Victimas

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Director Alejandro Santos Rubino Editor general Álvaro Sierra Productora general Angélica Sánchez Editor fotográfico León Darío Peláez Textos Eduardo Arias Asesor de fotografía Juan Carlos Sierra Producción Fotográfica Juanita Diusabá Editor gráfico Hernán Sansone Diseño Jimena Loaiza y Mónica Loaiza Fotógrafos León Dario Pelaez, Juan Carlos Sierra, Jesús Abad Colorado, Stephen Ferry, Álvaro Cardona, Manuel Saldarriaga, Álvaro Sierra, Felipe Caicedo, Natalia Botero, Jorge Orozco, Carlos Julio Martínez, Julián Lineros, Juan Manuel Barrero, Carlos Vásquez, Daniel Reina, Gerardo Gómez, Guillermo Torres, Lope Medina, Paola Castaño, Patricia Rincón, Juan Antonio Sánchez, Jaime Pérez, Henry Agudelo, Hernan Vanegas Ochoa, Gabriel Aponte, James Arias, Aymer Álvarez, Ernesto Guzmán, Carlos Patiño, Edgar Cusgüen, Edgar Domínguez, Gerardo Chávez, Guillermo Galeano, John Wilson Vizcaíno, José Manuel Jara, Juan Herrera, Julio César Herrera, Luis Benavides, Milton Díaz, William Fernando Martínez, Héctor Fabio Zamora, Víctor Manuel Correa, Jesús Villamizar, Ricardo Mazalán, Luis Acosta, Mauricio Dueñas, Javier Casella, Bernardo Peña, José David Barrero, Adolfo Herrera Amorocho y Herminso Ruiz. Archivo Javier Cruz Asistentes de Archivo Yolanda Parra, Carlos Rocha y Eliana Álvarez Corrección María del Rosario Laverde, Felipe Restrepo Acosta y Hernán Miranda. Agradecimientos El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, El País, Vanguardia Liberal, La Opinión, El Sur, AFP, EFE y AP, Policía Nacional, Grupo de Memoria Histórica, Colprensa y Presidencia de la República. Preprensa y producción Publicaciones Semana Impresión Panamericana Formas e Impresos ISBN 978-958-99513-1-6 Publicaciones SEmAnA S.A. derechos reservados Los contenidos de esta publicación se encuentran protegidos por las normas de derechos de autor. Se prohíbe su reproducción o modificación, total o parcial, sin la autorización de su titular. Fotos de portada Álvaro Cardona Gómez


Una historia fotografica 1985-2013


No nos creerán

A

l finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando el general Dwight Eisenhower, comandante supremo de las fuerzas aliadas, entró a un campo de concentración nazi les pidió a sus soldados que tomaran todas las fotografías que pudieran. “No faltará quien años después diga que esto nunca ocurrió”. Las imágenes de aquellos hombres y mujeres famélicos, vestidos de rayas tras alambradas infames, rodeados de fosas comunes y cámaras de gas, llenaron de vergüenza no solo a los europeos de la mitad del siglo pasado sino a toda la humanidad. Pero desde mucho antes ha habido guerras, conflictos y genocidios. Engels dijo con acierto que la violencia es la partera de la historia. Pero la conciencia de la sociedad solo ha empezado a despertar ante una imagen que logra capturar la dimensión del horror. El hongo de Hiroshima, Kim Phuc huyendo a sus nueve años, desnuda, de un bombardeo con napalm en Vietnam, las Torres Gemelas derrumbándose, o aquel prisionero encapuchado y humillado en la cárcel de Abu Ghraib. Y en ese mar de sangre, dolor y lágrimas que ha dejado el odio, apareció un instrumento que logra seducir la mente y capturar la memoria: la fotografía. La imagen de una fotografía no solo es el más poderoso instrumento de denuncia social que han tenido las sociedades contemporáneas, sino también un testimonio moral capaz de construir vasos comunicantes entre la víctima y el ciudadano que observa. La fotografía es capaz, como ningún otro lenguaje, de hacernos sentir parte de una misma humanidad, de hacer universal el sufrimiento y el repudio por la crueldad y la barbarie. Son las fotos imborrables del Holocausto judío las que activan las alarmas cuando se desatan regímenes autoritarios. Son las imágenes desesperadas de quienes sufrieron durante la guerra de los Balcanes las que nos remiten a valores tan universales y poco garantizados como el territorio y la nación. Son las imágenes de miles de personas cruzando aturdidas, a pie y en silencio, el puente de Brooklyn, las que nos hablan del miedo que nos produce el terrorismo. Pero es también la de un hombre abrazando a su hijo en una prisión de Irak la que nos alerta sobre los remedios que le buscamos a la guerra y que a veces son peores que la enfermedad. Es posible que las generaciones futuras no les crean a sus abuelos que las fotos que hay en este libro ocurrieron en Colombia. Que nuestra generación fue protagonista o testigo de la catástrofe humana aquí retratada. Es posible que los jóvenes del futuro no crean que muchos colombianos de nuestro tiempo quedaron alienados en la guerra, simplemente la ignoraron o aprendieron a convivir con ella. Pero aquí están las imágenes para que no haya olvido. Para que la conciencia del nunca más esté arraigada en la Colombia del futuro. Para que la memoria juegue su papel terapéutico en la reconstrucción del tejido social y la ética de la vida. Para nuestra vergüenza, un alto porcentaje de estas fotos muestran la destrucción colectiva y brutal de lo que somos como país. El desgarramiento fratricida de una sociedad. Pero también exalta nuestra capacidad de sobreponernos ante la adversidad, nuestra capacidad de lucha y nuestra capacidad de ser solidarios y de perdonar. Estas dimensiones son el legado de nuestra generación, son nuestra humanidad imperfecta y son el espejo en el que nos debemos mirar. Las fotografías están para interrogarnos una y otra vez sobre si ese país en ruinas es el que le legaremos a nuestros hijos. O si estamos dispuestos a construir sobre los escombros –como lo han hecho otros pueblos a lo largo de la historia– una sociedad en la que nos reconozcamos, si no con orgullo, al menos con dignidad. Alejandro Santos Director de SEMANA 5.


Tres décadas tremendas: ¿Cómo será la próxima?

E

ste es un libro duro. Ver en primer plano y en alta resolución lo que, a nombre de toda clase de ideas y, a menudo, sin necesidad de ideas, los grupos armados y agentes del Estado le han hecho a la gente en el conflicto armado desde 1985 no es una experiencia grata. Los perpetradores parecen haber acometido la guerra en Colombia no solo con el empeño de agotar el catálogo completo de los crímenes contemplados en el derecho internacional, sino de enriquecerlo con atrocidades de una escala y una crueldad tales que las categorías jurídicas palidecen al designarlas. Acotar la violencia a lo ocurrido desde 1985, como lo definió la Ley de Víctimas, puede parecer arbitrario. El conflicto armado empezó veinte años antes y sus nexos con el narcotráfico y las formas de violencia que este aportó se profundizaron desde fines de los setenta. Sin embargo, es un hecho que la violencia ligada al conflicto armado empezó su crescendo a partir de mediados de los ochenta, llegó a un pico entre mediados de los noventa y de los años dos mil y, aunque ha disminuido desde entonces, sigue haciendo estragos. El resultado es que al cabo de 30 años de un conflicto armado cada día más degradado, Colombia se ha convertido en una suerte de parque jurásico de todas las formas imaginables de violencia y registra uno de los números más altos de víctimas que haya reconocido Estado alguno en el mundo, después de las que Alemania heredó de su pasado nazi. La Unidad de Víctimas cuenta casi cinco millones y medio de personas que han sufrido directamente los efectos del conflicto armado; 4,7 millones de ellas desplazadas por la violencia que han sufrido otros crímenes, como masacres, homicidios, violencia sexual o amenazas. Eso significa que cerca del 12 por ciento de la población colombiana ha sido afectada directamente por el conflicto armado. La guerra ha reducido su intensidad pero no amaina. Por eso, cada año añade cerca de 200.000 víctimas más a esa cuenta pavorosa. En 2011, el gobierno registró 198.000 desplazados y en 2012, otros 108.000, aunque esta cifra es incompleta y aún falta añadir los múltiples desplazamientos masivos que tuvieron lugar el año pasado, muchos de ellos causados por los grupos sucesores de los paramilitares, las llamadas bandas criminales. Esta violencia armada se destaca no solo por las formas escabrosas que ha revestido, sino por su persistencia en el tiempo y por su escala. En Colombia se ha matado hasta la saciedad y, cuando todos los límites parecían rebasados, se ha matado

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de maneras horribles, como para matar muchas veces a cada muerto. En ese repertorio de formas de victimización, algunas han cumplido un papel especialmente destacado. La guerra colombiana ha sido una guerra de masacres y de desplazamiento. En 30 años se cometieron más de 2.000 masacres, la mayoría de ellas en el lapso de la década más tremenda, de 1995 a 2005, cuando llegó al clímax el enfrentamiento territorial entre los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y las guerrillas. Casi todas se hicieron no solo para infundir terror sino para controlar territorio. Por eso, junto con las masacres el desplazamiento ha sido la forma de victimización más sistemática. Ninguna otra nación en el mundo cuenta, como Colombia, con cerca de cinco millones de personas desplazadas por la violencia. El desplazamiento ha estado al servicio de una metódica redistribución ilegal de la tierra, que ha pasado masivamente de manos del campesinado pobre y medio a las de quienes, como buitres, se aprovecharon de ese valioso despojo o simplemente expulsaron a la gente de sus tierras. Entre ellos hay narcotraficantes y paramilitares y, según las víctimas mismas, guerrilleros, pero también políticos respetables, empresas de todo tipo y familias adineradas. Algunos crímenes han alcanzado la escala de verdaderas epidemias. El secuestro extorsivo, que empezó a generalizarse en los años ochenta, llegó a cobrar casi 2.600 víctimas en un año como 1999. El reclutamiento de niños y niñas para la guerra ha superado los números de varias naciones africanas. Desde hace varios años, la cantidad de víctimas de minas antipersonales colombianas compite por los primeros puestos en el mundo, junto a lugares como Afganistán. Las guerrillas, en especial las Farc, se han caracterizado por cometer el mayor número de estos crímenes, aunque los grupos paramilitares hicieron su cruenta contribución a la cuenta. Agentes del Estado tienen una parte cuya escala comienza a quedar en evidencia en ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzosas, entre otros. Todos, irregulares y oficiales, han sido perpetradores de homicidios selectivos cuya cuenta precisa es objeto de encendidos debates académicos, pero que tuvieron lugar a una escala que pocas sociedades han visto sostenerse por un tiempo tan largo como el que llevan ejecutándose impunemente en Colombia. La magnitud de la violencia sexual contra las mujeres apenas empieza a aflorar y en ella también están involucrados todos los actores armados. Pueblos completos y barrios de ciudades importantes fueron sometidos a la férula dictatorial de los grupos que los


