3 minute read
El Día Europeo de la Música Fiesta en familia
UN CALUROSO y esencialmente espléndido sábado de junio acompañó la jornada culminante del Día Europeo de la Música organizado por el Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid. Mondo Sonoro volvió a involucrarse activamente en la programación y la producción artística de un evento que volvía a tener lugar en la plaza del Matadero de Madrid. Y sucedió lo más importante: las numerosas personas que respondieron a la señalada cita se lo pasaron en grande. Un público heterogéneo y familiar, del barrio y de más allá, que se presentó a la cita con muchas ganas de bailar en familia, disfrutando de canciones y ritmos en su dimensión más lúdica y festiva. Pese al tiempo y las modas, sigue siendo una parte fundamental de cualquier manifestación musical.
La jornada culminante de las celebraciones del Día Europeo de la Música es el momento ideal para llevar a la calle propuestas en las que se difuminan las barreras entre géneros, estilos y culturas. La programación de los muy diferentes cuatro artistas de este año era especialmente elocuente en este sentido. Y ambiciosa: sonidos bailables, músicas del mundo y fusiones imprevistas, electrónica… Es una oportunidad única para que público local, y también de fuera, disfrute gratis de propuestas más que interesantes en la explanada del icónico Matadero de Madrid, uno de los centros culturales más vibrantes de la ciudad, situado en el corazón del cada vez más activo barrio de Arganzuela.
Y así, con un participación estupenda y asistentes de todas las edades (incluyendo no pocos niños), desde las siete y media de la tarde se sucedieron las actuaciones de los londinenses Ibibio Sound Machine, el barcelonés Muchachito Bombo Inferno, el dúo de Iruña Iseo & Dodosound y el productor y DJ de ascendencia tunecina Ammar 808. Propuestas musicales muy distintas, pero que ejem- plificaban a la perfección el carácter marcadamente festivo de un evento con el que ya prácticamente saludábamos al verano. De los sonidos orgánicos se fue pasando a la electrónica, según el sol se iba poniendo. Todo funcionó a pedir de boca.
Los colombianos Guacamayo Tropical DJs se encargaron de “calentar la pista” (según propias palabras) y amenizar los tiempos muertos entre artistas con su generoso despliegue de cumbia luminosa, que estuvo acompañado de visuales muy coloridos llenos de platillos volantes y frikadas divertidas.
Le tocó abrir la fiesta a Ibibio Sound Machine, pero podrían haberla cerrado también perfectamente. Los londinenses presentaban en Madrid “Electricity” (Merge/Popstock!, 22), cuyo elocuente título promete justo lo que dieron sobre el escenario del Matadero: un arrollador e irresistible despliegue de funk rítmico y acid jazz con elegantes toques electrónicos y sonidos de la rica tradición africana. Por momentos, los espíritus de la banda de James Brown, Nile Rodgers y Chic o Sun Ra sobrevolaron la explanada del Matadero, con el público rendido a la engrasada y tremenda maquinaria rítmica de la banda. La cálida y luminosa presencia de la magnética cantante Eno Williams, arropada por sus siete musicazos, cautivó a los asistentes, que bailaron desde los primeros compases del concierto hasta el mismo final. Un triunfo.
El sol se iba poniendo, y la plaza se iba llenando de gente con ganas de divertirse. Y si de fiesta hablamos, pocas propuestas más apropiadas que la de Muchachito Bombo Inferno. Su rumba arrabalera se combina como si tal cosa con el jazz de Nueva Orleans, el swing, el canalleo italiano, y prácticamente cualquier sonido que nos lleve a callejear. Y así, bajo la dirección guasona y experta de Jairo Perera, los de Santa Coloma fueron soltando sus perlas ante un público que se desplazó en masa a mover el esqueleto y contagiarse de buenas vibraciones con su fórmula magistral hecha para hoy y para siempre. Sí, como dijo Jairo al final, es indispensable salir a la calle y abrazarse en ocasiones como la que nos reunía en el recinto madrileño. Y su música supuso la perfecta banda sonora para ello.
Lo de Iseo & Dodosound fue otro triunfo en toda regla, a tenor de la asistencia y el impecable desempeño del dúo navarro. Alberto y Leire combinaron con fluidez castellano, inglés y euskera en esa elegante propuesta que concilia reggae, dub y electrónica, y que no esconde su vocación de gustar a un público amplio sin comprometer la calidad musical. Arropados por una amplia sección de vientos e instrumentos acústicos, la combinación de bases electrónicas e instrumentos tradicionales funcionó a la perfección sobre las tablas del escenario. Tan buen sabor de boca dejaron que interpretaron una canción nueva y encadenaron un par de bises. Se mostraron muy agradecidos por la cálida acogida que les dispensó el público madrileño, al que Leire calificó varias veces y muy acertadamente de “familia”.
El fin de fiesta corrió a cargo de Ammar 808, que incluso salió un poco antes de lo previsto, al filo de las doce. Sofyan Ben Youssef convirtió la explanada en una gran pista de baile a base de bajos percutivos de bajísima frecuencia que llegaban a lo más profundo del pecho, sonidos folclóricos atávicos del norte de África y beats de electrónica minimalista que pusieron a los asistentes en estado de gozoso trance, despertando sensaciones imprevistas. El mismo productor de origen tunecino con base en Dinamarca se lo pasó en grande soltando a discreción los sonidos que revolucionaban la improvisada pista, y a buen seguro que la fiesta continuó después en un backstage donde se celebró el inmejorable balance de una jornada que acabó siendo un triunfo en toda regla a pesar de los problemas que hubo en las barras del recinto, donde no se estuvo a la altura de los que sucedía sobre el escenario. jc peña