem a de transparencias”. A fin de ac­ ceder a tal propósito (por cierto, m uy difuso entonces), era indispensable “lim ­ piar el idiom a y extirpar la ponzoña de la retórica oficial; de ahí que los escritores tuviesen que enfrentar las tendencias here­ dadas del periodo revolucionario y que habrán term inado por corrom perse en ­ teram ente: el nacionalism o y el arte social com prom etido”.14 De ahí que Paz sólo haya considerado críticos a los escritores. La nueva literatura -poesía y novela-, escribió, reflexionaba sobre el lenguaje y, de m anera simultánea, inventaba otro para provocar la aparición de la realidad a través de un “sistema de transparencias”. A fin de acceder a tal propósito (por cierto, m uy difuso entonces), era indispensable “lim piar el idiom a y extirpar la ponzoña de la retórica oficial; de ahí que los escritores tuviesen que enfrentar las tendencias heredadas del p eriodo revolucionario y 13Ibidem 14En Posdata... (1981), p. 260.

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que habrán term inado por corromperse enteram ente: el nacionalismo y el arte social com prom etido”.15 Aún hay m ucho por investigar en torno a lo que significó y significa la corriente narrativa de “La O nda” y, lo que sí queda claro, es que fue un parteaguas dentro de la literatura mexicana contem poránea.

Cuatro/ Sobre la autora C onocí a Josefina García Paredes en 1981, cuando comencé a dar clases en la Preparatoria Popular Fresno o “M ártires de Tlatelolco”. Ella y varias amigas suyas, por cierto m uy guapas, se encargaban de la cafetería, m otivo por el cual siempre había chavos y maestros tom ando café (“El café se tom a por sus cuatro letras, decía el poeta Aníbal Egea: Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso”), el más horrible que he tom ado de 4 0 años a la fecha, y sin embargo, siempre llegaba tem prano para echarme un taco de ojo y tom arm e un café que, realmente, parecía agua de calcetín. Ya luego que nos volvimos amigos, reconocí sus rasgos más sobresalientes como estudiante y como persona: carácter fuerte, solidez en sus decisiones, capacidad de organización y disposición para el trabajo. D urante toda su vida estudiantil y profesional ha hecho gala de esos elementos que ahora, tam bién, se presentan en este trabajo el cual nació com o tesis y ahora es un libro que a m uchos de los estudiosos de la literatura del siglo xx nos encausa e ilumina. Le agradezco de todo corazón a Josefina haber perm itido ser parte de su vida y de su biografía y sólo tengo estas tres palabras para decirle todo lo que siento por ella - y por mis hijas Tisbe y Trilce-: Te quiero mucho. De la m ism a m anera agradezco a mi querido amigo Eduardo Villegas perm itirm e llevar a buen puerto este trabajo. Gracias. Y finalmente a ustedes, los lectores, por poner su atención, su vista, su

em peño, en este trabajo que, espero, sea de su agrado, lo disfruten y aprendan de él, esos son los mejores deseos de quien hizo este prólogo. Además no puedo dejar de agradecer a la Universidad A utónom a C hapingo, en particular a la Dirección General de Investigación y Postgrado, al i i s e h m e r y la Preparatoria Agrícola de la m ism a institución, al Instituto de Educación M edia Superior del D F y a mis com pañeros de H istoria de la UACh (Marco A ntonio Anaya, Refugio Bautista Zane y Álvaro González; y Marcelo) y mis com pañeros del D epartam ento de Literatura de la m isma institución y de la vida: Rolando Rosas Galicia, M iguel Ángel Leal M enchaca y Moisés Z urita Zafra. Y claro, a todos mis amigos: “D e qué puede enorgullecerse un hom bre si no es de sus amigos”. Chapingo, México-Iztapalapa, Bondojito, DF, 14 de febrero del 2014.

BIBLIOGRAFIA

La esponja y la lanza (ensayos), Arturo Trejo Villafuerte. Ed. c o n a c u l t a -u n i c a e c h , México, 1996. 162 pp. “Los herederos de la promesa” (orígenes, tendencias y mistificación de la ‘literatura joven’ y la corriente narrativa de la onda: 1964-1971)”, tesis para obtener el título de licenciatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la u n a m , Josefina García Paredes. Narrativa joven de México, Prólogo de Margo Glantz, Selección de Xorge del Campo. Ed. Siglo xxi, México, 1969. Onda y escritura en México: jóvenes de 20 a 33, Prólogo, compilación y notas de Margo Glantz. Ed. Siglo xxi, México, 1971. Historia general de México, t. 1V., Cosío Villegas, Daniel (coord.). Días de guardar, Carlos Monsiváis. Ed. Era, México, 6a. Edic. La sombra fugitiva, M artha Robles. Ed. Océano, México. OTRAS FUENTES Conversaciones con Xorge del Campo

15 Ibidem

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Ja i m e Sa b i n e s

o el so lilo q u io de u n a p o é tica d iv e r-g e n e ra cio n a l Eduardo H. González1

ólo con una ardiente pa<ciencia — laudo Nerudiano— conquistaremos la espléndida ciudad — ciudad que considero, es el espíritu del ser hum ano— que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano». El de­ venir de tal aseveración sustenta la obra por medio de la cual se vierte sobre la página la existencia; hodierna voz; poesía convertida en eje de reflexión, solidaridad, dolor. D i­ cho mensaje promueve la encarnación de las conciencias al ensimismamiento florecido en el placer de inmiscuirse en la piel de otro. El que dice nuestra presencia, que la crea para recrearnos. Suceso manifiesto en la voz del poeta Jaime Sabines (Tuxtla Gutiérrez,

1Nació en México, D.F., en 1975. Ha publicado poesía, cuento y ensayo literario en EE. UU., Chile, Argentina, España y México. Obtuvo el 3er. Lugar en el Certamen Nacional de Poesía “Francisco Javier Estrada”, 2008, convocado por Casas del poeta A. C., mención en el Certamen Internacional de Poesía convocado por Latin Heritage Foundation, EE. UU., 2011. Fue finalista en el Certamen Internacional de Poesía “El mundo lleva alas”, EE. UU., 2011, convocado por la Editorial Voces de Hoy. Recientemente fue incluido en la Revista Castálida (Instituto Mexiquense de Cultura) en su número dedicado a la ciudad y en Opción (i t a m ). Actualmente se dedica a la docencia e imparte talleres de creación literaria.

