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Roses Triunfo por aplastamiento

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MENEND

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gram y hacerse un ‘selfie’ con Axl, Slash y Duff detrás que de dejarse llevar y disfrutar plenamente del concierto.

EL CONCIERTO DEL VIERNES de los Guns N’ Roses tenía un punto especial para mí, porque el primer gran concierto en un estadio de mi vida tuvo a los mismos protagonistas pero 30 años antes, en la misma ciudad, en el campo del mismo equipo pero en un estadio ya derruido. El caso es que a mis 15 años aquel concierto de los Guns N’ Roses en el Calderón me marcó mucho, los pogos, la marea de gente, los cabreos y los éxtasis, los cambios de humor de un público que un momento quería matar a la banda por aparecer con mucho retraso en el escenario y al siguiente momento estaba botando al unísono con “It’s So Easy” la canción de inicio. Curiosamente, 30 años después, han decidido empezar con la misma canción pero han cambiado muchas cosas, lo que en aquel momento parecía peligroso, ahora me sonaba pelín domesticado, y no solo porque Slash tenga unos kilos de más y Axl parezca el muñeco del Museo de cera de Madrid de Axl Rose, sino también por un público tirando a veterano, pero también con gente joven, que estaba más pendiente de grabar las canciones, subirlas al Insta-

EL VOLUMEN BAJO tampoco ayudaba y la cosa me empezó a preocupar cuando sonó “Welcome To The Jungle”, mi canción favorita de la banda, y no se desató el apocalipsis en el Metropolitano. Estaba en las primeras filas y la marabunta no llegaba, ¿me estaban traicionando los recuerdos?. Consiguen levantar al público con su versión del clásico de McCartney “Live And Let Die”, que como el “Knockin’ On Heavens Door” de Dylan, se han apropiado sin escrúpulos. “You Could Be Mine” suena bastante resultona pero es “Estranged” la que marca el momento en el que me voy metiendo más en el concierto, con un Slash pletórico (de las 3 horas y media del concierto ha debido pasarse hora y media haciendo solos) y una buena aportación de Dizzy Reed al piano. En los tiempos medios y más calmados Axl puede respirar mejor que con las canciones más vertiginosas, en “Rocket Queen” y “Anything Goes” se le ve al límite pero sale del paso, aunque es evidente que las canciones de la obra maestra del grupo, “Appetite For Destruction” (87), son las que más le cuestan, aun así, se lo tocan casi entero, ocho canciones. Duff también tiene su momento de gloria cantando, bastante bien por cierto, el “T.V. Eye” de los Stooges.

DEFINITIVAMENTE me tienen ganado, esta gente lo está dando todo, da igual que haya canciones con las que no conecte, la banda se está dejando la piel en el escenario y está decidida a tocarse hasta la última pieza de su repertorio, hasta cuatro canciones nuevas debutan en Madrid, en un Metropolitano que ya es completamente suyo. Cuando comienza el riff de “Sweet Child O’ Mine” aquello se viene abajo. A todos se nos cae la lagrimita con “November Rain”, con el solo de Slash coreado como si fuera parte de la melodía. En los bises sonarían “Yesterdays”, “Patience” y “Paradise City”. El circo del rock & roll se hace realidad otra vez, ahí están los poderosos dinosaurios rugiendo de nuevo entre nosotros. Da igual todo, solo hay que cerrar los ojos y sentirlo, dejarse llevar, corear una canción como si la vida te fuera en ello con otras miles de gargantas, dejarte elevar por una banda de rock, algo supuestamente anacrónico, que ha terminado ganando por insistencia y aplastamiento. sergio ariza

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