controlaban e imponían reglas de conducta y castigos desaforados a sus habitantes. Las comunidades indígenas y los grupos de afros siguen siendo todavía, hoy, confinados por los grupos armados, que restringen su movilidad, requisan sus alimentos y se aprovechan de sus mujeres y sus niños. Pueblos destruidos por cilindros explosivos; etnias indígenas, como los kankuamo, los awá, los nasa, los nukak, diezmadas por la guerra; regiones como el Pacífico, el Cauca, el Catatumbo, el bajo Cauca, el Urabá, Caquetá, Putumayo o Arauca, donde una generación ha crecido atropellada por todas las violencias y todos los grupos armados; bombas y atentados incontables que han estremecido los cimientos de la vida ciudadana; y nombres, una interminable lista de tristes nombres memorables -Segovia, Machuca, Bojayá, Santo Domingo, El Naya, El Billar-, y designaciones coloquiales como pesca milagrosa, falso positivo, vacuna, retención; todo ello da cuenta no solo del horror sino de su persistencia, su sistematicidad, su escala. Las fotografías de este libro son un itinerario por tres décadas horrendas, en las que sufrió mucha gente, pero sobre todo los más pobres y marginados del país. Ellos son los que han pagado con creces los costos de la degradación creciente en la que se sumieron las hostilidades entre los grupos armados y el Estado. Los niños y las mujeres, en especial, han sido víctimas privilegiadas, por su indefensión. Decenas de miles de familias desplazadas tienen como única cabeza a una mujer que vio a su marido asesinado, torturado o masacrado. En total, más de un millón de las víctimas reconocidas son niños menores de 12 años. Por largo tiempo, la violencia y las víctimas se acumularon por decenas, por centenares de miles en poblados remotos y regiones campesinas, entre sindicatos y colonos, en comunidades negras e indígenas en las selvas, sin que el Estado las reconociera, mientras muchas ONG luchaban por mostrar la escala de lo que les estaba ocurriendo. El Estado, incluso, por razones de política, llegó a negar durante un largo periodo que el conflicto armado existiera y la propaganda oficial logró convencer a una buena parte del país de que lo ocurrido era culpa de solo uno de los actores armados. Esta explicación fácil prosperó y aún hoy hace carrera en no pocos círculos. Sin embargo, Colombia empieza a reconocer lo ocurrido y el Estado a asumir su parte y su responsabilidad. La Ley de Víctimas es un paso sustancial en esa dirección. En especial, en el camino de asumir que esta larga ola de violencia no se debe simplemente a un puñado de malos que hace daño a una sociedad buena, sino a una

enfermedad del conjunto de la sociedad. Si se le quitan a Colombia las formas de violencia que aporta el conflicto armado, las restantes bastan para poner al país entre los primeros en el mundo en capacidad de hacerse daño a sí mismo y lo dejan ante interrogantes inquietantes. Los niveles de homicidios, de violencia intrafamiliar, de ataques sexuales contra las mujeres, de maltrato a los niños que ostenta la sociedad colombiana son, en sí mismos, indicadores de la fuerza con la que el manejo violento de los conflictos ha marcado el ADN de la sociedad colombiana. ¿Por qué esta es la única en el hemisferio occidental en mantener un conflicto armado por tan largo tiempo? ¿Por qué el narcotráfico encontró un terreno tan fértil en Colombia? ¿Por qué saltarse la ley y recurrir a métodos violentos son recursos tan frecuentes en todos los ámbitos de la vida social? ¿Por qué para tantos es normal vivir tranquilamente en las ciudades en el mismo país donde el campo y las regiones apartadas son devastados por la guerra? Preguntas como estas, que han sido objeto de discusión académica, deberían estar en el centro del debate público. Por eso, el reconocimiento de las víctimas y de lo que ha ocurrido en estas tres décadas es apenas un primer paso, el inicio de un largo camino en el que la sociedad deberá mirarse al espejo y decidir qué hacer. Reparar todas estas víctimas y sanar con medidas de verdad, reparación, justicia y garantías de no repetición a una sociedad que crece con esa generación devastada es una tarea tan titánica como indispensable para construir un proyecto común de nación. Una tarea que solo será posible si la sociedad en su conjunto la asume. Esta preocupación está en el centro del Proyecto Víctimas de SEMANA, del cual este libro es una parte integral. Mirando las fotografías aquí recogidas puede parecer a primera vista completamente fuera de lugar hablar de reconciliación, de construcción de una cultura de paz. Pero el reconocimiento de la violencia y la reparación integral de sus víctimas solo tienen sentido si conducen, a fin de cuentas, a construir, por fin, una vida en común en la sociedad a la que todos, los perpetradores y sus víctimas y los que la violencia no tocó directamente, vivan según unas reglas de juego compartidas y diriman sus diferencias sin recurrir a la violencia. Esa es una tarea que no depende solo de que los victimarios depongan sus armas y el Estado asuma sus responsabilidades, ni tampoco de que las víctimas acepten pasar la página. Esa tarea solo puede sacarla adelante toda la sociedad colombiana. De la manera en la que ella afronte lo ocurrido en estas tres décadas tremendas depende cómo será la próxima. Álvaro Sierra Editor General Proyecto Víctimas.

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Observar para que otros vean

D

espués de mirar cientos y cientos de fotografías, y de recordar en compañía de colegas y amigos los hechos violentos más significativos que han ocurrido en todo el territorio nacional durante los últimos treinta años, me reafirmo en la importancia que tienen nuestros reporteros fotográficos y en su invaluable legado de imágenes que nos permiten repasar, rearmar y repensar la compleja realidad colombiana. El poder de una fotografía, su capacidad descriptiva y narrativa, así como la certeza de mostrarnos una realidad y una evidencia, hacen de ella un arma muy poderosa contra la mentira y la injusticia. Una imagen oportuna puede detener una guerra o provocarla, puede transportarnos a lugares que jamás pensamos que existían, o llevarnos a conocer realidades tan insólitas que podrían cambiarnos la vida de un tajo. De ahí su importancia como género periodístico que nos ofrece otra forma de narrar y de contar historias. Aunque nuestros fotoperiodistas no son considerados reporteros de guerra, lo cierto es que han arriesgado sus vidas y registrado con sus cámaras este conflicto tan prolongado como devastador. En cualquier lugar de nuestra geografía donde se presente una matanza, un combate, un velorio, un secuestro o un atentado siempre encontramos a un fotógrafo que registra ese hecho doloroso, generalmente con respeto y con ética. Este libro de fotografías, realizadas por fotógrafos colombianos de todas las regiones, constituye un homenaje a las cinco millones y medio de víctimas civiles que ha dejado esta guerra demencial. Es también un reconocimiento a la labor profesional de estos periodistas, quienes con sus imágenes y con su forma singular de ver la realidad contribuyen siendo testigos invaluables de unos hechos sumamente trágicos, con la esperanza de que nunca vuelvan a ocurrir. Muchas de estas fotografías fueron tomadas con lágrimas en los ojos, en ocasiones con rabia, y también con impotencia

al no poder cambiar el orden de las cosas. Sus autores son fotógrafos consagrados como Jesús Abad Colorado, quien desempeñándose desde la orilla de la independencia nos entrega un trabajo visceral y poético, que refleja toda su humanidad en un país que se ahoga en lágrimas, o con la mirada única y privilegiada de Manuel Saldarriaga, cuyas imágenes tienen el poder de sorprender y de ponernos a pensar, como en su memorable foto de un cadáver flotando en el río Nechí con un gallinazo posado en el pecho. La miseria humana arrastrada por el agua buscando una tumba para terminar el viaje y descansar en paz. Las plasticidad de las fotos de Julián Lineros sobre un campo de entrenamiento de niños y jóvenes paramilitares, camuflados con barro y con fusiles de madera, las convierte en una pieza de colección, aunque poseen una carga de horror que el lector debe digerir. Otra de sus fotos que conmueve por su belleza es la de una pareja de ancianos desplazados en una casa abandonada cerca de Cocorná, donde ella yace moribunda envuelta en unas cobijas, mientras él fuma un tabaco que podría ser el último, al lado de dos cajas de cartón, sus únicas pertenencias. Fueron muchos los ojos y las manos que participaron en la selección de fotografías para este proyecto, que contó con un numeroso equipo de Publicaciones SEMANA y de cada uno de los colegas que colaboraron desinteresadamente y con entusiasmo. A todos ellos quiero agradecerles de todo corazón por esas desgarradoras pero hermosas imágenes, que forman parte de nuestro acervo y de nuestra memoria visual. Son 54 fotógrafos que trabajan en varios medios impresos y en agencias internacionales; otros son independientes, pero todos hacen historia desde una trinchera diferente. El resultado es este libro, un gran reportaje gráfico tejido a mano por unos fotógrafos que sueñan que este país pueda ser algún día un refugio para la tolerancia, la poesía y el amor. León Darío Peláez Sánchez Editor fotográfico Revista SEMANA

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Flor del Monte

La Chinita Mejor Esquina Apartadó Carepa Chigorodó Segovia

20 8, 9 Simácota

16 1, 2, 3, 5, 6, 10, 12, 13, 17, 18, 19, 26

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Tadó Cachipay

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La Calera Bogotá Fosca

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Caloto

Ubicación geográfica donde se tomó cada una de las fotos de este capítulo.

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1985 1995 11.


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JustiCiA, en llAmAs Bogotá, 7 de noviembre de 1985

La Plaza de Bolívar, la carrera Séptima, el edificio de la Alcaldía Mayor y el Capitolio son los testigos mudos de la tragedia que se vive en el Palacio de Justicia que ya consumen las llamas. Foto: Felipe Caicedo Chacón. Colprensa. 2

¿A sAlvo? Bogotá, 7 de noviembre de 1985

Funcionarios del Palacio de Justicia y visitantes que quedaron atrapados en el fuego cruzado entre el Ejército y el M-19 logran salir con vida del infierno de plomo que se desató en el edificio. Foto: Felipe Caicedo Chacón. Colprensa.

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el asalto Final Bogotá, 7 de noviembre de 1985

El Ejército emprende el asalto final del Palacio de Justicia, que había sido tomado por integrantes del M-19 en la tarde del 6 de noviembre de 1985. La imagen del tanque Cascabel irrumpiendo por las escaleras del Palacio le dio la vuelta al mundo. Foto: Felipe Caicedo Chacón. Colprensa.

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Campesinos indefensos Fosca, Cundinamarca, 1985

Fosca, uno de los municipios de la provincia de Oriente, en Cundinamarca, ha sido una vĂ­ctima constante de los ataques de la guerrilla, como este, ocurrido en 1985. foto: felipe Caicedo

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la eRa de loS maGnicidioS Bogotá, 12 de octubre de 1987

El excandidato presidencial de izquierda Jaime Pardo Leal fue asesinado el 11 de octubre de 1987. Al entierro del líder asistieron sus copartidarios de la Unión Patriótica (UP), el partido que fue exterminado por la denominadas “fuerzas oscuras”, una alianza tácita de dirigentes de la derecha colombiana, paramilitares, narcotraficantes y miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Foto: Álvaro Sierra. 6

Rabia, doloR e impotencia Bogotá, 12 de octubre de 1987

Dos militantes de la Unión Patriótica (UP) expresan su dolor y rabia tras el asesinato de Jaime Pardo Leal, ante la mirada expectante de los miembros de la fuerza pública agazapados tras sus escudos. Foto: Álvaro Sierra.

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el llanTO deSCOnSOladO

SálveSe quien pueda Segovia, 11 de noviembre de 1988

Foto: alfonso Benavidez. Periódico ‘El Espectador’.

Foto: alfonso Benavidez. Periódico ‘El Espectador’.

El 3 de abril de 1988 el grupo paramilitar Los Magníficos atacó la vereda La Mejor Esquina, en el municipio de Buenavista, Córdoba. Murieron 27 campesinos, entre ellos varios menores. Se presume que los asesinos cometieron esta masacre como represalia por la supuesta ayuda que los labriegos les daban a los guerrilleros del EPL.

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Buenavista, Córdoba, 3 de abril de 1988

En la noche del viernes 11 de noviembre de 1988 un grupo de paramilitares entró en el municipio de Segovia, Antioquia, y disparó indiscriminadamente contra la población civil, sin que la Policía ni el Ejército hiciera nada para impedirlo. En el acto murieron más de 40 personas y otras cincuenta resultaron heridas.



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ExtErminio Político Segovia, 11 de noviembre de 1988

Los habitantes de Segovia entierran a sus muertos luego de la masacre del 11 de noviembre de 1988. Los paramilitares al parecer atacaron la población porque su alcaldesa y la mayoría de sus concejales pertenecían a la Unión Patriótica. Foto: Archivo - Revista SEMANA.

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Cuando el terror es ley Bogotá, 3 de marzo de 1989

Entierro de José Antequera, representante a la Cámara por la Unión Patriótica, asesinado en el lobby principal del aeropuerto Eldorado el 3 de marzo de 1989. En ese atentado también resultó herido el entonces precandidato liberal Ernesto Samper Pizano, quien de casualidad se hallaba en la escena del crimen. Foto: lope Medina - Revista SEMANA.