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Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999). Y es que, concebir nuestra trascendencia por medio de las imágenes concebidas bajo el aliento esplendente del creador, parece más sencillo. La temática de Sabines concilia con una especie de resurgimiento donde lo ya deteriorado se renueva; anagnórisis de in­ dudable valor emocional y literario. Menester es recalcar la problemática por la cual la poesía pervive ajena a la mayoría de las conciencias, y encontramos como motivo principal la contundente aseveración que dicta: la poesía no tiene un fin materialista, por lo tanto, no es primordial ante la expectativa que hace a los seres “funcionales”. Ante tal suceso devastador para la sensibilidad, conviene contestar con otra aserción: la poesía sanará la esencia emocional, el espíritu del ser hum ano. Enunciada tal complicación acertamos en decir que ésta, es sorteada de manera ostensible por el poeta en cuestión. Ya que, sin premeditarlo, ha calado en los pensamientos de quienes constituyen los distintos estratos sociales. Jaime Sabines es un poeta taladrando conciencias, no lo busca, lo halla de manera natural. Su poesía, suceso de fundamental sencillez, está hecha para degustarse lo mismo que la risa de un niño o de sufrirse como la m uerte de un padre, sin dejar de lado la queja por los

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excesos en la vida social, de la cual, recrimina sin pretensión panfletaria la decadencia de lo que en todo caso, debería ser el progreso de muchos, y que hasta ahora se ha quedado en el enriquecimiento y poder de algunos. De esta manera, el poeta produce un vórtice constante de estremecimientos, alude sin tapujos a las necesidades funda­ mentales del ser hum ano en las distintas etapas de su existencia. Basta oírlo decir: Te agradezco a los cuentos, doy gracias a tu madre y a tu padre, y a la muerte que no te ha visto.

Deducimos en estos versos la causa fundamental en la vida del ser hum ano: la fémina como eje de prudencia emocional. Y en un vuelco prodigioso, lo contrario, se asume el papel del ser perforando las membranas de la que, pródiga y sin fingimientos acaece en vuelos sanadores. Precisamente es la reciprocidad entre ambos. Y nos congratulamos con el poeta, con la claridad con la que promueve el gozo por la lejanía de la muerte. O cuando nuevamente insiste: Te recuerdo en mi boca y en mis manos. Con mi lengua y mis ojos y mis manos te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne, a siembra, a flor, hueles a amor, a ti, hueles a sal, sabes a sal, amor, y a mí.

Así es como la im portancia de la epidermis es comparada con la viña donde nace la semilla y esa simiente es la fémina profiriendo la médula de la existencia. Es la posibilidad de florecer a través del amor, ese que de tanto publicitarse nos ha hartado, pero que en Sabines expresa su otro valor, el innegable. De esta forma, el amor, tan inasequible como ineludible, amargo y transgresor, inofensivo e impresionable, despliega su lum en máximo en la consumación enternecedora del espíritu. Es decir, el amor irrum pe flotando, germina en la fémina como atributo del cual se resurge en la redención. Aun así, el poeta necesita más, el apego se vuelve inconmensurable y obliga a decir:

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Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en M e receto tiempo, abstinencia, soledad.

Se exige la negación porque la necesidad es intolerable. Pero en la privación lo reivindica, no puede hacer más, se engaña, lo reclama. Entonces el afecto se vuelve un cataclismo donde se sabe indefenso, y una vez expuesto, sólo queda el regocijo de saberse no espectador de la ternura convidada por la fémina, sino que, entregado él mismo, asume que el amor le pertenece: M e dueles. Mansamente, insoportablemente, me dueles. Toma mi cabeza, córtame el cuello. Nada queda de mí después de este amor.

No queda más que la entrega solidaria e ín­ tima, la necesaria y fundamental transmisión del ser al amor. Ya no es necesario confrontar­ lo ni eludirlo, únicamente queda arrastrarse al abismo donde ha de renacer en la posibili­ dad de explorarse, de ser y manifestarse. Pero no bien ha term inado de festejar el poeta cuando enfrenta otra circunstancia; urdimbre lastimosa en que la impavidez, estoica, zafia, gangrena las arterias del afecto impidiéndole el equilibrio para transitar sereno. La locura sojuzga. Su talante desmesurado somete, transfigura en seres infinitamente dóciles: Convalecemos de la angustia apenas y estamos débiles, asustadizos, despertando dos o tres veces de nuestro escaso

El menoscabo provoca la desazón, progresa en la piel. El poeta se siente indefenso e inútil, sabedor de que lo inevitable ya está confrontándolo. El hostigamiento semeja una larva perforando las entrañas:

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Y he aquí que temblamos de miedo, que nos ahoga el llanto contenido, que nos aprieta la garganta el miedo.

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Es el abatimiento ante la prem ura de la muerte. Pero al mismo tiempo que uno lo padece, los demás se desgastan violentamente. La negación abrasa la conciencia, increpa distrayendo, sobreviene en la descabellada e insufrible agonía. Entonces se reniega de la palabra, vulnera discurrir sobre lo que acontece. A la sazón la poesía se convierte en un estorbo. Pero en el fondo, este desfogue ayuda a calmar por algunos instantes la quiebra de la razón: Mirando su cadáver en los huesos que es ahora mi padre, e introduciendo agujas en las escasas venas, tratando de meterle vida, de soplarle en la boca el aire... (Me avergüenzo de m í hasta lospelos por tratar de escribir estas cosas. ¡Maldito el que crea que esto es un poema!).

