Suplemento Paz y seguridad alimentaria realizado por FAO (Naciones Unidas)
Los conflictos y el hambre “N
o estoy enferma, tengo hambre”. Son las palabras que pronunció Nyalen Koung, una mujer sursudanesa, mientras el médico del campamento le disponía alimentación por vía intravenosa. Sufría diarrea causada por desnutrición aguda y su cuerpo ya no era capaz de absorber alimentos. Después de varias semanas de tratamiento médico, Nyalen volvió con sus dos hijas y, a pesar de haber perdido a su marido, dos hijos y todo el ganado familiar durante un ataque a su pueblo, ahora es capaz de pescar peces para sobrevivir y tiene los ingredientes de una vida nueva gracias a la ayuda de los equipos de la FAO en Sudán del Sur. Esta mujer es solo una de las millones de personas que perciben de forma directa cómo los conflictos provocan hambre, destruyen la capacidad de recuperación individual y familiar y deterioran los medios de vida rurales. Como ella, la mayoría de las personas que viven en guerras o conflictos tienen la agricultura como único medio de vida. Y los conflictos dañan la agricultura, interrumpen la producción de alimentos y los sistemas alimentarios, favorecen el saqueo de cultivos y ganado y aceleran la pérdida de activos e ingresos. Como resultado, son los principales causantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, tanto
P
Una niña llevando su comida en el mercado de Kabala, Sierra Leona.
agudas como crónicas. La proporción de personas desnutridas es casi tres veces mayor en los países en conflicto y con crisis prolongadas que en otros países en desarrollo. Aproximadamente, 167 millones de personas desnutridas viven en países con crisis prolongadas, es decir, alrededor de una quinta parte de las personas que sufren hambre vive en países en conflicto. La desnutrición afecta con más fuerza a los niños y puede causar en ellos discapacidades físicas y mentales permanentes. La inseguridad alimentaria en sí misma también puede ser una
fuente de conflicto, aunque va siempre acompañada de otros factores. Fuertes aumentos de los precios de los alimentos unidos a recortes en los subsidios o subidas del precio del combustible reducen los ingresos reales de buena parte de la población y pueden provocar disturbios. Además, la limitación del acceso a los alimentos también causa descontento, pobreza, desempleo y marginación. El trabajo para restaurar y apoyar los medios de vida resilientes y los esfuerzos para consolidar la paz y resolver los conflictos son fundamentales para el de-
sarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y la nutrición. Del mismo modo, la inversión en seguridad alimentaria fortalece los esfuerzos para prevenir conflictos y lograr una paz duradera. Durante décadas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha protegido y restaurado los medios de vida de las poblaciones más vulnerables, reduciendo la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La FAO apoya las inversiones a nivel local, nacional, regional y mundial para reducir la pobreza y construir sistemas alimentarios sostenibles. Trabaja sobre el terreno para apoyar los medios de vida agrícolas y favorecer las oportunidades de empleo para los jóvenes, que serán quienes puedan consolidar la paz después de los conflictos. Además, la Organización ayuda a las personas a permanecer en sus tierras y se esfuerza por crear las condiciones propicias para el retorno de los refugiados, los migrantes y las personas desplazadas. La unión entre paz y seguridad alimentaria es tan estrecha que la misma Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce la paz como una condición indispensable para el desarrollo y fija como los dos primeros objetivos la erradicación de la pobreza y del hambre y el logro de la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible.
Sembrar seguridad alimentaria, cosechar paz
ara sembrar las semillas de la paz, necesitamos semillas. ¡Y también a los agricultores para plantarlas! La seguridad alimentaria y un sector agrícola saludable pueden desempeñar un papel central en los esfuerzos para prevenir los conflictos y construir la paz. Hoy en día, la comunidad internacional dedica la mayor parte de sus recursos a intervenciones humanitarias destinadas a salvar la vida de las personas afectadas por las crisis prolongadas. Por desgracia, no se destina lo suficiente a ayudar a estas personas —la mayoría de las cuales vive en zonas rurales— a salvar y reconstruir sus medios de vida para ayudarles a evitar convertirse en refugiados, migrantes ilegales o mendigos en lugar de dedicarse a cuidar de sí mismos y de sus familias. El pasado 30 de marzo me reuní con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la que, sorprendentemente, fue la primera vez que la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se dirigía a este órgano. El objetivo fue promover el diálogo sobre cómo la comunidad internacional podía participar más eficazmente en la prevención y gestión de conflictos. Proteger los medios de vida y crear resiliencia en las poblaciones agrícolas y rurales reducirá el número de vidas en peligro. Pensemos, por ejemplo, en Siria. En este momento, más de dos tercios de la población requiere asistencia humanitaria, y 8,7 millones de personas no tienen suficiente comida. Cerca de 4,8 millones de sirios son refugiados, y hay un número aún mayor de desplazados internos. La mayoría se han visto desarraigados porque sus medios de vida han quedado destruidos, en algunos casos más por la falta de acceso a la comida que por la violencia directa. La FAO se ha mantenido activa en Siria y ha ayudado a los agricultores proporcionando semillas y otros insumos agrícolas y vacunando al ganado. Hemos constatado que apoyar con 200 dólares estadounidenses permite que un agricultor sirio produzca dos toneladas de trigo, suficiente para alimentar a una familia de