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La justicia, masacrada Magdalena medio, 18 de enero de 1989

En una carretera del Magdalena medio santandereano yacen los cuerpos de varios de los funcionarios de la rama judicial asesinados el 18 de enero de 1989, en la vereda La Rochela, Simacota, por paramilitares, narcotraficantes y agentes del Estado. Luego de ser torturados, 12 de los 15 integrantes de la comisión judicial fueron asesinados. Foto: jesús Villamizar - ‘Vanguardia Liberal’.

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Los argumentos deL pLomo Bogotá, 22 de marzo de 1990

Bernardo Jaramillo, candidato presidencial de la Unión Patriótica, fue asesinado el 22 de marzo de 1990, dos meses antes de las elecciones. De nada le sirvió haber sido un demócrata amigo del diálogo y el debate de las ideas. El argumento del plomo le quitó a Colombia uno de sus líderes más valiosos. Foto: patricia rincón - Revista SEMANA.


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El comandantE caído Bogotá, 26 de abril de 1990

Carlos Pizarro, el carismático dirigente de la cúpula del M-19, fue asesinado en un avión el 26 de abril de 1990. Este crimen conmovió a todo un país que veía cómo las tentativas de paz entre el M-19 y el gobierno eran atacadas sin ningún tipo de consideración ni piedad. Foto: lope medina - Revista SEMANA.

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Final FEliz Cundinamarca, 23 de enero de 1994

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Entre diciembre de 1993 y abril de 1994 se adelantaron las conversaciones de paz entre el gobierno y la Corriente de Renovación Socialista, disidencia del ELN, en Flor del Monte, Sucre. Los diálogos llegaron a feliz término, tal como lo simboliza esta fotografía.

El empresario Carlos Upegui Zapata, quien estuvo secuestrado durante 154 días, fue liberado por miembros de la XIII Brigada del Ejército luego de un intenso tiroteo con guerrilleros del frente XXII de las Farc, que se lo habían llevado en Cachipay, Cundinamarca, y lo habían retenido en un cerro en la vereda Mancilla, municipio de Vianí, en el mismo departamento.

Foto: James arias - Periódico ‘El Tiempo’.

Foto: manuel Saldarriaga - Periódico ‘El Tiempo’.

El podEr dEl amor Flor del Monte, Sucre, 22 de marzo de 1993

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Desgaste y aguante Chocó, 20 de agosto de 1994

Una imagen recurrente en las carreteras de Colombia. El 20 de agosto de 1994 la guerrilla quemó este bus en la carretera que conduce de Pereira a Tadó, Chocó. Foto: Luis Benavides - Periódico ‘El Tiempo’.

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La paz, enterrada Bogotá, 25 de marzo de 1992

Argelino Durán Quintero, dirigente conservador de Norte de Santander, fue secuestrado el 26 de enero de 1992 por el Ejército Popular de Liberación (EPL). El 14 de marzo, cuando se encontraba cautivo, sufrió un infarto y murió. Las autoridades recuperaron su cadáver, que fue velado en cámara ardiente en el Capitolio Nacional. Su sepelio se llevó a cabo en Bogotá el 25 de marzo. A raíz de su muerte, los diálogos de paz entre el gobierno de César Gaviria y las guerrillas de las Farc, el ELN y el EPL se interrumpieron el 4 de mayo de 1992. Foto: Lope Medina - Revista SEMANA.

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Un criMen de estado Bogotá, 9 de agosto de 1994

El 9 de agosto de 1994, Manuel Cepeda Vargas, senador de la Unión Patriótica, fue asesinado cuando salía de su apartamento hacia el Capitolio Nacional. En 2011, el día en que se conmemoraron 17 años del crimen, el Estado colombiano pidió un perdón público por el magnicidio, ya que se comprobó que en el atentado participaron altos mandos militares, miembros de la fuerza pública y jefes de grupos paramilitares. Foto. Bernardo peña.



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El llanto dEsconsolado Mejor Esquina, 3 de abril de 1988

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El 16 de diciembre de 1991, un grupo de paramilitares asesinó a 21 indígenas del pueblo nasa (o paéz) en la hacienda El Nilo, en el municipio de Caloto, Cauca. Los indígenas habían ocupado la finca, que ellos consideraban parte de su territorio ancestral.

El 3 de abril de 1988 el grupo paramilitar Los Magníficos atacó el corregimiento Mejor Esquina, en el municipio de Buenavista, Córdoba. Murieron 27 campesinos, entre ellos varios menores. Se presume que los asesinos cometieron esta masacre como represalia por la supuesta ayuda de los labriegos a los guerrilleros del EPL.

Foto: Archivo - Revista SEMANA.

Foto: Archivo - Revista SEMANA.

la lucha por la tiErra Bogotá, 16 de diciembre de 1991

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De lesa humaniDaD Carepa, Urabá, 29 de agosto de 1995

A partir de 1991, las FARC se dedicaron a asesinar a exintegrantes del Ejército Popular de Liberación que se habían desmovilizado y reintegrado a la vida civil. Una de las tantas masacres perpetradas por las Farc ocurrió el 29 de agosto de 1995, cuando integrantes del quinto frente de esa guerrilla asesinaron a 19 personas en la finca Los Kunas, en el municipio de Carepa del Urabá antioqueño. Foto: Archivo - Revista SEMANA.

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en las goteras De Bogotá La Calera, 19 de julio de 1994

El 19 de julio de 1994 alrededor de 50 guerrilleros de las Farc se tomaron por asalto el municipio de La Calera, ubicado a 14 kilómetros de Bogotá. Durante dos horas recorrieron el pueblo, saquearon dos bancos e incendiaron un salón de billar. En el ataque también provocaron graves destrozos a la estación de Policía de la localidad. Foto: lope medina - Revista SEMANA.

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LA irA de LOs vengAdOres Apartadó, septiembre de 1995

A Miguel Arturo Valencia Cardona, un soldado regular, las milicias Bolivarianas de las Farc no le perdonaron que se hubiera ido para el Ejército para obtener la libreta militar que necesitaba para conseguir empleo. Por ese motivo asesinaron a su hermana Sandra, de 13 años, en el barrio Policarpa, en Apartadó (Antioquia), en septiembre de 1995. Miguel Arturo había denunciado las amenazas que había recibido y les pidió a sus superiores que lo dejaran salir del Ejército y que le otorgaran libreta, pero ellos no accedieron a sus súplicas. Foto: jesús Abad Colorado. 24

OjO pOr OjO… Los Cunas, Carepa, agosto de 1995

La masacre de 17 obreros bananeros se atribuyó a las Farc como retaliación por la muerte de 18 personas en la discoteca El Aracatazo en Chigorodó dos semanas antes. Foto: jesús Abad Colorado.

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estaLinismo PuRo y duRo Apartadó, 23 de enero de 1994

Mientras se celebraba una fiesta en las calles del barrio La Chinita, en Apartadó, Urabá antioqueño, las Farc atacaron a obreros bananeros, antiguos guerrilleros del EPL, que le habían cambiado el significado de la sigla de su movimiento. De Ejército Popular de Liberación a Esperanza, Paz y Libertad. El saldo, 37 muertos, más de 100 heridos y 2.000 desplazados. Foto: Luis Benavides Periódico ‘El Tiempo’.

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RecoRdaR es ResistiR Bogotá, 6 de noviembre de 1995

Diez años después de la tragedia del Palacio de Justicia, se realizó una marcha en homenaje a las víctimas del holocausto. Varios de los manifestantes no solo se dedicaron a marchar, sino que avivaron el recuerdo de los desaparecidos con alegorías y representaciones teatrales. Foto: León darío Peláez Revista SEMANA.

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Daño colateral Urabá, 12 de agosto de 1995

Miembros de las autodefensas perpetraron la masacre de los billares El Aracatazo, en el barrio El Bosque de Chigorodó, en el Urabá antioqueño. El exjefe paramilitar Ever Veloza, alias H. H., dijo años después que “la orden fue impartida por Carlos Castaño”. Alegó que sus hombres se ‘equivocaron’, porque la orden era asesinar a tres personas, y que Castaño, enojado por el error, los habría entregado. Foto: Jesús abad colorado.

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Sierra Nevada de Santa Marta Valledupar

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La Gabarra

Turbo Apartadó Tarazá Urabá Pavarandó El Aro Ituango

67 18

13 40, 43, 47

9, 10

Nechí

45

17

51, 83, 88, 89

Juradó

44 16, 46, 54, 55, 56, 63 20, 22, 33, 59, 60, 61, 62, 74, 75

53

Nariño

41

4, 5, 6, 27, 90 23

28, 29, 30 38

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Guayabetal

Tambo Cajibío

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Puerto Lleras

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Silvia

La Vega Bolívar

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La Macarena

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San Vicente del Caguán Puerto Rico Florencia Mitú

Teteyé

3

Las Delicias

Ubicación geográfica donde se tomó cada una de las fotos de este capítulo.

44.

19, 50, 64, 77, 78, 79, 80, 87

Acacías

84

81

36

Simijaca

Nilo Gutiérrez

Cali

14, 48 39 31, 37, 49 26

70

Bogotá Choachí

52

35

1

Chocó

66

21

91

Granada Quibdó

12, 34

Cúcuta

Barrancabermeja Segovia Yolombó Vigía del Fuerte Oriente antioqueño Bojayá Medellín San Carlos

8

65

7, 24, 25, 58 69, 71, 72, 73, 86

82, 85

11


1996 2005 45.


1

Asesinos con seviciA El Aro, octubre de 1997

En octubre de 1997 unos 150 miembros de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), también conocidos como los ‘mochacabezas’, torturaron y mataron a 17 campesinos, y quemaron 42 casas. El macabro operativo duró siete días, y las autoridades no hicieron absolutamente nada para impedirlo. Una de las víctimas del ataque fue Jacinto José Duarte. Foto: edgar Dominguez Periódico ‘El Tiempo’.

46.



2

La ira deL demonio Gutiérrez, Cundinamarca, 13 de julio de 1996

De poco le sirvió a este campesino proteger su casa con un cuadro de La última cena, de Da Vinci. El ataque de las Farc a su pueblo lo dejó literalmente sin techo. Foto: William Fernando martinez Periódico ‘El Tiempo’.

48.


3

Con las botas puestas Putumayo, 1996

Familiares y compañeros de armas lloran sobre el cadáver de uno de los 31 militares muertos en el ataque de las Farc a la base militar de Las Delicias, Putumayo. Otros 60 militares quedaron en manos de la guerrilla. Foto: Jaime García - Periódico ‘El Tiempo’.

49.


4

el último adiós Barrancabermeja, 16 de mayo de 1998

El 16 de mayo de 1998, Barrancabermeja padeció una incursión paramilitar que dejó un saldo de siete personas muertas y 25 desaparecidas. Desde 2010 el municipio conmemora la fecha como el día de las víctimas. Foto: Archivo - Revista SEMANA. 5

Un regreso incierto Río Magdalena, 1998

Un planchón atraviesa el río Magdalena para transportar a una parte de los 6.000 campesinos desplazados por la violencia que regresaron a sus parcelas en el sur de Bolívar. Foto: Javier galeano - Periódico ‘El Tiempo’.

50.



52.


53.


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Tragedia sin fin Barrancabermeja, 16 de mayo de 1998

Una mujer llora desconsolada frente a los cuerpos de algunas de las víctimas de la masacre paramilitar en Barrancabermeja, que ocurrió el 16 de mayo de 1998. En el hecho fueron asesinadas siete personas. foto: José david Martínez.

54.

7

“ViVos los quereMos” Bogotá, 1997

Familiares y amigos de militares secuestrados por las Farc muestran fotografías de sus seres queridos que ellos conservan como prueba de supervivencia. foto: gerardo Chávez - Periódico ‘El Tiempo’.


8

“SOlO le pidO a diOS…” Granada, 6 de diciembre de 2000

El municipio de Granada, en el Oriente antioqueño, fue víctima de masacres de paramilitares y ataques de la guerrilla. El 6 de diciembre de 2000 integrantes de las Farc-EP se tomaron el pueblo y redujeron a escombros varias manzanas alrededor del parque principal. Poco después, Rosa Efigenia Suárez rezó para que se acabara la violencia que martirizaba a su región. Foto: edgar domínguez - Periódico ‘El Tiempo’.