Lo irremediable es palmario, suscita la vía tortuosa, es la evidencia del detrimento. La negación adquiere entonces otra característica, pasa a un segundo plano y la resignación es un paliativo necesario para evitar el derrum bam iento del juicio. Entonces las palabras retom an su valor curativo. N o por ello el desconsuelo se ausenta, únicamente estamos ante una distracción expresando el periplo transitorio que hemos de padecer todos:

¿Para esto vivir?¿Para sentir prestados los brazos y las piernas y la cara, arrendados al hoyo, entretenidos losjugos de la cáscara? ¿Para exprimir los ojos noche a noche en el temblor obscuro de la cama, remolino de quietas transparencias, descendimiento de la náusea?

Ya no es posible confrontar la respuesta, todo permanece en silencio, angustia, llan­ to, desesperanza. Entendem os lo que el poe­ ta siente, porque la m uerte no está predesti­ nada para que sólo él la padezca, la muerte nos pertenece a todos, es nuestra augusta cortesana, la que permanece oculta y nega­ da, pero es también la puta brindándose sin ningún costo. Únicamente ha sentenciado lo que muchos no podemos, decir el daño a través de la poesía. Pero aún queda escudriñar más de la obra de Jaime Sabines. Su conmoción ante la injusticia social se hace patente. Su voz cuestiona acontecimientos tristemente in­ advertidos e inclusive ignorados. La empatía por nuestros semejantes permanece sitiada. La delación, tornada en compromiso, vili­ pendia con el desconocido la soga impuesta. De esta forma, la injusticia es desentrañada: A quí han matado al pueblo: no eran obreros parapetados en la huelga, eran mujeres y niños, estudiantes, jovencitos de quince años, una muchacha que iba al cine, una criatura en el vientre de su madre, todos barridos, certeramente acribillados por la metralla del Orden y la Justicia Social.

Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto, pasar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto.

Ya el poeta (y quien ha sufrido la ausencia del padre) está totalmente desestabilizado. Ahora exige la conclusión del dolor. La necesidad del acabamiento se concibe como una súplica. Sí, ruega para que la muerte acceda al progenitor evitándole el desasosiego de la enfermedad. El ruego yuxtapone, asimismo, el lenitivo del padecimiento para quienes lo rodean. El desequilibrio deviene en cuestionamientos a sí mismo:

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Externada la angustia se generaliza. La reflexión alude a certeros cuestionamientos: los excesos de unos cuantos asumiendo la potestad del país y de quienes convivimos dentro de él. Es una exclamación exigiendo el resguardo de la conciencia; soslaya la premura de la sumisión. El sometimiento decanta también el silencio, permite que el poder aniquilante del Estado se haga aún más evidente. La recriminación funda la oposición al perjuicio, ansía no ver la sangre en la quietud:

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En las planchas de la delegación están los cadáveres. Semidesnudos, fríos, agujereados, algunos con el rostro de un muerto. Afuera, la gente se amontona, se impacienta, espera no encontrar el suyo: “Vaya usted a buscar a otra parte. ”

¿Es así de simple, es sólo recoger la ignominia y transitar adm itiendo la extinción del ser humano? ¿Acaso lo que hemos arrojado a la sima del olvido es un objeto? ¿Eso somos, un pueblo ignorante y sometido? El poeta tiene la capacidad de sublevarse al asesino, asume el riesgo de ser maniatado, y desde luego, acribillado. Aun así, no calla, exhibe los actos atroces, no permite que la im punidad permanezca exclusivamente como un registro. Por ello, la expresa sin reservas; evita la desmesura del engaño: Tenemos Secretarios de Estado capaces de transformar la mierda en esencias aromáticas, diputados y senadores alquimistas, líderes inefables, chulísimos, un tropel de putos espirituales enarbolando nuestra bandera gallardamente.

Los versos desenmascaran la iconoclasia, la m entira es la adarga para evitar los embates del oprimido. Exponen la inutilidad de los ominosos “gobernantes” y exponen su gran capacidad para adjudicarse ardides y fuliginosas componendas. Pero no

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solamente eso, señala la tortuosa realidad, el testimonio promovido a través del entendim iento. Porque han sido unos, ahora podemos ser nosotros los que suframos las desproporciones del Estado en su desmedido afán de sometimiento. Obviedad resulta disertar sobre los riesgos que asume Sabines: sortea el resquebrajamiento de su poesía amorosa evitando aturdirla con exhibicionismos ridículos, retrata llanamente el dolor de la muerte y la problemática social. Por ello, Sabines es imprescindible, irrepetible, su poética lo es. Entonces, cómo no pretender que sea un poeta diver-generacional, no estático, sin duda, en movimiento permanente. Autor de una obra meritoria y asimilable. Popular, sí, pero no en el sentido de denostar al artífice. En él, la significación de “popular” asedia otra dimensión. El matiz adquirido por el poeta punza a cualquier nivel sociocultural, logrando con esto acceder a un nivel emocional holístico. De esta manera, las señales provenientes del acto escritural, de la soledad como fundam ento del bardo, temporizan en la poesía de su generación y de otras venideras. Se vierten en sus palabras la posibilidad del afecto, la trascendencia precedente al arribo de la muerte y esta misma como lenitivo de la desesperación, los excesos, y por supuesto, la revelación del ser hum ano en cualquier sociedad...