por José Graziano Da Silva Director General de la FAO seis personas durante un año, y proporcionar semillas para la futura siembra. Esa es solo una fracción del coste económico de la ayuda alimentaria, por no hablar del dramático coste humano. Esta pequeña aportación internacional ha ayudado mucho. Los agricultores sirios pudieron cosechar el 60% de la media de producción de trigo que el país tenía antes de la crisis. Desde luego, no es suficiente, pero ayudó a evitar que la desesperación exacerbada desencadenase un éxodo aún mayor. Hay que redoblar los esfuerzos para mantener la producción de alimentos y el funcionamiento de los sistemas alimentarios, incluso en condiciones extremas, ya que esto puede ayudar a romper el círculo vicioso del hambre y el conflicto. Es parte de lo que se entiende por sostenibilidad y la previsión de tiempo y del alcance de los esfuerzos internacionales se deben ampliar de manera acorde. Para que los seres humanos prosperen, es necesario que disfruten de paz y libertad y que no tengan miedo. Junto con la erradicación del hambre y la pobreza, estos tres elementos son indispensables para el ejercicio y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que han acordado todos los países. Las intervenciones para garantizar la seguridad alimentaria y proteger y rehabilitar el sector agrícola son contribuciones importantes que, a menudo, pasan desapercibidas. Más allá de su papel evidente en la lucha contra el hambre, también pueden ayudar a mitigar e incluso prevenir los conflictos. La paz y la seguridad alimentaria a menudo se refuerzan mutuamente. Por eso la FAO hace hincapié en que el desarrollo rural debe ser una prioridad. La agricultura es la actividad principal de la población rural pobre, que es también la más vulnerable a las consecuencias de los conflictos civiles, hoy en día la forma más común de conflicto armado. El fomento de la pros-
peridad agrícola puede aumentar la cohesión social, reducir tensiones sobre reclamaciones enfrentadas de recursos naturales y, mediante la creación de empleos rurales, socavar la base de reclutamiento del extremismo violento en todo el mundo. La evidencia muestra que las intervenciones de seguridad alimentaria oportunas y sólidas permiten a los individuos y a las comunidades aumentar su resiliencia a los conflictos y acelerar su recuperación de los mismos. Debemos aprovechar lo que hemos aprendido. Reflexionemos sobre dos lecciones de Sierra Leona: primero, la larga guerra civil del país llevó a millones de personas a abandonar sus granjas, lo que conllevó más tiempo y esfuerzo para recuperar la producción una vez acabada la guerra. Tras el conflicto, FAO patrocinó escuelas de campo para ofrecer formación y fortalecer las capacidades. Estas dos cosas no sólo ayudaron a la recuperación de la producción de alimentos, sino que catalizaron la propagación de las organizaciones comunitarias y ayudaron a restablecer la cohesión social. El valor intangible de estos servicios de extensión agrícola de proximidad se reflejó posteriormente en el alto número de votantes en las áreas más afectadas por la guerra, una fuerte señal de que la recaída en el conflicto se había vuelto menos probable. Muchos otros ejemplos lo corroboran. Los resultados hablan por sí mismos. A la larga, los esfuerzos para proteger los medios de vida se traducirán en la necesidad de salvar un menor número de vidas como consecuencia de la falta de construcción y mantenimiento de la paz. El gran incremento en el número de personas desplazadas hoy es un recordatorio diario de lo que está en juego. Sin apoyo, muchos más agricultores en situaciones de conflicto no tendrán otra opción que desplazarse dentro y fuera de sus fronteras. La paz sostenible está íntimamente ligada al desarrollo sostenible. Permítanme hacer hincapié en el desarrollo sostenible, que requiere muchos ingredientes. Los alimentos y su producción, entre ellos.
LE MONDE DIPLOMATIQUE EN ESPAÑOL | MAYO 2016 - I
FAO proporcionará informes al consejo de la ONU sobre Seguridad Alimentaria
El Director General de la FAO, José Graziano Da Silva, intervino el pasado 30 de marzo ante el Consejo de Naciones Unidas.
L
a Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proporcionará informes al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con análisis avanzados y actualizados sobre el estado de la seguridad alimentaria de países en conflicto. Así lo acordaron el pasado 30 de marzo en Nueva York el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, y el Presidente de turno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el angoleño Ismael Gaspar Martins. Con esta colaboración, la FAO prestará su apoyo al Consejo con mecanismos de alerta temprana que evalúan la situación de inseguridad alimentaria en los países en conflicto. Entre ellos, están el Sistema de Información Global y Alerta Temprana (GIEWS, por sus siglas en inglés) y la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), que comprende un conjunto de herramientas estandarizadas que generan datos e información sobre la inseguridad alimentaria y la gravedad y las causas de las crisis de alimentación y nutrición. Cada tres meses, la FAO emitirá un informe dirigido a los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre países como Siria, Sudán del Sur o la República Centroafricana. La FAO defiende que mejorar la seguridad alimentaria puede ayudar a construir una paz sostenible e incluso a prevenir posibles conflictos y, por eso, subrayó la importancia de ofrecer información técnica de la máxima rigurosidad. Tras la firma del acuerdo, Graziano da Silva destacó que "la FAO es capaz de evaluar la situación de las familias que se encuentran en zonas de conflicto y saber si han comido o no han comido debido al conflicto". Una información que el Consejo de Seguridad utilizará para profundizar en la relación entre paz y seguridad alimentaria. "A pesar de que las relaciones entre el hambre y el conflicto
son complejas y no lineales, la inseguridad alimentaria es un factor que puede contribuir a la desestabilización de las sociedades y agravar la inestabilidad política", subrayó el Director General de la FAO. Instó, además, a los miembros del Consejo de Seguridad a
La FAO prestará su apoyo al Consejo de Naciones Unidas con mecanismos de alerta temprana que evalúan la situación de inseguridad alimentaria en los países en conflicto cooperar entre sí y junto con la FAO para la consecución de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030. Es un objetivo por el que se debe trabajar incluso en momentos de conflicto y cuando la paz y la estabilidad se vean amenazadas. Graziano da Silva afirmó que la premisa fundamental de la Agenda 2030 es que "no puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible". Da Silva adelantó también que el informe del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, Una humanidad: responsabilidad compartida elaborado para la Cumbre Mundial Humanitaria que se celebrará en Estambul en mayo pide "la participación activa en la prevención de conflictos" de todos los actores internacionales, incluido el Consejo de Seguridad. La prevención, dijo, "exige abordar las causas profundas de los conflictos, incluyendo el hambre y la seguridad alimentaria". El Director General de la FAO anunció en Nueva York que la Organización está desarrollando también una política corporativa de consolidación de la paz para ampliar su contribución a la prevención de conflictos y que supone crear un marco más eficaz y flexible para la colaboración.