55.



9

Ejército dE LibEración dEmEnciaL Machuca, octubre de 1998

Un acto terrorista contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas se transformó en una de las masacres más horrendas que Colombia recuerde. En la madrugada del 18 de octubre de 1998, integrantes del Ejército de Liberación Nacional colocaron una carga explosiva en el oleoducto a escasos metros del corregimiento de Machuca, en Segovia, Antioquia. El fuego provocado por la explosión quemó 46 casas. Murieron 84 personas, casi todos menores de edad.

10

Víctimas inocEntEs Machuca, octubre de 1998

Los habitantes de Machuca les dan el último adiós a las 84 personas que murieron tras el ataque. Foto: natalia botero - Revista SEMANA.

57.


11

Fue un inFierno Mitú, 1 de noviembre de 1998

A las 4:45 de la madrugada del 1 de noviembre de 1998, 1.500 guerrilleros de las Farc se tomaron Mitú, la capital de Vaupés, y desencadenaron una orgía de balas y explosiones de cilindros bomba ante la cual nada pudieron hacer los poco más de 100 efectivos de la fuerza pública que defendían la ciudad. En la toma murieron 11 civiles y 31 policías, 38 uniformados resultaron heridos y 61 más fueron secuestrados. Al terminar el ataque, el panorama era de completa desolación. Foto: Javier Casella - Policía Nacional.

58.




12

Soledad y deSolación Juradó, Chocó, 12 de septiembre de 1999

El 12 de septiembre de 1999 los frentes 5, 18, 53 y 57 de las Farc atacaron la guarnición militar, el comando de Policía y algunas edificaciones de Juradó, Chocó. En el ataque murieron 23 infantes de Marina, resultaron heridos 37 miembros de la fuerza pública y los guerrilleros secuestraron a tres militares. Foto: Jesús abad colorado.

13

Éxodo Ituango, Antioquia, octubre de 1997

En octubre de 1997, más de 700 habitantes del corregimiento de El Aro, en el municipio de Ituango, en el norte de Antioquia, tuvieron que huir hasta Puerto Valdivia para salvar sus vidas. Foto: Jesús abad colorado.

61.


14

ImplIcados en guerras ajenas San Vicente del Caguán, julio de 2000

Esta escena, que muestra a una menor de edad integrante de las Farc que monta guardia, se captó en julio de 2000 en San Vicente del Caguán, donde se adelantaba el proceso de paz que se interrumpiría un año después. Foto: jesús abad colorado.

62.


15

En vEz dE Estudiar… La Macarena, Meta, 1998

Niños guerrilleros patrullan las calles de La Macarena, Meta, pocos días antes de iniciarse las conversaciones de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las Farc. Foto: Carlos vásquez - Revista SEMANA.

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16

Río aRRiba y Río abajo Río Atrato, Bojayá, Chocó, septiembre de 2002

Los habitantes de Bojayá viajaron aguas arriba por el río Atrato hacia Quibdó pocos días después del ataque de las Farc a su pueblo, el 2 de mayo de 2002. Algunos de ellos regresarían en septiembre del mismo año. Foto: jesús abad Colorado.

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17

Un breve descanso Turbo, Antioquia, 1998

A esta ciudad, en el Urabá antioqueño, llegaron los desplazados de Pavarandó tras las incursiones de los paramilitares del Bloque Elmer Cárdenas. Foto: Manuel saldarriaga - Periódico - ‘El Colombiano’.

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18

AtrApAdos por lA guerrA Pavarandó, Chocó,1998

Durante muchos años los habitantes de la región de Urabá Antioqueño Chocoano fueron víctimas directas de los combates entre los guerrilleros, los paramilitares y las fuerzas militares. En esta fotografía aparecen desplazados que huían de los paramilitares del Bloque Elmer Cárdenas. Foto: Manuel saldarriaga - Periodico ‘El Colombiano’.

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19

plegarIas no atendIdas San Carlos, 25 de octubre de 1998

El 25 de octubre de 1998 los paramilitares asesinaron a 13 personas en San Carlos (Antioquia), entre ellas varios líderes del pueblo, quienes fueron decapitados y arrojados a las aguas del río. Un mes antes de la incursión, un helicóptero había arrojado volantes con consignas en contra de la guerrilla y con amenazas a la población civil a nombre de las Autodefensas. Las autoridades del municipio enviaron cartas a organismos del gobierno pidiendo protección, pero nadie quiso oír las súplicas. Foto: Jesús abad colorado. 20

InocencIa perdIda Medellín, noviembre de 2002

Una niña parece jugar con los destrozos que dejó en una de las ventanas de su casa el enfrentamiento entre milicianos de las Farc y el ELN contra miembros de la fuerza pública en la llamada Operación Orión en la Comuna 13 de la ciudad de Medellín, que se llevó a cabo en noviembre de 2002. Foto: Jesús abad colorado.

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69.


21

La muerte ya LLegĂł, eL miedo continĂşa Tambo, Cauca, diciembre de 1999

Andrea Fansury y Yuliet Daniela Mera fueron asesinadas el 5 de diciembre de 1999 en el corregimiento de La Uribe, municipio del Tambo, Cauca, por integrantes de un grupo armado ilegal que opera en la zona. Sus familiares velaron los cuerpos en una humilde vivienda, aterrados de que los alzados en armas regresaran para asesinar a otros integrantes de la familia. Foto: Jorge orozco.

70.


22

En la ruta Carretera Medellín-Bogotá, 1999-2000

Como consecuencia de los paros armados decretados tanto por la guerrilla como por los paramilitares en el Oriente antioqueño, los habitantes de los municipios contiguos a la autopista Bogotá-Medellín se vieron obligados a desalojar. En la fotografía, algunos desplazados que se instalaron en la vía, muy cerca de Medellín, durante las celebraciones del fin de año de 1999, y que permanecieron allí durante dos semanas. Foto: natalia Botero - Revista SEMANA.

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en el FueGo CruzAdo Oriente antioqueño, 25 de octubre de 1998

Los municipios del Oriente antioqueño han padecido como pocos la violencia de los actores armados. Un niño arregla la camisa de Luis Eduardo Salazar, una de las ocho víctimas asesinadas por los paramilitares en una masacre de campesinos y tenderos del municipio de San Carlos. Foto: Jesús Abad Colorado.

24

“¡AsesinAron A GArzón!”

25

Bogotá, 13 y 15 de agosto de 1999

En el amanecer del viernes 13 de agosto de 1999, cuando se dirigía a las instalaciones de RadioNet, fue asesinado en su vehículo el humorista Jaime Garzón. Su muerte sobrecogió al país. El sepelio de Jaime Garzón, dos días después, llenó la Plaza de Bolívar en Bogotá, en un acto multitudinario. Catorce años después, Colombia no se repone de este crimen atroz, que ha involucrado a paramilitares y a funcionarios de seguridad del Estado. Foto: Juan Carlos sierra - Revista SEMANA.

74.



26

los n.n. dEl conFlicto Florencia, 1999

En este cementerio de Florencia, Caquetá, reposan los restos de personas asesinadas que nunca fueron identificadas. Foto: Manuel saldarriaga - Periódico ‘El Colombiano’.

27

El silEncio dEl inocEntE Barrancabermeja, 6 de junio de 1998

Casi un mes después de una masacre paramilitar en Barrancarbermeja, este niño marcha en su ciudad para denunciar el ataque del que fueron víctimas él y los integrantes de su familia y su comunidad. En el hecho, que ocurrió el 16 de mayo de 1998, murieron doce personas y otras 25 desaparecieron sin dejar rastro. Foto: Herminso Ruiz.

76.



78.


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Que no Quede piedra sobre piedra Nariño, Antioquia, 30 de julio de 1999

Los frentes 9 y 47 de las Farc atacaron a Nariño (Antioquia) el 30 de julio de 1999. Además de la devastación de gran cantidad de objetivos civiles, los guerrilleros mataron a nueve agentes de policía, siete civiles, hirieron a 16 más entre uniformados y habitantes del pueblo y tomaron como rehenes a ocho agentes. Fotos: natalia botero - Revista SEMANA.

80.


81.


31

Puente aéreo Viajagual, sur de Bolívar, 14 de abril de 1999

Luego de haber sido secuestrado durante varios días por integrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el 14 de abril de 1999 expertos aeronáuticos de Avianca y miembros del ejército supervisaron el decolaje del avión Fokker 50 desde una improvisada pista en Viajagual, municipio de San Pablo, sur de Bolívar. Los guerrilleros retuvieron a 36 rehenes entre tripulantes y pasajeros. Foto: William Fernando Martínez Periódico ‘El Tiempo’.

82.


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TransiTe bajo su propio riesgo Puerto Lleras, Meta, 10 y 12 de julio de 1999

Los habitantes de Puerto Lleras, Meta, observan temerosos un cilindro bomba que no estalló durante el ataque de las Farc al municipio, ocurrido entre el 10 y el 12 de julio de 1999. Foto: León Darío peláez - Revista SEMANA.

83.


33

Un destino incierto Medellín, 2000

Los integrantes de la familia Sierra fueron obligados a dejar su pequeña parcela en el Oriente antioqueño por orden de los paramilitares que intentaban controlar la carretera Medellín-Bogotá en el año 2000. Foto: Juan Antonio sánchez.

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Hambre y terror Cerro Blanco, Chocó, 2000

Los miembros de la comunidad embera katios de Cerro Blanco, en el bajo Atrato, Chocó, fueron obligados en 2000 a dejar sus tierras al quedar atrapados en los enfrentamientos de los grupos armados que operaban en el sector. Se quedaron sin comer durante varias semanas ya que los grupos armados les retenían sus alimentos. Foto: Julio César Herrera.

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Y los remataron Corregimiento de Ortega, Cauca, octubre de 2000

En octubre de 2000, los pobladores del corregimiento de Ortega, en el municipio de Cajibío, Cauca, esperaban una comisión del Ejército y la Fiscalía para el levantamiento de los cuerpos de un anciano y dos enfermos mentales asesinados por las Farc. Sin embargo, quienes llegaron fueron los guerrilleros, quienes dejaron como saldo diez muertos y 45 casas quemadas. Foto: Jorge orozco.

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el dolor de antioquia Yolombó, Antioquia, 31 de agosto y 1 de septiembre de 1999

250 integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se ensañaron con Yolombó, Antioquia, donde masacraron a 23 campesinos que habitaban en la zona rural del municipio. Los que acusaban de ser “auxiliadores de la guerrilla” del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Foto: jesús abad colorado. 37

Parece un juego, Pero… San Lucas, Bolívar, 2000

En 2000, este niño era uno de los integrantes del ELN y su teatro de operaciones era la serranía de San Lucas, en el sur del departamento de Bolívar. Foto: jesús abad colorado.

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38

En El país dEl collar bomba Simijaca, Cundinamarca, 15 de mayo de 2000

Ana Elvia Cortés fue condenada a muerte por cuatro encapuchados que le colocaron el collar explosivo a las cuatro de la mañana del lunes 15 de mayo. Le advirtieron que a las tres de la tarde del mismo día vendrían por 15 millones de pesos, que si pagaba le quitarían la carga mortal. Desde las 8:30 de la mañana hasta las 12:30, el subteniente Jairo López, experto de la Sijin, intentó desactivar el artefacto. Cuando estaba a punto de terminar la tarea, el collar bomba estalló y doña Elvia y él murieron. El atentado se atribuyó a las Farc, pero luego se determinó que habían sido delincuentes comunes dedicados a la extorsión. Foto: Policía Nacional.

90.