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/Holin o 茅fft L etras

Investigaci贸n en Ciencias Sociales y Humanidades


La s o n r i s a a n a r q u is t a de

Fo Jorge Iván Garduño1

as letras y la política siempre han m antenido una estrecha relación dentro del pensamiento social, máxime cuando el ejercicio intelectual de la literatura se convierte en un prim er m om ento en ese vehículo prom otor tan buscado de lucha para la política opositora de los viejos convencionalismos, en segunda instancia cuando se vuelve un estilo de vida que tiene como fin hacer frente al aparato represor y finalmente el ser una forma de denuncia ante las injusticias cometidas por los estratos políticos más altos. La historia nos habla acerca de grandes escritores, periodistas, luchadores sociales y pensadores que han utilizado la pluma, el papel y sus ideas para formar una legión de literatos, que han encontrado en los libros un enorme refugio, donde soportar las férreas asperezas provenientes de quienes ellos han denunciado. Tales son los casos de Mario Benedetti en Uruguay, Albert M em m i en Túnez, Gao Xingjian en el territorio chino, Salman Rushdie en la India o Dario Fo en Italia, donde este último ha adquirido con el gobierno de su país una posición encontrada,

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1Fotógrafo, escritor y periodista mexicano. jorgeivangg@hotmail. com

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debido a su ideología izquierdista y radical en cuanto al quehacer político se refiere. Y es que las obras de este escritor de teatro italiano, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1997, son conocidas como irreverentes, desvergonzadas, mordaces, anarquistas o revolucionarias, porque la forma en la que están plasmadas tiene un único objetivo: criticar sin piedad al poder político cuando éste busca el poder por el poder mismo. Lo que Fo logra en sus libros es un despertar de conciencias perturbador, que sólo la sagacidad de quien es también actor y dramaturgo, puede lograr gracias a su lucidez, pues la vorágine provocada por el capitalismo no escapa a su pluma, en la que la hiedra venenosa de la mafia lo ha atrapado y para no ser devorado la combate escribiendo sobre ella y finalmente, el juego de moralidad que el Vaticano practica lo denuncia en sus decenas de obras sin callarse nada. Nació en San Giano el 24 de marzo de 1926. Dario Fo forjó una sólida carrera en el m undo de la actuación desde su juventud, ya que estudió en la Academia de Bellas Artes de Brera en M ilán y al egresar de este instituto comenzó su vida teatral, en la que pronto dio muestra de su talento como escritor y denotó un estilo inagotable de controvertidas sátiras políticas.

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A pesar de que esporádicamente ha incursionado en el m undo de la televisión y de la radio -literariam ente-, por razones de censura siempre ha vuelto al m undo de los telones, lugar en el que debido a la com odidad con la que se desenvuelve, puede presentar los problemas políticos de nuestro tiempo en obras animadas escritas desde el punto de vista de la izquierda política. Dario Fo posee un talante abrupto e ingobernable, que el tiempo ha ido perdonando, convirtiendo su cinismo en arte, su socarronería en una habilidad para cautivar con el poder de la palabra escrita y actuada, y su ingobernabilidad en la conquista privilegiada de millones de estanterías en todo el mundo. Junto a su esposa, la actriz Franca Rame, ha fundado en distintas etapas del tiempo diversas compañías de teatro, siendo la más sobresalientes la Dario FoFranca Rame, que se m antuvo por casi diez años; posteriormente conformaron una cooperativa teatral asociada al Partido

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Com unista, Nuova Scena, brindando espectáculos en fábricas y clubes de trabajadores, sin embargo, los desacuerdos políticos con el partido los obligaron a abandonar este proyeto llevándolo a explorar nuevos horizontes. Entre las obras más conocidas y controvertidas de Fo se encuentran Los arcángeles no juegan a las máquinas de petaco (1959), Muerte accidental de un anarquista (1970), A q u í no paga nadie (1974), El país de los Murciélagos (2002) y Lanomalo bicéfalo, publicado en 2003, un libro en el que presenta un retrato irreverente y crítico del prim er ministro italiano Silvio Berlusconi. Dario Fo, un actor, escritor de teatro y crítico que, como m uy pocos, se atreve a denunciar los males del sistema en el que vive, y quien, como muchos, padece las consecuencias de sus propios actos. Invariablemente un artista total que siempre mantiene una sonrisa en el rostro por la dicha de la vida y por la alegría de desdoblarse en la escritura.

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Y a propósito de Sade, ya circula entre nosotros un libro sumamente interesante

f / oolino de Novedades Editoriales M

Arturo Trejo Villafuerte* Entre las celebraciones de centenarios y anexas, no debem os dejar pasar que en el 2 0 1 4 se conm em oró el B icentenario de la m uerte del D ivino M arqués: D onatien A lphonse Francois de Sade (2 de julio de 1740- 2 de diciem bre de 1814), quien es un todo, u n referente en la conducta h u m ana —sicoanálisis—, la literatura, la m oral, la ética y la estética de la hum anidad. Esta celebración, del 11 al 13 de abril del año que nos dejó, estuvo colm ada de exposiciones, lecturas y conferencias sobre el M arqués de Sade, resaltando la recuperación de Los 12 0 días de Sodoma, acaso una de las obras más im portantes de nuestro autor y cuyo m anuscrito —escrito en la prisión de la Bastilla en 1785—regresó al suelo de Francia luego de ser escondido, robado, disputado y vendido en casi 10 m illones de dólares.

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y miembro del i i s e h m e r de la misma institución. Sus más recientes trabajos se han publicado en: Alas de lluvia (Poemas, 2010), Sueños al viento (Poemas, Antología, 2010), Ecos del tiempo (Poemas, Antología, 2011), Poemas para un poeta que dejó la poesía (Antología, 2011), Donde la piel canta (poemas, Antología, 2011), Coyotes sin corazón (cuentos, Antología, 2011), Sombras de las letras (ensayos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2012. 136 pp.) El tren de la ausencia (cuentos, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2012. 124 pp.) y Perros melancólicos (cuentos policiacos, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2012. 174 pp.), Árbol afuera (poemas, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 124 pp.) , Amar es perder la piel (Ed. Molino de Letras-UACh, México, 2013. 194 pp.) y Lámpara sin luz (novela, Fondo Editorial del Estado de México, México, 2013. 268 pp.)