Suplemento Paz y seguridad alimentari
II - MAYO 2016 | LE MONDE DIPLOMATIQUE EN ESPAÑOL
El trabajo de la FAO sobre el terreno La misión de la FAO sobre el terreno comprende tanto cuestiones técnicas y normativas como la generación de conocimientos, de datos y de estudios. Asimismo, se marca como objetivo movilizar ayuda internacional y reunir recursos en el caso de emergencias mundiales y nacionales que afectan a la seguridad alimentaria.
L
a FAO trabaja con la meta principal de lograr la seguridad alimentaria, acabar con el hambre en el mundo y proteger los medios de vida rurales y sostenibles. Busca crear resiliencia en los países que sufren situaciones vulnerables, teniendo siempre presente que la agricultura puede desempeñar un papel clave en la pacificación de conflictos. De hecho, la FAO ofrece su mandato, los conocimientos de sus expertos y sus cientos de proyectos sobre el terreno para cumplir con su vocación de favorecer el fin de las contiendas. LA INFORMACIÓN, CLAVE PARA LA ACCIÓN Informar a las partes interesadas y construir consenso técnico sobre la gravedad de la inseguridad alimentaria es de vital importancia, en particular durante los conflictos. La FAO, junto con once socios que incluyen agencias de la ONU, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), organismos internacionales y organismos intergubernamentales regionales, ha promovido un enfoque común con normas para el análisis de la seguridad alimentaria a través de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC). Se trata de un conjunto de herramientas estandarizadas que se utilizan actualmente en más de 20 países para generar datos e información sobre la gravedad y las causas de las crisis de alimentación y nutrición, así como la persistente inseguridad alimentaria. Solo cuando en julio de 2011 la clasificación IPC declaró la hambruna en Somalia y la FAO decidió alertar a la comunidad internacional, se pudo evitar la hambruna masiva en el país. El llamamiento de ayuda internacional impidió que se diera una situación de hambre masiva y, poco a poco, creó las condiciones para la recuperación del país. Pero lamentablemente, las respuestas llegaron tarde. Muchas de las 200.000 muertes causadas por hambruna en Somalia entre 2010 y 2011 podrían haberse evitado si la comunidad internacional hubiese sido más sensible a la advertencia del IPC. Desde entonces, el IPC se ha convertido, no en vano, en una herramienta crucial para la toma de decisiones. PROYECTOS SOSTENIBLES EN EL CUERNO DE ÁFRICA En Sudán del Sur, la FAO ha ayudado a dirigir y priorizar las intervenciones de ayuda humanitaria y mitigar así el impacto del conflicto que vive el país. Contribuir a la sostenibilidad es un elemento esencial del trabajo de la FAO por la paz. Por ejem-
plo, el apoyo de la FAO para construir cocinas de barro con bajo consumo de combustible en Darfur permite no talar árboles. Además de sostenible, esta práctica también ha creado puestos de trabajo, ha generado ingresos que resultan vitales para las familias, ha incluido a las mujeres en el ámbito laboral y social, ha favorecido la eficiencia energética y ha mejorado la salud ambiental. Los de Somalia y Sudán del Sur son dos de los muchos programas de la FAO en el Cuerno de África, que también incluyen la vigilancia de enfermedades del ganado o las inversiones para la pesca sostenible. El empoderamiento de las poblaciones vulnerables es otra herramienta importante de la FAO para aumentar la capacidad de recuperación durante y después de la guerra. Esto significa, sobre todo, adaptar los programas a las mujeres, que casi siempre asumen cargas adicionales en situaciones de conflicto, y a los jóvenes, cuyo acceso al empleo es siempre clave para el desarrollo sostenible. EL CAMPO, PRINCIPAL AFECTADO DE LOS CONFLICTOS Es importante tener en cuenta que las guerras civiles contemporáneas se producen con frecuencia en el campo y debilitan a largo plazo toda la infraestructura agrícola. Por ejemplo, para paliar las consecuencias de la guerra civil, la FAO ayuda al Gobierno de Sierra Leona a implementar el programa SEED (Seed Enterprise Enhancement and Development Project, por sus siglas en inglés), que ayuda a producir y multiplicar semillas de calidad y comenzar así el desarrollo sostenible de un sector comercial de semillas. No solo eso. Una vez terminados los conflictos, los problemas continúan, sobre todo los relativos a la gestión de las tierras. El enfoque de los proyectos de "Desarrollo Territorial Negociado Participativo" promueve mesas de negociación entre varias partes, a menudo enfrentadas, pero que están de acuerdo en la necesidad de reforzar la seguridad en la tenencia de la tierra y de promover el uso sostenible de los recursos naturales. La comunicación participativa puede ser crucial y tener grandes beneficios para promover la igualdad de género, la participación social y los gobiernos comunitarios en países como la República Democrática del Congo, Senegal, Burundi o Ghana, donde la FAO desarrolla proyectos en este sentido. Distinto pero similar es el caso de Colombia, país en el que la FAO desea trabajar
INSEGURIDAD ALIMENTARIA Y DESPLAZAMIENTOS EN LA REGIÓN DEL CUERNO DE ÁFRICA
Egipto
Libia Níger
Sudán Chad
2.543
Eritrea
373.049 3,2 mill.