39

Sin fórmula de juicio La Gallera, Caquetá, 29 de diciembre de 2000

Diego Turbay Cote, representante a la Cámara por el Partido Liberal, fue asesinado por las Farc el 29 de diciembre de 2000 en el sitio La Gallera cuando se dirigía al municipio de Puerto Rico, en Caquetá. Su caravana de tres vehículos blindados fue interceptada en la carretera por los guerrilleros. Junto a Turbay Cote fueron acribillados su madre Inés Cote de Turbay, el arquitecto Jaime Peña Cabrera, Edwin Angarita Alarcón, Mail Bejarano Martínez, Dagoberto Samboní Uni y Rafael Ocasiones Llanos, el conductor del vehículo. Foto: Archivo - Revista SEMANA.

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40

La despedida Juradó, Chocó, 17 de enero de 2001

Noemí Parra, concejal de Juradó (Chocó), pone unas flores en el lugar donde guerrilleros de las Farc asesinaron a Henry Perea, alcalde del municipio. La fotografía se captó el 17 de enero de 2001. Foto: Álvaro sierra.

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El rEgrEso dE la Chiva Cundinamarca, 13 de agosto de 2000

Guillermo Cortés, más conocido como La Chiva, sube a un avión de las Fuerzas Militares luego de haber sido liberado en Medina, Cundinamarca, por tropas de la Séptima Brigada. El operativo se llevó a cabo con gran éxito el 13 de agosto de 2000 y en él se liberaron a otras cuatro personas secuestradas por las Farc. El periodista y exdirigente del club de fútbol Santa Fe había sido secuestrado el 22 de enero en su finca de Choachí, Cundinamarca. Foto: José Manuel Jara - Periódico ‘El Tiempo’.

94.


42

SálveSe quien pueda Guayabetal, Cundinamarca, 2000

Integrantes de la Cruz Roja Colombiana intentan poner a salvo a dos viajeros que fueron sorprendidos por el fuego cruzado entre guerrilleros de las Farc y soldados del Ejército en la carretera que de Bogotá conduce a los llanos, cerca del casco urbano del municipio de Guayabetal, Cundinamarca. Foto: Guillermo Herrera - Periódico ‘El Tiempo’.

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44

Dolor InDígena Vigía del fuerte, Chocó, 25 de marzo de 2000

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Esta mujer y su hija, de la etnia embera, son desplazadas por los enfrentamientos entre las Farc y el Ejército en la región de Juradó.

Un niño perteneciente a la comunidad indígena embera dóbida llora sobre las ruinas de lo que fuera el puesto de Policía de este municipio, destruido el 25 de marzo del año 2000, en una toma de las Farc. Esta incursión dejó el 50 por ciento del casco urbano destruido, el asesinato de 24 policías y del alcalde, Pastor Damián Perea. Luego de la toma la Policía fue retirada.Muchos indígenas fueron desplazados de sus tierras y vieron impotentes cómo los grupos ilegales reclutaban a sus hijos.

Foto: Álvaro Sierra.

Foto: Juan antonio Sánchez.

el DeSarraIgo Juradó, Chocó, 30 de enero 2001

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98.


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46

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Río aBaJo Río Nechí, febrero de 2003

Una imagen que simboliza la tragedia de la violencia en Colombia. Los ríos, que en algún momento fueron motores de progreso del país, se convirtieron en autopistas por donde bajaban las víctimas de más de medio siglo de violencia incontrolada. Foto: Manuel saldarriaga - Periódico ’El Colombiano’.

100.

Ríos de sangRe Bojayá, Choco, 25 y 26 de abril de 2000

A orillas del río Atrato, en la frontera con Chocó y muy cerca de Bojayá, entre el 25 y 26 de abril de 2000, los frentes 34 y 57 de las Farc atacaron la población antioqueña de Vigía del Fuerte. El saldo, 20 muertos, entre ellos el alcalde Pastor Damián Perea, 11 policías, ocho adultos civiles y dos niños. Foto: natalia Botero - Revista SEMANA.


47

Sin conSuelo Juradó, Chocó, 17 de abril de 2001

Tras la masacre que cometieron los paramilitares en el alto de Naya, Cauca, entre el 10 y el 12 de abril de 2001, quedó el dolor de quienes sobrevivieron para llorar sus muertos.

Foto: Manuel Saldarriaga Periódico ‘El Colombiano’.

101.


48

Las Niñas de La guerra Caguán, 2001

Tres guerrilleras de las Farc posan en un campamento en la zona de despeje, en La Macarena. Eran tiempos de esperanza, en 2001, cuando se adelantaba el proceso de paz del Caguán que terminó frustrándose. Foto: Álvaro sierra.

102.


49

¿Y ahora qué? Bolívar, Cauca, 22 de julio de 2001

Una niña se aferra a la baranda del segundo piso de su casa destruida por los cilindros bomba que lanzaron indiscriminadamente contra la población civil alrededor de 700 guerrilleros de las Farc y el ELN que atacaron la población de Bolívar, Cauca el 22 de julio de 2001. Dieciséis agentes de Policía no tuvieron otra opción que rendirse. Más de cien viviendas cercanas a la estación fueron destruídas y cientos de habitantes huyeron del municipio desplazados por la guerra. Foto: Jorge orozco.

103.


50

cArnE dE cAñón San Carlos, Antioquia, enero de 2003

Karina y su padre Misael debieron abandonar apresuradamente su finca en enero de 2003 luego de que el Noveno Frente de las Farc asesinara a 17 campesinos en la vereda La Tupiada, municipio de San Carlos (Antioquia). A los labriegos masacrados por la guerrilla los acusaban de haber auxiliado al Ejército Nacional y a los paramilitares. foto: Jesús Abad colorado. 51

El único rEfugio disponiblE San José de Apartadó, Antioquia, febrero de 2005

Esta niña logró sobrevivir a los ataques que paramilitares y miembros de la fuerza pública realizaron en dos veredas del corregimiento de San José de Apartadó (Antioquia), declarado Comunidad de Paz por sus habitantes. Los agresores asesinaron a ocho personas. Dos años después, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de Colombia llamó a indagatoria a 69 militares de la Compañía Alacrán de la Brigada XVII con sede en Urabá, y señaló responsable de la acción al capitán Guillermo Armando Gordillo quien en mayo de 2008 confesó su participación en el crimen. foto: Jesús Abad colorado.

104.



52

Un mártir de la paz Cali, 2002

El 17 de marzo de 2002 dos sicarios asesinaron a Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali. Once años después del crimen no se sabe quién lo ordenó. Monseñor Duarte criticó por igual la violencia de los guerrilleros, los paramilitares y los narcotraficantes. Foto: James arias - ‘El Tiempo’.

106.


53

Qué bueno es estar en casa otra vez Nilo, Cundinarmarca, 2001

En medio del dolor que provoca la muerte, el conflicto ha dejado algunas pinceladas de alegría, como la de estos soldados y policías liberados en 2001 por las Farc cuando llegaron sanos y salvos a la base militar de Tolemaida, en Nilo (Cundinamarca). Foto: John Wilson vizcaino - Periódico ‘El Tiempo’.

107.


108.


109.


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dEspués dE la Batalla Bojayá, Chocó, 2 de mayo de 2002

Un socorrista de la Cruz Roja atiende a un niño sobreviviente de la masacre de Bojayá, ocurrida el 2 de mayo de 2002. El municipio sirvió de campo de batalla en el enfrentamiento entre guerrilleros y paramilitares. Foto: Natalia Botero - Revista SEMANA. 55

No FutuRo Bojayá, Chocó, 2 de mayo de 2002

Este niño, rodeado por los pocos objetos que logró salvar su familia, es uno de los sobrevientes de la tragedia de Bojayá. Foto: Natalia Botero - Revista SEMANA. 56

El tEmplo dEvastado Bojayá, Chocó, 2 de mayo de 2002

Cuando comenzó el fuego cruzado entre guerrilleros y paramilitares, casi todos los habitantes de Bojayá se refugiaron en la iglesia, donde estalló una pipeta de gas lanzada por los guerrilleros. La explosión mató a 119 personas, muchos de ellos menores de edad. Foto: Ricardo mazalán - AP.

110.



57

El adiós a la CaCiCa Valledupar, 2001

Un grupo de trovadores vallenatos despide a Consuelo Araújo Noguera en la plaza Alfonso López, luego de que fuera secuestrada por las Farc el 24 de septiembre de 2001 y asesinada seis días después. Foto: Juan Herrera - Periódico ‘El Tiempo’.

112.


58

Tecnología y barbarie Bogotá, 7 de agosto de 2002

Un grupo de indigentes de la llamada Calle del Cartucho, en Bogotá, entierra a una de las víctimas del ataque con misiles perpretado por las Farc contra el Palacio de Nariño el 7 de agosto de 2002, mientras se posesionaba el presidente Álvaro Uribe Vélez. Algunos de los artefactos se desviaron varias cuadras del objetivo previsto, provocando la muerte de 27 civiles. Foto: John Wilson Vizcaino.

113.


59

sAdismo sin límites Medellín, noviembre de 2002

En noviembre de 2002, cuando caminaba por su barrio en las comunas nororientales de Medellín, una joven de 18 años fue raptada por varios hombres que portaban brazaletes de las AUC. Tras vendarle los ojos, se la llevaron en un carro y la forzaron para que confesara que era guerrillera. La violaron en grupo y con un objeto cortopunzante le hicieron marcas en las piernas y en su pecho, y en su brazo quedaron las siglas de la organización de sus agresores. También la quemaron en varias partes con un cigarrillo. Foto: Jesús Abad Colorado.

114.

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AngustiA eternA Medellín, noviembre de 2002

Una madre espera el reporte de los médicos que atienden a su hijo de 4 años, herido por una bala perdida durante los enfrentamientos entre la fuerza pública y la guerrilla en la Comuna 13 de Medellín, en la denominada Operación Orión. Muchos civiles fueron víctimas del fuego cruzado. Foto: Jesús Abad Colorado.



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AtrApAdos en combAte Medellín, 18 de octubre de 2002

En la Comuna 13 de Medellín, una mujer y un niño buscan refugio durante un enfrentamiento entre soldados del Ejército y milicianos de las Farc. Foto: stephen Ferry Del libro ‘Violentología’, Ícono (2012).

116.


62

OPERACIÓN MARISCAL Medellín, 21 de Mayo de 2002

En mayo 2002 se realizó una operación conjunta entre el Ejército y la Policía, encabezada por los generales Mario Montoya, comandante de la IV Brigada y Leonardo Gallego, comandante de la Policía Metropolitana. Se llamó Operación Mariscal y buscaba recuperar la comuna 13 de Medellín. Foto: Jaime Pérez - Periódico ‘El Colombiano’.

117.


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Herido de muerte Bellavista, Chocó, mayo de 2002

En mayo de 2002, pocos días después de la masacre de Bojayá, el ejército y la guerrillla se enfrentaron en Napipí, un caserío que pertenece a ese municipio chocoano. Aniceto Córdoba intentaba llevar a su esposa Ubertina, herida por las balas del ejército, hasta la vecina población de Vigía del Fuerte, Antioquia. Sin embargo, ella murió en el camino y Aniceto tuvo que enterrarla en la selva. Foto: Jesús Abad Colorado.

118.



64

El puEntE dE la muErtE San Carlos, 20 de febrero de 2002

Un comando guerrillero dinamitó el 20 de febrero de 2002 el puente Danticas, que comunica los municipios antioqueños de San Carlos y San Rafael. Como consecuencia del atentado, una ambulancia cayó al vacío y murieron tres personas, entre ellas una mujer embarazada. Foto: Julio César Herrera - Periódico ‘El Tiempo’.

120.


65

RegReso penoso Quibdó, 2002

Cientos de personas que llevaban meses en Quibdó pudieron por fin regresar a sus tierras en Bojayá, donde los esperaban sus familiares. Hicieron la travesía en tres barcos que remontaron las aguas del río Atrato. Foto: Julio César Herrera - Periódico ‘El Tiempo’.

121.



66

Cuando la guerra no es un juego

67

los Futuros Paras Selva de Urabá, Chocó, 2002

Menor de edad en las filas del Bloque Centauros, de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Un grupo de niños y jóvenes, cubiertos de lodo y con fusiles de madera, recibe entrenamiento militar en las selvas del Darién.