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sobre él: ¿Por qué el siglo X X tomó a Sade en serio? D e Éric M arty (Siglo XXI Editores, México, 2014. 362 pp. Traducción de Josefina Anaya), el cual nos perm ite u n a visión y revisión am plia y desm itificadora de este autor, crucial en el siglo xx, tom ado com o referente por los Surrealistas, Pier Paolo Pasolini y m uchos otros pensadores y filósofos com o A dorno, Klossowski, Bataille, Blanchot, Foucault, Lacan, Deleuze, Sollers, Barthes y, entre nosotros, O ctavio Paz —su libro sobre Sade es m uy fallido y, la verdad, malo. C reo que no lo leyó bien y se quedó nada más con la p u n tita—. La am bigua fascinación que nos despierta y crea el M arqués de Sade, es analizada y com entada con holgura y profundidad para saber hasta qué p u n to se debe tom ar con la debida seriedad a este personaje y su obra. O al revés: creer que era un exagerado, alguien que se salió de su realidad para form ar otra que ahora ya nos alcanzó, que ya es, y por lo m ism o, actual. ¿O qué acaso el joven desollado en Iguala, de la N orm al de Ayotzinapa, no parece parte de u n a de las obras de Sade, donde u n poderoso, u n im pune, hace esas atrocidades por el gusto de hacerlas? Un excelente libro que ubica a Sade en su exacta dim ensión y que explica el por qué el siglo xx, de verdad, lo tom ó en serio y por qué.

Com o ya lo m encioné en un número pasado de nuestra revista, fui invitado al Festival Internacional de Poesía R am ón López Velarde 2014 que se celebró en la ciudad de Zacatecas y varias ciudades cercanas los días 3, 4, 5 y 6 de diciem bre del pasado 2014. D ebo decir que el famoso autobús mágico y maravilloso llegó tarde a la C asa del Poeta del m ism o nom bre que el Festival: nos citaron a las 8 horas, y el m ágico y m isterioso llegó a casi las 10 de la m añana. Ya dentro de él, se vivió un am biente festivo y de camaradería. Llegamos a la prim era caseta de la carretera M éxicoQ uerétaro y estaba tom ada por estudiantes de la N orm al de Tenería en solidaridad con los 43 jóvenes desaparecido de Ayotzinapa, quienes siem pre estuvieron presentes en las lecturas de varios de los poetas participantes. Pasamos sin pagar, dando sólo u n a sim bólica colaboración. N os detuvim os a com er en un lugar m uy agradable llam ado “La Estación”, restaurante

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instalado en dos vagones de tren. Después de las suficientes horas de viaje, llegamos casi a las 20 horas a la bella ciudad de Zacatecas, nos instalam os en un m u y agradable hotel y de ahí vimos, casi corriendo, “El Pulgatorio”, un alucinante lugar, donde se presentaron dos libros: Aeda. Poesía reunida de G uadalupe Dávalos y Desde este momento de G ustavo de la Rosa M uruato. Luego fuim os a cenar a una galería m uy nice y acogedora donde la frase de la noche fue: “El poeta persa se puso bien persa”. Y en efecto: M ohsen Em adi, de Irán, mezcló tequila, whisky, vino y el fam oso mezcal de Zacatecas, el Huizila, y andaba que se caía de divertido (en los pobres es borrachera, en los poetas es diversión) y eso de ninguna form a le quita lo bu en poeta y lo am able que es, com o lo dem ostró cuando le tocó leer en el M useo de Ciencias de la U niversidad A utónom a de Zacatecas, donde se hicieron casi todas las lecturas.

Sin ninguna duda ahí se ofreció un escaparate de lo que se escribe en el m undo y las tendencias poéticas del m ism o com o lo oímos al escuchar a D ylan B rennan de Irlanda; Pau Vadell de las Islas Baleares —su poesía, leída en C atalán, fue tan fuerte que tiró a u n fo tó ­ grafo de prensa. N o, no es cierto, pero coinci­ dió que él com ienza su lectura con u n grito y el fotógrafo rueda por las escaleras—; de M éxico — tan to de Zacatecas, el D istrito Federal, D u ra n ­ go, H idalgo, Jalisco, Estado de México, com o de otras partes de nuestro país— con Javier C ontreras, R icardo Echávarri, M arian Pipitone —de quien conseguí su bello libro Piedra al alba (Ed. La C uadrilla de la Langosta, México, 2012. 60 pp.); M arcela C am pos, Ernesto L um ­ breras —m e obsequió su libro Lo que dijeron las estrellas en el ojo de un sapo (Ed. B onobos, M é­ xico, 2012. 138 pp.), que leeremos con aten­ ción—; V íctor M anuel Cárdenas, Javier Taboada —m e obsequió su libro Poemas de Botica (Ed. La C uadrilla de la Langosta, M éxico, 2014. 58 pp.) —; José Ángel H iguera —m e hizo llegar una plaquette con m u y buenos poem as de su auto­ ría—; Laura Elena González, G abriela O m ayra López Galván, M aría Santiago —al principio creí que era hija del Infrarrealista M ayor M ario Santiago, pero nada qué ver—. D e ella conse­ guí su libro Liturgia alterna (La C uadrilla de la Langosta, México, 2012. 68 pp.); Yamilet Fa­