4 mill.
23.450 227.463
10,2 mill.
República Centroafricana
Sudán del Sur
265.923
731.071
1,69 mill.
545.771
Etiopía 912.000
2,8 mill.
8.414
477.187 29.776
Congo
316.470
República Democrática del Congo 250.016 1,5 mill.
1,1 mill.
593.881
Kenia
309.200
Ubicación desplazados internos Asentamientos urbanos Inseguridad alimentaria mínima/nula Presión Crisis Emergencia Sin información
1,1 mill.
53.977 78.948 689.000
República Unida de Tanzania 392.838
Angola
Zambia Mozambique
junto con el Gobierno para construir una paz duradera después de un conflicto de 50 años. La FAO, que desde el año 2007 dirige la sección de Seguridad Alimentaria y Nutrición, trabaja junto con las autoridades colombianas para consolidar el acuerdo de paz. REFUGIADOS Cada vez más, la FAO fomenta la seguridad alimentaria entre refugiados, una tarea que requiere un gran esfuerzo para calibrar las necesidades de las comunidades de acogida y exige un profundo conocimiento del sistema de gobierno, la tenencia de la tierra y los modos de uso de los recursos naturales. Para dar respuesta a las necesidades de los refugiados, la Organización ha creado distintos centros que ofrecen formación a los agricultores. En Siria, en áreas rurales de Damasco y Homs, la FAO ha ayudado a 3.000 familias vulnerables a reiniciar o mantener su producción avícola durante la guerra. En 2013, dio a cada una de las familias 15 gallinas ponedoras y 50 kilos de pienso. Esta ayuda permitió a las familias producir huevos para el consumo doméstico
y aumentar su ingesta de proteínas, mientras que la producción excedente la pudieron vender en el mercado local o destinarla al trueque. No es el único proyecto en el país. Solo en 2015, la FAO llegó a 1,5 millones de personas en Siria. A pesar de enormes dificultades y limitaciones, los agricultores sirios produjeron 2,4 millones de toneladas de trigo en 2015, alrededor del 60% de la media previa al conflicto. La Organización ha facilitado semillas de trigo y cebada a familias de agricultores que producirán 119.000 toneladas de cereales este verano. También ha ofrecido atención veterinaria a más de 9 millones de animales, con el objetivo de reducir el riesgo de enfermedades del ganado y proteger los rebaños. A pesar de los conflictos en curso, la producción agrícola es todavía posible en muchas partes de Siria. Incluso en medio de la violencia, la FAO está operando en 13 de las 14 provincias del país. Y no solo actúa desde Siria. En Líbano, trabaja con las Escuelas de Campo de la FAO, donde forma a los agricultores libaneses a aumentar su producción para alimentar al millón y medio de refugiados sirios
Somalia
que están en el país. Como es habitual, la FAO continúa haciendo llamamientos a la comunidad internacional a actuar para ayudar a Siria y a favor del fin del conflicto y la pacificación del país. DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINSERCIÓN Cuando las familias son desplazadas por los conflictos armados, las comunidades son, habitualmente, pobres en recursos y medios de vida y sus fuentes de alimentos son muy limitadas. Los proyectos de Desarme, la Desmovilización y la Reinserción (DDR) de la FAO tienen como objetivo apoyar el desarme voluntario y la desmovilización de los combatientes de grupos armados. La FAO trabaja en estrecha colaboración con los expertos de fomento de la paz y mantenimiento de la paz de la ONU para reintegrar a los ex combatientes en la República Democrática del Congo, Malí y Filipinas. CONTROLAR LAS ENFERMEDADES, PROMOVER LA PAZ En 2011, el mundo fue declarado oficialmente libre del flagelo de la peste bovina, una enfermedad mortal
XX
Número de refugiados
XX
Número de desplazados internos
XX
Número de personas en situación de inseguridad alimentaria
para el ganado. La erradicación de la peste bovina ha ayudado a lograr la mejora de la seguridad alimentaria para el ganado, pero también ha contribuido a la paz y la seguridad alimentaria de la población. Cuando un conflicto afecta gravemente a la salud de los animales, deteriora también el acceso a la leche y la carne, así como a la propiedad del ganado. Estos impactos afectan directamente a la seguridad alimentaria y la nutrición de las personas. La eliminación de la peste bovina no habría sido posible sin un enfoque sensible con los conflictos provocados por la salud animal, ya que los últimos vestigios de la enfermedad se albergaron en las comunidades en las que anteriormente había habido conflictos por el ganado. En África oriental, expertos en salud animal de las comunidades trabajaron con otros grupos para negociar pactos de paz entre ganaderos como una condición previa para la vacunación de la peste bovina. Casos como este ponen de relieve la relación entre los proyectos de apoyo a la alimentación y la agricultura y el control del riesgo de conflicto.
