C
Recuerda que Morirás ontemplada
como
una
transición, la muerte aunque esencial a la propia existencia, sigue viéndose de dos formas: una, con recelo y dos, como una bendición. Refiriéndonos a ésta última tendríamos que resaltar la llamada “fotografía post mortem”.
Y
es que en el siglo XIX, retratar a nuestros difuntos se convirtió en la máxima de la sociedad de aquel entonces. Sin
embargo, ¿por qué admiramos con tanta inquietud aquellas imágenes, en parte aberrantes en parte hermosas? Como diría el filósofo francés Jean Baudrillard, ―la repulsión tiene más que ver
sin éxito. Tuvo que llegar Leonardo da Vinci en el s.XVI para inventar ―la cámara oscura‖ y con ello, descubrir la fotografía. Poco a poco, este noble arte fue evolucionando y con él sus modelos.
EL “MEMENTO MORI” Fue en el Renacimiento cuando en íntima conexión con el "carpe diem", se extendió el concepto de ―memento mori‖, frase latina que significa ―recuerda que morirás‖. Ésta solía usarse en la época medieval en lo que a historia del arte se refiere, como una técnica para representar a los difuntos. A partir de aquí, comenzó a utilizarse el retrato no sólo para inmortalizar al sujeto en cuestión, sino también, para conciencia sobre la fugacidad de la vida. ¡Siempre hay que estar preparado para la muerte!, decían. Con esta práctica
con el ojo que observa que con el objeto observado‖.
ANTECEDENTES Es bien cierto que más de uno se llevará las manos a la cabeza al ver alguna de estas instantáneas, pero allá por el año 1900, dicha práctica era de lo más común. Nadie señalaba estas improntas por ser morbosas, sino por el realismo que transmitían. Mucho tuvo que ver el ideal social que se gestaba en aquel momento, época del Romanticismo. Un período donde se concebía la muerte casi como un privilegio. La inquietud por copiar la realidad, viene de antiguo. Ya en el siglo IV a.C. Aristóteles estudió el sistema más idóneo para llevarlo a cabo, aunque
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Recuerda que Morirás post-mortem, estaba tan sólo reservada a familias de la alta sociedad, fue la afluencia del daguerrotipo en 1839, lo que hizo que arribase a todas las esferas sociales. Su creador Louis Daguerre, fue el responsable de un movimiento fotográfico capaz de cruzar fronteras y de adaptar dicha técnica en sepelios. Tal fue el auge y la normalidad con que se trataba el hecho de captar la muerte de los familiares, que durante el siglo 19, podíamos encontrar en los diferentes periódicos, diversos anuncios que decían: ―se retratan cadáveres a domicilio a precios ajustados‖. Ironías de la vida, lo que empezó siendo una existía otro nuevo componen-
cie de moldes de escayola a
excepción acabó volviéndose
te: el de "ser recordado en su
partir de la cara del fallecido.
una costumbre. Y lo fue hasta
paso por el mundo".
Gracias a estas ―máscaras‖, po-
tal punto, que numerosas re-
Con el Barroco llegó Rem-
demos conocer la apariencia
producciones resultaron ser
brandt, quien se convirtió en
exacta de algunas figuras histó-
verdaderas fábulas y metáforas.
un fiel ejemplo de esta nueva
ricas, como el músico Ludwig
visión. Sus retratos y autorre-
van Beethoven o el revolucio-
tratos reflejaban con gran rea-
nario Pancho Villa.
lismo el paso del tiempo y la enfermedad en el rostro de los personajes.