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jardo, conseguí su ibro La caja de cerillos —(Ed. u a z , México, 2014. 74 pp. Prem io N acional de Poesía R am ón López Velarde 2013, el cual me recordó, por el título, Caja de cerillos de M ike H ernández Rubio, publicado en la colección “El ala del tigre” de la u n a m — ; R ita Vega, Alain D erbez —le com pré E l Ja zz según don Juan y más silbables ráfagas (Ed. La Z onám bula, M é­ xico, 2013. 68 pp.) —; Leticia L una —com pré su libro Fuego azul. Poemas 1 9 9 9 -2 0 1 4 (Ed. Ín d o ­ le, El Salvador, 2014. 124 pp.) —; de C uba el sim pático V íctor R odríguez N úñez, m e regaló su libro Desde un granero rojo. Poesía reciente (El Ángel Editor, Ecuador, 2014. 84 pp.); de Irán M ohsen Em adi; de España vinieron A n ­ tonio R odríguez Jim énez, Juan Carlos O reju ­ do, Ivonne Sánchez Barea y Lola M artínez ; de U ruguay V íctor Sosa —conseguí Decir es Abisinia (Ed. U niversidad Iberoam ericana, México, 2001. 98 pp.); de R epública D om inicana D a­ niel M ontoly; de C olom bia H oracio Benavi­ des —con sus poem as, los cuales hablaban de m uertos y desaparecidos en varias ciudades de su país, parecía que hablaba de nuestro M éxi­ co actual—; de H onduras R olando K attán y de N icaragua el amable y educado Nicasio U rbi­ na —de quien conseguí su libro Poesía reunida 1 9 8 4 -2 0 1 4 (Ed. La C uadrilla de la Langosta, México, 2014. 202 pp.) —. Todo u n m undo de palabras, todo u n m u n d o de im presiones y atrás de todos ellos u n a gran organización en donde, por fortuna, n o hubo estrellas sino sólo u n hom enajeado: Luis M iguel Aguilar, quien fue el galardonado con el Prem io que h o n ra al poeta de Jerez, y todo gracias a los buenos y maravillosos em peños de la u a z , la revista Dosfilos y el poeta José de Jesús Sam pedro. E n un núm ero posterior escribirem os largo y tendido sobre todos estos títulos, además de E l m inute­ ro y D on de febrero de R am ón López Velarde y La muerte en Zacatecas en el siglo X V III de C a­ rola E. Isaacson Braunstein, estos últim os tres publicados por la u a z .

Ahí también en la ciudad de Zacatecas, tuve la fo rtu n a de conocer a Juan M anuel G arcía Jim énez, quien anim a las actividades de “Cecilia C artonera” con bellos ejemplares de libros artesanales y de autor sum am ente originales, elaborados con cartón y papel de estraza. Juan M anuel m e obsequió un ejem plar de Javier Acosta: Trece poemas al oído del perro;

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E. H . M endoza: E l bar; M aría G uadalupe González: Misericordia; las Poetacartas de In d ira Isel Torres C ruz, Juan M anuel Bonilla Soto, Frydha V. Ram os —ho m ó n im a de la poeta Frida V arinia Ram os— y Jessica A naid H ernández Jim énez. Trabajos m uy bien logrados, originales y creativos que le agradecemos al poeta y diseñador Juan M anuel G arcía Jim énez y a “Cecilia C artonera.

Precisamente casi al m ediodía cuando íbamos llegando a “La Estación”, m e avisó Alex Sanciprián por u n m ensaje al celular de la m uerte del querido m aestro V icente Leñero. Les avisé a los poetas que viajaban en el autobús: los autores nacionales inm ediatam ente reaccionaron a tan sensible pérdida, los otros, extranjeros, algunos sabían de él y hasta lo habían conocido, otros no. M e pasaron cosas mágicas y maravillosas con y al lado del m aestro “Leñe”, com o le decía de cariño Ricardo Garibay. Descanse en paz este dram aturgo, m aestro, guionista y narrador de gran categoría y de u n a obra contundente, el prim er autor m exicano en ganar el Prem io Biblioteca Breve de Seix-Barral con su obra Los albañiles.

Un mes antes, precisamente el 8 de noviembre a las 8 de la mañana del 2014, m urió a los 94 años de edad, la gran traductora A urora Bernárdez, ex esposa y albacea de la obra de Julio Cortázar. Gracias a ella tuvim os versiones de Gustave Flaubert, Italo Calvino, Sim one de Beauvoir, Jean-Paul Sartre, A lbert Cam us, V ladim ir N abokov y W illiam Faulkner, entre otros. En 1967 se separó del C ronopio Mayor, pero su relación am istosa e intelectual siguió incólum e y hasta de m uerte del “Enorm e A rgentino” en 1984.

También falleció en la ciudad de México el poeta y traductor Gerardo D eniz (Juan Almela) a los 80 años el sábado 20 de diciem bre del año que nos dejó. N acido en E spaña casi to da su vida la pasó en nuestro país donde realizó su obra poética. U n poeta que deslum braba por sus destellos irónicos, por las chispas poéticas que le brotaban. U no de los libros que m e llam ó m ucho la atención, entre otros, fue Adrede (1970) y Gatuperio (1978). Podríam os decir que él y Gabriel Z aid eran un par de poetas enigm áticos, que casi nunca se les veía en público. Ya después lo conocí y

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no hubo em patía por su odio —n u n ca supe por qué—enconado a José Em ilio Pacheco. D e Z aid no sé si lo conozco, no lo recuerdo, pero sí lo he leído y es un poeta que disfruto m ucho y que aprecio más com o autor.

No puedo dejar de mencionar al editor y traductor Francisco Porrúa, quien falleció en Barcelona, España, a la edad de 92 años. Tuvo m uchos aciertos en sus traducciones pero tuvo más aciertos en su ojo com o editor, ya que no dejó pasar dos obras m agnas de las letras hispanoam ericanas cuando era el encargado de la Editorial Sudam ericana de A rgentina: Rayuela de Julio C ortázar y Cien años de soledad de Gabriel G arcía M árquez, la cual acababa de ser rechazada p or u n a editorial m exicana y, dice la leyenda negra, que por un dictam en en contra de E m m anuel Carballo. En su paso com o editor de M inotauro de España, publicó por prim era vez en español los ahora ya clásicos E l señor de los anillos de JR R Tolkien y E l Silmarillion. Bajo el sello de Sudam ericana publicó a m uchos que ahora ya son clásicos de nuestra lengua y a autores de otras latitudes por prim era vez en español: M anuel Puig, Lawrence D urrel, A lejandra Pizarnik, A lberto G irri, Leopoldo M arechal y m uchos otros más fueron autores de ese sello editorial. En u n a de sus visitas a México, gracias a Gustavo Sainz, tuve el gusto de conocerlo, ju n to con el poeta argentino Alfredo Veiravé, quien dirigía u n a colección de poesía en la m ism a editorial. Descanse en Paz este gran editor.