ia realizado por FAO (Naciones Unidas)
LE MONDE DIPLOMATIQUE EN ESPAÑOL | MAYO 2016 - III
Datos para entender la relación entre conflicto y seguridad alimentaria
7
En Somalia, la guerra civil provocó, de media, una pérdida de 438 kilocalorías diarias por persona,
Etiopía Uganda
9
Los conflictos también afectan a la escolaridad. Así, las mujeres rurales mayas que sufrieron la guerra civil de Guatemala (19851997) tuvieron una tasa de escolaridad un 30% menor en comparación con las generaciones más jóvenes y las de mayor edad.
438 kcal
12
El 20% de los niños en edad escolar viven en países en conflicto. La inestabilidad aumenta el riesgo de trabajo infantil, especialmente en sus formas más peligrosas y violentas.
Fuente: Conflictos, agricultura y seguridad alimentaria. FAO, 2000
CORRELACIÓN ENTRE VIOLENCIA Y HAMBRE
bilidad sufren con frecuencia el saqueo de cultivos y de ganado, así como la pérdida de activos y de ingresos. Como consecuencia, resulta directamente afectado el acceso de la población a los alimentos. ¿LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA DISPARA LOS CONFLICTOS? Es cierto que los alimentos en sí mismos pueden ser una fuente de conflicto, pero nunca son el único factor detrás de una contienda. Hay ciertos factores relacionados con la inseguridad alimentaria que podrían favorecer los conflictos, como el saqueo de tierras y ganado o los aumentos repentinos de los precios de los alimentos. Pero los conflictos solo se desencadenan cuando van acompañados de otros problemas y en un contexto de descontento social, en el que hay muchos factores. PAZ Y SEGURIDAD ALIMENTARIA La consolidación de la paz es fundamental para la seguridad alimentaria y la nutrición. Todavía se sabe poco sobre
Índice de violencia 55,6%
2,50 2,25
1,82
14,6% 1,60
2,1 1,95
2,00
Porcentaje de hambre
42,8%
1,75 1,50
54,5%
1,25 1,00 0,75 0,50 0,25
0,27 14,2%
0,05
42,8%
16,6%
22,3%
cómo y en qué medida el hecho de mejorar la seguridad alimentaria podría realmente prevenir conflictos y construir y mantener la paz. Lo que sí está claro es que la ayuda alimentaria, la protección social y la seguridad alimentaria contribuyen de manera significativa a consolidar la paz en zonas que anteriormente han vivido en guerra. Los datos de la FAO muestran que, de media, la proporción de personas que sufren desnutrición es casi tres veces más alta en países que viven crisis prolongadas que en otros países en desarrollo. Muchos son los factores que determinan estas crisis, pero distintas formas de conflicto son, casi siempre, uno de ellos. No todos los países en situación de crisis prolongada presentan niveles muy elevados de desnutrición, ya que las crisis se localizan en determinadas zonas o regiones del país y no en todo el territorio. En el año 2013, había aproximadamente 167 millones de personas desnutridas en los países con crisis prolongadas, es decir, el 21% de
ALIMENTACIÓN, HAMBRE, PAZ Y CONFLICTOS La relación entre la alimentación, el hambre, la paz y los distintos conflictos ha sido muy bien explorada y documentada. El primer hallazgo es que el conflicto suele tener
26,8%
31,6%
1,39 28,9%
0,52 7,5%
las personas desnutridas en el mundo vivían en lugares donde las dificultades son duraderas.
2,53
0,61
0,22
0,1
2,54 2,46
1,09
1,12 8,8%
26,1%
Afganistán
2,75
29.5%
Yemen
63%
Cuestiones clave CONFLICTOS Y SEGURIDAD ALIMENTARIA La mayoría de conflictos afecta principalmente a las zonas rurales y a los habitantes que viven en ellas. Ocurre, sobre todo, en el caso de los conflictos civiles, la forma más común de enfrentamiento armado en la actualidad. Las consecuencias de los enfrentamientos sobre la seguridad alimentaria y la nutrición son claras e incontestables. De hecho, los conflictos son la causa principal de la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Los efectos sobre el desarrollo de las personas son inmediatos pero se mantienen a largo plazo: la malnutrición suele afectar con más fuerza a los niños, cuyas capacidades físicas y mentales pueden quedar dañadas de por vida. Aunque la relación entre conflicto y seguridad alimentaria varía en función de las zonas afectadas, en términos generales, se ven afectadas la producción de alimentos y los sistemas alimentarios. Las áreas en las que hay enfrentamientos armados e inesta-
perdidas
Perú
11
En 2014, los niños constituyeron el 51% de la población de refugiados, el porcentaje más alto de la última década.
perdidas
perdidas
362 kcal
perdidas
10
Cada día del año 2014, los conflictos y la violencia obligaron a alrededor de 42.500 personas a abandonar sus hogares y buscar un refugio, o en su país o fuera de sus fronteras. Muy pocos refugiados, solo cerca del 1%, han regresado a su país de origen, la cifra más baja de los últimos 30 años.