Foto: león darío Peláez - Revista SEMANA.

Foto: julián lineros.

Acacías, Meta, agosto de 2003

123.


68

Las guerras intestinas Vía Santa Marta-Rioacha, febrero de 2002

Los enfrentamientos entre los jefes paramilitares Hernán Giraldo y Carlos Castaño por el control de la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta provocaron grandes desplazamientos, como el de estos campesinos que tuvieron que ubicarse en un lote en la carretera que de Santa Marta conduce a Riohacha. Foto: Juan Carlos sierra - Revista SEMANA.

124.

69

se voLvió moneda Corriente Bogotá, 2003

La violencia desatada, así como el uso indiscriminado de minas antipersonales, han convertido las prótesis en elementos normales en la vida de los habitantes de las zonas azotadas por la guerra. Foto: León darío Peláez - Revista SEMANA.


125.


70

El lado oscuro dE la fuErza Tarazá, 4 de noviembre de 2002

Campesinos del bajo Cauca antioqueño, que protestaban pacíficamente contra la fumigación de cultivos de coca en la zona rural de Tarazá, fueron atacados por la policía antimotines que intentaba desbloquear la troncal de la Costa. foto: Julio césar Herrera.

126.



71

Una nUeva viDa Bogotá, 2003

Cuando regresaba de la escuela, en la vereda del Cacique, en la zona rural del municipio de Silvia, Cauca, Yolver encontró un artefacto explosivo que le voló el brazo. Este niño guambiano ahora utiliza una prótesis que lo ha convertido en el centro de atracción de sus amigos. Foto: león Darío Peláez - Revista SEMANA.

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Rehabilitación Bogotá, 2003

Mónica, de siete años, vive en la zona rural del municipio de San Pablo, Bolívar, y fue víctima de una mina antipersonal. Moisés, de seis años, de un artefacto explosivo. Ella perdió la mano derecha y varias falanges de la izquierda. Moisés espera un trasplante de córnea para recuperar la visión de uno de sus ojos. Foto: león Darío Peláez - Revista SEMANA.

128.



73

Terror capiTal Bogotá, 7 de febrero de 2003

La explosión de un carro bomba en el club El Nogal, en Bogotá, trajo los horrores de la guerra a la capital, que parecía haber olvidado los tiempos de la violencia narcoterrorista. Foto: león Darío peláez - Revista SEMANA.

130.


74

Mártires de la paz Medellín, 22 de abril de 2002

Gilberto Echeverri (izquierda), ex ministro de Defensa y Guillermo Gaviria, gobernador de Antioquia, participaron en la marcha por la no violencia. Fueron secuestrados por las Farc y asesinados por sus captores el 5 de mayo de 2003, en un fallido intento de rescate. Foto: Javier agudelo - Periódico ‘El Tiempo’.

131.


77 75

Doble magniciDio MedellĂ­n, 7 de mayo de 2003

Familiares y allegados asistieron el 7 de mayo de 2003 al sepelio del exministro de Defensa Gilberto Echeverri y el gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria. Los dos dirigentes polĂ­ticos fueron asesinados junto a ocho soldados mientras se encontraban secuestrados por las Farc, durante un intento de rescate por parte del Ejercito. Foto: luis acosta - AFP.

132.


76

Su delito: acampar para obServar laS eStrellaS La Vega, Cauca, julio de 2003

Pobladores de La Vega, Cauca, lloran a Óscar Carvajal, Fabián Ordóñez, Jesús Antonio Burbano y Luis Felipe Muñoz, quienes fueron asesinados y mutilados el 13 de julio de 2003 por un grupo armado que los interceptó cuando acampaban en el páramo de Bellones. Foto: Héctor Fabio Zamora - Periódico ‘El Tiempo’.

133.



77

Intenso dolor San Carlos, Antioquia, 2003

Los habitantes de San Carlos, un municipio del Oriente antioqueño, se unieron al dolor de los 17 campesinos asesinados por las Farc en las veredas Dos Quebradas, La Arenosa y Dinamarca. La masacre trajo como consecuencia el desplazamiento de centenares de campesinos hacia el casco urbano. Foto: natalia Botero - Revista SEMANA.

78

¿Cómo explICarle tanto horror? San Carlos, Antioquia, 18 de enero de 2003

Las Farc asesinaron a 17 personas, entre ellas a varios menores de edad, en zona rural del municipio de San Carlos, Antioquia. Foto: natalia Botero - Revista SEMANA.

135.


79

Cuántas muertes más… San Carlos, Antioquia, febrero de 2003

El cuerpo de Cecilia, asesinada por las Farc en San Carlos, Antioquia, es velado sobre una mesa. Ella fue una de las víctimas de los combates entre guerrilleros y paramilitares, que asolaron durante muchos años el Oriente antioqueño. Foto: natalia Botero - Revista SEMANA.

136.



80

Una venta dolorosa San Carlos, Antoquia, enero de 2003

Por años, este municipio antioqueño vivió en medio de la violencia de los grupos armados, enterrando a sus muertos. El rostro del encargado de transportar tres ataúdes lo dice todo. Foto: natalia Botero - Revista SEMANA.

138.


81

Herida mortal Teteyé, Putumayo, 2003

La naturaleza tampoco escapa al horror de la guerra. Un atentado de las Farc contra cinco pozos petroleros en Teteyé, Putumayo, ocasionó este desastre ambiental. Foto: Guillermo torres - Revista SEMANA.

139.


82

Los oLvidados La Gabarra, Norte de Santander, 15 de junio de 2004

En la finca Río Chiquito, en el corregimiento de La Gabarra, Norte de Santander, las Farc asesinaron a 34 personas, entre ellas dos menores de edad. Muchos de los muertos no fueron reclamados por los familiares. Foto: Jaime Pérez - Periódico ‘El Colombiano’.

140.

83

Éxodo San José de Apartadó, Urabá, 21 de febrero de 2005

Como consecuencia del asesinato de cinco adultos y tres niños el 21 de febrero de 2005 en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, decenas de habitantes de la región tuvieron que refugiarsde en municipios vecinos. Foto: Luis Benavides.


141.


85

Con seviCia La Gabarra, 17 de julio de 2004

84

Los guambianos enterraron a cuatro miembros de su comunidad, que murieron en un enfrentamiento con indígenas ambualeños por un conflicto de tierras.

En la masacre de La Gabarra, Norte de Santander, cometida el 17 de julio de 2004 por las Farc, murieron 34 raspachines de coca. Los cuerpos de los campesinos, asesinados en la finca Río Chiquito, fueron reunidos en la capilla funeraria El Divino Rosario.

Foto: aymer Álvarez - Periódico ‘El País’ de Cali.

Foto: Carlos Patiño - Periódico ‘La Opinión’.

entre hermanos… Silvia, Cauca, 24 de septiembre de 2001

142.



86

AdAptAdos A un nuevo estilo de vidA Bogotá, 2005

Niños de la comunidad embera katío, desplazados por la violencia paramilitar y afectados por la construcción de la hidroeléctrica de Urrá, adaptados a las condiciones de vida de Bogotá, adonde llegaron en enero de 2005. Foto: león darío peláez - Revista SEMANA.

144.


87

La famiLia desgarrada San Carlos, Antioquia, 2004

Lina y su madre no pueden contener el llanto al ver el cadáver de Mauricio Herrera, su padre y esposo, asesinado por las Farc en la vereda Semana. foto: manuel saldarriaga - Periódico ‘El Colombiano’.

145.


88

Los que se van… San José de Apartadó, Urabá, 2005

En abril de 2005 a los habitantes de San José de Apartadó, en el Urabá antioqueño, no les quedó más remedio que irse. Su intento de establecer una comunidad de paz sucumbió ante los constantes ataques de los paramilitares, con la complicidad de miembros del Ejército y la indiferencia del gobierno. Foto: Luis Benavides.

146.


147.


89

Cómo expliCarle el horror…

90

JustiCia ‘transiCional’

San José de Apartadó, Urabá, febrero de 2005

Barrancabermeja, 14 de marzo de 2000

Foto: Jesús abad Colorado.

Foto: José David martínez.

Integrantes del Bloque Héroes de Tolová atacaron en febrero de 2005 el corregimiento de San José de Apartadó, en el Urabá antioqueño y asesinaron a ocho campesinos, varios de ellos menores de 11 años.

148.

En territorios donde la presencia del Estado es débil, los grupos armados se encargan de impartir justicia. Estas dos niñas fueron castigadas por los grupos paramilitares que controlaban el barrio Arenal, en la Comuna 1 de Barrancabermeja.


149.



91

La cadena sin fin de La muerte Cúcuta, 9 de marzo de 2005

El cadáver de un joven yace en las calles de Cúcuta. Las autoridades atribuyeron el crimen a paramilitares desmovilizados del Bloque Catatumbo. foto: stephen ferry Del libro ‘Violentología’, Ícono (2012).

151.


Valledupar

53

Mampujan

59

Zapayán

4, 5 50

San Onofre El Salado La Gabarra Catatumbo

18, 38, 39

Quibdó

17

48

1

11, 29 45

14 15

19 54, 55

Basurú

33, 34, 35 9

41, 47, 57

El Charco

Tumaco

Buenaventura Cali Jamundí Caloto Toribío Mondomo Jambaló Río Cauca

Bogotá Soacha

Mocuare

Rivera

3 San José del Guaviare

El Bordo Pilcuán

2

16

La Cooperativa

40 La Hormiga

Ubicación geográfica donde se tomó cada una de las fotos de este capítulo.

152.

22, 44

San Roque Medellín Cocorná

6

24

Bucaramanga

Páramo de Belmira

25, 51, 57

7, 8, 12, 13, 27, 30, 31, 32, 36, 43, 52, 58

60, 61, 62, 63

Apartadó

46 28

42, 49

26

Ocaña

23

10

37 1

20


153.


154.


155.


1

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atrapados sin salida San José del Guaviare, 29 de marzo de 2006

Los indígenas de la etnia nukak makú, con una tradición milenaria de nomadismo, se encuentran cada vez más acorralados por el conflicto armado y han debido soportar por años el acoso de los grupos armados que violan su territorio. Foto: león darío peláez. Revista SEMANA.

156.

2

Viaje al corazón del dolor La Hormiga, Putumayo, 23 de noviembre de 2007

Tulia Rosa Pérez viajó desde Medellín hasta La Hormiga, Putumayo, donde recibió el 23 de noviembre de 2007 los restos de su hijo, asesinado por los paramilitares. El cadáver lo encontró en una fosa la Fiscalía de Justicia y Paz. Foto: ernesto Guzmán - Periódico ‘El País’ de Cali.


3

Masacre a la deMocracia Rivera, Huila, Marzo de 2006

Octavio Escobar fue uno de los nueve concejales de Rivera, Huila, asesinados por las Farc el 1 de marzo de 2006 en un hotel de esa localidad donde sesionaba en Concejo. Cinco civiles mĂĄs resultaron heridos. Foto: Mauricio dueĂąas - AFP.

157.


4

Un reencUentro doloroso

5

San Onofre, Sucre, 7 de septiembre de 2006

El 7 de septiembre de 2006 la Fiscalía convocó a un grupo de campesinos para hacerles la entrega de los cuerpos de familiares desaparecidos. Ellos fueron víctimas de los grupos paramilitares que cometieron alrededor de 75 masacres en el municipio de San Onofre, Sucre. Foto: Juan carlos sierra - Revista SEMANA.

158.




6

Por fin un descanso Cocorná, 16 de agosto de 2007

Después de errar por los caminos del Oriente antioqueño, esta pareja de desplazados encontró refugio en una casa abandonada a la orilla de la carretera Medellín-Bogotá, en el municipio de Cocorná. foto: Julián Lineros.

161.


7

Cómo duele enterrar a un nieto Bogotá, 2007

En el Cementerio Militar de Bogotá, Lola Hernández visita la tumba de Luis Fernando Moreno Briceño, su sobrino nieto, miembro de las Fuerzas Militares que cayó en combate. Foto: león darío Peláez - Revista SEMANA.