Me duele m ucho la muerte de la queridísima, para mí, Raquel Tibol, acaecida los últim os días de febrero, a quienes m uchos odiaban y otros adoraban. C o n ella tuve des­ avenencias y avenencias fortuitas, pero siem pre aprendí algo y m ucho. Es toda u n a historia m i relación con la querida maestra. Tuve la fo rtu ­ n a de cuidar la edición del prim er libro que se escribió sobre Frida Kahlo —gracias al encargo de Luis M ario Schneider y la Editorial Oasis— debido a la plum a de la incansable Tibol y la dedicatoria que m e puso m e llena de orgullo porque, según ella, después de leer y releer el libro, no encontró ni una sola errata. Descanse en paz la polém ica maestra.

Los herederos de la promesa. La corriente narrativa de “La O nda” (1964-1971) (Ed. C ofradía de Coyotes, México, 2014.

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212 pp) de Josefina G arcía Paredes es un libro de investigación pero m uy accesible, no hay pedantería en el trabajo erudito, en la investigación m inuciosa sobre los autores de esa, lo creo así y de todo corazón y razón, V anguardia Literaria del siglo xx. García Paredes fue m uy bien asesorada por el doctor Xorge del C am po y consiguió u n a tesis, ahora un libro, m uy actual, persuasivo y tenaz: quien no sabe n ada de la obra aprenderá, quien sabe algo sabrá más y quien ya sabe algo o m ucho se dará cuenta que aún le falta por aprender (vean m i “prólogo” que se publica en esta revista). Sin nin g u n a duda un libro im portante en la historia de la literatura y en el estudio de la llam ada G eneración de “La O n d a”. Se necesitan libros así: con conocim ientos profundos pero sencillos. Gracias Josefina, por todo lo que m e has dado, por mis hijas, por tu amor, y p or tu libro.

de la investigación, y a propósito de que el M undial de F útbol se celebró en Brasil, nos entrega Brujería negra vudú, Yoruba y de Brasil (Ed. La Biblioteca, M éxico, 2014. 156 pp.), con un contenido que no tiene desperdicio y que nos da valiosa inform ación sobre este tipo de actividades en las que uno puede creer o no, pero que se dan y que hay gente que cree en ellas. La portada es horrible pero el contenido es bueno, de ahí que el libro se salva y Escobedo Q uijano sigue siendo, además de m i amigo, uno de mis autores favoritos. Este autor tam bién aparece en Abrevadero de Dinosaurios (m inicuentos, Ed. C ofradía de Coyotes, M éxico, 2014. 110 pp.), donde publica el cuento más breve de la literatura, incluso m ucho más que “El D inosaurio” de A ugusto M onterroso.

M i querido amigo Edgar Escobedo Quijano me regaló un libro insuperable,

Internacional de Poesía B ernardo Ruiz 2010) de E duardo Cerecedo, m e hace reafirm ar lo que recién acabo de escribir para una cuarta de forros de su libro Trópicos II. Tu cuerpo como un río. (Poesía amorosa): “Lo prim ero que tenem os que decir de E duardo Cerecedo (Tecolutla, Veracruz, 1962), es que es un poeta neto, sincero, sobre todo consigo mismo. N o hay doblez en lo que dice porque lo siente, lo sabe, lo padece. E n este tiem po de frivolidades y de atrocidades, siem pre refresca el am biente la voz de los poetas, sobre todo cuando hay sinceridad en las palabras. Ah, las palabras, esas viejas putas que todo m u n d o usa cotidianam ente y que, en m uchas ocasiones, ni siquiera se les paga, ni salen bien libradas por ello. Pero precisam ente a p artir de esas palabras cotidianas el poeta hace u n edificio donde la sim iente, los cim ientos, deben de ser sólidos, fuertes, para que todo lo que sigue que puede ser ornato, tenga la suficiente fuerza para no caerse, no perderse, ser parte de esa estructura verbal que es y form a el poem a. N uestro autor acepta el riesgo de escribir de lo más trillado y lo más sublim e que es el amor, los poem as de amor, y aquí en este volum en, los que acepten sumergirse en sus aguas, cruzarlo, hundirse en este río, abandonen, com o decía D ante, toda esperanza, ya que de estas aguas siem pre saldrá algo bueno, claro y necesario para el lector: las palabras, las sagradas palabras que nom bran

inm enso, único: Autobiografía amorosa de Casanova (recopilación de Leonard Louis Levinson, Ed. D iana, M éxico, 8a. Edición, 1968. 310 pp.), el cual contiene u n a am plia biografía del aventurero veneciano y la larga lista de todas las m ujeres que pasaron por sus brazos y p o r otras partes de su cuerpo. Escobedo es autor de ya casi u n a docena de libros, lo m ism o de creación literaria —Cuentosprohibidos, Pónle m i foto a l muñeco—que de investigación, algunos m uy actuales, com o sería el caso de La Santa Muerte. La niña Blanca o Descuartizadores. Igual h a incursionado en los relatos de viaje com o L a Eurodisea del Jaguar Rojo. A hora en su vertiente de cuentista nos presenta u n libro con el —creo yo— desafortunado título de E l conejo que agacha las orejas por la infancia de capacidades diferentes (cuentos para niños, Ed. L una Negra, México, 2014. 128 pp.), donde nuestro autor n o tendría por qué poner la leyenda de “capacidades diferentes”, porque ahí sí de verdad segrega a los niños que entre comillas “no son norm ales” o “iguales”, cuando en realidad lo que nos está entregando son cuentos para niños y ya, pun to , además bien narrados y estructurados, acom pañados de bellas ilustraciones a color ¿por qué Edgar rebaja su trabajo con ese tipo de leyendas en sus títulos? Y, ya pasando a otro del rubro, el

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Condición de nube (poemas, Ed. Eterno Femenino, México, 2012. 100 pp. Premio

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a las cosas que am am os”. E duardo Cerecedo logra en este título u n a com unión, com o debe ser, fraterna, entre naturaleza y ser hum ano. La simbiosis más necesaria entre lo que am bos somos: lo m ism o, naturaleza. N o está por dem ás darle una felicitación grande y un abrazo fuerte y sincero a N oem í L una García, quien sigue trabajando sus bellos libros desde Texcoco para el m u n d o y el libro de Cerecedo, con las imágenes de Julio H uertas, es un bello ejemplar.