56 kcal
120 kcal
Nicaragua
Desde el año 2000, el 48% de los conflictos civiles ha estado en África, donde el acceso a los terrenos rurales sustenta el modo de vida de muchos habitantes. En este continente, los problemas relacionados con las tierras condicionaron 27 de los 30 conflictos interestatales.
Liberia
Colombia
5 6
La agricultura representa dos tercios del empleo y un tercio del PIB en los países con crisis prolongadas.
8
Somalia
Los medios de vida del 80% de la población de Sudán del Sur dependen de la ganadería, un sector que ha perdido 2 billones de dólares estadounidenses en su PIB potencial debido al conflicto actual.
Sierra Leona
4
Los conflictos que afectan a los recursos naturales tienen el doble de probabilidades de resurgir en los cinco años siguientes al fin de las hostilidades que los que no tienen relación alguna con los recursos naturales.
en energía alimentaria perdida per cápita en término medio
Ruanda
3
Los países que salen de un conflicto con alta inseguridad alimentaria son un 40% más propensos a recaer en un nuevo conflicto en los próximos 10 años.
CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS CIVILES DE FINALES DEL SIGLO XX SOBRE EL HAMBRE
Fuente: El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo. FAO, 2015 y Conjunto de indicadores de la seguridad alimentaria de la FAO
un fuerte impacto negativo sobre el hambre y la seguridad alimentaria, una relación que es indiscutible. Además, hay una clara evidencia de que los altos precios de los alimentos y la falta de acceso a ellos contribuyen a la inestabilidad política y al despertar de nuevos conflictos civiles, aunque en este caso es necesario contemplar muchos matices. Por otro lado, la seguridad alimentaria y la mejora de los medios de vida rurales
pueden contribuir a mitigar y a prevenir conflictos, para asegurar una paz sostenible. Esta relación entre la seguridad alimentaria y la paz ha sido poco explorada. Aunque los estudios sobre conflictos, seguridad alimentaria y paz todavía tienen mucho camino que recorrer, los resultados hallados hasta la fecha evidencian que es necesario profundizar en esta compleja relación para diseñar intervenciones eficaces.
LA PROPORCIÓN DE PERSONAS SUBALIMENTADAS ES CASI TRES VECES MAYOR EN PAÍSES CON CRISIS PROLONGADAS (porcentaje de personas subalimentadas, 2012-14)
40 Porcentaje de personas subalimentadas
2
El 93% de las personas que viven en extrema pobreza está en países que son frágiles políticamente, ambientalmente vulnerables, o ambas.
es decir, afectó a un 20% de las necesidades alimentarias mínimas diarias.
Angola
1
La proporción de personas con desnutrición es tres veces mayor en países con conflictos y crisis prolongadas que en otros países en desarrollo.
35 30 25 20 15 10 5 0 Países en situación de crisis prolongadas
China e India
Otros países en desarrollo Fuente:: FAO. Fuente FAO
Suplemento Paz y seguridad alimentaria realizado por FAO (Naciones Unidas)
IV - MAYO 2016 | LE MONDE DIPLOMATIQUE EN ESPAÑOL
El impacto de los conflictos en la seguridad alimentaria E
l número de muertos causado por inseguridad alimentaria y hambre en los conflictos supera con creces la mortalidad causada directamente por la violencia, es decir, la falta de seguridad alimentaria y el hambre pueden provocar más muertos que la violencia directa. Así, entre los años 2004 y 2009, aproximadamente 55.000 personas murieron cada año como consecuencia directa de conflicto o terrorismo, mientras que la hambruna causada por sequía y crisis causó la muerte de 250.000 personas solo en Somalia entre 2010 y 2013. El hambre aguda y crónica sigue siendo un problema mundial y el hambre severa puede llegar a existir incluso sin conflicto, como es el caso de varios países de Asia y África, que se enfrentan a niveles alarmantes de hambre a pesar de su reciente historia relativamente estable y pacífica. Pero es en los casos de conflicto
cuando la situación empeora y las condiciones se agravan. DAÑOS DE MUCHOS TIPOS Los conflictos conllevan perjuicios en áreas muy diversas, que van desde el sufrimiento humano directo a los daños sociales y económicos. La mayoría de ellos afecta principalmente a las zonas rurales y a la gente que vive en ellas, con fuertes impactos sobre la producción agrícola y los medios de vida rurales. Los perjuicios son todavía mayores en el caso de los conflictos civiles, que son la forma de conflicto más extendida en la actualidad. Los daños a la seguridad alimentaria son evidentes y de una gravedad preocupante. Como consecuencia de los conflictos, se puede reducir la cantidad de alimento disponible, interrumpir el acceso de la población a los alimentos, limitar el acceso de las familias a las instalaciones
de preparación de alimentos y cuidado de la salud y aumentar la incertidumbre sobre si podrán cubrir o no sus necesidades futuras de alimentación y nutrición. El impacto de los conflictos en la pobreza también es claro. Las tasas de pobreza de los países que han sufrido repetidos ciclos de violencia en las últimas tres décadas son 20 puntos porcentuales más altas que los que han vivido en paz. Normalmente, los países en los que hay más pobreza son los que viven enfrentamientos violentos. Por ello, el alto riesgo de conflicto es una característica clave de los estados más vulnerables. La República Centroafricana y el Chad se encuentran entre los países peor clasificados en cuanto a pobreza y, precisamente y no de forma casual, ambos han experimentado conflictos violentos e inestabilidad política en los últimos años. Por el contrario, en Angola, Etiopía y