162.


8

El clamor dE las víctimas Bogotá, 16 de diciembre de 2007

El 16 de diciembre de 2007, Yolanda Pulecio, madre de Íngrid Betancourt, y Clara González de Rojas (sentada), madre de Clara Rojas, ambas secuestradas por las Farc desde 2001, participaron en la Marcha Blanca, a favor de un acuerdo humanitario que permitiera la liberación de todos los secuestrados. Foto: Guillermo torres - Revista SEMANA.

163.


9

la muerte siempre ronda Buenaventura, 21 de enero de 2007

Un niño observa el cuerpo sin vida de Moisés Arboleda, de 49 años de edad, asesinado a tiros el 21 de enero de 2007 en Buenaventura. De acuerdo con las autoridades, fue una de las tantas víctimas de la disputa entre las Autodefensas y las Farc por el control de rutas para exportar cocaína hacia Estados Unidos y Europa. foto: Carlos Julio martínez PressPhoto. 10

Cuando los fusiles por fin desCansan La Mesa, Valledupar, 9 de marzo de 2006

Un indígena arhuaco descansa al lado de varios de los desmovilizados que entregaron sus armas en el corregimiento de La Mesa, cerca de Valledupar. Los paramilitares estaban al mando de Jorge 40, quien se acogió ese día a la Ley de Justicia y Paz. foto: león darío peláez.

164.


165.


11

La esperanza, Lo ĂşLtimo que se pierde Cali, 22 de julio de 2007

Diana Carolina, hija de Carlos Charry, uno de los diputados del Valle secuestrados por lasFarc el 11 de abril de 2002, mira las pruebas de supervivencia con los mensajes de los cautivos para sus familiares. Foto: Jorge orozco.

166.


12

¿OlvidarlOs? ¡NuNca! Bogotá, 27 de agosto de 2009

Cientos de mujeres del capítulo Bogotá del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, en la Plaza de Bolívar, realizaron performances de danza y teatro para mantener vivo el recuerdo de sus seres queridos. Foto: león darío Peláez - Revista SEMANA.

167.


13

Ella vE por él Bogotá, 3 de abril de 2006

Marleni Ospina consuela a su esposo Nevardo Sánchez, quien quedó ciego tras la explosión de una mina antipersonal. Esta foto se captó en una casa de atención a víctimas. Foto: William Fernando Martínez - AP.

168.


14

Refugio tempoRal El Charco, NariĂąo, 21 de abril de 2007

Estas familias de campesinos forman parte del grupo de al menos 2.000 desplazados que llegaron a El Charco, huyendo de los combates entre el EjĂŠrcito y las Farc. foto: William fernando martĂ­nez - AP.

169.


170.


171.


Páginas anteriores 15

El blanco Equivocado Mondomo, Cauca, 10 de octubre de 2007

El conductor de este vehículo incendiado por infiltrados de las Farc en una manifestación indígena en la carretera Panamericana en Mondomo, Cauca, intenta salvar la carga que transportaba en su camión. Los indígenas protestaban por el incumplimiento de los acuerdos por parte del Estado. Foto: Jorge orozco. 16

dEsaparEcidos durantE una década Meta, 27 de abril de 2007

Funcionarios del DAS exhumaron los cadáveres que hallaron en una fosa común en La Cooperativa, Meta, donde diez años antes los paramilitares cometieron una masacre. Entre los cuerpos no solo había víctimas del ataque, sino también combatientes asesinados por sus comandantes. Foto: William Fernando Martínez - AP.

172.



174.


17

trágica noticia Basurú, Chocó, octubre de 2007

Una mujer estalla en llanto cuando se entera de que uno de sus familiares estaba entre los siete mineros asesinados por paramilitares en la localidad de Basurú, en la zona rural de Itsmina, Chocó. Foto: Juan Manuel Barrero. 18

Expulsados dE su tErritorio Quibdó, Chocó, 2007

Los habitantes de Tanguí, Chocó, desplazados por las Farc, se agruparon en Quibdó y marcharon para protestar contra el grupo guerrillero y llamar la atención acerca de su precaria situación. Foto: Juan Manuel Barrero.

175.


19

Ríos de mueRtos Cauca, 24 de febrero de 2007

Las aguas del Cauca arrastraran cadáveres que fueron lanzados al río y que salen a la superficie entre juncos, troncos y basura. Foto: Hernán Vanegas ochoa.

176.


20

Un pionero de la lUcha contra el secUestro El Bordo, Nariño, junio de 2007

El profesor Gustavo Moncayo y su hija Yuri Tatiana iniciaron en Sandoná, Nariño, una marcha hasta Bogotá para pedir por la liberación de su hijo, el soldado Pablo Emilio Moncayo, secuestrado por las Farc en 1997. En el momento de tomarse esta foto, llevaban tres jornadas de camino e iban solos. Pocos días después los acompañaba una verdadera procesión que los medios cubrían en todos sus detalles. Foto: Juan carlos sierra - Revista SEMANA.

177.


21

La Pasión según Íngrid 30 de noviembre de 2007

Esta imagen de Íngrid Betancourt, que las Farc enviaron como prueba de supervivencia y que el gobierno colombiano hizo pública el 30 de noviembre de 2007, conmovió al mundo entero y fue el detonante que movilizó a millones de colombianos indignados para exigirles a las Farc que devolvieran a los secuestrados.

178.


179.


23

22

una muerte vioLenta

Con su mejor vestimenta Comunidad de Paz de San José de Apartadó, 7 de julio de 2008

Funcionarios de la morgue de Medicina Legal, en Bucaramanga, reciben el cuerpo de un joven que apareció asesinado por paramilitares en una zona boscosa de Bucaramanga.

Esta campesina desplazada y con un alto grado de desnutrición llegó a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Antioquia) luego de haber perdido a sus familiares a manos de grupos armados que operaban en el Urabá antioqueño.

Foto: adolfo Herrera amorocho.

Foto: julián Lineros.

Bucaramanga, enero de 2008

180.



24

En asamblEa pErmanEntE Valle del Cauca, octubre de 2008

Más de 30.000 indígenas marcharon desde La María (Cauca) hasta Cali. En la foto, cuando cubrían la parte final del trayecto, en cercanías de Jamundí. Su objetivo era debatir en la capital de Valle con el presidente Álvaro Uribe. Foto: Juan Carlos sierra - Revista SEMANA.

182.


25

Y la vida sigue… Medellín, 15 de julio de 2008

Mario Iguarán, fiscal general de la Nación, entregó los restos de cinco mujeres y 21 hombres asesinados en su mayoría por paramilitares y algunos por la guerrilla en los municipios de San Carlos, Granada, Argelia, San Vicente, Apartadó, Necoclí, Mutatá, Dabeiba, Amalfi, Yolombó y Urrao. Foto: Henry agudelo - Periódico ‘El Colombiano’.

183.


184.


185.


Páginas anteriores 26

Madre sin consuelo Ocaña, Norte de Santander, septiembre de 2008

Flor Hilda Hernández, de Soacha, Cundinamarca, viajó hasta Ocaña, Norte de Santander, donde encontró el cuerpo de su hijo que había desaparecido hacía varios meses. Lo habían asesinado y luego hecho pasar por guerrillero en el escándalo de los falsos positivos. Foto: edgar cusgüén - Periódico ‘La Opinión’.

186.

27

nunca VolVerá Bogotá, 31 de enero de 2008

Johann y Angie muestran el retrato de su hermano Robinson Cáceres Figueredo, soldado muerto en combate. Foto: león darío Peláez - Revista SEMANA.


28

¿DónDe estÁ mi hijo? San Roque, Antioquia, 7 de septiembre de 2009

Nora Tamayo acompañó a una comisión de la Fiscalía que buscaba fosas comunes esperando encontrar los restos de su hijo desaparecido meses atrás en el corregimiento de Cristales, en zona rural del municipio de San Roque, Antioquia. Tras varias horas de intensa búsqueda no encontraron ninguna fosa. Este sector estaba controlado por el comandante paramilitar conocido como Doble cero. Foto: Luis Benavides.

187.


29

“¡no más secUestro!” Cali, 4 de febrero de 2008

Miles de personas marcharon por las principales calles de Cali para exigirles a las Farc que cesaran los secuestros y liberaran inmediatamente a todos los militares, policías y civiles que mantenían en su poder. Foto: carlos Julio martínez Agencia PressPhoto.

30

“Un millón de voces contra las Farc” Bogotá, 4 de febrero de 2008

Al menos cuatro millones de colombianos marcharon para exigirles a las Farc que dejaran de secuestrar, liberaran a quienes mantenían en cautiverio y cesaran las acciones violentas contra la población civil. Esta fotografía muestra la manifestación en la carrera 7 con calle 72. Foto: Juan carlos sierra Revista SEMANA.

188.


189.


31

Que no se les olvide Bogotá, 6 de marzo de 2008

Vista de una marcha en homenaje a las víctimas de la desaparición forzada y del secuestro. Exintegrantes de la Unión Patriótica se sumaron para recordar el exterminio del que fueron víctimas miles de militantes de aquel partido en la segunda mitad de los años ochenta. Foto: león darío Peláez - Revista SEMANA.

190.


32

Los exiLados Bogotá, 23 de julio de 2009

Desde mediados de febrero de 2009 comenzaron a llegar a Bogotá familias de desplazados que las autoridades distritales acomodaron en el parque Tercer Milenio, en el centro de la ciudad. Cuando se tomó esta foto, ya habían llegado al lugar entre 800 y 1.000 familias, lo que provocó una emergencia sanitaria. Foto: daniel Reina - Revista SEMANA.

191.


192.


193.



Páginas anteriores 34

Falsos positivos, una vergüenza nacional

35

Chivor, Boyacá, 22 de enero de 2009

33

En esta página y las anteriores se registran tres momentos de la exhumación de cadáveres realizada en el cementerio de Chivor, Boyacá, donde habían sido enterrados los restos de Nolbeiro Muñoz Gutiérrez, de 23 años, y Alexánder Quirama Morales, de 31. Ellos habían desaparecido el 16 de septiembre de 2008 en Bogotá,

Cundinamarca, y dos días después los reportaron como supuestos integrantes de un grupo que hacia extorción. Luego se sabría que eran ciudadanos, víctimas del macabro escándalo de los falsos positivos, en los que miembros de la fuerza pública asesinaban a jóvenes de escasos recursos para hacerlos pasar por guerrilleros dados de baja en combate. Por el avanzado estado de descomposición de los cuerpos, los ataúdes fueron incinerados Foto: gabriel aponte - Periódico ‘El Espectador’.

195.


36

VIGILIA Bogotá, 22 de abril de 2009

Familiares y amigos de desaparecidos en la guerra sucia se reunieron en la Plaza de Bolívar, de Bogotá, para rendir homenaje a las víctimas del conflicto armado. Foto: León Darío Peláez Revista SEMANA.

196.


37

La guerra en Las fronteras Mocuare, Guaviare, septiembre de 2010

Este niĂąo juega con casquillos de balas que quedaron luego de un enfrentamiento entre el EjĂŠrcito y las Farc. foto: Juan Carlos sierra - Revista SEMANA.

197.


38

La angustia de una madre Quibdó, Chocó, 7 de febrero de 2011

Un drama que se vive en muchos rincones de Colombia lo sufrió en Quibdó Elizabeth Cardona, quien buscaba desesperada datos acerca del paradero de su hijo desaparecido. Foto: León darío Peláez - Revista SEMANA.

198.


39

Río abajo Río Atrato, Quibdó, 2011

Ana Dolores Mosquera, desconsolada, navega por las aguas del río Atrato, frente a Quibdó con el retrato de sus dos hijos que asesinaron y desaparecieron los paramilitares. Foto: León Darío Peláez - Revista SEMANA.

199.


200.


40

La continuidad de La memoria Pilcuán, Nariño, 15 de diciembre de 2011

Johan Steven Martínez, hijo del sargento José Libio Martínez, muestra un retrato en el que él mismo aparece con la imagen de su padre, secuestrado que murió en cautiverio. Foto: Guillermo torres - Revista SEMANA.