Se quedan sobre nuestra mesa en espera de la lectura y del comentario: el volum en que m i m u y querida am iga N edda G. de A nhalt tuvo a bien enviarm e su padrísim o libro de relatos Déjam e que te cuente. Colección de cuentos 1 9 80-2009 ( f c e , México, 2013. 428 p p .); E l libro de los seres no imaginarios (M inibichario), antología de José M anuel O rtiz Soto (Ficticia, 2012. 94 pp., con m uy bellas ilustraciones); ¡Auxilio, un palíndromo me acecha! Volumen I I del M agnun opus Enciclopedia del aquelarre hum ano de Fernando Figueroa Sánchez (Ediciones Pan C om ido, México, 2014. 256 pp.); La falsa esposa de M aritza M acín (Editorial praxis, México, 2014. 228 pp.); y por parte del Senado de la República, a través de m i herm ano Alfredo, me llegaron E l gran cocodrilo en treinta poemínimos (¡Un lujo de libro!, ilustrado por el Dr. Alderete. C om isión de Cultura-FCE, M éxico, 2014. 80 pp.), Octavio Paz: pensar el tiempo de Erw in R odríguez D íaz (C oE sC ulta Chiapas, México, 2014. 420 pp.) y José Revueltas: escritura y disidencia (Publicaciones C ruz O , México, 2014. 288 pp.); por cierto la Asociación N acional del Libro tuvo el buen tino de obsequiar, p or el D ía N acional del Libro y a partir del 12 de noviem bre, E l sino del escorpión y otros cuentos (Era, México, 2014. 162 pp.) de José Revueltas con u n prólogo de E duardo A ntonio Parra, de quien por cierto encontré el volum en Angeles, putas, santos y mártires (Era, México, 2014. 132 pp.); Gatatumba. Insula de Soledad (poemas), Preparativos de viaje. Trilogía melodramática y Fulana. La bruja de mis sueños (poemas) y las antologías Rincón de cenobitas (com pilación de cuentos eróticos, 2013. 80 pp.), Cartas marcadas (Ed. C ofradía de Coyotes, M éxico, 2014. 112 pp) y Abrevadero de Dinosaurios (m inicuentos, Ed. C ofradía de

Coyotes, México, 2014. 110 pp.), del Coyote Mayor, E duardo Villegas, quien sigue aullando con m ucha fuerza en estas obras, dem ostrando que el que es coyote en cualquier género lo es; Embosque (poemas) de Iliana Rodríguez; igual se quedan aquí los necrófilos cuentos de Cumpleaños y Curso de verano de Esm eralda Vela; tam bién encontré en u n tiradero de libros E l dilema de Bukowsi (Ediciones sin nom bre, M éxico, 2004. 362 pp.) de Rogelio Villarreal, el cual contiene ensayos, artículos, m uy afortunados e interesantes que vale la pena ser leídos; tam bién tengo en m i mesa F inal de poesía de A rturo M edellín Anaya (Ed. La Criba, México, 2013. 196 pp.). Y por cierto desde estas páginas, reitero m i apoyo al Sindicato M exicano de Electricistas y a los trabajadores de M exicana de Aviación, porque les asiste la razón, y repudio las políticas antipopulares, rapaces y m ezquinas del Estado M exicano: ¡No a la nueva ley laboral, a la Reform a Educativa y Energética!, ¡la Patria no se vende!, ¡no a la privatización de la energía eléctrica y del petróleo!, ¡ya basta de gasolinazos! Igual sigue m i protesta por la desaparición de los 43 norm alistas desaparecidos de Ayotzinapa, Gro. “Vivos se los llevaron, vivos los querem os”.

SOBREMESA

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4A CONACULTA

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SEP SECRETARIA DE E D U C A C IÓ N PÚBLICA

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CO N VO CATO RIA 2015 DE INGRESO AL SISTEMA NACIONAL DE CREADORES DE ARTE Con la finalidad de estimular, fomentar y apoyar la creación artística individual, así como contribuir a incrementar el patrimonio cultural de México, la Secretaría de Educación Pública y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), invitan a los creadores de talento y excelencia a participar en la convocatoria 2015 de ingreso al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA).

DISCIPLINAS Arquitectura • Artes visuales • Comp osición musical • Coreografía Dirección en medios audiovisualees • Dram aturgia • Letras

FECHAS IMPORTANTES DE LA CO N VO CATO RIA SNCA 2015 Publicación de la convocatoria en línea 27 de febrero de 2015 PROCEDIMIENTO

FECHA 30 de marzo de 2015 Artes visuales y Letras

Cierre de registro convocatoria

31 de marzo de 2015 Com posición musical y Dirección en medios audiovisuales

1 de abril de 2015 Arquitectura, Coreografía, Dramaturgia y Letras en lenguas indígenas Publicación de los resultados

22 de junio de 2015

Consulte las Bases Generales de Participación en el sitio: http://foncaenlinea.conaculta.gob.mx Informes: eperezv@conaculta.gob.mx, ggarc¡a@conaculta.gob.mx o smendozaf@conaculta.gob.mx Teléfono: 4155 0730, extensiones 7018, 7019 y 7020 Horario de atención: lunes a viernes de 10 a 14:30 h Q

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