EVOLUCIÓN Y
También por aquel entonces,
“DAGUERROTIPO”
se empieza a fabricar una espe-
A pesar de que la fotografía
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TÉCNICAS MORTUORIAS En un principio, la fotografía post-mortem
simbolizaba al
finado en actitud yacente, con los brazos en cruz y los ojos
Recuerda que Morirás cerrados. Pero poco a poco, los profesionales de la imagen desarrollaron nuevas tendencias artísticas. Querían hacer creer que el individuo caracterizado estaba en una fase del sueño. Entre los cuadros más impactantes, podemos destacar aquellos que muestran a abuelos fallecidos con sus elegantes trajes sostenidos por su bastón, a los difuntos ―cenando‖ en la misma mesa con sus parientes vivos, e incluso, a bebés muertos en sus carros junto a sus padres, en su regazo, o con sus juguetes. De hecho, en relación a estas criaturas, existía la inusitada creencia de que por su inocencia se transformarían en ángeles protectores. Tales fotografías se repartirían como una especie de estampitas de santos. En ocasiones y para hacer la escena aún más real, agregaban elementos icónicos. Por ejemplo, para
señalar la muerte de una persona joven se utilizaba una rosa con el tallo corto y vuelta hacia abajo. Para mostrar la hora del deceso se colocaban relojes de mano. En el caso de los militares, los sacerdotes o las monjas, se les retrataba con sus uniformes o vestimentas características. Eso sí, en cada una de estas estampas, los familiares del fallecido no vislumbraban ni un atisbo de dolor en su rostro. No obstante, a pesar de la caracterización que se practicaba para conseguir un efecto más real y sobre todo, más ―vivo‖ en estos protagonistas, la crudeza del trance se hacía notar en la estética del retrato. El maquillaje ya no podía paliar sus efectos y el problema del ―rigor mortis‖, hacía casi imposible la naturalidad de la imagen. Manipular la expresión de los labios de los cadáveres era todo un desafío. Aún así, los expertos se las idea-
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Recuerda que Morirás
ron para construir toda clase de soportes que
una incesante espontaneidad en la escena. Para
disimulasen la fragilidad del cuerpo, para abrirles
ellos y para muchas culturas, dicho acto venía car-
los ojos con cucharillas de café, etc. Todo era po-
gado de gran simbolismo y magia. Aquella impron-
co para contentar a las familias que demandaban
ta contenía el alma de los difuntos, y por tanto, una reliquia irremplazable.
MUERTE Y SIGLO XX Entrados ya en el siglo XX, la sociedad experimentó una evolución notable, lo que repercutió ampliamente en las creencias religiosas debido al progreso científico y técnico venido a más. La mentalidad popular respecto a la muerte dio un giro de 180 grados. Lo que antes era una convivencia cotidiana entre vivos y muertos, ahora se
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Recuerda que Morirás brosa. Para nosotros la muerte es noticia, un fenómeno que asociamos a crímenes, guerras o atentados y no un elemento más que nos acompaña. Decía el premio nobel de Literatura, François Mauriac, que ―la muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente‖.
había convertido en algo aleja-
muerto para no sentirse solo.
do, separando categóricamente
Soledad, la palabra ―maldita‖ en
los dos mundos Si antiguamen-
lo que al óbito se refiere.
te se homenajeaba a los muerPeriodista y colaboradora freelance en las
tos en sus casas, con la llegada
Para la sociedad del XIX lo
del nuevo siglo, esta tarea se
obsceno, lo morboso, lo sinies-
relegó a los hospitales y tana-
tro era la pornografía y no la
del Misterio", "Clave 7", "Diario del Misterio",
torios. Tan sólo se realizaba
representación de la muerte.
el diario "Siglo XXI" y "Ávalon"
tales acciones en los funerales
En cambio para la nuestra, la
Presentadora del "Canal Chía" dirigido por
de personalidades públicas o a
del XXI, ésta sigue viéndose
la Realeza.
como ese ángel caído que inun-
De ahí que surgieran fechas tan
da de temor nuestra vida. No
cos:
significativas como la del Día de
la asimilamos porque en reali-
"Crónicas del Misterio" de ESRadio presenta-
Todos los Santos, recobrando
dad la vivimos a distancia, de
do y dirigido por José Manuel Gª Bautista.
de nuevo la tradición del ce-
ahí que la fotografía post
menterio. El vivo acompaña al
mortem nos resulte tan esca-
publicaciones: "Más Allá de la Ciencia", "Milenarios", "Foros
la empresa Silueta BIMBO y que se puede
-
visualizar online. Colaboradora en los programas radiofóni-
"La noche más hermosa" de Canal Sur Radio presentado y dirigido por Luis Baras. https://sites.google.com/site/ monicagonzalezperiodista/home
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