201.


41

Profanación del territorio sagrado Toribío, Cauca, julio de 2011

El 10 de julio de 2011 las Farc atacaron la población de Toribío, Cauca, mataron a cuatro personas e hirieron a 45 más. Diez días después los indígenas marcharon para pedirle al Ejército que no construyera una instalación militar en su territorio y a las Farc que se marchara de sus tierras. foto: carlos Julio Martínez.

202.


42

RetRatos de la gueRRa La Gabarra, 27 de abril de 2011

Luisa Benilda Jaimes, de 79 años, perdió a dos de sus hijos en la región de La Gabarra, Norte de Santander. A uno de ellos lo asesinaron los paramilitares. El otro trabajaba como campesino y murió en medio de un enfrentamiento entre el ejército y la guerrilla. El Ejército lo hizo pasar por un guerrillero caído en combate. Foto: Álvaro Cardona.

203.


43

MarcheMos por ellos, libérenlos ya Bogotá, 5 de diciembre de 2011

Estas dos mujeres sostienen el afiche publicado por la Revista SEMANA en su edición del 5 de diciembre de 2011, en el que se exige la liberación de los militares y civiles en manos de las Farc. Foto: Daniel reina - Revista SEMANA.

204.


44

Para adelante, a Pesar de la adversidad Bucaramanga, 14 de febrero de 2013

Mónica Paola Ojeda es una de las tantas víctimas de las minas antipersona que ha cobrado el conflicto armado en Colombia. Ella recibe atención en el Hogar Jesús de Nazareth. Foto: león darío Peláez - Revista SEMANA.

205.


46

Oscar MauriciO Murió en el PáraMO Páramo de Belmira, Antioquia, 12 de abril de 2012

45

Mauricio Largo, un campesino de 24 años de edad, murió durante los enfrentamientos entre indígenas y la fuerza pública en inmediaciones de una base militar entre Caloto y Corinto, Cauca.

El estudiante de la Universidad de Medellín Oscar Mauricio Gómez Giraldo perdió la vida en el páramo de Belmira en el Occidente antioqueño. Después de cinco días de búsqueda fue encontrado por socorristas quienes por lo escarpado del terreno tuvieron que trasladar el cuerpo sin vida a lomo de mula.

Foto: Jorge Orozco.

Foto: Jaime Pérez - Periódico ‘El Colombiano’.

la velación de MauriciO largO Huasanó, Cauca, 19 de julio de 2012

206.


207.


47

RecueRdos doloRosos Toribío, Cauca, 9 de julio de 2012

Una vigilia nocturna en la plaza principal del pueblo conmemora los más de 60 indígenas del pueblo nasa que han muerto a manos de los grupos armados y los agentes del Estado, en el norte del Cauca. Foto: Álvaro sierra.

208.


209.


48

Expulsados por la guErra Jambaló, 10 de julio de 2012

Estos indígenas de la nación nasa tuvieron que abandonar sus tierras en el norte de Cauca como consecuencia de los combates entre el Ejército y las Farc. Aquí están reunidos en Loma Larga, uno de los puntos de asamblea permanente, que los indígenas tienen preparados para estas emergencias. Foto: Álvaro sierra.

210.


49

Una nUeva lUz La Gabarra, Norte de Santander, 22 de septiembre de 2010

El 22 de agosto de 1999, una masacre en la que fueron asesinadas 22 personas marcó la entrada de los paramilitares de Salvatore Mancuso al Catatumbo. Once años después, para conmemorar un aniversario más, los habitantes del corregimiento realizaron el Festival de la Vida. Caminaron por las calles del pueblo hasta llegar al río Catatumbo, donde habían sido lanzados muchos de los cuerpos de las víctimas. Foto: Álvaro Cardona.

211.


50

PARÁBOLA DEL RETORNO El Salado, febrero de 2009

Brigitte nació en 2003 cuando su mamá estaba desplazada en Barranquilla y retornó con ella a El Salado a vivir con su abuela Maité. Su mamá se desplazó con su familia de la vereda El Barguero en 2000 a raíz de la masacre. Foto: Natalia Rey - Grupo de Memoria Histórica.

212.



51

SudarioS Antioquia, 2012

La fotógrafa Érika Diettes retrató a 20 mujeres víctimas de la violencia en una de “sus formas más crueles, presenciando cómo herían, violaban, mutilaban o asesinaban a uno de sus seres queridos”. La artista ha realizado varias exposiciones itinerantes de su muestra, titulada Sudarios, en varios municipios de Antioquia afectados por el conflicto, así como en el exterior. Foto: Henry agudelo - Periódico ‘El Colombiano’.

214.


52

El odio quE no para Bogotá, 15 de mayo de 2012

Fernando Londoño Hoyos, exministro de Interior y Justicia, escapó milagrosamente a un atentado en su contra en una muy concurrida calle de Bogotá. El ataque, atribuido a las Farc, dejó dos civiles muertos y alrededor de 50 heridos. Foto: Fredy Builes - Reuters.

215.


216.


217.


Páginas anteriores 53

MeMoria MuraL Mampuján, Bolívar, 4 de noviembre de 2012

Pintura mural en un pueblo que estuvo abandonado durante más de diez años, tras un ataque de paramilitares del Bloque Montes de María, el 10 y 11 de marzo de 2000. Foto: Guillermo torres - Revista SEMANA.

218.

54

LLanto y doLor Tumaco, Nariño, 2 de febrero de 2012

Tumaco veló y enterró a las víctimas del atentado contra una estación de Policía, cometido por las Farc. Foto: León darío Peláez - Revista SEMANA.


55

Arde TumAco Tumaco, Nariño, 1 de febrero de 2012

Al menos seis civiles y tres policías murieron, 80 más resultaron heridos y casi 200 familias se vieron damnificadas en el ataque perpetrado el 1 de febrero de 2012 por las Farc contra una estación de Policía. Los guerrilleros hicieron estallar un triciclo bomba. Foto: Victor manuel correa - Diario del Sur.

219.


56

Resignación continuada Toribío, Cauca, 2012

A Teresa la guerra entre el Ejército y las Farc le ha destrozado cuatro veces su casa. Foto: Manuel saldarriaga Periódico ‘El Colombiano’.

220.


221.


57

Un rapero desplazado por la gUerra Medellín, 21 de marzo de 2013

Ramiro Mazo canta y compone canciones de rap. Tiene 22 años y perdió la vista en 2011 en la vereda La Flecha, en Ituango, Antioquia, cuando cazaba guaguas y uno de los perros que lo acompañaba pisó una mina. Él perdió el ojo derecho y la vista del izquierdo y su cráneo tuvo que ser reconstruido. Quiere ser abogado y aprender Sistemas para acompañar su música con sonidos electrónicos. Foto: Juan Carlos sierra - Revista SEMANA.

222.


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Deporte y salsa Bogotá, 16 de febrero de 2013

Fransua García es artesano y padre de cuatro hijos. El Día de la Madre de 2004, en San Cristóbal Sur, en Bogotá, los integrantes de un grupo armado ilegal le dispararon con un changón. Por una infección adquirida durante su tratamiento, estuvo 72 días en coma y le amputaron la pierna derecha. A los 38 años, practica la natación, el atletismo en muletas y es miembro del equipo de voleibol sentado de la fundación Arcángeles, con el que ha ganado varios títulos nacionales. Con Jennyz, su compañera, hacen exhibiciones de salsa. Foto: Juan Carlos sierra - Revista SEMANA.

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TorTurado y calumniado Zapayán, Magdalena, 21 de febrero de 2013

En la noche del 15 de abril de 2004, hombres armados llegaron a la finca donde César Camilo Mosquera, de 20 años, estaba con su abuelo y su hija de tres años. Quemaron el rancho, le cortaron cuatro dedos de la mano izquierda y le asestaron 17 machetazos, para hacer desistir a su abuelo de recuperar una tierra. Ya recuperado, tres años después, fue detenido por el ejército, acusado de pertenecer a las Farc, y pasó dos años detenido. Hoy, con 29 años, sin tierra, con el abuelo en un ancianato y sus manos inutilizadas, vive de la venta de chance y despacha licor en una cantina.

Foto: Juan carlos Sierra - Revista SEMANA

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padre, hijo y espíritu armado Catatumbo, Norte de Santander, 2012

El reportero gráfico Álvaro Cardona recorrió el Catatumbo, donde encontró esposas, madres y hermanos que lloran a un muerto o a un desaparecido. Estos retratos, que se presentan en esta y las siguientes páginas, combinan los rostros de quienes se fueron con los de quienes los extrañan. Reunidos bajo el título Padre, hijo y espíritu armado, ganaron el Premio Colombo-suizo de Fotografía. Fotos: Álvaro Cardona.

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LOS FOTOGRAFOS

BERNARDO PEÑA OLAYA Bogotá, 1968.

CARLOS JULIO MARTÍNEZ Barrancabermeja, 1967.

CARLOS VÁSQUEZ Bogotá, 1953.

LOPE MEDINA Bogotá, 1953.

DANIEL REINA Bogotá, 1977.

EDGAR CUSGÜEN OLARTE Bogotá, 1957.

EDGAR DOMÍNGUEZ Medellín, 1970.

ERNESTO GUZMÁN JR. Cali, 1985.

LUIS ACOSTA Bogotá, 1969.

FELIPE CAICEDO Bogotá, 1960.

FREDY BUILES Bello, 1970.

GABRIEL APONTE Tibaná, Boyacá, 1969.

GERARDO CHÁVEZ Bogotá, 1950.

LUIS ALFONSO BENAVIDES Montería, 1955.

GERARDO GÓMEZ Calarcá, 1959.

GUILLERMO HERRERA Villavicencio, 1962.

GUILLERMO TORRES Bogotá, 1969.

HÉCTOR FABIO ZAMORA Armenia, 1973.

MANUEL SALDARRIAGA Medellín, 1969.

HENRY AGUDELO Medellín, 1959.

wILLIAM MARTÍNEZ Bogotá, 1972.

NATALIA BOTERO Medellín, 1970.

MILTON DÍAZ Rioacha, Guajira, 1972.

MAURICIO DUEÑAS Bogotá, 1970.

JAIME PÉREZ Montería, 1963.


ALFONSO BENAVIDES Montería, 1934.

ÁLVArO SIErrA Cali, 1958.

PAOLA CASTAñO Manizales, 1979.

AymEr ÁLVArEZ Caicedonia, Valle, 1954.

JAImE ArIAS Cali, 1947.

JAVIEr AGUDELO TOrrES Sonsón, Antioquia, 1950.

JAVIEr CASELLA Bogotá, 1963.

rICArDO mAZALÁN Buenos Aires, 1964.

JAVIEr GALEANO Palmira, 1967.

JESÚS ABAD COLOrADO Medellín, 1967.

JOHN wILSON VIZCAINO Bogotá,1971.

JOrGE OrOZCO Popayán, 1969.

PATrICIA rINCÓN mAUTNEr Cali, 1960.

JOSé DAVID mArTÍNEZ Barrancabermeja, 1966.

JOSé mANUEL JArA Villavicencio, 1969.

JUAN ANTONIO SÁNCHEZ Medellín, 1970

JUAN CArLOS SIErrA Cáqueza, 1971.

STEPHEN FErry Massachusetts, Estados Unidos, 1960.

JUAN HErrErA PArrA Villavicencio, 1970.

JUAN mANUEL BArrErO Bogotá, 1975.

JULIÁ N LINErOS Bogotá, 1963.

JULIO CéSAr HErrErA Medellín, 1966.

VICTOr mANUEL COrrEA Cali, 1958.

LEÓN DArÍO PELÁEZ Rionegro, Antioquia, 1961.

HErmINSO rUIZ rUIZ Guateque, Boyacá, 1957.

HErNÁN VANEGAS Medellín, 1970.

JAImE GArCÍA Medellín, 1963.

ÁLVArO CArDONA GÓmEZ Manizales, 1984.

NATALIA rEy Cartagena, 1980.




Una historia fotografica 1985-2013


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