Ruanda los niveles de hambre han descendido sustancialmente después de que sufrieran sus grandes guerras civiles de las décadas de 1990 y 2000. Etiopía se consideraba todavía en crisis prolongada en 2010, pero logró alcanzar el Objetivo 1c de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas subnutridas en su población, gracias al compromiso y a los esfuerzos realizados para mejorar la producción de alimentos y la nutrición. Lo logró con ayuda de la FAO, del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA). Aunque las causas de los conflictos pueden ser muy diversas, las características son comunes. En términos generales, las contiendas perturban la producción de alimentos a través de su destrucción física y del saqueo de cultivos y ganado, cosechas y
reservas de alimentos. Además, impiden la agricultura e interrumpen los sistemas de transporte de alimentos, al tiempo que destruyen los activos agrícolas y de capital y reclutan a jóvenes a luchar, que dejan así su trabajo en la agricultura y la ganadería. Las ocupaciones laborales y las oportunidades de empleo disminuyen en climas de enfrentamiento y, con ellas, la generación de ingresos. Además, la inestabilidad hace que los gobiernos y los actores humanitarios no puedan ni siquiera acceder a las personas necesitadas. EL PAPEL DE LAS MUJERES El papel y la posición de las mujeres es importante para determinar cómo los conflictos afectan a la seguridad alimentaria y cómo la seguridad alimentaria puede ayudar a construir la paz y mantenerla en el tiempo. En la mayoría de los entornos rurales y agrícolas, las mujeres son las principales responsables de la seguridad alimentaria y de la nutrición dentro del hogar. Además de comprar los alimentos y cocinarlos, en muchos países en desarrollo también suministran la mayor parte del trabajo agrícola, a pesar de que, por lo ge-
neral, les resulta más difícil que a los hombres ganarse la vida como agricultoras o trabajadoras agrícolas, ya que a menudo no tienen los mismos derechos que los hombres para poseer la tierra, comprar mercancías, obtener créditos o recibir educación. Estas limitaciones suelen restringirse todavía más durante los enfrentamientos y conflictos, cuando los hombres están más ausentes, involucrados en la primera línea del conflicto y, mientras tanto, las mujeres se encargan de buscar medios de vida alternativos. La experiencia y las pruebas demuestran que las mujeres son más propensas a gastar sus ingresos en alimentos, atención médica y educación que los hombres. Por lo tanto, ellas son actores fundamentales para la supervivencia familiar durante los conflictos, así como para dirigir la recuperación cuando el enfrentamiento ha terminado. Las mujeres pueden contribuir significativamente a mejorar la capacidad de recuperación de los hogares después del conflicto y a consolidar la paz. Por eso es importante el empoderamiento económico de las mujeres, su derecho de acceso y de uso de recursos, así como su participación en la toma de decisiones sobre los recursos naturales.
El hambre, una cuestión de seguridad mundial por Enrique Yeves *
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esesperado, frustrado y sin perspectivas de futuro, el 17 de diciembre de 2010 el tunecino Mohamed Bouazizi se echó encima un bidón de gasolina y se prendió fuego. Así estalló la revuelta popular que derribaría la dictadura en su país de Zine el Abidine Ben Ali, en el poder desde 1987, y crearía un efecto dominó en otros países de Oriente Próximo y del norte de África. Sucedió en la pequeña ciudad de Sidi Bouzid pero podría haber sido en cualquier otro lugar del mundo golpeado por el alto precio de productos tan básicos como el pan. Paradójicamente, Mohamed era vendedor de frutas y su sueño era comprar una camioneta con la que ampliar el negocio. La crisis global de los precios de los alimentos en 2008 coincidió con revueltas en más de 40 países y con la caída de varios gobiernos como los de Egipto y Libia, poniendo de relieve el vínculo entre seguridad alimentaria e inestabilidad política. Las protestas en Túnez y otros países fueron inicialmente manifestaciones contra los altos precios de los alimentos. No fue esta la única causa sino más bien el detonante de una indignación pública con raíces más profundas, pero con un denominador común. En 2011 un alza similar de los precios de los alimentos volvió a provocar nuevos conflictos internos o exacerbar los existentes en numerosos países, tal y como puede apreciarse claramente en el gráfico que acompaña este artículo: cuando la curva de los precios de los productos alimentarios se eleva a picos extremos el impacto en la inestabilidad política y social es bien evidente. La falta de alimentos o, para ser más precisos en el argumento, de la capacidad de adquirirlos –es decir, la pobreza– es una de las amenazas a la seguridad y a la vida de las personas que más rápidamente prende la mecha del enfrentamiento y más alarga los conflictos. No puede haber paz sin seguridad alimentaria, ni seguridad alimentaria sin paz. Son dos conceptos que se refuerzan mutuamente. Cuando la FAO se creó en 1945 el mundo resurgía
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Índice de Precios de los Alimentos
La inseguridad alimentaria, en el centro de multitud de conflictos, debe ser considerada una cuestión de seguridad mundial si la comunidad internacional desea tener éxito en el mantenimiento de la paz.
Haití Egipto Costa de Marfil Somalia Túnez Sudán Camerún Yemen
260
Mozambique
220
Mauritania
200
India Sudán
Argelia Arabia Saudí Mauritania Sudán Yemen Omán Marruecos Egipto Iraq Bahréin Libia Siria Túnez Uganda Mozambique
Evolución del Índice de Precios de los Alimentos de la FAO desde enero de 2004 hasta marzo de 2016.
India Somalia
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Las líneas naranjas verticales continuas corresponden al inicio de las protestas por los alimentos y el descontento en el norte de África y Oriente Medio.
160 140 Burundi
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de la Segunda Guerra Mundial y sus fundadores sabían que la Organización debía desempeñar un papel vital en la búsqueda de la paz. Por eso, ya entonces, señalaron en el preámbulo de la Constitución que “La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nace de la necesidad de paz y de la necesidad de librar al mundo de la miseria. Las dos son interdependientes. Eliminar la miseria es esencial para una paz duradera”. Setenta años después de la creación de la FAO, la comunidad internacional ha reforzado esa idea con la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, basada en la premisa de que no puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible. El vínculo entre la alimentación y la paz fue también la base de la concesión del Premio Nobel de la Paz 1949 a Lord Boyd Orr, el primer Director General de la FAO. Al aceptarlo, afirmó con clarividencia: “El hambre está en el centro de todos los problemas del mundo. A menos que las personas tengan qué comer, los tratados se quedarán en nada”. Por eso la seguridad alimentaria es un prerrequisito para la paz y para la seguridad mundial y el hambre debe ser considerada una cuestión de seguridad mundial. Más si cabe en un mundo globalizado, en el que todo lo que pasa en un lugar del mundo afecta al resto. Y también por eso las medidas de estabilización de precios de los alimentos y las redes de protección social son instrumentos fundamentales para la prevención de conflictos violentos. Es por todo ello que el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, ha lanzado una clara señal a la comunidad internacional de la imperiosa necesidad de afrontar el tema de la inseguridad alimentaria en el
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sentido más amplio del término al dirigirse el pasado mes de marzo al Consejo de Seguridad de la ONU y poner de relieve la relación de interdependencia entre hambre y conflicto así como de su influencia en la desestabilización de las sociedades y el agravamiento de la inestabilidad política. A raíz de dicha intervención, el Consejo de Seguridad ha solicitado a la FAO que mantenga regularmente informados a sus miembros de la situación alimentaria en los países más críticos. Es por todo ello que erradicar el hambre es, no sólo una obligación moral, sino una necesidad crucial para garantizar un futuro para todos. Mejorar la seguridad alimentaria puede ayudar a construir una paz sostenible, e incluso a prevenir posibles conflictos. Sabemos que las acciones para promover la seguridad alimentaria pueden ayudar a prevenir las crisis, mitigar su impacto y promover la recuperación posterior. Y está claro que la prevención exige abordar las causas más profundas de los conflictos, entre ellas el hambre y la inseguridad alimentaria. Los conflictos son un factor clave en las crisis de seguridad alimentaria prolongadas y el círculo vicioso se repite una y otra vez. Durante los mismos, hay tres veces más probabilidades de padecer hambre que en el resto del mundo en desarrollo, mientras que los países con niveles más altos de inseguridad alimentaria son también los más afectados por los conflictos. Así lo confirman casos que van desde Siria y Yemen a Sudán del Sur o Somalia. El post-conflicto de Angola y Nicaragua, la situación de Ruanda después del genocidio y la de Timor Oriental posterior a la independencia, son otros casos que nos muestran que la paz y la seguridad alimentaria se refuerzan mutuamente. De lo contrario, la situación
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desemboca en un recrudecimiento de la violencia. El fracaso para impulsar la seguridad alimentaria puede poner en peligro los procesos de estabilización, un riesgo al que se enfrentan actualmente Yemen y también la República Centroafricana, donde la mitad de la población sufre inseguridad alimentaria. Ese fue precisamente el tema central de una reunión celebrada a finales de abril entre el Director General de la FAO y el nuevo Presidente de República Centroafricana, Faustin-Archange Touadera, que pidió a la FAO su apoyo para lograr con éxito la estrategia de desarme y reinserción de los grupos armados del país redoblando los esfuerzos en el sector agrícola para que la población pueda satisfacer sus necesidades básicas. Promover el desarrollo rural puede también facilitar los esfuerzos de construcción de paz. Un ejemplo muy concreto y actual es el trabajo conjunto de la FAO con el gobierno de Colombia para implementar proyectos de ejecución rápida para mejorar la seguridad alimentaria y el desarrollo rural en un esfuerzo por consolidar el acuerdo de paz que, previsiblemente, se alcanzará pronto. Los esfuerzos internacionales en favor de la paz serán más efectivos si incluyen medidas para impulsar la resiliencia de las familias y las comunidades rurales, ya que son ellos y sus medios de vida los que sufren la mayor parte de los daños en los conflictos. Pero para todo ello el hambre, en el centro de multitud de conflictos, debe ser considerada una cuestión de seguridad mundial. * El periodista Enrique Yeves es especialista en temas de política internacional y actualmente es Director de Comunicación de la FAO.